Bon Voyage!

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Bon VOYAGE!

Emiratos Árabes

Jamaica

“Un buen viajero no tiene planes fijos ni la intención de llegar” Lao Tse


LEJOS

Emiratos Árabes La tierra prometida

Es el mejor embajador de Medio Oriente. Una nación joven que nació del desierto y se baña en oro negro. La prosperidad, exuberancia y lujo en un viaje exótico que vuela los sentidos.

Amanece en Medio Oriente y la fachada del Burj Al Arab, el único hotel siete estrellas del mundo, se ilumina al igual que el Burj Khalifa, la torre más alta que supo construir el hombre. Emiratos Árabes Unidos (EAU) despierta y con él las ocho millones de almas que lo habitan distribuidas en sus siete emiratos Abu Dabi, Dubai, Sharjah, Ajman, Umm al‐Qaiwain, Ra’s al‐Khaimah y Fujairah. ¿Qué sabemos de este país tan ajeno y lejano a nosotros?, a demás de que Diego Maradona dirija un seleccionado de futbol allá, uno que otro jeque árabe se pasee por la Argen na con intenciones de inver r en algún negocio o, de vez en cuando, lleguen newsle ers con fotogra as hipno zantes para conocer su suelo. EAU literalmente surgió de las arenas de un desierto, que es lo mismo que decir, de la nada. Ex colonia de Gran Bretaña, era pequeñas comunidades de extrema pobreza y desér cas. Hoy enen uno de los PBI más altos de la economía mundial, edificios que parecen sacados de otro planeta, una sociedad prospera y paisajes desorbitantes que aprovechan turís camente. Lo lograron gracias al petróleo, eran pobres, descubrieron petróleo, lo explotaron y en menos de 50 años construyeron el estado más tecnológico y sofis cado de Medio Oriente. Impresionantes rascacielos se yerguen en lugar de aquellas primeras chozas construidas de hojas de palmera hace medio siglo. Sofis cadas redes de metro remplazaron el transporte en camello y buques portacontenedores y lujosos cruceros sus tuyeron a los dhows pesqueros que antes se dedicaban a la recolección de perlas. DUBAI Dubai es la ciudad estrella. Combina un gran centro de negocios, locales de lujo e infinitas atracciones para los turistas. Allí, sobre una isla

ar ficial, se encuentra el hotel más famoso del mundo, el Burj Al Arab. Donde los huéspedes atraviesan el puente, que une la costa con el rascacielos, con automóviles Rolls‐Royce de lujo. El que ene numerosos restaurantes con cocina de afamados chefs, aguas danzantes, acuarios gigantes, donde hay mayordomo las 24 horas y habitaciones con detalles en oro, que enen tecnología de punta y cualquier producto necesario e innecesario para la estadía. La llaman la Ciudad de Oro, por

sus miles de vidrieras que exhiben la mayor variedad de piedras preciosas. Adquirir hermosas alfombras y especias es posible visitando los souks (mercados) o los shoppings. El The Dubai Mall ene más de mil locales y abriga el Dubai Aquarium, un acuario jamás visto en otra parte. Como los emi s nunca iban a poder conocer la nieve en medio del desierto de Rub al Kahli, uno de los más áridos del mundo, diseñaron la pista de ski indoor más increible, Ski Dubai. La tradición islámica se conservaen la bellísima Mesquita de Jumeirah y una visita obligada a Ya Bastakiya, una de las áreas residenciales más an guas de la región, regala postales de construcciones con arquitectura única. ABU DABI La capital de los emiratos es una ciudad de

un laberinto de torres que compiten por tocar el cielo en convivencia con pintorescas callejuelas que forman una fascinante mezcla de tradición y mo‐ dernidad. No es raro, conociendo el prontuario, que acá esté el edificio más alto del mundo hasta hoy. Dividida entre las costumbres de la religión islámica y el glamour de los autos importados que desfilan por sus avenidas; la opulencia y su rica historia es la

mejor carta de presentación de esta ciudad. El museo al aire libre Heritage Village es un paseo para descubrir cómo era la forma de vida de los habitantes de los emiratos antes del descubrimiento del petróleo. A escasa distancia se encuentra el centro comercial Marina Mall, uno de los más conocidos de la ciudad. El Paseo marí mo, conocido como "Corniche" es una vista de panorámicas increíble. En esta ciudad está el parque temá ‐ co Ferrari World. En la Mesquita Sheikh Zayed, los visitantes se sorprenden con la mayor alfombra persa del mundo en un grandioso templo con capacidad para 40.000 personas.

Sin duda, este país se convirtió en el mejor embajador de Medio Oriente, conserva sus tradiciones y costumbres exóticas para occidente, y las enmarca perfectamente en servicios de primer nivel y de lujo exuberante. Las playas, los hoteles descomunales e incontables servicios le dieron el lugar 28 entre los 139 países más avanzados en materia de turismo, basándose en el Travel & Tourism Competitiveness Report 2013, elaborado por el Foro Económico Mun‐ dial. Tan ambiciosos y precavidos son los árabes que están en pleno desarrollo de su inicia va Masdar, la primera ciudad sustentable del mundo y un oasis en medio del desierto.

UAE quiere ser primero y eso se nota cada vez que amanece en Medio Oriente y la fachada del Burj Khalifa se ilumina, al igual de que se crean sonrisas en los millones de habitantes porque recuerdan que privilegiados.

FUENTE: Embajada de los Emiratos Árabes Unidos en la Argen na.


UN POCO MÁS CERCA

No problema, relax...

Jamaica

Un viaje por la tierra de Bob Marley, las rastas, el ron y los piratas. Los paisajes más exóticos del Caribe se funden en esta isla que va a dejar sin palabras a más de uno. Problem, problème, vandamál o проблема, aquí la palabra no se conoce bajo ningún idioma, no los hay… lo más parecido a ellos son llamadas situaciones. Tierra de piratas y playas de arenas blancas, bañadas por agua turquesa y cristalina; de montañas escarpadas, acan lados y cascadas tropicales, Jamaica es una cultura de grandes contrastes. Todo es tranquilidad, paz y amor… ¿y de qué preocuparse, no?, si acá la vida es pura alegría y diversión, tanto en la playa como en las calles, en los mercados y en las discotecas que parecen nunca dormir. Su gente cordial y sencilla enseña que el ritmo solo lo marca el sol y el mar. Se expresan autén camente, con colores vibrantes en su forma de ves r, en la arquitectura y en el arte. A esta isla primero la descubrió Cristóbal Colón, después se la sacaron los ingleses y más tarde la tomaron los piratas, de los que hoy queda la historia y la sensación de que algún barco de madera está atravesando los riscos para arribar al viejo Port Royal. Tierra histórica donde llego a haber una taberna por cada diez habitantes, bucaneros, pros tutas y famosos piratas que quedaron en la historia. Al llegar al aeropuerto nos daremos cuenta que aquí muy pocas personas saben español y atacan con un inglés raro, mezcla de varios idiomas. La diferencia de horario se hace notar, lo mejor es aguantar el sueño hasta el anochecer para despertarse al día siguiente como nuevo. A pesar de ser una isla chica, viajar a través de ella puede llevar varias horas, la vegetación es abundante, las rutas están llenas de curvas y ma‐ nejar por la derecha puede ser todo un desa o. De saltos, atardeceres y Colón Lo mejor es comenzar el i nerario por Negril, ubicado en la costa sur. La ciudad ene algunas de las playas más bonitas del mundo y una café que capaz les suena, Rick´s Café. Este lugar está sobre un risco, de donde se ran clavadistas y turistas al agua, y luego se disfruta, en su impresio‐ nante terraza, de una cerveza bien fría con música en vivo y un atardecer de fondo, ¿lindo no?, la parte de rarse no tanto, los jamaiquinos lo hacen como ninguno y el derroche de adrenalina es pecaminoso. Cerca está Li le Bay, un enclave de gran belleza natural donde Bob Marley, el más conocido cantante de reggae y un dios para los ja‐ maiquinos, tenía una casa en la que se relajaba entre pitadas de ganja (marihuana). Por la zona, en Green Gro o Caves recaló Cristóbal Colón hace 519 años atrás, esclavos fugi vos lograron su libertad y se pasaron armas a la Cuba revolucionaria. Un poco de historia, romanticismo y buceo En Montego Bay hay playas espectaculares y los hoteles más lujosos del Caribe, como el Tryall Hotel y el Round Hill. En la ciudad es posible de hacer un poco de turismo histórico, Montego Bay es la cuna de la rebelión esclava que ocasionó la independencia jamaiquina.

El Sam Sharpe Memorial, en la plaza principal, donde se erige una estatua en recuerdo de un líder de las rebeliones y The Cage una an gua cárcel para esclavos, son tes gos mudos de la historia. Para los cursis o román cos está Martha Brae River, donde es posible tumbarte en una balsa de troncos de bambú y dejarte conducir por el curso del rio. Para los aventureros como yo, nos toca inmiscuirnos en las aguas caribeñas con el equipo de buceo o de snorkel. Un viaje a Jamaica no está completo sin visitar la Laguna Luminosa, el hogar de un curioso bichito (microbio) fosforescente. El constante movimiento del agua hace que los microbios se muevan y brillen color verde neón. Durante la noche hay cruceros que permiten apreciar el efecto y te dejan nadar en los lugares menos profundos de la laguna. Los peces te rozan y brillan como estrellas caídas del cielo. Montego Bay, el pueblo de Bob Marley y Kingston A una hora y media en auto de Montego Bay, en la costa norte de Jamaica, se encuentra Ocho Ríos. Es un puerto de cruceros muy transitado y una zona conocida como el 'jardín de la parroquia', debido a su flora tropical exuberante y su fauna exó ca. Hay cascadas majestuosas, ríos zigzagueantes, más playas de postal y también más Bob. Desde la zona es posible internarse, en un an guo bus de campesinos pintado de azul, rojo y amarillo, por el monte a través de las montañas y llegar hasta Nine Milles, el pueblo donde nació Bob Marley. Lejos de las ciudades más turís cas de la costa, la capital, Kingston, es Jamaica en estado puro. Barrios opulentos y humildes conviven en una ciudad vecinade las Montañas Azules, los montes con los mejores paisajes de la isla. Allí se cosecha el Blue Mountain Coffee, uno de los cafés más caros y exquisitos del mundo. Hay excursiones por las montañas en bicicleta o a lomo de un burro.

‐Viajar a Jamaica no necesita visado para estadías inferiores a los 30 días. ‐No son necesarias ningún tipo de vacunas. ‐El clima tropical lo hacen un destino ideal para cualquier época del año. ‐No olvidar el protector solar, ropa y calzado cómodo para poder caminar por estos paisajes de mucha montaña y playa. ‐A pesar de estar estigmatizada, la isla prohíbe la tenencia y/o la venta de cualquier tipo de droga. ‐En los últimos años, la seguridad en Jamaica mejoró, sin embargo es recomendable evitar barrios peligrosos de Kingston como lo son Dowtown, y durante la noche: East Kingston y Spanish Town.

FUENTE: Oficina de Turismo de Jamaica.


CHILE Al otro lado de la Cordillera TODAVÍA MÁS CERCA ¿Qué tanto conocemos de nuestro vecino? Una nación repleta de contrastes, paisajes que enamoran e invitan a redescubrir nuevas sensaciones. La calidez de su gente. Acá nomás, a 1.45hs en avión...

“Buen día compañero de viaje, prepárese porque está por llegar a uno de los paraísos más lindos del sur”, me había dicho Graciela, una mujer de unos cincuenta años, sonrisa graciosa y que, minutos atrás, había revolucionado a dos azafatas para que le permitieran sentarse junto a su hermana Olivia; en el vuelo que unía Santiago de Chile con Puerto Montt. Parecía que Graciela habló lo que no había conversado en una semana entera, pero con el empo, me daría cuenta de que los chilenos son así. Como una especie de guía de viaje parlante, la mujer recorrió el país mentalmente y coincidió en mi deducción: Chile es una buena opción para disfrutar las vacaciones de invierno y la nieve, con el condimento de sus hermosas ciudades y pueblos. Puerto Mon es una ciudad de pescadores, pintoresca si las hay. Un batallón de casas, de todos los colores, se agrupa en lomas orientadas hacia el puerto y el centro. Muy cerca, se encuentra Puerto Varas, otro postal imponente. Una villa sobre la costa del lago, resguardado por un volcán y un espeso blanco que decora las ventanas del único Hotel Casino del lugar. Por la ruta que bordea el Lago Llanquihue, “lugar sumergido”, denominado así por los indígenas que fueron tes gos de la congelación completa del agua, es posible lle‐ gar hasta Fru llar, una colonia alemana que inspira con sus mansiones construidas en madera. Es di cil escaparle a los atardeceres de esta re‐ gión chilena. Es un pecado irse del sur sin antes haber cruzado el canal de Chacao para haber conocido una mí ca isla llamada Chiloé. El primer pueblito en la isla es Ancud. Cuando uno pisa esa plaza centenaria, y observa la primera iglesia, se da cuenta de que Chiloé ene algo mágico, algo más intenso aún de lo que dicen los folletos turís cos. Chiloé es el lugar de las iglesias, de las cuales 16 de ellas son Patrimonio Mundial de la Humanidad y la mayoría enen más de 400 años de memoria. La capital de la isla es Castro, un poblado mul color, con casas construidas sobre el mar sobre los populares palafitos, tan usados en la región hasta que una ley los prohibió por seguridad. Muchas de las viviendas erigidas con esta técnica aún siguen en pie y parecen flotar sobre un azul intenso. Hay un pequeño libro editado in situ que cuenta la historia de los chilotes, quien vaya a Chiloé lo compra porque le ganan por cansancio, se vende en donde uno pare, lo ofrecen cuantas veces sea necesario, y hasta inclusive son capaces de regalarlo con tal de que te lleves un retazo de su historia mí ca. En la región de Los Lagos se come todo po de pescados, salmón a la mantequilla, truchas, pero ningún po de gastronomía se compara con la chilota, en donde el curanto es el plato que los enorgullece –una preparación al aire libre de todo po de papas, mariscos, carne, embu dos y verduras. Durante el viaje de regreso en ferri, me fue imposible pensar si los traucos, las pincoyas y las decenas de seres mitológicos de los que tantos hablan los chilotes, realmente existen y hacen de esa isla el lugar más fantás co de Chile. Los centros de ski y deportes de alto riego son escenarios frecuentes, en este país que se ex ende a lo largo de la Cordillera de los Andes. Pucón, a 450 kilómetros de Puerto Mon , es una villa de similares caracterís cas a San Carlos de Bariloche del lado argen no, pero el triple de pequeña y acogedora. El Centro de la localidad siempre está vacío, deja a pensar que la gente se esconde para evitar cruzarse con el turista que deambula.

FUENTE: Sernatur: Servicio Nacional de Turismo Chile.

Cuando llegué, me llamó la atención el gigantesco semáforo de alerta volcánica que cuelga en la municipalidad. “Estos úl mos 26 años se mantuvo en verde”, escuché decir a alguien que pasaba, mientras yo miraba impresionado. Quizás resulte curioso para cualquier visitante, pero es algo corriente para quienes son vecinos del volcán de Villarrica, “casa del demonio”, según los aborígenes; el más ac vo de todo Chile y con un historial preocupante en sus erupciones. En Villarrica funciona un centro de ski y Snowboard con veinte pistas, frecuentado por compe dores a nivel Internacional. La nieve es un poco blanda, pero no impide que bajar la montaña esquiando con vista a un lago sea otro de los placeres de la vida. La visita al fin del mundo había terminado, en ese entonces aguardaba otro avión hacía la capital del país y otro de los centros de nieve más importantes de América. La ciudad de San ago de Chile, capital del país, combina lo mejor de una metrópoli cosmopolita, moderna y encantadora; con los mejores centros de esquí que se pueden encontrar en el Cono Sur. Es un collage de los mejores chalet de Buenos Aires, colocados delante de montañas nevadas, edificios modernos, calles arboladas, shoppings del tamaño de estadios, la red de metro más moderna y amplia de La noamérica, y un aire puro que se respira en cada rincón. Los paisajes de Chile lo convierten en un país repleto de contrastes. Es necesario adver r al lector sobre algo: antes de subir al avión, en el aeropuerto de San ago, se podría descubrir un inquietante detalle, el vuelo que une San ago con Buenos Aires tarda 1 hora 45, quince minutos menos de lo que se demora llegar desde el Gran Buenos Aires a Capital Federal.


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