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No. 652 - Año XIII

Periódico de Evangelización Integral

Diócesis de San Juan de los Lagos, Jal.

www.mensajerodiocesano.com

4 de agosto de 2013

Colaboración: $8.ºº

LA FIESTA DE LA IGLESIA EN LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD “¿Qué es lo que espero como consecuencia de la Jornada de la Juventud? Espero lío. Que acá adentro va a haber lío... pero quiero lío en las diócesis, quiero que se salga afuera, quiero que la Iglesia salga a la calle...” Papa Francisco

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¡“Pon a Cristo” en tu vida, pon tu confianza en Él y no quedarás defraudado!

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Papa Francisco a los jóvenes en el discurso de bienvenida de la Jornada Mundial de la Juventud

Fuentes: www.aciprensa.com

ueridos jóvenes: “¡Qué bien se está aquí!”, exclamó Pedro, después de haber visto al Señor Jesús transfigurado, revestido de gloria. ¿Podríamos repetir también nosotros esas palabras? Pienso que sí, porque para todos nosotros, hoy, es bueno estar aquí reunidos en torno a Jesús. Él es quien nos acoge y se hace presente en medio de nosotros, aquí en Río. Pero en el Evangelio también hemos escuchado las palabras del Padre: “Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle” (Lc 9,35). Por tanto, si por una parte es Jesús el que nos acoge; por otra, también nosotros hemos de acogerlo, ponernos a la escucha de su palabra, porque precisamente acogiendo a Jesucristo, Palabra encarnada, es como el Espíritu nos transforma, ilumina el camino del futuro, y hace crecer en nosotros las alas de la esperanza para caminar con alegría (cf. Carta enc. Lumen fidei, 7).

Directorio Director y editor: Pbro. Sergio Abel Mata León director@mensajerodiocesano.com Subdirector: Pbro. Ildefonso García Pérez subdirector@mensajerodiocesano.com Formato: Fátima del Rosario López Gazcón edicion@mensajerodiocesano.com Cecilia Elizabeth González Quiroz formato@mensajerodiocesano.com Página infantil: Lupita González Quiróz infantil@mensajerodiocesano.com Jefe de información y ventas: Fátima del Rosario López Gazcón Distribución: Salvador Martín Jiménez Juan Ramón Martín Jiménez Víctor Manuel Mata León En Internet: www.mensajerodiocesano.com Correos: edicion@mensajerodiocesano.com Suplemento Arandas: arandas@mensajerodiocesano.com Contáctanos: Celular: 045 (395) 783 8203 Hernández #20 Arandas, Jal. Impreso en: Guadalupe Comunicaciones

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Pero, ¿qué podemos hacer? “Bota fé – Pon fe”. La cruz de la Jornada Mundial de la Juventud ha gritado estas palabras a lo largo de su peregrinación por Brasil. ¿Qué significa “Pon fe”? Cuando se prepara un buen plato y ves que falta la sal, “pones” sal; si falta el aceite, “pones” aceite… “Poner”, es decir, añadir, echar. Lo mismo pasa en nuestra vida, queridos jóvenes: si queremos que tenga realmente sentido y sea plena, como ustedes desean y merecen, les digo a cada uno y a cada una de ustedes: “pon fe” y tu vida tendrá un sabor nuevo, tendrá una brújula que te indicará la dirección; “pon esperanza” y cada día de tu vida estará iluminado y tu horizonte no será ya oscuro, sino luminoso; “pon amor” y tu existencia será como una casa construida sobre la roca, tu camino será gozoso, porque encontrarás tantos amigos que caminan contigo. ¡Pon fe, pon esperanza, pon amor! Pero, ¿quién puede darnos esto? En el Evangelio hemos escuchado la respuesta: Cristo. “Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle”. Jesús es quien nos trae a Dios y nos lleva a Dios, con él toda nuestra vida se transforma, se renueva y nosotros podemos ver la realidad con ojos nuevos, desde el punto de vista de Jesús, con sus mismos ojos (cf. Carta enc. Lumen fidei, 18). Por eso hoy les digo con fuerza: “Pon a Cristo” en tu vida y encontrarás un amigo del que fiarte siempre; “pon a Cristo” y verás crecer las alas de la esperanza para recorrer con alegría el camino del futuro; “pon a Cristo” y tu vida estará llena de su amor, será una vida fecunda. Hoy nos hará bien a todos que nos preguntásemos sinceramente, y cada uno piense en su corazón: ¿en quién ponemos nuestra fe? ¿En nosotros mismos, en las cosas, o en Jesús? Todos tenemos muchas veces la tentación de ponernos en el centro, de creernos que somos el eje del universo, de creer que nosotros solos construimos nuestra vida, o pensar que el tener, el dinero, el poder, es lo que da la felicidad. Pero todos sabemos que no es así. El tener, el dinero, el poder pueden ofrecer un momento de embriaguez, la ilusión de ser felices, pero, al final, nos dominan y nos llevan a querer tener cada vez más, a no estar nunca satisfechos. Y terminamos empachados pero no alimentados. Y es muy triste ver una juventud empachada pero débil. La juventud tiene que ser fuerte, alimentarse de su fe, y no empacharse de otras cosas. ¡“Pon a Cristo” en tu vida, pon tu confianza en Él y no quedarás defraudado! Miren,

queridos amigos, la fe lleva a cabo en nuestra vida una revolución que podríamos llamar copernicana: nos quita del centro y pone en el centro a Dios; la fe nos inunda de su amor que nos da seguridad, fuerza, esperanza. Aparentemente parece que no cambia nada, pero, en lo más profundo de nosotros mismos, cambia todo. Cuando está Dios en nuestro corazón, habita la paz, la dulzura, la ternura, el entusiasmo, la serenidad y la alegría, que son frutos del Espíritu Santo (cf. Ga 5,22) entonces nuestra existencia se transforma, nuestro modo de pensar y de obrar se renueva, se convierte en el modo de pensar y de obrar de Jesús, de Dios. Amigos queridos: la fe es revolucionaria. Y yo te pregunto a Vos, hoy: ¿estás dispuesto, estás dispuesta a estar en esta onda de la revolución de la fe? Sólo entrando, tu vida joven va a tener sentido, y así será fecunda. Querido joven, querida joven: “Pon a Cristo” en tu vida. En estos días, Él te espera; escúchalo con atención y su presencia enardecerá tu corazón. “Pon a Cristo”: Él te acoge en el Sacramento del perdón, con su misericordia cura todas las heridas del pecado, no le tengan miedo a pedirle perdón, porque Él es tanto amor que nunca se cansa de perdonar, como un Padre que nos ama.

Dios es pura misericordia. “Pon a Cristo”: Él te espera en el encuentro con su Carne en la Eucaristía, Sacramento de su presencia, de su sacrificio de amor, y Él te espera también en la humanidad de tantos jóvenes que te enriquecerán con su amistad, te animarán con su testimonio de fe, te enseñarán el lenguaje del amor, de la bondad, del servicio. También vos, querido joven, querida joven, puedes ser un testigo gozoso de su amor, un testigo entusiasta de su Evangelio para llevar un poco de luz a este mundo. Déjate inundar por Jesús, déjate amar por Jesús. Es un amigo que no defrauda. “Qué bien se está aquí”, poniendo a Cristo, la fe, la esperanza, el amor que Él nos da, en nuestra vida. Queridos amigos, en esta celebración hemos acogido la imagen de Nuestra Señora Aparecida. A María le pedimos que nos enseñe a seguir a Jesús, que nos enseñe a ser discípulos y misioneros. Como ella, queremos decir “sí” a Dios. Pidamos a su corazón de Madre que interceda por nosotros, para que nuestros corazones estén dispuestos a amar a Jesús y a hacerlo amar. Queridos jóvenes: Jesús nos espera, Jesús cuenta con nosotros. Amén


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DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

EL PENSAMIENTO POLÍTICO Y EL CRISTIANISMO 11a parte

Por: Pbro. Alfredo Palacios Guerrero

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l sistema feudal conoció su pleno desarrollo en los siglos XI y XII. El feudalismo nace como consecuencia de la quiebra del Estado frente a los desórdenes y miserias de todo orden. El pequeño propietario se confía o se vende al señor, con el fin de asegurar su defensa o su subsistencia frente a los invasores: “Una posesión feudal estable vale más que una propiedad insegura”. En cuanto a los señores, eran generalmente antiguos oficiales del rey que habían amortiguado la apatía del poder central o que se habían aprovechado de la ausencia del control, ejerciendo en su propio nombre una autoridad sólo delegada, poco a poco, y en extensiones diferentes, se habían ido asegurando el ejercicio de los derechos de franquicia. La característica esencial del sistema feudal es “la idea de que lo que indemniza es el vínculo de hombre a hombre, de vasallo a señor, con la contrapartida del feudo, que es a la vez la prenda, el medio de acción y – al menos al principio – la recompensa del vasallo”. El feudalismo occidental fue un acontecimiento que ha dejado una profunda huella en nuestra civilización. Seguramente no fue único en su género, como creía Montesquieu. “Buscarse un protector, complacerse en proteger:

Feudalismo, Monarquía y Municipio

estas aspiraciones existen en todos los tiempos”. La monarquía fue uno de esos poderes. Sin duda, el feudalismo pulverizó la soberanía política, pero, en cambio, no borró las fronteras geográficas nacionales, si bien en su interior la autoridad del rey no podía ejercerse de una manera absoluta más que sobre un dominio territorial muy limitado, ninguno de los señores que se dividían entre sí el resto del país tuvo nunca la audacia de proclamarse rey. El título real y el derroche de la consagración estaban reservados a los sucesores del trono. De esta forma, el mapa europeo no fue casi alterado por el feudalismo, que, por el contrario, lo conservó. La sorprendente estabilidad del número de monarquías es una señal muy característica de dicho fenómeno. Las ciudades sufrieron, a partir del siglo VI, un eclipse casi total, que se prolongó hasta el siglo XI. Los francos eran un pueblo rural que vivía en una economía de base dominical. El comercio se encontraba considerablemente amortiguado, y los artesanos abandonaban las ciudades para retirarse al campo, a las villas, donde se fabricaba todo lo que sus habitantes necesitaban. Las ciudades que subsisten, amenazadas por las invasiones, se repliegan sobre sí

mismas y se transforman en fortalezas, defendidas por un recinto amurallado. La decadencia persiste en los comienzos del período feudal. El sistema acentúa la tradición rural y autónoma. Los señores no sienten necesidad alguna de los comerciantes – a quienes desprecian, antes de temerlos – y les hacen difícil la existencia. Junto con las ciudades, había desaparecido casi completamente el régimen municipal; el jefe militar o religioso había ocupado el lugar de la administración, convertida en inútil o hecha imposible. El renacimiento urbano y municipal se ve acompañado de profundas transformaciones sociológicas. Hasta entonces, la sociedad estaba regida por principios de imposición; cada grupo tenía su propia función en la realización del plan divino; constituía lo que la tradición llamaba un ordo (el orden sacerdotal, la caballería y el orden monástico). Comerciantes y artesanos no encuentran sitio en una concepción de la sociedad de este modo jerarquizada, por tal motivo se le designa el término de status, equivalente a “condición”, “situación” o “posición”. La multiplicidad de los status perjudica a la solidaridad. En el interior de la sociedad urbana, cada grupo socioprofesional forma un cuerpo, una

corporación. La “especialización” cada vez más creciente divide hasta el infinito a la sociedad. cada corporación tiene sus franquicias, limitadas en principio por el deber de no invadir las de las demás corporaciones. El renacimiento municipal, al dislocar en su base los vínculos feudales, prestó un gran servicio a la realeza. El renacimiento de una sociedad urbana vuelve a abrir las vías tradicionales de la civilización y prepara las condiciones para la renovación de la sociedad política. Los reyes encontraron en las ciudades reconstruidas municipalmente lo que el ciudadano da al Estado, lo que la baronía no podía o no quería dar: la sujeción efectiva, los subsidios regulares, milicias capaces de disciplina. Por otro lado la contribución de las ciudades a la laicización de la sociedad se expresa de otra forma, de manera más insidiosa. En efecto, “no hubo ninguna herejía que no encontrara rápidamente adeptos en las ciudades”. Es un hecho reconocido que las ciudades son anticlericales, especialmente en las regiones meridionales. Como se había dicho antes, la Edad Media es una época de grandes cambios políticos, sociales y religiosos.


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DEL HOGAR Y OTRAS ARTES

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LA TELEVISIÓN PUEDE SER NUESTRA ALIADA

Por: Silvia del Valle

o siempre la televisión se puede ver como una distracción. En ocasiones, hay programas formativos que nos pueden ayudar a que nuestros hijos comprendan mejor algunos conceptos. Por eso aquí les dejo 5 tips para hacer de la televisión nuestra aliada.

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Pídeles a tus hijos que hagan una lista de los programas que quieren ver. Es bueno preguntarles porqué les gusta cada uno. Yo les pido que lo hagan por escrito para después poder analizarlo pero si no están en edad de escribir podemos pedirles que nos lo dibujen, el chiste es hacerlos pensar y analizar los programas sin que ellos se den cuenta. Nunca es tarde para retomar el control de la televisión.

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Investiga de qué tratan esos programas Podemos revisar en la guía de televisión o de plano, ponernos un día a ver esos programas para que sepas si son aptos para nuestros hijos. Es súper importante que cuidemos que los programas no tengan alto contenido de violencia ya que estresa a los niños y fomenta que se les hagan comunes ese tipo de conductas. Las caricaturas de ahora están cargadas de violencia y de temas poco adecuados para los niños por lo que les

recomiendo que revisar muy bien el contenido y no confiarnos de que son caricaturas. Si nuestros hijos están pequeños, podemos buscar programas de televisión que estimulen sus sentidos y que sean didácticos, recordemos que en ocasiones debemos tomar decisiones por ellos. Si nuestros hijos ya están en primaria o secundaria, podemos permitirles que vean algunos programas culturales, documentales o científicos que le ayuden a reafirmar los conocimientos que van adquiriendo y les estimulen la sana curiosidad por esos temas. Otro aspecto importante a cuidar es el tipo de anuncios que salen mientras está el programa y la verdad, casi nunca los checamos. Es de suma importancia cuidar los valores que se promueven en cada programa. La vida es corta y no se vale desperdiciarla en cosas intrascendentes. Siéntate a ver la televisión con ellos y comenten el contenido Esta práctica es muy buena para que nuestros hijos hagan un ejercicio mental y se formen un criterio propio, sacando lo bueno y lo malo de cada programa. No dejen de comentar el programa visto y al final, entre todos lleguen a la conclusión de porqué si o porqué no deben ver ese programa. Podemos hacer un horario semanal de los programas que podrán disfrutar

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en familia y los que podrán ver nuestros hijos solos y después debemos ponerlo junto a la televisión para que a nuestros hijos no les cueste trabajo recordarlo.

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La televisión debe verse después de realizar sus deberes y debe tener un lugar especial. Debe ser una zona común que permita reunir a la familia pero ojo, no debe ser el lugar más importante de la casa ya que ver la televisión no es una actividad primordial en la vida familiar y jamás debe estar en la recamara ya que provoca que los niños se aíslen y se mantengan en su mundo. Nunca debemos ver la televisión mientras desayunamos, comemos o cenamos porque entonces eliminamos una gran oportunidad de comunicación y convivencia familiar. Además de que con esto, fomentamos la obesidad. Procuren verla en familia con

programas que fomenten valores o que les generen una sana diversión.

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Las novelas no son una opción para los niños y mucho menos para los adolescentes Ya que en esta edad los jovencitos buscan patrones de vida que imitar y de ésta forma los estamos conduciendo por un camino equivocado, presentándoles un mundo irreal, muy violento y cargado de vicios y adicciones. El tiempo de televisión debe ser controlado y coordinado. Yo evito que mis hijos la vean más de 2 horas al día. Es muy importante tener claro que la televisión no es una niñera, que no debemos premiar o castigar con ella a nuestros hijos dándole una importancia que no tiene y sobre todo que si ya se llegó a un acuerdo en cuanto a tiempo y programas, no vamos a ceder ante la típica cantaleta de “Estoy aburrido”.


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Jesús te está mirando ahora y te dice ¿Me quieres ayudar a llevar la cruz?

Palabras del Papa en el viacrucis de la Jornada Mundial de la Juventud 2013

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Fuentes: www.aciprensa.com

emos venido hoy aquí para acompañar a Jesús a lo largo de su camino de dolor y de amor, el camino de la Cruz, que es uno de los momentos fuertes de la Jornada Mundial de la Juventud. Al concluir el Año Santo de la Redención, el beato Juan Pablo II quiso confiarles a ustedes, jóvenes, la Cruz diciéndoles: “Llévenla por el mundo como signo del amor de Jesús a la humanidad, y anuncien a todos que sólo en Cristo muerto y resucitado hay salvación y redención” (Palabras al entregar la cruz del Año Santo a los jóvenes, 22 de abril de 1984: Insegnamenti VII,1 (1984), 1105). Desde entonces, la Cruz ha recorrido todos los continentes y ha atravesado los más variados mundos de la existencia humana, quedando como impregnada de las situaciones vitales de tantos jóvenes que la han visto y la han llevado. Nadie puede tocar la Cruz de Jesús sin dejar en ella algo de sí mismo y sin llevar consigo algo de la cruz de Jesús a la propia vida. Esta tarde, acompañando al Señor, me gustaría que resonasen en sus corazones tres preguntas: ¿Qué han dejado ustedes en la Cruz, queridos jóvenes de Brasil, en estos dos años en los que ha recorrido su inmenso país? Y ¿qué ha dejado la Cruz en cada uno de ustedes? Y, finalmente, ¿qué nos enseña para nuestra vida esta Cruz? 1. Una antigua tradición de la Iglesia de Roma cuenta que el apóstol Pedro, saliendo de la ciudad para huir de la persecución de Nerón, vio que Jesús caminaba en dirección contraria y enseguida le preguntó: “Señor, ¿adónde vas?”. La respuesta de Jesús fue: “Voy a Roma para ser crucificado de nuevo”.

En aquel momento, Pedro comprendió En la Cruz de Cristo está el que tenía que seguir al Señor con sufrimiento, el pecado del hombre, valentía, hasta el final, pero entendió también el nuestro, y Él acoge todo sobre todo que nunca estaba solo en con los brazos abiertos, carga sobre el camino; con él estaba siempre aquel su espalda nuestras cruces y nos dice: Jesús que lo había amado hasta morir ¡Ánimo! No la llevas tú solo. Yo la en la Cruz. llevo contigo y yo he vencido a la Miren, Jesús con su Cruz recorre muerte y he venido a darte esperanza, nuestras calles para cargar con a darte vida (cf. Jn 3,16). nuestros miedos, nuestros problemas, 2. Y así podemos responder a la nuestros sufrimientos, también los más segunda pregunta: ¿Qué ha dejado la profundos. Cruz en los que la han visto, en los Con la que la han Con la Cruz, Jesús se Cruz, Jesús tocado? une al silencio de las se une al ¿Qué deja víctimas de la violencia, silencio en cada uno que no pueden ya gritar, de las de nosotros? sobre todo los inocentes víctimas de Deja un y los indefensos. la violencia, bien que que no nadie más pueden ya gritar, sobre todo los nos puede dar: la certeza del amor inocentes y los indefensos. indefectible de Dios por nosotros. Un Con ella, Jesús se une a las familias amor tan grande que entra en nuestro que se encuentran en dificultad, que pecado y lo perdona, entra en nuestro lloran la trágica pérdida de sus hijos, sufrimiento y nos da fuerza para como en el caso de los 242 jóvenes sobrellevarlo, entra también en la víctimas en el incendio de la ciudad de muerte para vencerla y salvarnos. Santa María en el incendio de este año En la Cruz de Cristo está todo el recemos por ellos. amor de Dios, su inmensa misericordia. O que sufren al verlos víctimas de Y es un amor del que podemos fiarnos, paraísos artificiales como la droga; con en el que podemos creer. ella, Jesús se une a todas las personas Queridos jóvenes, fiémonos de que sufren hambre en un mundo que Jesús, confiemos totalmente en Él (cf. cada día tira toneladas de alimentos; Lumen fidei, 16). porque Él nunca con ella, Jesús se une a quien es defrauda a nadie. perseguido por su religión, por sus Sólo en Cristo muerto y resucitado ideas, o simplemente por el color de encontramos salvación y redención. su piel; en ella, Jesús se une a tantos Con Él, el mal, el sufrimiento y la jóvenes que han perdido su confianza muerte no tienen la última palabra, en las instituciones políticas porque porque Él nos da esperanza y vida: ha ven el egoísmo y la corrupción, o transformado la Cruz de ser instrumento que han perdido su fe en la Iglesia, e de odio, de derrota, de muerte, en un incluso en Dios, por la incoherencia signo de amor, de victoria y de vida. de los cristianos y de los ministros del El primer nombre de Brasil fue Evangelio. precisamente “Terra de Santa Cruz”. La

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Cruz de Cristo fue plantada no sólo en la playa hace más de cinco siglos, sino también en la historia, en el corazón y en la vida del pueblo brasileño, y en muchos otros. A Cristo que sufre lo sentimos cercano, uno de nosotros que comparte nuestro camino hasta el final. No hay en nuestra vida cruz, pequeña o grande, que el Señor no comparta con nosotros. 3. Pero la Cruz nos invita también a dejarnos contagiar por este amor, nos enseña así a mirar siempre al otro con misericordia y amor, sobre todo a quien sufre, a quien tiene necesidad de ayuda, a quien espera una palabra, un gesto, y a salir de nosotros mismos para ir a su encuentro y tenderles la mano. Muchos rostros han acompañado a Jesús en su camino al Calvario: Pilato, el Cireneo, María, las mujeres… También nosotros podemos ser para los demás como Pilato, que no tiene la valentía de ir contracorriente para salvar la vida de Jesús y se lava las manos. Queridos amigos, la Cruz de Cristo nos enseña a ser como el Cireneo, que ayuda a Jesús a llevar aquel madero pesado, como María y las otras mujeres, que no tienen miedo de acompañar a Jesús hasta el final, con amor, con ternura. Y tú, ¿como quién eres? ¿Como Pilato, como el Cireneo, como María? Jesús te está mirando ahora y te dice ¿Me quieres ayudar a llevar la cruz?. Queridos jóvenes, llevemos nuestras alegrías, nuestros sufrimientos, nuestros fracasos a la Cruz de Cristo; encontraremos un Corazón abierto que nos comprende, nos perdona, nos ama y nos pide llevar este mismo amor a nuestra vida, amar a cada hermano o hermana nuestra con ese mismo amor. Que así sea.


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¡Jesús nos ofrece algo más grande que la Copa del Mundo! Invitación del Santo Padre en la Vigilia de Río de Janeiro

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emos recordado hace poco la historia de San Francisco de Asís. Ante el crucifijo oye la voz de Jesús, que le dice: «Ve, Francisco, y repara mi casa». Y el joven Francisco responde con prontitud y generosidad a esta llamada del Señor: reparar su casa. Pero, ¿qué casa? Poco a poco se da cuenta de que no se trataba de hacer de albañil y reparar un edificio de piedra, sino de dar su contribución a la vida de la Iglesia; se trataba de ponerse al servicio de la Iglesia, amándola y trabajando para que en ella se reflejara cada vez más el rostro de Cristo. También hoy el Señor sigue necesitando a los jóvenes para su Iglesia. También hoy llama a cada uno de ustedes a seguirlo en su Iglesia y a ser misioneros. ¿Cómo? ¿De qué manera? A partir del nombre del lugar donde nos encontramos, Campus Fidei, Campo de Fe, he pensado en tres imágenes que nos pueden ayudar a entender mejor lo que significa ser un discípulo-misionero: la primera, el campo como lugar donde se siembra; la segunda, el campo como lugar de entrenamiento; y la tercera, el campo como obra en construcción. 1. El campo como lugar donde se siembra. Todos conocemos la parábola de Jesús que habla de un sembrador que salió a sembrar en un campo; algunas simientes cayeron al borde del camino, entre piedras o en medio de espinas, y no llegaron a desarrollarse; pero otras cayeron en tierra buena y dieron mucho fruto (cf. Mt 13,1-9). Jesús mismo explicó el significado de la parábola: La simiente es la Palabra de Dios sembrada en nuestro corazón (cf. Mt 13,18-23). Queridos jóvenes, eso significa que el verdadero Campus

Fidei es el corazón de cada uno de ustedes, es su vida. Y es en la vida de ustedes donde Jesús pide entrar con su palabra, con su presencia. Por favor, dejen que Cristo y su Palabra entren en su vida, que germine y crezca. Jesús nos dice que las simientes que cayeron al borde del camino, o entre las piedras y en medio de espinas, no dieron fruto. ¿Qué clase de terreno somos, qué clase de terreno queremos ser? Quizás somos a veces como el camino: escuchamos al Señor, pero no cambia nada en la vida, porque nos dejamos atontar por tantos reclamos superficiales que escuchamos; o como el terreno pedregoso: acogemos a Jesús con entusiasmo, pero somos inconstantes y, ante las dificultades, no tenemos el valor de ir contracorriente; o somos como el terreno espinoso: las cosas, las pasiones negativas sofocan en nosotros las palabras del Señor (cf. Mt 13,18-22). Hoy, sin embargo, estoy seguro de que la simiente cae en buena tierra, que ustedes quieren ser buena tierra, no cristianos a tiempo parcial, no «almidonados», de fachada, sino auténticos. Estoy seguro de que no quieren vivir en la ilusión de una libertad que se deja arrastrar por la moda y las conveniencias del momento. Sé que ustedes apuntan a lo alto, a decisiones definitivas que den pleno sentido a la vida. Jesús es capaz de ofrecer esto. Él es «el camino, la verdad y la vida» (Jn 14,6). Confiemos en él. Dejémonos guiar por él. 2. El campo como lugar de entrenamiento. Jesús nos pide que le sigamos toda la vida, nos pide que seamos sus discípulos, que «juguemos en su equipo». Creo que a la mayoría de ustedes les gusta el deporte. Y aquí, en Brasil, como en otros países,

el fútbol es una pasión nacional. Pues bien, ¿qué hace un jugador cuando se le llama para formar parte de un equipo? Debe entrenarse y entrenarse mucho. Así es en nuestra vida de discípulos del Señor. San Pablo nos dice: «Los atletas se privan de todo, y lo hacen para obtener una corona que se marchita; nosotros, en cambio, por una corona incorruptible» (1 Co 9,25). ¡Jesús nos ofrece algo más grande que la Copa del Mundo! Nos ofrece la posibilidad de una vida fecunda y feliz, y también un futuro con él que no tendrá fin, la vida eterna. Pero nos pide que entrenemos para «estar en forma», para afrontar sin miedo todas las situaciones de la vida, dando testimonio de nuestra fe. ¿Cómo? A través del diálogo con él: la oración, que es el coloquio cotidiano con Dios, que siempre nos escucha. A través de los sacramentos, que hacen crecer en nosotros su presencia y nos configuran con Cristo. A través del amor fraterno, del saber escuchar, comprender, perdonar, acoger, ayudar a los otros, a todos, sin excluir y sin marginar. Queridos jóvenes, ¡sean auténticos «atletas de Cristo»! 3. El campo como obra en construcción. Cuando nuestro corazón es una tierra buena que recibe la Palabra de Dios, cuando «se suda la camiseta», tratando de vivir como cristianos, experimentamos algo grande: nunca estamos solos, formamos parte de una familia de hermanos que recorren el mismo camino: somos parte de la Iglesia; más aún, nos convertimos en constructores de la Iglesia y protagonistas de la historia. San Pedro nos dice que somos piedras vivas que forman una casa espiritual (cf. 1 P 2,5). Y mirando este palco, vemos que tiene la forma de una iglesia construida con

piedras, con ladrillos. En la Iglesia de Jesús, las piedras vivas somos nosotros, y Jesús nos pide que edifiquemos su Iglesia; y no como una pequeña capilla donde sólo cabe un grupito de personas. Nos pide que su Iglesia sea tan grande que pueda alojar a toda la humanidad, que sea la casa de todos. Jesús me dice a mí, a ti, a cada uno: «Vayan, y hagan discípulos a todas las naciones». Esta tarde, respondámosle: Sí, también yo quiero ser una piedra viva; juntos queremos construir la Iglesia de Jesús. Digamos juntos: Quiero ir y ser constructor de la Iglesia de Cristo. Su joven corazón alberga el deseo de construir un mundo mejor. He seguido atentamente las noticias sobre tantos jóvenes que, en muchas partes del mundo, han salido por las calles para expresar el deseo de una civilización más justa y fraterna. Sin embargo, queda la pregunta: ¿Por dónde empezar? ¿Cuáles son los criterios para la construcción de una sociedad más justa? Cuando preguntaron a la Madre Teresa qué era lo que debía cambiar en la Iglesia, respondió: Tú y yo. Queridos amigos, no se olviden: ustedes son el campo de la fe. Ustedes son los atletas de Cristo. Ustedes son los constructores de una Iglesia más hermosa y de un mundo mejor. Levantemos nuestros ojos hacia la Virgen. Ella nos ayuda a seguir a Jesús, nos da ejemplo con su «sí» a Dios: «Aquí está la esclava del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho» (Lc 1,38). Se lo digamos también nosotros a Dios, junto con María: Hágase en mí según tu palabra. Que así sea.


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NUEVO PÁRROCO EN SAN FRANCISCO DE ASÍS

Por: Pbro. Sergio Abel Mata

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l pasado jueves 25 de junio, inició su ministerio pastoral como párroco de San Francisco de Asís el Sr. Cura José Guillermo Pedroza. Ante la presencia de cientos de fieles y una concurrida participación de sacerdotes, el Sr, Cura Guillermo renovó sus promesas sacerdotales y su compromiso pastoral al Sr. Obispo Felipe Salazar. Durante la celebración el Sr. Obispo hizo muchas recomendaciones en el cuidado pastoral de las almas que se le han confiado, sobre todo, en el trabajo en comunión y bajo los criterios de nuestro V Plan Diocesano de Pastoral.

Así mismo, el Sr. Cura Guillermo expresó su gratitud a Dios y al Señor Obispo por la confianza depositada en su persona para el cuidado pastoral de la parroquia de San Francisco. También aprovechó para esbozar un primer plan de trabajo siempre pensando en atender a los más necesitados al estilo de Jesús. Hubo palabras de bienvenida por parte de los agentes de la parroquia, así como de las autoridades civiles, que bien expresaron sus deseos de colaborar en las obras de Dios y en la construcción de una sociedad de valores.

TOMA DE POSESIÓN PBRO. JUAN DE JESÚS FUENTES HERNÁNDEZ

El Presbitero Juan de Jesús Fuentes invita a toda la familia diocesana a su toma de posesión el próximo 6 de Agosto a la 1:00 pm. en la Parroquia de Santa María de Guadalupe en Arandas, Jalisco.

¡BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR!


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LA FIESTA DE LA IGLESIA E DE LA JU

Por: Fátima López

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l libro de “Formación de discípulos” de José H. Prado comienza con esta pregunta: ¿Qué distingue a un discípulo de Jesús? y habla sobre Pedro, que la noche en que apresaron a Jesús lo negó tres veces, pero ¿qué habrán visto en Pedro que lo delató?. Sin duda podemos responder a esta cuestión con lo que acaba de suceder en la Jornada Mundial de la Juventud, celebrada del 23 al 28 de julio en Brasil. Ha sido una verdadera fiesta la que han vivído los que han sido afortunados en estar allí, pero también los que no hemos podido asistir estamos llenos de la alegría que se vivió con solo ver las imágenes de los diferentes momentos que los jóvenes han compartido con el Papa Francisco, son días de gracia especial de parte de nuestro Padre Dios: las celebraciones, el encuentro con los jóvenes, el encuentro con indígenas, la Vigilia celebrada a orillas de la playa de Copacabana, el discurso con la CELAM, sus discursos improvisados y las 20 preguntas que tan amablemente contestó a los periodistas de regreso al Vaticano, etc. Sin duda que lo dicho por el Santo Padre, son verdaderamente, palabras que nuestro Dios nos dirige a cada uno de nosotros. Aquí es donde podemos contestar a

la pregunta del principio: ¿qué fue lo que delató a Pedro?: el encuentro con Jesucristo Vivo como lo hemos tenido toda la Iglesia en estos días, así los jóvenes y todos los participantes en esta Jornada, debemos ser testigos a quienes los delate la mirada, el testimonio y la vida entera de haber encontrado a Jesús en nuestras vidas. Transcribímos textualmente las palabras del Santo Padre que nos invita a “hacer lío”, “salir fuera de las paredes, a la calle, a vivir el evangelio”.

Discurso que improvisó el Papa Francisco en la Catedral de San Sebastián, con decenas de miles de argentinos que llegaron a Río de Janeiro. “Gracias, gracias, por estar hoy aquí, por haber venido. Gracias a los que están adentro y muchas gracias a los que están afuera, a los 30 mil me dicen que hay afuera. Desde acá los saludo, están bajo la lluvia. Gracias por el gesto de acercarse, gracias por haber venido a la Jornada de la Juventud, yo le sugerí al doctor Gasbarri que es el que maneja, que organiza el viaje, si hubiera un lugarcito para encontrarme con ustedes. Y en medio día tenía arreglado todo, así que también quiero agradecer públicamente también al doctor Gasbparri, esto que ha logrado hoy. Quisiera decir una cosa. ¿Qué es lo que espero como consecuencia de la Jornada de la Juventud? Espero lío. Que acá dentro va a haber lío, que acá en Río va a haber lío, pero quiero lío en las diócesis, quiero que se salga afuera, quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos, las parroquias, los colegios, las instituciones son para salir, sino salen se convierten en una ONG ¡y la Iglesia no puede ser una ONG! Que me perdonen los obispos y los curas, si alguno después le arma lío a ustedes, pero es el consejo. Gracias por lo que puedan hacer. Miren, yo pienso que en este momento esta civilización mundial se pasó de ‘rosca’, se pasó de ‘rosca’, porque es tal el culto que ha hecho al dios dinero que estamos presenciando una filosofía y una praxis de exclusión de los dos polos de la vida que son las promesas de los pueblos.

Exclusión de los ancianos, por supuesto, porque uno podría pensar que podría haber una especie de eutanasia escondida es decir, no se cuida a los ancianos pero también está una eutanasia cultural. No se los deja hablar, no se los deja actuar. Exclusión de los jóvenes, el porcentaje que hay de jóvenes sin trabajo y sin empleo es muy alto y es una generación que no tiene la experiencia de la dignidad ganada por el trabajo, o sea esta civilización nos ha llevado a excluir dos puntas que son el futuro nuestro. Entonces los jóvenes tiene que salir, tienen que hacerse valer, los jóvenes tienen que salir a luchar por los valores, a luchar por esos valores, y los viejos abran la boca, los ancianos abran la boca y enséñennos, transmítannos la sabiduría de los pueblos. En el pueblo argentino, yo se los pido de corazón a los ancianos, no claudiquen de ser la reserva cultural de nuestro pueblo que transmite la justicia, que transmite la historia, que trasmite los valores , que transmite la memoria de pueblo. Y ustedes, por favor, no se metan contra los viejos, déjenlos hablar, escúchenlos y lleven


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EN LA JORNADA MUNDIAL UVENTUD los dos extremos de la vida, los dos extremos de la historia de los pueblos que son los ancianos y los jóvenes, y no licúen la fe”. Para tener en cuenta: El doctor Alberto Gasbarri es un laico que desde el año 2005 se encarga de organizar los viajes papales. Al decir que quiere “lío”, el Papa se refiere a que quiere que los jóvenes se muevan, se levanten, no se queden quietos y hagan ruido.

Francisco a los obispos y sacerdotes: no sometamos a los laicos El viaje de Papa Francisco a Brasil concluye con un segundo gran discurso programático pronunciado en la despedida con el comité de coordinación del CELAM, el ente que reúne los episcopados de toda América Latina. También en este caso las palabras de Bergoglio tendrán un eco mucho más allá de las fronteras latinoamericanas. El Papa pidió, sobre todo, convertir en clave misionera las actividades normales de las Iglesias locales y explicó que “se da, como consecuencia, toda una dinámica de reforma de las estructuras eclesiales. El “cambio de estructuras” (de caducas a nuevas) no adelante. Pero sepan, sepan que en este momento ustedes los jóvenes y los ancianos están condenados al mismo destino: exclusión. No se dejen excluir, ¿está claro? Por eso creo que tienen que trabajar. Y la fe en Jesucristo no es broma, es algo muy serio. Es un escándalo que Dios haya venido a hacerse uno de nosotros, es un escándalo, y que haya muerto en la cruz, es un escándalo, el escándalo de la cruz. La cruz sigue siendo escándalo pero es el único camino seguro, el de la cruz, el de Jesús, la encarnación de Jesús. Por favor, ¡no licúen la fe en Jesucristo!, hay licuado de naranja, hay licuado de manzana, hay licuado de banana pero, por favor, ¡no tomen licuado de fe! ¡La fe es entera, no se licúa, es la fe en Jesús!, es la fe en el hijo de Dios hecho hombre que me amó y murió por mí. Entonces hagan lío, cuiden los extremos del pueblo que son los ancianos y los jóvenes, no se dejen excluir y que no excluyan a los ancianos, segundo, y no licúen la fe en Jesucristo.

Las bienaventuranzas. ¿Qué tenemos que hacer padre?, Mira lee las bienaventuranzas que te van a venir bien y si querés saber qué cosa práctica tienes que hacer, lee Mateo 25 que es el protocolo con el cual nos van juzgar. Con esas dos cosas tienen el programa de acción: las bienaventuranzas y Mateo 25 no necesitan leer otra cosa, se los pido de corazón. Bueno, les agradezco ya esta cercanía. Me da pena que estén enjaulados. Pero les digo una cosa, yo por momentos siento qué feo que es estar enjaulado, se los confieso de corazón. Los comprendo y me hubiera gustado estar más cerca de ustedes pero comprendo que por razón de orden no se puede. Gracias por acercarse, gracias por rezar por mí. Se los pido de corazón, necesito, necesito de la oración de ustedes, necesito mucho. Gracias por eso. Les voy a dar la bendición y después vamos a bendecir la imagen de la Virgen que va a recorrer toda la república y la cruz de San Francisco que van a recorrer ‘misionaramente. Pero no se olviden: hagan lío, cuiden

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es fruto de un estudio de organización” de los organismos eclesiales, sino “es consecuencia de la dinámica de la misión”. Francisco recordó que Aparecida (la Asamblea general del episcopado latinoamericano que se celebró en 2007) propuso como necesaria “la conversión pastoral”. Por este motivo, Bergoglio planteó algunas preguntas a los obispos: “¿Procuramos que nuestro trabajo y el de nuestros Presbíteros sea más pastoral que administrativo?”. ¿Quién se beneficia principalmente del trabajo eclesial, “la Iglesia como organización o el Pueblo de Dios en su totalidad?”. Y también planteó preguntas precisas sobre los laicos su papel en la Iglesia: “En la práctica, ¿hacemos partícipes de la Misión a los fieles laicos?”; como obispos y sacerdotes, “¿tenemos conciencia y convicción de la misión de los fieles y les damos la libertad para que vayan discerniendo, conforme a su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía? ¿Los apoyamos y acompañamos, superando cualquier tentación de manipulación o sometimiento indebido?”. Palabras que describen con precisión la realidad de la Iglesia en diferentes países, incluido el Viejo continente.

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LA FIESTA DE LA IGLESIA EN LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

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En cuanto a la relación con el mundo, Francisco citó el Concilio Vaticano II para explicar el fundamento del diálogo con la sociedad contemporánea: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo (cf. GS, 1)”. Es necesario prestar atención, indicó el Papa, a los nuevos lenguajes, a los “escenarios y areópagos que son de lo más variado”. “Si nos mantenemos solamente en los parámetros de «la cultura de siempre»”, el resultado será la anulación de la fuerza del Espíritu Santo. Dios está en todas partes: “hay que saber descubrirlo para poder anunciarlo en el idioma de esa cultura; y cada realidad, cada idioma, tiene un ritmo diverso”. Después, Francisco habló sobre algunas “tentaciones” en contra del ser misioneros. La primera es la “ideologización del mensaje evangélico”, que se presenta en cuatro diferentes modalidades. El “reduccionismo socializante”, una “pretensión interpretativa en base a una hermenéutica según las ciencias sociales. Abarca los campos más

variados, desde el liberalismo de mercado hasta la categorización marxista”. La “ideologización psicológica”, una tentación elitista, basada en la espiritualidad y en los retiros espirituales, que “termina por resultar una postura inmanente autorreferencial”. Luego, la “propuesta gnóstica”: grupos o élites “con una propuesta de espiritualidad superior, bastante desencarnada”. “Vulgarmente se los denomina “católicos ilustrados”. Y, finalmente, la “propuesta pelagiana”, que se presenta “bajo la forma de restauracionismo”. Ante los males de la Iglesia, “se busca una solución sólo en la disciplina, en la restauración de conductas y formas superadas que, incluso culturalmente, no tienen capacidad significativa”. En América Latina “suele darse en pequeños grupos, en algunas nuevas Congregaciones Religiosas, en tendencias a la “seguridad” doctrinal o disciplinaria”. Otras dos tentaciones son las del “funcionalismo”, es decir una concepción “que no tolera el misterio” y “va a la eficacia”. “Reduce la realidad de la Iglesia a la estructura de una ONG. Lo que vale es el resultado constatable y las estadísticas. De aquí se va a

todas las modalidades empresariales de Iglesia”. La otra tentación, que no solo se encuentra en América Latina, es el “clericalismo”. Se trata, explicó el Papa, de “una complicidad pecadora: el cura clericaliza y el laico le pide por favor que lo clericalice, porque en el fondo le resulta más cómodo. El fenómeno del clericalismo explica, en gran parte, la falta de adultez y de cristiana libertad en buena parte del laicado latinoamericano”. Francisco indicó la piedad popular como una dimensión para lograr una mayor autonomía entre los laicos, al lado de la propuesta de los grupos bíblicos y de las comunidades eclesiales de base. El Papa, después de haber advertido ante la “proyección utópica” hacia el futuro y ante la proyección “restauracionista” hacia el pasado, explicó que “Dios es real y se manifiesta en el «hoy»”. Cuando la Iglesia “se erige en «centro», se funcionaliza y poco a poco se transforma en una ONG. Entonces, la Iglesia pretende tener luz propia y deja de ser ese “misterium lunae” del que nos hablaban los Santos Padres”, se vuelve autoreferencial y “se debilita su necesidad de ser misionera”. Termina por convertirse en “«Administradora»; de Servidora

se transforma en «Controladora»”. Existen, añadió Francisco, pastorales “lejanas”, pastorales disciplinarias que “que privilegian los principios, las conductas, los procedimientos organizativos... por supuesto sin cercanía, sin ternura, sin caricia. Se ignora la revolución de la ternura que provocó la encarnación del Verbo”. Para el Papa, un parámetro de comparación para verificar la cercanía y la capacidad del encuentro son las homilías: “¿Nos acercan al ejemplo de nuestro Señor, que «hablaba como quien tiene autoridad» o son meramente preceptivas, lejanas, abstractas?”. El Papa concluyó citanto el discurso que pronunció ante los nuncios apostólicos en el Vaticano en junio e insistió en que los obispos deben “ser Pastores, cercanos a la gente, padres y hermanos, con mucha mansedumbre; pacientes y misericordiosos”. Deben amar la pobreza, incluso la pobreza exterior como “simplicidad y austeridad de vida”, sin tener “psicología de príncipes” ni ambiciones. Fuentes: www.aciprensa.com www.rio2013.com www.vaticaninsider.lastampa


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Arandas, Jal.

PRESEMINARIO EN EL OJO DE AGUA

Por: Seminarista Christian R. Rodríguez Danos sacerdotes según tu corazón

Y

o dije: ” ¡Ah, Señor Yahvé! Mira que no sé expresarme, que soy un muchacho.” – Jer 1,6. Es la experiencia del joven Jeremías la que seguramente muchos de los niños, adolescentes y jóvenes sienten al momento de sentirse interpelados por Dios para descubrirles sus llamado. La vocación, el llamado de Dios, se presenta normalmente como una inquietud, y se hace presente de diversas maneras, desde el testimonio de un sacerdote, la invitación de un amigo o las motivaciones de los familiares, en sí, la experiencia de Dios es la propia vida. Y esa inquietud siempre se debe llevar al acto, a la realización de aquello que Dios nos pide. Sin embargo, aquel que es llamado por Dios al sentirse desorientado en la búsqueda de aquello que le es pedido ha de realizar un discernimiento.

Así, con motivo de que los niños, adolescentes y jóvenes de nuestra diócesis se pusieran atentos a la voz del Señor y promover una cultura vocacional se llevaron a cabo los preseminarios en nuestra diócesis de San Juan de los Lagos. Un total de 539 discípulos tras preguntarle a Jesús “Maestro, ¿dónde vives?”, atendieron a su llamado “Ven y lo verás”. En el preseminario realizado en Tepatitlán para los aspirantes a ingresar al nivel secundaria se atendieron 58 niños del 7 al 14 de julio del 2013. Del 15 al 28 de julio se realizaron para los aspirantes a ingresar al nivel preparatoria, recibiéndose 18 adolescentes en la Preparatoria de Atotonilco y 75 en la Preparatoria de Lagos de Moreno (de los cuales 40 acudían de la diócesis de Irapuato). Para ingresar a la casa del Curso Introductorio se recibieron 68 jóvenes que habían concluido la preparatoria del 22 al 28 de julio en la casa del Ojo de Agua en Arandas.

A los preseminarios para ser Seminarista en Familia (adolescente que vive con su familia, estudia en casa pero lleva un acompañamiento vocacional) se recibieron 112 aspirantes en la preparatoria de Lagos de Moreno, Jal. del 11 al 14 de julio de los decanatos de San Julián, San Juan, Lagos y Jalostotitlán. En la casa de Ojo de Agua, en Arandas, Jal. se recibieron de los decanatos de Arandas, Atotonilco y Ayotlan un total de 70 aspirantes y del 18 al 21 de julio llegaron 92 adolescentes de los decanatos de Capilla de Guadalupe, Yahualica, Tepa y Acatic. El preseminario, que según la aspiración del joven varía de modalidad, es un encuentro con Dios, con el hermano y con uno mismo en alguna de las diferentes casas de formación del Seminario Diocesano. Se tratan temas vocacionales en un ambiente propicio para el discernimiento y en compañía de los sacerdotes formadores, promotores

vocacionales y seminaristas de la diócesis. Sigamos pidiendo a Dios que mande más trabajadores a su mies, que sean puente entre Dios y los hombres, para que nuestras comunidades no se vean nunca desatendidas en la recepción de sacramentos y el anuncio del Evangelio. Oh, Jesús, Pastor eterno de las almas, dígnate mirar con ojos de misericordia a esta porción de tu grey amada. Señor, necesitamos mayor número de sacerdotes, Multiplica las vocaciones y santifica más y más a tus sacerdotes Te lo pedimos por la Inmaculada Virgen de Guadalupe, Tu dulce y Santa Madre ¡Oh Jesús! danos sacerdotes según tu corazón. Amén.


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MENSAJE EN LA MISA DE ENVÍO DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

Fuentes: www.aciprensa.com

«V

Queridos jóvenes ayan y hagan discípulos a todos los pueblos». Con estas palabras, Jesús se dirige a cada uno de ustedes diciendo: «Qué bonito ha sido participar en la Jornada Mundial de la Juventud, vivir la fe junto a jóvenes venidos de los cuatro ángulos de la tierra, pero ahora tú debes ir y transmitir esta experiencia a los demás». Jesús te llama a ser discípulo en misión. A la luz de la palabra de Dios que hemos escuchado, ¿qué nos dice hoy el Señor? Tres palabras: Vayan, sin miedo, para servir. 1. Vayan. En estos días aquí en Río, han podido experimentar la belleza de encontrar a Jesús y de encontrarlo juntos, han sentido la alegría de la fe. Pero la experiencia de este encuentro no puede quedar encerrada en su vida o en el pequeño grupo de la parroquia, del movimiento o de su comunidad. Sería como quitarle el oxígeno a una llama que arde. La fe es una llama que se hace más viva cuanto más se comparte, se transmite, para que todos conozcan, amen y profesen a Jesucristo, que es el Señor de la vida y de la historia (cf. Rm 10,9). Pero ¡cuidado! Jesús no ha dicho: si quieren, si tienen tiempo, sino: «Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos». Compartir la experiencia de la fe, dar testimonio de la fe, anunciar el evangelio es el mandato que el Señor confía a toda la Iglesia, también a ti; es un mandato que no nace de la voluntad de dominio o de poder, sino de la fuerza del amor, del hecho que Jesús ha venido antes a nosotros y nos ha dado, no algo de sí, sino todo él, ha dado su vida para salvarnos y mostrarnos el amor y la

misericordia de Dios. Jesús no nos trata como a esclavos, sino como a hombres libres, amigos, hermanos; y no sólo nos envía, sino que nos acompaña, está siempre a nuestro lado en esta misión de amor. ¿Adónde nos envía Jesús? No hay fronteras, no hay límites: nos envía a todos. El evangelio no es para algunos sino para todos. No es sólo para los que nos parecen más cercanos, más receptivos, más acogedores. Es para todos. No tengan miedo de ir y llevar a Cristo a cualquier ambiente, hasta las periferias existenciales, también a quien parece más lejano, más indiferente. El Señor busca a todos, quiere que todos sientan el calor de su misericordia y de su amor. En particular, quisiera que este mandato de Cristo: «Vayan», resonara en ustedes jóvenes de la Iglesia en América Latina, comprometidos en la misión continental promovida por los obispos. Brasil, América Latina, el mundo tiene necesidad de Cristo. San Pablo dice: «¡Ay de mí si no anuncio el evangelio!» (1 Co 9,16). Este continente ha recibido el anuncio del evangelio, que ha marcado su camino y ha dado mucho fruto. Ahora este anuncio se os ha confiado también a ustedes, para que resuene con renovada fuerza. La Iglesia necesita de ustedes, del entusiasmo, la creatividad y la alegría que les caracteriza. Un gran apóstol de Brasil, el beato José de Anchieta, se marchó a misionar cuando tenía sólo diecinueve años. ¿Saben cuál es el mejor medio para evangelizar a los jóvenes? Otro joven. Éste es el camino que hay que recorrer. 2. Sin miedo. Puede que alguno piense: «No tengo ninguna preparación especial, ¿cómo puedo ir y anunciar el

evangelio?». Querido amigo, tu miedo no se diferencia mucho del de Jeremías, un joven como ustedes, cuando fue llamado por Dios para ser profeta. Recién hemos escuchado sus palabras: «¡Ay, Señor, Dios mío! Mira que no sé hablar, que sólo soy un niño». También Dios dice a ustedes lo que dijo a Jeremías: «No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte» (Jr 1,6.8). Él está con nosotros. «No tengan miedo». Cuando vamos a anunciar a Cristo, es él mismo el que va por delante y nos guía. Al enviar a sus discípulos en misión, ha prometido: «Yo estoy con ustedes todos los días» (Mt 28,20). Y esto es verdad también para nosotros. Jesús no nos deja solos, nunca les deja solos. Les acompaña siempre. Además Jesús no ha dicho: «Ve», sino «Vayan»: somos enviados juntos. Queridos jóvenes, sientan la compañía de toda la Iglesia, y también la comunión de los santos, en esta misión. Cuando juntos hacemos frente a los desafíos, entonces somos fuertes, descubrimos recursos que pensábamos que no teníamos. Jesús no ha llamado a los apóstoles a vivir aislados, los ha llamado a formar un grupo, una comunidad. Quisiera dirigirme también a ustedes, queridos sacerdotes que concelebran conmigo en esta eucaristía: han venido para acompañar a sus jóvenes, y es bonito compartir esta experiencia de fe. Pero es una etapa en el camino. Sigan acompañándolos con generosidad y alegría, ayúdenlos a comprometerse activamente en la Iglesia; que nunca se sientan solos. 3. La última palabra: para servir. Al comienzo del salmo que hemos proclamado están estas palabras: «Canten al Señor un cántico nuevo» (95,1).

¿Cuál es este cántico nuevo? No son palabras, no es una melodía, sino que es el canto de su vida, es dejar que nuestra vida se identifique con la de Jesús, es tener sus sentimientos, sus pensamientos, sus acciones. Y la vida de Jesús es una vida para los demás. Es una vida de servicio. San Pablo, en la lectura que hemos escuchado hace poco, decía: «Me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles» (1 Co 9,19). Para anunciar a Jesús, Pablo se ha hecho «esclavo de todos». Evangelizar es dar testimonio en primera persona del amor de Dios, es superar nuestros egoísmos, es servir inclinándose a lavar los pies de nuestros hermanos como hizo Jesús. Vayan, sin miedo, para servir. Siguiendo estas tres palabras experimentarán que quien evangeliza es evangelizado, quien transmite la alegría de la fe, recibe alegría. Queridos jóvenes, cuando vuelvan a sus casas, no tengan miedo de ser generosos con Cristo, de dar testimonio del evangelio. En la primera lectura, cuando Dios envía al profeta Jeremías, le da el poder para «arrancar y arrasar, para destruir y demoler, para reedificar y plantar» (Jr 1,10). También es así para ustedes. Llevar el evangelio es llevar la fuerza de Dios para arrancar y arrasar el mal y la violencia; para destruir y demoler las barreras del egoísmo, la intolerancia y el odio; para edificar un mundo nuevo. Jesucristo cuenta con ustedes. La Iglesia cuenta con ustedes. El Papa cuenta con ustedes. Que María, Madre de Jesús y Madre nuestra, les acompañe siempre con su ternura: «Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos». Amén.


ENCUENTRO DEL PAPA FRANCISCO CON INDÍGENAS BRASILEÑOS

Fuentes: www.aciprensa.com

S

eñoras y señores: Doy gracias a Dios por la oportunidad de encontrar a una representación tan distinguida y cualificada de responsables políticos y diplomáticos, culturales y religiosos, académicos y empresariales de este inmenso Brasil. Hubiera deseado hablarles en su hermosa lengua portuguesa, pero para poder expresar mejor lo que llevo en el corazón, prefiero hablar en español. Les pido la cortesía de disculparme. Saludo cordialmente a todos y les expreso mi reconocimiento. Agradezco a Monseñor Orani y al Señor Walmyr Júnior sus amables palabras de bienvenida y presentación. Veo en ustedes la memoria y la esperanza: la memoria del camino y de la conciencia de su patria, y la esperanza de que ella, siempre abierta a la luz que emana del Evangelio de Jesucristo, continúe desarrollándose en el pleno respeto de los principios éticos basados en la dignidad trascendente de la persona. Quien tiene un papel de responsabilidad en una nación está llamado a afrontar el futuro «con la mirada tranquila de quien sabe ver la verdad», como decía el pensador brasileño Alceu Amoroso Lima («Nosso tempo», en A vida sobrenatural e o mondo moderno, Río de Janeiro 1956, 106). Quisiera considerar tres aspectos de esta mirada calma, serena y sabia:

primero, la originalidad de una tradición cultural; segundo, la responsabilidad solidaria para construir el futuro y, tercero, el diálogo constructivo para afrontar el presente. 1. En primer lugar, es importante valorar la originalidad dinámica que caracteriza a la cultura brasileña, con su extraordinaria capacidad para integrar elementos diversos. El común sentir de un pueblo, las bases de su pensamiento y de su creatividad, los principios básicos de su vida, los criterios de juicio sobre las prioridades, las normas de actuación, se fundan en una visión integral de la persona humana. Esta visión del hombre y de la vida característica del pueblo brasileño ha recibido mucho de la savia del Evangelio a través de la Iglesia Católica: ante todo, la fe en Jesucristo, el amor de Dios y la fraternidad con el prójimo. Pero la riqueza de esta savia debe ser valorada en toda su plenitud. Puede fecundar un proceso cultural fiel a la identidad brasileña y constructor de un futuro mejor para todos. Así dijo el amado Papa Benedicto XVI en su discurso inaugural de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Aparecida. Hacer crecer la humanización integral y la cultura del encuentro y de la relación es la manera cristiana de promover el bien común, la alegría de vivir. Y aquí convergen la fe y la razón, la dimensión religiosa con

los diferentes aspectos de la cultura humana: el arte, la ciencia, el trabajo, la literatura... El cristianismo combina la trascendencia y la encarnación; revitaliza siempre el pensamiento y la vida ante la frustración y el desencanto que invaden el corazón y se propagan por las calles. 2. Un segundo punto al que quisiera referirme es la responsabilidad social. Esta requiere un cierto tipo de paradigma cultural y, en consecuencia, de la política. Somos responsables de la formación de las nuevas generaciones, capaces en la economía y la política, y firmes en los valores éticos. El futuro nos exige una visión humanista de la economía y una política que logre cada vez más y mejor la participación de las personas, evite el elitismo y erradique la pobreza. Que a nadie le falte lo necesario y que se asegure a todos dignidad, fraternidad y solidaridad: éste es el camino a seguir. Ya en la época del profeta Amós era muy fuerte la admonición de Dios: «Venden al justo por dinero, al pobre por un par de sandalias. Oprimen contra el polvo la cabeza de los míseros y tuercen el camino de los indigentes» (Am 2,6-7). Los gritos que piden justicia continúan todavía hoy. Quien desempeña un papel de guía debe tener objetivos muy concretos y buscar los medios específicos para alcanzarlos, pero puede haber el peligro de la desilusión, la amargura, la indiferencia, cuando las expectativas

no se cumplen. La virtud dinámica de la esperanza impulsa a ir siempre más allá, a emplear todas las energías y capacidades en favor de las personas para las que se trabaja, aceptando los resultados y creando las condiciones para descubrir nuevos caminos, entregándose incluso sin ver los resultados, pero manteniendo viva la esperanza. La dirigencia sabe elegir la más justa de las opciones después de haberlas considerado, a partir de la propia responsabilidad y el interés por el bien común; ésta es la forma de ir al centro de los males de una sociedad y superarlos con la audacia de acciones valientes y libres. En nuestra responsabilidad, aunque siempre sea limitada, es importante comprender la totalidad de la realidad, observando, sopesando, valorando, para tomar decisiones en el momento presente, pero extendiendo la mirada hacia el futuro, reflexionando sobre las consecuencias de las decisiones. Quien actúa responsablemente pone la propia actividad ante los derechos de los demás y ante el juicio de Dios. Este sentido ético aparece hoy como un desafío histórico sin precedentes. Además de la racionalidad científica y técnica, en la situación actual se impone la vinculación moral con una responsabilidad social y profundamente solidaria.

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ENCUENTRO DEL PAPA FRANCISCO CON INDÍGENAS BRASILEÑOS

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3. Para completar la «visión» que me he propuesto, además del humanismo integral que respete la cultura original y la responsabilidad solidaria, termino indicando lo que considero fundamental para afrontar el presente: el diálogo constructivo. Entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta, siempre hay una opción posible: el diálogo. El diálogo entre las generaciones, el diálogo con el pueblo, la capacidad de dar y recibir, permaneciendo abiertos a la verdad. Un país crece cuando sus diversas riquezas culturales dialogan de manera constructiva: la cultura popular, universitaria, juvenil, la cultura artística y tecnológica, la cultura económica, de la familia y de los medios de comunicación. Es imposible imaginar un futuro

para la sociedad sin una incisiva contribución de energías morales en una democracia que no sea inmune de quedarse cerrada en la pura lógica de la representación de los intereses establecidos. Es fundamental la contribución de las grandes tradiciones religiosas, que desempeñan un papel fecundo de fermento en la vida social y de animación de la democracia. La convivencia pacífica entre las diferentes religiones se ve beneficiada por la laicidad del Estado, que, sin asumir como propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del factor religioso en la sociedad, favoreciendo sus expresiones concretas. Cuando los líderes de los diferentes sectores me piden un consejo, mi respuesta es siempre la misma:

Diálogo, diálogo, diálogo. El único modo de que una persona, una familia, una sociedad, crezca; la única manera de que la vida de los pueblos avance, es la cultura del encuentro, una cultura en la que todo el mundo tiene algo bueno que aportar, y todos pueden recibir algo bueno a cambio. El otro siempre tiene algo que darme cuando sabemos acercarnos a él con actitud abierta y disponible, sin prejuicios. Sólo así puede prosperar un buen entendimiento entre las culturas y las religiones, la estima de unas por las otras sin opiniones previas gratuitas y en el respeto de los derechos de cada una. Hoy, o se apuesta por la cultura del encuentro, o todos pierden; seguir la vía correcta hace el camino fecundo y seguro.

Señoras y señores Gracias por su atención. Tomen estas palabras como expresión de mi preocupación como Pastor de la Iglesia y del amor que tengo por el pueblo brasileño. La hermandad entre los hombres y la colaboración para construir una sociedad más justa no son una utopía, sino que son el resultado de un esfuerzo concertado de todos por el bien común. Les aliento en su compromiso por el bien común, que requiere por parte de todos sabiduría, prudencia y generosidad. Les encomiendo al Padre celestial pidiéndole, por la intercesión de Nuestra Señora de Aparecida, que colme de sus dones a cada uno de los presentes, a sus familias y comunidades humanas y de trabajo, e imparto a todos mi Bendición.


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Domingo Día del Señor

18o DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO PRIMERA LECTURA: Del libro del Eclesiastés (Cohélet) 1, 2; 2, 21-23 Todas las cosas, absolutamente todas, son vana ilusión. Hay quien se agota trabajando y pone en ello todo su talento, su ciencia y su habilidad, y tiene que dejárselo todo a otro que no lo trabajó. Esto es vana ilusión y gran desventura. En efecto, ¿qué provecho saca el hombre de todos sus trabajos y afanes bajo el sol? De día dolores, penas y fatigas; de noche no descansa. ¿No es también eso vana ilusión? Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor. SALMO RESPONSORIAL: Salmo 89 R. SEÑOR, TEN COMPASION DE NOSOTROS. Tú haces volver al polvo a los humanos, diciendo a los mortales que retornen. Mil años son para ti como un día, que ya pasó; como una breve noche. R. Nuestra vida es tan breve como un sueño; semejante a la hierba, que despunta y florece en la mañana y por la tarde se marchita y se seca. R. Enséñanos a ver lo que es la vida y seremos sensatos. ¿Hasta cuándo, Señor, vas a tener compasión de tus siervos? ¿Hasta cuándo? R. Llénanos de tu amor por la mañana y júbilo será la vida toda. Que el Señor bondadoso nos ayude y dé prosperidad a nuestras obras. R. SEGUNDA LECTURA: De la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 1-5. 9-11. Hermanos: Puesto que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes de arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios. Pongan todo el corazón en los bienes del cielo, no en los de la tierra, porque han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando se manifieste Cristo, vida de ustedes, entonces también ustedes se manifestarán gloriosos juntamente con él. Den muerte, pues, a todo lo malo que hay en ustedes: la fornicación, la impureza, las pasiones desordenadas, los malos deseos y la avaricia, que es una forma de idolatría. No sigan engañándose unos a otros; despójense del modo de actuar del viejo yo y revístanse del nuevo yo, el que se va renovando conforme va adquiriendo el conocimiento de Dios, que lo creó a su propia imagen. En este orden nuevo ya no hay distinción entre judíos y no

judíos, israelitas y paganos, bárbaros y extranjeros, esclavos y libres, sino que Cristo es todo en todos. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor. ACLAMACION: R. Aleluya, aleluya Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. R. Aleluya, aleluya EVANGELIO: del santo Evangelio según san Lucas 12, 13-21 R/ Gloria a Ti, Señor. En aquel tiempo, hallándose Jesús en medio de una multitud, un hombre dijo: «Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia». Pero Jesús le contestó: «Amigo, ¿quién me ha puesto como juez en la distribución de herencias? Y dirigiéndose a la multitud, dijo: «Eviten toda clase de avaricia, porque la vida del hombre no depende de la abundancia de los bienes que posea». Después les propuso esta parábola: «Un hombre rico obtuvo una gran cosecha y se puso a pensar: ‘¿Qué haré, porque no tengo ya en dónde almacenar la cosecha? Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes para guardar ahí mi cosecha y todo lo que tengo. Entonces podré decirme: Ya tienes bienes acumulados para muchos años; descansa, come, bebe y date a la buena vida’. Pero Dios le dijo: ‘¡Insensato! Esta misma noche vas a morir. ¿Para quién serán todos tus bienes?’ Lo mismo le pasa al que amontona riquezas para sí mismo y no se hace rico de lo que vale ante Dios». Palabra del Señor. R. Gloria a Ti, Señor Jesús. MEDITACIÓN En este domingo decimoctavo, la palabra de Dios nos invita a reflexionar, que el seguimiento de Cristo y la instauración del reinado de Dios entrañan ciertos obstáculos. Sobre todo el endiosamiento de las riquezas y el instinto de posesión. Muy especialmente hoy, deberíamos meditar en nuestro corazón las palabras del evangelio de San Lucas que dice: ALLÍ DONDE TENGAN SU TESORO, TENDRÁN TAMBIÉN SU CORAZÓN En la primera lectura del libro del Eclesiastés, se lee: Vanidad, pura vanidad!. Nada más que vanidad. Porque el hombre que ha trabajado con sabiduría, con ciencia y con eficacia, tiene que dejar su parte a otro que no hizo ningún esfuerzo. Las cosas del mundo son pura vanidad,

puro vacío, los esfuerzos del hombre son vanos porque otros los disfrutaran. Este pasaje está muy relacionado con el evangelio. De poco valen al hombre las riquezas si debe dejarlas con la muerte. En el evangelio se nos presenta un gran obstáculo para seguir a Cristo: el apego a las riquezas y el mal uso. Esto no quiere decir que la fe cristiana es enemiga del bienestar económico y sólo elogia la pobreza. Lo que Jesús condena es el apego a esas riquezas, el mal uso de los bienes. León Tostoi cuenta que: Un rico terrateniente, le promete regalar a uno de sus peones de campo, todas las tierras que pudiera encerrar en un día caminando a pie. La única condición que le puso, es que al ponerse el sol, tenía que estar de vuelta en el mismo lugar desde donde partió. El pobre campesino su puso feliz. Pensó, que en realidad, no iba a necesitar todo el día para encerrar un pedazo de tierra suficiente para poder alimentar holgadamente a su familia. Y entonces parte,... parte alegre, caminando sin apuro, con paso tranquilo. Pero al rato se apoderó de él la idea de aprovechar la oportunidad al máximo y conseguir tantas tierras como le fuera posible. Se imaginaba todo cuánto podría hacer con sus nuevas riquezas, y cada vez aceleraba más el paso y ampliaba el circulo a recorrer. Deseaba cada vez más, y entonces empieza a correr más y más rápido. Empezó a transpirar, le chorreaba la frente por tanto escuezo y por miedo de no llegar antes de que el sol se pusiera, al punto de partida. Finalmente, al apagarse el último rayo de sol y con sus últimas fuerzas llega a su meta. Le pertenecen miles de hectáreas de campo fértil,... es ahora muy rico. Pero en ese mismo momento... se desploma y muere por agotamiento.... Lo entierran en un pequeño pedazo de tierra. ... Ahora ya no necesita más. Este hombre empezó bien, tratando de quedarse sólo con aquello que necesitaba para sus familias, pero en cuánto dejó que en él anidara la avaricia, su camino empezó a ser el de su propia perdición. Y esto es lo que condena el evangelio,... en el evangelio no se condena a los ricos por ser ricos ni se ensalza a los pobres por ser pobres. Hay ricos y ricos... Hay ricos pobres... son los ricos de manos y corazón abiertos... son esos ricos que quieren COMPRARSE EL CIELO, y entonces se dedican a administrar bien esta tierra,

para que todos tengan lo que necesitan. Y hay pobres... ricos... porque tienen las manos y el corazón cerrados. Son como el peón de nuestro cuento. La parábola de hoy se refiere a estos últimos. Jesús no condena la posesión de riquezas. Dios Padre nos regala los bienes que poseemos, para que los disfrutemos, para que seamos felices. Sin embargo condena nuestra actitud mezquina con esos bienes que puso en nuestras manos. Lo que quiere el Señor que combatamos es la tendencia a ver el sentido de la vida en lo que poseemos. El pensar: soy lo que tengo. Si tengo más valgo más. Porque este pensamiento nos lleva a querer tener cada vez más. Nos dice Jesús: La vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas. En la mayoría de los casos, las cosas materiales no hacen más que tapar el vacío interior. El Padre Weichs, nos cuenta un cuento Hindú, que nos enseña cómo se atrapa un mono. Dice así: Tómese un coco. Hay que vaciarlo, poner un poco de arroz adentro y atarlo a una palmera. El aguajero debe ser justamente tan grande para que un mono pueda meter apenas su mano. Cuando se ha llenado de arroz, la mano del mono se hace tan grande que no la puede retirar más. Pero como el mono quiere retener a toda costa lo que tiene en su mano, se queda atrapado. Y así mismo nos pasa a nosotros, nos quedamos atrapados por la avaricia, por el tener cada vez más, por vivir cada vez mejor, conforme a los criterios del mundo, y no nos damos cuenta que el bien mayor que tenemos que conseguir es otro. Para cada uno de nosotros, los cristianos no hay mayor bien que la vida verdadera, la vida eterna. El Señor que conoce nuestra debilidad, sabe con qué facilidad nos hacemos esclavos de lo que poseemos, nosotros como el mono, no queremos soltar más lo que pudimos agarrar, porque la avaricia nos endurece el corazón y las manos. Dice un antiguo refrán: No podemos llevar nada con nosotros a la otra vida, pero podemos mandar algo anticipadamente. Todo lo que hagamos con verdadero amor, por los demás, se acumula en el cielo como un tesoro al que no ataca la polilla. Vamos a pedirle hoy a María, que nos ayude a guardar nuestros tesoros en el cielo.


Fotos: Pastoral Juvenil MĂŠxico


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