Boletín Güemesiano Digital: Edición Nº 196

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Boletín Güemesiano Digital 16 años difundiendo la más original y la menos conocida gesta emancipadora de América 18161816-2016: Gloria y honor a los Forjadores de la Independencia

Año 16 - Edición Nº 196- Setiembre de 2016 Autora: Prof. María Cristina Fernández

Velada Patriótica al pie del Mirador Histórico de El Moreno, 29 de agosto de 2016 Foto de la autora

Sumario: * La Comandancia General de la Puna, por María Cristina Fernández * Conmemoración del Bicentenario de la Jura de la Independencia y lealtad a la nueva Nación en El Moreno, por María C. Fernández * Crítica a El Clamor de la Puna, por Rodolfo Marcos Lemos González * El abuelo inmortal, por Carlos María Romero Sosa * Agenda Güemesiana Agosto de 2016 * Palabras finales


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I. La Comandancia General de la Puna Un pequeño poblado al pie del nevado de El Chañi en la Provincia de Jujuy, guarda la memoria de lo acontecido el 30 de agosto de 1816. En la región, un Regimiento integrado por puneños, creado por el Coronel Mayor Juan José Fernández Campero, hostilizaba a las tropas realistas. Dicho Regimiento actuaba en una de las seis Comandancias en las que Martín Miguel de Güemes (Gobernador de la Intendencia y a cuyo cargo estaba la defensa de la integridad territorial de las Provincias Unidas del Río de la Plata) había dividido el extenso territorio. Fernández Campero defendía la Comandancia General de la Puna con un Regimiento de 600 hombres, reforzado con partidas enviadas desde Salta por Güemes. El Regimiento de la Puna estaba respaldado por el Congreso, por Belgrano y por el Director Supremo, quien ordenaba publicar partes y noticias sobre su accionar militar en La Gaceta de Buenos Aires. Jura de la Independencia Una vez declarada la Independencia, el Congreso dispuso que todos los habitantes debían tomar conocimiento de dicha declaración, jurar fidelidad a la Independencia lograda y lealtad a la Nación. Cuando Belgrano ordenó comunicar a las tropas y a la población lo sucedido en San Miguel de Tucumán el 9 de julio de 1816, Fernández Campero decidió cumplimentar lo ordenado el 30 de agosto, día de Santa Rosa de Lima. (Fernández Campero informó el 28 de agosto que había elegido el Día de Santa para la ceremonia y el Congreso de Tucumán aclamó diecisiete días después -el 14 de setiembre- a la Santa como Patrona de la Independencia Nacional). Con la lectura de La arenguita de Santa Rosa, se exhortó a mantener la lucha contra el tirano y a vivir en unión: Hoy que es día en que la Iglesia celebra la única santa canonizada del Perú, hemos jurado la independencia de la América del Sud, de orden del señor general en jefe don Manuel Belgrano, por disposición del Soberano Congreso reunido en el Tucumán, que componen la Nación; es decir: que nos separamos absolutamente de toda dominación europea. Nada hacemos con hablarlo, ofrecerlo y prometerlo, si nuestra constancia falta y el valor desmaya. Al arma, americanos. Advertir que más de 300 años hemos sido cautivos y con este acto se han roto las cadenas que nos oprimían: tratemos de realizar este gran proyecto. El tirano procurará devorarnos; opongámosles pecho firme, ánimo resuelto, unión y virtud para resistirlo. Veréis que el imperio de nuestros Incas renace, la antigua corte del Cuzco florece. Nosotros nos haremos de un gobierno dulce y nuestros nombres serán eternos en los fastos de la historia. Repito: si queréis ser independientes, si apetecéis componer una nación grande, llegar al rango de nuestros antepasados, conservad la Religión Católica, la virtud arregle nuestras operaciones, el valor y entusiasmo las rija. Con esto lograremos nuestros fines. Entre tanto resuenen por el aire las voces halagüeñas. ¡Viva la América del Sud! ¡Viva nuestra amada Patria! ¡Viva el Imperio peruano y vivan sus hijos en unión! Boletín Güemesiano Digital Nº 196 Setiembre de 2016

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Reconocimiento de la efeméride La recuperación del relato histórico, que permanecía atesorado en documentos de la época para devolverle a la Puna salto jujeña la memoria de sus glorias, debiera dar lugar a la institución de una efeméride educativa, por ley. Ello aún no ha sido formalizado. En el año del Bicentenario de la declaración de la Independencia, la Puna y sus héroes tuvieron su primer homenaje el 29 de abril en la histórica Casa de Tucumán. El 7 de junio, una ponencia desarrollada en el Congreso Internacional de Historia Militar, sumada a la difusión por radios de distintas ciudades, publicaciones culturales y la obra El Clamor de la Puna, en sus tres ediciones, rompieron un largo silencio. La Puna y sus nombres hoy recorren un territorio que se asombra y conmueve ante episodios relevantes y heroicos. Cartas como la enviada por Fernández Campero a Martín Güemes desde El Moreno en setiembre de 1816 en la que le decía: “Va el oficio adjunto para el señor Belgrano, espero le des curso, única prueba que apetezco de tu amistad sincera y de nuestro parentesco. Manda siempre con confianza a tu amante primo y mejor amigo que te ama muy de corazón” son analizadas en el contexto de lucha en el que fueron escritas. Y revelan las acciones de los capitanes puneños Diego Cala, Agustín Rojas e Isidro Taritolay y de los héroes sin tumbas ni monumentos recordatorios que fueron partícipes de la Independencia. II.

Conmemoración del Bicentenario de la Jura de la Independencia y lealtad a la Nación en El Moreno

El 30 de agosto se conmemoró el Bicentenario del trascendente suceso en El Moreno, localidad de aproximadamente 400 habitantes, donde se asumió el compromiso de recordar el pasado fortaleciendo el presente. Con tan importante compromiso se revalorizó la historia regional, se favoreció la profundización de los contenidos educativos y la difusión de un relato que integra el patrimonio turístico-cultural de la localidad. Saber que la Comandancia General de la Puna tuvo cuartel en El Moreno impactó fecundamente movilizando a miembros de la comunidad a planificar una velada patriótica y finalizar la conmemoración al día siguiente con un imponente acto y desfile cívico militar. El 29 de agosto a las 23.00 se convocó al pueblo a reunirse al pie del Mirador Histórico. Allí, representantes de la comunidad portaron Banderas de Ceremonias y ante los sones de instrumentos andinos se entonó el Himno Nacional Argentino. Luego hubo discursos alusivos, fuegos artificiales y música especialmente preparada para la conmemoración. Cabe acotar que en la zona había nevado, El Chañi se erigía majestuoso en la noche límpida, bajo un cielo poblado de incontables estrellas y un aire helado recordaba el sacrificio de los vigías durante la guerra por la Independencia. Al día siguiente la nieve salpicaba El Moreno mientras las Banderas ondeaban en el pueblo. De a poco los invitados, entre los que se encontraba el Técnico de Educación Rural Walter Laime y la periodista Lucila Pellettieri (Global Press) llegaron hasta el lugar para compartir una jornada inolvidable. Boletín Güemesiano Digital Nº 196 Setiembre de 2016

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Al pie del Mirador Histórico dos placas sellaron el recuerdo de lo sucedido dos siglos atrás. Luego, ante el palco erigido en el Colegio Secundario, fueron ubicadas la imagen de Santa Rosa de Lima y las Banderas de las Escuelas Primarias Nº 251 Maestro Hipólito Casiano Cruz; Nº 395 Santuario de Tres Pozos; de Pozo Colorado y Nº 462 de Lipán junto a los abanderados de la Escuela Secundaria Agrotécnica Nº 9 de El Moreno. Con los sones de la Banda de Música del Regimiento de Infantería de Montaña 20 se entonó el Himno Nacional y al Éxodo Jujeño. En un marco de celebración y respeto José María Arjona dio la bienvenida, luego se dirigieron a los presentes David Barrionuevo representante de OCA y en nombre de la Comisión de festejos Clemente Flores. La Prof. María Cristina Fernández reseñó las actividades educativas desarrolladas para poner en agenda la fecha recordada y Natalia Sarapura aludió a la necesidad de una política de inclusión de la conmemoración. Como números alusivos Armando Chuichuy recitó una poesía del maestro Javier Valdiviezo quien luego dirigió el canto coplero de los niños de 2do grado de la Escuela Primaria local. Las palabras de cierre estuvieron a cargo del Director de la Escuela Secundaria, Prof. Adolfo Barsimanto, dando inicio al desfile cívico militar.

Luego del almuerzo comunitario se desarrolló el Festival “Bicentenario de la Jura de la Independencia y lealtad a la Nación” con participación de artistas locales e invitados, que finalizó alrededor de las 21.00 Hs. La Legislatura de Jujuy declaró de interés Legislativo la conmemoración realizada por Entidades Educativas y Comunidades Aborígenes de El Moreno (Declaración N° 239/16 del 24 de Agosto de 2016). III.

Crítica a El Clamor de la Puna

Rodolfo Marcos Lemos González, autor de Las campanas de Potosí y otros relatos; El Juicio y otros relatos; Gritos de bronce y otros relatos; Cine de ayer y hoy, Boletín Güemesiano Digital Nº 196 Setiembre de 2016

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escribió una crítica a la tercera edición de El Clamor de la Puna, que se comparte seguidamente. El libro, escrito con el lenguaje más bien académico que suelen exigir las publicaciones estrictamente históricas, logra sin embargo superar esa atmósfera de autosuficiencia catedrática de la que adolecen muchas publicaciones similares, y se trasforma así en un texto sumamente ameno, ágil, y diría más, entretenido. Porque su autora, con un trazo veloz, apelando a fragmentos textuales de epístolas de antaño, con los que resucita por breves momentos las voces de aquellos a los que busca homenajear, también logra entretener, además de su función primordial de informar. Más que informar, recordarnos a todos los lectores cosas que debimos haber sabido, que tuvimos que conocer, pero que sin embargo, elegimos (voluntariamente o no) olvidar… Este libro nos enfrenta, sin sutilezas y sin tapujos, al verdadero rostro de ese infierno al que no queríamos mirar. Y lo que encontramos tiene la capacidad de estrujar el alma de cualquier argentino. Pero también esta publicación esgrime una virtud que merece cada uno de los aplausos que no deberían tardar en llegar a su autora: la de enseñarnos, sin grandilocuencia ni pompa alguna, la gloria de una fecha sagrada, en la que se juró la independencia, en la que aquellos que iban a morir hicieron una promesa, que no murió con ellos sobre el campo de batalla, sino que siguió galopando hasta nosotros, golpeando hoy nuestras puertas, en medio de este bicentenario, para incomodarnos, para recordarnos que tenemos aún una deuda pendiente, al menos, con la memoria de aquellos que cayeron… La estructura del libro es uno de sus grandes aciertos. La narrativa que asciende a lo largo de los capítulos, envolviéndonos entre sus páginas, para acabar transportándonos hasta el lugar de los hechos, es, cuanto menos, brillante, al menos en comparación con los escritos de otros pseudo historiadores de nuestro famélico tiempo presente que no tienen ni remotamente esa capacidad para hacer propia una historia de la cual pareciera chorrear sangre, honor, y Patria a partes iguales… Creo que el mayor pecado de cualquier persona que se anime a publicar un texto de orden histórico es terminar plasmando sobre el papel una mera autopsia de un tiempo pasado, que a nadie interesa, y que a muy pocos puede llegar a entusiasmar. Casi como si la verdad de lo que realmente había ocurrido en ese lejano quince de noviembre del ’16 no quisiera salir a la luz, y se esforzara por no ser descubierta. Bucear en el pecio de nuestros recuerdos perdidos, hundir nuestras manos en el naufragio de nuestras memorias, es una tarea mucho, mucho más compleja y extenuante de lo que muchos podrían llegar a imaginar. Y hablo por experiencia personal. Tengo el privilegio de poder leer a través de estas páginas que ha escrito su autora, y ver en ellas, como si hubiese un texto invisible escrito al dorso de cada renglón, la cantidad de tiempo, las horas interminables detrás de un escritorio atestado de papeles polvorientos, y las noches desveladas frente al monitor de una computadora por donde van pasando lentamente las imágenes escaneadas de antiquísimas epístolas del Archivo General de la Nación, en las que con una lupa vamos descubriendo en los trazos más apurados o más prolijos de los protagonistas de Boletín Güemesiano Digital Nº 196 Setiembre de 2016

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aquellos días de trueno, la esencia de eso que al principio, parecía estar oculto a nuestro discernimiento. No es sencillo ser historiador en Argentina. Hay mucho más de arqueología, que de trabajo con fuentes originales, y demás. Y para alimentar la entrega de esas miles de horas dedicadas al esfuerzo de comprender, nada más y nada menos, que lo ocurrió en un único día de tragedia y horror… Cientos de días tras las huellas de lo que ocurrió en apenas unas cuantas horas, hace doscientos lejanos y accidentados años… Para poder seguir adelante en una senda por momentos tan árida, es necesario que en el interior de quien investiga exista previamente una convicción acerca del verdadero valor, no tanto de lo que está haciendo, sino de aquello sobre lo que está poniendo su atención… Y luego de leer “El Clamor de la Puna” puedo decir, sin temor alguno a equivocarme, que en la persona de la profesora Macacha Fernández ya latía, aún antes de comenzar su camino a través de estas tierras habitadas por fantasmas errantes y conjuros sin nombre, un patriotismo genuino y ardiente, que la impulsaba no sólo a querer conocer aquellos recuerdos que antes le habían sido negados, en una frenética y febril búsqueda de reconstruir su propia memoria herida, sino además, una vocación de docente que la mueve a compartir con nosotros la esencia de esta gesta y de esta epopeya que bien podría haberse guardado para ella, pero que ha querido convertir en libro para que podamos deleitarnos con la lectura de sus páginas. Son tres grandes hitos, los que unen las páginas de esta publicación, pero he terminado de leerlo (luego de unas cuantas horas maratónicas) con la sensación de que hay mucho más… Motivo por el cual, inmediatamente me zambullí en una segunda lectura, más pausada que la anterior, en la cual estuve inmerso por otras tantas horas, hasta que por fin logré despertar de ese sueño atormentado que representaba el viaje al interior del Martirio de Yavi… Y me encontré con elementos nuevos, los cuales, desde mi humilde posición como relator literario de estas efemérides, considero de valor supremo para comprender mejor el tiempo y la época en que tuvieron lugar… Porque luego de esa introducción espectacular en la que con una elegancia envidiable, su autora nos introduce en la vida de aquel al que en su tiempo llamaron Marqués, comienza un itinerario que va zigzagueando en torno a la obra de Güemes como defensor de ese Norte al que Cajal bautizara como “de epopeya” (y no era para menos…), y nos coloca frente a frente con el inicio de uno de los capítulos más sangrientos y agrios de nuestro pasado nacional: el de la llamada Invasión Grande, ese movimiento invasor de tropas realistas, protagonista de decenas de episodios de heroísmo extremo para los llamados insurgentes, y que en muchos casos, terminó con su martirio… Y nunca mejor usado el término… Porque fueron mártires, y negar eso sería negarles todo… De repente los acontecimientos de Yavi aparecen hermanados en mi mente a otras imágenes de ese mismo tiempo, separadas tan sólo por días de diferencia: la muerte de Padilla, la caída de Santa Cruz de la Sierra, el asesinato de Camargo, y los juicios de Cochabamba… Todo comienza a tener sentido… Todo forma parte una misma y espeluznante sinfonía de horror… Y en el centro de todos ellos, aquellos pobladores sorprendidos por aquel huracán de furia y venganza desatados que cayeron sobre ellos como la sentencia anunciada de un destino que nunca podrían esquivar: la seguridad de que de no encontrar la victoria, hallarían su último final luchando… Mudo testimonio el del Marqués, a quien un azar esquivo y cruel le roba el honor de morir sobre el campo de batalla y acaba siendo capturado, para ser torturado por sus enemigos jurados… Junto a él aparecen otros nombres, la profesora Fernández parece obsesionada con no olvidarse de ninguno… Y su esfuerzo rinde frutos… Los ecos de sus voces comienzan a hacerse escuchar a través de las páginas de su libro, Boletín Güemesiano Digital Nº 196 Setiembre de 2016

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gritando hasta ensordecer, ahora que sus turbulentas memorias son liberadas de nuevo, tras haber permanecido prisioneras durante luengos siglos en las entrañas tenebrosas de una amnesia compartida y consentida por tantos… Es una obra de primer nivel, no dejen que su brevedad los engañe. Dicen que lo que es bueno, si es breve, es mejor. Se podría decir que en este caso, “El Clamor de la Puna” cumple con ambas sentencias. Y no por corto, es menos intenso, o menos profundo. Todo lo contrario. La inmersión histórica en que nos coloca este relato magistral no tiene ninguna relación con lo lacónico del texto, al que, quizás, los adornos hubiesen sobrado, ya que poseía exactamente la cantidad de palabras que debía poseer. Lo que no quita que uno, como lector, al llegar a la última página, habiendo disfrutado incluso de la lectura de su extensa bibliografía, acabe por sentirse un poco nostálgico por eso que se ha terminado, y comience a extrañar con ansiosa anticipación la llegada de un nuevo volumen, orientado a otro tema sobre el cual tampoco sepamos realmente qué ha ocurrido, y nos pueda iluminar.

Recientemente El Clamor de la Puna fue declarado de interés por el Concejo deliberante de La Quiaca y de San Salvador de Jujuy. IV.

El abuelo inmortal

Bajo este título fue publicado en el Diario La Prensa un escrito del Carlos María Romero Sosa, en el que expresa: Días pasados, la investigadora y poeta Olga Fernández Latour de Botas recordó al escultor, ingeniero y profesor universitario Ángel Eusebio Ybarra García (18921972), autor, entre otras obras del monumento denominado “El abuelo inmortal” (1950), que se encuentra en la plaza Grand Bourg en las proximidades del Instituto Nacional Sanmartiniano; del ecuestre de José de San Martín (1946), existente en Lomas de Zamora; además de haber sido el creador artístico de la Orden del Libertador San Martín, condecoración que otorga la República Argentina. Ybarra García, antiguo vecino de la calle Juez Tedín de Barrio Parque, vivió sus últimos años en Laprida al 2000 de Recoleta, a una cuadra de casa por lo que en mi primera juventud me acostumbre a su distinción y cordialidad. Tan justiciera evocación por parte de la doctora Fernández Latour, me da ocasión para consignar que, asimismo, fue autor del medallón de Martín Miguel de Güemes, que luce en la base del mástil que se encuentra en la plaza de ese nombre en el barrio de Palermo, frente a la Basílica del Espíritu Santo y fuera inaugurado en 1956 por el entonces Intendente Municipal Luis María de la Torre. Para elaborar la esfinge de ese medallón, mi padre, el historiador salteño Carlos G. Romero Sosa de quien este año se cumple el centenario de su nacimiento y que tanto escribió, entre otros temas, sobre la iconografía del Héroe Gaucho y la historia de sus retratos, informó sobre el posible rostro de Güemes al artista, por otra parte su gran amigo a punto tal de haber tenido siempre sobre el escritorio una fotografía dedicada suya. Igualmente el profesor Romero Sosa colaboró con datos históricos para que Ybarra García ambientara los bajorrelieves de la estatua en bronce emplazada en la ciudad de Salta en recuerdo de su fundador Hernando de Lerma, tal como lo resalta Vicente Osvaldo Cutolo en su obra “Historiadores argentinos y americanos” (Buenos Aires, 1966), donde hay una extensa biografía del escultor de referencia. Boletín Güemesiano Digital Nº 196 Setiembre de 2016

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V.

Agenda Güemesiana Agosto de 2016

En Agosto de 2016 M. Cristina Fernández desarrolló la siguiente agenda: 15 Ago: presentó telefónicamente la obra Güemes, el Centauro de la Libertad, difundida en el Programa Especial dedicado al Gral. José de San Martín por Radio Nacional Salta, conducido por Carmen Lía. La obra, grabada en los estudios de Radio Nacional en Junio de 2005, adopta el título dado al guion de una película que no se filmó, escrita por el Dr. Martín Gabriel Figueroa Güemes, tataranieto del héroe. El relato del regreso a Salta de Güemes entre los Oficiales que acompañan a San Martín, está tomado de ese guion. El Centauro de la libertad propone una semblanza de Güemes y su relación con otros próceres en la lucha por la emancipación integrando el relato histórico con temas folklóricos relacionados con el texto. San Martín es nombrado 19 veces en la obra, Belgrano 10 veces y Güemes 44 veces. 26 Ago: fue entrevistada por Ricardo Tolaba, de Radio nacional La Quiaca, sobre el acto en El Moreno. Fue entrevistada por Carmen Zenteno, de Radio Nacional Jujuy, sobre lo acontecido en El Moreno el 30 de agosto de 2016. 29 Ago: participó en la vigilia patriótica desarrollada al pie del Mirador Histórico del Moreno, donde hizo uso de la palabra. 30 Ago: participó en el descubrimiento de placas y posterior acto desarrollado, exponiendo las actividades que fructificaron en la conmemoración. Participó en el desfile junto a la Escuela Primaria de la localidad. Fue entrevistada por una periodista de la revista Global Press sobre el aporte de la región a la emancipación. Palabras finales En la Puna argentina los tambores del Bicentenario aún resuenan. El 15 de setiembre fueron conmemorados los 200 años del Combate de Coipayoc sentando un precedente de gran valor para conmemoraciones futuras al establecer el lugar del enfrentamiento entre patriotas y realistas. Las comunidades de El Moreno y Abra Pampa fueron partícipes del programa, adhiriendo entusiastas con propuestas y acciones concretas para reivindicar ambos sucesos. El esfuerzo desplegado rindió frutos para erigirse en certero homenaje a quienes lucharon por la emancipación. Buenos Aires, 21 de setiembre de 2016 Prof. María Cristina Fernández - martinmiguelguemes.com.ar mariacfernandez@speedy.com.ar - macachita@gmail.com

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