Parroquia Santa María Micaela
15 DICIEMBRE, 2013 NÚMERO 57 Avenida de la Juventud, 29 52005 – Melilla Tfno: 952 673 760
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DIOS NOS HABLA LUNES 16 Mt 21, 23-27. “El bautismo de Juan ¿de dónde venía? MARTES 17 Mt 1, 1-17. “Genealogía de Jesucristo, hijo de David”. MIÉRCOLES 18 Mt 1, 18-24. “Jesús nacerá de María, desposada con José, hijo de David”. JUEVES 19 Lc 1, 5-25. “El ángel Gabriel anuncia el nacimiento de Juan Bautista”. VIERNES 20 Lc 1, 26-38. “Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo”. SÁBADO 21 Lc 1, 39-45. “¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?”
Juan, sus discípulos, la gente esperaban un Mesías, un Libertador que les llevase a la independencia política de Roma, que les hiciese sobresalir entre todos los pueblos de la tierra. Y aparece Jesús como el Siervo, varón de dolores, en cruz. No dominando sino invitando, produciendo el encuentro fraternal incluso con los enemigos tradicionales del pueblo. ¿Podía ser “el esperado”? Ahí están los signos recogidos de Isaías, pero, ¿cumplía los deseos, las aspiraciones de la gente? A principios del siglo XXI, lleno de tantas realizaciones técnicas, ¿qué esperamos? Queremos ser autónomos, realizarnos sin dependencias ni políticas ni religiosas. No queremos saber de dioses ni de mesías. Aspiramos a ser felices. Se escriben libros, se habla de felicidad, nos la deseamos mutuamente. Corremos tras ella por todo los medios. Pásalo bien, gritamos. Los jóvenes, sin embargo, a nada que rasques un poco con la pregunta, expresan el agobio, la pena, el ansia, la angustia, el aburrimiento, el decaimiento, el desasosiego. Les hemos fomentado el ideal de la felicidad. Pero, ¿cómo llegar? Drogas, alcohol, fiestas, bailes, esoterismo. Jesús se ofrece. Pero no es fácil aceptar esta oferta. Hay que buscar en la profundidad.