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Nro 03 epoca XXX

COMIX POESIA NARRATIVA Y MUCHA LOKURA


esperando agosto con un invierno muy helado y mucha agua sin tomar en cuenta en la miseria de país que estamos viviendo hacinado en nuestras viviendas afortunados quienes tengan techo y agua caliente con azúcar para tratar de subsistir destruyeron una hoya común y se encendieron mil fogones los jóvenes nuevamente a las calles y aun estamos en cuarentena pidiendo el 10 % bueno también tenemos por aca a la Es _ Kupe mas pobre que la xuxa pero luchando y creando . ya volviendo a los nuestro ya vamos en el numero tres de este mes y con 30años caminando ha ido creciendo de una manera que no lo creerían les tenemos muchos regalos separatas les llamaremos le tenemo pa lo regalones separata de grafica separata de musica separata de regalo libro regalo separata de Patricio PETE Chávez Rossel también tenemos algunas separatas de artistas que nos han donado sus trabajos para poder compartirlos con uds. también les quiero contar o hablar de una película de ciencia ficción que me gusto mucho pues esta es rusa y sabemos que los rusos son algo raritos para hacer cine ficción bueno les dejo Koma y algunas imágenes y una de ellas tiene la pelicular para que la vean en linea


Alejandra Pizarnik, una vida de entre genialidades y tinieblas ( Valeria Sabater Licenciada en Psicología. Fragmento ) Nacer en Avellaneda, un suburbio de Buenos Aires, probablemente, no fue nada fácil para Alejandra Pizarnik. Su familia era de origen ruso-judío, y arrastraban de forma permanente el dolor de haber dejado su país de origen, las marcas del Holocausto, del horror y las pérdidas personales vividas durante la guerra. Esa sombra debió crear una impronta temprana en ella. Una herida heredada que se agrandó aún más por un físico que no aceptaba, el rechazo de una madre que valoraba más a su hermana, y por una salud en la que el asma y la tartamudez limaron gran parte de su infancia. Todo ello hizo que, desde bien temprano, se percibiera distinta, dentro de un personaje en el cual, no se reconocía. La literatura y la filosofía fueron ese espacio seguro en el que cobijarse desde niña. Ese poso literario despertó, muy pronto, su necesidad de escritura, y le abrió también la puerta a una particular rebeldía que le caracterizaría siempre. Ya en la adolescencia, era conocida por su forma de vestir, su cabello corto, su particular estilo. Su mente y su arte empezaron a dar testimonio de su carisma poético antes de llegar a la

universidad. Asimismo, también sobre esta época, creció en ella la necesidad por guarecerse en otro refugio que nada tenía que ver con los libros o la escritura. Su preocupación por subir de peso y el rechazo de su propio cuerpo, la abocó al consumo de barbitúricos y anfetaminas. Una vida de búsquedas infructuosas En 1954 Alejandra Pizarnik empieza los estudios de filosofía y letras en la Universidad de Buenos Aires. No los termina. Más tarde lo intenta con periodismo. Tampoco le agrada. Seguidamente, inicia una formación artística de mano del pintor surrealista Batlle Planas. Su país se le queda pequeño, y sus ansias por buscar un sentido y un canal para autorrealizarse, la llevaron a pasar unos años en París. Así, entre 1960 y 1964 vive una etapa gratificante en la que empieza a trabajar realizando traducciones y críticas literarias para diversas revistas. Es en esta época cuando entabla amistad con dos figuras muy relevantes en su vida: Julio Cortázar y el poeta mexicano Octavio Paz. Este último es quien le escribe el prólogo de su libro de poemas Árbol de Diana (1962). Alejandra Pizarnik En 1965 y ya en Argentina, prosigue con su quehacer literario. Su trabajo es apreciado por la comunidad cultural de la época y le son concedidas dos becas, como la Guggenheim y la Fullbright. No obstante, no llega a aprovecharlas. Sus crisis


depresivas, el desánimo y la búsqueda de un algo que dé sentido a su existencia nunca llega. Sus amigos dijeron después que, tras volver de París, empezó a crear una costra progresiva de aislamiento a su alrededor. Tras la muerte de su padre llegaron los intentos de suicidio. Su dependencia a las pastillas para dormir se volvió más intensa, desesperada casi, de manera que en 1972 fue ingresada en un psiquiátrico a raíz de un intenso cuadro depresivo. El 25 de septiembre, aprovechando un permiso en el hospital, termina tomando 50 pastillas de seconal. Ya no hay vuelta atrás, finalmente Alejandra Pizarnik halló su liberación. Tenía 36 años. “Entre otras cosas, escribo para que no suceda lo que temo; para que lo que me hiere no sea; para alejar al Malo. Se ha dicho que el poeta es el gran terapeuta. En este sentido, el quehacer poético implicaría exorcizar, conjurar y, además, reparar. Escribir un poema es reparar la herida fundamental, la desgarradura. Porque todos estamos heridos». -A. Pizarnik-


A LA ESPERA DE LA OSCURIDAD Ese instante que no se olvida Tan vacío devuelto por las sombras Tan vacío rechazado por los relojes Ese pobre instante adoptado por mi ternura Desnudo desnudo de sangre de alas Sin ojos para recordar angustias de antaño Sin labios para recoger el zumo de las violencias perdidas en el canto de los helados campanarios. Ampáralo niña ciega de alma Ponle tus cabellos escarchados por el fuego Abrázalo pequeña estatua de terror. Señálale el mundo convulsionado a tus pies A tus pies donde mueren las golondrinas Tiritantes de pavor frente al futuro Dile que los suspiros del mar Humedecen las únicas palabras Por las que vale vivir. Pero ese instante sudoroso de nada Acurrucado en la cueva del destino Sin manos para decir nunca Sin manos para regalar mariposas A los niños muertos

LOS OJOS ABIERTOS Alguien mide sollozando la extensión del alba. Alguien apuñala la almohada en busca de su imposible lugar de reposo.

BALADA DE LA PIEDRA QUE LLORA la muerte se muere de risa pero la vida se muere de llanto pero la muerte pero la vida


pero nada nada nada POEMA PARA EMILY DICKINSON Del otro lado de la noche la espera su nombre, su subrepticio anhelo de vivir, ¡del otro lado de la noche! Algo llora en el aire, los sonidos diseñan el alba. Ella piensa en la eternidad.

AMANTES una flor no lejos de la noche mi cuerpo mudo se abre

a la delicada urgencia del rocío LA VERDAD DE ESTA VIEJA PARED que es frío es verde que también se mueve llama jadea grazna es halo es hielo hilos vibran tiemblan hilos es verde estoy muriendo es muro es mero muro es mudo mira muere

ANILLOS DE CENIZA Son mis voces cantando para que no canten ellos, los amordazados grismente en el alba, los vestidos de pájaro desolado en la lluvia. Hay, en la espera, un rumor a lila rompiéndose. Y hay, cuando viene el día, una partición de sol en pequeños soles negros. Y cuando es de noche, siempre, una tribu de palabras mutiladas busca asilo en mi garganta para que no canten ellos,


los funestos, los dueños del silencio. DESMEMORIA Aunque la voz (su olvido volcándome náufragas que son yo) oficia en un jardín petrificado recuerdo con todas mis vidas por qué olvido.

INFANCIA Hora en que la yerba crece en la memoria del caballo. El viento pronuncia discursos ingenuos en honor de las lilas, y alguien entra en la muerte con los ojos abiertos

como Alicia en el país de lo ya visto.


Ofreció importantes y destacadas creaciones para los niños de su país como lo son: El Cántaro Fresco y Chico Carlos. rebelde Inicio Caronte: yo seré un escándalo en tu barca Mientras las otras sombras recen, giman o lloren, Y bajo sus miradas de siniestro patriarca Las tímidas y tristes, en bajo acento, oren, Yo iré como una alondra cantando por el río Y llevaré a tu barca mi perfume salvaje E irradiaré en las ondas del arroyo sombrío Como una azul linterna que alumbrara en el viaje. Por más que tu no quieras, por más guiños siniestros Que me hagan tus dos ojos, en el terror maestros, Caronte, yo en tu barca seré como un escándalo. Y extenuada de sombra, de valor y de frío, Cuando quieras dejarme a la orilla del río, Me bajarán tus brazos cual conquista de vándalo.

JUANA DE IBARBOUROU Escritora uruguaya nacida el 8 de marzo de 1892, en Melo, departamento de Cerro Largo. Su padre era vasco español y su madre perteneció a una de las familias españolas más antiguas de nuestro país. Su poesía ha enriquecido la literatura de América marcándola con su fuerte y delicada personalidad plena de amor. Su poesía conquistó tan rápidamente la atención del público general y de los entendidos, que en el año 1929, en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo, un grupo de artistas y diplomáticos de distintos países encabezados por el célebre escritor Alfonso Reyes; proclamó a Juana de Ibarbourou, Juana de América.

¿sueño? ¡Beso que ha mordido mi carne y mi boca con su mordedura que hasta el alma toca! ¡Beso que me sorbe lentamente vida como una incurable y ardorosa herida! ¡Fuego que me quema sin mostrar la llama y que a todas horas por más fuego clama! ¿Fue una boca bruja o un labio hechizado el que con su beso mi alma ha llagado? ¿Fue un sueño o vigilia que hasta mí llegó el que entre sus labios mi alma estrujó? calzaré sandalias de bronce e iré


adonde esté el mago que cura me dé. ¡Secadme esta llaga, vendadme esta herida que por ella en fuga se me va la vida! Lo que soy para ti

En sólo un cauce dos ardientes ríos. En campo ya de los luceros fríos, un solo ritmo y una sola muerte. Enredadera

Cierva, Que come en tus manos la olorosa hierba. Can Que sigue tus pasos donde quiera que van.

Seré benéfica y mínima como la flor de la salvia si tú me dejas seguirte y estar contigo en tu casa. Cuando tú quieras silencio seré silencio yo misma. Haré más lentos mis pulsos, haré callada la risa, ¡y he de ser como una sombra que a tu costado se ovilla! Cuando vuelvas de la calle hastiado, amargo, sediento, como agua clara del río será para ti mi cuerpo. Y almohada de trébol nuevo, mi brazo para tu nuca, sobre tus sienes ardientes, frescas, mis manos desnudas. Deja que sea a tu lado como una sombra ligera, una sombra que tuviese fragancia de madreselva. ¡Sueño ceñirme a tu vida igual que una enredadera!

Estrella Para ti doblada de sol y centella. Fuente Que a tus pies ondula como una serpiente. Flor Que para ti solo da mieles y olor. Todo eso yo soy para ti. Mi alma en todas sus formas te di. Cierva y can, astro y flor, Agua viva que glisa a tus pies, Mi alma es Para ti, Amor.

fusión Amor secreto, gracia esclarecida, calor de luna en la apretada sombra; dulce se hace el labio que te nombra y albea de nuevo la agrisada vida. Nos torna a dar la rosa ya vencida ternura y mimo –vegetal paloma– y anda en cielo y en mar, vuelo y aroma, la cifra de la senda ya elegida. Se ata en la sangre indestructible lazo apretado en el sueño y el abrazo, por tibio pulso y realizada suerte.


La hora Tómame ahora que aún es temprano y que llevo dalias nuevas en la mano. Tómame ahora que aún es sombría esta taciturna cabellera mía. Ahora que tengo la carne olorosa y los ojos limpios y la piel de rosa. Ahora que calza mi planta ligera la sandalia viva de la primavera. Ahora que en mis labios repica la risa como una campana sacudida aprisa. Después..., ¡ah, yo sé que ya nada de eso más tarde tendré! Que entonces inútil será tu deseo, como ofrenda puesta sobre un mausoleo. ¡Tómame ahora que aún es temprano y que tengo rica de nardos la mano! Hoy, y no más tarde. Antes que anochezca y se vuelva mustia la corola fresca. Hoy, y no mañana. ¡Oh amante! ¿no ves que la enredadera crecerá ciprés?

Inefable y supremo que nos ha dado Dios: Ser flexibles, ser jóvenes, estar llenos de amor. Para formar la venda de su boca, rasgad! Regreso He de tener mis sauces, mis mastines Mis rosas y jacintos como antes. Han de volver mis duendes caminantes Y mi marina flota de delfines. Retornarán los claros serafines, Mis circos con enanos y elefantes, Mis mañanas de abril, alucinantes En mi caballo de alisadas crines. He de beber la vida hasta en la piedra Y hasta el menguado zumo de la hiedra Y en sal de la lágrima furtiva, Porque regreso de la muerte y tengo El terror del vacío de que vengo Y la embriaguez hambrienta de estar viva.

millonarios Supremo triunfo Tómame de la mano. Vámonos a la lluvia Descalzos y ligeros de ropa, sin paraguas, Con el cabello al viento y el cuerpo a la caricia Oblicua, refrescante y menuda, del agua. ¡Que rían los vecinos! Puesto que somos jóvenes Y los dos nos amamos y nos gusta la lluvia, Vamos a ser felices con el gozo sencillo De un casal de gorriones que en la vía se arrulla. Más allá están los campos y el camino de acacias Y la quinta suntuosa de aquel pobre señor Millonario y obeso, que con todos sus oros No podría comprarnos ni un gramo del tesoro

Estoy ahora impregnada toda yo de dulzura. Desde que me besaste, toda yo soy amor. Y en la vida y la muerte, en lecho y sepultura, ya no seré otra cosa que amor, amor, amor.... En la carne y el alma, en la sombra y los huesos, ya no tendré más nunca otro olor y sabor, que el sabor y el perfume que he absorbido a tus besos; me has dado una fragancia, tersa y viva, de flor. Hasta el último átomo de mi piel es aroma, ¡oh mortal podredumbre, te he vencido talvez!


Eres mi hermano , ¡Oh lirio! Eres mi hermana ¡oh poma! Desde que él me besara, rosa mi cuerpo es. Luna fria ¡Oh la luna, la luna que cantan los poetas! ¡Oh la luna brillante de tristeza tremenda! ¡La luna que no sabe ni del frescor del agua ni del viento que tacta, como un fauno, las selvas! ¡La luna que no tiene ni un árbol, ni una brizna, ni una mujer y un hombre que se quieran en ella, ni un puñado de polvo que dance en remolinos, ni un río que haga ruido saltando entre sus piedras! Parece tan hermosa, tan nueva, tan luciente, y no es más que una pobre vieja desposeída, frente a frente a la tierra millonaria de dones una muerta consciente frente a frente a una viva. ¡Piedad para la luna! ¡Piedad para la luna! No beséis vuestras novias, ¡oh novios!, ante ella. ¡Dios sabe de qué envidias y angustias está llena la luz que nos envían la luna y las estrellas.


"Qué mundos tengo dentro del alma que hace tiempo vengo pidiendo medios para volar?" Alfonsina Storni Alfonsina Storni nació el 29 de mayo de 1892 en Sala Capriasca (cantón suizo del Ticino). Fue la tercera hija de Alfonso Storni y Paulina Martignoni. A los cuatro años se trasladó con sus padres a Argentina. El primer lugar donde residió fue la ciudad de San Juan, posteriormente vivió en Santa Fe, Rosario, Buenos Aires y Mar del Plata. Paulina, su madre, abrió una escuela domiciliaria para mantener a una familia numerosa. Abrieron también el «Café Suizo», cerca de la estación de tren, aunque no funcionó. Alfonsina lavaba platos y atendía las mesas, con diez años. También trabajó en una fábrica para ayudar en casa. Cuando tenía catorce años, murió su padre. Siendo una adolescente ingresó en una compañía de teatro y recorrió diversas provincias actuando en algunas obras. Al regresar reanudó sus estudios. Trabajó como maestra de escuela y también dio clases de arte dramático. Al poco tiempo del nacimiento de su hijo Alejandro, trabaja en el comercio, hasta que el Consejo Nacional de Educación le otorgó un nombramiento. Desde entonces se dividió entre la enseñanza y las cátedras de declamación en el Teatro Infantil Municipal Labardén y en el Conservatorio Nacional, donde se desempeñó hasta sus últimos días. Colaboradora en "Caras Y Caretas" de Buenos Aires y fue premiado uno de sus cuentos. Realizó alguna incursión en el teatro, aunque es famosa por sus libros de poemas. Inicia su carrera literaria en 1916 cuando se edita La inquietud del rosal, donde reúne sentimientos con un nuevo romanticismo. Publicó El dulce daño (1918), Irremediablemente (1919) y Languidez (1920).

Viaja por Europa, en 1930 y 1934, lo que produjo un cambio de estilo poético, como aparece en sus libros más logrados: Mundo de siete pozos (1934) y Mascarilla y trébol (1938). En 1935 se le diagnostica un tumor del que fue operada, aunque el cáncer continuó y pasó por períodos depresivos tras el suicidio de amigos como Horacio Quiroga, Leopoldo Lugones o Egle Quiroga. En octubre de 1938 viaja a Mar del Plata. Le envió dos cartas a su hijo y un Poema de despedida al diario "La Nación". Acabó con su vida suicidándose en la playa de la Perla en el mar de Plata el 25 de octubre de 1938.


DOLOR

LO INACABABLE

Quisiera esta tarde divina de octubre pasear por la orilla lejana del mar; que la arena de oro, y las aguas verdes, y los cielos puros me vieran pasar.

No tienes tú la culpa si en tus manos mi amor se deshojó como una rosa: Vendrá la primavera y habrá flores... El tronco seco dará nuevas hojas.

Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera, como una romana, para concordar con las grandes olas, y las rocas muertas y las anchas playas que ciñen el mar.

Las lágrimas vertidas se harán perlas de un collar nuevo; romperá la sombra un sol precioso que dará a las venas la savia fresca, loca y bullidora.

Con el paso lento, y los ojos fríos y la boca muda, dejarme llevar; ver cómo se rompen las olas azules contra los granitos y no parpadear; ver cómo las aves rapaces se comen los peces pequeños y no despertar; pensar que pudieran las frágiles barcas hundirse en las aguas y no suspirar; ver que se adelanta, la garganta al aire, el hombre más bello, no desear amar...

Tú seguirás tu ruta; yo la mía y ambos, libertos, como mariposas perderemos el polen de las alas y hallaremos más polen en la flora.

Perder la mirada, distraídamente, perderla y que nunca la vuelva a encontrar: y, figura erguida, entre cielo y playa, sentirme el olvido perenne del mar.

Las palabras se secan como ríos y los besos se secan como rosas, pero por cada muerte siete vidas buscan los labios demandando aurora. Mas... ¿lo que fue? ¡Jamás se recupera! ¡Y toda primavera que se esboza es un cadáver más que adquiere vida y es un capullo más que se deshoja!


DOS PALABRAS

CONVERSACIÓN

Esta noche al oído me has dicho dos palabras comunes. Dos palabras cansadas de ser dichas. Palabras que de viejas son nuevas.

Dios te perdone al fin tanta tortura: bien que a tu mano la movió el despecho y daga fina hundísteme en el pecho, que no te sea la existencia dura.

Dos palabras tan dulces que la luna que andaba filtrando entre las ramas se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras que una hormiga pasea por mi cuello y no intento moverme para echarla.

Que una vez más conozca la amargura importa poco; el corazón deshecho aprende más con su impiedad. Bien hecho; gracias, amigo, que esto me depura.

Tan dulces dos palabras — que digo sin quererlo — ¡oh, qué bella, la vida! — Tan dulces y tan mansas que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman. Tan dulces y tan bellas que nerviosos, mis dedos, se mueven hacia el cielo imitando tijeras. Oh, mis dedos quisieran cortar estrellas.

Iba teniendo una sospecha vaga de que la llama del placer se apaga poquito a poco en el camino humano. Temblaba acaso por su leve abrigo, pero inquietud me ahorras, buen amigo, que de un golpe la ciegas con tu mano.


BIEN PUDIERA SER

UN DÍA

Pudiera ser que todo lo que en verso he sentido No fuera más que aquello que nunca pudo ser, No fuera más que algo vedado y reprimido De familia en familia, de mujer en mujer.

Andas por esos mundos como yo; no me digas que no existes, existes, nos hemos de encontrar; no nos conoceremos, disfrazados y torpes por los caminos echaremos a andar.

Dicen que en los solares de mi gente, medido Estaba todo aquello que se debía hacer... Dicen que silenciosas las mujeres han sido De mi casa materna... Ah, bien pudiera ser...

No nos conoceremos, distantes uno de otro sentirás mis suspiros y te oiré suspirar. ¿Dónde estará la boca, la boca que suspira? Diremos, el camino volviendo a desandar.

A veces a mi madre apuntaron antojos De liberarse, pero se le subió a los ojos Una honda amargura, y en la sombra lloró.

Quizá nos encontremos frente a frente algún día, quizá nuestros disfraces nos logremos quitar. Y ahora me pregunto... cuando ocurra, si ocurre, ¿sabré yo de suspiros, sabrás tú suspirar?

Y todo eso mordiente, vencido, mutilado Todo eso que se hallaba en su alma encerrado, Pienso que sin quererlo lo he libertado yo.


De los pies y la cabeza! Sorda esta lucha por dentro Le está restando sus fuerzas, Por eso sus ojos miran Todavía con pereza. Pero tras ellos, velados, Rasguña la inteligencia Y ya se le agranda el cráneo Pujando de adentro afuera. BUENOS AIRES Buenos Aires es un hombre Que tiene grandes las piernas, Grandes los pies y las manos Y pequeña la cabeza. (Gigante que está sentado Con un río a su derecha, Los pies monstruosos movibles Y la mirada en pereza.) En sus dos ojos, mosaicos De colores, se reflejan Las cúpulas y las luces De ciudades europeas. Bajo sus pies, todavía Están calientes las huellas De los viejos querandíes De boleadoras y flechas. Por eso cuando los nervios Se le ponen en tormenta Siente que los muertos indios Se le suben por las piernas. Choca este soplo que sube Por sus pies, desde la tierra, Con el mosaico europeo Que en los grandes ojos lleva. Entonces sus duras manos Se crispan, vacilan, tiemblan, ¡A igual distancia tendidas

Como de mujer encinta No fíes en la indolencia De este hombre que está sentado Con el Plata a su derecha. Mira que tiene en la boca Una sonrisa traviesa, Y abarca en dos golpes de ojo Toda la costa de América. Ponle muy cerca el oído: Golpeando están sus arterias: ¡Ay, si algún día le crece Como los pies, la cabeza!


VOY A DORMIR

Dientes de flores, cofia de rocío, manos de hierbas, tú, nodriza fina, tenme prestas las sábanas terrosas y el edredón de musgos escardados. Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame. Ponme una lámpara a la cabecera; una constelación; la que te guste; todas son buenas; bájala un poquito. Déjame sola: oyes romper los brotes... te acuna un pie celeste desde arriba y un pájaro te traza unos compases para que olvides... Gracias. Ah, un encargo: si él llama nuevamente por teléfono le dices que no insista, que he salido...

CUADRADOS Y ÁNGULOS Casas enfiladas, casas enfiladas, casas enfiladas, cuadrados, cuadrados, cuadrados, casas enfiladas. Las gentes ya tienen el alma cuadrada, ideas en fila y ángulo en la espalda; yo misma he vertido ayer una lágrima, Dios mío, cuadrada.


¡ADIÓS! Las cosas que mueren jamás resucitan, las cosas que mueren no tornan jamás. ¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda es polvo por siempre y por siempre será! Cuando los capullos caen de la rama dos veces seguidas no florecerán… ¡Las flores tronchadas por el viento impío se agotan por siempre, por siempre jamás! ¡Los días que fueron, los días perdidos, los días inertes ya no volverán! ¡Qué tristes las horas que se desgranaron bajo el aletazo de la soledad! ¡Qué tristes las sombras, las sombras nefastas, las sombras creadas por nuestra maldad! ¡Oh, las cosas idas, las cosas marchitas, las cosas celestes que así se nos van! ¡Corazón… silencia!… ¡Cúbrete de llagas!… -de llagas infectas- ¡cúbrete de mal!… ¡Que todo el que llegue se muera al tocarte, corazón maldito que inquietas mi afán! ¡Adiós para siempre mis dulzuras todas! ¡Adiós mi alegría llena de bondad! ¡Oh, las cosas muertas, las cosas marchitas, las cosas celestes que no vuelven más!…


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