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Rafael Piñeros: Covid-19, seguridad y otros demonios

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Aneta Ikonómova

Aneta Ikonómova

Rafael Piñeros hace una reflexión acerca de la utilidad de darle un enfoque de seguridad y de colaboración internacional a la lucha contra la pandemia generada por el COVID-19

Covid 19, seguridad y otros demonios 1

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Las respuestas a una situación como la surgida por el COVID 19, que están más allá́ de lo cotidiano, suelen estar acompañadas de un poco de negación, caos y confusión. Algunos no se lo creen y con ello, de una mentira, generan una verdad. Para otros, son tantos y tan variados los desafíos que enfrenta una sociedad, que otros problemas diferentes a una epidemia o pandemia, requieren atención inmediata. Se destaca que en situaciones de riesgo e incertidumbre, la ventana de oportunidad para la acción política, tiende a cerrarse más que a mantenerse en el tiempo. No hay gobierno que no tenga que tomar medidas y algunos

Rafael Piñeros

Coordinador de Relaciones Internacionales del pregrado Finanzas Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales rafael.pineros@uexternado.edu.co

deberán hacer más para superar esta situación.

Por un lado, aunque en países desarrollados como Estados Unidos, Reino Unido o Francia, las pandemias o afectaciones a la salud publica hacen parte desde hace años de una prioridad en materia de seguridad, es más fácil combatir un ejercito enemigo, un ataque terrorista o una abrupta y peligrosa caída en el mercado bursátil que un aumento repentino del número de personas que están postradas en cama y no se levantaran.

Así́ las cosas, no es simplemente una inclusión en las estrategias de seguridad. Se requieren protocolos de acción más precisos, dotaciones médicas adecuadas, comunicación oportuna y precisa a la ciudadanía y control de los comportamientos humanos de manera más ágil, mecanismos que evidencian excelentes resultados. En los países asiáticos que utilizan sistemas de vigilancia masiva y otras estrategias cibernéticas que permiten controlar al ciudadano, se ha demostrado que son una estrategia adecuada para mitigar esta crisis.

Por otro lado, en América Latina, se observa un poco de ello. Brasil, México, Chile y Colombia, para citar algunos ejemplos, incluyen en sus estrategias de seguridad, amenazas relacionadas con la afectación de la salud publica, rápida dispersión de epidemias infecciosas en zonas de frontera y hasta sofisticadas formas de combatir ataques cibernéticos e informáticos. El papel lo aguanta todo, en especial cuando los temores reales se concentran más en contener borrosas ideologías, que patógenos peligrosos que se esparcen con incontrolable rapidez.

Respuestas globales selectivas

No es cierto que este hecho sea aislado. En otras regiones, como Asía y África, la lucha contra epidemias y pandemias ha generado una rápida y coordinada respuesta de gobernanza regional. No obstante, las epidemias del siglo XXI no habían afectado a América Latina como la pandemia actual, más allá de los protocolos de obligatorio cumplimiento generados por la Organización Mundial de la Salud después del SARS en 2003, hecho que obliga a retroceder y buscar referentes más o menos útiles para entender la situación actual.

La crisis financiera de 2009, fue abordada por líderes políticos con una visión centrada en proteger y defender a un sector que es motor natural de la generación de riqueza. La política nunca se dejó de lado, por cuanto existían que proteger y entidades por salvar, pero se demostró que muchas empresas eran “too big to fail” y que era necesario disponer de los recursos disponibles, sin importar el costo social, para superar la tragedia bursátil generada por la codicia infinita de unos pocos, fenómeno que generó coordinación al interior del G-20, del otrora G-8, y entre gobiernos, en ocasiones antagonistas acérrimos, a fin de evitar perdidas mayores.

Se observa con preocupación, que los asuntos de salud publica al contener esa mezcla exótica de lejanía y baja frecuencia, generan

Es más fácil combatir un ejercito enemigo, un ataque terrorista o una abrupta y peligrosa caída en el mercado bursátil que un aumento repentino del número de personas que están postradas en cama y no se levantaran.

1. Artículo publicado para el Blog Coordenadas Mundiales (25 de marzo 2020). Recuperado de https://coordenadas-mundiales.uexternado.edu.co/ covid-19-seguridad-y-otros-demonios/

errores, tanto al dirigirse al COVID19 como el “virus chino”, como al aplicar los mecanismos para lograr un compromiso ciudadano básico como es la permanencia en casa por períodos determinados, con la intención de evitar más contagios y racionalizar los servicios de salud. Que mal lo han hecho algunos países que se consideran desarrollados o avanzados.

Resulta paradójico que encontrar la voluntad política necesaria para salvar un banco, surja rápidamente y sea fácilmente negociable, mas que salvar millones de vidas humanas, en las que no se distingue nacionalidad, color o nivel de ingresos. Lo que no sabemos es de ahora en adelante, que cuestionamientos surgirán ¿qué tan frecuentes serán y cómo responderemos a cada uno de ellos?

Discursos de seguridad...

Existen varias razones para relacionar seguridad y pandemias. Por un lado, los ODS contemplan en algunos de sus objetivos, medidas para alcanzar salud, bienestar, agua limpia y saneamiento básico. Y por el otro, iniciativas como la que surgió en el 2009, mediante la cual el presidente Barack Obama apoyó y lideró un programa conocido como “Global Health Initiative”, fortalecido en 2014 con la creación de la Agenda de Seguridad Sanitaria Mundial, estados, empresas, organizaciones de la sociedad civil e individuos, se comprometen a generar entornos colaborativos para enfrentar epidemias y pandemias, exaltando así, el principio de salud sanitaria mundial como una responsabilidad compartida.

En otras palabras, la colaboración internacional al interior de Organizaciones Internacionales o grupos ad hoc, resulta positiva porque genera información técnica de calidad, que brinda confianza y legitimidad, al tiempo que se convierte en apoyo político para los gobiernos nacionales. Prevenir, detener tempranamente el problema y brindar una respuesta rápida y efectiva, son los mecanismos idóneos que surgen de la iniciativa antes mencionada.

Sin embargo, esa responsabilidad compartida no resulta fácil de implementar en la práctica. En los últimos años, no se ha escuchado un discurso nacional centrado en el fortalecimiento y mejoramiento de los sistemas de salud, sino en otros temas políticos, que distraen la atención de prioridades sociales y humanas. Un presidente en América Latina, gana elecciones por las promesas de generación de empleo y no precisamente, por promesas que contribuirían a mejorar la red de prevención de enfermedades infecciosas.

Los líderes políticos se sienten tentados a utilizar viejos mecanismos y no creativas respuestas a los desafíos contemporáneos.

La relación entre pandemia y seguridad, no debe producirse por la utilización de los instrumentos tradicionales de la fuerza o las medidas coercitivas, sino por la relación interdependiente entre un hecho (surgimiento de un virus) y su rápida y peligrosa difusión a diferentes lugares del globo.

Por otro lado, las estrategias individuales de seguridad y defensa nacionales, vinculan hoy no solo elementos militares o políticos, sino cuestiones relacionadas con la salud pública y el medio ambiente. El problema radica en que las políticas para enfrentar unas y otras, no necesariamente son tan nítidas y diferenciadas, sino que se mezclan en disquisiciones difíciles de comprender. Veamos un ejemplo:

Reiteradamente se ha pedido en distintas latitudes solidaridad, unión, fraternidad por parte de gobernantes a gobernados, pero los dirigentes parecen no entender esa situación. Algunos, como en Francia, apelaron el 12 de marzo al discurso de “guerra o batalla frente a...”, en España desplegaron efectivos del ejército de tierra en las calles, en no menos de 10 comunidades autónomas durante la semana del 12 de marzo, evidenciando que los líderes políticos se sienten tentados a utilizar viejos mecanismos y no creativas respuestas a los desafíos contemporáneos.

En otras palabras, la relación entre pandemia y seguridad, no debe producirse por la utilización de los instrumentos tradicionales de la fuerza o las medidas coercitivas, sino por la relación interdependiente entre un hecho (surgimiento de un virus) y su rápida y peligrosa difusión a diferentes lugares del globo. El problema que surge entonces, radica en que en momentos de crisis y donde impera la inmediatez, hay una particular insistencia por parte de los gobiernos a decretar medidas de emergencia que refuerzan al soberano, la exclusión de lo desconocido, el aislamiento para sentirnos seguros, y la limitación de derechos y libertades para lidiar con enemigos dispersos e invisibles, como en este caso.

Es significativo mencionar también, a países como Estados Unidos, Brasil o México, cuyos líderes siguen afirmando que se trata de una gripe o resfriado más, restándole importancia a esta crisis mundial y siguen convocando a sus gobernados a defender ególatramente beneficios efímeros o políticas que protegen a unos pocos. La negación del problema, no distingue culturas.

En momentos como este, dos lógicas se enfrentan sin un escenario claro de solución. Por una parte, se reivindica el espíritu multilateral, solidario, amigo del otro, que debería salir a relucir no solo en los hogares, sino también entre los gobiernos, que en ultimas, representan a los pueblos, y por otra, el evidente individualismo, el populismo rampante de negación en algunas latitudes, acompañado de acciones irresponsables de individuos que ignoran los protocolos de seguridad pública y se enfrentan sin claro vencedor. La verdadera pandemia, consiste entonces, en la desintegración de las condiciones sociales por la decadencia de los seres humanos y su incapacidad para ponerse de acuerdo en focalizar esfuerzos, políticas y acciones, para combatir esta situación que amenaza con destruir una gran parte de la población mundial.

Frente al COVID-19: más libertad y más globalización 2

Daniel Trejos argumenta que, para hacer frente a las pandemias, como la actual del COVID-19, es necesario extender y profundizar el capitalismo de libre mercado, la libertad en sí misma y la globalización.

1. Estudiante de cuarto semestre de la Maestría en Asuntos Internacionales. Asistente de investigación de FIGRI. @ daniel2trejos | francisco.trejos@uexternado.edu.co

2. Artículo publicado en el Blog Coordenadas Mundiales (29 de marzo de 2020). Recuperado de https://coordenadas-mundiales.uexternado.edu.co/frente-al-covid-19-mas-libertad-y-mas-globalizacion/

Vivimos en el momento más próspero de la humanidad. Muchas personas han salido de la pobreza y esta ha disminuido a sus niveles más bajos. Basta con ver los indicadores del Banco Mundial para darse cuenta de ello. Por ejemplo, si tomamos los tres indicadores que miden la pobreza con base en el porcentaje de personas con un ingreso diario igual o inferior a 1.9, 3.2 o 5.5 dólares respectivamente, aparecen en 2020 en sus mínimos históricos.

La desigualdad, esa por la que tanto se rasgan las vestiduras aquellos que creen que los seres humanos somos iguales y merecemos lo mismo, sin tener presente las implicaciones que ello conlleva si se busca resolverla - ¿ser igual de pobres o igual de ricos? - ha disminuido en muchos de los países del globo en las últimas

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