EL ESPACIO INTERMEDIO EN ALVAR AALTO
Últimamente habíamos escrito en el blog varios post sobre Identidad Digital dentro de nuestro mundillo, pero, estábamos echando en falta combinarlos con algún artículo diferente. Por ello, hoy, volvemos con uno de nuestros arquitectos predilectos: Alvar Aaalto. En esta entrada nos centraremos en un aspecto parcial de su obra: el espacio intermedio. Ojalá sea de vuestro interés! Quizás, uno de los mecanismos más eficaces en la historia de la arquitectura, ha sido la utilización del espacio intermedio. Evidentemente, es un concepto demasiado amplio y que repercute en diferentes escalas, pero sí que parece posible comprobar cómo Aalto juega con esta idea. Por ello, se analizarán las transiciones que se producen en su arquitectura a través de plazas, patios y umbrales. Quizás, la característica común en todos estos espacios intermedios es que en ellos se suceden múltiples acontecimientos. En la escala de la plaza, como se verá, despliega todo su potencial para enlazar los diferentes elementos que en torno a ella van situando, siempre de manera muy variada y atándose fuertemente a los condicionantes del lugar. Si nos referimos a un ámbito más domestico, conviene destacar que este espacio intermedio se analizará como un espacio de transición; aquí aparecerá la idea de umbral. En la arquitectura de Aalto no se está dentro o se está fuera, en realidad se está entrando o saliendo; es más, en muchos casos, se puede estar dentro con la sensación de estar fuera y viceversa. Sus proyectos son como itinerarios, como pequeños paseos arquitectónicos donde, como si de una escena teatral se tratase, se puede ir disfrutando de innumerables acontecimientos relacionados con compresiones y descompresiones del espacio, vistas cruzadas, o imprevisibles focos de luz. Aalto, comienza su carrera dentro de un estilo arquitectónico clásico, propio de los países nórdicos, donde los edificios son, en cierta manera, un tanto monumentales, y debido a la adversa climatología, no son muy dados a crear espacios intermedios. Evidentemente, el espacio exterior a los edificios, en climas tan extremos, lleva implícita la idea de intemperie. Por ello, en general, la relación entre el interior y el exterior es muy contundente. Es decir, o se está fuera o se está en el interior, al abrigo de la arquitectura. En la cultura finlandesa, no hay una conciencia de que puede existir un espacio intermedio que haga de filtro entre el exterior y el interior. Sin embargo, el maestro finlandés, desde el principio de su andadura intentó dotar a cada uno de sus edificios de “un antes y un después”. En ellos, no aparece un límite claro y hermético, sino que siempre aparece una zona que participa de ambos por igual. El mismo Aalto en 1926 comentaba,
“El cuadro de la anunciación de Fray Angélico es un ejemplo idóneo de entrada a una habitación. La trinidad patente que domina la pintura (ser humano, habitación y jardín) nos ofrece una imagen ideal e inalcanzable de hogar.”
Fray Angelico
Alvar Aalto – Iglesia en Muurame, 1926-29 Así que, esta triada, es la que marcará la mayoría de sus concepciones, donde intentará dar una vuelta de tuerca a la relación que la cultura escandinava mantenía con la naturaleza. Etamos hablando de un contacto muy estrecho con las visuales que se producen tanto sobre el bosque, como sobre el lago. Es importante remarcar este hecho, pues este espacio intermedio, que propone el maestro finlandés, se relaciona íntimamente con el paisaje lejano. Este paisaje de fondo, nunca se pierde en sus propuestas.
Lo mismo ocurrirá si se analiza la percepción del edificio dentro de su entorno más cercano. Quizás, una de sus mayores aportaciones de Aalto, es la construcción de espacios acotados, protegidos (en mayor o menor medida), que hacen que su arquitectura se relacione de manera muy directa con su entorno más inmediato. Para ello, en sus propuestas, siempre “pasan cosas”. No es una arquitectura aséptica y dócil. Pocas veces, sus edificios, son objetos que se posan en el paisaje. Su arquitectura parece salir del fondo de la tierra y hace todo lo posible para generar nuevos lugares.
De la misma forma, que en ocasiones Aalto plantea lugares interiores con carácter exterior, en otras, los exteriores quedan tan acotados que dan sensación de ser auténticos interiores. En su famosa villa Mairea, Aalto escapa del frío y calculador racionalismo que poco antes le había llevado a formar parte de la exposición que en 1932 el MOMA de Nueva York había dedicado a la arquitectura moderna. En ella, propone espacios intermedios que conforman el patio/jardín de la villa, y, como bien comenta Luis Fernández Galiano, “el espacio de la chimenea exterior evoca a una cueva, como si de una auténtica ruina se tratase “. Estos espacios, quizás sean los menos comentados cuando se hace referencia a la famosa casa, pero puede que sean los que tuvieran más calidad de vida; los que los Gullichsen más apreciasen. A este respecto Federico Prieto apunta,
“La inversión de los espacios exterior–interior, es uno de los conceptos fundamentales de la obra de Aalto. Más que traer el exterior al interior, busca lo contrario, llevar el interior al exterior. Este concepto se refuerza tomando del exterior ciertas direcciones, como verticales de árboles, o horizontales del lago.”
Alvar Aalto – Villa Mairea, 1937. Se puede decir, que con este proyecto para villa Mairea, nos encontramos con el comienzo de una larga lista de espacios intermedios, con cierto carácter de patios, que Aalto realiza en sus proyectos dándoles diferentes matices y significados. En las primeras versiones del proyecto el patio acotaba mucho más el espacio, pues aparecía un pabellón destinado a la sala de exposiciones, que, finalmente, desaparece fundiéndose esta activad dentro del flexible espacio de la sala de estar.
Alvar Aalto – Villa Mairea, 1937. El espacio exterior queda encerrado dentro de una construcción en forma de L, que con el volumen exento pero a al vez comunicado por medio de una marquesina termina configurando una U, mientras que el espacio central de este patio/jardín está ocupado por la piscina, a modo de metáfora de los sinuosos lagos del lugar. Así, la relación desde el interior con el exterior es siempre muy estrecha y está pensada desde una lógica dinámica, en la que el factor tiempo juega un papel fundamental, como explica bien Asensio Galvín,
“el control del tiempo para Aalto no es un control impositivo, sino un estudio de las pausas, tanto al entrar como al salir de sus edificios. La posición en que sitúa al espectador, resulta descorazonadora y fascinante al mismo tiempo. Sea cual fuere la situación del observador, éste puede decir en qué dirección está la salida, pues las numerosas sorpresas interiores no producen nunca desorientación.”
Alvar Aalto – Villa Mairea, 1937. En numerosos proyectos, Aalto apuesta por el espacio intermedio como corazón del proyecto. Pero, normalmente, no es un espacio de carácter estático, de contemplación, sino que son lugares, en cierta forma, bastante dinámicos. Son zonas donde el concepto de umbral se hace patente y presente. Sus edificios tienen siempre este “plus” que parece venir de lugares lejanos y que, en ocasiones, es importado directamente de la cultura mediterránea. De hecho, los viajes de Alvar Aalto por tierras italianas, españolas y griegas se pueden considerar fundamentales a la hora de analizar la esencia de su “espacio intermedio”. Pero, como era de prever en un arquitecto de su talla, no se apropia de una tipología ajena a su clima y cultura y la importa tal cual. Los patios y cortiles mediterráneos fueron quedando grabados en la retina del maestro finlandés, y con el paso de los años (y con el poso que ello supone), los fue incorporando, poco a poco, en sus propuestas, hasta que, a mediados de los años cuarenta, sus proyectos giran en torno a estos espacios que se convierten en el corazón de su arquitectura. Los patios de Aalto nunca son espacios cerrados por completo sin ninguna relación con el exterior. En los climas en los que él actuaba no había que defenderse del sol, sino más bien todo lo contrario, había que darle paso de
una u otra manera.
Alvar Aalto – Propuesta para el Ayuntamiento de Avesta, 1944.
Alvar Aalto – Maqueta del Ayuntamiento de Saynatsalo, 1952. Aalto dotaba a sus proyectos de una complejidad fuera de lo común que, sin embargo, se traducía en una sencillez envidiable a la hora de plasmar sus propuestas. De esta forma, apuesta por una tipología de “patio semipermeable”, que cuaja perfectamente en esta Finlandia ansiosa de luz pero que no ve con malos ojos estas inesperadas transiciones. Esta etapa de su vida, que viene a coincidir en cierta manera con su época roja, se caracteriza por el uso del ladrillo como material fundamental de su arquitectura. Una de las obras cumbre de estos años es el Ayuntamiento de Saynatsalo, en donde Aalto da rienda suelta a muchos de sus mecanismos arquitectónicos al ser un proyecto concebido desde la escala urbana. El proyecto nace para hacer ciudad, no es un artefacto caído del cielo. Con su presencia, completa un vacío rodeado de los esbeltos árboles de la zona. De esta forma, inserta un edificio que responde a los itinerarios de los usuarios y les propone un juego de transiciones, visuales y umbrales que hacen, que el acceder a su interior se convierta en un auténtico” viaje arquitectónico”.
Alvar Aalto –Ayuntamiento de Saynatsalo, 1944 En muchos casos, la arquitectura de Aalto se puede entender como una sucesión de acontecimientos, donde se van controlando las secuencias que se producen en las visiones de acceso. Se puede decir, que, nuevamente, actúa como si de un director de cine se tratase, que está rodando la película en la que resume las mayores inquietudes de su vida reflejándolas en la que pudiera ser su última gran obra. Otro buen ejemplo de este concepto se puede ver en el patio que proyecta para su propio estudio de arquitectura a mediados de los años cincuenta. Estamos hablando de una época en la que Aalto tenía muy presentes arquitecturas que acababa de visitar, como el anfiteatro de Delfos y que le influencian sobremanera a la hora de domesticar estos espacios. Quizás, sea la palabra “domesticar”, una de las que mejor matiza las intenciones de Aalto, ya que la arquitectura, de alguna forma, toma un carácter natural y ese espacio de naturaleza que queda acotado con sus paredes, pasa a formar parte de la propia arquitectura gracias a pequeños gestos e intervenciones.
Alvar Aalto – Estudio propio, 1954. De todas formas, en el proyecto donde el concepto de “espacio intermedio” está más presente en la obra de Alvar Aalto es LA CASA EXPERIMENTAL DE MUURATSALO que construyó a principios de los años cincuenta, con el comienzo de una nueva etapa profesional y vital, tres años después de la muerte de su primera esposa Aino y justo después de casarse con Elissa. Pero de él ya os hemos hablado anteriormente (aquí), así que, si os parece, damos por cerrada esta reflexión que esperamos haya sido de vuestro interés. Ahora, como siempre, si tenéis algún comentario sobre el tema, estaremos encantados de que nos lo contéis! Artículo redactado por Stepienybarno - See more at: http://www.stepienybarno.es/blog/2013/01/16/el-espacio-intermedio-en-alvaraalto/#sthash.LFXHeaz7.dpuf