20 siglos en 20 pรกginas
Resumido por Roberto Celaya Figueroa de la obra A History of the True Religion Traced From 33 A.D. to Date de Andrew N. Dugger & Clarence O. Dodd
…para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas y nosotros por medio de él (I Corintios 8:6)
Dedicatoria
A la Iglesia de Dios (7° Día)
Página web habla hispana: http://www.iglesiadediosapostolica.org/ Página web oficinas centrales: http://www.churchofgod-7thday.org/
Índice
Introducción........................................................................................................ 1
Año Treinta y Tres al Cien, d.C. ...................................................... 2 Año Cien al Doscientos, d.C. ........................................................... 3 Año Doscientos al Trescientos, d.C. .................................................. 4 Año Trescientos al Cuatrocientos, d.C. .............................................. 5 Año Cuatrocientos al Quinientos, d.C. ............................................... 6 Año Quinientos al Seiscientos, d.C. .................................................. 7 Año Seiscientos al Setecientos, d.C. ................................................. 8 Año Setecientos al Ochocientos, d.C. ................................................ 9 Año Ochocientos al Novecientos, d.C. ............................................... 10 Año Novecientos al Mil, d.C. ........................................................... 11 Año Mil al Mil Cien, d.C. ................................................................ 12 Año Mil Cien al Mil Doscientos, d.C. .................................................. 13 Año Mil Doscientos al Mil Trescientos, d.C. ......................................... 14 Año Mil Trescientos al Mil Cuatrocientos, d.C. ..................................... 15 Año Mil Cuatrocientos al Mil Quinientos, d.C. ...................................... 16 Año Mil Quinientos al Mil Seiscientos, d.C. ......................................... 17 Año Mil Seiscientos al Mil Setecientos, d.C. ........................................ 18 Año Mil Setecientos al Mil Ochocientos, d.C. ....................................... 19 Año Mil Ochocientos al Mil Novecientos, d.C. ...................................... 20 Año Mil Novecientos al presente, d.C. ............................................... 21 Trayecto de la iglesia de Dios ......................................................... 22 Referencias manejadas por Dugger & Dodd en su obra........................... 23 Bibliografía ................................................................................ 25
Introducción
Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. (Mateo 16:18) Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre (Juan 14:16) No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé (Juan 15:16) …enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. (Mateo 28:20) …a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén. (Efesios 3:21) Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Efesios 4:11-13)
“La Iglesia de Dios y su doctrina han sido siempre perseguidas desde su comienzo. La iglesia ha sido fuerte, pero también débil algunas veces. Ella fue presentada a todos los pueblos y naciones de la tierra. Y ha existido en todas partes y en todos los tiempos desde su comienzo, pero se ha balanceado de ida y vuelta como un péndulo. La razón de esto es que Satanás lanzaría un ataque en contra de la Iglesia. Y ella vendría a ser débil y también fuerte, y algunas veces desaparecería en algunos países. Pero la Iglesia nunca se extinguió completamente en ningún tiempo, y las doctrinas del Señor fueron preservadas hasta nuestro tiempo. “En la actualidad, el término Iglesia de Dios es usado por muchas denominaciones y grupos. Esto es bastante confuso. Una forma de diferenciar estos grupos es agregando la ciudad del cuartel general al nombre, como un prefijo o sufijo. Todas estas Iglesias de Dios son claramente de origen Americano, pero con una excepción, la Iglesia de Dios (7mo. día), la cual tenía conexiones europeas antes de venir a América. “Europeos, guardadores del sábado vinieron de Inglaterra, Holanda, Bohemia y Moravia, a Rhode Island y más tarde a Connecticut. De aquí se dispersaron a los 13 estados originales, y más tarde a muchos otros estados que vinieron a formar parte de los Estados Unidos.
Tomado del Prefacio del documento Puntos Doctrinales de la iglesia de Dios (7mo. día)
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Año Treinta y Tres al Cien, d.C.
El nombre en el Nuevo Testamento para la iglesia verdadera organizada por Jesucristo es el de la “iglesia de Dios”. Su relato nos lleva hasta el año 96 d.C. en la cual encontraremos el mismo nombre, sin embargo sus enemigos la han llamado por otros nombres, el primero: Nazarenos. Antes de que Jesús ascendiera previno a sus seguidores de la gran destrucción que vendría sobre Jerusalem, lo cual sucedió en el 70 d.C., así cuando la iglesia, cuyos miembros iniciales eran todos judíos1 vio a ésta rodeada por enemigos huyó a Pella, en el valle del Jordán2. El primer nombre dado a la verdadera iglesia por el mundo fue de “nazarenos” y era señalada como una “oscura secta judeo-cristiana que existió en tiempo de Epifanio (370 d.C.) en Coele-Siria, Decápolis (Pella) y Basantis (Cocabe) cuyos miembros se caracterizaban como judíos puros y simples pero reconociendo el N.T. (y con ellos el derecho de los gentiles) así como el A.T. (observancia de los sábados, comidas, etc.) y creyendo en la resurrección, un solo Dios y su Hijo Jesucristo, pero deseando ser judíos y cristianos no eran ni lo uno ni lo otro” 3. Si bien se les nombraba “nazarenos” por el pueblo de Nazaret, el nombre de la iglesia siembre ha sido iglesia de Dios. En el siglo segundo, Ignacio escribió a los de Smirna destinando su carta a “la iglesia de Dios en Smirna”4. De igual forma, de acuerdo a la muerte de Policarpo, discípulo del apóstol Juan, la iglesia en Smirna se dirige a la de Filomena como “iglesia de Dios” 5. Eusebio quien escribió de la iglesia de los primeros siglos, habla de ella observando la cena del Señor en la misma fecha que los judíos celebraban la pascua, es decir el 14 del primer mes, Nisán. La primera iglesia cristiana establecida en Jerusalem llegó a ser un modelo en su doctrina y práctica para gran parte de las fundadas en el primer siglo. Sus primeros quince obispos fueron judíos (exceptuando tal vez uno, Marcos), “unificando las enseñanzas de Moisés con las de Cristo, fueron conocidos como “nazarenos” y estaban de acuerdo en celebrar el séptimo día de la semana en conformidad con los judíos convertidos”6. En la Historia de los Primeros Siglos por Eusebio, él habla de los judíos cristianos que observaban el sábado y de Policarpo, bautizado por el apóstol Juan, dice guardaba la pascua como lo había aprendido de Juan 7. El obispo White, hablando de la guarda del sábado como algo herético, opuesto a la práctica de la iglesia, dice que esto “fue condenando en los nazarenos y cristianos en el sínodo de Laodicea (321 d.C.), de igual forma Gregorio el Grande afirmo que estaban judaizando reviviéndose esta práctica por los anabaptistas de nuevo en los días de Lutero”8. Hurlbut señala que “mientras la iglesia se compuso en su mayoría de judíos el sábado hebreo era guardado, pero cuando se incrementó con gentiles el día primero tomó su lugar”9. Gieseler señala que estos primeros cristianos gentiles “observaban el sábado y la pascua, con la referencia a las última escenas de la vida de Jesús pero sin la superstición judía”10, en el mismo sentido Lewis indica que “los paganos conversos observaban sólo el sábado y, en recuerdo de las escenas finales de la vida de nuestro Salvador, la Pascua, aunque sin las supersticiones judías”.11 Estos primeros cristianos rechazaron comprometerse con las prácticas de los romanos y sus iglesias fueron consideradas sociedades secretas contrarias a la ley romana 12. Mosheim habla de la iglesia del primer siglo como una secta de adoradores cristianos quienes guardaban todos los mandamientos dados por el gran dador de la ley13. Entre los primeros mártires este primer siglo destacan (entre paréntesis se presenta en ese orden: área principal de su labor, forma de morir, fecha de su muerte): Esteban (Jerusalem, apedreado, c. 37), Jacobo el Mayor (Jerusalem, degollado, c. 44), Felipe (alta Asia, crucificado, c. 54), Mateo (Parthia y Etiopía, Jerusalem con una alabarda, c. 60), Santiago el Menor (Jerusalem, apedreado, c. 62), Matías (Jerusalem, decapitado, c. 80), Andrés (Asia, crucificado, finales s. I), Marcos (Alejandría, despedazado, c. 68), Pedro (Jerusalem, crucificado, c. 67), Pablo (Asia, degollado, c. 67), Judas (Edesa, crucificado, c. 72), Bartolomé (India, crucificado, finales s. I), Tomás (Parthia, muerto con lanza, finales s. I); Lucas (Asia, colgado, c. 84), Simón Celotes (Mauritania, África y Bretaña, crucificado, c. 74), Bernabé (Asia, muerto, c. 73)
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Año Cien al Doscientos, d.C. El primer siglo terminó con la muerte del último de los apóstoles y escritores del Nuevo Testamento, Juan. Después de la vida de Pablo, una cortina cuelga sobre la iglesia por cincuenta años, cuando se levanta aproximadamente en el 129 D.C. encontramos una iglesia muy diferente. John Dowling, en su Historia del Romanismo, señala que fue en ese primer período de la iglesia que muchas de las corrupciones del cristianismo tuvieron surgimiento, las cuales crecerían dentro de un sistema horrendo de superstición y error como el papado tales como el culto a las imágenes, la invocación de los santos y la superstición de las reliquias 14 “Las principales corrupciones del papado que, o fueron introducidas al principio, o sus semillas eficaz y naturalmente sembradas, produjeron esos venenosos frutos que aparecieron abundantemente en un período posterior… la costumbre de orar por los muertos… la invocación de los santos, el supersticioso uso de las imágenes, la señal de la cruz,… así obró ese misterio de iniquidad”15. Hacia el fin de siglo segundo la controversia para la observancia de la Pascua fue renovada. Se llevaron sínodos intentando uniformidad en este tema los cuales fueron infructuosos16. Hacia los últimos años del segundo siglo, a medida que los primeros discípulos se retiraron a sus tumbas, los nuevos convertidos, judíos y gentiles, vinieron con un nuevo modelo 17. Al final del segundo siglo… es obvio remarcar los cambios que ya habían introducido en mucha de la adoración cristiana, también se empezó a establecer la distinción de grados, lo que vino a terminar con la jerarquía papal18. Por intrusiones… fue herido el Espíritu de Dios y la piedad de los profesantes amigos de Cristo comenzó en este segundo siglo a decaer 19. Las herejías comenzaban a tomar forma y fuerza. La Historia de la Iglesia de Mosheim's habla de una secta de cristianos que se reunían el primer día de la semana con sus caras vueltas hacia el sol para orar y cantar en honor al sol y a la luna. Enseñaban que Cristo estaba en ambos y el que alma después de la muerte iba primero a la luna para ser limpiada y después del sol para ser purificada20. Mientras tanto, los ataques plenos de la iglesia de Dios al paganismo la hicieron extremadamente aborrecible. Roma fue incendiada y Nerón transfirió esa responsabilidad a la iglesia de Dios iniciando una persecución terrible donde muchos fueron crucificados, arrojados a las bestias salvajes o quemados21. Los verdaderos herejes trataban de unirse con los cristianos con vistas de obtener mayor circulación de sus errores bajo la cubierta de estar en comunión con aquellos cuya piedad real y salud en la fe no podía estar en duda 22. Los escritos de los llamados “padres de la iglesia”, Irineo, Clemente de Alejandría, Eusebio, Jerónimo, Justino mártir, Apolinario, quienes escribieron con sinceridad pero no bajo inspiración del Espíritu Santo, se contradecía unos a otros: “La teología de la mayoría de ellos exhibía una extraña e innatural unión de las doctrinas cristianas con la filosofía enseñada en las escuelas platónicas de Alejandría” 23. Si bien la iglesia de Dios había huido en el 70 d.C. a Pella, para el 130 d.C. algunos pudieron regresar a Jerusalem al escoger un obispo gentil, Marcos24, mientras otros permanecieron en Pella. Hugh Smith, respecto de los Nazarenos señala que era “aborrecidos públicamente y maldecidos por los judíos por su adherencia al cristianismo, y al mismo tiempo despreciados por los cristianos por su prejuicio en favor de la ley Mosaica (el sábado). Vestigios de esta secta aparecen hasta el siglo cuarto siendo una mezcla de judaísmo y cristianismo” 25. Francis White menciona a los nazarenos como uno de los grupos guardadores del sábado más antiguos que fueron condenados por los líderes de la iglesia por esa herejía 26 los cuales se vieron abatidos por el incremento de multitudes surgidas de las varias religiones del politeísmo enlistadas bajo la bandera de Cristo27. Ellos en realidad eran la iglesia apostólica de Jerusalem y sus sucesores directos y se referían a sí mismos como la iglesia de Dios, mismo término al que hace referencia Ignacio en el siglo segundo en sus cartas a los de Smirna (“las iglesias de Dios”), a los de Filadelfia (“A la iglesia de Dios que está en Filadelfia”) y a los de Antioquía (“A la iglesia de Dios que está en Antioquía… os convendría como iglesia de Dios elegir un diácono para que actúe como embajador de Dios por vosotros”)28.
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Año Doscientos al Trescientos, d.C. En el siglo anterior la iglesia perseguida y desterrada de Jerusalem encontró refugio en Pella, ahí continuó en la gracia de Dios sosteniendo las hermosas verdades que Dios confió a su cuidado. Mientras era conocida por el mundo como Nazarenos ella se refería a sí misma por el nombre inspirado de la Escritura de iglesia de Dios. Para el año 130 d.C. se le permitió a la iglesia regresar a Jerusalem, aunque algunos permanecieron en Pella. Por más de cien años continuaron en paz, teniendo de nuevo el cuartel general en la Ciudad Santa como en el principio. Sin embargo más tarde surgieron problemas y empezaron las persecuciones a caer sobre los santos hombres de Dios en Jerusalén, huyendo de nuevo y siendo dispersos por todo el mundo. En el 250 d.C. Decio, emperador romano, emite un edicto iniciando la persecución. Los venerables obispos de Jerulsalem y Antioquía murieron en prisión y muchos verdaderos seguidores fueron azotados con violencia, muchos fueron sacrificados siendo echados a las bestias salvajes, algunos quemados y otros perecieron por la espada. Decio muere repentinamente y aunque Gallio, su sucesor, sigue su mismo camino, éste igualmente muere con lo que para el 253 termina este breve período de violencia para la iglesia29. Estas persecuciones hicieron que el evangelio, las doctrinas verdaderas, el nombre verdadero, los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, fuera llevado solamente a cualquier lugar donde los miembros de la iglesia encontraran refugio. Sin embargo el celo de los verdaderos seguidores de Cristo fue acompañado con el incremento del número de apóstatas cristianos, la multiplicidad de sectas, el crecimiento de doctrinas falsas y la disminución de la norma de los verdaderos cristianos. “Al principio de la persecución de Decio cada uno se inclinaba en mejorar su patrimonio olvidando lo que los creyentes habían hecho estando bajo los apóstoles. Los pastores y diáconos olvidaron sus obligaciones, las obras de caridad eran negadas, y la disciplina estaba en la más baja decadencia. Prevalecía el lujo… el fraude y el engaño… Los cristianos podían jurar, no sólo sin reverencia sino sin veracidad, despreciaban a sus superiores eclesiásticos, podían injuriarse el uno al otro con furia y guiar riñas con malicia anticipada, aún muchos obispos, que debían ser ejemplo y guías para los demás, se dieron a propósitos seculares negando las tareas de sus puestos, desertando de sus lugares de residencia viajaron a provincias lejanas en busca de ganancias. Fueron insaciables en su sed de dinero y poseyeron bienes por medio del fraude y multiplicaron la usura”30 Una de las sectas más famosas fue la fundada por Manes cuya idea era unir cristianos y paganos adoptando una creencia religiosa común a ambos. Floreció un tiempo pero los cristianos persas los excomulgaron causando divisiones. Otra secta fue la de los maniqueos, fundada por Maniqueo, inventor de supersticiones y doctrinas placenteras que ganaron adherencia considerable. Otras dos sectas más, fundadas por Noetus y Sabelius hacia el final de este siglo, extendieron sus respectivas doctrinas en muchas partes del imperio. Los severos edictos de Valeriano, emperador romano (253-260 d.C.) fueron dirigidos contra estas sectas. Los Cánones Apostólicos y Constituciones, obras que se ha pretendido fueron compuestas por los doce apóstoles en conjunto con Pablo, pero que muchos escritores han supuesto fueron hechos en los siglos tercero y cuarto, fueron hechos para establecer muchos puntos relacionados a la disciplina y doctrina de la iglesia de Roma. “Algunas doctrinas respecto al estado después de la muerte parecieron haber hecho progreso considerable durante el tercer siglo. El creyente… tenía que ser consignado a la purificación después de su vida antes de que pudiera participar del gozo del cielo. Esta doctrina propagada por los filósofos idólatras Platón y Sócrates ganó pronto acceso y popularidad. La cuaresma era observada por pocos días antes de la pascua florida, pero en el curso del tercer siglo fue extendida en Roma a tres semanas y no paró allí ya que antes de la mitad del siglo siguiente fue extendida a seis semanas y después a cuarenta días” 31 Con todo y todo, el Santo Sábado era aún observado en la verdadera iglesia en este siglo y fue generalmente retenido por muchas sectas que brotaron en este siglo y en los anteriores.
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Año Trescientos al Cuatrocientos, d.C. La iglesia disfrutó de libertad de adoración por casi cien años más, pero el emperador en Oriente, Diocleciano, reanudó las persecuciones para exterminar a los cristianos, persecuciones que duraron diez años (Rev. 2:9, 10) terminando hacia el 310 a raíz de una enfermedad del emperador. Para el 306 d.C. se hace del trono en Occidente Constantino quien más delante sería emperador del imperio reunificado. Para el 313 d.C. emite el edicto de Milán de tolerancia religiosa del cristianismo favoreciendo a la iglesia. Aunque Victor, Obispo de Roma, quiso imponer en el 196 d.C.32 la costumbre de observar la pascua en domingo 33 las iglesias de Asia menor no acataron esa orden, por lo que Victor las excomulga y llama a los demás obispos a no tener trato con estas iglesias34, pero para el 325 d.C., el Concilio de Nicea, presidido por Constantino, emite una disposición para que todos descansen el venerable día del sol, el domingo35, con la que muchos obispos trataron de comprometerse con los paganos adoradores del sol, para armonizar así las religiones discordes del imperio 36 y diferenciarse de los judíos37; la observancia del domingo pronto vino a generalizarse en todo el imperio 38. También en este Concilio, para el 325 d.C., la pascua fue situada en el domingo siguiente a la pascua judía39 siendo hasta este entonces que la Pascua en las iglesias cristianas se celebraba el 14° día de Nisán40. Más delante, el Concilio de Laodicea (364 d.C.) prohibió enfática y categóricamente que se descansara de las labores en sábado como los judíos41. Eusebio señala que el sábado no fue dejado por la iglesia de Laodicea hasta el año 363 d.C.42 siendo que los judíos cristianos también observaban el sábado43. Así la iglesia romana se refirió al sábado como un día de ayuno, en oposición a de reposo y el domingo permaneció como día de regocijo evitando lo mundano44 . En ese entonces había obispos en Jerusalem, Alejandría, Antioquía, Corinto, Etiopia, Damasco, Sardis, Constantinopla, Roma, Cesárea, Nicomedia y Tiro a los que se les llamaban “papas”, término que se usó sin distinción en el tercero y cuarto siglo, pero como el obispo de Roma tenía ventaja sobre el resto por su cercanía con el emperador pronto éste fue puesto a la cabeza del orden clerical como obispo superior sólo rivalizando con el obispo o “papa” de Constantinopla45 y después prevaleciendo sobre éste, de esta manera la iglesia romana se hizo fuerte y popular y el nombre “católica” o universal se le aplicó comenzado a remodelarla para asemejarla al gobierno del estado. En esa época el Dr. Arrio, hombre de Dios, fue defensor capaz y consagrado de la verdad. Arrio fue un verdadero observador del séptimo día, celebraba la Cena del Señor el 14° día de Nisán, creyó en un solo Dios y en Jesucristo su único Hijo y contendía que el Espíritu Santo es un poder enviado por Dios. Arrio entendía la verdad de la relación de Jesús con Su Padre diciendo era verdaderamente el hijo de Dios, engendrado por el Espíritu Santo, pero que no era Dios mismo como enseñaban los obispos occidentales, doctrina que le costaría el destierro aunque luego al final de sus días se le permitiría regresar. Esta fue la creencia que sustentaron los reinos arrianos de los hérulos, vándalos y ostrogodos y que más tarde serían arrancados a instancia del Papa Justiniano (Dn. 7:8-25). El último de estos reinos que cayó fue el de los ostrogodos en 538 d.C., con esto la verdadera iglesia fue enviada al desierto 1,260 días-años que llegaron al final en 1798 cuando aparece de nuevo la verdadera iglesia de Dios en libertad (Rev. 17). Para el 379 d.C. la iglesia apóstata comenzó a buscar escrituras para enseñar la doctrina errónea de la deidad del Espíritu Santo46 y dos generaciones después de Constantino las imágenes comenzaron a aparecer en las iglesias47. En medio de todos estos alborotos y contiendas permaneció la iglesia de Dios verdadera no tocada por la maldad de la iglesia apóstata, esta iglesia, ubicada en Palestina y Asia Menor, que sería conocida más delante por sus enemigos como valdenses y puritanos era conocida en este tiempo como Hypsitarianos quienes eran “adoradores del Dios Altísimo, a quien adoraban, como los judíos, como una sola persona. Observaban sus sábados y usaban la distinción de alimentos – limpios e inmundos- aunque no tomaban en cuenta la circuncisión48. Todos estos eran considerados por la iglesia católica como heréticos 49. Como se verá durante los siglos siguientes siempre hubo testigos del verdadero sábado aunque bajo gran persecución 50.
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Año Cuatrocientos al Quinientos, d.C. Al principio del siglo quinto las supersticiones crecían y se fortalecían: honores a huesos y polvo de santos y mártires adorándolos, besándolos, envolviéndolos en seda y vasos de oro, colocándolos en las iglesias, encendiéndoles cirios de cera frente a ellos a la manera de los paganos y atribuyéndoles señales y milagros; además celibato del clero, votos de castidad, así como el orar por los muertos y el pedir las oraciones de los muertos51. En Asia y Europa había más de cien obispos presidiendo sobre ciudades y distritos, sujetos en el este al obispo de Constantinopla y al oeste al obispo de Roma. Además de la rivalidad y clamor de poder en la controversia religiosa entre estos dos obispos o Papas, muchos de los dignatarios menores también asumían poderes sobre otros, y surgieron muchas doctrinas extrañas no de acuerdo a las Escrituras acelerando así la apostasía. Poco después que Constantino, emperador del imperio romano se había convertido al cristianismo, el obispo de Roma, estando situado cerca del trono del emperador, fue favorecido naturalmente como el prelado que presidiera sobre los demás obispos. El obispo de Roma fue puesto pronto a la cabeza del orden clerical como obispo superior, y conservó su título de superioridad con un inmenso esplendor y magnificencia. Su autoridad tenía antes de finalizar el siglo anterior a este un rival formidable en el obispo de Constantinopla, quien en un concilio de esa ciudad fue elevado al segundo rango clerical. Había varias sectas en el siglo cuarto, fuera de la iglesia romana: Maniqueos, Montanistas, Novacianos “cuya moral fue más excelente aún que la de Agustín (iglesia romana), pero todas eran herejes a su vista”52. “Los innumerables cristianos del este que no estaban en comunión ni con la iglesia griega ni con la romana pueden ser dividos en dos clases: la primera consiste en la misma que en épocas pasadas difería de la iglesia griega y que formó jerarquías similares que todavía subsisten independientes la una de la otra, así como las comunidades griega y romana. La segunda consiste de aquellos que no fueron de ninguna jerarquía y que siempre retuvieron su libertad original”53. “Los Mesalinos o Euchitas (término uno hebreo y el otro griego que significan “pueblo que ora”), tuvieron en Grecia una existencia muy temprana… Este pueblo, como todos los otros no conformistas, son tachados e infamados de herejía… La moralidad de este pueblo fue severa y cautivadora para los sencillos, pero su disciplina y adoración son ambas vituperadas. Eran siempre llamados por el nombre de la ciudad donde habitaban… Algunos fueron llamados del nombre de sus maestros… El término Euchites entre los griegos era un nombre general dado a los disidentes, como el de Valdenses en la iglesia latina y el de No Conformistas en Inglaterra. Este gran cuerpo de disidentes, fue residente del imperio desde el primer establecimiento del cristianismo hasta su destrucción en el décimo tercer siglo”54. Entre estos disidentes, llamados por varios nombres de hombres, estaba la iglesia de Dios, apoyando todavía la fe verdadera, observando todavía el sábado, la ley de Dios, así como la fe de Jesús inalterada. “El último día de la semana era guardado estrictamente en conexión con el del primer día por un largo tiempo después de la destrucción del templo y su adoración. Todavía hasta el quinto siglo, la observancia del sábado judío continuó en la iglesia cristiana, pero con un rigor y solemnidad gradualmente disminuyentes”55. Esto, por supuesto, se aplicó a las sectas y a la iglesia romana especialmente; pero la iglesia verdadera no abandonó el sábado ni lo observó con menos devoción. Durante las primeras épocas de la iglesia, el primer día nunca fue titulado “El Sábado”, esta palabra era limitada al séptimo día de la semana, al sábado judío, el cual continuó observándose por varios siglos por los convertidos al cristianismo56. La observancia del domingo fue ordenada mientras el sábado de los judíos continuaba: ni fue suspendido el sábado, hasta que el domingo adquirió la misma solemnidad e importancia que en el principio perteneció al día que Dios originalmente ordenó y bendijo 57.
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Año Quinientos al Seiscientos, d.C. Fue entre el 500 y el 600 d.C. que la iglesia de Dios fue oprimida lastimosamente por la religión del estado vestida de poder civil y completamente poderosa. Fue en este tiempo que la iglesia de Dios fue esparcida por los valle de las montañas de todo el mundo donde se refugiaron en las rocas, cavernas y cuevas de la tierra y aun se regocijaron en la persecución y vivieron en obediencia humilde a la voluntad de Dios siendo alimentados por Él con su Palabra. “Multitudes huyeron como ovejas inocentes sin defensa de estos lobos devoradores. Cruzaron los Alpes y viajaron a toda dirección como la providencia y perspectiva de seguridad los conducía: a Alemania, Inglaterra, Francia, Italia y otros países. Allí limpiaron y prepararon sus lámparas que brillaron con nueva luminosidad. Su dignidad llamó la atención por todas partes y su doctrina formó círculos crecientes a su alrededor. La tormenta que amenazaba su destrucción sólo los esparció como semillas preciosas de la gloriosa reforma de la iglesia cristiana” 58 Los cristianos refugiados que escaparon de la ira de la iglesia y estado romanos fundaron un asilo en las montañas y valles de Italia y el sur de Francia, aunque huyeron a todas las naciones donde pudieron hallar entrada y protección de las persecuciones del papado. Aunque estos cristianos eran conocidos por muchos nombres por varias razones en sus nuevos lugares, el nombre predominante parece haber sido el de Vaudois o Valdenses que significa “Moradores de los Valles” por el hecho que moraban en los valles de las montañas. Los Vaudois o Valdenses, conocidos así por el mundo, pero sosteniendo el verdadero nombre de la Biblia, fueron perseguidos por la fe verdadera. Observaron el séptimo día de la semana de acuerdo al mandamiento, el bautismo por inmersión y guardaron la pascua cristiana o cena del Señor una vez al año en el primer mes 59. Estos antiguos “Moradores de los Valles”, que huyeron de la ira de la iglesia papal en los primeros siglos y que fueron encontrados todavía morando bajo la protección del todopoderoso en el desierto valdense del siglo trece, “ocuparon una región en la montaña… y aún desde este apartado lugar diseminaron la doctrina y su influencia fue sentida sobre la parte más refinada y civilizada de Europa. Hablaban el mismo idioma, tenían los mismos hábitos patriarcales y virtudes simples y retenían la misma religión que fue sabido existió allí más de mil años antes. Profesaban constituir el remanente de la iglesia cristiana pura y primitiva y aquellos que dudaban de su pretensión no podían mostrar ni por la historia ni por la tradición que estuvieran suscritos a los rituales papistas o que se inclinaran ante cualquiera de los ídolos de la iglesia romana… En resumen, no hay otra forma de explicar el fenómeno religioso, político y moral que los Vaudois o Valdenses hayan manifestado por tantos siglos sino sólo atribuyéndolo a la interposición manifiesta de la providencia que escogió en ellos las cosas débiles de este mundo para confundir las que son fuertes”60. Del testimonio antes citado se concluye que los Vaudois o Valdenses habitaron estos mismos valles por más de mil años y que proclamaron el derecho que no puede ser disputado de que fueron los restos de la iglesia de Dios verdadera que huyó al desierto. Hay que resaltar también que ninguna historia puede mostrar que estos santos de Dios hayan estado involucrados con la iglesia católica sino que permanecieron separados dejando brillar su luz en las horas más oscuras de la época medieval.
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Año Seiscientos al Setecientos, d.C.
Se trazará ahora la dispersión general de la iglesia de Dios por varios países de Europa y Asia durante los 1,260 años en el desierto encontrándola desde Palestina hasta España y desde el Valle de Piedmont en Italia hasta Escocia, Irlanda e Inglaterra e identificada tanto en su doctrina como en su nombre, y aunque en esto último llamados por el mundo como Valdenses, Vaudois, Henricianos, Catheristas, Puritanos, Bougres, Paulicianos, Publicanos, Lombardistas, Albigenses, entre otros nombres, ellos llamándose a sí mismo la iglesia de Dios. Desde las fronteras de España hasta el sur de Francia, entre y bajo los Alpes, a lo largo del Rin y aún hasta Bohemia, miles de discípulos de Cristo se encontraron preservando la fe en su pureza, adheridos a la simplicidad de la adoración cristiana, llevando pacientemente la cruz de Cristo 61. En este siglo aún había muchos cristianos observando el sábado, siendo así que en el año 692 d.C., Justiniano II convocó al Sexto Concilio General en Constantinopla, concilio que condenó los sábados62. De estos cristianos los Paulicianos, nombrados así como el apego de sus maestros al apóstol Pablo, fueron la secta más numerosa en este siglo, con todo y todo fueron envueltos en los horrores de la persecución, tan solo bajo el Pontificado de Teodoro I (642-649) cien mil fueron extirpados obligados a extenderse hacia el Oeste y diseminaron en secreto por fuerte descontento entre los píos en contra de la iglesia de Roma y se establecieron en Bulgaria, Italia y en las provincias del sur de Francia entre los Albigeois, llamados por el mundo Albigenses como Valdenses, siendo la misma secta, y reconociéndose entre ellos como “iglesia de Dios”63. Los no conformistas continuaron dispersándose por todo el imperio, confiando en la providencia para su libertad de culto. Su historia es larga y de probada dificultad para muchos. Su andar fue penoso pero nunca intentaron convertirse a la religión del imperio 64. Respecto de los Valdenses, sus enemigos confirman su gran antigüedad. Reinerius Saccho (¿ 1259), un inquisidor e implacable enemigo de ellos que vivió unos años después de Pedro Valdo (1140 ? - 1205/7), afirma que los Valdenses florecieron quinientos años antes que este predicador, es decir, en este siglo séptimo. Gretzer, el Jesuita, que escribió contra los Valdenses admite su gran antigüedad y declara la firme creencia de que los Toulousians y Albigenses no eran sino los mismos Valdenses. En efecto, su doctrina, disciplina, gobierno, hábitos y aún los errores que les eran imputados (por los Católicos), muestras que los Albigenses y los Valdenses eran distintas ramas de la misma secta o que la primera salió de la última 65. Theodore Beza (1519 – 1605), contemporáneo y colega de Calvino, dice “y a los Valdenses me permito llamarlos la semilla de la primitiva y más pura iglesia cristiana… y a si religión nunca le unieron supersticiones papales…”66. Reimer (seudónimo), en 1260 dice “los Valdenses fueron muy antiguos y datan su práctica y su credo desde el año 300 d.C., son más antiguos que Pedro Valdo…” 67. En Languedoc, los Católicos afirmaron que el origen de estos herejes fue reciente y que derivan su nombre de los Vaudois o Valdenses de Pedro Valdo, pero esto fue más bien una renovación del nombre por una causa particular que la de su original. En una confesión de su fe, uno de los miembros de los Valdenses declaró que ofrecían la doctrina contenida en el Antiguo y Nuevo Testamento y que admitían los sacramentos instituidos por Cristo y los diez mandamientos 68. En otras partes los Valdenses eran llamados de otras maneras, como en Dauphine donde eran llamaos Josefistas por el nombre de un predicador notable, en Languedoc fueron llamados Henricianos, y en otras provincias Petrobucianos; algunas veces recibieron su nombre por sus hábitos como Cateristas (Puritanos) o por el país de dónde se suponía habían sido expulsados como Búlgaros o Bougres. En Italia fueron llamados “Fraticelle” que significa “Hombres de la Hermandad”. Algunas veces fueron llamados “Paulicianos” por corrupción de la palabra “Paulicanos” considerándolos brotes de la antigua secta que se extendió por Armenia y Tracia (quienes al ser perseguidos por el emperador griego emigraron a Europa mezclándose con los Valdenses en Piedmont). Algunas veces eran nombrados por el país o ciudad donde prevalecían como Lombardistas, Toulousianos y Albigenses. Estas ramas de cualquier forma brotaron de un tronco común y fueron animadas por la misma moral y principios religiosos69
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Año Setecientos al Ochocientos, d.C. Aunque comúnmente es creído que la iglesia Católica romana tuvo dominio completo sobre el mundo en la Edad Media, aun así, nunca en ningún siglo, la iglesia apóstata tuvo dominio sobre las acciones y conciencias de todos los creyentes, sino que siempre hubo hombres y mujeres de la fe verdadera, un remanente de verdad, que nunca reconoció la religión papista. “El despotismo del anticristo en ese entonces (786 d.C.) estaba tan lejos de ser universal que no dominaba ni en la misma Italia. En algunas partes del país, así como en Inglaterra y Francia, la pureza del culto cristiano era sostenida todavía"70 Reinerius Saccho (¿ - 1259), quien se mencionó en el siglo pasado, admite que los Valdenses florecieron al menos 500 años antes del tiempo de Pedro Valdo (es decir desde el anterior siglo séptimo). Los mensajeros de Dios que llevaban los manuscritos de las iglesias de Judea a las iglesias del norte de Italia y el resto trajeron a los precursores de los valdenses una Biblia diferente a la del catolicismo romano71. Hay pruebas claras de que doctrinas sin parecido a las mantenidas por la iglesia romana, y de acuerdo a la creencia de los Valdenses y de las iglesias reformadas, fueron mantenidas por teólogos del norte de Italia hasta períodos en que los valdenses vinieron por primera vez a ser notados72. Los Valdenses estuvieron entre los primeros de los pueblos de Europa en obtener antes de la reforma la posesión de la Biblia manuscrita en su lengua nativa y durante mil años testificaron la verdad manteniendo la fe antigua 73. Estos antiguos cristianos datan su origen del principio del siglo cuarto 74. El Dr. Allix señala como es que se han “encontrado un grupo de hombres en Italia antes del año 1026 que creían lo contrario a las opiniones de la iglesia de Roma y que condenaron sus errores grandemente”75. Que la fe y culto de los Valdenses existió muchos siglos antes de que el protestantismo se levantara es innegable; las pruebas y monumentos de este hecho permanecen esparcidos por toda Europa. En sus dispersiones por muchas tierras de Francia, los Países Bajos, Alemania, Polonia, Bohemia, Moravia, Inglaterra, Calabria y Nápoles, los valdenses sembraron las semillas de gran reavivamiento espiritual76. Las selvas y bosques de Alemania darían asilo a disidentes por el levantamiento del hombre de pecado. Que Alemania fue habitada por personas de esta descripción es evidente, el que tales personas deben haber estado muy activas diseminando la verdad viene a ser pleno pues está registrado. Es muy probable que estos ministros fueran Paulicianos o Paterinos de Bulgaria o Italia quienes fueron llamados por los católicos como anabaptistas77. En el año 789 d.C., Carlos el Grande, Emperador de Roma, resolvió subyugar a los sajones o destruirlos, a menos que aceptaran de por vida la condición de la profesión en la religión cristiana de acuerdo al rito romano. Este mandato de Carlomagno es la primera autoridad legal para el bautismo de infantes. Para el año 794 d.C. Carlomagno convocó un concilio de 300 obispos para considerar el asunto de las imágenes en las iglesias y otros asuntos. La primera enseñanza de la transustanciación apareció durante este siglo en la enseñanza de la iglesia romana 78. Uno más de los intentos de Roma de extirpar la fe verdadera, en este caso por la espada de las legiones de Carlomagno.
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Año Ochocientos al Novecientos, d.C. Durante este siglo el papado crecía cada vez más fuerte y quien se atreviera a oponerse al obispo de Roma se ganaba un ejército de enemigos79. Las persecuciones continuaron durante este período contra los Paulicianos y los Valdenses que constituían la iglesia verdadera y que sostenían aún el nombre escritural de “la iglesia de Dios” observando el verdadero sábado de acuerdo al mandamiento. También enseñaban el reino literal de Cristo sobre la tierra y celebraban anualmente la Cena del Señor. No todos los gobernantes seculares de la edad media apoyaron a Roma, porque muchos favorecían a la laboriosa y santa gente dentro de sus límites. Memorial presentado a la corte de Savoy por Murat y Murat, consejeros de estado de Zurich y Berna, Suiza, expone en parte: “Nos encontramos obligados a representar delante de su alteza real que las iglesias de los valles de Piedmont no se separaron de la religión de su príncipe porque ellos viven en lo que recibieron de sus antecesores hace ocho siglos, la cual ellos profesaban bajo el dominio de los ancestros de su alteza real, quienes habiéndolos hallado en la posesión de su religión los han mantenido en esto por varias declaraciones”80. Claudius Seisselius, arzobispo de Turín, Italia, sobre esta herejía señala que vivían una vida más pura que otros cristianos, que ellos profesaban vivir la doctrina y vida apostólica, que profesaban su deseo de vencer solamente por la simplicidad de la fe, por la pureza de conciencia e integridad de vida, no por cualidades filosóficas o sutilezas teológicas, y muy cándidamente admite que sus vidas y moralidad eran perfectas, irreprensibles y sin reproche entre los hombres, entregados a la observancia de los mandamientos de Dios 81. Comiendo el pan de la pobreza y vistiendo las ropas de la penuria, la iglesia en el desierto siguió sirviendo al Señor. Poseyeron los manuscritos no adulterados de la revelación santa que desalentaron las demandas del papado. Entre ese pequeño rebaño se mantuvieron fieles los Valdenses. De generación en generación, hábiles escritores copiaban la Palabra de Dios no adulterada. Repetidamente su verdad gloriosa se extendió entre las naciones. Con terror el papado aturdía a los monarcas de Europa para que borraran esta herejía con la espada de acero. En vano batallones papistas empapaban los campos de Europa con la sangre de los mártires 82. La antigüedad de los Valdenses es sostenida por sus amigos y corroborada por sus enemigos: El Dr. Maclaine señala que “podemos afirmar que este pueblo derivó su nombre de los valles que habitaban, de aquí, que Pedro de Lyon fuera llamado en latín Valdus por que adoptó su doctrina”83. Reiner Sacco habla de estos como Lyonistas señalándolos como una secta que había florecido cerca de 500 años antes del año 750 y menciona autores notables entre ellos que hicieron remontar su antigüedad a la era apostólica. Tehodore Belvedro, un monje papal, dice que la herejía siempre estuvo en los valles. En el prefacio de la primera Biblia en Francés, el traductor dice que ellos (los Valdenses) siempre tuvieron el gozo cumplido de la verdad celestial contenida en las Santas Escrituras desde que fueron enriquecidas por los mismos apóstoles. Preservaron la Biblia entera en su lengua nativa de generación en generación 84. Beza afirma que los Valdenses fueron las reliquias de las iglesias primitivas cristianas. Paul Perrín acierta que los Valdenses estuvieron en tiempos irrecordables en Italia y Dalmacia y fueron los descendientes de los Novacionistas que fueron perseguidos y echados de Roma en el año 400 d.C. y quienes por pureza en la comunión fueron llamados Puritanos. No había diferencia en el aspecto religioso entre los Albigenses y los Valdenses. Todas aquellas personas que habitaban en el sur de Francia eran llamadas en general Albigenses y en doctrina y hábitos no eran diferentes a los Valdenses. Los Valdenses fueron en sus sentimientos religiosos substancialmente los mismos que los Paulicianos, Paterinos, Puritanos y Albigenses85. Esta gente afirmaba que la iglesia es una asamblea de creyentes, hombres fieles, y que de esa iglesia el Señor Jesucristo es la cabeza, nadie más; que es gobernada por su palabra y guiada por el Espíritu Santo; que le corresponde a los cristianos andar en comunión; que las únicas ordenanzas que Cristo estableció para su iglesia son el bautismo y la Cena del Señor, que ambas son simbólicas o señales de cosas santas y que los creyentes son los participantes apropiados de ellas86
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Año Novecientos al Mil, d.C. Investigadores hicieron un reporte a Luis XII, rey de Francia, que ellos habían visitado todos los lugares donde los Valdenses habitaban e inspeccionaron todas sus casa de oración (culto) pero no encontraron imágenes ni señas de ornamentos pertenecientes a la misa ni ninguna de las ceremonias de la iglesia romana; mucho menos pudieron descubrir ninguna huella de los crímenes de los que eran acusados. Al contrario, guardaban el día sábado, observaban la ordenanza del bautismo de acuerdo a la iglesia primitiva, instruían a sus hijos en los artículos de la fe cristiana y en los mandamientos de Dios87. Aludiendo a las iglesias de los Valdenses de Piedmont, Italia, y aquellas esparcidas por la diócesis de Italia, Claudius Seiscelius, arzobispo de Turín, dice que las más crueles persecuciones no han podido extirparlos o impedirles una defensa constante de esa doctrina que recibieron de sus antepasados88. Peter Allix, en su historia de las iglesias de Piedmont, capítulo 28, página 323, menciona el nombre como “la iglesia de Dios” y en el capítulo 25, página 288, menciona de nuevo “la iglesia de Dios”89. Se observará que el pueblo nombrado Valdenses por el mundo salió de Roma hacia los valles de Piedmont. No hubo reino en el sur y centro de Europa que estos misioneros no hallaran y dejaran huella de su visita. Al oeste penetraron a España, al sur de Francia encontraron obreros congeniales en los Albigenses, por quienes la semilla de verdad fue esparcida abundantemente sobre Languedoc y Dauphine. Al este descendiendo por el Rin y el Danubio fermentaron a Alemania, Bohemia y Polonia con sus doctrinas siendo marcadas sus huellas con los edificios de adoración y las pilas de martirio que se levantaron alrededor de sus pasos. Desde su altivo sitio, Roma miraba hacia abajo con desprecio al libro y sus humildes poseedores. La mira de Roma estaba en los reyes que se inclinaban a ella, pensando que si éstos eran obedientes, hombres inferiores no se atreverían a rebelarse; y así tomó poca cautela de un poder, que débil como parecía, estaba destinado un día a romper en pedazos la fábica de su dominio. Poco a poco empezó a estar inquieta y a tener un presagio de calamidad. El ojo penetrante de Inocencio III, Papa de la iglesia católica de 1198 a 1216, detectó el lugar de donde el peligro se iba a levantar. El vio en las obras de estos hombres humildes, el principio de un movimiento que si se le permitía tomar fuerza y avanzar, barrería un día con todas las faenas e intrigas ejecutadas por siglos. El comenzó esas terribles cruzadas que echaron a perder a los sembradores pero que regaron la semilla y ayudaron a traer a su hora señalada la catástrofe que él buscó desviar90. Sobre la persecución contra los Valdenses de La Guardia, Italia, Wylie dice: Incitando a los habitantes a salir fuera de las puertas y colocando soldados en emboscada lograron llevar hasta su poder más de mil seiscientas personas. De éstas setenta fueron torturadas con esperanza de obligarlos a acusarse a sí mismos de practicar crímenes vergonzosos en sus asambleas religiosas. Sin tal confesión, de todas maneras eran atormentados con las torturas más prolongadas: algunos fueron lanzados desde lo más alto de las torres o precipitados sobre peñascos, otros fueron hechos pedazos con hierros candentes, y otros cubiertos con brea eran quemados vivos91. Sobre las persecuciones romanas contra los verdaderos seguidores del Cordero en el pueblo de Pragelas, Italia, Wylie dice: fue en la mitad del invierno y los habitantes no temían el ataque creyéndose protegidos suficientemente por la nieve que entonces era espesa en las montañas. Borelli, a la cabeza de una tropa armada, entró de repente a Pragelas, meditando la extinción completa de la población. Los miserables habitantes huyeron de prisa a las montañas llevando en sus hombros a sus ancianos, enfermos y niños sabiendo la suerte que les esperaba si los dejaban. En su huida una gran cantidad fueron alcanzados y asesinados; el resto, sin abrigo, sin comida, con nieve a su alrededor y el cielo del invierno sobre ellos, los que no murieron sufrieron considerablemente92
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Año Mil al Mil Cien, d.C. Las persecuciones de los Valdenses es una época notable en los anales de la iglesia cristiana, entre otras cosas porque a dónde quiera que iban, como en Francia, España, Italia, Alemania, Bohemia y Polonia, sembraban las semillas de la reforma93. “Ellos pueden decir gran parte del Antiguo y del Nuevo Testamento de corazón. Desprecian los decretales, los relatos y exposiciones de hombres santos y sólo se apegan al texto de la Escritura… Dicen que la doctrina de Cristo y sus apóstoles es suficiente para la salvación, sin ordenanzas o estatutos de iglesias. Que las tradiciones de la iglesia no son mejores que las de los fariseos y que es puesto mayor interés en la observación de las tradiciones humanas que en guardar la ley de Dios. Condenan todas las tradiciones eclesiásticas que no se leen en los evangelios como la observancia de la Candelaria, el Domingo de Ramos, la reconciliación de los penitentes, la adoración de la cruz, el Viernes Santo. Desprecian la fiesta de Semana Santa y todos los otros festivales (romanos) de Cristo y los santos, porque han sido multiplicados hasta ese vasto número… y trabajan en los días santos (de la iglesia romana), donde pueden hacerlo sin ser notados… Ellos declaran ser sucesores de los apóstoles, para tener autoridad apostólica, y las llaves para atar y desatar. Sostienen que la iglesia de Roma es la ramera de Babilonia y que todos los que la obedecen están condenados especialmente el clero que está sujeto a ella desde el tiempo del papa Silvestre… Sostienen que ninguna de las ordenanzas de la iglesia que han sido introducidas después de la ascensión de Cristo deben ser observadas por que no tienen ningún valor; rechazan totalmente fiestas, ayunos, órdenes, bendiciones, oficios de la iglesia, etc.” 94 Con relación a los Paulicianos: “Durante un período de ciento cincuenta años, estas iglesias cristianas parecen haber estado incesantemente sujetas a persecuciones que soportaron con mansedumbre y paciencia cristiana. Y si los hechos de su martirio, su predicación y sus vidas, fueron registrados distintamente, no veo razón para dudar de que deberíamos encontrar en ellos a los genuinos sucesores de los cristianos de los primeros dos siglos. Y en este, así como en los ejemplos principales, la sangre de los mártires fue la semilla de la iglesia… La persecución tuvo de cualquier modo algunas intermisiones hasta que al tiempo de Teodora (497-500 - 548), la emperatriz griega, se esforzó contra ellos más allá que sus predecesores. Envió inquisidores por toda Asia Menor en busca de estos sectarios y está registrado haber matado en la horca, con fuego y por la espada, a cien mil personas”95. “Información de estas cosas (del ministerio de Valdo) fue enviada al Papa Alejandro III (1100-5 – 1181) quien tan pronto supo de tales procedimientos herejes, anatemizó al reformador y sus adherentes ordenando al arzobispo proceder contra ellos con el rigor más extremo. Pedro Valdo (1140 ? - 1205/7) fue entonces obligado a abandonar Lyon, Francia. Su rebaño, en gran cantidad, siguió a su pastor y de aquí tomó lugar una dispersión, no como la que surgió en la iglesia de Jerusalem cuando la muerte de Esteban, pero el efecto fue similar… Sus principios (de Valdo) arraigaron profunda y duraderamente y produjeron una cosecha numerosa de discípulos que fueron denominados Leonistas, Vaudois, Albigenses o Valdenses; la misma clase de cristianos es designada por estas varias apelaciones en países diferentes o sedes de los mismos países donde ellos aparecían”96. Los siguientes hechos son indisputables: que el cuerpo general de los Albigenses recibió las doctrinas de Pedro Valdo… y que los Valdenses y Albigenses fueron dos ramas de la misma secta 97. Monsieur de Vignaux, pastor Valdense por cuarenta años dice “Vivimos en paz y armonía los unos con los otros, tenemos intercambios y tratos especialmente entre nosotros, nunca nos hemos mezclado con miembros de la iglesia romana, casado nuestros hijos con sus hijas ni nuestras hijas con sus hijos”. También expone: Que las Santas Escrituras contienen todo lo necesario para nuestra salvación y que se nos amonesta creer sólo lo que ellas enseñan, sin ningún miramiento de autoridad de hombre, que nada debemos admitir, excepto lo que Dios ha ordenado y que sólo hay un mediador entre Dios y el hombre98
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Año Mil Cien al Mil Doscientos, d.C. Los Cathari (puritanos; del griego katharos), quienes fueron evidentemente un pueblo de Dios, recibieron gran acceso de miembros debido a las obras doctas y al celo piadoso de Pedro Valdo (1140 ? - 1205/7), un mercader opulento de Lyon, Francia, hacia el cierre del siglo doce. Este pueblo era numeroso en los valles de Piedmont, Italia. De aquí que el nombre de Vaudois o Valdenses les fuera dado, particularmente a aquellos que habitaban en los valles de Luverne y Argorgne. Un error surgió de la similitud de nombres, y éste fue decir que Pedro Valdo o Waldo fue el primer fundador de estas iglesias. Porque el nombre Vallense fue fácilmente cambiado a Valdenses los romanistas aumentaron este error fácil y natural como un argumento contra la antigüedad de estas iglesias, negando con ello que ellos no tuvieron ninguna existencia hasta la aparición de Valdo. Pero de un informe justo sobre este asunto se determina que existieron durante las edades oscuras de la iglesia mucho antes del tiempo de Valdo. En el año 1,160 d.C., aproximadamente, fue requerido por Roma que la doctrina de la transubstanciación fuera reconocida por todos los hombres. Pedro Valdo se levantó oponiéndose a la abominación y procuró una reforma. Valdo vio que la práctica general de los cristianos nominales era totalmente impropia y que sus prácticas no tenían fundamento en la Escritura sino que eran aun condenados por ella condenando los vicios reinantes y la arrogancia del Papa. Jhon de Bekes Mayons, Arzobispo de Lyon, Italia, un miembro distinguido del sistema corrupto, prohibió al nuevo reformador seguir enseñando, so pena de excomunión y de proceder como un hereje. Valdo respondió que aunque él era un lego no podía guardar silencio en un asunto que concernía a la salvación de los hombres, siendo así que todas las cosas operaron a su favor de tal manera que permaneció ocultó en Lyon por tres años. Entonces, el Papa Alejandro III (1100-5 – 1181), habiendo oído de los procedimientos de Valdo lo anatemizó a él y sus adherentes ordenando al arzobispo proceder en su contra con rigor extremo. Valdo huyó de Lyon y sus discípulos lo siguieron. Perseguido de lugar en lugar se retiró a Picardie, Francia, y las doctrinas que él predicó resultaron tener mucha armonía con las de los Vaudois, quienes junto con ellos fueron considerados como los mismos de allí en adelante. Felipe Agusto (1165–1223), rey de Francia (1180-1223), tomó las armas contra los Valdenses de Picardie destruyendo sus pueblos y expulsandolos a Flandes persiguiéndolos todavía hasta ese lugar ocasionando muchos fueran quemados. Parece que en ese tiempo Valdo huyó a Alemania y por último se estableció en Bohemia. La palabra de Dios creció entonces y se multiplicó y la sangre de los mártires se convirtió de nuevo en la semilla de la iglesia en Bulgaria, Croacia, Dalmacia y Hungría siendo así que los Valdenses se encontraban en ese entonces por toda Europa conocidos por el mundo, aparte de Valdenses, por nombres como Cathari y Albigenses99. Es así como es un hecho que los Valdenses, como un pueblo distinto y separado de Roma, existió antes del ministerio de Valdo. Además los concilios provinciales de Toulouse (1119) y Lombez (1176), ambos en Francia, no los condenan como Albigenses sino como heréticos denominándolos como bons homet, es decir, hombres buenos 100. Los nombres Cathari, Paterini, Publicani, etc., muestra que existieron antes que fueran conocidos públicamente como Albigenses. Hay que señalar que en este siglo doce muchos de los opositores de la idolatría reinante y superstición de Roma eran denominados por sus enemigos como Cathari, siendo Cologne, Flandes, Francia, Savoy Italia-Francia, y Milán, Italia, sus principales lugares de residencia. La iglesia verdadera aunque catalogada como opuesta por Roma fue respetada por los pueblos entre los que moraba. Su doctrina fue Escritural y sus vidas sin tacha. El principio guiador de esta iglesia fue que debemos creer en las Santas Escrituras las cuales contienen todas las cosas necesarias para nuestra salvación y que nada debe ser recibido como artículo de fe sino lo que Dios nos ha revelado. Que la adoración de un solo Dios a través de un solo mediador, Cristo, y por la influencia del Espíritu Santo se practique sinceramente. Que las doctrinas del purgatorio, la intercesión de los santos, la adoración de las imágenes, dependencia de reliquias y austeridades son contra las Escrituras.
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Año Mil Doscientos al Mil Trescientos, d.C. En el siglo anterior hemos visto como los pontífices se turbaron con los verdaderos creyentes, conocidos como Valdenses, Albigenses, etc. En algunos países, estos seguidores del Cordero eran llamados Paulicianos y Puritanos. Los Paulicianos emigraron de Bulgaria esparciéndose por varias provincias. Muchos libros fueron escritos por estos grupos y circularon entre ellos mientras varios reformadores aparecían en diferentes reinos defendiendo la misma doctrina y práctica 101. En el año 1215 el Papa Inocencio III (Papa de 1198 a 1216) presidió el cuarto concilio de Letrán y anunció anatemas contra herejes. La iglesia y el mundo fueron entonces vistos involucrados en una lucha. Inocencio trató primero de usar los métodos de argumentos y persecuciones. Envió obispos y monjes, quienes predicaron con muy poco éxito en aquellos lugares donde la doctrina valdense florecía, siendo que donde los argumentos no vencían, la espada entraba en escena. En 1209, castillo de Minevre (Francia) se rinde a Simón de Monfort, que dirigía la cruzada albigense, lanzada por el Papa y el rey de Francia contra los Cathari. Un cierto abad emprendió la prédica entre los residentes sin resultados. Siendo así que el legado del papa preparó una hoguera quemando a 140 personas de ambos sexos. Otro castillo nombrado de Thermes, no lejos de Minevre, en el territorio de Narbonne (Francia) fue tomado por Simón en el año 1210 salvándose sus habitantes al huir de noche. Por su poder sobre el Emperador del Sacro Imperio Romano, Federico II (Emperador de 12201250), el predecesor de Inocencio III, Honorio III (Papa de 1216 a 1227) extendió sus medidas sanguinarias al reino de Italia y el pueblo de Dios comenzó a huir esparciéndose por todas las provincias europeas. En Alemania en particular se les proporcionó asilo donde eran llamados Gazari en vez de Cathari (Puritanos)102 El emperador Federico II, en el año 1224, promulgó cuatro edictos contra los herejes: “Condenamos a infamia perpetua y quitamos nuestra protección y ponemos bajo excomunión a los Puritanos, Paterinos, Leonistas, Arnoldistas, Josefines, Albigenses, Valdenses, etc., y todos los otros herejes de ambos sexos y cualquier nombre” 103. Federico II en su proclamación contra los herejes usa el término iglesia de Dios. Esto se encontró en el libro titulado “Sacro Imperio Romano” en la Biblioteca Pública de Londres. Por fuego, espada, prisión y toda forma imaginable de persecución y muerte, los romanos apóstatas buscaron destruir el pueblo de Dios, pero entre más eran perseguidos y asesinados, más se engrandecía la iglesia y más resistente se volvía el pueblo, hasta que Roma por fin lanzó toda su fuerza contra la iglesia de Dios: El Concilio de Toulouse estableció en 1229 la inquisición para completar la obra de la herejía 104. Los valdenses sufrieron dolorosas e incesantes persecuciones de la iglesia de Roma en diferentes partes de Europa hasta el tiempo de la Reforma y la mayoría de las pruebas las soportaron con paciencia y constancia admirables. Los valdenses son en verdad el eslabón central que conecta a los primeros cristianos y padres con la Reforma. Y por sus medios, la prueba establece completamente la salvación por la gracia de Cristo sentida en el corazón por el poder del Espíritu Santo y expresada en la vida que ha existido desde el tiempo de los apóstoles hasta este día, y que es la doctrina distinta de toda esa religión que sólo de nombre se hace llamar cristiana 105 La misma ignorancia general y la superstición, los mismos vicios e inmoralidades, que predominaron en el último siglo, abundaron en éste. Los verdaderos cristianos se hallaban solamente entre los valdenses o en aquellos que adoraban a Dios en secreto. Surgieron otras sectas que fueron perseguidas cruelmente por los Papas y Emperadores, pero ninguna parece haber profesado la doctrina real o haber sido influenciadas por el verdadero espíritu de Jesús. La iglesia de Dios, considerada como una sociedad secreta, parece haber existido entonces sólo entre los valdenses. “Hubo numerosas sociedades en este siglo que sufrieron por la mano de hierro del poder. Entre todas estas, los Valdenses, llamados Lolardos algunas veces, aparecen distinguidos perfectamente por su piedad sólida, sano juicio escritural y prácticas piadosas; y por tanto, se puede decir de ellos que sufrieron por causa de la justicia mientras que el resto fueron mártires de la ignorancia, turbulencia o impiedad” 106
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Año Mil Trescientos al Mil Cuatrocientos, d.C. Un maestro valiente y arrojado surgió entre los Boghards o Picardos en 1315, en la persona de Walter Lollard (1260-1322), quien se convirtió en un eminente pastor entre ellos y por quien los Valdenses fueron llamados Lolardos… Moreland acierta que tenía gran reputación entre los Valdenses por haber llevado sus doctrinas a Inglaterra donde prevalecieron sobre ese reino… Walter estaba unido con los Valdenses en puntos de doctrina y práctica… En el año 1320 Walter Lollard fue aprendido y posteriormente quemado... Su muerte no arruinó su causa porque parece que estos fueron mantenidos por hombres de rango y gran educación y continuaron sus sociedades en muchas provincias de Alemania107. Es interesante, como se verá más adelante, que en el siglo XVII de Alemania viniesen los hermanos guardadores del sábado que fundaron la colonia de Ephrata, Pensilvania, y hasta nuestros días la verdad de los mandamientos de Dios ha sido guardada ante el mundo por los descendientes de estos dignos hijos de Dios. Cerca del año 1330 el pueblo de Dios en Alemania fue gravemente acosado y oprimido por un inquisidor nombrado Eachard, monje jacobino. Después de imponer crueldades por algún tiempo sobre este pueblo, fue persuadido a investigar las causas y razones de su separación de la iglesia romana. La fuerza de la verdad prevaleció finalmente sobre todos sus prejuicios. Su propia conciencia confirmó que muchos de los errores y corrupciones que ellos señalaban a la iglesia apóstata existieron realmente y hallándose incapaz de refutar sus artículos de fe por medio de la palabra de Dios, confesó que la verdad lo había vencido y dio gloria a Dios entrando en comunión con las iglesias de los Valdenses a las que se había comprometido perseguir hasta la muerte. Las noticias de su conversión despertaron la ira de los inquisidores. Fueron enviados emisarios a perseguirlo, siendo aprendido y llevado a Heidelberg donde fue puesto en la hoguera 108. A pesar del hecho de que Roma fue cruel en el trato de todo líder entre las iglesias durante este siglo, la verdad continuó prevaleciendo a pesar de la espada, el fuego o la cárcel. Los hijos verdaderos del Cordero eran encontrados por toda Europa, y especialmente en grandes números en Francia, Alemania y Bohemia. Los Valdenses eran determinados en celebrar la Cena del Señor anualmente y en Francia había sido la costumbre de este pueblo de celebrarla anualmente desde tiempos anteriores. En Alemania, así como en Francia, los Valdenses celebraban la Cena del Señor entre los años del mil trecientos y mil cuatrocientos. Por otro lado, en los Alpes Cocio (Cottain Alps), así como en Provence (Francia), Apulia (Italia), Calabria (Italia) e Italia central, esta celebración de la Cena del Señor continuó por mucho más tiempo que en Francia. Benedict habla de sociedades de Lolardos distintas y separadas que eran guardadores del sábado desde 1389 109. Los Valdenses enseñaban que la iglesia romana se desvió de su santidad y pureza en tiempo de Constantino el Grande. Así que rechazaban someterse a la autoridad usurpada de su pontífice. Decían que los prelados y doctores habían de imitar la pobreza de los apóstoles y ganar el pan con el trabajo de sus manos. Afirmaban que el oficio de enseñar, confirmar y amonestar a los hermanos pertenecía en cierta medida a todos los cristianos. Su disciplina era extremadamente estricta y austera, porque ellos interpretaban el Sermón del Monte de Cristo de acuerdo al sentido literal de las palabras, y condenaban la guerra, los pleitos, la adquisición de riquezas, la pena capital, los juramentos y aún la autodefensa 110. Aunque este siglo fue testigo de mucha persecución contra los verdaderos hijos de Dios por los apóstatas romanos, aun así Dios los protegió y les permitió mantener firme la verdad que sus antecesores habían preservado con fe a través de las edades oscuras. Es para estos hermanos dignos, quienes en una época de tinieblas llevaron las verdades escriturales hasta los reformadores de los siglos subsiguientes, a quienes debemos nuestro sincero agradecimiento por la verdad preservada en nosotros.
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Año Mil Cuatrocientos al Mil Quinientos, d.C. En el siglo decimoquinto, la corrupción en la iglesia romana alcanzó su grado más alto. La reforma protestante, que será tratada en el siglo siguiente, puede decirse que había empezado en los siglos decimocuarto y decimoquinto por la obra de Walter Lollard, Wycliffe, Huss y otros, la cual sería tomada en el siglo siguiente por Lutero, Knox y otros. “Se presume que el lector habrá visto lo suficiente en las páginas precedentes como para satisfacerlo respecto de la opinión que corrientemente ha prevalecido entre nosotros de que la profesión cristiana en su pureza se extinguió casi totalmente en el tiempo de, y durante las edades precedentes a la reforma Luterana, pero todo esto es un error popular”111. Sin embargo, no se debe pensar que la verdadera iglesia había perdido su pureza original al principio de la reforma porque no fue así, sino que aún sostuvo fielmente los mandamientos de Dios y la fe de Jesús que fueron entregados a los santos en el principio del evangelio. Benedict habla de “sociedades separadas y distintas” de las iglesias guardadoras del Sábado que fueron conocidas en el principio de la reforma112. Previo a la reforma los verdaderos creyentes fueron anatemizados: Nazarenos, Corintios, Ebionistas, Hysitarianos, Petrobusianos, en la época de la reforma anabaptistas, todos ellos condenados como herejes113. Hay que dejar clara la separación o diferencia entre el tipo de cristianos de los Valdenses y el tipo de la reforma protestante. El Dr. Simmons dice “yo los llamo por el nombre generalmente conocidos de protestantes, pero los disidentes de la iglesia papal que ocuparon los valles de Piedmont, Italia, no tienen conexión ni origen común con aquellos que fueron propiamente llamados protestantes. Los Valdenses confirman una genealogía mucho más antigua y dicen ser de la antigua iglesia romana antes que fuera corrompida por las innovaciones papales114, hasta que los reformadores de Alemania y Ginebra vinieron a saber que había otros de la misma persuasión que ellos 115. En este siglo, igual que los precedentes, la verdadera iglesia enfrentaría retos formidables matizados por intervenciones divinas de protección. En 1427 el Papa Martín (Papa entre 1417 y 1431) organizó una cruzada que entró en Bohemia en Junio de 1427 para aplastar a los Hussitas. Estando a punto de caer sobre ellos, de repente sin explicación alguna un pánico se apoderó de los cruzados, dieron vuelta y huyeron confusos116. De nueva cuenta en 1431 los cruzados incitados por el Papa entraron a Bohemia y de nueva cuenta, sin explicación alguna, los invasores espantados, tirando sus armaduras, huyeron117. En 1487, el Papa Inocencio VIII (Papa de 1484 a 1492) emitió un decreto de exterminación contra el pueblo de los Valdenses en los Valles de Piedmont, Italia. Vinieron tropas por millares, dieciocho mil tropas regulares de Francia y Piedmont. Un joven de Angrogna llamado Peter Reval golpeó con una flecha entre los ojos al principal de los soldados invasores con lo que el pánico se apoderó de éstos retirándose en desorden lo cual fue aprovechado por los Valdenses para abalanzarse sobre ellos y arrojarlos, dejándolos vencidos y dispersos, echándolos da la planicie fuera de los montes donde ellos vivian118. Los invasores no se dieron por vencidos regresando al día siguiente más fieros que nunca. A punto del ataque una nube blanca bajó por un lado de la montaña cubriendo al ejército invasor el cual cayó en confusión. Esto fue visto como una señal por los Valdenses quienes se esparcieron por las montañas dejando caer una avalancha de rocas sobre el ejército invasor, que estaba atrapado en el desfiladero, provocando un alud. Los soldados del Papa fueron aplastados ahí mismo. Los Valdenses en los Valles de Piedmont, Italia, fueron casi exterminados. Mientras que la reforma se extendía por el norte de Europa, las fuerzas papales visitaron las villas de los Valdenses con fuego y espada. El remanente que huyó, encontró refugio en Suiza y el sur de Alemania. Después de años de exilio trataron de regresar a sus hogares. Entonces un grupo pionero de ochocientos hombres hizo una entrada en los que antes habían sido sus valles de hogar. Aunque sus enemigos querían exterminarlos, la mano de Dios, con portentos y milagros, los condujo sanos y salvos. Llegaron hasta su Valle de “Para del Tor” y con alegría encontraron inesperadamente a agentes del duque de Savoy, su príncipe, con un mensaje de buena voluntad con autorización a traer sus familias de vuelta a los lugares de donde habían huido.
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Año Mil Quinientos al Mil Seiscientos, d.C. El siglo decimosexto es el período de la reforma de la iglesia romana. Durante este siglo Martín Lutero se salió del sistema romano y con él muchos líderes de la reforma en varios países. Muchos historiadores trazan erróneamente la historia de la verdadera iglesia de Dios, desde los días de los apóstoles hasta la apostasía después de la muerte de los apóstoles y discípulos y después asumen que la iglesia estuvo envuelta en la iglesia romana hasta el tiempo de la reforma, sin saber que Dios protegió a la iglesia fiel y la mantuvo separada y distinta del sistema apóstata. Erasmo (1466-1536) escribió de los sabatistas de Bohemia, a principio de la reforma, que “descendientes de los Valdenses de Bohemia y Holanda formaron el material para las iglesias guardadoras del sábado que aparecieron al principio de la reforma” 119. Un lector de las obras de Lutero y asociados percibirá que sus mentes obraron bajo algún error similar a su propio caso. No fue sin sorpresa que supieran que había muchos a su alrededor en cada país pugnando por una reforma. Se puede agregar también que los protestantes en cada época subsecuente no han sino embebido implícitamente su propio error, pero el Señor nunca ha dejado sin un testigo al mundo y aún durante el reinado del anticristo, Él reservó para Sí mismo a miles y miles de los que guardan los mandamientos de Dios y la fe en Jesús 120. Los Valdenses de Piedmont, Italia, haciendo petición de misericordia a su soberano a causa de sus perseguidores, imploraron considerar que su profesión religiosa no es cosa de ayer, como reportaban falsamente sus adversarios, sino que ha sido la profesión de sus padres, abuelos, bisabuelos, y demás predecesores de tiempo aún más remotos, incluso los mártires, confesores, apóstoles y profetas; y piden a sus adversarios probar lo contrario, si son capaces. Persuadidos por esto, como han sido, que su religión no es una invención humana, sino que está fundada en la palabra de Dios, la cual durará para siempre y confían que ninguna fuerza humana será capaz de extinguirla121. Los reformadores Martín Lutero (1483- 1546), Juan Calvino (1509- 1564), Juan Knox (1514- 1572) y otros, con todo su celo y conocimiento, eran niños en sabiduría espiritual comparados con los Valdenses, particularmente en consideración a la naturaleza del reino de Cristo, sus instituciones, sus leyes y adoración en general122. Cuatro biblias producidas bajo la influencia Valdense tocaron la historia de Calvino y el mismo Calvino fue guiado a su gran obra por Pierre Robert Olivétan (1506-1538), un Valdense123. Lutero dijo de los Valdenses que entre ellos había encontrado una cosa digna de admiración, una cosa no oída en la iglesia papista, que haciendo las doctrinas de los hombres a un lado, meditaban en la ley de Dios día y noche y que eran expertos y aún bien versados en el conocimiento de las Escrituras 124. Y respecto del sábado se dice de Lutero que creyó y practicó su observancia, aunque no lo prescribe en sus artículos de fe para sus seguidores: “El sábado ya era antes de que la ley de Moisés viniera y ha existido desde el principio del mundo. Especialmente los devotos quienes han preservado la fe verdadera, se han reunido e invocado a Dios en este día” 125. Como la reforma llegó a tener éxito, muchos de entre las iglesias de Dios antiguas de los Valdenses, fueron atraídos a los grupos de creyentes salidos del sistema romano bajo los reformadores, dejando sus dogmas principales de la fe tan querida por las iglesias Valdenses. Pero la iglesia de Dios por sí misma, compuesta de los fieles que conocían y practicaban las verdades mantenidas con el precio de las vidas de sus antepasados en siglos anteriores, mantuvo el evangelio verdadero libre de corrupciones insertadas en las doctrinas de las nuevas sectas de los reformadores que salieron de entre el clero romano. En el año 1530 una gran emigración tuvo lugar bajo la dirección de Jacob Hutter (1500- 1536) conformada por los perseguidos de Tyrol, Suiza, Austria, Styria y Bavaria. Los exiliados encontraron refugio en Moravia pero poco después de su establecimiento el rey Federico ordenó su expulsión. Los densos bosques de Moravia les concedieron escondite. En medio de las oscuras sombras, las mentes de los errantes eran animadas por la paciencia, constancia, piedad y devoción.
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Año Mil Seiscientos al Mil Setecientos, d.C. Este siglo marca la crisis de la persecución contra el verdadero pueblo de Dios. Los santos fueron esparcidos en las naciones antiguas de Europa, preservando la fe verdadera, guardando los mandamientos de Dios y viviendo vidas ejemplares en los valles y colinas del continente. Sin embargo, llegó el tiempo cuando los enemigos de la verdad presionaron contra los establecimientos de los fieles hijos de Dios y las persecuciones se volvieron más intentas. El resultado fue que los santos fueron expulsados de nación en nación sin encontrar asilo duradero a medida que las hordas de Roma los seguían. El Nuevo Mundo se abrió así a los inmigrantes de Europa para su colonización y santos perseguidos conocidos por varios nombres en la historia huyeron hacia América. Los Valdenses, Peregrinos, Puritanos, Quakeros, Anabaptistas, Lolardos esparcieron entre ellos la fiel iglesia de Dios y llevaron con ellos al Nuevo Mundo la fe que fue una vez dada a los santos, la cual fue preservada por sus antepasados a precio de sangre en el desierto de Europa. Las iglesias en las naciones de Europa fueron literalmente destruidas en este siglo, con excepciones notables, como el caso de la iglesia en las Islas Británicas, de donde luego partiría a América. En el caso de las Islas Británicas, en específico, puede decirse como sumario (1) que Jhon Trask y John James fueron los fundadores de la iglesia Mill Yard en Londres, 1616 al 1661; (2) que en 1546 había siete congregaciones en Londres que se llamaban así mismas “las pobres y despreciadas iglesias de Dios”; (3) que en 1661, John James el fundador de una de las iglesias guardadoras del sábado, murió en Londres como mártir por la verdad preciosa, mostrando la severidad de la persecución contra estos despreciados del pueblo de Dios; (4) que Frances Banefield escribió en 1667 el libro “Shem Acher”, donde habla de la iglesia de la cual fue pastor llamándola la iglesia de Dios y dice que había entonces otras dos iglesias guardadoras del sábado en Londres; (5) que Frances Banefield incluyó a la iglesia de Mill Yard con otras dos iglesias mencionando un debate público que se efectuó en defensa del sábado contra opositores de esta verdad; (6) que al menos tres de las siete “pobres y despreciadas iglesias de Dios” en Londres, en 1646, sobrevivieron de las persecuciones que costaron la muerte de John James y otros y que estuvieron funcionando en el año 1677. También que la iglesia de Frances Banefield se movió a la iglesia de Mill Yard para efectuar sus servicios en el año 1830; (7) que Frances Banefield es autor de un libro de 1677 en el cual da evidencia de que la “iglesia de Dios” de ese tiempo, así como el sábado, son una continuación de la “iglesia de Dios” del Antiguo Testamento. Las iglesias de Dios en Londres fueron reducidas de siete congregaciones a tres de 1646 a 1677, cuando persecuciones se hicieron en contra de los guardadores del sábado en Inglaterra durante este período, mientras que en América había una puerta abierta ofrecida a la iglesia de Dios. La iglesia de Dios peregrinó de país a país buscando esa libertad de culto que el corazón humano implora y por último llegó a América un remanente esparcido. Fue a ese país a dónde los Valdenses, Peregrinos, Puritanos, Quakeros, Anabaptistas, Lolardos vinieron y ellos fueron los primeros que desembarcaron en el Plymouth en 1620 y después les siguieron muchos otros. La iglesia de Dios vino a América desde Inglaterra y Europa, y entre los padres peregrinos que arriesgaron sus vidas en el barco “May Flower” y desembarcaron en Plymouth Rock en 1620 había guardadores del sábado, observando el séptimo día de la semana, quienes bautizaban por inmersión y se llamaba la “iglesia de Dios”. Estos siervos humildes se establecieron en pequeñas congregaciones por todos los estados del Este de lo que hoy es la Unión Americana. Los peregrinos desembarcaron en Plymouth, Rock, en el otoño de 1620 y en el otoño de 1638 los ingleses se familiarizaron con la costa a lo largo de Connecticut yendo hacia el Oeste fundando New Haven. La iglesia de Rhode Island fue fundada en 1671 y Ephreta, Pennsylvania en mayo de 1725, junto con otras congregaciones por todos los estados del Este. Llamados “iglesia de Dios”, “iglesia de Cristo” o solo “congregaciones sabatistas” el credo era prácticamente el mismo: retuvieron los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, observando el sábado verdadero, celebrando la cena del Señor anualmente el 14 de Nissan junto con otros dogmas de fe.
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Año Mil Setecientos al Mil Ochocientos, d.C. Todo el que esté relacionado con el principio de la historia de los Estados Unidos recordará que los Puritanos que vinieron aquí en el May Flower desembarcaron en Plymouth Rock en 1620. Huyendo de persecuciones en Inglaterra y viniendo al Nuevo Mundo donde pudieron adorar a Dios de acuerdo a los dictados de su propia conciencia. Estos peregrinos fueron los mismos Puritanos no conformistas y separatistas quienes en su momento trataron de purificar la iglesia de Inglaterra así como la iglesia católica. Fueron llamados separatistas por su separación de las iglesias y aquellos que arriesgaron sus vidas en el peregrinaje al Nuevo Mundo fueron llamados peregrinos. Muchas declaraciones previas se han dado en la presente obra probando sin duda que los Cathari, Valdenses y ahora los Puritanos, fueron un mismo pueblo, que observaban el séptimo día de la semana, celebraban la Cena del Señor el día 14 del primer mes (Abib, Nisán), bautizaban por inmersión, aceptaban el nombre bíblico de la iglesia de Dios y en general sostenían la verdad que es enseñada ahora por la misma iglesia de Dios. Consideremos especialmente ahora la iglesia en Pennsylvania. Después que William Penn recibió su concesión de tierra, incluyendo toda la de Pennsylvania, visitó Alemania y otros lugares en busca de colonos. Trece familias fueron las primeras en emigrar arribando a Germantown en octubre de 1683. Otra compañía arribó de Friesland en 1684. El 24 de Junio de 1694 otra grande compañía arribó bajo el mando de Kelpius. En 1719 veinte familias arribaron estableciéndose en Germantown. Otras compañías numerosas vinieron y la mayoría de estas gentes eran guardadoras del sábado. Los últimos en venir fueron los Moravianos (conocidos por el mundo así aunque ellos creían y aceptaban el nombre verdadero de “iglesia de Dios”) estableciéndose permanentemente en 1740 donde ahora es Bethelem. Entre estos primeros colonos de la región ahora conocida como Pennsylvania había cristianos conocidos como Quakeros. Estos eran Puritanos de Inglaterra y entre ellos también se encontraban guardadores del sábado preservando la verdadera fe. Estos guardadores del sábado se establecieron inicialmente en Rhode Island, Pennsylvania, Connecticut, Filadelfia y New Jersey: “Es un hecho concluyentemente atestiguado, que desde 1699, Kelpius estaba en comunicación con las iglesias de Rhode Island y Connecticut”126; “cuando el conde Zisendorf, fundador de la iglesia moraviana en Alemania, visitó América en 1741, se asombró de encontrar la doctrina sabatista en toda la población alemana en Pennsylvania” 127; existía una afiliación estrecha entre el grupo de guardadores del sábado con los hermanos sabatistas de Nueva Inglaterra y con los sabatistas de Ephreta, Pennsylvania, “en Ephreta establecieron y mantuvieron una escuela para niños que fue patrocinada por las principales familias de Filadelfia y Baltimore”128 Mención especial merece Stephen Mumford quien en 1664 emigró de Inglaterra a Newport, Rhode Island y trajo con él la opinión de los diez mandamientos que fueron traídos al Monte Sinaí, que son morales e inmutables, y que fue un poder anticristiano el que cambió al sábado del séptimo día al primer día de la semana. El, unido con la iglesia bautista en Newport, Rhode Island, ganó pronto a varios de los miembros para la observancia del sábado 129. Esta es la iglesia organizada más antigua guardadora del sábado la cual puede ser conectada con la iglesia Mill Yard de Londres, la iglesia más antigua guardadora del sábado en Inglaterra. Había miembros de la iglesia de Dios entre los sabatistas que se organizaron como iglesias bautistas del séptimo día en América, lo sabemos de los registros del mismo pueblo de la iglesia bautista, los cuales son muy fieles dando cuenta de la verdad de este hecho. De esta forma, ha sido previamente mostrado como crecieron y fueron compuestas las primeras iglesias en el este de Estados Unidos por la labor de los miembros de la iglesia de Dios de Londres y de otras partes de Europa, y además se han dado evidencias de que ellos eran en realidad conocidos entre ellos mismos por el nombre de “iglesia de Dios”.
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Año Mil Ochocientos al Mil Novecientos, d.C. Al entrar el período cuando los verdaderos seguidores de Cristo vinieron a América, estos siervos de Dios fundaron congregaciones de hombres y mujeres piadosos reteniendo el nombre de la Biblia y la doctrina verdadera, guardando los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. Sin embargo, es de lamentarse de que algunas, de entre las más antiguas de estas congregaciones que aún existen, se han apartado hasta cierto grado de los caminos por los que anduvieron sus antepasados. Aunque aún se aferran al verdadero sábado y al bautismo, estas congregaciones han tomado un Evangelio no escritural y han dejado muchos otros dogmas importantes de fe. En registros posteriores de los primeros sabatistas, quienes después fueron conocidos como Bautistas del Séptimo Día, los encontramos usando el nombre de “iglesia de Cristo” e “iglesia de Jesucristo”130. Más tarde los nombres “iglesia de Dios” e “iglesia de Cristo” fueron usados alternativamente131. En Registros posteriores encontramos el nombre de “iglesia de Cristo Sabatista” e “iglesia de Cristo Bautista del Séptimo Día”. Más tarde las palabras “de Cristo” fueron omitidas y este grupo llegó a ser conocido como Bautistas del Séptimo Día132. Así vemos como por etapas consecutivas el título escritural fue suplantado por nombres mundanos. De manera específica podemos decir que aunque sabemos por registros que la iglesia de Shrewsbury fue llamada tanto iglesia de Cristo como iglesia de Dios (cuando estaba en New Jersey), es un hecho que cuando la iglesia fue reorganizada en Salem, el nombre bíblico fue quitado y los miembros se denominaron como los “Bautistas del Séptimo Día”, nombre que es sostenido por ellos hasta el presente. Sin embargo es un hecho evidente que todos los miembros de la iglesia de Shrewsbury que se establecieron en Salem no aprobaron apartarse de la biblia para tener un nombre bíblico, porque después de establecerse en otras partes del estado y organizar otros cuerpos sabatistas encontramos al menos una iglesia que readoptó el nombre de “la iglesia de Cristo” y, además de la observancia del sábado y del bautismo por inmersión, algunos miembros de estas asambleas observaron otras verdades similares sostenidas por la iglesia de Dios a través de los siglos. Por otra parte, William Miller, fervoroso ministro y estudiante profético, predicó sobre el advenimiento del Señor para 1844. Cuando el esperado año no llegó el chasco fue amargo. Para 1844 James White, seguidor de Miller, comenzó a publicar “El Mensajero” en Rochester, New York (nombre que después sería cambiado a “La Revista del Advenimiento y Heraldo del Sábado”. Un dato curioso es que Ellen White, esposa de James White se refiere en sus escritos, que posteriormente se conocerían como “Dones Espirituales” a la congregación en que estaban como “iglesia de Dios”. Los adventistas tenían el nombre correcto de la iglesia antes de 1844, hasta el 3 de Octubre de 1860, fecha en que fue adoptado el nombre “Adventista del Séptimo Día”. La Sra. Ellen White, en un folleto, señala que “antes de 1844 estuvimos unidos en la verdad, pero desde 1844, en el tiempo de la perplejidad, muchas nuevas perspectivas surgieron y tinieblas y confusión han sido el resultado”133 Lo anterior es prueba amplia del origen de la iglesia Adventista del Séptimo Día como una rama de la iglesia original, “la iglesia de Dios”, y que vinieron a la existencia como un cuerpo separado en octubre 1 de 1860 con una organización general para la iglesia con un presidente, vicepresidente y en general modelada de acuerdo a las cortes civiles mundanas. Sin embargo la iglesia de Dios continuó sosteniendo el estandarte de la verdad como lo ha hecho desde los días de Jesús. Después de esta conferencia, otras varias doctrinas que no eran de la Escritura empezaron a deslizarse en las iglesias adventistas del séptimo día, por influencia de la Sra. Ellen White quien fue considerada profetiza de la iglesia remanente por los que se apartaron de la fe. Nos sentimos justificados al decir que los registros dan fe de que el Señor no se quedó sin testigos durante los siglos siguientes a la colonización de América, sino que a todos los lugares donde fueron estos santos de Dios llevaron con ellos las verdades sostenidas celosamente por la iglesia de Dios en todas las épocas.
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Año Mil Novecientos al presente, d.C. Como vimos en el siglo pasado, muchos ministros en toda América y en otros campos permitieron e incluso apoyaron el que enseñanzas erróneas se deslizaran en el pueblo de Dios. Si bien Dios no permitió en los corazones de su pueblo en ese día restaurar la organización del Nuevo Testamento establecida por Jesús y los Santos Apóstoles, por un período de 72 años, de 1861 a 1933, la iglesia de Dios continuó enviando la doctrina verdadera. En este tiempo el Espíritu de Dios se estaba moviendo y hombres llenos de Él, desde California hasta los estados de New England, y de Norte y Sur, en América, estaban impresionados por la organización impropia y no escritural de la iglesia. Se estuvieron escribiendo los unos a los otros surgiendo la necesidad de la restauración de la organización escritural, de los doce, para cuidar los asuntos espirituales de la iglesia, y de los siete, para encargarse de los negocios financieros, y también de los setenta para salir de dos en dos a dar el mensaje de advertencia para la hora de la venida del Señor. De esta manera, una organización se hizo más y más imprescindible en la iglesia, y su necesidad más aparente. Por esto se eligió lugar y fecha para efectuar esta obra. Se fijó para el día 4 de noviembre de 1933, y el lugar escogido fue Salem, West Virginia, Estados Unidos. Varias semanas antes del 4 de noviembre, un llamado fue enviado a muchos países, de que oraran para que Dios escogiera de nuevo hombres para dirigir su iglesia, como en el principio. Después de haber enviado este mensaje de oración por todo el mundo, se avisó además como a diez mil personas para que se congregaran en Salem, West Virginia, de acuerdo a lo convenido para el 4 de noviembre. La reunión inició cantando, y el viernes por la tarde se inició un ayuno y oración hasta las primeras horas del sábado por la mañana. Seguidamente se pasaron cartas a ministros y hombres escogidos enviados de aquí y de allá. Ciento cuarenta nombres fueron presentados y una caja se preparó de la cual se sacarían los nombres de acuerdo a la dirección de Dios, para estos oficios respectivos. Los nombres de los doce fueron entonces sacados en orden; luego se hizo una oración de gracias. Se hizo otra breve oración en silencio y los nombres de los setenta se eligieron uno por uno, seguida de una oración de gracias. Por último la asamblea procedió a escoger a los siete hombres que habrían de hacerse cargo de los asuntos de los negocios de la iglesia. Después de la reorganización, nueva vida y nueva actitud surgió como los retoños de los árboles en primavera. Obreros por todo el mundo fueron encendidos con celo, apurando el mensaje del tercer ángel, como nunca antes, y el Espíritu Santo operando a través de hombres y mujeres, para salir y traer fruto para el Maestro, fue visible y palpable por todas partes. Las Escrituras nos enseñan lo más enfáticamente que la virtud y poder apostólico fue cedida de apóstol a apóstol, por la ordenanza divina de la imposición de manos y por la oración. De que la iglesia de Dios, guardadora del sábado, tiene el eslabón más definido que la conecta hasta los días de los apóstoles, por medio de hombres santos, eso es evidente. La misma fe y práctica en la adoración divina ha sido cedida definitivamente hasta la época presente, por fuertes hombres de Dios llenos con Su Espíritu bendito, celosos de los mandamientos preciosos de Dios y de la fe de Jesús, fervientes en celo y fieles hasta la muerte. La historia de la iglesia verdadera no se ha completado todavía, y no lo será hasta el día cuando la era del evangelio se cierre al final de este siglo con la venida del Príncipe de paz. Hasta ese día, quiera ese mismo Dios que actuó en las vidas de los santos del pasado, que fueron fieles hasta la muerte, inspirar de la misma manera a todo Su pueblo para mantener muy en alto el evangelio verdadero, en medio de las pruebas y persecuciones que vendrán, para que puedan estar entre los fieles de las generaciones pasadas, que tendrán un lugar entre los seguidores del Cordero, como parte de la iglesia de Dios.
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Trayecto de la iglesia de Dios
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Referencias manejadas por Dugger & Dodd en su obra 1
Pages 21,11, Hurlbut´s Story of the Christian Church Pages 41,42, Hurlbut´s Story of the Christian Church 3 The Encyclopaedia Britannica, Eleventh Edition, Vol. 19 4 Ante-Nicean Fathers, Vol. 1 5 Ante-Nicean Fathers, Vol. 1 6 History of the Christian Church, by Hugh Smith, pp. 50, 51 a Presbyterian work 7 Eusebius, page 243 8 History by Lewis, p.8 9 Hurlbut Story of the Christian Church, p.45 10 Eccl., Vol.1, Chap 2, sec. 30 11 Ch. Hist., Apostolic Age to A.D. 70, Sec. 29, Lewis H.S. & S., p.135 12 Myer´s General History 13 Mosheim's Church history, of the first two centuries 14 John Dowling, The history of Romanism, Book 2, Ch. 1, Sec. 1 15 The modern sabath examined, pp. 123, 124 16 Townsend’s Abridgment, p. 87, ed. 1816 17 Eccl. Researches, Chap.6, p. 51, 1792 18 Wharey’s Church History 19 Townsend´s Abridgment, p. 88, ed. 1816 20 Mosheim's Church history, of the first two centuries 21 Hugh Smith’s Church History 22 Townsend´s Abridgment, p. 60, ed. 1816 23 Lamson, Church of the First Three Centuries, Ed. 1874, pp. 331, 332 24 Hugh Smith’s Church History, p.72 25 Hugh Smith’s Church History, p.72 26 Decline and Fall, chap. 15 27 Gibbons, Decline and Fall, Ch. 15 28 Epístola de Ignacio a los Filadelfos, p. 79 y 85 29 Hugh Smith’s History 30 Townsend´s Abridgment, p. 110, ed. 1816 31 Hugh Smith’s History, p. 82 32 Bower History of the Popes, vol. 1, pp. 18,19; Rose´s Neander, po. 188-190; Dowling´s History of Romanism, book 1, chap 2, sec. 9 33 Historia de los papas, Vol. 1, p. 18 34 History of the Popes, Vol. 1, p. 18 35 History of the Sabath, part 2, chap.2, secs. 4, 5 36 Dean Satanley Eastern Church, p. 193 37 Boyle´s Historical View of the Council of Nice, p. 52, ed. 1842 38 Hurlbut´s Story of the Chritian Churc h, p. 77 39 Wharrey’s Church History, P. 37 40 Eusebius, Encyclopaedia Britaanica y Mosheim´s Hstory of the Church. 41 William James, “on Sacraments and Sabbath”, pp. 122, 123 42 Historia del Primer Siglo, por Eusebio, p. 243 43 Historia del Primer Siglo, por Eusebio, p. 188 44 Ancient Church History, part. 1, div. 2, A.D. 100-312, sec. 69 45 Hugh Smith’s Church History, p.100 46 Townsend´s Abrigment, p. 203 47 Story of the Christian Church, p. 75 48 Antiquities of the Christian Church, book 16, Chap. 6, sec. 2 49 Dialogues on the Lord´s Day, p. 67 50 Wharey´s Church History, p. 37, Presbyterian. 51 Jone´s Church History, p. 169 2
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Baptist History, p. 97 Baptist History, p. 112 54 Baptist History, p. 113 55 Ancient Christianity Exemplified, Chap. 26, sec. 2 56 Ancient Christianity Exemplified, Chap. 26, sec. 2 57 Ancient Christianity Exemplified, Chap. 26, sec. 2 58 Jone´s Church History, p. 208, ed. 1837 59 Persecutions and Atrocities on the Vaudois, pages 348, 349 60 Gilly excursions to Piedmont, p. 259 61 Jone´s Church History, p. 187, ed. 1837 62 Hugh Smith’s Church History, p.201 63 Hugh Smith’s Church History, p.216, 217 64 Orchard, History of the Baptits, p. 126 65 Dr. Rankin´s Hist. of France, vo. III, p. 198, 202; Jone´s Church History, p. 233, ed. 1837 66 Jone´s Church History, p. 263, 264, ed. 1837 67 Sismondi History of the Crusades Against Albigenses, London. 68 Jone´s Church History, p. 355, ed. 1837 69 Jone´s Church History, p. 238, ed. 1837 70 Townsend´s Abrigment, p. 361 71 Wilkinson, Our Authorized Bible Vindicated, p. 31 72 Gilly, Walesian Researchs, pp. 118, 119 73 Wilkinson, Our Authorized Bible Vindicated, p. 42 74 Jone´s Church History, p. 190 75 Jone´s Church History, p. 218 76 Wylie, History of the Waldenses, pp. 24-25 77 Orchard, History of the Baptits, p. 322-323 78 Hugh Smith’s Church History, p. 22 79 Hugh Smith’s Church History, p. 251 80 Quoting Perrin, Jone´s Church History, p. 260, ed. 1837 81 Jone´s Church History, p. 259 82 Wilkinson, Our Authorized Bible Vindicated, p. 254-255 83 Mosheim's Church history, of the first two centuries 84 Orchard, History of the Baptits, p. 257 85 Orchard, History of the Baptits, p. 259 86 Orchard, History of the Baptits, p. 261 87 Jone´s Church History, p. 260 88 Jone´s Church History, p. 246 89 Peter Allix, Ecclesiastical History of the Ancient Churches of Piedmont 90 Wylie, History of the Waldenses, pp. 22-23 91 Wylie, History of the Waldenses, p. 115 92 Wylie, History of the Waldenses, pp. 30, 31 93 Jone´s Church History, p. 235 94 Eccl. Hist. of Ancient Piedmont Church, p. 216; Lewis, Hist. S. and S., pp. 211-212 95 Jone´s Church History, p. 187, ed. 1837 96 Jone´s Church History, p. 235, ed. 1837 97 Jone´s Church History, p. 242, ed. 1837 98 Jone´s Church History, p. 764-765, ed. 1837 99 Townsend´s Abridgment, pp. 405-409 100 Jone´s Church History, p. 232, ed. 1837 101 Orchard, History of the Baptits, pp. 153, 154 102 Mosheim Ecc. Hist., V. 2, pp. 426, 430; y Orchard, History of the Baptits, pp. 155 103 Jone´s Church History, p. 270 104 Orchard, History of the Baptits, p. 224 105 Townsend´s Abridgment, pp. 416, 423 53
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Townsend´s Abridgment, pp. 423-425, 428-429 Orchard, History of the Baptits, pp. 332, 333 108 Orchard, History of the Baptits, pp. 333, 334 109 Orchard, History of the Baptits, pp. 308 110 Jone´s Church History, p. 266 111 Jone´s Church History, p. 324, ed. 1837 112 Beneditc, History of the Baptist, P. 308 113 (p. 8 London, 1635).- Lewis, Histo. S. & S., p. 218 114 P. 375, pie de página, Jone´s Church History, ed. 1837 115 P. 325, Jone´s Church History, ed. 1837 116 History of the Protestantism, book 3, chap. 17 117 History of the Protestantism, book 3, chap. 17 118 Historia de los Valdenses, Vol. I, pp. 33, 34 119 Historia por Lewis, pp. 317-320 120 Jone´s Church History, p. 326, ed. 1837 121 Jone´s Church History, p. 354, ed. 1837 122 Jone´s Church History, p. 326, ed. 1837 123 Wilkinson, Our Authorized Bible Vindicated, p. 37 124 Jone´s Church History, p. 263 125 Obras de Lutero, XXXV, p. 330 126 Corless F. Randolph´s Historia, p. 951 127 Corless F. Randolph´s Historia, p. 1036 128 Corless F. Randolph´s Historia, p. 1036 129 Church History of New England, 1783 to 1796, Chap. 11, Sec 10 130 Seventh Day Baptist Memorial, Vol. 2, p. 27 131 Randolph History of Seven Day Baptist, pp. 11, 12 132 Seventh Day Baptist Memorial, Vol. 36, p. 27 133 O.A. Johnson, “The Daily” 107
Bibliografía Andrew N. Dugger and Clarence O. Dodd, A History of the True Religion Traced From 33 A.D. to Date, Jerusalem, 1936 [English, 252 pp.] Andrew N. Dugger and Clarence O. Dodd, Una Historia de la Verdadera Iglesia [Traducción libre al español de la obra original en inglés “A History of the True Religion Traced From 33 A.D. to Date”, Español, 261 pp.]
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Paz a vos
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Una <breve> historia de la verdadera iglesia -20 siglos en 20 páginas-
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Primera edición
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