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4.4 Bloque D. Metabolismo
BLOQUE D. Metabolismo
Para mantener su organización y su dinámica, los asentamientos humanos necesitan obtener energía, agua y materiales de su entorno -más o menos cercano-. Es necesario pues, apuntar hacia un nuevo régimen metabólico donde la energía consumida no genere perjuicios (energía renovable) y que su uso no perturbe los sistemas naturales por encima de su capacidad de regeneración. La estrategia en el ámbito de la gestión energética debe orientarse a un cambio del sistema actual hacia otro más sostenible, que libere gran parte de la presión sobre los sistemas naturales a la vez que aporte seguridad al suministro energético futuro y minimice los impactos ambientales. Para ello, debe centrarse en el fomento de la eficiencia energética y el uso de las energías renovables. En cuanto al agua, se propone avanzar hacia la autosuficiencia del suministro mediante el uso de fuentes de generación local y el ajuste entre la calidad del recurso y las necesidades de la demanda, una estrategia clave en un contexto de incertidumbre de las fuentes tradicionales debido al cambio climático. En el uso de recursos y gestión de residuos, los objetivos a aplicar son la estabilización y reducción de residuos desvinculando la producción de residuos del crecimiento económico, el fomento de la reducción de residuos, la reutilización de materiales y de la recogida selectiva en origen como estrategia para obtener materiales de calidad que tengan salida en el mercado de reciclaje y el potenciar un verdadero mercado de reciclaje bajo los criterios de autosuficiencia y proximidad.
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CONCLUSIONES
El análisis de los datos del bloque de metabolismo urbano revela una baja eficiencia en la gestión de los recursos. Todo sea dicho que esta no depende exclusivamente de la administración local, sino en la mayoría de los casos de la planificación de niveles superiores de la administración. Así, en el consumo de agua por habitante diario se detecta un exceso que casi duplica el volumen de agua consumida aconsejable. A esto se suman los conocidos problemas de gestión de las aguas residuales que por una u otra circunstancia arrastra el municipio, y que requieren de la ejecución mancomunada entre varias administraciones. Una vía posible como alivio a esta situación podría pasar por la experimentación, en zonas con bajos caudales de producción de aguas desechadas, de sistemas de depuración natural, basadas en la capacidad de filtraje de ciertas especies vegetales, como son las plantas macrofitas. La adopción de este tipo de soluciones debería posibilitar el abordaje simultáneo de la mejora de las condiciones ambientales y energéticas. En el ámbito de la energía, aunque el consumo por habitante/año se sitúa dentro de los parámetros aceptables, existe una gran capacidad de mejora basada principalmente en el aprovechamiento del potencial de las fuentes renovables presentes en el archipiélago en general y particularmente en Candelaria, con un índice de radiación media anual alto. Sería conveniente desarrollar proyectos piloto que a la vez de aportar soluciones sirvan de promoción "en vivo" de las ventajas del sistema. También presenta carencias significativas la parte que trata el flujo y reaprovechamiento de los materiales. En este campo la principal debilidad radica en el bajo porcentaje de los residuos que son separados en origen para su tratamiento -apenas un 5% como hemos visto cuando un nivel óptimo aceptable se situaría en al menos un 50% de residuos separados-. En esta línea se debería plantear como objetivo corregir esta tendencia a partir de la reducción en origen y el reaprovechamiento -en especial de la materia orgánica-, además de crear sinergias con otras intervenciones y actividades, como la regeneración de suelos degradados o la producción agrícola.