Bienaventurados los que se ponen en lugar de los otros, porque ellos sabrán acoger a los necesitados y serán llamados Hermanos. Bienaventurados los que se esfuerzan y trabajan por establecer relaciones solidarias y estructuras democráticas, porque ellos abrirán nuevos caminos y serán llamados Hijos de la Paz. Bienaventurados los que se afanan por buscar nuevas relaciones entre las personas, un nuevo modelo de organización social y un código ético para una civilización planetaria donde las fronteras sean caminos de entendimiento, porque son nuestros Poetas y Profetas. Bienaventurados los que se arriesgan y padecen incomprensión por compasión con los marginados, porque ellos son Humanos. Bienaventurados los que no se ocupan todo el día del negocio y ofrecen su tiempo sin pedir nada a cambio, los que no se corrompen, los que denuncian con grave riesgo de sus vidas la corrupción, el engaño, los abusos, las violaciones, los totalitarismos, porque ellos crearán las riquezas necesarias y son nuestros caminos. Bienaventurados los que acogen al que tiene SIDA, al rechazado por inmigrante, por su color, etnia, pobreza, porque no tiene techo, por su orientación sexual, al que nadie presta, ni alquila casa, porque de ellos es el futuro de esperanza. Bienaventurados los parados, los que tienen un contrato de esclavitud y un salario de miseria, los enfermos abandonados, los ancianos solos, las madres separadas y abandonadas que nadie quiere contratar, las mujeres maltratadas, los niños esclavos, los niños de la calle, los niños maltratados y violados, los pueblos oprimidos, las afectados por las guerras, los olvidados de esta tierra, los juzgados y encarcelados injustamente, los perdedores..., cuando oigamos sus gritos para exigir y luchar por un mundo justo, por otro mundo posible. Sin su justicia y rehabilitación no existe naturaleza humana posible, su urgente rehabilitación nos hará dignos y libres. Bienaventurados los que ofrecéis información, los preocupados porque todos aprendan, los abiertos a las opiniones y al diálogo, porque vosotros hacéis posible la comprensión, la solidaridad y el amor. No podemos servir a dos señores, estamos en una encrucijada y encontraremos el camino si tenemos un corazón humano y escuchamos el grito de los que sufren, el lamento de nuestra tierra violada.
EL DOMINGO PARROQUIA SANTA MARÍA MICAELA – MELILLA https://parroquiasantamariamicaela.wordpress.com 26 de Junio de 2016
DOMINGO XIII DE TIEMPO ORDINARIO
DIOS NOS HABLA LUNES 27 S. Cirilo de Alejandría Mt 8, 18-22. Tú, sígueme. MARTES 28 S. Ireneo, obispo Mt 8, 23-27. ¡Señor, sálvanos, que nos hundimos! MIÉRCOLES 29 S. Pedro y S. Pablo Mt 16, 13-19. Tú eres Pedro y te daré las llaves del reino de los cielos. JUEVES 30 Mt 9, 1-8. ¡Ánimo, hijo!, tus pecados están perdonados. VIERNES 1 Lc 9, 9-13. No tienen necesidad de médico los sanos; misericordia quiero y no sacrificios. SÁBADO 2 Mt 9, 14-17. ¿Es que pueden guardar luto los amigos del novio, mientras el novio está con ellos?
Ciclo C
Número 12
Lectura del primer libro de los Reyes (19, 16b.19-21): En aquellos días, el Señor dijo a Elías: «Unge profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, de Prado Bailén.» Elías se marchó y encontró a Eliseo, hijo de Safat, arando con doce yuntas en fila, él con la última. Elías pasó a su lado y le echó encima el manto. Entonces Eliseo, dejando los bueyes, corrió tras Elías y le pidió: «Déjame decir adiós a mis padres; luego vuelvo y te sigo.» Elías le dijo: «Ve y vuelve; ¿quién te lo impide?» Eliseo dio la vuelta, cogió la yunta de bueyes y los ofreció en sacrificio; hizo fuego con los aperos, asó la carne y ofreció de comer a su gente; luego se levantó, marchó tras Elías y se puso a su servicio. Sal 15,1-2a.5.7-8.9-10.11 R/. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.» El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano. R/. Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. R/. Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R/. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha. R/.
Él se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea. Mientras iban de camino, le dijo uno: «Te seguiré adonde vayas.» Jesús le respondió: «Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.» A otro le dijo: «Sígueme.» Él respondió: «Déjame primero ir a enterrar a mi padre.» Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.» Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.» Jesús le contestó: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.»
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (5, 1.13-18): Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Por tanto, manteneos firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud. Hermanos, vuestra vocación es la libertad: no una libertad para que se aproveche la carne; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor. Porque toda la Ley se concentra en esta frase: «Amarás al prójimo como a ti mismo.» Pero, atención: que si os mordéis y devoráis unos a otros, terminaréis por destruiros mutuamente. Yo os lo digo: andad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne; pues la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Hay entre ellos un antagonismo tal que no hacéis lo que quisierais. En cambio, si os guía el Espíritu, no estáis bajo el dominio de la Ley. Lectura del santo evangelio según san Lucas (9, 51-62):
Bienaventuranzas del siglo XXI Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino, entraron en una aldea de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: «Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?»
Bienaventurados los sobrios, los austeros, quienes consumen sólo lo necesario, los disponibles para los otros en sus necesidades, porque ellos son Justos. Bienaventurados los que no contaminan, los que trabajan por conservar el planeta, porque ellos son verdaderos Hijos de la Tierra.