Roberto Celaya Figueroa
…para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas y nosotros por medio de él (I Corintios 8:6)
Dedicatoria
A la Iglesia de Dios (7° Día)
Página web habla hispana: http://www.iglesiadediosapostolica.org/ Página web oficinas centrales: http://www.churchofgod-7thday.org/
Índice
Introducción........................................................................................................ 1
El mensaje de Cristo .......................................................................................... 3
Rey....................................................................................................................... 12 Profeta ...................................................................................................... 12 Sacerdote ................................................................................................. 14 Rey ............................................................................................................ 16
Ciudadanos ......................................................................................................... 32 Profetas .................................................................................................... 32 Sacerdotes ............................................................................................... 35 Reyes ........................................................................................................ 37
Territorio ............................................................................................................. 43
Ley ....................................................................................................................... 56
Parábolas ............................................................................................................ 68 Parábola del sembrador .......................................................................... 69 Parábola del trigo y la cizaña.................................................................. 72 Parábola de la semilla de mostaza ........................................................ 85 Parábola de la levadura ........................................................................... 89 Parábola del tesoro escondido y parábola de la perla de gran precio 94 Parábola de la red .................................................................................... 98
Realización del Reino de Dios......................................................................... 109 Fundamentos ........................................................................................... 109
Rey ................................................................................................ 109 Ciudadanos ................................................................................... 110 Territorio ........................................................................................ 111 Capital ................................................................................ 112 Mundo ................................................................................. 114 Ley ................................................................................................ 115 Edificaciรณn ............................................................................................... 117 Amor.............................................................................................. 117 Gozo .............................................................................................. 118 Paz ................................................................................................ 119 Abundancia ................................................................................... 120
Conclusiรณn ........................................................................................................ 121
Introducción
Para el cristiano, el andar por el Camino es motivado por las promesas que del Padre se han recibido; esas promesas tienen su referente en lo que se conoce como el Reino de Dios.
El Reino de Dios es un término que si bien es común en el entendimiento de los elegidos bien puede significar para cada uno diferentes cosas, con todo y todo, pero sobre todo escrituralmente, el Reino de Dios necesaria y forzosamente debe incluir el entendimiento y la comprensión de que la existencia del mismo como tal está sujeta a la existencia de cuatro condicionantes: rey, ciudadanos, territorio y ley. Sin estos cuatro elementos no puede hablarse de un reino, menos del Reino de Dios, por lo que la comprensión escritural de estos cuatro elementos es imprescindible para la entender a lo que dicho término se refiere.
Por otro lado, la Escritura presenta en palabras de nuestro Señor, siete parábolas referidas precisamente al Reino de Dios: la del sembrador, la del trigo y la cizaña, la de la levadura, la de la semilla de mostaza, la del tesoro escondido, la de la perla de gran precio, y la de la red.
Con todo y todo estas parábolas en ocasiones pueden confundir pues las mismas, contrariamente a lo que pudiera pensarse, no se refieren a las características del reino venidero sino a la forma en que el mismo vendrá a plena realización, es decir, más que a un tiempo futuro cuando este reino esté vigente se refiere al tiempo actual, al presente siglo, con énfasis en los procesos que en mismo se están dando y que permitirán al reino venir a plenitud.
Está confusión puede entenderse al ver cómo es que estas siete parábolas referidas al Reino de Dios inician con “el Reino de Dios es semejante a”, “el Reino de Dios se parece a”, “el Reino de Dios es como”, y otras similares que pueden dar a entender en una lectura superficial que lo que se va a exponer se refiere 1
precisamente a aquellas características que definirían lo que se denomina como Reino de Dios, más sin embargo, la lectura detenida de las parábolas entregadas permite comprender que las mismas no hacen, de hecho no pueden hacer, referencia a las características del reino venidero sino que las mismas apuntan a un proceso temporal, llevado en el presente siglo, que apunta a la manera en que el Reino de Dios vendrá a plena realización.
De igual forma estas parábolas, que generalmente son leídas y por ende comprendidas de manera superficial, entregan muchas verdades, amplias en alcance y profundidad, pero sobre todo, y después de entenderlas, puede uno ver que no son siete exposiciones independientes sobre el tema en cuestión sino que las mismas son siete percepciones de un mismo proceso: el proceso mediante el cual el Reino de Dios vendrá a plena realización.
Por último, si bien los dos temas anteriores son los principales de la presente obra, a saber: la exposición de los cuatro elementos ineludibles relacionados con el reino de Dios —rey, ciudadanos, territorio y ley—, así como el análisis de las siete parábolas referidas al Reino de Dios —la del sembrador, la del trigo y la cizaña, la de la levadura, la de la semilla de mostaza, la del tesoro escondido, la de la perla de gran precio, y la de la red—, también aborda de manera sucinta a las condiciones imperantes cuando ese reino venga a plena realización.
Que el Santo Espíritu de nuestro Padre Dios que mora en nosotros nos ilumine y fortalezca para crecer en el entendimiento del significado del reino venidero, entendiendo las implicaciones que en nuestra vida actual, con énfasis en nuestra vida futura, tiene el proceso que llevará a este reino a plena realización, conforme a la voluntad del Padre y para Su mayor gloria en Cristo Jesús.
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El mensaje de Cristo
Para el cristiano e incluso para aquellos que no lo son, la figura de Jesús es significativa para los primeros y al menos conocida para los segundos. Si uno hace preguntas, preguntas básicas, acerca de la figura del Salvador, dado lo extendido que está en la historia de la humanidad Su persona, es más que factible que puedan darse rasgos generales al respecto. Más sin embargo, si se preguntase ¿cuál era el mensaje de Jesús?, con todo y todo que dada la naturaleza de la pregunta ésta es básica, lo más común es que no se de una sola respuesta, que las respuestas que se den sean ambiguas e incluso que las mismas sea contradictorias.
¿Cuál era el mensaje de Jesús?, ¿el arrepentimiento?, ¿la salvación?, ¿la caridad?, todas estas respuestas son correctas, después de todo tiene su referente en la misma Palabra, pero con todo y todo subsiste la pregunta inicial ¿cuál era el mensaje de Jesús?
Jesús, y posteriormente Su iglesia, no daría diferentes mensajes sino uno sólo, ese mensaje incluía todo lo comentado anteriormente y más ideas que sobre la Escritura pueden verterse, pero todas esas idea tienen un mismo marco de referencia, ¿cuál es ese?
¿Cuál era el mensaje de Jesús?, ¡el Evangelio, las Buenas Nuevas! -responderán muchos-, pero ¿a qué se refiere eso?, ¡a la salvación obtenida por Su sacrificio redentor, salvación abierta ahora a toda la humanidad a aquellos, los santificados, que por fe crean en Él y sean justificados! -pudieran responder otros más, y es cierto, pero en los años que Cristo predicó aún no había muerto ni resucitado, la redención no se había consumado así que el mensaje no giró fuertemente alrededor de eso, ¿entonces sobre qué giraba la predicación?, por otra parte, incluso después del sacrificio redentor de Cristo hay preguntas relativa que se mantienen: ¿salvarnos de qué, por qué y para qué?, ¿santificados de qué, por qué 3
y para qué?, ¿justificados de qué, por qué y para qué? Como puede verse subsiste la falta del marco de referencia que permita entender todo lo dicho anteriormente, pero bueno ¿existirá tal marco de referencia?
De nueva cuenta, ¿cuál era el mensaje de Jesús?
Mateo 3:2 Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
Mateo 4:17 Desde entonces Jesús comenzó a predicar y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
Marcos 1:15 y diciendo: El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio.
Mateo 10:7 Y cuando vayáis, predicad diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.
Lucas 9:2 Y los envió a proclamar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. Lucas 10:9,11 sanad a los enfermos que haya en ella, y decidles: ``Se ha acercado a vosotros el reino de Dios.…
Mateo 5:3, 10 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos… Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos
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Lucas 18:29-30 Entonces Él les dijo: En verdad os digo: no hay nadie que haya dejado casa, o mujer, o hermanos, o padres o hijos por la causa del reino de Dios, que no reciba muchas veces más en este tiempo, y en el siglo venidero, la vida eterna.
Lucas 9:59-62 Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios. Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa. Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.
Marcos 10:15 En verdad os digo: el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
Lucas 18:17 En verdad os digo: el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
Mateo 18:3 y dijo: En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.
Mateo 19:14 Pero Jesús dijo: Dejad a los niños, y no les impidáis que vengan a mí, porque de los que son como éstos es el reino de los cielos.
Marcos 10:14 5
Pero cuando Jesús vio esto, se indignó y les dijo: Dejad que los niños vengan a mí; no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el reino de Dios.
Lucas 18:16 Mas Jesús, llamándolos a su lado, dijo: Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el reino de Dios.
Juan 3:3 Respondió Jesús y le dijo: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios.
Juan 3:5 Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.
Mateo 7:21-23 No todo el que me dice: ``Señor, Señor", entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: ``Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: ``Jamás os conocí; APARTAOS DE MI, LOS QUE PRACTICÁIS LA INIQUIDAD."
Mateo 23:13 Pero, ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres, pues ni vosotros entráis, ni dejáis entrar a los que están entrando.
Mateo 5:20
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Porque os digo que si vuestra justicia no supera [la] de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Lucas 12:32 No temas, rebaño pequeño, porque vuestro Padre ha decidido daros el reino.
Lucas 22:29-30 y así como mi Padre me ha otorgado un reino, yo os otorgo que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino; y os sentaréis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.
Lucas 6:20 Volviendo su vista hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados [vosotros] los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Mateo 5:3 Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.
Mateo 19:23-24 Y Jesús dijo a sus discípulos: En verdad os digo que es difícil que un rico entre en el reino de los cielos. Y otra vez os digo que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios.
Marcos 10:23-25 Jesús, mirando en derredor, dijo* a sus discípulos: ¿Qué difícil será para los que tienen riquezas entrar en el reino de Dios! Y los discípulos se asombraron de sus palabras. Pero Jesús respondiendo de nuevo, les dijo:
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Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios.
Lucas 18:24-25 Mirándolo Jesús, dijo: ¿Qué difícil es que entren en el reino de Dios los que tienen riquezas! Porque es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios.
Mateo 21:31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? Ellos dijeron: El primero. Jesús les dijo: En verdad os digo que los recaudadores de impuestos y las rameras entran en el reino de Dios antes que vosotros.
Mateo 5:10 Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.
Mateo 8:11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán [a la mesa] con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.
Mateo 21:43 Por eso os digo que el reino de Dios os será quitado y será dado a una nación que produzca sus frutos.
Hechos 1:3 a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.
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Una vez leído las citas anteriores, uno puede detectar un mismo y único hilo conductor en las mismas, un solo tema: el Reino de Dios. Todas las referencias vistas tienen en común que las mismas están expresadas como parte del gran tema relativo al Reino de Dios, eso sin considerar las varias parábolas sobre lo mismo, parábolas que serán abordadas más delante como parte de la presente obra: Parábola del sembrador (Mt. 13:1-9; Mr. 4.1-9; Lc. 8.4-8), Parábola del trigo y la cizaña (Mt. 13:24-30), Parábola de la semilla de mostaza (Mt. 13:31-32; Mr. 4.30-32; Lc. 13.18-19), Parábola de la levadura (Mt. 13:33; Lc. 13.20-21), así como comparaciones del Reino de Dios a un tesoro escondido (Mt. 13:44), a una perla de gran precio (Mt. 13:45-46), a una red (Mt. 13:47-50)
Tal vez esto sea asombroso para algunos que habiendo oído el término no se habían percatado que todo el mensaje de Jesús se circunscribe a dicho marco de referencia: salvación, santificación, justificación y demás temas relativos a las Buenas Nuevas solo tiene sentido cuando se considera dentro del marco de referencia que proporciona el Reino de Dios.
Pero bueno, el mensaje de Jesús, así como todos los temas relativos al mismo, pueden circunscribirse dentro del gran tema del Reino de Dios, más sin embargo ¿qué predicaba Su iglesia?
Hechos 14:22 fortaleciendo los ánimos de los discípulos, exhortándolos a que perseveraran en la fe, y [diciendo:] Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.
2 Tesalonicenses 1:5 [Esta es] una señal evidente del justo juicio de Dios, para que seáis considerados dignos del reino de Dios, por el cual en verdad estáis sufriendo.
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Revelación 1:9 Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia en Jesús, me encontraba en la isla llamada Patmos, a causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús.
1 Corintios 15:50 Y esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios; ni lo que se corrompe hereda lo incorruptible.
1 Corintios 6:9-10 ¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os dejéis engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios.
Gálatas 5:19-21 Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, las cuales son: inmoralidad, impureza, sensualidad, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, sectarismos, envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes, contra las cuales os advierto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Efesios 5:5 Porque con certeza sabéis esto: que ningún inmoral, impuro, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.
Colosenses 1:12-13 dando gracias al Padre que nos ha capacitado para compartir la herencia de los santos en luz. Porque Él nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo amado, 10
Santiago 2:5 Hermanos míos amados, escuchad: ¿No escogió Dios a los pobres de este mundo [para ser] ricos en fe y herederos del reino que El prometió a los que le aman?
De nueva cuenta, y en coherencia con la encomienda dada por Jesús, Su iglesia sigue el mismo hilo conductor, el mismo tema, en toda su predicación: el Reino de Dios.
Con todo y todo, ¿a qué se refiere el término el Reino de Dios?
Cuando se habla de un reino, cualquier reino, esto implica necesaria y forzosamente cuatro elementos sin los cuales no puede señalarse la existencia de un reino: un soberano que reina, ciudadanos que integran el reino, un territorio sobre el cual se gobierna, y leyes que permiten el funcionamiento del reino, quítese uno sólo de esos elementos, el que sea, y será imposible hablar de la existencia de un reino.
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Rey
Todo reino necesita forzosamente de un rey, en el caso del Reino de Dios el rey, como sabemos, será Cristo quien al final sujetará todo al Padre, incluyéndose, para que Dios sea todo en todo, “Y cuando todo haya sido sometido a Él [a Cristo], entonces también el Hijo mismo se sujetará a aquel que sujetó a Él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos” (1 Corintios 15:28). Con todo y todo es necesario entender plena, completa y totalmente la figura de Cristo como profeta inicialmente, sacerdote en la actualidad y rey en el reino venidero.
Profeta La función de profeta, entendida como la de aquel llamado a proclamar la verdad del Padre, es fácilmente identificable en Cristo, con todo y todo la Escritura, tanto las profecías como las declaraciones testimoniales de quienes conocieron a Jesús y las suyas propias confirman esto.
Deuteronomio 18:15-19 Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis; conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera. Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho. Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare. Más a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.
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Esta profecía que Dios mismo dio a Moisés, se refería precisamente al papel de Cristo cuando éste viniera al mundo. Esto está claramente explicado por Pedro cuando el día de Pentecostés, dirigiéndose a la multitud, sobre Cristo declara:
Hechos 3:22-23 Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las cosas que os hable; y toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada del pueblo.
De igual forma, durante el ministerio de Jesús, mucha gente lo reconoció como el profeta y de manera inspirada estos dichos fueron recogidos en las Escrituras:
Lucas 7:16 El temor se apoderó de todos, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta ha surgido entre nosotros, y: Dios ha visitado a su pueblo.
Mateo 21:11 Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea.
Juan 6:14 La gente entonces, al ver la señal que Jesús había hecho, decía: Verdaderamente este es el Profeta que había de venir al mundo.
Juan 7:40 Entonces algunos de la multitud, cuando oyeron estas palabras, decían: Verdaderamente este es el Profeta.
Juan 9:17 13
Entonces dijeron otra vez al ciego: ¿Qué dices tú de Él, ya que te abrió los ojos? Y él dijo: Es un profeta.
Si bien las citas anteriores no dejan lugar a dudas de la figura de Jesús como profeta, tenemos sus propios dichos que al respecto así lo atestiguan:
Lucas 13:33 Sin embargo, debo seguir mi camino, hoy, mañana y pasado mañana; porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén.
Ahora bien ¿qué es un profeta? Generalmente se tiene la idea de que un profeta es aquel que devela algo oculto, generalmente relacionado con el futuro, el porvenir. Si bien es cierto que esta es una de las funciones que ocasionalmente desempeña un profeta, el término abarca muchos más que eso.
Sacerdote
La función sacerdotal de Cristo, aunque escrituralmente es clara, implica reconocer la cuestión de los dos sacerdocios y las dos leyes, de igual forma conocer la correcta secuencia de preponderancia entre las tres funciones de profeta, sacerdote y rey.
Salmos 110:4 Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.
Es de todos conocidos que este salmo es un salmo mesiánico que se refiere precisamente a Jesús, nuestro Señor y Salvador, con todo y todo mayor 14
confirmación de esto lo tenemos cuando Pablo, escribiendo a los Hebreos, tomando precisamente este salmo, señala respecto de Jesús:
Hebreos 5:6 Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec
En esa misma carta Pablo se explaya explicando en extensión y profundidad la figura de Jesús como ese sacerdote, perfecto, santo y eterno:
Hebreos 6:20 …donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho, según el orden de Melquisedec, sumo sacerdote para siempre.
Hebreos 7:15 Y esto es aún más evidente, si a semejanza de Melquisedec se levanta otro sacerdote,
Hebreos 7:11 Ahora bien, si la perfección era por medio del sacerdocio levítico (pues sobre esa base recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad {había} de que se levantara otro sacerdote según el orden de Melquisedec, y no designado según el orden de Aarón?
Hebreos 7:23 Los sacerdotes [anteriores] eran más numerosos porque la muerte les impedía continuar
Hebreos 7:26 15
Porque convenía que tuviéramos tal sumo sacerdote: santo, inocente, inmaculado, apartado de los pecadores y exaltado más allá de los cielos,
Hebreos 3:2 El cual fue fiel al que le designó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios.
Rey
En el Antiguo Testamento tenemos varias profecías que presentan a Jesús, el Mesías, como ese rey que habría de reinar de manera perfecta, santa y eterna, de igual forma el testimonio de sus contemporáneos incluido inspiradoramente en la Escritura, así como las profecías que aún están por cumplirse señalan esto.
Salmos 2:6 Pero yo mismo he consagrado a mi Rey sobre Sion, mi santo monte.
Zacarías 9:9 Regocíjate sobremanera, hija de Sion. Da voces de júbilo, hija de Jerusalén. He aquí, tu rey viene a ti, justo y dotado de salvación, humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de asna.
Números 24:17 Lo veo, pero no ahora; lo contemplo, pero no cerca; una estrella saldrá de Jacob, y un cetro se levantará de Israel que aplastará la frente de Moab y derrumbará a todos los hijos de Set.
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Números 24:19 De Jacob [saldrá] el que tendrá dominio, y destruirá al remanente de la ciudad.
Miqueas 5:2 Pero tú, Belén Efrata, aunque eres pequeña entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que ha de ser gobernante en Israel. Y sus orígenes son desde tiempos antiguos, desde los días de la eternidad.
Esta última profecía es retomada por Mateo en su Evangelio cuando al referirse al lugar de nacimiento de Jesús señala:
Mateo 2:6 `` Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un guiador, que apacentará[a] a mi pueblo Israel”
De igual forma, durante el ministerio de Jesús en la tierra, muchos testificaron sobre su realeza, sobre su carácter monárquico, dichos que de manera inspirada fueron recogidos e incorporados en los Evangelios:
Juan 1:49 Natanael le respondió: Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.
Juan 12:13 …tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna!, ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!
Mateo 2:2 17
¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque vimos su estrella en el oriente y hemos venido a adorarle.
Independientemente de lo anterior, Jesús mismo testificó sobre su carácter monárquico:
Mateo 27:11 Y Jesús compareció delante del gobernador, y éste le interrogó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y Jesús le dijo: Tú [lo] dices.
Marcos 15:2 Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Respondiendo El, le dijo: Tú [lo] dices.
Lucas 23:3 Pilato entonces le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y {Jesús} respondiéndole, dijo: Tú [lo] dices.
Juan 18:33 Entonces Pilato volvió a entrar al Pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos?
E incluso la inscripción que se colocó en la cruz, de manera providencial establecía su realeza, su carácter monárquico:
Mateo 27:37 Y pusieron sobre su cabeza la acusación contra El, que decía: ESTE ES JESUS, EL REY DE LOS JUDÍOS.
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Lucas 23:38 Había también una inscripción sobre El, [que decía:] ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.
Marcos 15:26 Y la inscripción de la acusación contra Él decía: EL REY DE LOS JUDÍOS.
Juan 19:19 Pilato también escribió un letrero y lo puso sobre la cruz. Y estaba escrito: JESUS EL NAZARENO, EL REY DE LOS JUDÍOS.
Ahora bien, y esto es muy importante tenerlo en cuenta, las tres funciones anteriores son inherentes a la persona de Jesús y las tres coexisten en el mismo de manera continua, pero en la temporalidad cada una de ella tiene una preponderancia sobre las demás, es decir, Cristo es profeta, sacerdote y rey, pero en el transcurso de la historia de la salvación cada una de las funciones anteriores tiene preeminencia.
Cuando Cristo vino, dada la función que desempeño, su papel preponderante era de profeta, es decir, de transmitir lo que del Padre había oído (Juan 5:19; 8:38; 12:49), Su verdad, pero eso no quiere decir que sus funciones sacerdotales o de la realeza no las desempeñara, claro que las desempeñaba pero con menor realce pues un orden hay para todo, orden del que se hablará más delante.
En su venida, Jesús siendo profeta, también desempeñaba un papel sacerdotal pues Él mismo oraba al Padre e intercedía por las necesidades de los hombres físicas y espirituales (Juan 11: 41-42; 17:9, 11, 13, 15; 17: 17-19), de igual forma en su papel monárquico definía y establecía las reglas aplicables para quien lo
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reconociese como Señor (Lucas 6:46; Mateo 7:21; Juan 14:15, 21), más sin embargo en ese entonces su papel preponderante era de profeta.
En la temporalidad actual, la era de Su iglesia, Cristo está desempeñando un papel preponderante de sacerdote al interceder ante el Padre (Hebreos 2:17; 4:1416; 6:20; 7:26; 8:1) como único mediador entre los hombres y Dios (1 Timoteo 2:5), más sin embargo a través del Santo Espíritu del Padre sigue profetizando en Su iglesia, para edificación de sus miembros (1 Corintios 14:3, 5), y a través de Su iglesia, para testimonio del mundo (Mateo 24:14), de igual forma desempeña también su papel monárquico pues ha despojado a los poderes y autoridades de este siglo (Colosenses 2:15) y Él ha sido puesto encima de todo principado y autoridad y poder y señorío (Efesios 1:20-22; 1 Pedro 3:22) y se ha sentado a la derecha del Trono de la Majestad (1 Pedro 3:22; Hebreos 8:1).
Y en el Milenio Jesús comenzará a desempeñar de manera preponderante Su papel monárquico (Revelación 19:16), más sin embargo eso no quiere decir que no desempeñará su papel de profeta o su papel de sacerdote, seguirá la instrucción, enseñanza y edificación de Su pueblo (Isaías 2:3) así como la intercesión de Cristo ante el Padre por los hijos de Dios (1 Timoteo 2:5).
Es así como las funciones de profeta, sacerdote y rey son inherentes a Jesús, más sin embargo cada una de ellas, en el Plan de Dios, tiene un carácter preponderante sin excluir el ejercicio de las demás.
Una vez entendido esto puede avanzarse a comprender precisamente el orden establecido por el Padre para el desempeño de Su Mesías como profeta, sacerdote y rey.
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Cuando Cristo vino vemos que en Israel existía una gran expectativa respecto del Mesías prometido, pero dicha expectativa era eminentemente monárquica, es decir, un Mesías que vendría para sacudir el yugo que en ese entonces tenían de Roma y para establecer el Reino de Israel, incluso sus discípulos tenían esa idea (Hechos 1:6). Cuando Jesús muere, muchos de los que esperaban esa era monárquica bajo la guía del Mesías esperado se sienten decepcionados, tristes, abatidos, de nuevo: esto incluso entre sus seguidores (Lucas 24:13-35).
Sobre esta última cita es importante ver lo que se ha comentado: como existía una expectativa de instauración de la monarquía mesiánica en Israel, incluso entre los seguidores de Jesús, misma que se siente decepcionada a la muerte del Señor. Aún más importante es ver como Jesús, a estos discípulos, les abre el entendimiento mediante su explicación para que entendieran como es que el Mesías tenía primero que morir y resucitar, es decir, desempeñar el papel sacerdotal expiatorio previo a desempeñar de manera preponderante su función monárquica.
En la actualidad puede darse por hecho que las funciones establecidas para desempeñar por el Mesías, con un carácter preponderante, tenían que ser, en ese orden: profeta, sacerdote y rey, más sin embargo en el Israel de Su tiempo esto no era así. Si bien la Escritura, como vimos, contiene referencias hacia estas tres funciones, los estudiosos de las mismas no entendían la manera de congeniar las mismas, máxime cuando se presentaba por una parte un Mesías sufriente, abatido, y por otra un Mesías poderoso, victorioso. La solución a esto, como Cristo revela a los discípulos en el camino a Emaús, estriba en, como se ha comentado, entender que las tres funciones del Mesías, profeta, sacerdote y rey, tenían un verificativo de cumplimiento temporal preponderante y consecutivo.
Pero para terminar de entender que las tres funciones del Mesías, profeta, sacerdote y rey, tenían un verificativo de cumplimiento temporal preponderante y consecutivo, aparte de todo lo que la Escritura, como se ha mostrado, revela, 21
puede de igual forma hacerse uso de la capacidad de razonamiento que Dios mismo nos ha dado. Veamos.
Si tomamos las tres funciones que la Escritura nos revela del Mesías, profeta, sacerdote y rey, y vemos en qué consisten, puede comprenderse que sólo existe una forma, una única forma, de ordenarlas de manera relevante, coherente y pertinente. La función de profeta consiste en revelar la verdad que el Padre desea transmitir, la función de sacerdote consiste en interceder entre los hombres y Dios y lograr la reconciliación de los primeros ante el Padre, y la función de rey consiste en regir en un territorio, sobre súbditos y bajo ciertas leyes. Ahora bien, ¿cómo podemos ordenar estas tres funciones para que las mismas sean relevantes, coherentes y pertinentes? La respuesta es una sola: profeta, sacerdote y rey.
Si se estableciera primero la función monárquica, es decir, que primero viniera el Mesías como rey, tendría el insalvable problema que nadie podría formar parte de su reino pues al haber todos pecado no podrían ser considerados aptos para el reino, luego entonces se hace necesaria, antes de la función monárquica, una función sacerdotal para reconciliación de los hombres con Dios y entonces sí, poder ser parte de Su reino. De igual forma esto conlleva de manera natural poner previo a la función sacerdotal la función de profeta ya que, como se comentó, la función sacerdotal tiene la característica de reconciliar a los hombres con Dios, pero esa reconciliación deviene de las trasgresiones dadas a la verdad revelada del Padre, pero entonces ¿cómo puede hablarse de transgresiones si no había previamente una revelación de lo que el Padre esperaba?, es así como la función de profeta necesariamente tiene que estar antes que la función sacerdotal para revelar la verdad del Padre, de esta forma una vez revelada y no aceptada generaba transgresiones, transgresiones que necesariamente tenían que ser expiadas para que los transgresores fueran reconciliados y poder ser parte del reino venidero.
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Si bien este ejercicio permite a través de la razón llegar al ordenamiento correcto de las tres funciones mesiánicas, no es la razón por si la que nos lleva a ello, sino que la razón viene a confirmar lo que la Escritura ya ha revelado de las tres funciones mesiánicas. De igual manera pueden intentarse otros acomodos de las tres funciones mesiánicas pero sólo uno permite ordenarlas de manera relevante, pertinente y coherente: una primera función, profeta, que revela la verdad del Padre; una segunda función, la de sacerdote, que reconcilia a los transgresores de la verdad del Padre revelada por el Mesías en su función de profeta; y una tercera función, la de rey, que rige sobre un territorio, sobre súbditos que al ser reconciliados por la función sacerdotal del Mesías pueden formar parte de ese reino y con leyes que lo rigen.
Con todo y toco, como se comentó desde el principio del actual apartado, el destino final del Plan de Dios es cuando Él sea todo en todo (1 Corintios 15:28), lo cual está contenido con la última fiesta de las que Dios decretó para Su pueblo, la fiesta de los Tabernáculos.
En el Antiguo Testamento Dios le estableció a Su pueblo siete fiesta que debían de celebrar, cada una representaba un momento del plan de Dios para con la humanidad, Su familia. Las primeras cuatro fiestas eran aquellas con las que iniciaba el año bíblico y que se refieren a Pascua, Panes sin levadura, Primicias, y Pentecostés. Las primeras tres fiestas Pascua, Panes sin levadura y Primicias se celebraban en el primer mes del año bíblico conocido como Nisán o Abib que correspondería a nuestro Marzo-Abril, con lo que se generaba un vínculo cronológico en cuanto a su observancia, y se conocen como fiestas de primavera por darse en esa estación. Para celebrar la siguiente fiesta, Pentecostés, se contaban cincuenta días a partir de la última fiesta del grupo anterior, es decir de Primicias, con lo que si bien Pentecostés caía dos meses después de Nisán o Abib, es decir caía en el mes de Siván, aun así estaba relacionada con las tres primeras fiestas pues su celebración dependía del conteo que se hiciera de la de las Primicias. 23
Pascua era sombra del sacrificio de Cristo cuando derramando Su sangre nos libró de la esclavitud del pecado y nos salvó de la muerte. Panes sin levadura era un símbolo de la vida perfecta (Mateo 5:48) y santa (1 Pedro 1:16) a la que el cristiano está siendo llamado. Mientras que todas las demás fiestas de primavera se celebran en un día dado, Panes sin levadura es la única que abarca un período de tiempo, siete días, donde el primero y el ultimo son de reposo. Ese periodo de tiempo se refiere a la vida de cada persona como individuo, la vida de la iglesia como congregación, y la vida de la humanidad como colectividad, ambos, como ya se comentó, viviendo una vida de perfección (Mateo 5:48) y santidad (1 Pedro 1:16). Primicias era sombra de la resurrección de Jesús quien al subir a Dios después de resucitar cumplía así la sombra del mecimiento de la gavilla como ofrenda a Jehová en la figura de Su ascensión. Pentecostés simboliza la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y Discípulos, precisamente cincuenta días después de la fiesta de las Primicias, como dice Hechos 2:1-42.
Después de las primeras cuatro fiestas de las siete decretadas por Dios, Pascua, Panes sin levadura, Primicias, y Pentecostés, conocidas como las fiestas de primavera, seguían las fiestas de otoño, las tres últimas de las siete decretadas por Dios: Trompetas, Expiación, y Tabernáculos. Estas tres últimas fiestas, al igual que de las de primavera, estaban íntimamente relacionadas, siendo que las tres tenían su verificativo en el séptimo mes del calendario bíblico, Tishri. Trompetas se celebraba el 1er día de ese mes, Expiación se celebraba el día 10 de ese mes, y Tabernáculos se celebraba el día 15 de ese mes, con lo que, al igual que con las fiestas de primavera, se generaba un vínculo cronológico en cuanto a su observancia. Estas tres fiestas apuntan a los tres momento del plan de Dios para con la humanidad, Su familia, que aún están por realizarse. Trompetas tendrá su cumplimiento a la segunda venida de Jesús y la resurrección/transformación de los suyos, de los fieles, de aquellos que hayan calificado para ser resucitados/transformados a la venida de Jesús. Expiación apunta a ese momento después del milenio en que toda la humanidad, no los santos resucitados al inicio 24
del milenio quienes fueron reyes y sacerdotes con Cristo y para quienes la segunda muerte ya no tiene dominio, tendrá la oportunidad, no una segunda sino la única de conocer la verdad y aceptar la salvación que les es ofrecida. Tabernáculos, la última fiesta en el orden de las establecidas por Dios tiene un primer referente de la sombra representativa a cumplimentarse en un futuro cuando Jesús y el Padre habiten entre nosotros, pero esto lleva dos momentos diferentes de los misma pero íntimamente relacionados: los siete días de la fiesta de los Tabernáculos referidos a partir del momento cuando Jesús regresa a regir las naciones (lo cual empieza desde el milenio) y el octavo día de la fiesta de los Tabernáculos referido al momento posterior cuando el Padre habita entre Su pueblo, pero de igual forma se refiere a nosotros cuando lleguemos a ser tabernáculos de Dios. Tabernáculos (sukkōt, סוכות, es una palabra plural que deriva de sukkah, סוכס, y que significa cabaña, tienda tabernáculo; esta última tiene su referente con la palabra mishkán, ןָּ כְׁ שִמ, morada, vivienda, tabernáculo).
Como señala Levítico Levítico 23:34 (Levítico 23:39, 41; Números 29:12) esta fiesta se celebraba “a los quince días de este mes séptimo”, el séptimo mes era Tishri (Septiembre-Octubre), como ya se comentó es la última fiesta de las tres consideradas de otoño: Trompetas, Expiación, y Tabernáculos.
Las primeras referencias a la palabra tabernáculo las encontramos en Éxodo y se refiere al santuario móvil construido por los israelitas bajo las instrucciones dadas por Dios a Moisés en el Monte Sinaí. Éxodo 25:8-9: Y que hagan un santuario [mishkán, ]ןָּ כְׁ שִמpara mí, para que yo habite entre ellos. Conforme a todo lo que te voy a mostrar, [conforme] al diseño del tabernáculo [mishkán, ]ןָּ כְׁ שִמy al diseño de todo su mobiliario, así [lo] haréis.
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Lo interesante de Éxodo 25:8-9 es que el Tabernáculo, en palabras de Dios mismo, era “para que yo habite entre ellos” (Éxodo 25-27, 30, contiene las especificaciones de cómo habría de construirse el Tabernáculo de Éxodo 25:8-9).
En Juan 1:14 tenemos una cita muy conocida, referida a Jesús, que señala como es que “el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”. La palabra traducida como “habitó” es eskēnōsen, ἐσκήνωσεν que significa morada, vivienda, tabernáculo, exactamente igual que mishkán, ןָּ כְׁ שִמ. Si tradujéramos Juan 1:14 bajo esta premisa sería correcto indicar que “el Verbo se hizo carne, y [levantó su tienda, levantó su tabernáculo] entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”. Ahora bien, si la palabra para Tabernáculo es mishkán, ןָּ כְׁ שִמ, ¿de dónde viene referirse a esta fiesta por sukkōt, ?סוכותEn las instrucciones dadas por Dios sobre uno de los aspectos que esta fiesta debía de cubrir, contenidos en Levítico 23:3942, se señala que “en tabernáculos [sukkōt, ] סוכותhabitaréis siete días; todo natural de Israel habitará en tabernáculos [sukkōt, ”]סוכות, en cumplimiento de esto vemos cómo es que Nehemías 8:17 relata cómo es que después del cautiverio la gente de Israel comenzó de nuevo a celebrar esta fiesta y señala “Y toda la congregación que volvió de la cautividad hicieron tabernáculos [sukkōt, ]סוכות, y en tabernáculos [sukkōt, ]סוכותhabitaron; porque desde los días de Josué hijo de Nun hasta aquel día, no habían hecho así los hijos de Israel. Y hubo alegría muy grande”. Así vemos que el pueblo en tiempos de Nehemías, para celebrar esta fiesta, construyó tabernáculos [sukkōt, ]סוכות.
Así que tenemos dos referentes para la palabra Tabernáculo, uno relacionado con el lugar donde mora [vivienda] Dios y Su Hijo, el otro referido con los lugares donde mora [vivienda] su pueblo. De esta forma la fiesta de los Tabernáculos tiene su referente en la sombra representativa a cumplimentarse en un futuro 26
cuando Jesús y el Padre habiten entre nosotros, pero de igual forma se refiere a nosotros cuando lleguemos a ser tabernáculos.
Siguiendo con el análisis de la fiesta vemos como se menciona en Levítico 23:34, Números 29:12 y Deuteronomio 16:13 que la fiesta de los Tabernáculos debía ser celebrada por el pueblo de Israel durante siete días, siendo el primer día de estos siete de reposo (Levítico 23:36, 39; Números 29:12). Números 29:13-34 prescribe los holocaustos, ofrendas y libaciones a realizarse en cada uno de estos siete días, pero Levítico 23:39 y Números 29:35 menciona un octavo día de fiesta, el cual también era de reposo, un día que sale o excede los siete propiamente de los siete de la fiesta de los tabernáculos pero que aun así se vincula con ésta. Números 29:36-38 prescribe los holocaustos, ofrendas y libaciones a realizarse en este octavo día. ¿Por qué si la fiesta son siete días existe un octavo día de fiesta? Porque representa dos momentos diferentes de la misma pero íntimamente relacionados.
Como ya se comentó, la fiesta de los Tabernáculos tiene un primer referente de la sombra representativa a cumplimentarse en un futuro cuando Jesús y el Padre habiten entre nosotros, pero esto lleva dos momentos diferentes de los misma pero íntimamente relacionados: los siete días de la fiesta de los Tabernáculos referidos a partir del momento cuando Jesús regresa a regir las naciones (lo cual empieza desde el milenio) y el octavo día de la fiesta de los Tabernáculos referido al momento posterior cuando el Padre habita entre nosotros.
Los siete días de la fiesta representan el tiempo de Jesús con los hombres a partir de su segunda venida, ese Jesús “Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos [son] como llama de fuego, y [hay] en su cabeza muchas diademas; y [tiene] un nombre escrito que ninguno [conoce] sino él mismo. [Está] vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le [siguen] en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y 27
él las regirá con vara de hierro [ ]. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES” (Revelación 19:11-16). El octavo día que excede la fiesta, representa el tiempo del Padre con los hombres cuando todas las cosas sean restauradas y todo sujetado a sus pies para que Él sea todo en todos. Representar ese tiempo como un octavo excedente de la fiesta es precisamente para denotarle como “el único que tiene inmortalidad y habita en luz inaccesible; a quien ningún hombre ha visto ni puede ver” (1 Timoteo 6:16).
Al respecto 1 Corintios 15:25-28, a manera explicativa, nos habla de esos dos momentos diferentes pero íntimamente relacionados referidos en la fiesta de Tabernáculos: 25
Porque preciso es que [Jesús] reine [inicio de Tabernáculos] hasta que
haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. 26
Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.
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Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que
todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. 28
Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo
mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos [conclusión de Tabernáculos].
Esto es muy importante tenerlo en mente pues así como las primeras cuatro fiestas de primavera - Pascua, Panes sin levadura, Primicias, y Pentecostés- están íntimamente interrelacionadas formando casi una única secuencia de eventos, de igual forma últimas tres fiestas de otoño -Trompetas, Expiación, y Tabernáculosestá de igual forma están íntimamente interrelacionadas formando casi una única secuencia de eventos. Esta casi única secuencia de eventos representadas por las tres fiestas de otoño se refieren al regreso de Jesús con la resurrección/transformación de los santos que serán reyes y sacerdotes con Él en el milenio, seguido por el período para que todos los que nunca tuvieron la 28
oportunidad de conocer la Verdad puedan conocerla, ser corregidos (castigados) y puedan optar o rechazar la salvación y demostrar con hechos (su vida y sus obras) su decisión que será para vida o muerte, y que concluye con el Padre habitando entre nosotros.
Ahora hay que ver también otro aspecto de esta fiesta. Como ya se comentó, la fiesta de los Tabernáculos tiene un primer referente de la sombra representativa a cumplimentarse en un futuro cuando Jesús y el Padre habiten entre nosotros, pero de igual forma tiene un segundo referente a de la sombra representativa a cumplimentarse en un nosotros al llegar a ser tabernáculos. 1 Corintios 3:16 nos pregunta “¿no sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?”, así que nosotros somos el templo de Dios y Su Espíritu mora en nosotros.
Si bien somos templo de Dios estamos siendo en este momento edificados, sobre esto Efesios 2:19-20 nos dice “Así pues, ya no sois extraños ni extranjeros, sino que sois conciudadanos de los santos y sois de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular”, de igual forma Colosenses 2:6-7 dice “Por tanto, de la manera que recibisteis a Cristo Jesús el Señor, así andad en El; firmemente arraigados y edificados en El y confirmados en vuestra fe, tal como fuisteis instruidos, rebosando de gratitud”.
Pero este proceso que ahorita se está llevando en nosotros, y que posteriormente estará disponible para toda la humanidad, tiene un fin, Efesios 4:13 nos lo señala al decirnos que durará “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”, de igual forma Romanos 8:29 dice “porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos”, y si somos 29
conformados a la imagen del Hijo, somos conformados a la imagen del Padre, pues como dice Colosenses 1:15 “Él [Jesús] es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación”, y esto porque así lo estableció el Padre desde un principio como dice 1 Juan 3:1-2 “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él [Jesús]. Ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando Él [Jesús] se manifieste, seremos semejantes a Él porque le veremos como Él es”. El cumplimiento de este plan sin duda alguna deviene en gozo y alabanza a Dios quien lo hace posible: “En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se regocijará en mi Dios; porque Él me ha vestido de ropas de salvación, me ha envuelto en manto de justicia como el novio se engalana con una corona, como la novia se adorna con sus joyas” (Isaías 61:10)
¿Cuál es la conclusión de la fiesta de Tabernáculos, que es en sí la complementación del plan de Dios para con la humanidad? “Y te alegrarás [ ] tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda que viven en tus poblaciones” (Deuteronomio 16:14), ¿y por qué esa alegría, ese gozo? “porque te habrá bendecido Jehová tu Dios en todos tus frutos, y en toda la obra de tus manos, y estarás verdaderamente alegre” (Deuteronomio 16:15).
Juan 14:23 resume de manera muy clara y concreta el sentido de esta fiesta al señalar que “Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”. Siendo el resultado de esto, lo que señala Revelación 21:3 cuando dice “Y oí una gran voz del cielo, que decía: «El tabernáculo de Dios está ahora con los hombres. Él morará con ellos, ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos como su Dios»”.
Pero esta conclusión no es el fin de lo que Dios ha pensado desde siempre para Su familia, es apenas el principio, el octavo día que excede a la fiesta, es la
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sombra de la eternidad que se abre para los hijos de Dios, llenos de Su Santo Espíritu, con Cristo como Rey de Reyes y Señor de Señores. “Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, lo mismo que el mar. Vi además la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, procedente de Dios, preparada como una novia hermosamente vestida para su prometido. Oí una potente voz que provenía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir» (Revelación 21:14).
A diferencia de los otras fiestas (excepto Panes sin lavadura) Tabernáculos, no tienen un referente temporal único en el Nuevo Testamento, es decir, todas las fiestas que Israel celebraba en el Antiguo Testamento apuntan a un momento preciso histórico en la historia de la salvación de la humanidad, sea ya cumplido o por cumplirse, representado por una fecha exacta para su cumplimiento, pero no así Panes sin levadura y Tabernáculos, fiestas que duran siete y siete más un día, respectivamente, que señalan hacia una vida de perfección y santidad, en el caso de Panes sin levadura para la iglesia recogida en la primer siega y para Tabernáculos para el resto de la humanidad recogida al cumplimiento del plan de Dios.
Así, el Reino de Dios tendrá en su realización final, su rey, Cristo Jesús quien en sujeción al Padre reinará en Su nombre sólo teniéndolo a Él por encima siendo así Dios todo en todos.
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Ciudadanos
Todo reino necesita forzosamente de ciudadanos, de otra forma no puede hablarse de un reino propiamente dicho, en el caso del Reino de Dios, con el Padre y Cristo reinando, los llamados y elegidos que sean considerados fieles (Revelación 17:14) serán aquellos que desde el inicio del milenio serán con Cristo reyes y sacerdotes (Revelación 1:6; Revelación 5:10), siendo que al igual que nuestro Señor Jesús, quienes califiquen para ello, deberá ser semejantes a Él en Sus tres funciones: profetas, sacerdotes y reyes, “Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica” (Efesios 2:10).
Profetas Al igual que Cristo, quien decide seguirle como parte de la respuesta al llamamiento del que se ha sido objeto, tiene la encomienda de proclamar la verdad que del Padre ha sido revelada.
Romanos 10:14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quién les predique?
Hechos 8:30-31, Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él… Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús.
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Estas dos citas hacen énfasis en la necesidad que tiene quien quiere conocer la verdad del Padre, de contar con alguien que lo guíe en el conocimiento de Dios de manera correcta, lo cual es corroborado con la sentencia siguiente:
Romanos 10:17 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.
Es por ello que lo que se conoce como la Gran Comisión implica, para el cristiano, proclamar el mensaje del Evangelio:
Mateo 28:19 Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, y bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Marcos 16:15 Y les dijo: «Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura.
Lucas 24:47-48 y que en su nombre se predicara el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando por Jerusalén. De esto, ustedes son testigos.
Hechos 1:8 pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.
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Mateo 5:14-16 14
»Ustedes son la luz de este mundo. Una ciudad en lo alto de un cerro no
puede esconderse. 15 Ni se enciende una lámpara para ponerla bajo un cajón; antes bien, se la pone en alto para que alumbre a todos los que están en la casa. 16 Del mismo modo, procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo.
El entendimiento, acatamiento y realización de esta función, la de profeta, puede verse desde los primeros momentos de la iglesia naciente:
Hechos 2:38 Y Pedro les dijo: Arrepentíos y sed bautizados cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo.
En ese sentido, quien así hiciere será reconocido, más sin embargo quien no desempeñe esta función será rechazado:
Mateo 24:45-51 45
¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su
casa para que les dé el alimento a tiempo? 46
Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle
haciendo así. 47
De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá.
48
Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir;
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y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los
borrachos,
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vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora
que no sabe, 51
y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el
lloro y el crujir de dientes.
Sacerdotes La función sacerdotal, bajo al sacerdocio de Melquisedec reestablecido por Cristo, implica para el cristiano su desempeño a través de Jesús como Sumo Sacerdote:
Hebreos 10:19-20 Entonces, hermanos, puesto que tenemos confianza para entrar al Lugar Santísimo por la sangre de Jesús, por un camino nuevo y vivo que El inauguró para nosotros por medio del velo, es decir, Su carne Este acceso al Lugar Santísimo, ganado por Cristo, implica para los cristianos la compartir con Jesús la función sacerdotal:
1 Pedro 2:9 Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anuncien las virtudes de Aquél que los llamó de las tinieblas a Su luz admirable.
Romanos 15:16 para ser ministro de Cristo Jesús a los gentiles, ministrando a manera de sacerdote el evangelio de Dios, a fin de que la ofrenda que hago de los gentiles sea aceptable, santificada por el Espíritu Santo.
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Este desempeño de la función sacerdotal por los cristianos no implica la perfección y santidad de estos últimos sino el inicio de la función en tanto los creyentes son edificados:
1 Pedro 2:5 también ustedes, como piedras vivas, sean edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
Y como parte de esta función hay desempeños específicos a los que los creyentes con llamados unidos a Cristo Jesús:
Romanos 12:1 Por tanto, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable (agradable) a Dios, que es el culto racional de ustedes.
Romanos 6:13 ni presentéis los miembros de vuestro cuerpo al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.
Hebreos 13:15-16 Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre. No se olviden de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen, porque ésos son los sacrificios que agradan a Dios.
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Reyes
La función de rey como parte de quienes han sido llamados a salvación en el presente siglo, tiene una connotación principalmente profética:
Revelación 1:5-6 Y Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los signos de los siglos. Amén
Revelación 5:10 y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.
Revelación 20:6 Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.
Isaías 2:3 (Miqueas 4:2) Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalem la palabra de Jehová.
Más sin embargo los desempeños inherentes a la función real, tienen verificativo inicial en el presente siglo en la vida de los creyentes:
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Mateo 20:25-28 Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Más entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
1 Corintios 6:1-4 ¿Osa alguno de vosotros, cuando tiene algo contra otro, ir a juicio delante de los injustos, y no delante de los santos? ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida? Sí, pues, tenéis juicios sobre cosas de esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que son de menor estima en la iglesia?
Esta función real implica que en el presente siglo, los llamados a salvación, deben poner a trabajar los talentos con los que han sido dotados, ya que quien hace así será reconocido, mientras que quien no produce será condenado:
Mateo 25:14-30 14
Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos,
llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. 15
A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme
a su capacidad; y luego se fue lejos. 16
Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó
otros cinco talentos. 17
Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos.
38
18
Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero
de su señor. 19
Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló
cuentas con ellos. 20
Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos,
diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. 21
Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre
mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 22
Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos
talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. 23
Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre
mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 24
Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te
conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; 25
por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo
que es tuyo. 26
Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que
siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. 27
Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo,
hubiera recibido lo que es mío con los intereses. 28
Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos.
29
Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo
que tiene le será quitado. 30
Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el
crujir de dientes.
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Lo anterior puede enlazarse con la parábola de las minas ya que, quienes en este siglo trabajen con aquello que se les dotó buscando primero el Reino de Dios y SU justicia, serán recompensados en el siglo venidero, bajo el reinado de Cristo, de dominio sobre ciudades:
Lucas 19:11-27 11
Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto
estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente. 12
Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino
y volver. 13
Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad
entre tanto que vengo. 14
Pero sus conciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada,
diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros. 15
Aconteció que vuelto él, después de recibir el reino, mandó llamar ante él
a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno. 16
Vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas.
17
Él le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel,
tendrás autoridad sobre diez ciudades. 18
Vino otro, diciendo: Señor, tu mina ha producido cinco minas.
19
Y también a éste dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades.
20
Vino otro, diciendo: Señor, aquí está tu mina, la cual he tenido guardada
en un pañuelo; 21
porque tuve miedo de ti, por cuanto eres hombre severo, que tomas lo
que no pusiste, y siegas lo que no sembraste. 22
Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabías que yo
era hombre severo, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré; 40
23
¿por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco, para que al volver yo, lo
hubiera recibido con los intereses? 24
Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene
las diez minas. 25
Ellos le dijeron: Señor, tiene diez minas.
26
Pues yo os digo que a todo el que tiene, se le dará; más al que no tiene,
aun lo que tiene se le quitará. 27
Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre
ellos, traedlos acá, y decapitadlos delante de mí.
Como puede verse, los cristianos, a imagen de su Señor, incorporan en su persona las tres funciones de profeta, sacerdote y rey, con todo y todo la pregunta sería ¿cuál de estas tres funciones tiene preponderancia en el siglo actual? “Bienaventurado y santo es el que tiene parte en la primera resurrección; la muerte segunda no tiene poder sobre éstos sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con El por mil años” (Revelación 20:6), como puede verse, si bien en el presente siglo las tres funciones de profeta, sacerdote y rey están siendo desempeñadas por los cristianos, la realización plena de las dos últimas está condicionada a ser considerados para participar en la primer resurrección, luego entonces la función que en la actualidad tienen mayor preponderancia es precisamente la de profeta.
Si bien la cita anterior permite llegar a esta conclusión, este razonamiento no es del todo necesario ya que leyendo las citas referidas a las funciones que como profeta, sacerdote y rey debe desempeñar un cristiano, como ya se han visto, puede evidenciarse que el llamado preponderante para este siglo, que no el único, es precisamente el ser profeta.
41
Entender esto no es cosa menor ya que implica el comprender, aceptar y ejercer los desempeños aunados con la función de profeta proclamando el Evangelio, siendo de esta forma luz del mundo, y dando testimonio a las naciones de la verdad del Padre.
Así, el Reino de Dios tendrá sus ciudadanos, los santos resucitados, aquellos llamados y elegidos que halan sido encontrados fieles y que con Cristo sean reyes y sacerdotes.
42
Territorio
Un reino forzosamente requiere de un territorio, de un lugar debidamente delimitado donde rige el rey, donde están los ciudadanos, donde se aplican las leyes relativas al reino. Sobre esta cuestión la Escritura, a diferencia del pensamiento del mundo es clara: el territorio donde estará centrado el gobierno del reino de Dios será la tierra.
Salmos 25:13 En prosperidad habitará su alma, y su descendencia poseerá la tierra.
Salmos 37:9 Porque los malhechores serán exterminados, más los que esperan en Jehová poseerán la tierra.
Salmos 37:11 Más los humildes poseerán la tierra, y se deleitarán en abundante prosperidad.
Salmos 37:29 Los justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella.
Mateo 5:5 Bienaventurados los mansos: porque ellos recibirán la tierra por heredad.
Revelación 5:10 Y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra
A lo largo de la Escritura, tanto Antiguo como Nuevo Testamento, como puede verse en las citas precedentes, señalan ineludiblemente que será la tierra donde 43
esté asentado el reino de Dios, el hogar permanente y estable de los santos, el lugar donde residirá el rey y desde el cual saldrá la Ley, más sin embargo ¿qué hay de aquellas citas que algunos esgrimen para señalar que los justos irán al cielo?
1 Tesalonicenses 4:17 Luego nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes a recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
En realidad, y a diferencia de las citas que antes de esta se vieron, en toda la Escritura no hay una referencia que clara, concreta y específicamente señale que los santos estarán en el cielo, esto a diferencia de las primeras citas que se vieron donde de manera muy clara, concreta y específica sí señalan que los justos vivirán por siempre en la tierra. Más sin embargo la cita inmediata anterior, si no se conoce la verdad revelada por el Padre en Su Escritura tal cual ha sido conservada en Su iglesia, columna de la verdad (1 Timoteo 3:15), puede dar a lugar, como en efecto ha pasado y con la mayoría de quienes se dicen cristianos, a confusión, siendo la principal confusión el pensar que los santos irán al cielo.
Pensemos esto. Si en efecto los santos fuesen a ir al cielo se tendría el problema con las citas inicialmente vistas de una contradicción escritural, lo cual no es posible (Juan 10:35), es así que entonces otra debe ser la explicación, quedando en esa otra opción solamente la de que los santos heredarán la tierra. Con todo y todo es menester entender a qué se refiere Pablo en esa cita tomada de su primer carta a los de Tesalónica, pero para ello es menester comprender cómo será la cuestión relativa al regreso de Cristo.
En primer lugar lo que hay que tener muy claro es que el retorno de Jesús será literal, visible, personal y es inminente, a diferencia de quienes sostienen, sin base
44
escritural, que su venida será simbólica, invisible, espiritual e indefinida temporalmente hablando.
Hechos 1:9-11 9
Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una
nube que le ocultó de sus ojos. 10
Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba,
he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, 11
los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando
al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.
Mateo 24:27 27
Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el
occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre.
Revelación 1:7 He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.
Tito 2:13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,
En segundo lugar, y aquí está el detalle fino de la profecía, esta segunda venida será en dos fases: la fase del rapto y la fase de guerra.
En la fase del rapto Cristo viene primero por los santos, su iglesia. El viene sólo hasta las nubes en el aire. Los santos son recogidos para encontrarse con él.
45
Revelación 14:14-16 14
Y miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado
semejante al Hijo del hombre, que tenía en su cabeza una corona de oro, y en su mano una hoz aguda. 15
Y otro ángel salió del templo, clamando en alta voz al que estaba sentado
sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar te es venida, porque la mies de la tierra está madura. 16
Y el que estaba sentado sobre la nube echó su hoz sobre la tierra, y la
tierra fue segada.
1 Corintios 15:51-53 51
He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos
transformados, 52
en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque
se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. 53
Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto
mortal se vista de inmortalidad.
1 Tesalonicenses 4:13-17 13
Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen,
para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. 14
Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios
con Jesús a los que durmieron en él. 15
Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que
vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16
Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con
trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
46
17
Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos
arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
Efesios 5:27 27
a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese
mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
2 Tesalonicenses 2:1 Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos,
Revelación 15:3 Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.
En la fase de guerra, la segunda parte de su regreso, Jesús, sentado sobre un caballo blanco y usando varias coronas, viene con sus santos como “Rey de Reyes” y “Señor de señores” para herir los ejércitos de las naciones que están congregadas contra él.
Revelación 11:15 El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.
Revelación 16:13-16 13
Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del
falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas;
47
14
pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de
la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso. 15
He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus
ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza. 16
Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón.
Revelación 17:13-14 13
Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a
la bestia. 14
Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor
de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.
Revelación 19:11-19 11
Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo
montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. 12
Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas
diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. 13
Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO
DE DIOS. 14
Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le
seguían en caballos blancos. 15
De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y
él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. 16
Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE
REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. 17
Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a
todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, 48
18
para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes,
carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes. 19
Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para
guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército.
Zacarías 14:1-5 1
He aquí, el día de Jehová viene, y en medio de ti serán repartidos tus
despojos. 2
Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y
la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, más el resto del pueblo no será cortado de la ciudad. 3
Después saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones, como peleó en el
día de la batalla. 4
Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que
está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur. 5
Y huiréis al valle de los montes, porque el valle de los montes llegará
hasta Azal; huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías rey de Judá; y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos.
Isaías 66:15-17 15
Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego, y sus carros como
torbellino, para descargar su ira con furor, y su reprensión con llama de fuego. 16
Porque Jehová juzgará con fuego y con su espada a todo hombre; y los
muertos de Jehová serán multiplicados. 49
17
Los que se santifican y los que se purifican en los huertos, unos tras
otros, los que comen carne de cerdo y abominación y ratón, juntamente serán talados, dice Jehová.
Esta es la parte fina de la profecía, como se dijo, que hay que entender, los santos en efecto suben a recibir a Cristo, Su Señor, que regresa hasta las nubes, junto con la Nueva Jerusalén, pero eso es previo a que las plagas postreras de la ira de Dios caigan sobre la tierra, las últimas siete plagas, las siete copas de la ira de Dios (Revelación 16). La Nueva Jerusalén – La ciudad de Dios – es la novia del Señor Jesucristo (Revelación 21:9-10). Los santos son los invitados a las bodas del cordero y su rectitud adorna la Ciudad de Dios, el Mar de Vidrio (Revelación 19:8; 21:2). Jesús y los santos morarán en esta ciudad de oro (resplandeciente como el cristal, Revelación 21:11-12).
El Mar de Vidrio a donde los Santos son llevados es la Nueva Jerusalén, la cual desciende con el Señor Jesucristo en la fase del rapto en la segunda venida de Cristo. Es la recompensa de los Santos y casa de los Salvos. Los santos estarán en la ciudad y estarán a salvo de las plagas.
Isaías 26:20-21 20
Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas;
escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. 21
Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de
la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos.
Salmos 27:5 5
Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal;
Me ocultará en lo reservado de su morada; Sobre una roca me pondrá en alto
50
Es así que efecto los santos ascienden al cielo a recibir a Su Señor que regresa, pero no al tercer cielo donde mora Dios sino al primer cielo, a la atmósfera donde Cristo los espera para ir a la Nueva Jerusalén en tanto caen las últimas siete plagas de la ira de Dios. Posteriormente Cristo y Sus santos, una vez consumada la ira de Dios en Sus últimas siete plagas, regresan a la tierra, someten a las naciones, y comienza el Reino de Dios en su fase del Milenio.
Como colofón de esta explicación, que permite embonar armónicamente toda la Escritura referida al tema aquí expuesto, hay que aclarar, como se comentó anteriormente, que la tierra será el centro del gobierno de la familia de Dios, pero ¿centro de qué o para qué? Para entender esto la respuesta que deberíamos de buscar es ¿qué heredarán los santos?, ¿solamente la tierra? Romanos 8:31-32 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
La expresión todas las cosas contenida en la cita anterior se ha traducido del griego πάντα, panta, que literalmente significa la totalidad, el todo, es decir, todo lo creado, ¡el universo mismo! Esto es lógico ya que si todo fue hecho por Cristo (Juan 1:39) y para Cristo (Colosenses 1:16) y si los santos son coherederos con Cristo (Romanos 8:17), la conclusión lógica de esto es que con Él heredaremos el todo, la totalidad de la creación, el universo mismo.
No se puede elucubrar mucho sobre el destino final de esto, aunque sabemos que será de gloria, pero la Escritura sí da ciertos pincelazos que permiten vislumbrar a lo lejos el maravilloso futuro que espera para quienes de los llamados y elegidos sean encontrados fieles.
Romanos 8:18-23 51
18
Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son
comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. 19
Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación
de los hijos de Dios. 20
Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino
por causa del que la sujetó en esperanza; 21
porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de
corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. 22
Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con
dolores de parto hasta ahora; 23
y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las
primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.
Es así como uno de los trabajos de los hijos de Dios será extender el paraíso que habrá venido a ser la tierra a todo el universo. ¿Suena increíble? La misma Escritura confirma lo anterior en esta profecía de Isaías, recuerda que haba de los elegidos que siendo fieles triunfen:
Isaías 51 1
Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis a Jehová. Mirad a
la piedra de donde fuisteis cortados, y al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados. 2
Mirad a Abraham vuestro padre, y a Sara que os dio a luz; porque
cuando no era más que uno solo lo llamé, y lo bendije y lo multipliqué. 3
Ciertamente consolará Jehová a Sion; consolará todas sus
soledades, y cambiará su desierto en paraíso, y su soledad en huerto de Jehová; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y voces de canto.
52
4
Estad atentos a mí, pueblo mío, y oídme, nación mía; porque de mí
saldrá la ley, y mi justicia para luz de los pueblos. 5
Cercana está mi justicia, ha salido mi salvación, y mis brazos
juzgarán a los pueblos; a mí me esperan los de la costa, y en mi brazo ponen su esperanza. 6
Alzad a los cielos vuestros ojos, y mirad abajo a la tierra; porque los
cielos serán deshechos como humo, y la tierra se envejecerá como ropa de vestir, y de la misma manera perecerán sus moradores; pero mi salvación será para siempre, mi justicia no perecerá. 7
Oídme, los que conocéis justicia, pueblo en cuyo corazón está mi
ley. No temáis afrenta de hombre, ni desmayéis por sus ultrajes. 8
Porque como a vestidura los comerá polilla, como a lana los comerá
gusano; pero mi justicia permanecerá perpetuamente, y mi salvación por siglos de siglos. 9
Despiértate, despiértate, vístete de poder, oh brazo de Jehová;
despiértate como en el tiempo antiguo, en los siglos pasados. ¿No eres tú el que cortó a Rahab, y el que hirió al dragón? 10
¿No eres tú el que secó el mar, las aguas del gran abismo; el que
transformó en camino las profundidades del mar para que pasaran los redimidos? 11
Ciertamente volverán los redimidos de Jehová; volverán a Sion
cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán. 12
Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas
temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno? 13
Y ya te has olvidado de Jehová tu Hacedor, que extendió los cielos
y fundó la tierra; y todo el día temiste continuamente del furor del que aflige, cuando se disponía para destruir. ¿Pero en dónde está el furor del que aflige?
53
14
El preso agobiado será libertado pronto; no morirá en la mazmorra,
ni le faltará su pan. 15
Porque yo Jehová, que agito el mar y hago rugir sus ondas, soy tu
Dios, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos. 16
Y en tu boca he puesto mis palabras, y con la sombra de mi
mano te cubrí, extendiendo los cielos y echando los cimientos de la tierra, y diciendo a Sion: Pueblo mío eres tú. 17
Despierta, despierta, levántate, oh Jerusalén, que bebiste de la
mano de Jehová el cáliz de su ira; porque el cáliz de aturdimiento bebiste hasta los sedimentos. 18
De todos los hijos que dio a luz, no hay quien la guíe; ni quien la
tome de la mano, de todos los hijos que crió. 19
Estas dos cosas te han acontecido: asolamiento y
quebrantamiento, hambre y espada. ¿Quién se dolerá de ti? ¿Quién te consolará? 20
Tus hijos desmayaron, estuvieron tendidos en las encrucijadas de
todos los caminos, como antílope en la red, llenos de la indignación de Jehová, de la ira del Dios tuyo. 21
Oye, pues, ahora esto, afligida, ebria, y no de vino:
22
Así dijo Jehová tu Señor, y tu Dios, el cual aboga por su pueblo: He
aquí he quitado de tu mano el cáliz de aturdimiento, los sedimentos del cáliz de mi ira; nunca más lo beberás. 23
Y lo pondré en mano de tus angustiadores, que dijeron a tu alma:
Inclínate, y pasaremos por encima de ti. Y tú pusiste tu cuerpo como tierra, y como camino, para que pasaran.
El versículo 16, remarcado, también puede traducirse, como o hacen otras versiones, de la siguiente manera:
54
Que puse en tu boca mis palabras, y con la sombra de mi mano te cubrí; para que plantaras los cielos y fundaras la tierra; y que dijeras a Sion: pueblo mío eres tú (Biblia Jubileo 2000).
Que puse en tu boca mis palabras, y con la sombra de mi mano te cubrí; para que plantases los cielos y fundases la tierra; y que dijeses a Sion: pueblo mío eres tú (Sagradas Escrituras 1569)
Esto es portentoso, casi imposible de imaginar, pero la Escritura nos dice que lo que espera a los justo excede todo lo que se pueda uno imaginar (1 Corintios 2:9), con todo y esto lo anterior sólo será el medio, ¿el medio para qué?, para el fin de toda la eternidad que ante los ojos de los hijos de Dios se abrirá: conocer a Dios y Su Hijo, “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3).
Es así como los santos heredarán la tierra, pero no para estar confinados en ellas sino para que desde ese centro de operaciones, desde la sede del gobierno del reino de Dios, extiendan las gloriosas condiciones de su lugar de residencia por todo el universo mientras se sigue aprendiendo del Padre y de Su Hijo.
55
Ley
Todo reino necesita forzosamente de una legislación, de un marco legal que le permita funcionar, de otra forma la anarquía imperaría y el reino no tendría factibilidad, en el caso del Reino de Dios esa legislación es precisamente la Ley de Dios, pero ¿de qué Ley estamos hablando?
Veamos primero, su no pregunta a alguien ¿qué es pecado? Esta persona bien puede señalar 1 Juan 3:4 para responder que es infracción a la ley, “Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues el pecado es infracción de la ley”. Si luego uno pregunta ¿qué ley?, acudiendo a Romanos 8:7 se respondería que es más que evidente que es la ley de Dios, “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden”. Si a continuación uno pregunta ¿cuándo dio Dios su ley?, tomando como referencia Éxodo 20 puede decirse que una vez que Dios hubo sacado a Su pueblo de Egipto. Ahora bien, si hasta el tiempo de Moisés Dios dio Su ley a su pueblo, ley que definió pecado considerando la infracción a la misma, ¿cómo es posible que desde tiempos de Adán se hablara de pecado, ya que Dios, amonestando a Caín, le dice en Génesis 4:7 ”Si haces lo bueno, ¿no serás enaltecido? Pero si no haces lo bueno, el pecado está a la puerta y te seducirá; pero tú debes enseñorearte de él”?, de igual forma, y considerando esa misma cita ¿cómo alguien podría hacer “lo bueno” si no hubiera una norma que lo definiera, máxime si “los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu” (Romanos 8:5)?
De igual forma Génesis 3 registra la caída de Adán y Eva. En el capítulo siguiente aparece el primer homicidio. ¿Cómo sabría Caín que era culpable de homicidio por asesinar a su hermano si no había Ley? Mucho antes del Pacto en Sinaí, Dios mencionó el asesinato en el pacto que estableció con Noé después del Diluvio (Génesis 9:6). Mucho antes del Pacto en Sinaí la Escritura nos dice que Enoc “caminó con Dios” (Génesis 5:22). Mucho antes del Pacto en Sinaí la Escritura nos 56
dice que Noé era “justo” y “perfecto” (Génesis 6:9). Mucho antes del Pacto en Sinaí la Escritura nos dice que Job era “perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal”, (Job 1:8; 2:3). Obviamente, existía una norma del bien y del mal. Enoc, Noé y Job vivieron muchos años antes del Éxodo, mucho antes del Pacto en Sinaí. ¿Cómo alguien hubiera podido caminar con Dios, ser justo y perfecto, ser recto, temeroso de Dios y apartado del mal si no hubiera una norma definiera el bien y el mal, lo correcto de lo incorrecto, lo agradable a Dios de lo que Él consideraba pecado?
Cómo ya se vio en el apartado anterior relativo a Melquisedec, 300 años antes de que se estableciera el pacto de Dios con su Pueblo, antes que se definieran las funciones sacerdotales y de culto, antes que se estableciera el poder gubernamental que deviniera en la monarquía, existía un personaje, Melquisedec que era al mismo tiempo sacerdote y rey, y lo era del Dios Altísimo.
De igual forma desde mucho antes, según la cita Génesis 4:7 ya vista, así como las otras, existía una noción de pecado que requería hubiera una norma contra la cual contrastar las acciones, emociones y pensamientos de uno. Esa era la Ley de Dios y bajo esa Ley servían los sacerdotes del orden de Melquisedec. Dicha Ley estuvo vigente desde Adán hasta Abraham, es decir, durante más de 1500 años donde hubieron gente que caminaba con Dios, que era justa y perfecta, recta, temerosa de Dios y apartada del mal.
Ahora bien, cuando Dios saca a Su pueblo de Egipto establece un Pacto que incluía esa Ley pero que además le fue adherido otras normas que vinieron a formar parte de las reglas de Israel. La primera es lo que conocemos como los Diez Mandamientos (así como normas sobre alimentos limpios y no limpios (Génesis 7:8) y otras relativas al diezmo (Génesis 14:20), las demás son todas las demás normas religiosas y civiles que Dios dio a Su pueblo, de estas últimas la primera, como sello del Pacto de Dios con Su pueblo fue la circuncisión, después con Moisés vendrían el resto. 57
Veamos como en Jeremías 7:22-23 Dios dice por medio de Jeremías que “Porque yo no hablé a vuestros padres, ni les ordené nada en cuanto a los holocaustos y sacrificios, el día que los saqué de la tierra de Egipto. Sino que esto es lo que les mandé, diciendo: ``Escuchad mi voz y yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo, y andaréis en todo camino que yo os envíe para que os vaya bien”. Cuando Dios hace Su pacto este consistía en una relación como la de Abraham, Isaac y Jacob, cuando no había todas las reglas y normas que después vinieron; una relación simple, sencilla, esta relación se basaba en los Diez Mandamientos, pero dada la rebeldía del Pueblo se le adicionaron otras normas que vinieron a conformar las reglas que regían toda la vida de Israel, sobre esta ley adicional Gálatas 3:19 nos dice “Entonces, ¿para qué fue dada la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniera la descendencia a la cual había sido hecha la promesa, ley que fue promulgada mediante ángeles por mano de un mediador”.
Así vemos que esta segunda ley fue añadida, no formaba parte de la primera, pero además de que fue añadida tenía una vigencia la cual era “hasta que viniera la descendencia a la cual había sido hecha la promesa”. Así, el sacerdocio de Melquisedec se interrumpió y comenzó un sacerdocio de Aharón o levítico que contenía normas, reglas y prescripciones, entre las cuales estaban las sombras de las fiestas de Dios, que estarían vigentes en tanto el sacerdocio de Melquisedec no fuera reestablecido con Cristo.
Veamos como contrastan estas dos leyes en el entendido que la primera, la Ley de Dios, los Diez Mandamientos, es para siempre (Salmos 119:44) mientras que la segunda, la ley de Moisés, el resto de normas, reglas y prescripciones, es temporal (Gálatas 3:19). 1. La Ley de Dios fue dada por Dios “Y habló Dios todas estas palabras, diciendo” (Éxodo 20:1); la ley de Moisés fue dada por Moisés “Estas son las 58
palabras que habló Moisés a todo Israel a este lado del Jordán en el desierto, en el Arabá frente al Mar Rojo, entre Parán, Tofel, Labán, Hazerot y Dizahab” (Deuteronomio 1:1) 2. La Ley de Dios fue escrita en tablas de piedra “Entonces Jehová dijo a Moisés: Sube a mí al monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarles” (Éxodo 24:12); la ley de Moisés estaba escrita en un libro “Y cuando acabó Moisés de escribir las palabras de esta ley en un libro hasta concluirse” (Deuteronomio 31:24) 3. La Ley de Dios fue escrita por el mismo Dios “Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios” (Éxodo 31:18); la ley de Moisés fue escrita por Moisés “Y escribió Moisés esta ley, y la dio a los sacerdotes hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto de Jehová, y a todos los ancianos de Israel” (Deuteronomio 31:9) 4. La Ley de Dios fue puesta dentro del Arca de la Alianza “Y cuando acabó de hablar con él en el monte Sinay, dio a Moisés las dos tablas del testimonio, las tablas de piedra escritas por el dedo de Dios” (Éxodo 31:18) “después tomó y puso el Testimonio dentro del Arca, y colocó las varas en el Arca, y puso el propiciatorio encima del Arca” (Éxodo 40:20); la ley de Moisés fue puesta enseguida del Arca de la Alianza “Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y esté allí por testigo contra ti” (Deuteronomio 31:26) 5. La Ley de Dios trae bienaventuranza “Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová” (Salmos 119:1); la ley de Moisés trae maldición “Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas” (Gálatas 3:10) 59
6. La Ley de Dios permanece “Guardaré tu ley siempre, para siempre y eternamente” (Salmos 119:44); la ley de Moisés tendría un término final “aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz” (Efesios 2:15) “anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz” (Colosenses 2:14). 7. La ley de Dios es perfecta y perfecciona “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma” (Salmos 19:7); la ley de Moisés era imperfecta y no perfeccionaba “pues nada perfeccionó la ley, y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios” (Hebreos 7:19) 8. La Ley de Dios es espiritual “Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado” (Romanos 7:14); la ley de Moisés era carnal “ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas” (Hebreos 9:10). 9. La Ley de Dios es santa, justa y buena “De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno” (Romanos 7:12); la ley de Moisés apenas y si era una sombra de lo que habría de venir “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan” (Hebreos 10:1) 10. La ley de Dios es para siempre “Guardaré tu ley siempre, Para siempre y eternamente” (Salmos 119:44); la ley de Moisés es temporal “Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta 60
que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador” (Gálatas 3:19). 11. La Ley de Dios trae vida “Ahora, pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo os enseño, para que los ejecutéis, y viváis, y entréis y poseáis la tierra que Jehová el Dios de vuestros padres os da” (Deuteronomio 4:1); la ley de Moisés no da vida “También les di estatutos que no eran buenos y decretos por los cuales no podrían vivir” (Ezequiel 20:25)
Podemos ver que en todas las citas se menciona la palabra ley, pero de la misma forma y aunque se hable de ley se está refiriendo a dos normas reglamentarias diferentes. Pero para aún mayor claridad y contundencia respecto de la existencia de dos leyes, la misma Escritura señala “Y [Jehová] os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra. A mí también me mandó Jehová en aquel tiempo que os enseñase los estatutos y juicios, para que los pusieseis por obra en la tierra a la cual pasáis a tomar posesión de ella” (Deuteronomio 4:13-14)
Así tenemos dos sacerdocios y dos leyes, el sacerdocio de Melquisedec y la Ley de Dios que estaban en vigencia antes del Pacto, y el sacerdocio de Aharón y levítico más las leyes de Moisés, que interrumpen el primero, en tanto viene Jesús a restaurarlo. Hay que entender que la Ley de Dios siempre estuvo, está y estará vigente, incluso durante el sacerdocio de Aharón y levítico pero en este período, el del sacerdocio de Aharón y levítico, además de la Ley de Dios estuvieron vigentes normas adicionales referidas como la ley de Moisés.
Con esto en mente puede comprenderse una cita que siempre lleva a confusión pues parece contradictoria, la cita es de Romanos 5:13-14 y señala “Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado. No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de 61
venir”. A simple vista pareciera que dice que hasta que la ley fue dada en Sinaí antes no existía ley alguna que inculpara pecado, pero esto es absurdo pues la misma Escritura menciona, como ya se ha analizado, al pecado como tal mucho antes de que la ley fuese dada en Sinaí, incluso desde Génesis, de igual forma esa interpretación es absurda porque si no hubiese habido ley, tal como dice la cita, no se hubiese imputado pecado, pero como sabemos que “la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23) nos encontramos, como señala la misma cita que “reinó la muerte desde Adán hasta Moisés”. Siguiendo el mismo razonamiento que esta cita da, si donde no hay ley no se imputa pecado, y si la paga del pecado es la muerte, y si hubo muerte desde Adán hasta Moisés, es más que evidente que entonces sí existía antes de Sinaí una ley, la Ley de Dios, perfecta, santa y eterna, ley a la que en Sinaí se la adicionaron otras normas de carácter temporal.
Una manera de clarificar esto es considerar como es que la Ley de Dios (por lo que ya se comentó) estuvo, está y estará vigente siempre, de igual formas aquellas normas que estaban vigentes antes del Pacto de Dios con Abraham, cuando estaba vigente el sacerdocio de Melquisedec, como las normas sobre alimentos limpios y no limpios (Génesis 7:8) y otras relativas al diezmo (Génesis 14:20). Para entenderé esto veamos como en génesis 12 Dios hace el Pacto con Abrahám, un Abrahám no circuncidado y con una relación simple y sencilla con Dios basada en las normas vigentes en ese momento, pero no es sino hasta por lo menos 14 años después (Génesis 17:27) cuando la circuncisión sería incorporada como la primer norma (Génesis 17:10-14) que luego sería completada con el resto de normas bajo el sacerdocio de Aharón o levítico. En esa temporalidad, las normas vigentes cuando Dios hace su Pacto con Abrahám eran las que siempre habían estado vigentes por más de 1,500 años desde Adán -Diez Mandamientos más normas sobre alimentos limpios y no impíos y las relativas al diezmo-, estas normas siguieron y siguen vigentes; las que mucho después comenzaron a añadirse –iniciando con la circuncisión con Abraham y siguiendo con el resto de normas mosaicas bajo el sacerdocio de Aharón o levítico- estarían vigentes
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“hasta que viniera la descendencia a la cual había sido hecha la promesa” (Gálatas 3:19).
Es por eso que en Hechos 15 el Concilio de Jerusalén decide que la circuncisión carnal no es aplicable a la iglesia, no es, como algunos creen, que los Apóstoles reunidos hubieren cancelado una norma vigente (lo cual sería casi casi poner en contraposición a los Apóstoles y la iglesia contra Dios y Sus normas), sino que entendiendo que la reglamentación sobre la circuncisión era parte de las leyes adicionadas a la Ley de Dios, vigentes estas durante el sacerdocio de Aharón o levítico, al concluir ese período y reiniciar al sacerdocio de Melquisedec dejando de lado las normas añadidas, la circuncisión había dejado de tener efecto.
Como comentario adicional al calce, con estas aclaraciones, puede uno volver a leer el Nuevo Testamento, las cartas apostólicas, y entender por qué en ocasiones se habla de la ley como algo superado y por qué en ocasiones como algo que todavía aplica: esto por el hecho de que para lo primero se está refiriendo a la ley de Moisés y lo segundo a la Ley de Dios y entender así expresiones que parecen contradecirse. Un ejemplo muy visible de esto es Gálatas 2:19 que señala “Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios”, ¿cómo podría por la ley ser muerto para la ley?, entendiendo la existencia de dos leyes uno comprende que la referencia aquí aplica a que dado ha sido reestablecido el sacerdocio de Melquisedec dejando de estar vigente el sacerdocio de Aharón o levítico, uno está sujeto a la Ley de Dios mientras que las normas adicionales (ley de Moisés) ha dejado de tener vigencia. En otras palabras “dado que me encuentro ahora bajo la Ley de Dios he dejado de estar sometido a la ley de Moisés”.
Por último, para cerrar esta argumentación, alguien podría con razón preguntar sobre qué base se divide la legislación entregada al Pueblo de Israel. A partir de Éxodo 20 vemos cómo es que se le entregan a Israel una serie de normativas, en Éxodo 20 está contenido lo que se conoce como los diez mandamientos, pero en los capítulos siguientes siguen otra serie de estatutos dados de carácter 63
obligatorio para el pueblo. Si bien nuestras Biblias están divididas en capítulos y versículos, en la escritura original no hay tal división, es más, ni siquiera espacios hay por lo que le escritura es de continuo, así que ¿por qué hemos de dividir toda esa legislación en los diez mandamientos por un lado y otras normas por otro?
Tres razones hay para lo anterior. La primera es muy evidente ya que al comenzar a leer de Éxodo 20 en adelante, podemos ver cómo es que hay una pausa discursiva entre lo que se conoce como los Diez Mandamientos y el resto de la legislación dada. Una vez entregados los Diez Mandamientos (Éxodo 20:1-17), vemos cómo es que en los vv. 18-21 hay una pausa para describir la reacción del pueblo, retomando el hilo normativo a partir del v. 22 y los capítulos subsecuentes.
Esto es aún más evidente en el libro de Deuteronomio. En el capítulo 5, versículos del 1 al 21, vemos la enumeración de nuevo de lo que se conoce como los Diez Mandamientos, inmediatamente en el versículo 22 Moises declara “Estas palabras habló Jehová a toda vuestra congregación en el monte, de en medio del fuego, de la nube y de la oscuridad, a gran voz; y no añadió más. Y las escribió en dos tablas de piedra, las cuales me dio a mí”. Así que la diferenciación entre lo que conocemos como la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, y el resto de las normas dadas al Pueblo de Israel es más que evidente.
La segunda se basa en una diferenciación que de las normas dada hace la misma Escritura. Ya vimos anteriormente como es que hay dos leyes, por así decirlo, una permanente y otra temporal con sus respectivas características. También ya se comentó lo dicho por Jeremías 7:22-23 “Porque yo no hablé a vuestros padres, ni les ordené nada en cuanto a los holocaustos y sacrificios, el día que los saqué de la tierra de Egipto. Sino que esto es lo que les mandé, diciendo: ``Escuchad mi voz y yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo, y andaréis en todo camino que yo os envíe para que os vaya bien”. Así que la cuestión de sacrificios y demás era algo añadido. Sobre esto ya se comentó al respecto con lo dicho Gálatas 3:19 nos dice “Entonces, ¿para qué fue dada la ley? Fue añadida a causa de las 64
transgresiones, hasta que viniera la descendencia a la cual había sido hecha la promesa, ley que fue promulgada mediante ángeles por mano de un mediador”. Así que, ¿cuál era esa legislación original eterna, inmutable que nosotros relacionamos en Éxodo 20 con los Diez Mandamientos? Éxodo 34:28 señala “Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos”; Deuteronomio 4:13 dice “Y él os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra”; y Deuteronomio 10:4 indica “Y escribió en las tablas conforme a la primera escritura, los diez mandamientos que Jehová os había hablado en el monte de en medio del fuego, el día de la asamblea; y me las dio Jehová”. En estas tres citas la traducción de diez deviene en todos los casos de de תֶ ֲר ֲשת, ‘ă·śe·reṯ que significa diez, y mandamientos se traduce también en todos los casos de de סי ְִֽׁ ר ָּ דִשַה, had·də·ḇā·rîm, que significan dichos, palabras o sentencias. Éxodo 20 es la única parte de la legislación entregada que presenta esa división entre diez sentencias claramente delimitadas y el resto de una legislación que abarca diversos aspectos de la vida religiosa y secular del pueblo de Israel. De igual forma, en esas diez sentencias se incorpora la cuestión del shabat que ya se analizó, y que permite identificar al resto de esas diez palabras con las mismas características del cuarto mandamiento, a saber: santas, perfectas, eternas e inmutables. De hecho la cita de Ezequiel 20:25 que ya fue comentada cuando se compararon las diferencias entre la Ley de Dios uy la ley de Moises, que señala “También les di estatutos que no eran buenos y decretos por los cuales no podrían vivir”, la palabra hebrea de donde se traduce estatutos es םןָּ כְׁ פִ שָּ ַה, ū·miš·pā·ṭîm, la misma de Éxodo 21:1. Con lo que la delimitación entre los diez mandamientos, סי ְִֽׁ ר ָּ דִשַה, had·də·ḇā·rîm, santos y perfectos, y el resto de las normas entregadas סי ִָּ֔ כְׁ פִ שָּ ַה, ham·miš·pā·ṭîm, normas que por cierto no dan vida, es más que evidente.
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La tercera, que surge de considerar las dos anteriores, resulta de considerar la secuencia de eventos relacionados con la entrega de la legislación divina al Pueblo de Israel. Como ya se vio, la Escritura indica que se entregaron diez sentencias, sin embargo en Éxodo 20 y los capítulos subsiguientes hay muchas sentencias normativas, no sólo diez. De igual forma se indica que si bien hubo una legislación original entregada, que no incluí nada de sacrificios y demás, a ésta se la agregaron otras más a causa de las rebeldías. Para conciliar todo esto hay que entender, como se mencionó, la secuencia de eventos.
A partir de Éxodo 10 y en adelante se da cuenta de la legislación entregada al Pueblo de Israel, si bien se presenta junta por considerarse un solo cuerpo normativo, un análisis de la Escritura nos permite identificar que hay dos momentos para la entrega de la misma. Después de las normas que uno puede leer desde Éxodo 20 en adelante, en Éxodo 32 vemos como Moisés, al bajar de la montaña, se encuentra al pueblo entregado a la idolatría. En los vv. 15 y 16 se indica “Entonces se volvió Moisés y descendió del monte con las dos tablas del testimonio en su mano, tablas escritas por ambos lados; por uno y por el otro estaban escritas. Y las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios grabada sobre las tablas”, ¿podemos ver esto?, Moisés baja sólo con las dos tablas de la Ley de Dios conteniendo las diez sentencias que la Escritura dice originalmente fueron entregadas. Luego el v. 19 señala que “Y sucedió que tan pronto como Moisés se acercó al campamento, vio el becerro y las danzas; y se encendió la ira de Moisés, y arrojó las tablas de sus manos, y las hizo pedazos al pie del monte”. Después de ese evento, del castigo de los trasgresores y de la súplica de Moisés a Dios por el pueblo rebelde, en Éxodo 34:1-5 encontramos lo siguiente “Y el Señor dijo a Moisés: Lábrate dos tablas de piedra como las anteriores, y yo escribiré sobre las tablas las palabras que estaban en las primeras tablas que tú quebraste… Moisés, pues, labró dos tablas de piedra como las anteriores, se levantó muy de mañana y subió al monte Sinaí, como el Señor le había mandado, llevando en su mano las dos tablas de piedra. Y el Señor descendió en la nube y estuvo allí con él, mientras éste invocaba el nombre del 66
Señor”. Este segundo momento, después de la rebeldía de Israel, es el único espacio de tiempo disponible, sin contradicción de la Escritura, en que puede entregarse alguna legislación adicional, de nuevo: a causa de la rebeldía del pueblo, y que concilia lo dicho en cuanto a lo que fue entregado al Pueblo de Israel: una ley que ha existido desde el principio del mundo, que es santa, perfecta, eterna e inmutable, y otras normas imperfectas y temporales adicionadas a causa de las rebeldías del pueblo.
Como colofón de todo lo dicho anteriormente podemos ver aún dos citas más que permiten entender lo mencionado en un contexto general, una dónde se refiere de manera clara, específica y contundente a la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, y otra donde de igual forma se refiere a las leyes mosaicas: “Y Él os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra. A mí también me mandó Jehová en aquel tiempo que os enseñase los estatutos y juicios, para que los pusieseis por obra en la tierra a la cual pasáis a tomar posesión de ella” (Deuteronomio 4:13-14).
Así, el Reino de Dios tendrá la legislación que requiere para su viabilidad, la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos.
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Parábolas
A lo largo de su ministerio Cristo habló de muchos temas que eran de relevancia conocer y entender por parte de sus seguidores de entonces, así como de todos aquellos que habrían de creer a lo largo de los siglos (Juan 17:20), una parte preponderante, como ya se ha señalado, era lo relativo al Reino de Dios y sobre esto Jesús dejó siete parábolas que permiten entender diversos aspectos relativos al mismo: La parábola del sembrador (Marcos 4:1-9; Lucas 8:4-8), La Parábola del Trigo y la Cizaña (Mateo 13:24-30, 36-43), la parábola de la semilla de mostaza (Marcos 4:30-32; Lucas 13:18-19), la parábola de la levadura (Lucas 13:20-21), la parábola del tesoro escondido (Marcos 4:44), la parábola de la perla de gran precio (Marcos 4:45-46), la parábola de la red (Marcos 4:47-50)
Si bien hay parábolas relativas al Reino de Dios que el mismo Cristo explicó y otras de relativa sencillez y claridad para entenderlas, hay otras que se han prestado a confusión, ¿por qué?, porque muchos deducen que cuando se habla del Reino de Dios se le está presentando en su plenitud, tal como será cuando el mismo venga a realización, esto es entendible pues muchas parábolas empiezan con frases tales como “el Reino de Dios es semejante a…” o “el Reino de Dios se parece a…”. Estas frases pueden hacer creer que lo que se expone se refiere a las características del Reino de Dios una vez establecido, pero un análisis ni siquiera profundo sino somero de dichas parábolas permite ver que esto no es posible ya que muchas presentan condiciones no compatibles con el reino venidero, por ejemplo, la existencia de trigo y cizaña a la vez, o los peces recogidos en redes de los cuales unos sirven y otros no.
La clave para entender dichas parábolas es comprender que todas no se refieren en ningún momento ni a las características ni a las condiciones prevalecientes referidas al Reino de Dios, sino al proceso mediante el cual éste se realizará. Esto es de suma importancia pues si no se considera lo referido a las parábolas como un proceso para que el Reino de Dios e manifiesta se confundirá lo presentado por 68
ellas creyendo se refiere al advenimiento pleno del mismo. Con todo y todo esto no es el resultado de una elucubración personal o de una conclusión individual sino que, como en muchos temas de la Escritura, primero viene una instrucción clara al respecto que señala la manera en que el tema debe ser tratado, en el caso específico tenemos primero que nada la explicación que el mismo Cristo hace de algunas parábolas y que permite establecer la regla anterior, a saber, que las parábolas no se refieren ni a las características ni a las condiciones del reino venidero sino al proceso mediante el cual éste llegará a su plena realización.
Parábola del sembrador
Nada en la Escritura es fortuito y todo está presentado de una manera perfecta y santa, en este sentido, y para efectos de la presente obra, la primer parábola que sobre el Reino de Dios uno debe considerar es del sembrador, ¿por qué? Porque es la única que presenta de parte de Jesús una explicación, siendo que esta explicación sienta las bases para entender el resto de las parábolas, ¿y qué podemos ver en tal explicación? Lo que ya se comentó anteriormente: que las parábolas del Reino de Dios no se refieren a las características de éste sino que en todo momento se refieren al proceso por medio del cual aquel vendrá a plena realización.
Mateo 13 (Marcos 4:1-9; Lucas 8:4-8) 1
Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar.
2
Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la
gente estaba en la playa. 3
Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador
salió a sembrar. 4
Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron
las aves y la comieron.
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5
Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto,
porque no tenía profundidad de tierra; 6
pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.
7
Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.
8
Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y
cuál a treinta por uno. 9
El que tiene oídos para oír, oiga.
Si sobre esta parábola se tuviera hasta este punto pasaría lo mismo que con las otras donde la imaginación de cada quien le daría para elucubrar sobre el significado y proponer tantas explicaciones como su entendimiento le diera. Afortunadamente se tiene la explicación que Jesús mismo entregó de esta parábola y, de nuevo se hace el énfasis, puede verse como es que la misma se refiere al proceso mediante el cual el Reino de Dios llegará a su plena realización.
Mateo 13 (Marcos 4:13-20; Lucas 8:11-15) 18
Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador:
19
Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y
arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino. 20
Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al
momento la recibe con gozo; 21
pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la
aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. 22
El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el
afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. 23
Más el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la
palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.
70
Lo primero que hay que considerar es que dicha parábola se refiere a una siembra y a la manera en que las semillas sembradas se comportan, en este sentido, como Jesús aclara, la semilla que se siembra es la Palabra, lo cual quedará claro cuando se aborde cada explicación.
La primer figura es la de la semilla que cayó en el camino y que las aves terminan comiéndosela (v. 4) y que significa esa Palabra que no es entendida por quien la oye y que el Enemigo termina quitando del corazón (v. 19). La segunda figura es la de aquella semilla que sembrada entre pedregales brotó pero que fue quemada por el calor del sol al no tener tierra de donde asirse (v. 5 y 6) y que significa a aquellos que oyendo la Palabra inmediatamente responden pero que luego las aflicciones o tribulaciones truncan su andar por el Camino (v. 20). La tercera figura es la de aquella semilla sembrada entre espinos que al crecer es ahogada por éstos (v. 22) y que significa la siembra de la Palabra en aquellos cuyos afanes de este siglo la imposibilitan en crecer y dar fruto (v. 22). Por último, la cuarta figura es aquella que se refiere a la semilla sembrada en buena tierra que da fruto a ciento, a setenta y a treinta por uno (v. 23) y que significa aquella Palabra recibida por quienes la oyen, la entienden y la ponen en práctica dando fruto en abundancia de perfección y santidad (v. 23).
De nueva cuenta, no se requiere ni de imaginación ni de creatividad para poder asignar un significado a la parábola del sembrador ya que el mismo Jesús está explicando su significado, significado por demás claro y que puede decirse tipifica a los diferentes tipos de personalidades referidos a aquellos que oyen la Palabra.
Como se comentó desde el inicio de la presente obra, la explicación de esta parábola, así como el resto de las mismas, no se refiere de ninguna manera a caracterizar el Reino de Dios sino más bien a referirse al proceso mediante el cual éste se hará pleno, es decir, a lo que sucedería en el ínterin entre el primer advenimiento de Jesús y Su segunda venida.
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Sin pretender ahondar más en el entendimiento que la comprensión de la explicación que Cristo mismo dio es menester hacer énfasis en tres cosas: la primera es que dicha parábola no caracteriza al Reino de Dios como tal sino al proceso mediante el cual éste vendrá a su plena realización; la segunda, que se desprende la primera, es que la misma se refiere a lo que habría de acontecer desde el primer advenimiento de Cristo y hasta Su segunda venida; y la tercera es que la misma tipifica a los cuatro tipo de personalidades referidos de aquellos que oyen la Palabra. Las primeras dos conclusiones son comunes a todas las parábolas que sobre el Reino de Dios se presente, de nuevo: esto es sumamente importante tenerlo en mente, la tercera conclusión es específica y particular de esta parábola la cual, como se ha mencionado, explica el mismo Jesús dando así las bases para el entendimiento posterior del resto de las parábolas.
Parábola del trigo y la cizaña
Después de la parábola del sembrador, la Escritura presenta otra parábola, la del trigo y la cizaña. Si bien todas las parábolas tiene su valor por la instrucción que entregan, ésta, al igual que la del sembrador, tiene el valor adicional que es interpretada por el propio Jesús, por lo que, por un lado no hay espacio para las elucubraciones personales, y por el otro lado permite entender, junto con la parábola del sembrador, que las parábolas del reino no se refieren a las características de este sino al proceso mediante el cual el mismo vendrá a plena realización, base para poder entender el resto de las parábolas relativas.
Mateo 13 24
Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a
un hombre que sembró buena semilla en su campo; 25
pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña
entre el trigo, y se fue. 26
Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. 72
27
Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no
sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? 28
Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres,
pues, que vayamos y la arranquemos? 29
Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con
ella el trigo. 30
Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la
siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.
En los versículos precedentes Jesús entrega lo que se conoce como la parábola del trigo y la cizaña, parábola muy conocida pero en la cual las verdades que entrega son de una gran extensión y profundidad, como se verá más delante.
La parábola gira en torno a un hombre que sembró trigo en su campo (v. 24), pero que viniendo el enemigo sin que lo vieran sembró cizaña (v. 25). Al crecer ambas siembras aquel hombre no quiso se arrancara la cizaña, no fuera a ser se arrancara también el trigo (vv. 27-29) pero llegado el momento, a la cosecha, da instrucción a sus siervos de que recojan el trigo y lo pongan en sus graneros mientras que la cizaña sería arrojada al fuego (v. 30).
Entonces Jesús procede a explicar la parábola.
Mateo 13 36
Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él
sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo. 37
Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del
Hombre. 38
El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña
son los hijos del malo.
73
39
El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los
segadores son los ángeles. 40
De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así
será en el fin de este siglo. 41
Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a
todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, 42
y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.
43
Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre.
El que tiene oídos para oír, oiga
Como se comentó, el hecho de que Jesús explique esta parábola no da espacio a elucubraciones personales y a deducciones particulares: el que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre (v. 37), la buena semilla son los hijos del reino mientras que la cizaña son los hijos del malo (v. 38), el enemigo es el diablo, la siega es el fin del siglo y los segadores son los ángeles (v. 39). Los versículos 40 al 41 presentan el destino final tanto de los inicuos como de loa justos.
Hasta ahí la explicación de Cristo y hasta ahí lo que de ella es entendido en todos los que leen esta parábola basados en la interpretación de Jesús y sobre la cual pueden hacerse varios comentarios los cuales solo sirven para entenderla mejor o darle una aplicación más práctica, pero de manera subyacente la misma contienen un verdad de mayor alcance y profundidad.
Para comprender esta verdad de mayor alcance y profundidad es menester considerar lo que ya se ha dicho como premisa básica aplicable a las parábolas del reino que Jesús entrega y que corrobora la primera parábola vista y explicada por Cristo, la del sembrador: que las parábolas del reino no se refieren a las características de este sino a la manera en que el mismo vendrá a plena realización.
74
¿Y cuál es esta verdad de mayor alcance y profundidad? La corroboración de que la iglesia de Dios existiría desde la primera venida de Cristo y hasta su regreso y que conviviría con aquellos inicuos que como parte del mundo se le enfrentarían.
Esta verdad, la cual más delante se detallará considerando la parábola en cuestión, es literalmente demoledora para todas aquellas iglesias, congregaciones y denominaciones que no pueden remontarse históricamente hasta el inicio de la iglesia de Dios y las cuales, ante este escollo insalvable, optan por argumentar una restauración al final de los tiempos de la verdadera iglesia aduciendo que la misma, a efecto de la apostasía profetizada, dejó de existir en los primeros siglos del cristianismo.
Esta argumentación, si bien sirve para los propósitos justificatorios de esas iglesias, congregaciones y denominaciones, no tiene base escritural pues al contrario, la verdad que entrega la Palabra es que la iglesia de Dios siempre existiría. Pero veamos esto en la parábola en cuestión.
La lectura de la misma, si uno se deja guiar por el mismo Espíritu, no deja lugar a dudas que (1) el sembrador es Jesús mismos, (2) que la buena semilla son los hijos del reino y que por ende esto se remonta hasta su primer venida y el establecimiento de Su iglesia, (3) que desde ese mismo momento el Enemigo sembró semilla mala, inicuos, que estarían en confrontación con la iglesia de Dios, y (4) que esto duraría hasta el final de los tiempos cuando unos y otros serían recogidos, unos para gloria y otros para destrucción.
No hay en la parábola nada que indique que el trigo, la buena semilla, los hijos del reino, dejarían de existir en algún momento entre la siembra, a la primer venida de Cristo, y la siega, a su regreso. Esta verdad, como se comentó, es demoledora, tan así que muchas iglesias, denominaciones y congregaciones no la presentan aunque la misma es claramente entendible considerando la parábola entregada y la explicación de la misma es dada, ¿por qué?, porque aceptar lo que dicha 75
parábola señala implicaría reconocer, si dicha iglesia, denominación o congregación no puede trazar su historia hasta la iglesia original neotestamentaria, no es parte del trigo sino más bien parte de la cizaña.
Así como la parábola del sembrador habla de todo el período de existencia de la iglesia de Dios referido a su labor evangelística, desde su establecimiento por Cristo y hasta Su segunda venida, así esta parábola hace referencia exactamente al mismos período más con la visión de ambas semillas que convivirían juntas desde el inicio, cuando la primer venida de Cristo, y hasta Su segundo advenimiento.
Aunque lo anterior es claro al leer la parábola del trigo y la cizaña, considerando la explicación que Jesús mismo hace de ella, ¿tiene esta deducción –a saber: que la iglesia de Dios siempre existiría en estos dos mil años– mayor base escritural? Claro que la tiene.
Mateo 16:18 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
Juan 14:16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre
Juan 15:16 No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé
Mateo 28:20
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…enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Efesios 3:21 …a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.
Efesios 4:11-13 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo
Así que en estos dos mil años, la iglesia de Dios, la verdadera iglesia de Dios, sería una en presencia. Pero de igual forma, tal como se comprende de la parábola en cuestión, a lo largo de este período de tiempo, y a la par de la existencia de le iglesia de Dios, existiría otra iglesia, otra denominación, otra congregación, conformada por inicuos y señalada por la Escritura como la Gran Babilonia (Revelación 17:5 p.p.) y de la cual con el tiempo saldrían muchas más identificadas por la Palabra como rameras (Revelación 17:5 u.p.) al igual que su madre (Revelación 17:1).
Mateo 24 3
Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le
acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? 4
Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe.
77
5
Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a
muchos engañarán. 6
Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque
es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. 7
Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá
pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. 8
Y todo esto será principio de dolores.
9
Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos
de todas las gentes por causa de mi nombre. 10
Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a
otros se aborrecerán. 11
Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos;
12
y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
13
Más el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
14
Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para
testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
Revelación 12 1
Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna
debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. 2
Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del
alumbramiento. 3
También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata,
que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; 4
y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó
sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese. 5
Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las
naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono.
78
6
Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para
que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días. 7
Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban
contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; 8
pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo.
9
Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama
diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. 10
Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la
salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. 11
Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra
del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. 12
Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. !!Ay de los
moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo. 13
Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la
mujer que había dado a luz al hijo varón. 14
Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase
de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo. 15
Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para
que fuese arrastrada por el río. 16
Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río
que el dragón había echado de su boca. 17
Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra
contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.
79
2 Corintios 11:1-4, 13-15 1 2
¡Ojalá me toleraseis un poco de locura! Sí, toleradme. Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo
esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo. 3
Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros
sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. 4
Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos
predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis; … 13
Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan
como apóstoles de Cristo. 14
Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de
luz. 15
Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como
ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras
Si bien las iglesias, denominaciones o congregaciones que no pueden rastrear históricamente su historia hasta la iglesia neotestamentaria pueden ser desechadas nomás por esto como la verdadera iglesia de Dios, ¿qué hay de aquella que sí puede señalar sus orígenes hasta ese entonces?, es decir, ¿Cómo identificar de dos grupos de personas, justos, el trigo, e inicuos, la cizaña, existentes en estos dos mil años, cuál de esos dos es la iglesia de Dios? Sencillo: por las características que la misma Palabra asigna a ambos grupos.
La Escritura retrata fielmente la historia y características de la iglesia de Dios: pequeña, “no temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino” (Lucas 12:32), perseguida, “Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; más el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mateo 10:22), “entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre” (Mateo 24:9), débil y despreciada 80
por el mundo, “si fueran del mundo, el mundo los amaría como a los suyos. Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los he escogido de entre el mundo. Por eso el mundo los aborrece” (Juan 15:19); “ellos no son del mundo, como tampoco lo soy yo” (Juan 17:16), “no améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1 Juan 2:15); en contraposición con la ramera, la iglesia apóstata de Rev. 13: 11-18; 17: 1-8; 17: 15-18; 18: grande, “Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas” (Revelación 17:1), “Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas” Revelación 17:15), perseguidora, “vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro” (Revelación 17:6), “Y en ella se halló la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido muertos en la tierra” (Revelación 18:24), y poderosa y apreciada por el mundo, “con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación “ (Revelación 17:2), “Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites” (Revelación 18:3), “y los reyes de la tierra que han fornicado con ella, y con ella han vivido en deleites, llorarán y harán lamentación sobre ella, cuando vean el humo de su incendio, parándose lejos por el temor de su tormento, diciendo: ¡
Ay, ay, de la gran ciudad de Babilonia, la ciudad fuerte;
porque en una hora vino tu juicio!” (Revelación 18:9-10).
De esta forma, en estos dos mil años, la iglesia de Dios, la verdadera iglesia de Dios, aparte de ser una en presencia también sería una en sustancia, es decir, sus características serían las mismas a lo largo del tiempo.
Pero eso no es todo, de igual forma, y ya a un nivel doctrinal, las verdades fundamentales de la iglesia de Dios, de la verdadera iglesia de Dios, 81
permanecerían sin cambio en estos dos mil años, es decir, sería una en esencia, mientras que las doctrinas de los inicuos sufrirían cambios que los alejarían cada vez más de la verdad.
Judas 1:3 “Amados, por el gran empeño que tenía en escribirles acerca de nuestra común salvación, he sentido la necesidad de escribirles exhortándolos a luchar ardientemente por la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos”.
Romanos 16:17 “Más os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos”.
1 Juan 2:19 “Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros”
1 Juan 2:24 “Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre”
Colosenses 1:23 “si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro”.
1 Tesalonicenses 4:1 82
“Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más”.
Hebreos 2:1-4 “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad”.
Juan 17:20 “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos”
Tito 1:9 “retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen”
1 Corintios 15:1-2 “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano”
1 Corintios 15:58 “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” 83
Efesios 4:11-15 “Y él mismo [Cristo] constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo”
Proverbios 24:21 “Hijo mío, teme al Señor y al rey. No te juntes con los rebeldes” (algunas versiones traducen “rebeldes” por “inestables”, otras por “innovadores”)
Gálatas 1:6-9 “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Más si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema”.
Como ya puede irse observando, y de igual forma será corroborado conforme se avance en el análisis de la parábola del reino, las verdades que entrega la Escritura, si bien son reiterativas en cierta instrucción que entrega, de igual forma presenta verdades adicionales. En el caso de la parábola del sembrador habla de la labor evangelística de la iglesia de Dios en estos dos mil años, en esta parábola del trigo y la cizaña, relacionado íntimamente con la parábola del sembrador, 84
entrega instrucción adicional referida a la iglesia de Dios, la buena semilla, que en estos dos mil años sería una en presencia, una en sustancia y una en esencia en contraposición con la mala semilla sembrada por el Enemigo.
Parábola de la semilla de mostaza
Así como suponer que las parábolas del Reino de Dios se refieren a las características del mismo, cuando más bien, como ya se ha comentado, se refiere al proceso en el cual este llegará a plena realización, de igual forma puede suponerse, erróneamente, que todas las parábolas hablan de lo mismo, lo cual no es así, cada parábola muestra una parte, un aspecto, de dicho proceso.
En este caso, esta parábola, conocida como la de la semilla de mostaza, arroja mayor luz sobre la forma en que el Reino de Dios vendrá a plena realización, siendo que esta mayor luz que arroja, esperanzadora y tranquilizadora, la sustenta en lo que presenta: un proceso natural mediante el cual la semilla de mostaza alcanza su plenitud.
Mateo 13 (Mr. 4.30-32; Lc. 13.18-19) 31
Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al
grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; 32
el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando
ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas.
Dos versículos son suficientes para exponer esta parábola. El versículo 31 señala la similitud del Reino de Dios con una semilla de mostaza que un hombre toma y siembra en el campo, el versículo 32 señala que dicha semilla, una vez que crece, se hace un arbusto muy frondoso, tanto que las aves del cielo ponen en él sus nidos. 85
De la parábola del sembrador ya vista, se entiende que quien siembra siempre es el Hijo del Hombre, el Cristo, y que el campo es el mundo, pero entonces ¿qué es la semilla? Como se comentó al inicio de la presente obra, al referirse uno al Reino de Dios -de hecho a cualquier reino-, uno debe referirse a cuatro cosas: un rey, un territorio, leyes y normas y súbditos. De igual forma, como ya se comentó, estos cuatro aspectos en el Reino de Dios están dados por Dios mismo a través de Jesucristo, la tierra como punto nodal del reino aunque el universo en sí como alcance pleno del mismo, la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, y los santos que alcanzando la estatura perfecta de Cristo pasan a formar parte de la familia de Dios.
Considerando estos cuatro aspectos, ¿a qué podrá referirse la semilla de mostaza la cual necesita crecer, desarrollarse, llegar a plenitud?, no puede ser a Dios ni a Su Hijo, los cuales son perfectos o santos, tampoco a la tierra o el universo los cuales, si bien ahorita son imperfectos los mismos están a la espera de la liberación de los hijos de Dios (Romanos 8:19), es decir, su realización depende de la realización de los hijos de Dios; tampoco puede referirse a la Ley de Dios la cual es perfecta y santa ( Santiago 1:25; Romanos 7:12), con lo que sólo queda a los súbditos de ese reino, a los hijos de Dios, los santos que alcanzando plena realización están habilitados para formar parte de ese reino.
“Y él mismo [—Cristo—] constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:11-13) permite entender que en el presente siglo, los llamados a salvación, están en un proceso tendiente a reflejar el carácter perfecto y santo del Padre, lo cual será pleno al regreso de Cristo cuando viéndole como es seamos semejantes a Él (1 Juan 3:2). 86
Si bien este entendimiento es importante, la correcta comprensión del mismo pasa, como se comentó al inicio, por comprender que dicho proceso se desarrolla de manera natural.
A pesar de que la Escritura es clara en cuanto a que la salvación nos viene de gracia, por la infinita misericordia y eterno amor del Padre, mediante el sacrificio redentor de Jesús, hay quienes sienten en su interior que es su esfuerzo, sus logros, sus méritos, los que les permiten alcanzar las promesas, lo cual trae decepción cada vez que se cae, se tropieza, se peca, haciendo dudar si las promesas podrán ser alcanzadas por uno, pero siguiendo la línea de pensamiento de la parábola de la semilla de mostaza, ¿cuáles son los esfuerzos, logros o méritos que permiten a la semilla de mostaza transformarse en un gran arbusto donde la aves del cielo hacen su nido?, la respuesta es: ninguno, nada.
Ahora bien, una cosa es que el desarrollo en nosotros del carácter perfecto y sano del Padre se está efectuando en el presente siglo, de manera natural, y otra muy distinta que no existan condiciones que cumplir para que aquello se dé de manera natural.
Pensemos esto. La semilla de mostaza, con las condiciones necesaria, logra de manera natural su desarrollo, ¿y cuáles son esas condiciones necesarias?, aparte de ser sembrada contar con agua, con desyerbe de maleza, con control de plagas, todo ello a la mano de quien la cuida, más sin embargo, la maravilla de la transformación de la semilla de mostaza en un arbusto frondoso es hecho de manera natural, según lo dispuso Dios.
De igual forma, el desarrollo en el presente siglo del carácter perfecto y santo del Padre lo lleva a cabo Él, pero de nosotros se requiere una vida apartada para Dios para que en nosotros existan las condiciones idóneas que permitan esto.
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Esto es importante considerarlo para no pretender con nuestro esfuerzo, con nuestros logros, con nuestros méritos, invadir la esfera de acción de Dios y pretender descubrir la forma en que podemos, según nuestros pensamientos, alcanzar la perfección y santidad que nos son requeridas.
Eclesiastés 11 5
Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos
en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas. 6
Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano;
porque no sabes cuál es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno.
1 Corintios 15:42 Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción.
Lo que de nosotros se espera puede ser imperfecto, pero dichas condiciones, incluso imperfectas, nos son requeridas para que el Santo Espíritu de nuestro Padre Dios que mora en nosotros haga su trabajo.
Hay quienes se deprimen, se desalientan, pues por más que se esfuerzan no logran aún alcanzar la victoria sobre ciertos aspectos de su vida, considerando la parábola de la semilla de mostaza, y conforme al resto de la Escritura, debe entenderse que la semilla de mostaza, uno mismo, está en proceso de llegar ser lo que de ella se espera, uno no puede adelantar los procesos naturales de la semilla, de igual forma uno no puede adelantar los procesos espirituales del carácter del Padre que se está desarrollando en nosotros una obra en nuestros días que no creeríamos si se nos contara (Habacuc 1:5; Hechos 13:41), “A eso se refieren las Escrituras cuando dicen: «Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente ha imaginado lo que Dios tiene preparado para 88
quienes lo aman»” (1 Corintios 2:9; Isaías 64:4), de nuestra parte está el seguir esforzándonos por presentar las condiciones, imperfectas sí, pero necesarias, mediante las cuales dicho proceso se llevará a cabo en nosotros hasta alcanzar la estatura perfecta de Cristo (Efesios 4:13).
Parábola de la levadura
Como ya se ha comentado, todas las parábolas del Reino de Dios arrojan información adicional, diferente, complementaria, del proceso en el cual el mismo vendrá a plena realización, de todas las parábolas relativas tal vez la que más se presta a confusión es la conocida como la parábola de la levadura, ¿por qué esto?, porque dado que la misma habla del Reino de Dios muchos suponen que la figura de la levadura se refiere a algo bueno pero, como se verá, no es así. Esto no debe sorprender pues hay parábolas, como la del sembrador o la del trigo y la cizaña, que en su presentación incluyen elementos negativos, la cuestión es dejar que la Escritura se interprete a sí misma.
Mateo 13 (Lc. 13.20-21) 33
Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura
que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado.
Interpretando esta Escritura muchos dicen que la levadura que fermenta la masa, dado que Jesús mismo usa ese ejemplo para referirse al Reino de los Cielos, debe significar, en cada uno el Espíritu Santo que comienza su trabajo de manera imperceptible en nosotros hasta transformarnos completamente, de igual forma debe significar la iglesia que tras un inicio incipiente llega abarcar toda la tierra con su testimonio siendo sal de la misma y luz de las naciones, e incluso que representa el Evangelio que debe ser proclamado en todo el mundo.
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El problema con la interpretación anterior es que en toda la Escritura, tanto Antiguo como Nuevo Testamento, la levadura no tiene un significado honroso sino de corrupción (Éxodo 12:8-20; 13:7; 23:15; Levítico 2:4; Deuteronomio 16:3-4, 8; Mateo 16:5-12; Lucas 12:1; 1 Corintios 5:6-8; Gálatas 5:9), ¿sobre qué base escritural uno adjudicaría a la levadura un significado honroso cuando toda la Escritura le asigna un significado relacionado con la corrupción?, pero entonces ¿qué puede significar?
El problema de la interpretación de la parábola es que, como se dijo, dado que Jesús inicia señalando que es una comparación referida al Reino de los Cielos lo contenido en la misma tiene que ser algo bueno, pero esa visión no es del todo correcta. Por ejemplo, en Mateo 13:24-30, está contenida la parábola de la cizaña y el trigo ya vista y comentada, y cuyas conclusiones servirán para entender esta parábola. En la misma puede verse como es que simbolizados por estas dos imágenes, tanto los inicuos como los justos conviven en el presente siglo hasta que a la venida de Cristo los primeros son lanzados al fuego para ser consumidos mientras que los segundos pasan a ser recogidos en los graneros.
Para complicar lo anterior previo a la parábola de la levadura está la parábola del grano de mostaza (Mateo 13:31-33; Lucas 13:18-19) el cual, tiene un significado más que vidente aunado al crecimiento del Reino de Dios a partir de un inicio incipiente, por lo cuando se llega a la parábola de la levadura muchos siguen con el mismo pensamiento asignándole casi la misma interpretación.
De igual forma muchos relacionan la imaginería anterior con la profecía de Daniel del Reino de Dios de la roca que desmenuza la imagen extendiéndose por toda la tierra (Daniel 2:31-35, 44-45).
¿Entonces cómo entender la parábola de la levadura? Antes de abordar esto veamos para todavía mayor claridad, unas inconsistencias referidas a la
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interpretación anti-escritural de que la levadura representa algo honroso (Espíritu de Dios, iglesia de Dios, Evangelio, etc.)
Para esto hay que entender cómo es que la imagen de una mujer representa a una iglesia. La verdadera iglesia siempre es representada simbólicamente como virgen. Pura y sin mancha (2 Corintios 11:2), como una esposa para nuestro Señor (Efesios 5:24-27; Revelación 19:7-9; 21:1-2), luego entonces una mujer que fuese representada simbólicamente de manera completamente contraria, es decir, ramera (Revelación 17:1-2), abominable (Revelación 17:4-6), inmoral (Revelación 14:8) sería contrariamente a la verdadera iglesia, una iglesia apóstata, de la cual saldrían otras muchas falsas iglesias con el tiempo así como un sinfín de desviaciones doctrinales que permearían a toda iglesia que no fuera la verdadera (Revelación 17:5).
La primera inconsistencia tiene que ver con la imagen de la mujer escondiendo la levadura en la masa. Si la mujer es la iglesia de Dios, ¿qué significaría la levadura?, no puede significar el Espíritu Santo pues no no es la iglesia la que lo da sino el Padre a través de Jesús, luego entonces sólo puede referirse al Evangelio, pero el hecho de esconderlo es contrario a la Escritura. Todas las Escrituras referidas al papel del creyente, de manera individual o colectiva, lo marcan como a ser sal de la tierra y luz del mundo (Mateo 5:13-16 ), de igual forma se dice que no se enciende una luz para esconderla (Mateo 5:15; Lucas 11:33) y con mayor claridad Cristo les dice a sus seguidores que lo que han oído de Él en secreto debe ser divulgado de manera pública y abierta (Mateo 10:27), luego entonces la imagen de andar escondiendo algo, en el sentido honroso que se busca dar a esta parábola, si la mujer es la iglesia de Dios, no tiene sentido.
La segunda inconsistencia es que si la levadura es algo bueno necesariamente la mujer representaría la iglesia de Dios, pero luego entonces ¿qué representa la masa? Si la masa representa el mundo, la inoculación que de la misma la levadura
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va logrando se refiere a los que son parte de la iglesia de Dios, pero entonces ¿cómo la iglesia puede introducir levadura, sea lo que sea, en la iglesia misma?
La tercera inconsistencia es que se menciona como la levadura llega a fermentar toda la masa. Si la masa no es la iglesia sino el mundo entonces tendríamos la contradicción de señalar que lo honroso (sea lo que sea), terminaría por llenar, por transformar el mundo, pero la Escritura al contrario dice que el mundo en su gran mayoría está extraviado, engañado (Revelación 12:9; 13:14), que rechaza la verdad (1 Juan 2:15-17; Santiago 4:4), que aborrece a la iglesia (Juan 15:18-16:4; Mateo 10:22), que repugna del Evangelio (Juan 3:19; 12:48) y que al final de los tiempos sería muy difícil incluso hallar fe y amor en la tierra (Lucas 18:8; 2 Pedro 3:3; 1 Timoteo 4:1; Judas 1:18), por lo que no hace sentido esa interpretación.
¿Y qué hay de la correlación de esta parábola con la cita de Daniel sobre la roca que divinamente destroza la imagen y llena la tierra? En primer lugar vemos que con Daniel no hay ninguna mujer de por medio sino que la roca, Cristo y Su gobierno, vienen directamente de Dios; en segundo lugar no es algo que inicie poco a poco como la levadura sino que de repente llega, como será el regreso de Jesús, e instaura el Reino de Dios; y en tercer lugar no es algo que suceda de manera oculta sino que es algo visible, claro y manifiesto, tal como se presenta toda la Escritura (Zacarías 12:10; Revelación 1:7).
Pero independientemente de las inconsistencias anteriores, lo más complicado es conciliar la idea de la levadura referido a algo honroso, sea la interpretación que se le quiera dar, cuando toda la Escritura, tanto Antiguo Testamento como Nuevo Testamento, lo refieren como algo relacionado con la corrupción.
Cerrando este paréntesis y en consonancia con lo que ya se ha comentado, y más importante aún: respetando el principio escritural de que la Biblia se interpreta a sí misma, podemos inferir que en esta parábola la levadura sigue representando corrupción, luego entonces si la mujer representa una iglesia esta debe ser una 92
iglesia apóstata, sus prácticas y creencias, y la masa, como referente del pan que de ella se va a hacer, representa a los llamados por Dios para ser parte de Su pueblo. Luego entonces, se refiere a las prácticas y creencias de la Babilonia la Grande que poco a poco, a través de los siglos, irán permeando la iglesia de Dios, imperceptiblemente al inicio, pero que al final del presente siglo llegará a la culminación de su fermento terminando con la vida física y espiritual de la iglesia de Dios al final de los tiempos.
Sobre esto es interesante, como ya se señaló, que todas las ofrendas de harina en el Antiguo Testamento, sombras de lo venidero, debían presentarse sin levadura (Levítico 2:4; 6:17; 7:12: 10:12), pero para Pentecostés la ofrenda eran “dos panes para ofrenda mecida, que serán de dos décimas de efa de flor de harina, cocidos con levadura, como primicias para Jehová” (Levítico 23:17). Aquí lo interesante es la ofrenda mecida que son “dos panes para ofrenda mecida, que serán de dos décimas de efa de flor de harina, cocidos con levadura” (Levítico 23:17), ¿por qué es interesante?, porque la ofrenda de Primicias era un pan hecho con “dos décimas de efa de flor de harina amasada con aceite, ofrenda encendida a Jehová en olor gratísimo; y su libación será de vino, la cuarta parte de un hin” (Levítico 23:17), este pan de Primicias, como vemos, no tenía levadura, pues representaba a Cristo, las primicias, y la levadura es un símbolo del pecado (Mateo 16:5-12), pero en la fiesta de pentecostés vemos que los dos panes (no uno, sino dos: “Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación” -Efesios 2:14-), sí tiene levadura pues representa a todos los cristianos que si bien son pecadores han sido rescatados por el sacrificio redentor de Jesús1.
1
Para un desarrollo de las festividades dadas por Dios a SU pueblo y su significado se sugiere el libro “Las Fiestas Solemnes de Jehová -El Plan de Dios con respecto a Su familia-. Descargar gratis sin compromiso ni seguimiento en www.rocefi.com.mx, Menú Libros, Sección Ebooks Gratis, Apartado Cristianismo.
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Así que la iglesia de Dios desde el inicio conlleva pecado, corrupción, pero con el paso del tiempo se va inoculando de las prácticas babilónicas emanadas de la iglesia apóstata hasta llegar a la consumación de la profecía, consumación que pasa por la cesación por primera vez en la historia de la iglesia de Dios.
Si todavía esta idea es difícil de aceptar, veamos como Pablo refiriéndose al final del presente siglos señala que “el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios…” (1 Timoteo 4:1). Sólo se puede apostatar de la fe si es que previamente se ha tenido, y sólo los que forman parte de la iglesia de Dios son aquellos que han tenido esa fe, la fe verdadera. Así que de nuevo aquí está la imagen de esa corrupción que va creciendo de manera oculta en la iglesia de Dios hasta alcanzar su cenit al final del presente siglo previo a la venida de Cristo.
Parábola del tesoro escondido y parábola de la perla de gran precio
De las parábolas referidas al reino, dos hay que pueden ser abordadas al mismo tiempo, no porque las dos se refieran a lo mismo, como alguien pudiera creer el leerlas, sino porque las dos apuntan a sendas verdades que son complementarias: la parábola del tesoro escondido y la parábola de la perla de gran precio.
Tradicionalmente se considera que ambas parábolas se refieren en esencia a lo mismo, es decir, a algo muy valioso que uno encuentra, referido y contenido en el llamado del que uno es objeto, y por lo cual uno está dispuesto a dejar todo para conseguirlo, pero en cuanto a la sustancia, ¿qué representan el tesoro y la perla referidas en dichas parábolas?
Por otra parte, dada la lectura de las parábolas, si bien todas apuntan hacia el proceso mediante el cual el Reino de Dios vendrá a plena realización, aunque cada una hace énfasis en aspectos diferentes, ¿Por qué Cristo daría 94
consecutivamente dos parábolas que se refiriesen a lo mismo?, ¿no sería más congruente pensar que ambas, aunque señalan el proceso mediante el cual el Reino de Dios vendrá a plena realización, cada una se refiere a cosas diferentes?
Lo anterior hace necesario, para una mejor comprensión, abordar ambas parábolas al mismo tiempo ya que, en efecto, ambas señalan a algo muy valioso que uno encuentra, referido y contenido en el llamado del que uno es objeto, y por lo cual uno está dispuesto a dejar todo para conseguirlo, pero de igual forma los objetos a que dichas parábolas hacen referencia a cuestiones diferentes referidas al proceso mediante el cual el Reino de Dios vendrá a plena realización.
Pero la razón principal de ver estas dos parábolas de manera conjunta es que las dos apuntan a lo mismo: La Palabra de Dios, pero mientras que la parábola del tesoro escondido hace referencia a la Palabra de Dios escrita, la Escritura, la parábola de la perla preciosa hace referencia a la Palabra de Dios hecha carne, Cristo Jesús.
Mateo 13 44
Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un
campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.
Mateo 13 45
También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca
buenas perlas, 46
que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y
la compró.
La Escritura referencia a la Palabra de Dios, la Escritura, como un tesoro.
Proverbios 3:13-15 95
Bienaventurado el hombre que haya sabiduría y el hombre que adquiere entendimiento; porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus utilidades [mejor] que el oro fino. Es más preciosa que las joyas, y nada de lo que deseas se compara con ella.
Proverbios 8:10-11 Recibid mi instrucción y no la plata, y conocimiento antes que el oro escogido; porque mejor es la sabiduría que las joyas, y todas las cosas deseables no pueden compararse con ella.
Proverbios 24:3-4 Con sabiduría se edifica una casa, y con prudencia se afianza; con conocimiento se llenan las cámaras de todo bien preciado y deseable.
Salmos 19:9-10 El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; los juicios de Jehová son verdaderos, todos ellos justos; deseables más que el oro; sí, [más] que mucho oro fino, más dulces que la miel y que el destilar del panal.
Salmos 119:72-127 Mejor es para mí la ley de tu boca que millares [de piezas] de oro y de plata. Tus manos me hicieron y me formaron; dame entendimiento para que aprenda tus mandamientos. Que los que te temen, me vean y se alegren, porque espero [en] tu palabra
Mateo 13:52 Y él les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos, es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas
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Así, la Palabra es un tesoro del cual, como dice la última cita de las anteriores, el escriba docto saca cosas nuevas y cosas viejas, esto porque la misma, como su autor, es infinita en instrucción, corrección, edificación, perfeccionamiento y santificación, “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra“ (2 Timoteo 3:16-17).
Para mayor referencia a la Escritura como ese tesoro de donde se sacan cosas nuevas y cosas viejas, véase en la cita de Mateo 13:52 como es que al escriba que hace eso se le describe como docto, siendo que docto, escrituralmente hablando, es aquel que precisamente conoce la Palabra, siendo lo contrario, los indoctos, quienes desconocen estas verdades reveladas, como dice Pedro en su segunda carta “casi en todas sus epístolas [las de Pablo], hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición” (2 Pedro 3:16). En cuanto a la perla, la Escritura la usa como símbolo de la sabiduría, “Coral y cristal ni se mencionen; la adquisición de la sabiduría es mejor que las perlas” (Job 28:18) y ¿quién es en plenitud la sabiduría de Dios? Cristo, “más para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios” (1 Corintios 1:24), de igual forma Revelación presenta a la Nueva Jerusalén con doce perlas como puertas para acceso (Revelación 21:21), y ¿quién es la puerta? Cristo, “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos” (Juan 10:9). De igual forma —y esto es muy interesante— ¿cómo se forma una perla?, es mediante un proceso donde arena se introduce en la ostra ocasionándole dolor, sufrimiento, que obliga a la ostra a recubrir la arena con aquello que se segrega y que con el tiempo se convertirá en la perla, ¿y qué nos dice Cristo del sufrimiento que es por el reino? “En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, se queda solo; pero si muere,
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produce mucho fruto” (Juan 12:24), siendo Jesús el principal referente de ese sufrimiento que deviene en gloria.
Ahora puede comprenderse por que Cristo, al entregar las parábolas del Reino de Dios, puso consecutivamente estas dos parábolas juntas, porque ambas se refieren a la Palabra de Dios, sólo que mientras que la parábola del tesoro escondido hace referencia a la Palabra de Dios escrita, la Escritura, la parábola de la perla preciosa hace referencia a la Palabra de Dios hecha carne, Cristo Jesús. Curiosamente el orden en que las mismas son presentadas es el mismo en cuanto la Palabra fue dada: primero la escrita, luego la hecha carne.
Con este entendimiento uno puede comprender como es que ambas parábolas se refieren a algo muy valioso que uno encuentra, la Palabra escrita y la Palabra hecha carne, referido y contenido en el llamado del que uno es objeto, y por lo cual uno está dispuesto a dejar todo para conseguirlo, y ¿qué significa esto último?, que uno pondrá todo lo que esté de nuestra parte para avanzar en el entendimiento, la comprensión de la Palabra escrita leyéndola, estudiándola, meditándola, y que de igual forma uno pondrá todo lo que esté de nuestra parte para poner por obra esa instrucción tomando como referencia el testimonio de Jesús, en quien uno ve el referente de Aquel a quien uno debe llegar a reflejar.
Ambas cosas, la Palabra escrita y la Palabra hecha carne, reflejadas en cada uno, vividas en cada uno, son requeridas en la edificación de los llamados a salvación para llegar en su momento ser considerados aptos para el Reino de Dios.
Parábola de la red
La última parábola, referida al Reino de Dios, es la que se conoce como la parábola de la red, y la misma, al igual que las anteriores, permite corroborar lo que desde el inicio se indicó: que las parábolas del reino no se refieren a las 98
características del mismo sino al proceso mediante el cual dicho reino vendrá a plena realización
Mateo 13 47
Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el
mar, recoge de toda clase de peces; 48
y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en
cestas, y lo malo echan fuera. 49
Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de
entre los justos, 50
y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.
En concordancia con lo reiteradamente señalado a lo largo de la presente obra, puede verse como es que esta parábola, al igual que las demás, presentan más que las características del Reino de Dios la forma en que esta vendrá a plena realización. La indicación del versículo 49 es clara cuando señala que dicha parábola hace referencia a lo que en el presente siglo estaría sucediendo siendo la conclusión de este al final del mismo.
El resumen de esta parábola apunta al proceso mediante el cual aquellos llamados, elegidos y fieles, llegan a conformar la familia de Dios, siendo que los rebeldes, los inicuos, los malos, no califican para ello. De nueva cuenta, esta parábola no señala las características del reino venidero sino la manera en que este llegará a su plena realización, siendo que el recogimiento que presenta la misma no se refiere sólo a los que estarían presentes a la segunda venida de Cristo sino a todos aquellos que hubiesen vivido a lo largo de toda la historia, como menciona Pablo cuando señala que “el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al
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Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1 Tesalonicenses 4:1617).
Bien pudiera decirse que esta es la enseñanza básica que entrega esta instrucción y de igual forma pudiéramos quedarnos hasta aquí, pero dado que la Palabra de Dios es como Su autor, infinita, también podemos reflexionar aún más sobre lo que entrega para sacar de la misma cosas nuevas y cosas viejas (Mateo 13:52), en este caso la pregunta que nos puede ayudar a detonar lo anterior es ¿por qué la imagen que se presenta es la de peces recogidos por la red entre los cuales los buenos son recogidos mientras que los malos no lo son? Ya se han visto otras parábolas que hacen diferencia entre los justos y los inicuos, es evidente que esta parábola no es meramente repetitiva de lo mismo sino que debe entregar información adicional y dado que la comprensión general de recogimiento de los justos y rechazo de los impíos es común a otras parábolas la diferencia estriba entonces en las figuras usadas para ello en la parábola, a saber, los peces.
Dada la figura entregada de los peces recogidos, entre los cuales hay buenos y malos, es menester acudir en la Escritura a aquella instrucción entregada como sombra de lo venidero (Hebreos 10:1; Colosenses 2:17) relacionada con peces recogidos y peces rechazados y esto lo encontramos en las instrucciones dadas por Dios respecto de los animales, peces, aves e insectos que pueden ser considerados como alimento, puros pues, y aquellos que no son considerados como alimentos, es decir inmundos.
La Lectura Bíblica de Levítico 11 presenta lo que se conoce como leyes dietéticas, es decir, aquellos animales, peces, aves e insectos que podían ser considerados aptos como alimentos, limpios pues, y aquellos que no se consideraban comida señalados como inmundos.
Levítico 11 (Dt. 14.3-21) 1
Habló Jehová a Moisés y a Aarón, diciéndoles: 100
2
Hablad a los hijos de Israel y decidles: Estos son los animales que
comeréis de entre todos los animales que hay sobre la tierra. 3
De entre los animales, todo el que tiene pezuña hendida y que rumia, éste
comeréis. 4
Pero de los que rumian o que tienen pezuña, no comeréis éstos: el
camello, porque rumia pero no tiene pezuña hendida, lo tendréis por inmundo. 5
También el conejo, porque rumia, pero no tiene pezuña, lo tendréis por
inmundo. 6
Asimismo la liebre, porque rumia, pero no tiene pezuña, la tendréis por
inmunda. 7
También el cerdo, porque tiene pezuñas, y es de pezuñas hendidas, pero
no rumia, lo tendréis por inmundo. 8
De la carne de ellos no comeréis, ni tocaréis su cuerpo muerto; los
tendréis por inmundos. 9
Esto comeréis de todos los animales que viven en las aguas: todos los que
tienen aletas y escamas en las aguas del mar, y en los ríos, estos comeréis. 10
Pero todos los que no tienen aletas ni escamas en el mar y en los ríos,
así de todo lo que se mueve como de toda cosa viviente que está en las aguas, los tendréis en abominación. 11
Os serán, pues, abominación; de su carne no comeréis, y abominaréis
sus cuerpos muertos. 12
Todo lo que no tuviere aletas y escamas en las aguas, lo tendréis en
abominación. 13
Y de las aves, éstas tendréis en abominación; no se comerán, serán
abominación: el águila, el quebrantahuesos, el azor, 14
el gallinazo, el milano según su especie;
15
todo cuervo según su especie;
16
el avestruz, la lechuza, la gaviota, el gavilán según su especie;
17
el búho, el somormujo, el ibis,
18
el calamón, el pelícano, el buitre, 101
19
la cigüeña, la garza según su especie, la abubilla y el murciélago.
20
Todo insecto alado que anduviere sobre cuatro patas, tendréis en
abominación. 21
Pero esto comeréis de todo insecto alado que anda sobre cuatro patas,
que tuviere piernas además de sus patas para saltar con ellas sobre la tierra; 22
estos comeréis de ellos: la langosta según su especie, el langostín según
su especie, el argol según su especie, y el hagab según su especie. 23
Todo insecto alado que tenga cuatro patas, tendréis en abominación.
24
Y por estas cosas seréis inmundos; cualquiera que tocare sus cuerpos
muertos será inmundo hasta la noche, 25
y cualquiera que llevare algo de sus cadáveres lavará sus vestidos, y será
inmundo hasta la noche. 26
Todo animal de pezuña, pero que no tiene pezuña hendida, ni rumia,
tendréis por inmundo; y cualquiera que los tocare será inmundo. 27
Y de todos los animales que andan en cuatro patas, tendréis por inmundo
a cualquiera que ande sobre sus garras; y todo el que tocare sus cadáveres será inmundo hasta la noche. 28
Y el que llevare sus cadáveres, lavará sus vestidos, y será inmundo hasta
la noche; los tendréis por inmundos. 29
Y tendréis por inmundos a estos animales que se mueven sobre la tierra:
la comadreja, el ratón, la rana según su especie, 30
el erizo, el cocodrilo, el lagarto, la lagartija y el camaleón.
31
Estos tendréis por inmundos de entre los animales que se mueven, y
cualquiera que los tocare cuando estuvieren muertos será inmundo hasta la noche. 32
Y todo aquello sobre que cayere algo de ellos después de muertos, será
inmundo; sea cosa de madera, vestido, piel, saco, sea cualquier instrumento con que se trabaja, será metido en agua, y quedará inmundo hasta la noche; entonces quedará limpio.
102
33
Toda vasija de barro dentro de la cual cayere alguno de ellos será
inmunda, así como todo lo que estuviere en ella, y quebraréis la vasija. 34
Todo alimento que se come, sobre el cual cayere el agua de tales vasijas,
será inmundo; y toda bebida que hubiere en esas vasijas será inmunda. 35
Todo aquello sobre que cayere algo del cadáver de ellos será inmundo; el
horno u hornillos se derribarán; son inmundos, y por inmundos los tendréis. 36
Con todo, la fuente y la cisterna donde se recogen aguas serán limpias;
mas lo que hubiere tocado en los cadáveres será inmundo. 37
Y si cayere algo de los cadáveres sobre alguna semilla que se haya de
sembrar, será limpia. 38
Más si se hubiere puesto agua en la semilla, y cayere algo de los
cadáveres sobre ella, la tendréis por inmunda. 39
Y si algún animal que tuviereis para comer muriere, el que tocare su
cadáver será inmundo hasta la noche. 40
Y el que comiere del cuerpo muerto, lavará sus vestidos y será inmundo
hasta la noche; asimismo el que sacare el cuerpo muerto, lavará sus vestidos y será inmundo hasta la noche. 41
Y todo reptil que se arrastra sobre la tierra es abominación; no se comerá.
42
Todo lo que anda sobre el pecho, y todo lo que anda sobre cuatro o más
patas, de todo animal que se arrastra sobre la tierra, no lo comeréis, porque es abominación. 43
No hagáis abominables vuestras personas con ningún animal que se
arrastra, ni os contaminéis con ellos, ni seáis inmundos por ellos. 44
Porque yo soy Jehová vuestro Dios; vosotros por tanto os santificaréis, y
seréis santos, porque yo soy santo; así que no contaminéis vuestras personas con ningún animal que se arrastre sobre la tierra. 45
Porque yo soy Jehová, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser
vuestro Dios: seréis, pues, santos, porque yo soy santo. 46
Esta es la ley acerca de las bestias, y las aves, y todo ser viviente que se
mueve en las aguas, y todo animal que se arrastra sobre la tierra,
103
47
para hacer diferencia entre lo inmundo y lo limpio, y entre los animales
que se pueden comer y los animales que no se pueden comer.
Levítico 10:10 establece el sentido de la instrucción anterior cuando señala que la misma es dada para discernir lo santos de lo profano y hacer distinción entre lo puro y lo impuro.
Lo primero es entender el sentido de Levítico 11, ¿para qué fueron dadas esas leyes dietéticas?, ¿qué instrucción entregan?, ¿cómo es que las mismas nos sirven para edificación?
Algunos, tratando de entender lo anterior, proponen que las leyes dietéticas tienen un carácter meramente material, es decir, fueron dadas para que pudiéramos alimentarnos de aquellos animales que eran más nutritivos y saludables para nosotros. Si bien esta explicación algo tiene de verdad la misma enfrenta tres grandes problemas que la vuelven improcedente: el primer problema que no necesariamente alimentándonos de una manera escritural uno garantiza la salud, por ejemplo, una hamburguesa y un refresco de cola no contiene nada inmundo, pero si uno se alimentara con eso mañana, tarde y noche diariamente, poco a poco vería mermada su salud; el segundo problema es que el comer con moderación alimentos considerados inmundos no daña la salud, por ejemplo, comer camarones una vez al mes; y el tercer problema es que incluso lo que se considera escrituralmente inmundo, con las actuales técnicas de producción, pueden llegar a ser más sanos y nutritivos que aquello que se considera apto para consumo humano, como por ejemplo cerdos provenientes de granjas con certificación TIF.
Pero además, la Escritura señala en 1 Corintios 15:46 que primero es lo natural, luego lo espiritual, así que si lo materialmente contenido en las leyes dietéticas es lo natural ¿qué será lo espiritual?; de igual forma Hebreos 10:1 señala que la ley era sombra de lo venidero, así que si lo materialmente contenido en las leyes 104
dietéticas es la sombra de lo venidero, ¿sombra de qué sería?; por último 1 Corintios 3:2 señala que, en cuanto a instrucción, hay leche y hay alimento sólido, así que, considerando lo dicho anteriormente, si lo materialmente contenido en las leyes dietéticas es leche, ¿qué es el alimento sólido?
Así que la explicación meramente material respecto de las leyes dietéticas, dado que se queda corto en ello, permite inferir que debe haber algo más, pero ¿qué es?
Para responder las anteriores dudas, lo primero es entender que dado que las leyes dietéticas apuntan a la alimentación. Si uno come comida no nutritiva su salud se demerita, si uno come comida sana esto se ver reflejado en su condición física; así, dado que uno se convierte en lo que se alimenta, ¿qué simbolismo entregan dichas leyes referido a lo que los llamados deben llegar a ser?
Respecto de los animales de tierra, los que se permite comer son aquellos que rumian y tienen la pezuña hendida, ¿en qué sentido uno al comer esos animales refrenda su intención de adquirir esas características en su vida cristiana? Los animales que rumian se alimentan de pasto, plantas, cosas que están vivas pues, a diferencia de los otros animales que no comparten estas características y que se alimentan de carroña o desperdicios, y ¿de dónde obtiene el cristiano alimento para su vida espiritual? Mateo 4:4, Hebreos 4:12, Romanos 8:16 señalan que el alimento para ello por excelencia es la Palabra de Dios, de igual forma Deuteronomio 6:7, 11:19 y 31:11 nos hablan de ese rumiar que de la Palabra se espera de nosotros leyéndola, estudiándola, meditándola una y otra vez. En cuanto a la pezuña hendida, la referencia de ello está dada con el andar, con el caminar, Génesis 17:1 respecto de esto señala que debemos caminar delante de Dios y ser perfectos, así ¿cómo debe ser el caminar de los llamados?, Romanos 2:13 y Revelación 14:12 señalan que nuestro andar debe estar evidenciado lo mismo por la fe que por las obras. Así los animales aptos para consumo cuyas características son que rumian y tienen la pezuña hendida se refieren a aquellas 105
características que en nuestra vida debemos buscar respecto a la edificación que proviene de la Palabra de Dios y al testimonio que como creyentes debemos dar.
Los peces permitidos para consumo humano tienen aletas y escamas. Las aletas son el correspondiente acuático de las pezuñas en los animales tierra y señalan la dualidad anteriormente vista referida a ese caminar sustentado lo mismo en la fe y en las obras. Dado que las aletas tienen que ver con el andar, y siguiendo la misma línea dada por la comprensión inicial de Levítico 11, las escamas tendrían que ver con el comer, pero ¿cómo es eso? Lo peces con escamas se alimentan de igual forma que los animales que rumian de plantas, cosas vivas, mientras que los que no presentan esas características se alimentan de carroña o de desperdicios, es así como de nueva cuenta la Escritura es reiterativa en cuanto a la manera en que el cristiano debe alimentarse y que ya se comentó anteriormente.
Luego vienen las aves, en este caso no se dan características sino una lista de aquellas que no debían ser comidas por considerarse inmundas, pero con la comprensión que se ha ido adquiriendo uno puede establecer que esto debe apuntar lo mismo al comer que al caminar, y en efecto así es. Del análisis de la lista de aves no permitidas para consumo humano uno puede ver esas dos diferencias: las aves inmundas se alimentan de carroña o de desperdicios, por ende las que no están en la lista son consideradas aptas para consumo humano siendo que estas se alimentan principalmente de semillas, siendo que el referente de la semilla, según Mateo 13:31-32, Marcos 4:2629 y Lucas 8:4-15, hacen énfasis el trabajo que en nosotros hace la Palabra de Dios para hacernos aptos para el reino, de igual forma las aves limpias tienen molleja que actúa como el rumiar en los animales de tierra, mientras que las inmundas no la tienen; en cuanto al andar, las aves listadas por Levítico 11 y señaladas como inmundas tienen garras diseñadas para cazar, para matar, para desgarrar, mientras que en las aves consideradas limpias sus patas no están hechas para eso sino
106
principalmente para andar lo cual, según Proverbios 14:12, Salmos 119:105 e Isaías 2:5, en el creyente debe ser de perfección y santidad ante Dios.
Por último, en cuanto a los insectos, los permitidos son aquellos que además de sus patas para andar tienen un par de patas para saltar. De nueva cuenta, si se sigue la comprensión adquirida, uno debe esperar ver características replicables en el creyente en cuanto al comer y al andar y así es: estos insectos, declarados por la Escritura aptos para consumo humano, se alimentan de plantas, cosas vivas, mientras que los declarados como inmundos se alimentan de desperdicios; de igual forma, la característica nueva señalada respecto de los limpios en cuanto a que tengan patas para saltar hacer referencia a lo señalado en Salmos 18:19, Malaquías 4:2 y Lucas 4:23, referido a la victoria, el triunfo de los llamados y el gozo que esto produce en ellos.
Así, las leyes dietéticas de Levítico 11, las cuales en su forma material sigue vigentes, apuntan a una realidad espiritual referida a la manera en que los creyentes deben alimentarse y la forma en que estos deben andar por el Camino.
Con esta comprensión, si uno lee aquella instrucción dada por la Escritura, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento que instruye respecto con la conducta del creyente, podrá ver reflejada en ella estas verdades espirituales: no se vuelvan ustedes inmundos como las naciones que no conocen a Dios, que se alimentan de carroña y desperdicios y que su andar es contrario a la voluntad de Dios, sean limpios, santos y perfectos alimentándose de la Palabra de Dios y andando con el testimonio de la fe y de las obras.
De esta forma, y volviendo a la parábola de la red, la figura de los peces que son aceptos es representativa del resto de los animales considerados aptos para consumo humano, siendo que la característica común se refiere a la manera en que se alimentan y la forma que tienen de caminar, lo cual ya se ha comentado.
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Con esta comprensión, no para juzgar a los demás sino para primero examinarnos a nosotros mismos, preguntémonos ¿sabemos distinguir entre lo limpio y lo inmundo en cuanto a lo que consumimos, sea música, lecturas, programas de televisión, películas, conversaciones?, ¿sabemos andar congruentemente expresando con obras la fe que decimos profesar? Si no es así, aunque cumplamos las leyes dietéticas, nos hemos quedado en lo natural de las mismas sin haber avanzado hacia lo espiritual que se nos es requerido para ser perfectos y santos.
Es así que la parábola de la red, con el simbolismo de los peces que son recogidos y de aquellos que son desechados, se refiere, en el primer caso, a aquellos que se alimentan correctamente de la Palabra escrita y de la Palabra hecha carne y que demuestran en su andar, con sus obras, la fe que dicen profesar, de igual forma, y para el segundo caso, representa a aquellos que no cumplen con el estándar anterior y que, como en el caso de los animales inmundos, su alimentación es corrupta y su andar inicuo.
La constatación de esta explicación está dada por el final de la parábola cuando haciendo referencia al juicio final se señala que los peces que son recogidos representan a los buenos, los justos, los santos mientras que los peces que son echados fueran representan a los malos, a los injustos, a los impíos, diferenciación que está dada, siguiendo los símbolos que entrega la parábola, por la forma en que ambos grupos tienen de alimentarse y de andar por la vida.
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Realización del Reino de Dios
Si bien la temática de la presente obra ha girado principalmente en torno a las parábolas dadas por Jesús respecto del Reino de Dios, señalando que las mismas no se refieren a las características del mismo sino al proceso mediante el cual éste vendrá a plena realización, no se ha querido concluir esta exposición sin abordar aquello que se ha dejado fuera, a saber: las características del reino cuando éste se realice. Este es el sentido del presente apartado y para lograr esto es menester entender la realización del reino desde dos perspectivas: fundamentos y edificación.
Fundamentos
Los fundamentos del Reino de Dios se vieron al inicio de la presente obra cuando se señalaron aquellas cuatro cosas imprescindibles sin las cuales no puede hablarse de un reino, incluso si uno se refiere al Reino de Dios: Rey, Ciudadanos, Territorio y Ley. Ahora, si bien al inicio de la obra se presentaron estas cuatro cosas como los requisitos ineludibles del Reino de Dios es menester en este apartado volver sobre ellas pero ahora abordando aquellas características de las mismas que serán los fundamentos del reino cuando este venga a plena realización.
Rey
Tal como se comentó en su momento, un reino necesaria y forzosamente requiere de un gobernante, en este caso el Reino de Dios estará regido por el Hijo en el nombre del Padre, siendo que una vez que todo haya sido puesto bajo sus pies Él también se someterá al Padre para que Dios sea todo en todo (1 Corintios 15:28).
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Revelación 11:15 El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.
Daniel 7:14 Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.
Isaías 9:6-7 Porque un niño nos ha nacido, hijo nos ha sido dado, y el principado sobre su hombro. Se llamará su nombre «Admirable consejero», «Dios fuerte», «Padre eterno», «Príncipe de paz». Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.
Miqueas 4:3 Y él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos; y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra.
Ciudadanos
Un reino, como de igual forma ya se comentó, requiere de ciudadanos, en el caso del Reino de Dios es igual siendo que estos ciudadanos serán aquellos que hayan calificado para ser parte del mismo, es decir, los llamados y elegidos que hayan
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sido considerado fieles (Revelación 17:14). En este reino el mal no existirá más y las leyes divinas habrán sido puestas en los corazones de los santos.
Revelación 20 1
Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran
cadena en la mano. 2
Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo
ató por mil años; 3
y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no
engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.
Isaías 11:9 No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.
Ezequiel 11:19 19
Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y
quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, 20
para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los
cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.
Jeremías 31 33
Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos
días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. 34
Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano,
diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado. 111
Territorio
Un reino, como de igual forma se vio al inicio de la presente obra, de igual forma requiere de un territorio. Este territorio es la tierra aunque la herencia de los santos incluye todo el universo. De igual forma, al habla de la sede del gobierno de Dios, la tierra, es menester identificar dos cosas: la primera es la capital de dicha sede, que en el caso del Reino de Dios será Jerusalén; la segunda es la tierra misma en su totalidad la cual presentará condiciones muy distintas a las actuales.
Capital
Zacarías 14 4
Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que
está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur. … 9
Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y
uno su nombre. … 17
Y acontecerá que los de las familias de la tierra que no subieren a
Jerusalén para adorar al Rey, Jehová de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia.
Jeremías 3:17 En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono de Jehová, y todas las naciones vendrán a ella en el nombre de Jehová en Jerusalén; ni andarán más tras la dureza de su malvado corazón.
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Zacarías 8:3 Así dice Jehová: Yo he restaurado a Sion, y moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén se llamará Ciudad de la Verdad, y el monte de Jehová de los ejércitos, Monte de Santidad.
Apocalipsis 19:16 Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.
Miqueas 4:2 Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.
Isaías 11 2
Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de
inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. 3
Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la
vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; 4
sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los
mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío.
Revelación 3:21 Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.
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Mundo
Isaías 11 6
Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el
becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. 7
La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el
buey comerá paja. 8
Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado
extenderá su mano sobre la caverna de la víbora.
Isaías 35 5
Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos
se abrirán. 6
Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del
mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad.
Amós 9 He aquí vienen días, dice Jehová, en que el que ara alcanzará al segador, y el pisador de las uvas al que lleve la simiente; y los montes destilarán mosto, y todos los collados se derretirán.
Isaías 35:6-7 El cojo entonces saltará como un ciervo, y la lengua del mudo gritará de júbilo, porque aguas brotarán en el desierto y arroyos en el Arabá. La tierra abrasada se convertirá en laguna, y el secadal en manantiales de aguas. En la guarida de chacales, su lugar de descanso, la hierba se convertirá en cañas y juncos.
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Isaías 41 18
En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el
desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca. 19
Daré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivos; pondré en la
soledad cipreses, pinos y bojes juntamente, 20
para que vean y conozcan, y adviertan y entiendan todos, que la mano de
Jehová hace esto, y que el Santo de Israel lo creó.
Ezequiel 36 Y dirán: Esta tierra que era asolada ha venido a ser como huerto del Edén; y estas ciudades que eran desiertas y asoladas y arruinadas, están fortificadas y habitadas.
Ley
Por último, como también en su momento ya se comentó, un reino requiere de leyes, en el caso del Reino de Dios tal requisito no solo es existente sino cumplimentado de manera perfecta y santa con la Ley de Dios.
2 Pedro 3 11
Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis
vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, 12
esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los
cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! 13
Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra
nueva, en los cuales mora la justicia.
Romanos 2:13
115
Porque no los oidores de la ley son justos para con Dios, más los hacedores de la ley serán justificados.
Santiago 1:22 Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
Isaías 2:3 (Miqueas 4:2) Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.
Jeremías 31:33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
Habacuc 2:14 Porque la tierra será llena de conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren la mar.
Salmos 22:27 Todos los términos de la tierra se acordarán y se volverán a Jehová, y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti.
Isaías 11:9 No dañarán ni destruirán en todo mi santo monte, porque la tierra estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mar.
Jeremías 31:34 116
Y no tendrán que enseñar más cada uno a su prójimo y cada cual a su hermano, diciendo: “Conoce a Jehová”, porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande —declara Jehová— pues perdonaré su maldad, y no recordaré más su pecado.
Sofonías 3:9 En ese tiempo daré a los pueblos labios puros, para que todos ellos invoquen el nombre de Jehová, para que le sirvan de común acuerdo.
Edificación
Una vez visto los fundamentos del Reino de Dios, es decir, las características de éste cuando venga a plena realización, el siguiente punto tiene que ver con la edificación del mismo, es decir, con aquellos frutos, aquellos resultados, que serán consecuencia de los fundamentos del reino cuando éste se realice —amor, gozo, paz y abundancia— sabiendo y entendiendo que las siguientes condiciones, así como los fundamentos ya vistos, serán permanentes.
Amor
Siendo Dios amor (1 Juan 4:8), la principal característica de Su reino reflejará precisamente esto, siendo que este amor estará presente en los ciudadanos del reino.
Isaías 19 22
Y herirá Jehová a Egipto; herirá y sanará, y se convertirán a Jehová, y les
será clemente y los sanará.
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23
En aquel tiempo habrá una calzada de Egipto a Asiria, y asirios entrarán
en Egipto, y egipcios en Asiria; y los egipcios servirán con los asirios a Jehová. 24
En aquel tiempo Israel será tercero con Egipto y con Asiria para bendición
en medio de la tierra; 25
porque Jehová de los ejércitos los bendecirá diciendo: Bendito el pueblo
mío Egipto, y el asirio obra de mis manos, e Israel mi heredad.
Gozo
Dadas las condiciones del Reino de Dios, tanto en sus fundamentos como en su edificación, otro de los resultados de esto será el gozo que en el mismo se experimentará, gozo que todos aquellos que hayan calificado para ser parte del mismo experimentarán constantemente.
Isaías 65 22
No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma;
porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. 23
No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de
los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos. 24
Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído.
25
El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja
como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová.
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Paz
Otro de los resultados visibles, palpables, experimentables del Reino de Dios será la paz, profunda y extendida que en el mismo se experimentará, paz disfrutada por los santos que lo habiten.
Miqueas 4 1
Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la casa de Jehová
será establecido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él los pueblos. 2
Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová,
y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. 3
Y él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas
hasta muy lejos; y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra. 4
Y se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá
quien los amedrente; porque la boca de Jehová de los ejércitos lo ha hablado.
Isaías 32 17
Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y
seguridad para siempre. 18
Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en
recreos de reposo.
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Abundancia
Por último, el Reino de Dios experimentará una abundancia sin precedentes, abundancia existente, sí, pero también abonada con el trabajo de los santos que sean parte del reino.
Isaías 55 12
Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los
collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso. 13
En lugar de la zarza crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá
arrayán; y será a Jehová por nombre, por señal eterna que nunca será raída.
Isaías 11 6
Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el
becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. 7
La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el
buey comerá paja. 8
Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado
extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. 9
No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será
llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.
Amós 9 He aquí vienen días, dice Jehová, en que el que ara alcanzará al segador, y el pisador de las uvas al que lleve la simiente; y los montes destilarán mosto, y todos los collados se derretirán.
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Conclusión
El término Reino de Dios hace referencia a un sistema que necesaria y forzosamente requiere de cuatro elementos para ser considerado como tal, elementos que en su momento fueron analizados a detalle: gobierno — encabezado por Cristo en sujeción al Padre—, territorio —con sede en la tierra, cuya capital será Jerusalén, pero con alcance universal—, ciudadanos —los llamados y elegidos que sean hallado fieles, los santos quienes con Cristo reinarán como reyes y sacerdotes—, y leyes —la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos—.
De igual forma, las siete parábolas por Cristo entregadas referidas al Reino de Dios —la del sembrador, la del trigo y la cizaña, la de la levadura, la de la semilla de mostaza, la del tesoro escondido, la de la perla de gran precio, y la de la red— permiten una comprensión del proceso mediante el cual el mismo vendrá a plena realización.
La parábola del sembrador habla de la Palabra esparcida en el mundo la cual, dependiendo de la persona que la reciba, fructifica o bien queda estéril; la parábola del trigo y la cizaña habla de los dos tipos de personas existentes y relacionantes en el presente siglo: aquellas que responden al llamado del Padre y aquellas que más bien responden al llamado del Enemigo, del Mundo y de la carne; la parábola de la levadura habla de la situación, imperceptible al inicio pero visible al final, de la contaminación de la iglesia de Dios; la parábola de la semilla de mostaza permite entender que el proceso mediante el cual los santos alcanzan la estatura perfecta de Cristo es un proceso natural —no en el sentido material, sino en el sentido espiritual—; las parábolas del tesoro escondido y de la de la perla de gran precio se refieren a la Palabra, sólo que la primera a la Palabra escrita mientras que la segunda se refiere a la Palabra hecha carne, y hacen énfasis en que aquellos que califiquen para el reino venidero en las dos deben cimentar su formación, su corrección, su edificación, su perfeccionamiento y su 121
santificación; por último, la parábola de la red habla de aquellos que finalmente califiquen para el reino venidero presentando para ello las características de alimentarse de la Palabra, escrita y hecha carne, y de tener lo mismo una fe firme que obras que testifiquen precisamente de esa fe.
Para mayor énfasis que las siete parábolas del Reino de Dios se refieren a lo mismo y que esto es al proceso mediante el cual ese reino vendrá a plena realización, es interesante notar que las mismas inician con una siembra (parábola del sembrador) mientras que terminan con un recogimiento (parábola de la red), es decir, marcan el inicio y el fin del proceso: cuando éste comienza en el presente siglo con la Palabra sembrada y cuando al final del mismo aquellos que hayan alcanzado la estatura perfecta son recogidos para reinar con Cristo como reyes y sacerdotes.
Visto de esta manera las siete parábolas pueden ordenarse de una forma u otra, respetando el inicio y la conclusión comentadas anteriormente mediante el cual el Reino de Dios vendrá a planea realización, para darnos una visión de un solo proceso, un proceso que ha llevado miles de años y que permite entender para nuestra edificación qué es lo que está sucediendo en el presente siglo:
1. Parábola del sembrador: La Palabra es sembrada en el mundo por el Sembrador. Cuatro diferentes tipos de personas la reciben pero sólo en una echa raíces y comienza a crecer. 2. Parábola del trigo y la cizaña. Las personas identificadas anteriormente como aquellas que a semejanza de tierra fértil reciben la Palabra comenzando a ser edificados por ella, deberán convivir, desde el inicio del proceso y hasta la conclusión del mismo, con otro grupo de personas identificadas como hijos del maligno que siempre estarán en contraposición. 3. Parábola de la levadura: Enfocándonos al grupo de los llamados y elegidos, esta parábola previene de un fenómeno que el mismo experimentaría pues desde el principio, por algunos elementos, estaría contaminado, siendo que 122
esta contaminación sería inicialmente imperceptible aunque al final de los tiempos llegaría a contaminar toda la iglesia. 4. Parábola de la semilla de mostaza: De igual forma, y siguiendo con la línea de pensamiento anterior, aquellos miembros del grupo de elegidos que no sean contaminados, deben entender que si bien son llamados a esforzarse al máximo por alcanzar las promesas, el proceso que permite que los mismos alcancen la estatura perfecta de Cristo es un proceso natural, no en el sentido material sino en el sentido espiritual, proceso guiado por el Santo Espíritu de Dios. 5. Parábola del tesoro escondido y parábola de la perla de gran precio: El esfuerzo mencionado anteriormente mediante el cual los elegidos buscan alcanzar las promesas que del Padre se han recibido debe fundamentarse en la Palabra escrita, las Escrituras, y en la Palabra hecha carne, Cristo Jesús, a través de la instrucción, formación, edificación, corrección, perfeccionamiento santificación que se reciba. 6. Parábola de la red: Por último, quienes al final del proceso anterior hallan alcanzado la estatura perfecta de Cristo, alimentándose de la Palabra escrita y de la Palabra hecha carne y de tener lo mismo una fe firme que obras que testifiquen precisamente de esa fe, serán recogidos pues habrán calificado para ser con Jesús reyes y sacerdotes en el reino venidero.
Por último, y como parte de esa esperanza que debe mover a andar en el Camino, es menester entender que una vez que el Reino de Dios venga a plena realización las condiciones imperantes serán de amor, gozo, paz y abundancia.
Que el Santo Espíritu de nuestro Padre Dios que mora en nosotros nos permita ser tierra fértil donde la Palabra echa raíces y crezca hasta dar frutos en abundancia de perfección y santidad, sabiendo que los hijos del Enemigo están al acecho, cuidándonos de ser contaminados con la levadura que la iglesia está, sabiendo que si bien nos esforzamos en el Camino el proceso que nos lleva a la estatura perfecta de Cristo es un proceso natural, espiritualmente hablando, 123
guiado por el Espíritu Santo de Dios, fundamentando el esfuerzo anterior en la Palabra escrita y en la Palabra hecha carne, y buscando tener una fe sólida y obras que testifiquen de dicha fe para ser hallados dignos de ser con Cristo en el reino venidero reyes y sacerdotes, reino donde imperará el amor, el gozo, la paz y la abundancia, conforme a la voluntad del Padre y para Su mayor gloria en Cristo Jesús.
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Paz a vos
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El Reino de Dios
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