Cap estado del matrimonio

Page 1

CAPÍTULO I: ESTADO DEL MATRIMONIO Objetivos:  Comprender la naturaleza del matrimonio como una camino de realización personal  Comprender el matrimonio como una vocación a la santidad

1. Situación actual del Matrimonio. La única relación humana que contribuye decididamente al origen a la persona es la relación sexual. Esta relación se inscribe en el contexto de la relación entre personas, por lo tanto sólo en el amor como máximo horizonte de realización encuentra su plenitud y sentido. Y al tener en el amor su horizonte necesariamente requiere de la responsabilidad y el compromiso con el otro. Y este compromiso debe tener las características esenciales del amor: libre, donal, indisoluble, fiel, fecundo y trascendente.

En el caso del amor sexual se añade a la fidelidad la exclusividad que le hace justicia a la unicidad e irrepetibilidad de la persona. Precisamente estas características son las que definen el matrimonio como institución humana que Jesucristo eleva a sacramento. Sin embargo, como consecuencia del proceso de deshumanización o de pérdida del sentido de lo humano que hemos visto al inicio, también la institución matrimonial sufre consecuencias muy graves vinculadas a la dispersión propia de una cultura que se disuelve en el cambio acelerado y produce en las personas el fenómeno de la dispersión.

Curso: Persona, Matrimonio y Familia / Capítulo I: Estado del matrimonio

Página 1


Si miramos el fenómeno desde dentro de la institución matrimonial veremos una situación existencial difícil. No son raros los largos mutismos sobre asuntos fundamentales en la relación conyugal. Muchos desencuentros son escondidos en una suerte de resignación amarga que explota después de varios años de infelicidad disfrazada de estabilidad. Algunas veces se vive un compromiso formal y superficial, una especie de convenio de mutua comodidad. Cada uno tiene sus hobbies, sus pasatiempos y se los "respeta". Se habla poco, se aburren cuando están juntos. No hay creatividad ni alegría en el compartir. Muchas esposas guardan durante años quejas contra sus maridos. Se acostumbran a vivir "así nomás", a no pedir mejoras, y sobre todo a no buscar soluciones ni esforzarse por conseguirlas. Se puede leer la frustración en las caras de estas mujeres aunque la oculten detrás de una charla constante e interminable sobre modas, compras o personajes famosos. No son pocas las que ya perdieron del todo la ilusión y buscan de manera más o menos abierta esa felicidad perdida en relaciones ilusorias y pasajeras. Algunas volverán a ser "chicas" con sus amigas. Se sentirán jóvenes, se asustarán de envejecer sin haber hecho nada valioso con sus vidas. Podríamos hacer una lista interminable de fugas "lícitas" o ilícitas que les permiten vivir cómodamente de espaldas a una dolorosa realidad: sienten que su matrimonio no anda bien, que no han encontrado el amor verdadero, que agonizan interiormente junto a un hombre que ahora les es desconocido cuando no odioso. En su lectura subjetiva él será el gran culpable de su infelicidad.

Curso: Persona, Matrimonio y Familia / Capítulo I: Estado del matrimonio

Página 2


Muchos maridos se aburrieron de sus esposas. Tienen la impresión de que "se acabó el amor". A veces sueñan con el pasado. Otras veces simplemente se acostumbran y cargan con su situación, "siguen nomás" sin esperar ya ningún cambio. Algunos se refugiarán en un pasatiempo creando un mundo aparte: el de los amigos. Con ellos hablarán groserías y fanfarronearán de conquistas amorosas a veces inexistentes; con ellos se sentirán alguien. La esposa será la realidad castrante; la que le recuerda

que

tiene

hijos,

que

tiene

responsabilidades justo cuando él empezaba a sentirse adolescente de nuevo. Su casa no será ya el lugar de ilusión y esperanza que imaginó. Ahí está el hijo adolescente encerrado en su cuarto o almorzando con los "IPod" puestos. Inentendible, inalcanzable. Allí estarán los problemas de las hijas o el bebe inagotable en sus exigencias. Y sobre todo allí estará la que, en vez de apoyarlo, lo critica. En su lectura subjetiva ella será la gran culpable de su infelicidad. Tal vez alguno diga que son situaciones extremas. Las describo simplemente para graficar que a las situaciones extremas se llega por situaciones cotidianas.

No podemos ser felices sin cultivar nuestra conciencia. Así como somos capaces de hacernos felices a nosotros mismos y a los demás, también podemos hacernos infelices. Ser autosuficiente, excesivamente confiado en la propia virtud, es el perfecto caldo de cultivo del fracaso en lo esencial. Es importante evitar los escrúpulos excesivos tanto como el relajo y el abandono de estos asuntos. Tenemos

Curso: Persona, Matrimonio y Familia / Capítulo I: Estado del matrimonio

Página 3


también que considerar seriamente el ambiente cultural (o anticultural) en el que vivimos. Como ya vimos, la noción de verdad parece haber desaparecido del horizonte y las personas nos movemos como si todo pudiera ser definido según nuestros gustos y disgustos. Con criterios alimentados por esta visión de la vida es imposible ser feliz ya que la misma felicidad descrita arbitrariamente puede ser falsa o verdadera. Por ejemplo: si yo defino la felicidad como bienestar solamente, jamás enfrentaré problemas de fondo en mi matrimonio porque hacerlo me puede hacer sentir mal. No trataré de decir la verdad, simplemente la disfrazaré. Así muchas esposas apañan a sus maridos por miedo a que se molesten, muchos maridos no le dicen nada a sus esposas por miedo a pasar un mal rato y poco a poco se genera entre los dos una muralla de cosas no dichas o dichas a medias. No es raro escuchar argumentos como: "Para qué la (o lo) voy a preocupar". Muchas veces se intenta dar soluciones en base a recetas simplistas. Se proponen objetivos para mejorar pero no se va al fondo del problema. Esta suerte de optimismo ingenuo y formalista genera a veces una ilusión de mejora pero, cuando vuelven las situaciones difíciles, la falsa mejoría desaparece generando una mayor frustración. Tampoco es raro que se tenga una perfecta excusa en los hijos y las preocupaciones que su educación genera.

Se olvida algo esencial: si el matrimonio no está realmente unido, si no son realmente una sola carne, es decir, si entre esposo y esposa no existe esa amistad tan especial que los hace cómplices en el bien, si no hay un diálogo constante y fecundo ¿Qué educación se les puede dar a los hijos?

Curso: Persona, Matrimonio y Familia / Capítulo I: Estado del matrimonio

Página 4


Más allá de la dispersión, la crisis del matrimonio se expresa en tendencias concretas de pensamiento y acción que conducen a la disolución de vínculos personales estables entre los que el matrimonio ocupa un lugar muy importante. Pasamos a describirlas brevemente: 1.1 Hedonismo. Esta tendencia sostiene que el único sentido de la vida lo puede dar el placer en sí mismo. En ese sentido el hedonismo actual no es nuevo como aproximación a la vida, tal vez su novedad esté en la extensión y carta de ciudadanía prácticamente indiscutible en la mentalidad de las personas. En la vivencia del matrimonio es común la tendencia al hedonismo dada en buena parte por la gran influencia de los medios. En ese sentido se tiende a sobrevalorar el papel del placer sexual en su componente físico o fisiológico dándole categoría de decisivo dejando de lado los aspectos más psicológicos o morales. 1.2 Nihilismo. Se trata de la negación por principio de la posibilidad de conocer algún sentido más allá de lo inmediato. Es una fuerte tendencia ideológica de nuestra época que se populariza en una engañosa noción de tolerancia por la cual sólo existen opiniones y nada puede permanecer estable. Las consecuencias morales son inmediatas y tienen en el hedonismo su principal expresión. Si no hay fundamentos de verdad para afirmar que algo es bueno o malo entonces es totalmente irrelevante lo que uno haga siempre y cuando “no se haga daño a los demás”. Se trata de la noción individualista de la libertad señalada líneas arriba.

Curso: Persona, Matrimonio y Familia / Capítulo I: Estado del matrimonio

Página 5


En el matrimonio el nihilismo se expresa en la desesperanza, el aburrimiento, la desilusión o el cinismo frente al compromiso y la entrega. Se puede percibir un descreimiento cada vez más generalizado en compromisos estables. 1.3 Utilitarismo. Otro matiz de la tendencia a la disolución de los vínculos personales es la reducción de la acción a lo útil como finalidad. El gran criterio de juicio sobre las cosas es su posibilidad de dar algún beneficio individual. Así el matrimonio se convierte en estrategia o contrato que puede ser disuelta cuando una de las partes no encuentra satisfacción. 1.4 Feminismo. Más allá de los logros de igualdad de derechos entre hombres y mujeres el feminismo es hoy una ideología emparentada con los principios conflictivos del marxismo clásico. Desde esta perspectiva también conocida como perspectiva de género o feminismo de género, el matrimonio es un instrumento de opresión de las mujeres. La sexualidad sería un mero producto cultural y las prácticas heterosexuales sin compromiso alguno

así

bisexuales

como son

las

homosexuales

perfectamente

lícitas

o y

respetables en el contexto de de creación cultural y opción individual libre.

Curso: Persona, Matrimonio y Familia / Capítulo I: Estado del matrimonio

Página 6


Redefiniciones de la naturaleza del matrimonio y la familia. De la mano del feminismo, especialmente en su versión de género están las redefiniciones de naturaleza humana, sobre todo en la práctica. Se intenta redefinir la institución matrimonial legalizando las uniones homosexuales. Así la diferencia complementaria entre hombre y mujer es considerada relativa y no constitutiva. Con esto el gran tema de la procreación como uno de los elementos esenciales de la unión conyugal resulta también irrelevante para dar paso a otras opciones de reproducción de seres humanos. Podemos decir también que el homosexualismo es una ideología que con mucha fuerza y recursos intenta legitimarse mediante las leyes y la presión económica y social. A pesar de todas estas dificultades o tal vez gracias a ellas, existe también hoy una mayor conciencia de la importancia

de

preservar

el

matrimonio

como

institución fundamental de la sociedad.

Lectura para profundizar. Revisar el texto artículo Familia y sociedad contemporanea de Pedro Morande y Carlos Beltramo.

2. Naturaleza de la relación conyugal. Lo esencial del matrimonio es la comunión de las personas. Cada uno de nosotros está llamado al encuentro con los demás desde lo más profundo de su ser y realizamos este llamado de diversas formas entre las que se encuentra el matrimonio. Es pues, una vocación a la comunión.

Curso: Persona, Matrimonio y Familia / Capítulo I: Estado del matrimonio

Página 7


Por ello debemos profundizar en la comunión para comprender nuestra relación conyugal desde su naturaleza y no desde sus meras manifestaciones externas o pasajeras. La "común- unión" con el otro no puede darse si cada uno no es él mismo. Para comprender lo que es la comunión debemos primero ahondar en lo que somos como personas. Haremos una aplicación de lo visto en relación a la persona pero leído en el contexto del matrimonio. 2.1 El dinamismo ontológico de permanencia. En primer lugar, el matrimonio es un camino de permanencia. Como en toda relación humana auténtica en él se experimenta que hay cosas que pasan y cambian pero que a su vez van expresando que seguimos siendo quienes somos. Lo esencial de la persona permanece en la relación de amor. Esto ocurre porque el amor sólo existe en la medida en que se opta por la persona en cuanto persona y no por alguna otra razón que pasa: belleza física, humor, características psicológicas determinadas, posición social, etc. 2.2 El dinamismo ontológico de despliegue. El despliegue se vincula necesariamente con la permanencia. No se dan una sin el otro. Esto se ve con claridad en la relación conyugal. Un ejemplo interesante se da ya desde el enamoramiento. La percepción de quien se enamora (una de las manifestaciones del despliegue) está siempre vinculada a la permanencia. Las mismas promesas de "amor eterno" que nos hacemos entre nosotros en los momentos más importantes de la vida están expresando este dinamismo de despliegue que a su vez refuerza el de permanencia. El

Curso: Persona, Matrimonio y Familia / Capítulo I: Estado del matrimonio

Página 8


esfuerzo en el trabajo bien hecho también nos hace percibir el despliegue y su relación con la permanencia. Así en el matrimonio, la realización de la persona en el amor encuentra su lugar. La sensación de plenitud y crecimiento es un dato clave que sólo el amor auténtico puede brindar a la persona. 2.3 La necesidad psicológica de seguridad. Como ya dijimos las necesidades básicas constituyen la percepción psicológica de lo que somos y necesitamos. Es el nivel más propiamente subjetivo. Los esposos satisfacen su necesidad de seguridad amándose mutuamente. Si esa satisfacción no se logra con el amor verdadero que tiene como característica la entrega y la búsqueda del bien objetivo en el que uno encuentra su identidad y correcta relación con el otro, la necesidad misma se distorsionará y los torcerá hacia el egoísmo. En algunos casos surgen los celos posesivos, en otros el aburrimiento y las falsas expectativas de afecto y la manipulación. Tratar de satisfacer así la necesidad de seguridad conduce a verdaderas tiranías en la relación conyugal cuando no a frustraciones y abandonos que causan más dolor e insatisfacción. La relación conyugal exige cuidado y dedicación, jamás presión y celos. Siempre es necesario que los esposos vivan en una lucha continua por ahondar en la verdad sobre sí mismos y su relación. 2.4 La necesidad psicológica de significación. Esta necesidad también encuentra su satisfacción plena en el amor conyugal. La relación personal fundamenta la percepción del sentido de la vida. Hombre y mujer encuentran en la construcción de un hogar el significado de todos sus esfuerzos. Que esto sea difícil y problemático no se niega pero en

Curso: Persona, Matrimonio y Familia / Capítulo I: Estado del matrimonio

Página 9


realidad nada que valga realmente la pena es fácil de obtener. Cuando se distorsiona la lectura de la necesidad se recurre a falsas satisfacciones. En el caso del matrimonio esto se traduce en imposiciones a los demás, búsqueda del aplauso o el quedar bien ante ellos. No son lamentablemente pocos los hombres y mujeres que invierten un afán desmedido en sus diferentes roles descuidando su propia identidad. Algunos se valoran por su apellido, su dinero, otros por su raza o condición social. Las maneras erradas de tratar de satisfacer esta necesidad son siempre endebles y generan una fuerte carga de desconfianza e inseguridad simplemente porque el poder sobre los demás, el tener muchos bienes, el aplauso que uno puede obtener en el ejercicio de algún talento, son parte de la vida pero no pueden ser su sentido real, es decir, no pueden ser la razón de ser de nuestra existencia simplemente porque no alcanzan. Como ya vimos satisfacer ambas necesidades con cosas inferiores a nuestra dignidad de personas es imposible.

3. El amor conyugal. La palabra amor es tal vez una de las palabras más desgastadas por el uso diario, más traicionadas por diversos significados arbitrarios o reductivos, más convertida en lugar común y menos comprendida en su significado auténtico. 3.1 Reducciones del amor. En primer lugar, una de las reducciones más extendidas es pensar que el amor es solamente un sentimiento. Una fuerte carga de romanticismo exalta el amor como una pasión incontrolable que nada tiene que ver con la razón.

Curso: Persona, Matrimonio y Familia / Capítulo I: Estado del matrimonio

Página 10


Allí tenemos por ejemplo, las innumerables series, telenovelas y películas en las que se plantea que el amor auténtico es algo puramente sentimental que cuando se apaga se acaba. Para vivir un amor real tendríamos que estar permanentemente suspirando e idealizando a la persona amada. Lamentablemente son muchas las personas que contraen matrimonio pensando de esta manera y se encuentran con que han vivido una ilusión porque el matrimonio, en el que ciertamente los sentimientos ocupan un lugar importante, es fundamentalmente compromiso y entrega. Otro de los tipos de reducciones más comunes y más burdas es reducir el amor a la relación sexual. Sobre esto habría mucho que decir. Señalaremos solamente que pensar que el mero y solo placer sexual equivale al amor conduce necesariamente a convertir a las personas en objeto de placer. De otro lado debemos ver que el amor no es un mero sentimiento. Tampoco es un contenido puramente intelectual. Y menos es solamente acción. El amor es las tres cosas juntas expresadas en el compromiso de entrega desinteresada por el otro en el que encontramos a la vez nuestra propia identidad y plenitud. El amor integra niveles, dinamismos y necesidades de la persona. Ya vimos brevemente lo que entendemos por cada uno de los elementos constitutivos. Señalaremos sólo que lo de ser "unidad" quiere decir que

Curso: Persona, Matrimonio y Familia / Capítulo I: Estado del matrimonio

Página 11


ninguno de estos elementos puede actuar solo sin afectar a los demás y que están en un orden jerárquico.

El espíritu, al ser la residencia de las decisiones personales y la apertura a la trascendencia, informa la mente y la mente a su vez gobierna el cuerpo. Sin embargo nunca se puede olvidar que somos corpóreos y psicológicos bajo pena de tener una aproximación desencarnada, irreverente y torpe a la vida cotidiana. 3.2 El crecimiento en el amor conyugal. Así como podemos señalar la unidad de los tres elementos constitutivos de la persona: cuerpo, mente y espíritu; podemos ver el crecimiento en el amor como un proceso que va desde la valoración corporal al reconocimiento del valor personal. Todo lo dicho hasta aquí sobre la persona y el amor implica que vivirlo no es algo fácil sino que exige un esfuerzo por abrirse a la verdad sobre uno mismo y sobre el otro.

El amor implica el conocimiento y la adhesión volitiva, afectiva y sensitiva a la persona en sus características absolutamente personales, únicas e irrepetibles.

Lectura para profundizar. Revisar “Aspectos prácticos de la dinámica conyugal” y “Ciclo matrimonial” de Manuel Rodríguez.

Curso: Persona, Matrimonio y Familia / Capítulo I: Estado del matrimonio

Página 12


3.3 El amor como adhesión a la verdad del valor personal. Las personas nos dirigimos necesariamente a aquello que amamos, por eso San Agustín enseñaba que el amor es nuestro peso. En el mismo sentido es conocida también la expresión del Señor Jesús: "donde esté tu tesoro allí estará tu corazón". Al ahondar en nosotros mismos o al acercarnos a las demás personas percibimos valores. Casi automáticamente valoramos la belleza, fuerza o armonía corporal; la simpatía, inteligencia o sensibilidad; o, finalmente, los valores propiamente morales que descubrimos con un poco más de tiempo y trato, es decir, si la persona es generosa, solidaria, mala o egoísta, etc.

Según esta percepción de valores, que empieza con uno mismo, decidimos a dónde ir, a qué adherirnos, y el fruto de esa adhesión libre se convierte en una suerte de segunda naturaleza virtuosa o viciosa según sea nuestra opción. Si la opción responde a la verdad y al bien según el orden de la naturaleza humana, seremos virtuosos. Si la opción responde a la mentira y el mal según un "orden" arbitrario y subjetivista, seremos viciosos, es decir, estaremos sometidos a tendencias inferiores que desordenadamente colocamos por sobre las tendencias superiores de nuestro ser. Un cuadro puede ayudar a ver gráficamente el proceso de crecimiento en la adhesión a la verdad personal que es la esencia del amor conyugal. El esquema

está

inspirado en el

desarrollo

del

libro "Amor

y

Responsabilidad" de San Juan Pablo II.

Curso: Persona, Matrimonio y Familia / Capítulo I: Estado del matrimonio

Página 13


ELEMENTO

Valor

Adhesión

Finalidad

Espíritu

Personal

Amor

Felicidad

Alma

Anímico

Enamora-

Encanto

CONSTITUTIVO

miento Cuerpo

Corporal

Atracción

Placer

A. El valor del cuerpo, la atracción y el placer. Así podemos decir que el cuerpo tiene un valor que reconocemos indudablemente. Negarlo o restarle importancia no tiene ningún sentido. Somos seres corpóreos, por lo tanto nuestra persona se expresará físicamente. Estas expresiones físicas tienen un valor propio que percibimos como belleza, fortaleza, salud, armonía, etc. Todos estos valores no se dan jamás de manera independiente, es decir, que nuestro físico expresa sentimientos, pensamientos e incluso estados permanentes del espíritu.

Un dicho antiguo decía: "el hombre contrahecho, tiene el alma torcida" tratando de expresar la relación tan honda que existe entre nuestro cuerpo y las expresiones más hondas de nuestra persona incluso morales o espirituales. Del valor del cuerpo se sigue que es necesario cuidarlo y hasta cierto punto cultivarlo.

Curso: Persona, Matrimonio y Familia / Capítulo I: Estado del matrimonio

Página 14


Cabe decir también que un recto cultivo del cuerpo ciertamente repercute en el desarrollo integral de la persona, así el antiguo adagio que no por ser un lugar común deja de ser cierto: "mente sana en cuerpo sano". Pretender -incluso bajo falsas nociones "espirituales"- negar el valor del cuerpo es negar la realidad humana. En este punto habría que anotar algunas distorsiones que solemos encontrar en relación al cuerpo. No son lamentablemente pocas las personas que viven literalmente obsesionadas con la apariencia de su cuerpo. Esto se entiende porque hay una cierta neurosis en nuestro ambiente cultural. Los medios masivos de comunicación exacerban a tal punto el valor corporal que difícilmente nos podemos sustraer a su influjo. Los modelos de belleza son tan rigurosos y arbitrarios que difícilmente alguien se parecerá a ellos. Esta distorsión conduce muchas veces a olvidar que uno es persona subordinando incluso su propia valoración a la apariencia. En el contexto del amor conyugal y su carga específicamente sexual, el valor corporal produce en la persona que lo percibe un fenómeno que podemos llamar atracción.

Esta atracción es el reconocimiento del valor de la persona del otro sexo como agradable, simpática, bella, etc. Podemos describirlo como el movimiento más externo hacia el otro.

Curso: Persona, Matrimonio y Familia / Capítulo I: Estado del matrimonio

Página 15


Muchos ante esta afirmación dicen que no son raros los casos en que en primera instancia una persona puede no gustarle a otra pero después se enamoran. Justamente por eso decimos que el movimiento de atracción es el más externo y no necesariamente el primero. Lo que sí se puede afirmar es que si no hay realmente una atracción física difícilmente la pareja se enamora o se mantiene unida. La atracción de por sí apunta a la obtención del placer. En este sentido considera el cuerpo como objeto de placer. Como dijimos el cuerpo humano no es jamás una simple expresión física sino que expresa integralmente a la persona.

Cuando se busca el placer por el placer mismo se pierde de vista a la persona y la atracción absolutizada encierra a ambos en el egoísmo. El placer sólo encuentra su sentido en el contexto más amplio de la relación auténticamente personal. Cabe aclarar que el placer nunca es malo en sí, podríamos decir que se hace malo por distorsión. Un ejemplo común es el del fuego. Así como el fuego es útil en la cocina y profundamente dañino en cualquier otra parte de la casa, la atracción que conduce al placer se convierte en una pasión francamente destructiva cuando se sobrepone a la relación personal. Dada la fuerza de la pasión arraigada en al placer y superpuesta a la razón muchas veces no es fácil distinguirla del amor. Así surge una gran confusión: se le llama arbitrariamente amor a lo que no es sino una

Curso: Persona, Matrimonio y Familia / Capítulo I: Estado del matrimonio

Página 16


pulsión muy fuerte independiente en cierto sentido de la inteligencia y la voluntad y que se impone a ellas. La manera de distinguir la pasión descontrolada del amor es por sus frutos: mientras que una siempre termina siendo causa de destrucción de la persona el otro está cargado de sentido y alegría aún en los momentos más duros. Cabe también señalar que la atracción se alimenta de la relación personal más profunda que es el amor y el enamoramiento. La belleza física es percibida de manera especial por quien ama, más allá de las diversas circunstancias por las que pasa la vida.

Así la belleza de la juventud da paso a la elegancia de la madurez y a la modestia de la vejez, expresiones todas de la aceptación serena de la realidad temporal de la vida. B. El valor anímico, el enamoramiento y el encanto. Un segundo momento en la aproximación personal es el reconocimiento de las características interiores: habilidades, sensibilidad, ingenio, simpatía, profundidad, etc. Cuando este reconocimiento crece empezamos a crear un espacio de intimidad que va revelando la unicidad e irrepetibilidad del otro. Así se va generando lo que llamamos enamoramiento.

En él, el asombro por la percepción de la riqueza de la persona que se manifiesta por primera vez ante los ojos produce una fuerte reacción emotiva y afectiva que se concentra en uno llevando a concebir la vida como imposible sin el otro.

Curso: Persona, Matrimonio y Familia / Capítulo I: Estado del matrimonio

Página 17


Estos

sentimientos

no

están

ciertamente

apoyados en algo falso pero suelen ser desequilibrantes y fuente de ensimismamiento. Algunos dicen que el enamorado está más enamorado del amor que de la persona. Una figura puede ayudar a entender mejor el asunto. Es como la luz de un relámpago: ilumina ciertamente y con una gran fuerza pero dada su velocidad e intensidad no deja ver con claridad la realidad completa, o por lo menos todas sus implicancias y detalles. Decimos entonces que el enamoramiento conduce al encantamiento, un estado del ánimo que transforma la mirada a la realidad y puede, si no se equilibra, distorsionarla. Así el enamorado clásico es el que no puede hacer nada sin el otro, "sólo lo necesita". Cualquier aspecto racional desinfla este estado anímico. La exaltación de este estado es agradable y extremista, el intelecto estaría desligado o sometido a la experiencia sentimental y erótica. Debemos aquí aclarar algunas cosas. En primer lugar, que el acento casi absoluto del sentimiento en el proceso de enamoramiento es un invento romántico. Como ya dijimos, muchas personas identifican los estados emotivos con el amor y la felicidad. Este gran equívoco las conduce a buscar continuamente sentirse bien con alguien, sentirse enamorados perpetuamente. Como no lo logran porque los sentimientos son pasajeros creen que "se acabó el amor", culpan al otro o a una suerte de "clima" y

Curso: Persona, Matrimonio y Familia / Capítulo I: Estado del matrimonio

Página 18


buscan otra pareja. La inconstancia y la inmadurez afectiva son fruto y a la vez causa de este fenómeno. Estamos ante el "amor" sin responsabilidad. Y dígase lo que se diga el amor sin responsabilidad no existe. Un gran peligro es el afán obsesivo de posesión del otro disfrazado de amor. Toda la literatura romántica dada a ensalzar al amante que se suicida por la amada nos engaña, nadie se mata por amor porque el amor no causa el mal. Uno puede morir por amor pero no matarse. La muerte por amor no se parece en nada a quitarse la vida en un arrebato romántico. En el primer caso es dar la vida por el otro, en el segundo es dejarse llevar por la pasión y en última instancia por el egoísmo de no poseer al otro.

El enamoramiento debe vivirse mirando hacia un contexto más amplio y generoso. Sólo así se puede sostener en el tiempo y en las circunstancias difíciles de la vida común. Es algo cierto aunque suene paradójico: hay que saber renunciar a los sentimientos para mantenerlos vivos. No se debe jamás menospreciar el enamoramiento pero, como en el caso de la atracción, hay que descubrir su verdadero lugar en la relación, de lo contrario se corre el riesgo del infantilismo, de la permanente búsqueda de sensaciones. C. El valor personal, el amor y la felicidad. Siguiendo el proceso de crecimiento en el amor, se da el reconocimiento del valor personal. Cuando hablamos de valor personal nos estamos refiriendo a todo lo que hace única a la persona y que constituye su dignidad. Este valor está siempre presente en todas las personas. Se trata de una realidad objetiva que está en la persona más allá de cualquier decisión.

Curso: Persona, Matrimonio y Familia / Capítulo I: Estado del matrimonio

Página 19


Los actos buenos o malos esclarecen u oscurecen esta dignidad y valor pero nunca la borran del todo. Como en toda relación humana, cuando uno acoge en sí y de cierta forma hace suya esta dignidad del otro, la relación conyugal ha logrado fundarse en el amor. Sólo el amor es capaz de percibir esa unicidad que sella la existencia personal. La persona se convierte así en la única para el otro en los términos de la relación conyugal y sexual, de allí la necesidad de la fidelidad e indisolubilidad de la unión. La infidelidad y el cambio de pareja evidencia o la falsedad de una relación o la negación de la realidad de la misma.

El crecimiento en el amor requiere tiempo y paciencia porque se trata de ir adentrándose en uno de los misterios más hondos que podemos encontrar en la realidad sensible: la mismidad de la persona. Podemos decir por eso que el amor conyugal se parece más a la amistad que al enamoramiento romántico y pasional. Ciertamente el Catecismo de la Iglesia Católica lo llama "esa amistad tan especial entre un hombre y una mujer". Implica conocimiento, empatía, apertura a la verdad del otro con sus virtudes y defectos, caridad para servirlo y sinceridad para corregirlo. Sólo de la experiencia de amar puede surgir lo que llamamos felicidad. La realización que tanto ansiamos está hecha de la integración de nuestro interior, de la capacidad de salir al encuentro de los demás, de la

armonía

con

el

entorno

Curso: Persona, Matrimonio y Familia / Capítulo I: Estado del matrimonio

y,

Página 20


fundamentalmente, de la relación profunda y cotidiana con Dios, fuente del Amor. El amor está vinculado a un sentido, en última instancia, al bien y la verdad. Por eso decimos que el amor nunca hace el mal ni conduce a él. Implica por lo tanto madurez, capacidad de donarse, de salir de sí, dejando de lado el egoísmo y el afán de controlar al otro. El amor se distingue del enamoramiento precisamente en la percepción madura del sentido de la vida. El que ama percibe que todo su mundo sentimental y sensual no es la única realidad sino que está sostenido por el mundo de los valores, de la realidad personal y la verdad sobre uno mismo y lo que lo circunda.

Mira el video “Varón – Mujer: diferencias y complemento”

El Amor integra. Una consideración se hace necesaria para completar la reflexión que estamos haciendo sobre el amor conyugal. Se trata, una vez más, de la dimensión integradora y difusiva que el amor tiene. Dado que la persona es un ser biológico, psicológico y espiritual, el amor integra los tres niveles en el más alto. No prescinde de la atracción, la requiere y le da sentido. No prescinde del enamoramiento, lo eleva abriéndolo a la generosidad y la delicadeza para con el otro

Curso: Persona, Matrimonio y Familia / Capítulo I: Estado del matrimonio

Página 21


LA COMUNION DE PERSONAS: Esencia de la Vida Conyugal

Dinamismos Ontológicos:

Necesidades Psicológicas:

PERMANENCIA

SEGURIDAD

DESPLIEGUE

SIGNIFICACION

AMOR E INTEGRACIÓN entre dinamismos y necesidades

Así el amor integra las experiencias sensuales y sensibles en una síntesis superior que les da sentido, las purifica y dignifica. Es absurdo pretender vivir el amor y no esforzarse por agradar al otro. El compromiso no es la tumba del amor sino todo lo contrario. Oponer el compromiso personal a la delicadeza o al deseo de agradar al otro incluso en lo físico es ir contra la naturaleza de la relación conyugal. Lo pequeño y cotidiano es siempre camino para lo grande y eterno. De otro lado, el amor es difusivo, no se encierra jamás en los amantes sino que genera un ámbito de esperanza en los que los rodean. El amor siempre engendra generosidad y capacidad de acogida a los demás porque es fuente de alegría, de un gozo íntimo que es inocultable. Esto permite ciertamente tener un criterio de discernimiento: cuando el amor encierra a los amantes podemos

Curso: Persona, Matrimonio y Familia / Capítulo I: Estado del matrimonio

Página 22


decir que no es un amor pleno o completo, hay en él algo de inseguridad, miedo o egoísmo.

Lectura para profundizar. Revisar las Catequesis sobre el matrimonio y la familia realizadas por San Juan Pablo II

Curso: Persona, Matrimonio y Familia / Capítulo I: Estado del matrimonio

Página 23


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.