Éxodo 20:8
Roberto Celaya Figueroa
…para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas y nosotros por medio de él (I Corintios 8:6)
Dedicatoria
A la Iglesia de Dios (7° Día)
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Índice
Una objeción judía a la mesiandad de Jesús................................................... 1
Cambiando el sábado por el domingo ............................................................. 8
Ortodoxia doctrinal ............................................................................................ 14
Sustancia, naturaleza y sentido del sábado .................................................... 19
¿A qué ley pertenecía la normativa del Shabat? ............................................. 30
Los dos sacerdocios ............................................................................... 31
Las dos leyes ........................................................................................... 37
Lo que dice el Antiguo Testamento del Shabat ............................................... 55
Lo que Jesús dice del Shabat ........................................................................... 73
Lo que los Apóstoles no dicen del Shabat ...................................................... 86
Lo que los Apóstoles sí dicen del Shabat ........................................................ 92
¿Y qué hay del domingo? .................................................................................. 99
Objeciones finales............................................................................................ 107
La ley ha sido clavada en la cruz ......................................................... 107
La resurrección ocurrió en domingo ................................................... 112
Dos mil años de iglesia dominical ....................................................... 122
El Shabat reconoce al creador y al salvador ................................................. 143
¿Cómo guardar el Shabat en la actualidad? .................................................. 146
Una respuesta a la objeción judía a la mesiandad de Jesús ........................ 155
Una objeción judía a la mesiandad de Jesús
¿Alguna vez te has preguntado por qué los judíos no terminan por aceptar a Jesús como el Mesías esperado? Después de todo, ya que durante miles de años lo estuvieron anhelando, uno hubiese esperado que lo recibiesen con alegría, con entusiasmo, lo cual no fue ni ha sido así.
Es cierto que si uno lee los Evangelios podrá encontrar una repuesta parcial a lo anterior, sobre todo si se consideran los roces que Jesús tenía con la casta religiosa gobernante a raíz de lo que esperaban fuera e hiciera el Mesías, pero una vez visto todo el panorama en retrospectiva es de esperar que el pueblo hubiese reconocido al Mesías, aceptado que se había equivocado, y reconocerle como Aquel que esperaban, después de todo esto sucedió al inicio de la iglesia de Dios cuando se nos relata en Hechos 2:14-41 cómo es que Pedro explica en retrospectiva tanto las profecías como al cumplimiento de las mismas en Cristo siendo que la gente terminó entendiendo y, cómo ahí mismo se señala, reconociendo esto se convirtieron tres mil personas, ¿por qué no siguió esa tendencia desde entonces?, ¿por qué en la actualidad, así como a lo largo de los siglos, el Pueblo de Israel sigue sin reconocer y aceptar al Mesías?
Si bien no son muchas razones, si son algunas de peso para lo anterior, una de estas, que es precisamente la que nos ocupa, es que la figura actual presentada por la cristiandad del Mesías contradice, se contrapone, a lo que de Él dijeron todas las profecías respecto de Él con relación a la Ley de Dios. “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y juzgará entre las 1
naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (Isaías 2:2-4)
La profecía anterior de Isaias, que repite casi literalmente Miqueas 4:1-3, es reconocida por cristianos y judíos como una profecía relativa a cuando viniese el Mesías. Es interesante notar como es que esta profecía, señala que de Sión va a salir la Ley. La palabra Ley es traducida del hebreo הָ֔ רֹו ת, ṯō·w·rāh, que significa precisamente eso, la Ley de Dios.
Durante siglos no hubo confusión para el Pueblo de Israel quien entendía que sería la misma Ley que Dios había dado la que en un futuro, bajo el gobierno del Mesías, regiría sobre las naciones. Ley contenida en lo que la cristiandad conoce como el Antiguo Testamento, pero al final de cuentas esa misma Ley, no otra.
Este punto no es menos importante sino decisivo para entender cómo es que el Pueblo de Israel ve al Mesías que la cristiandad le presenta: un Mesías que abroga, contradice, elimina la Ley de Dios.
Esta imagen para el Pueblo de Israel de un Mesías que viene a cumplir y hacer cumplir la Ley de Dios no se basa en una interpretación cuestionable de referencias escriturales, literalmente son decenas de profecías contenidas en el Antiguo Testamento las que permiten analizar el papel que jugaría el Mesías con respecto de la Ley de Dios. El Salmo 45:7, que se refiere al Mesías, le señala diciéndole “amaste la justicia y aborreciste la iniquidad; por tanto Dios, el Dios tuyo, te ha ungido con óleo de alegría más que a tus compañeros”.
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Jeremías 23:5, también refiriéndose al Mesías, señala “He aquí que vienen los días, dice Jehová, y despertaré a David renuevo justo, y reinará Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra”. Isaías 42:1, hablando proféticamente sobre el Mesías señala “He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido en quien mi alma tiene contentamiento. He puesto sobre Él mi Espíritu, Él traerá juicio a las naciones”
Las nociones de juicio y justicia en el Antiguo Testamento, como parte de las características del Mesías, así como aborrecedor de la iniquidad, pasan necesaria y forzosamente por el referente de la Ley de Dios, ¿de qué otra forma podría indicarse que algo está bien o mal si no hay un referente normativo para ello?
Salmos 19:9 El temor del Jehová es limpio, que permanece para siempre; los juicios del Jehová son verdaderos, todos ellos justos;
Salmos 111:3 Esplendor y majestad es su obra, y su justicia permanece para siempre.
Salmos 119:1 Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová.
Salmos 119:21 Reprendiste a los soberbios, los malditos, que se desvían de tus mandamientos
Salmos 119:144 Justicia eterna son tus testimonios; dame entendimiento, y viviré. 3
Salmos 119:150 Se me acercan los que siguen la maldad; lejos están de tu ley.
Salmos 119:151 Tú estás cerca, Jehová, y todos tus mandamientos son verdad.
Salmos 119:160 La suma de tu palabra es verdad, y cada una de tus justas ordenanzas es eterna.
Malaquías 2:6 La verdadera instrucción estaba en su boca, y no se hallaba iniquidad en sus labios; en paz y rectitud caminaba conmigo, y apartaba a muchos de la iniquidad.
Del análisis de todas las profecías que sobre el Mesías se contienen en el Antiguo Testamento es más que evidente, y esto es reconocido por propios y extraños, que Él debía venir a cumplir y hacer cumplir la Ley. Curiosamente el mismo Cristo pidió a sus contemporáneos, y en su figura a todos los cristianos de todos los tiempos, que hiciéramos precisamente eso: revisar el Antiguo Testamento para identificarle: “Escudriñad las Escrituras [en ese tiempo sólo existía el Antiguo Testamento], porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39), ¿cómo conciliar entonces las decenas de profecías que sobre el Mesías contiene el Nuevo Testamento de alguien que cumple, hace cumplir y hará cumplir la Ley, con la figura de un Mesías que viene a hacer lo contrario?, ¿para qué Cristo nos remitiría al Antiguo Testamento pare encontrarle si Él haría lo contrario que de Él se había escrito?
Aquí es dónde nos encontramos con uno de los obstáculos mayores, bien podría decirse que insalvables, para procurar que el Pueblo de Israel, según la cristiandad, entienda el papel de Jesús como el Mesías esperado, después de 4
todo, esa profecía, así como muchas otras referencias del Antiguo Testamento, señalan que el Mesías cumpliría y haría cumplir la Ley de Dios, pero la cristiandad presenta un Mesías que no sólo viola, sino que contradice, invalida, tuerce y cambia dicha Ley, ¿un ejemplo?, el tema de la presente obra: la observancia del día de reposo.
Durante milenios el Pueblo de Israel guardó el séptimo día como el día de reposo ordenado por Dios, es cierto que hubo momentos aciagos donde el Pueblo de Israel se desvió de las ordenanzas divinas pero nunca pretendió que la Ley hubiese sido cambiada, siendo que al contrario, cuando entendía sus errores, volvía a las directrices dadas.
Tiempo después de la ascensión de Jesús, comenzó una idea a sembrarse en la mente de algunos seguidores de Cristo donde el día que había de guardarse debía ser el domingo. Más delante abordaremos como fue este cambio así como los argumentos para ello, pero lo interésate es que una vez que esto comenzó a formar parte del cuerpo doctrinal de la cristiandad naciente el dialogo con el Pueblo de Israel quedó cerrado pues el Mesías que ahora se presentaba iba en contra de lo que de Él se decía en las Escrituras con relación a la Ley de Dios.
Si bien el Pueblo de Israel piensa que el Mesías aún no ha venido, mientras que los cristianos dicen ya vino y volverá, si uno quiere avanzar en un diálogo para conciliar esa discrepancia, de inicio tal diálogo está clausurado cuando uno comienza a presentar un Mesías contario a las profecías. ¿Cómo explicar a un judío las dos venidas de Jesús en las que un cristiano cree, contra la única que el judío espera, cuando de inicio en esa primer venida el cristiano presenta un Mesías que cambia la Ley de Dios? Es absurdo, ilógico, incoherente.
Para entender esto pongamos el siguiente ejemplo. Quien se diga cristiano sabe que cuando Cristo venga, una vez sometidas las naciones y eliminados Sus enemigos, iniciará un periodo de paz, de abundancia, de justicia. Muchas 5
profecías hay de ello. Pero supongamos que yo llego y comienzo a predicar que después de que Cristo someta a las naciones y elimine a Sus enemigos comenzará un período que se extenderá por la eternidad de turbación, de escases, de injusticia, quiero suponer que con causa más que justificada no sólo rechazarías esa idea sino que escrituralmente me harías ver que es improcedente a lo que yo, si es que fuera honesto, tendría que reconocer que estoy equivocado y que he estado presentando otro cristo, que no el verdadero.
Algo así sucedió y ha sucedido en la relación de la cristiandad con el Pueblo de Israel. Todas las profecías apuntan un Mesías que llegaría a cumplir y hacer cumplir la Ley, es más, un Mesías que magnificaría y engrandecería a esa Ley (Isaías 42:21), pero de repente, sin base escritural alguna, en los hechos, la cristiandad comienza a presentar un Mesías completamente diferente, donde una de las ordenanzas de la Ley de Dios relativa al día de reposo es cambiada, por lo que para el Pueblo de Israel no se trata del Cristo, sino de otro cristo.
Pero uno no necesita ser un experto escritural para llegar a la misma conclusión de los judíos quienes no aceptan ese otro cristo que se les presenta y que no encaja con las profecías que de Él se hicieron con respecto de su relación con la Ley de Dios. Cualquier persona que lea el Antiguo Testamento podrá darse cuenta que libro tras libro, profeta tras profeta, siempre la Ley de Dios tiene un papel continuo y preponderante en la relación del Pueblo de Israel con Dios siendo que incluso los castigos que sobre el pueblo vinieron, incluyendo las deportaciones, tienen su referente en la inobservancia de la Ley de Dios.
Isaías 66:22-23 Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre. Y de mes en mes, y de sábado a sábado, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová. 6
La cita anterior, que propios y extraños reconocen como profecía aún no cumplida a consumarse a la venida del Mesáis y el establecimiento del Reino de Dios señala que en ese futuro la observancia será del sábado, no del domingo. Con todo y todo ese mismo lector que de la lectura de la Biblia deduce la permanencia de la Ley de Dios, incluyendo su mandato sobre el séptimo día como el día de reposo, de repente se encuentra con una realidad, no con nuevos libros o nuevos profetas o nueva revelación, sino con una realidad histórica donde la Ley de Dios ha sido cambiada, el sábado como día de reposo ha sido cambiado al domingo ¿tiene lógica esto?
Antes de avanzar en la exposición de las ideas propias de la presente obra es menester tener en mente lo anterior como una forma de abrir el entendimiento, por lo menos para establecer esa posibilidad de diálogo que surge de analizar una idea que se nos ha dado como verdadera pero que tiene aspectos a considerar. No hay una sola profecía contenida en el Antiguo Testamento que se refiera a un Mesías que habría de venir a abrogar, a cambiar, a contradecir la Ley, al contrario, todas las profecías del Antiguo Testamento, su cumplimiento en el Nuevo, los dichos de Jesús y Sus apóstoles, apuntan al sentido contrario de cumplimiento de la Ley, pero es más, como ya se señaló, las profecías que para los cristianos aún estar por cumplirse van en ese mismo sentido, el de una era mesiánica futura dónde bajo el imperio de la Ley de Dios, incluyendo su ordenanza sobre el séptimo día como día de reposo, el Mesías va a regir, ¿cómo conciliar esto con la idea de la cristiandad de un mesías que cambia la Ley, que la contradice, que la abroga? Simplemente no se puede.
Eso sería más que suficiente para plantearnos una incógnita que nos permita avanzar en lo que se desea exponer, si Isaías, Miqueas, y todos los profetas señalan una era mesiánica donde de Sion saldrá la Ley, הָ֔ רֹו ת, ṯō·w·rāh, ¿cómo ahora se presenta otra Ley, otra הָ֔ רֹו ת, ṯō·w·rāh?, ¿no será más bien que lo que se presenta no es esa Ley, esa הָ֔ רֹו ת, ṯō·w·rāh que saldrá en el futuro mesiánico de Sion? 7
Si bien el tema de la presente obra gira en torno al día de reposo cristiano, la pregunta anterior es pertinente para evaluar todas nuestras creencias pues las referencias proféticas a la futura regencia del Mesías siempre señalan la existencia y vigencia de lo que siempre se entendió con referencia a la Ley, la הָ֔ רֹו ת, ṯō·w·rāh.
Cambiando el sábado por el domingo
Tanto los defensores como los detractores sean del sábado o domingo como el día de reposo cristiano, acuden a la Escritura y a la historia para tratar de sustentar sus argumentos. Más adelante se abordará la cuestión Escritural, pero dado que el cambio del sábado al domingo como día de reposo cristiano tuvo se realización en algún momento de la historia, necesario primero es remitirse a ese momento.
Quienes tienen la intención de demostrar el origen pagano de la observancia del domingo señalan como es que Constantino en el 321 emitió el decreto que se conoce como Ley del Dies Solis. “Que todos los jueces, y todos los habitantes de la ciudad, y todos los mercaderes y artesanos descansen el venerable día del sol. Empero que los labradores atiendan con plena libertad al cultivo de los campos; ya que acontece a menudo que ningún otro día es tan adecuado para la siembra del grano o para plantar la viña; de aquí que no se deba dejar pasar el tiempo favorable concedido por el cielo.” – Codex Justinianus, lib. 3, tít. 12, párr. 2 (3).
Posteriormente la Iglesia Romana, en el Concilio de Laodicea (363-364), abordando el tema del día de reposo cristiano, emite el famoso Canon 29 con el 8
que zanjaba esta discusión al señalar que “los Cristianos no deben judaizar y estar de ociosos en sábado, sino que deben trabajar en ese día, pero el día del Señor deben honrarlo de forma especial, y como cristianos deben, en la medida de lo posible, no trabajar en ese día”.
¿Esta evidencia histórica es suficiente para señalar que en esas fechas el domingo adquirió el carácter sacro que dichas declaraciones le concedieron? Si uno es honesto la respuesta, históricamente indagando, es no. Hay evidencia de que la observancia del domingo entre los cristianos, así como el sábado, iba a la par, aunque, como puede verse, sería la primera opción la que saldría triunfante de esta dicotomía. Uno no necesita revisar la historia –aunque sí lo haremos- para concluir lo anterior ya que, en la cuestión de Constantino, que es la primera en el tiempo, tenemos un emperador que lo que buscaba era la unificación de su imperio, lo cual es demostrable por un lado con la libertad, que ya no persecución, que otorgo a los cristianos con el Edicto de Milán en el 313 que como grupo representaba cada vez mayor parte de la población, y por otro con el Concilio de Nicea en el 325 con la idea de unificar criterios doctrinales entre las diferentes facciones cristianas.
Dada la premisa anterior relacionada con el carácter e intencionalidad de Constantino, no sería entendible que impulsara una legislación que contraviniese al grueso de la población imperial, sino que buscase aglutinar en ella a la mayoría. En el caso de la Ley del Dies Solis del 321 así fue ya que se tenía a una parte considerable del imperio pagano que seguía las religiones mitraícas observando el domingo como parte de sus creencias, y por otro lado, en los cristianos, se tenían dos grupos, el de observancia sabatina y el de observancia dominical. Por lógica la única combinación ventajosa es aquella que aglutinara a los observantes del domingo como día de guardar que le daría una ventaja imperial sobre las mayorías. 9
El argumento anterior tiene su soporte histórico.
La Didaché o Enseñanza de los Doce Apóstoles, Aunque la fecha de su composición no se conoce con exactitud algunos autores opinan fue escrito aproximadamente entre los años 50 al 70, otros lo sitúan entre comienzos y mediados del siglo II, señala que “cada día del Señor [en referencia al domingo], mantengan sus solemnes asambleas, y regocíjense: pues es culpable de pecado quien ayune en el día del Señor, siendo el día de la resurrección… (Constituciones de los Santos Apóstoles, Padres AnteNicenos Vol. 7, Pág. 449). También indica “y en el día de la resurrección de nuestro Señor [en referencia al domingo], el cual es el día del Señor, reuníos mas diligentemente, dando alabanzas a Dios quien hizo el universo por medio de Jesús, y lo envió a nosotros, y condescendió en dejarle sufrir, y le levantó de los muertos. De otro modo que apología hará el ante Dios de quien no se reúne el ese día a escuchar la palabra salvadora concerniente a la Constituciones de los Santos Apóstoles, Padres Ante-Nicenos Vol. 7, Pág. 423). Y de igual forma arguye “en el día de la resurrección del Señor [en referencia al domingo], eso es, el día del Señor, reunís juntos, sin falla, dando gracias a Dios, y alabándole por esas misericordias que Dios ha dado a vosotros por medio de Cristo, y le ha librado de la ignorancia, el error, y la esclavitud, que vuestro sacrificio sea sin mancha, y aceptable a Dios, quien ha dicho concerniente a su Iglesia Universal: ” «En todo lugar y tiempo se me ofrece un sacrificio puro: porque yo soy el gran Rey, dice el Señor, y mi nombre es admirable entre las naciones» “ (Mal 1, 11) (Cap. 14). (Constituciones de los Santos Apóstoles, Padres Ante-Nicenos Vol. 7, Pág. 471)
La Epístola de Bernabé, que ha sido datada entre 130-131 d.C. (esto por ciertas referencias que la misma contiene a la orden dada por Adriano en 130 d.C. para la reconstrucción, en honor a Júpiter, del Templo de Jerusalén), señala que “nosotros guardamos el octavo día [domingo] con 10
regocijo, el mismo día en el cual Jesús se levantó de los muertos” (Carta de Bernabé 15:6-8). Ignacio de Antioquía, en su Epístola a los Magnesios (107), escribe “No seáis engañados con doctrinas extrañas, ni con fábulas viejas, las cuales son sin ganancia. Pues si todavía vivimos conforme a la ley judía, reconocemos que no hemos recibido gracia…Si, por eso, aquellos que han sido enseñados en el orden antiguo de las cosas han venido a la posesión de la nueva esperanza, ya no más observando el Sabbath, sino viviendo en la observancia del día del Señor, en el cual también nuestra vida renació por medio de él y su muerte (la cual algunos niegan), misterio por medio del cual recibimos fe, y por cuenta de lo cual sufrimos para ser hallados como discípulos de Jesucristo nuestro único maestro, ¿Cómo pues seremos capaces de vivir aparte de el a quien aún los profetas estaban mirando como su maestro pues eran también sus discípulos en el espíritu? …que todo amigo de Cristo guarde el día del Señor como una fiesta, el día de la resurrección, la reina y jefe de todos los días de la semana. Es absurdo el hablar de Jesucristo con la lengua, y con la mente atesorar el Judaísmo el cual ha llegado ya a su final. Pues donde hay Cristianismo no pude haber Judaísmo… Estas cosas las dirijo a ustedes, mis amados, no que yo sepa que alguno de vosotros este en este estado; sino, como uno menor a todos ustedes, deseo guardarlos de antemano, para que no caigáis en las garras de la vana doctrina, sino que ustedes puedan tener completa seguridad de Cristo…” (Ignacio, Epístola a los Magnesios, Cap. 9. Padres ante-nicenos, Vol. 1, Pág. 62-63). La Epístola de Bernabé, documento datado al 130 o 131 señala “Sobretodo Dios dice a los Judíos, ‘vuestras lunas nuevas y vuestros Sabbaths no soporto’. Ves como él dice, “Los presentes Sabbaths no son aceptables para mí, sino el Sabbath el cual yo he hecho, cuando yo he descansado [el cielo: Heb. 4] de todas las cosas, Yo haré el comienzo del octavo día el cual 11
es el comienzo de otro mundo. ‘Por eso nosotros los Cristianos guardamos el octavo día para gozo, en el cual Jesús también resucitó de los muertos y después de habernos aparecido ascendió al cielo” (15:8f, La Epístola de Bernabé, 100 DC, Padres Ante-Nicenos, Vol... 1, Pág. 147) Justino Mártir, en su Primera apología de Justino, señala que “pero el Domingo es el día en el cual nosotros mantenemos nuestra asamblea común, porque es el primer día de la semana y el día en que nuestro salvador Jesús, en ese mismo día se levantó de los muertos” (Primera apología de Justino, Cap. 68)
En boca de Clemente de Alejandría, en Diálogo con Trifo, se ponen las palabras de “él nos da el mandamiento de acuerdo al Evangelio y guarda el día del Señor [en referencia al domingo], siempre que se aparta de la mente perversa… glorificando la resurrección del Señor mismo (Diálogo con Trifo, VII.xII.76.4) Tertuliano, en su Apología de Tertuliano, señala “Solemnizamos el día después del Sabbath en contradicción a aquellos quienes llaman este día su Sabbath” (Apología de Tertuliano, Cap. 16) Orígenes, en su Homilía, señala que “en Domingo no se debe hacer ninguna de las obras del mundo. Si entonces, os abstenéis de todas las obras de este mundo y se guardan libres para las cosas espirituales, ir a la iglesia, oír las lecturas y las homilías divinas, meditar en las cosas celestiales. (Homilía. 23 in Numero 4, PG 12:749)
Así tenemos que mucho antes de la Ley del Dies Solis de Constantino en el 321 o el Canon 29 del Concilio de Laodicea (363-364), existía un grupo considerable de creyentes que diciéndose cristianos guardaban el domingo, que no el sábado, como día de reposo. 12
En cuanto a la existencia de un grupo de creyentes que diciéndose cristianos guardaban el sábado como día de reposo, eso es más que evidente y no requiere mucha prueba, pues el mismo Canon 29 del Concilio de Laodicea lo da por hecho al tener que abordar el tema y legislar al respecto señalando clara, específica y enfáticamente que “los Cristianos no deben judaizar y estar de ociosos en sábado, sino que deben trabajar en ese día, pero el día del Señor deben honrarlo de forma especial, y como cristianos deben, en la medida de lo posible, no trabajar en ese día”. Si no existiese ese grupo de “cristianos judaizantes” que guardaban el séptimo día como día de reposo, no hubiese sido necesario lo anterior.
Aun así evidencia histórica de lo anterior existe.
Josefo señala que "no hay ninguna ciudad de los griegos, o de los bárbaros, o cualquier nación que exista, a la cual la costumbre de descansar en el día séptimo no le haya llegado." (M'Clatchie, Notes and Querles on China and Japan, Demys. Vol. 4. Nos. 7. 8. pág. 100).
Eusebio en su EccIestastícal History escribe "entonces la descendencia espiritual de Abraham huyó a Pella, al otro lado del Jordán, donde halló un lugar seguro de refugio, donde podía servir a su Señor y guardar el sábado." (Eusebio, EccIestastícal History. Vol. 3. cap. 8.1).
Filón declara que el séptimo día era un día de festividad, no para ésta o aquella ciudad, sino del universo. (M'Clatchie, Notes and Queries, Vol. 4, pág. 99)
Igual como se comentó, estas citas no son del todo necesarias pues la existencia del conflicto sábado-domingo queda patente con el abordaje del mismo y la sentencia al respecto del Concilio de Laodicea. 13
Así que atendiendo la cuestión que nos ocupa es históricamente comprobable como es que al inicio de la iglesia dos grupos son claramente identificables: aquellos que continuaban con la práctica de guardar el sábado como día de reposo y otro grupo que comenzó, y con el tiempo se fortaleció, que consideraba al domingo como día de guardar.
Es así como la discusión no estriba en que si los orígenes de uno u otro se remontan en el tiempo a los primeros días de la iglesia, sino más bien cuál de los dos grupos en cierta forma representaban la ortodoxia doctrinal sobre el tema, para lo cual es menester recurrir a la Escritura.
Ortodoxia doctrinal
El hecho de que una doctrina, como en este caso la observancia tanto del sábado como del domingo, pueda remontarse a los orígenes de la iglesia, no implica la ortodoxia de la misma, después de todo al inicio de la iglesia existía un cuerpo doctrinal acabado pero al mismo tiempo existían aquellos grupos que comenzaban a deslizarse hacia errores doctrinales. Judas 1:3 señala “Amados, por el gran empeño que tenía en escribirles acerca de nuestra común salvación, he sentido la necesidad de escribirles exhortándolos a luchar ardientemente por la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos”. Así tenemos que en tiempos de la iglesia naciente, ya se consideraba que había una doctrina completa, firme y definitiva, no en proceso de dilucidación. Pablo escribiendo a los Romanos les amonesta diciendo “Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos” (Romanos 16:17). De nuevo ya había una doctrina establecida, cualquier desviación de ella era considerada división y tropiezo. 14
Juan en su primera carta señala de esos que causaban división y tropiezo diciendo “Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros” (1 Juan 2:19). Aquí claramente Juan declara que todo aquel que se desviaba de la fe “dada una vez a los santos y para siempre”, es decir, que no permanecía en la verdadera fe, en realidad no eran parte de la iglesia. En ese mismo sentido más delante Juan señala en esa misma carta “Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre” (1 Juan 2:24), es decir, que la doctrina original recibida permaneciese en cada uno de los miembros de la iglesia de Dios. Pablo escribiendo a los Colosenses les dice “si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro” (Colosenses 1:23). En tiempos de la iglesia primitiva había una fe completa, total y definida y Pablo amonestaba a permanecer en esa fe y más aún a no moverse de ella. Pablo escribiendo a los Tesalonicenses les dice “Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más” (1 Tesalonicenses 4:1). De nueva cuenta la enseñanza dada se ponía como referente para comportarse correctamente conforme a la voluntad de Dios. Pablo escribiendo a los Hebreos les dice “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada 15
primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad” (Hebreos 2:1-4). Aquí Pablo agrega el atender sin desviarse a la enseñanza que la iglesia tenía desde su inicio aclarado que la misma había sido dada por Jesús, que esta había sido confirmada por quienes la oyeron y que Dios mismo, a través de prodigios y señales, la había testificado.
En la cita de Juan 17:20, Jesús en oración al Padre con respecto de Su iglesia dice “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos”, así que necesariamente la iglesia de Dios proclamaría lo que desde los inicio ya era su cuerpo doctrinal establecido siendo que los nuevos conversos creerían lo mismo llevando así el mismo mensaje a través de los siglos. Pablo confirma esto pues al escribir a Tito le dice “retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen” (Tito 1:9). Una misma doctrina, una misma fe, retenedor de la palabra tal y como se le ha sido enseñada, no cambiándola, no adicionándole. Pablo escribiendo a los Corintios señala “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano” (1 Corintios 15:1-2). De igual forma más delante, en esta misma carta Pablo señala “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58). Al igual que las citas anteriores se señala la necesidad en permanecer en la verdadera doctrina, en la verdadera iglesia, añadiendo Pablo que de no ser así se habría creído en vano, es 16
decir, cualquier cambio o desviación doctrinal no habría servido de nada sino que al contrario habría sido en demérito de la salvación.
Las anteriores citas no dejan lugar a dudas. En tiempos de los Apóstoles, durante los primeros años de la iglesia naciente, quedó establecida la base doctrinal, completa, plena, correcta, que debía ser entendida y realizada por la iglesia y a la cual los miembros del Cuerpo de Cristo debían sujetarse sin cambios ni desviaciones so pena de poner en riesgo la salvación adquirida.
Esta aclaración es más que pertinente ya que, aunque parezca increíble, hay quienes aducen sobre el tema en un sentido completamente contrario bajo el argumento de la revelación progresiva. ¿Qué es esto de revelación progresiva? Tomando Juan 16:13 que dice “cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad” algunos aducen que durante la vida de la iglesia está iría progresando en la verdad hasta llegar a la plenitud de la misma. Como ya vimos en las citas anteriores esto es incompatible con lo que las mismas indican, pero no puede menos que decirse que esta cita de Juan 16:13 va en el sentido de crecer en la fe, no de andar dando tumbos de una creencia a otra. Pablo escribiendo a los Efesios les dijo sobre la iglesia “Y él mismo [Cristo] constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (Efesios 4:11-15).
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Las verdades de la iglesia permanecen inamovibles, pero el crecimiento de uno en cuanto a las mismas es el que va avanzando llevándonos a grades de verdadera madurez espiritual. No es la iglesia en su doctrina la que cambia, somos nosotros en nuestra comprensión de las verdades reveladas la que va madurando, creciendo, fortaleciéndose.
Pero incluso si uno tomara como verdadera el argumento de la verdad progresiva tendría que aceptar que una cosa es avanzar en la verdad y otra muy distinta ir dando bandazos en la misma, diciendo un día una cosa y al otro otra muy distinta. No puede decirse que el Espíritu de verdad va guiando una iglesia hacia la verdad plena cuando ésta acepta primero que el sábado es el día de descanso de Dios pero luego lo cambia al domingo. Incluso el argumento de la verdad progresiva implica avanzar en una misma línea, no en diversas, variadas y contradictorias. Proverbios 24:21 dice “Hijo mío, teme al Señor y al rey. No te juntes con los rebeldes” (algunas versiones traducen “rebeldes” por “inestables”, otras por “innovadores”).
La iglesia primitiva tenía una serie de doctrinas completas, establecidas y conocidas, doctrinas que, como se vio en las citas anteriores, se mandataba a creerlas, defenderlas y crecer en ella. Pensar en que las mismas pudieron haber cambiado es contra la Escritura y el mismo sentido común, pero sobre esto Pablo enfáticamente dice en Gálatas 1:6-9: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Más si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema”.
Esta cita es demoledora para quien defienda el cambio doctrinal en la iglesia a través de los siglos. En consonancia con todas las que ya se han visto señala un 18
solo cuerpo doctrinal de creencias en la verdadera iglesia, quienes piensan diferente claramente dice que se han alejado, aclara enfáticamente que no hay otro Evangelio y termina no con una sino con dos anatemas (maldiciones) para quien anuncie verdades diferentes.
Realmente es complicado aducir a favor del cambio doctrinal de la iglesia sin ir contra la misma Escritura y el sentido común que señala que no pueden ser verdades dos cosas opuestas que se presenten como tales. Pablo señala en 1 Timoteo 6:3-5 “Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales”.
Así que más que buscar evidencia histórica para tratar de sustentar la sacralidad del sábado o domingo sustentando esto en la observancia de dichos días al inicio de la iglesia, uno debe más bien tratar de determinar cuál era doctrina y práctica de la iglesia neotestamentaria, pero de igual forma abordar los razonamientos escriturales que fuesen en otro sentido. Todo esto se hará a en la presente obra, pero antes hay que entender la cuestión relativa al asunto que nos ocupa y que es precisamente la sustancia, naturaleza y sentido del sábado.
Sustancia, naturaleza y sentido del sábado
La palabra que se traduce como sábado o ben reposo en algunas traducciones, referida al séptimo día de la semana, deviene de la palabra hebrea שבה, shabat. Si bien shabat se refiere a cesar, desistir, descansar, su significado escritural es más profundo. 19
Veamos como de todos los días, el séptimo es el único que tiene nombre. En Génesis 1, durante el proceso de creación, vemos que cada día fue nombrado como primero, segundo, tercero, etc. Pero cuando en Éxodo 20:8-11 se entregan la observancia el séptimo día de la semana como parte de los Diez Mandamientos, así como en todas las citas que se refiera a dicha observancia, la referencia a ese día le otorga un nombre: Shabat.
La evidencia de que Shabat tiene un su significado escritural es más profundo, el cual más delante veremos, salta a la vista cuando leemos en Éxodo 31:15 “seis días se trabajará, más el día séptimo es Shabat de reposo consagrado a Jehová; cualquiera que trabaje en el día de Shabat, ciertamente morirá”. Si el entendimiento de Shabat se quedara en que sólo significa cesar, desistir, descansar, tendríamos esa traducción diciendo que “…el día séptimo es descanso de reposo consagrado a Jehová…”. Lo cual no tiene sentido. Esta cita caramente asigna un nombre al sétimo día de la semana, Shabat, e indica que el mismo es de reposo, luego entonces, ¿qué significado escritural tiene Shabat?
La palabra Shabat es la pronunciación que deviene de la palabra hebrea que se refiere a ello y que a lo largo del tiempo en el idioma hebreo se ha escrito de la siguiente manera.
Del lado izquierdo se encuentra Shabat escrito en hebreo antiguo, el inicio de la escritura hebrea, en medio está escrito en lo que se conoce como paleo hebreo, una evolución posterior, y a la derecha está escrito en el hebreo moderno, la más reciente. En este punto hay que aclarar que el hebreo se lee de derecha a izquierda. La primer letra es la Shin, la segunda es la Bet y la tercera la Taw. 20
Como puede verse, el hebreo en sus inicios - hebreo antiguo- era un idioma cuyos símbolos representaban algo. En este caso específico la letra Shin representaba los dientes, la letra Bet la tienda donde se vivía, y la letra Taw era una cruz a manera de marca o señal.
Esto es importante ya que si se quiere entender el significado del Shabat en su originen prístino debe entenderse lo que se buscaba representar.
Sin extendernos mucho en esto, por ejemplo, puede señalarse como es que la palabra Ben, que significa hijo en el idioma hebreo, está conformada por la letra Bet y la letra Nun. Bet como se dijo se refiere a la tienda como hogar y Nun es una semilla germinando, así la idea que deviene de Ben, hijo, es la semilla del hogar que germina, simbolismo que encierra el significado de los hijos, la simiente que germina en la casa y que le da continuidad a la misma.
Volviendo sobre el Shabat, vemos que los símbolos antiguos de la palabra misma devienen de dientes, tienda (entendida como la casa, el hogar) y señal. Comenzando con la primera letra, la Shin, ¿en qué situaciones las personas muestran sus dientes? Hay dos momentos en los que esto sucede: uno cuando se está alegre, otro cuando se está comiendo. La letra Bet, como ya se comentó, simboliza una tienda entendida ésta como casa, hogar. Mientras que la Tau es una señal. Juntando las dos primeras, Shin y Tau tenemos la imagen de mostrar los dientes por alegrarse y alimentarse estando en casa. Este es el significado sencillo, básico, de esa imagen. La última letra muestra que esto debe ser visto como señal.
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De nuevo: es importante entender a qué se refiere Shabat pues eso nos permitirá entender algunas referencias escriturales que parecen complicadas en cuanto su significado a la vez que nos permitirá comprender la sustancia, naturaleza y sentido del Shabat.
El cuarto mandamiento señala claramente que seis días se trabajarán y el séptimo se descansará (Ex. 20: 8-11), leído de esa forma podría pensarse que con el sólo hecho de descansar se está cumpliendo, por ejemplo, quedándose en cama durmiendo y dormitando todo el día, pero el significado de Shabat va más allá, así como otras citas que terminan dando entendimiento sobre a qué se refiere ese reposo.
El mostrar los dientes por alegrarse y alimentarse está implícito en las referencias que sobre el Shabat se tienen. Isaías 58:13-14 señala “Si retrajeres del Shabat tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado”. Las referencias a considerar el sábado como delicia y a deleitarse en Jehová son los referentes al simbolismo de mostrar los dientes en casa por alegrarse, de igual forma la referencia a la alimentación que viene de Jehová es un indicativo de los dientes que se muestran para alimentarse.
Sobre esto último es interesante como que la referencia de la alimentación pasa por el señalamiento que la misma viene de la boca de Jehová lo cual nos refiere a Deuteronomio 8:3 que señala que “…no sólo de pan vivirá el hombre, más de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre”. Sobre esta misma línea de pensamiento hay que notar como es que Lucas 4:16, en la figura de nuestro Señor Jesucristo, nos confirma que el sábado es precisamente el día en que uno debe buscar alimentarse de la Palabra que salé de la boca de Jehová, “Y vino a 22
Nazaret, donde había sido criado; y entró, conforme a su costumbre, el día del Shabat en la sinagoga, y se levantó a leer”. Esto pasa por congregarse, enseñar y aprender. Esto último que pudiera parecer más que obvio es sumamente importante para entender algunos pasajes escriturales.
Aunque evidente no podemos dejar de señalar que la referencia al Shabat en el mandamiento pasa por descansar ese día, “Trabaja seis días, y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el día séptimo será un día de reposo para honrar al Señor tu Dios. No hagas en ese día ningún trabajo, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni tampoco los extranjeros que vivan en tus ciudades” (Éxodo 20:9-10), aunque más delante se abordará la manera de guardar el sábado, lo cual genera un sinfín de preguntas sobre el cómo, la misma Escritura nos da luz sobre este tema pues la referencia principal estriba en no realizar trabajo servil y en no comprar ni vender.
Sobre lo primero el mandamiento es muy claro al respecto, sobre lo segundo Nehemías 13:15-20 nos da el referente, En aquellos días vi en Judá a algunos que pisaban en lagares en el Shabat, y que acarreaban haces, y cargaban asnos con vino, y también de uvas, de higos y toda suerte de carga, y que traían a Jerusalén en día de Shabat; y los amonesté acerca del día en que vendían las provisiones. También había en la ciudad tirios que traían pescado y toda mercadería, y vendían en el Shabat a los hijos de Judá en Jerusalén. Y reprendí a los señores de Judá y les dije: ¿Qué mala cosa es esta que vosotros hacéis, profanando así el día de Shabat? ¿No hicieron así vuestros padres, y trajo nuestro Dios todo este mal sobre nosotros y sobre esta ciudad? ¿Y vosotros añadís ira sobre Israel profanando el Shabat? Sucedió, pues, que cuando iba oscureciendo a las puertas de Jerusalén antes del Shabat, dije que se cerrasen las puertas, y ordené que no las abriesen hasta después del Shabat; y puse a las puertas algunos de mis criados, para que en día de Shabat no introdujeran carga. Y se quedaron fuera de Jerusalén una y dos veces los negociantes y los que vendían toda especie de mercancía”. 23
Por último, la Tau, como se mencionó, era una cruz a manera de marca o señal, es así como el sábado como día para estar en casa (tanto la casa familiar como la casa de oración), para gozarse en Jehová y ser alimentados a través de la enseñanza y el aprendizaje, es la señal de todo aquel que forma parte de la familia de Dios. Más delante volveremos sobre este punto.
En este momento, con el significado primordial de Shabat, podemos avanzar hacia el primer Shabat de la historia y de paso entender un pasaje escritural que siempre ha intrigado a los creyentes, la referencia de que Jehová al parecer necesita reposar pues se cansa. El primer Shabat está relatado en Génesis 2:1-3, “fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación”.
Inmediatamente después de que en el sexto día Jehová termina su creación con el hombre, la Escritura nos señala que en el séptimo día Jehová reposó de toda su obra, en esta cita la palabra para reposar es ָׁ֙ר בַה, Shabat, ¿significa eso que Dios se cansa y requiere de reposo? Antes de contestar esto veamos una cita más que nos dará luz sobre lo que Dios hizo el séptimo día y luego, volviendo sobre el significado de Shabat, entenderemos a qué se está refiriendo este reposo.
Génesis 2:8 nos dice que una vez que concluyó Jehová su obra creadora colocó al hombre en el Jardín de Edén. Aquí es importante tener en mente la sucesión de eventos para entender algo crucial del séptimo día. Como es sabido de todos, en el Jardín de Edén había toda clase de árboles agradables a la vista y buenos para comer de ellos (Génesis 2:9), pero también había un árbol del cual no se habría de comer, el Árbol de la Ciencia del Bien y el Mal (Génesis 2:9, 17). Ahora bien, todos 24
los días son días creativos, no sólo parte de ellos, sino todo el día en sí, siendo sólo el séptimo de reposo. El hombre es la última creación de Dios luego entonces no es errado pensar que fue creado al final del sexto día ya que si hubiera sido al principio o incluso a la mitad el resto del día Dios hubiera ya entrado en el reposo, lo cual no es así sino que la Escritura nos dice que reposó hasta el séptimo día. En ese caso una vez creado el hombre al final del sexto día, como culmen de su obra creadora después de la cual ya no haría más, Dios lo pone en el Jardín de Edén, ¿cuándo habría de decirle Dios lo referente a la prohibición de comer del Árbol de la Ciencia del Bien y el Mal?, es más que evidente que de inmediato.
Dado que Génesis 1:31 nos habla del término del día sexto, sin mencionar la admonición de Dios al hombre sobre lo referente del Árbol de la Ciencia del Bien y el Mal, y considerando lo comentado anteriormente, es lógico concluir que eso se hizo recién iniciado el día séptimo, el día en que Dios estaba reposando.
En este punto hay que aclarar, y tener muy en cuenta para el resto del estudio, que los días judíos, en consonancia con la Escritura (Génesis 1:5, 8, 13, 19, 23, 31), comenzaban a la puesta del sol, la primera parte de los mismos era la parte oscura y la segunda parte de los mismos era la pare clara, terminando estos a la puesta de sol del día siguiente.
Con esto en mente procuraremos entender el reposo de Dios en el primer Shabat de la historia.
Génesis 2:1 nos muestra cómo es que para el Séptimo día Dios había concluido su obra creadora, lo cual tiene su referente en el mandamiento sobre ese día que señala que no se hará trabajo en él. Dios así no estaba creando más ese día, sino que al cesar su actividad creadora estaba entrando en el Shabat. Pero, ¿Por qué se señala que Dios reposó?, ¿acaso Dios se cansa y requiere descanso? Toda la introducción al respecto del Shabat fue con el objetivo de quitar el pensamiento de lo que para nosotros en la actualidad pueden significar las 25
palabras reposo o descanso, sobre todo relacionadas con el día de reposo cristiano, y llevarnos al pensamiento original de lo que significaban al referirse al Shabat. Como ya vimos, Shabat tiene una connotación referida a gozarse en Jehová y ser alimentados por él en la casa, tanto familiar como de oración. Si se nos permitiese, la cita de Génesis 2:1-3, en vez de decir que Dios reposó el séptimo día, dado que la palabra para reposó es ָׁ֙ר בַה, Shabat, bien podríamos decir que hizo Shabat, o excediéndonos en esa libertad expresiva, podríamos decir que Dios sabadeó el séptimo día, ¿cómo es que Dios hizo Shabat, sabadeó, el séptimo día? primero cesando de toda obra posterior a la creación que ya había concluido, segundo gozándose en la creación concluida la cual había visto era toda buena, y tercero, y muy importante, predicando Su verdad en ese séptimo día.
Como vimos, la connotación de Shabat implica la alimentación en casa, esa alimentación, venida de Dios, requiere enseñanza y aprendizaje, Dios no puede ser instruido, pero sí puede instruir, así Dios al hablarle al hombre sobre la cuestión del Árbol de la Ciencia del Bien y el Mal estaba proclamando Su verdad a través de Su palabra con la intención, como siempre, de que el hombre viviera.
Es así como la expresión de Génesis 2:1-3 de que Dios reposó no debe entenderse en el ámbito natural del hombre, quien sí necesita ese descanso pues se cansa, sino en el ámbito divino del significado de Shabat pues Dios mismo estaba mostrando la manera de guardar el séptimo día al cesar sus trabajos, alegrarse en la creación y predicar Su palabra.
De igual forma, y para completar la imagen anterior, Adán ese séptimo día bien podría estar reposando, de igual forma gozándose en la creación, pero si no hubiese tenido instrucción el sentido del Shabat no se hubiera completado, es así como la predica de Dios respecto de Su verdad, recién iniciado el Shabat, con respecto al árbol de la Ciencia del Bien y el Mal permite tanto a él, como a Adán, 26
cumplir la parte de enseñanza-aprendizaje de las verdades divinas requeridas por el Shabat.
Ahora bien, la última letra de Shabat, la Taw, como ya se comentó, está representada por una cruz a manera de señal, de marca. Es así como la idea de que los llamados a formar parte de la familia de Dios reposarían de sus trabajos el séptimo día, gozándose en Jehová y siendo alimentados por Su palabra a través de la enseñanza y el aprendizaje de la misma, sería la señal, la marca que los identificase. Sobre ese punto es asombrosamente claro como lo señala Éxodo 31:12-17, “habló además Jehová a Moisés, diciendo: Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: En verdad vosotros guardaréis mis Shabats; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico. Así que guardaréis el Shabat, porque santo es a vosotros; el que lo profanare, de cierto morirá; porque cualquiera que hiciere obra alguna en él, aquella persona será cortada de en medio de su pueblo. Seis días se trabajará, más el día séptimo es Shabat de reposo consagrado a Jehová; cualquiera que trabaje en el Shabat, ciertamente morirá. Guardarán, pues, el Shabat los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo. Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó”. De manera contundente se señala como es que el Shabat señal entre Dios y todos los que respondiesen a Su llamado (v. 13), esa señal sería perpetua (v. 17), y esa señal sería con el fin de mostrar que Él es Jehová quien santifica a Su pueblo (v. 13), es decir, identificaría al Pueblo de Dios, esto último lo repite Ezequiel 20:12, 20, “Y les di también mis Shabats, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico… y santificad mis Shabats, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios”.
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En este punto hay que hacer una aclaración pues quien lee el versículo 17 al leer que la señal es para con los israelitas, puede pensar que el Shabat era sólo para el pueblo carnal, físico y terrenal de Israel. Si bien esto es cierto también el término abarca todo el Pueblo de Dios, Su familia.
Primeramente hay que tener claridad que la santificación del séptimo día, así como la observancia del primer Shabat de la historia de la humanidad, se dio mucho antes de que existiese el pueblo carnal, físico y terrenal de Israel.
En segundo lugar tenemos la declaratoria de Jesús quien en Marcos 2:27 que señala que el Sábado fue hecho por causa del hombre (está causa se refiere a la necesidad de descansar, de alegrarse en Dios y de ser alimentado por Él), no por causa de los judíos o de los israelitas, sino por causa del hombre.
En tercer lugar, y aunque se aceptase que el sábado es sólo para los judíos, hay que entender que todo aquel que se allegase a Dios, incluso siendo extranjero, estaría sujeto a la misma Ley, “habrá una misma ley para ustedes; será tanto para el extranjero como para el nativo, porque Yo soy Jehová su Dios” (Levítico 24:22), “una sola ley habrá, una sola ordenanza, para vosotros y para el extranjero que reside con vosotros” (Números 15:16). Isaías 56:3-5 es claro en esto, “y el extranjero que sigue a Jehová no hable diciendo: Me apartará totalmente Jehová de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquí yo soy árbol seco. Porque así dijo Jehová: A los eunucos que guarden mis Shabats, y escojan lo que yo quiero, y abracen mi pacto, yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá”. De igual forma Pablo lo retoma cuando habla del olivo silvestre (las naciones gentiles) son injertadas junto con el olivo natural (el pueblo de Israel) siendo ambos la familia de Dios (Romanos 11:16-24).
Y por último, hay que entender que en la Escritura, la palabra Israel puede referirse, sí, al pueblo carnal, físico y terrenal de Israel, pero también hace 28
referencia a todo aquel quien es llamado por Dios y llega a formar parte de Su familia. Cuando el nombre de Jacob es cambiado a Israel (Génesis 32:29), la misma Escritura explica su significado. Israel viene de לא ׂשי, Yisra'el, que significa El que Lucha con Dios, pero la Escritura completa el significado pleno al señalar en la cita dada que se le cambió no sólo porque había luchado con Dios y los hombres (incluso hombres impíos habían luchado con Dios y con los hombres, como Caín o Nimrod) pero en el caso de Jacob él había vencido, es así como Israel se refiere a El Que Vence, lo cual abarca tanto el Antiguo como el Nuevo testamento así como el pueblo carnal, físico y terrenal de Israel y la iglesia de Dios, es decir, nos referimos a la familia de Dios conformada por todo aquel que vence. De esto último es interesante que las cartas que Jesús por medio de Juan envía a las iglesias siempre se refiere las promesas que esperan al que venza (Revelación 2:7, 11, 17, 26: 3:5, 12, 21).
Sobre esto, es interesante notar en el capítulo 6 de Gálatas, como es que Pablo hace mención al Israel de Dios (Gálatas 6:16). La carta va dirigida no al Israel carnal, físico y terrenal sino a la iglesia de Dios, de hecho es una admonición contra aquellos que querían llevar a los nuevos creyentes de nuevo a judaizar sometiéndose a las prescripciones que habían sido superadas por el sacrificio redentor de nuestro Señor Jesús. “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo. Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la circuncisión, sino una nueva creación. Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios” (Gálatas 6:14-16). Así, Pablo, al referirse al Israel de Dios en un contexto ajeno al Israel carnal, físico y terrenal, se dirige a la iglesia de Dios, de hecho podemos decir, en la misma línea de lo ya comentado, que se dirige a todo aquel llamado que venza.
Así que reposar el séptimo día, que se refiere a dejar de hacer trabajos serviles y al hecho de comprar y vender, gozándonos en Jehová y alimentándonos de Su 29
verdad por medio de la enseñanza y el aprendizaje de Su palabra, es señal que identifica al Pueblo de Dios de manera perpetua.
Para cerrar este apartado sobre la sustancia, naturaleza y sentido del sábado, es interesante notar que en la cita de Isaías 45:18 “Porque así dijo Jehová, que creó los cielos, él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó: Yo Jehová, y ninguno más que yo”, la palabra habitada es י ָר֙בָה, lā·še·ḇe, la cual tiene su raíz en שבה, Shabat, de hecho como puede verse, de derecha a izquierda las tres últimas letras son tal cual las mismas, así la frase de la cita que sobre la tierra dice “para que fuese habitada la creó” bien pudiera parafrasearse, perdonando la libertad de la expresión, como “para que fuese sabadeada la creó”, y como ya se comprendió la sustancia, naturaleza y sentido del sábado entendemos que el propósito original de la tierra, propósito que se cumplirá, es que los hijos de Dios vivan en ella reposando de sus obras, con gozo ante Jehová, y creciendo a través de la enseñanza-aprendizaje en el conocimiento de Dios, es decir, haciendo Shabat, sabadeando.
¿A qué ley pertenecía la normativa del Shabat?
En el mundo cristiano actual, la referencia generalizada respecto de la ley, escrituralmente hablando, es que ésta ha sido superada, clavada en la cruz, dirían algunos. Citas bíblicas existen que al esgrimirse muestran una ley no sólo superada sino que la misma Escritura reconoce imperfecta, de igual forma hay otras citas que clara, concreta y contundentemente mencionan a la ley como santa, perfecta y eterna, ¿cómo conciliar ambos aspectos?
Si uno argumenta la inmutabilidad de la ley, quien profesa que la misma ha sido superada puede señalar con acierto que si así fuese entonces deberíamos todavía estar ofreciendo los sacrificios prescritos por ella, lo cual claramente en el Nuevo Testamento se instruye que no es así. Por su parte quien defiende la permanencia 30
de la ley puede señalar que si esta ya fue superada, clavada en la cruz -tomando las palabras de su interlocutor-, entonces el matar, el robar, el mentir ya no están prohibidos.
Como se comentó, ambas posturas parecieran tener un sustento escritural, pero ¿y si cuando la Escritura menciona a la Ley no estuviese hablando de una ley sino de dos, una de las cuales es la que ha sido superada mientras que la otra aún está vigente?, ¿podría ser esto posible? Veamos.
Aunque es un tema bastante extenso, para contestar esto tenemos que abordar las cuestiones de los dos sacerdocios y por ende, las dos leyes.
Los dos sacerdocios. Cuando se habla del sacerdocio con relación a Dios, la mayoría puede pensar en aquel que se ejercía en el templo y que devino de las leyes que Moisés recibió, pero alrededor de 300 años antes de este evento vemos otro sacerdocio existente. En Génesis 14:17-20 vemos este pequeño, pero significativo, relato: “Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo”.
Cuando Dios estableció Su pacto con el pueblo de Israel a través de Moisés, estableció una diferencia entre el poder gubernamental y el poder religioso, unos podían ser reyes, pero no sacerdotes, otros serían sacerdotes, pero no reyes. Los sumos sacerdotes provenían de la línea genealógica de Aharón y los sacerdotes de la tribu de Levi; por otra parte una vez establecida la monarquía en Israel el poder gubernamental provenía de la línea genealógica de la casa real. Pero en la 31
cita anterior vemos que 300 años antes de que se estableciera el pacto de Dios con su Pueblo, antes que se definieran las funciones sacerdotales y de culto, antes que se estableciera el poder gubernamental que deviniera en la monarquía, existía un personaje, Melquisedec que era al mismo tiempo sacerdote y rey, y lo era del Dios Altísimo.
Este Melquisedec era un tipo del sacerdocio de Jesús, el cual es sacerdote y rey, y cuyo sacrificio redentor nos ha ganado el poder de igual forma ser nosotros sacerdotes y reyes, no sacerdotes o reyes, sino sacerdotes y reyes.
El capítulo 7 de Hebreos contiene esa comparación entre aquel sacerdote, el de Melquisedec, y el de Jesús, viendo cómo se refieren a un sacerdocio diferente del de Aharón o levítico y sujeto a leyes y normativas diferentes:
Hebreos 7 1
Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que
salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, La figura de Melquisedec era la de rey y sacerdote, no sacerdote o rey, apuntaba al sacerdocio y regencia de Jesús y de quienes son llamados a ser cómo Él. 2
a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa
primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; 3
sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin
de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.
Esto no quiere decir, como algunos presuponen, que Melquisedec no tuviera principio o fina (con lo que concluyen era Jesús), sino que a diferencia del sacerdocio de Aharón o levítico, el sacerdocio de Melquisedec no dependía de la genealogía o ascendencia, de hecho el versículo 6 aclara esto. “Sin padre, sin 32
madre”, en el griego original simplemente significa: “Padre desconocido, madre desconocida”. Por supuesto que Melquisedec tuvo padre y madre. Pero el punto que Pablo está tratando de establecer es que Melquisedec no fue rey o sacerdote por causa de su genealogía. Él no era un rey en virtud del hecho de que su padre fuera rey antes que él. No fue un sacerdote porque su padre lo haya sido antes que él. En el Antiguo Testamento, los reyes de Judá reinaban debido a su genealogía. Ellos podían trazar su genealogía hasta David, y por ende, sus demandas al trono estaban basadas en el derecho de nacimiento. Así mismo, el sacerdote debía remontar su genealogía hasta Aarón. Por lo tanto, sus demandas al sacerdocio estaban basadas en la genealogía. Sin embargo, en el Nuevo Testamento es completamente diferente. El Nuevo Testamento no está basado en la genealogía. Cuando estudiamos la historia de los tiempos de Melquisedec, encontramos que los reyes ascendían al trono por elección, no por genealogía. Ésta es la razón por la cual Pablo dijo: “Sin padre, sin madre”. En el griego original dice que su padre y su madre eran desconocidos. La genealogía natural no intervino en esto. Luego Pablo dice: “sin genealogía” esto significa que sus hijos no heredaron el trono por derecho de nacimiento. El reinado fue determinado por elección. “Que no tiene principio de días, ni fin de vida”. Melquisedec no fue la preencarnación de Cristo, como algunos lo han sugerido. No es posible que Cristo tuviera una existencia anterior como hombre sobre la tierra. Esto significaría que Cristo nació dos veces, y dos veces murió. Melquisedec fue un hombre. Fue literalmente, un rey elegido en Jerusalén. Cuando Pablo dice de él “que no tiene principio de días”, significa que el sacerdocio o reinado de Melquisedec no fue remontado hasta su genealogía, o hasta su nacimiento. “Ni fin de vida”. El apóstol Pablo hace referencia al hecho de que el ministerio de Melquisedec continuó hasta la eternidad y no terminó con la muerte. Melquisedec se asemeja al Hijo de Dios. En otras palabras, fue un tipo extraordinario de Cristo. Él fue como el Hijo de Dios, pero no era el Hijo de Dios. 4
Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aún Abraham el patriarca
dio diezmos del botín. 33
5
Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio,
tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham. 6
Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de
Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas.
Aquí la aclaración del versículo 3 en el sentido que ni la regencia ni el sacerdocio era por cuestiones genealógicas, a diferencia de los reyes y sacerdotes de Israel bajo el Antiguo Pacto, sino por elección de Dios. 7
Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor.
Esa figura de sacerdote y rey como Melquisedec era superior a la que surgiría después en la figura de los reyes o sacerdotes de Israel en el Antiguo Pacto. 8
Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno
de quien se da testimonio de que vive. 9
Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los
diezmos; 10
porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió
al encuentro. 11
Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él
recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón?
Aquí claramente se diferencia la existencia de dos sacerdocios, el de Melquisedec con las características que ya se han mencionado, y el de Aharón o levítico con las características bajo el Antiguo Pacto. 34
12
Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio
de ley;
Aquí están las condiciones que cambiaron y por las cuales, las ordenanzas relacionadas con estas condiciones dejaron de tener observancia para la iglesia del Nuevo Testamento formada por llamados y elegidos a ser reyes y sacerdotes. 13
y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de la cual nadie sirvió al
altar. 14
Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la
cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio. 15
Y esto es aún más manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta
un sacerdote distinto, 16
no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la
descendencia, sino según el poder de una vida indestructible.
De nueva cuenta se contrasta diferencia los dos sacerdocios 17
Pues se da testimonio de él: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec.
18
Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad
e ineficacia 19
(pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor
esperanza, por la cual nos acercamos a Dios.
De igual forma y de nueva cuenta se señala un cambio en las condiciones, cambio que implicaría que las ordenanzas relacionadas con en el Antiguo Pacto, al sacerdocio de Aharón o levítico, dejarían de tener vigencia u observancia. 35
20
Y esto no fue hecho sin juramento;
21
porque los otros ciertamente sin juramento fueron hechos sacerdotes;
pero éste, con el juramento del que le dijo: Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec. 22
Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto.
Aquí la referencia es clara a Jesús como sacerdote según el orden de Melquisedec, de igual forma al señalamiento de que bajo ese sacerdocio hay un pacto mejor, lo cual implica, como decía el versículo 12, un cambio de leyes. 23
Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte
no podían continuar; 24
mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; 25
por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se
acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. 26
Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha,
apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; 27
que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de
ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. 28
Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la
palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre.
Estos últimos versículos de nueva cuenta establecen la diferencia entre los dos sacerdocios y, ya podemos también concluir, las dos leyes.
36
Las dos leyes. De lo visto anteriormente, Hebreos 7:12 señala que “Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley”. ¿Cómo puede haber cambio de ley?, ¿Qué no la Ley de Dios es eterna (Salmos 119:152), santa (Romanos 7:12), perfecta (Salmos 19:7)?, ¿entonces?
Veamos primero, su no pregunta a alguien ¿qué es pecado? Esta persona bien puede señalar 1 Juan 3:4 para responder que es infracción a la ley, “Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues el pecado es infracción de la ley”. Si luego uno pregunta ¿qué ley?, acudiendo a Romanos 8:7 se respondería que es más que evidente que es la ley de Dios, “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden”. Si a continuación uno pregunta ¿cuándo dio Dios su ley?, tomando como referencia Éxodo 20 puede decirse que una vez que Dios hubo sacado a Su pueblo de Egipto. Ahora bien, si hasta el tiempo de Moisés Dios dio Su ley a su pueblo, ley que definió pecado considerando la infracción a la misma, ¿cómo es posible que desde tiempos de Adán se hablara de pecado, ya que Dios, amonestando a Caín, le dice en Génesis 4:7: ”Si haces lo bueno, ¿no serás enaltecido? Pero si no haces lo bueno, el pecado está a la puerta y te seducirá; pero tú debes enseñorearte de él”?, de igual forma, y considerando esa misma cita ¿cómo alguien podría hacer “lo bueno” si no hubiera una norma que lo definiera, máxime si “los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu” (Romanos 8:5)? De igual forma Génesis 3 registra la caída de Adán y Eva. En el capítulo siguiente aparece el primer homicidio. ¿Cómo sabría Caín que era culpable de homicidio por asesinar a su hermano si no había Ley? Mucho antes del Pacto en Sinaí, Dios mencionó el asesinato en el pacto que estableció con Noé después del Diluvio (Génesis 9:6). Mucho antes del Pacto en Sinaí la Escritura nos dice que Enoc “caminó con Dios” (Génesis 5:22). Mucho antes del Pacto en Sinaí la Escritura nos dice que Noé era “justo” y “perfecto” (Génesis 6:9). Mucho antes del Pacto en Sinaí la Escritura nos dice que Job era “perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal”, (Job 1:8; 2:3). Obviamente, existía una norma del bien y del 37
mal. Enoc, Noé y Job vivieron muchos años antes del Éxodo, mucho antes del Pacto en Sinaí. ¿Cómo alguien hubiera podido caminar con Dios, ser justo y perfecto, ser recto, temeroso de Dios y apartado del mal si no hubiera una norma definiera el bien y el mal, lo correcto de lo incorrecto, lo agradable a Dios de lo que Él consideraba pecado?
Cómo ya se vio en el apartado anterior relativo a Melquisedec, 300 años antes de que se estableciera el pacto de Dios con su Pueblo, antes que se definieran las funciones sacerdotales y de culto, antes que se estableciera el poder gubernamental que deviniera en la monarquía, existía un personaje, Melquisedec que era al mismo tiempo sacerdote y rey, y lo era del Dios Altísimo.
De igual forma desde mucho antes, según la cita Génesis 4:7 ya vista, así como las otras, existía una noción de pecado que requería hubiera una norma contra la cual contrastar las acciones, emociones y pensamientos de uno. Esa era la Ley de Dios y bajo esa Ley servían los sacerdotes del orden de Melquisedec. Dicha Ley estuvo vigente desde Adán hasta Abraham, es decir, durante más de 1500 años donde hubieron gente que caminaba con Dios, que era justa y perfecta, recta, temerosa de Dios y apartada del mal.
Ahora bien, cuando Dios saca a Su pueblo de Egipto establece un Pacto que incluía esa Ley pero que además le fue adherido otras normas que vinieron a formar parte de las reglas de Israel. La primera es lo que conocemos como los Diez Mandamientos (así como normas sobre alimentos limpios y no limpios (Génesis 7:8) y otras relativas al diezmo (Génesis 14:20), las demás son todas las demás normas religiosas y civiles que Dios dio a Su pueblo, de estas últimas la primera, como sello del Pacto de Dios con Su pueblo fue la circuncisión, después con Moisés vendrían el resto. Veamos como en Jeremías 7:22-23 Dios dice por medio de Jeremías que “Porque yo no hablé a vuestros padres, ni les ordené nada en cuanto a los holocaustos y sacrificios, el día que los saqué de la tierra de Egipto. Sino que esto es lo que les mandé, diciendo: ``Escuchad mi voz y yo seré 38
vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo, y andaréis en todo camino que yo os envíe para que os vaya bien”. Cuando Dios hace Su pacto este consistía en una relación como la de Abraham, Isaac y Jacob, cuando no había todas las reglas y normas que después vinieron; una relación simple, sencilla, esta relación se basaba en los Diez Mandamientos, pero dada la rebeldía del Pueblo se le adicionaron otras normas que vinieron a conformar las reglas que regían toda la vida de Israel, sobre esta ley adicional Gálatas 3:19 nos dice “Entonces, ¿para qué fue dada la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniera la descendencia a la cual había sido hecha la promesa, ley que fue promulgada mediante ángeles por mano de un mediador”. Así vemos que esta segunda ley fue añadida, no formaba parte de la primera, pero además de que fue añadida tenía una vigencia la cual era “hasta que viniera la descendencia a la cual había sido hecha la promesa”. Así, el sacerdocio de Melquisedec se interrumpió y comenzó un sacerdocio de Aharón o levítico que contenía normas, reglas y prescripciones, entre las cuales estaban las sombras de las fiestas de Dios, que estarían vigentes en tanto el sacerdocio de Melquisedec no fuera reestablecido con Cristo.
Veamos como contrastan estas dos leyes en el entendido que la primera, la Ley de Dios, los Diez Mandamientos, es para siempre (Salmos 119:44) mientras que la segunda, la ley de Moisés, el resto de normas, reglas y prescripciones, es temporal (Gálatas 3:19).
1.
La Ley de Dios fue dada por Dios “Y habló Dios todas estas palabras,
diciendo” (Éxodo 20:1); la ley de Moisés fue dada por Moisés “Estas son las palabras que habló Moisés a todo Israel a este lado del Jordán en el desierto, en el Arabá frente al Mar Rojo, entre Parán, Tofel, Labán, Hazerot y Dizahab” (Deuteronomio 1:1)
2.
La Ley de Dios fue escrita en tablas de piedra “Entonces Jehová dijo
a Moisés: Sube a mí al monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarles” (Éxodo 24:12); la 39
ley de Moisés estaba escrita en un libro “Y cuando acabó Moisés de escribir las palabras de esta ley en un libro hasta concluirse” (Deuteronomio 31:24)
3.
La Ley de Dios fue escrita por el mismo Dios “Y dio a Moisés, cuando
acabó de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios” (Éxodo 31:18); la ley de Moisés fue escrita por Moisés “Y escribió Moisés esta ley, y la dio a los sacerdotes hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto de Jehová, y a todos los ancianos de Israel” (Deuteronomio 31:9)
4.
La Ley de Dios fue puesta dentro del Arca de la Alianza “Y cuando
acabó de hablar con él en el monte Sinaí, dio a Moisés las dos tablas del testimonio, las tablas de piedra escritas por el dedo de Dios” (Éxodo 31:18) “después tomó y puso el Testimonio dentro del Arca, y colocó las varas en el Arca, y puso el propiciatorio encima del Arca” (Éxodo 40:20); la ley de Moisés fue puesta enseguida del Arca de la Alianza “Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y esté allí por testigo contra ti” (Deuteronomio 31:26)
5.
La Ley de Dios trae bienaventuranza “Bienaventurados los perfectos
de camino, los que andan en la ley de Jehová” (Salmos 119:1); la ley de Moisés trae maldición “Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas” (Gálatas 3:10)
6.
La Ley de Dios permanece “Guardaré tu ley siempre, para siempre y
eternamente” (Salmos 119:44); la ley de Moisés tendría un término final “aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y 40
nuevo hombre, haciendo la paz” (Efesios 2:15) “anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz” (Colosenses 2:14).
7.
La ley de Dios es perfecta y perfecciona “La ley de Jehová es
perfecta, que convierte el alma” (Salmos 19:7); la ley de Moisés era imperfecta y no perfeccionaba “pues nada perfeccionó la ley, y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios” (Hebreos 7:19)
8.
La Ley de Dios es espiritual “Porque sabemos que la ley es espiritual;
más yo soy carnal, vendido al pecado” (Romanos 7:14); la ley de Moisés era carnal “ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas” (Hebreos 9:10).
9.
La Ley de Dios es santa, justa y buena “De manera que la ley a la
verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno” (Romanos 7:12); la ley de Moisés apenas y si era una sombra de lo que habría de venir “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan” (Hebreos 10:1). 10. La ley de Dios es para siempre “Guardaré tu ley siempre, Para siempre y eternamente” (Salmos 119:44); la ley de Moisés es temporal “Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador” (Gálatas 3:19). 41
11. La Ley de Dios trae vida “Ahora, pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo os enseño, para que los ejecutéis, y viváis, y entréis y poseáis la tierra que Jehová el Dios de vuestros padres os da” (Deuteronomio 4:1); la ley de Moisés no da vida “También les di estatutos que no eran buenos y decretos por los cuales no podrían vivir” (Ezequiel 20:25)
Podemos ver que en todas las citas se menciona la palabra ley, pero de la misma forma y aunque se hable de ley se está refiriendo a dos normas reglamentarias diferentes. Pero para aún mayor claridad y contundencia respecto de la existencia de dos leyes, la misma Escritura señala “Y [Jehová] os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra. A mí también me mandó Jehová en aquel tiempo que os enseñase los estatutos y juicios, para que los pusieseis por obra en la tierra a la cual pasáis a tomar posesión de ella” (Deuteronomio 4:13-14)
Así tenemos dos sacerdocios y dos leyes, el sacerdocio de Melquisedec y la Ley de Dios que estaban en vigencia antes del Pacto, y el sacerdocio de Aharón y levítico más las leyes de Moisés, que interrumpen el primero, en tanto viene Jesús a restaurarlo. Hay que entender que la Ley de Dios siempre estuvo, está y estará vigente, incluso durante el sacerdocio de Aharón y levítico pero en este período, el del sacerdocio de Aharón y levítico, además de la Ley de Dios estuvieron vigentes normas adicionales referidas como la ley de Moisés.
Con esto en mente puede comprenderse una cita que siempre lleva a confusión pues parece contradictoria, la cita es de Romanos 5:13-14 y señala “Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado. No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir”. A simple vista pareciera que dice que hasta que la ley fue dada en Sinaí antes no existía ley alguna que inculpara pecado, pero esto es absurdo pues la 42
misma Escritura menciona, como ya se ha analizado, al pecado como tal mucho antes de que la ley fuese dada en Sinaí, incluso desde Génesis, de igual forma esa interpretación es absurda porque si no hubiese habido ley, tal como dice la cita, no se hubiese imputado pecado, pero como sabemos que “la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23) nos encontramos, como señala la misma cita que “reinó la muerte desde Adán hasta Moisés”. Siguiendo el mismo razonamiento que esta cita da, si donde no hay ley no se imputa pecado, y si la paga del pecado es la muerte, y si hubo muerte desde Adán hasta Moisés, es más que evidente que entonces sí existía antes de Sinaí una ley, la Ley de Dios, perfecta, santa y eterna, ley a la que en Sinaí se la adicionaron otras normas de carácter temporal.
Una manera de clarificar esto es considerar como es que la Ley de Dios (por lo que ya se comentó) estuvo, está y estará vigente siempre, de igual formas aquellas normas que estaban vigentes antes del Pacto de Dios con Abraham, cuando estaba vigente el sacerdocio de Melquisedec, como las normas sobre alimentos limpios y no limpios (Génesis 7:8) y otras relativas al diezmo (Génesis 14:20). Para entenderé esto veamos como en génesis 12 Dios hace el Pacto con Abrahám, un Abrahám no circuncidado y con una relación simple y sencilla con Dios basada en las normas vigentes en ese momento, pero no es sino hasta por lo menos 14 años después (Génesis 17:27) cuando la circuncisión sería incorporada como la primer norma (Génesis 17:10-14) que luego sería completada con el resto de normas bajo el sacerdocio de Aharón o levítico. En esa temporalidad, las normas vigentes cuando Dios hace su Pacto con Abrahám eran las que siempre habían estado vigentes por más de 1,500 años desde Adán -Diez Mandamientos más normas sobre alimentos limpios y no impíos y las relativas al diezmo-, estas normas siguieron y siguen vigentes; las que mucho después comenzaron a añadirse –iniciando con la circuncisión con Abraham y siguiendo con el resto de normas mosaicas bajo el sacerdocio de Aharón o levítico- estarían vigentes “hasta que viniera la descendencia a la cual había sido hecha la promesa” (Gálatas 3:19). 43
Es por eso que en Hechos 15 el Concilio de Jerusalén decide que la circuncisión carnal no es aplicable a la iglesia, no es, como algunos creen, que los Apóstoles reunidos hubieren cancelado una norma vigente (lo cual sería casi casi poner en contraposición a los Apóstoles y la iglesia contra Dios y Sus normas), sino que entendiendo que la reglamentación sobre la circuncisión era parte de las leyes adicionadas a la Ley de Dios, vigentes estas durante el sacerdocio de Aharón o levítico, al concluir ese período y reiniciar al sacerdocio de Melquisedec dejando de lado las normas añadidas, la circuncisión había dejado de tener efecto.
Como comentario adicional al calce, con estas aclaraciones, puede uno volver a leer el Nuevo Testamento, las cartas apostólicas, y entender por qué en ocasiones se habla de la ley como algo superado y por qué en ocasiones como algo que todavía aplica: esto por el hecho de que para lo primero se está refiriendo a la ley de Moisés y lo segundo a la Ley de Dios y entender así expresiones que parecen contradecirse. Un ejemplo muy visible de esto es Gálatas 2:19 que señala “Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios”, ¿cómo podría por la ley ser muerto para la ley?, entendiendo la existencia de dos leyes uno comprende que la referencia aquí aplica a que dado ha sido reestablecido el sacerdocio de Melquisedec dejando de estar vigente el sacerdocio de Aharón o levítico, uno está sujeto a la Ley de Dios mientras que las normas adicionales (ley de Moisés) ha dejado de tener vigencia. En otras palabras “dado que me encuentro ahora bajo la Ley de Dios he dejado de estar sometido a la ley de Moisés”.
Por último, para cerrar esta argumentación, alguien podría con razón preguntar sobre qué base se divide la legislación entregada al Pueblo de Israel. A partir de Éxodo 20 vemos cómo es que se le entregan a Israel una serie de normativas, en Éxodo 20 está contenido lo que se conoce como los diez mandamientos, pero en los capítulos siguientes siguen otra serie de estatutos dados de carácter obligatorio para el pueblo. Si bien nuestras Biblias están divididas en capítulos y versículos, en la escritura original no hay tal división, es más, ni siquiera espacios 44
hay por lo que le escritura es de continuo, así que ¿por qué hemos de dividir toda esa legislación en los diez mandamientos por un lado y otras normas por otro?
Tres razones hay para lo anterior. La primera es muy evidente ya que al comenzar a leer de Éxodo 20 en adelante, podemos ver cómo es que hay una pausa discursiva entre lo que se conoce como los Diez Mandamientos y el resto de la legislación dada. Una vez entregados los Diez Mandamientos (Éxodo 20:1-17), vemos cómo es que en los vv. 18-21 hay una pausa para describir la reacción del pueblo, incluso con un diálogo entre el pueblo y Moises, y no es sino en el siguiente capítulo que se dan otras normas, retomando el hilo normativo a partir del v. 22 y los capítulos subsecuentes.
La segunda se basa en una diferenciación que de las normas dada hace la misma Escritura. Ya vimos anteriormente como es que hay dos leyes, por así decirlo, una permanente y otra temporal con sus respectivas características. También ya se comentó lo dicho por Jeremías 7:22-23 “Porque yo no hablé a vuestros padres, ni les ordené nada en cuanto a los holocaustos y sacrificios, el día que los saqué de la tierra de Egipto. Sino que esto es lo que les mandé, diciendo: ``Escuchad mi voz y yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo, y andaréis en todo camino que yo os envíe para que os vaya bien”. Así que la cuestión de sacrificios y demás era algo añadido. Sobre esto ya se comentó al respecto con lo dicho Gálatas 3:19 nos dice “Entonces, ¿para qué fue dada la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniera la descendencia a la cual había sido hecha la promesa, ley que fue promulgada mediante ángeles por mano de un mediador”. Así que, ¿cuál era esa legislación original eterna, inmutable que nosotros relacionamos en Éxodo 20 con los Diez Mandamientos? Éxodo 34:28 señala “Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos”; Deuteronomio 4:13 dice “Y él os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de 45
piedra”; y Deuteronomio 10:4 indica “Y escribió en las tablas conforme a la primera escritura, los diez mandamientos que Jehová os había hablado en el monte de en medio del fuego, el día de la asamblea; y me las dio Jehová”. En estas tres citas la traducción de diez deviene en todos los casos de de תֶ ָא ָ ה, ‘ă·śe·reṯ que significa diez, y mandamientos se traduce también en todos los casos de de תַ ִֽ רב ְּ ד לה, had·də·ḇā·rîm, que significan dichos, palabras o sentencias. Éxodo 20 es la única parte de la legislación entregada que presenta esa división entre diez sentencias claramente delimitadas y el resto de una legislación que abarca diversos aspectos de la vida religiosa y secular del pueblo de Israel. De hecho Éxodo 20:1 inicia indicando “Y habló Dios todas estas palabras [תַ ִֽ רב ְּ ד לה, had·də·ḇā·rîm], diciendo:”, mientras que Éxodo 21:1 señala “Estas son las leyes [ תַ ְִּ֔ ֙פר שְֹּו לה, ham·miš·pā·ṭîm] que les propondrás”, תַ ְִּ֔ ֙פר שְֹּו לה, ham·miš·pā·ṭîm, puede traducirse como normas, juicios, regulaciones, pero es distinta de תַ ִֽ רב ְּ ד לה, had·də·ḇā·rîm, dichos, palabras o sentencias que se traduce como mandamientos.
De igual forma, en esas diez sentencias se incorpora la cuestión del shabat que ya se analizó, y que permite identificar al resto de esas diez palabras con las mismas características del cuarto mandamiento, a saber: santas, perfectas, eternas e inmutables. De hecho la cita de Ezequiel 20:25 que ya fue comentada cuando se compararon las diferencias entre la Ley de Dios uy la ley de Moises, que señala “También les di estatutos que no eran buenos y decretos por los cuales no podrían vivir”, la palabra hebrea de donde se traduce estatutos es םיְּ ֙פר שְֹּו לה, ū·miš·pā·ṭîm, la misma de Éxodo 21:1. Con lo que la delimitación entre los diez mandamientos, תַ ִֽ רב ְּ ד לה, had·də·ḇā·rîm, santos y perfectos, y el resto de las normas entregadas תַ ְִּ֔ ֙פר שְֹּו לה, ham·miš·pā·ṭîm, normas que por cierto no dan vida, es más que evidente.
La tercera, que surge de considerar las dos anteriores, resulta de considerar la secuencia de eventos relacionados con la entrega de la legislación divina al Pueblo de Israel. Como ya se vio, la Escritura indica que se entregaron diez 46
sentencias, sin embargo en Éxodo 20 y los capítulos subsiguientes hay muchas sentencias normativas, no sólo diez. Incluso Éxodo 25:40, respecto del Tabernáculo, señala en voz de Dios “mira que los hagas según el diseño que te ha sido mostrado en el monte”. De igual forma se indica que si bien hubo una legislación original entregada, que no incluí nada de sacrificios y demás, a ésta se la agregaron otras más a causa de las rebeldías. Para conciliar todo esto hay que entender, como se mencionó, la secuencia de eventos.
A partir de Éxodo 10 y en adelante se da cuenta de la legislación entregada al Pueblo de Israel, si bien se presenta junta por considerarse un solo cuerpo normativo, un análisis de la Escritura nos permite identificar que hay dos momentos para la entrega de la misma. Después de las normas que uno puede leer desde Éxodo 20 en adelante, en Éxodo 32 vemos como Moisés, al bajar de la montaña, se encuentra al pueblo entregado a la idolatría. En los vv. 15 y 16 se indica “Entonces se volvió Moisés y descendió del monte con las dos tablas del testimonio en su mano, tablas escritas por ambos lados; por uno y por el otro estaban escritas. Y las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios grabada sobre las tablas”, ¿podemos ver esto?, Moisés baja sólo con las dos tablas de la Ley de Dios conteniendo las diez sentencias que la Escritura dice originalmente fueron entregadas. Luego el v. 19 señala que “Y sucedió que tan pronto como Moisés se acercó al campamento, vio el becerro y las danzas; y se encendió la ira de Moisés, y arrojó las tablas de sus manos, y las hizo pedazos al pie del monte”. Después de ese evento, del castigo de los trasgresores y de la súplica de Moisés a Dios por el pueblo rebelde, en Éxodo 34:1-5 encontramos lo siguiente “Y el Señor dijo a Moisés: Lábrate dos tablas de piedra como las anteriores, y yo escribiré sobre las tablas las palabras que estaban en las primeras tablas que tú quebraste… Moisés, pues, labró dos tablas de piedra como las anteriores, se levantó muy de mañana y subió al monte Sinaí, como el Señor le había mandado, llevando en su mano las dos tablas de piedra. Y el Señor descendió en la nube y estuvo allí con él, mientras éste invocaba el nombre del Señor”. Este segundo momento, después de la rebeldía de Israel, es el único 47
espacio de tiempo disponible, sin contradicción de la Escritura, en que puede entregarse alguna legislación adicional, de nuevo: a causa de la rebeldía del pueblo, y que concilia lo dicho en cuanto a lo que fue entregado al Pueblo de Israel: una ley que ha existido desde el principio del mundo, que es santa, perfecta, eterna e inmutable, y otras normas imperfectas y temporales adicionadas a causa de las rebeldías del pueblo.
Esta explicación, aunque un poco extensa, era necesaria para entender la existencia en un momento dado de dos normativas divinas, una eterna, La Ley de Dios, y otra temporal, la ley mosaica, y aunque la presente obra gira en torno al Shabat, este conocimiento permite entender mucho de la Escritura.
En una parte de lo comentado anteriormente se señala que las diez sentencias de Éxodo 20 incorporan la cuestión del Shabat que ya se analizó, y esto permite identificar al resto de esas diez palabras con las mismas características del cuarto mandamiento, a saber: santas, perfectas, eternas e inmutables, pero ¿qué tan seguros podemos estar de esto?, en otras palabras ¿a qué ley pertenecía la normativa relativa al Shabat, a la Ley de Dios, eterna e inmutable, o a la ley mosaica, temporal y superada?
Si bien la pregunta anterior pudiéramos responderla viendo la actitud que hacia el Shabat tuvo la iglesia original (lo cual en su momento se abordará), de inicio vamos a enfocar la atención al momento formal en que el Shabat entra a la vida del pueblo de Israel como parte de la legislación relativa al Pacto que Dios hizo con él.
En Éxodo 20:8-11 tenemos la estipulación de la norma relativa al Shabat como parte de los Diez Mandamientos entregados por Dios a través de Moisés al Pueblo de Israel (después se entregarían otras normas también venidas de Dios, también 48
a través de Moisés, pero con un carácter transitorio, normas perfectamente diferenciadas entre sí por lo que se comentó anteriormente).
Muchos pudieran pensar que ese es el inicio de la normativa relativa al Shabat, lo cual nos dificultaría un poco, aunque no de manera insalvable, el saber si dicha normativa se refería a la Ley de Dios eterna o a la ley mosaica temporal, pero hay un momento contenido en la Escritura, antes de la entrega de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios, que nos permitirá establecer sin duda alguna que el Shabat (al igual que el resto de los Mandamientos de Éxodo 20, se refieren a la eterna e inmutable Ley de Dios), dicho relato está contenido en Éxodo 16. Éxodo 16 presenta una serie de eventos que suceden varias semanas antes de que el Pueblo de Israel llegase al Sinaí y recibiese de Dios Sus Mandamientos, esta serie de eventos es más que reveladora.
Éxodo 16 1
Partió luego de Elim toda la congregación de los hijos de Israel, y vino al
desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí, a los quince días del segundo mes después que salieron de la tierra de Egipto. 2
Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y
Aarón en el desierto; 3
y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de
Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud. 4
Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo
saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no. 5
Mas en el sexto día prepararán para guardar el doble de lo que suelen
recoger cada día. 6
Entonces dijeron Moisés y Aarón a todos los hijos de Israel: En la tarde
sabréis que Jehová os ha sacado de la tierra de Egipto, 49
7
y a la mañana veréis la gloria de Jehová; porque él ha oído vuestras
murmuraciones contra Jehová; porque nosotros, ¿qué somos, para que vosotros murmuréis contra nosotros? 8
Dijo también Moisés: Jehová os dará en la tarde carne para comer, y en la
mañana pan hasta saciaros; porque Jehová ha oído vuestras murmuraciones con que habéis murmurado contra él; porque nosotros, ¿qué somos? Vuestras murmuraciones no son contra nosotros, sino contra Jehová. 9
Y dijo Moisés a Aarón: Di a toda la congregación de los hijos de Israel:
Acercaos a la presencia de Jehová, porque él ha oído vuestras murmuraciones. 10
Y hablando Aarón a toda la congregación de los hijos de Israel, miraron
hacia el desierto, y he aquí la gloria de Jehová apareció en la nube. 11
Y Jehová habló a Moisés, diciendo:
12
Yo he oído las murmuraciones de los hijos de Israel; háblales, diciendo:
Al caer la tarde comeréis carne, y por la mañana os saciaréis de pan, y sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios. 13
Y venida la tarde, subieron codornices que cubrieron el campamento; y
por la mañana descendió rocío en derredor del campamento. 14
Y cuando el rocío cesó de descender, he aquí sobre la faz del desierto
una cosa menuda, redonda, menuda como una escarcha sobre la tierra. 15
Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto?
porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: Es el pan que Jehová os da para comer. 16
Esto es lo que Jehová ha mandado: Recoged de él cada uno según lo
que pudiere comer; un gomer por cabeza, conforme al número de vuestras personas, tomaréis cada uno para los que están en su tienda. 17
Y los hijos de Israel lo hicieron así; y recogieron unos más, otros menos;
18
y lo medían por gomer, y no sobró al que había recogido mucho, ni faltó
al que había recogido poco; cada uno recogió conforme a lo que había de comer. 50
19
Y les dijo Moisés: Ninguno deje nada de ello para mañana.
20
Más ellos no obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron de ello para
otro día, y crio gusanos, y hedió; y se enojó contra ellos Moisés. 21
Y lo recogían cada mañana, cada uno según lo que había de comer; y
luego que el sol calentaba, se derretía. 22
En el sexto día recogieron doble porción de comida, dos gomeres para
cada uno; y todos los príncipes de la congregación vinieron y se lo hicieron saber a Moisés. 23
Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es el santo día de
Shabat, el reposo consagrado a Jehová; lo que habéis de cocer, cocedlo hoy, y lo que habéis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana. 24
Y ellos lo guardaron hasta la mañana, según lo que Moisés había
mandado, y no se agusanó, ni hedió. 25
Y dijo Moisés: Comedlo hoy, porque hoy es día de Shabat para Jehová;
hoy no hallaréis en el campo. 26
Seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es día de Shabat, en él no se
hallará. 27
Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día a recoger,
y no hallaron. 28
Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis
mandamientos y mis leyes? 29
Mirad que Jehová os dio el día de Shabat, y por eso en el sexto día os da
pan para dos días. Estese, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día. 30
Así el pueblo reposó el séptimo día.
31
Y la casa de Israel lo llamó Maná; y era como semilla de culantro, blanco,
y su sabor como de hojuelas con miel. 32
Y dijo Moisés: Esto es lo que Jehová ha mandado: Llenad un gomer de
él, y guardadlo para vuestros descendientes, a fin de que vean el pan que yo os di a comer en el desierto, cuando yo os saqué de la tierra de Egipto. 51
33
Y dijo Moisés a Aarón: Toma una vasija y pon en ella un gomer de
maná, y ponlo delante de Jehová, para que sea guardado para vuestros descendientes. 34
Y Aarón lo puso delante del Testimonio para guardarlo, como Jehová lo
mandó a Moisés. 35
Así comieron los hijos de Israel maná cuarenta años, hasta que llegaron a
tierra habitada; maná comieron hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán. 36
Y un gomer es la décima parte de un efa.
Como podemos ver de este relato, varias semanas antes de llegar a Sinaí a recibir la Ley de Dios, el Pueblo de Israel comenzó a quejarse de su situación, sobre todo ante lo evidente que era el poder encontrar comida suficiente en el desierto para toda la comunidad (Éxodo 16:2-3), Jehová entonces le dice a Moisés la manera en que habría de alimentar al pueblo por medio del maná (Éxodo 4-5), pero si uno lee esta última cita notará que hay una referencia un poco curiosa, por no decir extraña, claramente en esta cita Jehová señala que pondría a prueba al pueblo para ver si anduviese o no según Su ley, ¿cuál ley si todavía no se llegaba a Sinaí a recibir tanto los Diez Mandamientos como las leyes adicionales? No tiene sentido hablar de una ley si la misma aún no había sido dicha, explicitada, entregada y pactada, no tiene sentido a menos que se estuviese hablando de una ley eterna, inmutable, existente desde el momento mismo de la creación y permanente incluso después del sacrificio redentor de Jesús, incluso después de la existencia de la iglesia de Dios, incluso más allá de la segunda venida de Cristo, por siempre y para siempre. ¿Se estará Dios refiriendo a esa ley que tendría su confirmación formal como parte del Pacto de Dios para con Su pueblo semanas después como lo relata Éxodo 20? Veamos.
Dios dice en Éxodo 16:4-5 que la forma en que alimentaría a Su pueblo conllevaría una prueba, prueba que serviría para evidenciar si el pueblo estaría dispuesto a nadar o no en Su ley, ¿qué ley es esta? En esa misma cita dice algo 52
que comienza a arrojarnos luz pues señala en el versículo 5 que en el día sexto la ración de maná sería doble, ¿qué tiene que ver eso con la prueba que Dios iba a poner a Su pueblo? Uno puede leer de nuevo toda descripción de lo que muestra el capítulo 16 de Éxodo para ver las varias y diversas instrucciones que se iban dando respecto de la manera en que el pueblo sería alimentado, los versículos 4 y 5 hablan de una prueba y en específico el versículo 5 señala que como parte de la prueba el sexto día debía recogerse doble ración del maná, ¿por qué? Los versículos 22 al 30 explicitan lo relativo a la prueba que sobre la manera de alimentar Dios Su pueblo había establecido y arrojan luz sobre la cuestión de recoger doble ración del maná en el día sexto.
Como podemos ver en el día sexto la comunidad recogió doble ración, en ningún día se permitía recoger doble ración, de hecho si se recogía de más con la finalidad de guardar para más días el maná sobrante se en gusanaba (versículos 19 y 20), es por eso que algunos van con Moises para decirle que la gente está recogiendo doble ración de maná en el día sexto (versículo 22), Moisés aclara en el versículo 23 el porqué de esa instrucción dada por Jehová y relacionada con la prueba relativa a la obediencia o no de Su ley, la cuestión es que el día siguiente al sexto era, como dice ese versículo, Shabat, día de descanso, consagrado a Jehová. Los versículos 24 y 25 señalan como es que la doble ración recogida en el día sexto, a diferencia de la ración extra que algunos recogían en cualquier otro día, no se agusanaba sino que alcanzaba para alimentarse el séptimo día, el Shabat. Para mayor claridad en esto el versículo 26 señala en boca de Moisés la explicación de que ene l sábado Jehová no mandaría maná pues era día de reposo, apartado para Jehová, por eso debía recogerse en el día sexto doble ración y por eso en el séptimo día no debía salirse a buscar el maná. El versículo 27 menciona como es que algunos, a pesar de esas instrucciones, salían en el día séptimo a buscar el maná y, respecto de esto, el versículo 28 cierra la idea que se ha venido manejando pues Dios mismo recrimina al pueblo a través de Moises preguntándoles que si hasta cuándo se negarían a guardar sus mandamientos y sus leyes. Los versículos 29 y 30 son una repetición de la instrucción dada 53
clarificando cómo y por qué deben conducirse tanto en el séptimo día, como preparativo del Shabat de Dios, como en el día séptimo.
Así que de manera más que clara vemos como la cuestión relacionada con el reposo relativo al séptimo día, al Shabat, era algo que antecedía a la formalización del pacto sinaítico y que Dios mismo lo relaciona con Su ley. En este sentido puede señalarse que la observancia del sábado, así como el resto de la Ley de Dios contenida en Éxodo 20, forman parte de esa ley eterna, inmutable, que uno identifica como los Diez Mandamientos.
Tal vez el lector inquisitivo pudiera preguntar por qué Dios escogió, de los diez mandamientos, el mandamiento relativo al Shabat como prueba. Esto es muy sencillo responder ya que de todos los mandamientos es el único que es visible, palpable, observable.
Ya se analizó en apartados anteriores la cuestión relativa a que el nombre de Shabat incluye un indicativo de que el mismo serviría de señal, ¿cómo puede el Shabat servir como señal? Identificando a quienes forman visible, palpable y observablemente parte del Pueblo de Dios.
Pensemos un poco en esto. De los Diez Mandamientos el relativo a la observancia del Shabat es el único que reúne las características mencionadas anteriormente. Uno no puede saber a ciencia cierta si otra menciona tiene otros dioses (Éxodo 20:3), si idolatra imágenes (Éxodo 20:4-6), si toma el nombre de Dios en vano (Éxodo 20:7), si honra a su padre y a su madre (Éxodo 20:12), e incluso si mata, comete adulterio, roba, miente o codicia (Éxodo 20:13-17), todas esas cosas pueden hacerse de manera oculta, imperceptible, engañosa, pero la observancia del Shabat es de tal visibilidad y contundencia que sirve para identificar quienes forman parte del Pueblo de Dios a través de su observancia.
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Uno puede ser idólatra, blasfemos, mentiroso, adúltero, ladrón, codicioso e incluso homicida y cuidarse de ocultar eso a la gente, pero alguien que guarde el Shabat como debe ser tarde que temprano (de hecho más temprano que tarde) se hará visible, palpable, observable. No hay manera de guardar el Shabat sin que esto sea de tal manera tan claro y contundente que sirva como señal para identificar quien es parte del Pueblo de Dios.
De toda esta exposición de ideas contenida en el presente apartado pueden sacarse las siguientes conclusiones; se identifican dos sacerdocios y por lo mismo dos leyes que son tal cual mencionados así por la Escritura, el de Melchisedec y el de Aarón; dada la existencia de dos sacerdocios existen dos grupos normativos, leyes, aunados a los mismos, el primer sacerdocio, el de Melchisedec, contiene un conjunto de normas eternas e inmutables, el segundo sacerdocio, aparte de las leyes eternas e inmutables del primer sacerdocio, que por su misma naturaleza eterna e inmutable no son susceptibles de ser suspendidos o abrogados, contiene además disposiciones normativas adicionales de carácter temporal y transitivo; de este dos grupos de normas, la primera referida a los Diez Mandamientos de la Ley de Dios y la segunda relativa a las leyes mosaicas, la normativa respecto del Shabat, forma parte de los primeros, es así como el carácter de eterno e inmutable referido a esa Ley les es de igual forma perteneciente.
Lo que dice el Antiguo Testamento del Shabat
Como ya vimos, ni la práctica ni la normativa del Shabat comenzaron con la salida del pueblo de Israel de Egipto. De hecho, como en su momento se analizó, el primer Shabat de la historia tuvo verificativo en la misma semana de la creación, hecho y ejemplificado por el mismo Creador, con los componentes de cesación de actividades, gozo y regocijo y alimentación espiritual para crecimiento y edificación. 55
Es así que tenemos dos puntos en la historia donde claramente la Escritura indica que el Shabat se observó: en la misma semana de la creación y una vez que el pueblo de Israel salió de Egipto, en este sentido ¿será lógico pensar que en el inter no hubo observación del Shabat o lo más congruente sería concluir que al menos los hijos de Dios conocían y observaban el precepto?
En su momento ya se comentó la cuestión relativa a los dos sacerdocios y a las dos leyes, sin pretender ser reiterativo, pero dada la importancia crucial de entender esto, veamos de nuevo Hebreos 7:12 donde Pablo escribiendo a los Hebreos señala, respecto de este punto, que “cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley”. Esta expresión claramente señala que si existe un sacerdocio debe existir un conjunto de normas que rijan ese sacerdocio, esto por demás es más que obvio y evidente, ¿qué ley estaría vigente en ese entonces? Si como dice esa misma carta pero en 7:1 que Melquisedec era “sacerdote de Dios”, ¿bajo qué ley lo sería? Si era sacerdote de Dios, del único Dios verdadero, viviente y veraz, la ley bajo lo cual lo sería tendría que ser la Ley de Dios y dado que aún no habían sido dadas las normas adicionales -leyes mosaicas- que serían agregadas, sólo queda como norma los Diez Mandamientos, que incluían la observancia del Shabat.
Esto quiere decir que aunque aún no había sido codificada y entregada en tablas al pueblo de Israel esa Ley de Dios como parte del pacto que Él haría con Su pueblo, eso no indica que no existiese dicha Ley. Como ya se comentó, la definición escritural de pecado es violación de la ley (1 Juan 3:4) y desde Génesis se menciona al pecado (Génesis 4:7; 18:20; 31:36; 50:17), luego entonces la Ley de Dios existente y vigente desde el inicio de la historia, era sabida y practicada por los hijos de Dios, aunque ésta aún no había sido codificada y escrita en tabla de piedra como parte de un pacto de Dios con Su pueblo.
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Veamos otro aspecto de esto. Después de la muerte de Abel a manos de Caín y el castigo que sobre éste último sobrevino, Adán y Eva tuvieron otro hijo, Enós de quien la Escritura dice que fue el primero en invocar el nombre de Jehová (Génesis 4:26), uno de los descendientes de Enós fue Henoc del cual la Escritura dice que anduvo con Dios, es decir, en los caminos de Dios (Génesis 5:22), y más delante, de los descendientes de Henoc vino Noé de quien la Escritura dice que era justo, cabal y que andaba con Dios (Génesis 6:9), ¿podemos suponer que todos estos calificativos que escrituralmente se hacen de estas personas son a pesar de que cometiesen pecado, es decir, violación de la ley o que más bien la Escritura se refiere a ellos de esta forma por la forma íntegra en que los mismos andaban en la Ley de Dios? Lo último es lo más lógico y coherente.
De la misma forma en que podemos suponer que aunque las cartas apostólicas no mencionen la celebración de la Cena del Señor, al ser ésta una ordenanza (Lucas 22:19) debió ser observada por la iglesia primitiva, más, si consideramos los dichos de Pablo en ese sentido (1 Corintios 11:23-34), de la misma forma podemos considerar, con base en lo argumentado anteriormente, que la Ley de Dios, los Diez Mandamientos, incluyendo la ordenanza del Shabat, eran conocidos y observados al menos por los hijos de Dios desde el inicio de la historia misma aunque su codificación y escritura en tablas de piedra como parte de un pacto de Dios con Su pueblo no sería sino más adelante.
Como colofón de esto veamos cómo es que se refiere Dios de Abraham al decirle a Isaac en Génesis 26:4-5 “multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente, por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes”. Aquí en palabras de Dios mismo se señala que antes del pacto sinaítico, antes de codificación y entrega de la Ley de Dios en tablas de Piedra, antes de igual forma de la entrega de las adicionadas leyes mosaicas, ya existía un conjunto de mandamientos, estatutos y leyes. 57
Con todo y todo dejaremos este punto aquí. Que cada quien en oración ante el Padre pida luz para entender lo anteriormente comentado.
Dicho esto pasemos a ver las ocasiones en que la Escritura, el Antiguo Testamento, sí hace referencia explícita, clara y concreta a la ordenanza del Shabat. Esto es sumamente importante para el análisis que posteriormente ser hará respecto de lo que se diga en el Nuevo Testamento al respecto incluso de lo que no se diga.
Éxodo 20 (Deuteronomio 5:12-15; Levítico 23:3) 8
Acuérdate del día de Shabat para santificarlo.
9
Seis días trabajarás, y harás toda tu obra;
10
mas el séptimo día es Shabat para Jehová tú Dios; no hagas en él obra
alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. 11
Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las
cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de Shabat y lo santificó.
La codificación y escritura en tablas de piedra del Shabat como parte de los Diez Mandamientos es la manera clara, concreta y objetiva en que dicho mandamiento es mencionado en la Escritura. De esta ordenanza podemos resaltar lo siguiente: lo primero es que la misma comienza con el indicativo a recordar el Shabat, uno no puede recordar, sobre todo como ordenanza, algo que no lo era, la única forma de hacer eso es que dicha ordenanza ya existiese. La palabra hebrea de la que se traduce recordar es ָ ָ֔֩ ֹורר, zā·ḵō·wr, que hace referencia, como ya se ha dicho, a algo ya existente que forma parte del pasado y de la historia (Éxodo 13:3; Deuteronomio 7:18; 24:9; 25:17; Josué 1:13; Jeremías 31:20; Lamentaciones 3:20). Después señala la cuestión ya comentada en otros apartados de que seis días le son dados al hombre para todos sus asuntos, pero que el séptimo debe ser 58
guardado para Dios. Ya se comentó, asimismo, la cuestión del reposo que Dios hizo señalando que se refiere a la esencia del Shabat mismo, pero lo interesante del último versículo es que señala que Dios bendijo el Shabat y lo santificó. Esto no es menos importante, sólo Dios puede bendecir algo, el hombre no puede hacerlo, si Dios bendijo el Shabat éste queda bendito, no puede luego el hombre desbendecirlo (si se permite la expresión) y bendecir otro día, pero además ese versículo señala que Dios mismo lo santificó, santificar quiere decir apartar para un uso, en este caso un uso sagrado, dedicado a Dios, en el mismo tenor de ideas el hombre no puede santificar algo, no puede apartarlo para fines sagrados, sólo Dios puede hacer eso, peor aún: el hombre no puede desantificar algo (si se permite la expresión) y santificar otra cosa. Esto es importante tenerlo en mente.
Éxodo 31 12
Habló además Jehová a Moisés, diciendo:
13
Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: En verdad vosotros guardaréis
mis días de Shabat; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico. 14
Así que guardaréis el día de Shabat, porque santo es a vosotros; el que lo
profanare, de cierto morirá; porque cualquiera que hiciere obra alguna en él, aquella persona será cortada de en medio de su pueblo. 15
Seis días se trabajará, más el día séptimo es día de Shabat consagrado
a Jehová; cualquiera que trabaje en el día de Shabat, ciertamente morirá. 16
Guardarán, pues, el día de Shabat los hijos de Israel, celebrándolo por
sus generaciones por pacto perpetuo. 17
Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días
hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó.
Ya se comentaron algunos de los indicativos del Shabat de Éxodo 31, sobre todo lo que señala el v. 13, ya que el Shabat fungiría como señal visible, clara, observable, relativa a quienes formarían parte de la familia de Dios. Las demás normativas de Éxodo 31 son reiterativas en cuanto a lo de los días dados al 59
hombre para trabajar así como la obligatoriedad de reposar en el día séptimo. Lo adicional que puede decirse de lo referente al Shabat que se menciona en Éxodo 31 es que, como los vv. 14 y 15 señalan, quienes violasen este precepto ciertamente morirían. De nueva cuenta esto es sumamente importante para entender la importancia y gravedad de la ordenanza sobre el Shabat. Si uno lee Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, encontrará que hay pecados que pueden ser redimidos mediante ofrendas y compensaciones (robo, por ejemplo, Éxodo 21:37), pero hay otros pecados que no tienen redención y cuya pena es la muerte (homicidio, por ejemplo, Éxodo 21:12), pues bien, la ordenanza del Shabat cae en estos últimos, la violación de la misma no admite sacrificio o compensación, la paga de dicha violación es indefectiblemente la muerte. Sobre esto al Escritura en Éxodo 15:32-36 contiene un ejemplo más que aleccionador pues presenta el caso de uno que a pesar de la ordenanza dada sobre el Shabat, andaba en el séptimo día recogiendo leña del campo, violación normativa que, tras consultar con Dios, pagó con la muerte.
Deuteronomio 5:15 Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado que guardes el día de Shabat
A lo anteriormente comentado por Éxodo 31 Deuteronomio 5:15 agrega lo señalado, con lo que la referencia al Shabat como un día especialmente consagrado a Dios tiene un indicativo en cuanto a la liberación que de Egipto, la esclavitud, hizo Dios para con Su pueblo. Es así como el Shabat es algo que sólo puede cumplirse en la libertad que Dios mismo ha granjeado para Su pueblo.
Levítico 19 3
Cada uno temerá a su madre y a su padre, y mis días de Shabat
guardaréis. Yo Jehová vuestro Dios. 60
30
Mis días de Shabat guardaréis, y mi santuario tendréis en reverencia. Yo
Jehová.
Levítico 19 de nueva cuenta señala la obligación que se tiene respecto de la observancia del Shabat, esto lo enlaza con el temor natural que debe tenerse a los padres pero se extiende al temor sobrenatural que a nuestro Padre Dios debe darse, de igual forma la observancia del Shabat tiene una connotación relacionada con el santuario que, como se explicará plenamente en el Nuevo Testamento, cada uno de nosotros es (1 Corintios 3:16; 6:19) y en conjunto todos lo conformamos (Efesios 2:10-22; 1 Pedro 2:5).
Levítico 26 2
Guardad mis días de Shabat, y tened en reverencia mi santuario. Yo
Jehová. 3
Si anduviereis en mis decretos y guardareis mis mandamientos, y los
pusiereis por obra, 4
yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos, y el
árbol del campo dará su fruto.
Levítico 26, además de lo ya comentado anteriormente, añade bendiciones aunadas a la observancia del Shabat. Las imágenes relacionadas con la lluvia, producción y cosecha así como fructificación, si bien tienen una connotación natural y material, también señalan, como será plenamente revelado en el Nuevo Testamento, indicativos referidos al Espíritu Santo (Hechos 2), bendiciones espirituales (Efesios 1:3-14) y los frutos del Espíritu (Gálatas 5:22-23; Salmos 1:3; Mateo 7:17; Jeremías 17:8).
Jeremías 17 19
Así me ha dicho Jehová: Ve y ponte a la puerta de los hijos del pueblo,
por la cual entran y salen los reyes de Judá, y ponte en todas las puertas de Jerusalén, 61
20
y diles: Oíd la palabra de Jehová, reyes de Judá, y todo Judá y todos los
moradores de Jerusalén que entráis por estas puertas. 21
Así ha dicho Jehová: Guardaos por vuestra vida de llevar carga en el día
de Shabat y de meterla por las puertas de Jerusalén. 22
Ni saquéis carga de vuestras casas en el día de Shabat, ni hagáis trabajo
alguno, sino santificad el día de Shabat, como mandé a vuestros padres. 23
Pero ellos no oyeron, ni inclinaron su oído, sino endurecieron su cerviz
para no oír, ni recibir corrección. 24
No obstante, si vosotros me obedeciereis, dice Jehová, no metiendo
carga por las puertas de esta ciudad en el día de Shabat, sino que santificareis el día de Shabat, no haciendo en él ningún trabajo, 25
entrarán por las puertas de esta ciudad, en carros y en caballos, los reyes
y los príncipes que se sientan sobre el trono de David, ellos y sus príncipes, los varones de Judá y los moradores de Jerusalén; y esta ciudad será habitada para siempre. 26
Y vendrán de las ciudades de Judá, de los alrededores de Jerusalén, de
tierra de Benjamín, de la Sefela, de los montes y del Neguev, trayendo holocausto y sacrificio, y ofrenda e incienso, y trayendo sacrificio de alabanza a la casa de Jehová. 27
Pero si no me oyereis para santificar el día de Shabat, y para no traer
carga ni meterla por las puertas de Jerusalén en día de Shabat, yo haré descender fuego en sus puertas, y consumirá los palacios de Jerusalén, y no se apagará.
Las admoniciones contenidas en Jeremías 17 son más que claras, concisas y concretas: la observancia del Shabat devendría en bendiciones (vv. 24-26), pero de igual forma señala que la inobservancia a la ordenanza traería consecuencias nefastas para el pueblo referidas como fuego consumidor que desciende del cielo para destruir a toda la comunidad (v. 27) 62
Nehemías 9:14 14
y les ordenaste el día de Shabat santo para ti, y por mano de Moisés tu
siervo les prescribiste mandamientos, estatutos y la ley.
Nehemías fue un príncipe de Judá entre los que volvieron de la cautividad de Babilonia, en esta cita, que forma parte de una exhortación que Nehemías hace al pueblo, le recuerda cómo es que el Shabat forma parte de aquellas normas conjuntas que como parte del pacto que Dios hizo con Su pueblo deben ser observadas. Aunque reiterativo de nueva cuenta se señala que el Shabat es santo para Dios, es decir, siguiendo el significado de lo que quiere decir santificar, ha sido apartado por Dios para un uso sagrado.
Nehemías 10:31 Asimismo, que si los pueblos de la tierra trajesen a vender mercaderías y comestibles en día de Shabat, nada tomaríamos de ellos en ese día ni en otro día santificado; y que el año séptimo dejaríamos descansar la tierra, y remitiríamos toda deuda.
Como parte de la exhortación de Nehemías, de la cual se habló en la cita previa inmediata a esta, en Nehemías 10:31 de manera clara ejemplifica que la cuestión de comprar y vender, lo cual implica también realizar un trabajo, es algo violatorio del Shabat.
Nehemías 13 15
En aquellos días vi en Judá a algunos que pisaban en lagares en el día
de Shabat, y que acarreaban haces, y cargaban asnos con vino, y también de uvas, de higos y toda suerte de carga, y que traían a Jerusalén en día de Shabat; y los amonesté acerca del día en que vendían las provisiones. 63
16
También había en la ciudad tirios que traían pescado y toda mercadería,
y vendían en día de Shabat a los hijos de Judá en Jerusalén. 17
Y reprendí a los señores de Judá y les dije: ¿Qué mala cosa es esta que
vosotros hacéis, profanando así el día de Shabat? 18
¿No hicieron así vuestros padres, y trajo nuestro Dios todo este mal sobre
nosotros y sobre esta ciudad? ¿Y vosotros añadís ira sobre Israel profanando el día de Shabat? 19
Sucedió, pues, que cuando iba oscureciendo a las puertas de Jerusalén
antes del día de Shabat, dije que se cerrasen las puertas, y ordené que no las abriesen hasta después del día de Shabat; y puse a las puertas algunos de mis criados, para que en día de Shabat no introdujeran carga. 20
Y se quedaron fuera de Jerusalén una y dos veces los negociantes y los
que vendían toda especie de mercancía. 21
Y les amonesté y les dije: ¿Por qué os quedáis vosotros delante del
muro? Si lo hacéis otra vez, os echaré mano. Desde entonces no vinieron en día de Shabat. 22
Y dije a los levitas que se purificasen y viniesen a guardar las puertas,
para santificar el día del Shabat. También por esto acuérdate de mí, Dios mío, y perdóname según la grandeza de tu misericordia.
Como cierre de las ideas presentadas en Nehemías, en Nehemías 13, ante una oración que Nehemías hace a Dios, pone ante Él las acciones que en su momento hizo para con el pueblo a fin de observar las ordenanzas dadas, en este caso referidas al Shabat. Vemos en la relatoría como es que había dado la instrucción de cesar toda actividad en el día del Shabat siendo que algunos infringían lo señalado por lo cual se tuvieron que tomar medidas contundentes para garantizar esto. De nuevo las referencias a los trabajos, a comprar y vender, forman parte de lo que no debe hacerse en Shabat so pena de violarlo. Aunque más delante se hablará de la forma de guardar en la actualidad el Shabat, vemos en el v. 19 como es que el mismo iniciaba e inicia a la puesta del sol. Esto siguiendo la manera en que Dios tiene de contar los días los cuales comienzan con la caída del sol y 64
terminan al día siguiente de nuevo a la puesta del sol, es decir, primero una parte oscura y luego una parte clara (Génesis Génesis 1:5, 8, 13, 19, 23).
Isaías 1:13-15 13
No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna
nueva y día de Shabat, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. 14
Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas
mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas. 15
Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos;
asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos.
Esta cita de Isaías no es menos importante pues, como se verá más delante cuando se hable de la forma actual de guardar el Shabat, esto no es mero legalismo donde la formalidad sea la que importe, sino que debe haber un espíritu dispuesto, que en humildad, en temor y reverencia se acerque ese día a Dios, de otra forma aunque externamente se guardase, dicha observancia al carecer del amor a Dios y a los demás, se vuelve vanidad, frivolidad y vacuidad que detesta Dios.
Amos 8 4
Oíd esto, los que explotáis a los menesterosos, y arruináis a los pobres de
la tierra, 5
diciendo: ¿Cuándo pasará el mes, y venderemos el trigo; y el día de
Shabat, y abriremos los graneros del pan, y achicaremos la medida, y subiremos el precio, y falsearemos con engaño la balanza, 6
para comprar los pobres por dinero, y los necesitados por un par de
zapatos, y venderemos los desechos del trigo? 7
Jehová juró por la gloria de Jacob: No me olvidaré jamás de todas sus
obras. 65
Amos 8, de igual forma que la cita inmediata anterior de Isaías comentada, implica que la observancia del Shabat va de la mano con una forma de ser durante toda la semana. No es válido vivir prácticamente apartados de los mandamientos de Dios, viviendo una vida sin temor a Dios, y pretender cumplir exteriormente la ordenanza del Shabat. Eso, en vez de volverse bendición, como claramente se indica, deviene en maldiciones.
Ezequiel 20 10
Los saqué de la tierra de Egipto, y los traje al desierto,
11
y les di mis estatutos, y les hice conocer mis decretos, por los cuales el
hombre que los cumpliere vivirá. 12
Y les di también mis días de Shabat, para que fuesen por señal entre mí y
ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico. 13
Mas se rebeló contra mí la casa de Israel en el desierto; no anduvieron en
mis estatutos, y desecharon mis decretos, por los cuales el hombre que los cumpliere, vivirá; y mis días de Shabat profanaron en gran manera; dije, por tanto, que derramaría sobre ellos mi ira en el desierto para exterminarlos. 14
Pero actué a causa de mi nombre, para que no se infamase a la vista de
las naciones ante cuyos ojos los había sacado. 15
También yo les alcé mi mano en el desierto, jurando que no los traería a
la tierra que les había dado, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras; 16
porque desecharon mis decretos, y no anduvieron en mis estatutos, y mis
días de Shabat profanaron, porque tras sus ídolos iba su corazón. 17
Con todo, los perdonó mi ojo, pues no los maté, ni los exterminé en el
desierto; 18
antes dije en el desierto a sus hijos: No andéis en los estatutos de
vuestros padres, ni guardéis sus leyes, ni os contaminéis con sus ídolos. 19
Yo soy Jehová vuestro Dios; andad en mis estatutos, y guardad mis
preceptos, y ponedlos por obra; 66
20
y santificad mis días de Shabat, y sean por señal entre mí y vosotros,
para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios. 21
Mas los hijos se rebelaron contra mí; no anduvieron en mis estatutos, ni
guardaron mis decretos para ponerlos por obra, por los cuales el hombre que los cumpliere vivirá; profanaron mis días de Shabat. Dije entonces que derramaría mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos en el desierto.
El capítulo 20 de Ezequiel contiene una admonición que Ezequiel hace al pueblo, admonición que contiene un recuento donde el Shabat entra como parte del relato. El v. 11 señala como es que la vida va aunada al cumplimiento normativo de las ordenanzas dadas por Dios, siendo el Shabat parte de ellas aclarando el v. 12, como ya se ha comentado anteriormente, que dicha normativa fungiría como señal de quienes conformaban el pueblo de Dios. Los vv. 13-21 señalan la rebeldía que el pueblo tenía ante las ordenanzas siendo que el v. 16 claramente indica la violación normativa que sobre el Shabat se hacía señalando la misma como una profanación. El v. 20 señala la admonición que Dios hacía al Pueblo para que guardasen el Shabat siendo la rebeldía del mismo, como señala el v. 21, lo que imperaba en ellos, de nuevo la violación normativa del reposo aunado al séptimo día se señala como una profanación. El resultado de tal rebeldía, como termina el v. 21, y como es escrituralmente conocido, son los castigos que devinieron sobre el pueblo en su momento, incluyendo el vagar 40 años por el desierto para que la generación rebelde no entrara en la tierra prometida.
Ezequiel 22:26 Sus sacerdotes violaron mi ley, y contaminaron mis santuarios; entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia, ni distinguieron entre inmundo y limpio; y de mis días de Shabat apartaron sus ojos, y yo he sido profanado en medio de ellos.
67
En el capítulo 22, Ezequiel sigue la relatoría relacionada con el capítulo 20, la cual en el v. 26 contiene una recriminación muy específica hacia los sacerdotes que en violación a la Ley incumplían la observancia del Shabat, de hecho incluso se señala que no hacían diferencia entre lo santo y lo profano, esto aunado a lo anterior implica que no se le daba la reverencia debida al día de reposo ocasionando, como señala esta cita al final, la profanación del mandamiento y con ello de Dios mismo.
Isaías 56 2
Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de hombre que lo
abraza; que guarda el día de Shabat para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal. 3
Y el extranjero que sigue a Jehová no hable diciendo: Me apartará
totalmente Jehová de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquí yo soy árbol seco. 4
Porque así dijo Jehová: A los eunucos que guarden mis días de Shabat, y
escojan lo que yo quiero, y abracen mi pacto, 5
yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el
de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá.
Isaías 56 contiene una bienaventuranza que incluso excede al pueblo carnal de Israel, una bienaventuranza relacionada con la guarda del Shabat, tanto para no profanarlo haciendo lo que no está permitido, como para vivir una vida apartada de hacer el mal (v. 2), pero los vv. 3-5 exceden las connotaciones exclusivas y excluyentes relacionadas con el pueblo carnal y físico de Israel señalando que incluso los extranjeros y los eunucos que guarden el Shabat y, por ende, cumplan los mandamientos abrazando así el pacto que Dios hizo con Su Pueblo, Dios mismo los considerará como parte de aquellos que han de recibir las promesas prometidas.
Isaías 58 68
13
Si retrajeres del día de Shabat tu pie, de hacer tu voluntad en mi día
santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, 14
entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de
la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado.
Isaías 58 ya ha sido comentado en apartados anteriores señalando como es que parte de la esencia del Shabat implica ese gozo, esa alegría aunada a la observancia del mismo que deviene cuando uno lo reconoce como santo y glorioso y lo venera, es decir, lo observa. De nueva cuenta señala la abstención que en el mismo debe hacerse de seguir los caminos de uno para venir a la presencia de Dios para recibir instrucción, formación corrección, perfeccionamiento y santificación. Las promesas relacionadas con el cumplimiento de la observancia apuntan, sí, a cuestiones físicas y temporales, pero también a las promesas espirituales que en su momento sería entendido plenamente en el Nuevo Testamento.
Levítico 26:35 Todo el tiempo que esté asolada reposará, por cuanto no reposó en vuestros Shabat mientras habitabais en ella.
Levítico 26 contiene una advertencia relacionada con la profanación del Shabat, advertencia que se cumpliría cuando Israel fuese llevada al exilio: la tierra por fin descansaría por los Shabat que fueron profanados en su momento por la rebeldía del pueblo.
Hasta ahorita hemos visto en el Antiguo Testamento citas relacionadas con la observancia del Shabat que permiten ver, entender y comprender la importancia 69
del mismo. Estas citas, como se comentó al inicio del presente apartado, serán de mucha utilidad cuando se aborde lo que del Shabat se dice en el Nuevo Testamento e incluso lo que de él no se dice. Pero con todo y todo son citas históricas, vigentes y válidas, sí, pero históricas. Pero a continuación se verán dos citas que contiene el Antiguo Testamento que no son históricas sino proféticas, es decir, que aún están por cumplirse, y que mencionan la observancia del Shabat.
Ezequiel 46 1
Así ha dicho Jehová el Señor: La puerta del atrio interior que mira al
oriente estará cerrada los seis días de trabajo, y el día de Shabat se abrirá; se abrirá también el día de la luna nueva. 2
Y el príncipe entrará por el camino del portal de la puerta exterior, y estará
en pie junto al umbral de la puerta mientras los sacerdotes ofrezcan su holocausto y sus ofrendas de paz, y adorará junto a la entrada de la puerta; después saldrá; pero no se cerrará la puerta hasta la tarde. 3
Asimismo adorará el pueblo de la tierra delante de Jehová, a la entrada de
la puerta, en los días de Shabat y en las lunas nuevas. 4
El holocausto que el príncipe ofrecerá a Jehová en el día de Shabat será
seis corderos sin defecto, y un carnero sin tacha; 5
y por ofrenda un efa con cada carnero; y con cada cordero una ofrenda
conforme a sus posibilidades, y un hin de aceite con el efa. 6
Más el día de la luna nueva, un becerro sin tacha de la vacada, seis
corderos, y un carnero; deberán ser sin defecto. 7
Y hará ofrenda de un efa con el becerro, y un efa con cada carnero; pero
con los corderos, conforme a sus posibilidades; y un hin de aceite por cada efa. 8
Y cuando el príncipe entrare, entrará por el camino del portal de la puerta,
y por el mismo camino saldrá. 9
Mas cuando el pueblo de la tierra entrare delante de Jehová en las fiestas,
el que entrare por la puerta del norte saldrá por la puerta del sur, y el que 70
entrare por la puerta del sur saldrá por la puerta del norte; no volverá por la puerta por donde entró, sino que saldrá por la de enfrente de ella. 10
Y el príncipe, cuando ellos entraren, entrará en medio de ellos; y cuando
ellos salieren, él saldrá. 11
Y en las fiestas y en las asambleas solemnes será la ofrenda un efa con
cada becerro, y un efa con cada carnero; y con los corderos, conforme a sus posibilidades; y un hin de aceite con cada efa. 12
Mas cuando el príncipe libremente hiciere holocausto u ofrendas de paz a
Jehová, le abrirán la puerta que mira al oriente, y hará su holocausto y sus ofrendas de paz, como hace en el día de Shabat; después saldrá, y cerrarán la puerta después que saliere. 13
Y ofrecerás en sacrificio a Jehová cada día en holocausto un cordero de
un año sin defecto; cada mañana lo sacrificarás. 14
Y con él harás todas las mañanas ofrenda de la sexta parte de un efa, y
la tercera parte de un hin de aceite para mezclar con la flor de harina; ofrenda para Jehová continuamente, por estatuto perpetuo.
Esta cita de Ezequiel es un poco extensa pero requiere presentarse íntegramente para entender el contexto de la misma. Ezequiel 46 se relaciona con el Templo futuro que a partir del capítulo 40 del mismo libro Ezequiel, por inspiración divina presenta. Esto es más que importante pues dicho Templo aún no existe. Si bien no es motivo de la presente obra dilucidar si se trata de un templo material o una espiritual, si será construido previo a la venida de Cristo, en el Milenio o posterior al Milenio, lo que debe importarnos, y que es consenso unánime, es que se trata de una profecía cuyo cumplimiento futuro aún está pendiente.
Ezequiel 46 comienza en el v. 1 señalando como es que la puerta del atrio interior de ese Templo futuro estará cerrada los seis días de trabajo, ¿cuáles seis días de trabajo? En este punto, tomando como referencia las normas dadas sobre el Shabat, se sabe que son los primeros seis días de la semana, pero además aclara que el día de Shabat se abrirá, ¿podemos ver las implicaciones de esto?, 71
menciona que los seis días de trabajo estará cerrada pero el día de Shabat se abrirá, si los seis días que menciona son de trabajo luego entonces el Shabat, acorde con todo lo que la Escritura menciona al respecto, no lo es. El v. 3 de nueva cuenta menciona los días de Shabat, de igual forma el v. 12 lo menciona de nuevo aunados las ofrendas que en ese día debían ofrecerse (1 Crónicas 9:32; 23:31, 2 Crónicas 2:4; 8:13; 31:3; Ezequiel 45:17).
Así tenemos una profecía que está por cumplirse y que incorpora en la misma la observancia del Shabat.
Isaías 66 12
Porque así dice Jehová: He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un
río, y la gloria de las naciones como torrente que se desborda; y mamaréis, y en los brazos seréis traídos, y sobre las rodillas seréis mimados. 13
Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y
en Jerusalén tomaréis consuelo. 14
Y veréis, y se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán
como la hierba; y la mano de Jehová para con sus siervos será conocida, y se enojará contra sus enemigos. 15
Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego, y sus carros como
torbellino, para descargar su ira con furor, y su reprensión con llama de fuego. 16
Porque Jehová juzgará con fuego y con su espada a todo hombre; y los
muertos de Jehová serán multiplicados. … 22
Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago
permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre. 23
Y de mes en mes, y de día de Shabat en día de Shabat, vendrán todos a
adorar delante de mí, dijo Jehová. 72
Isaías 66 de igual forma es una escritura profética. Si uno lee los vv. 12-16 es evidente que se trata de eventos aún no acontecidos sino que tendrán su plena realización en el futuro. Las referencias al fluir de la paz como un río, a la gloria que sobre Jerusalén se manifestaría, el consuelo que de Dios se recibiría, el reverdecimiento que nuestros huesos experimentarían, y la venida de Jehová con fuego para juzgar son referencias a un futuro por todos conocidos que inicia con la venida de Cristo. El v. 22 para mayor énfasis de lo anterior hablan precisamente de esos cielos nuevos y esa tierra nueva contenidas en las promesas futuras de Dios para con la humanidad, pero lo interesante es que el v. 23 señala que en ese futuro de Shabat en Shabat todos vendrán a adorar delante de Jehová. ¿Vemos esto? Esta cita profética, al igual que la que anteriormente se analizó de Ezequiel, de igual forma señala para un tiempo futuro perfectamente delimitado a partir del regreso de Cristo, la observancia del Shabat.
Si nuestro entendimiento no está enceguecido y nuestra alma no rebosa de rebeldía, no podemos que entender, comprender y aceptar que estas referencias proféticas claras, concisas y precisas al reino venidero contienen de una manera muy concreta y entendible la observancia del Shabat que en ese entonces existirá.
Lo que Jesús dice del Shabat
En el apartado anterior quedó de manifiesta la forma en que el Pueblo de Israel tenían de ver la ordenanza del Shabat. Si consideramos únicamente desde la entrega de los mandamientos después de la salida de Israel de Egipto, tenemos unos 1,400 años donde el pueblo estuvo sujeto a dichas ordenanzas, período cubierto por los diferentes libros escritos y sus autores bajo la guía del Espíritu Santo de los cuales se han tomado las citas anteriores.
73
Pero bueno, alguien podrá pensar, a pesar de lo que hasta aquí se ha visto una cosa es el Antiguo Testamento y otra el Nuevo Testamento, máxime que en el Nuevo Testamento la Gracia de Dios ha sido derramada y la salvación ha sido granjeada por el sacrificio redentor de Jesús. Argumento que merece ser respondido pero para ello vamos ateniéndonos a la evidencia que la Escritura nos presenta, dicha evidencia se identificará con lo que Jesús dijo del Shabat, con lo que los Apóstoles no dijeron del Shabat y con lo que los Apóstoles sí dijeron del Shabat.
Veamos primero lo que dijo Jesús del Shabat, para esto analicemos de manera exhaustiva todas las ocasiones en que los Evangelios presentan una situación relativa a este tema.
Mateo 12 (Marcos 2:23-28; Lucas 6:1-5) 1
Por aquel tiempo pasaba Jesús por los sembrados en sábado. Sus discípulos
tenían hambre, así que comenzaron a arrancar algunas espigas de trigo y comérselas. 2 Al ver esto, los fariseos le dijeron: —¡Mira! Tus discípulos están haciendo lo que está prohibido en sábado. 3
Él les contestó:
—¿No han leído lo que hizo David en aquella ocasión en que él y sus compañeros tuvieron hambre? 4 Entró en la casa de Dios, y él y sus compañeros comieron los panes consagrados a Dios, lo que no se les permitía a ellos, sino solo a los sacerdotes. 5 ¿O no han leído en la ley que los sacerdotes en el templo profanan el sábado sin incurrir en culpa?6 Pues yo les digo que aquí está uno más grande que el templo. 7 Si ustedes supieran qué significa esto: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios”, no condenarían a los que no son culpables. 8 Sepan que el Hijo del hombre es Señor del sábado.
74
En este relato vemos como los discípulos en Sábado arrancaban espigas de trigo para comer las semillas. Los fariseos increpan a Jesús por ello. Antes de ver la respuesta de Jesús, veamos el señalamiento de los fariseos. Éstos recriminan a Jesús por permitir que sus discípulos hagan algo que está prohibido en Sábado. Por más que uno busque en la Escritura no encontrará un solo versículo sobre el cual tenga sustento la acusación de los fariseos. Hay citas, como ya las vimos, que prohíben trabajar en sábado, comprar y vender, hay otras (que se analizarán más delante, cuando se vea la manera actual de guardar el sábado), que prohíbe encender fuego o recoger leña, pero no se encontrará ninguna cita a la que pudieran estarse refiriendo los fariseos. De hecho, si vemos el contexto de lo que la Escritura nos dice en esta cita, los discípulos hicieron eso para alimentarse pues tenían hambre. Es más que evidente, incluso escrituralmente, que guardar el sábado no prohíbe alimentarse, entonces ¿Por qué los fariseos señalan que los discípulos hacían algo que estaba prohibido? Entender esto nos dará aún mayores luces para el apartado en que posteriormente se abordará la actitud de los discípulos en la iglesia primitiva respecto del sábado.
Como es bien sabido, tanto por la Escritura como por la historia, el pueblo de Judá fue llevado al exilio en Babilonia como pago por sus pecados, entre los cuales, como la Palabra de Dios nos declara, estaba el no guardar el Sábado. Una vez que se les permitió regresar, ante la experiencia vivida, con un ánimo de cuidar las desviaciones que ante los mandatos divinos pudieran darse, los líderes religiosos comenzaron a formular una serie de indicaciones permisivas-restrictivas que permitiesen guiar el comportamiento del pueblo. Si bien la intención era buena, y dado que hay caminos que al hombre le parecen rectos peri su fin es fin de muerte (Proverbios 14:12; 16:25), habían llegado al punto de imponer cargas pesadas a la gente, cargas que ni ellos mismos llevaban (Mateo 23:4), de hecho de los líderes religiosos de su tiempo Jesús dijo que eran ciegos que guiaban a otros ciegos (Mateo 15:14). Con este entendimiento podemos ver por qué los fariseos recriminaban a Jesús tomando como referencia sus preceptos que terminaban invalidando la Palabra de Dios (Marcos 7:13). 75
Ahora bien, volviendo sobre la cuestión relativa al Sábado, nos vemos en ningún momento que Jesús demerite su observancia, al contrario, tomando en consideración la correcta visión de la Palabra de Dios, les hace ver como la reglamentación que ellos están proponiendo excede y por lo tanto invalida, la Escritura, y para ello les pone un pasaje de todos conocido relatado en 1 Samuel 21:1-6, donde David y sus hombres son alimentados con los panes del que sólo era lícito comer a los sacerdotes. Ante esta argumentación los Fariseos no pueden seguir la discusión so pena de también condenar a David.
Lo interesante de esta discusión es la forma en que la misma termina cuando Jesús declara que Él, el Hijo del Hombre, es Señor del Sábado. La palabra Domingo viene de Dominus Dei, Día del Señor. La Iglesia Romana, al cambiar la observancia del sábado al domingo como día de reposo, cuyo principal argumento, que también se verá más delante, es que Jesús resucitó en domingo, lo denominó precisamente como Dominus Dei, Día del Señor, por esa misma razón, más sin embrago aquí tenemos en boca de Jesús el señalamiento sobre cuál es el día sobre el que Él es Señor: El Hijo del Hombre es Señor del Sábado. De este relato Marcos lo repite casi textualmente pero agrega: “También les dijo: El sábado fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del sábado” (Marcos 2:27).
Una vez entendido en los apartados iniciales de la presente obra la sustancia, naturaleza y sentido del Shabat, podemos entender cómo es que Jesús es Señor del Sábado siendo éste día precisamente en el que reposamos de nuestras obras, nos gozamos en Dios y nos alimentamos de Su palabra. De igual forma podemos entender por qué Jesús señala que el Sábado fue hecho por causa del hombre, después de todo ¿quién más sino el hombre requerirá de ese reposo, de ese gozo y de esa alimentación? La sustancia, naturaleza y sentido del sábado no pueden ser cambiadas por decisiones de los hombres, así como tampoco puede ser 76
cambiado el objetivo último del Sábado que es el reposo, gozo y alimentación requerida por el hombre.
Mateo 12 (Marcos 3:1-6; Lucas 6:6-11) 9
Pasando de allí, entró en la sinagoga,
10
donde había un hombre que tenía una
mano paralizada. Como buscaban un motivo para acusar a Jesús, le preguntaron: —¿Está permitido sanar en sábado? 11
Él les contestó:
—Si alguno de ustedes tiene una oveja y en sábado se le cae en un hoyo, ¿no la agarra y la saca? 12 ¡Cuánto más vale un hombre que una oveja! Por lo tanto, está permitido hacer el bien en sábado. 13
Entonces le dijo al hombre:
—Extiende la mano. Así que la extendió y le quedó restablecida, tan sana como la otra.
14
Pero los
fariseos salieron y tramaban cómo matar a Jesús.
Esta cita de Mateo, que es repetida por Marcos y Lucas, muestra el constante enfrentamiento que Jesús experimentó con los líderes religiosos de su tiempo por las obras de sanación que Él hacía en Sábado. Ya se comentó anteriormente la razón de este pensamiento legalista, estricto, dogmático, sobre la correcta manera de observar el Sábado. En los casos relacionados con la salud, los líderes religiosos habían llegado al extremos de disponer que salvó en caso de vida o muerte, lo que se debía de hacer en Sábado en un caso de salud era dar un paliativo que disminuyese el dolor o la incomodidad para que una vez pasado el día de reposo el paciente pudiese ser curado totalmente. De nuevo: esta es una visión no sólo que excede la Escritura sino que incluso va en contra del espíritu de la misma pues impide hacer un bien completo en Sábado. La pregunta de Jesús sobre si está permitido o no sanar en Sábado deja a sus detractores sin argumentos pues para tener alguno hubiesen necesitado un sustento escritural del cual carecían. 77
Lo más interesante, para el sentido de la presente obra, es la aseveración que hace Jesús de que está permitido hacer bien en Sábado, ¿por qué?, porque si la observancia del Sábado fuese a terminar con el advenimiento de Jesús o si ésta fuese a ser cambiada, la indicación de Jesús bien pudiese ser que es correcto hacer el bien en cualquier día o que ya no se debe uno preocupar por la observancia del Sábado o algo así, más sin embargo cuando dice que está permitido hacer el bien en Sábado Jesús deja intacta la sacralidad de ese día y sólo aclara que sí puede actuarse con un sentido de caridad en ese día. Si el Sábado fuese a perder su sustancia, naturaleza y sentido no sería necesaria esa aclaración, pero la misma permite entender que dicha sustancia, naturaleza y sentido se mantiene pero que Jesús pone en el correcto orden de ideas la manera en que puede observarse el Sábado.
Mateo 24 15
»Así que cuando vean en el lugar santo “el horrible sacrilegio”, del que habló el
profeta Daniel (el que lee, que lo entienda), 16 los que estén en Judea huyan a las montañas. 17 El que esté en la azotea no baje a llevarse nada de su casa. que esté en el campo no regrese para buscar su capa.
19
su huida no suceda en invierno ni en sábado.
Y el
¡Qué terrible será en
aquellos días para las que estén embarazadas o amamantando! 21
18
20
Oren para que
Porque habrá una gran tribulación,
como no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás. 22
Si no se acortaran esos días, nadie sobreviviría, pero por causa de los elegidos
se acortarán.
Esta cita de Mateo es un extracto de la profecía que en ese capítulo da referida a acontecimientos relacionados con los tres tiempos de la profecía: el inmediato, relacionado con la destrucción del tiempo, el de mediano plazo (aunque de larga duración), referido a la persecución, rechazo y tribulación que experimentaría Su iglesia durante toda su historia, y el de largo plazo referido a Su segunda venida. 78
De todo lo que señala esta cita la parte que nos interesa es la referida al versículo 20 ya que como señala el versículo 21 que le sigue, el contexto es la gran tribulación del fin de los tiempos, de la cual sus fieles tendrían que escapar para protegerse, en ese entendido Jesús lanza la siguiente advertencia profética “oren para que su huida no suceda en invierno ni en Sábado”, ¿por qué Jesús habría de dar un profecía sobre el final de los tiempos referida a la necesidad que experimentaría Su iglesia de escapar pidiendo que orasen para que la huida no fuese en Sábado si el séptimo día de la semana ya no fuese a ser el día de reposo? No tiene sentido. La única explicación es que la observancia del Sábado continuaría durante toda la existencia de la iglesia de Dios incluyendo los momentos de tribulación que sobre el mundo vendrían el final de los tiempos.
Marcos 1 (Lucas 4:31) 21
Y entraron en Capernaum; y los sábados, entrando en la sinagoga, enseñaba.
Marcos 6 2
Y llegado el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndole, se
admiraban, y decían: ¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos?
Lucas 4 16
Vino a Nazaret, donde se había criado; y en sábado entró en la sinagoga,
conforme a su costumbre, y se levantó a leer.
Estas tres citas de Marcos y Lucas nos refieren a lo mismo, como es que los Sábados eran aquellos días que en observancia a la Ley Jesús iba a las sinagogas. La cita en cuestión señala que enseñaba.
En los apartados iniciales de la presente obra se entendió que referido al sentido original de las letras que conforman la palabra Shabat ésta incluye la idea de 79
alimentación, tanto material, obviamente, pero mayormente espiritual. De igual forma ya vimos que el primer Shabat fue guardado en la misma semana de la creación y que la forma de cumplir la cuestión de la alimentación, sobre todo la alimentación espiritual, fue ejemplificada por Dios con la instrucción que en ese día dio a Adán sobre la cuestión del Árbol de la Ciencia del Bien y el Mal, esto porque si bien Dios no puede ser instruido Él sí puede instruir. De igual forma vemos en esta cita como es que el Hijo de Dios, de igual forma, procede a enseñar. Cristo no puede ser enseñado por ningún hombre, pero Él si tiene el entendimiento y la autoridad para enseñar, de ahí que en Sábado, en el lugar de congregación, siguiendo con el espíritu del Shabat, procediese a enseñar.
Lucas 13 10
Enseñaba Jesús en una sinagoga en el sábado;
11
y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de
enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar. 12
Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad.
13
Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios.
14
Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el
sábado, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en sábado. 15
Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no
desata en sábado su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber? 16
Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le
debía desatar de esta ligadura en sábado? 17
Al decir él estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el
pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por él.
Esta cita de Lucas gira en torno a lo ya comentado anteriormente sobra las cuestiones relativas a hacer bien el Sábado, sobre todo relativo a la sanidad que Jesús prodigaba a las personas. Lo interesante de esta cita es el diálogo que 80
sostienen el principal de la sinagoga y Jesús en los versículos 14 y 15. En el versículo 14 el principal de la sinagoga reconviene a la gente señalando, en concordancia con la Escritura, que son seis días los que le han sido dados al hombre para trabajar, pero no así el sábado. Obvio que el razonamiento del principal de la sinagoga, como ya se comentó anteriormente, excede el espíritu de la Escritura y por lo tanto la invalida al impedir ejercer caridad hacia alguien necesitado. Jesús, en la respuesta que inicia en el versículo 15, de nuevo hace énfasis a que es correcto, bueno y justo el hacer bien en Sábado, poniendo el ejemplo de que en esos días incluso hacia los animales se ejercía caridad no podía negarse una caridad mayor hacia un ser humano. Pero lo curioso es que Jesús no reconviene al principal de la sinagoga respecto del razonamiento inicial referido a los días de trabajo y el día de descanso, pues escrituralmente es correcto, pero si lo corrige en cuanto la enseñanza dada por aquel sobre la manera correcta de guardar el Sábado.
Lucas 14 1
Aconteció un sábado, que habiendo entrado para comer en casa de un
gobernante, que era fariseo, éstos le acechaban. 2
Y he aquí estaba delante de él un hombre hidrópico.
3
Entonces Jesús habló a los intérpretes de la ley y a los fariseos, diciendo: ¿Es
lícito sanar en sábado? 4
Más ellos callaron. Y él, tomándole, le sanó, y le despidió.
5
Y dirigiéndose a ellos, dijo: ¿Quién de vosotros, si su asno o su buey cae en
algún pozo, no lo sacará inmediatamente, aunque sea en sábado? 6
Y no le podían replicar a estas cosas.
De nueva cuenta en Lucas 14 tenemos otra cita de las múltiples sanaciones efectuadas por Jesús en Sábado. Al igual que en otras ocasiones el énfasis que hace Jesús, implícito en la pregunta que lanza en el versículo 3, no es sobre la observancia o no del séptimo día de la semana como día de descanso sino sobre 81
la manera correcta de guardarlo al cuestionar si es lícito o no hacer el bien. Dado que la licitud de la observancia religiosa debe tener un sustento escritural, una respuesta negativa hubiese requerido sustento en la Palabra de Dios, sustento del cual los intérpretes de la ley y los fariseos carecían.
Juan 5 1
Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a
Jerusalén. 2
Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en
hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. 3
En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que
esperaban el movimiento del agua. 4
Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y
el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. 5
Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.
6
Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo:
¿Quieres ser sano? 7
Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando
se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. 8
Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda.
9
Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era
sábado aquel día. 10
Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido sanado: Es sábado; no te es
lícito llevar tu lecho. 11
Él les respondió: El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda.
12
Entonces le preguntaron: ¿Quién es el que te dijo: Toma tu lecho y anda?
13
Y el que había sido sanado no sabía quién fuese, porque Jesús se había
apartado de la gente que estaba en aquel lugar. 82
14
Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques
más, para que no te venga alguna cosa peor. 15
El hombre se fue, y dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado.
16
Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque
hacía estas cosas en sábado. 17
Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.
18
Por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el
sábado, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios.
Esta cita de Juan referida a otro caso de sanación de Jesús en Sábado, permite avanzar en el entendimiento sobre el tema de la presente obra, por ello todo el contexto de la curación anterior.
En el versículo 9 se aclara que la curación que había efectuado Jesús era en Sábado. En el versículo 10 vemos como es los judíos recriminan al hombre sanado por andar cargando su lecho en Sábado, curiosamente esa era la instrucción que Jesús le había dado (v. 8). De nueva cuenta el versículo 16 señala el odio creciente que los judíos iban experimentando con Jesús porque esas cosas las hacía en Sábado ya que según ellos Jesus violentaba, no el mandamiento de Dios, sino sus ideas legalistas, permisivas y restrictivas sobre la correcta observancia del día de reposo.
Cuando encaran a Jesús (v. 17), Él les responde que tanto Él como Su padre trabajan. El versículo 18 agrega que los judíos procuraban matarle ya no sólo por las violaciones que según ellos Jesús hacía a la observancia del Sábado, sino porque a sus ojos, al decir que Dios era Su Padre, se hacía igual a Dios, pero si entendemos todo el contexto del relato no es así, Cristo no decía ser igual a Dios sino que al llamarlo Padre claramente presentaba la idea de que Él era Hijo, pero así como loa judíos no tenían un correcto entendimiento de la observancia del Sábado, de la misma forma tenían un tergiversación de las palabras de Jesús 83
adjudicando ideas no dichas por Él que serían más delante parte de las acusaciones que le harían.
Juan 7 22
Por cierto, Moisés os dio la circuncisión (no porque sea de Moisés, sino de los
padres; y en sábado circuncidáis al hombre. 23
Si recibe el hombre la circuncisión en sábado, para que la ley de Moisés no sea
quebrantada, ¿os enojáis conmigo porque en sábado sané completamente a un hombre?
Esta cita de Juan es colofón de una sanación que en Sábado había hecho Jesús. El argumento que hace Jesús sobre la cuestión de la circuncisión en Sábado debe ser explicado. Tal como estableció Dios por medio de Su pacto con Abraham, los varones israelitas debían ser circuncidados al octavo día de su nacimiento (Génesis 17:12), dada esta cuenta exacta podía darse el caso de que el octavo día a partir del nacimiento de alguien cayese en Sábado, con todo y todo la Escritura debía cumplirse y éste debía ser circuncidado aunque fuese Sábado. Dado que todo tipo de trabajo estaba prohibido, dicha observancia implicaba un rompimiento de la guarda del Sábado, aun así, dado que el espíritu de dicho acatamiento iba en función de obedecer a Dios, no en seguir por los propios dictados, eso era válido. De nueva cuenta Jesús no argumenta en contra de la observancia del Sábado, sino de la visión legalista y estricta que los líderes religiosos de Su tiempo tenían y que terminaba por invalidar la Escritura, después de todo ¿si podía quitarse un pedacito mínimo de piel que representaba las malas inclinaciones de la carne, pero no podía quitarse todo el mal que sobre alguien había acaecido? No había argumento para esta forma de pensar.
Juan 9 13
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. 84
14
Y era sábado cuando Jesús había hecho el lodo, y le había abierto los ojos.
15
Volvieron, pues, a preguntarle también los fariseos cómo había recibido la vista.
Él les dijo: Me puso lodo sobre los ojos, y me lavé, y veo. 16
Entonces algunos de los fariseos decían: Ese hombre no procede de Dios,
porque no guarda el sábado. Otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales? Y había disensión entre ellos.
Esta última cita de nuevo hace gira en torno a las sanaciones que Jesús hacía en Sábado. De igual forma, el señalamiento de los fariseos respecto de que Jesús no podía venir de ninguna forma de parte de Dios ya que no guardaba el Sábado (v. 16) gira en torno a las formas legalistas y restrictivas que los judíos habían desarrollado como una manera de dirigir lo que sobre la observancia del Sábado estaba permitido y prohibido.
De todas estas citas anteriores, donde hay una interacción de Jesús en torno al Sábado, interacción que le ganó varios enfrentamientos con los líderes religiosos de Su tiempo, podemos sacar tres conclusiones: la primera es que en ningún momento y de ninguna manera Jesús argumento contra la sacralidad del Sábado ni mucho menos respecto a lo correcto de su observancia; segundo, que todos los enfrentamientos que Jesús tuvo con los líderes religiosos de Su tiempo son por las formas legalistas y restrictivas que los mismos habían desarrollado para guiar al pueblo en la observancia del día de reposo, formas que excedían con mucho a la Escritura y que terminaban invalidando la Palabra de Dios; y tercero, mucho muy importante para el apartado que a continuación sigue, nos permite entender ese espíritu que sobre la observancia del séptimo día permeaba a toda la población en tiempos de Jesús y de la primera iglesia, espíritu que hubiese requerido de varias explicaciones por parte de la iglesia naciente sobre todo si dicha observancia era cambiada del séptimo al primer día de la semana.
85
Lo que los Apóstoles no dicen del Shabat
Ahora pasaremos a analizar la postura de la iglesia primitiva respecto del Shabat. Como sabemos, después de la ascensión de Jesús, la iglesia inicio la Gran Comisión que nuestro Señor le había establecido (Marcos 16:15), la profecía de Isaías 8:16, “Ata el testimonio, sella la ley entre mis discípulos”, hace referencia a cómo el cuerpo y la prácticas doctrinales de la iglesia quedarían establecidas antes de la muerte del último discípulo. Esto es congruente con las citas que se vieron en el apartado de Ortodoxia doctrinal donde en tiempos de los Apóstoles, durante los primeros años de la iglesia naciente, quedó establecida la base doctrinal, completa, plena, correcta, que debía ser entendida y realizada por la iglesia y a la cual los miembros del Cuerpo de Cristo debían sujetarse sin cambios ni desviaciones so pena de poner en riesgo la salvación adquirida.
Con esto en mente podemos escudriñar los documentos (Hechos y Cartas Apostólicas) que fueron escritas para encontrar en ella la postura que se tenía en la iglesia naciente respecto del Shabat hasta cerca del año 90 d.C., fecha del fallecimiento del último Apóstol, Juan.
Pero curiosamente ese análisis no lo iniciaremos con lo que los Apóstoles dicen en el Nuevo Testamento sobre el Shabat, sino más bien en primer lugar sobre lo que no dicen.
Cuando se trata de un tema de la relevancia que tiene el que estamos tratando, en ocasiones tiene tanto significado lo que se dice que lo que no se dice. Comenzaremos por lo primero, por lo que no se dice y en el siguiente apartado abordaremos lo que sí se dice.
En el apartado relativo a El Shabat en el Antiguo Testamento, quedó de manifiesto el carácter práctico y doctrinal relativo a la observancia de la ordenanza del Shabat. Cualquier investigación de las Escrituras Hebreas para hallar algo en 86
sentido contrario (que no fuese la rebeldía del pueblo respecto de esta norma, rebeldía que le acarrearía maldiciones) probará ser infructuosa.
Si bien existen diferencias doctrinales entre las variadas denominaciones cristianas, todas ellas concuerdan en una cosa respecto del Shabat, y esta cosa es que la ordenanza del mismo era de estricta observación para el pueblo de Israel, en muchas ocasiones incluso de manera excesiva, exclusiva y celosa. Si bien en la actualidad existen decenas, cientos de libros, estudios y tratados en pro de un cambio de observancia del día de reposo del Shabat al primer día de la semana, no se encontrará uno sólo libro, estudio o tratado que argumente que el pueblo de Israel tenía un doctrina o práctica que contravenga lo señalado en apartados anteriores respecto del Shabat.
Esto es sumamente importante tenerlo en mente: No se encontrará un solo libro, estudio o tratado cuya argumentación vaya en un sentido diferente a las prácticas y doctrinas relativas al Shabat en muchas ocasiones excesiva, exclusiva y celosamente asentido por el pueblo de Israel: el séptimo día de la semana, el Shabat, destinado para el reposo, para el gozo en Dios, y para el estudio de la Torá. Argumentar lo contrario respecto del pueblo de Israel es ir contra toda la evidencia que se tiene de su historia, sus escritos, su doctrina, su teología.
Esto es algo que debemos tener en mente para poder, al final, inclinar la balanza hacia una u otra postura, respecto de la observancia del Shabat. Como ya se comentó, todas las denominaciones cristianas, al igual forma une a teólogos, filósofos e historiadores, a pesar de sus diferencias están de acuerdo en la cuestión de que el Antiguo Testamento, así como la historia de Israel, giran en torno a la idea, celosamente excesiva, de la observancia del Shabat, el séptimo día de la semana. Ahora bien, si la iglesia primitiva hubiese venido a presentar un cambio en la observancia del día de reposo, ¿no hubiera esto generado tal rompimiento con lo religioso, cultural e históricamente sabido y vivido por el pueblo de Israel al grado que se hubiesen requerido suficientes aclaraciones sobre el 87
punto? Pero ¿qué es lo que vemos en el Nuevo Testamento? Que no hay tal debate o clarificación, al contrario, como se verá en el apartado siguiente, las referencias al Shabat siguen la línea de todo el Antiguo Testamento y los dichos de Jesús al respecto.
Dado que el nuevo pensamiento el Shabat deja de tener el espíritu relacionado con su observación como día de reposo, siendo reemplazado en esto por el primer día de la semana rompe con la práctica y doctrina de cientos, miles de años en el pueblo de Israel, ¿no sería más que lógico y natural esperar una formulación clara, formal y contundente, de la nueva doctrina? Pero no encontramos eso en el Nuevo Testamento y eso que la escritura del mismo concluyó rayando el año 90 d.C., Se habla de comidas (1 Corintios 8:1-11), de vestimentas (1 Timoteo 2:9-10), de requisitos para ser esto o aquello en la iglesia (1 Timoteo 3:1-7; 1 Timoteo 3:8-13), de consejos sobre vida matrimonial (Efesios 5:25-26), sobre la paternidad (Colosenses 3:21), o sobre el cómo ser hijos (Efesios 6:1-3), se aconseja la gracia (2 Corintios 12:8-9 ) y amonesta sobre el pecado (Colosenses 3:5), en fin, el Nuevo Testamento, en cuanto a las cartas apostólicas, que son las que van dando guía e instrucción a la iglesia naciente, aborda varios temas de diferente nivel de trascendencia para la vida cristiana, pero no clarifica algo que hubiera sido todo un pensamiento nuevo, demoledor, contencioso, respecto que el Shabat ha dejado de tener el espíritu relacionado con su observación como día de reposo, siendo reemplazado en esto por el primer día de la semana.
El capítulo 15 del libro de Hechos trae la historia de lo que se ha denominado el Primer Concilio de Jerusalén, sobre el Concilio en sí volveremos más delante cuando lo comparemos con el Concilio de Nicea, pero ahora nos enfocaremos en las causas del mismo:
Hechos 15:1-31 1
Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no
os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos. 88
2
Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña
con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión. 3
Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia
y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos. 4
Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los
ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos. 5
Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron
diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés. 6
Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto.
7
Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones
hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. 8
Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu
Santo lo mismo que a nosotros; 9
y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus
corazones. 10
Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los
discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? 11
Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de
igual modo que ellos. 12
Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que
contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles. 13
Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos,
oídme. 14
Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para
tomar de ellos pueblo para su nombre. 15
Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: 89
16
Después de esto volveré
Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; Y repararé sus ruinas, Y lo volveré a levantar, 17
Para que el resto de los hombres busque al Señor,
Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, 18
Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos. m
19
Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a
Dios, 20
sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los
ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre. 21
Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo
predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo. 22
Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la
iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos; 23
y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los
hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud. 24
Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los
cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, 25
nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y
enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, 26
hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor
Jesucristo. 27
Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os
harán saber lo mismo. 28
Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros
ninguna carga más que estas cosas necesarias: 90
29
que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de
fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien. 30
Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo
a la congregación, entregaron la carta; 31
habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación.
Cuando uno conoce la historia del pueblo de Israel contenida en el Antiguo Testamento, no puede menos que sentir empatía por estos judaizantes, ya que buscaban embonar la nueva doctrina cristiana con las ideas que durante cientos de años venían creyendo y realizando como pueblo de Israel, en este caso específico referido al rito de la circuncisión.
La historia de cómo fue abordada, las intervenciones, las decisiones, nos deja claro la importancia que tanto los judaizantes le daban a la fe en que habían vivido, como a la importancia que a la iglesia naciente le daba el dejar claras las cuestiones doctrinales que la atañían.
Ahora bien, en perspectiva la cuestión de la circuncisión estaba en una escala similar a la de la observancia del Shabat, en este sentido, si algo como la circuncisión levantó contienda y fue necesario que la iglesia naciente explicara y aclarara el punto, si consideramos que la nueva fe implicaba romper con cientos de años de historia, doctrina y tradición al presentar un cambio en el pensamiento, doctrina y práctica respecto del día de reposo, ¿cómo es que este punto no es abordado en extensión y profundidad en el Nuevo Testamento?
Pero, tal vez lo más asombroso de la cita en cuestión respecto de lo que se conoce como el Concilio de Jerusalén, primer concilio de la iglesia, está dado en el párrafo 21 que como parte de las argumentaciones respecto del tema que se estaba tratando, “Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo”. La palabra de la que se ha traducido día de reposo es el griego σάββατον, sabbaton, 91
que no es otra cosa que el Shabat. Algunas versiones correctamente traducen sábado en vez de día de reposo.
Para que no exista ninguna confusión entendamos que todo el análisis del tema que se trató en ese concilio tiene su referente la iglesia, no a los judíos que no habían aceptado a Jesús y seguían en sus prácticas basadas en la ley de Moisés ni tampoco a los paganos de las naciones aún no convertidos, sino a aquellos que conformaban la iglesia de Dios.
Si consideramos que lo que se conoce como el Concilio de Jerusalén que nos relata Hechos 15 los estudiosos lo datan alrededor del año 50, tenemos que el mismo fue unos 20 años después de la ascensión de Jesús, más sin embargo vemos que la referencia relacionada con la iglesia, no con los judíos ni con los paganos, del versículo 21, hace énfasis en la lectura de la Escritura que como parte del día de reposo se hacía en el Shabat.
Lo que los Apóstoles sí dicen del Shabat
Adicional a lo anterior es interesante ver que es lo que sí aclaran los Apóstoles en sus cartas en el Nuevo Testamento respecto del Shabat. Para esto hay que tener muy en mente que el sacrificio redentor de Jesús ya se había llevado a cabo, que lo que la gracia había logrado implicaba cambios, cambios que debían hacerse patentes en la iglesia naciente, pero además hay que considerar que hasta la muerte el último de los Apóstoles acaecido alrededor del año 90 d.C., transcurrieron varias décadas, décadas que con abarcadas por las cartas que los Apóstoles escribieron bajo la guía del Espíritu Santo y que pueden terminar dándonos una idea del tema tratado.
92
Hechos 13 13
Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus compañeros arribaron a Perge de
Panfilia; pero Juan, apartándose de ellos, volvió a Jerusalén. 14
Ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y entraron en la
sinagoga en sábado y se sentaron. 15
Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga
mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad. 16
Entonces Pablo, levantándose, hecha señal de silencio con la mano, dijo:
… 26
Varones hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros teméis
a Dios, a vosotros es enviada la palabra de esta salvación. 27
Porque los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, no conociendo a Jesús,
ni las palabras de los profetas que se leen todos los sábados, las cumplieron al condenarle. 28
Y sin hallar en él causa digna de muerte, pidieron a Pilato que se le matase.
29
Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban escritas, quitándolo del
madero, lo pusieron en el sepulcro. … 42
Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que
el siguiente sábado les hablasen de estas cosas. 43
Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos
siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes hablándoles, les persuadían a que perseverasen en la gracia de Dios. 44
El siguiente sábado se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios.
Esta cita de Hechos 13, estimada acontecida alrededor del año 48 d.C., unos 18 años después de la ascensión de Jesús, tres lustros de vida de la iglesia primitiva, nos muestra un exposición de ideas que como parte de su labor misionera, Pablo hizo en una sinagoga en Perge. De dicho relato podemos resaltar algunas cuestiones que dan luz sobre el tema de la presente obra. 93
En el versículo 14 vemos cómo es que Pablo entra en Sábado a la sinagoga. Pablo, al igual que Jesús, los Apóstoles de Jesús y la iglesia primitiva, seguían observando el séptimo día como día de reposo con la sustancia, naturaleza y sentido propias del mismo, entre las cuales estaba enseñar y ser enseñado, lo cual es vidente en este versículo.
Lo anterior toma aún una mayor relevancia pues entre las disertación de ideas que hace Pablo señala como es que los habitantes de Jerusalén, a pesar de leer a los profetas todos los Sábados, no reconocieron a Jesús. Esto toma relevancia ya que si hubiese un cambio en la observancia del día de reposo Pablo no estaría cumpliendo lo que los judíos hacían ese mismo día, más sin embargo el séptimo día de reposo era el día en el cual Pablo, como parte de la observancia del mismo, enseñaba.
Pero el cierre de la argumentación anterior viene con los versículos 42 y 44 ya que los gentiles le piden a Pablo que el siguiente Sábado les siguiese hablando de estas cosas siendo que en efecto al siguiente Sábado se reunió casi toda la ciudad a oír la Palabra de Dios. ¿Si se ve la importancia de esta cita? En primer lugar son gentiles los que le ruegan a Pablo que vuelva a hablarles la Palabra al siguiente Sábado, son gentiles que no judíos, luego entonces si ya hubiese habido algún cambio en la observancia del séptimo día de la semana como día de reposo Pablo encontraría mucho más fácil para sí el indicar esto de palabra o de obra a quienes eran de inicio gentiles. En segundo lugar, siguiendo con la idea anterior, no vemos a Pablo explicando que dicha observancia ha sido superada, cambiada o invalidada, menos aún por un primer día de la semana, pues si así fuese el caso él mismo les hubiese aclarado que no era necesario esperar toda una semana sino que al día siguiente, primero de la semana, pudieran seguir con la proclama que Pablo les traía, pero ¿cuál hubiese sido el problema? Que seis días son dados al hombre para sus labores pero el séptimo es de reposo, con lo que la 94
sustancia, naturaleza y sentido del Shabat implican. Y en tercer lugar, por último, vemos en en efecto al Sábado siguiente la gente se reúne para escuchar la predica de Pablo.
Lo anterior evidencia de manera contundente que en tiempos de Pablo no había habido un cambio en cuanto a la observancia del séptimo día de la semana como día de reposo, con la sustancia, naturaleza y sentido que el Shabat implica, sino que el mismo era guardado por la iglesia naciente y no sólo guardado sino enseñado a los prosélitos que se interesaban por el mensaje que dicha iglesia proclamaba.
Hechos 15 21
Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique
en las sinagogas, donde es leído cada sábado.
Esta cita es de Hechos 15, estimada acontecida alrededor del años 50 d.C., veinte años después de la ascensión de Jesús, es parte de lo que se conoce como el Concilio de Jerusalén y si bien ya fue comentada no puede menos por su importancia volverse a analizar por las implicaciones que tiene.
Recordemos como es que ese primer concilio de la iglesia estaba discutiendo sobre si era obligatorio para los nuevos conversos el circuncidarse como algunos judíos conversos señalaban. Sabemos que la resolución del concilio fue en sentido contrario, pero si entendemos que toda la discusión giró en torno a la iglesia no es menos que asombroso que sobre los cristianos primitivos se señalase que la lectura de la Escritura se hace para ellos cada Sábado en las sinagogas, es decir, por boca de los líderes de la iglesia de aquel entonces vemos que la observancia del séptimo día de la semana como día de reposo, gozo e instrucción estaba vigente, tan vigente que los mismos reconocen que es en Sábado en que los creyentes acudían a ser instruidos en la Palabra. 95
Hechos 16 11
Zarpando, pues, de Troas, vinimos con rumbo directo a Samotracia, y el día
siguiente a Neápolis; 12
y de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una
colonia; y estuvimos en aquella ciudad algunos días. 13
Y en sábado salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la
oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido. 14
Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de
Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. 15
Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que
yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos.
Esta cita de Hechos 16, estimada acontecida alrededor del año 55 d.C., unos 25 años después de la ascensión de Jesús, habla de una prédica que Pablo hace en Filipos y que deviene de la primer conversa Europea: Lidia. Lo interesante es que el versículo 13 señala como es que es en Sábado cuando Pablo sale de la ciudad y va al río dónde suele hacerse la oración y comienza su prédica. De nueva cuenta conforme a la sustancia, naturaleza y sentido del Sábado vemos a Pablo dejando sus labores, para las cuales destinó seis días de la semana, y reposando en el séptimo proceder a la enseñanza escritural.
Hechos 17 1
Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una
sinagoga de los judíos. 2
Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres sábado discutió con ellos,
3
declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el
Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo. 96
Hechos 18 1
Después de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto.
2
Y halló a un judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién venido de Italia con
Priscila su mujer, por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos saliesen de Roma. Fue a ellos, 3
y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el
oficio de ellos era hacer tiendas. 4
Y discutía en la sinagoga todos los sábados, y persuadía a judíos y a griegos.
5
Y cuando Silas y Timo
Estas citas de Hechos 17 y 18, estimadas acontecida alrededor del año 60 d.C., unos 30 años después de la ascensión de Jesús, nos muestran a Pablo en Tesalónica y en Corinto. En Tesalónica se señala que la costumbre de Pablo, incluso por esas fechas tan avanzadas de la iglesia primitiva, era la de acudir los Sábados a la sinagoga y para mayor énfasis en esta idea señala que Pablo acudió en esta ocasión por tres sábados para la enseñanza doctrinal (17:2). En Corinto se indica muy claramente cómo es que Pablo acudía en Sábado a la proclamación de la Palabra, persuadiendo a judíos y a griegos (18:4) mientras que el resto de los días los ocupaba en trabajar con Aquila y Priscila haciendo tiendas, labor de la cual él sabía (18:3). Ambas citas en conjunto muestran la visión de un Pablo trabajando seis días de la semana y reposando según el mandamiento en el séptimo día considerando la sustancia, naturaleza y sentido del Shabat.
Colosenses 2 8
Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las
tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. … 16
Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta,
luna nueva o días de reposo, 97
17
todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.
En esta carta que Pablo dirige a los de Colosas, escrita alrededor del año 62 d.C., más de 30 años después de la ascensión de Jesús diserta sobre cuestiones relativas a la fe de la iglesia primitiva, si bien son varios aspectos los que la misma trata, los versículos presentados giran en torno a un malentendido que las iglesias han tenido con relación al Sábado. A pesar de todo lo que se ha mostrado sobre la observancia del Sábado, cuando en las citas anteriores se lee sobre filosofías y huecas sutilezas, tradiciones de los hombres o rudimentos del mundo que tienen la intención de engañar (v. 8) y luego se lee que en función de eso nadie debe permitir ser juzgado por comida, bebida, días de fiesta, lunas nuevas o días de reposo, pasan a creer que Pablo está contendiendo contra la observancia del Sábado.
En primer lugar pensar así es completamente incongruente con todo lo que sobre Pablo se ha mostrado respecto de la observancia del Sábado, en segundo lugar hay que entender que Pablo no estaba abogando por superar la observancia del Shabat, cambiarla o invalidarla, sino que estaba previniendo a la iglesia en Colosas sobre esas filosofías y huecas sutilezas, tradiciones de los hombres o rudimentos del mundo, que siendo ajenos a la iglesia de Dios buscaban introducirse en ella para establecer doctrinas y prácticas sobre los temas que Pablo enumera, incluido la manera de observar el Sábado, que nada tenían que ver con las doctrinas y prácticas de la iglesia de Dios.
La parte final del versículo 17 dice “pero el cuerpo es de Cristo”, la cual por cierto no tiene ningún sentido así como ha sido traducida. En el griego original dice “pero el cuerpo de Cristo”, sin la palabra “es”, ¿qué significa esto? El cuerpo de Cristo es Su iglesia (1 Corintios 10:17; 12:27; Romanos 12:5; Efesios 4:12; Hebreos 13:3; Efesios 5:23; Colosenses 1:24), el colofón de esta disertación de Pablo respecto 98
de cuidarse de aquellos que de fuera quisiesen imponer doctrinas y practicas ajenas a la iglesia de Dios, termina con la indicación de que en última instancia quien sí tiene la autoridad para decidir sobre aquello es precisamente las autoridades que sobra la iglesia, el cuerpo de Cristo, han sido establecidas, en otras palabras que nadie viniese de fuera a imponer doctrinas y practicas a la iglesia de Dios sino que ésta se ajustase a lo que sus autoridades establecen: que nadie os juzgue de estas cosas, sino sólo el cuerpo de Cristo, Su iglesia en las autoridades que se han establecido.
¿Y qué hay del domingo?
En este punto de la presente obra, antes de pasar a la parte final de la misma, si bien de manera exhaustiva se ha abordado la cuestión relativa al Shabat, quedando clara la vigencia, validez y obligatoriedad de la ordenanza, tal vez surja la incógnita sobre lo que la Escritura dice del domingo.
Como ya quedó también aclarado, en tiempos de la iglesia primitiva, hasta antes de la partida del último de los Apóstoles, quedó establecida una base doctrinal clara, concisa y precisa, base doctrinal que reiteradamente los mismos Apóstoles, en diversos escritos, exhortan a mantenerse en ella, a defenderla, incluso a contender si es necesario para preservar la pureza, corrección, perfección y santidad de la misma.
Considerando lo anterior la revisión de lo que los escritos apostólicos pueden decirnos del domingo arrojará luz sobre el tema tratado en la presente obra, sobre todo para validar o no la premisa de que la sacralidad del Shabat fue transferida al primer día de la semana.
Curiosamente lo anterior no implicará mayor problema pues en todo el Nuevo Testamento sólo hay ocho citas que mencionan al primer día de la semana, de las 99
cuales cinco tienen como escenario la resurrección, tema del que se ablará en el siguiente apartado cuando se aborde la objeción relativa a que la observancia del domingo en vez del Shabat se debe a que Jesús resucitó en ese día.
Como comentario se aclara que si bien por cuestiones prácticas en la presente obra, y sobre todo en el presente apartado, se refiere al primer día de la semana como domingo, hay que aclarar que solamente el séptimo día, como ya se comentó en su momento, es el único al que Dio mismo puso nombre, Shabat, siendo que los demás días son mencionados como el primero, el segundo, el tercero y así. En ese entendido, en la presente obra en general y en el presente capítulo en particular la designación como primer día de la semana o domingo se usan indistintamente para referirnos al mismo día aunque éste, escrituralmente, no posee nombre alguno.
Aclarado lo anterior procedamos a abordar las ocho citas del Nuevo Testamento que hacen referencia al primer día de la semana.
Como se indicó, de las ocho citas mencionadas cinco tienen como escenario el evento de la resurrección, es por ello que se abordarán sucintamente pues más delante, en las objeciones finales a la observancia del Shabat, se tratará el asunto de si Jesús resucitó en domingo.
Mateo 28:1 Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro
Esta es la primera cita que tiene como escenario el evento de la resurrección, la misma no menciona para nada que Jesús resucitó el domingo, sino que pasado el sábado al ir las dos Marías a ver el sepulcro la resurrección ya se había llevado a cabo. 100
Marcos 16:1-2 Cuando pasó el sábado, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle. Y muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron al sepulcro, ya salido el sol
Esta es la segunda que cita tiene como escenario el evento de la resurrección, al igual que la anterior, la misma no menciona para nada que Jesús resucitó el domingo, sino que pasado el sábado las tres mujeres van al sepulcro a ungir a Jesús siendo que ya no lo encuentran ya que la resurrección ya se había llevado a cabo.
Marcos 16:9 Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios.
Esta es la tercer cita que tiene como escenario el evento de la resurrección, la misma tal vez sea la cita por excelencia para demostrar que Jesús resucitó en domingo, pero la cuestión delicada, por no decir grave, es basar toda una doctrina en una cita y no en toda la Palabra de Dios. La objeción a observar el domingo, en vez del Shabat, porque en ese día resucitó Jesús se abordará en el apartado siguiente, pero puede adelantarse, con relación a esta cita, que el entendimiento correcto de la misma, en consonancia con el resto de las citas bíblicas que en su momento se verán, estriba a que en el idioma griego no hay signos de puntuación, por lo que la colocación de las puntos y comas en la cita en cuestión es del todo arbitraria y, sobre todo, considerada bajo la luz de la creencia de la resurrección dominical de Jesús, pero la misma cita, para efectos de lectura y comprensión, 101
puede ser pautada de la siguiente manera “Habiendo, pues, resucitado Jesús[,] por la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios”, así la cita lo que correctamente dice, como se verá en el apartado siguiente, es que una vez resucitado Jesús, por la mañana del primer día de la semana se apareció a María Magdalena.
Lucas 24:1 El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas.
Esta es la cuarta cita que tiene como escenario el evento de la resurrección, al igual que las tres primeras, la misma no menciona para nada que Jesús resucitó el domingo, sino que al igual que Marcos 16:1-2 ya comentado, el primer día de la semana, cuando las mujeres van muy de mañana al sepulcro para ungir a Jesús, no lo encuentran pues la resurrección ya se había llevado a cabo.
Juan 20:1 Y el primer día de la semana, María Magdalena vino de mañana, siendo aún obscuro, al sepulcro; y vio la piedra quitada del sepulcro.
Esta es la quinta y última cita que tiene como escenario el evento de la resurrección, la misma al igual que las anteriores comentadas, no menciona para nada que Jesús resucitó el domingo, sino que el primer día de la semana, siendo aún obscuro, vino María Magdalena al sepulcro y vio ya la piedra retirada del mismo pues la resurrección ya se había llevado a cabo. 102
No queriendo adelantarnos en lo que se abordará en el apartado siguiente relativo a la objeción que se presenta para la observancia del Shabat aduciendo que la resurrección de Jesús se llevó a cabo en domingo, aquí dejaremos lo relativo a las cinco citas que en el Nuevo Testamento mencionan al domingo, pero de las mismas se deduce que ninguna, ni siquiera Marcos 16:9, mencionan de manera contundente, clara e inequívoca que Jesús resucitó en domingo, sino que para cuando en el primer día de la semana las mujeres fueron al sepulcro la resurrección ya se había llevado a cabo.
Juan 20:19 Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros.
Continuando con las citas que en el Nuevo Testamento mencionan al domingo, tenemos aquí la primera de la tres últimas, al respecto. En esta cita lo que tenemos es una reunión de los discípulos el primer día de la semana, pero veamos que no es una reunión religiosa, con fines de veneración o adoración, menos, como se ha querido presentar, con algo que represente los inicios primigenios de las misas dominicales, al contrario, la Escritura claramente señala que si bien estaban reunidos el primer día de la semana, esto era por miedo a los judíos. Se señala el día como un recurso que el Espíritu Santo da para la comprensión de los eventos, sobre todo considerando la aparición de Jesús, pero la misma cita no tiene connotación alguna referida a que la misma pueda considerarse de validez como argumento para la observancia del domingo como día de reposo.
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Hechos 20:7-8 El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche. Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos
Esta es la segunda de las tres últimas citas que el Nuevo Testamento presenta sobre el domingo. Al igual que la anterior los propugnadores de la observancia del domingo la señalan como un argumento válido para ello, pero un análisis detenido de la misma no da pauta a considerarla así. Para comprender esto hay que hay que aclarar, y tener muy en cuenta para el resto del estudio, que los días judíos, en consonancia con la Escritura (Génesis 1:5, 8, 13, 19, 23, 31), comenzaban a la puesta del sol, la primera parte de los mismos era la parte oscura y la segunda parte de los mismos era la pare clara, terminando estos a la puesta de sol del día siguiente.
Aquí se menciona que había lámparas encendidas y que Pablo alargó su discurso hasta media noche. Dado que ya se había ocultado el sol, considerando la manera en que el pueblo judío tenía de mediar los días conforme a la Escritura, dicha reunión no pudo llevarse en lo que nosotros consideraríamos la tarde-noche de nuestro domingo ya que si así fuese, la cita se estaría refriendo al segundo día de la semana, no al primero. La cuestión como ya se comentó es que los días, para el pueblo judío siguiendo la Escritura, comienzan a la caída del sol, siendo así que la reunión de la cita se llevó al inicio bíblico del primer día de la semana, lo que para nosotros sería el sábado en la tarde-noche una vez que el sol se ha puesto. Así que para nada tiene que ver con los inicios primordiales de lo que podría considerarse como actualmente una reunión dominical, como actualmente se hace, para algún servicio religioso.
Pero más allá de esto, la clave para entender esto está en la expresión de que esa reunión era para partir el pan. Si bien los propugnadores de la observancia 104
dominical presentan esto como si fuesen visos de lo que devendría posteriormente como parte de los ritos religiosos aunados al primer día de la semana, esto no tiene ese sentido sino que simplemente se refiere a que estaban reunidos para comer. Quien desconoce la historia y cultura judía y está a la vez inmerso en una religiosidad de observancia dominical, entender el significado de lo anterior puede escapar a su entendimiento, pero la cuestión es que una vez que en lo que nosotros llamamos sábado se ha puesto el sol y ha iniciado de esa forma el primer día de la semana, ha concluido la observancia del Shabat la cual se cierra con una cena. Pero aún y cuando uno desconozca esto relativo a la historia y cultura judía más delante, en el versículo 11, después del evento donde Pablo resucita a un joven que se había caído de la ventana mientras lo escuchaba, la Escritura señala que “después de haber subido, y partido el pan y comido, habló largamente hasta el alba; y así salió”, así que esta reunión no era para un servicio dominical, sino una cena de cierre de Shabat donde Pablo disertaba, exhortaba y enseñanza a quienes con él compartían ese momento.
1 Corintios 16:2 Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.
Esta es la tercer y última cita de las tres que el Nuevo Testamento presenta sobre el domingo. Al igual que las dos anteriores, alguien que desconozca la cultura e historia judía y que esté inmerso en las doctrinas de observancia dominical, puede confundirla, como sucede, y creer que la misma representa las colectas dominicales que se usan en la actualidad en los servicios religiosos ese día, lo cual no es así. Para el pueblo judío la observancia del Shabat llegó a adquirir visos en extremo de legalismo y rigurosidad, lo cual ya se comentó cuando se abordó los conflictos que Jesús tenía con los líderes de Su tiempo al respecto y que de igual forma se abordará más delante cuando se vea la manera actual de guardar 105
el Shabat. Si bien la iglesia primitiva tenía una correcta visión al respecto del Shabat, había cuestiones históricas y culturales que podían considerarse, una de ellas era que, dada la prohibición de trabajar que incluye comprar y vender, los judíos no se sentían cómodos manejando dinero en Shabat, por lo que Pablo, en consideración de esto, les pide a sus seguidores que sea el primer día de la semana, una vez pasado el Shabat, cuando cada quien aparte algo de dinero para recogerlo cuando él vaya para allá.
Pero incluso si se desconoce esto de la historia y cultura judía, leyendo la cita en cuestión, uno puede deducir que no se trata para nada de una colecta dominical como parte de los servicios religiosos puesto que Pablo mismo le dice a quienes deseen ayudar en la obra que está proponiendo, que ese primer día de la semana cada quien aparte algo y lo guarde, no que lo lleve al servicio dominical para darlo como limosa u ofrenda, sino que lo guarde y que cuando él vaya entonces lo recogerá. Nada hay en esto relacionado con la cuestión religiosa de la cual quiere hacerse parte a este relato como argumento para la observancia del domingo como día de reposo.
Aunque parezca asombroso las anteriores son todas las citas que el Nuevo Testamento, que abarca todo el período en el cual las doctrinas fundamentales de la iglesia de Dios quedaron firmemente establecidas. Un análisis sincero de ellas tendrá forzosamente que concluir que en ninguna de ellas hay visos de observancia religiosa del primer día de la semana, en ninguna. Esto incluye incluso aquellas primeras cinco que quieren presentarse como evidencia de que la resurrección ocurrió un domingo pues incluso aunque así lo fuera (esto se verá en el aparado siguiente) eso no implica cambio de la ordenanza de guardar el Shabat, desantificándolo y desbendiciéndolo (se se permiten ambas expresiones), para comenzar a guardar ahora el domingo santificando y bendiciéndolo, las tres 106
últimas citas, en el mismo sentido no indican para nada observancia dominical y éstas pueden entenderse a cabalidad considerando la historia y cultura judía y si no, al menos lo que indica la misma Escritura, así que al menos escrituralmente, de las citas anteriores, no puede argumentarse, deducirse y concluirse que la observancia del Shabat hubiese sido dejada de lado y que la sacralidad de ese día hubiese sido transferida al primer día de la semana dándole al mismo la religiosidad inherente que observamos en la actualidad.
Objeciones finales
No puede cerrarse la presente obra sin abordar las tres principales objeciones que en la actualidad se esgrimen para no observar la ordenanza relativa al Shabat: La vinculada al argumento de que la ley ha sido clavada en la cruz, la referida a la premisa de que la resurrección ocurrió en domingo y la relativa al considerando histórico de los dos mil años de iglesia dominical.
La ley ha sido clavada en la cruz1
La primera objeción que veremos tiene que ver con el argumento de que la ley fue clavada en la cruz, esto a través del sacrificio redentor de Cristo, por lo tanto la ordenanza del Shabat ya no está vigente.
Este argumento no es sin base escritural y por lo tanto requiere ser abordado. Colosenses 2:14-13 señala, respecto de Cristo, que aún y “cuando [estábamos] muertos en [nuestros] delitos y en la incircuncisión de 1
Para un discernimiento mayor sobre este tema se sugiere la obra “Muerto a la ley por la Ley – Temporalidad y perpetuidad de las leyes de Dios -”. Descargar gratis sin compromiso ni seguimiento en www.rocefi.com.mx, Menú Libros, Sección Ebooks Gratis, Apartado Cristianismo.
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[nuestra] carne, [Cristo nos] dio vida juntamente con El, habiéndonos perdonado todos los delitos cancelando el manuscrito de las ordenanzas que había contra nosotros, que nos era contrario, quitándolo de en medio y clavándolo en la cruz”. Efesios 2:14-15, respecto de lo mismo, señala de Cristo que “El mismo es nuestra paz, quien de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne la enemistad, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un nuevo hombre, estableciendo así la paz”. Gálatas 3:13, para mayor claridad de lo anterior señala que “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero”.
Así tenemos estas citas que sobre base escritural señalan que había ordenanzas que eran contra nosotros, que dichos mandamientos eran motivo de enemistad, y, más contundentemente, que la ley devino en maldición hacia nosotros. Eso es claro, pero ¿a qué mandamientos se refiere?
En su momento se abordó la cuestión de los dos sacerdocios y las dos leyes, señalando que aunque en la Escritura se hable de ley, ésta palabra se está refiriendo a dos normas reglamentarias diferentes. Así tenemos dos sacerdocios y dos leyes, el sacerdocio de Melquisedec y la Ley de Dios que estaban en vigencia antes del Pacto, y el sacerdocio de Aharón y levítico más las leyes de Moisés, que interrumpen el primero, en tanto viene Jesús a restaurarlo. Hay que entender que la Ley de Dios siempre estuvo, está y estará vigente, incluso durante el sacerdocio de Aharón y levítico pero en este período, el del sacerdocio de Aharón y levítico, además de la Ley de Dios estuvieron vigentes normas adicionales referidas como la ley de Moisés. 108
En ese tenor de ideas la ordenanza del Shabat, como parte de los Diez Mandamientos, forma parte de esa ley existente desde la creación y que seguirá vigente incluso después que Cristo regrese.
Pero en este apartado no se quiere ser repetitivo y se abordará este punto pero desde otro enfoque, un enfoque incluso más sencillo de entender que la cuestión de los dos sacerdocios y las dos leyes ya comentados.
Veamos.
Si yo digo que Juan Pérez mide 1.70 mts., y luego digo que Juan Pérez mide 1.90 mts., es más que obvio que no puede tratarse del mismo Juan Pérez sino de dos personas con el mismo nombre. Si yo digo que tengo mi casa en México, y luego señalo que mi casa está en España, es obvio que no se trata de la misma casa sino de dos casas que siendo de mi propiedad están en lugares diferentes. Si señalo que mi automóvil es azul, y luego digo que mi automóvil es rojo, es obvio que no se trata del mismo auto y que yo debo tener dos autos. En pocas palabras, cuando adjudicó a un sujeto u objeto dos características que son mutuamente excluyentes, es más que lógico, obvio y evidente que no puede tratarse del mismo sujeto u objeto sino que deberá se r dos sujetos u objetos diferentes.
Pues bien, como ya se vio cuando se abordó la cuestión de las dos leyes, tenemos citas escriturales que mencionan, respecto de la ley, que fue dada por Dios (Éxodo 20:1) y fue dada por Moisés (Deuteronomio 1:1), fue escrita en tablas de piedra (Éxodo 24:12) y fue escrita escrita en un libro (Deuteronomio 31:24); fue escrita por el mismo Dios (Éxodo 31:18) y fue escrita por Moisés (Deuteronomio 31:9); fue puesta dentro del Arca de la Alianza (Éxodo 31:18) y fue puesta enseguida del Arca de la Alianza (Deuteronomio 31:26); trae bienaventuranza (Salmos 119:1) y trae maldición (Gálatas 3:10); permanece (Salmos 119:44) y tendría un término final (Efesios 2:15; Colosenses 2:14); es perfecta y perfecciona (Salmos 19:7) y es imperfecta y no perfecciona (Hebreos 7:19); es espiritual 109
(Romanos 7:14) y es carnal (Hebreos 9:10); es santa, justa y buena (Romanos 7:12) y apenas y si es una sombra de lo que habría de venir (Hebreos 10:1); es para siempre (Salmos 119:44) y es temporal (Gálatas 3:19): trae vida (Deuteronomio 4:1) y no trae vida (Ezequiel 20:25).
Nomás con la lógica elemental que hemos comentado, dada las características mutuamente excluyentes con las que se identifica a la ley, hemos de concluir que se trata de dos leyes o conjuntos de leyes diferentes. Esto es lo primero que debemos tener en cuenta.
Lo segundo, es tratar de entender, considerando las tres primeras citas con las que iniciamos este apartado, cuál de estas dos leyes o conjuntos de leyes es la que fue abolida en la cruz. Si en la cruz se abolieron las ordenanzas que eran contra nosotros (Colosenses 2:14-13), los mandamientos que eran motivo de enemistad (Efesios 2:14-15), y, más contundentemente, que la ley devino en maldición hacia nosotros (Gálatas 3:13), ¿a cuál de estas dos leyes o conjuntos de leyes se referirá?, ¿a la ley dada por Dios, escrita en tablas de piedra, escrita por el mismo Dios y puesta dentro del Arca de la Alianza que trae bienaventuranza, permanece, es perfecta y perfecciona, es espiritual, es santa, justa y buena, es para siempre y trae vida, o a la ley dada por Moisés, escrita en un libro, escrita por Moisés y puesta enseguida del Arca de la Alianza que trae maldición, tendría un término final, es imperfecta y no perfecciona , es carnal , apenas y si es una sombra de lo que habría de venir, es temporal y no trae vida? Creo la respuesta es más que lógica, obvia y evidente.
Y lo tercero es tratar de entender a qué ley o grupo de leyes corresponde la ordenanza del Shabat. Esto no debería ser muy complicado dado lo visto al inicio de la presente obra sobre la sustancia, naturaleza y sentido donde vimos cómo es 110
que el Shabat es un día de reposo el cual fue bendecido y santificado por Dios (Éxodo 20:8-11; Deuteronomio 5:12-15; Levítico 23:3), que los componentes del nombre asignado hacen referencia a cesación de actividades, gozo y regocijo y alimentación espiritual para crecimiento y edificación, que fungiría como señal visible, clara, observable, relativa a quienes formarían parte de la familia de Dios (Éxodo 31:13), que la observancia del mismo trae bendiciones (Levítico 26:2-4) incluso a los extranjeros que lo guardasen (Isaías 56:2-5); y que en palabras de la propia Escritura inspirada por Dios es llamado “delicia, santo, glorioso de Jehová” y nos lleva a deleitarnos en Jehová (Isaías 58:13-14).
En función de esto, ¿a cuál de las dos leyes o conjuntos de leyes comentadas corresponderá la ordenanza del Shabat?, ¿ a la ley dada por Dios, escrita en tablas de piedra, escrita por el mismo Dios y puesta dentro del Arca de la Alianza que trae bienaventuranza, permanece, es perfecta y perfecciona, es espiritual, es santa, justa y buena, es para siempre y trae vida, o a la ley dada por Moisés, escrita en un libro, escrita por Moisés y puesta enseguida del Arca de la Alianza que trae maldición, tendría un término final, es imperfecta y no perfecciona , es carnal , apenas y si es una sombra de lo que habría de venir, es temporal y no trae vida? Creo la respuesta es más que lógica, obvia y evidente.
Así en estos tres pasos hemos visto primero, cómo es que hay dos tipos de leyes, una que podríamos decir de manera general que es positiva para el hombre y otra que le es negativa; segundo, cómo es que lo que se clavó en la cruz fueron las leyes, mandamientos y ordenanzas que nos eran negativos; y, tercero, que por la manera en que el Shabat es presentado en cuanto a su sustancia, naturaleza y sentido no puede sino ser parte de la ley o conjunto de leyes señaladas como positivas. Luego entonces si la ley o conjunto de leyes positivas no han sido abolidas, la ordenanza del Shabat sigue vigente.
Por lo comentado cuando se vio lo de los dos sacerdocios y las dos leyes sabemos que esa ley o conjunto de leyes positivos se refieren a la Ley de Dios, los 111
Diez Mandamientos, mientras que los abolidos son las leyes mosaicas, por eso Pablo en Romanos 7:6 señala que estamos libres de la ley pero en Romanos 3:31 señala que no invalidamos la ley sino que al contrario la confirmamos.
Aun así este razonamiento sencillo permite, aunque no se conozca lo de los dos sacerdocios y las dos leyes, entender que las ordenanzas del Shabat, al formar parte de las leyes que no fueron abolidas, la Ley de Dios, sigue vigente.
La resurrección ocurrió en domingo2
La segunda objeción tiene que ver con el señalamiento de que el cambio de la observancia del Shabat al domingo como día de reposo se debe a la sacralidad de este último al ser el día en que nuestro Señor resucitó. Antes de entrar en materia hay que aclara una cosa: aunque ese fuera el caso, el evento mismo de la resurrección no implicaría cambio en las leyes de Dios, no hay que confundir una cosa con la otra. Pero bueno, se dice “aunque fuera el caso” porque la realidad es que la resurrección, no ocurrió en domingo.
Tal vez a alguien le parezca no sólo impactante esta aseveración sino incluso absurda, ¿qué acaso no dice Marcos 16:9 “Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios”?
Si, esa cita dice eso, pero no significan lo que el mundo ha interpretado. Antes de aclarar el punto veamos una situación que debería generar a menos una incógnita 2
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de asombro para quien la leyese y que nos sirve para conciliar todo. ¿Cuándo las mujeres compraron las aromas para embalsamar a Jesús, antes o después del sábado? “Cuando pasó el sábado, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle” (Marcos 16:1); ahora bien, ¿cuándo las mujeres prepararon las aromas para embalsamar a Jesús, antes o después del sábado? “Y vueltas, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el sábado, conforme al mandamiento” (Lucas 23:56). Así que aquí tenemos una situación más que ilógica donde las mujeres compran las aromas para embalsamar el cuerpo de Jesús después del sábado, pero preparan esas aromas para embalsamar el cuerpo de Jesús antes del sábado.
Si bien esto parece un absurdo y una contradicción, no lo es, sino que ordenando los días que implícitamente se consideran uno puede entender que la muerte de nuestro Señor se llevó a cabo un miércoles siendo por ende la resurrección un sábado. Veamos.
Por Marcos 16:9 citado anteriormente, vemos que para cuando María Magdalena fue al sepulcro el domingo temprano la resurrección ya se había llevado a cabo, de hecho por Juan 20:1 sabemos que María Magdalena va al sepulcro aun siendo oscuro y la piedra ya había sido movida, así que la cuestión de los sábados de Marcos 16:1 y Lucas 23:56 tiene que ser arreglada antes del domingo. Marcos 16:1 y Lucas 23:56 se convierten en contradictorios en cuanto a su redacción cuando uno considera que ambos se están refiriendo al mismo sábado, pero ¿y si fueran sábados diferentes? La palabra sábado viene del hebreo שבה, Shabat, que significa cesar, reposar, y que generalmente se aplica al séptimo día de la semana. Pero el pueblo de Israel tenía otros memoriales anuales donde obligatoriamente también tenía que hacer Shabat, es decir, cesar toda actividad, reposar. Éxodo 12:6,8, Levítico 23:5 y Números 28:16 señalan que lo se conoce como la Pascua debía celebrarse el 14 de Nisán. Es interesante ver que ese día no se manda reposar, pero sí se dan 113
instrucciones muy precisas de cómo celebrar la Pascua. Jesús celebró la Pascua el 14 de Nisán al ocultarse el sol, como se instruye en la Escritura. Lo que muchos pasan por alto es que inmediatamente después de la Pascua comenzaba una fiesta llamada de los Ázimos o Panes sin Levadura. Éxodo 12:18, 15, Levítico 23:6 y Números 28:17 señalan como es que el 15 del mes primero (Abib o Nisán) debía celebrarse la Fiesta de los Panes sin Levadura por siete días, lo interesante es que como dice Éxodo 12:16, Levítico 23:7, Números 28:18 y Deuteronomio 16:8, el primero y el último de esos siete días se tenía que hacer Shabat, cesar toda actividad, reposar. Así que necesaria y forzosamente, en la semana que murió Jesús, se dieron dos Shabat, o dos reposos, el ordenado para el primer día de la Fiesta de los Panes sin Levadura (al día siguiente de la Pascua) y el del sábado semanal.
Algo que debemos tener en cuenta es que para el pueblo de Israel los días comenzaban al ponerse el Sol (Génesis 1:5, 8, 13, 19, 23, 31), no como en la actualidad que comienza a la medianoche.
Después de la Pascua empezaba la Fiesta de los Panes sin Levadura, siendo el primer y el último día de esta fiesta shabats, es decir de reposo, como eran de reposo todo tenía que dejarse listo antes que iniciase, por eso en Juan 19:31, 42 se le llama a esto la preparación de la Pascua, es decir, los preparativos que podían hacerse el día de la pascua, 14 de Nisán, ya que no era de reposo para poder el día siguiente, 15 de Nisán, primer día de Panes sin Levadura, descansar. ¿Cómo sabemos que el término preparación de la Pascua no se refiere al día previo de la Pascua sino a las preparaciones que se hacían en la Pascua para el día posterior? Porque Juan 19:31 señala que esa preparación era por el día del reposo y, como se ha comentado, el 14 de Nisán, día de la Pascua, no era de reposo sino el primer día de Panes sin Levadura, el día siguiente de la Pascua, el 15 de Nisán, por lo que las preparaciones para el día de reposo se hacían el 14.
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Dado que después de la Pascua empezaba la Fiesta de los Panes sin Levadura, siendo el primer y el último día de esta fiesta shabats, es decir de reposo, sólo hay dos opciones: o el primer día de reposo de Panes sin Levadura cayó en el sábado semanal o cayó en otro día diferente al sábado semanal. Si es el primer caso se tendría un solo día de reposo donde confluyeran dos shabats: el primer día de Panes sin Levadura y el sábado semanal, si fuera el segundo caso se tendría en un día diferente al sábado semanal otro shabat, otro reposo, ¿por cuál de las dos opciones se decanta la Escritura? Veamos
Supongamos que Jesús muere un viernes y por lo tanto el primer día de Panes sin Lavadura, la fiesta que inicia inmediatamente después de la Pascua, cayó el mismo día que el sábado semanal. Si este fue el caso tenemos el absurdo mencionado anteriormente de Marcos 16:1 y Lucas 23:56: “Cuando pasó el sábado, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle” (Marcos 16:1), “Y vueltas, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el sábado, conforme al mandamiento” (Lucas 23:56). Como ya se comentó, si el primer día de Panes sin Levadura, de reposo, cayó en el sábado semanal, de reposo, se tendría un solo día de reposo que vuelve la anterior redacción una situación más que ilógica imposible de resolver donde las mujeres compran las aromas para embalsamar el cuerpo de Jesús después del sábado, pero preparan esas aromas para embalsamar el cuerpo de Jesús antes del sábado.
Ahora, supongamos que Jesús muere otro día que no sea el viernes y por lo tanto el primer día de Panes sin Lavadura, de reposo, caiga en cualquier otro día que no sea el sábado semanal, ahí sí se podría arreglar que las especias fueron compradas cuando pasó el shabat relativo al primer día de panes sin Levadura y luego se prepararon descansando el shabat semanal. Dado que aquí no hay contradicciones, cuestiones absurdas o paradojas irresolubles, vamos acomodando los días a reserva de desarrollar este punto con mayor amplitud posteriormente, sobre todo por la consideración relativa a la forma de medir el 115
tiempo bíblicamente en cuanto al inicio y término de da día. Este acomodo por facilidad debe hacerse desde el domingo y hacia atrás.
5. Para el domingo Jesús ya había resucitado. 4. El sábado semanal fue, como lo señala el mandamiento, de reposo. 3. Las mujeres en viernes compran y preparan las especias antes del sábado semanal. 2. El jueves es shabat, es decir, reposo, por ser el primer día de panes sin levadura. 1. El miércoles antes de la puesta del sol, es decir, antes que comience el jueves bíblico, es Jesús puesto en la sepultura.
Así que necesaria y forzosamente, en la semana que murió Jesús, se dieron dos shabat, o dos reposos, el ordenado para el primer día de la Fiesta de los Panes sin Levadura (al día siguiente de la Pascua) y el del sábado semanal.
Quien defienda la muerte de Jesús un viernes siendo que el primer día de Panes sin Lavadura y el Shabat semanal cayeron el mismo día, se enfrentará al reto de conciliar el absurdo, la paradoja, de cómo es que las mujeres pudieron compran las aromas para embalsamar el cuerpo de Jesús después del sábado (Marcos 16:1), pero preparan esas aromas para embalsamar el cuerpo de Jesús antes del sábado (Lucas 23:56).
Para ordenar los acontecimientos, hay que tener en cuenta lo que ya se comentó: que para el pueblo de Israel los días comenzaban al ponerse el Sol (Génesis 1:5, 8, 13, 19, 23, 31), no como en la actualidad que comienzan a la medianoche.
Si ordenáramos del final al inicio lo relatado en las Escrituras, sin prejuicio alguno, tendríamos que concluir que (1) para el domingo, antes de salir el sol, la resurrección ya se había efectuado, (2) el sábado (desde la puesta del sol del viernes hasta la puesta del sol del sábado) las mujeres reposaron, (3) el viernes 116
(desde la puesta del sol del jueves hasta la puesta del sol del viernes, obvio que trabajando en la parte clara) las mujeres compraron (después del reposo del jueves) y prepararon las especias (antes del reposo del sábado semanal), (4) el jueves (desde la puesta del sol del miércoles hasta la puesta del sol del jueves) las mujeres descansaron por ser el primer día de la Fiesta de los Panes sin Levadura, y (5) el día previo por la tarde, Nisán 14, martes a la puesta de sol, Jesús celebra la Santa Cena.
Cuando uno considera esto todo se resuelve de manera natural. Con esto en mente tenemos el cuadro completo y correcto: Jesús toma la Pascua con sus discípulos e instituye el memorial de Su muerte para nosotros el martes, 14 de Nisán, por la tarde a la puesta del Sol (inicio del 14 de Nisán), al día siguiente, para nosotros el miércoles antes de la puesta del sol, Jesús muere en la cruz (todavía 14 de Nisán, la parte clara del mismo), como al ocultarse el sol en lo que para nosotros es miércoles por la tarde empezaría el 15 de Nisán, el cual obligatoriamente era de reposo, Jesús es enterrado a toda prisa (Lucas 23:53, 54; Juan 19:41, 42; Marcos 15:42), pues ya estaba por iniciar el 15 de Nisán, de reposo, sin que se le haya podido ungir con especias aromáticas. Las mujeres, y todo Israel, entonces descansan el 15 de Nisán, desde la puesta del sol de lo que llamamos miércoles hasta la puesta de sol de lo que llamamos jueves (y que ya sería el inicio del 16 de Nisán). Lo que llamamos viernes, que sería la parte clara del 16 de Nisán, una vez pasado el Shabat (reposo) las mujeres compran las aromas para embalsamar a Jesús (Marcos 16:1) y antes de iniciar el Shabat (reposo) semanal, siendo todavía viernes (parte clara del 16 de Nisán), las preparan y descansan al caer la tarde de lo que llamamos viernes y que sería el inicio del 17 de Nisán, que a su vez es el Shabat (reposo) semanal del séptimo día (Lucas 23:56). No hay manera de ordenar los dos reposos que deben considerarse al tomar en cuenta la Pascua, la Fiesta de los Panes sin Levadura (siete días con el 1er y el 7° día de Shabat, reposo) y un sábado semanal que concuerde de otra forma con el relato bíblico. 117
Resumiendo lo anterior tenemos: Jesús toma la Santa Cena con sus discípulos un miércoles 14 de Nisán, al día siguiente jueves antes de la puesta de sol muere y es enterrado, desde ese momento, poco antes de la puesta del sol del jueves hasta el sábado, poco antes de la puesta de sol, son los tres días y las tres noches, 72 horas, teniendo en ese lapso dos descansos: el primer día de la Fiesta de los Panes sin Levadura (desde el miércoles a la puesta de sol hasta el jueves a la puesta de sol) y el sábado semanal (desde el viernes a la puesta de sol y hasta el sábado a la puesta de sol). Siendo así que Jesús resucita en lo que para nosotros es un sábado poco antes de la puesta de sol, es decir, poco antes de iniciar el domingo según la medición del tiempo judía. Pero bueno, independientemente, ¿qué hay de Marcos 16:9 “Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios”? Entendamos que en las Escrituras originales no hay signos de puntuación, es más, ni espacios hay, eso se ha adicionado para adecuarlo a nuestros idiomas actuales pero al acomodar espacios y puntuaciones los traductores se han visto constreñidos por las doctrinas previas que tenían, como el que la resurrección ocurrió un domingo. Una sola puntuación puede dar un sentido diferente de toda una redacción, veamos Marcos 16:9 “Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana apareció primeramente a María Magdalena…” De esta forma Jesús ya había resucitado en lo que para nosotros es el sábado, poco antes de la puesta del sol, siendo que el primer día de la semana se la apareció temprano a María Magdalena, no que resucitó el primer día de la semana.
Aunque ya vimos el acomodo de los días considerando las fiestas de Israel y como ellos consideraban los inicios y conclusiones de los días, ¿podemos estar seguros que Jesús no resucitó un en lo que llamamos domingo sino que al contrario en lo que llamamos sábado, es más: poco antes de la puesta del sol? 118
Para responder esto veamos el episodio donde a Jesús se le pide una señal que confirme su mesianidad (Mateo 12:38-40; también Lucas 11:29): 38
Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos,
diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal. 39
El respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal;
pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. 40
Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres
noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.
Así tenemos que la prueba de la mesianidad de Jesús consistía en estar literal y completamente durante tres días y tres noches en la tumba, como Jonás lo estuvo en el interior del pez que se lo tragó. Los propugnadores de la muerte de Jesús en viernes y la resurrección en domingo, no tienen forma de acomodar tres días y tres noches en ese lapso de tiempo. Algunos que defienden la postura de resurrección dominical arguyen que obras como el Talmud judío permite considerar un día cualquier porción del mismo (Jerusalem Talmud: Shabbath ix. 3), de igual forma la Enciclopedia Judía sobre el asunto señala que “un tiempo corto en la mañana del séptimo día se cuenta como el séptimo día; la circuncisión se lleva a cabo en el octavo día, a pesar de que, del día primero sólo sean unos minutos después del nacimiento del niño, estos se cuentan como un día" (Vol. 4, p. 475), así, una hora de luz del viernes (por ejemplo) podría considerarse un día, y siguiendo esa lógica cuando es enterrado Jesús todavía era la parte clara del viernes así que ese es un día, luego viene el sábado (parte oscura y parte clara), y cuando cae la noche del sábado, inicio del domingo según la forma de medir el tiempo por los judío, ya es el tercer día. Si bien es cierto que obras como el Talmud judío dicen eso la pregunta es ¿a qué le va a creer uno: a la Palabra de Dios o a las palabras de los hombres? Esto porque en Juan 11:9 claramente Jesús señala “¿No hay doce horas en el día? Si alguno anda de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo”. Así, según las Escrituras, según el Señor Jesús, el día consta de doce 119
horas, por ende la noche son las otras doce. Así que creemos en las Escrituras, si creemos en Jesús, debemos considerar que los tres días y tres noches corresponden a 72 horas, lo cual es imposible acomodar en una muerte un viernes y una resurrección un domingo. De igual forma, leyendo las citas que indican que Jesús se levantó de la tumba “al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:4), que Dios levantó a Jesús “al tercer día” (Hechos 10:40), o que Jesús que se levantaría “después de tres días” (Marcos 8:31), algunos considerando otras citas de la Escritura (por ejemplo: Ester 4:16 y Ester 5: 1; Génesis 42:17-19; 2ª de Crónicas 10:5, 12) donde se usa ese término indican que el mismo se usa cualquier parte de un día se contaba como un día completo (igual que lo comentado anteriormente según el Talmud o la Enciclopedia Judía). En efecto, “al tercer día” o “después de tres días” pudiera considerarse en ese sentido, pero también en el de las 72 horas, tres días y tres noches, por lo que debemos ver todas las Escrituras al respecto para ver en qué sentido se dicen esas frases, siendo que al considerar el énfasis de Jesús en que estaría en la sepultura tres días y tres noches, no “al tercer día” o “después de tres días”, dos veces indicado en la misma frase de Mateo 12:38-40, los dos descansos (1er día de los Panes sin Levadura y el sábado semanal), y cuadrar Marcos 16:1 y Lucas 23:56, y los tiempos requeridos para comprar y preparar especias, no hay más que concluir que en efecto eran tres días y tres noches, de 12 horas cada uno, dando 72 horas exactas.
Un evidente error del razonamiento anterior, que busca torcer al máximo la Escritura para cuadrar tres días y tres noches del viernes por la parte al domingo antes de la salida del sol, es que si se sigue nos lleva a absurdos ilógicos y situaciones imposibles, sobre todo con Marcos 16:1 y Lucas 23:56, citas con las que se inició este análisis, que señalan que las mujeres compran las aromas para embalsamar el cuerpo de Jesús después del sábado, pero preparan esas aromas para embalsamar el cuerpo de Jesús antes del sábado. Ya de inicio esto suena absurdamente ilógico, pero se vuelve además una situación imposible ya que si la 120
muerte de Jesús fue el viernes y su sepultura poco antes de la puesta del sol (inicio del sábado), ¡no hay tiempo alguno donde las mujeres hubieran podido ni comprar ni preparar las especias!, esto porque el viernes se enterraría aprisa (Lucas 23:53, 54; Juan 19:41, 42; Marcos 15:42) por estar por iniciar el sábado no habiendo tiempo alguno para otra cosa, menos para comprar y preparar especias, pero después del sábado, el domingo, aún oscuro, antes de que sol saliera, las mujeres ya estarían yendo a la tumba a ungirlo (Juan 20:1) por lo que no hay espacio de compra, menos de preparación de especias. Así que no solo es cuestión de cómo entender “tres días y tres noches” o “al tercer día”, sino también Marcos 16:1 y Lucas 23:56, la cuestión de la señal para la mesianidad de Jesús, los dos días de reposo (1er día de Panes sin Levadura y sábado semanal) y los tiempos requeridos para comprar y preparar especias.
Por último, si ya vimos que Jesús muere en lo que llamamos miércoles antes de la puesta de sol (antes que terminara el 14 de Nisán), y si su resurrección se llevó a cabo exactamente 72 horas después, tenemos que tuvo que resucitar en lo que llamamos sábado antes de la puesta de sol, antes que concluyera el Shabat semanal, 17 de Nisán. Las citas referidas a que Jesús se levantó de la tumba “al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:4), que Dios levantó a Jesús “al tercer día” (Hechos 10:40), o que Jesús que se levantaría “después de tres días” (Marcos 8:31), implican necesariamente que el plazo de 72 horas, no menos, no más, tenía que cumplirse a cabalidad. De otra forma no hay manera de acomodar dos descansos (1er día de los Panes sin Levadura y el sábado semanal), cumplir la señal de la mesianidad de Jesús (tres días y tres noches de 12 horas cada uno, total 72 horas, en la tumba) y cuadrar Marcos 16:1 y Lucas 23:56, así como los tiempos requeridos para comprar y preparar especias.
Un poco extensa la argumentación del presente apartado pero necesaria ya que incluso para quien contraviniendo la Escritura desease celebrar la resurrección del Señor, a pesar de no estar eso indicado sino conmemorar Su muerte, lo estaría haciendo en un día que no corresponde. 121
Dos mil años de iglesia dominical3
Por último, la tercera objeción tiene que ver con la cuestión de que Jesús dijo que Su iglesia siempre existiría, y dado que, objetiva, visible y verificable, históricamente la única iglesia que hunde sus orígenes históricos hasta los tiempos apostólicos es la iglesia de Roma, la cual es de observancia dominical, ese debe ser el día correcto de reposo para el cristiano actualmente.
En efecto, la Escritura señal de manera inequívoca que la verdadera iglesia siempre existiría, desde su fundación y hasta la venida de Jesús.
Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. (Mateo 16:18)
En esta promesa de Jesús, la palabra Hades en la cita anterior se traduce del griego ᾅδου, hadou, y se usa en la Escritura para señalar de lugar de los muertos su sepultura. Luego entonces si la muerte no habría de prevalecer sobre la verdadera iglesia de Dios, ésta debería haber seguido existiendo durante estos últimos dos mil años.
Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre (Juan 14:16)
En esta promesa de Jesús, el Consolador al que se refiere la cita anterior es el Espíritu Santo: “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho” (Juan 14:26), “Cuando venga el 3
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Consolador, que yo les enviaré de parte del Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, él testificará acerca de mí” (Juan 15:26). Como queda claro este Consolador, el Espíritu Santo, estaría con la iglesia de Dios siempre, es decir, desde la primera vez que vino sobre ella en Pentecostés y hasta la venida de Jesús. Luego entonces si el Espíritu Santo siempre iba a estar en la iglesia, ésta debería haber seguido existiendo durante estos últimos dos mil años.
No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé (Juan 15:16)
En esta enseñanza de Jesús a sus Apóstoles, claramente les indica que el fruto de ellos, el resultado de la labor que como iglesia habrían de emprender, iba a durar para siempre. Esos frutos son las comunidades, los conversos, las enseñanzas, las verdades, en fin, todo aquello que la iglesia produciría a partir de su fundación. Luego entonces si los frutos que la iglesia habrían de permanecer, ésta debería haber seguido existiendo durante estos últimos dos mil años. …enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. (Mateo 28:20)
En esta encomienda que Jesús da a la iglesia los apremia a que vayan y enseñen todo lo que Él les ha mandado, cerrando esta frase con la promesa de que Él estaría con la iglesia todos los días y todavía recalca más al señalar que eso sería hasta el fin del mundo. Luego entonces si Jesús iba a estar con la iglesia todos los días hasta el fin del mundo, ésta debería haber seguido existiendo durante estos últimos dos mil años. 123
…a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén. (Efesios 3:21)
En la cita anterior, Pablo escribiendo a los Efesios alaba al Padre y señala claramente que la gloría es para Él en Su iglesia por todas las edades y aún más remarca esto al señalar por los siglos de los siglos. Luego entonces si la gloria al Padre iba a ser en la iglesia por todas las edades, por los siglos de los siglos, ésta debería haber seguido existiendo durante estos últimos dos mil años.
Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Efesios 4:11-13)
Por último, en la cita anterior, que ya se había comentado en otra parte de la presente obra, Pablo escribiendo a los Efesios señala como es que la iglesia ha sido constituida, señala asimismo que esto constitución ha sido para el perfeccionamiento de los santos y la edificación del cuerpo de Cristo, lo interesante de la cita es que señala claramente que esta labor habría de ser hecha hasta que todos llegasen a la unidad en la fe y el conocimiento pleno del Hijo de Dios, algo a lo que aún la iglesia no ha llegado. Luego entonces si la iglesia tenía un fin para con sus integrantes relacionado con su edificación y perfeccionamiento hasta llegar plenamente a la unidad de la fe y el conocimiento del Hijo de Dios, y si esto aún no se ha conseguido, ésta debería haber seguido existiendo durante estos últimos dos mil años. 124
Realmente si uno es sincero deberá aceptar que Escrituralmente no puede sostenerse la idea de una iglesia que dejó de existir ni por ende de restauraciones o apariciones posteriores de la misma. Así de una manera muy sencilla, de un universo de más 33,000 iglesias, denominaciones o congregaciones cristianas, el 99.99% pueden ser descartadas como la verdadera.
Si una iglesia, denominación o congregación cristiana fue fundada en 1524, 1534, 1560, 1785, 1879, 1739, 1830, 1609, 1774, 1860, 1865, 1879, 1914, y demás, antes o después, sólo con ese puede ser excluida de la posibilidad de ser la verdadera, independientemente de sus argumentos que, en consecuencia, tendrán que ir contra la Escritura.
Pero aunque la iglesia de Roma hunde su registro histórico hasta la época de la iglesia primitiva, ésta no corresponde con la iglesia de Dios, la cual en todos los siglos se ha mantenido fiel a las doctrinas originales de la iglesia primitiva.
Históricamente la iglesia de Dios no ha dejado de existir, llamados por el mundo Nazarenos, Hypsitarianos, Euchitas, Valdenses, Albigenses, Paulicianos, Cathari, Lolardos, Quakeros, Anabaptistas, Moravianos, o Sabatistas, pero llamados por ellos mismos como iglesia de Dios, se identificaban entre los pueblos como guardadores de los mandamientos de Dios y la fe de Jesús (Revelación 14:12)4.
Veamos esto y observemos la observancia de la ordenanza relativa al Shabat por parte de la verdadera iglesia de Dios.
4
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Año Treinta y Tres al Cien, d.C.: Antes de que Jesús ascendiera previno a sus seguidores de la gran destrucción que vendría sobre Jerusalem, lo cual sucedió en el 70 d.C., así cuando la iglesia, cuyos miembros iniciales eran todos judíos 5 vio a ésta rodeada por enemigos huyó a Pella, en el valle del Jordán6. El primer nombre dado a la verdadera iglesia por el mundo fue de “nazarenos” y era señalada como una “oscura secta judeo-cristiana que existió en tiempo de Epifanio (370 d.C.) en Coele-Siria, Decápolis (Pella) y Basantis (Cocabe) cuyos miembros se caracterizaban como judíos puros y simples pero reconociendo el N.T. (y con ellos el derecho de los gentiles) así como el A.T. (observancia de los sábados, comidas, etc.) y creyendo en la resurrección, un solo Dios y su Hijo Jesucristo, pero deseando ser judíos y cristianos no eran ni lo uno ni lo otro”7.
Año Cien al Doscientos, d.C.: Si bien la iglesia de Dios había huido en el 70 d.C. a Pella, para el 130 d.C. algunos pudieron regresar a Jerusalem al escoger un obispo gentil, Marcos8, mientras otros permanecieron en Pella. Hugh Smith, respecto de los Nazarenos señala que era “aborrecidos públicamente y maldecidos por los judíos por su adherencia al cristianismo, y al mismo tiempo despreciados por los cristianos por su prejuicio en favor de la ley Mosaica (el sábado). Vestigios de esta secta aparecen hasta el siglo cuarto siendo una mezcla de judaísmo y cristianismo”9.
Año Doscientos al Trescientos, d.C.: En el 250 d.C. Decio, emperador romano, emite un edicto iniciando la persecución. Los venerables obispos de Jerulsalem y Antioquía murieron en prisión y muchos verdaderos seguidores fueron azotados con violencia, muchos fueron sacrificados siendo echados a las bestias salvajes, algunos quemados y otros perecieron por la espada. Decio muere repentinamente y aunque Gallio, su sucesor, sigue su mismo camino, éste igualmente muere con 5
Pages 21,11, Hurlbut´s Story of the Christian Church Pages 41,42, Hurlbut´s Story of the Christian Church 7 The Encyclopaedia Britannica, Eleventh Edition, Vol. 19 8 Hugh Smith’s Church History, p.72 9 Hugh Smith’s Church History, p.72 6
126
lo que para el 253 termina este breve período de violencia para la iglesia 10. Con todo y todo, el Santo Sábado era aún observado en la verdadera iglesia en este siglo y fue generalmente retenido por muchas sectas que brotaron en este siglo y en los anteriores.
Año Trescientos al Cuatrocientos, d.C.: En medio de todos estos alborotos y contiendas permaneció la iglesia de Dios verdadera no tocada por la maldad de la iglesia apóstata, esta iglesia, ubicada en Palestina y Asia Menor, que sería conocida más delante por sus enemigos como valdenses y puritanos era conocida en este tiempo como Hypsitarianos quienes eran “adoradores del Dios Altísimo, a quien adoraban, como los judíos, como una sola persona. Observaban sus sábados y usaban la distinción de alimentos –limpios e inmundos- aunque no tomaban en cuenta la circuncisión11. Todos estos eran considerados por la iglesia católica como heréticos12. Como se verá durante los siglos siguientes siempre hubo testigos del verdadero sábado aunque bajo gran persecución13.
Año Cuatrocientos al Quinientos, d.C.: Había varias sectas en el siglo cuarto, fuera de la iglesia romana: Maniqueos, Montanistas, Novacianos “cuya moral fue más excelente aún que la de Agustín (iglesia romana), pero todas eran herejes a su vista”14. Entre estos disidentes, llamados por varios nombres de hombres, estaba la iglesia de Dios, apoyando todavía la fe verdadera, observando todavía el sábado, la ley de Dios, así como la fe de Jesús inalterada. “El último día de la semana era guardado estrictamente en conexión con el del primer día por un largo tiempo después de la destrucción del templo y su adoración. Todavía hasta el quinto siglo, la observancia del sábado judío continuó en la iglesia cristiana, pero con un rigor y solemnidad gradualmente disminuyentes”15. Esto, por supuesto, se
10
Hugh Smith’s History Antiquities of the Christian Church, book 16, Chap. 6, sec. 2 12 Dialogues on the Lord´s Day, p. 67 13 Wharey´s Church History, p. 37, Presbyterian. 14 Baptist History, p. 97 15 Ancient Christianity Exemplified, Chap. 26, sec. 2 11
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aplicó a las sectas y a la iglesia romana especialmente; pero la iglesia verdadera no abandonó el sábado ni lo observó con menos devoción.
Año Quinientos al Seiscientos, d.C.: Fue entre el 500 y el 600 d.C. que la iglesia de Dios fue oprimida lastimosamente por la religión del estado vestida de poder civil y completamente poderosa. Aunque estos cristianos eran conocidos por muchos nombres por varias razones en sus nuevos lugares, el nombre predominante parece haber sido el de Vaudois o Valdenses que significa “Moradores de los Valles” por el hecho que moraban en los valles de las montañas. Los Vaudois o Valdenses, conocidos así por el mundo, pero sosteniendo el verdadero nombre de la Biblia, fueron perseguidos por la fe verdadera. Observaron el séptimo día de la semana de acuerdo al mandamiento, el bautismo por inmersión y guardaron la pascua cristiana o cena del Señor una vez al año en el primer mes16.
Año Seiscientos al Setecientos, d.C.: En este período se da la general de la iglesia de Dios por varios países de Europa y Asia durante los 1,260 años en el desierto encontrándola desde Palestina hasta España y desde el Valle de Piedmont en Italia hasta Escocia, Irlanda e Inglaterra e identificada tanto en su doctrina como en su nombre, y aunque en esto último llamados por el mundo como Valdenses, Vaudois, Henricianos, Catheristas, Puritanos, Bougres, Paulicianos, Publicanos, Lombardistas, Albigenses, entre otros nombres, ellos llamándose a sí mismo la iglesia de Dios. Respecto de los Valdenses, sus enemigos confirman su gran antigüedad. Reinerius Saccho (¿ - 1259), un inquisidor e implacable enemigo de ellos que vivió unos años después de Pedro Valdo (1140 ? - 1205/7), afirma que los Valdenses florecieron quinientos años antes que este predicador, es decir, en este siglo séptimo. Gretzer, el Jesuita, que escribió contra los Valdenses admite su gran antigüedad y declara la firme creencia de que los Toulousians y Albigenses no eran sino los mismos Valdenses. En efecto, su doctrina, disciplina, gobierno,
16
Persecutions and Atrocities on the Vaudois, pages 348, 349
128
hábitos y aún los errores que les eran imputados (por los Católicos), muestras que los Albigenses y los Valdenses eran distintas ramas de la misma secta o que la primera salió de la última17. Theodore Beza (1519 – 1605), contemporáneo y colega de Calvino, dice “y a los Valdenses me permito llamarlos la semilla de la primitiva y más pura iglesia cristiana… y a si religión nunca le unieron supersticiones papales…”18. Reimer (seudónimo), en 1260 dice “los Valdenses fueron muy antiguos y datan su práctica y su credo desde el año 300 d.C., son más antiguos que Pedro Valdo…”19. En Languedoc, los Católicos afirmaron que el origen de estos herejes fue reciente y que derivan su nombre de los Vaudois o Valdenses de Pedro Valdo, pero esto fue más bien una renovación del nombre por una causa particular que la de su original. En una confesión de su fe, uno de los miembros de los Valdenses declaró que ofrecían la doctrina contenida en el Antiguo y Nuevo Testamento y que admitían los sacramentos instituidos por Cristo y los diez mandamientos20.
Año Setecientos al Ochocientos, d.C.: Aunque comúnmente es creído que la iglesia Católica romana tuvo dominio completo sobre el mundo en la Edad Media, aun así, nunca en ningún siglo, la iglesia apóstata tuvo dominio sobre las acciones y conciencias de todos los creyentes, sino que siempre hubo hombres y mujeres de la fe verdadera, un remanente de verdad, que nunca reconoció la religión papista. “El despotismo del anticristo en ese entonces estaba tan lejos de ser universal que no dominaba ni en la misma Italia. En algunas partes del país, así como en Inglaterra y Francia, la pureza del culto cristiano era sostenida todavía"21. Que la fe y culto de los Valdenses existió muchos siglos antes de que el protestantismo se levantara es innegable; las pruebas y monumentos de este hecho permanecen esparcidos por toda Europa. En sus dispersiones por muchas tierras de Francia, los Países Bajos, Alemania, Polonia, Bohemia, Moravia, 17
Dr. Rankin´s Hist. of France, vo. III, p. 198, 202; Jone´s Church History, p. 233, ed. 1837 Jone´s Church History, p. 263, 264, ed. 1837 19 Sismondi History of the Crusades Against Albigenses, London. 20 Jone´s Church History, p. 355, ed. 1837 21 Townsend´s Abrigment, p. 361 18
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Inglaterra, Calabria y Nápoles, los valdenses sembraron las semillas de gran reavivamiento espiritual22.
Año Ochocientos al Novecientos, d.C.: Durante este siglo el papado crecía cada vez más fuerte y quien se atreviera a oponerse al obispo de Roma se ganaba un ejército de enemigos23. Las persecuciones continuaron durante este período contra los Paulicianos y los Valdenses que constituían la iglesia verdadera y que sostenían aún el nombre escritural de “la iglesia de Dios” observando el verdadero sábado de acuerdo al mandamiento. También enseñaban el reino literal de Cristo sobre la tierra y celebraban anualmente la Cena del Señor. Beza afirma que los Valdenses fueron las reliquias de las iglesias primitivas cristianas. Paul Perrín acierta que los Valdenses estuvieron en tiempos irrecordables en Italia y Dalmacia y fueron los descendientes de los Novacionistas que fueron perseguidos y echados de Roma en el año 400 d.C. y quienes por pureza en la comunión fueron llamados Puritanos. No había diferencia en el aspecto religioso entre los Albigenses y los Valdenses. Todas aquellas personas que habitaban en el sur de Francia eran llamadas en general Albigenses y en doctrina y hábitos no eran diferentes a los Valdenses. Los Valdenses fueron en sus sentimientos religiosos substancialmente los mismos que los Paulicianos, Paterinos, Puritanos y Albigenses.
Año Novecientos al Mil, d.C.: Investigadores hicieron un reporte a Luis XII, rey de Francia, que ellos habían visitado todos los lugares donde los Valdenses habitaban e inspeccionaron todas sus casa de oración (culto) pero no encontraron imágenes ni señas de ornamentos pertenecientes a la misa ni ninguna de las ceremonias de la iglesia romana; mucho menos pudieron descubrir ninguna huella de los crímenes de los que eran acusados. Al contrario, guardaban el día sábado,
22 23
Wylie, History of the Waldenses, pp. 24-25 Hugh Smith’s Church History, p. 251
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observaban la ordenanza del bautismo de acuerdo a la iglesia primitiva, instruían a sus hijos en los artículos de la fe cristiana y en los mandamientos de Dios24.
Año Mil al Mil Cien, d.C.: Las persecuciones de los Valdenses es una época notable en los anales de la iglesia cristiana, entre otras cosas porque a dónde quiera que iban, como en Francia, España, Italia, Alemania, Bohemia y Polonia, sembraban las semillas de la reforma25. Los siguientes hechos son indisputables: que el cuerpo general de los Albigenses recibió las doctrinas de Pedro Valdo… y que los Valdenses y Albigenses fueron dos ramas de la misma secta26.
Año Mil Cien al Mil Doscientos, d.C.: Los Cathari (puritanos; del griego katharos), quienes fueron evidentemente un pueblo de Dios, recibieron gran acceso de miembros debido a las obras doctas y al celo piadoso de Pedro Valdo (1140 ? 1205/7), un mercader opulento de Lyon, Francia, hacia el cierre del siglo doce. Este pueblo era numeroso en los valles de Piedmont, Italia. De aquí que el nombre de Vaudois o Valdenses les fuera dado, particularmente a aquellos que habitaban en los valles de Luverne y Argorgne. Es así como es un hecho que los Valdenses, como un pueblo distinto y separado de Roma, existió antes del ministerio de Valdo. Además los concilios provinciales de Toulouse (1119) y Lombez (1176), ambos en Francia, no los condenan como Albigenses sino como heréticos denominándolos como bons homet, es decir, hombres buenos27. Los nombres Cathari, Paterini, Publicani, etc., muestra que existieron antes que fueran conocidos públicamente como Albigenses. Hay que señalar que en este siglo doce muchos de los opositores de la idolatría reinante y superstición de Roma eran denominados por sus enemigos como Cathari, siendo Cologne, Flandes, Francia, Savoy Italia-Francia, y Milán, Italia, sus principales lugares de residencia.
24
Jone´s Church History, p. 260 Jone´s Church History, p. 235 26 Jone´s Church History, p. 242, ed. 1837 27 Jone´s Church History, p. 232, ed. 1837 25
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Año Mil Doscientos al Mil Trescientos, d.C.: Los valdenses sufrieron dolorosas e incesantes persecuciones de la iglesia de Roma en diferentes partes de Europa hasta el tiempo de la Reforma y la mayoría de las pruebas las soportaron con paciencia y constancia admirables. Los valdenses son en verdad el eslabón central que conecta a los primeros cristianos y padres con la Reforma. Y por sus medios, la prueba establece completamente la salvación por la gracia de Cristo sentida en el corazón por el poder del Espíritu Santo y expresada en la vida que ha existido desde el tiempo de los apóstoles hasta este día, y que es la doctrina distinta de toda esa religión que sólo de nombre se hace llamar cristiana28
Año Mil Trescientos al Mil Cuatrocientos, d.C.: A pesar del hecho de que Roma fue cruel en el trato de todo líder entre las iglesias durante este siglo, la verdad continuó prevaleciendo a pesar de la espada, el fuego o la cárcel. Los hijos verdaderos del Cordero eran encontrados por toda Europa, y especialmente en grandes números en Francia, Alemania y Bohemia. Los Valdenses eran determinados en celebrar la Cena del Señor anualmente y en Francia había sido la costumbre de este pueblo de celebrarla anualmente desde tiempos anteriores. En Alemania, así como en Francia, los Valdenses celebraban la Cena del Señor entre los años del mil trecientos y mil cuatrocientos. Por otro lado, en los Alpes Cocio (Cottain Alps), así como en Provence (Francia), Apulia (Italia), Calabria (Italia) e Italia central, esta celebración de la Cena del Señor continuó por mucho más tiempo que en Francia. Benedict habla de sociedades de Lolardos distintas y separadas que eran guardadores del sábado desde 138929.
Año Mil Cuatrocientos al Mil Quinientos, d.C.: En el siglo decimoquinto, la corrupción en la iglesia romana alcanzó su grado más alto. La reforma protestante, que será tratada en el siglo siguiente, puede decirse que había empezado en los siglos decimocuarto y decimoquinto por la obra de Walter Lollard, Wycliffe, Huss y otros, la cual sería tomada en el siglo siguiente por Lutero, Knox y otros. “Se 28 29
Townsend´s Abridgment, pp. 416, 423 Orchard, History of the Baptits, pp. 308
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presume que el lector habrá visto lo suficiente en las páginas precedentes como para satisfacerlo respecto de la opinión que corrientemente ha prevalecido entre nosotros de que la profesión cristiana en su pureza se extinguió casi totalmente en el tiempo de, y durante las edades precedentes a la reforma Luterana, pero todo esto es un error popular”30. Benedict habla de “sociedades separadas y distintas” de las iglesias guardadoras del Sábado que fueron conocidas en el principio de la reforma31. Previo a la reforma los verdaderos creyentes fueron anatemizados: Nazarenos, Corintios, Ebionistas, Hysitarianos, Petrobusianos, en la época de la reforma anabaptistas, todos ellos condenados como herejes32. Hay que dejar clara la separación o diferencia entre el tipo de cristianos de los Valdenses y el tipo de la reforma protestante. Los Valdenses en los Valles de Piedmont, Italia, fueron casi exterminados. Mientras que la reforma se extendía por el norte de Europa, las fuerzas papales visitaron las villas de los Valdenses con fuego y espada. El remanente que huyó, encontró refugio en Suiza y el sur de Alemania. Después de años de exilio trataron de regresar a sus hogares. Entonces un grupo pionero de ochocientos hombres hizo una entrada en los que antes habían sido sus valles de hogar.
Año Mil Quinientos al Mil Seiscientos, d.C.: El siglo decimosexto es el período de la reforma de la iglesia romana. Durante este siglo Martín Lutero se salió del sistema romano y con él muchos líderes de la reforma en varios países. Muchos historiadores trazan erróneamente la historia de la verdadera iglesia de Dios, desde los días de los apóstoles hasta la apostasía después de la muerte de los apóstoles y discípulos y después asumen que la iglesia estuvo envuelta en la iglesia romana hasta el tiempo de la reforma, sin saber que Dios protegió a la iglesia fiel y la mantuvo separada y distinta del sistema apóstata. Erasmo (14661536) escribió de los sabatistas de Bohemia, a principio de la reforma, que “descendientes de los Valdenses de Bohemia y Holanda formaron el material para 30
Jone´s Church History, p. 324, ed. 1837 Beneditc, History of the Baptist, P. 308 32 (p. 8 London, 1635).- Lewis, Histo. S. & S., p. 218 31
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las iglesias guardadoras del sábado que aparecieron al principio de la reforma”33. Como la reforma llegó a tener éxito, muchos de entre las iglesias de Dios antiguas de los Valdenses, fueron atraídos a los grupos de creyentes salidos del sistema romano bajo los reformadores, dejando sus dogmas principales de la fe tan querida por las iglesias Valdenses. Pero la iglesia de Dios por sí misma, compuesta de los fieles que conocían y practicaban las verdades mantenidas con el precio de las vidas de sus antepasados en siglos anteriores, mantuvo el evangelio verdadero libre de corrupciones insertadas en las doctrinas de las nuevas sectas de los reformadores que salieron de entre el clero romano.
Año Mil Seiscientos al Mil Setecientos, d.C.: Este siglo marca la crisis de la persecución contra el verdadero pueblo de Dios. Los santos fueron esparcidos en las naciones antiguas de Europa, preservando la fe verdadera, guardando los mandamientos de Dios y viviendo vidas ejemplares en los valles y colinas del continente. El Nuevo Mundo se abrió así a los inmigrantes de Europa para su colonización y santos perseguidos conocidos por varios nombres en la historia huyeron hacia América. Los Valdenses, Peregrinos, Puritanos, Quakeros, Anabaptistas, Lolardos esparcieron entre ellos la fiel iglesia de Dios y llevaron con ellos al Nuevo Mundo la fe que fue una vez dada a los santos, la cual fue preservada por sus antepasados a precio de sangre en el desierto de Europa. La iglesia de Dios vino a América desde Inglaterra y Europa, y entre los padres peregrinos que arriesgaron sus vidas en el barco “May Flower” y desembarcaron en Plymouth Rock en 1620 había guardadores del sábado, observando el séptimo día de la semana, quienes bautizaban por inmersión y se llamaba la “iglesia de Dios”.
Año Mil Setecientos al Mil Ochocientos, d.C.: Todo el que esté relacionado con el principio de la historia de los Estados Unidos recordará que los Puritanos que vinieron aquí en el May Flower desembarcaron en Plymouth Rock en 1620.
33
Historia por Lewis, pp. 317-320
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Huyendo de persecuciones en Inglaterra y viniendo al Nuevo Mundo donde pudieron adorar a Dios de acuerdo a los dictados de su propia conciencia. Estos peregrinos fueron los mismos Puritanos no conformistas y separatistas quienes en su momento trataron de purificar la iglesia de Inglaterra así como la iglesia católica. Estos guardadores del sábado se establecieron inicialmente en Rhode Island, Pennsylvania, Connecticut, Filadelfia y New Jersey: “Es un hecho concluyentemente atestiguado, que desde 1699, Kelpius estaba en comunicación con las iglesias de Rhode Island y Connecticut”34; “cuando el conde Zisendorf, fundador de la iglesia moraviana en Alemania, visitó América en 1741, se asombró de encontrar la doctrina sabatista en toda la población alemana en Pennsylvania”35; existía una afiliación estrecha entre el grupo de guardadores del sábado con los hermanos sabatistas de Nueva Inglaterra y con los sabatistas de Ephreta, Pennsylvania, “en Ephreta establecieron y mantuvieron una escuela para niños que fue patrocinada por las principales familias de Filadelfia y Baltimore”36
Año Mil Ochocientos al Mil Novecientos, d.C.: Al entrar el período cuando los verdaderos seguidores de Cristo vinieron a América, estos siervos de Dios fundaron congregaciones de hombres y mujeres piadosos reteniendo el nombre de la Biblia y la doctrina verdadera, guardando los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. Sin embargo, es de lamentarse de que algunas, de entre las más antiguas de estas congregaciones que aún existen, se han apartado hasta cierto grado de los caminos por los que anduvieron sus antepasados. Aunque aún se aferran al verdadero sábado y al bautismo, estas congregaciones han tomado un Evangelio no escritural y han dejado muchos otros dogmas importantes de fe. En registros posteriores de los primeros sabatistas, quienes después fueron conocidos como Bautistas del Séptimo Día, los encontramos usando el nombre de “iglesia de Cristo” e “iglesia de Jesucristo”37. Más tarde los nombres “iglesia de
34
Corless F. Randolph´s Historia, p. 951 Corless F. Randolph´s Historia, p. 1036 36 Corless F. Randolph´s Historia, p. 1036 37 Seventh Day Baptist Memorial, Vol. 2, p. 27 35
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Dios” e “iglesia de Cristo” fueron usados alternativamente38. En Registros posteriores encontramos el nombre de “iglesia de Cristo Sabatista” e “iglesia de Cristo Bautista del Séptimo Día”. Más tarde las palabras “de Cristo” fueron omitidas y este grupo llegó a ser conocido como Bautistas del Séptimo Día39. Así vemos como por etapas consecutivas el título escritural fue suplantado por nombres mundanos. Por otra parte, William Miller, fervoroso ministro y estudiante profético, predicó sobre el advenimiento del Señor para 1844. Cuando el esperado año no llegó el chasco fue amargo. Para 1844 James White, seguidor de Miller, comenzó a publicar “El Mensajero” en Rochester, New York (nombre que después sería cambiado a “La Revista del Advenimiento y Heraldo del Sábado”. Un dato curioso es que Ellen White, esposa de James White se refiere en sus escritos, que posteriormente se conocerían como “Dones Espirituales” a la congregación en que estaban como “iglesia de Dios”. Los adventistas tenían el nombre correcto de la iglesia antes de 1844, hasta el 3 de Octubre de 1860, fecha en que fue adoptado el nombre “Adventista del Séptimo Día”. La Sra. Ellen White, en un folleto, señala que “antes de 1844 estuvimos unidos en la verdad, pero desde 1844, en el tiempo de la perplejidad, muchas nuevas perspectivas surgieron y tinieblas y confusión han sido el resultado”40. Lo anterior es prueba amplia del orige de la iglesia Adventista del Séptimo Día como una rama de la iglesia original, “la iglesia de Dios”, y que vinieron a la existencia como un cuerpo separado en octubre 1 de 1860 con una organización general para la iglesia con un presidente, vicepresidente y en general modelada de acuerdo a las cortes civiles mundanas. Sin embargo la iglesia de Dios continuó sosteniendo el estandarte de la verdad como lo ha hecho desde los días de Jesús.
Año Mil Novecientos al presente, d.C.: En este tiempo el Espíritu de Dios se estaba moviendo y hombres llenos de Él, desde California hasta los estados de New England, y de Norte y Sur, en América, estaban impresionados por la 38
Randolph History of Seven Day Baptist, pp. 11, 12 Seventh Day Baptist Memorial, Vol. 36, p. 27 40 O.A. Johnson, “The Daily” 39
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organización impropia y no escritural de la iglesia. Se estuvieron escribiendo los unos a los otros surgiendo la necesidad de la restauración de la organización escritural, de los doce, para cuidar los asuntos espirituales de la iglesia, y de los siete, para encargarse de los negocios financieros, y también de los setenta para salir de dos en dos a dar el mensaje de advertencia para la hora de la venida del Señor. De esta manera, una organización se hizo más y más imprescindible en la iglesia, y su necesidad más aparente. Por esto se eligió lugar y fecha para efectuar esta obra. Se fijó para el día 4 de noviembre de 1933, y el lugar escogido fue Salem, West Virginia, Estados Unidos. Después de la reorganización, nueva vida y nueva actitud surgió como los retoños de los árboles en primavera. Obreros por todo el mundo fueron encendidos con celo, apurando el mensaje del tercer ángel, como nunca antes, y el Espíritu Santo operando a través de hombres y mujeres, para salir y traer fruto para el Maestro, fue visible y palpable por todas partes.
La iglesia de Dios y la iglesia de Roma han coexistido en estos dos mil años, pero la iglesia de Dios, es pequeña (Lucas 12:32), perseguida (Mateo 10:22; 24:9), débil y despreciada por el mundo (Juan 15:19; 17:16; 1 Juan 2:15); en contraposición con la la iglesia apóstata de Rev. 13: 11-18; 17: 1-8; 17: 15-18; 18, la iglesia de Roma, la cual es grande (Revelación 17:1, 15), perseguidora (Revelación 17:6; 18:24), y poderosa y apreciada por el mundo (Revelación 17:2; 18:3, 9-10).
¿Cuál de estas dos iglesias será la verdadera? Judas 1:3 señala “Amados, por el gran empeño que tenía en escribirles acerca de nuestra común salvación, he sentido la necesidad de escribirles exhortándolos a luchar ardientemente por la fe que de una vez para siempre fue entregada a los 137
santos”. Así tenemos que en tiempos de la iglesia naciente, ya se consideraba que había una doctrina completa, firme y definitiva, no en proceso de dilucidación. Pablo escribiendo a los Romanos les amonesta diciendo “Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos” (Romanos 16:17). De nuevo ya había una doctrina establecida, cualquier desviación de ella era considerada división y tropiezo.
Juan en su primera carta señala de esos que causaban división y tropiezo diciendo “Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros” (1 Juan 2:19). Aquí claramente Juan declara que todo aquel que se desviaba de la fe “dada una vez a los santos y para siempre”, es decir, que no permanecía en la verdadera fe, en realidad no eran parte de la iglesia. En ese mismo sentido más delante Juan señala en esa misma carta De igual forma señala “Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre” (1 Juan 2:24), es decir, que la doctrina original recibida permaneciese en cada uno de los miembros de la iglesia de Dios. Pablo escribiendo a los Colosenses les dice “si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro” (Colosenses 1:23). En tiempos de la iglesia primitiva había una fe completa, total y definida y Pablo amonestaba a permanecer en esa fe y más aún a no moverse de ella. Pablo escribiendo a los Tesalonicenses les dice “Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de 138
nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más” (1 Tesalonicenses 4:1). De nueva cuenta la enseñanza dada se ponía como referente para comportarse correctamente conforme a la voluntad de Dios. Pablo escribiendo a los Hebreos les dice “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad” (Hebreos 2:1-4). Aquí Pablo agrega el atender sin desviarse a la enseñanza que la iglesia tenía desde su inicio aclarado que la misma había sido dada por Jesús, que esta había sido confirmada por quienes la oyeron y que Dios mismo, a través de prodigios y señales, la había testificado.
En la cita de Juan 17:20, que ya hemos analizado, Jesús e oración al Padre con respecto de Su iglesia se dice “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos”, así que necesariamente la iglesia de Dios proclamaría lo que desde los inicio ya era su cuerpo doctrinal establecido siendo que los nuevos conversos creerían lo mismo llevando así el mismo mensaje a través de los siglos. Pablo confirma esto pues al escribir a Tito le dice “retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen” (Tito 1:9). Una misma doctrina, una misma fe, retenedor de la palabra tal y como se le ha sido enseñada, no cambiándola, no adicionándole.
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Pablo escribiendo a los Corintios señala “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano” (1 Corintios 15:1-2). De igual forma más delante, en esta misma carta Pablo señala “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58). Al igual que las citas anteriores se señala la necesidad en permanecer en la verdadera doctrina, en la verdadera iglesia, añadiendo Pablo que de no ser así se habría creído en vano, es decir, cualquier cambio o desviación doctrinal no habría servido de nada sino que al contrario habría sido en demérito de la salvación.
Las anteriores citas no dejan lugar a dudas. En tiempos de los Apóstoles, durante los primeros años de la iglesia naciente, quedó establecida la base doctrinal, completa, plena, correcta, que debía ser entendida y realizada por la iglesia y a la cual los miembros del Cuerpo de Cristo debían sujetarse sin cambios ni desviaciones so pena de poner en riesgo la salvación adquirida.
La iglesia primitiva tenía una serie de doctrinas completas, establecidas y conocidas, doctrinas que, como se vio en las citas anteriores, se mandataba a creerlas, defenderlas y crecer en ella. Pensar en que las mismas pudieron haber cambiado es contra la Escritura y el mismo sentido común, pero sobre esto Pablo enfáticamente dice en Gálatas 1:6-9: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Más si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema”.
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Esta cita es demoledora para quien defienda el cambio doctrinal en la iglesia a través de los siglos. En consonancia con todas las que ya se han visto señala un solo cuerpo doctrinal de creencias en la verdadera iglesia, quienes piensan diferente claramente dice que se han alejado, aclara enfáticamente que no hay otro Evangelio y termina no con una sino con dos anatemas (maldiciones) para quien anuncie verdades diferentes.
Realmente es complicado aducir a favor del cambio doctrinal de la iglesia sin ir contra la misma Escritura y el sentido común que señala que no pueden ser verdades dos cosas opuestas que se presenten como tales.
La verdadera iglesia de Dios, no sólo ha existido a lo largo de estos dos mil años, no sólo ha mostrado las características que se esperaban de ella, sino que su doctrina ha sido la misma. Cree que la Biblia es inspirada por Dios, cree que Dios es eterno, infinito, todopoderoso, cree en Jesús como el Hijo de Dios, principio de la creación por medio del Quién todas las cosas fueron hechas, cree asimismo en el nacimiento, muerte y resurrección de Jesús, cree que Jesús estuvo real y exactamente tres días y tres noches en la tumba, cree que el Espíritu Santo es dado por el Padre, a través de Jesús, a cada creyente, cree que el nombre bíblico para el Cuerpo de Cristo es iglesia de Dios, cree en el bautismo –sólo de adultospor inmersión, cree que la Cena del Señor debe observarse una vez al año el 14 de Nisán, cree en la vigencia de los Diez Mandamientos incluyendo el mandamiento señal que se refiere al sábado como día de reposo, cree en la inconciencia de los muertos y que su inmortalidad es condicional, cree en el Milenio como el período posterior a la segunda venida del Señor donde Sus santos reinaran con Él como reyes y sacerdotes. Entre otras cosas.
La iglesia de Dios no cree en lo que cree porque lo haya descubierto recientemente estudiando la Biblia, tampoco porque crea que las verdades hayan comenzado a ser restauradas a través de ella, y menos por que esté proponiendo nuevas interpretaciones a la Escritura. La iglesia de Dios cree en esto porque así 141
le fue enseñado y trasmitido durante los más de dos mil años de su existencia, siendo esta fe la misma que tenía la iglesia primitiva, escrituralmente demostrable, manteniéndose inamovible con el tiempo.
La iglesia apóstata, que aunque también ha existido estos más de dos mil años, pero siendo grande, perseguidora, y poderosa y apreciada por el mundo, ha ido cambiando las creencias originales de la iglesia. Cree en una trinidad donde Padre, Hijo y Espíritu Santo son Dios, cree que Jesús no estuvo real ni exactamente tres días y tres noches en la tumba, cree en el bautismo de infantes, cree en un nombre diferente al bíblico para designar al Cuerpo de Cristo, cree que la Cena del Señor no es una vez al año sino cada vez, cada día, en que celebre ésta ese memorial, no sólo no cree en la vigencia de los Diez Mandamientos sino que los ha cambiado permitiendo el uso de imágenes en el culto y la observancia del domingo como día de reposo en vez del sábado, cree que los muertos están conscientes sea en un cielo, un purgatorio o un infierno y que su inmortalidad no es condicional pues incluso si fueron inicuos vivirán por siempre atormentados, no cree en el Milenio ni mucho menos que los fieles del Señor heredarán la tierra como reyes y sacerdotes con Cristo. Entre otras cosas.
El pequeño gran problema es que todas estas cosas, ni bíblica ni históricamente, formaban parte del cuerpo doctrinal de la iglesia primitiva sino que fueron adicionadas, modificadas o innovadas, al igual que muchas otras cosas más, posteriormente y a lo largo de estos dos mil años. Pablo señala en 1 Timoteo 6:3-5 “Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales”. 142
Con todo lo anteriormente considerado, ¿a quién podría referirse Pablo al referirse a los que enseñan otra cosa y que no se conforman con las palabras de Jesus ni con la doctrina?, ¿a la iglesia de Dios que existiendo estos dos mil años se ha mantenido fiel a las creencias y prácticas de la iglesia primitiva o a la iglesia apóstata que enseña cosas que ni bíblica ni históricamente formaban parte del cuerpo doctrinal de la iglesia primitiva sino que fueron adicionadas, modificadas o innovadas, al igual que muchas otras cosas más, posteriormente y a lo largo de estos dos mil años permeando a todas las iglesias que han salido de ella?
El Shabat reconoce al creador y al salvador
En este punto de la presente obra cabe detenerse un poco para tratar de dilucidar la verdad subyacente a la guarda del Shabat, en otras palabras ¿qué implica guardar el Shabat?
Se ha visto que el Shabat fue establecido en la misma semana de la creación con un objetivo específico aunado a su sustancia, naturaleza y sentido, lo cual en su momento ya se comentó, pero independientemente de esto ¿qué implica guardar el Shabat? Nada más y nada menos que reconocer a Dios, como nuestro Padre y a Jesus, Su Hijo, como nuestro salvador.
La repuesta a ¿por qué guardar el Shabat? está dada en el mismo mandamiento que como parte de la Ley de Dios lo indica, de igual forma el estudio de la sustancia, naturaleza y sentido del Shabat permite comprender a este en extensión y profundidad, pero ¿para qué guardar Shabat?, más allá de la obligación normativa ¿qué implica el hacerlo o no hacerlo? Salmos 119:160 señala sobre la Escritura que “la suma de tu palabra es verdad”, es decir, uno debe tener la comprensión de todo lo que la Escritura dice sobre un tema para poder comprender dicho tema. En el caso del Shabat, como parte de la 143
Ley de Dios, vemos que la normativa del mismo se repite en dos ocasiones, en Éxodo y en Deuteronomio, dos ocasiones donde la normativa de guardarlo es clara pero –y esto es muy importante- la razón para ello difiere por lo cual se complementa. Sobre este punto se lee en Éxodo 20:8-11
Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; más el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.
Así que la justificación que da la Escritura para esta norma apunta hacia el reconocimiento del Padre como el creador de todo a través de Jesucristo.
Por su parte Deuteronomio 5:12-15 señala
Guardarás el día de reposo para santificarlo, como Jehová tu Dios te ha mandado. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; más el séptimo día es reposo a Jehová tu Dios; ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni el extranjero que está dentro de tus puertas, para que descanse tu siervo y tu sierva como tú. Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo.
Como se comentó, la Escritura debe considerar de manera completa para entender lo que la misma dice sobre un tema, en este caso no es que haya 144
contradicción sino que ambas citas se complementan: la primera apunta a guardar el Shabat reconociendo con ello a nuestro Padre como creador de todo a través de Jesucristo, la segunda apunta a la salvación que deviene de sacrificio redentor de nuestro Señor.
Sobre el primer punto, sabemos que el Eterno en los cielos es el Creador de los cielos, la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay. Él es nuestro Padre Celestial (Génesis 1:1; Deuteronomio 33:27; Jeremías 10:10-12; Mateo 23:9; Juan 20:17; Efesios 3:9; Hebreos 1:10; Revelación 10:6). Dios el Padre, con su Hijo, Jesús, crearon los cielos y la tierra. “Sin Él nada de lo que es hecho, fue hecho.” Jesús preexistió con el Padre “antes de la fundación de la tierra” (Juan 1:1-3, 10; 6:62; 8:57-58; I Corintios 8:6; Revelación 19:13). Es por ello que la guarda del Shabat, como señala Éxodo conlleva intrínsecamente el reconocimiento de esto “porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día”.
Sobre el segundo punto, sabemos que Jesucristo completó la expiación en la cruz. Los dos machos cabríos del día de la expiación del Antiguo testamento hacían juntos una expiación, uno representando al Jesús crucificado y el otro al Jesús resucitado (Levítico 16:5, 7-10; Romanos 5:10-12; I Corintios 15: 20-23). Sabemos que la salvación viene por gracia al creyente bautizado (Tito 2:11). Esto es don de Dios. Somos salvos por la gracia del Señor Jesucristo (Hechos 15:11). Somos justificados por su gracia (Romanos 3:24). Esta gracia reina a través de la justicia para vida eterna por Jesucristo Señor nuestro (Romanos 5:21). Por su gracia somos salvos (Efesios 2:5) por la fe. No es algo ganado, sino es un regalo de Dios (Efesios 2:8). Es por ello que la guarda del Shabat, como señala Deuteronomio, conlleva intrínsecamente el reconocimiento de esto: “acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido”. Como se lee en Éxodo 12, relativo a las indicaciones de la Pascua, sombra del sacrificio redentor de Jesús, esta era un memorial relacionado precisamente con la liberación del Pueblo de Israel de Egipto; de igual forma el 145
sacrificio redentor de Jesús nos libera del pecado, nos rescata de la muerte y nos habilita para formar parte de la familia de Dios.
De esta forma la guarda del Shabat esta intrínsecamente relacionada con el reconocimiento del Padre como creador de todo a través de Jesucristo y con el reconocimiento de Jesucristo como el sacrificio perfecto para nuestra redención, en ese mismo orden de ideas él no guardar Shabat lleva implícito rechazar ambas premisas.
¿Cómo guardar el Shabat en la actualidad?
Cuando uno se aviene al correcto entendimiento de la ordenanza del Shabat, surge el deseo por comenzar a guardarlo, pero al mismo tiempo, dada la falta de conocimiento y práctica, surgen las dudas respecto del cómo.
De los Diez Mandamientos el del Shabat es el único que presenta este problema. El no tener otros dioses, no venerar imágenes, no matar, no mentir, no adulterar o cualesquiera de los otros mandamientos no presentan realmente mucho problema para alguien pues, a pesar de ser cosas que de manera natural e incluso social, por no decir religiosa, son reconocidas como correctas, como nobles, como verdaderas, el caso del Shabat es distinto.
Durante siglos la observancia del Shabat ha sido motivo no sólo de desprestigio, confusión o falta de entendimiento sino incluso de persecución, así que cuando uno entiende la sustancia, naturaleza y sentido del Shabat, y desea comenzar a vivir de acuerdo a las ordenanzas de Dios, surge la confusión respecto de la manera correcta de hacerlo: ¿puedo hacer comida?, si alguien toca en la casa ¿debo atenderlo?, si alguien se enferma en casa ¿puedo llevarlo a doctor, pagar la consulta y comprar medicamentos?, ¿apago televisores, radios y celulares para no distraerme?, ¿puedo bañarme o lo hago antes del Shabat?, y lavar platos 146
¿puedo?, si algo se ensucia en casa ¿puedo limpiarlo o me espero a que termine el Shabat?, etc., etc., etc.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que la guarda del Shabat sólo tiene sentido como parte de la verdadera iglesia de Dios. El Shabat no es en sí o por sí algo que guardando uno pueda ostentar eso como parte de lo que es ser un verdadero cristiano, sino que el Shabat, como ya se comentó, aparte de su sustancia, naturaleza y sentido propio, funge como señal para quienes en este siglo son llamados a salvación. El llamamiento al Camino procede del Padre, “Ninguno puede venir a mí [A Cristo], si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrer” (Juan 6:44); estos que en este siglo son llamados pasan a formar parte de la iglesia de Dios, esto desde el inicio de la misma, “Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” (Hechos 2:47), después de todo, según la misma Escritura, existe “un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo”.
En la actualidad, algunas congregaciones que, sobre todo a partir del siglo XIX surgieron de la iglesia de Dios, se identifican como guardadoras del Shabat; de igual forma otras congregaciones, sin relación alguna con la iglesia de Dios, sobre todo surgidas a partir del siglo XIX y XX, al darse cuenta por la Escritura de la validez y vigencia de la ordenanza del Shabat, lo han incorporado como parte de sus doctrinas, pero de nueva cuenta, la observancia de dicho mandamiento sólo tiene sentido en la iglesia de Dios, pues aunque estos dos grupos son guardadores del Shabat, sus puntos doctrinales no tienen correspondencia con la doctrina que la iglesia de Dios ha mantenido y proclamado durante estos dos mil años fundamentada en las creencias y prácticas de la iglesia primitiva.
Así que el primer consejo sería buscar una congregación de la iglesia de Dios donde uno pudiera incorporarse en los servicios de observancia de la ordenanza relativa al Shabat. 147
En este punto hay que hacer una aclaración pues tal vez la duda que surja en quien comienza su andar por el Camino sea, ¿debo bautizarme para perdón de mis pecados, tomar la imposición de manos para recibir el Espíritu Santo y comenzar mi vida como parte de la iglesia de Dios para guardar el Shabat? La respuesta es que no necesariamente debe ser así, esto sería solamente si uno ya está familiarizado con las doctrinas y prácticas de la iglesia de Dios y, sintiendo el llamado del Padre, quiere responder a él, pero lo ideal es que se dé un tiempo para lo anterior, que acuda a los servicios, que lea, estudie, entienda y comprenda los principios doctrinales (esto incluso s en su comunidad no hay iglesia de Dios pues hay maneras en la actualidad para ello), y si siente ese llamado, entonces tome la opción de comprometerse como parte del Cuerpo de Cristo. Pero, y esto es muy importante, es requisito comenzar a guardar los Mandamientos de Dios, entre los que está la ordenanza del Shabat, si es que uno quiere ir teniendo cada vez mayor conocimiento del Camino, tal como dice la Escritura “buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos” (Salmos 111:10) y “tus mandamientos me hacen más sabio que mis enemigos, porque son míos para siempre” (Salmos 119:98).
Una vez aclarado esto viene la cuestión relativa al cómo guardar el Shabat. Números 15:32-26 nos habla del caso de alguien que violando la normativa del Shabat fue descubierto recogiendo leña y apedreado por orden de Jehová, ¿quiere decir que no puede recogerse leña o de plano no debe recogerse nada? Éxodo 16:29 indica “29 Mirad que Jehová os dio el día de Shabat, y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Estese, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día”, ¿quiere decir que ni moverse puede uno de dónde está? Éxodo 35:3 trae la orden directa de Jehová “No encenderéis fuego en todas vuestras moradas en el día del Shabat”, ¿no puede encenderse fuego ni para cocinar?, y el encendido de luz eléctrica, ¿puede considerarse un tipo de fuego?, después de todo estamos hablando de luz incandescente. 148
Lo anterior es lo que encontramos en la Escritura, pero si le preguntamos al pueblo judío (después de todo ellos lo han seguido guardando durante toda su historia) la manera correcta de guardar el Shabat, la cuestión se complica. El Talmud, en el tratado «Shabat», capítulo 7, mishná 2, trae una lista de las 39 categorías de actividades prohibidas en shabat. Estas son: plantar, arar, cosechar, atar poleas acanaladas, trillar, aventar, seleccionar, moler, tamizar, amasar, hornear, trasquilar lana, lavar lana, batir lana, pintar lana, hilar lana, tejer, hacer dos lazos, unir dos hilos, separar dos hilos, amarrar, desamarrar, coser, romper, atrapar un animal, matar a un animal, despellejar a un animal, curtir pieles, raspar pieles, marcar pieles, moldear pieles, escribir dos o más letras, borrar dos o más letras, construir, demoler, apagar fuego, prender fuego, tocar un instrumento musical, terminar la preparación de un utensilio nuevo, transportar un objeto de áreas públicas a áreas privadas y viceversa, o cargarlo 4 cúbitos o más en un área pública., hacer coladas. De estas categorías principales (avot) se derivan otras actividades similares (toldot), por ejemplo, dentro de la categoría de hornear se derivan prohibiciones de cocinar, freír, etc. Aparte de las actividades prohibidas por la Torá, existen algunas prohibiciones de origen rabínico, como el utilizar o mover un objeto que se usa para trabajos prohibidos, al que se le llama muktze; y el pedir a una persona no judía que haga un trabajo prohibido dentro de ciertas circunstancias.
Así que la pregunta sobre cómo guardar en la actualidad el Shabat es válida, sobre todo par a quien inicia el Camino.
Antes de continuar hay que aclarar las dos situaciones anteriores, tanto la que deviene de la Escritura como la que surge de las interpretaciones rabínicas sobre guardar el Shabat.
La Escritura contiene muy poco sobre el cómo guardar el Shabat, ya se han comentado en otros apartados las citas cuya referencia principal es a reposar de 149
nuestras actividades, gozarnos en Jehová y ser alimentados sobre todo espiritualmente, pero fuera de eso no hay mucho.
Las dos citas de la Escritura mencionadas anteriormente deben entenderse en su justa dimensión. La muerte del que recogía leña no pasó a formar parte de una ordenanza sino que fue el juicio que Jehová hizo sobre esa persona en específico ante la rebeldía que mostraba al no guardar el Shabat. Idolatría, adulterio, asesinato, en esos mandamientos no había y no hay duda de a lo que se refiere, pero ¿recoger leña puede considerarse trabajar?, ¿y si hay necesidad de ello? Es por eso que el caso se plantea ante Dios mismo, pues ni Moisés podía concluir sobre este. Sólo Dios conoce el corazón de las personas y el del relato, al ser llevado ante el Señor, recibió de Él la condena máxima, pero eso no implicó que el hecho aislado implicase una ley de aplicación general pues cada caso debía analizarse, pero y aunque así se interpretase, ya cuando se abordó el caso de los dos sacerdocios y las dos leyes quedó claro que los mandamientos adicionales a la Ley de Dios habían sido abolidos, entre los que estaría este.
La otra cita de no encender fuego en Shabat es una que ha confundido a muchos y que ha llevado a extremos en los que las estufas judías tienen un mecanismo que las desactiva para que ni siquiera por error pueda encenderse fuego en Shabat, de igual forma lo anterior ha generado toda una serie de medidas para procurarse comida ese día sin necesidad de calentarla, incluso las luces eléctricas no se prenden por ser una especie de fuego. Para esta ordenanza va el mismo comentario anterior respecto de la abolición de las leyes adicionadas a los Diez Mandamientos, pero además hay una enseñanza subyacente. Fuego en la Escritura tiene connotaciones positivas y negativas. Dado que se prohíbe el hacer fuego esto ha de tener una connotación negativa. El significado bíblico negativo para el fuego es de juicio (Levítico 9:24; 10:2), prueba (2 Reyes 1:10), castigo (Génesis 19:24) incluso contienda (Lucas 12:49), la referencia escritural a no encender fuego en Shabat es no caer en situaciones como las anteriores pues la esencia misma del ese día es para reposar, gozarse y crecer. 150
Ahora bien, respecto de los comentarios rabínicos, la mayoría deviene del Talmud, tal como aquí se ha citado, siendo que el mismo se compiló entre los siglos III-V d.C., es decir, mucho después de que la doctrina de la iglesia de Dios quedó establecida en los primeros días, pero, al igual que en los tiempos de Jesús, incorpora opiniones humanas sobre la manera correcta en que debía guardarse el Shabat.
Ya vimos en la Escritura las contiendas que en su momento tuvo Jesús con los líderes religiosos de su tiempo por esto. Juan 5:9-10 señala la condena hecha por estos líderes hacia el hombre enfermo sanado por Jesús que llevaba su camilla en Shabat, tal como Jesús le había dicho (Juan 5:8), la condena de ellos es clara “es día de Shabat, y no te es permitido cargar tu camilla”, más sin embargo en la Escritura no hay nada de eso, era una interpretación de ellos, interpretación que pudiera tener sentido para cuidar que la gente que estuviese guardando Shabat no incurriese en prácticas violatorias, pero en el caso de este enfermo, el mismo había sido curado en la vía pública y tenía que regresar a su casa no pudiendo dejar tirada su camilla.
En Lucas 6:1-5 está de nuevo un enfrentamiento de Jesús con los líderes religiosos de su tiempo al condenar estos últimos a Sus discípulos por coger espigas en Shabat y restregarlas en sus manos para comer las semillas, de nuevo el señalamiento es contundente “¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en sábado?, pero Jesús los corrige, ya que la Escritura no prohíbe el poder hacer lo que uno pueda para alimentarse ese día, más sin embargo los líderes religiosos habían extendido el mandamiento hasta ese punto.
Por último, ya se analizaron varias citas de la Escritura que muestran los enfrentamientos que Jesús tenía con los líderes religiosos de su tiempo por curar en Shabat. Lucas 13:14 resume la actitud que tenían esos líderes religiosos “pero el alto dignatario de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiera sanado en 151
sábado, dijo a la gente: —Seis días hay en que se debe trabajar; en estos, pues, venid y sed sanados, y no en sábado”. Jesús en varias ocasiones les preguntaba si era lícito o no hacer el bien, sanar el Shabat (Marcos 3:4), dejando en claro que sí lo es (Mateo 12:12).
Así que no son las opiniones humanas las que deben marcar la sustancia, naturaleza y sentido del Shabat.
Pero bueno, seguimos en lo mismo, ¿cómo debe guardarse el Shabat en la actualidad? Curiosamente la respuesta es como se hacía antes, en las sendas antiguas, pero con el entendimiento que sobre el Camino tenemos en la actualidad.
¿Senda antigua? Jeremías vivió en el tiempo en que existía tanto la Ley de Dios como las leyes mosaicas como parte de la legislación del Pueblo de Israel más sin embargo ¿cómo amonesta a los de su tiempo? “Así dice Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál es el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos” (Jeremías 6:16). Dado que en ese tiempo existían ambos conjuntos de leyes la referencia a sendas antiguas ha de referirse a cómo era antes de eso, ¿y cómo era antes de eso?, cómo originalmente fue pensado, como era cuando la legislación original y el sacerdocio de Melchisedec.
Ya se ha analizado desde el inicio de la presente obra lo relativo a sustancia, naturaleza y sentido del Shabat, entendiendo que la misma es simple, es sencilla, no es una carga pesada: reposar de nuestras actividades, gozarnos en Jehová, y venir adquirir conocimiento, alimentarnos espiritualmente.
Lo anterior no quiere decir no halla especificaciones claras sobre lo relativo al reposo, al gozo, y al alimentarnos espiritualmente. Como ya se vio al analizar la sustancia, naturaleza y sentido del Shabat, lo primero se refiere a dejar de lado las 152
obligaciones laborales (lo cual incluye no comprar ni vender), lo segundo es disfrutar de ese tiempo que se nos da sin “encender fuego”, y lo tercero tiene que ver con la lectura, estudio y meditación que sobre la Palabra se hace tanto en la casa individual como en la casa que significa la congregación. De ahí en fuera –y esta es la parte complicada-, es el Espíritu de Dios quien va guiando a uno en el entendimiento correcto, perfecto y santo respecto de esta ordenanza. Esta es la parte complicada, como se ha dicho, porque la mente carnal está hecha para seguir instrucciones, para hacer cosas o bien dejar de hacerlas, pero una lista de prohibiciones y permisos, como los que existían en épocas de Jesús o como los que actualmente algunos imponen a sus congregaciones, sólo corrompe el espíritu al hacerlos presa de ese legalismo que da una satisfacción por lograr lo que se prohíbe o se permite, como dice la Escritura “la letra mata, más el Espíritu vivifica” (2 Corintios 3:6), después de todo ya lo dijo el Señor Jesús “más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:23-24).
Para quien inicia el Camino la cuestión del Shabat al principio puede causar cierto desasosiego, pues acostumbrada la mente carnal a saber qué hacer y cómo, se encuentra en un punto donde, salvo las indicaciones básicas y generales, es el Santo Espíritu del Padre el que irá desarrollando la manera de guardar de manera correcta, perfecta y santa. Ese desasosiego se va quitando con la misma convivencia con la congregación, por eso la importancia de, si se puede, acudir los sábados a los servicios, a la lectura, al estudio. Pero una vez que se ha desarrollado esto en uno es cuando deviene ese reposo, eso gozo y ese crecimiento que el observar el Shabat trae.
Pero algo que dé inicio puede dar luz sobre el tema es el siguiente: el Shabat fue hecho a causa del hombre (Marcos 2:27), es el día en que los hijos de Dios 153
venimos a Su presencia a recibir instrucción, edificación, corrección, perfeccionamiento y santificación. Es un día de reposo, de gozo y de crecimiento. Si pudiera poner una imagen a cómo hacer esto sería la siguiente: imagínate que un día va a venir un amigo tuyo, entrañable, que no ves en tiempo, a visitarte, tu prepararías lo más posible tu casa, tu persona, tu tiempo, para atenderlo, pues la idea es similar a cada Shabat en dónde recibimos la presencia misma de Dios. La preparación para recibir el Shabat es similar a aquella que tendríamos para recibir al amigo, pero de la misma forma habría cosas que incluso en su visita se tendrían y se podrían hacer.
Si bien algunas de las congregaciones guardadoras del sábado que se habló al inicio del presente apartado, congregaciones sin relación alguna con la iglesia de Dios, han generado un sinfín de reglas para guardar el Shabat, este no va acorde a la sustancia, naturaleza y sentido del mismo, sustancia, naturaleza y que va desarrollando en nosotros el Santo Espíritu de nuestro Padre Dios.
Cómo parte final de la manera actual de guardar el Shabat, podemos decir como Pablo que “Todo [nos] es lícito, mas no todo [nos] conviene: todo [nos] es lícito, mas no todo [nos] edifica” (1 Corintios 10:23), y específicamente sobre la manera de guardar el Shabat Jesús dijo al respecto que es “lícito hacer bien en el día de reposo” (Mateo 12:12), pero para esto necesitamos saber qué es el bien, qué sí nos edifica, que sí nos conviene, ¿y cómo se logra esto? Teniendo la madurez espiritual que deviene aquellos que “que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal” (Hebreos 5:14).
El Shabat es un día de reposo, es un día de gozo, es un día de edificación. Hay cosas claras que lo definen como tal (no trabajar –ni comprar ni vender- para poder reposar, “no encender fuego” para poder gozarnos en Jehová, y acudir a alimentarnos espiritualmente para ser edificados), de ahí en fuera la observancia del mismo, así como toda la adoración al Padre, debe ser “en espíritu y en verdad” (Juan 4:23-24). 154
Una respuesta a la objeción judía a la mesiandad de Jesús
Se comenzó la presente obra con una objeción judía a la mesiandad de Jesús, objeción que gira en torno a que la figura actual presentada por la cristiandad del Mesías contradice, se contrapone, a lo que de Él dijeron todas las profecías respecto de Él con relación a la Ley de Dios. Objeción válida que requiere de respuesta.
Durante siglos no hubo confusión para el Pueblo de Israel quien entendía que sería la misma Ley que Dios había dado la que en un futuro, bajo el gobierno del Mesías, regiría sobre las naciones. Ley contenida en lo que la cristiandad conoce como el Antiguo Testamento, pero al final de cuentas esa misma Ley, no otra.
Este punto no es menos importante sino decisivo para entender cómo es que el Pueblo de Israel ve al Mesías que la cristiandad le presenta: un Mesías que abroga, contradice, elimina la Ley de Dios.
Ante esta objeción, validad como ya se dijo, y tomando en cuenta todo lo expuesto en la presente obra, puede responderse de la siguiente manera: La iglesia de Dios, la verdadera iglesia de Dios - pequeña (Lucas 12:32), perseguida (Mateo 10:22; 24:9), débil y despreciada por el mundo (Juan 15:19; 17:16; 1 Juan 2:15)-, nunca ha argumentado por un cambio, suspensión o abrogación de la Ley dada por Dios a Su pueblo. Esta Ley es la misma válida, existente y vigente desde la creación y que continuará válida, existente y vigente incluso después de la venida del Mesías, y consiste en los Diez Mandamientos contenidos en Éxodo 20, que incluye la ordenanza de guardar el Shabat.
Extendiéndonos en esta respuesta, ahora como destinatarios a todos aquellos que desean ser guiados por Dios en el Camino, como se ha demostrado en la presente obra, hay normas que fueron adicionadas a la Ley de Dios, normas conocidas como leyes mosáicas que estarían vigentes hasta el punto en la historia en que el 155
Mesías esperado hiciera su aparición, con lo cual eran temporales, pero la legislación referente a los Diez Mandamientos, al no ser parte de aquel cuerpo legislativo presenta en sí misma una permanencia perpetua en su validez, existencia y vigencia.
Específicamente hablando del Shabat, motivo de la presente obra, no puede identificarse en la Escritura la más mínima señal de contradicción en la misma respecto de esto. Todo el Antiguo Testamento evidencia la sacralidad que sobre este día puede escrituralmente demostrarse, de igual forma el Nuevo Testamento presenta una continuidad sobre lo mismo en similar tesitura.
En contraposición, el Nuevo Testamento, hablando específicamente sobre el primer día de la semana, no contiene la menor indicación de cambio alguno en la observancia del día de reposo del Shabat a este.
Si bien la ordenanza del Shabat, al ser parte de los Diez Mandamientos se mantiene, el espíritu en que debe ser guardado este día está imbuido de la revelación que con Cristo ha venido al mundo a través de Su iglesia: El Shabat es un día de reposo, es un día de gozo, es un día de edificación. Hay cosas claras que lo definen como tal (no trabajar –ni comprar ni vender- para poder reposar, “no encender fuego” para poder gozarnos en Jehová, y acudir a alimentarnos espiritualmente para ser edificados), “en espíritu y en verdad” (Juan 4:23-24).
Que el Santo Espíritu de nuestro Padre Dios que mora en nosotros nos ilumine cada vez más para que, conforme a la voluntad de Dios, podamos entender en profundidad y alcance lo revelado por Su Palabra.
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Paz a vos
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Acuérdate del
Shabat
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Primera edición
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