![](https://static.isu.pub/fe/default-story-images/news.jpg?width=720&quality=85%2C50)
3 minute read
Iconos con estilo espiritual (lista numinosa
va York se congregan fuera de los bares para fumar y ligar. Emborracharse y fornicar ante los ojos de la muerte es el otro gran tema de la noche, después de todo. Mientras tanto, pienso en todas las bebidas espiritosas que no beberé y en todos los espíritus a los que pediré que me manden mensajes escalofriantes esta noche, y recojo el plato de verduras asadas con salsa tamari que voy a llevar a la cena de sobaquillo, y que comeré en silencio después de la sesión. La idea es cenar con cualquier ancestro difunto que haya decidido reunirse con nosotras.
Para ser sinceros, todo esto se ha convertido en un viernes por la noche bastante habitual para mí.
Advertisement
Algunas de las conversaciones que mantengo últimamente con mis amigas no tienen desperdicio. Mujeres como Madeline, que antes trabajaba en la revista Nylon pero lo dejó para ir a un centro de videntes en Los Ángeles y que está convencida de que es una sirena reencarnada; Raquel, una exestilista de moda que diseñó un programa de desintoxicación espiritual para abrir el tercer ojo y limpiar los chacras junto con el colon; o Marika, una financiera convertida en chamanista moderna que siempre lleva ropa de Isabel Marant y que me presentó a mi animal espiritual el verano pasado.
Y no, no conocí a estas mujeres en un retiro de plantas medicinales milagrosas en Perú. Aunque probablemente se trate de una actividad vacacional que quieran realizar, además de nadar con los delfines, ir a Burning Man y hacer la meditación de diez días en silencio de Vipassana. Tampoco vamos por ahí, ni yo ni mis amigas, vestidas con caftanes lilas (a no ser que sean de Mara Hoffman), ni nos dejamos crecer el vello del sobaco ni bebemos solo té de kombucha de nuestro huerto. Al contrario, las mujeres a las que yo me refiero como «mi aquelarre» son ciudadanas modernas y actuales de Nueva York, Los Ángeles y Londres, ciudades que abrazan con rapidez los albores de lo que me gusta llamar «la Now Age». Como la New Age, pero con un toque totalmente moderno representado con el now (ahora). A muchas las conocí después de publicar mi página web, The Numinous, una revista electrónica en la que la chica material conoce el mundo místico.
El correo de bienvenida cuando te suscribes dice algo así como: «¡Por fin! ¡Una plataforma que trata mis dos pasiones, la moda y la astrología!». Y luego hablamos de cómo la fascinación por todo lo esotérico ha abierto un mundo de análisis sobre lo que significa ser una mujer próspera en el siglo xxi.
Porque ya sea el Ayurveda, el tarot o la sanación tántrica, durante cualquier tarde en Brooklyn, Venice Beach, Shoreditch, Sídney o Berlín, se pueden apreciar curiosas buscadoras Now Age, acudiendo en masa a talleres para despertar nuestra feminidad divina, con ceremonias para dar la bienvenida a la luna nueva, experimentando con el chamanismo o aumentando las vibraciones a tope. El verano pasado, una noche acudí a una sesión de respiración pranayama en un tipi de un parque de Williamsburg y no regresé a la Tierra hasta pasados unos días.
Ya sé que parece de alucinados, pero si seguir el movimiento new age en 1960 significaba cambiarte el nombre por eco, rechazar tu educación tradicional y huir para vivir en un ashram, en la Now Age, querer tener una visión del mundo más espiritual no se ve como algo incompatible con ser capaz de apreciar la moda. Al contrario, como hemos evolucionado hacia un mundo tan material, hipervisual y dependiente de dispositivos, estas «tecnologías humanas» de la antigüedad han cobrado un atractivo totalmente nuevo. Por ejemplo, si los medios sociales han creado lo que algunos llaman «la epidemia de la desconexión», estas prácticas esotéricas como la astrología y la meditación se han convertido en una forma (necesaria) de reconectarse, no solo entre nosotros sino también con nosotras mismas.
Por otro lado, como nos pasamos la mitad de nuestras vidas en la realidad alternativa a la que llamamos despreocupadamente «Internet» (porque veámoslo con perspectiva un momento, todo lo que ahora está en línea y en algún lugar de la nube en realidad es ciencia ficción), también podemos indagar sobre estas prácticas Now Age cómodamente desde el salón de nuestros hogares. Por no hablar de la libertad que nos confiere de cruzar los límites en cuanto al aspecto que debería tener una persona que se identifica como espiritual. ¿Has leído los últimos comentarios de Miley Cirus en