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Acortando la brecha cultural

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From Where I Stand

From Where I Stand

por Meta L. Levin

Debbie Bartsch recuerda su primer trabajo en la industria paisajista. “Me vestí como una oficinista, con zapatos inadecuados para trabajar en un lote trasero”, dice. Cuando la presentaron al equipo de trabajo, sus compañeros la miraron como preguntándose, ¿quién es esta princesa?”

Inmediatamente, se dio cuenta de que su intento de impresionar a su nuevo empleador no tuvo el efecto deseado. Después de eso, Bartsch, quien trabaja en programación de producción en Chalet, salía al lote trasero una vez al día y trató de aprender un poco de español. Pero no fue sino hasta que llevó a la oficina una olla de cocción lenta con chile con carne para compartir con los demás empleados, que se rompió el hielo.

“La comida”, asegura, “es la forma más rápida para estrechar lazos de amistad”. Miembros del personal de la oficina y de los equipos de trabajo se reunieron y charlaron mientras comían. La experiencia tuvo tanto éxito que el empleador le asignó a Bartsch un presupuesto mensual para que continuara la compartición durante el almuerzo a la cual se fueron sumando más personas. Eventualmente, hizo los arreglos necesarios para que un restaurante mexicano les enviara la comida. “Fue una forma fantástica de estimular el espíritu de equipo”.

La historia de Bernie

Bernie Carranza, cuyo exitoso webinario, “Perdido en la traducción: Las cinco cosas que los negocios deben aprender sobre la cultura las culturas latina y estadounidense en el lugar de trabajo”, durante la iLandscape One Fiesta 2020. Patrocinadas y organizadas por el Comité Latino y Americano de ILCA, las sesiones se centraron en comprender y apreciar las diferencias entre las dos culturas.

latina” se presentó en 2020, no se sorprende. “Compartir alimentos y bebidas con otras personas es una costumbre muy arraigada en la cultura mexicana”, asegura. “El acto de comer juntos es un ritual sagrado”.

De hecho, continúa Carranza, los contratistas de paisajismo pueden ver a los miembros de sus equipos de trabajo compartiendo comida durante las horas de almuerzo. Uno podría traer tortillas y distribuirlas, mientras otros pueden aportar otros componentes del almuerzo. “Es estimulante”, asegura. “Si te invitan a compartir, eres visto como parte del grupo”.

Bartsch, Carranza y el expresidente de ILCA, José Garcia, fueron parte de un grupo que presentó un programa de cuatro partes, “Uniendo Identificar la necesidad

Los empleados hispanohablantes y latinos representan más del 50 por ciento de la industria paisajista de Illinois. Las sesiones se basaron en la creencia de que si las dos culturas se comprenden mutuamente todos se benefician. Las sesiones se presentaron en español y el público, en su mayor parte, estaba compuesto por empleados, aunque también hubo una mezcla de propietarios estadounidenses. Está planificada otra serie en inglés.

“Consideramos que el énfasis debe ser en la apreciación de las diferencias”, afirma Garcia. “Es hora de deshacernos de los conflictos debidos a la falta de comprensión de las culturas de los otros empleados”. Por ejemplo, Garcia señaló que cada uno debe comprender por qué los demás reaccionan de determinada manera.

El propósito fue que los asistentes salieran con algo tangible, información que pudiera ser aplicada de inmediato al mundo real. “Tratamos de proporcionar información que fuera útil”, dice Garcia. “Quisimos dar a la membresía herramientas que pudieran usar”.

Cuanto mejor sea la comprensión, más cómodo se siente el empleado, mejor la retención y más contentos están. Si la gente

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está contenta, mejora la producción. Por consiguiente, el conocimiento mutuo es valioso. Ayuda a evitar conflictos, promueve el respeto de cada cultura y ayuda a evitar errores.

Evitar los estereotipos

También evita los estereotipos. “Los estereotipos dañan las relaciones”, afirma. Con frecuencia se piensa que los latinos no tienen ambiciones. Eso no es cierto, asegura Carranza. “Se les enseña a permanecer callados, no decir lo que piensan y no alborotar el gallinero”, explica. Como ejemplo, recuerda, al comienzo de su carrera, condujo un camión inseguro, en lugar de informar a su jefe. Por consiguiente, Carranza sugiere que los jefes no latinos podrían tener que encontrar maneras diferentes de enfatizar la importancia de hablar sin temor y hacer preguntas.

Los estadounidenses se sienten bien dando sus opiniones, afirma Garcia. Sin embargo, muchos latinos no se sienten cómodas expresando lo que piensan. Por consiguiente, cuando el jefe pregunte cómo hacer algo mejor y más rápidamente, al empleado podría no resultarle fácil dar su opinión.

Mostrar el camino

Encuentre una manera de expresar con claridad cómo ascender en la compañía, recomienda Garcia. El ascenso es importante. ¿Por ejemplo, qué debe hacer un empleado para convertirse en jefe de equipo o capataz? “Infórmeles qué opciones de ascenso existen”, dice.

Tal claridad genera beneficios para ambos lados. Garcia, quien ahora es dueño de su propia compañía, Natural Creations Landscaping, recuerda que hace 20 años tenía empleados que ganaban $30,000 anualmente Los mismos empleados tienen ahora ingresos de seis cifras. “Son mis diamantes”, dice. “Muchos no tuvieron una educación formal, pero son tan inteligentes como los que la tuvieron”. Para Garcia, la clave es que él es latino – nativo de México – y, por consiguiente, comprende la cultura. No obstante, no hay ningún motivo por el cual los estadounidenses no puedan comprender la cultura de sus empleados latinos.

Con frecuencia, las diferencias en el lenguaje corporal se pasan por alto. “Muchos latinos son humildes y no es natural para ellos hacer contacto visual de inmediato”, explica Bartsch.

La familia es importante para la comunidad latina. Por consiguiente, si un jefe estadounidense le dice a un empleado que hay mucho trabajo y debe trabajar el sábado y el domingo, el empleado latino quizá no diga nada, pero se resentirá porque esa orden interferirá con cosas que son importantes para él, como ir a la iglesia, lavar la ropa, ir al supermercado y dedicar tiempo a estar con su familia. “Los anglos podrían discutir”, dice Garcia. “Pero muchos latinos no se sienten cómodos expresando lo que piensan”.

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Comunicaciones efectivas

Como empleador, Garcia afirma que es importante averiguar cuál es la manera más eficaz de comunicarse – reuniones grandes, reuniones pequeñas o entre dos personas. Garcia hace saber a sus empleados que su puerta siempre está abierta. Pueden hablar con él sobre un problema o simplemente pasar saludándolo. Trata de que se sientan cómodos haciendo comentarios o sugerencias. Y muchos lo hacen.

Garcia, hispanohablante nativo que aprendió inglés después de trasladarse a Estados Unidos, considera que es importante que sus empleados lo hagan también. Los anima a que hablen inglés en el trabajo, aunque esto no se extiende a las horas de almuerzo informales. Su esposa es maestra de inglés como segundo idioma (ESL) y Garcia promueve la enseñanza del inglés y otras materias en el trabajo.

“Imparto una clase en la que enfatizo la educación”, afirma. “Les digo que no saber les saldrá más caro. Incluso en la vida diaria, aprender inglés les abrirá ventanas que ellos no pensaban podían abrirse. Les digo que se familiaricen con el idioma”. Se ha concentrado en ampliar su educación desde que vino a los Estados Unidos, tomando cursos de derecho, negocios, mercadotecnia y otras materias.

Liderar desde el frente

También lidera con el ejemplo. El hecho de que sea el jefe y dueño de la compañía no significa que no recoja la basura si la ve o tome una escoba para barrer el piso. “No tengo ningún problema con hacer ese tipo de labores”, dice. “Conduciré un equipo grande si tenemos que completar una tarea”. Por consiguiente, cuando es necesario, con frecuencia trabaja hombro con hombro junto a sus empleados.

De esa forma, también puede identificar la calidad del trabajo de sus empleados. Por ejemplo, si advierte que un empleado opera un equipo pequeño con habilidad y cuidado, dará a esa persona la oportunidad de operar otro equipo más grande y complicado.

“Comienzo a separar a las personas por su disposición a hacer lo que sea necesario para completar el trabajo”, dice. “Veo sus habilidades, pero también si tienen sentido común”. Estará atento a los trabajadores que no solo operan las máquinas sino también oyen si algo está malo para arreglarlo antes de que se averíe; “alguien que se preocupa”.

Por supuesto, también está el asunto de la integración laboral, presentar al nuevo empleado a los miembros del equipo. Es, dice Carranza, una forma de satisfacer la necesidad cultural de ser reconocido. Garcia recomienda presentar al nuevo empleado al feje del equipo o capataz y que esta persona lo presente al equipo de trabajo. Eso asegurará que la presentación se hará con sensibilidad a la cultura.

La preocupación de Carranza es atraer a los hijos e hijas de los inmigrantes latinos que no trabajan actualmente en la industria.

“Cómo hacemos el trabajo atractivo a la segunda generación”, se pregunta. Estos empleados potenciales son mejor educados, hablan inglés bien y comprenden el sistema estadounidense, pero no parecen estar interesados en trabajar en paisajismo.

Sea verdad o no, pueden ser percibidos como menos productivos o menos trabajadores que sus padres inmigrantes. Le preocupa de manera especial la actual escasez laboral. “¿Qué estamos haciendo para promocionar la industria ante ellos?”

La cadena de referencias

Con frecuencia, nuevos empleados, especialmente a nivel de mano de obra, vienen a través de recomendaciones de empleados actuales. Pueden ser amistades o parientes. Y podrían no hablar mucho inglés. En tales casos, Carranza recomienda que alguien sirva de traductor cuando se les hable sobre el trabajo.

Los estadounidenses comprenden lo que es una entrevista de trabajo, pero “el concepto es casi inexistente en México”, dice

Si estás contratando a alguien para un trabajo especial en el campo laboral, podría ser más útil hacerle una prueba práctica. Pídales que operen una maquinaria o realicen una tarea. De otra forma, contrate a la persona sobre una base de contingencia. Póngala en un equipo liderado por un jefe de equipo o capataz con experiencia y observe su desempeño.

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