Capítulo ii psicología cristiana

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CAPÍTULO II: PSICOLOGIA CRISTIANA Objetivo: Ampliar la visión de la Psicología iluminada por una Antropología Cristiana reconociendo también sus alcances y limitaciones.

1. Breves apuntes antropológicos claves para la comprensión de la una psicología cristiana 1.1 La Importancia de una recta antropología. En Psicología vemos tendencias a enfocar la realidad del ser humano desde un punto de vista parcial o sesgado, en muchos casos no se busca entender la verdad de la persona, encontrar su razón de ser y su fin último, y se persigue diversas aproximaciones antropológicas erráticas producto de visiones miopes sobre el hombre y el mundo. En este curso se aborda la Antropología Cristiana como el estudio del hombre desde la fe y la espiritualidad cristiana. Desde dicha reflexión surge una visión de la persona que parte de la existencia real del hombre en la historia y desde allí busca comprenderlo en todas sus dimensiones. Todo ello Importante para encaminar la psicología y su práctica siempre desde una mirada católica.

1.2 El ser persona. Comprendemos al ser humano como persona antes que como individuo o sujeto, puesto que es un hijo de Dios, creado a su imagen y semejanza. La persona es un ser Bio-Psico-Espiritual llamado al encuentro,

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amor y comunicación. Es un ser abierto a las cuatro relaciones fundamentales (Dios, consigo mismo, con los demás y con el mundo). La persona es un ser único e irrepetible, es un don para el mundo. Desde su mismidad, desde su ser más íntimo, no existe otro como él. Es capaz de reflexionar, pensar, entrar en sí misma, conocerse, cuestionarse y responder a las preguntas fundamentales de su propia existencia mediante su capacidad de trascender, aspirando a la plenitud y a la perfección de su ser.

Lectura para profundizar. Revisa el texto Antropología breve de Juan Manuel Burgos (2010. Madrid: Palabra, pp. 13-26).

1.3

La persona psicológicas

tiene

dinamismos

fundamentales

y

necesidades

Un tema fundamental dentro del destino y sentido de la existencia Humana, es que el Hombre se realiza como Ser Humano en la medida en que ama y es capaz de donarse y entregarse. Así que la persona existe para amar y comunicarse, es feliz en la medida en que planifique su existencia amando a Dios y a sus semejantes, porque ha sido creado para vivir el amor y, con una vocación particular, está invitado a vivir la libertad siendo capaz de optar, de elegir entre lo bueno y lo mejor, entre lo bueno y lo perfecto.

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Participa

Semejanza Sobreabundante de Amor

Seguridad Traducción psicológica mente

Crea

Dios

Ser Ex 3,24

Permanencia Desprende n

Imagen

Despliegue

Significación

Dinamismos fundamentales

Necesidades psicológicas

Amor 1 Jn 4,8

Al ser creado por Dios a su Imagen y Semejanza por una participación de su infinito Amor, el hombre tiene inscrita en su mismidad dos impulsos o tendencias llamadas dinamismos fundamentales puesto que constituyen su ser más profundo, estos son: Permanencia y Despliegue.  El dinamismo de Permanencia es el que lleva al ser humano a asegurar la permanencia en el ser y en la propia identidad; es un impulso que lleva al ser de la persona a continuar siendo, a pesar del paso de los años y de las experiencias vividas. Es la tendencia que tiene la persona a seguir siendo lo que es. Aquí se acentúa el aspecto de la identidad del ser humano y todo lo que de permanente porta a pesar del cambio.  El dinamismo de Despliegue es el que lleva a la realización del ser, de la entrega, del servicio, donación, amor y comunicación, y esto se manifiesta en una disposición de apertura hacia alguien o hacia algo.

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Ambos dinamismos se complementan entre sí, son dos caras de la misma moneda, como las raíces de un árbol y sus ramas constituyen el ser más profundo del hombre, es decir la identidad de la persona humana. Los dinamismos fundamentales se traducen psicológicamente en dos necesidades: necesidad de Seguridad y necesidad de Significación. Ambas necesidades están íntimamente relacionadas entre sí.  La necesidad de seguridad explica que el hombre requiere una base, un piso, una raíz, un sustento. Es la necesidad de ponerse a salvo de cualquier amenaza o carencia1. Esto se plasma en aquello que le da seguridad a la vida de cada persona, por ejemplo, el amor de los padres y hermanos, vínculos afectivos estables con otras personas, la correcta valoración de sí mismo, entre otros.  La necesidad de significación se manifiesta como la exigencia de un sentido para la vida, de saberse valorado y aceptado, de saber que se existe para algo y para alguien. Es también, la necesidad de saber que nuestro ser posee un propósito, una existencia con una finalidad2. Si bien no es difícil apreciar la grandeza del ser humano, uno se puede preguntar por qué el hombre contemporáneo trata de satisfacer ambas necesidades psicológicas con cosas inferiores a su dignidad que no lo llenan, le hacen mal o lo alejan más de quien es. Esto es posible responderlo desde la luz de las Escrituras, ya que si bien el hombre desde su creación fue llamado a la grandeza, haciendo mal uso de su libertad, introdujo en el mundo el pecado, lo que hizo que decodifiquemos erradamente los dinamismos fundamentales y las necesidades 1 2

Oscar Tokumura, Vivir reconciliado, Medellín, Psicología y Virtud, 2015, p.31. Ibídem.

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psicológicas, por ello en vez de buscar una existencia virtuosa que nos realice, cedemos a las concupiscencias del poder, tener y placer. Al pretender encontrar seguridad y significación en el placer o el mero bienestar de hacer siempre su gusto, es decir, en el tener cosas y fama, o en el dominio que pueda ejercer sobre los demás, lógicamente y, aunque esté convencido que será feliz así, terminará negando su propia Identidad y a lo que está llamado y, por ende, la de los demás. Sólo verá en ellos unos objetos capaces de darle placer, admiradores sin rostro, ocasiones de ser alabado, o seres inferiores a él. Por este motivo, quien vive así no se conoce a sí mismo, no se acepta, no se ama, vive sometido a la tiranía de sus pasiones desordenadas y se ha hecho literalmente esclavo de ellas, debido a que ha dejado de verse a sí mismo como persona, mutilando su corazón y su mente. Esto último, tiene resonancia en la dimensión psicológica de la persona, desencadenando en muchos casos, desórdenes o trastornos mentales que llegan a tener repercusión a nivel físico.

Como vemos está herida del pecado cala lo más profundo del Ser Humano y crea una ruptura en todas las dimensiones del ser (bio-psico-espiritual), es por ello necesario que una recta psicología que busque integrar a la persona desde una recta comprensión de los dinamismos fundamentales y las necesidades psicológicas que ayuden a persona a unificarse en la vida cotidiana para que la persona logre responder a quien está llamado a ser desde su creación. Tanto la necesidad de seguridad como de significación van íntimamente unidas y en la existencia cotidiana se manifiestan de forma casi simultánea.

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Lectura para profundizar. Revisa el texto Vivir Reconciliados de Oscar Tokomura (2015. Medellín: Psicología y virtud, pp. 27-34).

1.4 La Persona es: “Unidad: Bio-Psico-Espiritual.” La persona humana es por su propia naturaleza, una unidad Bio-Psico-Espiritual, constituyéndose así en una unidad inseparable, es por ello, que la mirada hacia esta es integral, reflexionando sobre sus tres dimensiones fundamentales.

Espiritual

Unidad Psicológico

Biológico

La palabra “unidad” hace entender que el ser humano no es un compuesto, una suma de partes o elementos. No son tres naturalezas ni tres personas, sino una misma persona. Esta visión trial es presentada ya en el Nuevo

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Testamento por San Pablo: «Que Él, el Dios de la paz, os santifique plenamente, y que todo vuestro ser, el espíritu, el alma, y el cuerpo, se conserve sin mancha hasta la venida de Nuestro Señor Jesucristo» (1Tes 5,23) 3. Distinguimos tres dimensiones fundamentales sabiendo que en el fondo es una unidad jerárquica: primero lo espiritual, segundo lo psíquico y finalmente lo biológico, y todas se interrelacionan mutuamente4. Gracias a la corporalidad la persona puede manifestarse, representarse y expresarse. Es el cuerpo la instancia que media la relación entre el yo y el mundo5. De modo que sin el cuerpo sería imposible estar en el mundo y establecer relaciones con él. Es una proyección relacional de nuestra mismidad, expresión de nuestra identidad y nos pone en contacto con la realidad. En la dimensión psicológica se encuentra la vivencia interior de la persona: sensación, percepción, conocimiento sensible, imaginación, tendencias, emociones, sentimientos, memoria, pasiones, motivaciones, deseos, entre otros. Por último, la dimensión espiritual es la que le permite al hombre transcender su naturaleza y por ella es capaz de abrirse a Dios. El espíritu, es el núcleo, la dimensión más profunda del ser del hombre. Es la que permanece a pesar de los cambios físicos o psicológicos que puedan experimentarse, y es lo que subsiste después de la muerte. Vale aclarar que el ser espiritual no es equivalente al ser religioso, es decir, lo religioso incluye lo Humberto Del Castillo, Reconciliación de la Historia Personal, Medellín, Areté, 2015, p. 20. Oscar Tokumura, Vivir reconciliado, Medellín, Psicología y Virtud, 2015, p.28. 5 Aquilino Polaino, Javier Cabanyes y Armentia Del Pozo, Fundamentos de psicología de la personalidad, Ediciones Rialp, Madrid 2003. 3 4

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espiritual, pero no necesariamente lo espiritual incluye lo religioso. Por ende, la persona que no está abierta a una religión concreta, contiene igualmente la dimensión espiritual sin esta estar ligada a un credo religioso.

Mira el video “Qué es el hombre” Una aproximación antropológica y filosófica.

1.5 Ruptura y Reconciliación. Basta dar una sencilla mirada a la vida del hombre contemporáneo para descubrir que vive una desarmonía interior, alienación, despersonalización y crisis de valores. Está ruptura interior afecta a las tres dimensiones del ser humano. La principal respuesta a esta situación actual se encuentra en una herida profunda y fundamental que proviene del hombre mismo; y que a su vez tiene su origen en el pecado. Esa es la ruptura que se puede identificar como central en la vida del ser humano y es necesario reconocer, aceptar y reconciliar. Reconciliar significa entonces, recomponer una relación que preexistía y que ya no está, superar la ruptura radical que es el pecado. Además, remite inmediatamente a quien es capaz de restablecer lo quebrado: Dios. Los cuatro niveles de reconciliación (Con Dios, con uno mismo, con los otros y con lo creado) están íntimamente unidos y uno retroalimenta a la otra.

Lectura para profundizar. Revisa el texto Reconciliación de la historia personal de Humberto del Castillo (2015. Medellín: Arete, pp. 22-25).

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2. Psicología católica desde una mirada integral A continuación, presentamos una aproximación del término Psicología, basada en puntos antropológicos cristianos que dan luz a la definición y a la concepción práctica de la misma. 2.1 Definición de la Psicología. Consideramos la psicología como ciencia humana que estudia la actividad psíquica que se manifiesta en la experiencia interna y externa de la persona como Unidad Bio-Psico-Espiritual. Nota: Esta aproximación se entiende como ciencia humana al abarcar el estudio del ser humano y su entorno en sus complejidades y dimensiones no del todo calculables, medibles y cuantificables distanciándose así un poco de las ciencias exactas. 2.2 Elementos constituyentes  Actividad Psíquica: Siguiendo a Javier Cabanyes podemos explicar que la actividad psíquica es un concepto amplio y heterogéneo que hace referencia al conjunto de pensamientos (cogniciones), sentimientos (afectividad), experiencias e impulsos de cada persona, y que se traduce en un amplio repertorio de conductas (más o menos manifiestas y frecuentes) y en la elaboración de una manera personal de ver (percibir y entender) sus cuatro relaciones fundamentales6. La actividad psíquica de una persona posee los siguientes elementos:

6

Javier Cabanyes, La salud mental en el mundo de hoy, EUNSA, Navarra 2012.

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 La información que tiene, cómo la maneja y qué conclusiones ha elaborado (cogniciones).  El tono vital (ánimo) y la carga afectiva que le acompaña (emociones y sentimientos).  Los recuerdos biográficos que posee (memoria) y el significado que les atribuye (experiencias).  Los impulsos (tendencias e inclinaciones) que experimenta y el control que ejerce sobre ellos (autorregulación).  Las actitudes y respuestas que da (conductas internas y externas).  El

patrón

cognitivo-afectivo

que

va

construyendo

como

consecuencia de las vivencias que experimenta.  Consciencia Psíquica: Entendemos la consciencia psíquica como: “La iluminación de nuestro mundo interior, de nuestras experiencias y acciones de manera que nos podamos dar cuenta de lo que estamos conociendo, experimentando o viviendo”7. El sentido más evidente y directo de la conciencia es el de ser consciente.. Cuando se actúa, por ejemplo, se es consciente de que se está actuando; no se realiza una acción de modo irreflexivo y oscuro, sino que, al ponerla en acto, de un modo particular, puede darse cuenta de que se está efectuando esa acción, que está surgiendo en su interior y está allí existiendo. 7

Juan Manuel Burgos, Antropología: una guía para la existencia, Ediciones Palabra, Madrid 2009, pp.98-99.

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En cierto sentido, tal como dice Wojtyla, esta dimensión de la conciencia es como poner los objetos (las acciones, las experiencias, las vivencias) en la luz; la conciencia los ilumina, y la persona puede verlos y decir: “están ahí, están sucediendo y yo soy consciente de ello”8. La conciencia entendida de este modo no es intencional ni cognoscitiva. Es decir, en sentido estricto, la conciencia no conoce el objeto (esto es función de la inteligencia). Por ejemplo, se puede llorar o reír, gozar o sufrir, pero la conciencia no hace nada de eso. Su función es permitirle a la persona darse cuenta de que ríe o que llora, es decir, permitirle ser consciente de su propia vida. El papel esencial de la conciencia, por lo tanto, es constituir el lugar de la subjetividad y de la conciencia moral.

Esto significa que se es persona no solo por ser consciente de la actividad, sino por algo más profundo que posibilita ese darse cuenta, por la existencia de un espacio interior en el que se vive y habita, en el que se introducen y arraigan las experiencias, sentimientos, emociones, entre otras. En cuanto a la conciencia moral como un juicio de la razón, la persona humana reconoce la cualidad moral de un acto concreto que piensa hacer, está haciendo o ha hecho. Mediante el dictamen de su conciencia el hombre percibe y elige lo que es justo, verdadero y recto9. Lo consciente: todo aquello que el ser humano se da cuenta actualmente, así como las experiencias pasadas o periféricas capaces de entrar inmediatamente 8 9

Wojtyla citado por Juan Manuel Burgos, Antropología breve. (1ra ed.), Ediciones Palabra, Madrid 2010. Juan Pablo II, Catecismo de la Iglesia Católica. Roma 1992.

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en el campo de la percepción a través de una estimulación externa, física o interna adecuada10. Lo no consciente: Las experiencias que no han sido percibidas, categorizadas, simbolizadas o no han sido directamente accesibles a la conciencia. Características de lo no consciente:  Existen acontecimientos que suceden y la persona no se da cuenta de ellos o no los percibe adecuadamente. Algunas situaciones las puede negar como un proceso de evitación del sufrimiento.  Aquí también se encuentran la mayoría de nuestras experiencias sensoriales que pertenecen a lo no consciente.  También hace parte de esta categoría la identidad personal a la cual se accede principalmente por medio del conocimiento de sí mismo y la interiorización.  A este tipo de experiencias no conscientes se puede llegar a través de los otros, del reconocimiento de lo real, lo objetivo y de la verdad.

Lectura para profundizar. Revisa el texto Psicología de la persona de Xosé Manuel Domínguez (2011.Madrid: Palabra. pp. 33-42).

10

Ver en Alfredo Campos, La psicoterapia no directiva, Herder, Barcelona 1982.

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Mira el video “Psicología y Cristianismo ¿Incompatibles?” Entrevista al RP. Dr. Ignacio Andereggen.

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