Facultat de Filosofia i Lletres Curs 2016-2017
Gramsci, l’Ordine Nuovo y los orígenes del Partido Comunista de Italia Treball de Fi de Grau d’Història Roc Solà Gonzàlez (1359809)
Tutor Steven Forti
SUMARIO 1) INTRODUCCIÓN. LA METODOLOGÍA Y LOS OBJETIVOS .................................................. 4 2) CONTEXTO HISTÓRICO, 1917-1922. DE LA REVOLUCIÓN RUSA A LA MARCHA SOBRE ROMA ................................................................................................................................... 6 3)
BIOGRAFÍA DE ANTONIO GRAMSCI (ALES 1891- ROMA 1937) ...................................... 13
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LEYENDO AL GRAMSCI DE L’ORDINE NUOVO ............................................................... 17 1.1. LA REVOLUCIÓN CONTRA EL CAPITAL ................................................................................. 18 1.2. DEMOCRACIA OBRERA .................................................................................................... 19 1.3. “EL CONSEJO DE FÁBRICA” .............................................................................................. 21 1.4. EL PROGRAMA DE L’ORDINE NUOVO ................................................................................ 23 1.5. EL PARTIDO COMUNISTA ................................................................................................ 24
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CONCLUSIONES ........................................................................................................... 27
BIBLIOGRAFÍA ..................................................................................................................... 30
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Gramsci, l’Ordine Nuovo y los orígenes del Partido Comunista de Italia Gramsci, L’Ordine Nuovo and the Italian Communist Party origins Resumen En este trabajo, se trata de explorar la relación entre los textos del Gramsci periodista y las actuaciones y debates políticos en el seno del Partido Socialista Italiano (PSI). Me interesa focalizar la investigación en esta relación entre política práctica y política teórica. Para hacerlo, doy un papel central a las palabras y textos de Gramsci en los que pensó sobre la Revolución, el papel del Partido, los sindicatos y los Consejos de fábrica, el socialismo y las lecciones de la Revolución Rusa. La estructura del texto será un proceso de general a concreto. Constará de una contextualización previa general, tanto de la situación italiana como a nivel europeo. Se seguirá con una biografía de Antonio Gramsci siempre pensando en esta aproximación desde el marco general al concreto. Finalmente, se trazará un análisis de los cinco artículos elegidos. Para llevarlo a cabo, se han consultado los artículos en tanto que fuente primaria y traducidos al español por Manuel Sacristán. Para analizar el material, se han utilizado tanto manuales como otros libros, ya sean en lengua italiana o española. También se ha hecho uso de artículos de revistas para intentar presentar una visión lo más poliédrica y multifocal posible. Abstract The main aim of this dissertation is to explore the connection between Gramsci’s journalistic texts and the political actions and debates within the Italian Socialist Party (PSI). The research is focalized in this connection between practical politics and theoretical politics. To do so, Gramsci’s words and texts where he thought about the Revolution, the role that the Party, the syndicate and the Workers councils had to play, about socialism and the lessons from the Russian Revolution. The texts structure is organized from the big picture to the concrete case. It consists of a previous contextualization, both of the Italian situation and the European level. Antonio Gramsci’s biography is followed under the same approach. Finally, an analysis of the five articles is laid out. To do so, it has been followed Manuel Sacristán’s translation into Spanish of Gramsci’s texts as primary sources. To analyse them, handbooks and scientific 3
articles have been used in order to provide with a more polyhedral and multifocal point of view. 1) Introducción. La metodología y los objetivos El presente Trabajo de Final de Grado es un recorrido por uno de los momentos más interesantes de la historia italiana. El documento atravesará el período que va desde la Gran Guerra hasta la llegada del fascismo al poder en 1922.1 En ese lapso de tiempo me centraré en la relación entre los textos que Antonio Gramsci escribiría en la revista L’Ordine Nuovo y los hechos acaecidos. Para plasmar esa relación, plantearé el debate que tuvo lugar entre todas las corrientes del amplio Partido Socialista Italiano (PSI) en torno a la “Revolución, el Partido, los Consejos de Fábrica y los Sindicatos: un debate, pues, sobre qué es el socialismo y cuáles son sus caminos después del Octubre bolchevique”.2 Para responder a las preguntas, trazaré una biografía del personaje central de trabajo, Antonio Gramsci, siempre en relación con sus textos y el contexto en el que fueron escritos. Más específicamente, he decidido ajustar la investigación a cinco artículos porque tratan y debaten cuestiones muy estrechamente vinculadas a debates políticos, mientras que he decidido no usar de manera central los Cuadernos de la cárcel. •
“Revolución contra El capital”
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“Democracia obrera”
•
“El Consejo de fábrica”
•
“El programa de L’Ordine Nuovo”
•
“El partido comunista”3
El trabajo establecerá constantemente relaciones entre el Gramsci periodista y el Gramsci dirigente político. Este leitmotiv, que recorre por completo el enfoque que he querido dar al estudio, es fruto, asimismo, de un deseo de desarrollar mis competencias en el campo de la investigación histórica. Concretamente, tengo el profundo convencimiento que para que un estudio sea válido, debe estar fundamentado en las fuentes y sus conclusiones 1
Giorgio CANDELORO, Storia dell’Italia moderna. Vol. VIII: La prima guerra mondiale, il dopoguerra, l’avvento del fascismo (1914-1922), Feltrinelli, Milán, 1979. 2 FORTI, Steven, “Gramsci durant el Bienni Roig (1919-1920). La posición de L’Ordine Nuovo dins el debat sobre els Soviets i els Consells de Fàbrica a Itàlia”, Nous Horitzons, 191 (2008), p. 88. 3 Los artículos en su versión en castellano se citan desde GRAMSCI, Antonio, Antología. Selección, traducción y notas de Manuel Sacristán, Akal, Madrid, 2013.
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deben, a su vez, ser fruto de su estudio minucioso. Por este motivo, los textos de Gramsci ocuparan un papel central en este trabajo y por esta razón también, se puede afirmar que uno de los objetivos principales del trabajo es la interiorización de la metodología de investigación histórica y la familiarización con el estudio de las fuentes primarias y secundarias. Hay, asimismo, otro punto importante de mencionar. Cabe decir que la temática abordada en el trabajo significa para mí una motivación personal. El estudio de las discusiones que tuvieron lugar, en relación con una decisión o un hecho, dan grandes pistas para la comprensión de ese acontecimiento histórico. En este caso, la relación entre la prensa y la acción en los partidos políticos durante el período de entreguerras es algo no solo apasionante, sino que absolutamente relevante para entender los conflictos y contradicciones de nuestro presente y seguramente nuestro porvenir. Hemos dado a esta hoja un título que no es solo nuestro. Antes de que la guerra azotase el mundo con su látigo irresistible, habíamos decidido con algunos amigos lanzar una nueva revista de vida socialista que fuese algo así como el foco de las nuevas energías morales, del nuevo espíritu (palabras censuradas, quizá “revolucionario”) e idealista de nuestra juventud… Con la gran fe de nuestro ánimo joven y ardoroso pensábamos recomenzar una tradición mazziniana revivida por los socialistas. Pero no hemos abandonado el intento. Las partes de nuestro ánimo que la guerra se ha llevado volverán al hogar. Y la revista será una realidad.4
Este texto, publicado en febrero de 1917, anuncia la creación de la revista L’Ordine Nuovo en un momento en el que, al inicio, no era fácil comprender lo que estaba pasando en Rusia. He elegido citar este texto porque supone el punto de partida del estudio del período que llegaría hasta el 1922. Nos situamos en el año en el que tiene lugar la Revolución Rusa, la cual, a ojos de Eric J. Hobsbawm, fue el suceso que más determinaría “el corto siglo XX”. Un momento de la historia en el que “parecía evidente que el viejo mundo estaba condenado a desaparecer”.5 La civilización se plantea una alternativa, los partidos socialistas, con sus contradicciones6, y con la convicción de tener la historia de 4
Texto de Gramsci en La Città Futura citado por FIORI, Giuseppe, Vida de Antonio Gramsci, Capitán Swing, Madrid, 2015, p.136. 5 HOBSBAWM, Eric J., Historia del Siglo XX, 1914-1991, Editorial Planeta, Barcelona, 2016, p. 63. 6 Como, por ejemplo, el rechazo y miedo de líderes del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), como Ebert o Gustav Noske, al Levantamiento Espartaquista en 1919.
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su parte y el apoyo de las clases trabajadoras, representaban esa alternativa. Parecía que, con el sufrimiento de la Gran Guerra, el capitalismo iba a ser sustituido por el socialismo y la Revolución Rusa daba fuerza a esa visión. Con trazos gruesos e imprecisos, se dibuja un contexto histórico apasionante, que bien podría ser considerado un momento de aceleración histórica y construcción de nuevas dinámicas políticas, sociales y culturales. En este período, desde la Revolución bolchevique hasta la llegada de Mussolini al poder, se fundaron tanto la revista L’Ordine Nuovo como el Partido Comunista d’Italia (PCd’I), dos hechos que forzosamente iban a ir de la mano y deben estudiarse fundamentalmente como hechos dentro de una misma lógica. La columna vertebral de este trabajo está formada por un recorrido de lo general a lo particular, del contexto histórico, pasando por la biografía de Gramsci hasta el estudio de los cinco artículos. En cuanto a las fuentes, se consultarán los artículos en tanto que fuente primaria y traducidos al español por Manuel Sacristán. También se hará uso de fuentes secundarias, ya sean libros o artículos de revista, para intentar presentar una visión lo más poliédrica y multifocal posible. 2) Contexto histórico, 1917-1922. De la Revolución Rusa a la Marcha sobre Roma Los marxistas revolucionarios rusos consideraban que su revolución tenía que difundirse hacia otros lugares. Eso parecía perfectamente factible, porque la gran guerra concluyó en medio de una crisis política y revolucionaria generalizada, particularmente en los países derrotados. En 1918, los cuatro gobernantes de los países derrotados (Alemania, Austria-Hungría, Turquía y Bulgaria) perdieron el trono, además del zar de Rusia, que ya había sido derrocado en 1917. Por otra parte, los disturbios sociales, que en Italia alcanzaron una dimensión casi revolucionaria, también sacudieron a los países beligerantes.7
Antes de entrar a perfilar una idea general del periodo en el espacio concreto de Italia, creo que describir las tendencias históricas a nivel europeo ayudaría a comprender mejor el lapso de tiempo en cuestión. Para dibujar los trazos generales del periodo que nos ocupa, el historiador británico, Eric J. Hobsbawm divide en varios campos su análisis. Habla tanto de las consecuencias de la Gran Guerra como de la influencia de la
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Ibid., p. 66
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Revolución Rusa, así como del derrumbamiento del modelo económico del siglo XIX junto con “la caída del liberalismo”. Hobsbawm señala, con una frase bastante ejemplificadora, lo que supuso la Gran Guerra. “La humanidad sobrevivió, pero el gran edificio de la civilización decimonónica se derrumbó entre las llamas de la guerra al hundirse los pilares que la sustentaban”.8 Para la generación que se hizo adulta antes de 1914, “paz” era para ellos el mundo anterior a la guerra. El mismo Stefan Zweig diría: “Si busco una fórmula para definir la época de antes de la Primera Guerra Mundial, la época en que crecí y me crie, confío en haber encontrado la forma más concisa al decir que fue la edad de oro de la seguridad”.9 A su vez, la incorporación de mujeres a la producción industrial durante la guerra, el desarrollo de la tecnología, la aparición de la sociedad de masas y una transformación en los valores predominantes en la sociedad, son algunos de los cambios significativos que tuvieron lugar a raíz de la Gran Guerra. Asimismo, hay que tener en cuenta los efectos de la Revolución Rusa, pues “solo treinta o cuarenta años después de que Lenin llegara a la estación de Finlandia en Petrogrado, un tercio de la humanidad vivía bajo regímenes que derivaban directamente […] del modelo organizativo de Lenin, el Partido Comunista”.10 Toda actividad en el campo de la izquierda iba a ser influida de forma insoslayable por ese hecho. Por otro lado, también se dieron en ese momento las condiciones propicias para el triunfo del fascismo. Un estado caduco, las masas de ciudadanos descontentos sin confianza en las clases dirigentes, la amenaza de unos movimientos sociales y un resentimiento nacionalista con los tratados de paz. Los soldados desmovilizados, al volver del frente, subministrarían militantes a estos movimientos del campo de la reacción. Empezaron a tomar fuerza nuevas teorías económicas fundamentadas en el principio de que la iniciativa privada y el mercado, si se dejaban funcionar a su aire, podrían suponer una catástrofe para las economías nacionales. Estas debían estar subordinadas al Estado puesto que solo este podía hacer confluir el desarrollo económico con los intereses comunes. Es en este marco donde nace el término del corporativismo, que tanto iba a significar para los
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HOBSBAWM, Historia del Siglo XX…, p. 62. ZWEIG, Stefan, El mundo de ayer. Memorias de un europeo, Acantilado, Barcelona, 2014, p. 17. 10 HOBSBAWM, Historia del Siglo XX…, p. 63. 9
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partidos fascistas de la contrarrevolución, en respuesta a la creencia que la competición entre empresas iba a ser beneficioso para la población.11 Si nos acercamos hacia Italia, vemos como estas transformaciones tienen también lugar. Por poner una cifra ejemplificadora, los empleados públicos pasan de 340.000 en 1915 a 520.000 en 1921.12 A su vez, la deuda del Estado italiano, esto es la deuda pública, se cuadruplicaría entre 1914 y 1919.13 Estas cifras ponen de manifiesto la creciente tendencia del Estado a jugar un rol central en la nueva sociedad que estaba naciendo y que iba a tener que lidiar con la aparición de las masas. Así pues, aparte del total de un millón doscientas mil víctimas italianas en la Primera Guerra Mundial, aparece otra consecuencia importante a tener en cuenta: el crecimiento del gasto público, y, por ende, una mayor presencia del Estado en la economía. La fabricación de material bélico para la guerra favoreció algunas industrias como la siderurgia o la química. Por otro lado, hay que recordar que estos efectos beneficiosos para la industria no tuvieron la misma repercusión en el mundo rural. La inflación y la dificultad de conseguir suministros vía marítima fueron mitigadas solo por las subvenciones estatales. Estas dificultades económicas para la vida campesina no hicieron otra cosa, pues, que acrecentar la diferenciación social y aceleraron la transformación capitalista de la agricultura italiana.14 Otra cifra significativa podría ser los cerca de tres millones de hombres que, en noviembre de 1918, estaban aún armados.15 Hay que establecer una estrecha relación y el hecho de que Mussolini creara el término “trincerocrazia”, esto es, la preeminencia de los valores del frente bélico en el espacio político del fascismo que iba a venir. Además del “sentido de comunidad”, el “camaradismo”, de las trincheras y la capacidad de utilizar a las masas de excombatientes. Para seguir dibujando una panorámica general de la situación italiana y por lo que respecta a un aspecto central del trabajo, los socialistas16, estaban por celebrar en Bolonia, en octubre de 1919, el XVI Congreso Nacional. Prevaleció, entre los socialistas, la corriente intransigente, que entonces se llamó maximalista eleccionista. Esto significaba que sus objetivos pasaban por, “intensificar su acción contraria a la guerra y acelerar la 11
DE BERNARDI, Alberto, Da mondiale a globale. Storia del XX secolo, Bruno Mondadori, Milán, 2008, p. 137. 12 GIBELLI, Antonio, La Grande Guerra degli italiani 1915-1918, BUR, Milán, 2015, p. 309. 13 CANDELORO, Storia dell’Italia…, p. 227. 14 Ibid., pp. 238-239. 15 GIBELLI , La Grande Guerra…, p. 330. 16 En las elecciones de noviembre de 1919 iban a obtener 1.834.792 votos (un 32,4% del total). Cabe remarcar aquí su trayectoria ascendiente.
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paz, coordinar y dirigir las manifestaciones de malestar canalizándolas hacia un programa máximo de la expropiación capitalista burguesa”.17 De este modo, la corriente maximalista eleccionista, en la que estaban Serrati o Nicola Bombacci, entre otros, iba a ser la mayoritaria con 47.966 votos. Este último iba a salir elegido como secretario del partido el 11 de octubre de 1919. La corriente comunista abstencionista de Bordiga iba a recibir solo 3.359 votos. En el Congreso Nacional se habían debatido todas las posturas. La postura que se impuso creía que “la participación electoral podía ayudar a reforzar la acción revolucionaria de las masas”. Otros, como Turati, creyeron que hacía falta una línea no revolucionaria y creyó en la revisión de las líneas desde la fundación del partido. Lazzari, por su lado, más preocupado por la unidad del partido obtuvo 14.935. Por su parte, Serrati, en un artículo en el Avanti!, decía que el PSI debía hacer propia la reivindicación de una asamblea constituyente. Aun así, “El Congreso Nacional de Bolonia no consiguió dar una respuesta definitiva”.18 La Confederación General del Trabajo, la CGdL, que llegaría a los 2.150.000 inscritos en 1920, mostró fidelidad al programa reformista y la reivindicación de la Constituyente. Los reformistas tenían mayoría en el grupo parlamentario y en la CGdL, mientras que los maximalistas tenían la secretaría y representaban de forma más precisa el espíritu y las aspiraciones de las bases del partido. En cierto modo, la obra de Gramsci podría situarse en el debate de acción que tuvo lugar entre los maximalistas. 19 Otro actor fundamental a observar sería el Partido Popular Italiano (PPI) que ya venía preparándose en los últimos años antes de la guerra. En septiembre de 1918, se fundaría la Confederación Italiana de los Trabajadores (CIL), conocida como “Confederación blanca”, que llegaría a tener en 1920 1.180.000 inscritos, y esta recogería los sindicatos de inspiración católica. El PPI se presentaba como un partido democrático, con un programa general de inspiración solidaria y en líneas generales iba a tener muchos puntos de contacto con la CIL. A partir del Appello, al primer Congreso Nacional, que tuvo lugar en Bolonia en junio de 1919, su crecimiento fue asombroso; se constituyeron 850 secciones con 55.895 inscritos.20 Por lo que respecta al campo de los nacionalistas, anti-socialistas y anti-parlamentaristas, entre los que se destacan los fasci di combattimento, en primer lugar, tenían una 17
Ibid., p.260. VIVARELLI, Roberto, Storia delle origini del fascismo. L’Italia della grande guerra alla marcia su Roma. Volume II, il Mulino, Bolonia, 1991, p. 222. 19 Ibid., p. 223. 20 Ibid., p.269. 18
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animadversión por el partido socialista21, al que consideraban anti-nacional por su posición neutralista; en segundo lugar, una aspiración a un gobierno autoritario y antiparlamentario; y, en tercer lugar, una exaltación de la violencia, puesto que la gran mayoría de ellos habían sido soldados. En este período, tanto en el ambiente rural como en las ciudades, tuvieron lugar una considerable y numerosa cantidad de movilizaciones sociales que, con una intensidad y amplitud que preocupaba a las clases dirigentes, iba a marcar toda la vida política de ese lapso de tiempo. En el campo industrial, como en el de los servicios, numerosas huelgas tuvieron lugar debido a la inflación y aumento del coste de la vida que asolaban al país y que en consecuencia generaban la disminución continua de los salarios.22 No obstante los conflictos de clase más significativos de ese bienio fueron el de Turín de abril de 1920, el llamado “sciopero delle lancette”, y el de las ocupaciones de las fábricas del septiembre de aquel mismo año, que tuvo lugar en gran parte del país. En estos conflictos, y sobre todo en el primero, jugaron un papel crucial la revista L’Ordine Nuovo y Antonio Gramsci, a partir de sus teorizaciones y debates acerca de los consejos de fábrica. El debate, que estudiaremos posteriormente en profundidad, suscitó tensiones con la CGdL, la Federación de los Empleados obreros metalúrgicos (FIOM) y otras federaciones de categoría y con todas las organizaciones de los ambientes proletarios. A todo este ambiente de crispación, hay que añadirle la dificultad que tuvo la clase política para formar gobiernos estables. Tal fue así, que, debido a la difícil relación de los políticos liberales con el nuevo PPI, la negativa de Nitti a aceptar los 9 puntos propuestos por el PPI, este terminó por presentar su dimisión al ministerio. El 15 de junio de 1920 todos los parlamentarios consultados por el Rey tenían claro que Giovanni Giolitti, que había sido presidente del gobierno en más de una ocasión antes de la guerra era el único que podía constituir gobierno.23 Su gobierno, formado por una amplia unión de liberales, demócratas y populares, tuvo que afrontar una grave crisis en Albania. A parte de la política exterior y el conflicto en los Balcanes, Giolitti propuso unas reformas financieras que el grupo parlamentario del PSI tuvo que aprobar pero que disgustó a los populares. Tampoco la burguesía industrial estaba contenta con el programa de Giolitti pero la situación económica se estaba tornando tan grave que sus medidas no complacían a nadie. La movilización, las huelgas y los Consejos de fábrica significaban un peligro para la 21
Cabe destacar que Mussolini había sido un importante dirigente socialista antes de la guerra. Ibid., p. 305. 23 Ibid., 314-315. 22
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burguesía industrial que pedía a Giolitti una reacción de fuerza. Este prefirió mantenerse como mediador por miedo a cómo pudiera reaccionar el movimiento obrero. A partir de noviembre de 1920, Mussolini obtenía la benevolencia del gobierno para sus acciones contra los socialistas y sus organizaciones, y así, el movimiento fascista se insería en el bloque anti-socialista. La actuación fascista se iniciaría en Emilia, pero rápidamente se extendería al Véneto, Lombardía, Piamonte, Toscana, Umbría y Apulia. Esta expansión fue posible gracias al apoyo de la burguesía agraria, que en parte participó directamente en los Fasci y en las acciones de los squadristi. Esta burguesía agraria estaba irritada por las leyes conquistadas por los campesinos a través de las leggi bracciantili (leyes para los jornaleros) guiadas por los socialistas. Fue posible la expansión del fascismo, también, gracias a la gran hostilidad contra los socialistas por parte de la pequeña y media burguesía urbana y rural junto con una complicidad de las autoridades militares, que también tenían unas profundas raíces anti-socialistas. Sobre el origen del fascismo se han vertido litros de tinta y se ha debatido en profundidad. Destacaría aquí, brevemente, la propuesta interpretativa que hace Fabio Fabbri al introducir en este punto el concepto de “guerra civil”. Contraponiéndose a la periodización de la historiografía tradicional, que hablaba del biennio rosso (bienio rojo) seguido por un biennio nero (bienio negro), propone que hablar de “guerra civil” puede explicar el período con más claridad.24 Se plantea que esta manera de nombrar los períodos podría entorpecer la comprensión del período equiparando ambos bienios en una suerte de radicalización de los extremos en donde la violencia maximalista del biennio rosso explicaría mecánicamente la que tendría lugar en el biennio nero. En contraposición a esta visión, el autor sugiere el concepto, acuñado en 1922 por Luigi Fabbri, “contrarrevolución preventiva” para explicar los orígenes del fascismo.25 En los últimos meses de 1920, mientras maduraba la reacción fascista, se gestó una crisis interna en el PSI que generó la escisión que terminaría, en enero de 1921, en la creación del Partido Comunista. Este hecho tiene que leerse teniendo en consideración dos hechos decisivos: la ocupación de las fábricas y el II Congreso de la Internacional Comunista, o Komintern. Volveremos a este tema en el apartado 4.
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FORTI, Steven, “Da biennio rosso a guerra civile?”, Storia e problemi contemporanei, 54 (2010), p. 200. 25 FABBRI, Fabio, Le origini della guerra civile. L’ Italia dalla Grande Guerra al fascismo, 1918-1921, UTET, Turín, 2009, p. 13.
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Con la entrada en 1921, surge una crisis económica que determinará los hechos de ese año. Aunque breve, la crisis llegó a Italia con un repliegue del movimiento obrero y fue resuelta con una restauración financiera llevada a cabo sobre todo por Giolitti y Bonomi. En mayo de ese año, iban a celebrarse elecciones de nuevo, Giolitti tenía la intención de debilitar a los socialistas después de la escisión de Livorno y también a los populares. Sin embargo, los resultados fueron poco satisfactorios para él, pues el PSI se debilitó poco, y los populares subieron ligeramente. También los fascistas obtuvieron un resultado no desdeñable. A partir de este punto, y con una votación de confianza sobre los actos del gobierno, que ganaría Giolitti con una “pequeña mayoría”, el fascismo aumentaba su influencia en más y más ámbitos de la vida del país. Si bien ya tenía influencia en zonas rurales, incluso habiéndose convertido en un gobierno de facto en determinadas zonas, ahora tenía capacidad de actuar en el Parlamento. Además, a partir de noviembre de 1920, destrozarían muchas administraciones municipales socialistas y populares, haciendo que los gobiernos municipales democráticamente y legítimamente elegidos tuvieran que dimitir. Asimismo, el Estado debería enviar unos comisarios para gobernar las ciudades. Con la salida de Giolitti y la entrada de Bonomi al gobierno, se empezaría a delinear una línea de actuación por parte de los fascistas que tendría como nombre significativo “el pacto de pacificación” entre estos y los socialistas que serviría a los seguidores de Mussolini para la entrada del fascismo en las instituciones. A finales de 1921, el gobierno de Bonomi se encontró con otra crisis económica y él mismo propuso su dimisión. La tendencia de fondo seguía siendo la incapacidad para formar gobiernos estables, los populares no juzgaban que la lucha contra los fascistas tuviera excesiva urgencia y acusaban a Giolitti, que era una figura fundamental aunque ya no estuviera en el gobierno.26 Facta llega al gobierno, en febrero de 1922, como medida provisional y con debilidad para afrontar y frenar a los fascistas. La reacción, por parte de los fascistas, fue verdaderamente violenta a la huelga “legalitaria” de agosto de 1922, una huelga organizada por la Alianza del Trabajo como acto de protesta contra la violencia fascista, y con la complicidad de los poderes locales, supondría un duro golpe al movimiento obrero y abriría la vía de Mussolini al poder en octubre de ese año. En octubre de 1922, tras la marcha sobre Roma, Mussolini es designado primer ministro y así se inicia el trayecto gradual hacia el estado fascista, que tardará unos cuatro años para completarse, con el progresivo reemplazo del régimen parlamentario por un sistema de partido único. 26
CANDELORO, Storia dell’Italia…, p. 385.
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3) Biografía de Antonio Gramsci (Ales 1891- Roma 1937) La decisión de presentar una biografía de Antonio Gramsci la tomé pensando en la importancia, a la hora de contextualizar al protagonista, de mostrar su temperamento y vivencias en relación con su tiempo y sus textos. A su vez, hace falta tener presente la totalidad de los ángulos, en su justa medida, para observar el caso concreto de estudio elegido. El 22 de enero de 1891 nacía en Ales, Cagliari, en la isla de Cerdeña, Antonio Gramsci, cuarto de siete hijos. Durante su infancia iba a tener lugar, concretamente en los años de la escuela de Nuoro, un accidente que le supondría una deformación de la columna vertebral. En 1903 terminaría la escuela primaria con la nota máxima y ya entraría en contacto con la fundación de la Liga de los Mineros de Bugerru y también con algunos funcionarios de Estado socialistas. En esos años iba a haber una huelga general en Cerdeña con violencia policial contra los mineros de Bugerru. Podemos aseverar que estos hechos tuvieron en el joven Antonio Gramsci un efecto concienciador, de hecho, sería entonces cuando iba a empezar a leer la prensa socialista. El aislamiento sardo haría que su hermano, Gennaro, le enviara el Avanti! desde Turín. El paso de la lectura a la escritura sería en 1910 cuando publicaría, en L’Unione Sarda, su primer artículo titulado “Oprimidos y opresores”. Cabe también destacar que Gramsci no dejaría de formarse y, en esos tiempos, haría sus primeras lecturas de Marx. Es su último año de liceo y para el curso siguiente iba a matricularse en la Facultad de Letras de la Universidad de Turín. Allí compartiría piso con Angelo Tasca, dirigente del movimiento juvenil socialista. Por aquel entonces, como testimonia Palmiro Togliatti, a quien conocería en la primavera de 1912 en un seminario de derecho romano, “su estado de ánimo era no solo orgullosamente sardo, sino también, yo diría sardista”.27 Partía para Turín sin olvidar que se iba de Cerdeña, con todo lo que eso comportaba. Una vez allí, en octubre de 1914, con 23 años, escribe su artículo sobre su posición respecto a la guerra, “Neutralidad activa y operante”.28 Sin embargo, en mayo de 1915, Italia entraría en la Primera Guerra Mundial. Entre septiembre y octubre de 1917, se iban a producir tanto la Revolución Rusa como el encarcelamiento de casi todos los dirigentes socialistas de Turín. Gramsci sería hecho secretario de la Comisión Ejecutiva provisional 27
FIORI, Vita di Antonio Gramsci…, p. 96. Cabe destacar aquí que existe otro artículo escrito por Benito Mussolini cuyo título es prácticamente igual. Pues, en aquel entonces, Gramsci miraba con interés la postura del director del Avanti!, Benito Mussolini. El debate en el seno del socialismo italiano alrededor de la elección intervencionista o neutralista fue determinante para lo que iba a venir. 28
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local del PSI. Seguidamente, en noviembre de 1917, participaría en la reunión clandestina en Florencia de la fracción intransigente revolucionaria del PSI. También estarían allí Giacinto Menotti Serrati, Nicola Bombacci y Amadeo Bordiga. Con la ola de la Revolución Rusa, en noviembre de 1917 escribe el artículo “Revolución contra el Capital”, donde dice que la Revolución Rusa se ha hecho contra las previsiones de los marxistas. Su convicción de que “toda revolución ha sido precedida de una intensa labor crítica, de penetración cultural”29 era ya clara. Los hechos que habían de seguir iban a tener una relación estrechísima con esta convicción, ya que “el hecho que se proponía alcanzar el joven redactor entonces de Il Grido y del Avanti! era irradiar una cultura sin la cual el proletariado no podía tomar nunca conciencia de su función histórica”.30 En la primera mitad de 1919, iban a ser asesinados Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht en Berlín; se fundaría la revista L’Ordine Nuovo así como la Internacional Comunista y los Fasci di Combattimento. En junio de 1919, Gramsci, pensando en la experiencia rusa, esta vez en los soviets, en un artículo titulado “Democracia obrera”, pone el problema de las comisiones internas de las fábricas como “centros de vida proletaria” y futuros “órganos del poder obrero”. Un mes después, dentro de una ola revolucionaria que llegaba desde Moscú y que en la situación italiana se traducía en las luchas por las tierras y contra la inflación, Gramsci sería aprisionado por primera vez. En octubre de 1920, L’Ordine Nuovo publicaba el programa de la fracción comunista del PSI. Empezaba a delinearse una diferenciación en el campo de la izquierda, que se haría también visible en abril de 1920, ya que se da una huelga en Turín, “lo sciopero delle lancette”, que la revista la apoya, pero que ni la CGIL ni el grupo dirigente del PSI lo hacen. Pero la crisis interna del PSI iba mucho más allá; no se trataba solo de que las diversas tendencias, la reformista, la maximalista y la comunista, fuesen irreconciliables en el terreno práctico. También faltaba cohesión entre los grupos comunistas (Il Soviet de Bordiga y L’Ordine Nuovo); y dentro del propio grupo “ordinovista”, por un lado, empezaba a hacerse evidente la ruptura con Tasca y, por
29 30
Ibid., p. 130. Ibid., p. 130.
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el otro, las posiciones de Gramsci empezaban a diferenciarse de las de Terracini y Togliatti, hasta el alejamiento total.31
Así pues, en diciembre de 1920, l’Ordine Nuovo se convierte en el diario órgano de los comunistas de Turín. Gramsci es su director. La división se haría definitiva en lo que se llama la escisión de Livorno que daría lugar a la creación del Partido Comunista de Italia (PCd’I). Aun con estos hechos, Gramsci continuaría convencido de que “toda revolución ha sido precedida de una intensa labor crítica, de penetración cultural” y ese mismo mes, escribiría un artículo, titulado “Caporetto y Vittorio Veneto”,32 donde analizaba el fascismo. En mayo de 1922, partiría hacia Moscú como representante del Partido Comunista de Italia en el ejecutivo de la Internacional. Sería también cuando conocería a Julia Schucht, su futura compañera sentimental. En esos años cruciales, desde la marcha sobre Roma, en octubre de ese mismo año, hasta las detenciones de gente como Bordiga o Serrati, se produjo una gran preocupación entre los responsables de la Internacional con respecto a la situación en Italia. “El PCd’I disgregado por la ola de detenciones estaba reducido al inmovilismo por el espíritu sectario de muchos de sus dirigentes y caído en pleno marasmo”33. A ojos de la Internacional, Gramsci era a los treinta y dos años el líder del partido italiano. En noviembre de 1923, se marcharía para Viena. Desde allí se vería obligado a lidiar con iniciativas de ruptura con la Internacional, venidas desde Italia y concretamente de Bordiga, y pensar en cómo formar un nuevo grupo dirigente dispuesto a aplicar con lealtad las nuevas directivas de la Internacional. Desde allí, en una carta a Julia Schucht, ya mencionaría su preocupación por la represión fascista escribiendo que “el gobierno fascista ha suprimido todos nuestros periódicos legales. Se hace sentir más urgentemente la necesidad de tener en el exterior un centro periodístico que funcione a eficacia plena”.34 En las elecciones del 6 de abril, Gramsci salió elegido diputado y gracias a la inmunidad parlamentaria podía entonces volver a Italia. En aquel momento, al volver, pudo ver la composición de fuerzas real dentro del partido. Se dio cuenta de que le faltaba mucho
31
Ibid., p. 164. GRAMSCI, Antonio, Quaderno 19 Risorgimento italiano, Giulio Einaudi, Turín, 1975, p. 46. 33 FIORI, Vita di Antonio Gramsci…, p. 96. 34 Véase “Carta a Julia Schucht” (Viena, 16/12/1923) en GRAMSCI, Antonio, Antología. Selección, traducción y notas de Manuel Sacristán, Akal, Madrid, 2013, p. 122. 32
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para la conquista efectiva de la formación, internacionalista en su vértice y bordiguiano a nivel de cuadros intermedios. En los siguientes meses, el clima de tensión, a base de apaleamientos, asesinatos, asaltos de periódicos y saqueos de las casas de los opositores al fascismo, hicieron que la represión volviera a ser durísima. Fue también en este momento cuando seria secuestrado y asesinado Giacomo Matteotti.35 Gramsci no gozaba ya de la libertad de movimientos de los meses anteriores. Entre el 3 y 6 de enero de 1925, se clausuraron noventa y cinco círculos y centros políticamente sospechosos, y se disolvieron veinticinco organizaciones “subversivas”.36 Se reconoce este momento como el giro autoritario de Mussolini, a partir de ese momento el aparato represivo en toda su estructura iba a empezar a funcionar de forma más severa que cómo lo había hecho hasta el momento. En febrero de 1925 salió para Moscú puesto que estaba convocada una reunión del ejecutivo ampliado de la Internacional. En abril ya estaba de vuelta en Italia donde se estaba proponiendo, por parte del Gobierno de Mussolini, una ley para “disciplinar la actividad de las asociaciones, entes e institutos y la pertenencia a estos de los empleados públicos”.37 A esta situación, se le debe sumar la pugna con Bordiga alrededor de la estrategia que debía seguir el partido pues, para Gramsci, había que pensar en aquel momento en la organización política y no en la conquista del poder por la vía insurreccional. Para cuando llegara enero de 1926, Gramsci se habría ido clandestinamente a Lyon al III al Congreso del PCd’I. Allí el grupo de Turín asumió el control total del partido, derrotando así a la fracción de Bordiga. La necesidad de organización política había prevalecido por encima de la vía insurreccional.38 Pero la reacción había de hacerse más severa en noviembre del mismo año, después de las leyes fascistísimas aplicadas por el régimen fascista, Gramsci y otros diputados comunistas serían aprisionados en Roma. Posteriormente pasaría al confinamiento de policía, en Ustica, y después a la prisión de Milán. Sería en mayo de 1927 cuando comenzaría el juicio, en el tribunal especial de Roma, contra el grupo dirigente del PCd’I. Con referencia a Gramsci, Mussolini diría: “tenemos 35
Matteotti era uno de los más destacados dirigentes socialistas del momento. Un grupo de fascistas lo raptó y al cabo de unos días apareció asesinado. El delito provocó una gran conmoción pública en toda Italia. Cabe destacar también que a consecuencia de este asesinato se abriría una crisis en el fascismo, que se habría de cerrar en enero de 1925 con un giro autoritario. 36 FIORI, Vita di Antonio Gramsci…, p. 237. 37 Ibid., p. 241. 38 Ibid., p. 256.
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que impedir que este cerebro funcione por veinte años”. Y así, Gramsci sería condenado a 20 años, 4 meses y 5 días de prisión; los primeros dos años sin poder trabajar hasta 1929, que obtendría finalmente el permiso para trabajar. Sería entonces cuando empezaría el primer cuaderno de la cárcel. Asimismo, ese año, le comunicaría a su cuñada, Tatiana Schucht, su proyecto de estudio: historificar los movimientos culturales del pasado; someter a crítica la filosofía de Benedetto Croce39; y combatir las degeneraciones economicistas, mecanicistas y fatalistas del marxismo.40 El estudio del pasado representó para Gramsci un esfuerzo de clarificación mental que le permitió construirse una interpretación acerca de la formación del Estado unitario y de las dinámicas sociales, políticas y económicas de la sociedad italiana pues, su preocupación era siempre descubrir los errores que había cometido el movimiento progresivo italiano para establecer la línea que tenía que seguir el Partido Comunista de Italia.41 El 27 de abril de 1937, a las 4, Gramsci, con 47 años, muere después de haber obtenido la libertad condicional debido a su deterioro físico. Fue enterrado en el cementerio de los ingleses de Roma. 4) Leyendo al Gramsci de L’Ordine Nuovo Para entrar a comentar los cinco artículos que escribió Antonio Gramsci durante este periodo he tenido en cuenta todo el contexto anteriormente descrito en este trabajo. Se tratará de captar las expectativas de cada momento histórico para entender su desenlace con una perspectiva que escape de pensar que los hechos tenían que forzosamente ir en una cierta dirección. El uso de las fuentes primarias, los cinco artículos, hace posible inserirse en las discusiones y expectativas que se tenían en esos momentos decisivos.
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Gramsci considerará a Benedetto Croce el gran teórico de la Welttanschauung democráticoburguesa. Le atribuye el mérito de haber llamado enérgicamente la atención sobre la importancia del momento ético-político en el desarrollo de la historia. Gramsci definiría a Croce como el líder nacional de la cultura liberal democrática. Relaciona el historicismo crociano con una forma de moderantismo político que es en realidad reformismo. Dice de él también que ha sido el dirigente de los movimientos culturales que nacían para renovar las viejas formas políticas. 40 FIORI, Vita di Antonio Gramsci…, p. 302. 41 PALA, Giaime, “Lo nacional y lo popular. La reflexión de Antonio Gramsci sobre la crisis italiana en los años de entreguerras”, DUARTE, Ángel, DOGLIANI, Patrizia, FUENTES CODERA, Maximiliano, Itinerarios reformistas, perspectivas revolucionarias, Institución “Fernando el Católico”, Zaragoza, 2016, pp. 251-252.
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1.1. La revolución contra El capital42 Es importante destacar, como orientación previa, que, en aquel entonces, no se habían leído prácticamente las obras de Lenin en Italia y, cabe también tener claro que llegaban pocas noticias en forma de consignas o eslóganes revolucionarios: “¡Todo el poder para los soviets!”. Apenas unos días después de la Revolución Rusa, entre el 6 y el 14 de noviembre, llegaban a Italia noticias con gran dificultad debido a la censura y a las deformaciones de la prensa. Por poner un ejemplo, la Gazzetta del Popolo publicaba el 10 de noviembre: “Una multitud de maximalistas saqueó las bodegas del Palacio de Invierno y se embriagó hasta ser dispersada por las fuerzas armadas”.43 El 24 de noviembre de 1917, se publicó, en el Avanti!, órgano del PSI, y también en Il Grido del Popolo, el semanario de la sección socialista, el artículo cuyo título era “La revolución contra el Capital”. Bajo este enunciado, con voluntad de dejar clara su principal tesis, Gramsci transmitiría su mensaje: no era bueno encerrarse en esquemas demasiado rígidos de interpretación de la obra de Karl Marx. Gramsci era contrario al dogmatismo, al determinismo histórico mecanicista de la evolución, por fases necesarias, hasta el advenimiento del socialismo. A su vez, era también reticente a interpretar la evolución de los hechos históricos determinada por los simples hechos económicos sin pensar la superestructura ideológica44: La revolución de los bolcheviques está más hecha de ideología que de hechos. Es la revolución contra El capital, de Karl Marx […]si los bolcheviques reniegan de algunas afirmaciones de El capital, no reniegan, en cambio, de su pensamiento inmanente, vivificador. No son “marxistas”, y eso es todo; no han levantado sobre las obras del maestro una doctrina exterior de afirmaciones dogmáticas e indiscutibles. […] Y ese pensamiento no sitúa nunca como factor máximo de la historia los hechos económicos en bruto. Sino siempre el hombre, la sociedad de los hombres que se reúnen, se comprenden, desarrollan a través de esos contactos (cultura) una voluntad social colectiva […] 45
42
Publicado el 24/11/1917 en Avanti! y en 5/1/1918 en Il Grido del Popolo. Véase GRAMSCI, Antonio, Antología. Selección, traducción y notas de Manuel Sacristán, Akal, Madrid, 2013, pp. 39-42. 43 GRAMSCI, Antología…, p. 140. 44 MOUFFE, Chantal, Gramsci and the Marxist Theory, Routledge & Kegan Paul Lid, London, 1979, pp. 3-4. 45 GRAMSCI, Antología…, p. 40.
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Este texto debe inserirse en este contexto donde escaseaban las noticias sobre los hechos que estaban acaeciendo en Rusia. En ese entonces, Gramsci colaboraba tanto en la edición turinesa del Avanti!, como en Il Grido del Popolo. En concordancia con sus lecturas de la Revolución Rusa, hechas en el artículo “La revolución contra el Capital”, Gramsci leería la figura de Lenin como una voluntad heroica de liberación que tenía que actuar no como el modelo de una revolución italiana, sino como la incitación a una iniciativa libre y operante desde abajo. En este período previo a la vuelta de Tasca, Togliatti y Terracini de la guerra, y, por lo tanto, de la reunión del grupo de la universidad y creación de L’Ordine Nuovo, Gramsci seguía poniendo las bases de su posterior reflexión sobre la revolución. Rechazaba la transposición mecánica del proceso ruso y se convencía cada día más del reconocimiento histórico y socio-económico de la situación concreta italiana. La relación entre praxis y pensamiento hacía a Gramsci rehuir cualquier conceptualización abstracta y normativa, como una ciencia a aplicar, de la política y las lecciones provenientes de Rusia. Toda reflexión gramsciana sobre el tema central de la revolución pivotaría alrededor del equilibrismo entre movimiento real y elaboración teórica.46 1.2. Democracia obrera47 El 1 de mayo de 1919 salía el primer número de L’Ordine Nuovo. Al inicio, según el juicio de Gramsci, “la revista no era otra cosa que una antología, una revista de cultura abstracta, con tendencias a publicar narraciones horripilantes […] el producto de un mediocre intelectualismo”.48 La revista tardó en encontrar el rumbo que Gramsci buscaba. Lo único que unía a los cuatro, Tasca, Terracini, Gramsci y Togliatti, “aparte de la aversión por Turati, Modigliani, Treves y los demás exponentes de la tradición reformista, era el sentimiento que suscitaba una pasión vaga de una vaga cultura proletaria, ganas de actuar y de encontrar una orientación”.49 El tema de debate, la obsesión de Gramsci en esos momentos, era, siguiendo la máxima con la que Lenin abría el primer Congreso de la Internacional Comunista en Moscú: “Hacía falta encontrar la forma práctica que permitiera al proletariado de ejercitar su 46
DE FELICE, Franco, Serrati, Bordiga, Gramsci e il problema della rivoluzione in Italia, 19191920, De Donato, Bari, 1971, p. 276. 47 Publicado el 21/6/1919 en L’Ordine Nuovo. Véase GRAMSCI, Antonio, Antología…, pp. 6063. 48 GRAMSCI, Antonio, BORDIGA, Amadeo, Dibattito sui Consigli di fabbrica, introducción de Alfonso Leonetti, Savelli, Roma, 1973, p. 10. 49 FIORI, Vita di Antonio Gramsci…, p. 149.
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dominio”.50 Gramsci reflexionaba en cómo encontrarla en Italia. Tal situación, se hará visible en este artículo de Gramsci, escrito en colaboración con Palmiro Togliatti: “Democracia obrera”. “Este artículo sería de gran importancia, suscitaría gran interés en gran parte de los obreros más avanzados de las fábricas turinesas y, a su vez, generaría la primera crisis de redacción: Angelo Tasca, uno de los fundadores de la revista, tenia, en cuanto a los Consejos de fábrica, posiciones social-reformistas, opuestas a las de Gramsci.”.51 Tasca era contrario a una organización obrera no sindical ni de partido y se suele considerar este artículo el punto donde se empieza a definir claramente la concepción política de L’Ordine Nuovo: la campaña por los consejos de fábrica.52 En el artículo, Gramsci comienza interrogándose por “las inmensas fuerzas desencadenadas por la guerra” y su preocupación es “disciplinarlas y darles una forma política que contenga en sí la virtud de desarrollarse normalmente, de integrarse continuamente hasta convertirse en armazón del Estado socialista en el cual se encarnará la dictadura del proletariado”. Gramsci se esfuerza en llamar al artículo “estos apresurados apuntes” y recalca de forma continuada que “cada aspecto del problema merecería un estudio amplio y profundo”. Así, se deja claro y evidente que “el escrito pretende ser un estímulo para el pensamiento y para la acción; quiere ser una invitación a los obreros mejores y más conscientes para que reflexionen y colaboren”. Está pensando, en ese momento, en la dirección, en “cómo soldar el presente con el porvenir, satisfaciendo las necesidades urgentes del presente y trabajando útilmente para crear y anticipar el porvenir”.53 Con las reflexiones sobre la Revolución Rusa, había empezado la reflexión sobre qué podía aprender la clase obrera italiana de la experiencia soviética. La conclusión de Gramsci, en este segundo artículo, tiene estrecha relación con la experiencia rusa: La fórmula “dictadura del proletariado” tiene que dejar de ser una mera fórmula, una ocasión para desahogarse con la fraseología revolucionaria. El que quiera el fin, tiene que querer también los medios. La dictadura del proletariado es la instauración de un nuevo Estado, típicamente proletario, donde la vida social de la clase obrera y campesina se convierta en sistema general, fuertemente organizado.54
50
Ibid., p.150. GRAMSCI, BORDIGA, Dibattito sui Consigli…, pp.10-11. 52 GRAMSCI, Antología…, p. 60. 53 Ibid. 54 Ibid., p. 63. 51
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A modo de conclusión pues, según Gramsci, se debía dar el poder tradicionalmente ejercido por la clase propietaria a los órganos democráticamente elegidos entre los trabajadores en los consejos de fábrica, de taller y de barrio. Así, el consejo de fábrica, formado por los delegados elegidos en cada sección, debía sustituir al capitalista para regular la vida en la fábrica. 1.3. “El Consejo de fábrica”55 Este artículo debe encuadrarse en un contexto muy determinado, y como consecuencia de la celebración de la reunión nacional del Partido Socialista en Bolonia del 5 al 8 de octubre de 1919. En ese congreso se pudieron ver las diferencias dentro del PSI, un Partido Socialista que había crecido en un 600% respecto a los inscritos de antes de la guerra.56 Amadeo Bordiga, director de Il Soviet en Nápoles, guiaba la fracción de los “abstencionistas”. Sus tesis estaban en contra de la participación en el sistema parlamentario burgués puesto que, como él creía, solo cuando el proletariado se cansase de querer avanzar a través de las instituciones burguesas se convencería de la necesidad de una conquista violenta del poder. Por su lado, Serrati, que también creía en el uso de la violencia defensiva y “contra las violencias burguesas”, consideraba que los órganos del Estado burgués eran tribunas útiles “para la propaganda intensa de los principios comunistas”. Finalmente, el maximalista Lazzari impugnaba el criterio abstencionista puesto que no participar en el sistema parlamentario, en vez de demoler las instituciones, disminuía las dificultades de la burguesía para dirigirla.57 A todo esto, el movimiento turinés de los consejos de fábrica no había encontrado mucho eco en Bolonia. Ni siquiera Serrati y Bordiga compartían las posiciones de L’Ordine Nuovo. Para Bordiga, con los consejos de fábrica se repetía el error de creer que “el proletariado puede emanciparse ganando terreno en las relaciones económicas, mientras el capitalismo conserva el poder político junto con el Estado”. Por su lado, Serrati calificaba de aberración el voto concedido a los “no organizados”; la extensión del derecho de voto a los “no organizados” era un crédito de capacidad revolucionaria que se
55
Publicado el 5/6/1920 en L’Ordine Nuovo. Véase GRAMSCI, Antonio, Antología…, pp. 7680. 56 Cabe tener en cuenta el crecimiento exponencial de inscritos en el PSI y la CGdL. 57 FIORI, Vita di Antonio Gramsci…, p. 156.
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concedía peligrosamente a la “masa amorfa”.58 Menos de dos meses después, el 3 de diciembre de 1919, se producía la primera acción coordinada de los consejos de fábrica: Por orden de la sección socialista, que concentraba en sus manos todo el mecanismo del movimiento de masas —contará más tarde Gramsci—, los Consejos de fábrica movilizaron en el curso de una hora y sin ninguna preparación a ciento veinte mil obreros encuadrados por fábricas. Una hora después, el ejército proletario se precipitó como una avalancha hacia el centro de la ciudad y expulsó de las calles y de las plazas a toda la gentuza nacionalista y militarista.59
Posterior a este debate, entre el “sciopero delle lancette” de abril de 1920 y la ocupación de las fábricas en septiembre de ese mismo año, en un clima de fuerte tensión en la ciudad de Turín, pero también con fuertes tiranteces dentro del PSI, Gramsci escribiría su artículo, “El Consejo de fábrica”. Seguía reflexionando sobre la revolución, siempre en relación con las posturas de los otros dirigentes socialistas. La revolución proletaria no es el acto arbitrario de una organización que se afirme revolucionaria […] La revolución proletaria es un larguísimo proceso histórico que se realiza con el nacimiento y el desarrollo de determinadas fuerzas productivas […] en un determinado ambiente histórico.60
Gramsci traza un análisis de cómo la revolución proletaria no puede pasar por las “organizaciones revolucionarias de tipo voluntario y contractual, como el partido político y los sindicatos de oficio”. Con esta postura se contrapone a la visión de Bordiga que creía que “la dictadura del proletariado es la dictadura consciente del Partido Socialista”. Gramsci asume que la explotación en la época del predominio económico y político de la clase burguesa se produce “en la oscuridad de la consciencia de las multitudes inmensas que el capitalismo somete a sus leyes” y por lo tanto no se puede, como harían los partidos o sindicatos, prever el desarrollo del proceso revolucionario y de emancipación. Por eso el político sardo concluye: 58
Ibid., p. 157. “El movimiento turinés de los Consejos de fábrica”, informe enviado en julio de 1920 al Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista y publicado por el diario L’Ordine Nuovo, el 14 de marzo de 1921, citado por FIORI, Vita di Antonio Gramsci…, p. 158. 60 GRAMSCI, Antología…, p. 76. 59
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[..] el partido y el sindicato no han de situarse como tutores o sobreestructuras ya constituidas de esa nueva institución en la que cobra forma histórica controlable el proceso histórico de la revolución, sino que deben ponerse como agentes conscientes de su liberación respecto de las fuerzas de compresión que se concentran en el Estado burgués.61
Gramsci, pese a las divergencias internas en L’Ordine Nuovo, continuó dando la batalla sobre el tema de los consejos de fábrica. En el número del 21 de agosto de ese mismo 1920, se informó de la solidaridad de Lenin con el movimiento turinés. Se destacaba que el Consejo Nacional del PSI no había tenido en consideración el informe de la sección socialista de Turín sobre los primeros días de la huelga general de los metalúrgicos de Turín. El 31 de ese mismo mes había de iniciarse un proceso de ocupación de fábricas en medio de una situación de tensión entre las diferentes almas del Partido Socialista.
1.4. El programa de L’Ordine Nuovo62 Inscrito en la batalla sobre los Consejos de fábrica y en relación con las divergencias con Tasca, Gramsci escribió este artículo con la intención de trazar un recorrido de lo que había sido la revista hasta el momento y, a su vez, paralelamente, los debates que se habían tenido sobre la actuación política que se debía llevar a cabo. Gramsci menciona las primeras conversaciones: “estudiemos la fábrica capitalista como forma necesaria de la clase obrera, como organismo político (no como organización de producción material), como territorio nacional del autogobierno obrero. Esta era la palabra nueva; y fue precisamente rechazada por el camarada Tasca”.63 En el artículo, pues, Gramsci desarrolla la que, a su entender, es la posición de Tasca para clarificar el debate y para “demostrar cómo ha ignorado el camarada Tasca el proceso íntimo de desarrollo del programa de L’Ordine Nuovo”. Se ponen de relieve los errores en las posiciones de Tasca: “¿Qué entendía el camarada Tasca por cultura […]? Quería recordar, no pensar y quería recordar cosas muertas, cosas desgastadas”.64 En este fragmento, Gramsci respondía a una de las críticas del mismo Tasca donde acusaba al sardo de que su teoría de los consejos de fábrica partía de una concepción 61 62 63 64
Ibid., p. 80. Publicado el 28/8/1920 en L’Ordine Nuovo. Véase GRAMSCI, Antología… pp. 94-101. GRAMSCI, Antología…, p. 95. Ibid., p. 96.
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anarquista y sindicalista pero no marxista.65 En el mismo artículo, se explica también que Tasca “no quería empezar ninguna propaganda directamente entre las masas obreras” sino que “quería un acuerdo con los secretarios de las federaciones y los sindicatos”, quería que se constituyera, por así decirlo, un “plan de acción oficial”. En el ardor de la polémica, Tasca se referiría al grupo de L’Ordine Nuovo como una “camarilla de presuntuosas pulgas labradoras”. De fondo, la discusión versaba sobre las dos formas de organización, el sindicato y el consejo de fábrica. “El sindicato, a ojos de Gramsci, tiende a garantir la legalidad industrial, el Consejo a superarla; el primero es un elemento de orden, el segundo tiene un carácter revolucionario”.66 En concordancia con estas reflexiones de fondo, siempre en esa relación entre praxis y reflexión, Gramsci se pregunta: ¿Por qué gustaron los obreros de L’Ordine Nuovo? Porque en los artículos del periódico encontraban una parte de sí mismos, su parte mejor; porque notaban que los artículos de L’Ordine Nuovo no eran frías arquitecturas intelectuales, sino que brotaban de nuestra discusión con los mejores obreros, elaboraban sentimientos, voluntades, pasiones reales de la clase obrera turinesa […]67
La crítica que se le hace aquí a Tasca es que “no ha trabajado esforzadamente para llegar a su concepción” y, por lo tanto, su visión sería más alejada de la experiencia real de los trabajadores y, por esto, estaría equivocado al criticar la idea de los Consejos de fábrica y al querer englobarlos en el ámbito sindical bajo la tutela de la CGdL. Tasca, como el mismo diría muchos años después, se formó en la lucha obrera con los dirigentes de la FIOM en la huelga del invierno de 1911. Recordaría también que, en esa lucha donde se forjaron sus vínculos con la organización sindical, los futuros redactores de L’Ordine Nuovo no habían estado presentes en esa lucha.68 1.5. El Partido Comunista
69
A partir de septiembre de 1920, durante la ocupación de las fábricas, tanto Gramsci como los demás integrantes de la revista irían asiduamente a las industrias para discutir los 65
DE FELICE, Serrati, Bordiga, Gramsci…, p. 300. Ibid., p. 362. 67 GRAMSCI, Antología…, p. 97. 68 FIORI, Vita di Antonio Gramsci…, p. 165. 69 Publicado el 9/10/1920 en L’Ordine Nuovo. Véase GRAMSCI, Antonio, Antología…, pp. 101110. 66
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problemas que se planteaban entre los obreros, puesto que, por ejemplo, los técnicos habían
abandonado
sus
puestos
de
trabajo.
La
ocupación
había
aliviado
momentáneamente las diferencias dentro del grupo de L’Ordine Nuovo. Aun así, había ciertas tendencias a romper enseguida con el PSI con la intención de formar un nuevo partido comunista. En este contexto,70 el día 20 de septiembre, en la Fiat-Centro, los camaradas de la fracción comunista decidieron separar su responsabilidad de la de los dirigentes sindicales reformistas y del PSI. Algunos propusieron la escisión de inmediato, Bordiga, más prudente, sostuvo que había que presentar la batalla en el Congreso Nacional del PSI. La sección socialista de Turín, en la que estaban Togliatti y Terracini, también estuvo en contra de la separación inmediata. Fuera de Turín la adhesión de las masas a la ocupación de fábricas había sido menor y las organizaciones sindicales se preocupaban únicamente de tener una salida honorable. Había de empezar entonces, con vistas al Congreso Nacional socialista, el debate dentro del PSI. Es en este contexto que se debe inscribir este artículo donde Gramsci empieza reflexionando sobre las primeras comunidades cristianas y donde dice que “el cristianismo representa una revolución en la plenitud de su desarrollo”. Con esta reflexión, Gramsci introduce el porqué de sus investigaciones históricas acerca de los “gérmenes” de una civilización proletaria. A su entender, “el Partido Comunista es en ese momento la única institución que puede compararse seriamente con las comunidades religiosas del cristianismo primitivo”. En la segunda parte del artículo, Gramsci va aterrizando sobre el análisis de la situación concreta en Italia. Traza un recorrido metódico de los intentos de reacción, pasando por el PPI y su papel en el campo, el capitalismo y su fuerza concreta en la prensa, el Senado y el ejército. Seguidamente, Gramsci plantea que “solo el proletariado es capaz de crear un Estado fuerte y temido, porque tiene su programa de reconstrucción económica, el comunismo” y por eso propone que, al Partido Comunista, “no le falta más que la organización explícita, la centralización y su disciplina para desarrollarse rápidamente, conquistar y renovar la formación del partido de la clase obrera”. En la primera quincena de octubre se celebraría en Milán una conferencia en la que se lanzaría el Manifiesto-Programa de la fracción comunista, basado en la asunción de las posiciones de la Internacional. Lenin se alinearía sin reservas con la nueva izquierda del 70
Cabe tener presente, para conformarse una imagen más rigurosa de la situación, dos factores más para dar una imagen más completa de este contexto: las 21 condiciones de Lenin y la vuelta de los dirigentes del PSI y de a CGdL del Congreso de la Internacional Comunista.
25
PSI. Así, el 28 de noviembre, en Imola, la fracción comunista se prepararía para el Congreso de Livorno, que tendría lugar del 15 al 21 de enero de 1921. Gramsci, en el seno de este debate sobre la posición de los comunistas en relación con el PSI, escribiría su artículo (en forma de editorial de L’Ordine Nuovo): Los comunistas, que con su energía y su espíritu de iniciativa han salvado a la clase obrera de un desastre durante la lucha de los metalúrgicos, deben llegar hasta las últimas consecuencias de su actitud y de su acción: salvar la formación principal (reconstruyéndola) del partido de la clase obrera, dar al proletariado italiano el Partido Comunista que sea capaz de organizar el Estado obrero y las condiciones para la llegada de la sociedad comunista.71
Inicialmente, Gramsci defendía la postura de intentar renovar el PSI desde dentro, contraponiéndose a la postura de Bordiga de separarse directamente de él. No sería hasta que Lenin, en noviembre, escribiera Falsos discursos sobre la libertad que Gramsci aceptaría la escisión como inevitable. En este texto, Lenin decía que la presencia de reformistas ponía en peligro la suerte de la revolución. En esto estaba de acuerdo con Gramsci. 72 Sin embargo, Lenin iba más allá, recomendaba también alejar de los puestos de responsabilidad a los “excelentes comunistas que titubean, que manifiestan vacilaciones en el sentido de la unidad con los reformistas”.73 Se podría creer que, a partir de aquí, Gramsci tuvo que aceptar tener una posición subalterna a la de Bordiga dentro del futuro partido que estaba por crearse. El 21 de enero de 1921 se constituía el Partido Comunista d’Italia (PCd’I), dominado por los comunistas abstencionistas de Amadeo Bordiga, apoyado por la Internacional y constituido por una minoría saliente del PSI. El Partido había nacido como una secta e iba a conservar durante mucho tiempo esta característica. Gramsci escribiría en 1923 que “La escisión de Livorno (el alejamiento de la mayoría del proletariado italiano de la Internacional Comunista), sin duda alguna, ha sido el mayor triunfo de la reacción”.74
71
GRAMSCI, Antología…, p. 110. Aun con los postulados de Lenin, en el PSI los maximalistas de Bombacci y Serrati eran gran parte del partido mientras que el grupo de L’Ordine Nuovo era minoritario fuera de la ciudad de Turín. 73 FIORI, Vita di Antonio Gramsci…, p. 181. 74 Ibid., p. 187. 72
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5) Conclusiones Gramsci no terminó sus estudios de Letras en la Universidad de Turín por dedicarse profesionalmente al periodismo militante. La totalidad de su producción intelectual anterior a 1926 fueron textos periodísticos breves o algunos informes políticos relativamente largos, entre los que se encuentran los cinco que han sido objeto de estudio en este trabajo.75 A pesar de que nunca se dedicó a la investigación científica antes de su detención en 1926, antes de los Cuadernos de la cárcel, podemos decir, a través de Franco de Felice, que Gramsci se dedicaría, durante esos años, a “apropiarse del significado histórico-universal de las experiencias revolucionarias en acto, a poner en una perspectiva revolucionaria a los movimientos de masas[…] y a lidiar con toda una tradición socialista.”76 Así, Gramsci sería uno de los protagonistas representativos de la crisis socialista, el actor principal en la traducción del leninismo a la situación en Italia y al mismo tiempo el punto de partida para el desarrollo de un movimiento de clase cualitativamente nuevo. La concepción gramsciana de la revolución proletaria rompería con toda una tradición del socialismo italiano en el rol protagonista que debían tener no pequeñas minorías sino las grandes masas humanas asociadas, organizadas y dirigidas por la clase obrera. También supuso una ruptura con toda la tradición socialista en su planteamiento de que el movimiento revolucionario se tenía que definir en la creación de un nuevo tipo de estado y que para llegar a ello no había solo que aplicar los conceptos marxistas correctamente, sino que también derivaba de la actualidad de la revolución. Gramsci escribiría que “hacía falta hacer irrumpir en la escena directamente a los obreros, las grandes masas humanas, con sus pasiones, sus caprichos, sus necesidades irrefrenables”. El inicio de la elaboración ordinovista, pues, es práctico-política hasta las últimas consecuencias; tanto en la elección de las formas institucionales nuevas en las que se organiza la carga revolucionaria objetivamente presente, como siendo un canal por el que pasa la transformación del partido, del sindicato y su relación.77 Por otra parte, si hay algo que se le puede imputar a la línea gramsciana durante el bienio rojo es la ausencia de debate sobre la Guerra y el retraso en el debate sobre el Partido.78 Pero sería injusto negar que el movimiento de los Consejos de fábrica, promovido por 75
PALA, “Lo nacional y lo popular…, pp. 238. DE FELICE, Serrati, Bordiga, Gramsci…, pp. 390-391. 77 Ibid., p. 298. 78 FORTI, “Gramsci durant…, p. 96. 76
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Gramsci en el 1919-1920, fue estudiado en los años setenta en todos los países donde vivían y luchaban proletarios. Esto, a ojos de Alfonso Leonetti, es el mejor examen para la valoración histórica de aquel movimiento.79 Asimismo, podemos entrever muchas de las idees subyacentes, que en el futuro Gramsci iba a teorizar de forma más abstracta y sistematizada, en estos artículos. Un ejemplo muy claro es en sus análisis donde desgaja las fuerzas de cada grupo y los principales actores políticos.80 Lo hace con realismo y atención mostrando la debilidad política del capitalismo en ese final de 1920. De esta manera, como ejemplo, se puede entrever ya un giro teórico en relación con la tradición marxista: 1. la primacía de la superestructura ideológica por encima de la estructura económica. 2. la primacía de la sociedad civil (consenso) por encima de la sociedad política (fuerza).81 Las teorizaciones y su reflexión historiográfica posteriores, como la propuesta de trazar una cultura nacional-popular que superara la vieja distinción entre cultura de élite y cultura popular o la creación de un “bloque histórico” entre obreros del Norte y los campesinos del Sur82, se pueden intuir en gran parte de sus reflexiones iniciales que posteriormente iban a ser desarrolladas en los Cuadernos de la cárcel. Cuenta Leonardo Rapone, a modo de anécdota explicativa, que Annibale Pastore, profesor de Gramsci en el año académico 1914-1915, detectaría en él, durante un curso sobre la casualidad histórica y sobre el paso del homo sapiens al homo faber, un gran interés por la práctica derivada de la teoría, quería saber cómo las ideas se convierten en fuerzas prácticas, cómo el pensamiento hace actuar, cómo y por qué se puede actuar con las ideas.83 Como se ha intentado mostrar en este trabajo, la preocupación por casar la teoría y la práctica recorre y atraviesa por completo la obra de Gramsci así, por ejemplo, sus grandes intuiciones habrían de tener una consonancia cronológica muy estrecha con 79
GRAMSCI, BORDIGA, Dibattito sui…, p. 15. “El Partido Comunista” en L’Ordine Nuovo, 9 noviembre de 1920 en GRAMSCI, Antología…, p. 110. 81 MOUFFE, Gramsci…, p. 3. 82 PALA, “Lo nacional y lo popular…, pp. 252. 83 RAPONE, Leonardo, Cinque anni che paiono secoli, Antionio Gramsci dal socialismo al comunismo (1914-1919), Carocci editore, Roma, 2011, p. 269. 80
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los grandes hechos de su época. Por ponerlo con Tommaso Nencioni, a raíz de la Revolución Rusa y su artículo, “La revolución contra el Capital”, Gramsci sacó dos intuiciones centrales en su obra: la negación de una visión lineal de la historia “como si ésta fuera movida por un demonio de carácter progresivo” y “la necesidad de los subalternos de crear, en el corazón mismo del conflicto, las instituciones por venir”.84
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NENCIONI, Tomasso “Le istituzioni nei passaggi d’epoca. La lezione di Gramsci”, Il
manifesto, 26 de abril de 2017.
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