Revista Un Caño - Número 44 - Enero-Febrero 2012

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staff SEGUNDA ÉPOCA (AÑO 5) NÚMERO 44

Bla, bla, bla En todos los países del mundo abundan los “hábiles declarantes”. En la Argentina, sobresalen los Grondona en la dirigencia, los Caruso Lombardi en los entrenamientos, los Niembro y los Nelson Castro en el periodismo, los Macri en la política... El hábil declarante jamás realiza una autocrítica en serio. Nunca se equivoca, siempre adjudica culpas a los otros y oculta, con narraciones simpáticas o surrealistas, los males que ellos y otros generan. El hábil declarante se maneja ante la prensa, en la tele y en sus discursos públicos como pez en el agua. Nos gustaría, alguna vez, señalar que hay una nueva dirigencia del fútbol en el país. Dirigentes jóvenes, honestos, con ideas que beneficien a las grandes mayorías. Deseamos hallarlos bajo las piedras. Hace por lo menos dos décadas que nos ilusionamos frente a cada nueva elección en todos los clubes de la Argentina. Pero, en general, quienes más aparecen son los hábiles declarantes. Parece que la vieja sentencia “son más de lo mismo” insiste en sus renovaciones. Año tras año. Este número dedica su análisis a los supuestos vientos de cambio que se anuncian. Hay entrevistas, charlas de café, análisis sobre nuevas conducciones en Avellaneda y un pedido, por el momento con respuesta pendiente, al presidente de Boca para conocer sus opiniones. La esperanza de encontrarlos, para ser honestos, está más cerca de cero que de diez. Porque quizás sea muy cierto lo que escribió Rodolfo Walsh: “no tenemos esperanza de ser escuchados”. Pero nos queda el compromiso. El compromiso de seguir dando pelea en 2012. Pablo Llonto

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ILUSTRACIÓN DE TAPA Sebastián Domenech

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En 1942, en Francia, el polaco Stephan Stanis, de Racing de Lens, marcó 16 goles a Aubry-Asturies, récord en un juego de primera división.

El patrón del cantón

Desde hace semanas toda la prensa deportiva europea habla de Bulat Chagaev, un millonario checheno que compró un equipo suizo. No lo destaca su talento para refundar clubes sino sus manejos mafiosos, los aprietes a los jugadores y su particular manía por despedir entrenadores. Por MARIANO MANCUSO

“No soy de los que pagan y callan, pero tampoco voy a los tiros”, se defiende Bulat Chagaev, presidente y dueño del Nuechatel Xamax. Igual, su plantel tiembla. Según el portal suizo 20 minutes, seis futbolistas pidieron licencia por estrés. “Errás un pase y temés que pueda pasarte algo”, contó uno que prefirió permanecer anónimo. El último episodio fue en septiembre, cuando Chagaev entró furioso en el vestuario con sus guardaespaldas armados. Según The Guardian, lo negó: “No necesito armas para asustar a estos jugadores”. El agónico empate 2-2 en casa ante Lausanne, último en la Liga suiza, lo enardeció. “Se cree que Neuchatel es el Barça”, contó el ex Valencia David Navarro. El diario Le Matin publicó que amenazó al camerunés Bikana y le dijo al DT español Joaquín Caparrós: “Yo le pago, pero usted no es competente”, le dijo, mientras se pasaba el dedo gordo de su mano derecha por el cuello. Tras seis partidos, el ex Athletic fue despedido. Es el cuarto técnico en salir despedido de Xamax en cinco meses. Chagaev es el hombre más rico de Chechenia, una región del Cáucaso que hoy es una república autónoma dentro de Rusia. Su presidente, Ramzán Kadyrov, es aliado de Moscú. Amnistía Internacional lo acusa de crímenes contra los derechos humanos, pero Bulat lo considera “como un hermano”. Uno de sus intereses en común es el FC Terek Grozni. Kadyrov también es presidente ahí, y Chagaev fue uno de los sponsors. Desde hace dos décadas vive entre Grozni y Ginebra, donde residen sus empresas. “Soy un hombre de negocios –se definió ante AS– me dedico a levantar edificios y también a la bolsa. Hago inversiones, muevo el dinero”. Tanto dinero, que perdió la cuenta. “No sé cuánto tengo. No cuento mi dinero ni

el de los demás”, le dijo a la TV suiza. Llegó a Neuchatel en mayo como un salvador. “Agarré un club agonizante, y ahora todos me tratan de criminal y ladrón”, se lamenta. Islam Satujev, vicepresidente y amigo de la infancia, explicó por qué se interesó por Xamax. “Fue amor a primera vista, como el que se siente por una mujer”, contó. Lo compró por una cifra secreta y prometió afrontar “los retos más impresionantes de Europa”. Pero se ve que no eso no es tan fácil. Su primera medida fue despedir al DT francés Didier OlleNicole y contratar a Bernard Challendes. El nuevo técnico duró apenas un mes. Aseguró la permanencia, terminó octavo entre diez y se fue tras perder la final de la Copa suiza. En el entretiempo, mientras la pantalla del estadio mostraba bailes folklóricos chechenos, cuentan que Chagaev intentó motivar al plantel al grito de “los voy a matar a todos”. Esta temporada presupuesta gastar 38 millones de euros. Además de Navarro, llegó el argentino Gelabert y varios jugadores desde España, como Arizmendi y Uche. Sonny Anderson arrancó como manager, y Francois Ciccolini, como DT. Tras perder los dos primeros partidos, ambos fueron despedidos junto al cuerpo técnico y tres futbolistas. Ahora, después de Caparrós llega otro español, Víctor Muñoz. La incógnita es cuánto durará en Xamax. Seguro, menos que su dueño. En Neuchatel se alarman por sus maneras, pero lo necesitan. Los suizos suelen lidiar con los dineros sucios del mundo, pero no con sus dueños. Un ex presidente del club lo reconoció: “no estamos acostumbrados a esta gente, pero tenemos que ser honestos: no tenemos otro camino”. El dios dinero manda.



En 1955, en Inglaterra, Sunderland empató 2-2 con Burnley. Los cuatro goles fueron anotados por jugadores locales: 2 a favor y 2 en contra.

Los borrachos del tablón (izquierdo) Cargada de historia y de militancia, la hinchada del Rayo Vallecano rompe unas cuantas reglas en la media común de las tribunas españolas. Participativa, divertida y anticlerical, mientras no agarre para el lado de la violencia, podría ser una hinchada ejemplar. Por GABRIEL CASAS

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n Madrid hay una hinchada que se diferencia claramente del resto, y no es precisamente la del Real o la del Atlético, clubes cuyas barras bravas parecen detenidas en la época del dictador Francisco Franco y hacen del racismo su proclama. La hinchada “diferente” es la del Rayo Vallecano. Antifacista e involucrada en movidas sociales en su barrio obrero, el de Vallecas. Así lo exponen en un mural en la parte interna de la tribuna donde se ubican Los Bukaneros (nombre de la barra que, si bien acumula incidentes con la policía española por su ideología, vendría a ser más mansa que brava). En el mural se lee: “Odia al racismo, ama al Rayo”. Eduardo Cabornero Martínez, un socio de toda la vida que trabajó en el Rayo vendiendo entradas hasta los veinticinco años, se enorgullece de que su padre jubilado realizaba la misma tarea antes de morir: “Con las otras hinchadas de Madrid no nos llevamos. El Atlético jugó en Vallecas durante la guerra civil porque su estadio fue usado de campo de concentración. En varias ocasiones los dos grandes de Madrid nos han cedido jugadores, y el Atlético fue fundamental en una época en la que nos ayudó bastante. Ahí surgió la banda roja. Para darle ayuda le puso la condición de que le agregue algo rojo en la camiseta, blanca por entonces. Después, el River de tu país nos regaló unos juegos de camisetas, y desde entonces es signo de identidad de todo un barrio”. Carbornero Martínez prosigue contando que “los ultras son Los Bukaneros, que en principio se llamaban Los Petas. Son de izquierda. De hecho, en las gradas del estadio de Vallecas no hay banderas de España que no sean las republicanas. Y los cánticos son de izquierda y hablan de la revolución”. Entonces no extraña que estos hinchas hayan saludado la

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última visita del Papa a España con una bandera donde se leía: “Benedicto, ni te esperamos, ni te queremos, ni te necesitamos”. Como tampoco resulta raro enterarse de que esta hinchada haya participado de las asambleas barriales a raíz del 15-M (Los Indignados) o de la tradicional fiesta anual la Batalla Naval de Vallecas, donde la gente se arroja agua. Un argentino que vivió muchos años en Madrid, Joaquín Ramos, comenta que se hizo fana del Rayo por su gente: “en los partidos, el ambiente es festivo y familiar. He visto hinchas visitantes en las gradas del estadio del Rayo sin que nadie le dijera nada. Para que te des una idea, a muchos de los partidos que fui, lo hice sin entrada. Siempre había alguien en la puerta que me regalaba una o me hacía pasar con el carnet de su hijo. Otra vez me encontré con uno de la barra que estaba esperando a su hijo; como no vino, me dio la entrada. Estuvimos tomando unas cervezas antes del partido y ni siquiera lo conocía. Cuando quise pagarle la entrada, me miró y me dijo: “¿acaso tengo cara de reventa, chaval?”. Joaquín resalta que lo más importante de esta hinchada es su sentido de pertenencia al barrio: “Los Bukaneros son una parte, pero el Rayo representa lo que es Vallecas de toda la vida: un barrio rojo, organizado y combativo de Madrid. Orgulloso de ser de trabajadores. Uno de los más pobres y también el más grande de la ciudad. Que se transforma en una fiesta cuando juega el Rayo Vallecano”. La historia grande futbolera de Madrid se la suelen llevar el Real y el Atlético, pero sus barras –Ultra Sur y Bastión– son más afines a las ideas de derecha, mientras que la hinchada del Rayo celebra desde 1997 “el día contra el racismo en los estadios” e invita a los inmigrantes del fútbol a jornadas de convivencia.



En 2000, el gobierno talibán de Pakistán ordenó rapar a varios futbolistas de la liga local por haber jugado con pantalones cortos.

NOU COMEN

Adivina, adivinador... Simeone ya dejó plantado a Estudiantes para irse a River. Ya dejó plantado al Catania para venirse a Racing. Ahora dejó plantado a Racing para irse al Atlético de Madrid. La pregunta es: ¿por qué equipo plantará el Cholo a su amado Colchonero? Siempre y cuando antes no lo planten a él.

Exilio para uno Una vez asegurada la contratación de Jorge Da Silva para reemplazar a Ricardo La Volpe, el presidente de Banfield, Carlos Portell, se despachó a gusto contra el Bigotón: “me llamaron algunos jugadores para decirme que no lo bancaban más. Y no fueron pocos. La verdad es que fueron más de seis”. Y como para abrirle puertas, dejó una frase que puede tentar a más de un club: “por su personalidad es difícil que La Volpe encaje en el fútbol argentino”. Como decíamos, a más de un club... extranjero. Tras leer la noticia anterior muchos, como nosotros en su momento, habrán dicho “¡qué vigilantes, los jugadores!”. Sin embargo, tienen un atenuante. Cuando La Volpe asumió, se presentó ante sus muchachos con una charla más o menos así: “como este equipo no tiene grandes jugadores es lógico que esté último. Pero ya están acá y hay que dar la cara. Tratemos de no pasar vergüenza en estas últimas fechas, así después yo armo un plantel desde cero con jugadores que valgan la pena”. Después de esto, sorprende que hayan sido “más que seis” los que llamaron al presidente para quejarse del entrenador y no todo el plantel.

Tarea para el verano Les dejamos un intríngulis de difícil solución para estas vacaciones: ¿Por qué Mascherano no se ríe nunca? Mandar respuestas a nuestro correo. 8 UN CAÑO | ENERO-FEBRERO 2012

Otra que Piñón fijo Parece que Maradona no se equivocó mucho cuando comparó a Sergio Batista con Piñón fijo. Acá va una muestra de declaraciones del ex técnico de la Selección que dan risa (y ganas de llorar también, por qué no). Dos meses antes de la Copa América, el Checho decía: “Tevez no está dentro de mis prioridades”. Un mes antes de la Copa América, el Checho decía: “Tevez dijo en su momento algo que hoy lo hace no estar en la Selección”. Después de semejantes declaraciones, fue insólito que Tevez apareciera en la lista de la Copa América. Y el Checho decía: “a Tevez lo cité porque no soy cerrado ni caprichoso”. A poco de arrancar la Copa América, el Checho decía: “Tevez puede ser titular en el primer partido”. Y lo fue. Cinco meses después de la Copa América y de haber sido despedido, el Checho dijo: “me mataban porque no lo llamaba a Tevez, y ahora no lo pide nadie, no juega, no está”. Claro, lo que se olvidó de aclarar Batista es que él transó y lo llamó a Tevez.

Un trampolín negro

Una noticia que llamó la atención apenas terminó el campeonato fue la incorporación de Gabriel Batistuta como manager de Colón. ¿Por qué el Bati tiene ganas de meterse en líos en vez de dedicarse a jugar al polo o al golf? Como casi todo en la vida, hay una explicación. Batistuta tiene un sueño y es ser el manager de la Selección argentina. Entonces, con Germán Lerche como uno de los que cree cortar el bacalao en estos asuntos, como presidente de Colón, espera que su paso por el Sabalero no sea más que un trampolín hacia su objetivo mayor.



¡QUÉ LO PARIÓ!

Y mañana serán Julios

Para 2012, el aparente inmortal presidente de la AFA ha reordenado la tropa y los oficiales. Mientras se entremezclan nuevas y viejas caras, las recetas son las mismas, y ni siquiera el anuncio de un torneo apenas retocado (a la vieja usanza) o los cuantiosos fondos de Fútbol Para Todos, presagian el fin de los desquicios, las quiebras, los atropellos y la violencia en el fútbol argentino. Por GUSTAVO VEIGA Ilustración SEBASTIÁN DOMENECH

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l abuelo no está gagá. Al contrario, la tarde del brindis de fin de año, el martes 20 de diciembre de 2011, los dirigentes que levantaron sus copas con él se sorprendieron por su buen semblante. “No pensé que íbamos a ser tantos este año, pero la unidad hace a la fuerza”, resaltó. Sólo le faltó citar a Almafuerte y sus versos célebres: “No te des por vencido, ni aún vencido”. Otra cosa es cómo Julio Grondona disimula su edad biológica (80). El monarca de larga vida que alguna vez confesó su fórmula para la longevidad (la pastillita antioxidante) debería escuchar al cubano Pablo Milanés: “El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos”, canta desde hace décadas. Una verdad tan irrefutable como que, para gobernar el fútbol nacional –y ni que hablar de mantener la vicepresidencia de la FIFA– no alcanza con conservar la condición de padre padrone y mostrarse recuperado ante los flashes después de una intervención quirúrgica. En Un Caño trataremos de contar de qué se trata esta historia de conservacionismo grondoniano a través de su descendencia. Hacían falta cambios, y el Jefe los hizo. Para que nada cambie, también está claro. A la larga mesa que ocupa Don Julio

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desde 1979 se sentó, en la otra cabecera, José Luis Meiszner, el nuevo secretario general de la Confederación Sudamericana de Fútbol. Emerge así como el más presidenciable de los presidenciables en la sucesión para la AFA. Él lo negará, como lo negó siempre. Hace casi diez años, en una entrevista para Página/12 (3/3/2002) se daba este diálogo: “¿No tiene vocación de poder?”, se le preguntó. “No trabajo con ese objetivo. A mí me alcanza con ser un consultor. El nivel en el organigrama de la AFA que me corresponda, no me interesa. Estoy dispuesto a colaborar en el ámbito que se estime que mi aporte puede ser importante. Pero eso no significa que uno se prepare para ser presidenciable o contrate a un asesor de imagen”, sostuvo. A los 65 años, nadie puede empardarle su trayectoria en la asociación:

secretario de Asuntos Legales, Administrativo, General y Ejecutivo de la Presidencia, titular del Comité Organizador de la Copa América Argentina 2011, congresal ante la FIFA en seis oportunidades e inspector de seguridad de estadios de la FIFA. Grondona, por ende, se recuesta en él para muchos asuntos. Es algo así como su hermano menor. Y uno de los pocos que lo defendió a viva voz la noche en que el empresario mediático Daniel Vila presumió de que había sido elegido presidente de la AFA. Duró apenas un puñadito de horas. El círculo áulico del abuelo (dicho con el debido respeto, que no se malentienda) es un mix de soldaditos disciplinados que le hacen la venia hace años y dirigentes que aportan savia nueva. Entre los primeros está el actual presidente de Argentinos Juniors, Luis Segura, viejo compañero de andanzas

¿Quedará sepultado para siempre aquel viejo aforismo futbolero de que los partidos se ganan y se pierden en la cancha? ¡Hum! Parece poco probable si nos remitimos a los antecedentes del país del “Todo pasa”.



del genocida Guillermo Suárez Mason en el club de La Paternal. Entre 1979 y 1981 el militar gobernaba literalmente desde las sombras, mientras Segura, como vicepresidente, respondía a sus directivas. El abogado Germán Lerche, presidente de Colón de Santa Fe, viene ganando posiciones en el escalafón de presidenciables desde que tambaleó la salud de Grondona a fines del año pasado. Más joven que Segura y sin sus antecedentes político-deportivos, pasó de secretario de Finanzas y Hacienda de la AFA a secretario de la sensible Comisión de Selecciones Nacionales. Ése era el cargo que hasta el último ejercicio ocupaba el directivo de Argentinos Juniors. Ahora Segura es nada menos que el vicepresidente 1º de la casa del fútbol. Lo desplazó a Daniel Passarella, quien figuraba como tal en la última memoria y balance. Puede interpretarse que Meiszner, Segura y Lerche forman una mesa chica donde se discuten las principales directrices del juego-negocio. Son dirigentes en plena actividad, a diferencia de otros hombres en los que el presidente descansa para asuntos más domésticos: el ex titular de Gimnasia, Héctor Domínguez y sus inseparables asesores Roberto Lorenzo y Hugo Cots. Pero “el vicepresidente del mundo”, como alguna vez se definió a sí mismo Grondona, tiene debilidades por sus orígenes. Todo ser terrenal las exhibe y por eso eligió a Miguel Silva (vicepresidente de su querido Arsenal) para ocupar la secretaría general de la AFA el 27 de enero 2011. Cuando reeligieron a su jefe en octubre pasado, por octava vez consecutiva, su ahora mano derecha en el Comité Ejecutivo se deshizo en elogios: “La reelección es la ratificación de la voluntad de los dirigentes del fútbol. El apoyo de los clubes a Julio Grondona se ve a cada momento y en cada día; no hace falta una Asamblea cada cuatro años. El fútbol cambió y siempre fue a más desde su lle-

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gada”, le dijo a La Nación. Carlos Portell, el presidente de Banfield, también ocupa un puesto clave dentro de la asociación: es el tesorero. Otro tanto ocurre con el presidente de Lanús, Nicolás Russo, ubicado en la Comisión de Torneos. José Lemme, el de Defensa y Justicia, un histórico cortesano del patriarca sigue en la Comisión de Prensa y Relaciones Públicas. Todos reivindican la obra del vecino ilustre de Sarandí. Aunque sus cargos guardan la formalidad de que siempre, lo fundamental, en la AFA lo decide Grondona. Ni que hablar del manejo del dinero. Cuentan en la asociación, que cuando el gobierno nacional giró la primera cuota de los 225 millones correspondientes al reajuste del Programa Fútbol Para Todos, el presidente retuvo el dinero que les correspondía a los clubes para que honraran viejas deudas. En el último ejercicio cerrado en junio, y aprobado en octubre, la AFA registra créditos a favor contra sus instituciones afiliadas (con previsión de no cobrarlos) por 478.209.736,06 pesos. Unos 111 millones de dólares, al cambio de ese momento. El repaso a los dirigentes y clubes que ocupan altos cargos en la AFA, indica que Don Julio se apoya más en los chicos que en los grandes: Quilmes, Argentinos Juniors, Colón, Arsenal (que es como decir él mismo), Banfield, Lanús y hasta Defensa y Justicia desplazaron a Boca, River, Independiente, Racing y San Lorenzo. Inclusive, Rodolfo Contreras, de Godoy Cruz, reemplazó en la vicepresidencia 2º de la casa al ex pre-

sidente de Boca, Jorge Amor Ameal. Otros cambios fueron el de Enrique Lombardi (Estudiantes) por Lerche en la Secretaría de Finanzas y Hacienda, Armando Pérez (Belgrano) por Carlos Babington (Huracán) en la Secretaría Técnica y Carlos Eguiazú (Atlético Rafaela) por Fernando Raffaini (Vélez) en Asuntos Legales. Este último llegó más lejos que ninguno entre sus pares con las críticas a Grondona. Su club, desde Raúl Gámez para acá, siempre cuestionó al gran jefe. Incluso se lo mencionó como su único adversario en una elección que quedó salpicada por el bochorno de Daniel Vila en las puertas de la AFA. Los ascensos y descensos, más los comicios que se realizaron en varias instituciones, también aceleraron los cambios que parió el abuelo. Para que, como diría el marqués de Lampedusa en la célebre Il Gatopardo, nada cambie. La mudanza de nombres y funciones (el caso más representativo es la salida de Eduardo Deluca como secretario general de la Conmebol, un viejo amigo de Grondona caído en desgracia) por ahora no es simultánea a la renovación de conductas que se declama. Meiszner ha dicho que las sanciones para quienes no tengan las cuentas al día “van a ser más terrenales, ya que hasta ahora lo menos siempre fue nada. Así va a aparecer la legitimidad del castigo, ya que por pretender un ideal no se hacía ni siquiera lo que era poco. El estatuto prevé la desafiliación, o sea jugar sin sumar puntos”. Y anunció que “trabajará una comisión especial de apoyo externo integrada por profesio-

La AFA registra créditos a favor por préstamos a sus instituciones afiliadas (con previsión de no cobrarlos) por $478.209.736,06. Unos 111 millones de dólares.


nales universitarios. Les pediremos a los clubes un libre deuda del ejercicio sin el cual serán sancionados”. Russo, el presidente de Lanús, un club legitimado para opinar por su buena performance económica, piensa parecido. “El reglamento se va a aplicar a rajatabla, y el que no esté con las cuentas en orden va a ser desafiliado y jugará sin sumar puntos”. ¿Quedará sepultado para siempre aquel viejo aforismo futbolero de que los partidos se ganan y se pierden en la cancha? ¡Hum! Parece poco probable si nos remitimos a los antecedentes del país del “Todo pasa” donde gobierna el abuelo. “Si yo tuviera que estar sentado en la AFA y pensar que me debo poner una chapa y una gorra, me voy” dijo una vez. Nadie le pediría que se vista con el

uniforme de la Policía Federal. No hace falta para poder aplicar los reglamentos. Y sobre todo cuando se trata de gozar de un acuerdo ventajoso como presidente del fútbol criollo. Un acuerdo que a la AFA y a sus clubes afiliados les reporta un ingreso anual (ahora actualizado) de 875 millones de pesos que paga el Estado. La decisión administrativa 1348/2011 del Programa Fútbol Para Todos que suscribió Aníbal Fernández antes de abandonar la Jefatura de Gabinete (hoy senador nacional y presidente de Quilmes) dice en su cláusula sexta: “la AFA reitera su compromiso de hacer cumplir las reglamentaciones vigentes, en especial las previstas en el artículo 6º del Estatuto de la AFA, a los fines de transparentar la administración y facilitar su

control institucional”. Es más probable que en el ejercicio del poder Grondona deje su cría a resguardo que el fútbol transparente sus procedimientos. Hace casi diez años, en el libro Fútbol limpio, negocios turbios (N. de R.: del mismo autor de esta nota), Meiszner decía: “Se adulteraron informes, hay directivos que hicieron cosas que no corresponden. Julio se hinchó las pelotas y se va a ir cortando cabezas”. Ninguna de las dos cosas pasó. Ni Grondona abandonó la AFA que gobierna hace 33 años, ni se transformó en Robespierre. Un padre siempre trata de cuidar a sus hijos. Y un abuelo suele darles todos los gustos a sus nietos. ¡Qué lo parió!, diría Mendieta, el entrañable perro del Negro Fontanarrosa.

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¡QUÉ LO PARIÓ!

“La AFA parece una vieja a la que todos quieren pegarle un sopapo” José Luis Meiszner fue electo presidente de Quilmes pero dejó el cargo y privilegió su carrera en la AFA. Hoy, a los 65 años, es secretario ejecutivo de la presidencia y Grondona le dio el visto bueno para ocupar el lugar de secretario ejecutivo de la influyente CONMEBOL (Confederación Sudamericana de Fútbol). Para buena parte de los dirigentes argentinos es el sucesor de Don Julio. Decidimos reportearlo en función de los graves cuestionamientos a un fútbol que padece mil secuelas de un grondonismo agobiante. Por ARIEL SENOSIAIN Fotos ALEJANDRO KIRCHUK

–Según el Boletín Oficial publicado el 12 de diciembre, la AFA y la Jefatura de Ministros convinieron lo siguiente: “La AFA reitera su compromiso de hacer cumplir las reglamentaciones vigentes, a los fines de transparentar la administración y facilitar su control institucional. La AFA dispondrá la realización de las auditorías que resulten necesarias a fin de verificar su cumplimiento”. ¿El fútbol argentino por fin va a estar controlado? –Lo que se hizo no fue más que una síntesis, a modo de recordatorio, de aspectos ya tratados en el 2009. La AFA debe velar por el cumplimiento de los controles administrativos. No hubo nada nuevo, salvo la creación de una comisión que impondrá lo que llamamos “el libre deuda” (Meiszner extrae la copia del Boletín Oficial citado en la pregunta y lee: “en ningún caso la sanción será menor a la prohibición de registrar contratos de nuevos futbolistas a sus planteles, para el torneo inmediato posterior”). –¿Y hacía falta llegar a un recordatorio sobre algo reglamentado? –Obviamente, si nos guiamos por el “deber ser”, tenés razón y no tendríamos que necesitar un recordatorio. Si vamos a

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la pasión y a todo lo que significa la gestión de un club en la Argentina, es diferente. El punto clave es administrar razón y sentimiento. –¿Qué podría cambiar para que dentro de dos años no vuelvan a necesitar otro recordatorio? –Lo primero es que Fútbol Para Todos llegó después de cien años de vida del fútbol argentino; los clubes llegaron hasta ahí plagados de circunstancias. La otra diferencia es justamente el libre deuda. Lo que no creo posible es que la dirigencia sea juez y parte para tomar sanciones drásticas. Tratar de transformar de la noche a la mañana costumbres arraigadas son expresiones de deseos que nunca se transforman en realidad. Yo no creo en las revoluciones, creo en la evolución. El ideal muchas veces es lo posible. –El libre deuda ya es una práctica des-

de que los jugadores, mediante su gremio, intiman a los clubes. De hecho, los clubes que no cumplen quedan imposibilitados de incorporar refuerzos. –Es verdad, pero aquí se contemplarán otras deudas. Y cuando un club no pueda traer un jugador porque debe, los socios se lo harán sentir. Será un sombrero que les costará sacarse. –¿Por qué elogia tanto a Julio Grondona cada vez que tiene la oportunidad? –Porque participé de seis congresos de la FIFA y advertí que las 208 asociaciones de las seis confederaciones lo ven como el referente del dirigente de fútbol en el mundo entero. En Argentina no ha habido quien pudiera demostrar de mejor manera ese perfil de dirigente. Y no quiero que vengas con que por estatuto es difícil que se postule una alternativa distinta. Es como cuando dicen “en Inferiores hay un par de jugadores buenos

“No tiene ningún sentido aventurar quién será el próximo presidente de la AFA. El fútbol es vertiginosamente corrosivo”.


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pero no les dan lugar”; si realmente son buenos, se ganan el lugar. –Difícilmente coincida, pero está claro que prestando dinero y manejando con distintos criterios el pago de los derechos de televisión, Grondona fortalece su poder. –Qué poco creativo que sos… ¿Vos creés que Grondona mantiene el poder porque administra el dinero como lo administra? –Entre otras razones sí. Es más, debe ser una de las fundamentales. –No es así. Lo que pasa es que en esta casa hacen cola para mangar, ya sea para comprar un nueve, hacer una tribuna o un colegio. En la AFA todos tienen su historia clínica con buenos y malos momentos. Yo debuté, como dirigente de esta casa, acompañando a Julio Grondona y Julián Pascual, yendo a pagar con plata de la AFA los sueldos de los obreros que no podía pagar un Boca intervenido; hoy, Boca es el club de superávit más importante en la Argentina. –Volviendo a su analogía con los jugadores que suben de Inferiores, ¿no cree que en un fútbol tan dependiente de Grondona, además de atemorizado en algunos casos u obsecuente en otros, es

difícil que un dirigente de un club avale abiertamente, a mano levantada, una opción que enfrente a Grondona? –Definitivamente, creo que no hay temor y que no es difícil. En los últimos veinte años no hubo un club tan crítico de la AFA como Vélez. Y es el club más exitoso, o uno de los más exitosos, de toda esta época, lo que desmiente que para estar bien haya que estar bien con Grondona. Que River hoy esté en segunda, que clubes que nunca soñaron llegar a Primera hayan llegado, ¿no dice nada? ¿El fútbol no es uno de los pocos terrenos del país donde tener plata y estirpe no alcanza? –Sin llegar a la idea exagerada de Daniel Vila, que promovía que cada club de todo el país pudiera votar para presidente de la AFA, parecen pocos los siete votos que representan a las ligas del interior. –El fútbol federal al estilo de caudillos del interior del siglo XIX que proponía este frustrado candidato no se lo creía ni Trotsky. Más allá de eso, dentro de los cuarenta y nueve asambleístas, es cierto que sólo siete representan a miles de clubes desparramados en las ligas del interior. Pero la AFA fue constituida de una manera y transitó décadas de esa

Sólo sé que no sé nada –¿Cómo es su relación con Julio Cassanello (ex presidente de Quilmes e intendente de facto)? –Nos conocimos cuando él jugaba al básquet y yo al fútbol en Quilmes, en la década del ‘60. En 1970 coincidimos en la Lista Azul, que se armó en el club, en ese momento en situación de quebranto. En el ‘74, él fue candidato a presidente, con Tosso y yo de vice. En 1978 Quilmes salió campeón, y en el ‘79, las autoridades de facto le ofrecieron a Cassanello ser intendente. Cassanello asumió, Tosso estaba enfermo y entonces yo lo reemplacé. Desde allí, él nunca más fue dirigente del club, y yo empecé mi

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trayectoria como dirigente de fútbol. Por otro lado, desde el ‘73 hasta marzo del ‘76 fui asesor legal de la Municipalidad de Quilmes. Hasta marzo del ‘76, ¿se entiende? Con el golpe de Estado, dejé esa función. En todo este tiempo perdí la relación. Fuera del club, no tuvimos ningún vínculo. –¿Le consta o supone su participación en el secuestro y la desaparición de personas durante la dictadura militar? –No me consta, pero hay una cuestión temporal que lo relaciona: los tristes hechos sucedidos en nuestro país fueron en la época en la que él era intendente de facto.

manera. De entrada, fueron los clubes que estaban por acá los que armaron la liga. Para mí está bien que tengan sus avenidas distintas para tratar de llegar a Primera. Aun con esas formas, el fútbol argentino es tan federal que es el único país del mundo donde un club de una remota ciudad del interior puede ascender categorías y en cuatro años tener la posibilidad de jugar contra Boca en La Bombonera. –Más que una posibilidad, sería un milagro. –Pero no hagamos una masturbación del marxismo: lamentablemente, en la vida no todos tenemos las mismas oportunidades. Pero lo que hay que tener en la vida es oportunidades. Y el fútbol argentino las brinda. –Es distinto el camino entre los de Buenos Aires y el interior. En el Torneo Argentino C, participan 323 equipos. Después deben subir del Argentino B y el Argentino A para llegar a la B Nacional. En la zona metropolitana es distinto: hay apenas 59 equipos divididos en B Metropolitana, C y D. –Es como en la vida. El tipo que se tiene que levantar a las cinco de la mañana tiene una oportunidad que le va a costar muchísimo lograr, pero la tiene y la puede pelear. Hoy Belgrano, San Martín de San Juan y Rafaela juegan en Primera, y así dentro de veinte años los veinte de Primera pueden llegar a ser del interior. Si no hay un consenso entre los de uno y otro lado, si los del interior no entienden que los de Buenos Aires tienen cien años de historia en la AFA y si los de Buenos Aires no entienden que en el interior merecen oportunidades, vamos a llegar un día a lo que sucede en otros países: una Liga Profesional inaccesible para todos los clubes que no puedan ser parte de ella de entrada. –¿Sabe lo que dice Caruso en la intimidad? –No me interesa Caruso. –Caruso cree que usted, mediante algunos arbitrajes, ayudó a empujar a Quilmes al descenso. –Por suerte te contesté antes. No me interesa nada de lo que pueda pensar o


decir Caruso. Soy absolutamente distinto a él. En la vida, cada vez que perdí, asumí las consecuencias de la derrota. Nunca mariconeé echando culpas de mis derrotas a los demás. –¿Es verdad que se distanció de Aníbal Fernández? –¿Estás loco? Hace una semana vino a comer un asado a mi casa. –En Quilmes dicen que sí. –En Quilmes pueden decir cualquier cosa… ¿Qué querés? ¿Querés hablar con él? –Cómo no. –Esperá. Meiszner llama a un número telefónico que conoce de memoria. Enseguida advierte: “Recordá que es el presidente de la Comisión de Presupuesto del Senado. ¡Y hoy están discutiendo el presupuesto! Hoy sí se corta la relación. Cuando sepa para qué lo estoy llamando”. El primer intento no prospera. “Te dije, está ocupado”, remata. –No podemos saber si se distanció. –Esperá, que tiene otro número. Meiszner vuelve a intentar. Este es uno de esos números que comienzan con 15-4- 402. Uno de los que obligan a anunciarse antes del “filtro”. Meiszner se presenta entonces: “José Luis, Aníbal”. El segundo intento prospera. “¿Cómo andás, Aníbal? Estás en sesión, ¿no? Ah… Rápido, entonces. Me están haciendo un reportaje para la revista Un Caño y me preguntan por qué nos peleamos. Te llamaba sólo para esto: para pasarle el teléfono al periodista y que le digas vos que se vaya a cagar. Meiszner le pasa el teléfono al periodista, que pide lo siguiente: “Sería muy fuerte que Aníbal Fernández me mande a cagar, ¿podrá ser en otros términos?”. El periodista distingue lo inconfundible: el tono de Aníbal Fernández, quien elige términos no tan agresivos para señalar que nunca se distanció de Meiszner y asegura que al asado de la semana anterior fue él quien tuvo que llevar el vino. La entrevista, luego de un desvío inesperado, retoma la normalidad. –¿Qué conclusión saca de lo sucedido en el 2011 con Daniel Vila?

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De la casa al trabajo –¿Cómo se define políticamente? –Soy afiliado al peronismo. Y no me preguntes peronista de quién… En este país, muchos que se declaran peronistas fueron peronistas de diecisete maneras distintas. Yo soy peronista porque estuve en Ezeiza, en Gaspar Campos, varias veces en Plaza de Mayo… Porque participé gremialmente en la empresa donde trabajaba. Soy peronista porque soy hijo de peronistas. Yo ya era peronista cuando era estudiante universitario

–Él subestimó a la dirigencia del fútbol. Creyó que podía llegar de cualquier manera. Pudo hacer casi todo en la vida, menos ser presidente en un lugar donde nadie quiere que sea presidente. Eso llevó a que todos hayamos tenido que ver escenas patéticas frente a la AFA, y que yo, en particular, haya tenido que soportar absurdas y criminales imputaciones de tener lo que no tengo. –¿Usted niega tener las cuentas bancarias en el exterior que le imputaron, por un total de 12 millones de dólares? –Por supuesto, es una mentira total. Más allá de que en algún momento estuve tentado de ir a ver si realmente tenía esa plata afuera y traerla. Mi capital profesional son mis cuarenta y dos años de trabajador, treinta y cinco de ellos en uno de los grupos económicos más importantes del país, donde entré como operario y me fui como subdirector de Recursos Humanos en América Latina. –Hay muchas precisiones: nombres de bancos, números de cuentas, sus datos, nombres de las sociedades con su hijo… –Estoy esperando con entusiasmo la denuncia, que todavía no se ha efectuado. Ese día iré a esos bancos para llevarme lo que Vila dice que tengo. Ocurrirán dos cosas: alguien me la dejó y tendré

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y el que decía “Perón” iba preso. Soy un hombre que defiende la libertad y cree en la necesidad de un estado gerente y presente. Todos debemos tener igualdad de oportunidades, aunque es absolutamente mentiroso que todos somos iguales. No es lo mismo un patrón que un empleado. Justamente, el Estado debe asegurar las oportunidades para todos. Aquel que tiene una situación de menoscabo debe tener un árbitro, en este caso el Estado gerente, que debe regular la convivencia.

que traerla, o este sinvergüenza tendrá que pedir perdón. Pagarle un diario para decir que tengo lo que no tengo ni siquiera es de un inteligente, dura hasta que se demuestre que no es cierto. Pero es lógico que el que no es honrado no entienda lo que significa la honra para los demás. Un carenciado moral no puede darle nunca valor a la moral. Mi padre llegó a los 14 años desde Alemania con su mamá viuda, y vivió para que yo pudiera ser alguien en la vida. Ojalá todos puedan hablar así de su padre. –¿Le dio dinero el fútbol? –Cómo me va a dar dinero... El fútbol me dio un infarto a los 42 años, cuando hice la cancha de Quilmes. He dejado de hacer cosas trascendentes en la vida por ponerla en el fútbol. Sí me dio la posibilidad de conocer tanto al Papa como a presidentes de países importantes o jeques. –Negocios… –Tampoco. Nunca integré ninguna sociedad. –Recientemente, en una entrevista publicada por el diario Perfil a propósito del nuevo plan de seguridad que deberán instalar los clubes en los ingresos a los estadios, usted declaró “ojalá vengan cien tipos y quieran entrar a la fuerza; morirán apretados por las puertas”. Lla-

mó la atención la crudeza de la frase. –Por absurda y grosera, debió ser descartada la supuesta mala intención de mi frase sólo al momento de ser leída. Me dijeron que los que hoy saltan los molinetes van a seguir saltándolos. Y les expliqué que será imposible, que el nuevo sistema tiene puertas ciegas, de cuatro ángulos, que giran desde el piso hasta el techo, y que si saltan se van a matar. En el momento de esa nota estaba diciendo que al fútbol se le reclama que arregle lo que el país no puede arreglar. Es decir, se espera que en un estadio de fútbol se viva el comportamiento de una ópera en París cuando lo que ingresa a un estadio es la sociedad argentina. A los hinchas de fútbol se los pretende daneses; a los dirigentes de fútbol, alemanes. Esta es la Asociación del Fútbol Argentino que organiza fútbol en la Argentina, donde juegan argentinos que tratan de hacerle trampa al árbitro y donde los hinchas argentinos tratan de entrar saltando los molinetes. –¿Y entonces qué hacen ustedes? ¿Se quedan de brazos cruzados? –No, pero la AFA no recibió de Dios el poder suficiente para mejorar la cultura, la seguridad y las gestiones administrativas. Hay que seguir apostando al cambio cultural que va a resolver definitivamente los problemas. Mientras, nosotros debemos hacer lo que hace todo aquel que respeta los derechos humanos, las libertades y las leyes. Y yendo al problema de la violencia en sí, debemos tratar que los indeseables no ingresen a las canchas mediante la tecnología, que utilizaremos con el sistema de la Universidad Tecnológica Nacional, y el derecho de admisión. Más no podemos hacer… –Podrían dejar de darles plata. –Nadie les da plata como negocio. El que quiera arruinarle la vida a un dirigente deportivo, hoy debe asociarlo a un barra brava. Yo fui presidente de Quilmes a los 31 años. En esa época, los que iban atrás del arco con las banderas eran de mi generación, yo también había ido atrás del arco y los conocía. Todos trabajaban.


Es decir, ninguno laburaba de barra. Esto fue modificándose y se fueron generando pequeños nichos de negocio que hacen que hoy la situación sea más severa y más difícil de erradicar. Es la realidad. Pero no me banco cuando comparan la situación con la mejoría que hubo en Inglaterra. Allá se ponían en pedo y se peleaban para ver si era más guapo el del pub de esta cuadra o el de la otra. Al día siguiente, se bañaban, se lavaban los dientes y se iban a laburar. Ninguno trabajaba de hooligan. –Todos reconocen que en la AFA ahora habrá mayor participación. Lo que esconde esa frase es que antes no la había, que todo siempre fue decidido por una sola persona. –La AFA parece una vieja a la que todos quieren pegarle un sopapo. Y yo

muchas veces parezco el defensor oficial de la AFA. Pero históricamente nueve de cada diez dirigentes entraban a esta casa por preocupaciones que surgían de sus clubes. Difícilmente se veían dirigentes con ganas de aportar algo a la estructura general del fútbol argentino. A esos que venían con la mochila de un embargo o un posible descenso no les podíamos hablar de cambios profundos y generales para dentro de tres años. “No sé qué va a ser de mi vida dentro de tres años”, nos contestaban. Por eso el poder se concentró en una persona. Últimamente el presidente ofreció y pidió mayor participación en los grandes temas. Y hay una predisposición más marcada en los dirigentes actuales que en los anteriores. Hoy un presidente de un club piensa en un torneo para den-

tro de dos temporadas, otro piensa en las Selecciones juveniles, otros en este sistema de castigo para los que no cumplan con lo económico. –Luis Segura, Nicolás Russo, Mario Contreras y Germán Lerche son los presidente de los clubes en quien más descansó Grondona en los últimos meses. ¿El próximo presidente de la AFA saldrá de este grupo? –Con una elección realizada hace tan poco tiempo, a cuatro años de la próxima y con la rapidez con la que sucede todo en el fútbol, no tiene ningún sentido aventurar quién será el próximo presidente. El fútbol es vertiginosamente corrosivo. Pasás de ser un exitoso a no poder votar en tu club por el repudio de los socios. En el fútbol, en nuestro fútbol, perder es fracasar.

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¡QUÉ LO PARIÓ!

El grito de Avellaneda Porque la esperanza es lo último que perderemos, un compañero encontró algo de fe en las recientes elecciones de Racing e Independiente. ¿Es allí donde tibiamente puede nacer el nuevo movimiento dirigencial? ¿Ha comenzado una revolución desde abajo? Por PABLO DE BIASE

L

a pregunta acerca del sujeto social que encarne la puesta en marcha de la reorganización de ese fenómeno popular, con tantas complejidades, que es el “mundo del fútbol” presupone la necesidad de una clase dirigente lúcida y comprometida a gestionar con eficacia las instituciones del fútbol que ve el pueblo –y que en buena medida son financiadas por el Estado–. Se trata de una pregunta mucho más lúcida que las respuestas de varios funcionarios que creen que la lucha se dirime contando porotos y apuestan a la kirchnerización de las superestructuras de los clubes, un intento mediocre de peronismo explícito ya ensayado sin demasiado éxito por la patria metalúrgica a comienzos de los ‘70. Pregunta lúcida y respuestas aparatistas no consideran, sin embargo, y con la importancia que podría (y debería) tener, alentar la capacidad de movilización e inventiva del colectivo de hinchas y socios, los destinatarios de la intervención política en el fútbol, al fin de cuentas. Que la cuestión pasa por mejorar el quehacer de las instituciones y su organización para mejorar también el juego que se ve todas las semanas. Desde Avellaneda, los socios vienen participando. Por lo pronto, en el mes de diciembre pegaron un grito, indigna-

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do, convencido, pacífico y honesto, que ojalá sea interpretado correctamente por quienes deben lidiar con las serpientes de la calle Viamonte. Una nueva dirigencia, tanto en Racing como en Independiente, fue avalada o surgió por la decisión colectiva de acabar con una farsa que lleva más de veinte años y cuyo principal responsable es Julio Grondona, quien acaparó y atesoró poder y riquezas gracias a la fragilidad moral y la codicia de una casta de malditos que, desgraciadamente, tuvo descendencia. En Racing y en Independiente les dijeron no a “los descendientes” y a los aparatos políticos, sindicales y tribuneros (cuádruple alianza espuria gestada en los ‘90). Los dirigentes de fútbol, políticos y/o sindicales, y los pesados de tribuna o de congreso gremial son las cúpulas (con sus matones-consejeros) que, en definitiva, no conciben al club –o a la gestión en el club, dado el caso– como un genuino escalón de ascenso social sino como un puerto de llegada o una venturosa escala para repartir el botín, generar obras de gastos incontrolables o explotar todo proyecto de gema que surja de las Inferiores, con mentalidad de gigoló de barrio. Sin embargo, hay situaciones que vuelven a parecerse demasiado a temidos episodios del pasado no tan lejano,


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cuando la hegemonía absoluta de los grandes comenzó a ser puesta en entredicho por un mercado que se había diversificado y por la gestión anacrónica, obsoleta y sospechosa de las propias dirigencias. El horizonte no será el río, pero parece moverse como en los últimos minutos del Titanic para los clubes más importantes de la historia del fútbol argentino. Pensemos simplemente que, por ejemplo, de los tres estadios de clubes remodelados y puestos a nuevo por la dictadura para el Mundial ‘78 (River, Central y Vélez), sólo El Fortín está en Primera División. Los laureles cada vez cotizan peor y tapan menos los agujeros de la decadencia, que se multiplica como una plaga. Independiente estuvo gobernado por la alianza entre el ahijado de Luisito Barrionuevo y Julio Grondona (¡a la vez!), Julio Comparada, la barra brava con presencia sindical, el sindicato de camioneros (representado por el secretario general del gremio, Pablo Moyano) y el visto bueno de los Padrinos Don Julio y Don Hugo. Ese ex oficialismo se presentó sin Comparada y con el ex intendente de Avellaneda, y ex duhaldista, Baldomero Cacho Álvarez a la cabeza. La fuerza del aparato, es decir, los votos comprados y/o sometidos por “los muchachos”, hizo sentir confiada en el triunfo a esta curiosa alianza. Por más que el club estuviera endeudado en casi 200 millones de pesos y con la obra del estadio sin terminar. Sin embargo, se vio coronado por el éxito el esfuerzo militante de Independiente Místico, una agrupación de socioshinchas, en un principio preocupados por la cultura y el perfil institucional del club, que terminó formando un gabinete en las sombras ante el desastre sin límite al que se arrojaban Comparada y su malón, arrastrando al viento las “crenchas” de los restos de lo que fue un club glorioso. IM lanzó la candidatura de Javier Cantero casi medio año antes del comicio y recorrió cuanta peña, club de barrio o sociedad de fomento le dieran cabida. También apostaron a un trabajo fuerte en las redes

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sociales. O había una votación masiva, con buena participación de jóvenes, o la quiebra era un hecho consumado. Doce mil socios del Rojo dijeron presente el domingo 18 de diciembre y arrasaron con el aparato, obteniendo el 60% de los votos. Por supuesto, cuando la concurrencia masiva hizo que los fiscales de la lista Nueva Generación Roja asumieran la derrota, la barra brava, que amagó con copar el lugar de votación, se retiró. Moyano no iba a permitirse un papelón mediático con un episodio patotero, manifiestamente antidemocrático, dos días después de su lanzamiento como líder político.

2014, renovando, con 39 años, un oficialismo que cuenta con el ex presidente Rodolfo Molina como vicepresidente. Esta agrupación consolidó la recuperación del club y, por ende, de la vida democrática, luego de casi siete años de gerenciamiento, con crisis del neoliberalismo incluida. Armaron un plantel propio y competitivo, y comenzaron la reorganización de todas las categorías del fútbol y del resto de la vida deportiva, además de poner en marcha de las actividades societarias. Los socios de Racing e Independiente dejaron un testimonio respecto de lo que se piensa en la capital continental

Una semana después de que Cantero asumiera, Bebote, el jefe de la barra, que supuestamente había renunciado (¡por Facebook!), lo esperó fuera de su oficina, recordándole que la barra existía. Recordándole, en definitiva, que la barra pasaba a ser una de las decenas de problemas infernales con que se las verá diariamente. A pocas cuadras, Gastón Cogorno, de la agrupación “Racing sigue”, acababa de ganar, un día antes, con casi el 70% de los votos, las elecciones de autoridades en La Academia para el período 2011-

del fútbol (o la ex Barracas al Sud). Unos gozando de cuidar lo que una vez perdieron (la Primera División, el propio club); otros entreviendo los fantasmas de la quiebra y el descenso como parte de la cuesta a remontar. Todos decididos a recuperar el gobierno de los clubes por parte de los socios (el slogan de campaña de Independiente Místico fue “Independiente de los socios”). Para que los clubes dejen de ser sociedades civiles sin fines de lucro manejadas por inescrupulosos con exclusivos fines de lucro y latrocinio.


TODO PASA

EL LIBRO DE


MINGO Y ANIBAL CONTRA LOS FANTASMAS DISCUTEN PABLO LLONTO Y PABLO DE BIASE

A dos voces (pero de las buenas) Viejos, pero nunca sepultados, los debates políticos de nuestros columnistas suelen colmar las tardes de los martes, cuando entre café y café, se deciden los temas de la revista. Pablo dijo “en Boca ganó la derecha”. Y Pablo respondió: “estás chiflado”. Así nació está bonita doble, con mucho de sanata y otro tanto de pasión. Pero interesante para los que algún día pretendan estudiar qué piensan los hinchas cuando votan.

PABLO LLONTO: Ahora sí que Boca está frito. Las elecciones las gana Angelici llevando en sus afiches la cara de Macri. Y en sus ideas, las ideas de Macri. Es decir, ganó claramente el PRO. Y si gana el PRO, gana la derecha. El socio votó con una claridad política que no existía en otras elecciones, votó claramente con sentido político, sabiendo que le entregaba el club a la derecha. Sin dudas, el aparato de seducción funcionó con esa estrategia de vender humo y prometer slogans publicitarios y comerciales: “Vamos a ganar todo”. “Vamos a ser los campeones de todo”. “Prepará tu pasaporte”. PABLO DE BIASE: No me parece que hablar de alguna suerte de corrida o giro a la derecha por parte de los socios de Boca al votar a un candidato avalado por Macri sea pertinente. En los clubes, y en los clubes súper grandes como Boca, en especial, los socios se ven guiados por otra lógica. Esta lógica responde a las distintas culturas, sedimentadas capa sobre capa, generación sobre generación, de socios, hinchas, voluntarios y dirigentes. LLONTO: Si querés podemos usar una referencia menos directa. Se trató de un voto inconsciente hacia la derecha. Pero sin dudas es un voto político: no creo que al socio que haya votado a Angelici le disgusten los Fondos de Inversión para comprar jugadores, el uso de empresarios, los gerenciamientos, las tercerizaciones, la prioridad de los megaempredimientos

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comerciales e inmobiliarios, construir estadios aunque se gasten fortunas… Todo es seducción, como las joyas, los autos Ferrari y los viajes a la Polinesia. Si yo te prometo todo eso, te prometo que vas a ser rico, que vas a vivir como en Hollywood, que vas a tener diez mucamas que te atiendan y que vas a ser muy feliz… DE BIASE: Cuando me refería a otra lógica, apuntaba a algo que es común a los hinchas de cualquier club más o menos grande. El pensamiento subyacente, el sentido común es el que sostiene que hay que aprovecharse de todas las circunstancias externas al club pero no permitir, a su vez, que éstas terminen arrastrando al club. Por eso, la relación con dirigentes y agrupaciones políticas y sindicales, así como con distintos tipos de empresarios, siempre han sido conflictivas. Esto es así porque se superponen dos lógicas muy pasionales: la del fútbol y la política, o la del fútbol y los negocios. Yo creo que lo peor que le pasó al fútbol fue permear al resto de los ámbitos. Al futbolizarse la política, el entretenimiento, el arte y la cultura en general, el fútbol pagó los platos rotos, porque cobró en un determinado momento una centralidad cultural desmedida. Era la única identidad que nos quedaba. Cualquier cantante extranjero que haya venido entre mediados y fines de los ‘90 a la Argentina se puso la camiseta de la Selección como forma de congraciarse con el público, mientras que en otros

países tomaba la bandera. La camiseta se había convertido en la bandera. LLONTO: La frase de Macri de hace unas semanas corrobora quién y desde dónde se manejará el club: “Angelici va a poner a Boca en el lugar que se merece, y yo voy a estar disponible para cualquier consulta”. Es decir, Macri y sus equipos técnicos resolverán cualquier consulta que se les haga desde la presidencia de Boca. Esto es bien visto, creo, por los votantes de Angelici. A ellos les da satisfacción que un supuesto “buen empresario exitoso” les gerencie el club. El socio no es ingenuo políticamente. Puede parecerlo, pero tenemos que entender que los seres humanos son seres políticos y que cada una de sus decisiones en la vida forma parte de la construcción política. DE BIASE: Boca, además, siempre fue permeable a la derecha, como forma de autogobierno preferida por la mayoría. Así como por popularidad es el más grande, los socios e hinchas de Boca nunca fueron respecto del club demasiado participativos: prefirieron siempre los paternalismos. Armando gobernó más de veinticinco años con un modelo casi franquista. Y Macri fue un Reagan simpático que instaló el modelo del éxito. Y eso no se olvida en un club. Siempre dentro de un patrón de mando caudillesco... Cuando Ameal fue a consultar a Palermo y a Riquelme sobre el nuevo técnico, perdió el respeto de socios e hinchas: así no se


puede dirigir el destino de Boca. Ameal perdió por no ser caudillo, no por el apoyo kirchnerista. LLONTO: No sé por qué perdió Ameal. Aún queda tiempo para llegar a una conclusión en ese sentido. En primer lugar parece que votando a Angelici los socios de Boca quieren asegurarse años seguidos de éxito (eso les prometió la “fórmula” Angelici-Macri), y no sólo un campeonato cada tanto como les dio la gestión Ameal. Pero me da la impresión de que en esta elección, más politizada que otras, se dio una confrontación ideológica más fuerte, y no porque Ameal representara exactamente al kirchnerismo, sino porque Ameal-Digón eran, en el panorama del votante de Angelici, una expresión que estaba corrida “hacia la izquierda” del pensamiento político del votante del PRO. Es decir, si examinamos al votante de Angelici, es altamente probable que encontremos mayoría de votantes anti K en las elecciones nacionales. DE BIASE: Los socios perciben a los políticos que quieren dominar desde fuera a los clubes como responsables de intromisiones imperdonables. Fue llama-

tivo el cambio en la percepción según algunos kirchneristas acentuaban su participación. En un determinado momento, Beraldi tenía mejor intención de voto que Angelici, porque a este último lo apoyaba Macri, y lo apoyaba el Macri dirigente político y no el Macri hincha de Boca. Cuando se produce la unidad, alentada y fogoneada por algunos kirchneristas, Angelici se desplaza al lugar de la no política partidaria y vence claramente. LLONTO: Eso es difícil de creer. La derecha se adueñó del discurso “nosotros somos apolíticos”. Y ése es precisamente el discurso más político de los últimos tiempos. También lo hizo claramente la dictadura cuando prohibía los partidos políticos, hablaba pestes de la democracia y el sistema político y mil cosas más, y por abajo te empomaban haciendo tareas políticas, construyendo movimientos políticos y sobre todo metiendo ideología económica, política y cultural de derecha. Por eso la izquierda y los movimientos populares son siempre –aún con sus millones de horrores e hipócritas– más sinceros que la derecha. La izquierda, o el peronismo si querés, al menos te dicen claramente

“yo hago política”. Yo quiero solidaridad, justicia, igualdad... La derecha te dice “yo no quiero política; quiero éxitos, gestiones, buena administración…”. Un chiste. Porque detrás de ese verso están las ideas políticas que van a llevar adelante. A ellos no les importa la igualdad, fomentan la desigualdad: en la vida, en el deporte, entre los socios... Los socios mejor tratados son los plateístas. Los peor tratados son los de la popular. Y por eso votaron a Angelici: porque votaron las ideas de Macri. Quieren a Macri presidente del club para que lo administre a la manera de Macri. Es decir, a la manera de la derecha. DE BIASE: ¡Cómo no van a querer a Macri como presidente! Reinsertó al club internacionalmente y ganó más títulos continentales e intercontinentales que nunca, ubicándose en primer lugar como referente del fútbol argentino. Cotizó el merchandising, la marca de Boca, compró y contrató clubes y entrenadores de Inferiores, y Boca se convirtió así en un club exportador que tiene superávit todos los años. En esto no hay ideología. Cuando el 9 hace un gol, la ideología personal se diluye en el grito colectivo.


¡QUÉ LO PARIÓ!

Bienvenidos al padrón Con la coartada de la híper-seguridad, la AFA promete poner en marcha el Registro Nacional de Hinchas para acabar con los independientes, los barras y otras especies que desnaturalicen un espectáculo para iniciados bien dispuestos al consumo. Por ALEJANDRO CARAVARIO

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arece que en cualquier momento comenzará a regir ese alarde de control policial que la AFA le encargó a la UTN (con ejecución técnica de Telecom), calculo que vagamente inspirado en el modelo inglés. Me refiero al padrón de hinchas. De aquí a poco, nadie más podrá ir a una cancha de Primera (más la de River) si no cuenta con su credencial AFA Plus, que lo distinguirá como aficionado del fútbol con derecho a sacar una entrada electrónica en su banco amigo. Para obtener este beneficio, el interesado deberá engordar un banco de datos que prometen cruzar en forma permanente con información policial y judicial. Pero para evitar cualquier derivación ilegal de la entrada cargada en la tarjeta AFA Plus (ya no habrá engorrosos y falsificables boletos de papel), el espectador, una vez superado el cerco de uniformados, colocará su dedo en el respectivo lector, pues su huella digital y sólo su huella digital (irrepetible, inimitable, intransferible) le franqueará el acceso a la tribuna. Eso sí, allí no encontrará un baño limpio ni por error, como

para que el público perciba que no todo el acervo futbolero está siendo arrebatado por una tecnocracia rapaz.

VOS SÍ, VOS NO Ya es difícil ser más o menos independiente (no “de” Independiente) y asistir de improviso, excepcionalmente, a algún partido que excite el interés. Simplemente porque se trata de un domingo de sol, o de un equipo atractivo y de propuesta inusual, o de un partido con poco público, ideal para llevar a ese hijo o sobrino que insiste con debutar en la popular. Con la tiranía de los socios (hinchas más comprometidos, es cierto), el público que concurre a los estadios tiende a consolidarse como un grupo de iniciados. A los demás, les queda el siempre gratuito Fútbol Para Todos. La dirigencia de AFA machaca con la recuperación del público familiar. Es cierto, alguna vez hubo familias en la cancha (la mía, sin ir más lejos), aunque nunca alcanzaron un número significa-

tivo. De presencia no sólo escasa sino hasta inoportuna entre la multitud masculina en busca de su ruidoso ritual, la familia argentina solía elegir el fútbol como esparcimiento, un espectáculo más (tal vez el mejor) entre la oferta de entretenimientos. No serán entonces estos clanes de simpatizantes moderados los que regresarán gustosos (o empezarán a ir) gracias al empadronamiento. Más los atraería, sospecho, un shock de confort en las modestas gradas, en los accesos y en los transportes. Pues bien, no habrá más aficionados improvisados, de vínculo débil con el fútbol, capaces de seguir indistintamente a Vélez, Ferro o River (ése era el plan con mi padre muchas veces) porque las canchas quedan cerca de casa. El fútbol será de los socios, los empadronados y aprobados por la autoridad competente. ¿Nos llevará esto a un aliento aún más “apasionado” por tratarse de hinchas puros? ¿O esta restricción autoritaria apunta, a la inversa, a reorganizar la composición social del vibrante cemento de los

No serán entonces los clanes de simpatizantes moderados los que regresarán (o empezarán a ir) a la cancha gracias al empadronamiento. Más los atraería, sospecho, un shock de confort en las modestas gradas, en los accesos y en los transportes. 26 UN CAÑO | ENERO-FEBRERO 2012


estadios? ¿Seguirá el fervor de la plebe o lo desplazará una nueva clase futbolera, igual de adicta pero más dispuesta y acostumbrada a comprar camisetas de 400 pesos? Los precios de las localidades ya son abusivos (pagué 150 pesos por una platea para Atlanta-Guillermo Brown de Puerto Madryn), veremos si su evolución nos permite confirmar el cambio en ciernes en la demografía tribunera.

EL PACIENTE INGLÉS A causa de las tropelías de los hooligans, los ingleses se abocaron a un cambio radical en sus estadios. Luego del famoso informe Taylor, se decidió que no habría alambrados, que los espectadores se sentarían, que fuerzas civiles participarían en tareas preventivas, que se mejorarían los accesos y que se controlaría a los espectadores, con derecho de admisión incluido. El panorama de la transformación se completó con el precio de las entradas, inalcanzables para el vulgo que solía acompañar a sus equipos. De modo que la cirugía en pos de la paz coincidió con la reasignación de destinatarios para el juego. Los números de la Premier League, aun en tiempos de severa crisis en Europa, son de crecimiento sostenido.

Carles Murillo Fort, catedrático de Economía Aplicada en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, recorre el mundo explicando con simpleza como la burbuja del fútbol se mantiene indemne en medio de la hecatombe. De paso por Buenos Aires (invitado por la consultora Deloitte), el hombre reveló que, por ejemplo, en el Reino Unido, mientras el PBI creció 5,4% en los últimos diez años, en ese mismo lapso el producto de la Premier League subió 16,5%. Que se sepa, el PRO sigue valiéndose de los barras para el trabajo sucio. La hinchada de Dock Sud, por caso, fue utilizada para amedrentar a los docentes que se congregaron en la Legislatura de la ciudad para resistir el cambio estatutario. Seguramente otras agrupaciones políticas y sindicales continuarán ofreciendo esta clase de trabajo a los jerarcas del paravalanchas. Pero las medidas de seguridad anunciadas por AFA prometen desplazarlos del proscenio, allí donde apuntan las luces. Es de presumir que los más importantes se domesticarán voluntariamente en el interior de la maquinaria política de los clubes (Di Zeo) y los demás deberán irse, como los hooligans, a su casa. “Con el sistema en actividad, se procura mejorar el control y comercializa-

ción de los eventos, eliminar la reventa de entradas, aumentar la recaudación por partido al impedir la evasión, promover el derecho de admisión automático, reducir los costos de administración, comercialización y control de accesos a los estadios, federalizar la posibilidad de compra de entradas y hacer a las instituciones acreedoras de la mejor tecnología en control de accesos del mundo”. La descripción le pertenece al ingeniero Fernando Casalla, responsable de la comisión especial designada por la AFA. Queda claro que el norte de esta reconversión es la excelencia del negocio. Se ha dicho que el público eventual, por definición falto de compulsión al consumo partidario, no será el invitado preferencial de nuestro fútbol seguro. Pero tampoco parece que vayan a serlo los barras y la plebe descamisada, cuya euforia folklórica no es la que lubrica las piezas del sistema y además ahuyenta clientes mejores. En un país más desahogado, hay público de sobra con excedente para gastar en la pelota y sus derivados. En la clase media acomodada existe la misma “pasión” que entre los morochos del arrabal. Y es una “pasión” que paga mejor. Y que sorteará sin dificultades los sensores de acceso a las canchas del futuro.


¡QUÉ LO PARIÓ!

Una AFA prolijita

A los cuatro equipos recién ascendidos no les dieron la oportunidad de clasificarse para la Libertadores ni para la Sudamericana por un reglamento absurdo del que nadie se quejó. A Vélez lo sacaron de su cancha para un partido internacional, mientras que con otros clubes, por mucho más, no pasó nada. Lo de siempre... Por CHRISTIAN COLONNA

¿Algún lector escuchó en el último semestre del año alguna queja de un dirigente de Rafaela, Unión, Belgrano o San Martín de San Juan? No, ¿cierto? Pero seguro que el lector escuchó a la mayoría de los entrenadores y a varios futbolistas despotricando contra el árbitro de turno. Un árbitro que, a lo sumo, se habría equivocado en contra de un equipo y lo habría privado de sumar uno, dos o, a lo sumo, tres puntos. Nada más. Por eso sí se quejan en el fútbol. Pero a los dirigentes de Rafaela, Unión, Belgrano y San Martín de San Juan no se los escuchó hablar ante una de las injusticias más grandes pergeñadas en el fútbol argentino. ¿Por qué tendrían que haberse quejado? Porque la AFA los estafó deportivamente (si fue a cambio de un beneficio económico, no lo podemos asegurar). Los cuatro equipos que ascendieron a mediados de año (dos directamente y dos al ganar la Promoción) jugaron el campeonato de Primera sin tener ninguna chance de clasificarse a la Copa Libertadores ni a la Copa Sudamericana. Sencillamente porque, para decidir quiénes ingresaban a las Copas (la Sudamericana se jugará recién en el segundo semestre de este año y ¡¡¡ya están los clasificados!!!), el ¿reglamento? indicó que debía usarse la tabla anual. Pero no la tabla anual de la temporada, sino la tabla anual del año calendario. Así, Rafaela, Unión, Belgrano y San Martín de San Juan sumaron un torneo menos que todos sus rivales. En síntesis: de los veinte equipos que jugaron el torneo, sólo dieciséis tuvieron la oportunidad de meterse en los torneos continentales. Hablando de Copas, no se puede dejar pasar el asunto de Arsenal, el equipo de Julio Grondona y familia. El cuadro de Sarandí será uno de los representantes del fútbol argentino en la Libertadores que comenzará en unos días gracias a que fue el argentino mejor ubicado en la última Sudamericana. En realidad, Vélez llegó más lejos, pero como ya estaba clasificado para esta Copa porque había ganado el Clausura 2011, se le abrió el lugar a Arsenal. Sin embargo, a Arsenal no se le abrió sólo un lugar, 28 UN CAÑO | ENERO-FEBRERO 2012

sino dos. El 24 de enero empezará a jugar la serie de uno de los repechajes contra el Huancayo (ida en Argentina, vuelta en Perú). En el caso de que la perdiera y no ingresara a la fase de grupos, Arsenal jugaría la Sudamericana. ¡Qué suerte! Mientras tanto, Colón, el último clasificado para esta Copa por el puntaje anual, perdería su lugar a manos de Arsenal. Prolijito... Otro papelón se hizo con la violencia y las sanciones respectivas. Y esto pasó y seguirá pasando porque no hay reglas claras. Le ven la cara al club y ahí se decide. El ejemplo más contundente es lo que sucedió con Vélez. En un partido contra Banfield, sus hinchas encendieron unas bengalas en la popular; en horas, ya había una sanción: lo sacaron de Liniers para jugar un partido de Copa Libertadores. Y todo porque unos días antes había muerto un chico en un recital de La Renga por culpa de una bengala. Que no es menor, claro, pero todas las hinchadas prenden bengalas, y el único castigado fue Vélez. Unos meses más tarde, tuvo que suspenderse un Estudiantes-Banfield porque los hinchas locales tiraron dos bombas de estruendo sobre el área que defendía Lucchetti, quien quedó aturdido tras la segunda que cayó. Estudiantes siguió jugando lo que quedó del torneo como local y con público. Más de Vélez: ¿se la habrán agarrado con los de Liniers porque Grondona creyó que Fernando Raffaini, en ese momento presidente del club, le podía hacer sombra en las elecciones de la AFA? Unas fechas antes de que el equipo de Gareca se consagrara campeón, los hinchas de Huracán se pelearon con los de Estudiantes en plena tribuna. Conclusión: cuando Vélez tuvo que visitar Parque Patricios y llevarse el título, lo hizo sin sus hinchas, que nada habían tenido que ver con aquellos incidentes. Para colmo, debió esperar seis horas, confirmar que Lanús no ganara y recién ahí festejar. Y el festejo arrancó justo cuando empezaba el último partido de la vida futbolera de Palermo. Prolijito...



¡QUÉ LO PARIÓ!

Un cambalache organizado

Todo indica que vuelven los torneos largos (20 equipos, 38 fechas), uno de nuestros buceadores de historia del fútbol, nos refresca qué ha sido de la organización de los campeonatos en el extenso camino recorrido por la dirigencia argentina. Basta leer estas dos páginas para darnos cuenta que en Viamonte alguien debe levantar el Monumento a la Incoherencia y el bochorno. Por ALEJANDRO FABBRI

L

a verdad es que cuando hay que hacer una reseña histórica sobre la forma y la estructura de los campeonatos que tuvo el fútbol argentino, no parece haber quedado una manera sin experimentarse. Sobre todo ahora, que ha vuelto a tomar fuerza la idea de retroceder 82 años en la cantidad de equipos participantes del torneo de Primera División. Quizás no vayan a ser los 40 clubes en la A, pero puede que sean 36, o 32, o 28, o 24… Todo es posible. Es que si de muchos equipos se trata en una Primera División, vale la pena recordar lo que ocurrió en el último campeonato de la era amateur: sí, en 1930. Aquel torneo se realizó con la participación de 36 equipos que se enfrentaron en una sola rueda, todos contra todos. El año anterior (1929) habían jugado 35 clubes repartidos en dos zonas, para luego medirse los primeros en una gran final que Gimnasia y Esgrima La Plata le ganó 2-1 a Boca en cancha de River. Para 1930 la historia juntó, en una misma categoría, a los poderosos de la época junto con cuadros muy humildes como Sportivo Buenos Aires, Honor y Patria de Bernal, Sportivo Palermo y Argentino del Sud. El campeonato lo ganó Boca, con cinco puntos de ventaja sobre Estudiantes de La Plata; llegó tercero River, a nueve puntos, y el cuarto lugar lo empataron San Lorenzo y Talleres de Remedios de Escalada. Por el contrario, Argentino del Sud hizo la peor campaña,

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con escuálidos cuatro puntos, producto de una victoria, dos empates y 32 caídas. Hizo 14 goles y le metieron 100. La duración fue de trece meses, tomando en cuenta que arrancó en marzo de 1930 –se interrumpió por la realización de la primera Copa del Mundo en Uruguay– y se reanudó para finalizar en abril de 1931. Apenas cuarenta y cinco días después, el fútbol argentino inició su camino en el profesionalismo, con la primera jornada organizada por la PreAFA, ya que la entidad actual se creó en 1934. En esa nueva estructura rentada, los equipos en Primera A pasaron de 36 a 18, lo inverso del pensamiento que hoy tienen varios dirigentes encumbrados en la AFA. Para 1934, debido al escaso arraigo de algunos equipos, se determinó que quedasen 18 en vez de 14: se obligó a Quilmes y Tigre a no participar del nuevo campeonato y se ordenó que cuatro clubes se fusionaran en dos. Atlanta y Argentinos Juniors pasaron a ser una Unión, lo mismo que Talleres de Remedios de Escalada y Lanús. Así, 14 equipos jugaron tres

ruedas hasta completar 39 partidos en la temporada. Fracasada esa idea, se retomaron los 18 equipos y, desde 1937, se estableció el sistema de ascensos y descensos directos. Los primeros en irse a Segunda fueron Quilmes y Argentinos Juniors, quedándole a Almagro el mérito de ser el primer ascendido, aunque lo suyo duró un año. Cuando la cifra se redujo a 16 para 1939, la incorporación como invitados permanentes de Newell’s Old Boys y Rosario Central llevó la cifra nuevamente a 18 equipos. Para fines de 1940 hubo dos descensos (Chacarita y Vélez, en medio de denuncias gravísimas de sobornos e incentivaciones varias), y no se le permitió ascender a Argentinos Juniors por tener una cancha que no reunía las condiciones reglamentarias exigidas. Quedaron 16 clubes y 30 fechas de fútbol los domingos. Nada cambió durante los ’40, pero el terremoto que provocó la huelga de futbolistas en 1948 hizo que se anularan los descensos, y nadie pudo impedir que Fe-

A partir de 1990 se cambió la organización: claro, tenían que salir campeones Boca, San Lorenzo o Racing Club, que no conseguían quedarse con los torneos largos.


rro Carril Oeste y Atlanta, descendidos en 1946 y 1947, recuperaran su lugar en la A. Así, volvieron las 34 fechas para 1949 (el primer título de Racing en el ciclo profesional) y otra vez a cambiar en 1951, con dos retrocesos y un solo ascenso. Así quedaron otra vez 16 clubes, que jugaron ese modelo de torneo entre 1952 y 1961, cuando la baja de Lanús y Los Andes y la vuelta de Quilmes achicaron la categoría a 15 clubes, que fueron 14 para 1963. Sin descensos por decisión gubernamental y con dos retornos (Ferro por campeón, Newell’s por una orden judicial), volvieron los 16, que fueron 18 en 1965 y 20 en 1966. Hasta ahí, la primera parte de los torneos de AFA. Desde 1967 comenzaron a implementarse los dos torneos por temporada: el Metropolitano y el Nacional. Significó el ingreso de los clubes del interior, que comenzaron siendo cuatro (Chaco For Ever, San Lorenzo de Mar del Plata, Central Córdoba de Santiago del Estero y San Martín de Mendoza), para ir aumen-

tando su participación al punto de llegar a sumar 12 o 14 en los ‘80. Eso en los torneos Nacionales, mientras que en los Metropolitanos se jugaban entre los cuadros directamente afiliados. A la par de los Nacionales funcionaron entre 1967 y 1970 los torneos Promocional y Reclasificación, engendros que eran un consuelo para aquellos que no se clasificaban para el Nacional y que, en el segundo caso, mezclaba equipos de Primera A y B para resolver ascensos y descensos. Los Metropolitanos fueron de 22 equipos divididos en dos zonas de 11 cada una, con semifinales y final. A una sola rueda, todos contra todos, como en 1970. De dos ruedas con dos descensos directos, como en 1971, a dos ruedas con dos descensos a decidirse en un hexagonal de los seis peores, como en 1972, dos ruedas sin descensos, como en 1973, dos ruedas en dos zonas con interzonales sin descensos, como en 1974, todos contra todos en dos ruedas, como en 1975, dos zonas en dos ruedas y dos segundas par-

tes por el título y para evitar el descenso, como en 1976. Como se observa, el cambalache organizado. El torneo de 1977 fue el más largo entre los de Primera División. Fueron 23 equipos, dos ruedas, con tres descensos directos. Para 1978, la cifra bajó a 21; en 1979, hubo dos zonas; y desde 1980 hasta el final en 1989, todo transcurrió “normalmente”, con 18, 19 o 20 clubes en Primera A. Y a partir de 1990 se cambió la organización: claro, tenían que salir campeones Boca, San Lorenzo o Racing, que no conseguían quedarse con los torneos largos. Empezaron el famoso Apertura y el no menos conocido Clausura, hasta que ahora las mentes febriles de los apasionados dirigentes están pergeñando otra estructura. Por eso, hoy están pensando en cambiar. Como han hecho siempre. O casi siempre. Nada puede asombrarnos ya. Aunque lo vendan como algo “nuevo”, es más antiguo que moderno. Una vez más.

Boca Juniors 1931, primer campeón profesional en un torneo de 18 equipos con 34 fechas.

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En la cancha se ven las pibas ¿Moda caprichosa? ¿Vientos nuevos que soplan en la era cristinista? El fútbol femenino, en los pies de la clase media, ocupa cada vez más espacio en las canchas del país. Equipos como Las Barcelolas, Botinegras, Guarrabravas, Dame Pelota o Alta Delantera se destacan en el torneo que, el cronista, con experiencia propia de entrecasa, asumió como espectador para traernos este relato de una versión futbolera que pinta divertida. Por GABRIEL KIRCHUK Fotos ALEJANDRO KIRCHUK



C

uando conocí a mi novia, una de las cosas que más captó y llamó mi atención fue que jugaba al fútbol en un torneo con sus amigas. Unos meses después, le regalé unos botinesreliquia Fulvencito, pero ésa es otra historia. Resultaba gracioso el hecho de jugar, cada uno por su parte, los sábados a la misma hora. Cuando le preguntaba “¿cómo te fue?”, me contestaba “re-bien, ganamos y metí dos goles”. Nada que ver con lo que me pasaba a mí. En general, yo respondía “perdimos por goleada, me desbordaron todo el partido, nos pasearon”. Fui a verlas jugar un par de veces, y me encontré con un gran equipo, llamado de forma muy original YqueHdeP (Y Qué Hay de Postre). Unos meses después las vi dando la vuelta, campeonas invictas, con un plantel talentoso y muy bonito. ¿Qué más se puede pedir? A partir de ese momento, empecé a observar más en las canchitas y torneos, dándome cuenta de que el fútbol femenino amateur no es sólo una moda caprichosa y fugaz de unas pocas, sino una actividad entre varios grupos de amigas que surgió para instalarse. Desde que nací, siempre que iba a jugar a la pelota, ya sea a una plaza o una canchita daba por sentado que eran lugares exclusivos de varones. Papás, hijos, hermanos, amigos, colegas, compañeritos, pero nunca nenas. Descubro hoy, primero asombrado y luego con gusto, que sólo con 25 años, mi reciente pasado ya es antiguo. Aquel ritual mítico, infranqueable, tradicional y clásico que significa el fulbito entre amigos ya no es sólo masculino, ahora las canchitas son verdaderamente populares.

Fútbol para tod@s Hace unos años era raro, y resultaba llamativo, ver a chicas jugando un partido de fútbol. Hoy en día es moneda corriente. Más allá de los clubes conocidos que tienen fútbol femenino como posibilidad –y la lista de inscriptas es larga y va en ascenso–, surge un fenómeno que parece simpático y novedoso, pero en realidad es totalmente natural. Cada vez son más chicas las que prefieren ocupar el tiempo libre en un picadito, con todo lo que eso implica: intentar llegar a diez (tarea no fácil, no toda amiga de amiga está disponible para calzarse los cortos), hacer la previa, batallar el partido, y concluir el post con pizza y cerveza alrededor de una charla sobre cómo se jugó, sin que falten los comentarios acerca de los “chongos” de turno. Sería sencillo confeccionar una tabla comparativa entre un partido de hombres y uno de mujeres, nos reiríamos un rato, pero no nos llevaría a ningún lado. Pueden parecer hasta dos deportes bien distintos. Sin embargo, en esencia es el mismo: meter goles en el arco rival, intentar que no lo metan en el propio y, lo más importante, transpirar la camiseta. Quizás no pongan huevo, sino ovarios, o los gritos pidiendo la pelota sean más agudos. Tal vez haya cabellos más largos y piernas más estilizadas. Pero la búsqueda es la misma. Hay ganas de divertirse, sufrir y pasar un rato haciendo lo mejor del mundo: el fútbol.

Crónica de una tarde perfumada Nos acercamos a Pilar, a La Rana, uno

de los torneos de fútbol amateur con mayor cantidad de equipos: ¡¡¡cien!!! Están divididos en varias zonas y categorías según edad, ya que hay de todo: Sub 18 –la fiebre adolescente–, las jóvenes de veintipico y las mujeres ya maduras –lo que menos se ve, pero hay–. Justo cuando vamos llegando a las canchitas, nos encontramos con uno de los conjuntos veteranos, las Trapo Women, que acaban de perder pero mantienen la cabeza en alto. Juegan hace cuatro años juntas, y el equipo es una rutina más de sus fines de semana. Por otro lado, escuchamos gritos, vemos saltos, nos dirigimos hacia la algarabía y conocemos a Las Magníficas, nueve chicas de 17 años provenientes del hockey y el vóley. Pocos meses atrás, una tarde, tomando el té, decidieron formar un equipo. Fueron víctimas gustosas del contagio social generado por el Barcelona. Messi es su Justin Bieber. Con muchos espectadores ubicados en gradas y reposeras, y otros de pie, al costado de la cancha, me acomodo entre familia, amigos y, sobre todo, novios, para ver el comienzo de Manché a Ester United vs. La Fulminante F.C. No dejo de sorprenderme. En este predio gigante lleno de chicas jugando compenetradas, me detengo en un detalle que nunca vería en un encuentro varonil: la ropa. Las chicas de Manché lucen medias deportivas hasta la rodilla, de color fucsia, fluo, brillantes, mini-short negro ochentoso y unas remeras blancas estilo inglés. Por unos segundos, parezco un cronista de moda, pero no. Quedé realmente maravillado, ya que derrochan elegancia y estilo sobre el verde pasto. Una vez comenzado el match, Tanque intenta formar una sociedad con

“Van mucho para adelante, no se plantean como posibilidad jugar la pelota hacia los costados o para atrás” (Martín, director técnico de un equipo femenino).

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Pecas: la 10 y la 5 tocan, pero todavía no logran el gol, nuestras Lady Gagas del balompié intentan con gracia y se nota que la pasan bien. La risa y el aliento entre ellas en medio del trajín son sinónimos del gran clima que se genera en estos encuentros. Durante el entretiempo decido dar una vuelta por las charlas técnicas, y escucho que mientras Vicky dice que hay que pasarla más y tratar de tener la pelota, algunas se quejan por las ampollas; en el fondo, otras chicas ya están preguntando qué planes hay para la noche. Cada una tiene su rol en el equipo, y la diversión aparece como el motivo más importante a la hora de jugar. Antes de empezar el segundo tiempo gritan “vamos a meterle un poquito más de onda”, en vez de nuestro conocido “hay que poner más huevo”. Al igual que nos pasa viendo fútbol masculino, es posible cruzarse con em-

boles o con partidos emocionantes. De todas formas, la atracción por algún detalle nunca se esconde, desde los apodos de algunas jugadoras –como El Muro o Lechón– hasta los nombres de los equipos, algunos ya mencionados y otros extraordinarios, como Las Barcelolas, Botinegras, Guarrabravas, Dame Pelota o Alta Delantera. Las peculiaridades y las anécdotas abundan. Por ejemplo: nuestro fotográfo le pide a un grupo de chicas una foto antes de que empiecen; no bien tomada, las chicas corren a ver cómo salieron, sin que les importe que se demore un poco el comienzo del juego. El cuidado estético es fundamental. Uno de los médicos se dirige hacia una de las combatientes, que solloza herida en el suelo, y antes de que le tiren spray en la pierna, ella suplica que no le bajen las medias porque no se depiló. Increíble.

Cuestiones de juego Aprovecho un descanso bajo la sombra de un árbol para charlar con uno de los árbitros (también existen jueces femeninas), Rodrigo Porino, que me cuenta que lo más difícil de dirigir mujeres es el trato: la manera de ser es diferente de la masculina. “Hay que ser más meticuloso, y a veces se quedan enroscadas durante mucho tiempo con alguna situación fugaz del partido. Son sensibles a una respuesta, pero son más respetuosas, también”. Cada tanto, los jueces explican el reglamento; las chicas lo aprenden rápido, tienen clarísimas las nociones de juego. Aunque sorprenda, la suavidad brilla por su ausencia, se raspa bastante, se pone picante entre las rivales, con diversos insultos cruzados, y no existen tapujos a la hora de tirar una patada karateca. Rodrigo también nos cuenta que ve mucha

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evolución partido a partido y que el nivel de juego varía, pero no es malo. Él disfruta de dirigirlas y no se aburre. Mi recorrido continúa y me entero de que un partido terminó 27 a 0. No lo puedo creer, veía paridad entre los equipos, pero una vez más no dejo de asombrarme: en este mundo puede pasar de todo. Observo que cada conjunto tiene una crack que marca la diferencia. Resultan indispensables las individualidades: con una jugadora que la mueva un poco más que el resto, el margen se agranda. Cuando se juntan dos o tres talentosas, podemos afirmar que estamos ante un equipo candidato a campeón. Otra protagonista importante, cada vez más relevante en el fútbol argentino, es la pelota parada. En el córner van todas al área, y para los tiros libres, muchos equipos poseen una cañonera que se distingue por la fuerza del tiro. En la barrera, los pechos deben ser protegidos, y las manos de las arqueras deben estar listas para el proyectil. Tuve la oportunidad de hablar con un amigo que juega muy bien al fútbol

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desde chiquito y que, ante un pedido de amigas suyas, hoy es el director técnico de un equipo femenino. Martín me comenta que lo más complicado es lograr que entiendan el juego, el orden táctico y las funciones. “Van mucho para adelante, no se plantean como posibilidad jugar la pelota hacia los costados o para atrás”. Destaca la predisposición y atención cuando expone alguna idea, y lo rápido que incorporan los conceptos. Me dice que existe el trato diferenciado, cuida a sus mejores jugadoras de forma especial y les habla mucho a las defensoras. La actitud de ellas ante él, en el vestuario, es muy graciosa: se olvidan, o no les importa tener un hombre delante, se cambian frente a su DT. Las conoce por completo. Ya terminó la jornada maratónica, y sigo maravillado por todas las novedades que descubrí en este mundo fantástico que se encuentra en plena construcción. Estamos ante un nuevo tentáculo del pasatiempo más popular que conocemos. Las chicas que se animan a formar un

grupo para disfrutar del fútbol no dejan de ser femeninas; por el contrario, demuestran otra faceta de la femineidad. El juego brusco y el riesgo en cada pelota jugada prueban que el sentimiento futbolístico no tiene sexo. La belleza no desaparece; es más, reluce. Si bien todavía existen muchas barreras culturales a traspasar, la inserción social de las mujeres en actividades que históricamente fueron relacionadas con hombres no es casual. Es un espejo del momento en que vivimos. Cuando las minorías -y lo que todavía nos parecen bichos raros- ya constituyan una dinámica común, estaremos ante una disciplina habitual. Vamos camino a eso. Seguirá existiendo el retrógrado que no comprenda la apertura de fronteras, pero irá quedando solo en sus ideas, cuando la moda del fútbol femenino se convierta en una tradición. Quizás surja alguna vez el fútbol mixto ¿Por qué no? Ya estoy divagando, pero mientras tanto, me alegra que compartamos las canchas.


En La Quebrada también

Paisajes increíbles y mujeres desafiantes ante el machismo que aún nos gobierna y cuesta expulsar. Se trata de fútbol femenino en Tilcara. Una nuestra de la lucha por la igualdad, la alegría y el deporte. Hasta allí llegamos, para retratar porciones de un país distinto.

El fútbol femenino se extiende por todas las venas de la Argentina, y alcanza una de las puntas más altas del mapa: Tilcara, Jujuy. Sin embargo, la única similitud con otras regiones donde se desarrolla esta disciplina parece ser una pelota girando, ya que las condiciones son muy diferentes. Hace tres años se creó la Liga Tilcareña de Fútbol Femenino. Empezaron compitiendo siete equipos, y hoy son trece. El número impar no es casual, sino obligatorio. El equipo que queda libre en cada fecha es el que se encarga de la organización, es decir, de las planillas, de las pelotas, de poner y sacar redes de los arcos, entre otras tareas. El torneo subsiste gracias a las mismas jugadoras que participan en él. Es autogestionado, con todo lo que eso implica. Para poder jugar,

ellas deben sostener la estructura. Casi todas las jugadoras son madres de una edad promedio de 30. Poco a poco el torneo se fue convirtiendo en una especie de reunión familiar. María Rosa –una de las futbolistas y organizadoras– nos contaba que al principio los hombres estaban reacios con la idea. Les parecía raro que sus mujeres le dedicaran tiempo a la pelota. No estaban convencidos. Luego lo fueron aceptando, y ahora hasta participan de diversas maneras: cuidando a los chicos al costado de la cancha, o en el rol de directores técnicos. Como bien sabemos, el clima en el noroeste argentino es seco y el relieve es montañoso. Entonces, las canchas se funden y a la vez forman parte de aquel paisaje árido, gigante, pintoresco… El suelo del campo de juego es una mezcla

entre barro seco, arcilla y polvo de ladrillo, hermoso para ver y hacer fotos, pero imposible como terreno de fútbol. Entre el polvo y las montañas se divisan veintidós jugadoras corriendo bajo el inclemente sol y el denso calor. En el silencio del desierto sólo se escucha el repiqueteo de la pelota, algunos gritos de gol y otros de protesta. Tilcara no es la única ciudad norteña donde se practica fútbol femenino. Existen otras donde también se crearon ligas, como Iruya. Los torneos de mujeres, lejos de ser una actividad aislada, cada vez toman mayor protagonismo de la mano de grupos autosustentados que luchan contra cualquier obstáculo para preservar este lugar de encuentro y tener un rato de disfrute con la pelota. Un aire fresco entre tanto trabajo.


PERFUME DE VARÓN Por CECILIA DI GENARO

Fotos ALEJANDRO KIRCHUK

“El fútbol es el lugar donde podés arañar a otro hombre sin ser gay”

Nazareno Casero fue el voluntarioso hincha de fútbol que se encontró con nuestra cronista descreída para convencerla de las virtudes de del deporte que es pasión de multitudes. Preocupado por la situación de Comunicaciones, el club de barrio Agronomía, tuvo tiempo también de recordar sus anécdotas con Evo Morales y Diego Maradona en La Paz, en oportunidad de un partido a beneficio. Apasionado por el fútbol, dice que de todos modos el top one de sus preferencias lo ocupan las mujeres.

E

n medio del grave conflicto que vive el Club Comunicaciones, nos reunimos con Nazareno Casero, uno de sus hinchas acérrimos. Protagonista de, según la cronista que escribe esta nota, la mejor tira de TV que dio el 2011 –Los sónicos (Canal 9)–, Nazareno no pierde oportunidad para instalar el debate sobre la intrincada situación que tiene al gobierno de Mauricio Macri, los socios de club y la Mutual del Gremio de Camioneros liderada por Hugo Moyano discutiendo para ver quién se queda con esta importante porción de tierra en el corazón del barrio Agronomía. En compañía de su inseparable perro Yeso, el actor del film Aballay, el hombre sin miedo –elegido por la Argentina para competir por el Oscar a la mejor película extranjera en la próxima entrega de los premios Oscar– arranca con un apasionado pedido de auxilio, pero también regala anécdotas que incluyen a Evo Morales y Maradona, da su opinión sobre la relación de amor y odio que tenemos con Lionel Messí y habla de la necesidad masculina y animal de transpirar cuerpo a cuerpo con otros hombres en una cancha de fútbol. –Te escuché en varias notas hablando del conflicto que hay en Comunicaciones, ¿los hinchas te piden que hables? –Sí, mucha gente me pide que intente poner el tema sobre la mesa. En principio, que un club se venda a un privado está mal. Lo peor de todo es que los acree-

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dores pedían que se pagara la deuda, y el Gobierno de la Ciudad hizo una propuesta en la que iba a saldarla para que supuestamente el club quedara, como corresponde, en manos de los socios. Pero el juez D’Alesandro falló a favor de Moyano, presuntamente a cambio de dinero. Se dice, además, que esta gente que se haría cargo del club es la misma que habría quebrado Cerámicas Zanoni y El Hogar Obrero. –La propuesta de Moyano dice que van a pagar 12 millones de pesos, cuando el club en realidad está tazado en 167 millones de dólares. –El terreno solamente vale eso. Comunicaciones debe ser el club con más patrimonio de la Ciudad de Buenos Aires. El terreno no sé si no está valuado más que el de la cancha de River. Es el más caro de la Capital. –Y que en el medio esté metido el Gobierno de Macri, ¿no hace más ruido? –Sí pero lo peor es que se lo quedaría una mutual, un privado que se lo está lle-

vando por monedas. –¿Dónde te parece que se cruzan la política y el fútbol? –Cuando las cosas no son claras, ahí empieza el problema. De todas maneras, hablar de la situación del fútbol en general y de lo que está pasando con Comunicaciones no es lo mismo. Los intereses van por otro lado. Acá no se está hablando de derechos de transmisión. Es por la ubicación que tiene el terreno, el tamaño… Se puede hacer cualquier cosa en ese lugar. Creo que en este caso, más allá de los cruces y las disputas políticas, el club debería quedar en manos de los socios, aunque a esta altura suene utópico. No tengo idea si el Gobierno Nacional lo apoya a Mayano en esta cuestión, pero es una pelea en la que, por los matices que tiene, nadie quiere meterse mucho tampoco. –Contame de Comunicaciones. ¿Qué significa ser hincha de este club? –Es un club del que la gente mayor se acuerda de los carnavales, de la pileta,

“En el fútbol argentino te tenés que fumar un torneo entero a un jugador malo. Y cuando tenés otro que está en buenas condiciones, como ahora el Mudo Vázquez, de Belgrano, se va enseguida”.


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tiene historias de antaño… Es un club que se quedó en el tiempo. El barrio es como una burbuja que quedó dentro de Capital, porque sigue funcionando igual que en la década del ‘70. Tiene la mística que debería tener todo club de fútbol. –¿Por qué te hiciste hincha? –Fue de grande. En mi familia no le dieron nunca bola al fútbol. Mi papá es de Racing, pero nunca le dio mucha pelota. Mi madre me decía siempre que cambiara de canal porque le deprimía ver partidos por la tele. No tenía ningún incentivo. –¿De niño de qué cuadro eras? –De Chaco For Ever. –Ah, un marginal por donde se te mire… –Tenía una remera de rugby que me gustaba y me dijeron que tenía los colores de Chaco For Ever. A pesar de eso, mi abuelo me quería hacer de River. Fabio Alberti me llevó por primera vez a la cancha a ver River-Gremio. Me gustó, pero no me generó nada, tenía 8 o 9 años. También fui de Independiente a medias por los Urtizberea. Después, mi viejo tenía un admirador de Racing que me regaló una camiseta y me convenció de que era de Racing. Pero en el 2001 salieron campeones y yo ya me sentía hincha de Comunicaciones. –¿Qué siente un niño cuando le falta algo que parece tan fundamental como el hecho de pertenecer a un club? –No sé, yo recuerdo que quería que me gustara el fútbol, veía lo que generaba en la gente un partido y no entendía nada, pero me preguntaba por qué pasa lo que pasa con este deporte. A los 10 años vivía con mi madre y mi hermana; teníamos una tele en un cuarto en la parte de arriba de la casa. Ahí fue cuando encontré un espacio para mirar fútbol. Me entregué totalmente. Era la época de Vélez campeón y lo seguía. Me acuerdo de

todos los jugadores. Miraba un programa que se llamaba Fútbol x dos. Me acuerdo también de la época de Ferro en Primera, de Deportivo Español en Primera. Me gustaba Ferro con Cocca. –Pero ningún pibe quiere ser de Ferro, salvo que el padre lo obligue… –A mí siempre me gustó empezar bien de abajo para crecer. –¿En dónde entra a jugar Comunicaciones? –Tenía 14 años. Lo fui a ver por primera vez con mi amigo Eric, que era de ahí, de Agronomía, igual que yo. Estaba en la C, y el fútbol me pareció muy cercano al que yo jugaba. En cuanto a lo desprolijo, a lo amateur. Sentís que los jugadores están ahí porque les da y juegan como sea. –Lo amateur te conmueve. –Digamos que es mucho más loable que lo otro. Si bien no le quito el mérito a un equipo como el Barcelona. Pero una vez que tiene la habilidad, para un profesional es mucho más fácil hacerlo cobrando 60 millones de euros por año que para un pibe que por ahí cobra 3 mil pesos por mes. Me toca en una fibra más cercana. Veo a un pibe de 19 años como Lamela y digo “éste ya está jugando en Italia”, no tengo nada que ver con él. Pero veo a uno que juega en Deportivo Merlo y me siento más cerca. –¿Qué fue lo más zarpado que hiciste por ir a ver a Comunicaciones? –Hubo un año que lo seguí en la C a todos lados y mentía en mi casa porque mi viejo no me dejaba ir de visitante. –Entonces todas las hinchadas son pesadas, hasta la de Comunicaciones. –Todas las hinchadas son quilomberas, y siempre que sos parte de una hinchada sos parte de alguna situación que puede pasar el límite. No por ser menos son menos locos. Es algo que genera el

fútbol y en muchos casos es el sentimiento que más representa a muchos hinchas. –Para vos es central ver fútbol. ¿Y jugarlo? –Es fundamental también. Ahora estoy hace dos meses sin jugar porque me lastimé y me siento mal. Necesito tener contacto físico con otros hombres. Eso es el fútbol, el lugar donde podés arañar a otro hombre sin ser gay. Lo tenés que pisar, te le tenés que subir arriba, si lo tenés que morder, lo hacés. Te abrazás, chivás, es necesario para el hombre como género, como macho. –A mí una vez un novio me convenció de que lo acompañe a ver a River. Cuestión que se largó a llover y nos tiraban desde la popular bolas de diario con pis. ¿Qué les pasa a los hombres cuando cruzan la puerta de cancha? ¿Por qué muchos se convierten en salvajes? –Está en cada uno, pero dicen que el fútbol es el psicólogo del pueblo: la gente grita, canta, llora... Alguna vez he puteado a un jugador y me hago cargo. La cancha es, en muchos casos, el lugar donde la gente va a descargar la frustración de una semana o de una vida de mierda. El tipo pagó la entrada y quiere que esa gente haga lo que él quiere. Quiere que su equipo gane cueste lo que cueste. Porque eso también se nos inculcó con lo del bidón de Branco. –¿Y eso qué es? –En el Mundial ’90, Bilardo supuestamente adulteró con somníferos un bidón para que los brasileños lo tomaran y se durmieran. Nunca se supo finalmente si fue cierto, pero está también esa cosa de que no se puede hablar mal del gol de Maradona con la mano a los ingleses. Eso demuestra una idiosincrasia de ganar a cualquier costa. No te importa cómo. –¿El argentino es existista en otros ámbitos?

“A Maradona ni le pedí la foto. Me saqué una con él de fondo. Preferí ser de los que no pide la foto. Pero si algún día me lo encuentro, le voy a decir que jugué con él en La Paz”.

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–Sí, pero la cancha es el espacio donde debe desplegar esa tara. Esa cosa de “vamos, alentemos nosotros, ganémoslo nosotros desde la tribuna”. –¿Creés en Dios? –Sí. –¿Le pedís que gane Comunicaciones? –Sí, alguna vez he pedido. Pero es raro porque pienso que del otro lado está pidiendo más gente, y entonces estamos jodidos. Es una lucha de poderes imposible porque no hay un “fesómetro” que pueda calcular cuánto está pidiendo cada uno. –¿Ahora en dónde están ustedes los de Comunicaciones? –Primera B. –¿Si estuvieran en las grandes ligas qué cambiaría? –Cambiaría la calidad de juego. La B Nacional es muy parecida a Primera División. Están muy pegadas por cuestiones de infraestructura, de ubicación, de lo que sea, pero digamos que están muy parejos. Hay equipos que están para subir, hay otros que suben y bajan todo el tiem-

po. Más que nada, cambia el nombre de los jugadores y la dinámica que pueden crear en el juego. –El hecho de que los mejores jugadores –Messi, Tevez, Agüero–, o incluso los que siguen en la escala jueguen afuera, ¿en qué modifica al fútbol local? –Lo transforma en un espectáculo más acelerado. –No entiendo –Es como si vos tuvieses que sacar las empanadas rápido del horno porque están todos morfando; entonces, algunas te salen un poco más crocantes y otras con la masa con harina. –Y hay que bancarla... –Hay que bancarla y que las termine de cocinar el estomago. Te tenés que fumar un torneo entero a un jugador que por ahí juega bastante mal. Y cuando tenés un jugador que está en buenas condiciones, como ahora el Mudo Vázquez, de Belgrano de Córdoba, se va enseguida. El pibe sabe que se va a Rusia, juega dos o tres años y ya está. Si no se manda mu-

chas cagadas, sus próximas cuatro generaciones están paradas. –¿La gloria de jugar para tu país es algo que perdió valor para las últimas generaciones? –Creo que la gloria personal es una cosa y la gloria nacionalista puede ser otra. Todo está cambiando, ya no hay jugadores con bigotes. Y en el fútbol se refleja cómo es la sociedad. A mí me encantaría que Messi jugara acá como lo hace en el Barcelona. Pero no está acompañado por la misma gente. –¿Cómo se explica ese amor/odio por Messi? –No tiene explicación, creo. Yo no estoy de acuerdo con la gente que insulta a los deportistas. Y estos son deportistas de elite. ¿Cómo le vas a gritar cosas horribles a un pibe que está entrenando hace quince años y que está entre los cien mejores del mundo? Antes de putear hay que preguntarse: ¿cuándo estuvo uno entre los mejores de mundo en algo? Encima, en el caso de Messí tiene que compartir el

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trono con Maradona, un personaje tan polémico. –¿No te gusta Maradona? –No podría decir que no. Si separáramos al Maradona deportista de lo que es el Maradona mediático, el tipo es un monstruo. Sin embargo, ha tenido movidas mediáticas muy desagradables. –¿Tuviste alguna oportunidad de conocerlo de cerca? –Jugué un partido de fútbol con él y Evo Morales en La Paz. –¿Cómo fue eso? –Yo trabajaba en Kilómetro a kilómetro, un programa de turismo en Canal 7. En 2006 hubo una gran inundación en Bolivia y se organizó este partido en el que jugaba Maradona. Lo recaudado iba para los damnificados. El productor sabía que yo jugaba y que dejaba todo por ir a ese partido. Entonces me convocó. En ese momento estaba jugando dos veces por semana en cancha de once, de 4, de lateral, y en La Paz me quedé sin aire en el primer pique. Me tenía que sentar porque no tenía capacidad de recuperación. Pero tengo una fotos de un diario boliviano en la que estoy en una especie de patada voladora bajita a los pies del Diablo Etcheverri, y el epígrafe dice “un amague de lujo”.

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–No me estás contando nada de la experiencia de estar con Evo Morales –Es muy raro, dejás de verlo en los diarios, dejás de mirarlo con esa envergadura y lo tenés ahí… Fue importante por todo lo que él simboliza. En un momento hubo una jugada en la que él recibió de espaldas y lo choqué porque él la cubrió con el cuerpo. Lo marqué fuerte, digamos. –Upa, ¿le pegaste al presidente? –Creo que todos se quedaron mudos, como diciendo: “que no lo parta”, porque suponían que si pasaba algo no salíamos de Bolivia. –Si le hubieras podido hacer un caño a Evo, ¿se lo tirabas? –De ida y vuelta, olvidate. Me acuerdo que en el entretiempo vino uno de la Cruz Roja y estábamos ahí con el Turu Flores, Maradona, Pogany y Almandoz hablando. Obviamente, me puse a escuchar y a nutrirme. El de la Cruz Roja me dio una máscara con oxigeno y yo se la pasé al Turu –que me había apadrinado y era el único con el que tenía confianza–. Más vale que fui el último en recibir oxígeno, porque si alguien me llegaba a decir “¡nene, dame la máscara!”, me moría ahí mismo, en ese vestuario, o me deprimía por el resto de mis días. Cuando salimos, estaba Evo Morales esperando a Maradona para irse y

me vio. Me tocó la espalda cariñosamente en señal de buena onda. –¿Y con Maradona tuviste contacto? –No mucho. Ni le pedí la foto. Me saqué una con él de fondo. Preferí ser de los que no pide la foto. Pero si algún día me lo encuentro, le voy a decir que jugué con él en La Paz. –Hace un rato hablabas de las contradicciones de Diego. ¿Te parece que su personaje podría encerrar lo que es el folclore argentino? –Sí, podría. No siempre un país puede ser tan genial o tan polémico como Maradona. Lo que más me gusta de él es que tenía un sueño y lo cumplió. Incluso viniendo desde tan abajo. Eso fue épico. Es lo que tendríamos que embanderar, debería ser nuestro slogan. –¿Cómo sería tu top five de pasiones? –A ver, mujeres, comida, viajar, fútbol –eso encierra amistad– y las artes. El número uno sería las mujeres, aunque también te puedo juntar mujeres con alimentos porque uno cocina para mujeres o va a comer con ellas. Te lo digo así: no hay nada más lindo que estar con una linda chica, paseando por el mundo, comiendo cosas ricas, jugando al fútbol con amigos y todo el tiempo nutriéndose de música, de cine, de arte. Eso sería el top five.



El verdadero secreto está en la pretemporada

Los equipos desarrollan en los primeros días de enero una preparación intensiva que después disfrutarán o padecerán durante el torneo. Un conocedor de estos menesteres, por haber participado en varias de ellas, revela qué cambió en el entrenamiento en las últimas décadas. Si usted quiere saber que le deparará su equipo para este año, no hace falta esperar que empiece el campeonato. Si se da una vuelta por la pretemporada tendrá un panorama completo. Por GUSTAVO LOMBARDI

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i quiere entender qué le pasa a su equipo, desentrañar por qué juega cómo juega, no busque, entonces, las respuestas dentro del campo de juego cada fin de semana. ¿Cómo es eso? Los noventa minutos son el final de la historia, y una novela no se comienza a leer de atrás para adelante, aunque la tentación de saber el final es cierta y esté al alcance de nuestros ojos. Vayamos al origen. Al principio. Al punto donde todo comienza y desde donde no habrá retorno posible: “la pretemporada”. Allí, a principios de enero, la semilla de lo que será el futuro equipo será plantada y no habrá sorpresas. Crecerá y se desarrollará un plantel acorde a las bases, ideas y conceptos que en esos primeros meses del año le impriman los responsables del proyecto. En estos meses de verano donde no hay competencia oficial, la actualidad nos permite ahondar en algunos temas demasiado importantes que, paradójicamente, están muchas veces relegados a la hora del análisis. Comencemos haciendo un corte histó-

rico de las pretemporadas en la Argentina para situarnos quince o veinte años atrás. El 99% de los equipos comenzaba la temporada en enero sabiendo que tenía por delante de cuatro a seis semanas antes del primer partido del campeonato. Los primeros días se tomaban para estudios médicos, y a partir de allí comenzaba un período de aproximadamente diez días donde casi siempre había un triple turno que variaba exclusivamente entre subir médanos, correr quince kilómetros por la ruta con 50 grados de temperatura, ejercicios de deuda de oxígeno (que inevitablemente descomponían a la mitad del plantel), todas la variantes de abdominales, pasadas de cuatrocientos, seiscientos, mil metros, y tal vez cinco minutos de contacto con la pelota. De allí aquellos olvidables partidos de verano donde era imposible ver más toques con el pie que con la rodilla. Las dos semanas siguientes la balanza se equiparaba con mañanas donde los todavía exigentes trabajos físicos eran la vedette, con tardes donde los que aún quedaban en pie hacían los primeros trabajos con el balón. Sólo llegando al final de esas

primeras seis semanas del año y a horas de dar el puntapié inicial en el torneo, el verdadero trabajo futbolístico se hacía presente. En resumen, llegada la primera fecha del certamen la mayoría de los entrenadores no estaban del todo convencidos de qué equipo pondrían en la cancha. Además, no eran menos de tres o cuatro los lesionados que no podían comenzar el torneo, y a las pocas fechas caían algunos más. Los que genéticamente soportaban mejor aquellas verdaderas palizas y podían jugar la mayoría de los partidos no eran, a mediano plazo, indemnes al desgaste desmesurado al que habían sido expuestos. A los pocos años aparecían las graves lesiones musculares, roturas de ligamentos, pronunciados bajones de rendimiento, etcétera. Todo entendible sólo en jugadores mentalmente “quemados” con físicos exprimidos para obtener rendimientos inmediatos sin pensar demasiado en el futuro. En la actualidad, poco a poco, las cosas en Argentina están cambiando. Las nuevas generaciones de técnicos y preparadores físicos, mucho más profesionales y con mucha más información al alcance de sus

Las nuevas generaciones de técnicos y preparadores físicos, con mucha más información, comenzaron a importar modelos de entrenamiento ubicados en las antípodas de los anteriores.

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manos, comenzaron a importar modelos de entrenamiento ubicados en las antípodas de los recientemente mencionados. Para trasladar tanta teoría a la práctica utilizo dos ejemplos que atraerán la atención no sólo por los clubes que representan, sino también por el poco conocimiento que hay del backstage de sus métodos de entrenamiento: el Real Madrid y el Barcelona. Rui Filipe da Cunha Faria nació en Barcelos, Portugal. Tiene sólo 36 años, es fisioterapeuta y preparador físico, pero principalmente es el responsable intelectual del método con el que hace diez años Mourinho entrena a sus equipos, con los que logró diecisiete títulos en tres países diferentes. “Ha visto alguna vez a algún pianista correr alrededor del piano antes de empezar a tocar? En nuestra metodología tampoco damos vueltas alrededor del campo”. Con esta frase, Rui Faria, como se lo conoce popularmente, resume el sentir hacia su profesión y una perspectiva novedosa en el mundo del fútbol que comparte con su compatriota y amigo Mourinho. Juntos crearon un tipo de entrenamiento donde el jugador se identifica y entiende qué estilo ha diseñado el técnico para el equipo y qué pretende de cada uno. Por eso, desde el primer día de pretemporada, cada ejercicio que se realiza tiene un objetivo directo y que se verá reflejado el día del partido. Para que esto suceda el balón debe estar presente desde el primer hasta el último minuto. Dentro de este tipo de entrenamiento no existe la carrera continua alrededor del campo de juego y el trabajo dentro del gimnasio. Los ejercicios nunca superan los veinte minutos y el total del trabajo en el campo no será nunca superior a los noventa minutos. Todos los trabajos físicos tienen siempre algo de táctica. De nada sirve, según Faria, frenar, arrancar, girar y saltar adentro de un gimnasio. Lo importante es hacerlo dentro de un trabajo combinado, en el campo de juego, con el balón y tras un objetivo táctico determinado. En el otro extremo de la península ibérica, en Cataluña, otro ilustre desconocido sigue sosteniendo y perfeccionando un modelo de entrenamiento con marcado acento holandés: Paco Seirul-lo. Trabaja en el Barcelona desde el año 1978, y desde 1994 está al frente del primer equipo.

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Su método de entrenamiento trabaja, a la vez, los aspectos físicos, técnicos y tácticos con el balón siempre como protagonista. “No se trata de correr más, sino de correr mejor que el rival”, afirma Seirul-lo. Y para lograrlo ha cambiado la forma de hacer las pretemporadas. Ya no se trata de “llenar el tanque” en unas pocas semanas y pretender que eso dure todo el año. Hoy se trabaja con una planificación más integral pero a partir de “microciclos” que se adaptan semana a semana dependiendo de las distintas exigencias que se vayan presentando. En el Barcelona se piensa en la pretemporada como un momento de afirmar valores físicos, tácticos y técnicos. Un

de la novela y no la obra completa. Observando la majestuosidad del árbol ya crecido y no el tiempo y el trabajo que le tomo llegar a ser lo que es. Creemos que sólo el azar nos permite hoy disfrutar de tan alto nivel deportivo, desconociendo que detrás hay muchas horas, días, años de trabajo silencioso no sólo de los protagonistas, sino también de ilustres desconocidos que aportan toda su capacidad para un único objetivo. Me podrán decir que estas dos superpotencias futbolísticas poseen los mejores jugadores del mundo, y es cierto, irrefutable, pero un gran equipo no sólo se conforma con buenos jugadores, sin ir demasiado lejos observemos qué ocurre

entrenamiento individual, pensado para cada jugador pero aplicado al conjunto. La gran ventaja que le lleva Seirul-lo a Faria es que el catalán hace mas de treinta años que ejercita esta forma de entrenamiento y, lo más importante, en un mismo club. Su filosofía de entrenamiento es “conseguir la ‘autoestructuración’ del entrenamiento. El modelo consiste en aportar al deportista soluciones para mejorar su rendimiento deportivo de forma que él sea el único protagonista, dé el máximo y sea autosuficiente.” Mientras cada fin de semana nos deslumbramos mirando a estos dos equipos (que, como verán, no son en el fondo tan diferentes), en realidad nos estamos encandilando sólo con una pequeña porción de la historia, leyendo sólo el final

con nuestro seleccionado. Una pretemporada es una muestra gratis que nos permite conocer el producto final. No sirve sólo para ver el trabajo planificado dentro del terreno de juego; también es útil para observar la interrelación de los distintos componentes del plantel, qué refuerzos son elegidos, como éstos se adaptan, qué tipo de entrenador contratan los dirigentes dependiendo de los jugadores que se tienen, etcétera. Por todo esto, si uno quiere saber qué le deparará su querido equipo para este año, no hace falta esperar a que comience el torneo. Péguese una vuelta por la pretemporada, observe con detenimiento y rápidamente sabrá si peleará entre los primeros, estará en el lote de los del medio o sufrirá viéndolo en la parte más baja de la tabla.


Un árbitro alemán quiso ayudar a un jugador deshidratado y orinó por él en el control antidoping: el análisis dio positivo!.

La vida en ojotas

Nuestro hombre en Río Cuarto nos propone un tiro al ángulo de las evocaciones. Allí donde la infancia y la adolescencia se mezclan con historias similares. Se llame como se llame el lugar donde usted haya vivido las vacaciones de verano, seguramente esta columna derivará en recuerdos de club, o de plaza, o de pueblo, que se registraron en una foto, en un papel o en un cajón. Bien por cierta melancolía. Por OSVALDO ALFREDO WEHBE

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l primer deporte veraniego en una ciudad mediana, o en un pueblo, era escaparse de la obligación de dormir la siesta que imponía la forma de vida del lugar, allá por los ’70, y un poco antes y hasta un rato después. No es que uno debía eludir una fortaleza, pero a los viejos les gustaba que la actividad no fuera contemporánea a la canícula, esto es, el momento en donde el sol daba de pleno en las calles y parecía que sólo un duelo del Lejano Oeste podría suceder en el lugar. Un viejo aguaribay nos cobijaba en las charlas, y la pileta del club nos esperaba para jugar al fútbol. No para nadar ni practicar otra cosa. Era para “patear”, como definíamos por entonces al juego de la redonda. En la pileta había tiempo para mirar de lejos a la de trenzas y hasta renunciar a los principios jugando un rato al vóley sólo para tenerla cerca. Y uno hacía papelones, pero creía que ella se inclinaría ante el esfuerzo del ignorante por encima de la facha del ducho. Y, la verdad, no era así. Pero también los veranos daban para recibir a los que jugaban afuera. Los que jugaban en Córdoba –sabíamos de memoria la lista–, Rosario o Buenos Aires y venían a sus casas en vacaciones. Hoy, para los habitantes de Río Cuarto, ver por las calles a Pablo Aimar, al Popi Bracamonte, a Franco Costanzo y a Pablo Guiñazú, entre otros, supone una mirada de curiosidad veloz y listo. En aquellos tiempos, si alguien decía que en la pileta estaba el Flaco Pitarch, que jugaba en la Reserva de San Lorenzo y que iba a jugar el “picado” del crepúsculo, la tarde era distinta y gloriosa. Si en la esquina de la plaza principal el Topo Irigoyen charlaba con los veteranos parados en un rincón (una curiosidad que siempre tuve: ¿por qué no en el bar o sentados en un banco?),

nosotros tratábamos de pasarle cerca. Era el gran goleador que esperaba en el banco mientras jugaba el Lobo Fischer. Las noches de estos lugares contaron siempre con campeonatos de fútbol libre famosos por doquier. Cuatro al centro y el arquero. Cinco partidos por noche en la canchita de la parroquia, y en todos los equipos algún jugador que se destacaba en la Liga, o en otras, allende las fronteras locales. “¡Hoy juega Rompehuesos!”, y allá íbamos a hacerle la barra. Era del barrio. Y nos enterábamos que había sido invitado por el rival, el Bocadito Quiroga que jugaba en Belgrano con la Milonga Heredia. “¡Qué cagada!”. Y el tipo nos bailaba. Los choripanes más ricos de la vida y los cubanitos de dulce de leche más grandes de la historia. Estudiantes organizaba (ya contamos en detalle estas aventuras) los denominados Torneos Imbo (una fábrica de muebles), en los que intervenían equipos de Mendoza (Independiente Rivadavia, San Martín, Gimnasia), Córdoba, San Luis y Rosario (alguna vez jugó Ñuls con Roque Avallay de nueve y Toriani al arco). Eran pentagonales que se jugaban en varias sedes. Para Estudiantes jugó como refuerzo el Cuchi Cos, delantero de Belgrano y posterior figura en España. Y eran citas impostergables. Cancha llena. Gran capacidad de asombro. Los veranos de cuarenta años atrás no estaban paralizados por la imagen tecnológica. Si hasta Rolando Rivas paraba el taxi en enero y febrero para que la gente respirara. Y nosotros admirábamos al Helado (un arquero que no hacía ningún gesto), que se atajaba todo en el papi-fútbol de la iglesia, hasta al crack que venía de lejos a jugar los campeonatos Imbo. Todo comenzaba con el gran escape a la hora de la siesta. Entre los ronquidos del viejo y la complicidad de mamá. La bici, una gorrita y las ojotas. Trilogía de la felicidad. Cualquier semejanza con cada lugar del país es la pura verdad. ENERO-FEBRERO 2012 | UN CAÑO 47


La cuenta regresiva

Algunas frases de fin de año del vicepresidente de River, Omar Solassi -“si River no asciende, nos tenemos que ir todos”, por ejemplo), marcaron que el temor anda, a estas horas, a flor de piel. Para aflojar un poco tensiones, o para aumentarlas durante el verano, nuestro compañero elabora hipótesis y desmenuza al River de la segunda mitad de 2011. Por ROMÁN IUCHT Fotos PHOTOGAMMA.COM

¿Y si no vuelve? Si bien es cierto que ese miedo lejos de paralizar a los hinchas de River, los impulsó aún con más fuerza para acompañar al equipo de Almeyda por todo el país, para volver a ganar el año en el ranking de entradas vendidas de 2011, la pregunta no deja de ser pertinente, al menos como una posibilidad. El gol de Palermo en el clásico. Los bloopers de Carrizo y su posterior desaire a Fillol. La Promoción. La mano de Román. El ingreso de los barras en Córdoba. Los errores arbitrales de Pezzotta. La apretada en el vestuario. El penal de Pavone. Los incidentes, el descenso y la suspensión. El exilio a Parque Patricios y al Nuevo Gasómetro. El empate con Deportivo Merlo. Las derrotas con Aldosivi y Atlético Tucumán. El combo más despiadado: la sonrisa de Boca Unidos y la vuelta olímpica de Boca Juniors. Todo eso y mucho más le pasó a River en 2011; por eso, cuando terminó el trabajoso triunfo ante Patronato, la mejor noticia que recibió el mundo millonario fue, que de una vez por todas, estaba en condiciones de arrancar el calendario de la pared y archivar para siempre el peor año de la historia del club. Con el respeto que merece cualquiera del resto de los sucesos del deporte argentino, no hubo hecho más trascendente en el año que se

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fue que la caída de River a la B Nacional. El fenómeno atravesó lo deportivo y se instaló en la sociedad como un nuevo parámetro de lo probable, pero sobre todas las cosas de lo posible. En cualquier ámbito, en reuniones en donde poco y nada se entiende de fútbol, a la hora de analizar la chance de que algo pueda ocurrir, ¿quién no escuchó el comentario “¡y si River descendió!”? Hasta algunos, ingenuos ellos, creyeron ver cierto aire de transparencia en la AFA al no sostener al poderoso en su caída libre. Una transparencia que, es dable decir, la corporación de dirigentes del fútbol argentino se encargó de ensuciar poco tiempo después y sin disimulo, por ejemplo con la bochornosa designación del hombre del anillo para que su “Todo pasa” tenga cuatro años más de vida.

¿Y si se le complica? El tema es River, y estos primeros seis meses en el Ascenso, que le han dejado

a Almeyda, los jugadores y los hinchas un interesante aprendizaje. Los fanfarrones de siempre, que suponían un equipo que desfilara y ya a esta altura sacara una apreciable luz de ventaja en el torneo, vieron cómo sus pronósticos se hacían añicos con el correr de la competencia. Decir que River tiene en el ascenso mejor plantel que cuando jugaba en Primera es tan cierto como que la actual es la mejor Primera B Nacional de la historia, y ante eso también se debe competir. Si a la jerarquía de equipos y apellidos le sumamos el “doping mediático” que significa para cada jugador rival saber que puede ser el verdugo del fin de semana, y en consecuencia la tapa de los diarios del domingo, la empresa tiene sus dificultades. Se menciona como un elemento estadístico, pero que vale para el análisis, que River no fue capaz de ganarle a ninguno de sus potenciales rivales, y aunque eso sea rigurosamente cierto, no fueron todos los mismos partidos. Su empate ante Instituto le dejó gusto a poco,

Decir que River tiene en el Ascenso mejor plantel que cuando jugaba en Primera es tan cierto como que la actual es la mejor Primera B Nacional de la historia.


sus igualdades ante Central, Quilmes y Ferro estuvieron a tono con el trámite, y sus derrotas tuvieron lógica en su pésima actuación ante los tucumanos y un signo inevitable del destino en la absurda caída en Corrientes. También hicieron ruido sus flojos partidos con Defensa y Justicia, Deportivo Merlo y Ferro, y ni que hablar del día del traspié con Aldosivi en su momento más flojo del torneo.

¿Y si no le alcanza? River posee, en nombres, más que todos. Varios equipos tienen un buen jugador, ninguno dos cracks como Domínguez y Cavenaghi. Al centrodelantero se le abrió el arco en la cuarta fecha ante Quilmes y ya nunca más se le cerró. Demostró tener todos sus recursos intactos para tocar, rebotar de espaldas, generarse espacios y definir con su elegancia característica. Al Chori le sobra clase. Es guapo, le pega con las dos, tiene remate de afuera, último pase y un panorama de gran angular. También fue valioso lo de Cirigliano en el equilibrio, valorado en cada una de sus presencias, pero sobre todo extrañado las veces en que estuvo ausente. Las intermitencias de Sánchez, que algunas veces aporta vértigo y en otras apuro, la falta de buenas elecciones de Ocampo cuando debe jugar el balón y aprovechar su zancada de velocista y la interesante aparición de Abecasis son los puntos a subrayar con resaltador. Las dudas de Chichizola, quien ahora competirá desde cero con Vega, y ciertas grietas que algunos rivales detectaron entre los medios y los centrales son los puntos oscuros. La llegada de Trezeguet ya obliga a pensar en un equipo distinto. Más allá de la incógnita que representa el ex delantero la Selección francesa en su aspecto físico y futbolístico, está claro que

el equipo se moverá distinto. Cavenaghi ya no será tan central, Domínguez deberá retroceder a zonas más frías del campo y, lo más importante, ya no habrá lugar para todos. Si Almeyda quiere mantener el protagonismo en el medio para garantizarse la posesión, entonces dejará a sus cuatro hombres en el centro y armará línea de tres en el fondo. En su defecto, ahora que privilegiará a defensores jóvenes, si sostiene los cuatro de atrás, tendrá salir uno del medio. Deberá elegir y probar, pero el margen de error cada vez será menor. Llegará un

momento en el que no podrá fallar, de lo contrario se le va a pasar el arroz. Un buen arranque con seguidilla de victorias sería un mensaje poderoso para el resto de los competidores y el principio del fin de la pesadilla. De lo contrario volverán las dudas, la incertidumbre será moneda de cambio y todas las preguntas se instalarán en Núñez. El miedo de quedarse en la B Nacional otra temporada será angustiante y el final, impredecible. El cuerpo tiene memoria y, ya se sabe, algunas heridas profundas no se curan tan solo en un año.

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Boedo siempre estuvo cerca La vuelta de la cancha de San Lorenzo a su viejo emplazamiento comenzó como un sueño de pocos y ahora es causal de movilizaciones populares y azulgranas. ¿Será posible? ¿Puede un movimiento nacido desde abajo lograr una empresa titánica? Las dudas y los bemoles de un proyecto que incluye la construcción de otro estadio en la Argentina de hoy para reparar una injusticia más de la última dictadura cívicomilitar. Por LEANDRO VILA

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s una consigna surgida desde las bases. Instalada por la vocación de servicio de un colectivo militante y refrendada por miles de personas movilizadas ante cada convocatoria. Fue el sueño de un grupo de socios que con el tiempo se transformó en hit de tribuna y en el anhelo de cada hincha. “Sabemos que vamo’ a volver a Boedo”, entonan los cuervos convencidos de que su protagonismo será fundamental para la recuperación de sus raíces, su identidad y sentido de pertenencia. La gesta comenzó en 1998. En bares y bibliotecas, el historiador Adolfo Res evangelizaba sobre la necesidad de regresar al barrio que a San Lorenzo lo vio nacer. En una de esas charlas, en el desaparecido Café Dante, el socio Daniel Peso se convenció de la necesidad de emprender la lucha. Con el tiempo se reencontraron en reuniones de la Subcomisión del Hincha, la agrupación que le dio forma, contenido y trabajo a la utopía. Trece años después recorren a diario los pasillos de la Legislatura porteña e intentan convencer a los diputados de que aprueben el proyecto de Ley de Restitución Histórica, para así volver a montar un complejo deportivo, social y cultural que incluya un estadio de fútbol e instalaciones que den sentido al rol del Estado en la zona sur.

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El destierro La dictadura cívico-militar remodeló algunos estadios para utilizarlos como sedes del Mundial ‘78. No el de San Lorenzo, club que así se perjudicó frente a los avances de un ícono de los genocidas (Osvaldo Cacciatore, intendente de facto, quien emitió dos ordenanzas que contemplaban la apertura de las calles Salcedo y Muñiz, que tocaban la cancha) y frente a una pésima administración sanlorencista presidida por un empresario llamado Moisés Annán. Para Cacciatore, la supuesta prioridad era edificar un complejo de viviendas donde aún permanecía el Viejo Gasómetro. Ante la crisis y el déficit Annán sucumbió ante las presiones y así empezó el desastre. Los militares y sus cómplices obligaban a San Lorenzo a iniciar su exilio forzado. En 1982 la trampa se consumó. Abrovias S. A. y Calder S. A., dos empresas fantasmas, compraron el predio por 900 mil dólares, y al poco tiempo se lo vendieron por

8 millones a Carrefour. El maquiavélico plan quedaría en evidencia dos semanas después. Cacciatore derogó las ordenanzas que pedían abrir las calles y cambió una zonificación que, hasta entonces, impedía la construcción de supermercados. La dictadura destruyó el ámbito de socialización, y también los lazos sociales, de miles de jóvenes que practicaban deportes en avenida La Plata al 1700. Una multinacional fue la beneficiada. Ni más ni menos que el mismo modelo que era aplicado a escala nacional. El proyecto de ley de Restitución Histórica que presentó Res, a fines de 2010, fue tomado por la diputada Laura Garcia Tuñón, de Buenos Aires Para Todos, y luego perfeccionado por Eduardo Epsztein, del Frente Progresista y Popular, y Gonzalo Ruanova, de Nuevo Encuentro. La iniciativa ya pasó por la Comisión de Deportes, y ahora se analiza por una Comisión Especial presidida por Bruno Screnci, del PRO. Para que se convierta en ley, se necesita la aprobación de cuarenta de los sesenta legisladores. Casi toda la oposición ya dio el vis-

La gesta comenzó en 1998. En bares y bibliotecas, el historiador Adolfo Res evangelizaba sobre la necesidad de regresar al barrio que a San Lorenzo lo vio nacer.


a

to bueno, pero la decisión final la tendrá el bloque de veintiséis legisladores del macrismo. “Las chances de que se apruebe son altísimas porque hay voluntad política. Hasta estamos dispuestos a cambiar la zonificación para autorizar la construcción del complejo deportivo”, le dijo Screnci a Un Caño. El trámite legislativo indica que el proyecto todavía debe pasar por las Comisiones de Presupuesto y Planeamiento Urbano antes de ser debatido en primera y segunda lectura en el recinto y, además, ser sometido a una audiencia publica. “Todos los actores deben salir beneficiados. El club social tiene que volver de la mano del Estado”, analizó el ex diputado Ruanova, socio de San Lorenzo e integrante de un nuevo espacio de participación interno. El hipermercado está cerrado desde hace dos meses. Sus autoridades planean abrir un Carrefour Planet, una suerte de shopping, a mitad de año. Sin embargo, en declaraciones públicas formuladas hace muy poco, Carlos Velasco, Director de Comunicaciones de la cadena, admitió que evalúan desprenderse del negocio, por lo que la vuelta del Ciclón a Boedo no parece una utopía. Si se aprueba la ley, la empresa no estará obligada a irse, debido a que ocupa sólo una parte de un amplio terreno, que fue tasado en 94.000.000 de pesos por el Banco Ciudad. “Carrefour mantendría su entrada por avenida La Plata y un portón para ingreso y salida de camiones sobre Inclán. Hasta podría construir dos o tres pisos para tener mas espacio. En el resto del predio se hará un estadio para entre 30.000 y 40.000 personas con instalaciones deportivas y culturales debajo de sus tribunas”, cuenta Res. Pese a que en un momento se habló de trasladar el mismísimo Nuevo Gasómetro, la idea fue rechazada. “Se hará un estadio nuevo y debajo del mismo habrá escuela, centro de salud, biblioteca y salón para abuelos, además de gimnasios y un espacio público para los vecinos. Los hinchas irán diecinueve ve-

ces al año a ver los partidos, mientras los socios y vecinos usarán las instalaciones los 365 días, lo que le dará seguridad al barrio”, amplia el historiador. El gobierno porteño anunció que no pondrá un peso para resarcir al hipermercado si es que decide irse, ni tampoco para las instalaciones. En San Lorenzo aseguran que dos empresas propusieron costear la obra a cambio de esponsorizar el nuevo estadio. También piensan pedirle un crédito blando al gobierno nacional, o al porteño, y lanzar una preventa

m2 del terreno donde estuvo el Wembley porteño. El proyecto fue presentado por el juez Marcelo Vázquez, y el ex secretario, Juan Carlos Témez, a través del entonces diputado kirchnerista Miguel Talento. Desde 2005, la Subcomisión del Hincha, que tuvo un importante rol en la recuperación de ese predio, cumple un rol social en el barrio. Recaudó dinero entre los socios para comprar dos propiedades. En una funciona la Casa de la Cultura, donde se enseña teatro, cine, dibujo y tango, y en la otra se hará un

de palcos y abonos a platea para el futuro estadio. Sobre el destino de la actual cancha y de la Ciudad Deportiva, en caso de que prospere la ley, no hay nada concreto. El sueño es que se convierta en una Villa Olímpica en medio de la zona más castigada de la ciudad.

Centro Recreativo. Organizó maratones, festivales, carnavales y concursos literarios. Y hasta inauguró una biblioteca en la que se da apoyo escolar a chicos del barrio. Se trata de volver al club social que funcionaba en ese mismo barrio hasta hace treinta años. De la primera concentración frente a la Legislatura participaron 20.000 hinchas. En la segunda hubo 40.000. Para el 8 de marzo pretenden llegar a 100.000. Nadie duda que si la convocatoria resulta importante será fundamental para que el proyecto siga su curso. Los hinchas se preparan. Boedo también.

Volver a las fuentes De todos modos, San Lorenzo está volviendo a Boedo de a poco y desde hace tiempo. Hace cuatro años, la Legislatura aprobó la Ley de Reparación Histórica, que le devolvió al club 4.501

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Hacia Londres 2012

Pequeño gran saltamontes

De China a la Argentina y de la Argentina a Francia. La vida de Lui Song es la del inmigrante, empujado por diversas necesidades. En este caso, el hombre que ganó la medalla de oro en los últimos Panamericanos en tenis de mesa cautivó a los nuestros con su festejo en la final. Nacionalizado argentino, pero entrenándose en París, apunta para ser el Vilas de una actividad que podría multiplicarse si los medios le brindasen más atención. Por ROBERTO KOIRA

“Por equipos somos candidatos para llevarnos una medalla, pero éste va por el oro”, le vaticinó Pablo Tabachnik a Un Caño antes de los comienzos de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, en el comedor de la Villa mexicana. Lui Song estaba sentado a su lado y no omitió palabra. No fue por respeto oriental, es todavía tenía que concretar el presagio de su compañero y amigo. Song siempre fue candidato a ser oro panamericano, por su nivel de juego, pero no podía concretar su sueño. En 1999, en Winnipeg, el estadounidense David Zhuang fue el obstáculo que hizo que tenga que conformarse con la plata. Lo mismo le pasó en el 2007, Río de Janeiro, cuando el que le dijo no fue el dominicano Ju Lin. Estas dos platas individuales se les sumaban a tres más en modalidad por equipos (1999, 2007 y 2011) y a dos bronces (individual y dobles, en Dominicana 2003). Muchas medallas pero ninguna de oro era el saldo de Song. Pero en Guadalajara terminó la racha adversa y, tras derrotar al mexicano Marcos Madrid por 11-8, 11-6, 5-11, 11-7 y 11-9, Song logró su primera presea dorada en tenis de mesa, junto con un lugar en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Son recordados su corrida triunfal y sus saltos tras ganar el último punto, tanto como su saltito a la tarima en el momento de la premiación. Sí, Song nació en China (12 de mayo de 1972 en Guangxi), pero su amor por Argen-

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tina lo hizo festejar como un latino desaforado. No es para menos: es el primer oro de nuestro país en el deporte que es su pasión desde chico, y lo consiguió representando a la tierra que tomó como propia. –¿Que se te pasó por la cabeza cuando ganaste la medalla de oro en Guadalajara? –Me puse muy contento, sentí una gran alegría. Por eso la corrida final, me quería abrazar con todos. Después de tres Juegos Panamericanos y cuatro medallas de plata, ya no podía esperar más para sacar una medalla de oro. Cuando gano el último punto, me dije: ¡al final la tengo! –¿Cuándo llegaste a Argentina y como te integraste sin saber castellano? –Llegué en 1995. Mi familia vino cinco años antes para instalar una lavandería en Floresta, y yo me quedé en China porque no sabía si acá se jugaba tenis de mesa. Pero los comencé a extrañar mucho y decidí venirme a Buenos Aires. Al principio fue difícil porque no sabía una palabra de castellano. Cuando empecé en el ambiente del tenis de mesa hablaba inglés, y después, poco a poco, comencé a probar con el castellano. –¿Cómo era tu vida en China antes de

venir a Buenos Aires? –Como la de todo el mundo: iba a la escuela y luego a centro de entrenamiento. Allá la preparación era muy estricta. Song asistió a un colegio especial para deportistas; llegó a entrenar hasta de noche, y estuvo entre los ocho mejores de China, una potencia mundial en este deporte. En el ranking mundial de la especialidad, los tres primeros son de esa nacionalidad (Ma Long, Wang Hao y Zhang Jike), y el quinto, sexto y octavo de los top ten, también (Ma Lin, Wang Liqin y Xu Xin). Song estuvo 85 en ese ranking, y ahora quedó 93. Es el único latinoamericano entre los cien primeros. –¿Qué extrañabas de China cuando viniste a Buenos Aires? –Muchas cosas… El idioma, la cultura, la comida… Todo era muy distinto en Argentina. Aunque lo que más me llamó la atención fue que no veía bicicletas. Allá es un medio de transporte para la mayoría de la gente, pero acá solo la usan algunos. Encima tenés que tener mucho cuidado para que algún automovilista no te pise por la calle. –¿Quiénes fueron las primeras personas que te ayudaron en Argentina?

“Si se difundiera más por televisión, radio o los diarios, podríamos tener más jóvenes participando en tenis de mesa. Quizás de ese modo algún un día pueda ser un deporte más popular”.


–Mi hermana Liu Hua me ayudó a acercarme al deporte en Argentina. Pero un día fui al CENARD con mi paletita y me presenté allí. Después me hice ciudadano argentino, en 1998, y de ahí no paré más. Desde ese momento represento a Argentina en todos los torneos que puedo, en los importantes y en los que no lo son tanto. Yo siempre quiero jugar para el país. –¿Por qué decidiste representar a Argentina en los distintos torneos? –Es una manera de estar cerca. Además, quiero seguir mi carrera hacia el más alto nivel, y representar a Argentina me permite ambas cosas. –¿Cómo fue el primer torneo que jugaste en Argentina, cómo te sentías? –Fue un campeonato nacional, y lo gané. Ahí me di cuenta de que el nivel que había acá no era muy alto, no tuve problemas para llevarme ese campeonato. Lo digo sin soberbia: en China la competencia es muy dura, mucho más que acá. A nivel continental, la cosa viene más pareja, por eso me costó tanto llegar a la medalla de oro panamericana. En los Juegos ODESUR me pude dar el gusto de llegar a lo más alto (fue presea dorada a nivel individual, en Buenos Aires 2006, y en dobles, con Pablo Tabachnik, en Medellín 2010).

–¿Quiénes son tus amigos en el ambiente del tenis de mesa? –Jugadores como Martin Paradera, Pablo, Tabachnik y Gastón Alto. Compartimos muchas horas en los torneos, entrenamos y nos llevamos muy bien. Son como mi familia. Son muchos años juntos representando a Argentina. –¿Cómo es vivir en Francia, pero tener el corazón en Argentina, ya que seguís representando al país? –Vivo en Francia (en Burdeos) porque puedo mantener mi nivel de juego debido a las competencias que hay en Europa. Pero igual hace quince años que represento a Argentina. Mi idea es regresar al país cuando me retire de la actividad. Extraño, sobre todo los asados, aunque por suerte acá estoy con mi mujer y mis hijos, que hacen que la lejanía no sea tan dura. –¿Creés que el tenis de mesa no tiene gran difusión en Argentina y que es por eso que tuviste que irte a Francia? –Yo me fui a Francia hace diez años porque no había tanta competencia a nivel nacional, y eso me impedía superarme. Por suerte, ahora hay un grupo de chicos que se entrenan todos los días en el CENARD y pueden jugar varios Pro Tour (los torneos más importantes de te-

nis de mesa) fuera del país. Esto es bueno para su evolución como jugadores. Pero hace diez años yo no podía ni entrenar ni jugar mucho en Argentina. –¿Con que te conformás en Londres 2012? –Con llegar lo más alto posible, porque es un torneo muy difícil. Ahora lo más importante es que no sea el único representante de Argentina y que varios de mis compañeros puedan estar en los Juegos. En lo que respecta a mi preparación para Londres, la voy a repartir entre jugar unos Pro Tour. Y la voy a complementar con un trabajo en un campo de entrenamiento. –¿Después de los Juegos Olímpicos te vas a retirar? –Depende del resultado que obtenga. Aunque se acerca el final, siento que todavía tengo cuerda para rato. Esta medalla de oro panamericana lo demostró. –¿Qué le falta al tenis de mesa para ser más popular? –Necesitamos más gente como ustedes (lo dice por Un Caño) que nos ayude a difundir nuestro deporte. Si se difundiera más por televisión, radio o los diarios, podríamos tener más jóvenes participando en tenis de mesa. Quizás de ese modo algún un día pueda ser un deporte más popular.


Un directivo del club inglés Swindon fue condenado en 1990 por haber apostado en contra de su propio equipo.

La paparruchada de los Olimpia

El entrevero de imágenes y de mesas y de ternados y de premiados llegó, como todos los años. La fiesta del Círculo de Periodistas Deportivos que entrega los premios Olimpia tuvo el voto cantado de Messi como el Deportista de Oro 2011. Bajo la lupa de nuestro analista, la cantidad de incongruencias es mayúscula. ¿Se ha convertido en un show de figurones mediáticos? Por DIEGO BONADEO

F

in de temporada tras fin de temporada se repite la paparruchada de los premios Olimpia, regenteados por el Círculo de Periodistas Deportivos y en los que votan muchas veces ignotos personajes a muchas veces ignotos deportistas. Inclusive alguna vez hubo órdenes de ciertos sponsors para premiar a determinados ternados, lo que demuestra la permeabilidad del sistema, no demasiado diferente a los Martín Fierro que la corporación de periodistas y pseudo-periodistas de radio y televisión entrega año tras año, muchas veces con manifiesta discrecionalidad a figuras destacadas o simplemente a figurones de los medios audiovisuales. Los premios Olimpia, tanto los de plata –uno supone que son plateados– como el de oro –uno supone que son dorados–, son intrínsecamente un disparate. Salvo alguna excepción, en general no se alcanza a comprender de qué manera se eligen las ternas por deporte cuando, por ejemplo, para juzgar atletas se meten en la misma bolsa –o terna– a lanzadores, lanzadoras, saltadores, saltadoras, velocistas (mujeres y varones), fondistas (mujeres y varones), como si fuese comparable el lanzador de jabalina del Gobierno Braian Toledo con una velocista o un triplista. Es que todo, o casi todo, parece manejarse desde los impactos mediáticos o desde los resultados, cuando en algunas disciplinas –en las mesurables, por ejemplo– sí interesan fundamentalmente las marcas y los records (hablamos de atletismo, natación, levantamiento de pesas, por ejemplo). Pero en la gran mayoría de los casos, las evaluaciones deben pasar inexorablemente por otro lado. Volviendo a las ternas de cada deporte, vale la pena detenerse en el fútbol. Aunque no ha sido así en esta oportunidad, más de una vez se incluyó entre los tres candidatos a dos jugadores de campo y a un arquero, por ejemplo, cuando cualquiera más o menos al

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tanto de lo que pasa en ese deporte comprende que en un campo de fútbol, un arquero se parece mucho más a un arquero de waterpolo o de handball que a su colega volante o delantero. Pero el absurdo llega a límites impensables con la elección del Olimpia dorado. Para la temporada 2011, los candidatos por haber ganado sus respectivas ternas eran: en ajedrez, Federico Pérez Ponsa; en atletismo, Jenifer Dahlgreen; en automovilismo, Guillermo Ortelli; en básquetbol local, Juan Gutiérrez; en básquetbol del exterior, Luis Scola; en billar, Fabián Oliveto; en bochas, la dupla Nicolás Preto-Rafael Randazzo; en boxeo, Sergio Martínez;en canotaje, la dupla Miguel Correa-Rubén Rezola Volzard; en cestobol, Ana García; en ciclismo, Matías Médici; en equitación, Matías Albarracín; en esgrima, Élida Agüero; en esquí náutico, Javier Julio; en fútbol local, Juan Román Riquelme; en fútbol exterior, Lionel Messi; en futsal, Luis González; en gimnasia, Ana Carrasco Pini; en golf, Miguel Carballo; en handball, Matías Schulz; en hockey sobre césped, Lucas Vila; en hockey sobre patines, David Páez; en judo, Paula Pareto; en karate, Francisco Nievas; en lucha, Luis Vázquez; en motociclismo, Alejandro Patronelli; en natación, Cecilia Biagoli; en padel, Fernando Belasteguin; en patín, Estefanía Fasinato; en pato, Andrés Lanfranco; en polo, Juan Martin Nero; en remo, la dupla Cristian Rosso-Andrés Suárez; en rugby, Patricio Albacete; en softbol, Juan Potolicchio; en taekwondo, Sebastián Crismanich; en tenis, Juan Martín Del Potro; en tenis de mesa, Song Liu; en tiro, Alexis Suligoy; en turf, Pablo Falero; en vóleibol, Facundo Conte; en yachting, Julio Alsogaray; y en paraolímpico, Rodrigo López. Y de entre todo este conglomerado enormemente heterogéneo, y con muy diversas realidades tanto en el deporte como en la vida, como si fuese comparable Lionel Messi con Paula Pareto, la corporación decide.



El que no salta es un civil

El estadio Bicentenario de Catamarca es el único lugar donde la Policía no sólo está a salvo de insultos, sino que a menudo recibe una ovación. Allí juega Club Atlético Policial, singularísima institución que surgió en los años 40, al calor de las reuniones de oficiales de la Dirección de Investigaciones. Vida y milagros de un equipo en el que a los expulsados se los castigaba con el calabozo. Por GASTON RODRIGUEZ Fotos GENTILEZA CLUB ATLETICO POLICIAL

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s un disparate, aunque tratándose de fútbol y su asunto de la fe, es más acertado hablar de herejía. Club Atlético Policial existe. Así lo prueba la personería jurídica otorgada mediante decreto Nº 1120/51. También tiene sede social sobre el 150 de la calle Buenos Aires, en el obrero barrio La Tablada de San Fernando del Valle de Catamarca, con su salón para fiestas, la cancha de básquet, los cuatros baños sin terminar y el quincho en el fondo. Explicar el fervor cuesta más. Porque el equipo tiene hinchas, miles, que asoman desde las tribunas con el escudo bordado cerca del corazón, atados a la suerte de los once que corren allá abajo. Fanáticos que se parecen a los demás. Pero son distintos, casi extranjeros. A contramano de la patria, celebran el mote de “botón” porque asumen el nombre, pero antes que todo, el origen. Cantan –juran– que “El Poli” es un sentimiento y que la sinrazón de elogiar lo que el resto vitupera los hace únicos.

Herejes. Caídos de la religión oficial que predica odiar a la yuta y no predica mucho más.

De suboficiales y sargentos A comienzos del ‘45, en la vieja Central de Policía de la calle Sarmiento, las reuniones en la Dirección de Investigaciones nunca terminaban antes de la madrugada. Pero la minuciosidad –o la falta de ella– del homicida de turno y los informes de balística muy pronto dejaban de importar. Lo que hacía olvidar la hora y subir la fiebre a los tertulianos de gorra era discutir al peronismo y soñar despiertos con el armado de un equipo de fútbol que trasladara a los campos de juego “la rectitud y honestidad” de la institución. Porque combatir la delincuencia estaba bien, pero mejor si además se podía definir por entre las piernas de un arquero. El domingo 31 de mayo, los oficiales García, Reyes y Agüero tomaron una

decisión que viajaría más allá de ellos. En la casa de Agüero, y con el respaldo de la plana mayor de la Fuerza, fundaron el Club Atlético Policial y cumplieron así con la voluntad de la mayoría de los suboficiales y sargentos de la época. Aquel estatuto primitivo aclaraba que para integrar el equipo era condición sine qua non prestar servicio en la institución. Ser habilidoso o no importaba menos. El segundo tema que debatió la improvisada Comisión Directiva fue el diseño de la casaca. Los más obvios propusieron el azul del uniforme y hasta imaginaron al gallo insignia de la Fuerza como escudo, pero al final se concluyó que la tela debía combinar el azul y el amarillo por el simple y contundente argumento de que la mayoría era de Boca. Así surgió el apodo de “El xeneize de La Tablada”, un dato que cotiza más que el dólar en los foros de los hinchas de River. En el ‘47, las flamantes autoridades afiliaron al club a la Liga Catamarqueña

El segundo tema que debatió la improvisada Comisión Directiva fue el diseño de la casaca. Los más obvios propusieron el azul del uniforme y hasta imaginaron al gallo insignia de la Fuerza como escudo, pero al final se concluyó que la tela debía combinar el azul y el amarillo por el simple y contundente argumento de que la mayoría era de Boca. 56 UN CAÑO | ENERO-FEBRERO 2012


de Fútbol con la fe intacta en un ascenso inmediato a las categorías nacionales. Pero el entusiasmo de los “cobanis” no alcanzó para ganar partidos, ni siquiera para empatarlos. “En los primeros años del club, además de los jugadores, los técnicos también eran policías, y muchas veces no estaban a la altura de los partidos. Lo que se hacía para evitar papelones era convencer a los que jugaban bien en el barrio de inscribirse en la Fuerza (la escuela de cadetes de la Policía de Catamarca recién se creó en 1953, así que los muchachos de buen pie un día eran vagos y al otro salían a patrullar), y de esa manera reforzar el equipo”, recuerda Juan José Rivero, presidente histórico de Policial y actual miembro de la Comisión Directiva. En esas tardes de errante performance deportiva, y bajo un sol que en verano nubla los pensamientos, Policial escribió algunas de las historias más curiosas –antológicas, fantásticas, impro-

bables– del fútbol argentino. Jugadores ejemplares El hombre jura por todos los santos que es verdad y lo justifica. “Ahora –remarca– está todo corrompido (sic), pero en aquellos años ser policía era un honor. El agente tenía la obligación de ser un ejemplo ante los vecinos, y por eso la conducta dentro de la cancha debía ser irreprochable”. Luis Antonio Agüero es hincha, socio y dirigente de Policial, y no sabe que al contar esta haciendo literatura. Buena literatura. “El asunto del comportamiento –dice– era tan importante que durante los partidos que disputaba Policial había un patrullero estacionado al costado de la cancha. Si un jugador de nuestro equipo era expulsado, cualquiera fuera el motivo, sabía que tenía que irse a bañar rápido porque cuando saliera de la ducha, el móvil lo estaría esperando para llevarlo detenido al destacamento”.

El temperamental, según el relato de Agüero, quedaba hospedado en el calabozo de la seccional hasta el lunes a la mañana (los partidos, por lo general, se jugaban los sábados), cuando las autoridades elaboraban un informe y le daban el derecho a réplica. Sin embargo, no había excusa capaz de salvar la deshonra. El legajo quedaba manchado para siempre, y muchos jugadores con rango, de poco apego a la disciplina o al fair play, perdieron oportunidades de ascenso. “Más de uno cayó en desgracia por culpa de una patada alevosa”, concluye, algo amargo, Agüero. El secuestro sistemático de talentos también era una fija de la época, aunque por suerte acá sólo se trataba de sacar alguna ventaja deportiva. Antes de los partidos, el técnico de Policial les marcaba a los jefes de la Fuerza los rivales desacatados que, a pura gambeta y definición, pudieran atentar contra el honor del equipo, y por ende, de la institución.

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A nadie por los alrededores de San Fernando sorprendía que la noche anterior a un encuentro definitorio contra Policial, el wing derecho de San Lorenzo de Alem, un petiso de carrera epiléptica y amague impensado, desapareciera sin dejar rastros hasta el domingo a la noche, cuando volvía a su casa algo más flaco y escéptico. O que el zurdo mágico que la descosía en Estudiantes de La Tablada se perdiera el clásico de barrio por culpa de una detención que incluía cargos por disturbios en la vía pública y resistencia a la autoridad. Pero acabar con los habilidosos era como pretender encarcelar a todos los chorros, y el team de la gorra siempre sufría el despliegue y la técnica de algún tapado, a quien al día siguiente se le cobraría al contado y con intereses cada una de las tropelías contra los representantes de la ley. En los aprietes post partido, los policías más troncos recuperaban algo de la dignidad perdida. O por lo menos estaban seguros de eso. Algo más simpática es la leyenda del Zuri. Clásico lateral izquierdo de piernas como macetas, Pedro Zuri Gutiérrez tenía un método poco frecuente en su puesto para alejar el peligro del área: la chilena. Zuri se desentendía del cabezazo. También del despeje a los laterales o el revoleo ciego hacía adelante para que se las arregle el delantero. Zuri nada más acomodaba el cuerpo, despegaba los pies del piso y dibujaba en el aire su gracia. El lujo era festejado por cualquiera que anduviera cerca, incluido el comisario, que no se perdía un encuentro del equipo de sus subalternos.

Pero el problema de Zuri era la dosis. No administraba el recurso y lo repetía hasta cinco o seis veces por partido, logrando exasperar a propios y ajenos. La manía de Zuri fue diagnosticada por cada amante del fútbol en Catamarca: “Es su manera de compensar una carencia por medio de una supuesta virtud. Como la rabona del Bichi Borghi”. “No puede cabecear porque de chico se cayó de una moto y le quedó un coagulo en el cerebro”. “Lo hace de puro pelotudo, nomás”. Sólo cuando se retiró, Zuri acabó con la polémica. Explicó que tenía un trato con el comisario y por cada chilena el jefe le daba un franco. Se lleva adentro La etapa de los relatos memorables de Policial coincidió con una racha de caídas estrepitosas y opacos empates. Al mismo tiempo, la injerencia del fútbol y su pasión avasalladora en la vida de los oficiales le traía problemas a la institución con la población civil, algo harta de los malos perdedores con poder. Para finales del ‘49, los dirigentes propusieron cambiar el estatuto del club y pedirles a unos muchachos de buena condición técnica probarse como “refuerzos”. Así arribaron apellidos que luego serían parte del firmamento de Policiales, como Ponce, Castillo o Luna. La ayuda exterior funcionó y el equipo, a esa altura con pocos policías en el plantel, consiguió el ansiado ascenso a fin de año, ganándole la final a Vélez Sarsfield, el rival de toda la vida. Pero la verdadera conquista la alcanzó en 1956, al consagrarse campeón

catamarqueño por primera vez, luego de un empate de visitante sin goles con Sarmiento. Ese día, la barriada de La Tablada inauguró la costumbre de ensayar vueltas olímpicas alrededor de la plaza 25 de Mayo. Pese a levantar la puntería, Policial seguía teniendo una sede social itinerante que dependía de la generosidad de sus socios. “Las reuniones –confía Rivero– se hacían en cualquier pieza desocupada de alguna casa”. Recién en 1960, y gracias a un subsidio oficial gestionado por el dirigente José Barbosa, se le compró la casa al carpintero Domingo Díaz y se montó allí el centro de operaciones del club. Esa década fue de gloria pura. Policial conquistó los campeonatos del ‘62, ‘65, ‘66 y ‘68, arrogándose el derecho de representar a Catamarca en el Primer Campeonato Argentino de Clubes Campeones que, a posteriori, terminaría ganando Boca, club que había servido de inspiración. Hasta el año ‘83, la institución seguía manejada por la plana mayor de la policía, pero el regreso de la democracia aceleró un proceso que tenía como objetivo último el divorcio de la Fuerza. En el ‘85, con la primavera radical aún radiante, se pretendió ir aún más lejos. “Ese año –recuerda Rivero– hubo una movida para cambiarle el nombre al club, pero no prosperó entre los socios porque la mayoría votó que quería seguir llamándose Policial. Y está muy bien que sea así porque el nombre, como los colores, se lleva adentro. Uno se ha acostumbrado a quererlo porque es del barrio. A nosotros nos gritan ‘botón’, pero lo vivimos bien porque sa-

“A nosotros nos gritan ‘botón’, pero lo vivimos bien porque sabemos que es así. Hay que respetar los orígenes, y por eso a las nuevas generaciones de hinchas no les importa lo que les digan. Además, eso es lo que nos hace únicos en el país, ¿no?”.

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bemos que es así. Hay que respetar los orígenes, y por eso a las nuevas generaciones de hinchas no les importa lo que les digan. Además, eso es lo que nos hace únicos en el país, ¿no?”. Policial no tiene cancha propia y hace de local en el estadio Bicentenario, inaugurado en noviembre de 2010 y con capacidad para 20 mil espectadores. Espacio suficiente para albergar a los cuatro mil fanáticos que en promedio siguen al equipo cuando deambula por la mitad de la tabla para arriba. De las figuras que pasaron por el club, los más memoriosos destacan a Jorge Lepe, un central con carácter de ogro y cabezazo marcial que había sido titular en la reserva de Boca y hasta había debutado en Primera en un partido amistoso.

Lepe es querido en La Tablada porque se la pasa convidando a sus vecinos la foto que tiene con Maradona. También tiene otra abrazando a Pogany, aunque todavía nadie se la pidió para verla. Pero el título de ídolo máximo de la institución lo ostenta Leopoldo La Vaca Negra Ponce, multicampeón con Policial en la década del ‘60. Ponce era un salvaje del gol. Esa clase de delantero con espalda de ropero y botín temerario, incapaz de ir liviano al cruce con el zaguero, aunque en eso se le fuera la piel. Tanto ímpetu tenía el hombre que la leyenda cuenta que una vez Independiente de Avellaneda enfrentó a Policial en Catamarca y, en uno de los choques dentro del área, Ponce le fracturó dos

dedos de la mano al arquero rival. Poco le importó a La Vaca Negra que se tratara del mítico Pepé Santoro. Hoy, en cambio, las miradas se posan en otro 9. Con algo más de 40 años, Daniel Tilger, ex Boca, Chicago, América de Cali y muchos más, sigue inflando redes ajenas para retrasar el retiro. Desde 2003, Policial participa del Torneo Argentino B con modesta suerte, y es el único representante de Catamarca que disputa campeonatos nacionales. El presente tiene menos de realismo mágico y más del pragmatismo de los promedios. La Policía ya no tiene injerencia en el destino del club. De eso ahora se ocupa la Virgen del Valle. Porque sus hinchas, como el resto, tienen que creer en algo.

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¿El mejor de la historia?

La eternidad en un día

La formación del Barcelona durante la final del Mundial de Clubes y el juego que logró el equipo en ese partido despertaron la irresoluble polémica que anima todos los cafés: ¿es éste el mejor equipo de la historia? La respuesta posible es que no hay un solo equipo para ese lugar, sino muchos que compiten entre sí por el trono de todos los tiempos. Por PABLO CHEB TERRAB

E

n una charla reciente dentro de la redacción de Un Caño se planteó esa discusión de respuesta imposible que suele discurrir entre borrachos futboleros: ¿cuál es el mejor equipo de la historia? El problema surgió, por supuesto, a partir de lo que está haciendo el Barcelona. Específicamente, después de la escandalosa paliza que el equipo catalán le propinó al Santos en la final del Mundial de Clubes, un partido que demostró, unitariamente, la diferencia actual que establece el Barça como mejor equipo del mundo. Ahora bien, si bien hoy existe cierta unanimidad para ensalzar a estos muchachos por sobre cualquier otra fuerza futbolística, ¿se puede calcular cuánto vale este equipo hacia atrás, comparativamente, entre los más brillantes conjuntos de siempre? En el revoleo de nombres que pudieran hacer sombra a este equipo actual aparecieron el Santos de Pelé, el Brasil del ’70, el Huracán de Menotti, el Ajax de Cruyff (y la Holanda del ’74), más algún viejazo como el Real Madrid de Di Stéfano que, para decir la verdad y por cuestiones etarias, ninguno de nosotros tuvo la oportunidad de ver. Pero hay una diferencia de fondo entre esos equipazos del pasado y este de hoy, que juega a favor del presente en todos los casos: la mutación. La permanencia, se podría agregar. Permanencia y mutación. O mutación para lograr permanencia. Porque lo que muchas veces se soslaya cuando se habla del once perfecto que

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formó Pep Guardiola es que su comienzo de gloria difiere de este final de gloria en forma, en nombres y en modo de juego. Y que entre ese año perfecto que supuso la temporada 2008/09 (ganó los seis títulos que disputó en el año) y este promisorio 2011/12 transcurrieron algo más de tres temporadas completas, con 13 campeonatos ganados y algunos números para el susto. Se podría decir, por ejemplo, que el Barça perdió 8 partidos en las tres primeras Ligas (114 juegos) con Guardiola como DT. Esa vigencia tan extraña en la modernidad no es inocente, sino fruto de dos cuestiones fundamentales. La primera, insoslayable, es la abismal concentración de recursos económicos en los equipos grandes de todas las ligas europeas. El capital furioso, sin penalización por deudas ni cupos máximos para salarios, generó una desigualdad sin precedentes por su condición global. Es decir, un equipo rico no sólo se lleva el mejor valor ascendente de cada liga en el momento en que este aparece, como podría ocurrir con Neymar. Ya no alcanza con eso. Ahora, además, el equipo busca mayor juventud y se queda con un valor posible, que luego

puede ser considerado un jugador “propio”. Digamos: Messi. Ahora bien, el Barcelona agregó en estos últimos años una modalidad que es superadora en cuanto a su poderío económico: se queda con las máximas estrellas de las otras Ligas de Europa. Gasta allí donde otros no se animan a gastar. Se queda con Zlatan, primero, capo del Inter en Milan. Con Villa, después, rey en Valencia. Con Fábregas, ídolo en Londres. Con Alexis Sánchez, crack en Italia. Pero todas estas compras no alcanzarían para crear un imperio si no estuvieran apoyadas por un segundo factor, una idea fundadora y directriz. Allí es donde aparece la figura pensante de Guardiola, su concepción de fútbol de posesión, la plasticidad estética del juego y el mercado como medio para mejorar lo que ya funciona. Porque no alcanza con el dinero. Real Madrid también se queda con lo mejor de todas las ligas. Cristiano Ronaldo y Kaká son un ejemplo. Pero hay que ordenarse. Y una vez que uno elige ordenarse, hay que encontrar un eje alrededor del cual ordenarse. Si ese eje es Mourinho, mi club será pragmático y utilitario. Quizás hasta rinda numéricamente mejor que

El Barcelona agregó en estos últimos años una modalidad que es superadora en cuanto a su poderío económico: se queda con las máximas estrellas de las otras Ligas de Europa.


mis rivales. Quizá hasta gane títulos, muchos. Quizás hasta consiga hacer más goles que todos los demás. No importa. Es como dijo Oscar Wilde: “la gente habla a menudo como si existiera cierta oposición entre lo bello y lo útil. No hay más oposición a lo bello que lo feo”. El Barcelona es bello. Y útil. Eso lo hace único. Guardiola lo entiende y actúa en consecuencia. La idea, entonces, rige. Hagamos memoria: en ese 2008 fundacional, Pep se deshizo de Ronaldinho (en aquel momento, un escándalo), Deco, Thuram y Zambrotta, entre otros. Comenzó el año con Rafa Márquez como marcador central y con Sylvinho como lateral por izquierda. Jugaba Yaya Touré, arriba estaba Eto’o como referencia de área y Henry parecía indiscutido. Márquez fue perdiendo su puesto con un tal Piqué. Apareció una pieza multifunción que ocupó todos los puestos posibles para un volante: Keita. Y Abidal se fue adueñando del lateral izquierdo (después llegaría Maxwell, que tampoco lo desplazaría) en un esquema que parecía rígido: 4-1-2-3. La clave eran esos dos arriba del volante tapón: Xavi e Iniesta. Pedro jugó seis partidos de titular. Menos que Bojan, menos que Gudjohnsen. Ya en esa primera temporada empezaron algunos experimentos. Busquets alternaba para ocupar el lugar de Touré, que subía al lugar de Iniesta que se volcaba a la izquierda en ataque. Los nombres cambiaban de lugar, pero los lugares estaban. Se mantenían. Aparecía una estructura. Messi, hasta el momento, se quedaba plantado por derecha y se tiraba al medio. En la óptica del DT, Eto’o le hacía poco lugar para que explotara el centro del ataque. Guardiola decidió mandar al africano a Italia por Zlatan. Error gravísimo. Un fracaso comercial de proporciones: se perdieron 49 millones de dólares y un camerunés de primer nivel. El sueco nunca se adaptó a la movilidad que el entrenador le pedía. Aunque hizo 21 goles en 45 partidos (35 de titular), terminó afuera del equipo. No importa, lo malvendemos y traemos a Villa, que total es mucho mejor. El mercado, sí, primera cuestión: la polarización del dinero disponible. Poder permitirse el error. En 2010, con Villa en el equipo, ya sin Henry y con Pedro en pleno rodaje,

llegaron Mascherano y Adriano (otro más para reemplazar al bueno de Abidal), y todos los ensayos de los años anteriores se volvieron definitivamente una costumbre. Volantes a la defensa (Mascherano de dos), mediocampistas como atacantes, defensores en el mediocampo (Dani Alves, en el equipo desde 2008, quizá la mejor compra de Guardiola), Messi de falso nueve, atrás de Villa. Messi de nueve, con Villa en el extremo. Messi de nueve sin Villa y con cuatro volantes atrás más Pedro. O sin Pedro. Tres defensores cuando el equipo ataca, muchos más cuando el equipo defiende. Esfuerzo sostenido para hacer relevos, para pasar la línea de la pelota, para ofrecerse libre como opción de pase. Busquets, que no

cuanto a técnica– y deja que se muevan. Arrancan con estructuras insólitas y después, para colmo, las movilizan. La final contra el Santos fue el cenit absoluto de esta tendencia. El dibujo inicial fue con Messi tirado de volante por derecha, al lado de Alves (que se suponía que era defensor, pero no), de Iniesta, de Cesc (que subía por sorpresa pero no se quedaba nunca como delantero), de Xavi y de Thiago Alcántara. Un poco más atrás, Busquets y una línea de tres: Puyol, Piqué, Abidal. Estrictamente, no hubo delanteros. El Barça arrancó 3-1-6. ¡¿Y yo a quién marco?! Le pegó un pesto inolvidable a un equipo que se quedó con la Libertadores, pero pareció chato. Ese día, ganar no era una opción.

se sabe de qué juega pero te saca todas las pelotas siempre. Xavi, que asegura en una entrevista que “el cerebro es más importante que las piernas”. Posesión. Posesión. Posesión. Posesión. Posesión. Cesc llegó para acentuar la elasticidad de un equipo elástico. Él se para de nueve retrasado. A veces hace de Xavi o de Iniesta, incluso con Xavi e Iniesta en cancha. Las posibilidades se multiplican. Messi hace rato que arranca de mitad de cancha y se convierte en eje de juego: asiste y golea, pero desde más atrás. Cuando lo hace, otro ocupa su lugar. Porque sí. Cada uno juega de cualquier cosa. El DT ni siquiera parece respetar puestos. No pone al mejor en cada posición, pone a los mejores –en

El Barcelona te marea por multiplicidad: es muchos equipos buenos, es muchos hombres en todos lados. Es muchos Barcelonas. El único equipo mejor, en la historia, que aquel rígido 4-3-3 que ganó todo en 2008 es este elástico conjunto de 2011 y 2012. Quizás el de 2009 podría competir. O el de 2010. Lo bueno es que cambie para no morir. Lo bueno es que no muera. En un libro de Borges hay una cita de Plotino que dice así: “Todos están en todas partes y todo es todo. Cada cosa es todas las cosas. El sol es todas las estrellas y cada estrella es todas las estrellas y el sol”. La cita define a la eternidad. Por allí, sin dudas, anda la clave de este tiempo inolvidable.

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¿El mejor de la historia?

Paradigma Guardiola

Así se llama un blog creado por un argentino sobre las ideas del técnico del Barcelona. Matías Manna, santafesino, periodista y docente, se dio el lujo de conocer a Pep y está en comunicación permanente con él. Sueña, y no es el único, con que el próximo destino del catalán sea la Selección Argentina. Por PEDRO NESTA Y JORGE LÓPEZ

S

e sabe, por primera vez un equipo de Bielsa se topó con uno de Guardiola. Bien pudo haberse dado dentro del alborotante 11-11-11, pues es así cómo se trazan los garabatos de dos esquemas que no por distintos son distantes y cuya esencia es atacar desde el arquero y defender a partir del 9. Ya se había comprobado cinco días antes de dicha fecha. Y ese enfrentamiento en San Mamés, vibrante, vigoroso, épico por la incesante lluvia y agónico por el gol de Messi, arrojó el resultado que unos cuantos fanáticos de ambos bandos (que es el mismo, en realidad) tanto deseaban. El empate, sobre todo por cómo se llegó a ese 2-2, fue en cierta forma un alivio que ni los propios entrenadores supieron, como tampoco quisieron, ocultar en las declaraciones posteriores al partido. El Loco y su habitual franqueza bestial para decir, ajeno a las vacilaciones eufóricas, que una victoria de su equipo no habría sido justa; Pep, simplemente, a puro elogio hacia los unos y los otros. Athletic Bilbao versus Barcelona, digamos, volvió a encontrar el condimento de otras épocas, aunque en este caso envuelto por un clima de admiración, respeto y camaradería que nace desde los banquillos y que rápidamente fue adoptado por los medios españoles. Se buceó entre sus vínculos y en la influencia de la escuela holandesa para ambos, se desempolvó un viejo viaje del aprendiz Guardiola hacia estas pampas y ahí, por ende, el recuerdo de la visita del catalán al rosarino, una apasiona-

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da tertulia sin agujas, según cuentan Esa excursión de Guardiola, en el 2006, tuvo otras escalas. Y en una de ellas también conoció personalmente a Matías Manna, ese admirador a distancia que había creado la página web Paradigma Guardiola. Y fue en ese encuentro, en realidad, que Pep empezó a acercarse a Bielsa, al leer sin freno Lo suficientemente Loco, el libro que escribió la pluma compañera de Ariel Senosiain. “Algo muy interesante que me dejó aquella charla fue notar que Pep está muy relacionado con el fútbol argentino y con nuestra cultura, y por eso aproveché para regalarle Lo suficientemente Loco. Cuando ya nos despedíamos, me dijo ‘me voy a la habitación a dejar los libros y bajo a saludarte’. Subió tres pisos en ascensor y demoró diez minutos, quizás un poco más. Yo le había dicho que el capítulo dos era muy interesante porque había mucho concepto de juego. Y cuando bajó de su habitación, me dijo ‘Matías, tenías razón’, y me detalló cinco o seis conceptos que él había leído en el camino a su cuarto. Pep admira a Marcelo y al fútbol argentino”, recuerda Manna, este

santafesino que trabaja como periodista y es docente en Rosario. –Hablaste de “libros”. ¿Qué otro le obsequiaste? –Le regalé Operación Masacre, de Rodolfo Walsh. Y después supe que el periodista Ariel Scher le escribió un mail para saber si lo había leído y se encontró con una respuesta de varios párrafos comentándole detalladamente esa novela testimonial. Pep la comprendió verdaderamente. También le di uno de Arturo Jauretche. –¿Cómo arranca tu admiración hacia él? –En un viaje que hace mi mamá a España, de casualidad me trae de regalo la camiseta del Barcelona. Era la época del Dream Team de Johan Cruyff. Me sorprendía cómo jugaban. Genial Koeman, tremendo Laudrup, pero yo seguía siempre a Guardiola, que era el volante central, el puesto en el que siempre intenté jugar. Así me fui enamorando de su estilo y de la cultura de ese equipo. Y empecé a admirar a Guardiola. No corría más rápido que los otros, tampoco cabeceaba mejor, no saltaba más alto ni pateaba más fuerte. Pero pasaba muy bien la pelota e

El técnico y Matías se conocieron en el 2006: Guardiola se juntó con Bielsa en Rosario, y Matías aprovechó para regalarle un libro sobre el Loco.


intuía las jugadas. Siempre intentaba imitarlo, aunque nunca me salió, claro. –¿Y cuándo nace la idea de crear un blog sobre Guardiola? –En realidad no es sobre Guardiola persona, sino sobre las ideas que él defiende. Con la explosión de Internet, empecé a leer los diarios catalanes. Y a partir de Guardiola conocí muchas cosas: la cultura catalana, la relación entre política y deporte, y entre deporte y cultura... Aporta cosas en una cápsula (hablamos del mundo fútbol) cada vez más chata. En aquel entonces, él siempre declaraba en defensa del estilo de juego de la escuela holandesa. Lo veía muy determinante, muy específico, y por eso me llamaba mucho la atención. Cuando se va al Brescia es que decido hacer la página. Porque, además, al legado que había dejado Cruyff en el Barcelona muchas veces se lo debatía, o en otras latitudes ni siquiera existía. –Así se llega a Paradigma Guardiola... –Claro. El concepto paradigma tiene que ver con un conjunto de convicciones y un modelo de pensamiento. Y era justo lo que quería mostrar. Por eso tuve la idea de crearla y le puse ese nombre. –¿Te acordás cuál fue el primer posteo? –Sí. Como no podía ser de otra manera, fue sobre los extremos, que hoy se trasladó al concepto de abierto y profundo. Guardiola siempre elogiaba a los extremos, pero nadie jugaba con extremos. –¿Imaginabas que la página tendría tantos seguidores, incluso fans, y que además Guardiola estaría encantado con ella? –Mentiría si dijera que sí, pero también sé que fui creciendo. Hice un trabajo de investigación y recolección de todo lo que dijo Guardiola a lo largo de su carrera. Me acuerdo que recién en el 2005 me animé a llamarlo por teléfono, sobre todo porque había un rumor de que podía venir a River. Ya retirado del fútbol, no era una figura mediática: Pep estaba haciendo el curso de entrenador y me logré comunicar con él. Lo llamé, se sorprendió y quedamos en contacto por mail hasta que él vino a la Argentina,

en octubre del 2006. Ahí se dio el primer encuentro. Para esa época, yo ya le había pasado la dirección de la página y él, vía mail, me agradeció todo el trabajo que había hecho. Yo ya intuía que él iba a ser entrenador. Y quizá sea un mérito que en el 2002 haya creado una página sobre alguien que jugaba al fútbol desde una perspectiva de un entrenador. –¿Y cómo fue ese primer encuentro cara a cara? –Yo estaba en Rosario y él me invitó a venir a Buenos Aires. Hablamos del blog,

“bienvenido, te estábamos esperando”. –¿Y? ¿Era cierto que te estaban esperando? –A ese partido en Valladolid fui en micro; tardé como quince horas… Pero después sí pude compartir algunos viajes con el equipo. A Guardiola no lo vi jugar, pero en el 2010 pude cumplir el sueño de verlo como entrenador, observar su metodología de trabajo y los análisis que hace. Es una persona muy curiosa y muy abierta. Muy humilde. –¿Lo ves dirigiendo en la Argentina?

y en ese momento le conté que muchas de las cosas que recolectaba no las publicaba porque quería hacer un libro sobre él. Y me dijo “estás loco, un libro sobre mí no le va a interesar a nadie”. –¿La relación entre ustedes continúa? –Sí, seguimos en contacto, y cuando puedo viajo a Barcelona. Me pasó algo muy emocionante la primera vez que fui a una conferencia de prensa de Guardiola. Se dio el día anterior a un partido contra Valladolid. Cuando me toca el turno, me presento, digo soy “Matías Manna, de Argentina”, y antes de que haga la pregunta, Pep sonríe y, delante de todos, dice

–Pep, en sus conferencias, nombra muy pocos entrenadores como referencia, y nosotros tenemos el honor de que Bielsa sea una de ellas. Y sí, creo que podría trabajar en la Argentina. Está acostumbrado a otro contexto, claro, pero al gustarle nuestra cultura se podría enmarcar tranquilamente. Aunque también el modelo de juego de la escuela holandesa es muy difícil de implementar: es casi un idioma que se debe aprender poco a poco. Por lo que expresó alguna vez en rueda de prensa, le gustaría agarrar una Selección. Tendríamos que convencerlo para que venga a la Argentina, ¿no?

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“El fútbol argentino me genera zapping” A los 35 años, el Indiecito Santiago Solari mezcla sus tiempos entre el periodista-comentarista y el entrenador que se viene. Hombre de paladar fino para mirar el fútbol, el ex River cuenta lo que aparece y lo que no aparece en las actuales comparaciones entre futbolistas argentinos y los europeos. Nos quedamos también con sus análisis sobre cómo imitar al Barcelona. Por FERNANDO PACINI

–¿Cómo preferís que te presente: ex jugador, futuro entrenador o actual periodista? –Uno nunca es un ex jugador. ¿Conocés algún ex actor? –No. –¿Y conocés actores qué durante treinta años no hayan hecho una película? –Sí. –Bueno, es así. Nunca somos ex jugadores. –¿Pero sí puedo decir “futuro entrenador”? –Ojalá. Seguramente voy a tener la licencia, estoy en ese proceso. Tengo ganas. Tengo ganas de seguir ligado a esto que me gusta tanto. Vengo de una familia de entrenadores: mi tío, mi padre… Y conozco bastante. He crecido con videos, videocassetteras, las planillitas con flechas, los análisis… –¿Ya pensás como entrenador? –Es inevitable. Pero ya lo hacía mientras jugaba. Viví el fútbol de esa manera. Es más, creo que he llegado a jugar en determinados niveles porque lo he pensado. Porque si no, por talento puro, por la técnica, la potencia o la velocidad, no hubiera podido jugar en ese nivel. –¿Ya tenés cuerpo técnico para el futuro? –No, me gusta ir despacio. Me interesa mucho la formación, por eso empecé el curso en España (N. de R.: está asistiendo al curso de entrenador para ex futbolistas de la Real Federación Española). Me interesa la parte formativa. Uno no puede nunca dejar de aprender, y no me quedo

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con haber jugado más de quince años o con que mi viejo era entrenador… Hay muchas cosas que tengo por aprender, y por eso voy a dedicar estos años que vienen a la parte formativa. –Mientras tanto, seguís con el periodismo. –Sí, intentaré... Para mí, es muy exigente. Las colaboraciones para El País, si bien son semanales, me llevan un tiempo de reflexión, de pensar la idea, de entender que eso es algo que vale la pena comunicar, y luego esbozarlo y bajarlo al papel. Es una cosa complicada, porque al final soy un jugador de fútbol, o un profe, pero me siento un poco alejado del mundo de las letras, aunque me gusta mucho. –¿Qué ves del fútbol argentino? ¿O qué te genera ver el fútbol argentino? –Bueno, me genera zapping (se ríe). Sí, el fútbol argentino me genera zapping. Me gusta el fútbol en todas sus expresiones, pero hay partidos que me aburren mucho. Y no puedo ver 90 minutos de un partido que me aburre. Salvo que esté en la cancha, pero por tele… Es complicado, no llego.

–¿Y tolerás 90 minutos de las ligas Europa? –Si, de España sí. No necesariamente del Madrid o del Barça. De Inglaterra también. Tienen muchísima dinámica. Si hay algo que me quedó pendiente, es haber jugado en la liga inglesa. No sé si hubiera aguantado, pero es alucinante, me encanta el vértigo que tiene, porque además es un vértigo con sentido, no es un vértigo desorganizado. El fútbol italiano me cuesta un poco más. Por ahí no lo veo tanto por prejuicio. Y eso que jugué ahí tres años, fui campeón… Pero me cuesta, me cuesta. –¿Nadie intenta imitar a Barcelona? –Por supuesto que sí. No es un caso aislado en el mundo. En el fútbol mexicano, más de la mitad de los equipos intentan jugar como juega Barcelona. En Holanda también. ¡Creen en eso! De hecho, yo veo algunas cosas del Barcelona y digo “son made in México”. Una serie de mecanismos para salir jugando, por ejemplo. El tema es intentarlo, desearlo, y que la gente lo asimile, se adapte, le guste… ¡En México hay equipos que se están yendo al descenso y siguen jugando así!

“En el fútbol mexicano, más de la mitad de los equipos intentan jugar como juega Barcelona. En Holanda, también”.


–¿Te imaginás qué acá podría intentarse, que habría paciencia? –Es que no hay tolerancia para ese tipo de juego cuando no es exitoso. De hecho, al Barcelona se lo pondera y se lo tolera porque es exitoso. Digamos: produce admiración su manera de jugar porque es exitoso. Si hubieran sido segundos en todos estos años, serían Holanda, serían el hazmerreír. Bueno, los italianos se ríen. –¿Por qué creés que pasa? ¿Por qué se castiga más duramente la derrota si jugás así? –No sé, realmente no sé… No me lo he puesto a pensar, no tengo una teoría. Pero no lo alcanzo a entenderlo, porque es un método tan válido como cualquier otro. –¿En qué cambió el fútbol argentino mientras estabas en Europa? ¿O qué cambio te impactó más? –Lo que más me impacta es no poder decir de memoria un equipo de un semestre para otro. ¡Se van todos! Yo creo que a raíz de esta exportación constante y masiva, hay una baja en el nivel general de nuestro fútbol. Ya no es que se va uno por equipo, se van seis, ocho… Así

es muy jodido ver algo que tenga sentido, ¿entendés? Lo más difícil es ver partidos que tengan sentido. –¿Qué equipos te gustaron algo en los últimos años? –Bueno, Estudiantes tuvo buenos momentos con Verón en buen estado. Era un equipo que sabía a qué jugaba. Lanús en alguna ocasión, el Vélez que llegó a semifinales de la Libertadores me gustaba... Y Boca en este semestre, quizás no es agradable verlo, pero… No te voy a decir que es un equipo que llama la atención, menos si no está Riquelme, pero se ve un equipo organizado, solidario, que sabe a lo que juega. Y con eso le alcanzó para ser el mejor. –¿River? –Está más interesante la B Nacional que la Primera. ¡Esto de no tener clásicos es terrible! Queda un torneo de primera desabrido como nunca. Pero veo a River: veo a Cavenaghi haciendo goles como cuando era joven, y al Chori, y a Almeyda… Ojalá que River vuelva ya. Me da mucha alegría cada vez que gana. –¿Cómo te pegó el descenso?

–Mal, mal, ¡muy mal! Estaba en España, con un amigo. ¡No lo podía ver! Miraba tres minutos, me iba, caminaba, volvía… Que sé yo, estaba pasando algo que uno pensó que nunca iba a suceder. Y de golpe caés, y decís “¡la puta madre que lo parió!”. Y por otro lado, esa sorpresa se mezclaba con la no sorpresa de que cuando las cosas se hacen mal sistemáticamente durante muchos años, las consecuencias se ven. Lo que pasa es que nadie pensaba que el piso era ese. –¿Te hubiera gustado participar, intervenir para evitar lo que pasó? –No tuve oportunidad (dice con los dientes apretados, con algo de bronca). No tuve ningún llamado… Cuando fui a San Lorenzo, no me llamó River, me llamó San Lorenzo. Me hubiera encantado que el interés que tuvieron San Lorenzo y Tinelli, quien me llamó veinte veces a casa, lo hubiera tenido River, que hubiera tenido un 1 % de ese interés al menos. Pero no pasó. Hay algo curioso: River se va al descenso y parece que los culpables fueron los futbolistas que no volvieron a River: Aimar, Saviola, Crespo,

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D´Alessandro, yo… No digo que toda la gente de River piense esto, pero hay mucha gente que se expresa de esa manera. En los últimos trece, catorce años, uno no fue parte de ningún plantel, de ninguna decisión, y resulta que la gente que controló los destinos del club durante quince años… No sé, no lo consigo entender. –¿En qué condiciones está el fútbol argentino con respecto a los países referenciales de Europa? –Las condiciones, Argentina las tiene, sin ninguna duda. Está la materia prima. Probablemente estemos un poco atrasados en infraestructura, en organización. Pero lo que pasa hoy día, no fue siempre así: nosotros éramos vanguardia. Y ahora no podemos mentirnos a nosotros mismos: lo que muestra la actualidad es que estamos un paso por detrás de España, de Alemania… Incluso Brasil se tiene que replantear lo que está haciendo, porque va el Santos y pierde 4 a 0 con el Barcelona. No sé, es que los jugadores acá no tienen ni Primera División, se van antes. Y no sólo a Europa: se van a Perú, a México, a Ecuador… Los buenos y los que tienen pinta de buenos, se van, y quedan los que

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no tienen posibilidades de irse y los que, como yo, vuelven en una fase de declive de su carrera. Si hace tiempo que no salen un Aimar, un D´Alessandro, un Saviola, un Crespo, quiere decir que algo no está funcionando como antes. Me imagino, aunque puedo estar equivocado… Pero no hay estabilidad, y sin estabilidad, no hay posibilidades siquiera de iniciar un proceso. ¿Con qué perspectiva se inicia un proceso? –¿Cómo ves a la Selección? –Bueno, tenemos al mejor jugador del mundo, indiscutiblemente. Messi es el talento, la genética pura, pero formado en la escuela del método. Entonces es normal que no se sienta completo. Una parte que lo compone es el método, el método Masía. Y claro, le falta algo cuando no juega en el Barcelona, es normal. Ojo, para mí, en todos los partidos de la Argentina en los últimos tiempos, el mejor fue Messi. Un jugador es tanto el talento, su genética, como lo que lo rodea, el entorno. Todo eso te “hace”. La mejor versión de Messi la vamos a ver siempre en Barcelona. Y acá tendremos al mejor del mundo,

pero no al del Barcelona. Estos chicos del Barcelona son unos fenómenos, una generación increíble, y le agregan mucho a Messi. Y Messi es Messi, porque nació acá, es bien argentino: el potrero, la gambeta, la irreverencia. Messi es el ingrediente que le faltaba a Barcelona, porque si no sería como Holanda, que juega fenomenal pero le falta el que gambetea a tres, hace un gol, genera un desequilibrio... Messi te da eso. –Aún con Messi, ¿dónde colocamos a la Selección? –Por supuesto que hay mucho material, pero uno por uno, a nivel futbolistas, está por debajo de España. No lo podemos negar. Tenemos a Messi, a Higuaín, a Agüero, a Di María… Es decir, tenemos algunos jugadores destacadísimos, sobresalientes, pero en la media, España está por arriba individualmente. Y a nivel colectivo también. Nosotros cambiamos de entrenadores, pasaron más de ciento y pico de jugadores por la Selección, etcétera. Pero creo que en el plano individual también están por encima: no tenemos un Iniesta, un Xavi, un Casillas. Me gustaría que fuera diferente, pero bueno…



En 1997, un jugador de la liga regional española pateó en la cara al árbitro que lo había expulsado. Sólo lo suspendieron por 8 meses!.

Que sí, que no

Para leer en el verano, cuando los temas que circulan entre carpas, sombrillas y tiempos interminables de mate y descanso siempre vuelven hacia el fútbol. Esta columna publicada por nuestro compañero en el diario Tiempo Argentino en la primera semana del año colabora con nuestra pasión de ser eternos discutidores. Por VÍCTOR HUGO MORALES

M

essi es lo que nos salva. No hablo del Barcelona ni de la Selección, sino del periodismo. Cuando ni una hoja se mueve en el mundo del fútbol, ese universo congelado de la información suele dar disgustos. Es cuando algunos van y sacuden los árboles para ver si cae algo, aunque más no sea un chisme, una provocación de alguien a un colega, a un adversario. Habría que poner el cartel de velocidades máximas en las declaraciones de los protagonistas. Pero este verano Lionel llena las páginas y las pantallas hasta no poderse ver ni él mismo. En Rosario dicen que ya critica sus goles: “Ahí debí pegarle de derecha. La terminé mal, en serio…”. Es imposible hacer algo por afuera de Messi, porque además de que no pasa nada, y así será unos cuantos días más, y lo que viene en algunas ciudades no alcanza ni como aspirina, el gran jugador es una noticia constante y positiva. Lo distinguen en Rosario y las cámaras toman el modesto despliegue de las autoridades locales que, en plan de austeridad, se privan de un teatro, una noche, una alfombra, un artista que le cante. Podrían decirle: “soñá una noche rosarina y te la regalamos”. Pero no. En una escena despojada, simple, quizás aprovechando que el muchacho “es así”, un pibe que no pide nada, que todo está bien, le entregan un recuerdo y él habla. Y cuando habla, menciona a la presidenta y le desea suerte, y en algunos de los presentes se produce un respingo, un íntimo “no nene, no te empieces a meter en política vos también”, pero no, ya pasó. Las jugadas de Lionel son rápidas y precisas. Un toque lujoso y gol. La pelota ya está adentro mientras, flotando, queda un título. Después se va con sus amigos, como pidiendo disculpas, un “no se hubieran molestado, para qué…” Y Rosario lo recibe en sus calles y veredas con orgullo entrenado. Modestamente ya dio al Che, a los negros gloriosos Fontanarrosa y Olmedo y ni entremos a hablar de música, que entonces ya no podés competir con los rosarinos. Eso pueden los Messi. Por donde pasan hacen que brille todo lo bueno de una ciudad, de sus nombres, de la vida misma. 68 UN CAÑO | ENERO-FEBRERO 2012

Pero es enero y algo más hay que hacer. Y lo único que tenés es a Messi. Entonces alguien suelta un “Messi es el mejor” que, por acá, se traduce como “Messi es más que Diego”, y otro los equipara y alguno atina en el desparramo a decir que son épocas distintas y alguna frase un poco conciliadora. Sin parámetros, con la actualidad en la mano, sin tomarse el trabajo de recorrer caminos que, por lo intrincado, demuestran que todo es prematuro en ese juego. ¿Que clase de torneos juegan uno y otro? ¿Era lo mismo lo del Nápoles contra seis o siete escuadras más ricas del norte de Italia que el mano a mano con un solo adversario que propone el campeonato español? ¿Con qué se compara por ahora que Diego llevó a la Selección a la final de dos Mundiales? Y cuando estaba todo perdido en el ’93 la sacó de los pelos para ponerla en el Mundial de Estados Unidos y si no pasa lo que sabemos, la plantaba de nuevo en lo más alto del mundo. Al decir que son “épocas diferentes”, Alejandro Sabella le sale al cruce a los que quieren volver a algún titular de los diarios o la tele, ya no como protagonistas del juego sino como “periodistas”, y es verdad. Pero no, o no solamente, en el sentido en el que lo manifiesta Sabella. Lo imposible de comparar, lo absurdo, son las épocas de los medios. Diego apenas entró en la globalización. Messi es de todos los barrios del mundo hoy día. Su genio repercute al instante millones de veces mientras Diego está en la penumbra del escenario, sin ser alcanzado por el seguidor de luz que estalla constantemente en el rostro de Lionel. Todo el que tiene nombre y chapa y tiene alguna factura para pasarle a Diego, alguna revanchita para tomarse, saca el tema. Para minimizarlo a Diego. Porque a estos personajes, piensan, sólo los matás si les pegás en el ego. Que los periodistas en el verano sacudan los árboles con estalactitas después de semanas sin una noticia que valga la pena, vaya y pase. Pero ellos, al menos, deberían pedir un sinfín de cien horas de partidos de Diego para refrescar su memoria.



En 1999, Carlos Leeb, suplente de Chacarita, chocó accidentalmente con un línea mientras calentaba: lo expulsaron sin haber ingresado!.

Hay más nobles para este boletín (policial) Las sinverguenzadas de Iñaki Urdangarín, esposo de la infanta Cristina de Borbón, son noticia en la España que lo había convertido en “modelo de caballero” destacando sus orígenes deportivos. Como se ha visto, el deporte hace lo que puede con la gente. Y a no creerse eso de que el deporte redime y transforma en buenos a los seres humanos. Por EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES

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uince años atrás, el campeonato español de handball (balonmano para ellos) era un boom. Los partidos de Barcelona, y también los de la Selección española, se jugaban vigilados por agentes de seguridad de la Casa Real. Cien periodistas, una cifra inédita, se acreditaban para cubrir el partido de España contra Bielorrusia. Las tribunas estaban llenas y la TV se disputaba los derechos exclusivos del campeonato nacional. La prensa le puso un nombre al fenómeno: “el efecto Urdangarín”. Iñaki Urdangarín Liabaert era entonces un vasco de 29 años, seis hermanos, rubio, excelente deportista de 1,97 metros y 99 kilos y a punto de recibirse en Empresariales. “El chico 10”, como lo presentó entonces una revista, era uno de los mejores jugadores de balonmano de Barcelona y de España, ambos equipos en el podio mundial. El fenómeno, en realidad, se debía a que Urdangarín era el novio oficial de la infanta Cristina de Borbón, hija del rey Juan Carlos y la reina Sofía. No estaban allí los medios deportivos. Estaba toda la prensa española. Los novios se habían conocido un año antes, en los Juegos Olímpicos de Atlanta ‘96. Fueron nueve meses de discreta relación hasta que Antena 3 Televisión descubrió el romance. La boda, como sucede con los asuntos de la realeza, fue un acontecimiento nacional, y Urdangarín, quien le dio niños inmediatos a la infanta, se convirtió en el yerno soñado. Lo más curioso fue que todas las crónicas que lo elogiaban remitían siempre a su pasado como deportista de elite como formador clave de sus virtudes. El fútbol suele citar con orgullo la frase de Albert Camus (“Todo cuanto sé con mayor certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres se lo debo al fútbol”). Y hace unos meses Josep Guardiola, en su formidable conversación con el cineasta Fernando 70 UN CAÑO | ENERO-FEBRERO 2012

Trueba, citó también al fútbol como su mayor fuente de educación. “Lo que a mí me ha dado todo lo que soy como persona, lo que me ha formado –dijo Guardiola–, es haber hecho deporte. Allí aprendí lo que significa ganar y a celebrarlo con muchísima moderación. Y allí también aprendí lo que significa perder y aprendí a volver a levantarme y a valorar luego lo que cuesta ganar”. Hay miles de anécdotas, inclusive las de cada uno de nosotros con nuestros hijos, que servirían para explicar el valor formativo del deporte. Y el deporte abusó de la situación para sentirse tribuna de doctrina. Hoy, es cierto, ya nadie ve al deporte como una familia Ingalls, un paraíso incontaminado, un mundo de buenos contra buenos en el que sólo gana el que juega mejor. Ha corrido demasiada agua bajo el puente en estos últimos años como para seguir jugando a que existen los Reyes Magos. Pero el deporte, que cuando le conviene suele sentirse neutro de toda neutralidad (casi como la prensa independiente), aún hoy sigue creyéndose por momentos una autoridad superior. La realeza española recibió con los brazos abiertos al gran deportista Urdangarín. El vasco aprovechó su doble imagen de deportista modelo y de “yernísimo” real para montar una formidable serie de estafas que hoy conmueven a España. Se sabe, un rey con un ojo morado es una caída y no un golpe, y una boda forzada es tapa de la revista Hola. Recuerdo la anécdota del príncipe holandés, esposo de la argentina Máxima Zorreguieta, la primera vez que tuvo ante sí a una madre de Plaza de Mayo. Era la formidable Nora Cortiñas. La primera pregunta del príncipe heredero Guillermo Alejandro fue: “¿Y usted de qué cuadro es?”. Hoy, el deporte español prefiere olvidar todas sus viejas jactancias sobre el jugador de balonmano. Sus estafas sí afectan en cambio a la familia real. Es el famoso “efecto Urdangarín”.



Sabías que, en 1964, Pelé atajó para Santos luego de la expulsión del arquero Gilmar? Santos ganó y al “Rey” no le hicieron goles.

Vida robada

Mientras se jugaba la fecha 28 del torneo Metropolitano de 1977, el militante político Omar Cherif Ainie Rojas fue secuestrado por los grupos de tareas de la dictadura. Es uno de los 30.000 desaparecidos que fueron secuestrados cuando iban a una cancha o salían de ella. Hincha de Vélez, quizás su destino fue el Pozo de Quilmes. Ni olvido ni perdón. Por EDGARDO IMAS

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a violencia paraestatal y el terrorismo de Estado que asolaron a la Argentina entre 1973 y 1983 no consiguieron reprimir la pasión futbolera de sus víctimas. Recluidos en centros clandestinos de detención y en penales, o en libertad y militando en condiciones extremadamente difíciles, algunos se mantuvieron fieles no sólo a sus ideas, sino también a los colores de su equipo favorito. Tanto es así que fueron secuestrados en una cancha o en las inmediaciones de ella. Una de esas historias es la de Omar Cherif Ainie Rojas, un hincha de Vélez de 21 años que permanece desaparecido desde el domingo 11 de septiembre de 1977. Ese día salió de su casa en Caseros, en el conurbano bonaerense, para ver un partido entre Quilmes y su equipo. Omar Ainie Rojas había nacido en Chile, pero su familia se radicó en la Argentina cuando él era muy pequeño. Cursó el secundario en el colegio industrial Eduardo Latzina, en el barrio porteño de Devoto. Allí militó en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), vinculada con los Montoneros. Se recibió de técnico mecánico en 1974 y más tarde empezó Química en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, donde una placa que recuerda a los estudiantes desaparecidos incluye su nombre. La tarde de su secuestro, la lluvia sólo permitió que se jugaran tres partidos de la fecha 28 del torneo Metropolitano 1977. En el viejo estadio de Quilmes, en Guido y Sarmiento, sobre un fangal, el Cervecero derrotó a Vélez 1 a 0 con un gol agónico de Carlos Raschia. Su hermano menor, Isaac, cuenta que aquel domingo Omar salió de su casa en Caseros rumbo a la cancha. “No sabemos cómo viajó hasta Quilmes. Como no volvió, al día siguiente me fui a Quilmes para averiguar si había habido incidentes y gente detenida en la cancha. En las sedes policiales que visité me res-

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pondieron negativamente. Por la noche, una patota irrumpió en nuestra casa en Caseros, revolvió todo y me llevaron a mí”. Isaac afirma que, por lo que pudo ver y por los olores, se dio cuenta de que lo trasladaban a uno de los lugares donde había estado preguntando por su hermano horas antes. Identifica el sitio como un chalet con una fachada vistosa. Las características se corresponden con el lugar entonces conocido como El Pozo de Quilmes y donde hoy funciona la DDI de esa jurisdicción. Tras ser torturado, Isaac fue liberado tres días después en un descampado en Berazategui. Esto evidencia que Omar Ainie Rojas fue secuestrado en Quilmes, aunque resulta imposible determinar si alcanzó a ver el partido, si fue detenido mientras se dirigía al estadio o a la salida. Alberto Barba fue compañero de militancia de Omar en la UES y en el centro de estudiantes del Latzina. “Omar seguía a Vélez, y en la cancha solía parar con la hinchada”, recuerda. Luego del secundario militaron en distintos frentes. “Más tarde perdí contacto con él, hasta que en 1982, al concurrir a la Marcha de la Resistencia de las Madres, vi su foto en una pancarta que sostenía Cristina Rojas, la mamá de Omar”, relata. “Ella me contó que aquel 11 de septiembre de 1977 había salido para la cancha y que nunca más regresó. Y también que un vecino ya le había comentado que a Omar lo venían siguiendo”, dice Barba. Y agrega: “Omar había zafado pocas semanas antes de su secuestro, ya que logró escapar durante una pintada en Villa Crespo en la que fueron sorprendidos por la Policía; hubo disparos y murió Jorge Livio, un compañero egresado del Otto Krause”. “Un muy buen tipo, que vivía cagándose de risa y compartía todo”, son las cualidades que 35 años después le quedaron grabadas a Alberto de aquel joven hincha de Vélez.



En 1996, los jugadores de Toros Neza de México salieron a la cancha con sus cabellos teñidos con brillantes colores: golearon a Atlante 4-0.

Asunto: UN MIMO De Alejandro Giordano* Muchachos, los leo desde hace mucho (ininterrumpidamente desde la revista numero 17 -septiembre 2009-), y hubo algunas ediciones que me gustaron más que otras, pero siempre de 7 u 8 puntos para arriba. La del mes pasado (la número 42) fue una delicia total: análisis de Panamericanos y de cómo seguir avanzando en lo que respecta a deportes como país (gran nota del maestro Pablo Llonto), los reportajes con Morresi, Sacheri, Latorre, el informe sobre el “grondonista” presidente del futbol brasileño Ricardo Texeira, el espacio habitual para dos genios del periodismo (no sólo deportivo, sino en general) como lo son Víctor Hugo y Fernández Moores. Los felicito porque noto el gran crecimiento de la revista número tras número y lamento profundamente que le negasen a Matías Martin la posibilidad de comentar los partidos de la Selección Argentina por trabajar en esta sencilla pero enorme revista. Ladran Sancho, señal de que avanzamos. *periodista de Argentinos Pasión -AM 610- y www.argentinospasion.com.ar)

Asunto: NO ACLARES QUE OSCURECE De Claudio Fabián Otermín

Por medio de la presente quiero dejar aclarado, fundamentalmente a Luciano Oscar Millares, familiares y todos aquellos que lo quieren, entre los cuales me incluyo, y también a toda la gente de Lincoln en general, que lo publicado en la revista Un Caño de Capital Federal y reproducido por el Semanario Golazo de fecha 2 de Mayo del 2011, en nota sobre Luciano Oscar Millares fue sacado de contexto. Yo en ningún momento tuve intención de hablar sobre la intimidad de Lucho, ni manchar su buen nombre y honor, por lo cual desmiento categóricamente tener conocimiento sobre supuestos consumo de droga por parte de Luciano O. Millares, y si alguien se sintió ofendido o dolido por las mismas, reitero que no fue mi intención y pido públicas disculpas por alguna manifestación que pueda haber sido erróneamente interpretada. Un Caño: Respuesta de Pedro Fermanelli: “Es cuanto menos extraño que en un intento de rectificación (que llegó tras haber tenido una cita con abogados, aclaro), el señor Otermín hable al mismo tiempo de que lo saqué de contexto. Para el periodismo gráfico suele ser una ventaja 74 UN CAÑO | ENERO-FEBRERO 2012

recortar una declaración para ganar un buen título. Lamentablemente para él, no es éste el caso. Bien lo sabría si contara con un mínimo de honestidad intelectual: lo que dijo -textual en la nota y grabado en un audio que por supuesto conservo- no fue utilizado para vender la historia. Basta con ver la ubicación que tuvo en el texto, casi sobre el final y sin ninguna motivación chimentera; con el mismo peso (o menos) que cualquier otra anécdota publicada. Las disculpas carecen de valor si en ella se ensucia el trabajo ajeno, en este caso el de quien escribe. Así que sería bueno en un próximo envío aclare también este desliz. Una vez más, está todo grabado, incluido el permiso para poner “todo, sin reparos”, que él mismo me concedió. De no contar con eso, no lo habría bajado al papel. Se sabe: no es fácil adivinar quién será el próximo timorato que intente dejarte mal parado.

Asunto: FECHA DE PUBLICACIÓN De Claudio Martin Piovan Ante que nada quería felicitarlos por la gran revista que hacen. Desde que la empecé a comprar, la colecciono en la biblioteca. Les quería hacer una “crítica”, relacionada con la incertidumbre de cuándo sale la revista. Todos los meses la estoy esperando ansioso y siempre sale un día diferente: a veces muy entrado el mes, y el año pasado no salió en enero o febrero… Estaría muy bueno saber que sale, por ejemplo, todos los días 15. Nuevamente felicitaciones por el enorme producto que hacen, sigan para adelante y no dejen de publicar mi revista favorita. Les mando un saludo grande y que tengan un gran 2012. PD: Me encantaría tenerlas todas desde el primer número. ¿Me dicen si hay alguna forma de poder conseguirlas? Desde ya, muchas gracias. Un Caño: Tenés razón, somos inconsistentes con la fecha de salida, pero eso tiene mucho que ver con el esfuerzo que ponemos para que la revista salga cada mes. El año próximo trataremos de mejorar, pero no te podemos prometer nada. Y, efectivamente, la revista no sale en febrero, por lo que después de esta edición deberás esperar hasta los primeros días de marzo. Saludos.

Asunto: LECTOR MEDIO OFENDIDO De German Santcovsky Soy un seguidor de la revista desde los primeros días. Me enojé mucho cuando la revista dejó de salir y me alegré cuando volvieron. Sólo una vez les escribí en una disputa que tuve con el Hamilton pro-bielsista en contra de Pekerman, poco antes del Mundial 2006. Últimamente hay algunas cositas que no me gustan (la mayoría sí, por eso compro la revista, como aquella nota del Turco Wehbe y los Reyes Magos. ¡Qué emocionante, era mi infancia pura!), y por eso les escribo. Caravario, sos una mezcla de Polino y Elio Rossi (¡qué te parece esto, Beba!), intentando hacer enojar a la afición futbolera en la mayoría de tus notas. Primero, con aquella de butacas en todas las canchas y que se vayan al carajo la pasión y toda esa sanata, que muy bien te contestaron y te ubicaron otros lectores. Después le das con un caño (je je, qué ironía) al Tano Pasman (un pan de Dios) escribiendo pelotudeces como “energú-


La selección con el récord de goles en un Mundial es la de Hungría: en 1954 consiguió 27 tantos en sólo 5 partidos, pero no fue campeona.

meno” y “patético” para calificar a un hincha de fútbol que te puede gustar o no pero que no dejaba de ser divertido. Te ponés en la postura de soberbio intelectual y perdés el sentido del humor, igual que Hamilton, quien cual amigo grandote salió en tu defensa contestándole a la mujer de Pasman con una soberbia que exaspera. Decí que no te bancás a Riquelme, liso y llano, pero no digas que el Pochi Chávez puede ser mejor cuando todos sabemos que no es así. Y me importa un carajo tu opinión. Leo en Caravario un tipo que hace rato no va a la cancha, y menos a la de Boca (no sos de Boca, odiás a Boca, ¡decilo! Basta de esa mentira del periodista que no tiene camiseta). Y por último dejo una pregunta: ¿por qué en la ilustración que utilizaron para acompañar la nota de Juan Ignacio Isern borraron a Huracán (ya sé que hubo respuesta, pero me enojo igual), sabiendo lo que significa para los hinchas del Globo ser el sexto grande? No me hagan enojar más porque voy a terminar como el Tano Pasman cuando leo Un Caño. Les dejo un abrazo y felicitaciones por la revista y su línea editorial. Un Caño: No nos gustó tu carta pero la publicamos. No merece respuesta. Hay demasiados agravios.

Asunto: DEPORTES A LAS ESCUELAS YA De Pablo Ariel Bresci

Asunto: AUSENCIA De Carlos Schneider Hola, les escribo sólo es para marcarles lo que para mí fue un error en la tapa de la revista de diciembre: la ausencia de Guido Falaschi (un lugarcito al lado de la Tota se merecía). Conociéndolos, sé que quizás fue un olvido y están perdonados, pero si hubo una razón me gustaría saberla. No estoy pidiendo que se acuerden de cualquiera, pero al verla a Silvina Luna no puedo entender como Guido faltó a la memoria. Abrazo, y aguante Un Caño. Un Caño: La tapa cerró antes de la muerte de Guido, esa fue la razón.

Como me atrasé un poco con la lectura de Un Caño, ya con el número 42 en la calle, recién termino de leer la nota de Pablo Llonto del número 41. Aro, aro, aro… Me gustaría que algún funcionario, como puede serlo Claudio Morresi, tome las palabras de Llonto y se reúna con Sergio Sanelli, o quien corresponda, para que se revea y mejore lo que se hace con las clases de Educación Física en las Escuelas Públicas. Al ser un ciudadano común y corriente puedo sólo contar las experiencias personales o las de algún conocido. No sé si la cosa sigue igual, pero en la década del ochenta la única actividad que teníamos en las horas de Educación Física en la Escuela Primaria Nº 21 Antártida Argentina, en Lomas del Mirador, Partido de La Matanza, era jugar un “quemado”. En siete años tuvimos un solo Intercolegial de atletismo y alguna maratón de fin de año por el barrio. En los noventa, en el Colegio Nacional 13 de Liniers, tenías que ir a Vélez o al Ateneo Popular de Versalles, dos pedazos de monstruos en infraestructura deportiva, para tener la asistencia, único requisito para aprobar la materia (mientras tanto, te tiraban una número cinco y a entretenerte en la canchita de papi…). Con esta experiencia personal, que será la de muchos otros lectores, se puede demostrar que la educación pública, en muchos casos, falla también en la enseñanza de los distintos deportes que incentivan a los chicos a ir los clubes del barrio para seguir practicándolos. Para colmo, municipios como el de La Matanza, que tuvo por lustros a los Centros Deportivos Municipales casi como depósitos de chatarra (tengo fotos para demostrarlo) y con nula actividad para infantiles y/o juveniles (y con profesores que cobran sus sueldos pero faltan porque tienen otro trabajo donde no pueden faltar), no acompañan ni ofrecen actividades deportivas. Todos sabemos que cuando sos un chico, para hacer un deporte la motivación sobra. Lo que falta es que el Estado te dé un lugar para practicarlo.

Asunto: RECUERDO DE AQUELLA FINAL De Rubén Caminos

Escribo para comentarles sobre un tema del que han pasado dos años y lo preocupante es que nadie ha investigado absolutamente nada. Gabriel Brazenas no dirige más desde aquella final donde Huracán fue intencionalmente despojado de un título que merecía. Hasta Horacio Elizondo -juez de la final del Mundial 2006- declaró hace poco que “todos en la AFA saben lo que sucedió con Brazenas, pero no soy yo quien debe decirlo”. No sólo eso, el periodismo insólitamente sigue tildando a Vélez de club modelo y ejemplar, cuando es sabido en el ambiente futbolero que aquella final no fue limpia -hubo un gol mal anulado al Globo y un gol ilícito cobrado para los del Fortín-, y por ese motivo el árbitro de aquella tarde nefasta no dirigió más. No lo suspendieron, ¡lo echaron! Demasiado evidente, ¿no les parece? Y no sólo eso, hasta se sugirió desde algunos medios a Fernando Raffaini, presidente de Vélez, para conducir al fútbol argentino, cuando su figura dejó de ser limpia desde aquel bochornoso 5 de julio de 2009, una fecha que se recordará eternamente como “el robo del siglo”. Pero algún día se va a hacer justicia en el fútbol también, así como está llegando la justicia en el país con nuestro oscuro pasado.

FE DE ERRATAS En la nota sobre el club Piraña del número 43, se dice que Piraña le ganó a Lanús en la C, pero no es correcto. Piraña perdió los dos partidos en 1979 frente a Lanús. ENERO-FEBRERO 2012 | UN CAÑO 75


El 28 de noviembre de 1999, el arquero de Vélez, el paraguayo José Luis Chilavert, marcó tres goles de penal ante Ferro.

traoficiales pero de fuentes informadísimas) de que a mediados de la década se llegó a tener ejercicios con menos del 80% de gestión, un índice bajísimo. No nos olvidemos que ambos organismos funcionan con la plata de los ciudadanos (SND) y los consumidores (Enard). No pertenecen ni al gobierno de turno ni a un mecenas. Por eso, la claridad de gestión es fundamental.

Asunto: LAS COPAS NO REGULARES De Marcelo Berardi

Asunto: ANTI VÉLEZ De Federico Lapuente Sin ayudas como la de Guillermo Nimo (ante River en 1968, con la famosa mano de Gallo no cobrada), sin la maniobra para perjudicar a Boca (supuesta llegada tarde al control antidoping de Giuntini en 1993), sin los nueve penales “raros” cobrados a su favor (en 2005), sin los groseros fallos del rápidamente “retirado” Gabriel Brazenas (ante Huracán en el partido final de 2009) y sin Saúl Laverni (bochornoso robo a Godoy Cruz, su inmediato perseguidor, en cancha de Banfield dos fechas antes del final en 2011), queda claro que Vélez no puede ganar campeonatos. El “club modelito” necesita ayuda de afuera para dar vueltas olímpicas. Si no tiene el habitual guiño cómplice de los árbitros (producto de ser un club millonario), no puede. Y quedó claro ante la Liga de Quito, que lo eliminó con justicia. La grandeza no se compra Vélez, sabelo.

Asunto: ACLARACIONES PRESUPUESTARIAS De Ernesto Rodríguez III

Mariano Hamilton firmó en el N° 42 la nota “El futuro, ¿nos espera?”, un reporte que más allá de conceptos que comparto y otros no, posee una verdad a medias. Se presenta la evolución del presupuesto de la Secretaría de Deporte de la Nación (SDN) desde el 2003 al 2011, en donde parece que el monto que recibe el Alto Rendimiento (AR) hubiera crecido más de un 700%. Si se aclaran las cifras de la gestión de Claudio Morresi, se verá que esto no es así, ya que en el 2003, de $26 millones, al AR le correspondían sólo 16 (62% del total), porción que bajó de manera constante hasta un escaso 26% en 2011 ($50 millones de 190) . La tendencia parece cambiar para 2012, ya que se achicó lo que recibirá Morresi ($175 millones), pero se destinarían 68 al Alto Rendimiento (38%). También es justo decir que falla la transparencia de la SDN, que contrariando su razón de organismo público hace siete años que no publica balances anuales de gestión y ni siquiera pone en su web el listado de becados (con los montos) y los apoyos realizados a federaciones. Esta falta de claridad en el manejo del erario le cabe también al Enard (órgano mixto), que desde su creación no presentó de manera pública ningún informe con cifras concretas para que la ciudadanía audite sus gastos. Tampoco es claro qué cantidad del presupuesto de la SDN fue realmente ejecutado; en buen criollo, cuánto de lo que le correspondía se usó para los fines específicos y cuánto se perdió por los laberintos de la burocracia. Tengo datos (ex76 UN CAÑO | ENERO-FEBRERO 2012

Actualmente se está jugando la Copa Argentina y muchos futboleros vemos cómo torneos de este tipo, que se han jugado a lo largo de la historia (organizados y homologados por AFA) son ignorados por cierto periodismo. Estas copas fueron muy importantes en la época en que se disputaban, ante la ausencia de los torneos internacionales. Pero en este país con poca memoria y con muchos especialistas en estadística (no todos, por cierto) proclives, por ejemplo, a contar el fútbol de manera arbitraria y poco clara desde 1931, no es extraño que se ignoren estos torneos paralelos al regular de Primera División. Ésta es la lista completa de los ganadores de copas nacionales “no regulares” de AFA. Y hago mención del brillante historiador Diego Estévez (autor de alguna nota histórica en Un Caño), que ha investigado y registrado estos campeonatos (entre otros) en su bibliografía. Copas nacionales oficiales organizadas por la AFA 1905 Alumni/Copa de Honor 1906 Alumni/C. de Honor 1907 Alumni/C. Jockey Club 1907 Belgrano Athletic/C. de Honor 1908 Alumni/C. Jockey Club 1908 Quilmes/C. de Honor 1909 Alumni/C. Jockey Club 1909 San Isidro/C. de Honor MCBA 1910 Estudiantes (Bs. As.)/C. Jockey Club 1911 San Isidro/C. Jockey Club 1911 Newell’s/C. de Honor 1912 San Isidro/C. Jockey Club 1912 Racing/C. de Honor 1913 San Isidro/C. Jockey Club 1913 Racing/C. de Honor 1913 Rosario Central/C. La Nación 1913 Racing/C. Carlos Ibarguren 1914 River/C. Jockey Club 1914 Independiente/C. La Nación 1914 Racing/C. Carlos Ibarguren 1915 Porteño/C. Jockey Club 1915 Racing/C. de Honor MCBA 1915 Rosario Central/C. Carlos Ibarguren 1916 Rosario Central/C. Jockey Club 1916 Rosario Central/C. de Honor 1916 Racing/C. Carlos Ibarguren 1917 Independiente/C. Jockey 1917 Racing/C. de Honor 1917 Racing/C. Carlos Ibarguren 1918 Porteño/C. Jockey Club 1918 Independiente/C. de Honor 1918 Racing/C. Carlos Ibarguren 1919 Boca/C. Carlos Ibarguren 1919 Boca/C. Jockey Club 1920 Banfield/C. de Honor 1920 Rosario Central/C. Jockey Club 1920 Huracán/C. Estímulo 1920 Tiro Federal/C. Carlos Ibarguren


El apodo “culé” de Barcelona nació en el viejo estadio de Les Corts, donde se le veía la cola a los hinchas sentados en la tribuna.

1921 Sportivo Barracas/C. Jockey Club 1921 Newell’s/C. Carlos Ibarguren 1922 Huracán/C. Carlos Ibarguren 1923 Boca/C. Carlos Ibarguren 1924 Boca/C. Carlos Ibarguren 1924 Independiente/C. Jockey Club 1925 Huracán/C. Carlos Ibarguren 1925 Boca/C. Jockey Club 1925 Independiente/C. Jockey Club 1926 Boca/C. Estímulo 1926 Independiente/C. Jockey Club 1931 Sportivo Balcarce/C. Jockey Club 1932 River/C. Liga Argentina 1932 Racing/C. de Honor Liga Argentina 1933 Nueva Chicago/C. Jockey Club 1933 Racing/C. Liga Argentina 1933 Huracán/C. Consolación Beccar Varela 1937 River/C. Carlos Ibarguren 1938 Independiente/C. Carlos Ibarguren 1939 Independiente/C. Carlos Ibarguren 1939 Independiente/C. Adrián Escobar 1940 Boca/C. Carlos Ibarguren 1941 River/C. Carlos Ibarguren 1941 River/C. Adrián Escobar 1942 River/C. Carlos Ibarguren 1942 Huracán/C. Adrián Escobar 1943 Huracán/C. Adrián Escobar 1943 San Lorenzo/C. Gral. Pedro Ramírez 1944 Estudiantes LP/C. Adrián Escobar 1944 Boca/C. Carlos Ibarguren 1944 Huracán/C. Británica 1944 San Martín (Tucumán)/C. Gral. Pedro Ramírez 1945 Estudiantes LP/C. Gral. Pedro Ramírez 1945 Racing/C. Británica 1946 Boca/C. George VI 1949 Newell’s/C. Adrián Escobar 1952 River/C. Carlos Ibarguren 1958 Atlanta/C. Suecia 1969 Boca Juniors/C. Argentina 1993 G. y Esgrima (LP) Torneo Centenario de la AFA Total de títulos por equipo Racing: 12, Boca: 10, Independiente: 9, Huracán: 7, River: 7, Central: 5, Alumni: 5, San Isidro: 4, NOB: 3, Estudiantes: 2, Porteño: 2, San Lorenzo: 1, Gimnasia: 1, S. Martín (T): 1, Tiro Federal : 1, Sp. Balcarce: 1, Sp. Barracas: 1, Chicago: 1, Banfield: 1, Atlanta: 1, Quilmes: 1, Belgrano Atletic: 1 y Estudiantes (Bs.As): 1

Asunto: LAS COPAS NO REGULARES II De Rubén Caminos Por estos días se está jugando la Copa Argentina, y no estaría mal que ustedes publicaran en algún momento alguna nota referida al registro de las copas oficiales no regulares homologadas por la AFA que se han jugado en la Argentina a lo largo de la historia. La Copa Argentina es un torneo de ese tenor (Copa oficial “no regular”). Hay muchas copas de este tipo (éstas son nacionales, también las hay internacionales, como la Copa Río de La Plata, por ejemplo). Eran eventos muy importantes en épocas donde no existían la Libertadores ni la Sudamericana, por ejemplo (años ‘20, ‘30, ‘40 y ‘50). Ante la carencia de torneos internacionales, se hacían copas locales, como lo son la Copa del Rey en España o la Copa Italia, o esta Copa Argentina que se está jugando ahora y que hacen a la historia de los clubes y a la trayectoria del fútbol argentino. A continuación, va un listado de

las copas nacionales “no regulares” jugadas a lo largo de la historia (el cuadro es muy completo, sólo pueden faltar unas pocas, algo fácil de chequear por los estadísticos de la revista, por caso, Diego Estévez, un especialista en la materia). El listado C. Centenario AFA, C. Argentina, C. Británica - Torneo Competencia-, C. Competencia (AAmF) C. Competencia (LPF), C. Consolación, C. de Oro, C. de Honor, C. de Honor Sr. Adrián Beccar Varela (LPF), C. Dr. Carlos Ibarguren, C. Sr. Escobar, C. Campeonato de la República, C. Estímulo, C. Suecia, C. Competición de la Liga, Torneo Eliminación (FAF). Finales 1913 Rosario Central 3-2 Argentino Quilmes 1913 Racing Club 3-1 Newell’s Old Boys 1914 Independiente-Argentino Quilmes Abandono 1914 Racing Club 1-0 Rosario Central 1915 Rosario Central 3-1 Racing 1916 Racing 6-0 Rosario Central 1917 Racing 3-2 Rosario Central 1918 Racing 4-0 Newell’s 1919 Boca 1-0 Rosario Central 1920 Tiro Federal 4-0 Boca 1920 Huracán-Banfield GP 1921 Newell’s 3-0 Huracán 1922 Huracán 1-0 Newell’s 1923 Boca 1-0 Rosario Central 1924 Boca 3-2 Belgrano 1924 Independiente 1-0 Sportivo Almagro 1925 Huracán 2-1 Tiro Federal 1925 Independiente 2-0 Sportivo Palermo 1925 Boca 1-0 Argentinos 1925 Boca 1926 Boca 3-1 Sportivo Balcarce 1926 Independiente 3-1 Lanús 1929 Gimnasia Esgrima LP 2-1 Boca 1931 Sportivo Balcarce 4-1 Almagro 1932 River 4-3 Estudiantes LP 1932 Racing 4 pts., Boca 2pts. 1933 Nueva Chicago 1-0 Banfield 1933 Racing 4-0 San Lorenzo 1933 Huracán 2-1 Lanús 1936 San Lorenzo 28 pts. Huracán 25 pts. 1936 River 4-2 San Lorenzo 1937 River 5-0 Rosario Central 1938 Independiente 5-3 Rosario Central 1939 Independiente 5-0 Central Córdoba 1940 Boca 5-1 Rosario Central 1941 River 3-0 Newell’s 1941 River 1-0 Huracán 1942 River 7-0 Córdoba 1943 San Lorenzo 8-3 General Paz Juniors 1942 Huracán 2-0 River 1943 Huracán 0-0 (4-1) Platense 1944 Boca 3-0 Tucumán 1944 Huracán 4-2 Boca 1944 Estudiantes LP 1-0 San Lorenzo 1945 Racing 4-1 Boca 1946 Boca 3-1 San Lorenzo 1950 Mendoza 3-2 Racing 1958 Atlanta 3-1 Racing 1969 Boca 3-1 Atlanta (Primer partido) 1969 Boca 0-1 Atlanta (Segundo partido) 1993 Gimnasia Esgrima LP 3-1 River Un Caño: Entre los amigos Berardi y Caminos, conocemos un poco más de la historia de este tipo de copas. Gracias. ENERO-FEBRERO 2012 | UN CAÑO 77


FULBOTECA Por PABLO CHEB TERRAB

Que la inocencia les valga

No existen demasiadas películas que se animen a graficar el fútbol de los años ’20, con sus jugadores amateur y su marketing inexistente. El film serbio Montevideo: Bog te video elige rozar el absurdo para reconstruir una fábula simpática: la construcción del seleccionado yugoslavo antes de viajar al primer Mundial de la historia, en Uruguay.

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s fácil pensar en el fútbol desde la nostalgia: los muchachos reunidos alrededor del bar, la pelota en la calle, el relato en la radio y los hinchas gritándose en la cara el fanatismo. El amateurismo turbio que imperaba a fines de los años ‘20, los primeros autos, los trajes de sastre, el cigarrillo como compañero, los prostíbulos, las peleas multitudinarias y las mujeres que –en casa– preguntan al jugador si piensa dedicarse a algo serio. Todas escenas que se pasan de argentinas pero que, en 140 minutos entregados al cine, suceden en otro lado. Suceden, además, lejos. En Belgrado. En un tierra que tiene tan poco de europea como de latina. La época es lo suficientemente universal para hermanar geografías opuestas. Y esa, probablemente, sea la virtud fundamental de Montevideo: Bog te video (literalmente: Montevideo, dios te bendiga), una película serbia de una inocencia avasalladora, exitosa sin demasiada explicación, conmovedora de a momentos y llena de estereotipos. Se estrenó a fines de 2010 y en menos de dos meses la había visto medio millón de personas. Su país de origen la presentó como selección oficial para los premios Oscar que se entregan en febrero.

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El film, que marca el debut como director Dragan Bielogrlic y está basada en una novela del periodista deportivo Vladimir Stankovic, reconstruye la historia del seleccionado del entonces reino de Yugoslavia que viajó a Uruguay para disputar el primer Mundial en 1930. Estrictamente, se habla de la construcción de aquel equipo en todo sentido: el origen de algún jugador, las decisiones en torno al retiro de otro, el estrellato de un tercero y todas las circunstancias que los van determinando como compañeros en esa aventura internacional. Hay que admitir que el nombre engaña. Esta es la primera parte de una pequeña saga que promete continuación, y aunque el relato tiene pleno sentido en sí mismo, la acción se detiene justo antes del viaje a la Copa del Mundo. De he-

cho, una buena parte de la incertidumbre que conduce la historia tiene que ver con la posibilidad de conseguir dinero para hacer semejante viaje. Un diálogo genial grafica la locura que significaba recorrer esa distancia en aquellos años: –¿Un Mundial? ¿Dónde? –En Montevideo. –Pero es el fin del mundo, ¿quién va a ir? –Nosotros –Claro. Los serbios somos los primeros en anotarnos cuando alguien tiene una idea estúpida. Dado que la Federación croata decide no ceder a sus jugadores, el equipo termina compuesto de manera prácticamente íntegra por dos clubes de la capital serbia: el BSK y el Yugoslavia. En una de las pocas alusiones políticas que tiene la película, el rey rechaza financiar la ex-

El film reconstruye la historia del seleccionado del entonces reino de Yugoslavia que viajó a Uruguay para disputar el primer Mundial en 1930.


El ex árbitro Angel Sánchez le ganó un juicio por 30 mil dólares a Diego Maradona por haberlo insultado cuando era técnico de Mandiyú.

pedición por falta de representación étnica, y un empresario millonario y liberal presenta el pensamiento opuesto: “si viajaran como Serbia, les pagaría el barco, las putas y el champagne. Pero van como Yugoslavia”. La trama se organiza básicamente alrededor de dos jugadores: Aleksandar Tirnanic y Blagoje Marjanovic. Tirke y Mosa. Se trata de personajes opuestos y complementarios. Juntos formaron una de las duplas de ataque más famosas en la historia del fútbol yugoslavo. Los dos jugaban para el BSK. Tirke fue el futbolista más joven en anotar un gol en el primer Mundial, y Mosa, el primero en recibir un salario como jugador en su país. En la ficción, Tirke es el muchacho que recién comienza y que busca una vida en el fútbol para salvarse del mandato familiar: ser sastre. Mosa, en cambio, es el hombre hecho, la estrella, el que ya llegó. En el debut absoluto de Tirke en el club, Mosa entra al vestuario y ve a su compañero cosiendo una medalla –recuerdo de su padre fallecido en la Primera Guerra– dentro de su camiseta. Y le pregunta “¿vos sos futbolista o costurero?”. La cara de pánico de Tirke sólo es igualada por su respuesta: “en una hora y media te contesto”. Los dos se entrenan a las órdenes de un seleccionador bizarro, retratado como un loco lindo, más loco que lindo, lírico y algo volado: Bosko Simonovic. En la realidad, Simonovic completó cinco ciclos diferentes al mando del seleccionado. Tan gil no podía ser. De alguna forma, el homenaje lo rescata y lo parodia. También es entendible: sería interesante ver cómo se armaría en el país una película con las biografías de Guillermo Stábile y Carlos Peucelle. La película resulta difícil de reconstruir: como toda buena fábula, no cuenta una historia, sino varias. Se trata de un repaso absolutamente ficcional, con muchísimas licencias, en las que hay momentos de un surrealismo típicamente balcánico al estilo de Kusturica (salvando las distancias, claro). ¿Por

ejemplo? El entrenador siempre va a todos lados con una paloma mensajera de nombre Radoje, el comentarista radial habla nada más que del clima mientras toma de una petaca, los héroes hacen jueguito con un huevo crudo y el arquero se saca la boina para cabecear un córner a favor. Ni hablar de la banda de sonido, que llega a su clímax en una visita multitudinaria de los jugadores a un club nocturno en el que suena Samo Malo, el tema de la película, un jazz rítmico similar a los que solía tocar Django Reinhardt pero, claro, con letra

res que se van entendiendo dentro de la cancha y fuera de ella, aunque sea en el burdel. Es más, una de las escenas centrales de la película es una pelea a trompada limpia entre los jugadores. En un bar, por culpa de una canchereada futbolera, se enfrentan las estrellas de los dos clubes principales de la ciudad. En ese mismo momento y en ese mismo lugar, otro futbolista es apretado a las piñas por una deuda que no pudo pagar. Cuando sus compañeros y rivales se dan cuenta de la escena, dejan de pelearse entre ellos

en serbio. También vale la pena destacar la ambientación: los Ford T, el vestuario de época, la candidez de los personajes, la sensación de pueblo grande que transmite Belgrado. Hasta la recreación de partidos parece respetar el ritmo cansino de la época y el material de las pelotas, los pantalones y las camisetas. Las mujeres, por supuesto, tienen una presencia fuerte en todo el desarrollo de la historia. Su tratamiento es un poco lateral y bastante simplista: son intereses románticos que funcionan como foco de conflicto, son madres o son prostitutas. El sentido de lealtad está en otro lado, en la camaradería de los jugado-

para liquidar en conjunto al agresor de turno. Terminan todos detenidos, en otra escena absurda, junto con un borracho que decidía insultar al rey a propósito para no tener que dormir al aire libre. La prisión conjunta los fortalece. El equipo se hace equipo. Y aunque aparezca un problema con Bulgaria, una amenaza a punta de pistola y un final absurdamente reivindicatorio que preferiría no develar, el Mundial espera. Habrá que aguardar a la segunda parte: también se llama Montevideo y se estrena en 2012. Debería pasar en Sudamérica. Paciencia, entonces. Tanto no falta.

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s a b r e y s a r t O

I GENT O LIN R D N A EJ Por AL

10 discos del 2011 Bad As Me - Tom Waits A los 62, el genio de Pomona sigue produciendo discos ineludibles. Después de siete años de silencio, Waits regresa con un repertorio impregnado de aroma sureño que aprovecha al máximo las virtudes de ese guitarrista tremendo que es Marc Ribot y tiene de nuevo a Howlin’ Wolf como modelo vocal, al cabaret como hábitat natural y a invitados de la talla de Keith Richards y Flea (Red Hot Chili Peppers) como cereza del postre.

Let England Shake - PJ Harvey Con un arsenal de instrumentos exóticos para ella –la novedosa autoarpa, saxo, trombón, cítara, xilófono, violín– y el apoyo de sus habituales socios Mick Harvey y John Parish, la reina de Dorsey nos grita en la cara las miserias pasadas, presentes y futuras de las guerras en un disco lleno de canciones que hablan de trincheras, cadáveres, fusiles, cañones, huesos calcinados, soldados en la niebla y huérfanos. El dolor y el pesimismo transformado en poesía. El disco del año.

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Bon Iver, Bon Iver - Bon Iver Justin Vernon abandona el folk despojado de sus inicios para internarse en un universo musical más sutil y complejo, con el Peter Gabriel de los primeros discos como referencia en más de un pasaje, y los matices que aportan a sus canciones el buen uso del pedal steel, el saxo, los coros infantiles y los pincelazos sintéticos. Un álbum con clima melancólico y hasta ominoso que termina conquistando luego de varias escuchas. Casi no hay lista de mejores discos de 2011 en medios serios que lo obvien.

Kaputt - Destroyer Después de tomar como modelo durante años al primer Bowie y a Marc Bolan –es decir, a lo mejor del linaje glam–, el canadiense Dan Bejar, el hombre detrás del nombre Destroyer, sorprende con un disco de pop híper-sofisticado, en la línea de Steely Dan, Prefab Sprout y Hall & Oates: soul de ojos azules, pop de corte FM Aspen y hasta algún coqueteo con el jazz más liviano se combinan a la perfección en este álbum para escuchar de saco y corbata con un martini en la mano.


En 1996, un delantero boliviano fue expulsado por hacer un gol “demasiado lindo” que había “humillado” a sus rivales con gambetas y rabonas.

Familia canción Moris + Antonio Birabent La reaparición de Moris, uno de los poetas más lúcidos de la historia del rock nacional, ya debería ser por sí sola una buena noticia. Pero el detalle de haber retornado con un disco tan sólido –y con un arte de tapa beneficiado por la hermosa fotografía de un amigo de la casa, Fabián Mauri– duplica los motivos de celebración. Antonio Birabent se trenzó en una preciosa conversación musical con su padre y juntos nos regalaron un disco sobrio y a la vez luminoso, donde el rock y el tango se dan la mano en una adoquinada calle rioplatense. Poesía urbana en estado de ebullición.

A propósito - Babasónicos De la misma generación que Massacre, Babasónicos también es una banda que ha resistido sin magullones el paso del tiempo. Y más: se ha enriquecido permanentemente, sumando vuelo y fantasía a su riquísimo repertorio. Pero probablemente desde Jessico, aquel magnífico álbum que parieron en medio del desastre nacional del 2001, no apuntaban tan alto y acertaban sin dejar lugar a titubeos. A propósito es un muestrario lujoso del universo babasónico: hay ambiente western, baladas noqueadoras, rocanrol fibroso, música disco y una potencia lírica que confirma a Adrián Dárgelos como una de las lenguas más afiladas del rock argentino.

Several Shades of Why - J Mascis Detrás de muchas de las canciones de Dinosaur Jr., una de las bandas fundamentales del grunge (y que sobrepasó incluso los límites de ese subgénero), podía adivinarse un esqueleto innegablemente folk. Pues bien, ahora desprovistas completamente de distorsión, las canciones de Mascis brillan como nunca (en Martin + Me, de 1996, hay un antecedente claro, es cierto) y se benefician muchísimo con los aportes de grandes músicos de la escena independiente de América del Norte -Ben Bridwell (Band Of Horses), Kevin Drew (Broken Social Scene) y Sophie Trudeau (Godspeed You! Black Emperor).

El tesoro que nadie quiere 107 Faunos Otra banda nacida para el vivo. Cada show de los platenses es una fiesta inolvidable y un cúmulo de sorpresas y dispersión poética. Pero en plena expansión creativa, a los Faunos les alcanza con entrar al estudio para grabar menos de media hora de música y desplegar así su irresistible arsenal de pop existencial, lleno de melodías adhesivas. En 1957, Humphry Osmond inventó la palabra psicodelia para designar “lo que manifiesta el alma”. Cincuenta años más tarde, 107 Faunos reafirma aquella feliz ocurrencia con su presente vital y mutante.

Volviendo a las cavernas - Pez Ya no hay quien pare a esta locomotora rockera que desde hace años comanda el inefable Ariel Minimal. Pez hace estallar cabezas en sus conciertos en vivo, mantiene una rabiosa independencia, regala sus discos en Internet al mismo tiempo que los edita y nos muestra una nueva faceta musical en cada entrega. Después de haberse enroscado con la velocidad elemental del punk, bajan un cambio para ofrecernos una particular relectura del rock pesado teñida de un pesimismo casi apocalíptico ante la mierda que nos rodea. Una banda fundamental.

Ringo - Massacre Con una carrera que pronto alcanzará el cuarto de siglo, Massacre es una banda que hace rato pisa fuerte en cada show en vivo, gracias al enorme carisma de su líder, Walas, y a la solvencia de una banda de acero inoxidable. Ringo es la consumación del arte de este mamut del indie argentino: la referencia al inolvidable púgil de Parque de los Patricios como síntesis del espíritu épico de todo el disco, un sonido que revisa con autoridad y convicción el rock argentino de los 70 y el post-punk de raíz británica de los 80 y una canción enorme como El deseo, de lo mejor que sonó este año en la Argentina.

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En 2001, el defensor de Arsenal Sol Campbell fue recibido por los hinchas de su ex equipo, Tottenham, con miles de globos con la palabra “Judas”.

El fantasma del Riachuelo

Casi como un homenaje al soldado desconocido, nuestro compañero rescata el nombre y apellido (no pudo rescatar su campaña porque nunca jugó) de Robert Waltner, figura del Boca de Bianchi. Figura en realidad porque “figuraba” en la nómina del plantel. Si a usted le gusta el fútbol húngaro, ésta es su oportunidad. Por DANIEL RIERA

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uién sabe cuántos hinchas de Boca saben que el húngaro Robert Waltner escribió algunas de las páginas más gloriosas de la historia del club. Busquen su nombre en la Wikipedia: descubrirán, con asombro, que Waltner fue “campeón de la Copa Libertadores” y “campeón de la Copa Intercontinental” en 2003. No sería justo quitarle mérito en estos logros por el solo hecho de que no llegó a jugar un solo minuto en la primera de Boca. ¿O tal vez sí sería justo? En todo caso, hay que felicitar al entrenador Carlos Bianchi, que fue capaz de armar un gran equipo, para nada “Waltnerdependiente”. Robert Waltner no fue el primer húngaro que pasó por Boca: entre 1939 y 1940, vistió la azul y oro Francisco Shon, también delantero, a quien la hinchada y el periodismo llamaban cariñosamente Sas. Shon venía de participar en la selección húngara subcampeona del Mundial 1938. Jugó 28 partidos en Boca y convirtió 9 goles. Si bien no era titular habitual, jugó 4 partidos en el equipo campeón de 1940 y dejó un recuerdo digno. Los cruces entre el fútbol argentino y el fútbol húngaro tienen algunos antecedentes memorables: Alfredo Di Stéfano y Ferenc Puscas integraron la delantera de un Real Madrid multicampeón; contra Hungría debutó Diego Maradona en la Selección argentina; contra Hungría debutó la Selección argentina en el Mundial ‘78... Lo de Waltner en Boca, bueno... no fue para tanto, aunque despertó el interés de la afición futbolera magyar, según lo reconocía el propio Waltner en una entrevista de Leonardo Insúa publicada en el diario La Nación el 24 de julio de 2002, cuyo título era “Waltner, la nueva cara xeneize”: “en mi país están un poco convulsionados con mi pase a Boca, el equipo latinoamericano del que más se habla en Europa, porque no es común que ocurra. A excepción de Puskas o Kocsis, glorias de la década del ‘50, de Hungría no tras-

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cendieron grandes jugadores. Ojo, yo no soy tan bueno como ellos, pero tengo lo mío. Creo que no cualquiera juega en un equipo donde brilló Maradona. Ojalá pueda dedicarle un gol, ya que me contaron que siempre va a un palco”, especulaba Waltner, quien al fin y al cabo llegaba a Boca como goleador del Zalaegerszeg, el campeón húngaro de entonces. En otra entrevista –en este caso, de André Luiz Lajtaváry para una FM de Vicente López–, Waltner se tomaba el trabajo de aclarar que Boca y el Zalaegerszeg no eran la misma cosa. “¿Cómo comparás al Boca Juniors con el Zalaegerszeg?”, le preguntaron. “Boca Juniors es un equipo gigantesco, mientras que Zalaegerszeg recién ganó su primer campeonato. Boca tiene un pasado muy grande, y Zalaegerszeg en el pasado siempre fue un equipo mediocre que recién ahora se levantó en el sentido de que, mirando hacia el futuro, puede estar entre los tres primeros que luchan por la corona. Por ejemplo, recién venció al Manchester por 1 a 0 en la Liga de Campeones”, respondía el futbolista húngaro. Cuando Waltner llegó a Boca –a préstamo por 150 mil dólares, con una opción de compra de un millón–, el técnico era el Maestro Oscar Washington Tabárez. Cuando Tabárez se fue, Carlos Bianchi pasó a conducir el equipo. Waltner no tuvo suerte ni con uno ni con otro. Tabárez no se lo había pedido a Mauricio Macri; y Carlos Bianchi lo heredó. Waltner llegó a jugar un partido en la reserva, y nada más que eso. No convirtió goles. Cuando su contrato se terminó, volvió al Zalaegerszeg. Pasó por otros clubes de Hungría, de Emiratos Árabes y de Austria, jugó en la Selección húngara, pero sólo en el Zalaegerszeg logró destacarse. Los chicos de la calle de Buenos Aires aprendieron a quererlo: antes de cada paseo con su novia, Waltner compraba cantidades de golosinas y se las regalaba a todo aquel que se las pidiera.




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