La espada en la piedra

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La espada en la piedra

Ilustraciones: Mariana Machuca Camargo


Hace muchos años, cuando México no era más que un puñado de culturas que batallaban entre sí, vino al mundo Tepiltzin, hijo del emperador Zeia. La madre del niño murió al poco tiempo de nacer éste, y el padre se lo entregó al mago Yetzel con el n de que lo educara. El mago Yetzel decidió llevar al pequeño al templo de un noble, quien, además, tenía un hijo de corta edad llamado Yuma. Para garantizar la seguridad del príncipe Tepiltzin, Yetzel no descubrió sus orígenes. Cada día Yetzel explicaba al pequeño Tepiltzin todas las ciencias conocidas y, como era mago, incluso le enseñaba algunas cosas de las ciencias del futuro y ciertas fórmulas mágicas.


Los años fueron pasando y el emperador Zeia murió sin que nadie le conociera descendencia. Los nobles acudieron a Yetzel para encontrar al monarca sucesor. Yetzel hizo aparecer sobre una roca un cuchillo rmemente clavado, con una leyenda que decía: "Este es la cuchillo Itztli, quien consiga sacarlo de esta roca, será nuestro emperador”. Los nobles probaron fortuna pero, a pesar de todos sus esfuerzos, no consiguieron mover el cuchillo ni un milímetro. Tepiltzin y Yuma, que eran ya dos apuestos muchachos, habían ido a la ciudad para asistir a un torneo en el que Yuma pensaba participar.


Cuando ya se aproximaba la hora, Tepiltzin se dio cuenta de que había olvidado el cuchillo de Yuma en la casa. Salió corriendo a toda velocidad, pero cuando llegó ahí, la puerta estaba cerrada Tepiltzin no sabía qué hacer. Sin cuchillo, Yuma no podría participar en el torneo. En su desesperación, miró alrededor y descubrió el cuchillo de Itztli. Acercándose a la roca, tiró del arma. En ese momento un rayo de luz blanca descendió sobre él y Tepiltzin extrajo el cuchillo sin encontrar la menor resistencia. Corrió hasta Yuma y se lo ofreció. Yuma se extrañó al ver que no era su cuchillo.


Tepiltzin le explicó lo ocurrido. Yuma vio la inscripción de "Itztli" en el cuchillo y se lo hizo saber a su padre. Éste ordenó a Tepiltzin que lo volviera a colocar en su lugar. Así que Yuma intento sacarlo de nuevo, pero no lo consiguió. Entonces Tepiltzin tomó la empuñadura entre sus manos. Sobre su cabeza volvió a descender un rayo de luz blanca y Tepiltzin extrajo el cuchillo sin el menor esfuerzo. Todos admitieron que aquel muchachito sin ningún título conocido debía llevar el penacho del emperador, y deslaron ante su trono, jurándole delidad. Yetzel, pensando que Tepiltzin ya no le necesitaba, se retiró a su morada.


Pero no había transcurrido mucho tiempo cuando algunos nobles se alzaron en armas contra el emperador Tepiltzin. Yetzel proclamó que Tepiltzin era hijo del emperador Zeia, por lo que era emperador legítimo. Pero los nobles siguieron en guerra hasta que, al n, fueron derrotados gracias al valor de Tepiltzin, ayudado por la magia de Yetzel. Para evitar que lo ocurrido volviera a repetirse, Tepiltzin creó el Telpochcalli, que estaba formada por todos los nobles leales. Luego se casó con la princesa Gloria, a lo que siguieron años de prosperidad y felicidad tanto para México como para Tepiltzin. “Ya puedes seguir reinando sin necesidad de mis consejos le dijo Yetzel a Tepiltzin-. Continúa siendo un emperador justo y el futuro hablará de ti".


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