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Editorial

El riesgo y la incertidumbre son dos aspectos de los cuales no podemos evadirnos en esta vida, la única manera tal vez de minimizarlos es de plano no intentar nada pero con ese pensamiento el riesgo da paso a la certidumbre de no ganar nada.

Matrimonio, empleo, hijos, estudios, todas son decisiones que van marcando nuestra vida y que nos van encauzando por uno u otro camino como si de un sendero donde hay opciones que debemos ir tomando se tratara. Obvio que en este escenario no sabemos lo que a la vuelta no de días, ni de semanas, ni de meses sino de años nos depare el habernos aventurado por el camino que elegimos.

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Muchas personas hay que ante esto literalmente se paralizan. Digo literalmente pues no toman ninguna decisión con lo que su vida se queda estancada pues para avanzar (e incluso para retroceder) debemos tomar decisiones, arriesgarnos.

Quien no desea arriesgarse a perder la única opción que tiene es no arriesgar, pero igual que en el ejemplo anterior eso genera una paradoja pues del riesgo pasa a la certidumbre pero de ni ganar ni perder, en otras palabras, de estancarse.

La vida, al ser dinámica y cambiante, sorpresiva e inesperada, es riesgosa, la única manera de no arriesgarse es no hacer nada, pero esta actitud conlleva un estancamiento existencial, así que no olvides: quien no se arriesga por no perder, lo único que asegura es no ganar.

¡Éxito!

Roberto Celaya Figueroa, Sc. D. Fundador y Editor en Jefe

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