Bilingual Edition
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#14 April/Abril 2013
Richmond’s Newest Councilmember Stays Above the Fray News Feature • Edgardo Cervano-Soto
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ael Myrick’s appointment to the Richmond City Council brought a fitting end to a city election cycle dominated by insider politics and affiliations. Fitting because Myrick, a charismatic and unassuming 27 year-old, was able to secure his seat while staying above the fray of Richmond’s combative politics. In fact, he was appointed precisely due to his being unaligned with either of the two political camps – the council has often been characterized as having a probusiness faction and a progressive faction -- driving the debate within City Hall. Council members appointed Myrick in early February to fill an empty seat in the chamber after Gary Bell, the winning candidate in November’s election, fell ill and was unable to assume his post. Myrick, also a candidate for city council last November, had finished in eighth place. Ironically, despite his young age, Myrick is now being caste in the role of peace broker on a council where the majority of members are over sixty. However, Myrick’s political independence is not a byproduct of never having been approached by either camp – rather, it’s born from a combination of personality and philosophy. “I’ve never had a need for cliques,” says Myrick from his office in City Hall. His desk has not yet accumulated document stacks – the office is almost bare, other than the family pictures lining the windowsill. The austerity, too, reflects Myrick’s personality. During his childhood, he says, a lack of interest in material things, such as brand name shoes and clothes, often alienated him from other youth. “My mother would buy my brother and I Payless shoes and because of that, kids would tease me and not include me in their group because I was different,” he recalls. Yet, Myrick’s quick comebacks and easy-going nature eventually earned him a certain respect at school. “I could dish it back as well as they served it.” Politics became an interest early on. “My parents told us stories of African American leaders, so that history was ingrained in me,” says Myrick. At the request of his parents, Myrick reluctantly joined the debate team at Kennedy High School, and came to love it. Surrounded by politics, history and showing a growing interest in community service, Myrick from a young age displayed the makings of a budding politician. After graduating from Kennedy High, Myrick left Richmond to attend La Sierra University, a Seventh Day Adventist liberal arts school in Riverside, CA. To a young man from Richmond, it was a total culture shock. “It wasn’t because I’m not a Seventh Day Adventist, but it (the university) had different customs and I wasn’t totally satisfied with the political science department,” he says. A turning point occurred when Myrick was confronted with deciding between accepting a $20,000 loan to cover his sophomore year at La Sierra, or returning to Richmond to attend an affordable community college. “I had a discussion with my father about the cost of college, and couldn’t imagine taking Continued on pg. 16
El Nuevo Concejal de Richmond Permanece por Encima de la Disputa Reportaje • Edgardo Cervano-Soto
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l nombramiento de Jael Myrick al Concejo de la Ciudad de Richmond trajo un final apropiado a un ciclo electoral de la ciudad dominado por la política de información privilegiada y afiliaciones. Apropiado porque Myrick, un hombre carismático y sencillo de 27 años de edad, fue capaz de asegurar su asiento al quedarse por encima de la lucha de refriega política de Richmond. De hecho, fue nombrado precisamente por no estar alineado con ninguno de los dos bandos políticos - el consejo ha sido caracterizado de tener una facción proempresarial y una facción progresista - conduciendo el debate en el Ayuntamiento. Los miembros del Concejo nombraron a Myrick a principios de febrero para ocupar un asiento vacío en la cámara después de que Gary Bell, el candidato ganador en las elecciones de noviembre, cayó enfermo y no pudo asumir su cargo. Myrick, también candidato para el concejo el pasado noviembre, terminó en octavo lugar.
Irónicamente, a pesar de su edad, Myrick ahora está en el papel de mediador de paz en un concejo donde la mayoría de los miembros tienen más de sesenta años. Sin embargo, la independencia política de Myrick no es un producto derivado de no haber sido contactado por los dos campos más bien, nace de la combinación de la personalidad y la filosofía. “Nunca he tenido la necesidad de grupos”, dice Myrick desde su oficina en el Ayuntamiento. Su escritorio todavía no ha acumulado montones de documentos - la oficina esta casi vacía, con excepción de los cuadros de su familia que cubren el alféizar de la ventana. La austeridad también refleja la personalidad de Myrick. Durante su infancia, dice, la falta de interés en las cosas materiales, tales como zapatos y ropa de marca, a menudo lo alejaba de otros jóvenes. “Mi mama nos compraba a mi hermano y yo zapatos de Payless y debido a eso, los niños se burlaban de mí y no me incluían en su grupo porque yo era diferente”, recuerda. Sin embargo, las rápidas contestaciones de Myrick y su naturaleza tolerante eventual-
mente le ganó cierto respeto en la escuela. “Se los podía aplicar, igual que ellos me lo daban”. La política se convirtió en un interés muy temprano. “Mis padres nos contaban historias de líderes afroamericanos, por lo que la historia estaba arraigada en mí”, dijo Myrick. A petición de sus padres, y de mala gana Myrick se unió al equipo de debate en Kennedy High School, y llegó a amarlo. Rodeado por la política, la historia y mostrando un creciente interés en el servicio comunitario, Myrick desde muy joven mostró las cualidades de un político en ciernes. Después de graduarse de Kennedy, Myrick dejó Richmond para asistir a la Universidad La Sierra, una escuela de artes liberales Adventista del Séptimo Día en Riverside, CA. Para un joven de Richmond, fue un choque cultural total. “No fue porque yo no soy un Adventista del Séptimo Día, pero (la universidad) tenía costumbres diferentes y yo no estaba totalmente satisfecho con el departamento de ciencia política”, dice. Un punto de inflexión se produjo cuando Myrick se enfrentó a decidir entre aceptar un préstamo de $ 20.000 para cubrir su segundo año en La Sierra, o regresar a Richmond para asistir a un colegio comunitario asequible. “Tuve una discusión con mi padre sobre el costo de la universidad, y no podía imaginar pagar $ 20.000 cada año”, explica. La decisión de Myrick lo llevó de regreso a Richmond y al departamento de ciencias políticas de Chabot Community College. De nuevo en casa, Myrick floreció políticamente. Fundó STRONG, una organización sin fines de lucro para fomentar la participación política de los jóvenes, e hizo Continúa en la pág.16 Councilman Myrick in his office at City Hall.
El Concejal Myrick en su oficina en el ayuntamiento.