Roberto Celaya Figueroa, Sc. D.
HUMANO
Todos los derechos reservados por el autor ©2018
Primera edición
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Índice
Introducción .......................................................................................................... 1
El problema .......................................................................................................... 2
La solución ........................................................................................................... 4
El código genético ................................................................................................ 9 ADN .......................................................................................................... 11 Cromosomas ............................................................................................ 11 Genes ....................................................................................................... 12 Regeneración celular ................................................................................ 14
La propuesta ....................................................................................................... 15
El inicio ................................................................................................................ 19
La terminación ..................................................................................................... 24
A manera de conclusión ...................................................................................... 29
Acerca del autor ................................................................................................... 32
Introducción. Como si de oleadas intergeneracionales se tratara, de vez en cuando el tema del aborto vuelve con fuerza a la sociedad. Sin duda alguna no podemos negar que se trata de un tema difícil, complejo, que en la mayoría de los casos radicaliza a extremos las posturas dando un viso de que el mismo no puede ser resuelto.
La problemática de discusión del mismo, sin duda alguna, son las diferentes aristas, que devienen en diferentes posturas, a partir de las cuales se aborda el
tema y que no permite, de hecho más bien obstaculiza, el llegar a un consenso. Pero, ¿y si pudiéramos establecer una base común, objetiva, concreta, específica, sobre la que pudiéramos discutir?, es más ¿si pudiéramos reducir toda la discusión a un punto en común?
Quienes hemos visto un debate sobre el aborto donde se aborden tanto la postura a favor como en contra, nos hemos dado cuenta que más que un debate es una discusión, discusión que como la hidra mitológica si se corta una cabeza 1
argumentativa del adversario otras dos toman su lugar. ¿Se le negaría el derecho a un no nacido a vivir?, ¿se le negaría el derecho a la madre a elegir sobre su cuerpo?, ¿y si el no nacido viene con defectos que le harán llevar una vida limitada y de sufrimiento?, ¿o si la madre fue violada?, ¿y si es una menor de edad?, ¿y si su vida corre peligro?, ¿sufre el no nacido al ser abortado o no?, ¿acaso puede considerarse el embrión?, ¿es ético?, ¿es moral?
No hay una postura común, no hay tema de consenso, no hay una base que permita la discusión, lo que hay es una batalla campal, a veces un argumento lo gana una postura, a veces lo gana la otra, pero al final el tema en sí no se ha dilucidado y al parecer quedan más interrogantes en el aire que antes de iniciar lo que generalmente deviene en una diatriba.
El problema. Todos hemos experimentado la pérdida de un ser querido, sea este cercano o lejano, nos ha ocasionado un pesar, una congoja, si de nosotros dependiera quisiéramos que las personas con las que nos relacionamos no fallecieran, pero esa es la ley de la vida. Si bien las dos posturas anteriores están confrontadas, curiosamente esos dos grupos tiene mucho en común: ninguno de los dos abogaría por matar de manera selectiva y discrecional bebés, niños, jóvenes, adultos o ancianos. ¿Por qué con el no nacido la cuestión se bifurca? Porque no existe, para ninguno de los dos bandos, tanto el que promueve el aborto como el que está en contra, la experiencia de una convivencia con un no nacido.
Me explico.
Todos los días, en algún lugar del mundo, hay un desastre, puede ser mayor o menor. Mayor por ejemplo una inundación o un terremoto que mate decenas, cientos o miles, menor como puede ser un accidente de tránsito que mate unos cuantos. Independientemente, al enterarnos de la nota, bien puede haber un 2
comentario sobre lo triste de la nota pero nuestra reacción nunca se comparará con un evento donde alguien cercano, muy cercano, un amigo, un novio, un familiar, falleciese. ¿Por qué esta diferencia en ambas reacciones? Por la convivencia. No convivimos con aquellas decenas, aquellos cientos o aquellos miles que murieron en tal inundación o cual terremoto, tampoco convivimos con aquellos cuantos que fallecieron en un accidente de tránsito, pero si hemos convivido con ese amigo, ese novio, ese familiar fallecido, lo cual nos ha generado lazos emocionales e intelectuales que ocasionan una reacción compleja y diferente a los primeros casos.
Con el no nacido es igual: nadie ha convivido con uno. No vemos un no nacido en la calle, no lo tratamos, no interactuamos con él. Emocional e intelectualmente hablando están más lejanos de nuestro sentir y pensar que aquellas decenas, que aquellos cientos, que aquellos miles de cuyas muertes por una inundación o terremoto nos enteramos a través de las noticias. No es así con un bebé, un niño, un joven un adulto o un anciano. Todos hemos convivido con uno, es más: nos identificamos con ellos sea por las etapas que hemos vivido, y de las cuales nos acordamos, o por el trato que con quienes están en esta etapa hemos tenido.
A un un bebé, un niño, un joven un adulto o un anciano lo podemos considerar una persona, un individuo, un humano, pero el no nacido está tan lejos de nuestra comprensión cognitiva o emocional que se duda de darle una correspondencia similar. Esa desvinculación emocional y cognitiva permite darle al no nacido un trato diferenciado con aquellos ya nacidos que conocemos y con los cuales convivimos.
Que si el no nacido es persona o no lo es, que si es un individuo o no, que si siente o no siente, que si esto o que si lo otro. Todas esas discusiones son posibles pues no tenemos mayor referente en cuanto a experiencia vivencial, incluso aunque todos hemos en algún momento dado estado en una situación de no nacido ¡no lo recordamos!, así que abordar el tema se complica más. 3
Por lo tanto, dado que existe una desvinculación cognitiva y/o intelectual con el no nacido, al abordar el tema del aborto debemos buscar un elemento que nos permita franquear ese obstáculo y llegar al punto medular de la discusión.
La solución. Pero el hecho de que un tema sea complejo no implica que no pueda abordarse de una manera sencilla. ¿Cuál sería esa manera? Definir de manera clara, concreta y sucinta qué estamos discutiendo. ¿Estamos discutiendo si una mujer tiene derechos a decidir sobre todo lo que pase en su cuerpo?, ¿estamos discutiendo si un no nacido tiene o no derecho a la vida?, ¿estamos discutiendo si el no nacido siente o no?, ¿estamos discutiendo si tendrá el no nacido calidad de vida?, ¿estamos discutiendo sobre obligar a ser madre a una niña violada?, ¿estamos discutiendo de si el no nacido es o no persona?, ¿sobre qué estamos discutiendo? 4
Si en verdad queremos abordar este tema de una manera objetiva, concreta, debemos ser capaces de llegar a la litis del mismo. Litis es un vocablo latino que en idioma español se traduce como litigio, significando disputa o controversia judicial; diferencia de intereses entre dos partes, llamadas litigantes, sometidas a decisión de un Juez.
Es un término común en cuestiones legales que implica establecer de una manera muy clara cuál es la cuestión que ante tribunales se va a dirimir. ¿Por qué esto? Porque un asunto que se lleve a tribunales puede tener muchas aristas, muchas situaciones, que harían complicado para el magistrado, sino imposible, concluir sobre la controversia.
De igual forma en el caso del aborto, ¿qué estamos discutiendo?, si son todas las escaramuzas que desde las diferentes posturas y las contrarias aristas pueden adoptarse, nunca podremos llegar a una conclusión. Así que ¿qué estamos discutiendo?
Volviendo a la cuestión anteriormente comentada, donde los dos extremos del pensamiento sobre el aborto concuerdan, es decir, no pedir ni procurar la muerte selectiva y discrecional de bebés, niños, jóvenes, adultos o ancianos, la pregunta que surge en específico es ¿por qué esto es así?
Si se le pregunta a un pro-abortista por que no pide o procura la libertad para que discrecionalmente uno pueda matar bebés, niños, jóvenes, adultos o ancianos, ¿qué respondería? Si se le pregunta a un anti-abortista por qué no pide o procura la libertad para que discrecionalmente uno pueda matar bebés, niños, jóvenes, adultos o ancianos, ¿qué respondería? Vamos: ¿qué tienen en común un bebé, niño, joven, adulto o anciano que motivara a que dos pensamientos tan extremos, pro-aborto y anti-aborto, coincidieran que a aquellos no se les debe matar?
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Sin duda alguna la respuesta de por qué no promover o permitir la muerte selectiva y discrecional de bebés, niños, jóvenes, adultos o ancianos, está en al ámbito de que en estamos hablando de humanos, no bebés, niños, jóvenes, adultos o ancianos, que son las diferentes etapas de ello -tampoco persona, de lo cual se hablará más delante-, sino de humanos. Así que no se promueve o acepta el matar selectiva y discrecionalmente bebés, niños, jóvenes, adultos o ancianos por que no se está de acuerdo en matar selectiva y discrecionalmente humanos.
Pero entonces ¿qué es lo que nos define como humanos?
No nos adelantemos dando una respuesta a priori sino que más bien vamos viendo si la misma puede de una manera natural surgir.
Bebés, niños, jóvenes, adultos o ancianos. Realmente si lo pensamos bien son mucho muy diferentes.
Un bebé, por ejemplo, no ha desarrollado muchas cuestiones en su organismo requeridas para su vida, de hecho hay mucha información referida al desarrollo del 6
bebé mes a mes durante su primer año de vida que muestran ese proceso: mover la cabeza, sus primeros dientes, sentarse, agarrar, caminar y demás son posibles por el desarrollo de bebé, pero comparativamente es muy diferente el bebé de la etapa que le sigue, ¡incluso hasta tiene más huesos! 215 contra 206 de adulto, esto último pues hay huesos en el bebé que en su desarrollo se van soldando.
Un niño, que ha por lo menos quintuplicado el tamaño y peso de cuando sí mismo era bebé, ya comienza a tener más características personales, camina, habla, piensa, decide, pero aún están en procesos cambios que lo llevará a la siguiente etapa, uno de esos cambios tiene que ver con los cambios hormonales y el acondicionamiento sexual requerido para lo que le sigue.
El joven, que por lo menos ha doblado en estatura y triplicado en peso a sí mismo de cuando era niño, ya ha llegado a una etapa donde su desarrollo le permite una interacción dinámica con el mundo de una manera más consciente, independiente. Pero de igual forma hay cambios que sigue en él, cambios que al concretarse lo llevará a la siguiente etapa.
En la etapa adulta hay una estabilidad, si se compara con los años de la niñez o juventud, pero también hay cambios. El metabolismo se ralentiza, las canas comienzan a aparecer, algunos problemas de salud, así como cambios o desaparición de cuestiones relativas a la fertilidad sexual. Todo como preámbulo de lo que sigue.
En la vejez vienen cambios que generalmente van en detrimento de lo que se era, no sólo lo característico de ella como las canas o arrugas, sino algunos hormonales y otros que afectan la capacidad de ver u oír, problemas más fuertes de salud y en algunos casos dificultades cognitivas en mayor o menor intensidad.
Este resumen relacionado con las etapas de la vida de bebés, niños, jóvenes, adultos o ancianos es sumamente escueta ya que los cambios físicos, químicos, 7
biológicos que cada etapa experimenta son cientos, miles –las células estomacales se regeneran cada cinco días, los glóbulos rojos cada 120 días, lo que más tarda, nuestro esqueleto, es renovado completamente cada diez años, ¡y eso sin considerar los cambios intelectuales o emocionales que está por cientos, miles o millones!-, con lo uno se enfrenta a cientos, miles, millones de expresiones de individualidad pero referidas al mismo ser. Dicho de otra forma, durante su vida, alguien literalmente vivirá a través de miles, millones de configuraciones cambiantes y dinámicas pero siempre será el mismo humano.
Un bebé es mucho muy distinto de un niño, pero es un humano. Un niño es mucho muy distinto de un joven, pero es un humano. Un joven es mucho muy distinto de un adulto, pero es un humano. Un adulto es mucho muy distinto de un anciano, pero es un humano.
Esto es importante tenerlo en cuenta ya que si uno sabe y reconoce en un bebé, en un niño, en un joven, en un adulto o en un anciano, que son tan diferentes y cambiados entre sí, a un humano, eso quiere decir que hay algo constante, permanente, que nos permite eso. De otra forma no se entendería que a todo eso tan diferente y cambiado uno le dijera humano y pero aún: que uno lo refiriera a una misma individualidad personalizada de por vida.
Bebés, niños, jóvenes, adultos o ancianos. Realmente si lo pensamos un poco todas esas etapas de desarrollo son muy diferentes entre sí. Física, química, biológica, intelectual, y emocionalmente hablando casi casi podríamos hablar de seres completamente diferentes, aunque sabemos que se trata del mismo, más sin embargo algo deben compartir algo deben tener en común que implique un trato igualitario a bebés, niños, jóvenes, adultos o ancianos en cuanto a no pedir ni procurar de manera discrecional su muerte, ¿qué podría ser ese algo en común?, mejor aún ¿podrá, si es que existe ese algo, ser concreto, objetivo, medible, cuantificable, al grado que nos permita dejar de lado la subjetividad y la arbitrariedad? 8
No puede ser el lenguaje, la compresión, la autoconciencia, la independencia, no puede ser la sexualidad, la autosuficiencia, la capacidad intelectual y un sinfín de cuestiones que cambian de una etapa a otra. Tiene que ser algo que sea constante, que permanezca, que no cambie y que defina lo que en común tiene todas esas etapas comentadas. Algo que lo mismo una eminencia en su adultez que deviene en senilidad en la ancianidad lo tenga; algo que lo mismo que un bebé sin desarrollo sexual que posteriormente cambia a un joven en plena capacidad reproductiva tenga; algo que lo mismo alguien con ciertas características en cierta etapa y que deviene en otro con otras características en otra etapa tenga, ¿qué podríamos proponer para ello?
El código genético. No tenemos mucho que pensar la cuestión anterior ya que de todas las cosas que pudiéramos nombrar que constituyen un bebé, niño, joven, 9
adulto o anciano, solamente las referidas su código genético son aquellas que no cambian, que se mantienen constante durante toda su existencia, tan así que un cambio en ellas iría en detrimento mortal de su salud. Pero, ¿qué es ese código genético?
El código genético es, por decirlo en cierta forma, todas las instrucciones requeridas para la existencia, desarrollo y cohesión de cada individuo. “Las instrucciones que se encuentran en el código posibilitan, así, la organización en secuencia de una manera acertada de los aminoácidos que son necesarios para la vida, produciendo cadenas que se definen como las proteínas, y que de la misma manera crean estructuras aún más grandes o desempeñan funciones específicas e imprescindibles. Cada ser vivo en particular tiene su propio código genético”1.
¿Dónde se encuentra ese código genético? El código genético se encuentra en la secuencia de nucleótidos del ácido desoxirribonucleico (ADN), estás secuencias determinan la función de las proteínas que produce una célula.
Si bien el código genético se encuentra en el ADN, hay que dejar muy en claro que el ADN no es el código genético, el código genético se refiere a la información que contiene el ADN. Algo así como un libro físico o dispositivo electrónico que tuviese esa información, la información no es el libro ni el dispositivo, pero el libro o el dispositivo la contienen.
Respecto de esto se ha calculado que la información genética contenida en el ADN de una bacteria unicelular, como la E. coli, contiene suficiente información para llenar todos los libros de cualquiera de las bibliotecas más grandes del 1
ESPACIOCIENCIA.COM, EL CÓDIGO GENÉTICO EN LA INFORMACIÓN GENÉTICA, https://espaciociencia.com/el-adn-y-la-genetica-trabajo-de-4o-de-eso/
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mundo2, en el caso de un organismo multicelular complejo como lo es un ser humano, esta cantidad excede hasta cantidades estratosféricas.
Pero, ¿qué es el ADN y de dónde viene?
ADN. El ADN es una molécula contenida en los cromosomas que comprende las instrucciones biológicas que hacen de cada especie algo único. El ADN, son las instrucciones que se pasan de los organismos adultos a sus descendientes durante la reproducción. El ADN está formado por unos componentes químicos básicos denominados nucleótidos. Estos componentes básicos incluyen un grupo fosfato, un grupo de azúcar y una de cuatro tipos de bases nitrogenadas alternativas. Para formar una hebra de ADN, los nucleótidos se unen formando cadenas, alternando con los grupos de fosfato y azúcar.
Los cuatro tipos de bases nitrogenadas encontradas en los nucleótidos son: adenina (A), timina (T), guanina (G) y citosina (C). El orden, o secuencia, de estas bases determina qué instrucciones biológicas (gen) están contenidas en una hebra de ADN. Por ejemplo, la secuencia ATCGTT pudiera dar instrucciones para ojos azules, mientras que ATCGCT pudiera indicar ojos de color café.
En el caso de los seres humanos , la colección completa de ADN, o el genoma humano, consta de 3 mil millones de bases organizados en 23 pares de cromosomas, y conteniendo alrededor de 20,000 genes3. Son los cromosomas los que transportan el ADN. Bebé, niño, joven, adulto o anciano, en todas estas etapas se tendrá el mismo ADN.
Cromosomas. Los cromosomas son estructuras que se encuentran en el centro (núcleo) de las células que transportan fragmentos largos de ADN. Los 2
allaboutscience.org, Doble Hélice del ADN - Código de Información, https://www.allaboutscience.org/spanish/doble-helice-del-adn.htm 3 genome.gov, “Ácido desoxirribonucleico (ADN)”, The National Human Genome Research Institute, https://www.genome.gov/27534788/about-the-institute/
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cromosomas vienen en pares. Normalmente, cada célula en el cuerpo humano tiene 23 pares de cromosomas (46 cromosomas en total), de los cuales la mitad proviene de la madre y la otra mitad del padre4. Todas las células del cuerpo, excepto las células sexuales o gametos (óvulo y espermatozoide), tienen 23 pares de estructuras (46 en total) llamadas cromosomas. Los cromosomas contienen todo el material genético que pasa de padres a hijos. No obstante, el óvulo y el espermatozoide solo tienen la mitad; es decir, tienen 23 cromosomas (un solo miembro de cada par). Mediante un complejo proceso de división llamado meiosis, los gametos han perdido la otra mitad de sus cromosomas5.
En la fecundación, padre y madre aportan cada uno 23 cromosomas dando un cigoto, inicio de la vida humana, conteniendo de manera personalísima y particular sus propios 46 cromosomas. Bebé, niño, joven, adulto o anciano, en todas estas etapas se tendrán los mismos cromosomas.
Genes. Un gen es un segmento corto de ADN. Los genes le dicen al cuerpo cómo producir proteínas específicas. Hay aproximadamente 20,000 genes en cada célula del cuerpo humano. Juntos forman constituyen el material hereditario para el cuerpo humano y la forma como funciona. La composición genética de una persona se llama genotipo. Los genes están compuestos de ADN. Las hebras de ADN conforman parte de los cromosomas. Los cromosomas tienen pares apareados de una copia de un gen específico. El gen se presenta en la misma posición en cada cromosoma. Los rasgos genéticos, como el color de los ojos, son dominantes o recesivos: Los rasgos dominantes son controlados por un gen en el par de cromosomas. Los rasgos recesivos requieren que ambos genes en el par de genes trabajen juntos6. Bebé, niño, joven, adulto o anciano, en todas estas etapas se tendrán los mismos genes. 4
medlineplus.gov, “Cromosomas”, U.S. National Library of Medicine, U.S. Department of Health and Human, Services National Institutes of Health, https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/002327.htm 5 cepvi.com, LA FECUNDACIÓN, http://www.cepvi.com/index.php/psicologia-infantil/desarrollo/lafecundacion?start=1 6 medlineplus.gov, “Genes”, U.S. National Library of Medicine, U.S. Department of Health and Human, Services National Institutes of Health, https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/002371.htm
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Bebé, niño, joven, adulto o anciano, en todas estas etapas se tendrán los mismos cromosomas, el mismo ADN y los mismos genes. No tendrán los mismos pensamientos, conocimientos ni capacidad cognitiva e intelectual, no se tendrán las mismas emociones, sentimientos ni facultad afectiva, no se tendrá la misma fuerza, vigor ni potencia vita, prácticamente nada que pudiésemos señalar en nuestra vida en un momento dado, física, emocional, intelectualmente hablando permanecería sin cambio, nada excepto nuestros cromosomas, nuestro ADN y nuestros genes.
A esto le llamamos el código genético y es tan exclusivamente diferente y particular en cada individuo –incluso el de un no nacido con respecto al de la madre- que puede usarse una muestra del mismo obtenida en cualquier momento de la vida de alguien para usarse en cualquier otro momento para identificarlo.
Aquí es dónde viene la parte interesante ya que, como se dijo, todo en nuestro cuerpo se renueva cada cierto tiempo, incluyendo, obvio, las células y con ello lo 13
que contienen –cromosomas, ADN y genes-, así que alguien pudiera señalar que eso tampoco es permanente, ¡y tiene razón! Pero claramente se señaló anteriormente que lo único permanente, constante, es el código genético, es decir, la información, no los cromosomas, ADN o genes que la contienen y que son renovados, si no la información la cual no cambia. ¿Cómo es esto?
Regeneración celular. El proceso de división de una célula en dos células hijas se llama mitosis. Este es el método normal de regeneración celular, usado por todas las células de nuestro cuerpo excepto las que producen espermatozoides y óvulos. El primer paso de la mitosis es el copiado del ADN. Mientras se hace esta copia, la célula sigue teniendo su apariencia habitual. La auténtica acción comienza cuando los cromosomas se enrollan y se hacen visibles, y la membrana que rodea al núcleo de la célula desaparece. Después de varios pasos, la célula se divide en dos. Todo el proceso es como coger un globo hinchado, rodearlo con los dedos por su parte central y apretar.
A medida que una célula se prepara para dividirse, debe hacer una copia de cada uno de sus cromosomas. Las dos copias de un cromosoma se llaman cromátidas hermanas. Las cromátidas hermanas son idénticas y están unidas una con la otra por proteínas llamadas cohesinas. La unión entre las cromátidas hermanas es más fuerte en el centrómero, una región del ADN que es importante para su separación durante fases posteriores de la división celular. Mientras las cromátidas hermanas están conectadas en el centrómero, se consideran como un cromosoma. Sin embargo, tan pronto como se separan durante la división celular, cada una se considera un cromosoma diferente. ¿Por qué las células someten a sus cromosomas a este proceso de replicación, condensación y separación? La respuesta corta es: para cerciorarse que durante la división celular, cada nueva célula obtenga exactamente una copia de cada cromosoma7.
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es.khanacademy.org, Cromosomas, https://es.khanacademy.org/science/biology/cellular-molecularbiology/intro-to-cell-division/a/dna-and-chromosomes-article
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Esto es algo así como si toda nuestra existencia, desarrollo y cohesión estuviera contenido en un libro, o en millones, pero que ese libro, o esos libros, solo pudieran durar unos días, meses o años antes de deshacerse y que por lo tanto debieran ser copiados de manera íntegra e idéntica, así uno podría seguir leyendo le atapa que sigue en otro libro cuando el anterior se deshiciera. Primeros, dientes, desarrollo sexual, arrugas y canas, senilidad, cualquier cosa que seamos o nos pase en toda nuestra vida está escrita, por decirlo así, en ese código que se copia una y otra vez de manera exacta e idéntica.
De esta forma nuestra verdadera esencia es intangible, ya que se refiere al código genético, es decir, a la información que contienen, sin ellos serlo, los cromosomas, el ADN y los genes.
La propuesta. Pensemos un poco en esto, ya que de aquí depende toda esta exposición: cualquier cosa que podamos señalar definen un individuo (personalidad, raciocinio, lenguaje, color, conciencia, etc.), cualquier cosa, puede o no existir en un momento dado de su vida, excepto el código genético contenido en los cromosomas, el ADN y nuestros genes, eso desde el principio y hasta el final de nuestra vida existen y no sólo existe sino que rigen todo el proceso de desarrollo de nuestra vida dándole cohesión. Puede haber individuos sin 15
conciencia, sin raciocinio, incluso bebés que han nacido sin cerebro u órganos vitales pero que viven algunos minutos y por lo tanto son bebés, seres ya nacidos, pero nunca jamás nadie podrá encontrar un individuo que no tenga un código genético.
Esta propuesta se considera es pertinente pues si se propone cualquier otra cosa que sólo exista en un momento dado de nuestra vida o existiendo cambiase, ese estaría proponiendo algo que no es constante y por lo tanto no nos define ni forma parte intrínseca de lo que somos sino que es momentánea y circunstancial, siendo que si es momentánea y circunstancial no es requerida para nuestra existencia.
La constancia, permanencia e inmutabilidad de nuestro código genético contenido en nuestros cromosomas, nuestro ADN y nuestros genes son requisito sin el cual es imposible no sólo nuestro desarrollo sino nuestra existencia misma.
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Hay que hacer una pausa en este punto para explicar el termino humano propuesto y no de bebé, niño, joven, adulto o anciano, menos el de persona, Bebé, niño, joven, adulto o anciano serán las etapas de desarrollo de un humano y dado que humano es el término general por el que nos referiremos a un bebé, un niño, un joven, un adulto o un anciano, eso que denominamos humano deberá tener las características constantes inamovibles referidas a nuestro código genético contenido en nuestros cromosomas, nuestro ADN y nuestros genes.
Este punto es sumamente importante pues hemos dejado de lado las especulaciones filosóficas o religiosas que sobre el tema del aborto pudieran verterse y nos hemos circunscrito al tema común, verificable, medible y observable de la ciencia para establecer un punto de acuerdo donde llamaremos humano, a eso que comparta durante toda su existencia el mismo código genético contenido en sus cromosomas, ADN y los genes.
¿Por qué es importante este punto? Por tres cosas, la primera es por qué se ha propuesto algo científico, algo concreto, algo común que no solo define sino construye eso que llamaremos humano y que pasa por las etapas de bebé, niño, joven, adulto o anciano. Seamos honestos: ¿habrá algo más constante, más invariable, más definido que pueda proponerse de manera clara, concreta y objetiva en este sentido?
La segunda cosa por la que es importante el punto anterior es que nos permite identificar, como lo haremos más delante, el momento mismo en que eso que hemos llamado humano comienza a serlo, ¿será al nacer?, ¿a los nueves meses de gestación?, ¿a los seis?, ¿a los tres?
La tercera cosa por la que es importante, es porque permite, aunque parecía algo imposible, identificar la litis de la discusión sobre el aborto: matar o no matar selectiva y discrecionalmente humanos. Si convenimos referirnos a las diferentes etapas de nuestro desarrollo como las diferentes etapas de un humano, si 17
definimos concreta, observable, medible, es decir científicamente que eso humano se referirá a lo constante e invariable en la vida que sería el código genético contenido en los cromosomas, el ADN y los genes, entonces la pregunta sería en qué momento esa combinación deviene en lo que hemos llamado humano así que a partir de ese momento estaríamos en la posición de decidir matar o no matar selectiva y discrecionalmente un humano.
Pero ¿y el caso de la niña violada?, ¿o el no nacido que viene con deficiencia física o mental?, ¿o las faltas de oportunidades para una calidad de vida que enfrentaría un no nacido en condiciones adversas?, ¿o etcétera, etcétera, etcétera? Todas las preguntas que sobre todas las situaciones que pudieran darse pudiesen surgir pueden circunscribirse a una primera respuesta: ¿vamos o no a matar selectiva y discrecionalmente humanos?
Por selectiva y discrecionalmente vamos a entender que aunque nos estamos refiriendo a los mismos seres, es decir, humanos, decididos de manera arbitraria establecer un criterio que nos permite ejercer el derecho de matarlos. Ese criterio, como en otras ocasiones de la historia humana, pudiera haber sido su cultura, su color de piel, sus ideas religiosas, etc., pero en el caso del no nacido son la actividad cerebral, el tiempo de estación, su estado de salud, o las implicaciones de esto para la futura madre. Si aceptamos matar selectiva y discrecionalmente humanos, sólo poniéndonos de acuerdo de manera arbitraria e un criterio, nada impedirá que ese criterio pueda de igual forma, aplicarse bajo otras circunstancias, como ya ha sucedido en la historia humana, a otros grupos sociales, culturales, religiosos y demás. Así que de nuevo ¿vamos o no a matar selectiva y discrecionalmente humanos?
Si la respuesta es no, no vamos a matar selectiva y discrecionalmente humanos, entonces se deberán abordar todas las otras cuestiones buscando desde esa perspectiva una solución, un paliativo, un apoyo a quienes estuviesen en cualquier situación de las que pudieran darse, si la respuesta es sí, si vamos a matar 18
humanos, prácticamente no hay nada que impida repetir, en escalas mayores y más atroces, los peores momentos de la historia humana.
Pensemos esto: si no hay una base objetiva, concreta, clara, medible, científica pues (como la propuesta donde se ha determinado aquello constante e invariable en la vida de cualquiera de nosotros), sino que discrecionalmente y selectivamente puede decidirse matar un humano, nada impide que luego eso pueda ampliarse a grupos sociales, étnico, culturales, religiosos o políticos, todo será cuestión de ponernos de acuerdo. Pero si por el contrario definimos que no es procedente, correcto, moral o como quiera definírsele el matar selectiva y discrecionalmente lo que definamos como humano sobre una base objetiva, concreta, clara, medible, científica pues, tendremos que aceptar que desde que eso que llamamos humano comienza a serlo debe extendérsele esa misma conclusión.
El inicio. Si estamos en el entendido propuesto la pregunta obligada es ¿cuándo comenzamos humanamente hablando? Todos hemos visto esa serie de fotos que de alguna persona se nos han mostrado donde vemos su cambio de bebé a niño, de niño a joven, de joven a adulto, de adulto a anciano. Hay algunas animaciones que utiliza cientos de fotos tomadas a algunas personas para mostrar su cambio paulatino por esas etapas. Esas animaciones pueden de igual forma hacerse al revés para mostrar un desarrollo en sentido contrario, es decir, de anciano a adulto, de adulto a joven, de joven a niño, de niño a bebé.
Supongamos que todo el desarrollo de alguien pudiera ponerse en una animación y que partiendo desde el final diéramos marcha atrás, en reversa. Sin duda alguna sería interesante el ir viendo la involución de su desarrollo. Es más que claro que cada fotograma de esa animación nos mostraría al mismo humano pero un momento previo. Con eso en mente llegamos al punto exacto de su nacimiento, pero ¿dónde estaba ese humano momentos antes de eso?
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Si esa misma animación pudiera seguirse en reversa hasta abarcar su desarrollo antes de nacer veríamos al feto transformarse en embrión, luego al embrión en gástrula, luego a la gástrula en blástula, luego a la blástula en mórula, y luego a la mórula en cigoto. ¿Será ese acaso el inicio del desarrollo de eso que llamamos humano? Desde cigoto hasta la vejez pasando por todas las etapas que hemos comentado, no podemos decir científicamente hablando que nos estamos refiriendo a algo diferente. En realidad se trata de lo mismo sólo que en diferentes etapas de su desarrollo.
Bueno, pero ¿de dónde vino ese cigoto? El cigoto comienza en el momento mismo en que el espermatozoide se une con el óvulo y lo fecunda. ¿Entonces el humano comienza antes del cigoto? No, no comienza antes del cigoto. De nuevo si tomamos la cuestión constante, inamovible de lo que hemos señalado que define a eso que llamamos humano, cromosomas, ADN y genes, tenemos que reconocer que el espermatozoide y el óvulo sí son dos cosas muy distintas del cigoto. Como ya se mencionó el humano, y eso desde el cigoto, tiene 23 pares de cromosomas (46 cromosomas en total), de los cuales la mitad proviene de la madre y la otra mitad del padre, es decir, el espermatozoide aporta 23 pares de cromosomas y el 20
óvulo los otros 23. Así el cigoto tiene 46 cromosomas, no 23, por lo que de la combinación de los 23 cromosomas del espermatozoide y de los 23 cromosomas del óvulo, surge algo muy diferente genéticamente hablando que posee 46 cromosomas.
Pero ya que estamos en esto de las animaciones hacia adelante u hacia atrás del desarrollo de un humano, pongamos una prueba contundente que demuestra lo completamente diferente que es un cigoto de un espermatozoide o un óvulo: su desarrollo ulterior. Los espermatozoides viven entre 24 y 48 horas, máximo, dependiendo de las condiciones del interior de la vagina, un óvulo vive entre 12 y 24 horas después de la ovulación, pero incluso en un extremo caso hipotético que pudieran darse las condiciones para que un espermatozoide o un óvulo pudieran seguir vivos más tiempo estos no se transforman en nada más. Un espermatozoide será espermatozoide desde que comienza su vida en él y hasta que muere, un óvulo será un óvulo desde que comienza su vida en él y hasta que muere. Un cigoto no. Un cigoto, si se dan las condiciones, seguirá su desarrollo pasando por todas las etapas mencionadas hasta devenir en un humano nacido el cual todavía continuará su desarrollo.
Si planteamos correctamente la pregunta y nos preguntamos cuando comienza su desarrollo eso que hemos llamado humano y que consta de 46 cromosomas, el mismo ADN y los mismos genes que permitirán todo su desarrollo, necesaria y forzosamente deberá contestarse que es en el momento mismo en que el óvulo es fecundado por el espermatozoide generando lo que conocemos como cigoto.
De nuevo haciendo uso de la animación en reversa, alguien de 80 años tiene sus cromosomas, su ADN y sus genes, yendo hacia atrás, digamos a los 40 años veríamos exactamente los mismos cromosomas, ADN y genes, si retrocedemos aún más, ahora a los 20 años de nuevo encontramos los mismos cromosomas, ADN y genes, si llegamos al punto donde está recién nacido veríamos de igual forma los mismos cromosomas, ADN y genes, y si continuamos hacia atrás en 21
todas sus etapas pre parto - cigoto, mórula, blástula, gástrula, embrión, feto- en cada fase veríamos los mismos cromosomas, ADN y genes. Lo único que puede definir a un individuo necesaria y forzosamente debe ser algo que le sea constante durante toda su existencia, no algo que puede o no existir en un momento dado de su vida, luego entonces, si ese algo existe en cualquiera de sus etapas, en todas esas etapas estamos hablando del mismo individuo en su sustancia fundamental, sino, ¿qué otra cosa podríamos proponer para definir a ese individuo?, ¿algo que va y viene?, ¿algo que existe o no?, ¿algo que arbitrariamente propongamos – como el tener desarrollado el sistema nervioso-?
Si tuviésemos que referirnos a las etapas de desarrollo de un humano, definido como humano aquello que durante toda su vida tendrá los mismos cromosomas, el mismo ADN y los mismos genes, necesaria y forzosamente tendríamos que decir que estas etapas son: cigoto, mórula, blástula, gástrula, embrión, feto, bebé, niño, joven, adulto, anciano; donde mórula, blástula, gástrula, embrión, feto son etapas humanas de desarrollo pre-parto y bebé, niño, joven, adulto, anciano son etapas de desarrollo humano post-parto.
Si recorremos en reversa la animación del desarrollo de un humano llegamos a un punto en cual éste comenzó y que es exacta y específicamente desde el momento 22
mismo de la fecundación del óvulo por el espermatozoide.
Antes de eso había dos condiciones, si se permite la expresión, un espermatozoide y un óvulo que no tienen por sí mismo lo que el cigoto tiene, cromosomas, ADN y genes, y que devendrá en todas las etapas de desarrollo de un humano, ni tampoco aquellos pueden desarrollarse en otra cosa por sí mismos por lo que la diferenciación es clara.
Pero bueno, se ha determinado a través de una ideación animada el momento mismo en que eso que se puede denominar humano comienza: el momento mismo de la fecundación, pero ¿desde ese entonces se tienen los cromosomas, el ADN y los genes que se tendrán toda la vida? La respuesta es sí. El cigoto una vez iniciada su etapa, comienza, y de hecho requiere para su desarrollo, el tener los cromosomas, el ADN y los genes para ello.
De anciano a adulto, de adulto a joven, de joven a niño, de niño a bebé, de bebé a feto, de feto a embrión, de embrión a gástrula, de gástrula a blástula, de blástula a mórula, de mórula a cigoto.
¿Dónde comienza el desarrollo de eso que llamamos humano? En el cigoto, en el óvulo fecundado por el espermatozoide.
¿Dónde comenzarán los cambios que regirán el desarrollo de eso que llamamos humano? En el cigoto, en el óvulo fecundado por el espermatozoide.
¿Dónde comienzan a existir los cromosomas tal y como existirán durante toda la vida de es que llamamos humano? En el cigoto, en el óvulo fecundado por el espermatozoide.
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¿Dónde comienza a existir el ADN tal y como existirán durante toda la vida de es que llamamos humano? En el cigoto, en el óvulo fecundado por el espermatozoide.
¿Dónde comienzan a existir los genes tal y como existirán durante toda la vida de es que llamamos humano? En el cigoto, en el óvulo fecundado por el espermatozoide.
¿Cuándo comienza a existir el código genético de lo que llamamos humano y que contiene durante todas sus etapas de desarrollo las mismas características básicas que lo rigen? En el cigoto, en el óvulo fecundado por el espermatozoide.
¿Cuándo comienza eso que llamamos humano? En el cigoto, en el óvulo fecundado por el espermatozoide.
Es cierto: hay diferentes niveles de desarrollo, diferentes niveles de sensibilidad, diferentes niveles de conciencia en toda las etapas de desarrollo de un humano, tanto pre como post partos, pero ya quedamos no tomar lo cambiante, lo inconstante, lo que puede o no estar, ya que eso mismo implica no es necesario para la existencia humana, sino tomar eso constante, invariable, que por sí mismo muestra y demuestra que es requerido para formar y conformar lo que podríamos llamar humano.
Con esto podemos entonces abordar la litis de esta discusión: ¿vamos a matar selectiva y discrecionalmente humanos?
La terminación. No podemos concluir sin comentar un poco sobre algo que muchos pasan de largo cuando se discute el tema: las razones médicas del aborto. En la mayoría de los países donde el aborto es legal se manejan plazos para el mismo alrededor de las 12 semanas de gestación, ¿alguna vez alguien se 24
ha preguntado por qué ese límite de tiempo? Es decir, ¿por qué no permitir abortar a los 4, 7 o incluso 9 meses de embarazo? ¿Será que antes de ese plazo no son humanos, no tienen los mismos cromosomas, ADN o genes que durante toda su vida tendrían si se les permitiese nacer?
Todas las discusiones que se han hecho por médicos, biólogos, y demás expertos no han girado en torno a que si lo que está en el vientre de la mujer antes de las 12 semanas es o no humano, eso sería un absurdo pues una mujer humana solo puede dar a luz humanos, la argumentación ha girado en torno a que antes de ese plazo el sistema nervioso del no nacido no se ha desarrollado al grado de sentir dolor, así que el argumento es que se aborte un no nacido, independientemente si se trata de un humano o no, siempre y cuando éste no sienta dolor. En ningún lugar del mundo donde se ha despenalizado el argumento es si lo que se gesta es o no humano, sino si a cierta etapa de su desarrollo siente o no dolor. Pero la pregunta considero debería ser si es o no un humano, un humano en desarrollo, un humano no nacido, pero un humano aún. Si se considera que sí es un humano (en etapa cigotal, embrionaria o fetal), un humano no nacido pues, entonces se está matando un humano, si se considera que no es un humano (repito: ningún médico, biólogo o demás expertos argumentaría eso) entonces habría que contestar (1) ¿qué es lo que se está gestando en el vientre de la mujer?, (2) ¿en qué momento eso que no es humano se vuelve humano?, (3) ¿por qué, es decir, qué ha sucedido, para que eso que no era humano se ha vuelto de repente un humano?.
Hay mucho que pudiera decirse del razonamiento anterior (por ejemplo: Si la premisa es que no sienta dolor ¿es procedente pensar que anestesiando un feto de 9 meses para abortarlo se cumple esa condición?), pero no es motivo de discusión entrar, como se comentó al principio, en todas esas escaramuzas que secundariamente surgen cuando se obvia el tema central: matar o no matar selectiva y discrecionalmente humanos, pero sí se menciona esto pues algunos creen erróneamente lo que se comentó en el párrafo anterior: que antes de ese 25
límite de tiempo el no nacido no es humano o dicho eufemísticamente no es persona.
Se ha querido dejar para el final este concepto esbozado anteriormente: persona, pues hay quienes pretendiendo desvirtuar el argumento principal, es o no es humano, señalan que un embrión no es una persona, ¡y tienen razón!
En el lenguaje cotidiano, la palabra persona hace referencia a un ser con poder de raciocinio que posee conciencia sobre sí mismo y que cuenta con su propia identidad. Una persona es un ser capaz de vivir en sociedad y que tiene sensibilidad, además de contar con inteligencia y voluntad, aspectos típicos de la humanidad. Para la psicología, una persona es alguien específico (el concepto abarca los aspectos físicos y psíquicos del sujeto que lo definen en función de su condición de singular y único). En el ámbito del derecho, una persona es todo ente que, por sus características, está habilitado para tener derechos y asumir obligaciones. Por eso se habla de distintos tipos de personas: personas físicas (como se define a los seres humanos) y personas de existencia ideal o jurídica (grupo donde se agrupan las corporaciones, las sociedades, el Estado, las organizaciones sociales, etc.)8.
Así que como vemos en efecto un embrión no es una persona, pero de la misma forma podemos ver en las diversos enfoques situaciones excluyentes donde no cabría tampoco un bebé, un niño e incluso un anciano que hubiese venido a menos en sus facultades. Por ejemplo la definición dice que “persona es un ser capaz de vivir en sociedad”, bueno, entonces un recién nacido no es persona pues en el estricto sentido de la expresión no puede por sí mismo vivir en sociedad, un joven no sería persona si está afectado de su entendimiento que no tiene “raciocinio [ni] posee conciencia sobre sí mismo“ un anciano cuyas facultades mentales ha venido a menos ha 8
Julián Pérez Porto y Ana Gardey, , CONCEPTO DE PERSONA, definicion.de, https://definicion.de/persona/
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dejado de ser persona pues no “está habilitado para tener derechos y asumir obligaciones”, o incluso un joven o adulto en estado inconsciente por accidente o enfermedad no es persona pues no cuenta con “con inteligencia y voluntad”.
Persona es un término muy específico para referirnos a ciertas facetas de un humano, término que implica cuestiones jurídicas, sociales, intelectuales, etc., luego entonces no hay que constreñirnos a esa definición pues la generalización del término requerido nos lleva al término humano, no persona. En este mismo orden de ideas existe la tendencia a presentar argumentaciones que mezclan los conceptos anteriores, por ejemplo, decir que un embrión no es un bebé así como una semilla no es un árbol, por ejemplo de un naranjo. Eso es correcto pero el racionamiento está en el mejor de los casos incompleto o en el peor, mal llevado. Semilla y árbol son dos fases de la etapa de desarrollo de un naranjo, así como un embrión (o cualquiera de las etapas pre parto) son fases de desarrollo de un humano. En efecto, una semilla no es un árbol, pero es una semilla de naranjo (si no fuera así no sabríamos que clases de semillas tenemos
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hasta que germinarán y se desarrollaran), luego la semilla se transforma en un germinado de naranjo, luego en un brote de naranjo, luego en un arbusto de naranjo, hasta llegar a ser un árbol de naranjo. De igual forma el embrión aún no es un bebé, pero es un embrión de humano, embrión que antes fue cigoto, mórula, blástula, gástrula, todos de humano, ese embrión de humano, luego será un feto de humano, por fin llegará luego a ser un bebé de humano, luego un niño de humano, luego un joven de humano, luego un adulto de humano y por último un anciano de humano. La cuestión no es hablar y comparar etapas sino referirnos a lo fundamental: el naranjo lo es desde la semilla y hasta el árbol, el humano lo es desde el cigoto hasta la ancianidad. “¡Pero el cigoto, mórula o embrión no sienten! ¡o no tienen conciencia! ¡o no piensa!” –podrá alguien todavía querer argumentar, aunque el argumento no va en el sentido de si siente, tiene conciencia o piensa, sino de si estamos hablando de un humano. Pero bueno, entonces si una entidad (para llamarle de cierta forma) que tiene exactamente el mismo código genético contenido en sus cromosomas, ADN y genes que tendría al nacer y durante toda su vida, no la vamos considerar humana solo porque decidimos arbitrariamente que esa característica es la que nos gustó para darle esa categorización, ¿quiere decir que alguien ya nacido que por cualquier circunstancia llegase a no sentir –anestesiado, por ejemplo-, a no tener conciencia –desmayado por ejemplo-, o a no pensar –en coma por ejemplodejaría de ser humano para volver a serlo una vez que vuelva a sentir, tener conciencia o pensar? Absurdo. En todos esos casos se trataría de un humano, un humano que por accidente o enfermedad, o cualquier otra circunstancia, cayeron en alguno de esos estados, pero que no ha dejado de ser humano.
Tal vez el caso más extremo, porque es similar a criterio de los países donde se permite el aborto, es considera –de nuevo de manera arbitraria- la actividad cerebral del embrión como indicativo de procesión para el aborto. Como ya se comentó el razonamiento es que no siente dolor, no si eso no humano, pero hay casos donde personas adultas han experimentado muerte cerebral, es decir, su 28
actividad cerebral ha cesado y vuelven con el tiempo a readquirirla. Si la actividad cerebral es indicativo de ser humano, ¿qué era ese individuo cuando dejó de tenerla? Sigue siendo un humano, pero en un momento crítico de su existencia, ningún médico diría es algo diferente. Lo mismo aplicaría para cualquier otra función de nuestro organismo pues la muerte clínica, por ejemplo, implica que el corazón no late y el paciente no respira, pero de igual forma hay casos de que son vueltos a la vida. En fin. No puede proponerse algo que puede o no estar presente en alguna etapa del desarrollo de la vida humana. Para poder relacionarla con eso que denominamos humanos tendría que ser algo que necesaria y forzosamente esté en todo momento, desde el inicio y hasta el final, y si ese algo también existe en las etapas pre natales, estaríamos hablando incluso en el caso de los no nacidos, en cualquiera de todas sus etapas de un ser humano.
Decir que un embrión no es una persona, es como decir que un niño no es un adulto, ambas expresiones son correctas, pero decir que por eso puede matarse a uno u otro no es correcto si aceptamos la premisa de no matar humanos y si hemos definido humano con aquellas condicionantes constantes e invariables requeridas para que este sea. La cuestión luego entonces no es sentirnos con permiso de matar a aquello que no es persona, sino en sentirnos con permiso de matar a aquello que no es humano y si el humano empieza desde el cigoto, desde la fecundación del óvulo por el espermatozoide, tendríamos un límite que no podríamos franquear.
A manera de conclusión. Para poder decir que algo nos define como humanos ese algo debe ser condicionante sin la cual no puede darse el desarrollo, ni la existencia aún, de lo que llamaríamos humano. Cualquier cosa que durante toda nuestra existencia puede ir y venir, estar o no estar, ser y dejar de ser, no reúne esa característica de ser definitiva y definitoria para nuestra existencia. Lo único que podría reunir esa característica es algo que desde siempre estuviese en
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nosotros, que fuese constante, permanente, ese algo es el código genético contenido en los cromosomas, el ADN, los genes.
Si retrocedemos la animación del desarrollo de nuestra vida hasta la etapa preparto y seguimos hacia atrás llegaremos a un punto específico a partir del cual comenzó todo el desarrollo, una entidad que antes de ese punto no existía, un condición que en ese momento reúne la características constantes y permanentes del código genético contenido en los cromosomas, el ADN y los genes: el cigoto, el momento mismo cuando el óvulo es fecundado por el espermatozoide. A partir de ahí comienza lo que podríamos llamar humano. Un humano que pasará por muchas etapas, pre y post parto, pero que desde ese momento reúne lo que es requerido para su existencia y lo que permanecerá constante para sustentar ese desarrollo.
El problema no es si abortar un cigoto, una mórula, una blástula, una gástrula, un embrión, o un feto, esas son etapas de desarrollo ¿de qué? de un humano, luego entonces la cuestión es si se va a matar un humano, no nacido, sí, pero humano al fin.
Pero bueno, queriendo y no surgirán las mismas preguntas que en cada discusión sobre el tema surgen: ¿y la niña violada?, ¿y la mujer que no puede ser madre?, ¿y la que no quiere?, ¿y si el el feto viene con deficiencias físicas o mentales?, ¿y si etcétera, etcétera, etcétera?
Al inicio de esto se comentó que se reconocía que este tema era sumamente difícil, complejo y complicado, a esto pudiera agregarse que sin duda alguna habrán casos graves, terribles, atroces para los cuales no puede darse una solución pues la solución óptima hubiese sido que no se diesen, pero la intención de esta exposición es tratar por ahorita de dar luz sobre lo que se considera debe ser la cuestión básica, la cuestión primordial, la cuestión sobre la cual puede
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fundar toda discusión posterior: ¿vamos a matar selectiva y discrecionalmente humanos?
Si después de lo comentado convenimos en que eso que nos define como humanos es aquello que en nosotros, desde nuestro primer instante de existencia, es constante, inamovible –el código genético contenidos en los cromosomas, ADN y genes-, y si eso está presente desde la fecundación del óvulo por el espermatozoide, entonces desde ese junto comienza la existencia de un humano, y si convenimos que no vamos a matar selectiva ni discrecionalmente humanos entonces el aborto no es opción, pero esto apenas dilucida la cuestión básica, primordial, fundamental del derecho a la vida de todo humano, las otras cuestiones graves, terribles, atroces no han sido resueltas y cada una deberá abordarse para resolver, paliar, ayudar, excluyendo la opción de la terminación de la vida humana como la solución de ello.
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Acerca del autor
Roberto Celaya Figueroa, Sc.D. • Licenciado en Contaduría Pública y Maestro en Administración con acentuación en Finanzas por el Instituto Tecnológico de Sonora; Doctor en Ciencias (Sc.D.) en el Área de Relaciones Internacionales Transpacíficas por la Universidad de Colima. •
Diplomado en Desarrollo del Potencial Humano por el Instituto
Tecnológico de Sonora • Consultor de Negocios Acreditación por el Sistema Nacional de Consultores de la Secretaría de Economía y Consultor de Negocios Certificado por la Norma Conocer. • Académico Certificado por la Asociación Nacional de Facultades y Escuelas de Contaduría y Administración, A.C. 32
• Socio Director de Consultoría Independiente (Formación • I & D • Consultoría en las áreas de Consultoría Empresarial • Liderazgo Emprendedor • Gestión Universitaria), se ha desempeñado además como Auditor Interno en la entonces Secretaría de la Contraloría General de la Federación, como Director de Ciencias Económico Administrativas en el Instituto Tecnológico de Sonora y como Director y Secretario de Desarrollo Económico del Municipio de Cajeme. • Premio Nacional de Contaduría Pública a la investigación obtenido consecutivamente en sus ediciones 2002-2003 y 2004-2005 por el Instituto Mexicano de Contadores Públicos. • Magister en Gestión Educativa, Honorable Educador Iberoamericano, y Doctor Honoris Causa, reconocimientos honoríficos concedidos por el Consejo Iberoamericano en Honor a la Calidad Educativa (2004). • Líder de Excelencia 2017 por la Fundación Humanitam y miembro honorario de la Red Global de Mentores • Miembro de la Asociación de Profesores de Contaduría y Administración de México, A.C. • Nivel Superior: Maestro Distinguido, Responsable de Programa Académico, Líder de Cuerpo Académico, Director Académico, Miembro de Consejo Directivo, y profesor, tutor y asesor nacional e internacional en licenciatura, maestría y doctorado. Ha sido miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y reconocido por el Programa del Desarrollo del Profesorado (PRODEP) • Fundador y Editor de la Revista internacional de liderazgo, emprendedurismo y motivación "Emprende 7 Joven" • Desarrollador del modelo de Liderazgo Emprendedor ”Construcción Dinámica de Liderazgo Trascendental”, del modelo de Consultoría Empresarial a través del “Diseño de Controles Internos ¡con Creación de Valor!”, y del modelo de Gestión Universitaria basado en FormaciónI+D+i-Consultoría “Ser-Hacer-Tener-Trascender”
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• Escritor con más de 40 libros en su haber en las áreas de liderazgo emprendedor,
consultoría
empresarial,
gestión
universitaria,
y
cristianismo, así como más 500 artículos publicados en las áreas de consultoría empresarial (más de 50), liderazgo emprendedor (más de 300) y gestión universitaria (más de 240), autor de más de 600 videos publicados en las áreas de consultoría empresarial (más de 75), liderazgo emprendedor (más de 290) y gestión universitaria (más de 200) y educación superior (más de 30); Tallerista y Conferencista a nivel nacional e internacional con una oferta de más de 40 temas en consultoría empresarial, más de 350 en liderazgo emprendedor y más de 150 en gestión universitaria.
www.rocefi.com.mx
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