Parroquia Santa María Micaela
2 FEBRERO, 2014 NÚMERO 64 Avenida de la Juventud, 29 52005 – Melilla Tfno: 952 673 760
micaelamelilla@diocesismalaga.es parroquiasantamariamicaela.wordpress.com
En nuestras iglesias acostumbramos presentar a los niños para que se ore por ellos y se les dé la LUNES 3 bendición. Tal acto no es nada nuevo; se ha Mc 5, 1-20. “Espíritu inmundo, sal practicado desde la antigüedad. de este hombre”. Cuando Jesús fue presentado en el templo de MARTES 4 Jerusalén, el anciano Simeón lo tomó en sus brazos y Mc 5, 21-43. “Contigo hablo, niña, bendijo a Dios. Sin duda fueron momentos levántate”. inolvidables para José y María, pues allí escucharon maravillas acerca de su hijo. MIÉRCOLES 5 Mc 6, 1-6. “No desprecian a un Para cualquier padre o madre el nacimiento de un profeta más que en su tierra”. nuevo ser es una maravilla; es un milagro tan grande que no se puede comprender. Para José y María fue JUEVES 6 algo aún más increíble. ¡Dios les había confiado el Mc 6, 7-13. “Los fue enviando de cuidado de su Hijo Unigénito! En el hogar de Nazaret dos en dos”. crecería el Salvador del mundo. ¡Qué gran responsabilidad la de ellos! VIERNES 7 Mc 6, 14-29. “Es Juan, a quien yo Para cualquier responsabilidad que Dios nos confíe, decapité, que ha resucitado”. nos dará las fuerzas necesarias para cumplirla.
DIOS NOS HABLA
SÁBADO 8 Cierto escritor se expresaba así: “Señor, no te pido Mc 6, 30-34. “Andaban como una carga liviana; pero te pido que fortalezcas mis ovejas sin pastor”. hombros”.
lo del
PARROQUIA SANTA MARÍA MICAELA
Horario Eucaristías Diario: a las 19:00h. Domingos: a las 9:00h, a las 11:00h (misa de la familia), a las 12:00h (misa de la familia) y a las 19:00h.
Oración de los padres por sus hijos Señor: Ayúdame a comprender a mis hijos, a escuchar pacientemente lo que tengan que decir, y a contestar con cariño todas sus preguntas. Hazme tan amable con ellos, como quisiera que lo fueran conmigo. No permitas que me burle de sus errores, ni que los humille o avergüence delante de sus amigos o hermanos como castigo. Te pido que me guíes todas las horas del día, para que pueda demostrarles, por todo lo que diga y haga, que la honestidad es fuente de felicidad. Haz que cese mis críticas de las faltas ajenas, que cuando la ira trate de dominarme, me ayudes, oh Señor, a contener mi lengua. Haz que tenga siempre a flor de labios una palabra de estímulo. Ayúdame a tratar a mis hijos, conforme a sus edades, y no me permitas que de los menores exija el criterio y normas de vida de los adultos. Prohíbeme Señor, que los agrada física o verbalmente con el pretexto de corregirlos. Haz que siempre tenga para ellos: tiempo, abrazos, besos y un “te quiero”. Hazme tan justo, tan considerado y amigo de mis hijos, que me sigan por amor y no por temor. ¡Señor, yo quiero ser como Tú, para que valga la pena que mi hijo sea como yo!
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Hoy en el evangelio
Señor Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones del día que hemos terminado; que podamos descansar durante la noche para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
La “purificación” y la presentación de Jesús: según la ley, la mujer que había tenido un hijo varón debía ir al templo cuarenta días después del parto para someterse al rito de la purificación. Pero no era necesario que fuera con el hijo. Lucas confunde “la purificación” de la madre y otro rito: el ofrecimiento del niño al Señor. Quizá es una confusión intencionada: poner a Jesús en relación con el templo desde el principio del evangelio, ya que el templo era el centro de la vida religiosa de Israel, e Israel no se entendía a sí mismo sin el templo. No hay que olvidar que Lucas presenta el ministerio de Jesús como una subida a Jerusalén, donde será rechazado por la mayoría del pueblo de Israel –al cuál él nunca rechazará-, morirá y resucitará. Así será el nuevo templo, para judíos y no judíos. Lo que se dice que tenían que ofrecer los padres de Jesús es la ofrenda que presentaban las familias sin recursos. Simeón “aguardaba el Consuelo de Israel”, es decir, (Oración para finalizar el día) esperaba la llegada del Mesías. El cántico de Simeón recuerda, sin citas textuales, varios pasajes bíblicos: - la alianza de Dios e siempre tenga para ellos: con Abrahán. - El anuncio del Mesías en Isaías. La luz para todas tan justo,- tan considerado las naciones. La alegría de la buena nueva tiene el contrapeso de la tristezaaporque no todos creerán. En este sentido la “espada” en el alma de María.
Señor Jesucristo, PARROQUIA SANTA MARÍA MICAELA tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la noche para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu servicio.
Evangelio según san Lucas (Lc 2, 22-40)
2 DE FEBRERO
2 FEBRERO 2014 – número 64
PRESENTACIÓN DEL SEÑOR
Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: “Todo primogénito varón será consagrado al Tú que vives y reinas por losentregar siglos de los la oblación, como dice la ley del Señor”, y para siglos. Amén. Señor: “un par de tórtolas o dos pichones”. (Oración para finalizar el día)
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Católica General Cuando entrabanAcción con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lohan previsto por la ley, Mis ojos visto a tu Salvador Sector de Infancia Simeón lo tomówww.accioncatolicageneral.es en brazos y bendijo a Dios diciendo: “Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel”. José y María estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: -“Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma”. Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.