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ELDER
from RockZone 169
by ROCKZONE
AVANCE Y PROGRESO AVANCE Y PROGRESO AVANCE Y PROGRESO
GRACIAS A SU IMPRESIONANTE EVOLUCIÓN, ELDER SE CONVIRTIERON EN UNA DE LAS FORMACIONES MÁS INTERESANTES SURGIDAS DE LA ESCENA STONER DURANTE LA PASADA DÉCADA. PERO CUALQUIERA QUE LES HAYA ESCUCHADO SABRÁ QUE SUS LARGUÍSIMAS CANCIONES ESCAPAN DE CUALQUIER ETIQUETA. EN OMENS CONTINÚAN MOLDEANDO UN ESTILO TAN PROPIO COMO INALCANZABLE PARA LA MAYORÍA.
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ANTES DE EMPEZAR NUESTRA ENTREVISTA , BROMEO CON
NICK DISALVO sobre que podría considerarse a Elder casi como una banda europea. Tal y como me reconoce, tres de los cuatro componentes del grupo (el guitarrista Mike Risberg, su nuevo batería Georg Edert y él mismo) viven actualmente en Berlín, mientras que el bajista Jack Donovan continúa residiendo en su Boston natal. Allí mismo hace 14 años dieron el pistoletazo de salida a una de las carreras que más se ha esforzado por refrescar un estilo tan estático como el stoner rock en los últimos tiempos. Personalmente, mi flechazo con Elder llegó bastante más tarde a raíz de su confirmación para el Kristonfest de 2018. Al investigar en su catálogo, me encontré con una serie de grabaciones muy por encima de la media de cualquier otra banda con la que se pudieran comparar. Sí, había stoner y doom, pero también grandes cantidades de rock progresivo y psicodélico ejecutado de una manera soberbia dando como resultado discos tan imprescindibles como Dead Roots Stirring y Lore, con los que pusieron de acuerdo a la inmensa mayoría de fans del género. No en vano, recuerdo que yo mismo arrasé con su merchandising al finalizar su actuación en el festival madrileño. Es por ello que tenía apuntado en rojo la publicación de Omens (Stickman) como uno de los lanzamientos principales para este año. Como apuntábamos antes, la disponibilidad geográfica del núcleo de la formación hizo que esta vez se decantasen por los estudios franceses Black Box con Peter Deimel a los mandos de la mesa. Con estas cinco nuevas y extensas canciones, Elder han vuelto a dar otro pasito en su sonido, maximizando su vertiente psicotrópica en forma de sugerentes desarrollos a base de teclados y sintetizadores, al mismo tiempo que la maestría de DiSalvo a las seis cuerdas se mantiene como seña de identidad. Pueden apostar seguro a que volverán a aparecer en muchas listas a final de año.
No sé qué media de edad tendréis ahora mismo en el grupo, pero creo que empezasteis Elder siendo muy jovencitos, ¿no?
NICK DISALVO “Sí, todos en la banda tenemos alrededor de 30 años. Nuestro nuevo batería tiene 29, así que es el más joven (risas). Matt (Couto, batería original -ndr.), Jack y yo fuimos los miembros fundadores. Nos conocemos desde la infancia. Ya habíamos estado tocando juntos antes de que empezásemos a interesarnos por el stoner rock y el doom, así que decidimos comenzar un grupo nuevo para tocar ese estilo. Eso fue en 2006. Por aquel entonces era lo que hacíamos todo el rato: formábamos bandas para intentar emular lo que fuese que estuviésemos escuchando. Pero por algún motivo Elder permaneció más tiempo que el resto. Quizás porque era en el que mejor nos lo pasábamos y más atención recibíamos”.
Vuestro primer álbum homónimo de 2008 poco tiene que ver con lo que sois ahora. Tirabais mucho del doom y el sludge más pesado de una manera una tanto genérica, a pesar de que ya había algunos detalles interesantes que después habéis ido desarrollando muchísimo más. ¿Como ves ese disco ahora?
“La verdad es que se me hace muy extraño ver que ese álbum lleva el mismo nombre que usamos ahora. Para mí es como si fuese otra historia completamente diferente. Por supuesto, hay algunos elementos similares: son canciones largas, hay algunas partes psicodélicas y es un poco más melódico que muchas bandas de stoner. Pero la realidad es que es un álbum que hicimos sin verdaderas aspiraciones. Cuando grabas tu primer disco, no te imaginas que te vaya a fichar una discográfica y que quieran editarlo físicamente, y mucho menos en vinilo. El modo en que lo encaramos fue completamente distinto a como lo hacemos ahora. Además, las letras eran del tipo Conan el Bárbaro y rayadas cósmicas del estilo. Para mí es un disco un poco estúpido (risas). Pero es lo que éramos: unos críos tocando música y pasándoselo bien”.
¿Pero sois de los que renegáis de vuestro pasado? Te lo pregunto porque ya no tocáis canciones de vuestro debut en los conciertos.
“No, ya no las tocamos. Creo que cualitativamente esas canciones no son tan buenas como las que hemos hecho en los discos posteriores. Todos nuestros temas duran 10 minutos y en directo tocamos una hora u hora y media. Sería estúpido perder
el tiempo con una canción que ni siquiera nosotros creemos que sea tan buena (risas)”.
¿Qué grupos escuchabais y teníais como influencias por aquel entonces?
“En aquella época estaba muy metido en todo lo que tuviese que ver con el stoner, doom, sludge... También algo de psicodelia, pero sobre todo la parte más dura. Electric Wizard, Sleep, Church Of Misery, Eyehategod, Fu Manchu... Cualquier cosa que sonase a Kyuss y Black Sabbath, ya sabes. No sé si conoces una web que se llamaba stonerrock. com… A principios del 2000 era el lugar de referencia para los amantes de esta música. Tenía un foro y hasta una tienda online donde gasté todo mi dinero comprando discos (risas)”.
Con Dead Roots Stirring en 2011 y, sobre todo, en 2015 con la publicación de Lore, empezáis a llamar la atención de un público cada vez mayor. ¿Dirías que ahí encontrasteis de verdad vuestro sonido?
“Sin duda. Hay un salto en todos nuestros discos y el más grande creo que lo dimos entre Dead Roots Stirring y Lore. Ésa fue la primera vez que conscientemente sentí que estábamos haciendo algo único. Es complicado dentro del rock decir que estás haciendo algo completamente nuevo, pero sin duda aquél fue de largo el mayor avance que hemos hecho para encontrar nuestro propio camino”.
En vuestra música es muy fácil adivinar esas influencias del stoner y el doom, pero también del rock progresivo, la psicodelia, incluso diría que hay algo de post rock... Parece que hemos llegado a un punto en la música donde es muy difícil crear algo realmente original y la única forma de seguir avanzando es mezclar distintos elementos de otros estilos. ¿Piensas que ésa es la clave en el caso de Elder?
“Bueno, no digo que estemos creando un género completamente nuevo. Más bien nos dedicamos a combinar elementos de todo lo que escuchamos. Creo que aún es posible inventar un nuevo estilo, pero al mismo tiempo estoy convencido de que dentro del rock, que es donde nosotros nos movemos, ya está todo hecho. Por supuesto puedes hacer algo nuevo mezclando distintos estilos, pero no es como en la década de los 50 y 60 donde aparecían nuevos géneros constantemente, como podía ocurrir con el primer disco de Black Sabbath. Puedes describir lo que hacemos usando las etiquetas habituales. Es heavy psicodélico con partes de rock progresivo, otras más stoner o doom... pero no es nada nuevo que no seas capaz de explicar con palabras que ya existen (risas)”.
Siguiendo por ahí, el EP The Gold & Silver Sessions que publicasteis el año pasado parece haber tenido una gran importancia en Omens. ¿Os lo tomasteis como una especie de experimento?
“Lo que ocurrió es que el sello Blues Funeral nos propuso participar en una serie de lanzamientos en vinilo a través de una suscripción. La idea de la grabación era hacer algo experimental entre un álbum y otro. Éramos conscientes de que no iba a ser un disco normal, así que, por primera vez en mucho tiempo, no teníamos esa presión por hacer canciones muy elaboradas. Era una buena excusa para darnos un respiro respecto a intentar darle sentido a las composiciones y simplemente relajarnos e improvisar alrededor de un par de ideas. Y fue algo muy terapéutico y entretenido. Tuvimos una respuesta mucho mejor de la que esperaba con ese trabajo. Para mí tiene mucho valor que fuésemos capaces de bajar el nivel de intensidad, dedicarnos a jammear y dejar que las canciones fluyesen cuando lo necesitaban. En Lore y Reflections Of A Floating World ya habíamos ido en la dirección de lanzar un riff detrás de otro sin parar, y con este álbum quería
mos añadir algo más de espacio. Así que sí, el EP tuvo bastante que ver”.
De hecho, en el nuevo disco da la impresión de que intentáis incorporar el sonido del EP a lo que normalmente soléis hacer.
“Bueno, no es tanto que quisiéramos sumar lo que ya hicimos en The Gold & Silver Sessions, sino que ése era el tipo de música que ya estábamos componiendo para Omens. Ésa era la dirección en la que estábamos moviéndonos después de Reflections Of A Floating World”.
OK. Por otra parte, desde que Mike Risberg se unió al grupo, su aportación ha ido creciendo cada vez más. En este álbum, por ejemplo, el uso de teclados y sintetizadores es constante, siendo incluso protagonista en muchos momentos. ¿Cómo ves su evolución dentro de Elder?
“Es curioso que le relaciones a él con los teclados, porque si bien es cierto que se encarga de ellos en los directos, todas las partes de sintetizadores en Omens las escribí yo usando algunos cacharros que he estado coleccionando durante los últimos años. Así que yo soy el culpable de que haya tantos en el disco (risas). Sé que es difícil de ver sin estar ahí durante la composición y la grabación de las canciones, pero Mike tiene un estilo de tocar muy diferente al mío. Él es responsable de gran parte de la psicodelia que puedes escuchar en el disco. Todas las partes más suaves y relajadas de Omens son cosa suya. Yo me encargo de la parte cañera (risas). Pero aunque los teclados y sintetizadores los escribiese yo, en el estudio los tocó Fabio Cuomo, un pianista italiano muy amigo nuestro que ha colaborado en el álbum. Siempre estamos aprendiendo sobre cómo escribir una canción y, al menos en este momento, nos hemos dado cuenta de que es importante tener dinámicas y que haya picos y valles durante los temas. Cuando tocamos en directo, puedes acabar exhausto de tantos cambios de riff todo el rato. Es divertido de tocar, pero también el público necesita que le des una pausa para que pueda relajar los oídos en lugar de estar bombardeándole continuamente con música pesada. Tal vez es que nos estemos haciendo viejos (risas)”.
Otra incorporación importante ha sido la de vuestro nuevo batería, Georg Edert. ¿Qué tal ha ido su integración?
“Fue algo muy suave en realidad. Conozco a Georg desde hace algunos años porque tocamos con su otro grupo hace tiempo cuando estuvimos girando por Alemania. Cuando me mudé a Berlín quedamos para improvisar en otro proyecto que nunca llegó a despegar. Pero me gustaba mucho su forma de tocar. En el momento que Matt dejó la banda, pensamos inmediatamente en él. Fue la primera opción, ya que éramos amigos y nos parecía una buena manera de mantener nuestra relación. Si vas a irte de gira con alguien, siempre será mejor si le conoces de antes. De hecho, ahora mismo tres cuartas partes del grupo vivimos en Berlín, por lo que se ha convertido en nuestro centro de operaciones a la hora de planear los tours y trabajar en nueva música”.
También he apreciado que el tratamiento de tu voz ha variado en Omens. No usas tantos filtros y efectos. ¿Dirías que te sientes más seguro como cantante?
“Sí, desde luego. Creo que en Omens hemos probado muchas cosas distintas en cuanto a la producción, y una de ellas ha sido el no enterrar las voces entre todos los instrumentos. Lo grabamos de una manera muy natural, con un buen micrófono y muy poco tratamiento en posproducción, como decías. No pienso que las voces sean el punto fuerte de nuestras canciones, pero esta vez queríamos que sonasen lo
más parecido a un disco de rock clásico, y eso suponía que debían de tener un mayor protagonismo en la mezcla. A lo largo de los años hemos intentando que el papel de las voces nos ayudase a mejorar las canciones en lugar de ser algo que añadíamos casi a última hora como hacíamos al principio. Siempre he intentado mejorar mis partes vocales como si fuese un músico, no como un cantante. Yo soy guitarrista. Puede que sea el cantante del grupo, pero no es mi función principal. Aun así, me gusta intentar mejorar en ese aspecto de manera gradual”.
Según has declarado, éste es un disco conceptual que aborda la vida entera de una civilización. ¿Podrías desarrollar más esta idea?
“Básicamente es una metáfora sobre ver el mundo arder delante de nuestros ojos. Trata sobre cómo la civilización es considerada como la principal forma de progreso y crecimiento, de tal manera que acaba consumida llevándola a su propia decadencia. Creo que todos estaremos de acuerdo en que estos últimos diez años han sido muy extraños. Hemos visto llegar muchas crisis y este álbum es una especie de metáfora sobre ese ambiente de destrucción irreparable que está conduciendo al hundimiento de nuestra sociedad. Es la idea de que podemos concebir cómo la destrucción está en nuestro camino pero somos incapaces de corregir su curso. Ésa es la temática principal del álbum. Como digo, son impresiones que he ido teniendo. Pero es más sencillo considerarlo como un álbum conceptual, ya que si
alguien quiere escucharlo, al menos puede evitar ser consumido por toda la muerte y destrucción que hay en el planeta y simplemente relajarse y decir: ‘Oh, es una buena historia’ (Risas). No sé si la gente que nos sigue pensará lo mismo, pero a nivel político y medioambiental los últimos años han sido muy complicados en muchos sentidos. Es lógico que la música refleje los tiempos que estamos viviendo y creo que es importante que sea así, pero a la vez también debería servir como vía de escape. Está bien poder escuchar un disco y olvidarte de toda la confrontación que estamos sufriendo. Por eso usamos muchas metáforas de una forma un tanto vaga en lugar de etiquetarlo como un álbum político”.
Por otro lado, sois una banda muy exigente para el oyente. Imagino que cuando la gente se pone a escucharos por primera vez y ve que vuestras canciones pasan de los 10 minutos, se deben asustar. En estos tiempos en los que cada vez se estilan más los álbumes cortos y directos al grano, debe ser complicado para una formación como la vuestra conseguir que la gente se siente a escuchar vuestros discos enteros del tirón.
“Tienes toda la razón. Hoy en día pedirle a la gente que se siente a escuchar una canción de 10 minutos o un disco que dura una hora, y no sólo escucharlo una, sino varias veces para llegar a entenderlo, es muy difícil. Para serte honesto, me sorprende que haya tantas personas que sean capaces de hacerlo. La música que hacemos en Elder es muy exigente. Es algo que vemos en algo tan simple como las estadísticas de streaming. Mucha gente escucha los tres primeros minutos de la primera canción y de ahí no pasan. Pero somos conscientes de ello y está bien que sea así. No hacemos música para ser ricos y famosos, sino para que la gente la aprecie y la disfrute”.
También con tantos riffs y partes distintas, imagino que tiene que ser un auténtico rompecabezas llegar a montar los temas. No sé si tenéis una pizarra en el local de ensayo donde ir apuntando la estructura de cada canción para no perderos…
“De hecho teníamos algo parecido cuando estuvimos haciendo Dead Roots Stirring y Lore. Pero llegó un punto en el que no tenía sentido porque teníamos apuntadas cientos de partes de cada canción, en plan ‘Parte 1, parte 2, parte 3...’ (Risas). Ahora trabajamos mucho a partir de demos que nos vamos enviando los unos a los otros. Yo soy el compositor principal y para mí todo es cuestión de ejercitar la memoria muscular. Se trata de recordar y practicar intensamente. A veces me tengo que poner en plan dictador con los demás (risas). Pero al final la clave es pensar en que cada canción es como si fuesen otras tres. Imagina que estás haciendo la misma cantidad de trabajo, pero en una sola canción en vez de tres. Te sorprendería la cantidad de cosas que el cerebro es capaz de recordar (risas)”.
Si tenemos suerte, este verano estaréis en el Resurrection Fest. ¿Os volveremos a ver más adelante por las salas de nuestro país?
“Sí, estamos planeando algunos conciertos en España para octubre. Volveremos en otoño cuando toda esta locura del coronavirus haya terminado. Creo que todos vamos a apreciar diez veces más de lo normal algo tan simple como ir a un concierto después de lo que está pasando”.