República Bolivariana de Venezuela. Instituto Bíblico Pentecostal “PODER DE DIOS” Con Personaría Jurídica bajo el No. 7393. Mariara-Estado-Carabobo.
Alumna: Gladys Vielma Profesos: Ricardo Fernández Materia: Libro Poético Los Salmos.
Mariara 17 de octubre del 2010.
República Bolivariana de Venezuela. Instituto Bíblico Pentecostal “PODER DE DIOS” Con Personaría Jurídica bajo el No. 7393. Mariara-Estado-Carabobo.
Alumna: Jolimar Silva de Gómez. Profesos: Ricardo Fernández Materia: Libro Poético Los Salmos.
Mariara 17 de octubre del 2010.
Introducción.
Colección de poemas religiosos, de los que una gran cantidad se cantaba en el Templo. Los israelitas los llamaban «Himnos de Alabanza». La expresión «libro de los Salmos» (cfr. Lc. 20:42) proviene de la traducción griega. Hay setenta y tres salmos cuyos títulos hebreo los atribuyen formalmente a David. De ahí proviene la designación general de «Salmos de David» (cfr. Heb 4:7). Hay 150 salmos repartidos en cinco libros, siguiendo, según se cree, el modelo del Pentateuco. El texto hebreo marca con rúbricas esta antiquísima división, señalada en la LXX. La comparación de 1 Cr. 16:34-36 con Sal. 106:47, 48 no permite llegar a la conclusión de Delitzsch de que la división en cinco libros existía ya durante la redacción de Crónicas, porque este pasaje de Sal. 106 podría proceder de 1 Cr. 16:3436. Las cinco divisiones comienzan en los Sal 1, 42, 73, 90 y 107. Cada división finaliza con una doxología.
I)
Autor: los
nombres de personas que aparecen en los sobrescritos parecen ser
autores, colaboradores, compiladores, músicos u otros que se relacionaron con la
composición, compilación y escritura de la poesía lírica sagrada. Los nombres son David, Asaf, Coré, Moisés, Hemán, Etán, Salomón, Gad, Jedutún entre otros. II) Características: El libro de los salmos ocupa el lugar de himnario de alabanza y de adoración de los
hebreos. Los salmos son verdaderas oraciones y poesía del más elevado nivel, que expresan
lo que siente el pueblo de Israel ante la grandeza y amor de Dios, ante la hermosura de su creación (Salmo 8) o ante el sufrimiento, la enfermedad (Salmo 41), el dolor y la muerte. Los salmos cantan el amor humano, y lo vinculan al amor del Señor por su pueblo.
A veces los salmos son quejas llenas de amargura y dolor, a causa del sufrimiento
del pueblo, en el exilio o ante el saqueo y la invasión de los enemigos de Israel (Salmos 60 y 61). Los salmistas hablan con Dios con total honestidad y transparencia, narran su
bondad, pero le piden que intervenga y los salve, tienen confianza en Él, y creen en la fuerza de la oración para que el Señor manifieste su poder, e intervenga en su favor (Salmos 62 y 25). Algunos, como el Salmo 50, compuesto por David, son conmovedoras peticiones de
perdón al Señor, que reflejan un hondo y auténtico arrepentimiento.
III) Cronología: 1454 a.C -1458 a.C -922 a.C hay muchas palabras del pentateuco.
IV) Tema y propósito del Libro:
Los salmistas escribieron de sus experiencias emocionales de gozo, tristeza y
pruebas de la vida, y como las encaraban con relación a Dios. Los Salmos dieron un medio de expresión al pueblo de Dios en todo los campos de
la experiencia humana, allí manifestaban sus sentimientos y deseos ante el Señor con palabras significativas y llenas de vida.
Los Salmos sirvieron para expresar los anhelos de Israel por la venida del Mesías,
dando por inspiración divina muchos detalles proféticos de su primera y segunda venida. Los Salmos sirvieron como himnario para muchos de los ritos de la religión hebrea.
Los salmos describe la forma de alabanza y adoración a Dios en una manera que
exaltemos su carácter.
Los salmos es una adoración y pertenece a los levitas que ellos eran los cantores y
encargados de la alabanza y adoración.
V) Aplicación: En el transcurso de las luchas con las adversidades de la vida, muy a
menudo la gente se frustra por no saber expresar adecuadamente sus dolores emocionales o sus angustias mentales. Los salmos nos liberan de esa frustración. Con lamentos teñidos de emoción, humildes confesiones, ruegos desesperados, oraciones implorando perdón o exclamaciones de dolor, los autores de los salmos exponen y expresan hábilmente los anhelos que yacen en los más profundo de nuestros corazones. Esta utilización de los salmos constituye a menudo el primer paso hacia nuestra propia liberación. Por los canticos y el espíritu, ellos confortan al solitario, fortalecen al cansado, vendan al de corazón quebrantado y hacen volver los ojos de los abatidos hacia su creador. Las primeras iglesias cristianas tenían muchos miembros de origen judío, por lo que era natural que ellas incorporaran en las alabanzas de adoración el uso de salmos, himnos y canciones espirituales (Col 3.16). A lo largo de los siglos, muchas de las más grandes denominaciones cristianas, han usado en la alabanza congregacional salmos adaptados a sus propios patrones culturales y musicales. En los tiempos modernos, la iglesia continúa recurriendo al libro de los Salmos en busca de adoración y alabanza a DIOS.
VI) Bosquejo.
I libro de los Salmos. Salmos: 1-41: Adoración a Dios como creador, esta sección corresponde a génesis y está enfocada a Dios como creador. Trata del estado del remanente judío del futuro (Judá) antes de que sea expulsado de Jerusalén (cfr. Mt. 24:16). Cristo se halla muy identificado con ello. El libro preanuncia mucha de la historia personal del Señor en Su andar en la tierra, aunque su aplicación sea futura.El salmo 33 es una muestra del contenido del libro. II Libro de los Salmos. Salmo 42-72: Adoración de Dios como libertador, esta sección corresponde a éxodo y está enfocada en Dios como libertador de todos los peligros, también está enfocada en la liberación de Israel de la esclavitud de Egipto. El remanente es aquí contemplado fuera de Jerusalén, y la ciudad entregada en maldad. En el Primer Libro se usa el nombre Yahweh (o Jehová) constantemente, pero en éste Dios es invocado como tal: los fieles se apoyan más enteramente en lo que Dios es en Su propia naturaleza y carácter, cuando ya no pueden dirigirse al lugar en el que Jehová ha puesto su nombre. El Salmo 66 es una buena muestra del contenido del libro. III libro de los Salmos. Desde el 73 al 89: Adoración de Dios en su santuario, esta sección corresponde a los levíticos y está enfocada en la necesidad de adorar a El Dios santo, en todas las áreas de la vida. La perspectiva llega hasta la restauración de Israel como nación, y están a la vista sus intereses generales. El santuario es un tema destacado. El pensamiento no queda tan limitado, como en los libros anteriores, al remanente judío, aunque se mencionan los fieles. En este libro sólo aparece un salmo con la autoría de David. La mayor parte son «para, o de» Asaf y los hijos de Coré: levitas. En el Sal. 88 se oye el amargo clamor de un alma que sufre la ira de Dios debido a la Ley quebrantada; en el Sal. 89 se da alabanza por el inmutable pacto de Jehová con David, extendida al Santo de Israel, Rey de ellos. Celebra las misericordias fieles a David, aunque la casa de David hubiera fracasado totalmente y estaba caída. El salmo 84 es una buena muestra del contenido del libro.
IV libro de los Salmos. Comprende desde el salmo 90 hasta el 106: Adoración de Dios en el peregrinaje de la vida, esta sección corresponde a Números y está enfocada en la confianza a Dios en medio de las dificultades y disciplinas que el señor permite en nuestras vidas. El Cuarto Libro abarca desde el Sal. 90 hasta el 106. Comienza con un salmo de Moisés. En esta sección se contempla la eternidad de Elohim, el Adonai de Israel, como habiendo constituido siempre el refugio de ellos, como se afirma en el v. 1. Es una respuesta al final del Sal. 89; cfr. también Sal. 102:23-28 con 89:44, 45. En el Sal. 91 el Mesías toma Su lugar con Israel; y en Sal. 94-100 es Jehová quien viene a este mundo para establecer Su reino en gloria y orden divino. Es la introducción del Primogénito en la tierra, anunciada por el clamor del remanente. El salmo 90 es una buena muestra del contenido del libro. V libro de los Salmos. Comprende desde el 107 hasta el 150: Adoración a Dios obedeciendo su Ley, esta sección corresponde a Deuteronomio y está enfocada en el papel importante que juega en nuestra vida la obediencia a la palabra de Dios. Este libro da los resultados generales del gobierno de Dios. Se alude a la restauración de Israel en medio de peligros y dificultades; la exaltación del Mesías a la diestra de Dios hasta que Sus enemigos sean puestos por estrado de Sus pies; los caminos de Dios con Israel; toda la condición de la nación, y los principios sobre los cuales están en relación con Dios, estando Su ley escrita en Sus corazones; el libro finaliza con alabanza plena y continua después de la destrucción de sus enemigos, en lo que toman parte juntamente con Dios. El salmo 119 es una buena muestra del contenido del libro. VII) Enseñanza principal. Dios es soberano, creador y sustentador del universo. Dios es el Rey y Gobernador de todas las naciones. Dios merece ser adorado. Debemos deleitarnos en la palabra de Dios y obedecerla.
Contenido Espiritual. Este libro ha sido muy justamente llamado el corazón de la Biblia. Expresa sentimientos producidos por el Espíritu de Cristo, sea en oración, confesión o alabanza, en los corazones del pueblo de Dios, en los que se desarrollan los caminos de Dios, y vienen a ser conocidos, con sus consecuencias de bendición, por los fieles. Se trata de un libro de un carácter distintivamente profético. El período que cubre el lenguaje de los Salmos se extiende desde el rechazamiento del Mesías (Sal. 2; Hch. 4:25-28) hasta los Aleluyas consiguientes al establecimiento del Reino. Los escritores no relatan meramente lo que otros hicieron y sintieron, sino que expresan lo que sucedía en sus propias almas. Sin embargo, su lenguaje no expresa lo que ellos sentían, sino el lenguaje del Espíritu de Cristo que habló en ellos, como tomando parte en las aflicciones, el dolor y los gozos del pueblo de Dios en cada fase de su experiencia. Esto explica el hecho de que la figura de Cristo se halle a través de los Salmos: algunos se refieren a Él de una manera exclusiva, como el Sal. 22; en otros (aunque el lenguaje sea el del remanente de Su pueblo), Cristo toma Su lugar con ellos, haciendo de los sufrimientos de ellos Sus propios sufrimientos, y de sus aflicciones Sus propias aflicciones (cfr. Is. 63:9]). En ningún otro lugar de las Escrituras se revela la vida interna del Señor Jesús como en el libro de los Salmos. El libro de los Salmos puede ser llamado «el manual del coro terreno». Abre con las palabras «Bienaventurado el varón», y cierra con «Aleluya» (o: «Alabad a Jehová»). El hombre recibe bendición en la tierra, y Jehová es alabado desde la tierra. En 1 Cr. 16 y 2 S. 22 tenemos ejemplos de ocasiones que llevaron a la composición de salmos; en los encabezamientos se mencionan otros casos; sin embargo, por el Espíritu de Dios el redactor fue más allá de las circunstancias inmediatas, y fue conducido a proclamar cosas que serían cumplidas sólo por Cristo. Así, David puede decir: «El Espíritu de Jehová ha hablado por mí, y su palabra ha estado en mi lengua» (2 S. 23:1, 2). Con respecto al orden en que se hallan los salmos, se ha intentado por parte de algunos autores disponerlos en un supuesto orden cronológico. Sin embargo, su ordenación sigue un criterio fijado con un propósito concreto (véase más adelante), y evidentemente la fijación de este orden, para el culto del Templo de Zorobabel, fue guiada por Dios y goza de la sanción profética, además de la del mismo Señor Jesucristo.
No se debe olvidar que los profetas del AT no llegaron a alcanzar qué «indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos» (1 P. 1:11). La experiencia propia de David no le hubiera llevado a poner por escrito el contenido del Sal. 22. Pero, siendo profeta, es evidentemente el Espíritu de Cristo en él que le dio las palabras que serían pronunciadas por Cristo desde la cruz. Tenemos aquí un claro ejemplo de un salmo profético. Es indudable que el espíritu profético se hace presente en todos ellos. Siendo que la principal característica de los Salmos es la profética, presentan por ello un aspecto enteramente diferente del que muchos le atribuyen como libro de experiencia cristiana. La piedad que se respira en los Salmos es siempre edificante, y la profunda confianza en Dios que en ellos se expresa bajo pruebas y dolores ha alentado el corazón de los santos de Dios en todo tiempo. Estas experiencias santas han de ser preservadas y abrigadas. Sin embargo, un hecho que ha provocado no pocas perplejidades y problemas para muchos es la presencia de los salmos o pasajes imprecatorios, en los que se pide a Dios la destrucción de los propios enemigos. La presencia de frases como «dichoso el que tomare y estrellare tus niños contra la peña» (Sal. 137:9), imprecación dirigida contra Babilonia, la destructora de Jerusalén, no concuerda con el carácter del cristianismo. El cristiano es embajador de Dios en «gracia». La solución no reside tampoco en «espiritualizar» este tipo de expresiones, porque queda en pie que el espíritu en que fueron proclamadas era el de venganza. Sin embargo, estas imprecaciones sí son inteligibles con respecto al futuro, cuando el Día de la Gracia habrá llegado a su fin, y cuando el Señor, en medio de juicios, frente a una apostasía universal y ante una oposición total, obrará mediante la destrucción de Sus enemigos la liberación de Su pueblo terrenal. No ser que se reconozca la diferencia de carácter entre los Salmos, con su perspectiva de retribución, y el cristianismo, que se enmarca en la presente era de gracia y que debe reflejar este mismo carácter de gracia, no se podrá apreciar la luz plena de la redención y del puesto del cristiano en Cristo; el lector de los Salmos puede, en tal caso, ser presa de un espíritu legalista. Con ello, el progreso del cristiano en el camino y actitud de la gracia puede quedar frenado, y se puede dejar de comprender el verdadero mensaje de los Salmos, con los sentimientos de Cristo en su verdadera aplicación. Cuando se tienen en cuenta la actitud de los judíos contra el Señor, y su tenaz oposición al Mesías de ellos, que persiste hasta el día de hoy, los Salmos dan una relación de los sentimientos
de ellos cuando, bajo tribulación, sus ojos serán abiertos para ver que fue ciertamente su propio Mesías a quien ellos crucificaron (cfr. Zac. 12:10; 13:5-6; Dn. 9:26). Grande será también la persecución que sufrirán desde fuera, pero Dios preservará un remanente y lo introducirá a la bendición. Cristo entra en todas sus angustias, y sufre en simpatía con ellos. Todas estas cosas, y las experiencias por las que pasarán, son expuestas en los Salmos. Pero estas experiencias no son, propiamente hablando, del mismo carácter que las de los cristianos, aunque los cristianos sí pueden sacar grandes enseñanzas y aplicaciones prácticas de los Salmos (cfr. Ro. 15:4). Los Salmos constituyen parte integral de las Sagradas Escrituras, y se tiene que dilucidar su verdadero puesto y pertinencia antes de que puedan ser interpretados de una manera correcta. Los escritores no eran cristianos, y no podían expresar la experiencia cristiana, centrada en la gracia, no en la Ley. Sin embargo, su confianza en Dios y el espíritu de alabanza allí expresado pueden frecuentemente ser los de un cristiano, e incluso avergonzar a muchos cristianos. Cristo se halla por todas partes, ya en aquello por lo que Él pasó personalmente, ya en Sus simpatías hacia Su pueblo Israel, que tendrá su culminación en el acto por el cual Él los introducirá a una bendición plena en la tierra, en aquel día en que será abiertamente reconocido como «Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz».
Ă?ndice. Salmos. Libro I. Libro.
Numero.
Autor.
Salmo.
1
Desconocido.
Salmo. Salmo. Salmo. Salmo. Salmo.
2 3 4 5 6
Desconocido. David. David. David. David.
Salmo. Salmo. Salmo. Salmo.
7 8 9 10
David. David. David. Desconocido.
Salmo.
11
David.
Salmo. Salmo. Salmo. Salmo. Salmo.
12 13 14 15 16
David. David. David. David. David.
Salmo. Salmo. Salmo.
17 18 19
David. David. David.
Salmo.
20
David.
Salmo.
21
David.
Salmo.
22
David.
Salmo. Salmo. Salmo. Salmo. Salmo
23 24 25 26 27
David. David. David. David. David.
Salmo.
28
David.
Salmo.
29
David.
Salmo.
30
David.
Salmo.
31
David.
Salmo.
32
David.
Salmo.
33
Desconocido.
Salmo.
34
David.
Salmo.
35
David.
Salmo.
36
David.
Salmo.
37
David.
Salmo.
38
David.
Salmo.
39
David.
Salmo.
40
David.
Salmo.
41
David.
Libro II. Libro. Salmo. Salmo. Salmo.
Numero 42 43 44
Autor. Hijos De Corè. Desconocido. Hijos De Corè.
Salmo.
45
Hijos De Corè.
Salmo.
46
Hijos De Corè.
Salmo.
47
Hijos De Corè.
Salmo.
48
Hijos De Corè.
Salmo.
49
Hijos De Corè.
Salmo. Salmo.
50 51
Asaf. David.
Salmo.
52
David.
Salmo. Salmo.
53 54
David. David.
Salmo.
55
David.
Salmo. Salmo.
56 57
David. David.
Salmo. Salmo. Salmo.
58 59 60
David. David. David.
vSalmo.
61
David.
Salmo. Salmo.
62 63
David. David.
Salmo. Salmo.
64 65
David. David.
Salmo.
66
Desconocido.
Salmo. Salmo. Salmo. salmos Salmos.
67 68 69 70 71
Desconocido. David. David. David. Desconocido.
Salmos.
72
Salomón.
Libro III. Libro. Salmos.
Numero. 73
Autor. Asaf
Salmos. Salmos. Salmos.
74 75 76
Asaf Asaf Asaf
Salmos.
77
Asaf
Salmos.
78
Asaf
Salmos. Salmos.
79 80
Asaf Asaf
Salmos. Salmos. Salmos.
81 82 83
Asaf Asaf Asaf
Salmos.
84
Hijos De Corè
Salmos. Salmos. Salmos. Salmos.
85 86 87 88
Hijos De Corè. David. Hijos De Corè. Hijos de Corè.
Salmos.
89
Etàn Ezraita.
Libro IV. Libro.
Numero.
Autor.
Salmo.
90
Moisés.
Salmo. Salmo. Salmo. Salmo. Salmo. Salmo. Salmo. Salmo.
91 92 93 94 95 96 97 98
Desconocido. Desconocido. Desconocido. Desconocido. Desconocido. Desconocido. Desconocido. Desconocido.
Salmo. Salmo. Salmo.
99 100 101
Desconocido. Desconocido. David.
Salmo.
102
Desconocido.
Salmo. Salmo. Salmo. Salmo.
103 104 105 106
David. Desconocido. Desconocido. Desconocido.
Libro V. Libro.
Numero.
Autor.
Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos.
107 108 109 110 111 112 113 114 115 116 117 118 119 120 121 122 123 124 125 126
Desconocido. David. David. David. Desconocido. Desconocido. Desconocido. Desconocido. Desconocido. Desconocido. Desconocido. Desconocido. Desconocido. Desconocido. Desconocido. David. Desconocido. David. Desconocido. Desconocido.
Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos. Salmos.
Capitullos: 150. Versiculos: 2435.
127 128 129 130 131 132 133 134 135 136 137 138 139 140 141 142 143 144 145 146 147 148 149 150
Salomón. Desconocido. Desconocido. Desconocido. David. Desconocido. David. Desconocido. Desconocido. Desconocido. Desconocido. David. David. David. David. David. David. David. David. Desconocido. Desconocido. Desconocido. Desconocido. Desconocido.