Parroquia Santa María Micaela
23 marzo, 2014 NÚMERO 71 Avenida de la Juventud, 29 52005 – Melilla Tfno: 952 673 760
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DIOS NOS HABLA LUNES 24 Lc 4, 24-30. “Ningún profeta es aceptado en su patria”. MARTES 25: Anunciación del Señor Lc 1, 26-38. “Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo”. MIÉRCOLES 26 Mt 5, 17-19. “Quien cumpla y enseñe será grande”. JUEVES 27 Lc 11, 14-23. “El que no está conmigo está contra mí”. VIERNES 28 Mc 12, 28b-34. “El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y lo amarás”. SÁBADO 29 Lc 18, 9-14. “El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no”.
Si Dios nos acompaña, ¿por qué no nos libra de tantos peligros?, ¿por qué no “convierte las piedras en pan” o saca fuentes de agua de las mismas arenas?, ¿por qué no nos lleva en volandas hasta la tierra prometida? Es una pregunta que ya conocemos, pero que no deja de repetirse. ¿Por qué Dios permite tanto sufrimiento? ¿Por qué este accidente, este cáncer, esta silla de ruedas? ¿Por qué Dios nos deja aquí tirados en el paro o tumbados en la cama enfermos? La respuesta sólo viene de una fe purificada. El Dios de Jesucristo no nos libra de los problemas, sino que nos acompaña en los problemas; no nos ahorra sufrimientos, sino que los comparte. Sólo desde la fe, la aceptación, surgirá el milagro. La fe de la samaritana es más bien psicológica. Ha tenido cinco maridos y el sexto no es su marido. A pesar del pozo y de los seis maridos, siente una sed tremenda. Es la insatisfacción que dan las cosas o las personas cosificadas. Ni el sexo ni el placer ni el consumo satisfacen por sí mismos. El sexo, aislado del amor, no satisface, sino que hastía. La droga, de cualquier clase que sea, no satisface, sino que arruina. El consumo, que acumula cantidad, no satisface, sino que agobia. Siempre insatisfechos. Pero lo que necesitamos no son otras cosas, sino OTRA cosa; no cantidad, sino calidad; no materialidades, sino espíritu; no un hombre más, sino un hombre nuevo.