CIENCIAS MILITARES. Ciencia-Arte-Método-Estado Mayor de Rodolfo Ortega Prado

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Ciencias Militares Ciencia – Arte – Método – Estado Mayor

Rodolfo A. Ortega Prado

Academia de Guerra – Jefatura de Estudios Ejército de Chile 2010

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Departamento de Estudios Estratégicos Jefatura de Estudios – Academia de Guerra Ejército de Chile Octubre 2010. Edita: Departamento de Estudios Estratégicos (ACAGUE). ISBN: 978-956-332-818-9 Impreso en: Impreso en Chile/ Printed in Chile

Registro de la Propiedad Intelectual Nº 196635.

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A mi esposa Marta PeĂąafiel GonzĂĄlez

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ÍNDICE PÁG.

Prólogo

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Introducción

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CAPÍTULO I: LAS CIENCIAS MILITARES COMO CIENCIA

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1.1. Las ciencias

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1.2. Clasificación de las ciencias

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1.3. Características de las ciencias fácticas según Mario Bunge

17

1.4. ¿Cómo se relacionan las quince características de Mario Bunge con el saber militar?

19

1.5. Definición de ciencias militares

26

1.6. Los paradigmas, axiomas, modelos, teorías, leyes y principios

27

1.7. Las ciencias y disciplinas que integran las ciencias militares

29

1.8. La importancia de la historia militar

31

1.9. Lo militar es una ciencia

33

CAPÍTULO II: EL ARTE MILITAR

34

2.1. ¿Qué es el arte?

35

2.2. Karl von Clausewitz y el arte militar

37

2.3. Evaristo San Miguel y Valledor

39

2.4. Francisco Villamartín Ruiz

41

2.5. Víctor Martín García y Francisco Gómez Souza

43

2.6

44

José Almirante Torroella

2.7. Vicente Martínez Araneda

45

2.8. Óscar Kaplán Cojano

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2.9. Roberto Mercado y Carlos Soria

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Índice

2.10. Guillermo Cabanellas de Torres

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2.11. Cristina Borreguero Beltrán

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2.12. Clausewitz en relación a los tratadistas militares

49

2.13. Expresiones del arte militar o arte de la guerra

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CAPÍTULO III: TÁCTICA Y ESTRATEGIA

58

3.1. ¿Por qué táctica y estrategia?

58

3.2. La diferenciación de los tratadistas 3.3. Cuánto de ciencia y cuánto de arte

59 67

3.4. Límites entre la estrategia y la táctica

70

CAPÍTULO IV: MÉTODO MILITAR

73

4.1. Introducción

73

4.2. Karl von Clausewitz y el método

74

4.3. Las ciencias militares y sus métodos

74

4.4. ¿Existe una metodología en la ciencia militar que se asemeje al proceso científico de otras ciencias?

75

4.5. Métodos en los ejércitos

83

4.6. Mario Bunge y el método militar

87

CAPÍTULO V: ESTADO MAYOR

90

5.1. La ciencia y el arte en la planificación del estado mayor

94

5.2. El método de trabajo en el Estado Mayor

97

Conclusiones

103

Bibliografía

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Cuando se trata de creación y de producción, allí está el dominio del arte; cuando el objetivo es la investigación y el conocimiento, allí reina la ciencia. Karl von Clausewitz 1832 Ya es tiempo, pues, en la aurora del siglo XX, que los ejércitos de las principales potencias militares traten de formarse una doctrina estratégica, como lo han hecho con la táctica, y así, el conjunto de estas dos doctrinas será lo que formará la doctrina de guerra. General Henri Mordaco 1912. La ciencia y el arte de la guerra tienen, cada cual en su respectivo campo de acción la misma importancia, y tanto la una como el otro son indispensables para la buena dirección y ejecución de las operaciones. Mayor Vicente Martínez A. 1935

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Prólogo La Academia de Guerra del Ejército de Chile difundió en el año 2010, una política de publicaciones consecuente con su doble dimensión de formadora de especialistas primarios de estado mayor y como instituto de educación superior. En esta política se señala que la difusión debe servir a la sinergia del proceso de enseñanza aprendizaje del Curso Regular de Estado Mayor (CREM), de tal manera que los oficiales cuenten con suficiente bibliografía inductiva a la formación del pensamiento crítico y al análisis propio de las funciones de los estados mayores. Con motivo de lo anterior, la Jefatura de Estudios le encomendó al Departamento de Estudios Estratégicos una reformulación de las líneas de investigación, de tal forma de dirigir el esfuerzo de las investigaciones a las áreas de las ciencias sociales en general y seguridad internacional, historia militar, conducción operacional, geopolítica y geoestrategia en particular. Con ello, además de corresponder a lo dispuesto por el Director de la Academia de Guerra en la política de publicaciones aludida, se inició la sistematización del conocimiento de las áreas relacionadas con las operaciones militares, y difusión de la investigación pertinente para ampliar el horizonte de conocimientos que se exige a los oficiales de estado mayor y contar con las suficientes fuentes bibliográficas de sustento. Al observar el dinamismo e interés que produjo en los alumnos la investigación, como parte de las exigencias para titularse como oficiales de estado mayor y eventualmente acceder a una maestría en ciencias militares, el Departamento de Estudios Estratégicos estimó conveniente partir con un cuestionamiento al origen mismo de la ciencia militar. Para ello, le encargó a uno de sus profesores la realización de una aproximación teórica que diera inicio a un debate respecto de los orígenes de la ciencia militar, su cientificidad y su arte. Este Ensayo concreta lo anterior, e incluye por lo tanto una reflexión y proposición sobre las características del conocimiento

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que se le atribuye a las ciencias militares y al método heurístico que la identifica. La reflexión se circunscribe al estudio de cuánto de arte y ciencia existe en la ciencia militar y para ello se efectúa una revisión histórica de los planteamientos de tratadistas militares de diferentes épocas, y se concluye respecto de su objeto y fines, como también del sentido que tiene clasificar a la ciencia militar como ciencia. Para fundamentar se hace una comparación entre las características de las ciencias actuales y la ciencia militar, se reflexiona respecto de su arte, y cómo la ciencia y arte se materializan o están representados en la táctica y estrategia. La propuesta se refiere al método que emplean las ciencias militares para resolver sus cuestiones, y como éste constituye el referente por excelencia para realizar investigaciones en el ámbito de la ciencia militar, y preferentemente, aquellas relacionadas con la batalla propiamente tal, o con la táctica y estrategia en particular. Los expertos en asuntos militares de fines del siglo XIX, señalaban que definir si la guerra es arte o ciencia era una discusión superada por los tratadistas de aquel entonces, e incluso indicaban que muchas décadas antes fue parte de las obras clásicas que deliberaban sobre la guerra. Una prueba de ello, lo constituye la obra De la Guerra de Karl von Clausewitz (1780-1831), cuya publicación, en 1832, da cuenta de su particular punto de vista sobre esta materia. Después de un siglo, en 1935, el Mayor de Ejército Vicente Martínez A., recuerda: precisar si la guerra debía considerarse como un arte o ciencia, constituyó una añeja polémica profesional, ya definitivamente resuelta en nuestra época (1935). De ser así, ¿cuál es el objetivo de la reflexión y propuesta que incluye este ensayo? si ya está definido que la guerra es un arte y una ciencia. Primero, que los jóvenes oficiales que ingresan al CREM cuenten con antecedentes básicos respecto de la calidad de profesionales de las ciencias militares que son, es decir, una perspectiva

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Prólogo

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académica de por qué las ciencias militares son ciencia. Segundo, provocar una discusión a la luz de planteamientos académicos clasificatorios de las ciencias, e identificar las características del arte y ciencia militar dado los nuevos paradigmas que permiten contrastar las características de las ciencias militares con las particularidades de las ciencias según académicos vigentes, como Mario Bunge. De igual forma, se clasifican las distintas ciencias y disciplinas que participan en las ciencias militares, que tienen objetivos de estudio divergentes, aunque convergentes cuando de la guerra o empleo de las fuerzas militares se trata. Se agrega a ello uno de los motivos principales de este Ensayo, que consiste en estimular a los estudiosos de las ciencias militares a aceptar, que al igual que las otras ciencias, las ciencias militares poseen sus propios métodos de investigación, que preferentemente se aplican en los estados mayores, pero que no excluyen los lineamientos que utilizan las ciencias sociales en general. En espera de que los resultados de este trabajo puedan ser comentados y criticados por quienes ejercen la profesión militar y especialmente por quienes integran el Curso Regular de Estado Mayor, cabe por el momento, expresar los reconocimientos al autor, Coronel Rodolfo Ortega Prado, y dar los agradecimientos por sus respectivos aportes; al profesor de metodología del Departamento de Investigación y Extensión de la Academia de Guerra del Ejército de Chile, don Nelson Morales Sepúlveda; al Presidente de la Academia de Historia Militar, General de División Waldo Zauritz Sepúlveda; a los generales de división Antonio Martínez Roa y Ricardo Ortega Prado; y a los profesores del Departamento de Estudios Estratégicos de la Academia de Guerra, Coronel Esteban Guarda Barros y Teniente Coronel José Miguel Urrutia Dublé. Coronel Juan Carlos Henríquez Barrera Jefe de Estudios (2010) Academia de Guerra

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Introducción El objeto de estudio de las ciencias militares es la guerra, y respecto de ella diversos tratadistas y académicos de temas militares han reflexionado si la guerra es Arte o Ciencia, o si correspondería decir arte militar o ciencia militar. Algunos la han catalogado como “ciencia”, por las experiencias, teorías y principios derivados, y otros como “arte”, por la habilidad que deben poseer los comandantes para emplear los recursos en el campo de batalla y el ingenio de grandes capitanes que han conducido a la victoria a ejércitos colosales: la guerra ¿es arte o ciencia? ¿Se debe decir arte de la guerra, ciencia de la guerra, o quizás las dos cosas?1 En el siglo XIII empieza a utilizarse en Castilla la acepción guerra, y prácticamente cinco siglos después comienza el cuestionamiento de si ésta es un arte, una ciencia o ambas. En la discusión, el conocimiento que aporta la historia militar adquirió importancia, como la principal fuente que sustenta las teorías de conducción de la guerra y los principios que permiten clasificarla como ciencia o arte. En el siglo XIX, el tratadista en asuntos militares Francisco Villamartín y Ruiz (1833-1872) señaló que toda ciencia empieza por la observación del hecho fundamental, por el reconocimiento del principio, y que específicamente la ciencia militar estudia al hombre como un ser físico apto para la guerra; al hombre como ser moral, por la parte que su alma toma en la lucha; al pueblo, como origen del ejército; al ejército, en su forma social y organismo de lucha y, como resultado de esto, a la guerra en sus maneras de ser en relación a los modos de ser del pueblo, del ejército y del individuo. Por lo tanto, Villamartín indica que la ciencia militar: Trata de la guerra, en su causa y en sus manifestaciones sociales, y del ejército, en la constitución política de sus elementos y en su 1

Almirante, José. Diccionario Militar. Madrid: Ministerio de Defensa de España, 2002, p.539.

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Introducción

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aptitud como agente de victoria. Su fin práctico, puesto que toda ciencia lo tiene, es fijar los principios a que debe someterse esa constitución, y conducir, tanto como se pueda, la serie de esas manifestaciones de modo que en cada caso particular, teniendo como datos el pueblo, el estado de la civilización y la idea que se quiere que triunfe, se consiga la mayor suma de bien social con los menores esfuerzos posibles, y economizando sangre, trabajos y sufrimientos al individuo.2

Esta discusión de si la guerra es arte o ciencia no constituyó un mero cuestionamiento a las acepciones. Existió una inclinación a creer que la clasificación de “ciencia” otorga un estatus superior al de “arte”, como asimismo, cientistas de otras áreas con algún celo respecto de su propia ciencia, hasta el día de hoy no vacilan en indicar que la conducción de la guerra es sólo una disciplina. Incluyendo a algunos militares, que señalan que la guerra es únicamente arte: Se debe sin duda a que el vocablo ciencias no ofrece a primera el concepto de un cambio incesante, de una variedad infinita, que es característica de todo arte. La guerra y sus métodos evolucionan en un ambiente de sistemas efímeros, accidentales, contrapuestos con el método en general de la realidad sistemática e interpretativa del propósito científico.3

Paulatinamente, empezaron a surgir los planteamientos académicos que señalaban que la guerra es al mismo tiempo ciencia y arte. La conducción de la guerra y la habilidad que deberán poseer los comandantes en aplicar estrategias y tácticas que permitan alcanzar sus objetivos representa el “arte”, y la explicación de las causas, evolución y propósitos de las guerras representa a la “ciencia”. Pese a lo anterior, destacados tratadistas militares adoptaron posiciones divergentes, valga recordar a José Almirante, que luego de analizar diversas definiciones de guerra e incluir el parecer de acreditados militares, señaló que no hay ciencia, sino arte de la guerra, y que este arte 2 3

Villamartín y Ruiz, Francisco. Nociones del Arte Militar. Madrid: Editorial Ejército, 1943, p.8. Diccionario Enciclopédico de la Guerra. Madrid: Editorial GESTA, 1958, p.79.

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Introducción

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posee una parte científica, que puede crearse y aprenderse; una parte técnica, que el soldado aprende en el campo de instrucción y algunas veces también en el de la guerra, y una parte puramente artística que en sus grados inferiores, se designa por el talento del general, y en sus grados superiores por el carácter de éste: ambas cosas, como ya he dicho, son dones que la naturaleza no prodiga sino a sus elegidos, y por esta razón no pueden ser enseñadas ni aprendidas, como la historia de todos los tiempos nos lo prueba.4 Desde otro punto de vista, el célebre Von Clausewitz (1780-1831) dice que la guerra no es arte ni ciencia, sino un acto de la actividad humana. Pese a ello, Clausewitz privilegia decir arte de la guerra en vez de ciencia de la guerra, porque en su época solo tenían cabida como Ciencia las que hoy conocemos como ciencias formales. Von Clausewitz señaló que llamamos arte a todo aquello que llega a un conocimiento capaz de llevar a la práctica o crear alguna cosa, y ciencia, cuando se trata sencillamente del conocimiento de la cosa: Cuando más se materializan estos sutiles elementos del alma en las formas exteriores del mundo, tanto más determinada se hace su esfera de acción; la parte de esta esfera en que se trate de crear y realizar el objeto de aquélla, corresponde al arte; la ciencia reina donde el fin sean las investigaciones y conocimientos. De todo lo dicho se deduce que es más apropiado decir Arte que Ciencia de la guerra.5

Como se aprecia, la reflexión de Clausewitz es coincidente con la forma de catalogar el saber en su tiempo, ya que las más importantes clasificaciones de las ciencias se dan posteriormente, como las de Rudolf Carnap (1891-1970) y Mario Augusto Bunge (1919- ). El mariscal Ferdinand Foch (1851-1929), profusamente conocido por sus obras Los Principios de la Guerra de 1903 y Sobre el 4 5

Almirante, José, op. cit., p.542. Von Clausewitz, C. De la Guerra. Madrid: Ediciones Ejército, 1978, p.121.

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Introducción

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Desarrollo de la Guerra de 1904, citando al general Ruso Mikhail Ivanovich Dragomirov (1830-1905), indicaba que: ciencia y teoría son dos cosas bien diferentes, porque todo arte puede y debe tener su teoría, pero sería absurdo querer hacerla una ciencia. Nadie pretendería hoy pensar que puede haber una ciencia de la guerra. Sería tan absurdo tan grande como una ciencia de la poesía, de la pintura o de la música.6 Pero el mariscal Foch establece una importante diferencia al indicar que los principios se relacionan con la ciencia, y las reglas con el arte, para luego aseverar: aquí aparece, con el método, el resultado perseguido; pasar de la concepción científica al arte de mandar, de la verdad poseída y conocida a la realización de esta verdad. Como se ve sutilmente F. Foch se acerca a la diferenciación que nos preocupa: La única vacilación del mariscal para confesar explícitamente su pensamiento en pro de la Ciencia de la guerra, es porque teme el dogmatismo; pero, en definitiva, comprende que existe como tal ciencia.7

Posteriormente, en el siglo XX, es posible observar los primeros planteamientos que tratan de los asuntos militares como ciencia y arte a la vez. Las enunciaciones se dan a partir de la conveniencia de definir si la Estrategia es una disciplina científica o sencillamente un arte. En Chile, una de las principales publicaciones de la época, que se refiere en extenso al tema, es la de Manuel Montt Martínez (1955), que indica que el arte es una función creadora en la cual interviene la personalidad y la individualidad de quien la ejecuta, ciencia en cambio, es un conjunto de conocimientos deducidos del razonamiento, de la observación y de la experiencia.8 Manuel Montt concluye:

6 7 8

Foch F. Los Principios de la Guerra. Santiago: Versión castellana de J. Boonen Rivera, (Biblioteca de la Academia de Guerra), 1919, p.22. Diccionario Enciclopédico de la Guerra, op. cit. p.80. Montt Martínez, Manuel. La Guerra. Su conducción Política y Estratégica. Santiago: Biblioteca del Oficial, 1955, p.21.

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Introducción

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La conducción bélica moderna es una combinación de arte y ciencia, y cuya concepción y realización depende esencialmente de la personalidad y capacidad del jefe.9

Como se mencionó, la cuestión de si las ciencias militares son ciencia o arte ha sido objeto de una larga discusión, pero en general existe una mayor coincidencia en indicar que se trata tanto de una ciencia por el conocimiento para explicar sus causas, evolución y efectos, y un arte, cuando se trata de conducir y aplicar los recursos que se destinan a la guerra. Por ello, cabe indicar que en una de las últimas publicaciones del Ejército de Chile, el Reglamento de Operaciones del Ejército 2007, se indica que los principios de la guerra representan la concentración de experiencias acumuladas en un área de una ciencia o arte, obtenidas mediante el método científico de investigación para problemas de tipo teórico. Estos principios son flexibles y su aplicación requiere de criterio, ya que se consideran la síntesis de las lecciones aprendidas por ejércitos y comandantes en los campos de batalla durante la historia de la humanidad.10 Es decir, se concreta, la guerra es una ciencia y también un arte, pero más que eso, se hace mención a la recopilación de experiencias, al método científico de investigación, y a los problemas de tipo teórico implicados. Por ello, hay concordancia, que indistintamente se llama ciencia militar o ciencia de guerra al conjunto de conocimientos relativos a la guerra y a las instituciones militares: La ciencia puede adquirirse por el estudio y no exige en el que la cultiva condiciones superiores a las ordinarias; el arte es más personal, y por eso no es dado a cualquiera, por mucho que sepa, llegar a ser un gran caudillo, del mismo modo que no todo el mundo puede ser un gran pintor o un maestro de la elocuencia.11

9 10 11

Ídem, p.22. Ejército de Chile. Reglamento de Operaciones. Santiago: Comando de Institutos y Doctrina 2007, p.21. Enciclopedia Universal Ilustrada. Barcelona, España, Tomo XIII, s/a p.140.

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Introducción

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Para lo anterior, se realizará una breve aproximación a la conceptualización y clasificación de las ciencias en general, para contrastar sus características con los fines de las ciencias militares. Además, se hará una correlación entre los paradigmas, teorías y modelos que se utilizan en el pensamiento militar, para luego referirse a los métodos de investigación que le dan el carácter de científico a la ciencias militares como tal. Es decir, a la obtención de conocimiento como un sistema de ideas provisionales que van permitiendo el crecimiento teórico de la ciencia, y al proceso de investigación en las ciencias militares, como la actividad productora de ideas que permite nuevas teorías y mayor conocimiento. Finalmente, se procederá a explicitar la convergencia de la ciencia y el arte en los estados mayores, instancia donde converge el método y el ingenio para solucionar problemas militares. El arte será expresado en las formas que tratadistas militares en diversas épocas lo han definido, y complementado con algunos ejemplos de grandes comandantes que la historia depara, y que como José Almirante señala: forzoso es que su genio, cerniéndose sobre el teatro de las operaciones, esté dotado del don de segunda vista, y, por un movimiento de inspiración, haga brotar la certeza de la incertidumbre.12 Por ello, en concordancia con los fines del arte de la conducción militar, se hará una aproximación a las particularidades de la estrategia y táctica, como las máximas expresiones de arte por la habilidad de los comandantes para organizar y emplear las fuerzas en el campo de batalla. El objetivo final de este ensayo es construir una perspectiva actual de los fundamentos que circunscriben la actividad militar a una ciencia y arte, ya sea por la cantidad de otras ciencias y disciplinas que concurren con sus conocimientos a conformar su estructura, por los métodos para resolver sus problemas e investigar sus fenómenos, o por las decisiones estratégicas y tácticas de capitanes y genios militares.

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Ídem, p.543.

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CAPÍTULO I LAS CIENCIAS MILITARES COMO CIENCIA Mis lecturas en el curso de los años me han convencido de que nadie en este siglo XX puede convertirse en un gran comandante, en un supremo practicante del arte de la guerra, a menos que primero haya estudiado y reflexionado sobre su ciencia.

1.1. Las ciencias

Mariscal Montgomery.

La mayoría de los académicos señalan que las “ciencias” son los conocimientos obtenidos por medio de la observación y el razonamiento sistemáticamente ordenados, que se deducen de la aplicación de principios o leyes generales. También son entendidas como un saber metódico que versa sobre verdades generales o la operación de leyes de la naturaleza, basado en observaciones y respaldado mediante la prueba y el experimento, accesible intersubjetivamente y con una amplia aceptación.13 Según R. Sierra Bravo es un conjunto sistemático de conocimientos sobre la realidad observable, obtenidos mediante el método de investigación científico.14 Por su parte, Mario Tamayo y Tamayo señala que la ciencia: busca establecer las relaciones existentes entre diversos hechos, e interconectarlos entre sí a fin de lograr conexiones lógicas que permitan presentar postulados o axiomas en los distintos niveles del conocimiento; a partir de la sistematización que logra mediante la utilización de la investigación y el método científico, determina la objetividad de las relaciones que establece entre los hechos y fenómenos de que se ocupa.15 Los postulados o axiomas deben ser entendidos como proposiciones, cuya verdad se admite sin pruebas y que son necesarios para servir de base de los razonamientos sin necesidad 13 14 15

Muñoz, Jacobo y Velarde, Julián (editores). Compendio de Epistemología. Madrid: Editorial Trotta, 2000, p.100. Sierra Bravo, Restituto. Tesis Doctorales y trabajos de Investigación Científica. Madrid: Thomson, 2003, p.24. Tamayo y Tamayo, Mario. El proceso de la investigación científica. México D.F.: Limusa, Noriega editores, 2002, p.15.

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de demostración, y la sistematización como un proceso continuo, que organiza información relacionada entre sí para ordenadamente contribuir a la generación de otros conocimientos. Difícilmente será posible observar un consenso en la comunidad científica de qué se entenderá por ciencia. Las diferencias filosóficas en algunos casos son extremas, los matemáticos, los físicos, los sociólogos, epistemólogos y teóricos en general son profusos en definiciones y alcances, pero se han ido aceptando criterios comunes, que relacionan a la ciencia con el conjunto de conocimientos racionalmente coherentes, verificables y refutables, que intentan describir las leyes de la naturaleza y del pensamiento, así como las estructuras y procesos de la organización cultural y social.16 De igual forma, existe un grado de aceptación en indicar que la ciencia constituye un sistema de procedimientos y métodos que nos sirve para “conocer” y para “actuar”, pero que: La aparición de cada ciencia va asociada al nacimiento de un método que la caracteriza. El método es, en general, el legado de cada uno de los grandes creadores de nuevas orientaciones científicas.17

1.2. Clasificación de las ciencias Hay concordancia en indicar que existen las ciencias puras y las ciencias aplicadas. Las puras son las objetivamente verificables,18 y las aplicadas, son aquellas en que el conocimiento científico tiene un uso práctico.19 En ese sentido, diversos científicos han realizado aportes para estructurar, dar un orden o clasificar a las ciencias. Uno de los más notables es el alemán Rudolf Carnap 16 17 18 19

Gajardo, Paz; Gamba, Susana; Chumbita, Hugo. Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas. Puntosur editores, 1989, p.75. Saumells, Roberto. La Ciencia y el Ideal Metódico. Madrid: Ediciones Rialp, S.A., 1958, p.13. Incluyen una explicación universalmente cierta e identificable con una verdad eterna de la naturaleza. Aplicación del conocimiento de una o varias áreas de la ciencia para resolver problemas prácticos.

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(1891-1970), que indica que las ciencias pueden ser catalogadas en ciencias formales, ciencias naturales y ciencias sociales.20 Las ciencias formales estudian las formas válidas de inferencia como la lógica y la matemática, por eso no tienen contenido concreto y están en contraposición al resto de las ciencias fácticas o empíricas; las ciencias naturales tienen por objetivo el estudio de la naturaleza, siguen el método científico como la astronomía, biología, física, geología, química, geografía física y otras; y las ciencias sociales que dominan los aspectos del ser humano, su cultura y sociedad. Según Rudolf Carnap, en las ciencias sociales el método dependerá de cada disciplina en particular a desarrollar en las ciencias políticas, economía, derecho, historia, psicología, sociología y geografía humana entre otras. Por su parte, Mario Augusto Bunge clasifica a las ciencias en ciencias formales y ciencias fácticas. Dentro de las formales, incluye al igual que Rudolf Carnap, a la lógica y la matemática, por racionales, sistemáticas y verificables, pero que no aportan información acerca de la realidad, no se ocupan de los hechos, tratan de entes ideales; estos entes, tanto abstractos como los interpretados, solo existen en la mente humana. Las ciencias formales, no entran en conflicto con la realidad, pero se emplean por las otras ciencias para entenderla. La otra clasificación que hace Mario Bunge, se refiere a las ciencias fácticas o empíricas, donde es necesaria la racionalidad y que sean verificables mediante la experiencia. En estas se interpreta, y es necesaria una coherencia y son esencialmente probables: las ciencias formales demuestran o prueban: las ciencias fácticas verifican hipótesis que en su mayoría son provisionales. La demostración es completa y final; la verificación es incompleta y por ello temporaria. La naturaleza misma del

20

Carnap, Rudolf. The Philosophical Foundations of Physics: An Introduction to the Philosophy of Science (Fundamentación lógica de la física. Introducción a la filosofía de la ciencia), Basic Books. Nueva York, 1966.

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método científico impide la confirmación final de las hipótesis fácticas.21 Siguiendo la clasificación de Rudolf Carnap, las ciencias militares podrían estar encasilladas preferentemente dentro de las ciencias sociales, aunque también muchos de sus aspectos son propios de las ciencias naturales, en especial aquellos relacionados con la geografía. Desde el punto de vista de Mario Bunge, la categorización se centralizaría en las ciencias fácticas, ya que el conocimiento fáctico, aunque racional, es esencialmente probable; dicho de otro modo: la inferencia científica es una red de inferencias deductivas (demostrativas) y probables (inconcluyentes).22Por esto último, y para los fines de este ensayo, se ha estimado conveniente relacionar las características de las ciencias militares con las particularidades de las ciencias fácticas estipuladas por Mario Bunge.23 1.3. Características de las ciencias fácticas según Mario Bunge Mario Bunge propone quince características que deben reunir las ciencias fácticas: En primer lugar, indica que el conocimiento fáctico parte de los hechos, los respeta hasta cierto punto, y siempre vuelve a ellos. Se observan los hechos y fenómenos que interesan y se estudian sin modificarlos, si ello no es posible, los cambios serán objetivos, nunca arbitrarios. El conocimiento científico transciende los hechos: descartar los hechos, produce nuevos hechos y los explica. Correlaciona y explica. Selecciona y controla los hechos, los reproduce si es posible. Racionaliza la experiencia en lugar de restringirse a describirla. Es decir, no se limita a la mera clasificación de los fenómenos, sino que los explica formulando hipótesis y teorías. 21 22 23

Bunge, Mario. La ciencia, su método y su filosofía. Buenos Aires: Ediciones Siglo Veinte, 1996, pp.9-14. Ídem, p.14. Ídem, pp.16-36.

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La ciencia es analítica: aborda problemas circunscritos, uno a uno, y trata de descomponerlo todo en elementos. No ignora la síntesis, pero rechaza la pretensión irracionalista de que la síntesis puede ser aprendida por una intuición especial, sin previo análisis. La investigación científica es especializada. La ciencia está fraccionada en sectores independientes, pero a pesar de esto existe unidad metodológica. Además, hay áreas de la ciencia que son interdisciplinarias, como por ejemplo, la bioquímica, la psicología social, entre otros. El conocimiento científico es claro y preciso. Procura la precisión; nunca está enteramente libre de vaguedades, pero se las ingenia para mejorar la exactitud. La claridad y la precisión se obtienen con 1) los problemas se formulan de manera clara, 2) parte de nociones claras y luego las complica, purifica y eventualmente las rechaza, 3) define la mayoría de los conceptos, 4) crea lenguajes artificiales, palabras, símbolos, etc., y 5) procura siempre medir y registrar los fenómenos. El conocimiento científico es comunicable. No es inefable sino expresable, no es privado sino público. El conocimiento científico debe ser verificable. Debe aprobar el examen de la experiencia. Con el fin de explicar un suceso se adelantan conjeturas que deben ser colocadas a prueba de forma empírica para probar su autenticidad. La investigación científica es metódica, no es errática, sino planeada. Los investigadores no tantean en la oscuridad sino que saben lo que buscan y cómo encontrarlo. El conocimiento científico es sistemático. Comprende un sistema de ideas conectadas entre sí. El conocimiento científico es general, ubica los hechos singulares en pautas generales y los enunciados particulares en esquemas

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amplios. Al científico no le interesan los hechos aislados si no es para generalizarlos, para hallar características comunes, las cualidades esenciales y las relaciones de uniformidad. El conocimiento científico es legal, se esfuerza en descubrir y aplicar leyes. Hay leyes de hechos y leyes mediante las cuales se pueden explicar otras leyes. La ciencia es explicativa. Intenta explicar los hechos en términos de leyes y las leyes en términos de principios. Los científicos, además de saber cómo son los fenómenos, buscan sus causas. El conocimiento científico es predictivo. Trasciende la masa de los hechos de experiencia, imaginando cómo ha sido el pasado y cómo puede ser el futuro. Por ello se caracteriza más por su perfectibilidad que por su certeza. La ciencia es abierta. No reconoce barreras a priori que limiten el conocimiento. Los conocimientos científicos no son irrefutables, cerrados y concluidos, por el contrario, el conocimiento científico puede ser siempre refutado y así, hasta el principio más sólido puede ser sustituido. El progreso científico se debe, entre otros factores, a que en la ciencia no hay dogmatismo y todo está abierto a la controversia. La ciencia es útil. Busca la verdad y por ello la ciencia es eficaz para proveer herramientas para el bien o para el mal.24 1.4. ¿Cómo se relacionan las quince características de Mario Bunge con el saber militar? Efectuada una clasificación y reseñadas las características principales de las ciencias fácticas, nos queda el camino abierto para ver cómo se comportan las ciencias militares con las características de las ciencias según Mario Bunge, y cuál sería el

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Ídem.

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tipo del conocimiento científica pertinente.

científico

involucrado

e

investigación

En 1998 se efectúa una aproximación al respecto, y en aquel entonces, el Teniente General Julio Canessa Robert publicó un artículo denominado “La integración y Relaciones entre las ciencias sociales y las ciencias militares”,25 en el cual señala que existe una clara diferencia entre las ciencias militares y las ciencias sociales cuando se compara el grado de desarrollo e integración logrado por cada una. Ello se debe, según el general Canessa, a que el avance de las ciencias sociales es más nuevo, y más bien ha sido preocupación del último tiempo, las militares también han Logrado una consolidación epistemológica que aún no todos reconocen unánimemente como tal, por diferentes razones. En efecto, dice el general Canessa, si bien es cierto la estrategia y otras ramas del saber militar clásico son casi tan antiguas como el hombre, no es menos cierto que su desarrollo y desenvolvimiento científico es posterior, ya que antes sólo estuvo al alcance de los grandes capitanes y hombres de excepción. Solo en los tiempos modernos, coincidiendo con la gran evolución de los hechos bélicos, a contar específicamente del siglo XVII en adelante, las ciencias militares vinieron a ser investigadas y ordenadas metódicamente para ser transmitidas en forma sistemática a las nuevas generaciones de conductores militares.26 Además, señala que el cientista político moderno, Alvaro D'Ors, determinó que en la Ciencia Política existen tres áreas fundamentales; la eunomía (eu nomos) o ciencias de la buena ordenación, referida en especial a la política legislativa; la amfictiónica (amphictiones, o vecino), que se refiere al establecimiento de relaciones con otros grupos exteriores al gobernado y la filáctica (de phylax, guardián), rama de la ciencia política que se ocupa de la defensa del grupo por parte del gobierno, de la sociedad política o Estado. Finalmente, señala que 25

26

Canessa Robert, Julio. “La integración y Relaciones entre las Ciencias Sociales y las Ciencias Militares”. Memorial del Ejército de Chile Nº 457. Santiago: Departamento Comunicacional, 1998, p.91. Ídem, p.92.

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lo que conforma la ciencia militar, en suma, no es sólo una ciencia, sino una variedad de ciencias relacionadas entre sí, por el propósito común de asegurar la defensa del ente político soberano. Por cierto, dice el general Canessa, el hecho de que tenga una gran variedad de ciencias, no significa, en ningún caso, que sea una miscelánea inconexa de diferentes disciplinas.27 Pese a lo anterior, se estima que las dudas se pueden despejar, contrastando cada una de las características de las ciencias definidas por Mario Bunge con la perspectiva de las ciencias militares actuales. 1)

El conocimiento científico es fáctico:28 las ciencias militares se sustentan en la observación y análisis histórico de las guerras y batallas tal como fueron. A partir de las experiencias históricas es posible definir probables efectos que sucederán en situaciones similares. No es factible realizar –a modo de experimentación– una guerra o una batalla para percatarse respecto de correlación entre las fuerzas, tecnología y voluntades.

2)

El conocimiento científico trasciende los hechos: se deduce respecto de las experiencias individuales o colectivas y no se guía por meras coincidencias. Pese a que las situaciones coyunturales también son importantes para concluir respecto de los dispositivos y maniobras militares, las deducciones se obtienen a partir de la teoría que ha sido posible construir y no de las casualidades.

3)

La ciencia es analítica: el análisis en las ciencias militares implica el estudio y descomposición de todas las variables que inciden en el desarrollo de los acontecimientos, las relaciones entre las partes permiten, en definitiva, estructurar la síntesis. Las ciencias militares buscan soluciones a cada uno

27

Ídem, p.96. Conocimiento fáctico es aquel que se fundamenta y se limita al conocimiento de los hechos.

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de los problemas que representan las disciplinas o áreas de estudio que la componen, como la táctica, estrategia, geografía, etc. 4)

La investigación científica es especializada: el proceso de investigación en las ciencias militares requiere de esfuerzos multidisciplinarios que individual y colectivamente permitan ir construyendo el saber. La logística, la táctica, la inteligencia, la política, y otras áreas, convergen con sus respectivos procesos de análisis para dar vida a un todo coherente.

5)

El conocimiento científico es claro y preciso: los paradigmas realistas están más cerca del estudio de las ciencias militares, ya que permiten respuestas precisas y descartan las vaguedades. Los problemas de índole militar o relacionados con la guerra en general son fácilmente identificables, aunque no necesariamente comprobables, por ello es necesario construir planteamientos teóricos y emitir diferentes conceptos que permitan ser reformulados y eventualmente rechazados.

6)

El conocimiento científico es comunicable: los estudios militares y específicamente el análisis del campo de batalla de las guerras locales o regionales se nutre de la historia, por lo cual no existen secretos respecto de sus planteamientos teóricos, principios o modalidades. El conocimiento de la guerra y de lo militar en general, está debidamente a disposición de cualquier ciencia o disciplina. Está demostrado que las tácticas y estrategias son de conocimiento público, eso si, después de implementadas, ya que la fricción de las voluntades impide que las planificaciones se concreten íntegramente como fueron concebidas. Las ciencias militares resguardan información respecto de las potencialidades propias como del adversario, pero es sabido también, que los análisis sobre esta variable de igual forma permiten acceder al conocimiento de sus contenidos.

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7)

El conocimiento científico debe ser verificable: una de las principales particularidades de las ciencias militares es su imposibilidad de colocar en experimentación sus planteamientos, lo que no quiere decir que estos no se puedan basar en la experiencia que la historia reporta. No es factible hacer el experimento de una batalla para comprobar las teorías, pero si verificarlas mediante la observancia de la historia. Diversas ciencias no podrán ser verificadas mediante experimentos, como la astronomía, antropología o geología, lo que no implica que no se pueda formular una teoría según las técnicas de verificación que se empleen.

8)

La investigación científica es metódica: las ciencias militares son profusas en cuanto a los diferentes métodos para buscar soluciones. Desde el siglo XVIII es notorio el empleo de diferentes modelos de apreciación y planificación, y preferentemente son utilizados a partir del siglo XIX, coincidente con la creación de los estados mayores en Europa central. Para buscar soluciones de tipo militar se emplean diferentes métodos (modelos de análisis) que se han ido conformando, comprobando y reformulando constantemente.

9)

El conocimiento científico es sistemático: todas las ciencias y disciplinas que comprenden las ciencias militares (geografía, psicología, sociología, logística, organización, estrategia, inteligencia, táctica, etc.) están interconectadas entre sí. Los conocimientos convergentes de estas permiten una retroalimentación permanente, para ir evolucionando y acumulando conocimientos. En especial, cuando se produce un suceso bélico en particular –que por lo general han sido constantes en la historia de la humanidad– se genera un nuevo impulso, que incorpora experiencias para contrastar conocimiento adquirido o formular nuevas teorías.

10) El conocimiento científico es general: las ciencias militares como un todo se preocupan del estudio de la guerra, y específicamente de sus causas, desarrollo y término. Es decir, analizan el fenómeno como un todo, pero dando debida

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atención a cada una de las disciplinas y ciencias que la integran. Sus resultados son de carácter general y abstracto. La construcción de un referente teórico que surge de diversas experiencias, permite aplicar un modelo y definir principios generales. 11) El conocimiento científico es legal: las ciencias militares llegan a la raíz de los problemas. La naturaleza del ser humano y específicamente su constante vida en conflicto consigo mismo y con los demás, permite generar leyes de la observación de los hechos y explicar otras leyes. Las leyes de la guerra tienen una fuerte dosis de inmutabilidad, pero sí de efectos distintos según la evolución que experimente la cultura y la tecnología. 12) La ciencia es explicativa: los sucesos que ocurren en el campo de batalla se explican mediante la formulación de leyes y estas son los principios que rigen los comportamientos en la guerra. Consabido es a modo de ejemplo, que la ley de la “libertad de acción” implica tomar la iniciativa de los movimientos y mantenerlos mediante operaciones ofensivas. Como también, que la libertad de acción se explica en la obtención de superioridad, sorpresa, movilidad y seguridad. Pese a lo anterior, la guerra no puede conducirse desde un manual de leyes, normas o principios, y aquí es donde tiene cabida la habilidad de los comandantes, es decir, el arte o ingenio de los protagonistas. 13) El conocimiento científico es predictivo: el análisis de los dispositivos, fuerzas y recursos disponibles permite concluir respecto de lo que probablemente pasará en el campo de batalla. Las presunciones tienen especial cabida en las recreaciones que será necesario efectuar para buscar una explicación a lo que intentará realizar el adversario, como también a los efectos que se espera lograr con la acción de los recursos propios. El método de apreciación de cuestiones militares es inminentemente predictivo, ya que compara cursos de acción, analiza posibilidades, y conjuga los efectos

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tecnológicos y geográficos sobre las propias tropas y las del adversario. 14) La ciencia es abierta: las ciencias militares son falibles. Sus teorías, leyes, principios o modelos varían constantemente, y en variadas ocasiones su carácter predictivo queda superado por los constantes cambios de situaciones que alteran los resultados esperados. Una prueba de ello, son los diversos principios y leyes de la guerra que se han ido reformulando a través de la historia, y que a la postre han ido fortaleciendo los métodos de investigación que la caracterizan. 15) La ciencia es útil: las ciencias militares son de gran utilidad para prevenir y resolver los conflictos, incluso empleando la fuerza. Desgraciadamente, en la historia de la humanidad existen múltiples ejemplos para justificar el desarrollo de una guerra, como también se puede observar una clara tendencia a limitar los efectos sobre las personas. La guerra es inseparable de la historia social del hombre, y por ende, su estudio está ligado a la política y evolución de las sociedades. Con esta comparación entre las características de las ciencias fácticas propuestas por Mario Bunge y las particularidades de las ciencias militares como hoy se conocen, es posible aseverar que, a la luz de los planteamientos de Bunge, las ciencias militares son una ciencia, y que indistintamente se les denomina ciencia militar o ciencia de la guerra.29 Por ello, podemos indicar que, las ciencias militares tienen una base de conocimiento que nos aporta la historia militar y el estudio de la guerra en particular, donde los principios de la guerra universalmente aceptados como tales, son el resultado de 29

El Manual de Instrucción del Ejército de Chile, Diccionario Militar M.Is.C.(P) 873 de 1993 define a la ciencia militar como: conjunto de principios, ciertos y evidentes, que dan el conocimiento de las operaciones de la guerra y de la organización de las instituciones militares, a fin que éstas llenen su objetivo y conduzcan al éxito de aquella.

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las relaciones de causa-efecto de la conducción militar, como también que la investigación que se realiza de cada uno de los nuevos conflictos que se suscitan en el orbe o diferentes perspectivas del pasado, permiten incrementar el conocimiento de la ciencia militar. Por las particularidades de las guerras –donde están presentes las voluntades, incertidumbre y virtudes de la tropa y líderes– es una ciencia donde lo falible es parte de su esencia y desarrollo. Por lo anterior, y por considerar que la definición de ciencias militares que se incluye en el Diccionario Militar es muy restringida,30 se propone a continuación lo correspondiente. 1.5. Definición de ciencias militares Las ciencias militares se ocupan de la organización y empleo de las fuerzas militares en tiempo de paz y guerra. Implica la observación y sistematización de las informaciones relacionadas con los fenómenos que tratan sobre la guerra, y el empleo de los medios militares en el proceso de gestación, desarrollo y evolución de un conflicto, incluyendo las actividades relacionadas con la prevención de la guerra o articulación de la paz. Es una ciencia explicativa y predictiva, que sustenta su conocimiento en la historia y en sus diversas técnicas de análisis e investigación que han permitido formular diferentes leyes y principios sobre el empleo de las fuerzas. Concurren en el diseño de su fisonomía diversas ciencias, formales, naturales y preferentemente sociales, que integradamente dan vida a una ciencia útil para dirigir la guerra en búsqueda de la paz. (Fig. 1.)

30

El Diccionario Militar de Oscar Kaplan C. (1944) indica que la ciencia militar: es el conjunto de principios ciertos y evidentes que dan el conocimiento de las operaciones de la guerra y de la organización de las Instituciones Militares, a fin de que éstas llenen su objeto y conduzcan al éxito de aquella.

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Capítulo I: Las ciencias militares como ciencia MODELOS - TEORÍAS Representación conceptual y abstracta

Observaciones, axiomas y postulados

EXPLICA CIENCIAS MILITARES

CONOCIMIENTOS COHERENTES

ORGANIZACIÓN – EMPLEO FUERZAS MILITARES

PAZ GUERRA

PREDICE MÉTODOS Y TÉCNICAS

BASE DE CONOCIMIENTO: HISTORIA – HISTORIA

INCREMENTA EL CONOCIMIENTO: HISTORIA – HISTORIA

Fig. 1: Definición de ciencias militares.

1.6. Los paradigmas, axiomas, modelos, teorías, leyes y principios Para complementar la definición de ciencias militares es conveniente relacionar algunos de los conceptos teóricos involucrados, de tal forma de comprender sus fines. Los paradigmas son indistintamente conceptualizados. Para algunos es un conjunto de reglas que gobiernan una disciplina. Estas reglas se ocupan normalmente como verdades incuestionables, porque son tan evidentes, que se tornan transparentes para los que están inmersos en ellas. En ese mismo contexto, es un conjunto de modelos que son incorporados a los valores y costumbres de la sociedad. Un paradigma va supliendo a otro, a medida que van surgiendo a través de la investigación. Vivimos rodeados de diferentes paradigmas. Thomas Kuhn indica que es el conjunto de prácticas que definen una disciplina científica durante un determinado periodo de tiempo y que incluye lo que se debe observar e investigar; el tipo de interrogantes que se supone hay que formular para hallar respuestas en relación al objetivo; cómo tales interrogantes deben estructurarse; y cómo deben interpretarse los resultados de la investigación científica.31 Por ejemplo, en el estudio de las relaciones internacionales se hace mención a los “paradigmas” realistas, idealistas, marxistas y 31

Kuhn, Thomas S. La estructura de las revoluciones científicas. Madrid: Fondo de Cultura Económica de España, 2005.

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otros. En los procesos de investigación existen los “paradigmas” del positivismo, estructuralismo y otros. Los modelos constituyen un ideal para imitarlo o reproducirlo, es decir podrán existir diferentes paradigmas sobre una determinada materia, pero solo un modelo en particular es seleccionado para efectuar un análisis sobre el mismo, lo que no implica que no se pueda utilizar más de un modelo o incluso varios al mismo tiempo. En las ciencias, un modelo es el resultado del proceso de generar una representación abstracta y conceptual que permite indagar, analizar, predecir o concluir. Diferentes áreas o disciplinas han construido y continuamente reformulan modelos para adoptar decisiones relacionadas con la especialidad o ser empleados como un método para concluir sobre un determinado problema. Por ejemplo, en las ciencias militares se emplea un modelo para efectuar una Apreciación de Situación, y un modelo para la elaboración de un plan. El primero, es un modelo de un método para sucesivamente llegar a la solución de un problema, y el segundo, es una forma para representar todas las previsiones que será necesario implementar ante una situación determinada.32 Una teoría está compuesta de observaciones, axiomas y principios o postulados, que tienen el propósito de exponer bajo qué condiciones se desarrollarán ciertos supuestos. La observación permite detectar y reunir información sobre un fenómeno. Los axiomas no requieren demostración, pues se justifican solos, y sobre estos se construye el conocimiento por medio de la deducción. El axioma gira siempre sobre sí mismo, mientras los postulados se deducen de este. Por ende, un postulado es una proposición razonada que tiene como objetivo formar parte de una teoría. Las teorías se enuncian para explicar, predecir y dominar diferentes fenómenos. En muchas circunstancias, la teoría es vista como un modelo de la realidad. Una teoría tiene que ser verificable y debe hacer generalizaciones de 32

En la mayoría de los modelos militares de “apreciaciones de situación” se contrastan hipótesis o variables que inciden en la solución del problema (situación – enemigo – terreno – tiempo atmosférico).

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observaciones insertas en un conjunto coherente e interrelacionado de ideas. Algunos ejemplos de teorías: teoría de la evolución, teoría atómica, teoría del poder aéreo, etc. De igual forma, muchas teorías han sido refutadas a lo largo de la historia: teoría de que la tierra es plana, teoría del espacio vital, etc. (Fig. 2) PARADIGMA

FORMA DE ENTENDER UN FENÓMENO COSMOVISIÓN

MODELOS

OPCIÓN PREFERENTE PARA ESTUDIAR UN DETERMINADO FENÓMENO

TEORÍAS

CONSTANTES DE UNA REALIDAD

DE LO UNIVERSAL A LO PARTICULAR HIPOTETICO - DEDUCTIVO

EXTRAER PRINCIPIOS EJ: PERSPECTIVAS DE ESTUDIO EN LAS RR.II.

INSTRUMENTO DE ANÁLISIS O ESTUDIO

APLICABLES EN CIRCUNSTANCIAS DIFERENTES

SISTEMA COHERENTE PROPUESTAS ABSTRACTAS

EJ: MODELO APRECIACIÓN DE SITUACIÓN EJ: TEORÍA PODER AÉREO

Fig. 2: Paradigmas, modelos y teorías

1.7. Las ciencias y disciplinas que integran las ciencias militares Las ciencias militares están comprendidas por diversas disciplinas y otras ciencias que se ocupan de materias relacionadas con la organización y empleo de las fuerzas militares en diferentes circunstancias: La Ciencia, que para Dios es una, se manifiesta para el hombre en modos infinitos, porque infinitos son los fenómenos observables.33 Estas ciencias y disciplinas (Fig.3) convergen en el estudio y conducción de la guerra como un fenómeno político y social. Será importante conocer los valores morales, las voluntades en el momento decisivo de la batalla y las características del liderazgo de quien conduce a sus hombres en el combate, para ello la psicología tendrá un valor primario. Para decidir qué maniobra realizar y qué tipo de armamento emplear se deberá recurrir a la táctica y a la estrategia; para concluir 33

Villamartín, op. cit., p. 7.

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respecto de los efectos que tendrá la morfología y el clima en el avance de la tropas será necesario concurrir a las ciencias geográficas, para abastecerlas, a la logística, para reunir información sobre el adversario, a la inteligencia, para respetar los acuerdos internacionales sobre la guerra, se requerirá del derecho, o para efectuar adquisiciones y realizar el abastecimiento de las tropas será necesario conocer sobre administración y economía, etc. Villamartín, para resaltar la importancia de las ciencias militares señaló: esta Ciencia es una de las sociales, la de más importancia, la que estudia a la sociedad en el desequilibrio de sus elementos; y, además, entre las ciencias naturales ocupa el puesto de una ley de la creación: es una de las fuerzas destructoras que está contada por Dios para compensar las creadoras; es, a la vez epidemia y tempestad; es un fenómeno simple, como lo es el cólera, y ni uno ni otro podemos suprimir. Para cada uno de ellos hay una ciencia.34 Estrategia *

Logística *

Inteligencia *

Geografía *

Sociología

Psicología

1er Nivel

Táctica *

Geopolítica *

Organización (Personal)*

3er Nivel

Geoestrategia *

Ciencias Políticas (RR.II.)

Filosofía

Economía

Estadística

Administración

Matemáticas

Ingenierías

2do Nivel

Derecho

4to Nivel

5to Nivel

Historia – Historia – Historia – Historia – Historia – Historia – Historia

Base

Fig. 3: Las ciencias y disciplinas de las ciencias militares por niveles

Como se aprecia en la Fig. 3., en las ciencias militares participan ciencias como la geografía, las ciencias formales como las matemáticas, y las ciencias sociales como la sociología, por 34

Ídem, p. 10.

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nombrar algunas. Pero destacan las que son eminentemente militares y que constituyen el centro vital de la ciencia militar, como lo son la estrategia y la táctica donde a la vez están involucradas la logística, inteligencia y organización como facilitadoras o coadyuvantes de las mencionadas. Todas las ciencias y disciplinas convergen en la ciencia militar y todas interactúan en el incremento del conocimiento, por ello, ninguna es más importante que la otra, ya que no podría diseñarse una estrategia de no mediar la intervención del conocimiento geográfico, o de la logística e inteligencia. Pese a lo anterior, se propone una diferenciación por niveles como se indica en la Fig. 3, para explicitar que, las que se encuentran en el 1er, 2do y 3er nivel, poseen métodos propios y ad hoc a las ciencias militares para solucionar las complejidades que la conducción o el estudio de la guerra demanda. Por el contrario, las otras ciencias de los niveles restantes poseen métodos que obedecen a las particularidades de la investigación en las ciencias sociales o formales, según corresponda. 1.8. La importancia de la historia militar La historia constituye la base de las ciencias militares para la construcción de sus teorías, postulados, leyes o principios. La historia militar es más que una colección de incidentes, hechos, fechas y personalidades. El conocimiento que se procura por medio de la investigación histórica, depende enteramente de la información que hayan transmitido y puedan transmitir aquellos que vivieron el evento o asunto que se investiga en el lugar y tiempo apropiado. La investigación de tipo histórica tiene algunas insuficiencias importantes en comparación con otras investigaciones de las ciencias sociales. En primer lugar, puesto que la disponibilidad de los datos siempre está limitada por factores que no están bajo el control del investigador, es probable que la generalidad de los resultados también sea restringida. Si todo lo disponible para trabajar son diversas misivas, y no existe un documento que permita verificar si los sucesos realmente ocurrieron, no se le

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podrá dar valor de uso a la información reunida. No obstante, el estudio de la historia y la estrategia es el máxime de la formación del militar, ya que las grandes campañas y operaciones donde se entrelazan voluntades es la expresión multidisciplinaria que debe estar presente en la investigación de la histórico-militar. Pese a ello, las maniobras militares no lo son todo: la voluntad política, la opinión pública y el entorno internacional son, por decir, algunas de las variables que inciden en los acontecimientos bélicos. Ninguna acción militar se concibió para la simple acción de conquistar o destruir, sino que para lograr un efecto o una situación deseada por el nivel político.35 La historia militar no tiene solo el propósito de explicar la evolución del pensamiento y la ejecución de las operaciones militares, sino que: además debe describir con rigor, detalle y precisión técnica, las escuelas de pensamiento militar vigentes y su evolución, las tendencias y corrientes de opinión sobre el empleo de las fuerzas y las armas en el combate y, desde luego, los enfrentamientos bélicos pero enjuiciados desde un punto de vista técnico-militar.36 Por consiguiente, en la actualidad el estudio militar de la guerra no se puede circunscribir solo a las operaciones militares o al empleo coercitivo de las fuerzas, la guerra es más que eso y la historia militar también. Ya no basta saber por dónde se emplearon las fuerzas, es necesario conocer por qué se resolvió emplearlas en esa dirección y cuáles fueron las variables que para tal resolución se analizaron. Para lograr lo anterior, será necesario acceder a variadas fuentes de información, a comprobar su autenticidad, a criticarlas en relación con el suceso o pregunta planteada, y acceder a diversas fuentes primarias que permitan ampliar el horizonte de la investigación, donde otras ciencias o disciplinas, además de la militar, también tienen especial participación. 35

36

Ortega Prado, Rodolfo. “Aproximación a la Metodología en la Investigación de la Historia Militar”. Cuaderno de Difusión Nº 29 año 12. Santiago: Academia de Guerra del Ejército de Chile, 2009, p.11. Quero Rodiles, Felipe. Batallas Principales del Siglo XX. Madrid: Secretaría General Técnica del Ministerio de Defensa, 2006, p.18.

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1.9. Lo militar es una ciencia Con los antecedentes aportados y en el contexto de los planteamientos sobre las ciencias fácticas de Mario Bunge, se puede decir que las ciencias militares son una ciencia porque tienen un objeto de estudio que es la guerra, cuenta con sus propios métodos de investigación y con diferentes principios y normas que se sustentan en la historia de las guerras y conflictos entre las sociedades; constantemente se está generando nuevo conocimiento y existe una base suficiente de saber acumulado que permite dictar principios y normas para la confirmación de los sucesos donde estén implicadas fuerzas militares, o en su defecto, proponer nuevas máximas y explicarlas, para nuevamente continuar comprobándolas.37 Las ciencias militares son falibles, pero útiles a las sociedades en la medida que sirvan para prevenir los conflictos y mantener la paz, y en los casos en que este objetivo no sea posible, las ciencias militares hacen su aporte entregando conocimiento sobre la organización y empleo de las fuerzas militares en cualquier circunstancia, que implique el empleo de fuerzas militares.

37

Los principales principios o leyes de la guerra se relacionan con la mantención del objetivo, economía de los medios, sorpresa, seguridad y ofensiva entre otros. Ver el texto de Manuel Montt Martínez, La Guerra. Su Conducción Política y Estratégica, Santiago: Estado Mayor del Ejército, Volumen XVI, 1955.

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CAPÍTULO II EL ARTE MILITAR El arte que yo elegiría como aquel con una más estrecha semejanza con el mando en la batalla es la pintura. Ambos el comandante y el pintor, han de reducir una masa de material más o menos desordenado a un orden de su propia elección. Todo artista, sea un general o un pintor, músico o escultor, es, como cualquier otro ser humano, único. General Sir John Hackett El arte de la guerra es bastante sencillo. Descubre dónde está tu enemigo. Alcánzale lo más rápido posible. Golpéale lo más fuerte que puedas y sigue adelante. General Ulysses S. Grant

En el capítulo I se efectuó una aproximación teórica de los asuntos militares y de la guerra como “ciencia”, e incluso se indicó que como tal, implica la observación y sistematización de las informaciones relacionadas con los fenómenos que tratan sobre la guerra y, el empleo de los medios militares en el proceso de gestación, desarrollo y evolución de un conflicto, incluyendo las actividades relacionadas con la prevención de la guerra o articulación de la paz. Además, señalamos que es una ciencia explicativa y predictiva, que sustenta su conocimiento en la historia y en sus diversas técnicas de análisis e investigación que han permitido formular diferentes teorías, normas y principios sobre el empleo de las fuerzas. Ahora es pertinente acercarnos a su comprensión como arte militar o arte de la guerra, en razón que el prolongado debate de si las ciencias militares son ciencia o arte es por sí misma suficiente justificación para analizar el por qué ha sido catalogada por algunos tratadistas de asuntos militares solo como “arte”, y en los últimos años como arte y ciencia.38

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Indistintamente se ha utilizado el término arte militar o arte de la guerra.

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Capítulo II: El arte militar

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La cuestión no significa que no esté resuelto el dilema, sino la conveniencia de incrementar la fundamentación o explicitar otras variables de análisis para reflexionar sobre ello. 2.1. ¿Qué es el arte? El arte y su directa relación con las personas que lo expresan corresponde a actividades que requieren de un aprendizaje previo y puede limitarse a una particular habilidad técnica o extenderse hasta la expresión de una propia visión de la cultura, de la vida o del mundo. El arte en quien lo practica y aprecia es una experiencia que puede ser de orden decorativo, emocional, intelectual o bien armonizar todas esas cualidades. Tanto el arte como la ciencia demandan destreza técnica.39 En general, los académicos que reflexionan sobre el arte, coinciden con Samuel Silva de la Fuente (1942) en indicar que en la conceptualización de arte es posible distinguir tres rasgos característicos: 1) el arte es el resultado de un acto creativo, que manifiesta de forma implícita o explícita la expresión de la sociedad en que surge, y es privativo del ser humano; 2) la creación artística es el resultado de la actividad del hombre; y 3) lo que permite la calificación de algo como obra de arte es puramente el hecho de que sea una actividad humana, y que ésta tenga una respuesta estética. Es decir, podríamos aseverar que el arte es un medio por el cual una persona expresa sus propias ideas, sus percepciones, pensamientos e intuiciones. Específicamente el Diccionario Militar del Ejército de Chile indica que arte: es la habilidad, talento, destreza, cautela, astucia, maña. Frente a la ciencia, como conocimiento verificable, racional y práctico, a través de la técnica, el arte constituye un orden 39

Los artistas y los científicos aspiran a fundar un orden partiendo de estilos diversos y, en apariencia, aleatorias del mundo. Pero hay una diferencia muy importante entre ambos, los científicos estudian las percepciones de los sentidos de modo cuantitativo para descubrir leyes o conceptos que reflejen una verdad universal. Los artistas prefieren las percepciones cualitativas y las establecen de forma tal, que manifiesten su propia visión.

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Capítulo II: El arte militar

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gratuito que busca la distracción y el goce estético. Existe mucha analogía en el desarrollo histórico de las ciencias y las artes. Arte y ciencia reflejan la personalidad humana en cada periodo histórico y evolucionan en armonía con una misma inquietud que nace de la curiosidad o necesidades del hombre.40 Comúnmente el arte es relacionado con lo estético, y para unos las obras de Miró, Picasso y Dalí admiten cuestionamientos en sus formas, pero para otros son la expresión de las tres etapas de la producción artística que expresara Silva de la Fuente: Por largo tiempo se ha admitido como una realidad la división de las fuerzas productoras del arte en tres periodos: el imaginativo, el de producción y el de reflexión.41 Por lo tanto, la filosofía sobre el arte está directamente relacionada con la vida y con la función que el arte ha tenido en la sociedad. Por ello, la definición de arte que hace Dino Formaggio es una de las más validadas: arte es todo aquello a que los hombres llaman arte.42 Al referirse al manuscrito A.VI.1 de los archivos Husserl de Lovaina, en el que, a propósito de una pintura de Rafael, dice que la producción como tal es estimada, admirada; o sea, es el producto de un hacer creativo según una concepción y una ejecución técnicas. Por consiguiente según Dino Formaggio: aquí aparece ya delineado todo el valor, esencial para el arte, con que la ejecución técnica entra no sólo en la constitución de la obra sino en la misma adquisición del gusto y del juicio, en razón de un adecuado proponerse de la experiencia artística concreta a la reflexión.43 Por su parte Ernst H. Gombrich señala en relación al arte y los artistas que el arte: no existe, tan solo hay artistas.44 Agrega, además, de que no hay ningún mal en llamar arte a todas las 40 41 42 43 44

Ejército de Chile. Manual de Instrucción Diccionario Militar M.Is.C.(P) 873. Santiago: Estado Mayor General del Ejército, 1993, p.29. Silva de la Fuente, Samuel. Las bellas artes y las costumbres. Santiago: Zamorano y Caperan editores, 1942, p.17. Formaggio, Dino. Arte. Barcelona: Editorial Labor S.A., 1976, p.11. Ídem, pp.14-15. Gombrich, Ernst H. Historia del Arte. Madrid: Alianza Editorial, 1984, p.13.

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actividades, mientras tengamos en cuenta que tal palabra puede significar muchas cosas distintas en épocas y lugares diversos. Otro destacado filósofo del arte, Hipólito Taine, indica que el punto de partida para entender la naturaleza del arte consiste en aceptar que una obra de arte no existe aislada, y por lo tanto es necesario buscar el conjunto del que depende y según el cual se explica. Además, señala que el primer paso no es difícil, ya que una obra pertenece a la obra total del artista que es su autor: cada uno sabe que las diferentes obras de un artista son todas hermanas como hijas de un mismo padre, es decir que tienen entre si semejanzas notables.45 Complementando su aseveración, Taine indica que hay un Conjunto superior al del propio artista que: es la escuela o familia de artistas del mismo país y del mismo tiempo.46 Los científicos y los artistas están unidos en la compresión del universo que habitan, lo valoran de diferentes formas y son los protagonistas en transmitir sus interpretaciones y percepciones al resto de la sociedad. Los artistas lo hacen en forma cualitativa agregando su propio ideario cultural, por su parte los científicos analizan las percepciones de manera cuantitativa y así descubren leyes universales. Una diferencia es fundamental, las obras de arte poseen un valor permanente, mientras la mayoría de las ciencias, y en especial las fácticas, son refutables. 2.2. Karl von Clausewitz y el arte militar Uno de los tratadistas militares del siglo XIX que más ha perdurado es Karl von Clausewitz. Su aporte todavía tiene implicancias en el nivel político de dirección de la guerra, y estratégico y táctico de la conducción de las operaciones militares. Sus ideas influyen en todos los ámbitos donde se estudie el suceso de la guerra, y es el sustento de las modernas teorías sobre la guerra como fenómeno social y político. En el 45 46

Taine, Hipólito. Filosofía del Arte. Buenos Aires: El Ateneo, 1944, p.16. Ídem.

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Libro II, Capítulo III, de su obra De la Guerra, Clausewitz reflexiona sobre el arte o ciencia de la guerra. Inicia sus deliberaciones indicando que el objetivo es la ciencia cuando es mero conocimiento; y el arte cuando es habilidad práctica. Según Clausewitz, el conocimiento es algo distinto de la habilidad práctica. La diferencia es tal, que no debería confundirse a uno con otro. La habilidad práctica no puede ser contenida, en forma adecuada, dentro de un libro y el arte nunca debería figurar, en consecuencia, en el título de un libro. Pero, debido al acostumbramiento a poner juntas las ramas de conocimiento requeridas para la práctica de un arte (ramas que por separado pueden ser pura ciencia) bajo la denominación de “teoría del arte”, o simplemente “arte”, no es desacertado mantener esta base de distinción y llamar arte a todo, cuando el objetivo es la habilidad creadora –por ejemplo, el arte de edificar– y ciencia, cuando se trata simplemente de conocimiento –como en las matemáticas y en la astronomía–. Es evidente y no debería confundirse el hecho de que en cada teoría separada del arte puedan aparecer ciencias enteras, pero también vale la pena hacer notar, que es casi imposible la existencia de la ciencia sin el arte.47 Luego, observando las dificultades para separar el conocimiento del juicio, Clausewitz indica que todo pensamiento es, por cierto, arte, donde el lógico traza la línea, donde se detienen las premisas, que son resultado del conocimiento y comienza el juicio, allí comienza el arte. Pero aún más, Clausewitz dice que incluso el conocimiento mental es juicio y, en consecuencia, arte y finalmente, lo es también el conocimiento mediante los sentidos. Es tan imposible imaginar a un ser humano que posea tan sólo la facultad del conocimiento sin la del juicio, como es imaginar lo inverso, que el arte y el conocimiento nunca pueden separarse completamiento el uno del otro:

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Clausewitz, 1994, op. cit, p. 132.

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Cuando se trata de creación y de producción, allí está el dominio del arte; cuando el objetivo es la investigación y el conocimiento, allí reina la ciencia. Después de todo esto, resulta evidente que corresponde más hablar de “arte de la guerra” que de “ciencia de la guerra”.48

Clausewitz indica que el arte de la guerra tuvo, en cierto momento, el espíritu de un oficio, por ejemplo, en los días de los Condottieri.49 Pero tomó esta dirección por razones externas, no internas, y la historia militar expone cuán antinatural e insatisfactorio fue.50 2.3. Evaristo San Miguel y Valledor Diversos tratadistas militares se han referido al arte de guerra como la habilidad de los líderes en la disposición y conducción de los ejércitos. Uno de los más conocidos es Evaristo San Miguel y Valledor (1785-1862), que en el siglo XIX se refiere en extenso a la organización de los ejércitos nacionales en la parte política, civil y militar. Dentro del ámbito militar es profuso en sus reflexiones sobre las diferentes armas que componen los ejércitos y cómo éstas deben efectuar sus movimientos, evoluciones, cargas, y formaciones en el campo de batalla. San Miguel se refiere a los servicios de campaña como indisolubles del arte militar y para ello se extiende en sus apreciaciones sobre la formación de un ejército en campaña, los reconocimientos militares, las marchas, las acciones de guerra, los embarcos y desembarcos, la aplicación de principios en el empleo de ejércitos de diferentes magnitudes, como también a algunas normas de las operaciones de guerra ofensivas y defensivas. 48

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Ídem, p.133. Los condotieros eran los capitanes de tropas mercenarias al servicio de las ciudades-estado italianas desde finales de la Edad Media hasta mediados del siglo XVI. Los condotieros consideraban la guerra como un verdadero arte. Sin embargo, sus intereses no eran siempre los mismos que los de los Estados a cuyo servicio estaban. Buscaban riqueza, fama y tierras para sí, y no estaban ligados por lazos patrióticos a la causa por la que luchaban. Clausewitz, op. cit, p.133.

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Una de las principales obras de Evaristo San Miguel es Elementos del Arte de la Guerra (1826), donde señala que en el arte de la guerra convergen dos aspectos principales a considerar: primero, sus principios generales contraídos a su objeto, que es el mismo en todos los pueblos y en todas las edades: segundo, los medios e instrumentos de que cada nación se ha valido en diferentes épocas, para poner en ejecución dichos principios.51 Previo a esta aseveración, San Miguel indica que jamás el hombre se confió en solo su valor y en todos los tiempos la efectividad de la fuerza es la unión, y que esta unión se pierde en los momentos decisivos de la guerra si las fuerzas no son adecuadamente lideradas. Además, San Miguel en su propósito de resaltar la importancia de los elementos del arte de la guerra, indica que sus objetos son dañar, pero recibiendo de la parte contraria el menor daño a las fuerzas propias: la mayor o menor instrucción, la mayor o menor antigüedad, y la diferencia de costumbres, han producido necesariamente variaciones en los medios de conseguir dichos objetos.52 Luego, mencionando a los griegos y las diversas derrotas que infringieron a los ejércitos persas, como también a los habitantes del Rin y del Danubio que se asombraban al observar la corta estatura de sus vencedores los romanos, indica que los progresos en el arte de la guerra han ido en todas las naciones a la par de los de las artes, las ciencias y todo género de luces.53 San Miguel plantea en su fundamentación del arte de la conducción militar, que los principios de la guerra son sencillos, y por el contrario el arte no lo es, porque no basta con conocer la teoría si falta la perspicacia y el juicio para aplicarlos. Lo anterior lo fundamenta diciendo: Si el arte de la guerra consistiese solo en saber, o en grandes rasgos de valor, no sería tan escaso el número de grandes 51 52 53

San Miguel, Evaristo. Elementos del Arte de la Guerra. Madrid: Ministerio de Defensa, 1992, p.43. Ídem. Ídem.

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capitanes con proporción al de los que abrazan la carrera de las armas; los resultados de la guerra no serían tan inciertos, y las batallas se podrían calcular exactamente como otra operación, donde se cuenta con seguros datos. Mas lo que constituye la dificultad en la materia es precisamente esta mezcla de lo físico y lo moral, de la instrucción y del valor, de lo exacto y lo conjetural, de los resultados que son debidos a un buen plan y los que proporciona meramente la casualidad.54

Como se aprecia, San Miguel otorga gran importancia a las virtudes que deben poseer los comandantes que ejercen el mando de los ejércitos, ya que en ellos radica la habilidad para organizar a las fuerzas consecuentes con los medios a enfrentar, y fundamentalmente, para ejercer el liderazgo en el momento decisivo de la batalla. El momento crucial de la batalla no solo es importante porque decide la contienda, sino porque es el momento donde se produce la mayor cantidad de pérdidas de vidas y por ende donde la cohesión y espíritu de cuerpo son fundamentales para mantener la disciplina y vencer el miedo: es el conocimiento del corazón humano, en el arte de calcular las pasiones y los intereses, en el de inflamar los unos y mover los otros en el sentido que favorezca sus proyectos, en el de dominar los espíritus tanto de los amigos como de los enemigos, donde debe sobresalir este jefe de guerreros.55 2.4. Francisco Villamartín Ruiz Con posterioridad a San Miguel, don Francisco Villamartín Ruiz empieza su obra Nociones del Arte Militar (1862) indicando que la ciencia es el conocimiento de las cosas por principios y la investigación de sus propiedades, pero que: si se desciende algo más, si se busca la aplicación práctica de esas verdades, en algún modo veladas al saber; si se quieren satisfacer las necesidades humanas, valiéndose del conocimiento de un principio o de una 54 55

Ídem p.442. Ídem p.444.

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ley de un fenómeno natural, ése es el Arte, porque el hombre, primero ve con asombro, luego contempla con análisis, después compone por la síntesis, y, por último, imita y utiliza en beneficio suyo las fuerzas de la naturaleza.56 De esta forma Villamartín cataloga a los asuntos de la guerra como “ciencia y arte”, para llegar a afirmar que toda ciencia tiene su arte. Incluso su perspectiva de ciencia y arte la diferencia de la siguiente forma: Cuando se hace funcionar al ejército según su organización accidental, cuando se da la batalla, se verifica la conquista o se lleva a cabo la expedición, esto podrá ser arte, un arte sublime que vive de todos los conocimientos humanos, pero, al fin, arte, más cuando se legisla para el ejército o para la guerra, cuando se aprecia filosóficamente este fenómeno y se le sigue paso a paso con la historia por guía, y se estudia la relación entre los efectos y las causas, esto es ciencia, porque es una serie de principios fijos, unos observados, otros presentidos por la razón humana.57

La última edición de Nociones del Arte Militar publicada por el Ministerio de Defensa de España,58 indica que el modelo a seguir de Villamartín fue el francés y que la influencia de Napoleón (1769-1821) fue el ejemplo de liderazgo por excelencia, y que su obra de 1862 se publicó cuando en Europa se estaban produciendo las principales innovaciones militares del siglo XIX, principalmente por lo que significó la industrialización y las influencias de los tratados militares de Karl von Clausewitz y Antoine-Henri de Jomini (1779-1869). La revolución industrial y la disminución de los tiempos de desplazamientos, la potencia de las armas de fuego y los adelantos logísticos para apoyar a las tropas, produjeron innovaciones en la forma de conducir la guerra y dieron lugar a nuevos tratadistas como Villamartín. La obra de Clausewitz, De la Guerra, recién se conoce en francés dos años antes de Nociones del Arte Militar de Villamartín. 56 57 58

Villamartín Ruiz, Francisco, 1943, op. cit., p.3. Ídem p.11. Villamartín Ruiz, Francisco. Nociones del Arte Militar. Madrid: Ministerio de Defensa, 1989.

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Francisco Villamartín es profuso en definiciones sobre el arte y la ciencia militar. Primero dice que ciencia es el conocimiento de las propiedades y funciones de todas y cada una de las cosas que existen, material o espiritualmente. Luego, que arte es la aplicación material a un fin práctico de las propiedades y funciones descubiertas por la ciencia en todo lo que existe, o simplificándolo: arte es la aplicación práctica de las ciencias a un fin deseado por el hombre. El arte, como procede directamente del hombre es imperfecto, se sustenta de las ciencias no tales como ellas son, sino tales como el hombre las conoce, y funciona según las reglas mutables e inexactas, dictadas por la experiencia de la humanidad, después de errores y ensayos constantes. Específicamente respecto del arte militar o arte de la guerra, Villamartín indica que: es la aplicación práctica de los conocimientos humanos, con el objeto de vencer a las fuerzas destructoras, de un poder social enemigo.59 Por ende señala que la teoría del arte militar es la compilación de reglas para instaurar, constituir, administrar, sostener, mover y enfrentarse los ejércitos de modo que se consiga la destrucción del enemigo. 2.5. Víctor Martín García y Francisco Gómez Souza A principios del siglo XX se publica la obra de Víctor Martín García y Francisco Gómez Souza, Estudios de Arte Militar, donde se indica que el arte de la guerra o arte militar es la aplicación de los conocimientos necesarios para vencer las fuerzas opuestas de todo poder social enemigo y lograr el mantenimiento de los derechos que se reputan legítimos y la satisfacción de las aspiraciones que puedan concebirse: se ve pues que el arte de la guerra comprende todo lo que concierne a la creación, existencia y funcionamiento de cuantos elementos constituyen la fuerza de un Estado, como representación y agente exterior de su poder.60 Además, se indica que el arte de la guerra comprende como 59 60

Ídem, p.40. Martín García, Víctor y Gómez Souza, Francisco. Estudios de Arte Militar. Madrid, 1910, pp.27-39

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partes principales: la política de la guerra, que nos da la medida y condiciones de los elementos que hayan de emplearse, la estrategia, que enseña a mandar las fuerzas del modo más conveniente a la consecución del fin propuesto, la logística, que establece la manera de mover y satisfacer las necesidades de vida de los ejércitos, y por último la táctica, que dispone el modo de emplear las fuerzas en el choque y sus resultados en la forma más ventajosa para las fuerzas propias, y más perjudicial para las opuestas.61 2.6. José Almirante Torroella A mediados del siglo pasado, el ejército español publicó un clásico de José Almirante Torroella (1823-1894), donde señala que una cuestión no resuelta, a pesar de lo debatida, es si la guerra es arte o ciencia, y que arte militar, en toda su extensión, es la base eterna en que apoyan los pueblos previsores su existencia social, su independencia y su gloria. Según Almirante, este arte inmenso abraza cuanto se refiere a la creación, a la organización, al mecanismo, al entretenimiento, a la dirección, en fin, de cuantos medios, de cuantas fuerzas emplean las naciones para mantener con las armas sus derechos y su nombre. A lo que agrega, el arte militar tiene larga historia, alta filosofía y controvertidos dogmas. Obra de los siglos, es el resultado de descubrimientos, de experiencias, de observaciones, que vienen alternativamente eslabonándose desde la infancia de la humanidad. El arte militar absorbe en su inmenso focus todo el saber repartido en los múltiples ramos del servicio del Estado con relación a la guerra.62 Almirante indica que el arte tiene su origen en el punto en que los pueblos, batidos de chocar en masa, delegan el arreglo de sus diferencias a un número, delegado de sus miembros, mientras el resto atiende a su mantenimiento:

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Ídem. Almirante Torroella, José. Estudios Militares. Madrid: Colección de Clásicos Militares, Ediciones Ejército 1943, p.14.

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El general sabe por el Arte de la guerra la dirección, combinaciones y formas que ha de dar a la fuerza armada que rige. Por el arte, y según el arte, sentará su base y líneas de operaciones, calificará los puntos, escogerá el terreno, aplicará la estrategia y usará de la táctica.63

José Almirante también enuncia, que el arte de la guerra es al arte militar lo que el desenlace es a la previsión; es, en tiempo de paz, el objeto, y, en tiempo de guerra, el resultado del arte militar. La victoria, objeto de sus afanes, no puede encadenarse con principios y reglas abstractas: oficio de bárbaros, en que todo el Arte consiste en ser el más fuerte en el punto decisivo.64 2.7. Vicente Martínez Araneda En 1942, la Academia de Guerra del Ejército de Chile publicó un texto para los alumnos del I Año del Curso regular de Estado Mayor, que constituye una de las pocas fuentes de información chilena sobre si ¿La guerra es arte o ciencia? Su autor, el Mayor Vicente Martínez Araneda, profesor de Historia Militar de la Academia entre 1932 y 1936, realiza una serie de comentarios en la publicación aludida.65 El Mayor Martínez indica que en el siglo XIX se formaron dos escuelas que debatieron sobre el tema, la doctrinaria y la ideológica. Respecto de la doctrinaria señala que ésta sustentaba la tesis que la guerra era un arte que no podía alcanzar mayor perfeccionamiento que el logrado por Napoleón, debido a que la guerra se ganaba o se perdía según la actuación particular del jefe superior: que era el artista, quién –sin basarse en ningún antecedente, sino en forma especial en su genio– conducía las tropas, conforme a ciertas fórmulas inveteradas y otras personales.66 Para los doctrinarios existía una teoría artística de la guerra limitada a hechos matemáticos; pero no una ciencia, derivada de la observación de acontecimientos que permitieran 63 64 65 66

Ídem, pp.16-17. Ídem, p.17. Martínez Araneda, Vicente. Introducción al estudio de la Historia Militar. Santiago: Academia de Guerra, 1942, p.39. Ídem.

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concluir sobre las diferentes épocas.67 Para los ideológicos, la guerra constituía una ciencia fundamentada en principios y leyes inmutables, evidenciadas por la consideración y el estudio de la historia militar; pero que está ciencia estaba sujeta a la evolución consiguiente a los nuevos tiempos y a los elementos desconocidos, que en el futuro, seguramente aparecería en los dominios de la lucha bélica.68 Pese a que V. Martínez sostiene que Clausewitz es uno de los principales sostenedores de esta creencia, se estima que Karl von Clausewitz se inclinó por catalogarla más como arte, a lo menos como ciencia y arte, esto se puede observar en el Libro II, Capítulo III de su obra De la guerra: después de todo, resulta evidente que corresponde más hablar de “arte de la guerra” que de “ciencia de la guerra”.69 Pese a esta afirmación, Clausewitz señala que existen dificultades para separar el conocimiento (ciencia) del juicio (arte), afirmando en consecuencia que la guerra no pertenece al campo de las artes o de las ciencias, sino al de la existencia social. Después de analizar diversos ejemplos históricos, el mayor Vicente Martínez dice que en definitiva la guerra es una ciencia y un arte. Ciencia porque su concepción se basa en principios y leyes, y arte cuando se relaciona con su ejecución material. Para finalmente concluir: La ciencia y el arte de la guerra tienen, cada cual en su respectivo campo de acción la misma importancia, y tanto la una como el otro son indispensables para la buena dirección y ejecución de las operaciones.70 2.8. Óscar Kaplán Cojano En los más conocidos diccionarios militares de mediados del siglo XX también se han incluido diferenciaciones entre arte militar y 67 68 69 70

Según Vicente Martínez el representante más célebre de los doctrinarios fue Enrique Jomini (1779-1869). Martínez, Vicente, op. cit, p.40. Clausewitz, 1994, op. cit, p.133. Martínez A., op. cit, p.46.

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arte de la guerra. En el de Óscar Kaplan C. (1944) se indica que arte es el conjunto de preceptos y reglas para hacer bien una cosa. Es la aplicación de conocimientos razonados y de medios especiales para la realización de una concepción. Y, específicamente, arte de la guerra es la actividad humana que emplea la fuerza y medios bélicos en los hechos de guerra y operaciones en el campo de batalla y fuera de él. Es un conjunto de preceptos y principios para el acertado empleo de las fuerzas militares en las operaciones bélicas. Y, que arte militar es la suma de preceptos y reglas para la creación, mantenimiento, progreso y empleo de las instituciones armadas en los Estados. Actividad humana que representa el aprovechamiento de los medios y recursos bélicos de una nación en orden a obtener la victoria definitiva con el mínimum de sacrificios o pérdidas. Está basado en los principios estratégicos y tácticos que constituyen la ciencia militar.71 2.9. Roberto Mercado y Carlos Soria En el diccionario de R. Mercado y C. Soria (1948) se manifiesta que el arte es la reunión de reglas y métodos que rigen una disciplina o una profesión. Aquella en la que se revela el sentimiento estético y la inteligencia. Conjunto de preceptos y reglas necesarios para hacer bien una cosa. Además, que arte de la guerra es el conjunto de los conocimientos necesarios para conducir una masa de hombres armados; organizarla, moverla y hacerla combatir. El que enseña a emplear hostilmente todas las fuerzas de una nación contra otra enemiga. El que enseña a dirigir las tropas, a mandar frente al enemigo ajustándose a reglas seculares o estableciendo otras, según los medios de que se dispone, la calidad del enemigo, la causa que se defiende y un conjunto de circunstancias morales, materiales, políticos, locales, accidentales, etc. Hace más de dos siglos que se discute si la guerra es arte o ciencia, de todas maneras participa de ambas cosas, por ser un arte que exige el concurso de todas las ciencias. 71

Kaplan C., Óscar. Diccionario Militar. Santiago: Instituto Geográfico Militar, 1944, pp.53-54.

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De igual forma, se indica que arte militar es la preparación de ejércitos en plena paz, los alista, los organiza, los instruye haciéndolos aptos para la guerra; el que establece las defensas de las naciones y las militariza para defender sus derechos y rechazar las agresiones. En síntesis: se refiere a los preceptos para la organización, sostenimiento y progreso de las instituciones armadas.72 2.10. Guillermo Cabanellas de Torres Otro de los destacados textos de estudio de términos militares es el de Guillermo Cabanellas de Torres, donde se indica que el arte es la virtud, habilidad, industria para realizar algo. Astucia, maña, sagacidad. Conjunto de normas, especialmente prácticas para ejecutar con acierto alguna cosa. Asimismo, que arte de la guerra es el conjunto de conocimientos, aplicados a la práctica, para organizar los hombres, preparar los medios materiales de toda índole y disponer los elementos que a una nación y a su ejército permiten emprender una guerra o hacer frente a la provocada por otro Estado. Y, respecto del arte militar (lo diferencia del arte de la guerra), señala que este es el conjunto de preceptos y reglas para la creación, organización, sostenimiento, progreso y empleo de las instituciones armadas de los Estados. Además, Guillermo Cabanellas cita a otros autores que se refieren al arte de la guerra y que vale la pena mencionar, como Francisco Villamartín y Ruiz: La aplicación práctica de los conocimientos humanos, con objeto de vencer a las fuerzas destructoras de un poder social enemigo. Al francés Auguste Marmont (1774-1852): Conjunto de los conocimientos necesarios para conducir una masa de hombres armados, organizarla, moverla, hacerla combatir, y dar a los elementos que la componen el mayor valor posible, velando al mismo tiempo por su conservación. Y a Édouard de La Barre Duparcq (1819 – 1894): Emplear en el instante favorable y en el punto decisivo, un número de tropas 72

Mercado G., Roberto y Soria Galvarro, Carlos. Diccionario Militar. Editorial Renacimiento, 1948, pp.60-61.

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mayor que el adversario; es el arte de vencer a este adversario lo más pronto y completamente posible, el de abreviar las luchas armadas, consiguiendo por medio de ellas el objeto que las ha hecho emprender.73 2.11. Cristina Borreguero Beltrán Por último, Cristina Borreguero Beltrán, indica que todo trabajo de la actividad del hombre no es más que la imitación o perfeccionamiento de otro producto anterior. Lo primero que aparece ante la inteligencia es un hecho que cae bajo el dominio de la ejecución, es decir, del arte, del estudio de varios hechos semejantes nace la averiguación de las causas que los han originado y la deducción lógica de que, siempre que, concurran las mismas circunstancias y se empleen los mismos medios, los hechos se reproducirán también, estableciéndose por lo tanto una teoría o ciencia para la obtención de nuevas obras del arte; parece natural en seguida comprobar la exactitud de aquellas reglas aplicándolas para que el arte engendre nuevos hechos análogos a los primeros: tenemos por lo tanto comprendidos en todo estudio y observación general: un arte primitivo, una ciencia deducida de aquél, y un nuevo arte, aplicación de aquella ciencia.74 2.12. Clausewitz en relación a los tratadistas militares Recordemos que Clausewitz refuta la clasificación que se intenta hacer de la guerra, y señala que la guerra no es ni arte ni ciencia en el verdadero sentido de la palabra, ya que no pertenece al campo de las artes o de las ciencias, sino al de la existencia social. Para concluir, dice Clausewitz, sería mejor si en vez de compararlo con cualquier otro arte lo comparáramos al comercio, que es también un conflicto de intereses y actividades humanas;

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Cabanellas de Torres, Guillermo. Diccionario Militar, Aeronáutico, Naval y Terrestre. Buenos Aires: Editores-Libreros, 1961, pp.335-338. Borreguero Beltrán, Cristina. Diccionario de Historia Militar. Ariel, 2000.

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y se parece mucho más a la política, la que, a su vez, puede ser considerada como una especie de comercio en gran escala.75 Independiente de la aseveración de Clausewitz, y según la comparación de los tratadistas militares consultados, la definición de si las ciencias militares es arte, ciencia, o ciencia y arte no ha estado ajena a las variaciones, indecisiones e incluso contradicciones. El trabajo que realizó el profesor de historia militar de la Academia de Guerra (1932-1936) mayor Vicente Martínez Araneda es uno de los más objetivos y resumidos de los analizados, pese a la falta de antecedentes respecto a las escuelas ideológicas y doctrinarias que dice corresponder. Vicente Martínez es concreto al indicar y sustentar en la historia militar que en la guerra existe el arte, manifestado por la acción del comandante, que decide la ejecución y coloca sus virtudes al servicio de ella, para luego agregar que, las ciencias nacen de las artes fruto de la observación y de la experiencia, concluyendo que, la guerra es una ciencia y un arte.76 Para sumarnos a las afirmaciones de Vicente Martínez Araneda parece conveniente incluir algunos ejemplos históricos que fortalezcan la catalogación de las ciencias militares como ciencia y arte. 2.13. Expresiones del arte militar o arte de la guerra El líder mapuche en la Guerra de Arauco, Lautaro (1534-1557), dejó un legado militar que permitió a sus sucesores extender el conflicto por siglos. Gracias a su habilidad e ingenio modificó la organización militar de los mapuches, los agrupó por especialidades, los coordinó en combate, y estableció un sistema de mando y empleo de las fuerzas único para su época. No solo destacó por sus condiciones en el liderazgo, sino que además se le atribuye el invento de una serie de armas y argucias para superar el potencial armado de los españoles, tales como el 75 76

Clausewitz, Karl, op. cit., p.134. Martínez, Vicente, op. cit., p.41.

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garrote arrojadizo que decidió la batalla de Concepción en 1555, y el lazo colocado en la punta de una vara de cuatro metros de largo para desmontar a los jinetes, además de enseñar a los mapuches el arte de montar y combatir a caballo: creando la caballería araucana y el transporte de infantería montada que iba sobre el anca de las bestias. Esto le permitió dejar caer, en pleno campo de combate, a guerreros de refresco, al tiempo que retiraba a los que se hallaban agotados.77 Lautaro les enseñó a los mapuches el arte del mimetismo y de avanzar sin ser sorprendidos por los españoles. Ocultos dejaban pasar a los españoles para destruir la fuerza que iba a la retaguardia. Instruyó a los indios en la conveniencia de retirarse cuando fuera conveniente, y estableció procedimientos para explorar el terreno antes del combate, para elegir el lugar y momento de la decisión. El jefe mapuche no conocía de principios de la guerra, ni de las normas fundamentales de empleo en las diferentes operaciones, sólo la observación de los acontecimientos, intuición y valor lo transformaron en un líder que causó serios trastornos a los españoles. El general Indalicio Téllez señala que Lautaro estaba convencido que un choque con los españoles no le era favorable, sino que era conveniente efectuar diferentes y persistentes encuentros parciales para agotar las fuerzas de los conquistadores. Para producir los choques sucesivos, dividió a los mapuches en fracciones y asignó a cada una un comandante, reservándose una parte importante de las fuerzas para dar el golpe decisivo (reserva). Distribuyó sus unidades de manera que no se estorbaran en sus acciones y con la precaución de que los ataques se efectuaran cuesta abajo, para afectar la capacidad de reacción de los españoles: como un vidente previó el curso de los acontecimientos y distribuyó sus fuerzas de manera que en cada nueva fase o nuevo giro del combate las tenía a mano en el lugar en que las necesitaba.78 Se desconoce la modalidad empleada por 77

78

Estado Mayor General del Ejército. Historia del Ejército de Chile, Tomo I, El Ejército del Reino de Chile 1603-1810. Santiago: Estado Mayor General del Ejército, 1980, p.32. Téllez, Indalicio. Historia de Chile. Historia Militar (1520-1883), Santiago: Balcells & Co., 1925, p.60.

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Lautaro para coordinar a las fuerzas en combate, y para administrar el ímpetu de los diferentes esfuerzos que permitieron la victoria. Claro está, que su astucia, valor, estudio del terreno y capacidad para imponerse en el mando, fueron las variables decisivas para triunfar en Tucapel y éxitos posteriores. El general Indalicio Téllez dictó una conferencia en la Universidad de Chile (1933), donde indicó que Lautaro es uno de los genios militares más grandes que ha producido la América y tal vez el mundo entero, en el cual destaca que a los 18 años tomó el mando de su ejército, era analfabeto y de la más absoluta ignorancia, toda la instrucción y la disciplina del ejército araucano fue parte de su obra, creó una táctica especial, fue un maestro en el arte del aprovechamiento del terreno, arte que en él, fue una verdadera creación: descubrió todas las leyes de la guerra y en el campo de la estrategia movió sus masas de tropas en un vasto y pobre teatro de operaciones, sin sufrir nunca un fracaso (…..) como todos los grandes generales, gozó de un enorme prestigio entre sus soldados y llegó a ser el terror de sus enemigos.79 Un comandante de éxito ha de tener un conocimiento claro de los tres elementos que maneja: hombres, material y terreno. Nada de eso es fácil, y hay que aprender diligentemente el arte de aplicar los dos primeros al tercero del modo y en el lugar en que resulten con el efecto más devastador. Para mí siempre ha sido una de las facetas más fascinantes del estudio del terreno visitar los campos de batalla y tratar de ver lo que veían los grandes comandantes para poder conseguir sus grandes hazañas. Mayor General Sir Jeremy Moore

Alejandro Magno (356–323 a.J.C) es considerado como el general más destacado de todos los tiempos. Derrotó al imperio persa y sus éxitos comenzaron en Macedonia y se extendieron hasta Egipto e India: no existe una sola clave que explique los 79

Téllez, Indalicio. Lautaro. Santiago: Instituto Geográfico Militar, 1933, p.86.

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extraordinarios éxitos de Alejandro, pero no hay duda de que los experimentados oficiales y el disciplinado ejército que heredó de Filipo fueron cruciales.80 La fama de Alejandro ha dado lugar a todo tipo historia, mitos y cuestionamientos respecto de su sagacidad y valor, como también a cuantos de sus éxitos provienen de la organización militar y enseñanzas que heredó de su progenitor: Se ha dicho que a partir de Alejandro ya nunca sería igual la guerra. Llevó el arte de ella hasta un nivel de complejidad que raramente sería igualado, y aún más raramente excedido, a lo largo de los 2000 años que transcurrieron desde sus días hasta los de Napoleón.81

El momento más crítico en la historia militar de Alejandro se produjo a medida de que su ejército fue perdiendo hombres. En 326 a.C, al llegar a Hifasis, tuvo que emprender el camino de regreso tras la sublevación de sus soldados. Durante el retorno, el ejército se fraccionó: mientras el general Nearco buscaba la ruta por mar, Alejandro condujo a la mayor parte de las tropas por el desierto de Gedrosia. Miles de soldados murieron en la travesía y pese a la desastrosa marcha, gracias al liderazgo de Alejandro el ejército consiguió llegar a su destino. La historia militar destaca a Alejandro por su ingenio y valentía, pero también como uno de los mayores conquistadores que se conoce, sobresalió por su ingenio en el empleo táctico de las fuerzas y por la velocidad con que atravesó grandes extensiones de terreno. Alejandro amplió la influencia de la civilización griega y cimentó el camino para los reinos del periodo helenístico y la posterior expansión de Roma.

80 81

Black, Jeremey. Grandes Líderes Militares y sus campañas. Barcelona: Blume, 2008, p.22. Martínez Teixido, Antonio. Enciclopedia del Arte de la Guerra. Barcelona: Planeta, 2001, p.55.

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Aníbal (247-183 a.J.C.), general cartaginés de sólido prestigio como conductor militar es identificado por su gran valor frente al enemigo y su serenidad en los momentos decisivos. Su legado militar le concedió una sólida reputación, y ha sido considerado como un gran estratega por militares de todas las épocas. Las proezas de Aníbal, y particularmente su victoria en Cannas, han sido estudiadas por las academias militares del mundo entero. Se destaca su capacidad como táctico y estratega, ya que aventajó a todos los generales de la antigüedad en la utilización de estrategias y emboscadas. Por sus sólidos propósitos, por su perseverancia, por su capacidad organizativa y maestría en el arte de emplear las fuerzas militares, es posible según los historiadores, que no exista otro similar. Según el británico Jeremey Black, Aníbal mostró una gran habilidad al combinar diversos elementos y crear un ejército eficaz, además de saber aprovechar los puntos fuertes y las debilidades de un ejército desigual: Aníbal explotó hábilmente las virtudes y las debilidades de sus diferentes tropas. En Cannas (216 a.C.) desplegó a su ejército de manera que la retirada gradual de su relativamente débil infantería española y gala hizo que los romanos atacasen el centro, donde fueron atacados por la infantería libia mucho más sólida. Utilizó la habilidad de los númidas para observar los movimientos enemigos y adivinar sus intenciones.82 No existen antecedentes respecto de otro comandante que haya resistido durante tanto tiempo o tan hábilmente en condiciones tan adversas de una forma tan ingeniosa y llena de coraje. Es imposible negar nuestra admiración por las dotes de mando de Aníbal, por su valentía y por su habilidad en el campo de batalla. Polibio.

Napoleón Bonaparte (1769-1821) es el padre de la guerra moderna y uno de los principales genios militares de la historia. Estaba dotado de una gran imaginación para recrearse los 82

Black, Jeremey, op. cit. p.34.

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acontecimientos militares y políticos. De férrea voluntad e inagotable capacidad física ante la adversidad. Poseedor de una memoria privilegiada y con capacidad para abocarse a diferentes asuntos al mismo tiempo. Napoleón supo aplicar con certeza los principios de la conducción militar, de manera especial los de economía de las fuerzas y de superioridad en la ofensiva: lanzaba la maza contra un sector dado del dispositivo enemigo y dejaba el mínimo estrictamente indispensable para la realización de misiones secundarias (…..) cuando con fuerzas inferiores me encontraba en presencia de un gran ejército, concentrando con rapidez el mío, me dejaba caer como el rayo sobre una de sus alas y lo desbarataba. Aprovechaba enseguida el desorden que esa maniobra nunca dejaba de producir en el Ejército enemigo, para atacarlo en otra parte.83 Napoleón tenía una especial habilidad para seleccionar los factores esenciales de un problema militar, para así prestar atención a las variables decisivas de la batalla, no fue infalible, su derrota así lo demuestra, lo que no resta valor a su ingenio e intuición para aplicar algunas máximas de la guerra que en ese entonces ya se conocían: cierto es que Napoleón sabía reconocer, en cualquier momento y de una ojeada, el punto en que debía empeñar la masa y tenía la serenidad suficiente para prescindir de lo accesorio, por importante que éste pareciera.84 Diversos tratadistas militares se han abocado al estudio de las campañas y personalidad de Napoleón. Para ninguno su genio militar, y las guerras napoleónicas que se extendieron por Europa por casi veinte años (1796-1815) han pasado desapercibidas. Lo han catalogado de diversas maneras y el mismo ayudó a construir un perfil de su personalidad. 83

84

González Salinas, Edmundo. “Napoleón Bonaparte y la validez permanente de sus enseñanzas militares”. Memorial del Ejército de Chile Nº 350. Santiago: Estado Mayor General del Ejército, 1969, p.77. González Salinas, Edmundo. “Napoleón Bonaparte y el arte de la conducción”. Memorial del Ejército de Chile Nº 378. Santiago: Estado Mayor General del Ejército, 1974, p.51.

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El poder es mi amante. He trabajado tanto para conquistarla que no voy a permitir que nadie me la quite. Napoleón

Un estudio sobre la personalidad de Napoleón efectuado por Aníbal Salvatierra L., deja en evidencia el impacto que causó su genialidad militar y política al señalar que la mejor demostración de la grandeza, del concepto de la sublime dignidad de Napoleón, queda demostrada en la última escena del drama de su majestuosa vida. Salvatierra dice que podemos resumir la impresión general de la vida del héroe, del enorme poderío que tuvo en sus manos, del vasallaje absoluto de millares de hombres al poder formidable de su voluntad, a su capacidad sobrehumana, inagotable de trabajar jornadas de más de cuarenta horas continuadas y cuyo único descanso consistía en el cambio de la actividad que desarrollaba, la presencia de millares y millares de ciudadanos que lo vitoreaban, el cálido afecto de sus soldados, que lo envolvía con sentimental varonilidad, el estruendo de las batallas, las grandes discusiones de Estado, cabezas coronadas a sus pies, y de repente, todo ese inmenso mundo bullente desaparece y queda el vacío, el silencio espantoso, la soledad más cruel, la vigilancia más persistente, día y noche, y la fría estulticia de que un sueño o, con más propiedad, una necesidad de su imaginación.85 Napoleón resumía respecto del arte de la guerra, indicando que este es un arte simple en el que todo consiste en la ejecución, en razón de que una vez iniciada la acción, él improvisaba, tomaba las decisiones según la información y lo que la intuición le sugiriera de sus intenciones.86 Y para nosotros, que contemplamos su paso por la historia; al referirnos a su valor humano, nos queda la sensación de su inigualado coraje, de su orgulloso sentido de la dignidad, de lo que un hombre puede alcanzar por la conciencia de sí mismo, por el valor, por el ardimiento y la imaginación, por el trabajo y la voluntad y más que nada, por su abrumadora entereza moral. Y 85

86

Salvatierra, Aníbal. “Un estudio sobre la personalidad de Napoleón”, Memorial del Ejército de Chile Nº 288. Santiago: Estado Mayor General del Ejército, 1959, p.125. Martínez Teixido, op. cit. 197.

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cuando pensamos en estas geniales características de este ser humano, llegamos al convencimiento absoluto de que nadie aún, ser humano ciento por ciento, ha alcanzado las alturas a las que llegó, y por ello, su existencia es el más legítimo orgullo de la humanidad porque marca el nivel de perfección a que pueden 87 llegar sus creaciones más sublimes.

Como se puede apreciar, los éxitos de Lautaro, Napoleón, Aníbal y Alejandro obedecen a factores diferentes a los que hemos catalogado dentro de las ciencias. Ellos desconocían las teorías, principios, normas fundamentales de empleo y máximas de las operaciones, que hoy solemnemente integran los clásicos literarios sobre la guerra y que nadie duda de su importancia y validez. Cada uno de estos grandes capitanes, en su respectiva época, utilizaron su ingenio para lograr sus victorias basados en la propia interpretación que hacían de las capacidades de las armas (tecnología), del escenario en que las fuerzas actuaban (terreno y tiempo atmosférico) y de las voluntades que se enfrentaban (causa por la que se lucha y cohesión de la tropas). Fueron capitanes intuitivos respecto de los efectos del fuego y de los movimientos de las tropas, pero principalmente habilosos para integrar todos los esfuerzos que la batalla demanda.

87

Ídem, p.130.

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CAPÍTULO III TÁCTICA Y ESTRATEGIA Estrategia es el arte de conducir la guerra; táctica es el arte de combatir. Mariscal Montgomery de Alamein Estrategia, ciencia de las operaciones: táctica, ciencia de las posiciones, de las maniobras y del empleo de las diferentes armas.

3.1. ¿Por qué táctica y estrategia?

Heller, en José Almirante (1869)

Iniciamos este ensayo con una reflexión para responder el por qué la ciencia militar es ciencia, y circunscribimos a la táctica y a la estrategia como representativas y eje de la ciencia militar. De igual forma concluimos que las ciencias militares son una ciencia, porque tienen un objeto de estudio que es la guerra y el empleo de las fuerzas militares en cualquier circunstancia, posee su método de investigación, principios y normas que la sustentan. Además, clasificamos (Capítulo I) a la táctica y estrategia en un 1er nivel dentro de las disciplinas y ciencias que conforman las ciencias militares. Después de dejar en claro el tema de su cientificidad, nos abocamos a la aseveración de que la ciencia militar además de ciencia es también arte, e incluso destacamos la acción del comandante en su relación con el arte, ya que éste decide la ejecución y coloca sus virtudes al servicio de ella, para luego agregar, que las ciencias nacen de las artes fruto de la observación y de la experiencia, concluyendo que la guerra es una ciencia y un arte. En concordancia con lo anterior, este capítulo centrará su esfuerzo en explicitar el por qué la táctica y la estrategia las hemos ubicado en un primer nivel y cuánto de ciencia y arte posee cada una de ellas, cuáles son sus fronteras y cuáles sus características en la época presente.

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3.2. La diferenciación de los tratadistas El tratadista de asuntos militares Gregorio López Muñiz, señaló en 1958, que la estrategia es todo lo que se refiere a la concepción, preparación y dirección de las batallas que se plantean y desarrollan con la finalidad de lograr determinados objetivos. De igual forma, indicó que la táctica es la rama del arte o ciencia militar que trata de la disposición, preparación y maniobra de las fuerzas en un espacio determinado.88 Para concluir sobre estas dos definiciones, Gregorio López analizó las declaraciones de Alembert y Diderot, coordinadores de la Enciclopedia Métódica (1751-1772), en la cual indican que la ciencia que los griegos llamaron estrategia, incluía el arte de formar los proyectos de guerra; de hacerlos cuadrar con los medios a disposición del Estado; de utilizar estos recursos con inteligencia y economía; de ejecutar las intenciones proyectadas; de disponer las marchas, las campañas, etc., y el nombre de esta ciencia estratégica, abrazaba todas las otras dependientes de la guerra: La estrategia es, también y principalmente, la ciencia de los movimientos de guerra de dos ejércitos fuera del alcance del cañón. La táctica no es, pues, más que una parte de la ciencia estratégica, y que servía para una de sus operaciones, es decir, para la del juego y movimiento de los cuerpos que componen los ejércitos.89

El prusiano Dietrich von Bulow (1757-1807), señaló en 1799, que el arte de la guerra tiene dos ramas: la estrategia y la táctica. La primera es la ciencia del movimiento de dos ejércitos fuera del campo visual. Comprende todas las operaciones de la guerra; es la parte de la ciencia cuyas combinaciones se encadenan con las de la política y la administración: el estrategista es el arquitecto; el táctico es el albañil. Táctica es la ciencia de los movimientos que tienen al enemigo por punto objetivo; estrategia es la ciencia de los movimientos que tienen al enemigo por objeto, pero no por

88 89

López Muñiz, Gregorio (Coord.). Diccionario Enciclopédico de la Guerra. Madrid: Editorial Gesta, 1958, p.721. Ídem.

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punto objetivo. Cuando se viene a las manos es táctica; cuando uno no se bate es estrategia.90 Por su parte, Antoine Jomini (1779-1869) divide el arte de la guerra, en cinco áreas, que son: estrategia, táctica sublime, logística, táctica de las armas y arte del ingeniero. Precisa sobre la estrategia diciendo que es el arte de hacer la guerra sobre el mapa o el de abrazar todo el teatro de ella; por el contrario, la táctica es el de combatir sobre el terreno donde se verifica el choque, de colocar en él las fuerzas según las localidades y de ponerlas en acción sobre diversos puntos del campo de batalla. Jomini en su obra afirma: Se podría decir que la táctica es el combate y la estrategia toda la guerra, antes y después de él. La estrategia determina dónde se debe obrar; la logística conduce y coloca las tropas; la táctica enseña cómo se han de emplear y manejar.91

El francés Auguste Marmont (1774-1852) indicó que los movimientos generales que se realizan fuera de la vista del enemigo y antes de la batalla se llaman estrategia y que esta tiene por objeto reunir todas las tropas o el mayor numero posible en el lugar del combate, cuando el enemigo no tiene más que una parte de las suyas o sea proporcionarse una superioridad numérica para el día de la batalla; cubrir y asegurar sus propias comunicaciones amenazando al mismo tiempo las del enemigo.92 Una de las últimas publicaciones sobre campañas y líderes militares es la de Jeremy Black, que hace una distinción entre mando táctico, mando operativo y mando estratégico. Respeto del táctico dice que es aquel en que los comandantes tienen que demostrar dotes de mando, decidir cuál es la mejor manera de lograr el objetivo y después llevarlo a cabo. Para ejercer este tipo de mando, J. Black asevera que entre las habilidades esenciales se encuentran el saber convencer a las tropas para ayudarlas a 90 91 92

Dietrich von Bulow, citado en López Muñiz, op. cit, p.719. Ídem. Ídem, p.720.

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cruzar el campo de la muerte que se produce con el fuego enemigo y lograr mantener la moral alta y la cohesión en el combate. En este caso dice: puede ser importante el ejemplo personal; un comandante necesita poder demostrar valentía, considerando siempre que su muerte puede resultar desastrosa para la misión.93 El éxito del liderazgo está en el ejemplo personal: el comandante seguro de sí mismo no necesita volver la vista atrás para cerciorarse de que lo vienen siguiendo, solo debe seguir adelante.94 En relación al mando operativo, Jeremy Black indica que es aquel que debe responder a las circunstancias de forma dinámica y a la vez eficaz dependiendo de la capacidad para calcular y superar los movimientos del enemigo. Por lo tanto, hay que dirigir el flujo del combate y hacerlo de manera que se pueda aprovechar la situación. Este es el tipo de mando y liderazgo más común en la guerra. Es el más fácil de enseñar, por eso el siguiente nivel (mando estratégico) es al que muchos no logran llegar.95 Las cualidades que se necesitan para ejercer el mando táctico se requieren también para efectuar el operativo, aunque hay menos oportunidades para demostrarlas, no se necesita tanta valentía y no es primordial mantener la cohesión de la unidad o la moral alta.96 Y por último, sobre el mando estratégico, J. Black dice que en la estrategia es indispensable precisar los objetivos realizables, asegurar el apoyo necesario en el ámbito nacional o internacional y distribuir eficientemente los recursos entre los diferentes frentes de la campaña.97

93 94

95 96 97

Black, Jeremy, op. cit., p.8. Ortega Prado, Rodolfo. Historia Militar de las Virtudes del Ejército Chileno. Santiago: Departamento Comunicacional del Ejército de Chile, 2008, p.262. Ídem. Ídem. Ídem, p.11.

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Por su parte, el francés, Comandante del 3er Cuerpo de Ejército, general Henri Mordaco, indica que Estrategia es el arte de dirigir los ejércitos sobre el teatro de guerra, o bien, el arte del general en jefe, reservando para la táctica el arte de conducir una tropa en el terreno. Específicamente de la relación entre Arte y Ciencia, el general Mordaco indica que la estrategia es un arte y el término ciencia implica un cierto número de leyes que, aplicadas a hechos que se produzcan en circunstancias similares, induzcan a resultados iguales: El arte, al contrario, tiene su teoría que reposa sobre algunos principios más o menos inmutables; pero que, en todo caso, aplicados a las mismas circunstancias, pueden producir efectos muy diferentes. Tal es la estrategia, pues, ella reposa sobre un cierto número de grande principios, reconocidos como verdaderos hasta aquí, pero que no tienen nada de formal o científico.98 El general argentino Augusto Rattenbach, publicó un texto denominado Introducción a la Estrategia, donde sitúa a la estrategia en el mundo moderno e indica que por su naturaleza, la estrategia puede ser comparada a una ciencia aplicada, por lo mismo que integra el campo de la programación y del planeamiento, actividades esencialmente relacionales y ejecutivas. Además, que en el área del pronóstico es comparable a una ciencia pura, por su carácter típicamente especulativo y analogías no son arbitrarias; al mismo tiempo que caracterizan diferenciadamente a ambos campos, marcan la íntima relación existente entre pronóstico y estrategia. A modo de síntesis, el general Rattenbach señala diez aspectos comunes de la estrategia moderna: 1) la estrategia no es más una disciplina aislada y autosuficiente. Inscrita en el campo de la futurología, dentro del área ejecutiva de la programación y el planeamiento y ubicada entre la política (como nivel inmediato superior) y la táctica (como nivel inmediato inferior); 2) es una 98

Mordaco, Henri. La Estrategia (1912). Traducida del francés por el Capitán Jorge Carmona. Santiago: Editorial Lautaro, 1927, p.5.

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antigua herramienta de lucha que se proyecta hacia el futuro y que aporta a modelarlo o, por lo menos, a caracterizarlo en aspectos de importancia; 3) se aplica en cualquier área o campo de la actividad humana donde haya un conflicto, contraposición de voluntades y objetivos encontrados e irreconciliables; 4) es también un método de pensamiento que permite clasificar y jerarquizar, para luego escoger los procedimientos más eficaces; 5) es de naturaleza específica, por tal motivo requiere, para su aplicación, disponer del especialista correspondiente (estrategas); 6) es una disciplina relacional y aplicativa, que debe actuar agresivamente en el espacio tetradimensional que encierra la realidad; sus efectos se miden por su eficacia y sus bondades, por la flexibilidad, adaptabilidad y grado de creatividad que es capaz de poner en evidencia; 7) por sus características se ubica a mitad del camino entre la concepción generalizante de la política y la especialización técnica que caracteriza a la táctica; 8) la estrategia moderna aprovecha muy relativamente las experiencias pasadas y las vivencias históricas, desde el momento que debe afrontar circunstancias rápidamente cambiantes e inéditas; 9) para su ejercicio requiere de un técnico (estratega) que no sólo domine al más alto nivel su especialidad, sino que debe ser capaz de luchar en su campo específico con imaginación, intuición y audacia, y 10) la estrategia puede aspirar a objetivos utópicos sin que ello resienta su naturaleza y esencia.99 En el Reglamento de Conducción Estratégica del Ejército de Chile, se indica que la estrategia es la ciencia y arte de concebir y de conducir la utilización de los potenciales del país en el manejo de conflictos, y que admite ser definida en tres niveles: como estrategia de gobierno, estrategia militar o conjunta, y estrategia institucional. La de gobierno está relacionada con la preparación del Estado para la guerra y de la dirección de ella, idealmente sin recurrir a la guerra. La estrategia militar o conjunta es la ciencia y el arte de concebir y de conducir la utilización de los potenciales 99

Rattenbach, Augusto B. Introducción a la Estrategia. Buenos Aires: Editorial Pleamar, 1979, pp.22-23.

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del campo de acción bélico en la preparación y ejecución de la guerra, coordinando las actividades de cada una de las instituciones de las fuerzas armadas para alcanzar el objetivo político de guerra bélico. Por último, la estrategia institucional, es la ciencia y el arte de concebir la preparación de las instituciones y sus respectivos órganos de maniobra y de la conducción de las campañas que se deben realizar en los teatros de operaciones.100 El reglamento de estrategia aludido se encuentra en desuso, pero la mayoría de sus preceptos todavía están vigentes. Uno de los textos más consultados por los escritores militares de las últimas décadas, es el Diccionario Militar de José Almirante y Torroella (1823-1894),101 donde incluye un profuso análisis sobre la historia de la acepción “estrategia”, y de las treinta y ocho definiciones que contiene su obra. Almirante reconoce la existencia de una confusión en el entendimiento del concepto, y por ello, haciendo alusión a las disímiles explicaciones que incluye en su diccionario indica: aquí tiene el lector definiciones en que escoger, largas, cortas, concisas, difusas, antiguas y modernas.102 Incluso, después de exponer las diferentes ideas señala: Después de esta larga trascripción de definiciones, quizás conviniese condensarlas con crítica en una sola y general; pero este trabajo, que con placer dejamos al lector, nos lo veda la índole de esta obra, lo desmesurado de este artículo y la llana profesión de fe que lo encabeza, y que desde luego nos desautoriza. Para nosotros, en efecto, el resumen de las treinta y ocho definiciones definiría: “estrategia lo que no es Táctica; Táctica, lo que no es Estrategia.103

Almirante también es profuso en el análisis y definición de la acepción táctica, y advierte que estrategia y táctica están 100 101

102 103

Ejército de Chile. Reglamento de Conducción Estratégica Terrestre. Santiago: Ejército de Chile, 1986, pp.13-14. El Diccionario Militar de José Almirante, de 1869, se reeditó en el año 1989, con el mismo título, por el Ministerio de Defensa del Reino de España, en 2 volúmenes. Está disponible en la Biblioteca de la Academia de Guerra del Ejército de Chile. Almirante, José. Diccionario Militar, op. cit., pp.427-448. Ídem, p.441.

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enlazadas entre sí, lo que está demostrado con la dificultad para separar ambas definiciones, por lo que incluye innumerables definiciones que pudo desglosar, y que sólo nos referiremos a algunas. Según el Archiduque Carlos (1818), la táctica es el arte de la guerra y el modo según el cual deben ponerse en ejecución los grandes proyectos. Es el arte de combatir bien sobre un terreno dado. Según Marqués del Duero (1864), táctica es el arte de disponer, mover y emplear las tropas sobre el campo de batalla con orden, rapidez y recíproca protección; combinándolas entre sí con arreglo a la naturaleza de sus armas, y según las condiciones del terreno y disposiciones del enemigo. Cessac (1783) y Bulow (1805), coinciden en indicar que la táctica es la ciencia de los movimientos que hacen en presencia y al alcance del enemigo: es la operación mecánica y el complemento de la estrategia.104 A diferencia de la definición final que Almirante efectúa de la estrategia: Estrategia es lo que no es Táctica; Táctica, lo que no es Estrategia, Almirante no emite su propia enunciación sobre la táctica. Por su parte, el ilustre militar español Francisco Villamartín (18331872), para definir qué es la estrategia militar señala lo siguiente: el plan general de una campaña pertenece a la Estrategia; el de una batalla pertenece a la Táctica; la primera es especialmente especulativa, la segunda práctica; aquella medita y decide, ésta obedece y ejecuta; la Estrategia traza las líneas que se deben seguir, y designa los puntos que se han de ocupar, la Táctica ordena, pone en orden a las tropas y los materiales de guerra para marchar por esas líneas o tomar esos puntos; la una es el alma, la inteligencia; la otra es el cuerpo, la forma visible y palpable; en el arte bélico como en todos, el artista ha de tener sentimiento y ejecución; y el sentimiento es aquí la Estrategia, la ejecución, la Táctica.105

104 105

Ídem. pp.970-1006. Citado por Munilla Gómez, Eduardo. Introducción a la Estrategia Militar Española. Madrid: Servicio de Publicaciones del EME, 1984, pp.39-40.

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Diversos autores han continuado abordando la definición de la acepción estrategia y táctica para aportar al razonamiento y a la reflexión sobre sus fines. Por ejemplo, Manuel Montt Martínez las explicita en su obra La Guerra, Su Conducción Política Estratégica,106 donde se refiere a Clausewitz, al Archiduque Carlos, a Jomini, von Moltke, Von der Goltz, Von Bernhardi, entre otros. Luego, Miguel Alonso Baquer, en su texto ¿En qué consiste la estrategia?,107 incluye 29 definiciones, donde se repiten las de José Almirante y las de Manuel Montt. De igual forma es interesante su comprensión, sobre todo porque la mayoría de ellas intenta englobar a la estrategia en todos sus niveles. En este interminable examen de definiciones no se puede dejar de mencionar a Karl von Clausewitz, que señala en el Libro II, Capítulo I, que la dirección de la guerra es la preparación y conducción del combate, y que si este combate fuera un acto único, no habría necesidad de ninguna subdivisión. Pero, dice Clausewitz, el combate está compuesto por diferentes actos aislados, cada uno íntegro en sí mismo, que se denominan “encuentros”. Por ello surgen dos actividades diferentes: preparar y conducir individualmente estos encuentros aislados y combinarlos unos con otros para alcanzar el objetivo de la guerra. La primera actividad es la táctica y la segunda la estrategia. La táctica enseña el uso de las fuerzas en los encuentros, y la estrategia el uso de los encuentros para alcanzar el objetivo de guerra: La táctica y la estrategia son dos actividades que se penetran mutuamente en el tiempo y en el espacio, pero son también actividades esencialmente diferentes, y, a menos que se establezca el concepto claro de la naturaleza de cada una de esas actividades, sus leyes inherentes y sus relaciones mutuas no serán inteligibles para el pensamiento.108 106 107 108

Montt Martínez, Manuel. La Guerra, Su Conducción Política Estratégica. Santiago: Biblioteca del Oficial, 1955, p.18. Baquer, Miguel Alonso. ¿En qué consiste la estrategia? Madrid: Ministerio de Defensa, 2000, pp.43-44. Clausewitz von Karl, op. cit., p.109.

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3.3. Cuánto de ciencia y cuánto de arte Como se aprecia del desglose realizados por los tratadistas, la estrategia se ajusta a los fines del Estado o de todas las fuerzas para los fines de la guerra, está en un nivel macro de la conducción, y para alcanzar su objetivo es importante seguir algunos lineamientos y principios de empleo de las fuerzas que están repetidamente corroborados en la historia. Estos principios son reglas fundamentales, que sin ser totalmente inmutables, no están afectos a grandes cambios en muchos siglos. Pese a los cambios en las modalidades de empleo de las fuerzas –que por lo general son el resultado del desarrollo tecnológico, como por ejemplo los efectos que tuvo en el empleo de los ejércitos la revolución industrial, la aviación y las armas de precisión– los principios de la guerra o algunas máximas respecto de ella no han variado. Hace miles de años Sun Tzu se refirió a algunas reglas para conducir a los ejércitos a la victoria. Sus experiencias fueron escritas por Sun WU unos 500 años a. de J.C. y hoy es el: tratado militar más antiguo del mundo cuya existencia ha sido ampliamente reconocida, y que está consagrado a los principios y conceptos militares, que se conservan hasta hoy día (…..) en todos los aspectos tanto en las operaciones militares como en el empleo de las tropas, y considerado actualmente, veinticinco siglos después de haber sido escrito, como una valiosísima ayuda para el arte de hacer la guerra.109 Los principios de la guerra son fruto de la experiencia de los grandes capitanes y de los célebres ejemplos de batallas históricas, indican formas de proceder para crear condiciones favorables al éxito, no aseguran la victoria, pero su omisión aumenta las posibilidades de fracaso. Son un guía en el campo de lo desconocido.110

109 110

Sun Tzu. El arte de la guerra de Sun Tzu. Taipei: Great Publication Co., LTD., 1986, p. XIV. Ortega Prado, Rodolfo. Escenario y Estrategia. Santiago: Academia de Guerra, 2010.

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Uno de los más célebres escritores militares considerado como el mentor moderno de los principios de la guerra es el Mariscal Ferdinand Foch (1851-1929), luego, y en el ámbito chileno, lo hace Vicente Martínez A., que en 1935 en el curso de Historia Militar,111 se refiere con claridad a las leyes y principios para la conducción de la guerra. Los comentarios de V. Martínez, son luego elogiados por Manuel Montt Martínez en 1955 al publicar La Guerra. Su Conducción Política y Estratégica (1955),112 donde señala que dada la naturaleza de la guerra, de fenómeno social que se desarrolla en la incertidumbre y sometida a la influencia de diversos fenómenos, es innegable que la ciencia de su conducción no posea leyes matemáticas como ocurre con la ciencias exactas, pero sí es posible observar del estudio de la historia militar ciertas verdades inmutables de aplicación general, que se caracterizan por sus propios atributos y representan conceptos completos y definidos, que pueden ser considerados como verdaderos principios de la guerra.113 En la II parte de su obra, que denomina Conducción de la Guerra, incluye un capítulo que trata sobre los principios de la guerra. Manuel Montt indica que éstos son una materia difícil de tratar por los diferentes criterios que al respecto existen y advierte: la guerra por su naturaleza no puede hacerse por un manual de reglas. Los principios son la esencia de la guerra, pero como ella también es arte, no se podrán aplicar rígida y mecánicamente sin exponerse a ser derrotados por un adversario que proceda con más arte o ingenio.114 Los principios de la guerra tienen importancia en la definición de cuánto de ciencia y cuánto de arte poseen la estrategia y la táctica, porque su aplicación implica efectuar un razonamiento 111 112 113 114

Martínez A., Vicente, op. cit., p.39. Montt Martínez, op. cit., 1955. Ídem, p.91. Ídem, p.91.

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para proceder sobre cualquier asunto relacionado con el empleo de las fuerzas. La determinación de ciertos principios, leyes o máximas, como por ejemplo: mantenimiento del objetivo, economía de las fuerzas y reunión de los medios, sorpresa y seguridad, por nombrar algunos, implica que se realizó investigación, que para realizar esa investigación se desarrolló un método, que se utilizó la historia en la búsqueda de comprobar algunas constantes, y por último, demuestra de que existe conocimiento acumulado que sustenta a la ciencia militar como un todo. No siempre sería, ni aún aconsejable emplear todos los principios de la guerra, simultáneamente. Muchas veces habrá que dejar de mano alguno o varios de ellos aceptando ciertos riesgos propios de la naturaleza de la guerra. En tal caso, tendrá gran valor la personalidad del jefe.115

Después de muchos siglos podemos observar en la conducción de los ejércitos una tendencia a dar prioridad a las normas fundamentales de empleo, principios y modalidades construidas como resultado de las experiencias positivas y negativas de destacados capitanes. Muchos grandes líderes militares han protagonizado las victorias, pero también contundentes derrotas. De Napoleón por decir, nadie dudaría en aseverar que en la batalla de Austerlitz dejó en evidencia su aptitud y habilidad –al igual que un artista– para conducir a sus fuerzas a la victoria. Tampoco hay dudas, que en Waterloo –el mismo gran artista– fue derrotado, y que sus oponentes, por sobre ciertas habilidades personales, solo aplicaron algunos principios de la guerra que el mismo Napoleón en alguna oportunidad defendió.

115

Ídem, p.104.

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3.4. Límites entre la estrategia y la táctica Definir las fronteras entre la táctica y la estrategia no es tarea fácil. No lo ha sido por siglos, como lo demuestran los tratadistas que han intentado construir alguna definición sobre ambas acepciones. Como también lo ha sido el catalogar como ciencia o arte la conducción de la guerra, los asuntos de la guerra, o como hemos dicho, el empleo de las fuerzas militares en cualquier circunstancia. Desde el siglo XIX existe una copiosa información sobre estas cuestiones. En 1876 el general del ejército prusiano von Verdy du Vernois (1832-1910) señalaba que el conocimiento de los principios militares deben ser continuamente estudiados e indispensables para dirigir las tropas al combate pero: El arte militar es una ciencia que reposa en la conducta personal del jefe, sobre la influencia que éste ejerce sobre las tropas que manda, como también en la táctica, la estrategia y la manera cómo se hace el servicio del Estado Mayor General.116

Vicente Martínez establece la primera diferenciación clara en 1935: La guerra es una ciencia y un arte. Ciencia, en lo que respecta a que su concepción se basa en principios y leyes, que la consideración filosófica de los acontecimientos guerreros ha permitido deducir y que se han podido experimentar en la sucesión de los mismos. Arte, cuando se relaciona con su ejecución material.117

A partir de la diferenciación entre ciencia y arte que hace Vicente Martínez, se podría decir que la estrategia está directamente relacionada con la concepción de la guerra o batalla, y que la ejecución, es decir las sucesivas y simultáneas acciones que es necesario realizar para concretar el plan, corresponden a la táctica. Pero no es tan sencillo, también existe una concepción en 116

117

Verdy du Vernois. Estudios de Historia Militar según el método aplicado por von Verdy du Vernois. Traducción de Belisario Rivera Jofré. Valparaíso: Estado Mayor General, 1893, p.21. Martínez A., Vicente, op. cit., p.42.

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el nivel de la conducción táctica, las fuerzas no realizan sus movimientos mediante simples encuentros. Clausewitz señala que la estructura del encuentro es de naturaleza táctica y que estos significan combate, y por ende, su objetivo será la destrucción o sometimiento del oponente: cada encuentro, grande o pequeño, tiene su objetivo especial propio, que está subordinado al todo (…..) si hablamos de destrucción directa, significa éxito táctico y, en consecuencia nuestra afirmación es que solamente grandes éxitos tácticos pueden conducirnos a grandes éxitos 118 estratégicos. Para concretar, en un encuentro también media una concepción, en siglos pasados o en el “combate antiguo”, solo se enfrentaban grandes ejércitos: nos colocamos tranquilamente en grandes masas dispuestas unas al lado de las otras y unas detrás de otras. Desplegamos sólo una parte relativamente pequeña del todo y la enviamos a la lucha en un duelo de fusilería que dura horas, y que es interrumpido de vez en cuando o es activado en uno u otro lado por pequeñas arremetidas aisladas provenientes de cargas a la carrera y a la bayoneta y de ataques de caballería. Cuando esta línea ha agotado gradualmente en esta forma su fuego bélico y no quedan de él más que las cenizas, se la retira y se la reemplaza por otra.119 En el combate moderno, a diferencia del antiguo, también existe una concepción de la maniobra táctica, aunque por general, en comparación con la estrategia, existen espacios y tiempos considerablemente más reducidos para su concreción. Para finalizar, las definiciones que hace el Mayor Vicente Martínez (1935) y el Ejército de Chile (2005) permiten clarificar. El primero dice que la estrategia consiste en concebir, preparar, dirigir y ejecutar las grandes maniobras; enlazando el conjunto de las fuerzas y elementos de diferente orden, que se ponen en juego, en todo el campo netamente bélico, para conseguir imponer la voluntad al adversario. Por su parte, la táctica, tiene el objetivo

118 119

Karl Von Clausewitz. De la Guerra, Buenos Aires: Ediciones Mar Océano, 1960, pp.171-173. Ídem, p.170.

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de dirigir y emplear las fuerzas en la lucha misma.120 En relación con esta última, el Ejército de Chile definió en 2005, que la conducción táctica es aquella en la que se llevan a cabo las distintas acciones que conforman la batalla y que permiten la consecución de los objetivos impuestos por el nivel superior (operacional). El origen de la conducción táctica surge de la necesidad de que una fuerza obtenga un objetivo parcial de una campaña. El análisis de las diferentes variables que influyen en la consecución de dicho objetivo, tales como las características del escenario, las fuerzas disponibles, los límites de tiempo y la situación del adversario, imponen a dicha fuerza la ejecución de una o más acciones tácticas fundamentales para alcanzar el objetivo asignado.121

120 121

Martínez A., Vicente, op. cit., pp.84-85. División de Doctrina. El Ejército y la Fuerza Terrestre (DD-10001), Santiago: División de Doctrina del Ejército de Chile, 2005, p.128.

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CAPÍTULO IV MÉTODO MILITAR Evidentemente, lo que más interesa del método es que sirva al objeto para el que se emplea, es decir, que sea útil.

4.1. Introducción

Federico Suárez (1977).

En los dos primeros capítulos de este ensayo el objetivo fue exponer las variables de ciencia y arte que comprende la ciencia militar. La explicación del fenómeno, las causas, evolución y propósitos de las guerras representa a la ciencia; y la habilidad para aplicar estrategias y tácticas que permitan alcanzar sus objetivos representa el arte; dentro de este último, la intuición –o como lo manifestó José Almirante, el don de segunda vista e inspiración, reservado para los grandes capitanes, que por sobre las normas de empleo, máximas o principios, e incluso teorías generales, han demostrado una especial habilidad– es fundamental para conducir a sus ejércitos a la victoria. En el tercer capítulo se incluyó la explicitación de la táctica y estrategia –que en el primer capítulo catalogamos como vitales para las ciencias militares y ubicamos en el 1er nivel– representando el ingenio y habilidades para la conducción de la guerra y por ende su cercanía con el arte de la misma. En este capítulo, y asumiendo definitivamente que las ciencias militares son ciencia y arte, y sobre todo en lo que se refiere a sus particularidades de ciencia, queda reflexionar sobre los métodos y metodología militar para emplear sus medios, resolver sus problemas o investigar su objeto. Sin olvidar que el objeto de las ciencias militares –como lo definimos en el capitulo I– es el estudio de la guerra en general y la organización y empleo de las fuerzas militares para cualquier circunstancia, por lo tanto responder a las interrogantes ¿cuáles son sus métodos? o ¿que

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metodología ocupa la ciencia militar para investigar? será la preocupación central de este capítulo. 4.2. Karl von Clausewitz y el método Nuevamente tenemos que recurrir, en primer lugar, a Karl von Clausewitz, que en el libro II, La teoría de la guerra, capítulo IV, se refiere a la Metodología de proceder de las fuerzas militares.122 Pero Clausewitz se refiere al método como una forma de procedimiento, y lo hace en el sentido de un actuar que se repite y es seleccionado entre varios otros posibles. Por lo tanto, por metodología, Clausewitz entenderá la determinación de accionar por medios de métodos y no de principios generales o regulaciones individuales: la metodología no se funda en premisas particulares y definidas, sino en la probabilidad media de casos análogos, y su tendencia final es establecer una verdad media, cuya aplicación uniforme y constante adquiera pronto algo de la naturaleza de una habilidad mecánica que al fin actúa con justeza casi inconscientemente.123 Los métodos –al entender de Clausewitz– son en la actualidad las diferentes teorías y normas fundamentales de empleo de los recursos en la conducción de la guerra, que especialmente son considerados en la táctica y estrategia. Por ejemplo, el método para realizar un ataque con procedimiento abreviado, el método en un ataque a través de un curso de agua, el método de ejecución de una defensa por agrupaciones, el método para organizar una defensa en posición, etcétera. 4.3. Las ciencias militares y sus métodos Pese a lo anterior, y que las ciencias militares son profusas en métodos para emplear las fuerzas según las circunstancias de que se trate, lo que nos convoca en este capítulo son las metodologías para investigar asuntos propios de las ciencias 122 123

Karl von Clausewitz, op.cit, p.136. Ídem, p.137.

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militares y no las formas (tácticas y estrategias) para realizar determinadas operaciones militares: Es frecuente considerar al método científico desde un solo enfoque, desconociendo sus bondades y posibilidades y, por lo tanto, se tiende a utilizar un mismo método para cualquier tema de investigación. Así, se desconoce que hay pluralidad de métodos y que el uso de uno determinado depende del objeto, del problema de investigación y de las hipótesis a probar en el estudio a realizar.124

Federico Suárez en la Historia y el Método de Investigación Histórica, indica que el método es la ordenación de la actividad a un fin, es el procedimiento que se sigue para llegar al conocimiento de una realidad: lo que más interesa del método es que sirva al objeto para el que se emplea, es decir, que sea útil. Su utilidad depende de su adecuación, y es adecuado en la medida en que se acomoda a la naturaleza del objeto a cuyo conocimiento se ordena.125 Entonces es importante diferenciar en los fines de este capítulo, una cosa son los procedimientos (metodología según Clausewitz) para ejecutar determinadas operaciones militares siguiendo parámetros de otras que la demostración empírica señala como exitosas; y otra cosa, es la aplicación de metodologías en la solución de problemas tácticos o estratégicos propios de las operaciones u acciones militares de cualquier tipo. 4.4. ¿Existe una metodología en la ciencia militar que se asemeje al proceso científico de otras ciencias? La mayoría de los textos que tratan sobre la metodología de la investigación en las ciencias sociales se refieren a métodos que son pertinentes a la economía, sociología, política, antropología y biología, tales como el texto de César Bernal Torres, Metodología de la Investigación, que está especialmente dirigido para la 124 125

Bernal, César Augusto. Metodología de la Investigación. México: Pearson Prentice Hall, 2006, p.68. Suárez, Federico. La Historia y el Método de Investigación Histórica. Madrid: Ediciones RIALP, S.A., 1977, p.50.

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investigación en las áreas de la administración y economía;126 o el libro de M. Ángeles Cea, Metodología Cuantitativa, que sirve para orientar a los estudiantes de sociología en estrategias y técnicas de investigación social.127 Otros autores son más generalistas y los proponen para toda el área de las ciencias sociales, como R. Hernández Sampieri y colaboradores en Metodología de la Investigación,128 o Carlos Muñoz Razo en Cómo Elaborar y Asesorar una Investigación de Tesis.129 En todos ellos es factible analizar formas de investigación, que adecuadamente interpretadas, pueden ser convenientemente utilizadas en los trabajos del área de las ciencias militares. Pero, la ciencia militar cuenta con propios métodos que ha venido desarrollando profusamente desde el siglo XIX cuando se crean los estados mayores. En la edad contemporánea fueron los estados mayores y particularmente los métodos de trabajo que paulatinamente inculcaron los prusianos Gerhard von Sharnhorst (1755-1813), August von Gneisenau (1760-1831) y Helmut Von Moltke (18801891) los que se usaron para resolver problemas militares relacionados con el empleo de las fuerzas militares. Estos prusianos establecieron metodologías para resolver problemas estratégicos y operativos de la guerra, ya que gradualmente fueron enfrentando los desafíos de la revolución industrial y el avance de la tecnología, además de las enseñanzas de Federico II “El Grande” de Prusia (1712-1786) y de Napoleón Bonaparte (1769-1821). Particularmente, Gerhard von Sharnhorst es recordado por sus planteamientos en el Manual para Oficiales en las secciones aplicadas de ciencia, que publicó en 1788. 126 127 128

129

Bernal Torres, César Augusto. Metodología de la Investigación. Bogotá: Prentice Hall, Pearson, 2000. Cea D’ancona, M. Ángeles. Metodología Cuantitativa. Madrid: Editorial Síntesis S.A., 2001. Hernández Sampieri, R.; Fernández Collado, C.; y Baptista Lucio, Pilar. Metodología de la Investigación. México: MacGraw-Hill Interamericana Editores, 1991. Muñoz Razo, Carlos. Cómo Elaborar y Asesorar una Investigación de Tesis. México: Pearson Prentice Hall, 1998.

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Como todas las ciencias el proceso de investigación se desarrolla a partir de la aplicación de un método científico al estudio de problemas definidos como propios de la ciencia en la cual se investiga, es decir según la naturaleza del objeto de estudio, y cuyo propósito fundamental es la creación de un cuerpo organizado de conocimientos de interés. El proceso de investigación tiene el propósito descubrir principios generales o interpretar un comportamiento que ayude en la comprensión o explicación de un determinado fenómeno. Según R. Sierra: investigar es, genéricamente, toda actividad humana orientada a descubrir algo desconocido. Tiene su origen en la curiosidad innata del hombre, que le impulsa a averiguar cómo es y porqué es así el mundo que le rodea.130 Para Federico Suárez la acepción investigación no siempre se utiliza con el mismo significado: investigar equivale a inquirir, a averiguar, y por investigación (en general) se entiende el proceso mediante el cual se llega a conocer una realidad a partir de ciertos datos u observaciones.131 Para que el proceso de investigación tenga el carácter de científico es necesario que medie un método, lo que no es más que una secuencia lógica de pasos que permite alcanzar un resultado racional: el método como procedimiento, está constituido por las etapas generales de actuación que forman su contenido y por las técnicas o procedimientos concretos operativos, para realizar en un caso determinado las fases generales de actuación en cuestión.132 Según Mario Bunge el conocimiento científico es a veces desagradable y conveniente para algunos y no para otros, pero siempre se caracteriza por su verificabilidad y susceptible de ser verificado, por ende confirmado o refutado. Por su parte, Federico Suárez indica: es el procedimiento que se sigue para llegar al conocimiento de una realidad: No es, pues, lo más importante, con serlo mucho; es tan sólo un medio para llegar al fin que se 130 131 132

Sierra Bravo, op. cit, p.28. Suárez, Federico. La historia y el método de la investigación histórica. Madrid: Ediciones Rialp, S.A., 1977, p.24. Sierra Bravo, op. cit, p.30.

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pretende (el conocimiento de la verdad sobre alguna cosa), y, por ello, algo adjetivo respecto al objeto de la investigación. Evidentemente, lo que más interesa del método es que sirva al objeto para el que se emplea, es decir, que sea útil (…..) por tanto, un método riguroso puede ser absolutamente inútil si se aplica a un objeto distinto a aquel para el que nació; pero tampoco hay que esperar que dé resultado un método adecuado si se utiliza sin rigor, pues el descuido, la ligereza o el mal uso difícilmente conducirán a resultados que puedan calificarse de científicos.133 Hugo Cerda Gutiérrez señala que uno de los problemas que debe enfrentar un investigador es la gran cantidad de métodos, técnicas e instrumentos que existen como opciones, los cuales a la vez integran un número ilimitado de paradigmas o escuelas de pensamiento relacionado.134 Por su parte, César Augusto Bernal indica que se entenderá como método científico al conjunto de postulados, reglas y normas para el estudio y solución de los problemas de investigación: el método científico se refiere al conjunto de procedimientos que, valiéndose de los instrumentos o las técnicas necesarias, examina y soluciona un problema o conjunto de problemas de investigación.135 R. Sierra indica que el método es un conjunto de trámites, fases o etapas: consiste en formularse interrogantes sobre la realidad del mundo y de los hombres, basándose en la observación y en las teorías ya existentes; en anticipar soluciones a estas cuestiones y en contrastar, con la misma realidad, dichas soluciones previas o hipótesis, mediante la observación de los hechos, su clasificación y su análisis.136

133 134 135 136

Suárez, Federico, op. cit., p.50. Gutiérrez Cerda, Hugo. La investigación total. Bogotá: Magisterio, 2000, p.7. Bernal, César Augusto, op. cit., p.55. Sierra Bravo, op. cit., p.30.

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De igual forma, R. Sierra Bravo –coincidente con otros autores– propone las etapas de un proceso metodológico de investigación científica, que resume de la siguiente forma:137 1) 2) 3) 4) 5) 6) 7) 8)

Descubrimiento del problema de la investigación. Documentación y definición del problema. Imaginar una respuesta probable al mismo. Deducir o imaginar consecuencias de la hipótesis o subhipótesis empíricas. Diseño de la verificación de las hipótesis o del procedimiento concreto a seguir con su prueba. Puesta a prueba o contraste con la realidad de la hipótesis a través de sus consecuencias o sub-hipótesis empíricas. Establecimiento de las conclusiones resultado de la investigación. Extender las conclusiones y generalizar los resultados.

Al realizar un trabajo comparativo y preliminar entre las etapas definidas por R. Sierra Bravo y una secuencia típica militar para resolver un problema operativo, se observa lo siguiente: R. SIERRA BRAVO

SECUENCIA MILITAR

Descubrimiento del problema de la investigación.

Definición y análisis de la misión que se deberá cumplir.

Documentación problema.

Situación y consideraciones.

y

definición

del

Imaginar una respuesta probable al mismo. Deducir o imaginar consecuencias de la hipótesis o sub-hipótesis empíricas. Diseño de la verificación de las hipótesis o del procedimiento concreto a seguir con su prueba. Puesta a prueba o contraste con la realidad de la hipótesis a través de 137

Cursos del acción.

Análisis de los Cursos de acción en relación con las posibilidades.

Comparación y determinación de las ventajas y desventajas de cada

Ídem, p.37.

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Capítulo IV: Método Militar R. SIERRA BRAVO

SECUENCIA MILITAR

sus consecuencias o sub-hipótesis empíricas. Establecimiento de las conclusiones resultado de la investigación. Extender las conclusiones generalizar los resultados.

y

Curso de acción.

Recomendaciones y conclusiones.

Como se aprecia, el modelo de apreciación militar es homologable a la propuesta de R. Sierra Bravo. Esta última, además, es coincidente con la mayoría de los académicos que se refieren a metodologías de investigación. Por ejemplo, César Augusto Bernal compara los modelos de Mario Bunge,138 Arias Galicia139 y de Roberto Hernández, Carlos Fernández y Pilar Baptista,140 para concluir que el método de investigación, según la ciencia de que se trate, también es un tema polémico, por la cantidad de escuelas, tendencias y paradigmas que han contribuido filosófica o epistemológicamente. Aceptando entonces que en las ciencias existe una variedad de métodos para llevar a cabo el proceso investigativo, y que éste dependerá de las particularidades de la ciencia que se trate, como también del objeto en investigación, cabe mencionar que las Ciencias Militares y específicamente las áreas que en este trabajo hemos catalogado de 1er, 2do y 3er nivel (estrategia, táctica, logística, inteligencia, organización, geografía militar, geopolítica y geoestrategia) tienen sus propios modelos para solucionar sus problemas de índole militar. Por ello, valga recordar la cita incluida en el capítulo I del presente ensayo: la aparición de cada ciencia va asociada al nacimiento de un método que la

138 139

140

Bunge, Mario, La Ciencia, su método y su filosofía, Buenos Aires: Siglo XXI, 1990, p.12. Arias Galicia, Fernando, Introducción a la metodología de la investigación en ciencias de la administración y del comportamiento, México: Trillas, 1991. Hernández Sampieri, op.cit., p.63.

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caracteriza. El método es, en general, el legado de cada uno de los grandes creadores de nuevas orientaciones científicas.141 En ese contexto, en el Reglamento de Planificación del Ejército142 se indica que las operaciones militares son inciertas e impredecibles y que el proceso de planificación militar permite visualizar un resultado deseado: el espectro de las operaciones exige un enfoque flexible a la planificación que adapte los métodos de planificación a cada situación. Un proceso de planificación organiza el pensamiento de los comandantes y del estado mayor, mientras apoya sus visiones e iniciativa.143 En el mismo reglamento y al referirse a la ciencia de la planificación, se dice que esta incluye todos los aspectos de las operaciones: los planificadores dominan el aspecto científico de las operaciones militares para entender las restricciones físicas y legales, sobre las cuales operan las unidades.144 Por lo anterior, los militares para resolver un problema de índole táctico, estratégico, logístico u otro relacionado con las disciplinas de los dos primeros niveles, disponen de diferentes modelos con los cuales pueden construir uno propio que les permita resolver el problema que se le presenta o aplicar –dependiendo del objeto– en forma íntegra el modelo que la reglamentación aporta. Esto también es extensivo para el tercer nivel (geografía militar, geopolítica y geoestrategia) pero, con los métodos que existen para éstos, como son los modelos para la valorización geomilitar de un área geográfica, o los diferentes métodos para efectuar un análisis geopolítico o geoestratégico, aunque en estos últimos casos, existe un profuso aporte de cientistas, que inducen a construir un método singular al requerimiento o problema que se investigue.

141 142 143 144

Saumells, Roberto, op. cit, p.13. División de Doctrina, Reglamento de Planificación, Santiago: Comando de Institutos y Doctrina RDO-20001, 2009. Ídem, p.13. Ídem, p.14.

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Mario Bunge, considerado por Marcel Roche (1920-2003)145 como uno de los filósofos más importantes de las ciencias contemporáneas,146 indica que a menudo se sostiene que, algunas ciencias aplicadas como la medicina son artes antes que ciencias, porque no pueden ser reducidas a la simple aplicación de un conjunto de reglas sin que medie el juicio personal: si arte significa una feliz conjunción de experiencia, destreza, imaginación, visión y habilidad para realizar inferencias de tipo no analítico, entonces no sólo son artes la medicina, la pesquisa criminal, la estrategia militar, la política y la publicidad, sino también toda otra disciplina.147 Por consiguiente, dice Bunge, no se trata de si un área de la actividad humana es un arte, sino si este es científico. Para ello, Bunge propone la siguiente pauta de la investigación científica, que en el fondo le da sentido práctico a las quince características, que según Bunge constituyen el inventario de la ciencia fáctica:148 Planteo del problema - Reconocimiento de los hechos. - Descubrimiento del problema. - Formulación del problema. Construcción de un modelo teórico - Selección de los factores pertinentes. - Invención de las hipótesis centrales y de las suposiciones auxiliares. - Traducción matemática. Deducción de consecuencias particulares. - Búsqueda de soportes racionales. - Búsqueda de soportes empíricos. 145

146 147 148

Marcel Roche fue un destacado científico venezolano, director del Instituto venezolano de investigaciones científicas y director de la revista Interciencia. Presentación de Marcel Roche de la obra de Mario Bunge Ciencia, Técnica y Desarrollo de la Editorial Sudamericana, 1997, p.7. Bunge, Mario, 1991, op. cit, p.61. Ídem, pp.63-64.

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Prueba de las hipótesis - Diseño de la prueba. - Ejecución de la prueba. - Elaboración de los datos. - Inferencia de la conclusión. Introducción de las conclusiones en la teoría - Comparación de las conclusiones con las predicciones. - Reajuste del modelo. - Sugerencias acerca del trabajo ulterior. 4.5. Métodos en los ejércitos En las fuerzas armadas en general y en particular en los ejércitos, se emplean diferentes modelos y métodos para resolver los problemas tácticos y estratégicos que son propios de las operaciones militares. Mejor dicho, las fuerzas armadas utilizan variados y abundantes métodos para prever acontecimientos y conducir a los medios puestos a su disposición. Estos métodos son propios de las diferentes áreas de su quehacer, y principalmente en aquellos campos que, en el capítulo I, catalogamos de 1er, 2do y 3er nivel. Por ejemplo, para determinar en el área de la inteligencia por dónde el adversario es probable que emplee sus fuerzas, se utiliza entre otros modelos una Apreciación de Inteligencia, que incluye una serie de variables que deben ser analizadas para coadyuvar a la decisión que adopte el líder de las tropas, pero que básicamente se refieren a lo que puede hacer el enemigo que enfrentará. En este caso, los analistas emplean un método y aplican un modelo para buscar (investigar) una respuesta a ciertos parámetros que permiten concluir sobre lo que las fuerzas adversarias pueden realizar, y que de hacerlo, afectarían el cumplimiento de la propia misión. Tampoco podemos olvidar, que investigar es el proceso mediante el cual se llega a conocer una realidad a partir de ciertos datos u observaciones: la investigación es algo que no se conoce, o se

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conoce sólo en parte, o se conoce mal, es decir, de modo incierto o erróneo.149 De igual forma, en el ejército se emplean diferentes métodos para resolver problemas coyunturales, que por lo general son de aplicación durante la fase ejecución de una operación, donde es necesario ir resolviendo situaciones que van surgiendo y que son propias de la incertidumbre que reina en un campo de batalla. Las operaciones militares son inciertas e impredecibles; responden a esfuerzos complejos y luchas entre fuerzas de voluntades opuestas. Los comandantes confrontan enemigos que razonan. Ellos nunca pueden predecir con certidumbre cómo los enemigos actuarán y reaccionarán, o cómo se desarrollarán los eventos. Inclusive, las acciones de los medios propios son difíciles de predecir debido a los efectos de la tensión en las personas y los errores humanos. Los comandantes que entienden la relación dinámica que el tiempo y la incertidumbre tienen en las fuerzas enemigas y propias están mejores preparados para elaborar planes eficaces.150

Por ello, no todos los problemas requieren análisis muy largos para su solución. Para los problemas simples, se adoptan decisiones rápidamente. Sin embargo, para problemas complejos, donde están correlacionadas diversas variables, es esencial un método donde interactúan diversos asesores que multidisciplinariamente participan en la búsqueda de la solución del problema. La metodología y la cantidad de análisis requerida para solucionar con eficacia un problema dependen de la complejidad, de la experiencia de los asesores, del comandante, y de la cantidad de tiempo disponible. Por lo anterior, en el razonamiento militar son sinónimos en la aplicación de sus métodos de análisis las acepciones de dirección, previsión y planificación, que diferencian muy bien del momento de la ejecución, pero como un proceso continuo, donde es necesario ir previendo y resolviendo situaciones a medida de los 149 150

Suárez, Federico, op. cit, p.25. Ejército de Chile, Reglamento de Planificación, op. cit., p.13.

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antecedentes que se vayan obteniendo, y que por lo general se circunscriben a la situación de los propios medios, a la situación de las fuerzas que enfrentan (adversario), al terreno y tiempo atmosférico. Por ello, lo militares dicen que la planificación es tanto una ciencia como un arte, ya que algunos aspectos de las operaciones militares son cuantificables (ciencia), y otros como la organización de las fuerzas o las opciones de tácticas son parte del arte. El razonamiento y método que se sigue para realizar la planificación militar, requiere de creatividad en el momento previo a la ejecución, pero durante esta, el ingenio y el liderazgo son a la postre los factores que decidirán los resultados que tendrá la contienda. En esta convergencia de la ciencia y arte en las ciencias militares, adquiere mayor validez el arte durante la ejecución, porque podrá existir un amplio conocimiento y teorías derivadas y sustentadas en la historia, pero la influencia del comandante en la voluntad de las tropas, su intuición respecto de lo que hará el oponente y la elección de los momentos decisivos, serán determinantes para las conclusiones cualitativas. El análisis cuantitativo admite definir y evaluar los factores relevantes que pueden ser medidos o registrados. Este tipo de análisis permite identificar tendencias y desviaciones en lo esperado. El análisis cuantitativo pretende medir o contabilizar los valores de las variables relevantes, y calcular los cambios en los efectos observados en el problema o en la variable de interés. Cuando se establece una correlación entre dos variables, es posible predecir los efectos sobre la variable dependiente cuando ocurren cambios en el valor de la variable independiente. Desarrollar habilidades de razonamiento crítico es crucial para la solución eficaz de problemas, lo que requiere estudio y práctica. Los líderes deben contar con una amplia experiencia. Deben poseer la capacidad de identificar las intenciones y emitir un juicio respecto de las probabilidades que se le presentan. Deben ser inquisitivos, de discernimiento confiable, flexibles, intuitivos en las evaluaciones, y dispuestos a reconsiderar opciones.

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El principal método que emplean los militares para investigar las diferentes variables de uno o varios problemas que deben dilucidar se inserta en el Proceso de Planificación Militar –conocido por la sigla PPM–, que está constituido por cinco etapas sucesivas, pero donde también cada etapa está en actualización permanente. En este proceso, los asesores reúnen, analizan, y presentan esta información a los comandantes para ayudarlos a adquirir un conocimiento cabal de la situación y tomar decisiones. Para estos efectos, un modelo o instrumento que se utiliza en estos fines es el que se conoce como Apreciación de Estado Mayor. Esta consiste en una evaluación de la situación y un análisis de los cursos de acción que se considera son los mejores para resolver el problema presentado, que en el fondo o en los fines militares, es la misión asignada a la unidad que realiza el proceso. En este proceso se analizan supuestos básicos, problemas, hipótesis, cursos de acción, posibilidades, y otros que, conforman las recomendaciones finales para el óptimo empleo de los recursos propios. Un proceso expedito permite una correcta adopción de decisiones y una planificación con diversas consideraciones, todas probables y por ende falibles, pero acorde con la incertidumbre y voluntades que prevalece en las ciencias militares. La metodología que sigue el Estado Mayor y los diferentes modelos de apreciaciones que existen son para ayudar al comandante a elegir el mejor curso de acción para cumplir con la misión. Este curso de acción, enfrentado a lo que física y lógicamente puede ejecutar el enemigo, se transforma en una hipótesis, que solo logra confirmarse o descartarse una vez que comienza la acción. Durante la acción, la metodología de las apreciaciones continúa actualizándose para apoyar las decisiones durante la ejecución. Las apreciaciones en comento apoyan la habilidad e ingenio (arte), que constituyen el máxime de la participación del comandante en el proceso de decisiones y se centran en los

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puntos decisivos que deciden el enfrentamiento de las fuerzas en la ejecución. Las apreciaciones son tan rigurosas como lo permiten el tiempo y eventos que se suceden. En forma permanente durante su desarrollo se recolecta, procesa, y evalúa información. Los integrantes del estado mayor actualizan sus respectivas apreciaciones a medida que reciben nueva información del adversario, propias fuerzas, tiempo atmosférico, terreno, o el propósito que tiene la unidad dentro del contexto de la unidad superior. Por ello, las apreciaciones analizan las implicancias para el futuro y permiten al líder visualizar un estado final deseado. Las diferentes apreciaciones y procesos de adopción de decisiones constituyen la metodología de las ciencias militares para hacer investigación, es decir, para llegar a conocer una realidad a partir de ciertos datos u observaciones, y a partir de esos resultados construir diferentes hipótesis (cursos de acción o posibilidades), que solo el enfrentamiento de las fuerzas dilucidará. 4.6. Mario Bunge y el método militar. Como lo indicamos con anterioridad, Mario Bunge señala que es más importante definir si una actividad es científica, que centralizarse en concluir si es arte o ciencia. Para ello, Bunge propone una pauta de investigación científica, que comprende el planteamiento del problema, la construcción de un modelo teórico, la deducción de consecuencias particulares, la prueba de la hipótesis, y la introducción de las conclusiones en la teoría. En ese contexto procederemos a hacer una comparación y explicación correspondiente de la propuesta de M. Bunge y la apreciación genérica que se emplea en el ejército para explicar y resolver los problemas propios de las ciencias militares. De esta forma se complementa la comparación efectuada entre R. Sierra Bravo y el modelo de apreciación militar efectuado con anterioridad.

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Capítulo IV: Método Militar PROPUESTA DE MARIO BUNGE151

APRECIACIÓN (método) GENÉRICA MILITAR152

Planteo del problema - Reconocimiento de los hechos. - Descubrimiento del problema. - Formulación del problema.

1. Misión Transcripción de la misión desarrollada, aprobada por el comandante de la unidad en el análisis de la misión. 2. Situación y consideraciones Análisis de área de responsabilidad que corresponda: características del ambiente, enemigo, propias tropas, presunciones.

Construcción de un modelo teórico -Selección de los factores pertinentes. -Invención de las hipótesis centrales y de las suposiciones auxiliares. -Traducción matemática. Deducción de consecuencias particulares. - Búsqueda de soportes racionales. - Búsqueda de soportes empíricos.

3. Cursos de acción Se enumeran los cursos de acción definidos en el proceso de apreciación. Se enumeran los criterios de evaluación. Todos los departamentos del estado mayor utilizan los mismos criterios de evaluación.

Prueba de las hipótesis - Diseño de la prueba. - Ejecución de la prueba. - Elaboración de los datos. - Inferencia de la conclusión.

4. Análisis Conforme a los criterios de evaluación enumerados y explicados en el paso anterior, se procede a analizar cada curso de acción, utilizando los criterios aludidos.

Introducción de conclusiones en la teoría - Comparación de las conclusiones con las predicciones. - Reajuste del modelo. - Sugerencias acerca del trabajo ulterior.

5. Comparación Se comparan los cursos de acción. Se Establece un orden de importancia para los cursos de acción con respecto a cada consideración. Generalmente, una matriz de decisión apoya la comparación.

151 152

6. Recomendaciones y conclusiones Recomendar el curso de acción que preste mejor apoyo desde la perspectiva específica del estado mayor. Enumerar los problemas, deficiencias y riesgos, con las recomendaciones para reducir sus impactos.

Bunge, Mario, op. cit., pp.62-64 Ejército de Chile, Reglamento de Planificación, op. cit., p.147.

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De la comparación entre la pauta de investigación científica que propone Mario Bunge (capítulo II ¿Cuál es el método de la ciencia? de su obra La ciencia su método y su filosofía) y la pauta que comprende el método de apreciación que utilizan los militares (todos los métodos y procedimientos que utilizan los militares, que son diversos y profusos, están estandarizados y protocolizados en reglamentos y manuales), es posible observar las similitudes en sus formas y fines, tal vez donde se advierte una disonancia es en la construcción de un modelo teórico, que según Bunge es la invención de suposiciones pertinentes y enunciados de ley que pueden amoldarse a los hechos observados, y que en caso militar, se podría relacionar con la definición de los criterios de evaluación de los cursos de acción. El resto de la propuesta de Bunge –con las salvedades e interpretaciones correspondientes– es totalmente aplicable en el método militar.

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CAPÍTULO V ESTADO MAYOR Los comandantes y los estados mayores o planas mayores combinan el arte y la ciencia de planificación para elaborar planes eficaces.153 Es que existe una ciencia y un arte de Estado Mayor, así como existe una ciencia y un arte de la guerra, y estas se confunden con aquellas desde diversos puntos de vista.154 Los estados mayores en las instituciones castrenses personifican la instancia donde converge el conocimiento teórico sobre la conducción militar y la habilidad para concluir sobre complejas situaciones que involucran recursos materiales y humanos. No existe una organización de tal parangón, cualquier decisión equivocada durante tiempos de guerra puede no solamente conducir a la derrota, sino también ocasionar la pérdida de lo más valioso de las instituciones mencionadas, la vida de sus hombres o mujeres, y producir involuntariamente el daño en cualquiera de sus formas a la población civil. Por ello, desde la Edad Media comenzaron a emplearse asesores para guiar a la huestes de aquel entonces en combate, y particularmente en el siglo XVI, empiezan a adquirir la forma que hoy tienen. En el siglo XVII aparece el Estado Mayor en Suecia y se propaga a Prusia; en el siglo XVIII, el gran Federico II El Grande (1712-1786) crea, en 1768, una escuela en la que los oficiales concurrían a especializarse para proceder correctamente en el levantamiento de planos, planificar sitios o fortificaciones u otros aspectos de las guerras de esos años. El estado mayor prusiano dependió, en tiempo de paz, del segundo departamento del Ministerio de la Guerra hasta el 25 de enero de 1821. A partir 153 154

División de Doctrina, RDO-20001, op. cit., p. 14. Lara E., Alberto. “El Estado Mayor (Traducción de artículo del General Buat, Jefe del Estado Mayor Francés)”. Memorial del Ejército de Chile, Santiago: Marzo 1924, p. 207

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de esa fecha tuvo un jefe especialmente designado para desempeñarse como tal, y pasó a ser un organismo dependiente directamente del rey. Después de 1870 pasó a acatar órdenes del gabinete militar del emperador: en virtud de la organización que se le dio el 25 de enero de 1821, puede decirse que esta fecha señala, para el Estado mayor prusiano, el comienzo de la era que había de terminar sólo noventa y ocho años después, por efecto de las imposiciones del Tratado de Versalles.155 En Francia, el Cuerpo de Estado Mayor fue creado en 1783 por el Mariscal Phlippe Henri, Marqués de Segur (1724-1801). La revolución no respetó esta creación de la monarquía, y suprimió en 1790 la naciente organización y lo sustituye por el Servicio de Estado Mayor. En 1871 fue creado el Estado Mayor General del Ministerio de la Guerra y en 1875 se crea la Escuela Superior de Guerra para preparar a los integrantes del estado mayor aludido. En 1911, al asumir como Comandante en Jefe el General Joseph Joffre (1852-1931) el estado mayor pasó a depender del general en jefe. Diversos militares de Europa están relacionados con la organización y funcionamiento de los estados mayores, como los franceses Louis Alexandre Berthier, Príncipe de Neuchatel (1753 1815) y Laurent Gouvión Saint-Cyr (1764-1830); los prusianos Gerhard Johann David von Scharnhorst (1755-1813), Helmuth Karl Bernhard Graf von Moltke (1800-1891) y Paul von Bronsart Schellendorf (1832-1891), el prusiano profesor de la Academia de Guerra del Ejército de Chile y coronel asimilado en 1901 Kellermeister von der Lund (1865-1915); y muchos otros, que de una forma u otra fueron incorporando innovaciones y diferentes métodos de trabajo.156

155

156

Faldella, Emilio. El Ejercicio del Mando y los Estados Mayores en Prusia, en Alemania y en Francia. Bogotá: Ministerio de Guerra, Biblioteca del Oficial, 1939, p.7. En Chile el Estado Mayor General del Ejército fue creado el 15 de septiembre de 1820.

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En general, el método empleado por los franceses seguía una clara orientación napoleónica y se sustentó en la originalidad y concordancia de esfuerzos, secreto, sorpresa y rapidez de las operaciones, pero a la vez restringía la iniciativa en los subordinados. El método prusiano se validó en el cambio de ideas, que se denominó “Conferencia del Estado Mayor”, en el cual los distintos puntos de vistas de los especialistas del estado mayor le permitían al comandante adoptar la decisión más conveniente.157 Inicialmente estos grupos estaban organizados según las armas de apoyo al combate, luego estaban conformados por una representación de todas las armas y especialidades que componían los ejércitos; posteriormente, lo hicieron según los probables países a enfrentar, y así sucesivamente, hasta llegar a la situación actual, donde cambia su organización de un país a otro, dependiendo de una serie de variables y protocolos que caracterizan sus ordenaciones. En el mismo contexto, fueron variando los procesos de asesoramiento y de adopción de decisiones, cada método fue cambiando según los avances tecnológicos y los descubrimientos respectivos. Por ejemplo, con la llegada de la máquina a vapor, el telégrafo y los fusiles de repetición, las decisiones requirieron de mayor celeridad ante la disminución de los tiempos en los desplazamientos y los efectos mortíferos de las armas de fuego. No hubo lugar a procesos burocráticos, a lentos reconocimientos ni a trasmisión tardía de las resoluciones, los sucesos en el campo de batalla exigieron cada vez más de urgencia y eficacia. Por consiguiente, añejas prácticas resolutivas quedaron en desuso, y a partir de entonces se inicia una carrera desenfrenada para conformar modelos de análisis concordantes con la compleja forma de conducir la guerra. 157

Algunos historiadores indican que la aplicación de este método por el ejército alemán en 1870, fue debido a que las tropas estaban mandadas por “príncipes”, que poseían escaso conocimiento de los asuntos de la guerra, por lo cual la relación que mantenían con el estado mayor era de gran conveniencia para sus fines.

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En la actualidad los estados mayores constituyen el principal órgano para la conducción militar, un comandante por muchas capacidades que posea sería temerario si no escucha y no se apoya en su estado mayor, ya que la conducción militar actual hace imposible que un líder administre tanta información como la que resulta de la interacción de las fuerzas y de los efectos de las armas y voluntades. Esta particularidad no se restringe a las épocas de guerras, sino que en tiempo de paz los estados mayores de igual forma son el motor de la gestión para la planificación, instrucción, entrenamiento, desarrollo y apoyo de los ejércitos: en las guerras antiguas y en los ejércitos pequeños no se necesitaba el Estado mayor, porque el general todo lo veía por sí mismo y directamente daba sus órdenes; pero ante el desarrollo que ha tomado el arte militar, ante esa vastísima urdiembre de los ejércitos de nuestro tiempo y ese caudal de ciencia con que se ha enriquecido el saber humano, es imposible que el talento de un hombre sólo pueda abarcar todos los detalles; al pensamiento colosal que preside una guerra es preciso dar sentidos más poderosos que los de un hombre; es preciso que toda una corporación sea la vista, el oído, la palabra que necesita esa inteligencia para materializarse.158 Pese a todo el apoyo que significa y puede brindarle el Estado Mayor al comandante, la responsabilidad de este es ineludible e indelegable, y parte de las habilidades relacionadas con el arte de la ciencia militar que debe poseer, consiste en sacar provecho de los integrantes del Estado Mayor para depurar y seleccionar las decisiones más trascendentes, y así centralizar el esfuerzo donde su ingenio debe ser evidente: la movilidad y la inconstancia de la situación exigen del jefe una apreciación inmediata de la situación. La Intuición es una de las manifestaciones más importantes de la rapidez de la facultad de pensar, de la capacidad de reaccionar inmediatamente ante el cambio de la situación. La intuición significa “visión”, es decir, penetración en el 158

Villamartín, op. cit.

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fondo de los acontecimientos y tomar decisiones sin comprender el proceso del razonamiento sobre el cual se basa la conclusión. Esta es una decisión tomada de improviso. La intuición no es una capacidad propia para una cierta categoría de gente. En cierta medida todo el mundo la posee. Para el comandante militar, es particularmente indispensable.159 En el contexto anterior, en este capítulo se hará mención a las particularidades de los procesos de planificación en los estados mayores, instancia en la cual es patente la ciencia militar como la expresamos en el capítulo I, para luego visualizar cómo el arte militar reseñado en el capítulo II está representado por diversas decisiones que coadyuvan y gradualmente facilitan la decisión definitiva y, posteriormente, el método militar explicado en el capítulo IV participa en forma de diferentes metodologías de análisis, que son la esencia del trabajo conjunto de un estado mayor y donde la perspectiva de la ciencia militar se representa transversalmente en cada una de sus áreas. 5.1. La ciencia y arte en la planificación del estado mayor Muchos analistas de las ciencias militares indican que la planificación en la conducción militar es una ciencia y un arte. Esta aseveración, que expresamente separa la ciencia del arte, se refiere a que muchos aspectos de las operaciones militares, tales como la velocidad de los movimientos, los abastecimientos logísticos, el apoyo administrativo y los efectos de las armas son cuantificables. Por ello, estas variables junto a las normas fundamentales de empleo, principios de la guerra y otras teorías afines, forman la parte de la ciencia de la planificación. Pero, en directa relación, otros aspectos, como la combinación de las fuerzas empleadas, la selección de los objetivos, la elección de modalidades tácticas y organizaciones de las fuerzas son parte del arte de la planificación. El conocimiento de la ciencia de la planificación se logra a través del entrenamiento y del estudio. 159

Galkine, M., “La aptitud del jefe para pensar (Traducción de Sergio Rojas Brugues)”. Memorial del Ejército de Chile Nº 346. Santiago, 1968, p. 44.

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Los planificadores eficaces deben entender y dominar la ciencia y el arte de la planificación.160 En directa relación con la táctica militar, el área de la ciencia de la planificación incluye todos aquellos aspectos que tienen que ver con las capacidades de las diferentes unidades según su conformación, entrenamiento y medios disponibles, las técnicas propias de cada arma y servicio, y cualquier procedimiento cuantificable, como por ejemplo, calcular el tiempo que requiere una unidad para subir una colina o los efectos que tendrá en las tropas el clima o fuego de las armas de apoyo. Por ello, dentro del área de la ciencia militar está la posibilidad de cuantificar las capacidades físicas de las fuerzas propias y del adversario, e incluso medir y expresar con números las diferentes proporciones de las fuerzas que se enfrentan. De esta forma muchos aspectos de la conducción militar pueden ser debidamente calculados, llevados a estándares y protocolos como cualquier otra ciencia, pero siempre la falibilidad estará presente, debido a la habilidad que mediará para interpretar la información cuantitativa. En el Estado Mayor, donde están los planificadores por excelencia en cualquier Institución militar, existe o al menos debiera existir, un completo dominio de las metodologías y diferentes modelos que sistémicamente permiten concluir en resoluciones militares. Eso implica contar con especialistas en el proceso de planificación militar como también con expertos en las operaciones militares, que es un conocimiento similar, pero no es lo mismo. Por una parte se necesita conocer sobre el método militar y por otra sobre muchas materias complementarias, tales como, estadística, logística, jurídica, administración y finanzas entre otras. Sin embargo, las operaciones militares y el trabajo de planificación en un Estado Mayor no se limita a cuantificar un suceso, sino también a dimensionar sus aspectos cualitativos: las 160

División de Doctrina, RDO-20001, op. cit, p. 13.

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operaciones militares son una actividad intensamente humana, la planificación no puede ser reducida a una fórmula. Este hecho obliga a una comprensión del arte de la planificación.161 Por ello, una operación militar debe realizarse con eficiencia, con el mínimo costo de vidas y recursos, y que su consecuencia sea el resultado esperado estipulado al inicio del análisis o del proceso de planificación. Por lo anterior, el arte de la planificación demanda que se intuyan las dinámicas relaciones existentes entre las fuerzas propias y las enemigas en un escenario que a través de la historia es cada vez más complejo. Si en el pasado las innovaciones en los procesos y contenidos del método de planificación lo impuso el motor a vapor, hoy es la guerra electrónica, el alcance de las armas y la cibernética en general. El arte de la conducción militar no se limita a los efectos de las fuerzas que se oponen, sino que incluye lo más intrínseco, como lo son las capacidades anímicas de los comandantes y tropas, no tan solo porque estos sufren las consecuencias del empleo de las armas, sino porque su actuar está ligado a la justicia de la causa por la cual se lucha y al ejercicio del liderazgo en los diferentes niveles. Muchos aspectos del proceso de planificación están relacionados con el arte de la conducción militar. Es decir, con aquellos que han demostrado poseer el “oleo sagrado” o la “inspiración divina” de las resoluciones geniales.162 En las operaciones militares la intuición y habilidad de los asesores del Estado Mayor se observa claramente en la definición o proposición de organización de los recursos para enfrentar una tarea, en la determinación de las ventajas y desventajas del escenario y el clima, o en la proposición de cursos de acción y posibilidades, que están gobernadas por precisas recreaciones de lo que podría suceder en un momento determinado. Por su parte, la sagacidad, percepción y habilidad del comandante se manifiesta nítidamente en la 161 162

Ídem, p. 14. Martínez A., Héctor. “La enseñanza del Servicio de Estado Mayor en la Academia de Guerra, Escuelas y Armas”. Memorial del Ejército de Chile Nº 183, Santiago, 1942, p. 2003.

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selección de los objetivos, determinación de la operación decisiva, definición del centro de gravedad, precisión del estado final deseado y resolución del empleo oportuno de algunos recursos: el arte de la solución de problemas implica el análisis subjetivo de las variables que, en muchos casos, no pueden ser medidas fácilmente. El liderazgo y la moral, por ejemplo, son difíciles de medir, pero pueden desempeñar un papel crítico en el desarrollo de soluciones para resolver un problema. Quienes se dedican a la solución de problemas y a la toma de decisiones hacen estimaciones subjetivas de dichas variables, basadas en hechos y conjeturas y en sus probables efectos en el resultado.163 5.2. El método de trabajo en el Estado Mayor Los estados mayores poseen procedimientos de trabajos distintos, su modalidad dependerá de los desafíos y oportunidades, magnitud de las unidades, especialización del personal y relaciones de mando dentro de la organización. Algunos de los métodos que se emplean son para solucionar problemas inmediatos sobre la acción en cuestión, y otros para adoptar previsiones en operaciones futuras, algunas que a lo mejor nunca se realizarán, pero que sus costos obligan a preverlas con anticipación. Por lo general, en los estados mayores una parte de los recursos está empeñado en la solución de los problemas coyunturales y, la otra parte, está analizando y concluyendo sobre lo que vendrá. Si no se produce esta asociación de instantes, probablemente las decisiones que se adopten sobre el incidente del momento no sean las más acertadas. Por ello, en los Estados Mayores además de llevar la agenda del día a día, una parte importante de los medios está investigando y analizando el próximo evento. En el Estado Mayor el trabajo en equipo es esencial y para ello sus integrantes deben poseer una especial aptitud. Además, debe predominar la plena certeza de que se labora para apoyar el 163

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proceso continuo y complejo de adopción de decisiones del “comandante o del líder”. Además, es propio en el método de Estado Mayor, su escalamiento desde lo general a lo particular, entre lo estratégico y lo táctico. No es extraño que el pensamiento de Estado Mayor haya sido a menudo citado por especialistas de la investigación científica a causa de la distinción entre la visión global (estrategia) y la apreciación del terreno (táctica), que tal cual como en Ciencia Básica diseña un procedimiento por el cual se contrasta una hipótesis y se resuelve en la solución de un problema. Así visto, el Oficial de Estado Mayor recopila antecedentes (pruebas empíricas) que le permiten formular una teoría que es parte de una serie de generalizaciones sobre el conflicto, que constituyen el núcleo de las Ciencias Militares, permitiéndole describir, explicar y predecir, toda vez que busca conocer las fuerzas y recursos del adversario, explicar su estrategia y anticipar los movimientos del enemigo y propios.164 Los resultados de los diferentes procesos aplicados a través de la historia, ha permitido la construcción de una serie de modelos para investigar sucesos y resolver problemas militares, con derivación a un “Sistema de Planificación del Estado Mayor”, que ha pasado a constituir el método por excelencia en cualquier organización de este tipo. En el proceso de planificación de los estados mayores se observan, en general, cinco etapas:

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Pontillo Juan, Mauricio y Garay Vera, Cristian, “Pensamiento de Estado Mayor en Chile; una visión retrospectiva, Memorial del Ejército de Chile Nº 464, 2000, p.121.

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Capítulo V: Estado Mayor PROCESO GENERAL DE PLANIFICACIÓN EN LOS ESTADOS MAYORES ETAPAS DEL PROCESO

ACTIVIDADES GENERALES QUE SE REALIZAN

Se recibe la tarea asignada y se inician las actividades de preparación del grupo de trabajo en la actualización y desarrolló de las apreciaciones que a cada integrante del estado mayor le compete. La tarea puede provenir de un nivel superior o derivarse de algunas de las Iniciación acciones en curso y para la cual el estado mayor ha efectuado una planificación previa. Por ello el proceso de planificación está permanentemente retroalimentándose. En esta etapa se determina qué se tiene que hacer para cumplir la tarea o misión asignada. Además, se analizan los condicionantes tales como: objetivos y estado final deseado del superior, limitaciones, presunciones, fortalezas y debilidades, determinar los Orientación centros de gravedad, especificación de los puntos decisivos, tareas implícitas, objetivos propios, estado final deseado y criterios de éxito, estimación del riesgo y análisis inicial de la estructura de las fuerzas. Esta etapa finaliza con las orientaciones y direcciones que requiere el estado mayor para la fase siguiente. Esta etapa se inicia con una revisión de las orientaciones y direcciones obtenidas en la fase anterior. Se realiza el desarrollo, confrontación y Desarrollo del comparación de las posibles soluciones (cursos de concepto acción). Posteriormente, el estado mayor recomienda una solución o curso de acción; a continuación, el comandante aprueba una solución, y luego se publica la guía final de planificación. El estado mayor transforma la solución en un claro y Desarrollo del plan conciso concepto para llevar a cabo la operación militar correspondiente (plan), se aprueba y difunde. El estado mayor procede a revisar y efectuar una evaluación del plan. La revisión se efectúa tanto a los Revisión del plan planes en ejecución como aquellos que se encuentran vigentes. Se evalúa el plan y si es necesario, se reinicia el proceso desde la fase orientación.

Se insertan en este proceso de planificación las “apreciaciones del estado mayor”, que constituyen el medio por el cual concurre el

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Estado Mayor al proceso de planificación militar: una apreciación del estado mayor es una evaluación de la situación y un análisis de esos COAs (probables soluciones) que el comandante considera mejores para cumplir la misión. Incluye una evaluación sobre cómo influyen los factores del área funcional de un departamento del estado mayor en cada COA, considera conclusiones y recomienda un COA al comandante.165 En estas apreciaciones se recolecta, analiza, y presenta la información a los comandantes, para ayudarlos a adquirir un conocimiento cabal de la situación y tomar decisiones. Las apreciaciones consideran los aspectos cuantificables como los intangibles de las operaciones militares. Traducen los efectivos de las fuerzas propias y enemigas, sus sistemas de armas, entrenamiento, moral y liderazgo en capacidades para entrar en combate. Realizar una apreciación requiere un amplio conocimiento de los efectos del clima y el terreno en las propias tropas y en el oponente. Además, es necesario de la habilidad para visualizar las situaciones que podrían afectar al cumplimiento de la misión. Las apreciaciones de estado mayor se realizan en forma paralela al proceso de planificación general que realiza el Estado Mayor y permiten concluir sobre la mejor manera de utilizar los recursos disponibles. El Estado Mayor realiza apreciaciones de todas las áreas de su competencia según el nivel de la conducción que se trate, y para que este proceso se realice en forma rápida y se adopten decisiones adecuadas dependerá de las aptitudes y entrenamiento del Estado Mayor, como también de la dinámica y participación inclusiva que le imprima el Jefe del Estado Mayor. Comúnmente se realizan apreciaciones de lo siguiente: -

Apreciaciones de operación. Apreciación de personal. Apreciación de inteligencia. Apreciación de logística.

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División de Doctrina, Reglamento de Planificación RDO-20001, op. cit., p. 145.

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Capítulo V: Estado Mayor -

Apreciación cívico-militar. Apreciación de comunicaciones. Apreciación de operaciones de información.

Se podría decir que el Proceso de Planificación del Estado Mayor es el método que sigue este organismo para la adopción de las decisiones, y que las apreciaciones son las técnicas y modelos que se emplean para participar en el proceso, aportar con soluciones y coadyuvar a la solución de la problemática que implica una solución táctica o estratégica. Por lo general, las apreciaciones incluyen las etapas o contenidos que se indican: MODELO GENERAL DE UNA APRECIACIÓN ÁREAS DE CONTENIDOS Misión

Situación y consideraciones

Cursos de acción

Análisis Comparación Recomendaciones y conclusiones

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CONTENIDOS ESPECÍFICOS Se indica la misión asignada y analizada por el comandante. Comprende las características del ambiente (tiempo atmosférico, terreno, y factores políticos, económicos, sociales y psicológicos). Incluye información sobre el enemigo relativo al dispositivo, composición, fuerza, capacidades, posibilidades y su influencia en el área de análisis. Analiza la situación de las propias tropas y específica sobre el despliegue, recursos y capacidades de las unidades. Por último, se enumeran las presunciones que afectan a cada área del estado mayor. Se enumeran los cursos de acción (soluciones al problema) definidos en el proceso de apreciación general y se asignan y utilizan criterios de evaluación. Se analiza cada curso de acción (solución) a la luz de los criterios de evaluación anteriormente definidos. Se comparan cada una de las soluciones y se establece una priorización en la aplicabilidad de cada una de ellas. Se propone la solución más recomendable desde la perspectiva del área que está aplicando el instrumento de apreciación.

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Capítulo V: Estado Mayor MODELO GENERAL DE UNA APRECIACIÓN ÁREAS DE CONTENIDOS

CONTENIDOS ESPECÍFICOS Además, se enumeran los problemas, deficiencias y riesgos que se podrían presentar y las respectivas sugerencias para reducir sus efectos.

De esta forma en el trabajo del Estado Mayor está explícita la ciencia militar, su objeto de estudio y su método de trabajo. Para resolver problemas militares se emplean procesos y metodologías que se han ido adaptando a las distintas formas de conducir la guerra, y en el Estado Mayor, el proceso de planificación en forma integral, incluyendo la decisión del comandante, está la expresión de la ciencia y el arte de las ciencias militares en general, y de la conducción militar en particular.

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Conclusiones La ciencia es un conjunto de conocimientos sobre la realidad observada, y para obtener este conocimiento ha mediado un método de investigación científico. Los conocimientos son expresados en forma de conceptos, teorías e ideas interrelacionadas. La realidad observada es el campo de actuación, y el método es el procedimiento o forma de proceder para la obtención de los conocimientos de esta realidad. Cada ciencia tiene asociado un método que la caracteriza y propio de su objeto de estudio. Por ende, la ciencia no es otra cosa que el resultado de la investigación científica, y esta siguió un método para obtener el conocimiento correspondiente.166 La ciencia utiliza métodos para obtener sus resultados y se basa en la observación constante que realizan los investigadores, donde además las continuas correcciones dejan entrever la mutabilidad que la fortalece. En este contexto se desenvuelven las ciencias militares, que se ocupan del estudio de la guerra, y específicamente del empleo de las fuerzas militares en cualquier circunstancia. La gradación de las diversas ciencias y disciplinas que conforman las ciencias militares, permite observar el amplio espectro de su objeto de estudio (la guerra y el empleo de las fuerzas en tiempo de paz y guerra). A mediados del siglo pasado, su objeto de estudio era exclusivamente la guerra, pero con posterioridad a la segunda guerra mundial, los ejércitos amplían el horizonte de su accionar hacia áreas distintas a la guerra, como las operaciones de paz, empleo ante catástrofes, protección del medio ambiente, combate contra el terrorismo, lucha contra el narcotráfico, y otros desafíos que enfrentan los Estados en particular o el mundo como un fenómeno global. Algunas de estas actividades tienen algún vínculo teórico-práctico con la guerra, pero la mayoría obedece a otros fenómenos políticos y sociales, que pueden eventualmente ser contrarrestados con el empleo de las fuerzas militares. Por tal motivo, la definición de ciencias militares incluida en el capítulo I, es amplia en sus fines y objetivos, e intenta incorporar el sentido 166

Sierra Bravo, op. cit., p.24.

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Conclusiones

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de cientificidad de la ciencia militar y las diferentes ciencias y disciplinas que la conforman. En el mismo contexto, se ha señalado que la táctica y la estrategia son las disciplinas que se sitúan en un 1er nivel dentro de las ciencias militares. Esta ubicación no es excluyente de la importancia de la logística, inteligencia, organización, geografía, geoestrategia, geopolítica, y otras disciplinas y ciencias, sino que la táctica y estrategia son dominantes e interpretan la esencia de la ciencia militar; la guerra y sus batallas. Los principios de la guerra y la variabilidad de los factores que entran en juego en cada uno de ellos, fue el origen de la mayoría de las discusiones de si la ciencia militar debía considerarse como una ciencia o un arte. Esta discusión no fue exclusiva de la ciencia militar, sino en todas las ciencias llamadas de aplicación, ya que son ciencias en cuanto instauran teorías derivadas de la observación, y arte en el momento en que se procede a la ejecución objetiva de sus teorías. Por lo anterior, no cabe duda en los tiempos actuales que la conducción de la guerra implica a la ciencia militar como al arte militar. F. Foch señaló: la guerra considerada en su conjunto no es producto de una casualidad, sino una ciencia.167 Vicente Martínez es más concreto: el comandante de tropas debe llegar a alcanzar un total equilibrio en sus capacidades, para entender la ciencia de la guerra (saber) y para ejecutar (poder) con arte militar las resoluciones que tome.168 Haciendo mención a las ciencias aplicadas y con el propósito de hacer una diferenciación entre arte y ciencia, Mario Augusto Bunge señala que, si el arte significa un vínculo con la experiencia, destreza, imaginación, visión y habilidad para realizar deducciones de tipo no analítico, entonces no sólo son artes la medicina, la pesquisa criminal, la estrategia militar, la política y la 167 168

Foch, Ferdinad, La Dirección de la Guerra, Paris: Editorial Franco-IberoAmericana, s/a., p.3. Martínez A., Vicente, op. cit., p.46.

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publicidad, sino también toda otra disciplina. Por consiguiente dice Mario Bunge: No se trata de si un campo dado de la actividad humana es un arte, sino si, además es científico. La ciencia es ciertamente comunicable; si un cuerpo de conocimiento no es comunicable, entonces por definición no es científico.169

Además, al contrastar el inventario que hace Mario Bunge de las principales características de las ciencias que él ha clasificado como fácticas, podemos aseverar que la ciencia militar es ciencia, principalmente, por seguir un método para obtener sus resultados, porque es probable, empírica, explicativa, comunicable, verificable, sistemática, predictiva, refutable y útil. Se agrega a ello, que los resultados efectivos que se obtengan en la ciencia militar están directamente relacionados con la habilidad, ingenio e intuición: No se sabe de obra maestra alguna de la ciencia que haya sido engendrada por la aplicación consciente y escrupulosa de las reglas conocidas del método científico; la investigación científica es practicada en gran parte como un arte no tanto porque carezca de reglas cuanto porque algunas de ellas se dan por sabidas, y no tanto porque requiera una intuición innata cuanto porque exige una gran variedad de disposiciones intelectuales.170

Lautaro, un líder militar sin igual, que supo aprovechar las ventajas del terreno y aplicar diversos principios de la guerra que lo situaron como un genio y valiente caudillo araucano: analfabeto y pisando apenas los umbrales de la vida, tomó el mando de un ejército que de tal no tenía sino el nombre y recogiendo una herencia de no interrumpidos desastres, lo llevó hasta su muerte, de victoria en victoria, sin conocer jamás el polvo de la derrota (…..) no contaba con el más mínimo bagaje de conocimientos; carecía de armas apropiadas para vencer al enemigo, y sin embargo, venció, venció siempre y murió invicto.171 La figura de 169 170 171

Mario Bunge, op. cit., pp.61-62. Ídem, p.62. Tellez, Indalicio. Historia de Chile, op. cit., p.101.

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Lautaro podría constituirse en la antítesis de las aseveraciones que dicen que los líderes se hacen, o que la enseñanza de los principios de la guerra forma a los grandes capitanes: es mi creencia que los buenos generales se hacen, más bien que nacen; ningún oficial llegará al más elevado rango sin un prolongado estudio. La dirección de la guerra supone una vida de estudio, y si el estudio ha sido descuidado, ningún general puede esperar el éxito.172 Por el contrario, Lautaro no fue formado para ejercer como líder, y menos instruido en tácticas de empleo de sus fuerzas, solo su habilidad, intuición, valentía y don de mando innato lo han situado en el pedestal de los grandes capitanes: Si crear es la característica del genio, Lautaro fue un genio en el más amplio sentido de la palabra, todo lo creó: organización, táctica y armamento.173

Así visto, se podría aseverar que Lautaro es la representación del arte militar. No cabe duda entonces, Lautaro fue un artista en el empleo de las fuerzas araucanas en contra de los españoles; pero ¿dónde está la ciencia?, la respuesta es muy sencilla, el resultado que obtuvo Lautaro de las observaciones que hizo a la forma de combatir de los españoles y la experimentación que fue haciendo con el empleo de las propias fuerzas y las sucesivas experiencias del combate mismo, son la expresión de la ciencia. Lautaro tenía un problema, y observó el empleo que hacían de las armas los españoles, analizó sus tácticas, aprovechó el terreno, ideó nuevas armas que contrarrestaran la eficacia de las hispanas, y el conocimiento obtenido lo unió a su audacia y valentía, luego vino lo esperado, la victoria. Este ejemplo de Lautaro es una clara demostración de la convergencia de la ciencia y el arte en la conducción ejercida por un líder, que en estado primitivo, obtuvo la información y aplicó habilidades conducentes a la victoria. Por ende, la habilidad de los líderes militares, para conducir a las fuerzas en la batalla, es en esencia el arte militar. 172 173

Montgomery, Vizconde de Alamein. Historia del Arte de la Guerra. Madrid: Editorial Aguilar, 1969, p.25. Tellez, Indalicio. Historia de Chile, op. cit., p.102.

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La experiencia de Lautaro es homologable a muchos grandes capitanes, que sin conocer algunas máximas de empleo de las fuerzas o principios de la guerra, convenientemente los aplicaron y salieron victoriosos de cruentas batallas; Alejandro, Aníbal, Escipión, Julio César, Federico el Grande e incluso Napoleón, aplicaron sus habilidades, ingenio e intuición por sobre conocimientos resultantes del estudio o experiencias de otros. Las virtudes personales y la voluntad que supieron arraigar en sus soldados fueron los pilares de los éxitos de cada uno. Por ello, la historia es profusa en referirse a los generales o capitanes, fueron estos los que con su habilidad de mando, imposición de la disciplina, ejemplo personal, visión para adelantarse a los probables sucesos o audacia para efectuar movimientos, demostraron el arte y ciencia que comprende la conducción de la guerra: El generalato es la ciencia y el arte del mando. Es ciencia en cuanto que ha de estudiarse teóricamente por los oficiales, y arte porque la teoría ha de llevarse luego a la práctica. Sobre todo, implica un íntimo conocimiento de la naturaleza humana.174

De paso, pareciera que la historia militar solo recuerda a los máximos conductores de las fuerzas en las batallas, y en muchas ocasiones olvida a mandos en puestos inferiores, que contribuyeron notablemente al éxito obtenido, incluso se relega a las disciplinadas y valientes tropas que sufrieron directamente el efecto de las armas. Esto sucede porque los líderes son responsables de las derrotas y victorias, y estos saben que para lograr la victoria es fundamental conquistar las voluntades de las tropas. Las tropas se entregan a los designios de la guerra sabiendo que la propia vida está de por medio, y que el comandante, líder o capitán, es el encargado, no tan solo de lograr la victoria, sino de preservar la propia vida. El momento decisivo de la batalla es coincidente con el crucial donde el soldado siente el natural temor de perder la vida, en ese instante, sublime según algunos, soldados y capitanes son uno solo, y exige del líder el máximo de sus habilidades para mantener el 174

Montgomery, op. cit., p.19.

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ímpetu del esfuerzo o la voluntad de continuar la guerra. Esta destreza que deberá demostrar el capitán, siempre estará más cerca del arte de la guerra: Interviene en el arte de la guerra el talento personal, el don innato para el mando, la intuición para adivinar las intenciones del enemigo, para aprovechar sus errores, para ordenar las disposiciones y los movimientos decisivos que conducen al éxito.175

Desde principios del siglo XX, en los textos de la Academia de Guerra del Ejército de Chile, se asevera que el arte de la guerra se divide en estrategia y en táctica. La estrategia en su función de conducir la guerra, y táctica en la conducción del combate: la estrategia y la táctica deben marchar siempre unidas y no pueden separarse por límites fijos.176 La discusión de las definiciones de las acepciones estrategia y táctica tampoco es algo nuevo. El tratadista en asuntos militares José Almirante es el primero en reconocerlo en el siglo XIX, al señalar que las victorias de Federico II de Prusia (1712-1786) abrieron en Europa el debate sobre las características de la táctica e incluyeron paulatinamente la acepción estrategia hasta posicionarse en la jerga militar. Almirante, a mediados del siglo XIX señala: el Arte de la guerra está hoy hendido por la mitad y técnicamente partido en dos: la Estrategia y la Táctica.177 Para luego señalar que en España y con motivo de la guerra de la independencia, la estrategia comenzó a ganar adictos, un grupo de oficiales se propuso explotar la nueva palabra como nueva ciencia; consagrándola como un culto fanático y pedantesco, que pronto se hizo notar entre aquella ruda generación militar, verdaderamente titánica y más dada a los hechos que a las palabras.178 José Almirante es crítico al respecto y asevera que la estrategia como acepción está de sobra 175 176

177 178

Mayor General Crahay, Arte de la guerra moderna, Argentina: Editorial Rioplatense, 1977, p.10. Meckel, Jacob., Curso Elemental de Táctica, traducción del Capitán Juan Mac-Lean, Santiago: Imprenta, Litografía y encuadernación Barcelona, 1901, p.7. Almirante, José, Estudios Militares Antología, op. cit., p.27. Ídem.

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y que nada significa. Después de analizar varias definiciones, Almirante concluye: la manía de especializar nos corroe. El artillero, solo ha de servir para tirar cañonazos; el ingeniero, para hacer reductos; el jinete, para dar sablazos….Y luego sobre este mosaico, a manera de cúpula y coronamiento, se quiere sobreponer un estrategista que, sin conocer un cañón, ni un reducto, ni un sable, lleve todo eso de golpe sobre el punto decisivo…; es decir, que mande un ejército. Esto es absurdo. Y, sin embargo, es verdad. Para ser estratégico de gabinete, basta leer un libro; para ser táctico en el campo, es forzoso ser militar, buen militar.179 Paulatinamente las aprehensiones sobre la estrategia fueron evolucionando, y hoy ambas acepciones tienen áreas muy definidas y relacionadas con el tipo de conducción a la que sirven. Es así como se considera que la conducción estratégica de la fuerza militar es la que se ejerce sobre el total de los recursos asignados a las operaciones e involucra a todas las actividades de planificación, preparación y ejecución necesarias.180 Y, táctica, es aquella que ejerce el comandante sobre unidades mediante un control estrecho de las acciones tácticas que desarrollan sus órganos de maniobra y unidades subordinadas; se restringe la libertad de acción, se asignan objetivos cercanos, plazos reducidos y estrictas medidas de coordinación y control, pero sin afectar la iniciativa del comandante táctico.181 En ambas, estrategia y táctica, tienen cabida la ciencia y el arte militar. Las ciencias militares poseen sus propios métodos de investigación, y estos son profusos en comparación con otras ciencias sociales. Los procesos de apreciación, que se utilizan en cada una de las funciones primarias con las respectivas modificaciones que sean necesarias para aproximarse a la pauta de investigación científica de Mario Bunge, constituyen el modelo 179 180 181

Ídem, p.32 Ministerio de Defensa Nacional, Libro de la Defensa Nacional de Chile, Santiago: Ministerio de Defensa, 2010, p. 172. División de Doctrina, Reglamento de Operaciones (RDO-20001), Santiago: Ejército de Chile, 2009, p.122.

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por excelencia para realizar las investigaciones en ciencia militar. Esto no excluye que, dependiendo del problema por investigar, los lineamientos generales de Mario Bunge u otros métodos sean empleados en esos fines. De igual forma, la investigación de carácter militar está directamente relacionada con los métodos de investigación históricos, ya que la historia militar es el laboratorio de la ciencia militar: la investigación histórica se aplica no sólo a la historia como disciplina, sino a toda área del conocimiento que quiera hacer un análisis de los hechos del pasado, así como relacionarlos con hechos del presente y el futuro.182 Los métodos militares no existen solo para resolver problemas coyunturales, sino que representan un modelo basado en un cúmulo de experiencias respecto a problemas militares de diferente complejidad, y que la historia militar se ha encargado de construir. La aplicación de los modelos de apreciación militar (sus métodos de investigación o para solucionar problemas militares) poseen la particularidad de incluir las variables dominantes en cualquier investigación militar: el escenario, las propias fuerzas y las fuerzas que se oponen. Además, estos mismos modelos, que preferentemente obedecen a un esquema cartesiano, incluyen la recreación (experimentación) de los recursos que se oponen, donde también la intuición y habilidad (arte) de los investigadores es preferente. En los estados mayores se expresa nítidamente la relación entre la ciencia y el arte militar. Los diferentes especialistas del Estado Mayor –expertos en el conocimiento de las normas fundamentales de empleo de las disciplinas que conforman la ciencia militar–, asesoran y proponen soluciones después de aplicar un método (Proceso de Planificación del Estado Mayor) que incorpora variables relacionadas con la conducción de las fuerzas (misión recibida, situación de las fuerzas propias, situación del enemigo, escenario, tiempo atmosférico) y que sustentan las diversas teorías, principios o máximas sobre la conducción militar, que históricamente han demostrado su importancia en las decisiones 182

Bernal, César Augusto, op. cit., p.69.

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de empleo de las fuerzas, donde no solo se enfrentan recursos materiales, sino también voluntades. En este proceso, el Jefe de Estado Mayor, como responsable ante el comandante de la calidad del trabajo que realicen los especialistas se constituye en el gran maestre y articulador de los esfuerzos de los expertos, reclamando lo mejor de cada uno de ellos, y principalmente, exigiendo la aplicación de metodologías para la presentación de resultados o efectuar proposiciones. Finalmente, será el comandante o mejor dicho el líder de la organización el que decide y que responde por la decisión que adopta, él que no solo se guía por lo que le dice su Estado Mayor, sino por su propia intuición y habilidad (arte), que en definitiva lo legitiman como tal. // - //

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