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Volver a viajar
¿Podremos viajar al exterior este año?
Desde que compramos un ticket de avión para viajar a un destino soñado, la espera nos vuelve ansiosos. A raíz de la pandemia, esta se alargó debido a que muchos de los países del mundo cerraron sus fronteras. Hoy, la pregunta que nos hacemos es si este 2020 podremos o no hacer turismo fuera del país.
Texto: Micaela Cattáneo @micaelactt Fotografía: Gentileza
Cuando empezó todo este desastre (sí, llamémoslo así al virus que arruinó nuestros planes) allá por marzo, nadie tenía certeza de hasta cuándo se quedaría. Muy, muy al principio de la cuarentena pensábamos que esto sería cosa de un par de semanas. Pero con la curva de contagios en aumento, las dos semanas se convirtieron en tres meses y, a esta altura, el 2020 parece ser un año perdido.
Sin embargo, como lo último que el ser humano pierde es la esperanza, quizás todavía cabe preguntarnos ¿podremos viajar al exterior este año? Según el último informe estadístico de la Senatur, los países más visitados por los turistas paraguayos son Argentina (45%) y Brasil (25%), seguido de Uruguay (5%), España (4%) y Estados Unidos (3%).
La mayoría de los turistas de nuestro país viajan al exterior principalmente por dos motivos: vacaciones (55%) y visita a familiares y amigos (25%). Y el medio de transporte que más utilizan es el avión (44%), seguido del ómnibus de larga distancia internacional (28%). Dicho todo esto, surgen dos preguntas: ¿Están abiertos los aeropuertos de estos países? ¿ya se reactivaron las actividades turísticas en estos destinos?
Para averiguarlo, hagamos un viaje por cada uno de ellos. Vayamos primero al país que encabeza la lista: Argentina. En abril, Alberto Fernández anunció que todos los vuelos comerciales internacionales desde y hacia la Argentina quedaban suspendidos hasta el 1 de setiembre de este año. Hasta el momento esa medida sigue en pie, excepto para los vuelos médicos y de repatriación.
En cuanto a los vuelos domésticos entre provincias, estaban previstos para mediados de julio, pero a raíz de un aumento de casos en el Área Metropolitana de Buenos Aires, se postergaron sin una fecha definida. De todas formas, el ministro de Transporte, Mario Meoni, aseguró que hay vuelos especiales y algunos regulares semanales a Tierra del Fuego, Santa Cruz y Neuquén, pero se habilitan según los pedidos de cada gobernador. Según un artículo de La Nación Argentina, la secretaria de Turismo, Yanina Martínez, señaló que el país está cerca de pasar de la fase de “estimulación” a la de “reactivación”, la cual consistirá en la apertura gradual de los servicios turísticos en las distintas provincias. El país vecino apostará al turismo de cercanía, viajes en auto de hasta 400 o 500 kilómetros, como primera reactivación. La portavoz de la cartera aseguro que estos procesos se pondrían en marcha antes de que se restablezca el servicio aéreo: hasta el momento fijado para el 1 de setiembre.
En Brasil, la situación es mucho más complicada. El país ya superó el millón y medio de casos de Covid-19, siendo São Paulo y Río de Janeiro dos de los estados con los registros más altos. La entrada a pasajeros extranjeros que llegan por cualquier vía de transporte está prohibida hasta —por ahora— fines de julio, pero hay excepciones para los residentes, los diplomáticos, comerciantes y pasajeros en tránsito. Estos últimos deben acceder por uno de los siguientes aeropuertos: Brasilia DF,
Río de Janeiro, Sao Paulo Guarulhos, Sao Paulo Viracopos.
A principios de junio, el Parque Nacional Iguazú, ubicado en Foz de Iguazú, donde se encuentran las cataratas, reabrió sus puertas luego de permanecer cerrado durante casi tres meses. Entre las medidas que tomaron para esta reapertura se encuentran el horario reducido de 09:00 a 16:00 (antes cerraba a las 18:00), la compra de tickets por vía digital para evitar aglomeraciones en la entrada y el acceso limitado al parque de máximo 350 personas por día.
Por el contrario, el acceso a las cataratas del lado argentino permanece cerrado y todavía no hay fechas establecidas para su reapertura.
Justamente en la frontera que comparten Foz de Iguazú y Ciudad del Este, quienes se dedican al comercio piden que se abra el puente para poder reactivar las actividades económicas que mueven a ambas ciudades, entre ellas el turismo de compras y de naturaleza.
Por otro lado, Uruguay es el único país latinoamericano que tiene su frontera abierta con países de la Unión Europea, esto quiere decir que cualquier persona que resida en el país charrúa y desee viajar al viejo continente para hacer turismo o por otros motivos, podrá hacerlo. Con respecto a la reconectividad aérea en la región, Uruguay no está pensando en una apertura general sino en una “punto a punto”, es decir habilitar vuelos intercontinentales con países que tengan las mismas garantías que Uruguay.
En ese sentido, Paraguay es uno de los primeros nombrados para dar este paso. De hecho, la ministra de Turismo de nuestro país, Sofía Montiel, mantuvo una reunión virtual con su par de Uruguay, Germán Cardoso, para reactivar el turismo entre ambos países.
En un artículo de El País Uruguay, el gerente general de Amaszonas, Sergio León, manifestó que están “trabajando fuertemente en abrir pares de ciudades”. “Paraguay y Uruguay son los que mejor nota han sacado. Ahí se podría abrir una operación puntual”, destacó. Pese a las intenciones, la compañía aérea es consciente de que los avances dependen de las decisiones que vayan tomando las autoridades de salud.
Más allá de las fronteras
Hace días, España abrió sus fronteras a 15 países del mundo, entre los cuales —como mencionábamos más arriba— se encuentra Uruguay. Además, la lista la completan Argelia, Australia, Canadá, China, Corea del Sur, Japón, Marruecos, Montenegro, Nueva Zelanda, Ruanda, Tailandia, Túnez y Serbia. Como pueden ver, ni siquiera Estados Unidos está incluido.
En cuanto a lugares turísticos, ya se han reabierto algunos museos, palacios y catedrales del país europeo, solo que para acceder a los mismos hay que cumplir con todos los protocolos de seguridad. Incluso, limitan la cantidad de visitantes por día para evitar aglomeraciones. Por ejemplo, si anteriormente el Museo del Prado recibía a 9.000 personas, ahora solo habilitará su acceso para 800 máximo.
Estados Unidos mantiene cerradas sus fronteras comunes a los viajes no esenciales hasta el 21 de julio. Y los principales atractivos turísticos como los parques y hoteles de Walt Disney World, en Florida, aún no tienen fecha de retorno. Aunque desde el 1 de julio están tomando reservas. Sí han habilitado Disney Springs, que es la zona comercial donde hay boutiques exclusivas de Marvel, Star Wars, etc., y restaurantes temáticos para toda la familia.
Asimismo, los espectáculos de Broadway (cancelados a raíz de la pandemia) no volverán sino hasta el 2021. Los principales museos de Estados Unidos permanecen cerrados temporalmente, excepto el Memorial y Museo del 11-S que reabrió sus puertas al público el pasado 4 de julio en coincidencia con los festejos por el Día de la Independencia de los Estados Unidos.
¿Cómo será el turismo post pandemia?
Por lo menos, a nivel regional, las respuestas que surgen de los gobiernos ante esta pregunta dicen que lo que se potenciará principalmente son los viajes al interior o turismo doméstico. No obstante, la gente podrá salir del país una vez que toda esta situación se normalice. ¿Sucederá eso este 2020? No sabemos. Ni los que tienen la última palabra lo saben. Ya bien lo dijo el presidente Mario Abdo Benítez: “Lo último que se abrirán son las fronteras y las escuelas”.
Mientras aprendemos a convivir con los protocolos de seguridad de la “nueva normalidad” y los tickets de avión y reservas quedan guardados temporalmente en el cajón de la mesita de luz, reafirmamos que lo último que perdemos como seres humanos es la esperanza.
Por: Jazmín Ruiz Díaz Figueredo @min_erre Periodista especializada en cultura, género y moda.
Volver a empezar
Me preparo para mi primera cita post corona. Siguiendo los protocolos que el distanciamiento social a la inglesa lo exige, el punto de encuentro marcado es un parque en el sur de Londres. Pasaron varios meses desde la última vez de haber pasado por todos los ritos de preparación. Pienso en la serie de eventos infortunados que acontecieron en medio: un confinamiento global, un corazón roto y quedar en cuarentena con una compañera de piso salida de una novela de Stephen King (dejo esta historia, para otra ocasión).
Balanceando las tres circunstancias, me cuesta elegir cuál fue más dura de superar. Pero lo importante es que acá estamos, lista para reescribir mi historia de muchas maneras, dejando el pasado atrás y el futuro adelante. Enfocándome en el presente.
Las circunstancias requieren una ceremonia especial de renovación: me preparo un baño con sales, mascarilla, tratamiento para el pelo, depilación de todas las clases y en todas las áreas (ah, la belleza de ser mujer). Acto seguido, toca vestir este cuerpo postpandémico que se me presenta en el espejo con más curvas y canas que antes. Me miro y me gusto: Estos cambios en el cuerpo reflejan las batallas personales que me tocó enfrentar durante los meses que pasaron.
Mientras me aplico labial frente al espejo, me pongo a pensar en las razones por las cuales prepararse para una cita es el ejercicio de optimismo último: significa tener esperanza en que pasar por todo ese proceso que vivimos tantas veces y con resultados decepcionantes todavía vale la pena por la posibilidad de que, esta vuelta, las cosas serán diferentes. También es un voto de fe en la bondad de los otros, en nuestra capacidad de sanar y evolucionar, de establecer vínculos sanos, de amar y ser amades.
Dudo antes de escribir a mis amigues a contar que tengo una cita. ¿Y si después las cosas no resultan como espero, si me deja plantada, si no hay química, si me ghostea al final de la cita, si quiere ir muy rápido, si me aburro, si no era lo que tenía en mente? ¿Estoy lista para exponerme a decepcionarme a mí misma y quedar en evidencia frente a los demás? “Por supuesto que sí”, me respondo a mí misma y mando al grupo de amigues un mensaje que dice: “Deséenme suerte”. Los ritos son necesarios y que la cita sea analizada minuciosamente con les amigues hasta el punto de que se cree una segunda narrativa sobre el encuentro en cuestión es parte fundamental de este ritual.
La última parte de la fase preparatoria involucra, por supuesto, perfumarse. Ya es casi la hora de salir, y mientras escribo estas líneas premonitorias e imaginarias pienso que para cuando sean publicadas y ustedes las estén leyendo hay dos resultados posibles: que las cosas hayan salido bien, o no. Dudo de nuevo en cuán atinada sea la decisión de escribir anticipadamente al respecto. Adjunto el texto a mi correo y le doy “enviar”. Me miro una vez más al espejo antes de salir y me digo: “Lo importante es volver a empezar”.