Parroquia Santa María Micaela
27 octubre, 2013 NÚMERO 50 Avenida de la Juventud, 29 52005 – Melilla Tfno: 952 673 760
micaelamelilla@diocesismalaga.es parroquiasantamariamicaela.wordpress.com
DIOS NOS HABLA LUNES 28: San Simón y San Judas, apóstoles Lc 6, 12-19. “Escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles”. MARTES 29 Lc 13, 18-21. “Crece semilla y se hace arbusto”. MIÉRCOLES 30 Lc 13, 22-30. “Vendrán de oriente y occidente y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios”. JUEVES 31 Lc 13, 31-35. “No cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén”. VIERNES 1: Todos los Santos Mt 5, 1-12a. “Estén alegres, porque su recompensa será grande en el cielo”. SÁBADO 2: Conmemoración Todos los Fieles Difuntos Mc 15, 33-39. “Jesús, dando un fuerte grito, expiró”.
El fariseo es un hombre contento de sí mismo. Se apoya en cierto número de prácticas religiosas cuidadosamente observadas, y con ellas está seguro de su valía y de su salvación. Va a misa todos los domingos; se confiesa y comulga según está mandado; y procura guardar abstinencia y ayudar los días preceptuados. Cristo había querido una religión con un único mandamientos: Amar; sin embargo, el fariseo la ha reducido a unas cuantas obligaciones. Está en paz con Dios, lo mismo que con sus acreedores. Se cree en posesión de la verdad y se sirve de ella para juzgar a los demás, en vez de utilizarla para juzgarse a sí mismo. Y es que él no se considera pecador. ¡Y, por lo tanto, se extraña al ver que los demás sí que lo son! Y mientras estamos describiendo al fariseo, seguro que muchos de nosotros nos frotamos las manos de gusto. Y nos decimos para nuestros adentros: “Yo, entonces, soy el publicano. Porque yo no soy como ese individuo del que se está hablando”. Al pensar así – aunque no nos demos cuenta- nos estamos denunciando a nosotros mismos como los peores fariseos: porque nos alabamos a nosotros mismos, porque estamos contentos de cómo somos, ¡también ellos dan gracias por no ser como los demás! El verdadero publicano quizá sea aquel que al oír esta descripción se ha dicho: “¡Ese soy yo! ¡Yo soy un fariseo!”. Es el que sabe que no vale para nada.