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destino
propia existencia sino al contrario es un primer paso, el último, como menciono, es volvernos el caballo que nos lleva a donde queremos.
Cuando menciono esto siempre lo explico para que no se generen ideas erradas, lo mismo haré aquí. “Tomar las riendas” de nuestra vida implica que dirigimos, controlamos o al menos encauzamos algo ajeno a nosotros, y en efecto muchas veces eso es así, pero el nivel del liderazgo, de responsabilidad personal del que estoy hablando, implica que nosotros mismos nos volvemos causa y efecto, origen y destino, de lo que somos y de lo que hacemos.
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Pensar así nos obliga a movernos en otro nivel donde si no existen elementos ajenos a nosotros que nos ayuden en nuestro proyecto de vida nosotros los creamos e incluso aunque existan pero esos son adversos nosotros nos sobreponemos a ellos transmutando las adversidades en oportunidades.
“Tomar las riendas”, igual que el símil que maneja, es encauzar un caballo (siguiendo el ejemplo) por donde queramos, pero si ese caballo está mal, enfermo o débil nos deja con las riendas, sí, de nuestra vida, pero con un medio muy endeble. Por el contrario volvernos nosotros ese caballo implica que con los demás o sin ellos, con las circunstancias o sin ellas, e incluso con los demás y con las circunstancias en contra de nosotros, aun así avanzamos.
Uno podrá “tomar las riendas” de la vida, pero igual no avanzar, he visto muchos casos, ¿y por qué?, pues por que las riendas se han tomado de un caballo que no da mucho y así la persona, aunque “toma las riendas” de su vida, pues se atiene a lo que esas riendas controlan.
Convertirse en el caballo es cambiar la forma de ver las cosas y vernos como los hacedores de nuestro propio camino, de nuestro propio destino, pero con un nivel de impecabilidad donde no caben las excusas y los pretextos y donde los resultados internos y externos exceden con creces lo que hubiéramos creído o esperado.
La vida no entiende de disculpas, rodeos o evasivas, igual hagamos o no ella sigue avanzando, así que no lo olvides no se trata de tomar las riendas de tu vida sino de convertirte en el caballo que te llevará a tu destino.
U
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Ha llegado el momento de decirte adiós, no hay lágrimas, solo los recuerdos llegan.
Silencio..... Caminamos despacio detrás de tu féretro. recordándolo todo, como una película del pasado.
De pronto nos detenemos. hemos llegado al destino final. Tu cuerpo inerte acá quedará.
Has marchado, tu alma ya no está en tu cuerpo. Has dejado el vestido cansado y envejecido por los sufrimientos y años.
Me quedan y nos quedan solo los recuerdos.