RU 101 / Diciembre 08-Marzo 09

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D E T R Á S D E L A E ST É T I C A Y L A M E D I C I N A

CIENCIA: EL FIN DE LOS ANFIBIOS

POBLACIÓN CHILENA: FUTURO ESTANCADO

LITERATURA: EL YO DE NUESTROS POETAS

HALLAZGO: VALPARAÍSO ANTES DEL BOMBARDEO



OMAR FAÚNDEZ

«En este momento, en el lugar preciso en que usted se encuentra, hay una casa que lleva su nombre». (Thérèse Bertherat)


Secciones Permanentes Correo

5/

Las cartas de nuestros lectores se dedicaron a comentar el número anterior de nuestra revista.

Visión Universitaria A través de las páginas de la RU, se destaca parte de lo más relevante que ha ocurrido en la UC durante los últimos meses. Cómo anticipar la marea roja / pág. 17 Académicos UC presentan sistema para elegir colegio / pág. 75

Argumento

6/

11/

El fin de los anfibios Andrés Charrier El encuentro excepcional de una ranita de Darwin, especie de sorprendente estrategia para reproducirse, y la masiva desaparición de los anfibios a nivel mundial, invitan a fijarse en estos sobrevivientes de los dinosaurios que hoy se están despidiendo.

Menos no es más

70/

El yo y el sí mismo Jaime Blume La identidad de la poesía chilena se asiente en un YO omnipresente que se desenvuelve al interior de una marcada bipolaridad, lo que no deja de hablar de lo que somos como cultura.

Reseña

76/

Crónica del amazonas

El país de la canela de William Ospina. Comentario de Cambio, Colombia.

Rodrigo Cerda La abrupta caída en la tasa global de fecundidad de la mujer en Chile, sumada al aumento de las expectativas de vida, provocará cambios relevantes en el crecimiento del país, restringiéndolo a tasas de entre el 3,5 y el 4 por ciento.

País [paisaje]

18/

Letra fresca

Valparaíso antes del bombardeo En marzo de 1866, la escuadra naval española bombardeó el puerto de Valparaíso. La imagen de la ciudad puerto antes de ese evento es sacada del olvido por la recopilación de las fotografías de Rafael Castro y Ordóñez en el libro Imágenes de la Comisión Científica del Pacífico en Chile.

Canon personal

78/

RODRIGO MORENO

El mirador

El director de la carrera de Dirección Audiovisual de la Facultad de Comunicaciones de la UC transmite a sus alumnos la enseñanza que le ayudó a enfrentar su profesión: todo lo que uno ve en pantalla no es real; es fruto de los ojos de alguien, de la perspectiva de un mirador. Como él.


24/

DETRÁS DE LA ESTÉTICA Y LA MEDICINA

Más allá de los tradicionales enfoques médicos y estéticos hacia el cuerpo humano, la cultura actual se acerca a la integración del hombre con su piel, ya sea a través del arte, la mente o la trascendencia.

Revista Universitaria Publicación de la Vicerrectoría de Comunicaciones y Asuntos Públicos de la Pontificia Universidad Católica de Chile

www.uc.cl/ru Comité editorial

26/

¿De qué cuerpo estamos hablando? Marcela Araneda

45/

No podemos hablar de un cuerpo aislado, separado de la mente, de los otros y de su medio. Somos seres encarnados. Habitamos en espacios y en relaciones, inmersos en un conjunto de sensaciones provenientes de la piel, de los músculos, de los sentidos.

El hígado de Neruda Marco Arrese Todo comenzó en Isla Negra, con el poeta caminando por la playa, pensando en temas para sus Odas Elementales; por ahí, en un roquerío sentado, se encontró con un hepatólogo que lo convenció de escribir sobre el hígado.

Francisca Alessandri, presidenta Manuel Corrada C. Ricardo Couyoumdjian B. Carolina García-Huidobro L. Beltrán Mena C. Hans Muhr M. M. Ximena Ulibarri L.

Director Miguel Laborde D.

Directora creativa M. Ximena Ulibarri L.

Editora adjunta

32/

38/

Cuerpo al límite (del horror) Danilo Espinoza El cuerpo humano, tema obsesivo y principal del arte contemporáneo, cambió de significado desde la Segunda Guerra Mundial. Ésta, inesperadamente horrorosa, alejó a los artistas visuales de la representación de cuerpos bellos.

¿Hombre o chimpancé? Francisco Aboitiz La adquisición de conciencia en nuestra especie nos llevó, en un principio, a considerarnos el centro del universo; a medida que esta misma conciencia permitió el desarrollo del conocimiento científico, dejamos de lado esa idea para integrarnos cada vez más a nuestro entorno.

49/

58/

65/

Daniela Jorquera G.

El cuerpo, puerta trascendente Carlos Casale A partir de la lectura de un luminoso artículo póstumo del ex integrante de la Comisión Teológica Internacional, Adolphe Gesché, es posible hablar hoy del carácter ineludible de la temática del cuerpo en todos los ámbitos de la teología.

El cuerpo soñado Miguel Ángel Rojas Los parámetros físicos de los chilenos son regidos por modelos europeos, no necesariamente aplicables en sus cuerpos y caras a través de una cirugía plástica. Se hace necesario que tanto los medios de comunicación como los publicitarios divulguen la belleza cotidiana y natural.

ENTREVISTA A FERNANDO ZEGERS

El cuerpo es un todo

Protagonista de relevantes investigaciones en medicina reproductiva, su trabajo lo ha instalado en el centro de los debates sobre los límites de la ciencia en la intervención del cuerpo humano. A su juicio lo complejo del escenario actual obliga a mirar la unidad de todo cuanto existe lo que sería mucho más asombroso que la diferencia.

Diseño Departamento de Diseño de la Vicerrectoría de Comunicaciones y Asuntos Públicos

Fotografía Departamento de Prensa de la Vicerrectoría de Comunicaciones y Asuntos Públicos

Redacción y publicidad Casa Central, oficina 10, Av. Libertador Bernardo O’Higgins 340 Santiago de Chile Teléfono: 354 2777 Fax: (56-2) 222 1568 Email: runiversitaria@uc.cl

Ventas Librería Centro de Extensión Alameda 390. Tel. 354 6524 Librería Campus Oriente Av. Jaime Guzmán Errázuriz 3300 Tel. 354 5153 Librería Campus San Joaquín Av. Vicuña Mackenna 4860 Tel. 354 5305

Impresión Quebecor World Chile 6.500 ejemplares

Las opiniones vertidas en los artículos no representan forzosamente el pensamiento de la Pontificia Universidad Católica de Chile o de la Revista Universitaria y son responsabilidad exclusiva de su autor / ISSN 0250-3670 / ©Pontificia Universidad Católica de Chile, 1996|Prohibida su reproducción / Revista Universitaria es citada: ULRICH, International Periodicals Directory /

dossier

Cuerpo culto


C 3 1 S E E L B A C

OS 3 J 1 O S A O R TR O O N H O C A A R U T L U C 13 C

27 VTR / 23 GTD / 29 TELSUR / 50 TELMEX


Dirija sus cartas a runiversitaria@uc.cl o a Alameda 340, oficina 10, Santiago.

Faltó un Sabbagh Señor director: Junto con felicitarlo por el último número, dedicado a un tema fundamental de la historia de la cultura, que es lo que hoy está sucediendo en el mundo del pensamiento y se ha visto ausente en publicaciones chilenas, quiero comentar la selección de obras de arquitectura de los últimos años. Primero, celebro el poner en discusión el tema de lo que estamos viendo surgir, como obras de arquitectos, en nuestro país. El arquitecto Ricardo Abuauad se atrevió, y eso ya es un mérito, a seleccionar; de seguro tendrá muchos colegas disconformes, pero ahí está el valor de la crítica de arte y arquitectura y se requiere de coraje intelectual para aventurar una lista de las mejores. También entiendo que la lista debía ser limitada, y seguramente él mismo habría puesto algunas obras más de haber más espacio. Pero, no siendo arquitecto, considero que hay un exceso de viviendas. Entiendo que para los arquitectos toda obra es igualmente relevante, pero creo que las viviendas, ocultas tras unos murallones en La Dehesa o emboscadas entre árboles en el litoral, poco nos dicen a los demás. Creo que la evaluación importante debe

concentrarse en lo que está a la vista de las ciudades, en esas obras que, como dicen los propios arquitectos, «hacen ciudad». El mismo defecto encuentro en las bienales de arquitectura: muchas viviendas que no veremos nunca en vivo y en directo. Habría que distinguir entre obras de ciudad y obras de arte, tal vez. Hecha esa consideración, aplaudo la presencia de Teodoro Fernández en su lista, un arquitecto que nos ha regalado hitos urbanos que el público recorre, que el público distingue en sus recorridos por la ciudad. Y me faltó una obra del Premio Nacional de Arquitectura reciente, Juan Sabbagh, que también interviene en el paisaje urbano, al paso, tal como esa obra incluida en la revista del Duoc-UC de la Alameda; en Internet, veo que figuran, entre sus obras, los siguientes hitos: «Escuela de Diseño de la Universidad de Chile, Correos de Chile, Sony Chile, Embotelladora

Andina, Mutual del Ejército, Conservas Wasil, Instituto DuocUC (sede Alameda), Pronto Copec (carretera El Sol) y el supermercado Jumbo (Alto Las Condes)». La que considero que falta es el edificio Duoc-UC de Antonio Varas, la que poco después de salir la revista obtuvo el primer premio de la categoría de edificios de oficina en el World Architecture Festival 2008, celebrado en Barcelona, compitiendo entre 63 países y 722 obras, siendo el único latinoamericano preseleccionado y, finalmente, premiado con esta obra que el jurado calificó de «apasionante». Reitero mi reconocimiento a Ricardo Abuauad, y espero que ustedes sigan poniendo en tela de juicio a los creadores chilenos; merecen algo más que silencio en un periodo de producción enorme, comparada casi con cualquier país de América Latina, sin que haya verdaderos reconocimientos ni críticas a todo ese despliegue. Nicolás Donoso

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argumento

Argentum: plata. Argumento, la palabra brillante como el metal.

El fin de los anfibios

El encuentro excepcional de una ranita de Darwin, especie de sorprendente estrategia para reproducirse, y la masiva desaparición de los anfibios a nivel mundial, invitan a fijarse en estos sobrevivientes de los dinosaurios que hoy se están despidiendo. Texto y fotografías por Andrés Charrier

A veces siento como si la lluvia de la Patagonia mojara más que una inmensa ola o más de lo que nos mojaríamos si nuestra embarcación se volcara producto del viento. Hace cinco días que estamos remando en kayac por el fiordo de Cahuelmo en Pumalín. El paisaje que se abre frente a nosotros es sobrecogedor. Inmensas paredes de granito se desprenden hasta llegar al mar y colosales cascadas, que caen como jirones de agua, las coronan. El paisaje parece cristalizado por el silencio y la soledad. Andrés Charrier Escobar es antropólogo de la Academia de Humanismo Cristiano. Está ligado a la UC desde hace siete años en los cuales ha trabajado en el Centro de Estudios Avanzados en Ecología y Biodiversidad. Primero dedicó sus investigaciones a los micromamíferos y hoy lo hace a un proyecto sobre el cambio climático en Chiloé. Además está vinculado al Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y paralelamente es coordinador del Proyecto Rhinoderma.

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El viento es nuestro único e inseparable compañero en estas lejanías australes. Mi embarcación se mueve dependiendo del capricho de las olas haciéndome sentir infinitamente pequeño y frágil en este fiordo rodeado de inmensas montañas blancas. Me pregunto qué especies esconde un lugar como éste. Más adelante, el inquieto mar nos conduce bordeando los desfiladeros hasta el final del fiordo que se recorta tras una espesa niebla. Descendemos de nuestras embarcaciones buscando cobijo del viento entre esas frías selvas australes. Caminamos por un espeso bosque de nalcas en una zona inundada. Las nalcas nos hacen de paraguas gigantes en medio de la lluvia. En un momento, al lado de un arroyo, algo salta suavemente a mis pies quebrando la quietud de la tarde y llamando profundamente mi atención.


Sin saber mucho qué fue lo que saltó, me agacho y busco entre el suave musgo hasta detectar algo con mis dedos. Lo tomo entre mis manos y mueve despacio sus manos y pies. Cuando abro mi mano me doy cuenta de que, después de años de búsqueda incansable, ahí bajo la lluvia inexorable, la lluvia del fiordo de Cahuelmo, uno de los secretos mejor guardados del bosque lluvioso austral se me ha revelado por fin.

Rhinoderma darwinii En 1834, a bordo del Beagle en su viaje alrededor del globo, Charles Darwin describe un extraño vertebrado terrestre que encuentra en los bosques de Valdivia. Un pequeño anfibio de unos 25 mm, de forma triangular y con un pronunciado apéndice nasal cilíndrico y brillante coloración. En 1841 el herpetólogo Bell y luego Dumeril & Bibron en 1843, basándose en los especímenes recolectados por Darwin, describen por primera vez, para la ciencia, Rhinoderma darwinii, la rana de Darwin. Entre sus anotaciones, el joven Darwin escribe:

«es extremadamente común en los bosque de Valdivia». ¿Pero qué descubre realmente Darwin en las impenetrables selvas de aquellos años? ¿Qué cosa tiene de especial este pequeño anfibio, que lo podría diferenciar de cientos o quizás miles de otras especies que describió en su viaje por todo el mundo? Los anfibios tienen una serie de estrategias reproductivas sumamente complejas. Existe una especie en los Pirineos (Alytes) que porta los huevos en sus lomos, por varias semanas, hasta que están a punto de eclosionar. Otros, como los caecilidos, anfibios que no tienen patas ni ojos y que parecen culebras o gusanos, paren crías vivas. Existe un género de anfibios sumamente venenoso (Dendrobates), en el Amazonas, que porta a sus larvas en el lomo durante todo el proceso de metamorfosis. Algunas especies de anfibios ponen sus huevos sobre sus lomos, los cubren con su propia piel (Pipa) y los incuban hasta que salen las pequeñas larvas a través de la piel. En otros casos, incluso, salen los anfibios metamorfoseados

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argumento/El fin de los anfibios completamente y con forma de adulto a través de la piel (Gastrotheca). En los desiertos de Australia existía una ranita que incubaba los huevos dentro de su estómago. Las larvas secretaban una sustancia llamada prostaglandina, que inhibía las secreciones gástricas del estómago, lo que permitía el desarrollo y metamorfosis de las crías hasta el fin del desarrollo. Lamentablemente, esta rana se extinguió en los años 80 sin encontrarse alguna razón científica aparente. En Chile tenemos un anfibio con características tan complejas en su estrategia reproductiva, pero Darwin nunca lo supo.

Ranita marsupial o caballito de mar Lo que yo había encontrado en el fiordo de Cahuelmo era un espécimen de macho de Ranita de Darwin (Rhinoderma darwinii), una especie de la que había escuchado mucho, pero era la gran ausente de los bosque del sur de Chile. Durante muchos años trabajé en un proyecto de investigación sobre pequeños mamíferos de Chile en el Departamento de Ecología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, recorriendo la gran mayoría de los parques nacionales del sur. Al llegar a los parques siempre preguntaba por la existencia o presencia de rana de Darwin, pero nos encontrábamos siempre con la respuesta de los guardias de Conaf, o de las áreas silvestres protegidas, de que a esa rana no se la veía hace más de 10 ó 15 años. Sin embargo, otras especies tan raras como ella se seguían viendo con la misma frecuencia de antes, como el zorro de Darwin, el monito de monte, el puma o el coleóptero de luma. Lo mas extraño era que no se veía una gran alteración humana de la geografía o sobre el bosque circundante. ¿Había

algo que no notábamos que podría estar afectando a esa rana en particular? ¿El llamado cambio global acaso, la capa de ozono o los aviones fumigadores de las plantaciones de pinos aledañas estaban provocando la ausencia de esta ranita? Fue así como llegué buscando ranitas y sapos hasta el fiordo de Cahuelmo, remando durante días. Cuando abrí mis manos ese día, descubrí que había encontrado mi rana de Darwin. Como siempre pasa en estos casos, uno no logra estar totalmente convencido de la especie que encuentra hasta mucho tiempo después. Las ranas de Darwin que yo había visto en fotos tenían un pronunciado apéndice nasal muy sobresaliente, como una larga nariz de Pinocho. Esta tenía una nariz muy tenue, pero todo indicaba que era una Rhinoderma. Sin saberlo, ese descubrimiento iba a cambiar mi vida para siempre. Tomé mi cámara, puse la ranita sobre una inmensa hoja de nalca y comencé a fotografiarla. En un momento se sobresaltó y se dio vuelta quedando totalmente de espaldas y haciéndose la muerta. Tenía un bello color anaranjado y una serie de manchas blancas y negras, como una vaca, en la parte inferior del vientre, lo que la hacía más llamativa aún. Cuando la toqué suavemente, para que volviera a su posición normal, noté que algo se movía tímidamente en el interior de su vientre. Volví a tocarla despacio y esta vez algo se agitó con insistencia como un pequeño gusanillo en su interior. Pensé inmediatamente que se lo había comido. Luego, observando un poco más de cerca, vi que lo que se movía al interior era una pequeñísima larvita de anfibio. ¿Sería que este bello anfibio depredaba en época de verano, sobre larvas de otros anfibios que encontraba en lagunitas como en las que yo la había encontrado? Seguí fascinado

Lo que yo había encontrado en el fiordo de Cahuelmo era un espécimen de macho de Ranita de Darwin (Rhinoderma darwinii), una especie de la que había escuchado mucho, pero era la gran ausente de los bosque del sur de Chile.

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mirando este extraño fenómeno durante toda la tarde, mientras hacia infinidad de fotografías. Antes de dejarla ir, nuevamente en libertad, vi con asombro que algunas larvas que se movían en su interior tenían incluso ya sus pequeñas manitos formadas y se agitaban moviendo el estómago de la rana como tratando de escapar. Sin saberlo, había descubierto un macho de rana de Darwin «preñado». Pasaron varios meses hasta que descubrí qué fue lo que realmente había descubierto en el lejano y lluvioso fiordo de Cahuelmo. Como casi siempre nos enseña la historia natural, la realidad es infinitamente más fascinante que lo que podría ser nuestra imaginación. La rana de Darwin tiene una estrategia reproductiva sumamente compleja y única en el mundo animal. Una vez que la hembra pone los huevos en un suave nido de musgo, el macho se queda cuidando por unas semanas sin alejarse mucho del lugar. Esto no es del todo extraño ya que casi el 30 por ciento de los anfibios del mundo tiene algún grado de cuidado parental de los huevos y larvas. Pero, pasadas unas semanas y cuando se están empezando a formar las pequeñas larvas al interior del huevo, su movimiento induce al macho a tragárselos (puede llegar a tragar más de 20 huevos), y los sigue incubando al interior del saco vocal, que es como una bolsita marsupial, la misma que usa para el canto y que se ensancha especialmente para este proceso. Las larvas se desarrollan al interior y eclosionan adentro de este saco vocal y toda la metamorfosis se produce al interior del macho. Después de unos 20 días el macho expulsa a las pequeñas ranitas completamente desarrolladas, de unos pocos milímetros, en los lugares más húmedos y escondidos del bosque. Este proceso se conoce con el nombre científico de neomelia. En Chile existen dos especies de ranas de Darwin. Una, la del sur, que vive de Concepción hasta la zona del volcán Melimoyu en la Patagonia, y la otra que vivía entre Concepción y los bosques de Zapallar y la Quebrada del Tigre en la Quinta Región; a esta última, que tenía una estrategia igualmente compleja, nadie la ha vuelto a ver hace más de 25 años y se cree que es el primer vertebrado en extinguirse en Chile.

Declinación global Los anfibios no sólo nos sorprenden por sus complejas estrategias reproductivas, sino porque, además, son consideradas como especies centinelas; son las que nos pueden servir como especies bioindicadoras de la salud del ambiente o de estrés ambiental, que nos pueden anunciar complejas anomalías de los ecosistemas, que no somos capaces de percibir en nuestra vida diaria.

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argumento/

El cambio climático, el aumento de las temperaturas, la capa de ozono, la deforestación masiva, el cambio de uso del suelo, enfermedades emergentes, especies invasoras y agrotóxicos parecen ser la «tormenta perfecta» contra los sapos y ranas del mundo. Algunos científicos se refieren a los anfibios como «los canarios en la mina de carbón global», haciendo referencia a esas aves que se ocupaban al interior de las minas para detectar algunas emanaciones de gases tóxicos. El cambio climático, el aumento de las temperaturas, la capa de ozono, la deforestación masiva, el cambio de uso del suelo, enfermedades emergentes, especies invasoras y agrotóxicos parecen ser la «tormenta perfecta» contra los sapos y ranas del mundo. Estas especies están desapareciendo de sus ambientes naturales sin existir una razón aparente, y nadie parece saber muy bien por qué. Es un patrón que se repite en todos los continentes. Incluso, desaparecen de lugares aparentemente prístinos sin intervención humana.

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En el mundo hay una declinación global de las poblaciones de anfibios. Más de un tercio de las poblaciones de anfibios se encuentra en peligro de extinción y su tasa de extinción es mucho mayor que la que amenaza a mamíferos o aves. Ya son 122 las especies de anfibios que se han extinto en los últimos 20 años. Sudamérica, con una mega biodiversidad de anfibios, es, desgraciadamente y una vez más, el continente más amenazado. Más de la mitad de los anfibios del mundo viven en el Nuevo Mundo, unas 3043 especies. De éstas, el 39 por ciento está amenazado de extinción, porcentaje que incluye a 337 en peligro crítico. Hay 117 especies en la categoría de «posiblemente extintas».


Venido de África El principal acusado en la extinción de los anfibios es un hongo patógeno trasmitido por otro anfibio venido de Sudáfrica, la rana africana de uñas, Xenopus leavis. ¿Cómo llegó de tan lejos y se diseminó por todo el mundo? Durante muchos años, los doctores usaron la rana africana de uñas como test de embarazo. Se extraía una muestra de orina de la mujer y se le inyectaba a la hembra de rana africana. Si la mujer estaba embarazada la rana ovulaba debido a las altas concentraciones de hormonas contenidas en la orina. Fue así como esta rana se fue exportando a todos los rincones del mundo, como un simple pero eficiente test de embarazo. Lo que no se sabía es que la rana era portadora de un hongo sumamente peligroso para las ranas nativas. Este hongo chytrido, al parecer incapaz de producir daño en la rana africana, es mortal para todas las otras ranas, sapos y salamandras del mundo. Hasta ahora no se sabe muy bien qué es lo que ocasiona la muerte en los anfibios contagiados de hongo chytrido, pero se cree que afecta a la respiración cutánea de los anfibios. En el caso de las larvas de anfibios, este hongo genera un deterioro de la estructura dentaria y las larvas mueren de inanición. Cambios en la composición química del suelo, pequeños cambios a nivel microclimáticos y otros efectos de estrés ambiental, como agrotóxicos, estarían generando procesos de deficiencias a nivel inmunológico entre los anfibios, lo que provocaría un contagio y muerte mucho más rápido. Lamentablemente, este hongo ya se detectó en las poblaciones asilvestradas de rana africana de Chile central.

Un problema ético y moral Es posible que no entendamos todos los argumentos biológicos o las consecuencias ecológicas que tiene la desaparición de los anfibios, pero el problema moral y ético que subyace a la extinción de cualquier especie está muy claro. Su canto, o

en este caso su silencio, es un grito de alarma y de advertencia para nosotros. Los anfibios cumplen, al igual que todas las especies, complejos procesos ecológicos en la cadena alimenticia; son depredadores de cientos de especies y, a la vez, son presa de cientos de otras especies. Nadie sabe bien qué pasaría con la cadena alimenticia si desaparecieran los anfibios. Los equilibrios, ya bastante inestables, se volverían aún más inestables y podrían traer consecuencias desastrosas para todas las que dependen de ellos. La extinción de los anfibios no se compara a la los lobos del Parque Nacional Yellostone, sino a la de todos los carnívoros del mundo. No es como si se extinguiera el huemul o el pudú, sino todos los ungulados y rumiantes del mundo que son presa de leones, pumas, lobos y zorros. Para muchos, la desaparición de los anfibios es la extinción más grande sobre la Tierra después de la desaparición de los dinosaurios. Fueron los primeros vertebrados que salieron del agua a poblar la tierra, sobrevivieron a la extinción de los dinosaurios, y hoy, 180 millones de años después, comienzan a extinguirse. Cuando salieron llenaron con su canto el silencio imperante de la Tierra. Ahora son los primeros en irse. Su extinción, su silencio, de algún modo nos condena. Con la extinción de la rana de Darwin no sólo se extingue uno de los últimos anfibios con una de las estrategias reproductivas más complejas del mundo animal, sino toda la belleza del bosque chileno. De lo que hagamos o no por la conservación de nuestros anfibios, no sólo depende una de las especies más bellas e interesantes de Chile o el sur de Sudamérica, si no todas las especies que habitan nuestro país. A veces me da por pensar que adentro de su saco vocal la rana de Darwin no sólo guarda sus pequeñas crías, sino que esconde todo el secreto de nuestro bosque lluvioso austral. Depende de nosotros, de nadie más.

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argumento

Argentum: plata. Argumento, la palabra brillante como el metal.

Menos no es más

La abrupta caída en la tasa global de fecundidad de la mujer en Chile, sumada al aumento de las expectativas de vida, provocará cambios relevantes en varios temas relacionados con el crecimiento del país. Hacia el año 2040 la población se estabilizaría en cerca de 20 millones de personas, con lo que disminuiría la capacidad de producción y ahorro, restringiendo el crecimiento a tasas de entre el 3,5 y el 4 por ciento. por Rodrigo Cerda

En los últimos 50 años Chile ha sufrido transformaciones realmente impresionantes. El producto per cápita se duplicó en el período 1970-2000; la pobreza disminuyó su incidencia desde un 39 por ciento en 1990 a 13,7 por ciento en 2006; en el período 1990-2000 los hogares con energía eléctrica pasaron de 89 a 95 por ciento y los que disponían de refrigerador aumentaron de 41 a 57 por ciento; el parque automovilístico por cada mil habitantes se elevó en un 60 por ciento; el índice de telefonía fija lo hizo en un 213 por ciento y el de telefonía celular se incrementó en más de 50 veces.1 Si bien las cifras anteriores son muy decidoras, un cambio muy significativo que está enfrentando Chile es un marcado proceso de transición demográfica y envejecimiento. La tasa global de fecundidad por mujer en Chile disminuyó desde casi 5,4 hijos en el quinquenio 1950-1955, a 1,9 en 2004 (Celade 2002, INE, 2006). Como puede observarse en el cuadro 1, las mujeres cuya edad fluctuaba entre 35 y 39 años han cambiado significativamente sus decisiones de fecundidad, lo que ha ocurrido en distintos grupos socioeconómicos (medidos por quintiles de educación). Además, la mortalidad general se ha reducido de 8,7 muertos por mil habitantes a 5,5 entre 1970 y 1999 y la esperanza de vida se incrementó de 54,5 años a 75,2 en el período 1950-2000.

Este escenario nos enfrenta a cambios importantes en nuestra población y su estructura. Las modificaciones más relevantes parecen ser de dos tipos. En primer lugar, las menores tasas de natalidad llevarían a que, en el futuro, el tamaño de nuestra población tienda a estancarse (ver gráfico 1). De hecho, de acuerdo a proyecciones de INE-Celade, en la cercanía del año 2040, nuestra población debería converger y mantenerse en aproximadamente 20 millones de personas. En segundo lugar, la estructura de la población tenderá a cambiar de forma bastante pronunciada en los próximos años. Por ejemplo, el cuadro 2 muestra que la tasa de dependencia, esto es la población de 0 a 14 años y mayores de 65 años (típicamente personas fuera de la fuerza de trabajo) sobre la población total debería aumentar considerablemente en los próximos 30 a 40 años, y en especial se incrementará la importancia de los adultos mayores. ¿Cuáles pueden ser las implicancias de estos cambios en el tamaño y composición de nuestra población? Pueden ser múltiples y en variadas dimensiones. En este artículo nos centramos en analizar las posibles implicancias socioeconómicas y de crecimiento potencial de la economía, así como de políticas públicas que el país podría enfrentar.

1 Para más datos relacionados ver La república en cifras, Díaz, J., Lüders, R. y Wagner, G., Departamento de Economía, Pontificia Universidad Católica de Chile, 2008.

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Cuadro 1. NÚMERO DE HIJOS, CHILE 1960-2002 Cohorte 35-39 en año

1er quintil educación

2º quintil educación

3er quintil educación

4º quintil educación

1960

4,73

4,20

3,02

2,55

1970

5,63

4,59

3,69

3,14

1982

4,07

3,30

2,74

2,16

1992

3,19

2,73

2,25

1,97

2002

2,67

2,42

2,01

1,78

Fuente: Cálculos propios a partir de extractos de los censos de 1960, 1970, 1982, 1992, 2002 disponibles en el IPMUS Minnesota Population Center.

Crecimiento potencial Partiremos poniendo énfasis en los impactos en el crecimiento de la economía. Comenzamos en este punto porque determina las posibilidades generales de consumo y bienestar de las personas en el futuro. En general, los estudios muestran que las variables demográficas –esto es crecimiento poblacional, tasas de fecundidad, tasas de mortalidad– no tienen un efecto directo sobre el crecimiento potencial de la economía. Esto es lo que se conoce como la «visión neutral» del impacto demográfico sobre el crecimiento económico, según Ahlburg en 20022 y Kelley en 1988.3

Sin embargo, una visión alternativa pone énfasis en los efectos indirectos de la transición demográfica, que produce un cambio en la pirámide de edad y, éste a su vez, altera el crecimiento futuro.4,5

Rodrigo Cerda es ingeniero comercial UC, master y Ph.D. en Economía de la Universidad de Chicago. Desde 2003 es profesor del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas UC.

2 «Does Population Matter?» de Ahlburg, D. A.; en Population and Development Review, 2002. 3 «Economic Consequences of Population Change in the Third World» de Kelley, A. C.; en Journal of Economic Literature, 1988. 4 «Demographic Change and Economic Growth: The Role of Cumulative Causality» de Bloom, D., y D. Canning; en Population Does Matter: Demography, Growth, and Poverty in the Developing World, N. Birdsall, A. C. Kelley, and S. W. Sinding, eds., New York: Oxford University Press, 2001. 5 «Demographic Change and Economic Growth in Asia», Bloom, D., Canning, D. y Malaney, P.; en Population and Development Review, 2000.

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argumento/Menos no es más GRÁFICO 1. PROYECCIÓN DE LA POBLACIÓN EN CHILE, 1950-2050 21.000.000 19.000.000 17.000.000 15.000.000 13.000.000 11.000.000 9.000.000

2050

2048

2046

2044

2042

2040

2038

2036

2034

2032

2030

2028

2026

2024

2022

2020

2018

2016

2014

2012

2010

2008

2006

2004

2002

2000

1998

1996

1994

1992

1990

1988

1986

1984

1982

1980

1978

1976

1974

1972

1970

1968

1966

1964

1962

1960

1958

1956

1954

1952

1950

7.000.000 5.000.000

CUADRO 2. CHILE: ESTRUCTURA POR SEXO Y EDAD DE LA POBLACIÓN. ESTIMADOS Y PROYECTADOS

INDICADORES DEMOGRÁFICOS

1970

1980

1990

2000

2010

2020

2030

2040

2050

0 - 14 años (% de población) 15 - 64 años (% de población) 65 y más (% de población)

39.7 55.3 5.0

33.0 61.4 5.5

29.9 64.0 6.1

27.8 65.0 7.2

22.3 68.7 9.0

20.2 67.9 11.9

18.7 64.8 16.5

17.3 62.9 19.8

16.6 61.8 21.6

Relación de dependencia (%)

81.0

62.8

56.2

53.8

45.6

47.3

54.4

58.9

61.8

Edad mediana de la población

20.2

22.6

25.7

28.7

32.0

35.1

38.7

41.5

42.9

Relación 3a edad / jóvenes (%)

12.7

16.8

20.3

25.8

40.4

58.7

88.4

Relación niños / mujeres (%)

58.2

40.5

41.1

32.4

27.4

27.3

26.1

25.7

26.4

Mujeres en edad fértil (%)

45.8

51.4

53.3

52.7

52.8

48.6

46.1

43.1

40.6

114.3 130.1

Relación de dependencia = (población de 0-14 más población de 65 y más)/ (población de 15-64 años) * 100 Relación viejos/ jóvenes = (población de 65 y más / población de 0-14) * 100 Relación niños/mujeres = (población de 0-4 / población femenina de 15-49) * 100 Porcentaje de mujeres en edad fértil = (población femenina de 15-49 / población femenina total) * 100 Fuente: INE-Celade

La pirámide poblacional puede tener un impacto sobre las potencialidades de crecimiento económico de nuestra economía, a través de dos mecanismos. En primer lugar, al ocurrir la transición demográfica, cambia la importancia del grupo compuesto por jóvenes y adultos mayores en relación al grupo compuesto por adultos cuya edad fluctúa entre 15 y 65 años de edad. Esto es importante, porque el primer grupo se compone por personas que están fuera de la fuerza de trabajo y que, por lo tanto, no aportan directamente al proceso productivo, mientras que el segundo grupo, por el contrario, determina la fuerza de trabajo. En la medida que aumente la importancia del grupo de adultos en tercera edad y se reduzca la proporción de adultos de 15 a 65 años, disminuye relativamente la oferta de trabajo, lo que a su vez podría restringir las posibilidades de crecimiento de nuestro país.

El segundo mecanismo es que el cambio en la pirámide de edades también influye sobre la capacidad de ahorro de la economía. Esto se debe a que típicamente los adultos mayores tienden a desacumular activos (desahorrar), mientras que las personas que participan de la fuerza de trabajo ahorran para enfrentar su posterior vejez. Al cambiar la pirámide poblacional, y tener una población con una mayor importancia de adultos en tercera edad, es probable que disminuya la capacidad de ahorro de la economía. Por lo tanto, los procesos demográficos que aumentan la importancia del grupo de adultos en tercera edad, en desmedro de personas en edad de trabajar, tienden a desacelerar las tasas de crecimiento de la economía, mientras que procesos a la inversa, cuando tiende a aumentar la población en edad de trabajar (como es el caso de Chile entre 1970 y el 2000; ver disminución de la relación de

La tasa global de fecundidad en Chile disminuyó desde casi 5.4 hijos por mujer en el quinquenio 1950-1955, a 1.9 en el 2004. La esperanza de vida se incrementó de 54,5 años a 75,2 en el período 1950-2000. 14


GRÁFICO 2. PROYECCIONES DE CRECIMIENTO DE PIB Y PIB PER CÁPITA 8,0% 7,5% 7,0% 6,5% 6,0% 5,5% 5,0% 4,5% 4,0% 3,5% 3,0%

CRECIMIENTO PIB

2050

2047

2044

2041

2038

2035

2032

2029

2026

2023

2020

2017

2014

2011

2008

2005

2002

2,0%

1999

2,5%

CRECIMIENTO PIB PER CÁPITA

En los próximos 10 años se espera una disminución de casi 10 por ciento en el número de individuos en el grupo de 5 a 14 años (alumnos de educación básica) y de 13 por ciento en el grupo de 15 a 18 años (alumnos de educación media).

dependencia de Chile en el cuadro 3), se tiende a acelerar la tasa de crecimiento de la economía. ¿Cuán importantes son estos efectos? El gráfico 2 muestra simulaciones de un modelo adaptado a la economía chilena y que se alimenta con las proyecciones demográficas para Chile, cuyos supuestos básicos son (i) que la población en edad para trabajar llega a su máximo en la cercanía del 2015, pero disminuye considerablemente en el largo plazo, (ii) la participación de los jóvenes (menores de 15 años) disminuye desde la cercanía del 30 por ciento hasta estabilizarse en 18 por ciento y (iii) los adultos mayores aumentan sustancialmente su importancia relativa hasta alcanzar casi el 25 por ciento de la población. ¿Cuáles son los impactos? El cuadro 4 muestra la evolución de la tasa de crecimiento del PIB y del PIB per cápita en los próximos 100 años. Nos centramos en estas variables porque ellas entregan una idea de la cantidad de bienes y servicios disponibles para los chilenos y, por lo tanto, entregan una idea del nivel de bienestar, medido a partir de la disponibilidad de estos bienes y servicios, de los chilenos. Partiremos analizando el caso del PIB y posteriormente discutiremos lo que ocurre con el PIB per cápita. Las simulaciones muestran tasas de crecimiento relativamente altas en la cercanía del año 2000, para converger a una tasa de crecimiento del 4 por ciento anual entre el 2020 y 2040 y finalmente situarse en

la proximidad del 3,5 por ciento de 2050 en adelante.6 Esta tasa de crecimiento es obviamente bastante menor que la de 6 ó 7 por ciento que tuvimos desde la segunda mitad de la década del 80 y hasta 1997, cuando irrumpe la crisis asiática. Volver a estas tasas de crecimiento parece ser bastante improbable. La causa fundamental es la transición demográfica, en específico la disminución en la tasa de crecimiento de la población, que produce un cuello de botella importante en el mercado laboral. Más aún, nótese que el cuadro 4 nos entrega otra información relevante, la tasa de crecimiento del PIB per cápita. Esta variable debería ser más indicativa del nivel de bienestar, dado que mide la disponibilidad de bienes y servicios por habitante. En el mismo escenario de crecimiento de población, augura tasas de crecimiento para el PIB per cápita entre 3 y 4 por ciento. Estas tasas contrastan nuevamente con las tasas de crecimiento de los 80 y 90, cuando el PIB per cápita aumentó en promedio7 un 5,9 por ciento. Volver a tasas de crecimiento de tendencia, tanto de PIB como de PIB per cápita, como las vistas durante la década dorada de crecimiento, parece ser muy poco probable debido al cuello de botella que se produce en el mercado laboral por menores tasas de crecimiento de la población. Para volver a tener tasas de crecimiento relativamente altas requeriríamos mejoras de eficiencia productivas importantes.

6 En estas simulaciones o proyecciones no se considera la intensidad de la crisis financiera ocurrida partir de septiembre del 2008. 7 Durante la década dorada, el PIB de Chile crecía a un promedio de 7,6 por ciento, mientras que la población lo hacía cerca de un 1,7 por ciento promedio.

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argumento/Menos no es más En la medida que aumente la importancia del grupo de adultos en tercera edad, y se reduzca la proporción de adultos de 15 a 65 años, se produce una reducción relativa en la oferta de trabajo, lo que a su vez podría restringir las posibilidades de crecimiento de nuestro país.

Otros impactos Existen otros posibles impactos de la transición demográfica sobre las características socioeconómicas futuras de nuestro país, los que vale la pena discutir. En primer lugar, los requerimientos de salud de la población chilena cambiarán drásticamente, debido a que múltiples enfermedades tienen mayor prevalencia en la tercera edad, lo que lleva a que un país que envejece, como es el caso de Chile, muestre significativas modificaciones en cuanto a las enfermedades que afectan a su población. Por ejemplo, enfermedades como diabetes o de tipo coronario deberían aumentar su importancia en el futuro. Esta alza en la demanda del sector salud por algunas enfermedades, conlleva un desafío por satisfacerla. Los servicios provistos a la población deberán adecuarse. En segundo lugar, en la actualidad el número de individuos entre 5 y 14 años es aproximadamente 2,7 millones y el grupo de jóvenes cuya edad fluctúa entre 15 y 19 años es aproximadamente de 1,2 millones. En los próximos 10 años se espera una disminución de

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casi 10 por ciento en el número de individuos en el grupo de 5 a 14 años (alumnos de educación básica) y de 13 por ciento en el grupo de 15 a 18 años (alumnos de educación media). Cuando uno piensa en este tipo de cifras tiende a preguntarse que ocurrirá en el sector de educación: ¿Habrá menos colegios? ¿Cambiarán los tamaños de los cursos? Estas son preguntas que muchas veces debaten los expertos en educación y sobre las que deberemos tomar decisiones en el futuro, sobre todo en el sector público que tiene amplia cobertura. Tanto en salud como en educación, el sector público parece enfrentar un desafío mayor ante el cambio demográfico, sobre todo si se considera que la toma de decisiones e implementación de éstas, toma un tiempo considerable. Por motivos de espacio no es posible ahondar en estos impactos u otros de la transición demográfica, pero este es claramente un tema que puede tener impactos bastante profundos sobre nuestro país en un futuro relativamente próximo.


Cómo anticipar la marea roja El Departamento de Genética Molecular y Microbiología de la Facultad de Ciencias Biológicas pretende desarrollar una herramienta molecular que pueda detectar la presencia de la microalga Alexandrium catenella, responsable de la marea roja. Los dinoflagelados son un tipo de microalgas marinas de las que existen más de cuatro mil especies descritas. Aproximadamente un 2% produce algún tipo de toxinas; la mayoría son del género Alexandrium. En Chile, el organismo responsable del fenómeno conocido como marea roja es Alexandrium catenella. Este dinoflagelado produce un tipo particular de toxinas que provoca lo que se conoce como el síndrome paralizante y es mortal si las personas no son atendidas de inmediato. La necesidad de investigar sobre el fenómeno llevó a Conicyt a convocar a concursos Fondef específicos para el Programa de Marea Roja. Se inició en 2004 y el año pasado, en el segundo concurso, la UC obtuvo su primer proyecto: «Desarrollo de microarreglos de oligonucleótidos para la detección e identificación de microalgas productoras de veneno paralizante de mariscos», en el que participa también el Instituto de Fomento Pesquero (IFOP) y la empresa Roche, bajo la dirección de la doctora Mónica Vásquez y la colaboración del doctor Rodrigo Gutiérrez, ambos profesores del Departamento de Genética Molecular y Microbiología.

Toxina paralizante. La marea roja, que es el nombre con el que se conoce a las floraciones de algas nocivas, es normalmente producida por dinoflagelados y diatomeas en ambientes marinos.

Su objetivo para los próximos tres años es desarrollar una herramienta molecular que pueda detectar de manera fácil y rápida la presencia de Alexandrium catenella, de manera que pueda ser utilizado en programas de monitoreo de marea roja. Los registros de aparición de brotes de la microalga indican que estos pueden desarrollarse, llegar a un máximo y decaer en tiempos tan breves como una o dos semanas. Sin embargo, también

hay casos de lugares con presencia de Alexandrium persistentes, en que siempre se detectan pocas células, pero nunca llega a producirse el brote. «Los métodos que hoy se ocupan para determinar la presencia de estos dinoflagelados son muy poco sensibles. Basados en identificación y recuento al microscopio, sólo se pueden detectar cuando alcanzan un número de células elevado, lo que en algunos casos prácticamente corresponde a estar detectando el brote en su máximo nivel. En cambio, la herramienta que queremos desarrollar durante este proyecto va a permitir detectar la presencia de Alexandrium aunque esté presente en bajas concentraciones», concluye la profesora Vásquez.

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CASAS EN VALPARAÍSO

Valparaíso Valparaíso

antes del bombardeo En marzo de 1866, la escuadra naval española bombardeó el puerto de Valparaíso, el mítico espacio desde el que se embarcaban los productos hacia California y Australia en la década anterior; el muelle al que llegaban, incluso, marfiles de la India. Falto de imágenes, se había perdido en el ensueño. Sin embargo, la escuadra de guerra era portadora de una Comisión Científica que, recorriendo una parte importante de América entre 1862 y 1866, incluía una novedad: un fotógrafo, Rafael Castro y Ordóñez. Su material, más de cien imágenes de Chile, tiene un enorme valor documental, para descubrir el Valparaíso de entonces y también otras ciudades, paisajes y personas hacia mediados del siglo XIX. Editado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España y el Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, el libro Imágenes de la Comisión Científica del Pacífico en Chile (Editorial Universitaria, 2008), contiene casi la totalidad de ellas, con textos de sus editores, el chileno Rafael Sagrado Baeza y el español Miguel Ángel PuigSamper Mulero. La Comisión es reflejo de una política panhispanista, obsesionada por recuperar los vínculos con sus antiguas colonias –«siempre como potencia rectora»–, para así, también, recobrar su peso como potencia civilizada y respetable en el concierto mundial. El fotógrafo Castro y Ordóñez, romántico, siente que ello podría redundar en que «quizás llegue un día que para bien de todos vuelva a cobijarnos un mismo pabellón». Enviaría, además, crónicas acompañada de dibujos y sus fotografías que se publicaban en El Museo Universal, material muy valioso también para seguir los pasos de la Comisión, aunque él mismo limite su importancia por las dificultades inherentes: «Hoy estamos a merced de las olas del Cabo de Hornos, mañana en tierra en un baile o convite, al otro en una choza...»

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VALPARAÍSO

Peligros. El fotógrafo Rafael Castro oscila entre su tendencia a registrar signos de civilización y su propia aventura en un medio exótico, natural e incluso peligroso. Escribe en una de sus crónicas sobre las penurias de un colega en Arauco, a quien le ocurrió lo siguiente: «no pareciéndoles bien el trípode ni el objetivo a los naturales, determinaron dar fin a su artística persona, lo que efectuaron con gran contento y algazara».

BAHÍA DE VALPARAÍSO

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paíspaisaje/Valparaíso antes del bombardeo

ESTACIÓN DE FERROCARRIL DE VALPARAÍSO

VALPARAÍSO

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PLAYA DE VALPARAÍSO

Campo puerto. A mediados de siglo era un puerto en que lo rural asomaba desde tierra adentro. Casi en el bordemar se hacían presentes el adobe, las huertas de las casas, carretas y bodegas repletas de productos agrícolas, como si el campo fuera lo permanente y Valparaíso un agente, ocasional, a su servicio.

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paíspaisaje/Valparaíso antes del bombardeo

BOLSA Y ALMACENES FISCALES

El bombardeo. Bien acogidos, los españoles crearon un programa de “Paseo a bordo”, permitiendo la visita a todos los barcos, camarotes incluidos, forjándose amistades en un clima fraternal que nadie imaginó podría terminar en un bombardeo al puerto que, en esos momentos, era un polo comercial de primera importancia en el Océano Pacífico.

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PLAYA DE VALPARAร SO

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dossier 24

Nos miramos en el espejo y nos asomamos a un abismo: no podemos distinguir lo que pensamos, lo que sentimos, lo que vemos. Todo es todo, incluso el hambre de trascendencia al fondo de la mirada, tocada por el vértigo. El arte lo potencia, desde la danza al tacto de la escultura, desde el oído abierto a la música que nos recorre, desde el ojo que contempla al gusto en el arte de la gastronomía, o en los licores espirituosos que bebemos con los ojos cerrados. Desde que nacemos, cuando oímos el latir materno, buscamos el pezón de la leche, aspiramos la piel extensa de quien nos cobijó, y la tocamos; mirándola aprendemos a mirar. La cultura es casi la historia de un divorcio, respecto de un hombre que aún sentía y pensaba con todo el cuerpo, sin fragmentarlo, un cuerpo que era parte del todo. Vamos en su búsqueda, de nuevo, de retorno al cuerpo, ser uno con él, ser más. No es tan fácil en una sociedad atrapada en otro cuerpo: en arquetipos jóvenes y dorados, sin mácula ni enfermedad, de una belleza siempre inalcanzable, de una belleza que siempre es un otro. Y tenemos cada uno solo un cuerpo, y ni siquiera lo tenemos, en un segundo lo podemos perder sin apelación: con él nos vamos.

Cuerpo


Culto

D E T R Á S D E L A E ST É T I C A Y L A M E D I C I N A

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dossier «En este momento, en el lugar preciso en que usted se encuentra, hay una casa que lleva su nombre. Usted es su único propietario, pero hace mucho tiempo que ha perdido las llaves. Por eso permanece fuera y no conoce más que la fachada. No vive en ella. Esa casa, albergue de sus recuerdos más olvidados, más rechazados, es su cuerpo». THÉRÈSE BERTHERAT

Marcela Araneda Castex es psicóloga clínica UC, especialista en psicoterapia y cuerpo relacional. Ha publicado trabajos sobre la nueva inclusión del cuerpo en la educación y terapias.

¿De Qué Cuerpo EstaMos Hablando? No podemos hablar de un cuerpo aislado, separado de la mente, de los otros y de su medio. Somos seres encarnados. Habitamos en espacios y en relaciones, inmersos en un conjunto de sensaciones provenientes de la piel, de los músculos, de los sentidos. Nuestra mente como nos dijo el biólogo Francisco Varela «está en todo el cuerpo». Entonces, cuerpo y mente son distinciones, caras de una sola y misma vida, texturas para definir procesos interrelacionados e inseparables y en constante conexión con su entorno. por Marcela Araneda

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dossier/¿De qué cuerpo estamos hablando?

l o mental y lo corporal configuran una trama

donde, a veces, es difícil distinguir un aspecto del otro. No existe enfermedad mental que no se manifieste también en la vivencia del cuerpo. Así, no podemos desconocer el papel de las emociones y de las creencias en una enfermedad llamada orgánica. Los dolores emocionales son, a la vez, dolores corporales transformados en movimientos estereotipados, anestesia y tensiones crónicas. Pensamos con el cuerpo, sentimos con la mente. Cuando nos miramos en un espejo es imposible distinguir qué pensamos de qué sentimos y es más aún difícil de separar quiénes hemos sido de cómo hemos sido vistos por los otros. Nuestra conciencia corporal es nuestra primera manera de saber de nosotros y del mundo. Somos, predominantemente, hemisferio derecho hasta casi los tres primeros años de vida, es decir, no verbales.1 Aprehendemos el mundo desde la lectura de los rostros, las miradas, los tonos de voz, los olores, las temperaturas, los microgestos, las posturas, las emociones. Todas éstas, claves afectivas no verbales, van configurando quiénes somos al interior de vínculos significativos. Así como tenemos un conocimiento acerca de la relación entre nuestro cuerpo y el mundo, como cuando aprendemos a caminar y luego a correr, tenemos también un conocimiento corporal acerca de las relaciones con otros. De una manera que ahora recién estamos entendiendo, a través de las neurociencias, sabemos que sabemos a través del cuerpo. Existe una forma de memoria, un sistema primario de significación afectiva, llamado conocimiento relacional implícito.2 Un conocimiento acerca de cómo hacer las cosas íntimas con otros, un saber relacional. Por ejemplo, sabemos a través del cuerpo cuándo

simpatizamos con alguien o, también, cuándo tenemos la sensación de que una persona en particular no nos podría entender. Este conocimiento implícito de las relaciones es altamente complejo, e implica respuestas afectivas, expectativas y una forma de memoria que no involucra palabras ni imágenes y es fundamento de la vida. Ya lo dijo Darwin cuando estudió las emociones; necesitamos de esta captación inmediata desde los sentidos para adaptarnos a la vida. Nuestra psico corporalidad se conecta, se regula, con registros que se inscriben desde nuestras primeras relaciones con aquéllos que fueron nuestros primeros cuidadores; si fuimos amados y tocados, cuánto fuimos acariciados, sostenidos, deseados. Desde esas experiencias habitamos un lugar interno que es percibido y vivido como una base segura o insegura.3 Desde esas memorias, y también en el presente, se reconfirman identidades –o se redibujan– y de ese modo vamos co-construyendo, con otros, nuevas miradas acerca de nosotros mismos. El cuerpo se transforma, la vivencia de él cambia, nos regeneramos, cambia nuestra forma, nuestros movimientos, nuestras relaciones. Nuestra vivencia psico corporal se transforma al interior de los vínculos, es decir, de relaciones significativas donde podemos vivir diferentes maneras de sentir y relacionarnos. También, a veces, somos presa de un cuerpo mecánico y mudo que sólo se expresa a través de su apariencia y de las enfermedades. Cuerpo molesto, cuerpo que tiene que controlarse, modificarse, modelarse, siendo básicamente domesticado por la educación formal. Un buen ejemplo es la concepción del cuerpo en la Educación Física, donde no se considera a las emociones como parte de la corporalidad y sólo se invita a repetir, competir, a ser más y mejor que el otro.

Cuerpo instrumento Nuestra conciencia corporal es nuestra primera manera de saber de nosotros y del mundo. Somos, predominantemente, hemisferio derecho hasta casi los tres primeros años de vida, es decir, no verbales.

El cuerpo es una realidad distinta de una sociedad a otra, de una época a otra. El cuerpo y sus representaciones culturales hablan del contexto social, aquel que marca y regula la expresión de los sentimientos y las emociones, los ritos, la seducción, las percepciones, los gustos, las interacciones sociales, la relación con la naturaleza, con el universo. De diversas maneras se

1 Allan Shore, neuropsicoanalista, ha investigado acerca de cómo las experiencias de apego influyen en la maduración del hemisferio derecho del cerebro. 2 Grupo de Boston de estudios de los procesos de cambio creado en 1995. Integran teorías psicoanalíticas, del desarrollo, la teoría de los sistemas dinámicos, investigando acerca de los procesos de cambio en la relación terapéutica. 3 John Bowlby (1958) Mary Ainsworth (1967), principales exponentes de la teoría del apego, plantean que existe una necesidad humana universal de formar vínculos afectivos estrechos donde encontrar seguridad y regulación emocional. El apego está arraigado en el sistema nervioso y es resultado de las interacciones con la madre, de la sensibilidad materna, la mutualidad, la sincronía, etc.

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van inscribiendo en nuestra corporalidad las marcas sociales y culturales que dan forma a un paradigma que tiene una particular manera de enfocar el cuerpo. Este paradigma ha enfatizado el modelo cartesiano: un cuerpo instrumento de la razón, bajo el dominio de lo cognitivo, fragmentado, analizado como un conjunto de órganos o partes, coordinado sólo por leyes fisiológicas y anatómicas. Un cuerpo deportivo,4 objeto de consumo, que rechaza el dolor, la vejez, la enfermedad y la muerte. Vivimos una época donde coexisten distintos modelos de la corporalidad; sin embargo, prevalece un modelo marcado por un narcisismo social, donde el cuerpo es un mero instrumento para reflejar la apariencia de lo que somos, estando destinados a ser cuerpos inagotables, siempre jóvenes eficientes y hermosos.

Las caras del cuerpo Pero también podemos mirar el cuerpo o la corporalidad, es decir, la vivencia del cuerpo, desde una perspectiva multidimensional, reflejando una diversidad de aspectos, todos ellos entrelazados.5 Una dimensión es el cuerpo físico, anatómico, energético. Es el cuerpo de la vitalidad orgánica primaria, funcionando como un sistema de informaciones y circuitos neuronales y hormonales. Desde lo micro: el vacío al interior del núcleo; o desde lo macro: los huesos, los músculos, la piel, los órganos, todos esenciales para la vida, los pulmones, el corazón, el sistema digestivo, el sistema endocrino, inmunológico, etc. O como una red de interconexiones neuroendocrinas inmunológicas. El cuerpo físico se va desarrollando, experimentando y aprendiendo gestos, modos de caminar, posturas, hábitos corporales, cuerpo físico que puede no estar conscientemente conectado a los sentimientos y a las emociones, pero, igualmente, ser la sede del sentimiento básico del estar vivo. Al mirar el cuerpo de una persona podemos observar su respiración, darnos cuenta de su amplitud o constricción; podemos ver el tono muscular, rígido o laxo, podemos observar el brillo de los ojos, el color de su piel, la calidad del movimiento, etc. y saber, en ese conocimiento intuitivo e instantáneo, cuánta energía de vida habita en esa persona.

Cuerpos Chilenos

De Dónde Venimos En el año 2004 se presentaron los resultados de la investigación más completa sobre los componentes genéticos de los chilenos que se haya realizado hasta entonces. Encabezada por el doctor Francisco Rothhammer Engel fue publicada bajo el título Poblaciones chilenas. Cuatro décadas de investigaciones bioantropológicas, y contó con la coedición de Elena Llop y la participación de 23 genetistas, antropólogos y biólogos. Según lo planteado en el estudio «nuestra población se formó de la mezcla de amerindios y europeos caucasoides que ha venido ocurriendo desde 1541, es decir, desde hace quince generaciones. Los amerindios provienen de los mongoloides que se separaron de los caucasoides hace mil quinientas generaciones (45 mil años). El centro de dispersión habría estado en Asia central y occidental. Desde allí habría habido una migración caucasoide hacia Asia Menor, norte de África y Europa. La migración mongoloide se habría distribuido por toda Asia y por el norte habría pasado a América a través del estrecho de Behring». Lo que luego ocurrió con esos amerindios en Chile fue provocado por la llegada de los españoles. Nuestra población actual tiene una fuerte componente de pueblos originarios. «Fácilmente podemos hablar de una mezcla indígena de un 40 por ciento, que varía de región en región», dice hoy Rothhammer.

4 El cuerpo , Michel Bernard, Editorial Paidos, Argentina,1985. 5 Denise Najmanovich. Epistemóloga argentina. Ha investigado los nuevos paradigmas en la ciencia. En su artículo “Del cuerpo máquina al cuerpo entramado”, publicado en Campo Grupal Nº 30 Buenos Aires 2001, desarrolla el surgimiento de nuevas formas de pensar - habitar y expresar la corporalidad.

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dossier/¿De qué cuerpo estamos hablando? A veces, somos presas de un cuerpo mecánico y mudo que sólo se expresa a través de su apariencia y de las enfermedades. Cuerpo molesto, cuerpo que tiene que controlarse, modificarse, modelarse, siendo básicamente domesticado por la educación formal. Una segunda dimensión está constituida por registros, ‘antes de la palabra’, inscritos en el cuerpo como patrones no verbales; modos de estar y de sentir que están básicamente en la corporalidad y que se desarrollan y transforman a lo largo de la vida. Carácter o modo de ser, a través del cual nos comunicamos y nos relacionamos con otros. Otra dimensión son las emociones, los sentimientos y los estados de ánimo. Un cuerpo con miedo, con rabia, con placer, con amor, con necesidades emocionales como el ser tocado, abrazado o con la necesidad de sentir cercanía emocional. El cuerpo de los afectos o desafectos, que en ocasiones se desborda, pierde límites, se des-contiene y otras veces se regula y se autocontiene, enraizándose en su propia realidad. La dimensión del cuerpo con historia está formado por experiencias, aprendizajes, fijaciones infantiles, imágenes, recuerdos, deseos y temores. Un cuerpo que carga traumas, momentos inconclusos y fantasmas del pasado que se actualizan en el presente. Una quinta dimensión es el cuerpo del dolor y del conflicto, donde no sólo se rechaza y se duele el cuerpo como tal sino que se vive con tensiones, cortes en la respiración, bloqueos, defensas y corazas. Ahí están nuestras defensas que a nivel corporal pueden manifestarse, por ejemplo, en la hiper extensión de los hombros, en la rigidez del cuello, en el peso de la espalda, en la mandíbula apretada, en la falta de consciencia de los pies, en los dolores crónicos, en las sensaciones de anestesia y, en general, en la desconexión del cuerpo y sus sensaciones. En otra dimensión está el cuerpo sensorial. A través de las percepciones prestamos atención de manera consciente o implícita y mapeamos los momentos a través de los sentidos: olfato, visión, tacto, audición. Un cuerpo que emerge en la inmediatez. El cuerpo siente, percibe, intuye, sabe a través de su conexión hacia adentro de sí mismo y hacia afuera con su entorno. Es un cuerpo consciente y abierto a la realidad del

momento. Es así como nos damos cuenta de que está atardeciendo, que el suelo está mojado o que los colores de los árboles están cambiando. Existe también un cuerpo relacional, un cuerpo que ha sido formado con otros, y está continuamente emergiendo en la interacción con otro. Aquel que deviene de un ambiente relacional disponible, empático, cálido o cercano, donde nuestras necesidades y emociones son comprendidas y contenidas, o bien aquel cuerpo producto de relaciones que nos generan incertidumbre, confusión, inseguridad, frialdad, congelamiento. Nuestra corporalidad resuena, sintoniza, se regula, se simbiotiza, se duele, se aísla, se contenta, crece, se apoya, se sana y se enferma, en un mundo con otros. La penúltima dimensión es la del cuerpo social, regido por leyes y reglas que dicen lo que es o no aceptable, de acuerdo a la edad, al género, a la religión, a la cultura grupal, etc. Los movimientos, los gestos, la cercanía, la distancia, la expresión emocional, la vivencia de la sexualidad, entre muchos otros aspectos, son modelados y condicionados de acuerdo a cada sociedad. Como dice Michel Bernard, el cuerpo es el símbolo de toda sociedad y en él están reflejados sus mitos, símbolos y creencias. Finalmente tenemos un cuerpo esencial, poseedor de un centro, un lugar intocado donde habita lo espontáneo, creativo, libre, incierto, sólido, y misterioso a la vez. Todas estas dimensiones –inseparables y entrelazadas– en un cuerpomente en relación, configuran tramas, formas, imágenes, con diferentes estilos, únicos, irrepetibles y dinámicos.

Del yo y tú al yo-tú Haciendo una breve historia de la psicología, digamos que ésta surge experimentalmente con los estudios de Wilhelm Wundt (1873), sobre la mente y las sensaciones. Luego están los trabajos de Jean Martin Charcot (1882), Pierre Janet (1892) y Sigmund Freud (1895) sobre la histeria y los trabajos de Georg Groddeck (1917) quien publica acerca de la determinación psíquica de algunas enfermedades orgánicas. Hasta ese momento podemos ver una búsqueda que entiende una realidad unitaria cuerpo y mente interactuando. Posteriormente, es Freud quien en 1923 afirma que la base del yo está en las sensaciones corporales; sin embargo, se fue alejando de su mirada inicial y finalmente su interés fue el de desarrollar el contenido mental de las enfermedades y, a pesar de su formación como médico

6 En el Psicoanálisis Relacional convergen una serie de perspectivas, escuelas y tendencias psicoanalíticas: D.W. Winnicott, J. Bowlby, J. Sander, H. Kohut, S. Michell, R.D. Stolorow, J.D. Litchtenberg. Modelo intersubjetivo que reformula el modelo pulsional. 30


Los sentidos «Todo conocimiento se encamina en nosotros mediante los sentidos; son nuestros maestros (...) La ciencia comienza por ellos y se resuelve en ellos. Después de todo, no sabríamos más que una piedra si no supiéramos que tiene su olor, luz, sabor, medida, peso, consistencia, dureza, aspereza, color, bruñido, ancho, profundidad (...) Cualquiera puede impulsarme a contradecir los sentidos; basta con que me tome del cuello y, haciéndome retroceder, me arrincone. Los sentidos son el comienzo y el fin del conocimiento humano». Apologie de Raimond Sebond, Montaigne.

fisiólogo y de sus primeros intentos de sanar a sus pacientes histéricas tocándolas, fue dejando atrás el cuerpo como parte de la teoría de su técnica. En el psicoanálisis clásico el cuerpo fue quedando como un lugar intocado, reprimido, temido en sus deseos, contrario a los mandatos represivos de la civilización, fuente de pulsiones, abordables y analizables sólo a través de la palabra. Fue un psicoanalista marginado de los grupos oficiales del psicoanálisis de la época, Sandor Ferenczi (1919), quien trabajó de un modo más directo con el cuerpo, tanto en su técnica activa de la neo catarsis y relajación, como en la importancia que le otorga al contacto corporal temprano, especialmente en lo referente al trauma relacional. Curiosamente es otro psicoanalista excluido de los círculos dominantes, Wilhelm Reich (1934), quien va desarrollando a través de la clínica y de sus investigaciones, una concepción psicosomática para explicar la enfermedad. Reich plantea una identidad funcional del cuerpo y de la mente. Sus estudios acerca del carácter lo llevan a formular un análisis del carácter que incluye la actitud corporal y muscular del paciente. Para él, las estructuras mentales están encarnadas en la corporalidad. Los postulados y la técnica desarrollada por Reich –los enfoques post-reichianos, la Psicología Humanista y Existencial, la Gestalt, las terapias corporales, entre otros aportes– van dando origen, a través de los años, a un conjunto de enfoques llamados Psicoterapias Corporales que, «trabajando psico terapéuticamente a través del cuerpo, consideran la mente y el cuerpo como dos facetas de una misma totalidad» (Nick Totton). La psicología enfrenta hoy dos aspectos paradigmáticos, significativos para su desarrollo, para la investigación y para la teoría y técnicas en psicoterapia; el primero es cómo incorporar los descubrimientos que desde distintas disciplinas nos hablan de que cuerpo

y mente no están separados. Será un desafío integrar estos avances, –muchos de los cuales ya eran parte de las psicoterapias corporales–, a las psicoterapias que por definición son verbales. Reconocer la importancia de lo no verbal y su conexión con lo verbal. Aprender a leer el cuerpo y la corporalidad, a ir de la palabra al gesto y viceversa. Al incorporar la mirada corporal conectamos la inmediatez, el cuerpo presente, el cuerpo a cuerpo, junto con el diálogo verbal. Necesitamos entonces ese saber en el momento, aprender a estar presentes, ser capaces de mantener nuestra atención y darnos cuenta cuando no estamos allí. La sincronización cuerpo y mente de la que hablan las prácticas contemplativas-meditativas apuntan a lo mismo. El segundo aspecto es la intersubjetividad, el hecho de vivir con otros, surgiendo desde una matriz donde no hay nada que pueda identificarse como un individuo aislado; el Psicoanálisis Relacional,6 se ha ido desarrollando desde esa perspectiva. Entonces, si aceptamos que nuestro origen es la relación y somos desde un comienzo con otro (s), entonces a la psicología le corresponderá investigar y desarrollar con más profundidad las teorías y técnicas vinculares, grupales, la psicología de las redes sociales. La intersubjetividad al interior de la relación psicoterapéutica nos desafía a mirar qué pasa con la subjetividad corporalizada del terapeuta. Ya no vemos al terapeuta separado, neutral e incorpóreo, sino como parte de una díada, aportando con sus propios sentimientos, afectos, emociones e historia, su capacidad de conexión consigo mismo y con el otro. La mirada del cuerpo multidimensional propone incorporar la corporalidad transversalmente, en los diversos modelos y enfoques. Permite integrar a la psicología y, especialmente, al desarrollo de la psicoterapia, nuevos y enriquecedores conocimientos provenientes de diversas disciplinas.

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dossier

Danilo Espinoza Guerra (Santiago de Chile, 1972) es artista visual y profesor auxiliar de la Escuela de Arte UC y de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación. Licenciado en Arte UC, obtuvo el Diploma en Estudios Avanzados en Bellas Artes, por la Universidad Politécnica de Valencia, España, en donde cursa además el Programa de Doctorado en Bellas Artes.

Cuerpo Al Límite (Del Horror) El cuerpo humano, tema obsesivo y principal del arte contemporáneo, cambió de significado desde la Segunda Guerra Mundial. Ésta, inesperadamente horrorosa, alejó a los artistas visuales de la representación de cuerpos bellos. Ahora, las violencias, dolores y fragmentos mutilados propios de una estética del horror, como un gigantesco espejo, obligan a la sociedad a reconocer su rostro más brutal y morboso. por Danilo Espinoza

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dossier/Cuerpo al límite (del horror)

A bordar la relación entre el cuerpo humano y el

arte contemporáneo, desde la perspectiva de las artes visuales, no se presenta como una tarea fácil de resolver, debido principalmente a la gran abundancia y heterogeneidad que exhibe la producción artística actual. El tema del cuerpo ha sido siempre un asunto relevante para los artistas, pero, no obstante, es en las últimas décadas cuando el arte más ha hecho uso y reflexionado en torno a él, siendo el protagonista absoluto de las nuevas corrientes artísticas. Según el historiador del arte, crítico y ensayista Juan Antonio Ramírez, en conferencia realizada para presentar su libro Corpus Solus: Para un mapa del cuerpo en el arte contemporáneo (Siruela, 2003), el 90 por ciento del arte contemporáneo gira en torno al cuerpo. A lo largo de la historia del arte, el cuerpo ha sido un tema recurrente. La relación entre arte y cuerpo, en el contexto actual, llama la atención debido a que se da bajo paradigmas formales, estéticos y de contenidos que nada tienen que ver con las obras de arte que históricamente se han depositado en nuestra retina. Atrás quedaron las representaciones que tenían entre sus propósitos dar cuenta de cuerpos perfectos, ideales, adscritos a cánones de belleza propios de cada época, objetos artísticos tradicionales mediados por el buen gusto, el buen hacer y la sensibilidad. En la actualidad, la configuración del campo artístico y su relación con el cuerpo responde a consideraciones radicalmente opuestas, explicadas –en parte– por el permanente movimiento y redefinición que han venido experimentando el concepto de arte y sus formas de producción desde finales del siglo XIX, en donde las ideas de ruptura con la tradición y la mirada crítica de los artistas dirigida hacia el arte y la sociedad, llevadas adelante por las denominadas vanguardias, terminaron por ampliar las concepciones estéticas y las nociones sobre el arte a un punto en que los límites han sido desdibujados inquietantemente.

Según el historiador del arte, crítico y ensayista Juan Antonio Ramírez, en conferencia realizada para presentar su libro Corpus Solus: Para un mapa del cuerpo en el arte contemporáneo, el 90 por ciento del arte contemporáneo gira en torno al cuerpo. 34

Obras como los cuerpos muertos plastificados del famoso artista y médico Gunther Von Hagens, quien desde hace ya más de tres décadas desarrolla el plastinado como método de conservación de los cuerpos humanos (innovadores métodos de conservación), o el trabajo del artista alemán Gregor Schneider, ganador de León de Oro en la Bienal de Venecia en el año 2001 con una obra de intervención arquitectónica, y que ahora propone exponer enfermos agonizantes y los cuerpos de personas recién fallecidas, confirman que el territorio del arte es concebido por los artistas contemporáneos como un campo de acción en el que no existen límites ni morales, ni ideológicos, ni políticos.

Estética del horror: violencia, dolor y muerte «Creo que el horror supremo del nazismo y las crueles matanzas de la Segunda Guerra Mundial fueron decisivas para un cambio radical de orientación al representar la violencia ejercida contra el cuerpo». (Ramírez, 2003) Desde la Segunda Guerra Mundial, debido a los abusos y crueles matanzas ocurridas, el cuerpo comienza a estar ligado estrechamente a temáticas de violencia, dolor, muerte y morbo. Por otra parte, la ascendente intromisión de los medios tecnológicos en la sociedad, ha permitido registrar imágenes fijas y en movimiento que nos han concedido una tribuna para ser testigos de cruentos episodios a lo largo de la historia. Cuerpos mutilados, decenas de muertos amontonados, niños desnutridos, hombres torturados, abusos sexuales, son sólo una muestra de las imágenes de horror que poco a poco han pasado a ser parte de nuestra cultura visual, dando origen a distintas nociones de cuerpo y a formas de representación que aceptan su muerte o su mutilación, esta vez como hecho que rompe la idea de un cuerpo que no se muestra nunca segmentado. Como dice Ramírez en el libro mencionado, «durante la época contemporánea se ha vivido la experiencia del despedazamiento corporal a una escala verdaderamente gigantesca», dado que por la posibilidad de su registro masivo y cotidiano es ahora accesible para todo el mundo, permitiéndonos presenciar de cerca cuerpos fragmentados, más que en toda la larga historia precedente de la humanidad. Este desplazamiento elimina la noción de cuerpo como una unidad indivisible. La fragmentación física del cuerpo causada por las situaciones de violen-


cia extrema, aparece como una de las primeras problemáticas a través de las cuales los artistas expresan este horror, situación que se hará cada vez más radical con el paso de los años. Paul Virilio se ha dedicado a cuestionar las prácticas de arte contemporáneo, aludiendo al avance de formas de dominación producidas por las internacionales del poder digital y financiero. En estas prácticas, ve las formas extremas de arte como parte de esos afanes. Virilio describe al arte del siglo XX como un arte despiadado, que no difiere en sus formas de presentación a las de un museo que exhibe fotografías de cadáveres de personas ejecutadas en un centro de tortura. Andrea Giunta, en la introducción que escribe para el libro El procedimiento silencio de este autor, hace referencia a las imágenes de acontecimientos terribles que presenciamos actualmente a través de los medios de comunicación y a los cuestionamientos respecto de si el arte debe representar el horror. Sostiene Giunta que el arte se enfrenta en la actualidad al menos a tres problemas: «la fascinación que puede producir la contemplación de un espectáculo horroroso [...]; la posibilidad ética y estética del arte de representar el horror [...]; la necesidad de hacer arte en tiempos de violencia y de terror». Un hito en este sentido fue la exposición Sensation realizada en septiembre de 1997 en la Royal Academy en Londres. En esta muestra, algunos artistas agrupados en un nuevo movimiento denominado YBAs (jóvenes artistas británicos) expusieron trabajos visualmente agresivos, abordando temáticas deliberadamente provocadoras con una intención clara de torturar al espectador. Obras que jugaban con el dolor, ironizaban con el sufrimiento y develaban los tabúes de la muerte, hacían explícito el horror y la brutalidad del ser humano. Cuerpos sometidos a violencia, dolor y muerte no son temas nuevos exclusivos del arte actual, por el contrario, han sido temas repetidos a lo largo de la historia del arte. Sin embargo, es en las últimas décadas en donde se ha llevado estos temas al extremo. Es así como, las concepciones estéticas tradicionales han sido sucedidas, a partir de la Segunda Guerra Mundial, por una nueva categoría estética que se caracteriza por su función crítica, tanto en el aspecto existencial como ideológico, en donde las imágenes más crudas y terribles han sido transformadas en imágenes susceptibles de ser tratadas plásticamente (incluso posibles de co-

Giunta sostiene que el arte se enfrenta en la actualidad al menos a tres problemas: “la fascinación que puede producir la contemplación de un espectáculo horroroso [...]; la posibilidad ética y estética del arte de representar el horror [...]; la necesidad de hacer arte en tiempos de violencia y de terror”. mercializar); una suerte de estetización de aquello que moralmente es inaceptable, denominada ‘estética del horror’. La obra del fotógrafo español David Nebreda (1952) se impone como un ejemplo claro de esta concepción estética formalizada mediante el tratamiento de su propio cuerpo. Sus fotografías de autorretratos muestran su cuerpo al borde de la desnutrición, sometido a situaciones extremas de autoflagelación: cortes sangrantes, quemaduras de diverso tipo, su rostro lleno de excremento o sus genitales atravesados por elementos punzantes. Nebreda sostiene que sus fotografías no son meros documentos de registro, sino más bien obras pensadas y ejecutadas bajo consideraciones artísticas. Con su trabajo señala que la realidad es bastante peor que las fotografías y por medio de la pulsión escópica obliga al espectador a ser testigo morboso de sus acciones.

El cuerpo femenino como soporte Mención aparte merece la relación entre cuerpo y el trabajo artístico producido por las mujeres artistas contemporáneas, que siendo parte importante en la construcción de la concepción estética basada en el horror, han hecho de su cuerpo el territorio y el soporte de su obra. En la década del 60, los movimientos feministas junto a otros movimientos sociales influyeron de manera significativa en el arte producido por las mujeres, dando origen a una toma de conciencia por parte de ellas, que contribuye a reformular las reglas que rigen la escena del arte de la época. Esto da lugar al nacimiento de nuevos postulados artísticos, en donde la mujer adquiere un protagonismo antes limitado, debido a que eran los hombres quienes tenían el control en la mayor parte de los ámbitos de la vida. Todo lo anterior sienta las bases de lo que hoy es la presencia de la mujer en el arte contemporáneo.

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dossier/ Cuerpo al lĂ­mite (del horror)

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Desde la Segunda Guerra Mundial, debido a los abusos y crueles matanzas ocurridas, el cuerpo comienza a estar ligado estrechamente a temáticas de violencia, dolor, muerte y morbo.

En estas producciones las mujeres artistas se rebelaron contra la opresión y explotación de las que se consideraban víctimas. Para ellas el cuerpo femenino comienza a ser entendido desde una noción en donde deja de ser bello, expuesto para el goce de la mirada, objeto del deseo y placer masculino, para preguntarse sobre su propio placer y goce. Incursionaron además en problemáticas en torno a la sexualidad, sus biografías e investigaron sobre diversos temas como el patriarcado, la política, la economía, etc. Las formas de expresión que predominaron en estas obras, fueron las performance y los videos, a través de los cuales reafirmaron el poder que tenían sobre su propio cuerpo. Sus propuestas artísticas convirtieron el cuerpo femenino en sujeto y objeto de la obra. En el afán permanente de resistir a la uniformidad y romper con los estereotipos impuestos, abordaron el cuerpo con brutal crudeza. En las acciones que llevaban a cabo, las escenas de autoagresión fueron recurrentes, y en ellas sus cuerpos eran puestos a prueba, en situaciones de dolor y vejación. De esta forma, obras como la de Gina Pane (1939), Escalada no anestesiada (1971), en la que ascendía con los pies descalzos por una escalera en que los peldaños tenían hojas cortantes, para protestar contra un mundo anestesiado y denunciar el terror, la violencia y los peligros sociales que lo mantienen atrapado, terminan por anticipar las formas, los contenidos y las concepciones estéticas en que el arte femenino se desarrolla en años posteriores, en las que el cuerpo es concebido: • En el plano de lo formal, como el territorio y soporte de la obra. Territorio, en tanto se asume un área susceptible de ser transformada, intervenida y moldeada. Y soporte, entendido como un campo de experimentación

sobre el que se pinta, se traza y se ejecutan las acciones. Aquí las cirugías plásticas, los piercing, los tatuajes y las prótesis, son trasladados de sus respectivos ámbitos para formar parte del conjunto de herramientas de expresión –plásticas e icónicas– que en la actualidad las artistas disponen para ejecutar sus obras. • En el terreno de los contenidos, como el lugar desde el cual se proponen las ideas. Donde la mirada crítica y los cuestionamientos a las construcciones arquetípicas del cuerpo femenino, la diferenciación de géneros, la identidad y la política, se constituyeron en los ejes principales a través de los cuales circula la producción del arte femenino hasta hoy. • En lo estético, como un cuerpo que, en su presentación, desmantela las nociones de arte asociadas a lo bello y lo bueno, reemplazándolas por lo feo, lo horroroso y lo abyecto. Una clara exponente de esta concepción estética, en la actualidad, es la artista francesa Francesca Orlan (1947), quien desde los 90 a través de su trabajo nos obliga a preguntarnos sobre la cuestión del horror en el arte. Utilizando la carne de su propio cuerpo como soporte de sus trabajos, intenta provocar una reflexión en torno al cuerpo femenino, los cánones de belleza, la identidad y lo monstruoso. El trabajo de esta artista está dirigido hacia una metamorfosis de su propia imagen. Ofreciendo su cuerpo al bisturí, en particular su rostro, realiza ‘performances quirúrgicas’ y registros en vídeos que más tarde expone y comercializa. En ellos, presenta las partes inflamadas de su rostro después de la manipulación quirúrgica y su piel violácea debido a las venas rotas, sumergiendo al espectador en una experiencia marcada por el dolor y un perverso concepto de goce. Lo que viene, es previsible; no es difícil aventurar que en el futuro, cuando los avances genéticos lo permitan y la llamada primera vanguardia del siglo XXI conocida como Bio-arte logre romper con el cerco impuesto por la ciencia, asistiremos a muestras en donde los artistas expondrán –como parte de sus creaciones– a nuevos seres humanos vivos.

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dossier Francisco Aboitiz Domínguez, biólogo de la Universidad de Chile, doctorado en Filosofía en Neurociencia de la Universidad de California y postdoctorado en Neurociencia en la misma institución, actualmente es Jefe del laboratorio de Neurociencia Cognitiva, profesor titular de la Facultad de Medicina e investigador médico del Departamento de Psiquiatría en el Centro de Medicina, todos de la UC.

¿Hombre o ChimpaNcé? La adquisición de conciencia en nuestra especie nos llevó, en un principio, a considerarnos el centro del universo; a medida que esta misma conciencia permitió el desarrollo del conocimiento científico, dejamos de lado esa idea para integrarnos cada vez más a nuestro entorno. De hecho, la evidencia genética muestra que somos altamente similares a los chimpancés, nuestros parientes primates más próximos. Esto nos plantea una tremenda duda, ya que las diferencias, sobre todo en el ámbito cognitivo, parecen ser abismantes: ¿Cómo hemos podido adquirir el cerebro que tenemos, y nuestras capacidades comunicativas, en condiciones de tal conservación genética? por Francisco Aboitiz

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dossier/¿Hombre o chimpancé?

L a teoría de la evolución y el descubrimiento

del ADN son posiblemente los hitos más importantes de la historia de la biología. El hecho de que todas las especies de la tierra deriven de un ancestro común, y que la evolución consiste fundamentalmente en la historia del material hereditario (los genes o el ADN) a través de las generaciones, son hoy consideraciones ampliamente aceptadas en el mundo de la ciencia. Más recientemente, se ha podido secuenciar completamente el genoma humano y el de otras especies, y las técnicas de clonación son materia de agitadas controversias en los medios de comunicación. La evidencia genética nos ha dejado extremadamente clara la relación que tenemos con el resto de las especies, al evidenciar la notable similitud genética con nuestros parientes más cercanos: el chimpancé y el bonobo (o chimpancé pigmeo). Si bien existen algunos leves desacuerdos acerca del grado exacto de homología genética entre el chimpancé y el humano, existe consenso en que nuestra similitud bordea el 98 por ciento del ADN. Es decir, el material genético de Homo sapiens difiere del de Pan troglodytes (chimpancé) o Pan paniscus (bonobo) en sólo aproximadamente un 2 por ciento. Claramente, este hallazgo apoya muy fuertemente nuestro origen común, no sólo con los chimpancés sino con el resto de los seres vivos. Sin embargo, también surgen preguntas muy importantes: dada la obvia diferencia entre nosotros y los chimpancés, ¿no debiéramos esperar más contrastes entre ambas especies? De hecho, una segunda interpretación de estos resultados podría ser que las distinciones entre nosotros y los simios, particularmente aquellas relacionadas al lenguaje y nuestras capacidades mentales, hayan surgido por mecanismos distintos a las

Un hallazgo notable ha sido la falta de correspondencia entre el número de genes y la complejidad de los organismos; de hecho, nuestra propia especie no muestra un número significativamente mayor (o incluso muestra un número menor) de genes que especies claramente más humildes.

mutaciones genéticas. En este breve artículo, propondré que la evolución de nuestra especie se basa en un tipo muy particular de mutaciones el cual se asocia, más que a la producción de nuevos genes o a cambios en los genes que codifican nuestros componentes celulares, a mutaciones que controlan la actividad de los genes, determinando cuándo y en qué regiones un gen estará activo o no. Estos mecanismos podrían involucrar un mínimo de cambios genéticos y serían totalmente consistentes con la escasa diferencia en la estructura del ADN entre nosotros y los chimpancés. Antes de seguir adelante es necesario aclarar que existen dos tipos de genes: los llamados estructurales, que son la mayoría y que codifican proteínas que sirven para construir nuestros cuerpos, organizar el metabolismo y cumplir las funciones biológicas que nos permiten existir; y los genes reguladores, una minoría de genes cuya función es regular la actividad de los genes estructurales. Cambios en estos reguladores pueden permitir que existan alteraciones en la maquinaria que da lugar a las distintas estructuras, como es el caso del cerebro humano.

La evolución genética El desarrollo temprano de la biología molecular, unida al concepto de que cada gen especificaba una proteína, llevaron a la proposición, que fue muy aceptada hasta hace poco, de que la evolución se daba principalmente a través de la aparición de nuevos genes, los cuales ocurrían por duplicación génica.1 Una predicción de este modelo era que los aumentos en la complejidad de los organismos se producía por alzas en el número de genes en los organismos. Un apoyo parcial a esta hipótesis es que el origen de los vertebrados (peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos) está marcado por una doble duplicación del genoma, de manera que en promedio cada gen de invertebrados se encuentra en los vertebrados copiado cuatro veces. (Sin embargo, como veremos, este parece ser un evento francamente inusual en la evolución animal). Por otro lado, la emergente evidencia de los mecanismos de control de la síntesis de proteínas a través de secuencias de ADN que flanqueaban a distintos genes bacterianos, sugirió a Emile Zuckerland y Linus Pauling (1965)2 que un factor evolutivo muy importante tenía que ver con la modificación o la regulación de

1 Ohno, S. (1970). Evolution by Gene Duplication (Berlin: Springer-Verlag). Kimura, M., and Ohta, T. (1974). On some principles governing molecular evolution. Proc. Natl. Acad. Sci. USA 71, 2848–2852. 2 Zuckerkandl, E., and Pauling, L. (1965). Evolutionary divergence and convergence in proteins. In Evolving Genes and Proteins, V. Bryson and H. Vogel, eds. (New York: Academic Press), pp. 97–166.

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la síntesis de proteínas (expresión génica), más que con la modificación de la estructura de las proteínas mismas o de la aparición de nuevas proteínas (o genes). De la misma manera, MarieClaire King y Allan Wilson (1975),3 al evidenciar la notable similitud genética entre nosotros y los chimpancés, propusieron que la clave para la evolución de nuestra especie estaba en los mecanismos de regulación genética. Sin embargo, aparte de ser una curiosidad intelectual, estas hipótesis mostraban una notable falta de evidencia a su favor.

Los genes reguladores En los últimos años, las técnicas de secuenciación del ADN se han hecho legión. Hoy es posible obtener una cantidad francamente impresionante, y en forma relativamente expedita, de información acerca de la composición genética de casi cualquier organismo, lo que ha llevado al desarrollo de una nueva disciplina: la genética comparada. De esta manera, se han podido establecer interesantes comparaciones entre los genomas (el conjunto de genes que contiene un organismo) de distintas especies. Un hallazgo notable ha sido la falta de correspondencia entre el número de genes y la complejidad de los organismos; de hecho, nuestra propia especie no muestra un número significativamente mayor de genes (o incluso muestra un número menor) que especies claramente más humildes. Además, se evidenció que, a pesar de la diversificación morfológica, los genes involucrados en distintos órganos como el corazón, el sistema nervioso, las extremidades, etc., eran prácticamente los mismos en especies muy separadas entre sí. Por ejemplo, el desarrollo de los ojos en la mosca es controlado por un gen llamado eyeless, que es muy similar al gen Pax6, que controla el desarrollo de los ojos en el ratón. Tanto es así que, al insertar un gen Pax-6 de ratón en un embrión de mosca, éste induce la formación de ojos (¡de mosca!) extranumerarios, de manera que ambos genes son funcionalmente equivalentes.4 Lo interesante de esto es que, dada la diferencia anatómica entre los ojos compuestos de la mosca y nuestros ojos en estructura de globo ocular, se consideraba que ambos ojos se habían originado en forma independiente. Si bien hoy existe acuerdo en que ambos tipos de ojo se diferenciaron en forma separada, y ninguno de ellos es ancestral al otro,

EL TACTO «Más allá de su dimensión espiritual, el rosario que los cristianos, los musulmanes o los budistas deslizan entre los dedos cumple asimismo una función de solicitación muscular y de distensión. Las manipulaciones de piedras, de objetos lisos, de balas, de granos, el masajeo de un objeto flexible, acompañan la ensoñación, la meditación, el descanso, la reflexión. El empleo de un talismán, de un fetiche, de un osito de peluche, de un “objeto de transición” regularmente tocado, palpado, abrazado, tomado, cumple la misma función de reaseguro. En la Grecia antigua era común llevar consigo una piedra pulida, de ámbar o jade, a la que el individuo ansioso palpaba para distenderse. La misma tradición prosiguió en Asia. Aun en la década de 1960, los griegos jugueteaban con las cuentas de rosarios de ámbar, sin que esto tuviera connotaciones religiosas. “Son komboloia o ‘rosarios para las preocupaciones’. Los griegos los tomaron de los turcos. Los manipulan por todas partes, en tierra, en mar y su tintineo desplaza el insoportable silencio que se escucha cuando la conversación decae. Los pastores los usan, así como los policías, los cargadores, incluso los comerciantes tras sus vidrieras” (MacLuhan)». El sabor del mundo. Una antropología de los sentidos, David Le Breton, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, 2006.

3 King, M., and Wilson, A.C. (1975). «Evolution at two levels in humans and chimpanzees». Science 188, 107–116. 4 Halder, G., Callaerts, P., and Gehring, W.J. (1995). «Induction of ectopic eyes by targeted expression of the eyeless gene in Drosophila». Science 267, 1788–1792.

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dossier/¿Hombre o chimpancé?

Estudios recientes indican que la mayoría de los genes cerebrales que muestran evidencia de haber sufrido una selección intensa en el linaje humano tienen que ver con el control del tamaño cerebral. hay también acuerdo que ambos ojos derivaron de un sistema fotorreceptivo ancestral, posiblemente muy simple, que se encuentra presente en organismos más primitivos. Al hacerse cada vez más complejo el órgano visual, el gen Pax-6 (o eyeless) fue adquiriendo un rol jerárquicamente más alto, controlando el desarrollo de distintas estructuras y tipos celulares involucrados en la generación del sistema visual. También se observó que la arquitectura corporal general (lo que se llama el ‘plan corporal’) de organismos tan distintos como moluscos, gusanos, insectos, vertebrados y otros, estaba controlada por una serie de genes llamados Homeóticos, que se organizan en cadena en el

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cromosoma, en una secuencia de activación a lo largo del cuerpo del animal: genes localizados en un extremo del cromosoma tienden a especificar componentes anteriores del cuerpo (cabeza, boca, etc.), y genes localizados en el otro extremo tienden a especificar componentes posteriores del cuerpo (por ejemplo, la cola). Así, la evidencia indica que la morfología animal está controlada por un número relativamente discreto de genes, los genes reguladores, que controlan la activación de otros genes involucrados en la especificación de otras estructuras. Así, la gran mayoría de los genes (llamados estructurales) codifica proteínas que están presentes en todas las células, las que son necesarias para el adecuado funcionamiento celular; existe un grupo minoritario de genes estructurales que codifica proteínas que son específicas de cada tejido, como los genes involucrados en la pigmentación, que se activan sólo en un tipo celular (los melanocitos); y por último están los genes reguladores, aún mas minoritarios, que regulan (pueden activar o inhibir) la activación


de los genes mencionados anteriormente. Estos genes producen proteínas que se unen a regiones del ADN cercanas a los genes estructurales (llamadas sitios de regulación), y modulan (ya sea de forma positiva o negativa) la actividad de la maquinaria molecular que permite que el gen sea transcrito en ARN mensajero y se sintetice la proteína que éste especifica. Así, afectan la expresión de los genes estructurales, controlando no sólo la diferenciación de las células, sino también la proliferación y migración celular en los distintos tejidos del embrión. No sólo estos genes reguladores actúan de manera similar en distintos organismos; también actúan en diversos procesos dentro de un mismo organismo, fenómeno conocido como pleiotropía. Por ejemplo, el mismo Pax-6 no sólo participa en la diferenciación del ojo, sino también en la diferenciación de distintas estructuras del cerebro. Otro gen, llamado Sonic hedgehog, controla el desarrollo del tubo neural, el desarrollo de los dígitos, el desarrollo del cerebelo, la formación de plumas y muchos otros procesos en el pollo. Estos no son casos aislados sino, por el contrario, parecen ser la regla para los llamados genes reguladores del desarrollo. ¿Cómo puede ocurrir esto? Cada uno de estos genes contiene múltiples sitios de regulación, de manera que es activado solamente en las regiones donde existen las proteínas reguladoras que permiten que se activen. Una vez activos, desencadenan una cascada de activación de genes que lleva a la diferenciación de las estructuras involucradas. Notemos que las cascadas que se activan en cada región del embrión son distintas entre sí; de otra manera, el gen sólo podría gatillar la producción de un tipo de estructura. Por otro lado, esta situación nos plantea una gran pregunta: ¿si la activación de estos genes depende de otros reguladores, cuáles son ellos? ¿Quién los regula a ellos? La respuesta a este interrogante ofrece uno de los desafíos más notables de la biología moderna. Aparentemente, existen redes sumamente complejas de interacciones entre los distintos genes reguladores, que se activan a partir de diferencias en un principio muy simples y que se van complejizando enormemente a medida que progresa el desarrollo embriónico. Hoy día, el estudio de estas redes requiere del análisis de grandes cantidades de datos y del desarrollo de modelos matemáticos que hasta el momento se ven muy complejos.

Curiosamente, las regiones cerebrales involucradas en el lenguaje no son regiones evolutivamente nuevas (algunas están presentes ya en el mono); la diferencia es que están interconectadas de una manera que no se observaba antes. En 1995, Sean Carroll 5 publicó un controversial artículo en la revista Nature, proponiendo que la evolución morfológica se debía principalmente a la evolución de los sistemas reguladores (los llamados ‘elementos reguladores cis’, por la posición que ocupan en la molécula de ADN respecto del gen), que controlan la activación de genes en las distintas regiones del embrión. Estos sistemas pueden determinar el crecimiento y la diferenciación en distintos tejidos, modulando así la forma del organismo a lo largo de la evolución. La aparición de nuevos elementos reguladores en distintos genes, la eliminación de algunos de ellos en otros, y la modificación de la actividad de estos reguladores en otros casos, puede dar cuenta, según Carroll, de la mayoría de los eventos involucrados en la evolución morfológica. Por otro lado, los procesos de duplicación génica, incorporando nuevos genes, serían mucho menos comunes en la evolución. De acuerdo con esta hipótesis, hemos propuesto recientemente que la evolución del cerebro de los vertebrados se basa fundamentalmente en la activación de genes reguladores en distintos contextos espacio temporales, lo cual ha dado lugar a la generación de nuevos componentes cerebrales como la corteza cerebral de los mamíferos.6

Los genes reguladores y la diferencia del 2% En el caso del origen del ser humano, existen evidencias que han propuesto que muchos rasgos propios de nuestra especie se asocian a un proceso de ‘juvenilización’ del desarrollo, o sea, mantendríamos muchos caracteres que se observan en los individuos juveniles de nuestros parientes más cercanos (una cara plana, falta de pelo, etc.), lo cual puede ser considerado como el resultado de la activación (o la falta de activación) de distintos genes reguladores que controlan la aparición de diversas características de acuerdo

5 Carroll, S.B. (1995). «Homeotic genes and the evolution of arthropods and chordates». Nature 376, 479–485. 6 Aboitiz F, Montiel J (2007) «Co-option of signaling mechanisms from embryonic induction to telencephalic patterning». Reviews in the Neurosciences, 18:311-342. Aboitiz F, Montiel J. (2007) «Origin and evolution of the vertebrate telencephalon, with special reference to the mammalian neocortex». Advances in Anatomy, Embryology and Cell Biology, 193:1-111.

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dossier/¿Hombre o chimpancé? Por otro lado, esta situación nos plantea una gran pregunta: ¿si la activación de estos genes depende de otros reguladores, cuáles son ellos? ¿Quién los regula a ellos? La respuesta a esta interrogante ofrece uno de los desafíos mas notables de la biología moderna.

a la edad.7 Sin embargo, existen otros caracteres, como la estructura de nuestro tracto laríngeo, que es esencial para el desarrollo del habla y del lenguaje, cuyas transformaciones no se ajustan a este tipo de procesos.8 El cerebro humano, quizás el órgano de mayor interés en la evolución de nuestra especie, muestra características únicas como son su gran tamaño y la localización de funciones asociadas al lenguaje en el hemisferio izquierdo. El aumento de tamaño cerebral, un elemento probablemente clave en la adquisición de nuestras capacidades mentales, puede ser explicado en base a cambios en genes reguladores que controlan la proliferación de células cerebrales en el embrión.9 De hecho, estudios recientes indican que la mayoría de los genes cerebrales que muestran evidencia de haber sufrido una selección intensa en el linaje humano tienen que ver con el control del tamaño cerebral,10 lo cual puede ser concordante con la hipótesis de los sitios reguladores de Carroll. Sin embargo, en el caso específico del lenguaje y del habla, parece que existe un sustrato neurobiológico bastante más concreto y puntual que un aumento generalizado del tamaño del cerebro. Los circuitos involucrados en el habla y el lenguaje comprenden una red neuronal bastante bien delimitada, localizada preferentemente en el hemisferio izquierdo, la cual se ha desarrollado notablemente en nuestra especie en comparación con otros primates. Nosotros propusimos tempranamente esta posibilidad,11 la cual ha sido recientemente confirmada en un estudio comparativo de las conexiones cerebrales en el macaco, el chimpancé y el humano.12 Esto sugiere que ha habido una selección por el desarrollo de un

circuito específico, además de haber selección por aumentar el tamaño del cerebro. Es posible que muy pocos genes, posiblemente genes reguladores, puedan dar cuenta del origen de estos circuitos. Curiosamente, las regiones cerebrales involucradas en el lenguaje no son regiones evolutivamente nuevas (algunas están presentes ya en el mono); la diferencia es que están interconectadas de una manera que no se observaba antes. Esto puede ser el resultado de cambios en la regulación de genes que controlan la afinidad de los axones, en crecimiento hacia ciertas regiones por sobre otras; de esta manera, se podrían lograr modificaciones muy importantes en la conectividad de una red neuronal determinada. Sin embargo, aún nos falta evidencia al respecto. No ha sido posible hasta ahora encontrar genes que estén relacionados con el desarrollo de los circuitos asociados al lenguaje. El descubrimiento de una mutación en el gen FOXP2 en una familia con una disartria heredada (un déficit en las capacidades articulatorias para el habla) produjo en un principio un gran entusiasmo en este sentido, pero aún no está claro cuál puede ser el rol de este gen en la génesis de los circuitos del lenguaje.13 La discusión anterior nos indica que estamos al borde de una importante reconceptualización acerca del rol de los genes en la evolución, y en particular de la evolución humana. Si bien ha existido la incorporación de nuevos genes en la evolución en base a la duplicación génica (de otra manera no tendríamos la cantidad de genes que poseemos), un factor muy importante en la adquisición de nuevas estructuras en la evolución parece tener que ver con los mecanismos y las redes que controlan dónde y cuándo se van a activar ciertos genes. Este mecanismo tiene a su favor que puede producir cambios en forma relativamente rápida (lo que no impide que sea en forma gradual, con etapas intermedias), como el aumento en tamaño del cerebro humano, o los cambios en las conexiones cerebrales que permitieron el desarrollo del habla y del lenguaje. Sin embargo, aún nos queda por demostrar que esto es efectivamente así, identificando genes específicos que participen en la generación de estas estructuras o redes neuronales.

7 Gould, SJ (1977) Ontogeny and Phylogeny. Harvard: Belknap. 8 Ghazanfar AA, Rendall D (2008) «Evolution of human vocal production». Current Biology 18: R457-R460. 9 Aboitiz, F. (1988) «Epigenesis and the evolution of the human brain». Medical Hypotheses 25: 55-59 10 Fisher SE, Marcus GF (2006) «The eloquent ape: genes, brains and the evolution of language». Nat Rev Genet 7:9-20. 11Aboitiz F., García, R. (1997) «The evolutionary origin of the language areas in the human brain. A neuroanatomical perspective». Brain Research Reviews, 25: 381-396. 12Rilling JK, Glasser MF, Preuss TM, Ma X, Zhao T, Hu X, Behrens TEJ (2008) «The evolution of the arcuate fasciculus revealed with comparative DTI. Nat Neurosci 11:426-428. 13 Fisher SE, Marcus GF (2006), op cit.

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dossier

Marco Arrese es médico internista, gastroenterólogo y hepatólogo. Realizó sus estudios en la Universidad de Chile y en la Escuela de Medicina UC, donde es profesor adjunto en la actualidad. Entre 1995 y 1997 realizó un postgrado en investigación en el Centro de Hígado de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale y una estadía de perfeccionamiento en enfermedades hepáticas en el Mount Sinai Hospital de Nueva York.

El Hígado De Neruda Todo comenzó en Isla Negra, con el poeta caminando por la playa, pensando en temas para sus Odas Elementales; por ahí, en un roquerío sentado, se encontró con un hepatólogo, el doctor Héctor Orrego Matte, que lo disuadió de escribir sobre el cerebro, que había sido la sugerencia del doctor Alfonso Asenjo. Y así, novedad mundial, entró el hígado al mundo poético, en un poema íntegramente dedicado a él y que ensalza, metafóricamente, sus secretas funciones. por Marco Arrese

El hígado es uno de los órganos más complejos

del organismo. Es la víscera de mayor tamaño y cumple más de dos mil funciones que podrían definirse como de «alta precisión». El desarrollo de la fisiología y la medicina, así como la disponibilidad de técnicas modernas de biología molecular e ingeniería genética, han develado los secretos sobre el funcionamiento hepático con un detalle asombroso, confirmando la existencia

de sofisticados mecanismos de síntesis, excreción y depuración indispensables para sostener la vida. La complejidad funcional del hígado era presumida desde antiguo, lo que, sumado a su tamaño y su naturaleza vital, determinaron que se le confiriese una carga simbólica significativa a través de la historia. Es por ello que el hígado ha sido representado en forma metafórica en

1 «History of Hepatology», Kuntz E., Kuntz H. En: Hepatology, Principles and Practice. Heidelberg: Springer Medizin Verlag, 2006. 2 «The body has a liver», Reuben A., Hepatology, 2004.

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dossier/El hígado de Neruda

Nuevas odas elementales, Pablo Neruda, Losada, Buenos Aires, 1956

Modesto, organizado amigo, trabajador profundo, déjame darte el ala de mi canto, el golpe de aire, el salto de mi oda: ella nace de tu invisible máquina, ella vuela desde tu infatigable y encerrado molino, entraña delicada y poderosa, siempre viva y oscura. Mientras el corazón suena y atrae la partitura de la mandolina, allí adentro tú filtras y repartes, separas y divides, multiplicas y engrasas, subes y recoges los hilos y los gramos de la vida, los últimos licores, las íntimas esencias. Víscera submarina, medidor de la sangre, vives

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lleno de manos y de ojos, midiendo y trasvasando en tu escondida cámara de alquimista. Amarillo es tu sistema de hidrografía roja, buzo de la más peligrosa profundidad del hombre, allí escondido siempre, sempiterno, en la usina, silencioso. Y todo sentimiento o estímulo creció en tu maquinaria, recibió alguna gota de tu elaboración infatigable, al amor agregaste fuego o melancolía, una pequeña célula equivocada o una fibra gastada en tu trabajo y el aviador se equivoca de cielo, el tenor se derrumba en un silbido, al astrónomo se le pierde un planeta. Cómo brillan arriba los hechiceros ojos de la rosa, los labios del clavel matutino! Cómo ríe en el río la doncella! Y abajo el filtro y la balanza,


la delicada química del hígado, la bodega de los cambios sutiles: nadie lo ve o lo canta, pero, cuando envejece o desgasta su mortero, los ojos de la rosa se acabaron, el clavel marchitó su dentadura y la doncella no cantó en el río. Austera parte o todo de mí mismo, abuelo del corazón, molino de energía: te canto y temo como si fueras juez, metro, fiel implacable, y si no puedo entregarme amarrado a la pureza, si el excesivo manjar o el vino hereditario de mi patria pretendieron perturbar mi salud o el equilibrio de mi poesía, de ti, monarca oscuro, distribuidor de mieles y venenos, regulador de sales, de ti espero justicia: Amo la vida: ¡Cúmpleme! ¡Trabaja! No detengas mi canto.

múltiples ocasiones.1,2 En la Antigüedad existía la teoría de que el hígado era el repositorio de la vida o el asiento del alma. También se encuentran referencias al órgano en escritos egipcios como el Ebers Papyrus (circa 1550 A.C.) y en la literatura griega en escritos de Platón y Galeno. Más recientemente, el hígado aparece mencionado en escritos de Shakespeare –quien lo cita en su célebre enumeración: «Liver, brain and heart, these sovereign thrones» («Hígado, cerebro y corazón, estos soberanos del trono»), Twelfth Night, acto 1, escena I– o representado en algunas obras pictóricas tales como «El mito de Prometeo» de Rubens. En el campo de la poesía destaca la contribución del premio Nobel chileno Pablo Neruda cuya «Oda al hígado» contiene una notable mixtura de ciencia y poesía.3 El presente texto relata la génesis de este interesante poema y reproduce la pieza misma con el propósito de difundirla lo más ampliamente posible en la comunidad.

Un encuentro casual La «Oda al hígado» fue publicada en 1956 en el Segundo Libro de Odas (Losada, Buenos Aires) como parte de una colección de tres volúmenes en los que Neruda dedica poemas de las más variadas temáticas (al vino, al gato, al caldillo, al libro…). El poema sobre el hígado se gestó luego de una conversación entre Pablo Neruda y el investigador chileno Héctor Orrego Matte, de dilatada trayectoria en el estudio de la enfermedad hepática por alcohol. Lo que ocurrió fue más o menos así, según el relato del propio Dr. Orrego. Una tarde de verano, en los años cincuenta, el Dr. Orrego estaba sentado con su mujer en una roca en la playa de Isla Negra. Mientras contemplaban la puesta de sol, un ilustre vecino, Pablo Neruda, se acerca a ellos a conversar. Con su característica voz gangosa le comentó a Orrego que estaba escribiendo sus «Odas elementales» y que deseaba introducir en el libro una dedicada a un órgano del cuerpo. Escribir sobre el corazón le parecía algo cursi y que había pensado en el cerebro a sugerencia de su amigo neurocirujano, el distinguido médico Alfonso Asenjo. El Dr. Orrego le dijo a Neruda que escribir sobre el hígado le parecía una mejor idea. Esa respuesta sorprendió al poeta; la mención del hígado lo tomó por sorpresa pues desconocía detalles sobre este órgano y le parecía en principio poco atractivo para un poema. Sin embargo, Neruda se sentó junto a la pareja y pidió más información. Entonces el Dr. Orrego le dicta un curso breve de fisiología hepática utilizando la metáfora del 3 The liver in poetry: Neruda’s ‘Ode to the Liver’, Marco Arrese. Liver International 2008.

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dossier/ El hígado de Neruda

EL GUSTO El gusto, tal como la naturaleza nos lo ha concedido, sigue siendo entre todos nuestros sentidos, el que si se lo considera bien, nos procura la mayor cantidad de goces: el placer de comer es el único que, llevado a cabo con moderación, no acarrea cansancio (...), pertenece a todas las épocas y a todas las condiciones sociales (...), vuelve infaltablemente por lo menos una vez al día y puede repetirse sin inconvenientes dos o tres veces en ese mismo lapso (...). Puede mezclarse con todos los demás sentidos e incluso consolarnos ante la ausencia de alguno de ellos (...). Las impresiones que recibe son al mismo tiempo más perdurables y más dependientes de nuestra voluntad (...). En suma, al comer experimentamos un cierto bienestar indefinible y particular que proviene de la conciencia instintiva, por el hecho mismo de que en la medida en que comemos prolongamos nuestra existencia». Physiologie du goût, Brillat-Savarin.

En la Antigüedad existía la teoría de que el hígado era el repositorio de la vida o el asiento del alma. Más recientemente, el hígado aparece mencionado en escritos de Shakespeare: «Hígado, cerebro y corazón, estos soberanos del trono».

órgano como un gran laboratorio que modifica el medio interno y mantiene en orden la química del cuerpo. Le explicó, además, lo necesario que es el hígado para que funcionen todos los órganos del cuerpo, incluyendo al cerebro. Que si el hígado funciona mal, la mente se nubla y se pierde la conciencia, y que si, por ejemplo, un poeta no cuidase de él podría tener dificultades en ejercer su arte. Sería de justicia, prosiguió Orrego, elevar al hígado al nivel de la poesía. Le dijo finalmente que el hígado era modesto y poco conocido, por lo que sería justo homenajearlo con un poema. Al día siguiente, Neruda tenía listo la oda y le mostró a Héctor Orrego la versión original escrita con su típica letra grande y la tinta verde de sus piezas originales.

La conexión canadiense Aunque la poesía de Neruda ha sido ampliamente traducida, el libro que contiene la oda al hígado no lo ha sido por completo; solo algunos de los poemas de las Nuevas odas elementales han sido incluidos en antologías. La traducción al inglés y publicación de la «Oda al hígado» se concretó en el año 1973 casi por casualidad. En ese año, coincidieron en Canadá un grupo de chilenos vinculados a la realización de un simposio inter-

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nacional sobre Alcoholismo y Drogadicción. Con ocasión de este evento, se editó un libro con las ponencias presentadas. Los editores del libro fueron el distinguido farmacólogo canadiense Harold Kalant y su entonces joven discípulo y alumno de doctorado, el chileno Yedi Israel. Fue idea del Dr. Israel el incluir una obra literaria que hiciera referencia al hígado en la versión final del libro. Por coincidencia, Héctor Orrego se había integrado a un grupo de investigación en la Universidad de Toronto y propuso incluir la oda que él mismo ayudó a inspirar casi dos décadas antes. Se generó entonces la necesidad de traducir la oda al inglés. Por fortuna, el Dr. Kalant estaba a la sazón casado con una chilena con talentos idiomáticos, la también médico Oriana Josseau Kalant, y fue ella misma quien acometió la tarea de traducir la oda al hígado. El resultado fue una traducción elegantemente lograda que fue incluida en el libro llamado Alcoholic Liver Pathology y más tarde reproducida en otra publicación del mismo tipo (Pregnancy, Sex Hormones and the Liver) además de en revistas como la Alcohol Res Health en 2003, todos de difusión estrictamente médica. La «Oda al hígado» representa un interesante ejemplo de cómo la poesía puede inspirarse en la medicina y la fisiología. El poema nos presenta una descripción de las funciones y de la relevancia del órgano con una precisión y elegancia que alcanza alturas sublimes. En estos tiempos en que los trasplantes hacen que el hígado esté presente en el inconciente colectivo, es conveniente tener presente que la importancia de este órgano se ha reconocido desde antiguo; como también es relevante difundir que una de las mas bellas representaciones simbólicas de la víscera es una oda escrita por uno de los más grandes poetas chilenos.


dossier «El cuerpo, de hecho, y sólo este, es capaz de hacer visible lo que es invisible: lo espiritual y lo divino». JUAN PABLO II Audiencia General, 20 de febrero de 1980

Carlos Casale Rolle, Bachiller y Licenciado en Teología UC, y Doctor en Teología de la Universitat Tubingen (Alemania), actualmente es profesor de la Facultad de Teología UC.

El cuerpo, puerta trascendente A partir de la lectura de un luminoso artículo póstumo del ex integrante de la Comisión Teológica Internacional, Adolphe Gesché, que trata de una innovación fundamental del cristianismo en la consideración del cuerpo, pues éste se transforma en el camino de Dios a nosotros y de nosotros a Él,1 es posible hablar hoy del carácter ineludible de la temática del cuerpo en todos los ámbitos de la teología. por Carlos Casale

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dossier/ El cuerpo, puerta trascendente

El ser humano, en cuanto libertad finita, no está

en el mundo de las ideas, sino en este mundo, en un existir mío aquí y ahora. El cuerpo no es un objeto (como afirma Jürg Zutt, el cuerpo vivido no es una cosa más, sino subjetividad encarnada), no es un enfrente, entre otros, sino que constituye una sola cosa con mi subjetividad concreta, no es una realidad exterior sino una modalidad, una modulación profunda de mi existir.2 Me gustaría recordar que la fe cristiana ha desarrollado su propia experiencia del cuerpo en diálogo y en conflicto, primero con la cultura griega y luego con la civilización moderna, hasta influir en ellas y a su vez verse marcada por ellas. La experiencia cristiana del cuerpo está entonces determinada por una doble herencia que, generalizando, se puede presentar así: por una parte hunde sus raíces en aquel mundo bíblico que no conoce ningún dualismo: «… la Biblia no conoce el dualismo entre el espíritu y la materia y considera al hombre como un ser unitario»;3 por otra, asume el esquema cultural griego que, reduciendo al hombre a su alma, lee instrumentalmente el cuerpo y lo rodea de desconfianza, considerándolo como un momento provisional, pasajero y vacío del ser humano. De aquí saldrá una actitud compleja que, por un lado, rechazará el dualismo gnóstico y maniqueo, pero que, por otro lado, no sabrá siempre integrar de manera adecuada el cuerpo en un dinamismo personal. En efecto, acabará viéndolo preferentemente como la dimensión en donde se manifiesta la concupiscencia y el pecado. De aquí nacerá una fractura entre la valoración bíblica del cuerpo, creado bueno y con carácter positivo por Dios, y aquel espiritualismo ascético que está marcado por una distinción, por un temor e incluso por un desprecio de ese cuerpo que es considerado como límite y ambigüedad, como lo han mostrado los finos estudios de Jean Delumeau sobre la idea de culpa en occidente.

Nacerá una fractura entre la valoración bíblica del cuerpo, creado bueno y con carácter positivo por Dios, y aquel espiritualismo ascético que está marcado por una distinción, por un temor e incluso por un desprecio de ese cuerpo que es considerado como límite y ambigüedad.

En la antropología cristiana primitiva, procedente del Antiguo Testamento, el alma no se valora por encima del cuerpo, el cuerpo o la carne como tales no son causa del pecado, y lo más importante, no se concibe al hombre como algo perfecto y cerrado –la confianza del hombre en sí mismo es el pecado–, sino abierto en su corporeidad y mundanidad al futuro escatológico de su mundo hecho posible en Cristo. Es de subrayar que para el apóstol Pablo la expresión ‘cuerpo espiritual’ no significa un cuerpo de materia etérea, sino el hombre plenamente divinizado por el Espíritu del Señor. Así, en el lenguaje sistemático de Rahner, se puede decir que el cuerpo no es base de despegue del espíritu, sino el modo de ser de éste; el cuerpo es, para este teólogo, «la autorrealización espaciotemporal del espíritu», aquello por lo que me realizo a mí mismo en el mundo.

Diálogo con la fenomenología Podríamos afirmar, entonces, que el cuerpo es una dimensión objetiva de la libertad creada: es una tensión hacia el mundo, una exposición al mundo en un contacto ingenuo y primitivo, anterior a todo código y convencionalismo. En el lenguaje de la fenomenología, desde Husserl hasta Henry, el cuerpo humano es el cuerpo vivido, de la experiencia, no el cuerpo-objeto del quirófano; al mismo tiempo que lo refiere a la aptitud de la persona para vivir en el mundo, reconocido y experimentado a través del propio cuerpo, la fenomenología lo considera como el punto prospectivo a partir del cual la persona entra en relación con una realidad determinada y se abre a la totalidad indeterminada del ser. Centrándose en el cuerpo vivido, la fenomenología nace del esfuerzo por remontarse más allá de la separación cartesiana para recuperar la unidad original. Husserl introducía la distinción básica entre körper y leib, entre cuerpo-objeto y cuerpo vivido. Como bien dice J. Zutt, hay que distinguir entre el cuerpo-objeto que tengo (körper) con respecto al cuerpo vivido que soy (leib). El cuerpo vivido no es el resultado del cogito, de una intención cognoscitiva, sino que pertenece al cuerpo como su estar expuesto al mundo en un contacto ingenuo y original; el cuerpo no se encierra dentro de sí para juzgar las cosas, sino que se abre al mundo considerado como el punto natural de su encuentro con la realidad y de su propio despliegue. En este contexto es donde adquiere también importancia la intersujetividad.

1 «L´invention chrétienne du corps», Revue théologique de Louvain 35 (2004), 166-202. 2 «La unidad de espíritu y materia en la comprensión de la fe cristiana», Cf. K. Rahner, Escritos de Teología, vol. VI, Madrid 1969, 181-209. 3 «Corporeidad», R. Cavedo, Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, Madrid 1990, 335-351.

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dossier/ El cuerpo, puerta trascendente La realidad corpórea ha sido asumida por Dios como lugar de mediación de la iniciativa divina y de la respuesta humana: en efecto, la salvación es, como de forma programática lo afirma San Ireneo, salvación encarnada, salvación dentro del cuerpo y con el cuerpo. El otro no es un objeto más dentro de mi perspectiva, ni un simple espectador de mi experiencia, sino aquel prójimo que rompe mi seguridad y desgarra mi soledad: su mirada, su mano, su rostro, su deseo me conducen –como si fueran señales– hacia aquella identidad frontal, hacia aquel manantial que está buscando mi asentimiento y mi reconocimiento como certificación de su verdad y de su valor. Este reconocimiento del otro, de ver en el gesto del otro las formas de la propia vivencia hasta el punto de poder descifrarlas, permite que nazca una interpelación, una comunicación, un encuentro: el cuerpo se convierte en el lugar de un código de vida, ofrecida y reconocida. Así pues, el espacio y el tiempo se animan y adquieren una proximidad y una reciprocidad que describen el amor y la vergüenza, el deseo y el pudor, la emoción y el asombro, y que la persona aprende a reconocer. De este modo, no es posible de ninguna forma descorporizar la vida; en efecto, en la corporeidad se pone de relieve una apertura absoluta, una referencia a la totalidad del ser y del sentido que no puede reducirse a la mera suma de las experiencias, aunque tampoco pueda ser vivida sin ellas. La libertad corpórea es el lugar de una simbolicidad que, en lo concreto y a través de lo concreto, se mueve hacia lo universal. Naturalmente, la intencionalidad del cuerpo vivido, abierta a lo absoluto, siempre puede anularse y perderse en la indeterminación de su experiencia; tendremos entonces un ocultamiento del dinamismo del cuerpo, que acabaría impidiendo todo tipo de relación con la verdad del existir y con sus significados.

Lugar de mediación de la salvación La realidad corpórea ha sido asumida por Dios como lugar de mediación de la iniciativa divina y de la respuesta humana: en efecto, la salvación es, como de forma programática lo afirma San Ireneo, salvación encarnada, salvación dentro del cuerpo y con el cuerpo. Para este Padre an-

tidualista del siglo II, el misterio del Dios de Jesucristo es el de un Padre que con sus manos, el Hijo y el Espíritu, tomó barro y plasmó al hombre, con lo que la grandeza de éste radica en haber sido la única criatura que Dios plasmó con sus manos. Importante para este autor es subrayar que mientras amasó el barro, el Creador tiene como modelo de su obra el cuerpo resucitado de Jesucristo, con lo que el futuro de la carne que es el hombre, es la carne resplandeciente de Jesús resucitado. Con esto el plan de salvación está impreso en la materia, la carne, el cuerpo, pues si no fuese así, no se explicaría la encarnación de Dios en Jesús, ni el ser alimentados en la eucaristía con el cuerpo y carne de Cristo y tampoco que la esperanza se defina como resurrección de la carne y del cuerpo. De este modo, desde la encarnación ya no es posible desligar el cielo y la tierra, la ciudad de Dios y la del hombre, el horizonte escatológico y el sentido de la historia; abierta a la resurrección del cuerpo, la concepción cristiana de la corporeidad supone tanto su transfiguración como su sumisión a la gracia. A propósito de la resurrección, es necesario subrayar que el cuerpo determina que ésta sea la de un yo y no comporta la disolución del yo en lo genérico y, por otra parte, cuerpo es el medio de comunicación que me abre a los demás; así como cuerpo el hombre se encuentra indisolublemente unido con Cristo, por lo que es precisamente el cuerpo lo que será resucitado. Como bien afirma J. Noemi: «Resurrección del cuerpo significa, entonces, que toda la historia concreta de cada hombre con todas sus relaciones se confronta con el designio de plenitud de vida que Dios ofrece», y más adelante señala el momento de discontinuidad entre el hombre peregrino y resucitado, «que deriva no de la finitud y materialidad singular del primero, sino del pecado que lo agobia».4 En lo recién dicho radica el fundamento del valor cristiano del cuerpo, como lo afirma Juan Pablo II en diversas menciones que hace al tema, en lo que se puede llamar una auténtica teología del cuerpo del sumo pontífice;5 reside en el hecho de que la salvación se ofrece a aquella libertad que sólo se busca y se posee en la apertura corpórea concreta a lo real. El cuerpo no es una parte o un instrumento o un compañero de viaje del alma, sino más bien su horizonte, que orienta y determina a la persona humana en su totalidad y que cualifica el devenir concreto del hombre en su despliegue a través de la experiencia de la vida personal y social.

4 El mundo, creación y promesa de Dios, Santiago 1997, 100-101. 5 Cf. Juan Pablo II, Varón y mujer. Teología del cuerpo, Madrid 1995; ver también, Benedicto XVI, Encíclica Deus caritas est, sobre todo la primera parte. 52


Por eso mismo, la unidad libre y corpórea de la persona no es algo fortuito o marginal, sino el ámbito, la textura en la que aparece y se decide el destino del hombre. Aun lejos de toda idolatría del cuerpo, el creyente confiesa toda su importancia en orden a la salvación; de aquí una valoración de la vida corpórea: ligada a la creación y a la encarnación. En el hombre criatura, la vida corpórea no dice referencia solamente a la biología, sino ante todo a una concreción de vida en la que se da un diálogo y apertura a Dios. La corporeidad humana es por tanto, sin duda alguna, apertura al mundo, pero de aquella manera que lleva inscrita la apertura creatural a Dios: el desarrollo pleno de la vida corporal comprende por tanto ese horizonte que supera y va más allá de las posibilidades humanas –o dicho de otro modo– porque supera siempre al hombre, es lo más humano de él. Desde luego, el despliegue de esta identidad profunda del cuerpo humano puede también caer en contradicción consigo misma, en el sentido de que el cuerpo puede asumir una especie de opacidad y de cerrazón, capaz de revestir de falsedad la realización que el hombre pretende. La vida corpórea se convierte entonces en el lugar del rechazo y de la inautenticidad, de la rebelión y del repliegue sobre sí mismo. En este contexto, la salvación cristiana tiene que volver a ser también redención del cuerpo: el gesto de Cristo no clava a la creación y al cuerpo en su pecado, sino que, desenmascarando el engaño de una criatura cerrada a Dios, le devuelve a lo corpóreo su verdadero y definitivo sentido, como se desprende de la bella teología que subyace en la Capilla Sixtina. Como señala Juan Pablo II en la homilía con ocasión de la inauguración de la restauración de los frescos de Miguel Ángel: «Es precisamente el santuario de la teología del cuerpo humano. Al dar testimonio de la belleza del hombre creado por Dios varón y mujer, la Capilla Sixtina expresa también, en cierto modo, la esperanza de un mundo transfigurado, el mundo que inauguró Cristo resucitado (…) en el ámbito de la luz que proviene de Dios, también el cuerpo humano conserva su esplendor y dignidad. Si se los separa de esa dimensión, en cierto modo se convierte en objeto, que con facilidad se envilece, pues sólo ante los ojos de Dios el cuerpo humano puede permanecer desnudo y descubierto, conservando intacto su esplendor y su belleza». Con la redención el cuerpo pierde toda ambigüedad y recupera su verdadero destino. Como acertadamente señala R. Cavedo: «Cuando queda liberado de las viejas estructuras condicionadas por el pecado, el

Cuerpos Chilenos

MADRES INDÍGENAS La constatación más interesante hecha por los genetistas en Poblaciones chilenas. Cuatro décadas de investigaciones bioantropológicas, sobre la base del análisis del ADN mitocondrial, que se hereda sólo por línea materna, es que el aporte femenino indígena es mayor que el masculino. «Si tomamos la evidencia del ADN mitocondrial tendríamos que un 84 por ciento de la población chilena tiene un ancestro indígena por el lado materno, pero por línea paterna el 77 por ciento del aporte es europeo y sólo el 13 por ciento tiene antepasados indígenas hombres», explica el doctor Francisco Rothhammer. La explicación es que en el periodo de la Conquista, cuando llegaron los españoles al país, las uniones que se produjeron fueron de hombres europeos con mujeres indígenas y ese es el origen de la población chilena actual. Recién después de 50 años de la venida de Pedro de Valdivia llegaron a Chile las primeras mujeres españolas con descendencia.

6 Corporeidad, 350-351.

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dossier/ El cuerpo, puerta trascendente

Diálogo con la cultura creyente encuentra en la comunión con Cristo la posibilidad de disponer con plena libertad de todo lo que es, y, por consiguiente, encuentra la gracia de expresarse a sí mismo (en cuanto recreado en Cristo) con todo su ser; de este modo también la corporeidad, al menos radicalmente, recobra toda su capacidad expresiva», y más adelante añade, «la carne del pecado, en Cristo, se ha vuelto a hacer cuerpo, eso es, posibilidad de que todo, hasta las últimas ramificaciones de la materia, sea de Dios y para Dios. Así pues, el cristiano no descuidará ya ninguna de las posibilidades de decir con su cuerpo y en su cuerpo lo que Dios a hecho realidad en Cristo; toda reticencia o alejamiento injustificado de lo corporal sería renegar de Cristo y de la totalidad de la salvación».6

Tomó barro y plasmó al hombre, con lo que la grandeza de éste radica en haber sido la única criatura que Dios plasmó con sus manos.

Frente a las diversas imágenes el cuerpo que hoy se encuentran en la cultura contemporánea, y sobre todo frente a las concepciones reduccionistas y empobrecedoras de la dimensión corpórea del hombre (antropologías monistas, biologicismo, el cuerpo como una máquina, el estatus puramente clínico del cuerpo, el olvido de la dimensión humana de éste, la censura del deseo, visión meramente hedonista de lo corpóreo, dualismos de diverso orden, etc.), se abre la necesidad de un diálogo entre la fe y la cultura, en donde las universidades católicas juegan un rol central al promover la interdisciplinariedad. La fe coloca la experiencia del cuerpo dentro de la experiencia del Absoluto, dentro de la experiencia de Dios y de su proyecto de salvación; lejos de representar un motivo de empobrecimiento o de represión, la fe deja espacio a un proyecto de vida en donde el de la finitud humana y de su dinamismo se abre hacia más allá de ella misma. El carácter decisivo de la fe no se agota en una referencia a la trascendencia y a la eternidad, que anule o ignore el dinamismo histórico del cuerpo; consiste más

El cuerpo es el mensaje Las expresiones físicas de la cultura rapanui han servido para que las nuevas generaciones dialoguen con sus tradiciones: el ciclo de fiestas tapati, tatuajes y pinturas corporales, deslizamientos a alta velocidad en agua o en tierra, no subsisten para atraer turistas seducidos por la promesa de un escenario natural y salvaje, sino que casi siempre están vinculados a ritos arcaicos. por José Miguel Ramírez

R apa Nui forma parte de Polinesia,

lo que inevitablemente hace aflorar imágenes recogidas por los exploradores del siglo XVIII. La noción del buen salvaje, del hombre natural de Rousseau, los grabados de los viajeros polinésicos, llevaron a Europa un Pacífico tropical que, luego, circularía por todo el mundo desde Hollywood. En los últimos años, en Chile, los jóvenes rapanui se han abierto un espacio en el «conti» gracias a una versión local y nueva; a partir de la

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presencia de Hotu Iti en la televisión, son más visibles gracias a conjuntos de baile que destacan por su fuerza interpretativa, lejos de los estereotipados ballets folklóricos oficiales. Es decir, los estereotipos han prestado un servicio. Incluso, a pesar de la inevitable pérdida de contenidos culturales, que forma parte del proceso de aculturación, las nuevas generaciones están sosteniendo y recreando su identidad, justamente, mediante las expresiones físicas de su herencia cultural.

La fiesta y la piel Cada verano, la Tapati Rapa Nui constituye el catalizador de esa energía y la mejor manera de potenciar el proceso. Las competencias de pintura corporal, tatuaje, deportivas, la pesca y las artes, forman parte del ciclo vital de la cultura rapanui que se celebra cada año en esas grandes festividades. El tatuaje (takona) estaba ampliamente difundido en Polinesia y, ciertamente, se encuentran allí las raíces de esta costumbre en Rapa Nui. Tal como la pintura


bien en recordar que la plenitud de la vida puede ser acogida y reconocida, pero no construida de manera autónoma (en esta aspecto la fe tiene una misión radicalmente humanista y liberadora). La fe tiene la tarea de impedir que el mal uso del cuerpo encierre la vida en un horizonte meramente biológico; al contrario, se empeña en plasmar una vida en la que el cuerpo solidifique sus gestos y sus dinamismos en torno a una salvación que lo transciende constantemente. En torno a todo esto nace un diálogo entre la fe y la cultura, un diálogo en donde la comprensión humana se abre al horizonte de la verdad cristiana y ésta da razón de la carga hermenéutica irrenunciable que está implícita en toda comprensión de fe. En este contexto, ciertos temas como los de la sexualidad y el feminismo, el de los sentimientos y la conciencia, el de las pasiones y virtudes, el de las necesidades y los deseos, se han hecho cruciales en nuestros días. Aquí sólo haremos una breve referencia al tema de los sentimientos.7

El problema de los sentimientos es el de una misteriosa pertenencia a la realidad, el de una profunda reintegración de la persona en el fluir de la vida: mientras que la razón es tendencialmente objetivante en el marco de la polaridad sujeto-objeto, el sentimiento es la expresión de una relación original y prerefleja con la realidad. Los sentimientos expresan la apertura de la persona a ciertas cosas o personas sentidas en su cualidad amable o detestable; al mismo tiempo revelan y dibujan nuestro yo precisamente en su capacidad de sentir –es notable como en la bella película Blade Runner la sutil diferencia entre un robot, un replicante y los humanos no es la inteligencia ni el uso de la razón sino los sentimientos–. En todo esto el sentimiento dice la necesidad y el deseo, la carencia y la felicidad que esta manera tan singular de participar en el mundo representa para mí. Nuestra sociedad conoce un intento de inmunización y de aseguramiento de la persona, frente a esta experiencia inmediata de lo real, que llevan consigo los sentimientos: en la raciona-

7 Cf. W. Pannenberg, Antropología en perspectiva teológica, Salamanca 1993, 303-332.

corporal era, al mismo tiempo, una expresión estética y un lenguaje simbólico, de carácter permanente o efímero. La aplicación de pigmentos colorantes bajo la piel se realizaba con ayuda de agujas (uhi) de hueso de ave de cuerpo plano y aguzados dientes en un extremo, para marcar las incisiones donde se introducía un pigmento negro de carbón, de una variedad de vegetales. Los diseños, recogidos en las fuentes documentales, muestran un proceso de desarrollo independiente en el

tiempo. En general, se trata de motivos geométricos lineales aplicados en grandes campos, especialmente sobre los muslos y piernas, o patrones geométricos con líneas y círculos en el contorno de la frente. Un motivo que aparece aplicado como pintura sobre un moai de Rano Raraku, consiste en chevrones verticales sobre el cuello, formando ángulos opuestos a partir del centro. Otras representaciones características son las de puntas de proyectiles (mataa), remos ceremoniales (ao) y plantas.

Antiguamente, el tatuaje estaba más claramente vinculado al rango social de las personas y se aplicaba a lo largo de la vida para marcar la adquisición de un nuevo status, según sexo y posición social. En los últimos años, como consecuencia de la revalorización de la cultura tradicional, algunos jóvenes se han especializado en la técnica del tatuaje, recreando la estética rapanui del tatuaje tradicional, pero especialmente a través de la aplicación de motivos del arte rupestre. En cambio, la pintura corporal siempre tuvo un uso más generalizado, tal como lo describieron los europeos del siglo XVIII y XIX. La aplicación de pigmentos minerales sobre todo el cuerpo, combinando colores de fondo y motivos contrastados, incluso el teñido del pelo con el sagrado color rojo, permitía mayor libertad a la creatividad individual; más estética que ritual, aunque también existían patrones

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dossier/ El cuerpo, puerta trascendente lidad de las ideas claras y distintas, habría que abandonar el sentimiento como algo inútil. Nace una visión ciencista que se empeña en extirpar el lenguaje de las pasiones, declarándolas inútiles o nocivas en orden a la realización del hombre como sujeto libre y racional. Surge aquí la necesidad de insertar la dimensión ineludible del sentir dentro del dinamismo más amplio de la concreción de una libertad animada por la fe, dentro del dinamismo más vasto del hacerse persona (Rogers). Insertar el sentimiento en esta amplitud quiere decir librarlo de las estrecheces de un repliegue sentimental o de una fijación narcisista, para hacerlo capaz de contribuir al despliegue de toda aquella verdad que es propia del hacerse persona. Para este objetivo no basta una simple apelación a los valores. La fe, la catequesis y la pedagogía cristiana tienen que volver a contar con el mundo de los sentimientos, leyéndolos de forma positiva y no sólo negativa como pasiones, esto es, como realidades que haya que padecer; para ello, habrá que mostrar que su intencionalidad última coincide con la verdad de la persona y que, por

estandarizados para ciertas ocasiones, como ceremonias religiosas, fiestas comunitarias o eventos familiares como el luto. Los pigmentos básicos eran el negro, blanco y una variedad de ocres, desde tonos pálidos hasta los rojizos. El colorante se mezclaba, con una grasa de origen animal o jugo de caña de azúcar, para facilitar su fijación sobre la piel. La aplicación del pigmento, usando básicamente los dedos, no permitía diseños tan finos como en el caso del tatuaje. Los datos más conocidos sobre el uso de pigmentos colorantes se refieren al teñido del pelo con kie’a de color rojo (tal como está representado en los pukao, asociados a la aristocracia), y a la pintura de la cabeza rapada del

tanto, un deseo educado en su verdad –que es la verdad de la persona y no del simple sentir– contribuye realmente al camino de una vida y a la identidad de un cristiano. Una pedagogía de los sentimientos, capaz de valorar el fondo vital de una persona y su relación frontal con el mundo, tendría la misión de desarrollar la vida personal en una disposición activa, cultural y ética, capaz de ir más allá de la inmediatez, pero también de la fragilidad del sentir, para ponerla en consonancia con los valores éticos y civiles y con la estabilidad de sus relaciones. Se superaría de este modo toda mitificación de los sentimientos, atenta sólo a las razones del corazón, para acceder a un proyecto global que se abriría a la totalidad de la vida recuperada en toda su expresividad. Naturalmente, se trataría de una pedagogía que sólo puede construirse a través de una utilización consciente y crítica de las ciencias humanas –aquí insistimos en las ventajas del diálogo interdisciplinar en una universidad católica–, atenta a valorar sus análisis y sus métodos sin perder de vista la verdad más general de la persona; se trataría igualmente de un camino que puede construirse en el marco

hombre-pájaro (tangata manu) al momento de su ungimiento como líder político religioso de la etapa siguiente.

Cuerpos intervenidos Entre los adornos corporales destaca un tipo de mutilación, aplicada sobre los lóbulos de las orejas, uno de los símbolos más característicos de la aristocracia. A partir de un corte en el lóbulo, se insertaban trozos de corteza enrollados, de manera que al abrirse fueran estirando lentamente la piel, para la instalación de distintos tamaños de discos de madera, hasta la edad adulta. Entre las referencias de los europeos destaca la imagen –que les causó mucha gracia– de un isleño que, estando sin los discos, se había puesto

José Miguel Ramírez Aliaga, arqueólogo. Entre 1981 y 1992 trabajó como conservador del Museo Fonk, donde fundó y editó la revista Clava. Desde 1987 realiza investigación arqueológica en Isla de Pascua con el equipo noruego de Thor Heyerdahl. Entre 1993 y 1999 fue administrador del Parque Nacional Rapa Nui. Actualmente es el director del Centro de Estudios Rapa Nui de la Universidad de Valparaíso.

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los lóbulos colgando del borde superior de las orejas. En una serie de estatuas femeninas de madera se reproduce el alargamiento artificial de los labios mayores de la vagina, tema que está presente en un sitio especial de la Aldea Ceremonial de Orongo. Se trata de un sitio que servía para la observación de la vulva de las jóvenes, cuyos distintos diseños eran grabados en la piedra. Los komari eran, justamente, el principal símbolo de la fertilidad, que se asocia al período del hombre-pájaro. El tatuaje, la pintura y los discos en las orejas se pueden trazar en el tiempo desde la fase ahu moai. Sin embargo, en el caso de los moai más arcaicos, de tipo más naturalista, no se observa el alargamiento artificial de las orejas. Estos «orejas cortas» (no confundir con el tema Hanau momoko-Hanau e’epe), que serían más antiguos, no deben interpretarse como parte de una migración distinta y menos como una


de una atención particular a nuestra cultura, marcada por una fractura ilustrada entre el universo civil y el universo personal (como se ha puesto de relieve recientemente en nuestro país por la discusión de la ley general de educación y el rol del adjetivo pública) y por el compromiso por una emancipación de la persona respecto de la sociedad. Recuperar la temática del cuerpo desde sus diversos ángulos –aquí hemos puesto como ejemplo el de los sentimientos– es una dimensión clave de la misión evangelizadora de la Iglesia y su oferta de verdadera libertad a la libertad situada. Una libertad liberada para ponerse en marcha hacia una vida plena, lograda y buena; y buena nueva para el hombre de hoy y su conciencia de ser cuerpo (M. Scheler), más allá de la disyuntiva materialismo o espiritualismo. Terminamos con un recuerdo de la buena serie televisiva chilena emitida hace poco, Chile íntimo, donde se ilustraban diferentes dimensiones claves del ser chileno en el transcurso de nuestra historia. Me llamó la atención que un

Recuperar la temática del cuerpo desde sus diversos ángulos es una dimensión clave de la misión evangelizadora de la Iglesia y su oferta de verdadera libertad a la libertad situada. capítulo entero estuviera dedicado al cuerpo y al rol que éste juega hoy en casi todos los proyectos de hacerse persona y sociedad. Me parece un ámbito de inserción decisivo para la fe y la misión de la Iglesia; misión que permite revelar el ser eclesial en el encuentro extrovertido del Dios de Jesucristo en el cuerpo de todo hombre (Gesché), que hace prójimo a todo ser humano, especialmente al forastero. Permítaseme al final una frase de Gesché, que invita a seguir pensando el tema: «El cristianismo es prácticamente una teo-logía del cuerpo. Y, por este camino, una teología de Dios, una teología del hombre, una teología a secas (tout court)».8

8 L´invention, 193.

raza distinta, por cuanto el alargamiento de los lóbulos no es un rasgo genético sino una modificación cultural, que pudo desarrollarse en forma independiente en la isla, así como los pukao sobre los moai se desarrollaron como expresión de los grupos más poderosos. Entre las expresiones más notables de la cultura polinésica ancestral, en relación al físico, se cuentan los deportes extremos. El más conocido es el de versiones tradicionales del surf, deslizamiento sobre las olas (haka ngaru) con flotador de totora (pora), una tabla o con el propio cuerpo, como una tortuga (haka honu). El vértigo de la velocidad tiene una expresión notable en las abruptas laderas de algunos cerros. En la Tapati Rapa Nui, una de las actividades más atractivas es el haka pei, que reúne a algunos jóvenes en una competencia que va más allá de lo deportivo. Deslizarse a gran velocidad acostados

sobre dos troncos de plátanos parece una verdadera ceremonia de iniciación, prueba del orgullo y la valentía de los que se exponen a un serio riesgo. Un deporte extremo desaparecido es el maari, que consistía en el deslizamiento colgando de una larga cuerda desde la cumbre del Rano Raraku (Pu Makari) hasta la plaza del Ahu Tongariki. Una de las competencias más espectaculares era la que decidía la elección del hombre pájaro (tangata manu) cada primavera. Los atletas escogidos (hopu manu) participaban de una competencia extrema, que incluía bajar y subir los 200 metros de la escarpada pendiente a los pies de Orongo, y nadar 2 km en mar abierto sobre un pequeño flotador de totora, hasta el Motu Nui. Los jóvenes rapanui se destacan por su despliegue físico, en las competencias tradicionales y en las representaciones de sus bailes. Sin embargo,

el cuerpo material también tiene una expresión inmaterial indivisible, el espíritu. La ideología rapanui incluye un concepto animista de lo espiritual, en donde el alma sigue presente en los restos materiales, para siempre. Es el concepto del mana, una fuerza inmaterial que se expresa en la calidad de una persona por nacimiento, o por el reconocimiento de alguna capacidad particular a lo largo de su vida. En el primer caso, el mana de una persona importante se mantiene en su cráneo, de manera que ese poder puede ser utilizado tiempo después para que influya –por ejemplo– en la fertilidad de las gallinas, poniendo el cráneo en el interior de un gallinero. El segundo caso está representado en la leyenda del origen de los anzuelos de hueso humano, cuando un joven mejora su suerte en la pesca al confeccionar un anzuelo con un hueso de su tío fallecido, que era un reconocido pescador. Moa toke te tangata.

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dossier

Miguel Ángel Rojas Lagos es médico especialista en Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva y licenciado en Estética de la UC. Es miembro de la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva.

El Cuerpo Soñado Los parámetros físicos de los chilenos son regidos por modelos europeos, no necesariamente aplicables en sus cuerpos y caras a través de una cirugía plástica. Se hace necesario que tanto los medios de comunicación como los publicitarios divulguen la belleza cotidiana y natural. En todo caso, lo cierto es que hoy los pacientes tienen mucho que decir a la hora de someterse a una intervención quirúrgica de este tipo y comparten responsabilidad en la toma de sus decisiones con el médico. por Miguel Ángel Rojas

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dossier/ El cuerpo soñado

L a voluntad de las personas de poseer un cuer-

po que, física o morfológicamente sea de su agrado, es una tendencia natural; incluso, el conseguir que éste sea bien percibido por el entorno social es algo deseable. Desde pequeños se nos enseña a considerarlo y cuidarlo, partiendo con la higiene, el acto de protegerlo con vestimentas y una cantidad de hábitos que son aplicables para estos fines. También hay un proceso histórico. Sabemos que la corporeidad, la figura, el aspecto o temperamento de los humanos están divididos en género femenino y masculino y que, además, tienen episodios por edades que caracterizan la forma o la figura, los que están involucrados en una circunstancia dinámica que los antropometristas, los nutriólogos y, en general, la biología, identifican bajo el concepto de «crecimiento-desarrollo». Para cada una de estas edades existe una figura genérica que todos reconocemos. Existe la evocación de la imagen del recién nacido, la idea del lactante menor, del lactante mayor, del niño, del preadolescente, del adolescente, del adulto joven, del adulto mayor, del senescente; cada uno de esos episodios se registra en el conocimiento colectivo. Así, en su evolución de vida las personas tienen una figura humana que se caracteriza por estar en permanente cambio, sea por las condiciones de edad o por otras circunstancias.

Cuerpo intervenido Las personas tienen la oportunidad de optimizar su apariencia en el sentido de la estética, de la armonía y la belleza. Con las vestimentas, se define qué aspectos del cuerpo lucir u ocultar. Se podrán elegir estilos de ropa que parezcan convenientes para verse más atractivo, que destaquen por sus marcas o que estén de moda. En la desnudez, en cambio, se puede afectar el cuerpo y modificarlo con procedimientos que, en nuestra sociedad, son parte de los servicios de la estética corporal. Estas prestaciones inclu-

Los medios de comunicación no tienen una estrategia para abordar las formas corporales de las distintas edades ni la naturalidad del envejecimiento. Por el contrario, han abandonado su papel educativo como cuestión principal, desarrollando principalmente lo que indica la lógica del mercadeo. 60

yen delineado de cejas, tratamientos de manos, de uñas, de pestañas, depilación, peluquería, de optimización de las condiciones de la piel en busca de más tersura, como también de reducción de la grasa subcutánea. Además, los centros odontológicos ofrecen tratamientos dedicados a la estética de la sonrisa. Hoy estamos presenciando un boom por el desarrollo de la apariencia física en los chilenos, como una suerte de cultura del cuerpo, entendida por algunos como amor al hedonismo. Esto podría ser calificado como una situación masiva, por cuanto ya afecta a la sociedad chilena en todos sus niveles económicos y subculturas urbanas: se ha socializado esta nueva forma de sentir la corporeidad y las personas acuden a relacionarse con una infraestructura facilitadora para lograr cambios estéticos. Esta dinámica también la entiende el mercado, que identifica este nicho económico y estimula fuertemente la industria de la estética, desplegando todo el tecnicismo de la mercadotecnia: líneas de créditos, vendedoras, convenios, marketing, entre otros. Los medios de comunicación son una proyección del interés social. El más impactante, el gran ojo de la sociedad, es la televisión. Los programas masivos, dirigidos al público que maneja el people meter, han descubierto que invitar a cirujanos plásticos o hablar de esta área aumenta el rating. Así, desde hace un tiempo se han desarrollado espacios dedicados a esta rama de la medicina. Según mi propia experiencia, se han creado dos circunstancias. Por una parte, las personas asimilan una gran cantidad de información respecto de la cirugía plástica. Uno quisiera que dominaran tal conocimiento y tuvieran tal interés también en otras materias y en patologías que de verdad hacen correr riesgo su vida. Por otro lado, se ha estimulado la consulta masiva a cirujanos plásticos, buscando atención en esta materia. Pregunto: ¿Cómo aborda nuestra sociedad el tema de la corporeidad o el aspecto físico del cuerpo en las diferentes edades? ¿Cómo se enfrenta la naturalidad del envejecimiento? ¿Cómo se trata este tema en los programas de educación y al interior de la familia? Tal vez la abundancia de información no es una garantía. En las organizaciones de salud, privadas y públicas, hay programas ligados a la infancia, adolescencia y tercera edad, algunos relacionados con patologías, alimentación saludable, sobrepeso, obesidad mórbida, pensando en calidad de vida y en la disminución de la


EL PESO, UN TORMENTO «Los problemas con el peso (38 por ciento), la dentadura (29 por ciento) y la piel (17 por ciento) –tales como arrugas, estrías, celulitis o várices– son los aspectos que más desagradan o molestan a los encuestados. Todas esta cifras registran un aumento considerable en las mujeres, siendo el peso el factor que más las acompleja (49 por ciento versus el 27 por ciento de los hombres). La dentadura, en cambio, es un problema social: en el estrato bajo, las declaraciones de disconformidad alcanzan el 35 por ciento, más del doble de las que se observan en el nivel alto (16 por ciento)». Principales conclusiones Encuesta Nacional Bicentenario Universidad Católica - Adimark 2008

morbi-mortalidad. Pero se ha echado de menos una discusión sobre estos temas y una orientación sobre ellos desde la autoridad sanitaria.

El concepto de belleza Los medios de comunicación no tienen una estrategia para abordar las formas corporales de las distintas edades ni la naturalidad del envejecimiento. Por el contrario, han abandonado su papel educativo como cuestión principal, desarrollando principalmente lo que indica la lógica del mercadeo. La experiencia del marketing indica que los valores claves de la sociedad de mercado son el dinero, la figuración y el poder. Todos ellos están apoyados en la imagen corporal de lo joven y bello. ¿Cómo se origina el conocimiento de una cara y cuerpo armónicos en nuestra sociedad? La mayoría de las veces, si es que no siempre, los cuerpos, las caras, responden a cánones de belleza del mundo occidental, blanco genéricamente europeo. Chile es un estado multinacional, aunque en gran parte domina el mestizaje. Una buena zona de observación de nuestra gente es el Paseo Ahumada, donde se advierte que sus características poco tienen que ver con las propuestas corporales y faciales de nuestro mundo marketero. Tengo la impresión de que, en el medio corriente, la información sobre las artes plásticas, como la pintura, la escultura, está afectada por la divulgación del Renacimiento. El público parece asociar las artes visuales a los grandes maestros de la época renacentista –Miguel Ángel, Da Vinci, Rafael– y relaciona la belleza con los patrones y valores estéticos dados por sus obras.

Lo que imagina el paciente Existen espacios naturales donde las personas evidencian sus propios valores estéticos. Pueden ser sus barrios, fiestas populares, fiestas religio-

sas, colegios, universidades y otras formas naturales de organización y participación social. La opinión estética está dada por lo que se encuentra al alcance de las personas. Por eso, hay un importante papel del diseño y la publicidad en la creación del gusto estético, que se divulga a través de los medios de comunicación y que, en rigor, corresponde a una propuesta desde el consumo. Se echa de menos que, en igual cantidad de espacios gráficos y televisivos, aparezca la imagen de las mujeres y hombres reales de nuestro país. Podríamos suponer que si estuvieran a la vista con la misma fuerza que están los más perfectos, habría un aporte en materia de valores estéticos que apuntaría hacia una identidad estética. ¿Por qué una persona mujer u hombre decide producir cambios en su cuerpo con cirugía plástica y agredirse quirúrgicamente, que es tal vez el más extremo de los procedimientos de cambio? No hay una respuesta única, ya que la decisión de someterse a una intervención de este tipo está originada en un cuestionamiento personal, con un origen que afecta anímicamente y que, para llegar a concretarse, implica una lucha interna que comparten sólo con sus cercanos, quienes aportan opiniones para la obligada reflexión. Hay otro escenario para la cirugía plástica relacionado a traumas, accidentes, malformaciones congénitas, que, en general, deriva en cirugías funcionales-estéticas. La experiencia clínica indica que la mayoría de las personas toma estas decisiones en torno a lo que llaman autoestima. Cada persona tiene un sentimiento de propia definición en torno a los 45 años –complementado con frases que evidencian un estado de ánimo como «ahora me estoy dedicando a mí», «me importa cuidarme y sentirme bien y bonita»–, cuando sienten que ya han cumplido en lo principal con su familia y con su profesión.

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dossier/ El cuerpo soñado

Cuerpos Chilenos

Sangre Negra El científico Francisco Rothhammer, actualmente académico e investigador de la Universidad de Tarapacá, cuenta que aunque, en general, en Chile no se ve gente con rasgos negroides, «los genes permanecen en la población chilena, y su aporte no es despreciable. En Santiago el componente genético negroide es de entre un cinco y un ocho por ciento. En otros lugares sube más, como La Serena y el Valle del Elqui, donde hubo muchos esclavos africanos, y está en el orden del 12 por ciento, al igual que en Azapa».

Se supone que la autoestima, relacionada con la corporeidad, está vinculada a una falta de agrado con el cuerpo y a sentir que ello es una limitación para desenvolverse frente a los demás. Se distancia esta definición del narcisismo, que sería la valoración de la imagen por sobre todo, con un desconocimiento de los sentimientos de miedo, amor, rabia, tristeza, alegría. Ahí no habría resonancia emocional. Invita a niveles de perfección que al común de la gente no le es posible alcanzar. Existen dos estados clínicos. El primero, por ejemplo, se trata de una persona con malformación congénita de cara, crecimiento anómalo del macizo cráneo facial y secuelas graves de éste; deformaciones máxilo mandibulares que originan mordida abierta, prognatismo y latero desviaciones; glándula mamaria exageradamente grande que produce alteraciones a la columna, etc. El segundo, llamada enfermedad imaginaria o complejo del espejismo, la padecen hombres y mujeres, principalmente adolescentes y jóvenes, que dedican varias horas del día a pensar en un defecto corporal que creen tener; se miran al espejo en forma continuada y ven en él una imagen distorsionada de la realidad. Es una preocupación excesiva por un defecto físico inaparente o una sobre valoración de uno pequeño. Se consideran feos, de autoestima baja, se transforman en gente con conductas poco sociales y con tendencia a la depresión.

Bioestética Respecto de lo anterior es necesario hacer una revaluación de lo que es la belleza desde la bioestética. Ésta última se refiere a la estética de la naturaleza, de la expresión espontánea, de las formas naturales de los seres vivos del reino animal y vegetal que derivan de su dinámica y de sus propias leyes, puestas a la percepción de todo aquel o aquello que pueda apreciarlas. Estética, es una disciplina con poco tiempo de aparición y recién consolidándose y que se refiere al conocimiento a través de la percepción, sensible de la realidad, donde la emoción tiene protagonismo. No sólo se refiere a la belleza como la define el diccionario corriente, sino a toda experiencia de conocimiento sensible, puede ser la estética de la belleza, del feísmo, del abandono, del éxito, de lo urbano, de las artes, de la visualidad, de la música, de la literatura, etc. Su base teórica, siendo una disciplina derivada de la filosofía, está en el abundante material sobre la teoría del gusto. Considerando esta definición es posible comprender muchas propuestas de las artes,

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CUESTIÓN DE PIEL «Respecto del color de la piel, las opiniones aparecen divididas, pues el 42 por ciento se describe como de “tez blanca o piel clara” y otro 42 por ciento dice ser “ni moreno ni claro”. El grupo socioeconómico alto es el que mayoritariamente se considera de tez blanca (59 por ciento). Sólo el 16 por ciento del total se define de “tez morena o piel oscura”, cifra que aumenta al 18 por ciento en el estrato bajo». Principales conclusiones Encuesta Nacional Bicentenario Universidad Católica - Adimark 2008

que se inician a comienzos del siglo pasado y siguen hasta hoy, como también revalorizar las expresiones que se recuperan y documentan de épocas pasadas. Asimismo, la experiencia estética es aplicable al hombre, a su cuerpo, a la representación de éste en el arte, el diseño, la moda, la industria gráfica y en lo cotidiano. La estética de la figura humana puede aludir al cuerpo humano-hecho objetivo, figura humana-idea, anatomía–estructura, movimiento-funcionalidad. La «materia» corporal es estable en cuanto a su estructura dura o blanda en las diferentes partes del cuerpo; esta materialidad recrea la «forma» de diferentes segmentos, sistemas u órganos y en conjunto garantizan la «función» del cuerpo. En el esquema de la visión desde la naturaleza, lo conveniente para esta triada es que la función sea efectiva y garantice la continuidad de la vida, en calidad y cantidad. De esta manera llegamos necesariamente al concepto de salud de las personas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define salud como «estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedad». La ventaja de tomar una decisión de cambio de forma con el pensamiento ligado a la salud, es que así se puede dar cuenta de cuáles son los parámetros de normalidad, tanto para la forma, la materialidad y la función del cuerpo. Para las formas existen estudios antropométricos que informan sobre la normalidad, según la raza o el universo de personas estudiado. Los esteticistas allegados a la belleza suelen inspirarse y trabajar en torno a antiguos cánones, todavía vigentes, de las proporciones divinas o número de oro; en general, suelen ver que, en algunas personas llamativamente bellas y conocidas, sus caras y cuerpos se respetan estas proporciones.

Respecto de la función también existen datos sobre la normalidad del sistema músculo esquelético, del equilibrio, cardiacos, respiratorios, de la visión, auditivos, etc. En cuanto a la materialidad existen investigaciones imageneológicas basadas en scanners y resonancias magnéticas. Sin embargo, desde siempre se cuenta con la información antropométrica que da una idea de la salud y normalidad. Así ocurre con la medición de peso y talla. Si nosotros hacemos una relación matemática simple, de dividir el peso expresado en kilos por la talla expresada en metros, al cuadrado, dará un número final que nos va indicar el Índice de Masa Corporal (IMC). Este dato, que va a tener pertenencia a una escala numérica fácil de conseguir y recordar, indicará si la persona en cuestión tiene un peso normal, si está enflaquecido o si tiene sobrepeso, obesidad u obesidad mórbida. Peso (kg) / Talla (mt)2 El IMC ayuda a que los pacientes tomen decisiones en torno a una de las consultas más frecuentes como lo es la lipodistrofia, que corresponde a una alteración de la forma de la grasa, ya sea por déficit, exceso o su distribución. Existe además un instrumento de bajo costo llamado bioimpedanciómetro que permite saber en menos de un minuto la cantidad de agua, grasa y masa muscular de una persona, desagregando el cuerpo en datos que permiten hacer una idea exacta de su estado nutricional.

Se echa de menos que aparezca la imagen de las mujeres y hombres reales de nuestro país. Podríamos suponer que si estuvieran a la vista con la misma fuerza que están los más perfectos, habría un aporte en materia de valores estéticos que apuntaría hacia una identidad estética. revista universitaria / Nº 101 / 63


dossier/ El cuerpo soñado Cuerpos Chilenos

RUBIOS RICOS Un dato inquietante respecto de las diferencias raciales entre estratos socioeconómicos es el que plantea el genetista chileno Francisco Rothhammer. El experto afirma que según datos empíricos, que se originan en hechos históricos y no en las condiciones o aptitudes de las poblaciones autóctonas o sus descendientes, la mayor parte de quienes pertenecen a la población más rica no tiene origen indígena. «Durante mucho tiempo las poblaciones indígenas tuvieron mayores dificultades para acceder a la educación y ésta es uno de los principales factores de movilidad social. Incluso en tiempos de la Colonia había un decreto virreinal que impedía a los indígenas o a las personas con esa ascendencia acceder a las educación superior, porque esa era una forma que tenían los europeos de asegurarse de mantener el control, manteniéndolos ignorantes. La actual estratificación genética de la población chilena es consecuencia de decisiones que se tomaron en aquellos tiempos», expresa.

La experiencia clínica indica que la mayoría de las personas toma estas decisiones en torno a lo que llaman autoestima. Cada persona tiene un sentimiento de propia definición en torno a los 45 años, cuando sienten que ya han cumplido en lo principal con su familia y con su profesión.

Hay muchísima más información que el público debería tener presente antes de optar por una cirugía de cambio corporal. Y es una tarea pendiente de la educación en salud, ya sea como responsabilidad del estado o del mundo privado. En los medios de comunicación se percibe un gran vacío de orientación psicológica –no están presentes los psiquiatras–, como también sociológica, que permita que los chilenos tengan una visión clara de cuáles son los parámetros de normalidad. Ello ayudará a construir una estructura de toma de decisiones adecuadas.

Bioética Cuando un paciente acude a la consulta de un cirujano plástico puede tener más o menos claro lo que desea. Sea así o no, la primera actividad del cirujano es establecer un diálogo de confianza, enterarse de la más profunda motivación del paciente y orientarlo respecto de su conveniencia. Para hacer un procedimiento quirúrgico de este tipo debe haber un acuerdo, teniendo claro que hay autonomía tanto en la decisión de ser operado como en operar. La propuesta que debe hacer el cirujano debe estar dentro del esquema bioético. Tradicionalmente, médico y paciente se relacionaban bajo la ética paternalista, en la que

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la responsabilidad de las decisiones recaía en el profesional de la salud. Esta es todavía una forma de ejercicio médico en Chile. Estimamos que el modo correcto de relacionarse médico-paciente es el bioético: el paciente y el médico comparten todas o la mayoría de las decisiones respecto de un procedimiento quirúrgico y en torno a éste. En forma muy general, la bioética está basada en cuatro principios que comparten todos los actores de una relación médico-paciente: autonomía, principio de beneficencia, principio de no maleficencia y justicia. La autonomía se refiere a establecer una relación en que el paciente tenga libertad, opinión y esté adecuadamente informado del procedimiento al que será expuesto, de sus objetivos, riesgos y complicaciones, como también de las alternativas que pudieran haber frente a él y de la acreditación profesional del médico, entre otras cosas. Esta autonomía existe también para el médico en el sentido de compartir o no las decisiones de su paciente y del mismo modo eximirse del procedimiento. El principio de beneficencia se refiere a que el médico actuará siempre proponiendo lo que favorezca al paciente. El principio de no maleficencia significa que existe la obligación del médico de abstenerse de causar daños o perjuicios a otros. La justicia es el compromiso del médico de no discriminar por motivos sociales, culturales, económicos y otros. Este método de relación médico-paciente para el caso de la cirugía plástica es un acto de confianza, que lleva además incorporado el concepto de consentimiento informado, es decir, que el paciente y su médico estén de acuerdo en compartir la información y la responsabilidad de la toma de decisiones.


dossier

Fernando Zegers Hochschild es médico de la Pontificia Universidad Católica de Chile con posgrado en la Universidad de Chile, especializado en infertilidad en la Universidad de Sheffield y en la Akademish Ziekenhuis de Gante (Bélgica). Es miembro fundador del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Clínica Las Condes, presidente del comité de ética de la Sociedad Chilena de Medicina Reproductiva, representante del comité de ética de la Organización Mundial de la Salud y consultor de Naciones Unidas para la creación de la Convención contra la Reproducción Humana por Clonación. Ha sido distinguido por la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embrología.

El cuerpo es un todo Protagonista de relevantes investigaciones en medicina reproductiva, su trabajo lo ha instalado en el centro de los debates sobre los límites de la ciencia en la intervención del cuerpo humano. A su juicio lo complejo del escenario actual obliga a mirar la unidad de todo cuanto existe lo que sería mucho más asombroso que la diferencia. por Miguel Laborde/Revista Universitaria

Fernando Zegers sabe del origen de la vida. Conoce perfectamente el proceso mediante el cual unas pequeñas células se unen para darle la primera forma a lo que meses después será una criatura en los brazos de su madre. Ha tenido éxito en un trabajo que es valorado como milagroso por las parejas que acuden a él pidiéndole que les aplique un tratamiento para la infertilidad. En ese contexto, reconoce que su percepción del cuerpo está marcada por la etapa más elemental e inicial de la vida: «En esa fase es tanta la similitud entre el humano, el ratón y el bovino, que uno puede ponerlos uno al lado del otro y casi no distinguirlos.

Entonces uno se asombra ante el fenómeno de la vida, del origen de los cuerpos, de todos los cuerpos, no solamente ante el humano. Hay una unidad de lo creado, que se va diferenciando en lo que cada especie hace, pero no en la información primigenia. En el inicio todo está contenido en el todo, exactamente igual que en el Big Bang del universo, en que los cuerpos celestes se van separando. Si el cuerpo humano se comporta o se puede comportar tan armónicamente, es porque en lo primigenio todo está unido.» La medicina regenerativa y la clonación lo han obligado a plantearse cuáles son los límites de la intervención científica en el cuerpo hu-

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dossier/ El cuerpo es un todo mano, especialmente desde el año 2002 cuando fue uno de los cinco especialistas invitados a una Asamblea General de las Naciones Unidas en que se discutieron esos temas con el afán de plantear una postura a nivel mundial. «Todos sentimos que está en juego la dignidad humana, pero es un debate abierto, con implicaciones éticas, filosóficas, que todavía no están claras: las células se van dividiendo en dos, cuatro, ocho y así sucesivamente, y no es fácil encontrar un consenso en cuanto al momento en que podemos hablar precisamente del inicio de la dignidad humana. «Por una parte, creo que es lo que se hace con la materia lo que determina su dignidad. Lo que hace con su vida una Sor Teresa de Calcuta o un musulmán en su Guerra Santa, movidos por las trascendencia, según como cada uno la entienda, haciendo cada uno lo mejor posible con su materia, dignifica su cuerpo. Por otro lado, y volviendo al tema inicial, si creemos que la materia es parte de un universo trascendente, toda ella es trascendente desde su origen unitario. Si por su origen la materia me resulta respetable, tengo que respetarla toda y tratar de que los animales no sufran, que la vegetación no desaparezca, porque son partes de la misma vida, trascendente, que todos compartimos. Lo maravilloso de la vida está en todo, en distintas expresiones, aunque probablemente yo esté en un escalón superior. Me he vuelto materialista en un sentido trascendental, por creer que la Creación nos identifica a todas las criaturas, una Creación que habita en todas y cada una de las partes. «Si hay ciertas formas de materia que me parecen inferiores, si las excluyo de la Creación, estoy rebajando toda la Creación. Por otro lado, si acepto que la dignidad se relaciona con lo que hacemos con nuestra materia, con nuestro cuerpo, éste puede ser valorado como un altar, un lugar que puede ser utilizado para la comunicación con el todo original. Y entonces lo respetaré, lo cuidaré, lo gozaré, porque gracias a él soy parte de la Creación. «Sin embargo, la cultura actual nos lleva a ir especializándonos cada vez más. Celebramos la aparición de una nueva diferencia, distanciándonos de lo

más sorprendente, que es la semejanza. Las mismas reflexiones en torno al genoma se han orientado en esa dirección. Nos vemos distintos por deformación, queremos sentirnos diferentes, cuando desde muchas perspectivas somos todos muy parecidos. Estamos educados así, pero tal como observamos a todos los ratones blancos como iguales, un extraterrestre nos vería a todos idénticos, por una mirada al conjunto, que agrupa las similitudes. Tendríamos que aprender a mirar así. «Debido a ésta cultura de la diferencia, el cine, la televisión, las revistas, me exponen a un ideal, permanentemente; cada vez que me miro en el espejo, en la mañana, mi frustración será proporcional a la distancia que existe entre lo que veo y lo que me ofrecen los medios como ideal. Y eso, no tiene porqué ser así. Podríamos tener una cultura distinta, formada a partir de la unidad total y las similitudes».

Somos iguales Fernando Zegers fue galardonado en 2007 con el “Clinical Science Award”, premio que otorga la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embrología. A juicio de un equipo de cinco árbitros europeos, se destacó, entre más de mil científicos de todo el mundo, la contribución del médico chileno como la más relevante en esta área de la medicina científica. Zegers, junto al equipo formado por Verónica Galdames y Juan Enrique Schwarze, ganó el reconocimiento por su trabajo en el Registro Latinoamericano de Reproducción Asistida que él mismo fundó en 1990 y que lleva 15 años ininterrumpidos publicando los resultados de las técnicas de reproducción asistida en Latinoamérica. Ese modelo además ha ayudado al desarrollo del registro de reproducción del Medio Oriente, así como al de algunos países de Europa. Con ese background de conocimiento y protagonismo en lo que es el origen de la vida, Zegers explica que los caminos de la medicina regenerativa, piensa, son los que despiertan actualmente el mayor interés y, también, nuevas controversias:

FRENTE AL ESPEJO «Aunque mayoritariamente se consideran como de peso y estatura “normal” (56 por ciento de las mujeres y 73 por ciento de los hombres), existe un 38 por ciento que se define como excedido en peso, cifra que llega hasta el 46 por ciento en el caso de las mujeres. Asimismo, el 20 por ciento de la población se encuentra baja, porcentaje que alcanza al 29 por ciento en las mujeres. La proporción de quienes se declaran bajos tiene un fuerte sesgo socioeconómico». Principales conclusiones Encuesta Nacional Bicentenario Universidad Católica - Adimark 2008

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HUGO LAGOS

«El tema de la medicina regenerativa también tiene relación con lo de las células primigenias no diferenciadas, que luego se van distinguiendo cada vez más. En este campo, se vuelve atrás; se des-diferencian para que vuelvan a ser troncales para formar, por ejemplo, un hígado nuevo. Esto se está haciendo con ratones, no con seres humanos, pero el tema está ahí. «Por supuesto, es a nivel de órganos, no de personas, pero es notable ese retorno al origen, a lo indiferenciado, para redirigir esa forma de vida hacia la creación de otro órgano. El tema es muy complejo, está siendo muy discutido, pero es imparable como alternativa a la escasa disposición de órganos para trasplantes. Es una manipulación, claramente, y requiere ser debatido, aclarado, para que ese avance sea aceptable y armónico.»

El animal curioso Por su actividad profesional, y preguntándose por los límites de la ciencia, lo ha impresionado el diálogo de Jesús con Nicodemo, cuyos versículos sabe de memoria. Nicodemo, fariseo y miembro del Sanedrín, es uno de los judíos más relevantes de su época. Aparece una noche porque está impresionado por los milagros de Jesús, está intrigado por esas señales divinas, pero Jesús no le habla de milagros sino de la necesidad de nacer de nuevo. Nicodemo no lo entiende: ¿Cómo volver al vientre de su madre? Jesús le habla del viento, del que no sabemos de dónde viene ni adónde va, al que no vemos, pero las aves de cielo y las ramas de los árboles lo siguen. Viento o espíritu de Dios. Así como es necesario un padre para nacer a la vida de la carne, hay un Padre Celestial para nacer a la vida en el Reino de Dios. «El primitivo vive la unidad de todo, su cuerpo y su mente, su cuerpo y la naturaleza, todo está integrado. Pero el primero que pensó más

«Si acepto que la dignidad se relaciona con lo que hacemos con nuestra materia, con nuestro cuerpo, éste puede ser valorado como un altar, un lugar que puede ser utilizado para la comunicación con el todo original». allá de lo inmediato y tuvo necesidad de palabras para formular esa complicación emergente, comenzó a perder contacto con su cuerpo y su entorno. En esa aventura, más allá de los límites de ese momento, corrió el riesgo de perder de vista la unidad del origen, fascinado por eso que está más allá. Pura curiosidad, diría yo. «Recogiendo esa experiencia de lo primitivo, el monje zen cultiva la recuperación de la conciencia del todo, adentro y afuera, pasado y presente, no reniega de la imaginación ni de la curiosidad humana, pero va y vuelve, consciente de los riesgos de las aventuras, del ir más allá de los límites. «Si aplicamos eso a los nuevos desafíos que nos depara la ciencia podríamos llegar a pensar, en un caso de trasplante de cerebro, en quién es el trasplantado: ¿Es un cuerpo que recibe un cerebro nuevo o es un cerebro esperando un cuerpo, que ahora tendría una nueva oportunidad, de seguir viviendo? «En todo es lo mismo, no perder de vista la unidad central de todo lo creado para no perdernos en lo que hacemos; estar siempre conscientes de ello. En casos de extrema urgencia, es asombroso cómo reacciona un cuerpo; son tantas las señales, simultáneas y a una velocidad inimaginable, que las señales que reciben los neurotransmisores no explican el proceso; es el origen, la unidad del cuerpo, lo que explica esa capacidad de reaccionar a una enorme cantidad de señales que se atendieron en muchos rincones del cuerpo al mismo tiempo. Es el todo el que se hace presente».

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dossier/

C UERP OS A NDRÉS GU T IÉRREZ, C A RL A L OBOS, K A ROL A LUC AV ECHI , Í TA L O TA I

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D IREC C I ÓN DE F O T OGR A F Í A M A R Í A X IMEN A UL IB A RR I L .

F O T OGR A F Í A OM A R FAÚNDEZ

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letra fresca POESÍA CHILENA - IDENTIDAD ESTÉTICA

El yo y el sí mismo

La identidad de la poesía chilena se asiente en un YO omnipresente que se desenvuelve al interior de una marcada bipolaridad, lo que no deja de hablar de lo que somos como cultura. Este artículo es fruto de la exposición que realizó Jaime Blume en el II Simposio Internacional: Estéticas Americanas organizado en septiembre por el Instituto de Estética UC. por Jaime Blume

El presente trabajo busca mejorar el conocimiento de nuestra identidad cultural tomando como punto de vista la poesía chilena del siglo XX y sus estéticas. Ello supone establecer algunos de los principales capítulos del discurso poético chileno del período, y estudiar el perfil identitario que ellos pudieran esbozar. Dicho perfil deriva, entre otros, de dos factores: • el reconocimiento que la poesía chilena hace de sí misma a lo largo del tiempo, en cuanto discurso poético coral, • la exaltación del YO de los poetas.

Identidad El campo semántico de la palabra identidad (del griego tautótes; del latín identitas, es decir, identidad, igualdad, lo mismo, uno mismo) es muy amplio, con significados que van desde las características que individualizan a un sujeto hasta la cara (‘facha’, faz) que lo hace reco-

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nocible. Para los efectos prácticos del presente estudio, nos atendremos a la noción que propone Jorque Larraín (La identidad chilena, Santiago, LOM, 2001), autor que visualiza la identidad como la memoria que la conciencia tiene de su ‘mismidad’ (el aquí y ahora del sujeto) y de su variación en el tiempo (proceso histórico en construcción). Avanzando en su propuesta, Larraín sostiene que la identidad incluye, entre otros factores, los de género, clase social, etnia y nacionalidad, pero sobre todo «lo religioso» y la fuerza que brota del «centro energético propio», o sea, del YO del cual hablamos. En síntesis, mismidad y alteridad, identificación y segregación, actualidad y evolución, tiempo y espacio, religiosidad y foco dinámico, hacen del sujeto (individual o comunitario) un ser dueño de una real identidad. En las líneas que siguen haremos una brevísima descripción


del recorrido de la lírica nacional, para luego detenernos en el tema que hoy nos preocupa: el YO omnipresente y omni-impotente de los poetas chilenos, que da perfil identitario a la poesía chilena.

Modelos estético-poéticos Los más importantes factores establecidos por Jorge Larraín para definir identidad de Chile se reproducen en el discurso poético chileno. Dichos factores, entre otros, son los siguientes: • La conciencia de ‘mismidad’ de la poesía, pese a las variaciones en el tiempo, y • La identidad del YO del poeta: referencia permanente que hace cada poeta a la importancia de su YO a la par que a su radical menoscabo. Esta doble condición marcará los pasos que sigue la evolución estética de la poesía chilena.

Fraguada en el tiempo De acuerdo al modelo de Jorge Larraín, que es el que hemos asumido, la identidad chilena resulta, en primer término, «de la conciencia que en un momento dado el país toma de su ‘mismidad’ actual y de su variación en el tiempo. Esta conciencia dice relación con la memoria del ayer, con el estado presente que en un momento dado vive la poesía y con su proyección a futuro». En lo que se refiere a la visión del pasado, ella remite al período en el que la poesía chilena imitaba los modelos extranjeros (neoclasicismo, romanticismo, parnaso, realismo, modernismo) seguido de otro momento, caracterizado por la creatividad

Jaime Blume Sánchez es Doctor en Filosofía/Literatura de la Universidad de Chile y Profesor de Castellano de la UC. Es académico del Instituto de Estética UC. Su área de investigación es literatura y mito, literatura chilena y poesía chilena del siglo XX. Entre sus publicaciones destaca Poesía chilena contemporánea, Santiago, Santillana, 1998.

(postmodernismo mistraliano, vanguardia, poesía metafísica en sus versiones existencialistas atea y cristiana, post modernidad: Rodrigo Lira, Juan Luis Martínez, Raúl Zurita). Un tercer momento apunta al futuro buscado y entrevisto –pero aún no diseñado–, del cual sólo se esbozan ciertos rasgos difusos. Es lo que se conoce con el nombre de literatura emergente y corresponde a una etapa de «deseos inconclusos» (Antología de las literaturas emergentes, Máximo González, Santiago, LOM, 1996). Por su misma condición inorgánica, esta literatura se caracteriza por la dispersión, que es un modo de decir el errabundaje por distintos escenarios (erotismo, cine, cómic, identidad, travestismo). Se trata de una poesía que, más que un proyecto, resulta ser un tiro al aire en el mundo de la lírica. Lo que salga de semejante postura aún está por verse. En definitiva, y si algo sirve en términos de identidad, la poesía chilena se reconoce como tal en cada uno de los momentos estelares de su historia: a) imitación de las sucesivas estéticas europeas, b) generación de un discurso original y c) conjetura de un posible proyecto de futuro. En este marco se ubican los siguientes modelos literarios: Neoclasicismo, Romanticismo emergente y Liberalismo político, Romanticismo pleno y subjetivismo estético, Parnaso, Criollismo, Arte Nuevo, Modernismo, Postmodernismo, Vanguardias, Existencialismo ateo y cristiano, Surrealismo y erotismo místico, Antipoesía, Poesía religiosa, Larismo, Generación diezmada, Postmodernidad y Poesía emergente.

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letra fresca/El yo y el sí mismo Identidad a partir del ‘mí-mismo’

La identidad chilena resulta «de la conciencia que en un momento dado el país toma de su ‘mismidad’ actual y de su variación en el tiempo. Esta conciencia dice relación con la memoria del ayer, con el estado presente que en un momento dado vive la poesía y con su proyección a futuro».

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Ya revisamos el tema de la ‘mismidad’ desde el punto de vista del discurso poético. Ahora analizaremos dicha ‘mismidad’ desde la perspectiva del YO del hablante poético. Los necesarios matices que surgen corresponden a las características personales de los poetas. Lo primero que hay que decir al respecto es que, pese a las diferencias, en todos los casos estudiados el YO tiene una importancia fundamental. Todo se ve y se sufre desde el YO. Incluso las elevaciones místicas se arraigan más en la conciencia menesterosa del YO que en la trascendencia divina. La síntesis que ahora presentamos peca de reductora y necesitaría una justificación textual más acuciosa. Mantenemos, sin embargo, el criterio escogido en homenaje a la brevedad, y sólo traeremos a colación algunas citas particularmente ilustrativas de esta supremacía del YO a la que hemos aludido. Lo que sigue es una muestra de las posibilidades de ese YO poético al interior de la poesía chilena. Así tenemos un YO: • romántico melancólico (Guillermo Blest Gana) • bucólico, elegíaco y nostálgico del criollismo (Jorge González Bastías) • pesimista (Pedro Antonio González) • sensible y vacilante entre Dios y la mujer (Ernesto A. Guzmán) • espiritual (Zoilo Escobar) • romántico-modernista (Manuel Magallanes Moure) • sombrío y taciturno (Carlos Mondaca) • pecador, sumido en horrenda oscuridad (Julio Munizaga Ossandón) • criollo sentimental (Víctor Domingo Silva) • decadente y arrebatado (Max Jara) • sereno y misterioso (Pedro Prado) • concupiscente y crucificado (Gabriela Mistral) • enajenado, místico y sensual (Daniel de la Vega). Desde renovadas vertientes descubrimos un YO:

• soberbio y desesperado (Ángel Cruchaga) • grandilocuente y estridente (Vicente Huidobro) • tremendista y estridente (Pablo de Rokha) • arcaico e instrospectivo (Juan Guzmán Cruchaga) • identificado con «el último incásico del légamo» (Pablo Neruda). Lo dicho no agota las posibilidades del YO. A las ya señaladas hay que agregar: • la que se debate entre dos nadas (Humberto Díaz Casanueva) • la que mezcla ángel y bestia (Nicanor Parra) • la que experimenta el tiempo como un monstruo devorador (Eduardo Anguita) • la que, sabiéndose impotente, busca su sustento en la divinidad (Miguel Arteche, Fidel Sepúlveda). Nuevos modos del YO son aquellos que destacan su condición: • erótico-mística (Gonzalo Rojas) • existencialista radical (Enrique Lihn) • lárica, esfumado y marginal (Jorge Teillier) • precaria (Gonzalo Millán) • degradada (Rodrigo Lira) • simultáneamente sobrevalorada, caída y redimida (Raúl Zurita). Es tal la importancia del YO al interior del discurso poético chileno que no quisiéramos cerrar este capítulo sin hacer mención a ciertos casos paradigmáticos. El primero de ellos es el de Gabriela Mistral. El YO mistraliano se manifiesta de preferencia en su relación con la divinidad (Padre nuestro que estás en los cielos, / ¡por qué te has olvidado de mí!...) y con el amado infiel (Él pasó con otra; / YO le vi pasar. / Siempre dulce el viento / y el camino en paz. / ¡Y estos ojos míseros / le vieron pasar!). Como vemos, sea que se trate de Dios o del amado, lo que está en juego es la situación de orfandad en la que queda el YO del hablante cuando el Señor Dios o el enamorado se ausentan. Caso contrario es el de Vicente Huidobro. Heredero de Cristo, Hui-


dobro siente que en él se inaugura la nueva humanidad (Soy todo el hombre / ... Humano terreno desmesurado... / Desmesurado porque no soy burgués ni raza fatigada / Soy bárbaro tal vez / desmesurado enfermo / Bárbaro limpio de rutinas y caminos marcados / No acepto vuestras sillas de seguridades cómodas / Soy el ángel salvaje que cayó una mañana / En vuestras plantaciones de preceptos...). En una línea parecida a la de Gabriela Mistral, pero rebelándose violentamente contra la adversidad, Pablo de Rokha visualiza su YO como un problema angustioso no resuelto (Pero, ¿qué soy YO, si no soy un problema indefinido que aúlla?), al tiempo que como un baluarte que desafía los golpes de la vida (... soy amargo como la salmuera, / pero lo soy combatiendo, lo soy peleando contra la amargura, / tengo la fe tremenda del que no cree en nada, / por eso, sí, por eso mi corazón guerrero y soberbio camina con la espada desenvainada, bramando, / como un toro notable, / por la vía férrea de las batallas...). Idéntica fuerza es la que despliega Neruda en la construcción de su YO, que se yergue como un monumento cósmico (YO no nací sino que me fundaron...), que se debate entre la plenitud y el despojo (... por eso soy tanto y tan poco, / tan multitud y tan desamparado). Sumergido en el conflicto existencial entre la nada y el ser, Díaz Casanueva procura consolidar su YO empinándose sobre sí mismo en un descoyuntado esfuerzo por acceder a la divinidad (Ahora me siento de gigantesca estatura / gruñido por los cerdos en la fermentación de / la huella YO presiento / un incitante pie como el brote de una presencia emboscada.). Lo que Díaz Casanueva construye desde su personal conciencia del vacío, Nicanor Parra lo hace desde la experiencia del desarraigo y orfandad (Pero YO soy un niño que llama a su madre detrás de las rocas, / soy un peregrino que hace saltar las piedras a la altura de su nariz, / un árbol que pide a gritos se le cubra de hojas).

Todo se ve y se sufre desde el YO. Incluso las elevaciones místicas se arraigan más en la conciencia menesterosa del YO que en la trascendencia divina.

Con Eduardo Anguita, el YO resulta de la lucha entre el amor a Dios y el amor a un misterioso tú, proyección del primero (Amé vivir en el cielo inmaculado, / labrado en soledad y muerte pura: / igual que el cielo, ileso mi costado, creció sin sangre, fuerza ni premura. // Inquieto, como tiempo amortajado, / al sentirme sin vida ni amargura, / torné a tu fuego de ángel derramado / olvidándome YO en la quemadura. // Así, furioso, incierto, desvelado, / locamente veloz e iluminado, / iluminado en goce y dolor: // Contigo quemo el cielo y el reposo, / inauguro al Terrible y al hermoso / Amor, Feroz Amor, ¡oh dulce Amor!). No muy distinta es el hambre que devora al YO de Gonzalo Rojas. Aunque siempre fiel a su vocación de amante sin pausa, sus ansias de Tenorio sólo se calman con lo infinito. Es justamente el elemento trascendente que Gonzalo Rojas percibe en el acto sexual lo que le permite entroncar el tema de las relaciones afectivas con el mundo de lo espiritual (... en mí no se celebra sólo el acto sexual, sino el encantamiento y la trascendencia de todo eso). Enrique Lihn elabora un YO plasmado en la matriz del complejo de Narciso, uno y múltiple a la vez, a la vez existente y esfumado (Me miro en el espejo y no veo mi rostro. / He desaparecido: el espejo es mi rostro. / Me he desaparecido; / porque de tanto verme en este espejo roto / he perdido el sentido de mi rostro / o, de tanto contarlo, se me ha vuelto infinito / o la nada que en él, como en todas las cosas, / se ocultaba, lo oculta, / la nada que está en todo como el sol en la noche / y soy mi propia ausencia frente a un espejo roto.). No muy distinto, desde el punto de vista del fracaso, resulta ser el YO de Jorge Teillier, a mitad de camino entre el bar y el ring donde el viejo boxeador expone ante el público su cara abofeteada (Sí, es cierto, gasté mis codos en todos los mesones (...) / El aire de la mañana es siempre nuevo / Y lo saludo como a un viejo conoci-

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letra fresca/El yo y el sí mismo do, / Pero aunque sea un boxeador golpeado / Voy a dar mis últimas peleas.). Enamorado del amor y de la poesía, el YO de Óscar Hahn se debate entre una relación frustrada (Mi pobre sentimiento / qué solo está, qué sólo estoy tendido / mirándote partir perpetuamente / al son de un suave y blando movimiento.) y la imposibilidad de dar vida a un poema (YO arruiné este poema... / De tanto castigarlo / quedó reducido a nada / Ignoro de qué hablaba / No sé cómo termina). En el campo de lo que hemos llamado ‘poesía maldita’, Rodrigo Lira radicaliza hasta el exterminio la postura sustentada por Hahn. En efecto, el YO del poeta y su ‘escritura exasperada’ se atraen y destruyen mutuamente (Porque escribo estoy así Por / Qué escribí’es / Toy vivo, la poesía / Terminóo con / migo, / huero, Vacuo / gastado e in-nútil ejer- / Cisio...). La postura de Lira abre el camino a otras expresiones similares, en las que el autor y su poesía construyen el YO del poeta sobre las cenizas de un holocausto compartido. Es también el caso de Juan Luis Martínez en Un texto de nadie: Si alguna vez hubo alguno / que pretendió ser autor / ya nadie recuerda su nombre / y menos la canción que no escribió // Y aunque todo parezca una broma / es que quizás ya está muerto / o realmente nunca existió. El único personaje es YO mismo: / el payaso descomedido. Y ese único personaje, instalado / sobre el alambre, debe hacer penitencia. Caer en la cuenta. / Instalar su oscilación para instalar su caída. Proferir / su discurso sobre “el molde abollado de una gramática ajada”. / Proferir signos abollados; bollos. Mimar versos de golpe / rapsódico en una noble línea coral. Suplicar su diaria ración / de palabrería y recordar la perfidia

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El YO no es idéntico en cada uno de los casos, sino que se desenvuelve al interior de una marcada bipolaridad, que conjuga orfandad con autosuficiencia, anonadamiento con soberbia, gigantismo cósmico con pequeñez, rebeldía violenta con débiles manoteos de ahogado…

radical del objeto: / (no olvidar que la perfidia es eterna y temporal, la todavía / permanente fragilidad del objeto). La broma dura sólo un / instante: / el instante de caer en la cuenta y el de la caída. Con Raúl Zurita, nuevamente es el complejo de Narciso el que se hace presente a la hora de definir el propio YO, sustentado en un desafiante “EGO SUM QUI SUM”, y aniquilado por el peso de un amor que no sale de sí mismo (Destrocé mi cara tremenda / frente al espejo / te amo –me dije te amo // Te amo más a nada en el mundo.). De la ‘poesía emergente’ poco es lo que se puede decir aún, no por mala sino por recién nacida. Sin embargo, y en lo que toca al YO, algo insinúa que vale la pena consignar, al menos como hipótesis. Se trata de un YO en gestación, no formado, casi como un pedazo de YO. Es el caso de José-Christian Páez (Me alejo para acercarme a un trozo de mí mismo) y el de Héctor Ponce de la Fuente (¿Soy de veras el alegre / bebedor / o apenas un retazo / de buey desollado...?).

El YO ominipresente Sintetizando al máximo lo arriba señalado, podemos concluir que la identidad de la poesía chilena se asiente, en primerísimo lugar en un YO omnipresente, factor que hermana a todos los autores estudiados. Ahora bien, este YO no es idéntico en cada uno de los casos, sino que se desenvuelve al interior de una marcada bipolaridad, que conjuga orfandad con autosuficiencia, anonadamiento con soberbia, gigantismo cósmico con pequeñez, rebeldía violenta con débiles manoteos de ahogado, esplendidez genesíaca con aborto poético, comunicación con aislamiento narcisista, fertilidad con autodestrucción, y amor a Dios con amor a la mujer o a la poesía...


Académicos UC presentan sistema para elegir colegio Los investigadores creen que la clave de la elección de un establecimiento educacional por parte de los padres está en la información. Por eso diseñaron una cartilla con el ranking de los colegios de la comuna, ordenados por su promedio de las últimas tres pruebas Simce, junto a su valor mensual.

Aunque el mundo está cada vez más informatizado gracias a Internet, hay ciertos datos con lo que no todos pueden contar, ya sea porque se ocultan o porque no hay acceso a ellos. Es el caso de las personas de menos recursos a la hora de buscar un colegio para sus hijos. Así lo demostró la encuesta Casen 2006: el 60% de los padres chilenos no conoce el resultado del establecimiento educacional de sus hijos en la prueba Simce, desinformación que aumenta en los sectores más vulnerables. Según tres investigadores de la UC –Francisco Gallego del Instituto de Economía, Yael Stekel y Francisco Lagos del Programa de Políticas Públicas– los colegios de malos resultados no tienen ningún incentivo para entregar la información, por lo que es relevante desarrollar algún sistema que efectivamente otorgue esos datos. Es así como surgió una propuesta que presentaron al tercer Concurso de Políticas Públicas de la UC,

Ranking de colegios. Los establecimientos están ordenados en las cartillas según su promedio en las tres últimas pruebas Simce, junto a su valor mensual.

que resultó ser una de las diez ganadoras. La idea consistía en confeccionar dos cartillas (una para los padres que buscan colegio en enseñanza básica y otra para los que lo hacen en enseñanza media) que contenían de una manera muy simple el ranking de los establecimientos de la comuna, ordenados por su promedio de las últimas tres pruebas Simce, junto a su valor mensual. Además se confeccionaría otra cartilla orientada a los apoderados que ya tienen a sus hijos en un colegio, que informaría los resultados más relevantes del Simce, como los niveles de logro, puntajes y un ranking de comparación con otros establecimientos similares. Ya finalizada la etapa de la propuesta, los investigadores decidieron optar por un financiamiento del Concurso Especial de Investigación en Educación 2007 otorga-

do por la Vicerrectoría Adjunta de Investigación y Posgrado UC. Éste les permitirá hacer un experimento real de aplicación en Puente Alto de la cartilla que contiene la información para los padres que buscan por primera vez colegio para sus hijos. «Le entregaremos la cartilla a 200 personas en esta situación y tendremos un grupo de control con igual cantidad de gente. La idea es empezar a difundirla durante noviembre de modo de que en marzo tengamos los resultados», explica Gallego. A través de los estudios que han hecho, los investigadores se han dado cuenta de que lo principal es informar a los padres antes de que sus hijos ya estén matriculados en un establecimiento. Esto porque existen muchos costos asociados a los cambios de colegio, así como también escasa influencia por parte de los apoderados en que se hagan modificaciones en la enseñanza si es que no hay buenos resultados.

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reseña Crónica del Amazonas* William Ospina El país de la canela Norma, 2008, 368 páginas

Ansioso por encontrar a un cacique que cubría su cuerpo de oro y por descubrir los inmensos bosques de canela que supuestamente se extendían al otro lado de los Andes, en 1541 Gonzalo Pizarro emprendió desde Quito una ambiciosa expedición con dos o tres centenares de soldados españoles, cuatro mil indios y dos mil cerdos. La travesía fue penosa desde el comienzo: ni unos ni otros estaban habituados a trepar por riscos nevados, y mucho menos a la humedad y tupidez de la selva que los recibiría al otro lado de la cordillera. El oro mantenía su valor, pero la escasez de especias en España, provocada por el corte del comercio con los turcos, hacía de la canela un bien casi tan preciado como el metal. Pero nada de eso apareció, al menos como Pizarro lo esperaba: aparte de que los arbustos que encontraron eran diferentes a los de sus expectativas y no tan abundantes como para justificar una expedición de esa envergadura, los infinitos meandros de un río que se ensanchaba a cada paso hacían imposible seguir una ruta fija. Diezmados, los expedicionarios construyeron un barco con maderas de la misma selva para que un grupo fuera aguas abajo en busca de comida. Al mando de Francisco de Orellana, 57

hombres partieron el 26 de diciembre de 1541. Contrario a lo acordado, no regresaron; siguieron hasta la desembocadura del río, y flacos y harapientos fueron a terminar su periplo en la isla Cubagua, al sur de Isla Margarita, el 9 de septiembre de 1542. El plantado Gonzalo Pizarro se tardó medio año en regresar a Quito y calificó el acto del capitán del barco como «la mayor crueldad que incluso el hombre más desleal puede demostrar». Entre los expedicionarios que marcharon con Orellana iba fray Gaspar de Carvajal, quien se convirtió en el cronista del hallazgo de ese caudal. Sin embargo, La relación del nuevo descubrimiento del famoso río Grande que descubrió por muy gran ventura el capitán Francisco de Orellana, el inmenso río Amazonas, fue despreciada por sus contemporáneos, quienes consideraron que fue un montaje para justificar una traición. El cronista insistía en que, debido al fuerte caudal, había

sido imposible remontar el río; narraba penurias como que tuvieron que comerse hasta el cuero de los zapatos; hacía énfasis en las asechanzas de los indígenas; describía riberas densamente pobladas y constantes ruidos de tambores provenientes de ellas; e incluso, siguiendo la descripción de un nativo, habló de unas mujeres guerreras que vivían sin hombres, secuestraban a los más fuertes para reproducirse, asesinaban a sus hijos varones y eran las mandamases de la región. Serían, pues, las mismísimas amazonas de la mitología griega que habían venido a parar a este lado del mundo. Hechos tan fantasiosos que, además, no describían ninguna conquista hicieron de La relación un documento indigno de la imprenta. Por eso permaneció en silencio por más de tres siglos, hasta que el investigador chileno José Toribio Medina lo publicó en 1895.

DERROCHE DE ERRATAS Eso no significó que ahora sí se les diera pleno crédito a los hechos narrados por el clérigo español, pues, aparte de sus inverosímiles guerreras, el escrito que dejó estaba atiborrado de inexactitudes. En un libro de 1942 titulado El interés geográfico de las crónicas amazónicas, el autor Pablo Vila anotaba: «El valor geográfico (de La relación) es casi nulo. La falta de precisión en cuanto a lugares, y aun a veces de fechas, resulta algo rara». Luego fueron los ecologistas quienes renunciaron a encontrar alguna verdad en la

* El texto y la entrevista de esta reseña fueron publicado por Cambio en Colombia y es de autoría de dicho medio.

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crónica. Para ellos resultaba inadmisible que ese edén que es el Amazonas alguna vez hubiera sido tocado por el hombre, y mucho menos que hubiera albergado sociedades a gran escala como señalaba el autor. Pero a medida que pasan los años, el relato es menos vilipendiado. A la luz de investigaciones recientes, buena parte de los datos que suministró sobre las costumbres, los utensilios y las tácticas de guerra de las comunidades nativas parecen ser ciertos. Y más aún, también parece que era cierta la afirmación de que la región estuvo habitada por tanta gente que, como escribió el fraile, «no

había de poblado a poblado un tiro de ballesta».

FRAY GASPAR RELEÍDO El escritor tolimense William Ospina se suma a los que se han tomado en serio a Carvajal. De hecho, en El país de la canela (Norma) –su novela más reciente– lo convierte en la fuente principal del relato sobre el viaje de Orellana. «Cada día sentíamos más que la selva nos miraba con millares de ojos –dice el narrador de la novela–. Había pueblos y pueblos y pueblos, y en ciertas partes las aldeas eran tan alargadas que cada sección tenía su embarcadero con muchas piraguas».

No son débiles las razones que tiene Ospina para validar el relato del fraile, en particular en lo referente a la densidad de población del Amazonas y al grado de desarrollo de sus habitantes. Desde los años ochenta excavaciones arqueológicas y trabajos antropológicos vienen ofreciendo serios indicios de que la virginidad del terreno y el escaso desarrollo de sus pobladores precolombinos son, más bien, mitos modernos. De hecho, un cálculo realizado en 1989 por el antropólogo estadounidense William Balée plantea que el 11,8 por ciento de la selva amazónica fue creada por la mano del hombre.

«CARVAJAL SOLO CONTÓ LO QUE PARECÍA INTERESANTE PARA LA CIENCIA» William Ospina / Autor de El país de la canela CAMBIO: ¿Cuáles son las fuentes de su novela? William Ospina: La primera mención que yo tuve de esta historia fue por Juan de Castellanos. En Elegías de varones ilustres de Indias le dedica un canto al viaje de Pedro de Ursúa por el Amazonas y hace una pausa para contar lo que había sido 20 años antes el viaje de Orellana. También acudí a la crónica de Gaspar de Carvajal, que es muy minuciosa aunque no cuenta nada del viaje de Gonzalo Pizarro, y a Pedro Cieza de León, que igualmente da información fragmentaria. Tuve que ensamblar la historia tomando datos de distintos autores, y retomando el hecho de que Gonzalo Fernández de Oviedo le mandó una carta al cardenal Pietro Bembo en la que le cuenta el desenlace. Roma fue donde primero se supo del hallazgo de las amazonas. ¿Por qué Carvajal no cuenta esa primera parte? La verdad es que había una historia atroz oculta allí, la del asesinato de los indios en la selva. Supongo que no quería enemistarse con Gonzalo Pizarro y solo contó lo que le parecía interesante para la ciencia, pero la ciencia desconfió del documento porque habla de las amazonas. Hubo muchos debates sobre si eso era verdadero o si lo inventaron para convencer de la importancia de su descubrimiento. El relato está nutrido de mitología griega y romana, lo cual no echa por tierra la posibilidad de que hubiera un pueblo de mujeres guerreras en la selva. ¿Ver esa nave también motivó a los indios a hacer su propio viaje? Sí. Ese será un episodio que contaré en la tercera parte de la trilogía. Cuando Ursúa estaba organizando su expedición, le llegó la noticia de que unos diez mil indígenas habían emprendido un viaje en sentido contrario al del barco que habían visto diez años atrás. Los conquistadores concluyeron que, como nunca habían visto bajar una cosa como esa por el río, los indígenas decidieron hacer un peregrinaje para saber de dónde venía. ¿Hoy vemos más claro el pasado del Amazonas que hace cuatro siglos y medio? La información que hoy nos dan la antropología y la geografía nos ayuda a leer mejor los documentos antiguos. Hoy tenemos una información sobre Grecia que nos permite entender mejor el relato de Homero, hasta el punto que Heinrich Schliemann descubrió las ruinas de Troya guiado por sus versos. Eso nos pasa con los cronistas. Tal vez por eso cada generación debe volver a los clásicos e interpretarlos a la luz de su propia información y de sus propias preguntas.

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reseña

A partir de las excavaciones realizadas en Marajó –casi en la desembocadura del río–, la arqueóloga estadounidense Anna Roosevelt dio más fuerza a hipótesis de ese corte en 1991. La experta planteó que Marajó era «uno de los logros culturales indígenas más extraordinarios del Nuevo Mundo» en la medida que fue un centro neurálgico que existió durante más de un milenio y había llegado a tener más de cien mil habitantes. Investigaciones en el mismo sentido han planteado que hace cuatro mil años, los indígenas de la parte más oriental del río tuvieron hasta 138 tipos de cultivos distintos. Pero lo más sorprendente –y lo que más escandaliza a los ecologistas– es que esa diversidad se hubiera logrado mediante técnicas como la tala y combustión de los bosques. La idea de que el Amazonas ha sido una región que estrangula a sus culturas nacientes va quedando en entredicho y lo mismo ocurre con su presunta ‘inocencia’: es probable que cuando la recorrió Orellana ya llevara 12 mil años siendo explotada. Ante estos hallazgos, el periodista Charles Mann anota en su libro 1491: Una nueva historia de las Américas antes de Colón (Taurus, 2006): «Lejos de ser la tierra virgen e intemporal y con un millón de años de antigüedad que muestran las postales, la jungla actual es el resultado de una interacción histórica entre el medioambiente y el ser humano, concretamente las populosas y perdurables tribus indias descritas por Carvajal». Definitivamente, aunque siga siendo tan incierto el destino de las amazonas, la crónica del fraile no merecía ser tan vapuleada. De seguro El país de la canela será un nuevo elemento para darle un lugar más justo en la historia.

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«Cuando decimos ‘formación’ [Bildung] nos referimos a algo más elevado y más interior, al modo de percibir que procede del conocimiento y del sentimiento de toda la vida espiritual y ética, y se derrama armoniosamente sobre la sensibilidad y el carácter». Wilhelm von Humboldt, Gesammelte Schriften VII, 1, 30.

Rodrigo Moreno

El mirador

De rasgos aleonados y garras firmes para luchar por sus proyectos, Rodrigo Moreno es el primer y actual director de la carrera de Dirección Audiovisual de la Facultad de Comunicaciones de la UC. Estudió periodismo guiado por su amor por el cine, postergando otras vocaciones, como la de actor y la de sicólogo. Vivió como testigo la revolución estudiantil del 68, anduvo en una mini cic durante la UP, hizo su práctica en el noticiero Teleanálisis en la década del 80 y se convirtió en empresario audiovisual en los 90, como socio fundador de la productora Nueva Imagen. Hijo de los tiempos, hoy transmite a sus alumnos la enseñanza que le ayudó a enfrentar su profesión: todo lo que uno ve en pantalla no es real; es fruto de los ojos de alguien, de la perspectiva de un mirador. Como él.


cena en que el protagonista estaba en una reunión con mucha gente y tenía problemas de salud y amorosos. Uno ve en la película que él se abstrae de la reunión y empieza a golpear un lápiz con su mano y ese sonido se escucha magnificado. Encontré que eso era magia: la película me permitió meterme en la mente de este personaje como nunca antes. Fascinante. Y me dije: «yo quiero hacer eso».

LOS METÁLOGOS

por Daniela Jorquera Gastelo / Revista Universitaria

LOS TIEMPOS

Nací en Santiago, en el 63, un año lleno de cambios en el mundo: había muerto recién Marilyn Monroe, iban a asesinar a John Kennedy. Viví en el barrio de la plaza Ñuñoa hasta los ocho años. Mi papá trabajaba como abogado en la Empresa de Transportes Colectivos (ETC). Le daban un carné con el que nos subíamos gratis a todos los trolley y a mí me parecía lo mejor. Era un mundo de clase de media acomodada con mucha vida de barrio, con el almacén de la esquina, los vecinos. Como vivíamos cerca del Pedagógico, me tocó presenciar en el 68 y en el 69 la revuelta de los estudiantes: uno de ellos que era perseguido por sus pares se refugió en mi casa, mientras yo estaba ahí. Y llegaron a buscarlo con pistolas. Tiempo después nos cambiamos a Manquehue con Luis Pasteur, a colonizar el barrio alto. Acababa de asumir Allende. Como a los 10 años me tocaba cruzar Manquehue para llegar al colegio. Subido en la parte

de atrás de una mini cic conducida por mi hermano mayor, al pasar por las poblaciones nos gritaban «¡momios!» y yo no sabía lo que era eso.

LA LLAMADA DEL CINE

Me gustaba la telev isión como le podría haber gustado a cualquier niño de esa época. Me cautivaban las historias. Veía Música libre y copiaba las coreografías. Nos reuníamos a ver la teleserie, toda la familia, incluso con la nana. La disfrutábamos, nos reíamos, nos poníamos nerviosos con un beso que se daban en Muchacha italiana viene a casarse o en Nino . Tuve una relación muy afectiva con la televisión, con las historias, con la fantasía. Pero el interés real por el cine llegó cuando estaba en tercero o cuarto medio. Hubo películas que me marcaron y me hicieron ver que había un cine más en serio, más artístico. A la distancia, parecen infantiles. Por ejemplo, Kramer vs Kramer o El show debe seguir. Me acuerdo de una es-

No pude cumplir con mi deseo de estudiar sicología. Pero siempre seguí ligado a leer cosas sobre el tema. Me gusta la discusión media bizantina sobre lo normal y lo anormal, qué es lo real y cómo se constituye, la discusión epistemológica de la sicología. Esa deriva me llevo a leer mucho, entre otros autores a Gregory Bateson (1906 – 1980), que tiene un libro que se llama Pasos hacia una ecología de la mente (1972), en el que la primera parte está trabajada con metálogos que son diálogos acerca de algún tema problemático, en el que no sólo se discute acerca del problema en sí sino que toda su estructura está dada de acuerdo con el mismo. Hace cinco años hice un magíster en Arte y práctica medial, en la Universidad de Westminster, Inglaterra. Mi obra de grado fue un documental experimental trabajado con los metálogos de Bateson. Me interesa saber cómo pensamos, cómo percibimos, cómo construimos nuestra imagen de la realidad, y he proyectado esas interrogantes en la representación audiovisual.

LA OSCURIDAD

Recuerdo una ocasión en la universidad en la que tenía que hacer un trabajo para un ramo de audiovisual y estaba muy trabado. Entonces soñé lo que tenía que hacer. Lo traduje en un video que estaba lleno de imágenes, ángulos de cámaras, con mucha pasión y tormento. Me di cuenta de que no necesitaba que todo estuviera iluminado, sino que achicar la mirada, ver las partes, más que el todo. Para hacer cine no sólo hay que estar consciente de lo que uno muestra, sino también de lo que uno no muestra. Esta dialéctica permite que vayan surgiendo las imágenes y los mensajes. Mostrar por segmentos, recurrir a otras formas de conocimiento que no pertenecen a la forma oficial sino a los sueños, a la noche, a la oscuridad. Si me arranco del mundo oficial, iluminista, y me refugio en este mundo personal de falta de luz, de zonas grises y oscuras, me es más fácil dejar fluir mi creatividad. Con ese sueño descubrí mi voz y mi mirada .

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Artistas participantes de este número

Italo Tai es un bailarín chileno. Para algunos es actualmente uno de los artistas más creativos en los escenarios locales. Sus fuentes son originales. El preguntarse por el hombre en el universo lo llevó a interesarse en la teología y estudió Pedagogía en Religión. Ser bailarín exige energía y particulares condiciones físicas. Como no moldeó su cuerpo de niño en escuelas de danza, tuvo que crearse un cuerpo nuevo en las calles, en unas performance breves al paso de los transeúntes. ¿Qué esconden esos caminantes? Un desconcierto del habitar aquí. El chileno es un náufrago, pensará Tai. En 1986 funda el grupo Catedral Colectivo que, con notables bandas sonoras, un manejo corporal que alcanza niveles acrobáticos, creatividad en maquillajes y vestuarios sugerentes, crea atmósferas oníricas para devolverle a esos chilenos el reencuentro con su cuerpo. Innovador, recurre a la danza butoh, al teatro, la pantomima, distribuye videos de sus actos, algunos bailados por el Ballet Nacional, otros en compañía de cantantes. La conciencia y el dominio del cuerpo, al servicio del arte y las ideas, en un medio precario como el chileno, resulta ser un apostolado para este ex profesor de religión. La danza, dicen, es el arte originario, el del ser humano sin más instrumento que su propio cuerpo. Para esta producción fotográfica lo acompañan: Andrés Gutiérrez. Intérprete corporal y bailarín de danza butoh, actualmente dirige la compañía de danza butoh Baykú y participa estrechamente en Catedral Colectivo desde el año 2003 como performancista e intérprete corporal. Ha actuado en La ciudad de los césares perdidos de Catedral Colectivo y prepara junto a la misma compañía el espectáculo de danza Reche (2009). Carla Lobos. Intérprete corporal, bailarina clásica y butoh, profesora de yoga, ha estado en el elenco de Huacho y de La ciudad de los césares perdidos de Catedral Colectivo. Junto a la misma compañía prepara el espectáculo Reche (2009). Karola Lucavechi. Intérprete corporal y bailarina butoh, ha actuado para la Compañía Hermann Hesse (1996) en Demian y Narciso y Goldmundo, y en La Flor del Agua, Piedra de Fuego, Cabaret Mystique y Animitas para Auca Butoh.

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Omar Faúndez Carvajal es egresado de la Universidad de Chile con estudios de arte y publicidad. Durante 24 años se ha desempeñado como fotógrafo en Publicidad Universitaria, donde su trabajo se ha enfocado en el rescate de imágenes que muestran situaciones relevantes, estructuras arquitectónicas y personajes que forman parte de la vida de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Sus imágenes están presentes en diversas publicaciones institucionales y piezas gráficas de difusión que tienen como objetivo proyectar la imagen de la UC. Su lente ha sido el encargado de reflejar el trabajo de destacadas empresas como Pizarreño, Chilgener, CGE o Embotelladora Andina. En el ámbito académico, su trabajo está inserto en instalaciones y en el registro y desarrollo de obras e investigaciones de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos UC.




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