mizael s谩nchez
refundar el pensamiento econ贸mico
Rojo-amate Revista de política, economía y cultura Año 1 | Número 3 | enero - marzo | 2011 Director: Julio Moguel Consejo editorial: David Aburto, Gaspar Aguilera, Ismael García Marcelino, Julio Moguel, Adolfo Orive, Enrique Pérez, Carlos San Juan, Víctor Suárez Consejo consultivo nacional: Alfredo Acedo, Armando Aguirre, Faustino Altamirano, René Alvarado, Laura Andrade, Brenda Arenas, Armando Bartra, Benjamín Berlanga, Gustavo Bernal, Lourdes Bueno, Raúl Cabrera, Alberto Carral, Juan José Chagolla, Lizbeth Cruz, Evodio Escalante, Alejandro Estrada Salinas, Eduviges Franco, Javier García Chávez, Abraham García Gárate, Miguel Ángel García, Rosario Herrera Guido, Víctor Herrera, Martha Guaderrama, Mariana Hernández García, Benjamín Herrejón, Víctor Jiménez, Adolfo Lizárraga, Patricia Moguel, Arturo Montañana, Fidel Negrete, Luis Rojas, Laila Saab, Emilio Toledo, Víctor M. Toledo, Javier Morett, Alfredo Ramírez Bedolla, Héctor Ramírez Williams, Roberto Sánchez, Enrique Velázquez Zárate, Jorge Zepeda, Francisco Zamudio, Sergio Zermeño Consejo consultivo internacional (en proceso de integración): Alín Cid Fleitas, Norberto Codina, Nicolás Hernández Guillén, Enrique Saínz, Thierry Linck Subcoordinador editorial: Miguel Ángel García Diseño editorial: ZonarDC.com Fotografías: Alberto Millán, Mizael Sánchez Fotografía de portada: Alberto Millán Distribución: Tinta Roja ROJO-AMATE es una publicación editada por Fundación México Social Siglo xxi ac, Monterrey 242, Colonia Roma Norte, Delegación Cuauhtémoc, México, df, cp 06700. Tel. 52647157 www.rojoamate.com Información en el correo: mexxicosocial@hotmail.com Nota: debido a una reestructuración administrativa, los números 3 y 4 de Rojo-amate serán trimestrales; regresando a la periodicidad bimestral a partir del número 5. Editor responsable: Julio César Moguel Viveros Reserva para uso exclusivo otorgada por la Dirección de Reservas del Instituto Nacional del Derecho de Autor bajo el núm. 04-2010-072214451200-102. Certificado de Licitud de Título y Contenido núm. 15003 expedido el 26 de octubre de 2010 por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas. issn 2007082-9. Distribuida por Mariela Calcagno en Tinta Roja, Truenitos 21, Villa Coyoacán, cp 04000, Delegación Coyoacán, México, df, Tel. 56 59 02 52, Fax 56 59 44 80. Impresa en Partido del Trabajo, Oriente 107 #3162, Tabla de San Agustín, cp 07860, Delegación Gustavo A. Madero, México, df, enero 2011. Tiraje de 2 mil 500 ejemplares.
amate en el otlayo, pedro cote
Nuestros colaboradores
David Aburto Cuentista y ensayista de temas literarios. Ex secretario general del Sindicato de Pesca. OMAR ARRIAGA GARCÉS Egresado de la Escuela de Lengua y Literaturas Hispánicas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Poeta y periodista cultural. Director de la revista El ornitorrinco literario. FÉLIX BÁEZ-JORGE Doctor en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco. Ha publicado 14 libros en coautoría y cuatro de forma individual. En el año 2000 recibió la Medalla Gonzalo Aguirre Beltrán al Mérito Académico. Director del Instituto Veracruzano de la Cultura. ESTEBAN BARRAGÁN Doctor en Geografía HumanaOrdenamiento Territorial por la Universidad de Toulouse. Profesor-Investigador en el Centro de Estudios Rurales del Colegio de Michoacán. Su libro más reciente se titula Patrimonios. Cuenca del Río Tepalcatepec. RAÚL CABRERA Psicólogo Social con doctorado en Ciencias Sociales por la uam-Xochimilco. Consultor en procesos de intervención institucional en México y Centro América. Presidente de la Asociación Civil Puentes Sociales Sur ac.
HA-JOON CHANG Universidad de Cambridge. Autor de varios influyentes libros, entre ellos Kicking away the ladder. Ha sido consultor del Banco Mundial, del Banco Europeo de Inversiones y de Oxfam. Es miembro del Center of Economic and Policy Research de Washington, dc. ARTURO CANO Periodista. Cubre Asuntos Especiales del diario La Jornada, donde también ha fungido como director del suplemento Masiosare. Ha cubierto conflictos políticos y sociales en Estados Unidos, Brasil, Venezuela y Honduras. Coautor de Doña perpetua, biografía no autorizada de Elba Esther Gordillo. ALÍN CID FLEITAS Cuentista y ensayista cubano. Actualmente desarrolla una investigación sobre la vida y obra de Antonio Benítez Rojo. GIAN CARLO DELGADO Investigador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la unam. Integrante del Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt. Coordinador del libro Ecología política de la minería en América Latina.
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FABIOLA SÁNCHEZ Periodista por la unam. Reportera de asuntos políticos y económicos en: Contenido, Imparcial de Sonora, Masiosare, Milenio, revista etcétera; y de televisión en cni, Canal 40. Coordinadora de Comunicación Social del Grupo Parlamentario del pt en la v Legislatura de la aldf.
Miguel Ángel García Psicólogo Social por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Miembro del consejo consultivo nacional y subcordinador editorial de Rojo-amate. Poeta y narrador.
MA. DEL CARMEN LEGORRETA Doctorante en Estudios sobre América Latina en el ipealt de la Universidad de Toulouse. Ha publicado varios libros entre los que destaca Pueblos y fronteras.
MARCO A. TÉLLEZ Crítico Literario y cuentista. Dibujante y artista plástico. Secretario Técnico de la Secretaría de Educación Pública en el estado de Michoacán. ENRIQUE VELÁZQUEZ zárate Economista. Investigador en temas sociales y políticos. Crítico literario. Ha sido asesor parlamentario de la lvi a la lxi Legislatura.
Thierry Linck Doctor por la Faculté des Sciences Economiques d’Aix-Marseille II. Coordinador de la Red Franco Mexicana de Investigadores. Miembro del Comité Científico de la Cátedra México de Toulouse. Fue director del Groupe de Recherche sur l’Amerique Latine. ALFREDO RAMÍREZ BEDOLLA Ex subsecretario de la Secretaría de Desarrollo Económico del estado de Michoacán. Actualmente es el director del Instituto de Capacitación para el Trabajo en la misma entidad federativa.
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Índice
presentación
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REFUNDAR EL PENSAMIENTO ECONÓMICO Pateando la escalera (De cómo en realidad los países ricos se hicieron ricos) Ha-Joon Chang Patrimonialización versus economía neoliberal Thierry Linck DESANGRANDO AMÉRICA LATINA (UN BALANCE DE LA TRANSFERENCIA DE SU RIQUEZA) Gian Carlo Delgado
Economía popular y políticas públicas en el Estado de michoacán (Un modelo para armar) Alfredo Ramírez Bedolla 10
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PATRIMONIOS Y PATRIMONIALIZACIÓN De la lucha por la tierra a la lucha por la patrimonialización Julio Moguel
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La batalla del queso Cotija Esteban Barragán
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MÉXICO EN TEMAS CLAVE: LAICIDAD Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN Laicidad, libertad de conciencia y democracia en México Félix Báez-Jorge
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La necesaria reforma mediática en México Fabiola Sánchez
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EXPEDIENTE ELECTORAL 2011
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Enrique Velázquez Zárate
LA POLÍTICA EN LOS BORDES Y EL PODER POPULAR
PUROS CUENTOS
LA DIFERENCIA POLÍTICA Y LA DISPUTA POR LAS SIGNIFICACIONES Raúl Cabrera
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Salnegra El piojo David Aburto
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PENSAR HOY EN PODER POPULAR (EN TORNO A UN LIBRO DE ADOLFO ORIVE) Ma. del Carmen Legorreta
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En la verandah Balada para Adèle Variación a un relato mozárabe Omar Arriaga Garcés
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LAS DOS MANOS DE LULA
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Arturo Cano
Concha Urquiza: el cantar poético de la nitidez
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Miguel Ángel García
VENTANAS Rafael F. Muñoz Alonso de Ercilla y Zúñiga
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Borges y “el zahir” Marco A. Téllez
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GENIO Y OBRA DE ANTONIO BENÍTEZ ROJO La puerta trasera de una revolución: aproximación a Antonio Benítez Rojo (Díptico) Alín Cid Fleitas
Autorretrato Antonio Benítez Rojo
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nostalgia de lo presente Concha Urquiza
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Galería
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La caricatura de MAT
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Presentación
Nuestro tercer número de Rojo-amate abre con tres textos que invitan, literalmente, a repensar la economía. Por orden de aparición, y cada quien en el terreno de su especialidad, Ha-Joon Chang, Thierry Linck y Gian Carlo Delgado nos muestran con suficiente profundidad hasta dónde nuestros conocimientos convencionales o corrientes de economía, dominados aún por el pensamiento neoclásico y los prejuicios y lugares comunes que se impusieron a partir del denominado Consenso de Washington, son actualmente inservibles (por decir lo menos) para dar cuenta de las realidades más simples del capitalismo contemporáneo. Lejos del análisis crítico dirigido simplemente a denostar y rechazar, los referidos ensayistas presentan encuadres informativos y propuestas teórico-conceptuales novedosas que no tienen desperdicio. El segundo bloque de este número se centra justo en uno de los temas abiertos por la reflexión general de Thierry Linck sobre “patrimonios y patrimonalización”, aplicados en este caso a análisis relativos a la realidad mexicana nacional y regional (casos específicos del estado de Michoacán), con textos de Julio Moguel (“De la lucha por la tierra a la lucha por la patrimonalización”), Alfredo Ramírez Bedolla (“Economía popular y políticas públicas en el estado de Michoacán”), y Esteban Barragán (“La batalla del queso Cotija”). Las realidades del México moderno contienen un tema de primerísima importancia que ha sido tratado con desdén o con cierta superficialidad por algunos sectores o vertientes de la izquierda, a saber: el que tiene que ver con la presencia actual de la Iglesia en los escenarios sociales y políticos del mundo y del país, dentro del esfuerzo máximo de dicha institución por limar los más rudos efectos del “mal mayor” –para su gusto– de la laicicidad, en la perspectiva de reactualizar su presencia entre los mortales dentro de las
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dimensiones de poder que su propio interés y concepto le aconseja. Con un conocimiento de causa que nos parece notable, Félix Báez-Jorge nos presenta un trabajo que tampoco tiene desperdicio en su buena confección literal. Se agrega en nuestro bloque sobre el México de nuestros días el trabajo de Fabiola Sánchez sobre “los medios de comunicación”, dentro de un marco de aproximación en el cual quedan claras las razones por las que la renovación de su encuadre legal y normativo se ha vuelto un sine qua non de cualquier “avance” en nuestro sistema democrático. Presentamos el “Expediente electoral 2011”, preparado por Enrique Velázquez Zárate, en atención a los diversos comicios electorales que habrán de realizarse en el transcurso del presente año. Continuamos con los textos de Raúl Cabrera y María del Carmen Legorreta, ambos muy distintos y distantes por su hechura (el primero es un ensayo; el segundo la presentación de un libro de Adolfo Orive en San Cristóbal de las Casas), pero con un elemento en común que conviene resaltar: su abordaje de “la política en sus bordes” (utilizamos aquí una conceptualización de Jacques Rancière), con conceptos como los de “procesos de subjetivación”, “disputa por las significaciones” o de “poder popular” que, sostienen los autores –y sostenemos nosotros, desde nuestro encuadre editorial–, se han convertido en ideas-fuerza centrales del análisis de “la política” contemporánea. Cerramos nuestras secciones de economía y política con las estampas de Arturo Cano sobre Brasil, texto que da luces fundamentales sobre la “circunstancia Lula” y la magia que hizo posible la llegada de Dilma Rouseff a la presidencia. La parte cultural de Rojo-amate repite, con Ventanas, la fórmula de apertura que inauguramos en homenaje a Juan Rulfo desde el primer número de la revista. Ahorramos al lector la presentación de dichas ventanas
en este texto, pues cada una de las tres aquí integradas tiene su específica nota introductoria. Por ello nos centramos en presentar el texto de Alín Cid Fleitas, “díptico” escrito en torno a uno de los autores cubanos menos conocido y sin embargo de mayores tamaños en la historia moderna de su literatura: Antonio Benítez Rojo, emergente con una enorme luminosidad hacia finales de la década de 1960, con dos premios consecutivos, en 1967 y 1968, de Casa de las Américas y de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba; especialista temprano, entre otros de sus méritos que aparecen más a la vista, de la obra de Rulfo. Completan nuestra parte cultural magníficos textos con aportes de Marco A. Téllez (respecto al cuento “El Zahír”, de Borges), David Aburto y Omar Arriaga Garcés (Puros cuentos), y de Miguel Ángel García (en torno a la poesía de Concha Urquiza). A ellos nuestro especial agradecimiento. Julio Moguel
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PRESENTACIÓN En el primer número de Rojo-amate presentamos una breve nota de Ha-Joon Chang titulada “México en una encrucijada”, fragmento de la intervención que tan connotado economista realizó hacia finales de 2009 en México, en el marco de un ciclo de conferencias coordinado por Adolfo Orive. Ahora nos congratulamos en presentar del mismo autor la “Introducción” a su libro Pateando la escalera. El desarrollo económico desde una perspectiva histórica, texto que aparecerá
próximamente bajo el sello editorial de Juan Pablos Editor y la Fundación México Social Siglo xxi. El libro, ya considerado por muchos como un “clásico” de los tiempos modernos, construye una crítica decisiva a los fundamentos del pensamiento neoliberal. Con esta obra Ha-Joon Chang obtuvo el Premio Gunnar Myrdal 2003, otorgado por la Asociación Europea para la Economía Política Evolutiva.
alberto millán
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PATEANDO LA ESCALERA
(De cómo en realidad los países ricos se hicieron ricos)
Ha-Joon Chang
Así, por ejemplo, suele aceptarse de manera general que Inglaterra se convirtió en la primera potencia industrial debido a su política de laissez-faire, mientras que Francia se quedó rezagada por la aplicación de políticas intervencionistas. Asimismo, está muy extendida la idea de que el abandono de Estados Unidos del libre comercio para adoptar la ley arancelaria conocida como Smoot-Hawley Tariff al principio de la Gran Depresión (1930) fue, de acuerdo con las palabras del economista del libre comercio, Bhagwati, “[...] la expresión más visible y dramática de locura anticomercial”.3 Otro ejemplo más de la extendida creencia de que los países desarrollados alcanzaron su estatus económico gracias a “buenas” políticas e instituciones es la idea fija de que, sin patentes u otros derechos de propiedad privada intelectual, estos países no habrían sido capaces de generar las tecnologías que los hicieron prósperos. El Centro Jurídico Nacional para el Libre Comercio Interamericano [US-based National Law Center for Inter-American Free Trade] señala que “[...] la documentación histórica en los países industrializados –que empezaron como países en desarrollo– demuestra que la protección a la propiedad intelectual ha sido uno de los instrumentos más poderosos para el desarrollo económico, el crecimiento de las exportaciones y la difusión de las nuevas tecnologías, el arte y la cultura.”4 Y así sucesivamente. Pero, ¿es realmente cierto que las políticas e instituciones actualmente recomendadas a los países en desarrollo son las mismas que adoptaron los países desarrollados cuando ellos estaban desarrollándose? Incluso visto en un nivel superficial existen suficientes indicios que sugieren que no fue eso lo que ocurrió. Algunos de nosotros sabemos que, contrariamente a lo que aconteció en el siglo xviii o en el xx , el Estado francés del siglo xix fue muy conservador y no-intervencionista. Puede ser que
Hoy en día, el mundo desarrollado y las políticas internacionales que éste dirige ejercen una gran presión sobre los países en desarrollo para que adopten un conjunto de “buenas políticas” y “buenas instituciones” que propicien su desarrollo económico.1 De acuerdo con esta agenda, las “buenas políticas” son, en términos generales, las prescritas por el así llamado Consenso de Washington, e incluyen una política macroeconómica restringida, la liberalización del comercio y la inversión internacional, la privatización y la desregulación.2 En dicha perspectiva, las “buenas instituciones” se encuentran fundamentalmente en los países desarrollados, especialmente en los angloamericanos. Las instituciones clave incluyen: la democracia, la “buena” burocracia, un poder judicial independiente, una sólida protección a los derechos de propiedad privada (tema que incluye los derechos de propiedad intelectual), e instituciones de gestión gubernamental y financiera transparentes y orientadas hacia el mercado (incluyendo un banco central políticamente independiente). Como se verá más adelante, se han llevado a cabo acalorados debates en torno a si estas políticas recomendadas son o no apropiadas para los actuales países en desarrollo. No obstante, llama la atención que muchos de los críticos que cuestionan la aplicación de tales recomendaciones dan por hecho que estas “buenas” políticas e instituciones fueron utilizadas por los países desarrollados cuando vivían su propio proceso de desarrollo.
1 Así, sumado a las “condicionalidades económicas” convencionales vinculadas a la ayuda financiera multilateral y bilateral dirigida a los países en desarrollo, tenemos ahora “condicionalidades vinculadas a la gobernanza”. Véase D. Kapur y R. Webber, “Governance-related Conditionalities of the IFIs”, G-24 Discussion Paper Series, núm. 6, Geneve, unctad, 2000. 2 Williamson ofrece la exposición clásica sobre este asunto en “What Washington Means by Policy Reform”, J. Williamson, American Adjustment: How Much Has Happened?, Latin, Washington, dc, Institute of International Economics, 1990. Véanse algunas críticas recientes en J. Stiglitz, ´More Instruments and Broader Goals: Moving Toward the Post-Washington Consensus´, en H-J Chang, The Rebel Within: Joseph Stiglitz at the World Bank, London, Anthem Press, 2001; J. Ocampo, “Rethinking the Development Agenda”, ponencia presentada en la reunión anual de la American Economic Association, 5-7 de enero de 2001, New Orleans.
3
J. Bhagwati, Protectionism, Cambridge, Massachussets, The mit Press, núm. 10, 1985, p. 22.
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National Law Center for Inter-American Free Trade, 1997, p. 1.
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también hayamos leído algo sobre los altos aranceles en Estados Unidos, al menos después de la Guerra Civil. Otros seguramente hemos oído en alguna parte que el Banco Central de Estados Unidos y la Reserva Federal no fueron creados sino hasta 1913. Y es posible incluso que alguno de nosotros sepamos que Suiza se convirtió en uno de los líderes tecnológicos mundiales en el siglo xix sin contar con una ley de patentes. Frente a estas evidencias, que se oponen a la visión ortodoxa de la historia del capitalismo, resulta justo plantearse la pregunta de si los países desarrollados están tratando de esconder de algún modo los “secretos de su éxito”. [Los resultados de nuestra investigación nos llevan a plantear que] los países desarrollados no llegaron a donde están por medio de las políticas y las instituciones que ahora recomiendan a los países en desarrollo. La mayoría de ellos usó de manera activa “malas” políticas comerciales e industriales, tales como la protección a la industria naciente y subsidios a la exportación, prácticas que hoy en día son mal vistas y explícitamente prohibidas por la Organización Mundial de Comercio (omc). No fue sino hasta que ya estuvieron muy desarrollados (es decir, hacia finales del siglo xix o principios del xx) cuando estos países contaron con algunas instituciones que hoy son consideradas como esenciales para los actuales países en desarrollo, incluyendo instituciones tan “básicas” como bancos centrales y sociedades de responsabilidad limitada. Si esto es así, bajo la apariencia de recomendar “buenas políticas e instituciones”, ¿no están los países desarrollados dificultando a los países en desarrollo la utilización de políticas e instituciones que ellos mismos utilizaron para desarrollarse económicamente en épocas anteriores? ¿Acaso los países desarrollados están tratando de “patear la escalera” por la que llegaron a la cima, impidiendo que los países en desarrollo adopten políticas e instituciones que ellos mismos usaron? Sostengo que la actual política ortodoxa equivale a “patear la escalera”. El fomento de la industria naciente (no sólo mediante la protección arancelaria, me apresuro a añadir) ha sido la clave del desarrollo de la mayoría de las naciones; las excepciones se limitan a países pequeños que se encuentran en –o al menos muy cerca de– la frontera tecnológica mundial, como en el caso de Holanda y Suiza. Impedir que los países en desarrollo adopten estas políticas constituye una seria limitación a su capacidad para generar desarrollo económico. La situación es más compleja en el caso de las instituciones. Mi conclusión principal es que muchas de las instituciones que en la actualidad son consideradas como necesarias para el desarrollo económico fueron, en gran medida, más el resultado que la causa del desarrollo económico de los países actualmente desarrollados. Esto no significa que los países en desarrollo no deban
adoptar las instituciones que actualmente existen en los países desarrollados (lo que no invalida lo planteado en sentido opuesto: que no deberían adoptar las políticas industriales y comerciales que actualmente se aplican en los países desarrollados). Algunas de estas instituciones podrían ser incluso benéficas para la mayoría de los países en desarrollo, si bien no necesariamente para todos. Pero la forma que estas instituciones deberían adoptar se mantiene como tema de controversia. Así, por ejemplo, se requiere que la banca central regule el permanente riesgo financiero, pero resulta discutible si dicha banca central debe mantener una independencia política casi absoluta y enfocarse exclusivamente en el control de la inflación (tal y como lo plantea la ortodoxia actual). Desde luego, dado que muchas de las instituciones potencialmente benéficas sólo se han desarrollado después de dolorosas lecciones económicas y de luchas políticas, sería una locura que los países en desarrollo renunciaran a las ventajas de ser los últimos en llegar, derivadas de la posibilidad de aplicar la “actualización institucional”. No obstante, no conviene exagerar los beneficios de la actualización institucional, pues no todas las instituciones “de escala global” son benéficas o necesarias para todos los países en desarrollo.Unos derechos estrictos de propiedad intelectual podrían no ser benéficos para la mayoría de los países en desarrollo. Asimismo, otras instituciones tales como las leyes antimonopolio podrían no ser tan necesarias para ellos, lo que significa que el resultado neto de la implantación de tales instituciones podría incluso ser negativo (dado que el establecimiento y el mantenimiento de estas instituciones exige recursos, especialmente recursos humanos calificados, los cuales con frecuencia escasean). También existe la duda sobre si la introducción de instituciones “avanzadas” en países que no están preparados para ellas significa que estas instituciones no funcionarán tan bien como deberían. Más aún, no deberíamos perder de vista el hecho de que los actuales países en desarrollo (apd) tienen un nivel de desarrollo institucional más alto si lo comparamos con los apd en etapas equivalentes de desarrollo. Si este es el caso, entonces quizás se encuentre, en el corto plazo, poco margen para lograr una mejora efectiva en las instituciones para estos países. Desde esta perspectiva, también podríamos decir que existe un elemento de “patear la escalera” en el discurso del desarrollo dominante en lo que respecta a la mejora institucional, en la medida en que algunas de las instituciones exigidas a los países en desarrollo son irrelevantes o perjudiciales dado su estadio de desarrollo, a más de que su manutención resulta costosa. *Traducción de Julio Moguel
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PRÓXIMAMENTE en librerías
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PRESENTACIÓN El texto que ahora publicamos completa un tríptico de presentación para los lectores de nuestra revista, previo a que aparezca con mayores desarrollos en el libro que próximamente saldrá bajo el sello editorial de Juan Pablos Editor y la Fundación México Social Siglo xxi (Thierry Linck, Julio Moguel y Alfredo Ramírez, Economía popular y procesos de patrimonialización).
Thierry Linck ha destacado en los últimos años como un acerado crítico de la economía neoliberal, dentro de una perspectiva de originalidad teórico-conceptual que rebasa con mucho los tradicionales y no pocas veces romos análisis críticos del marxismo. De él ya hemos presentado “Patrimonios y patrimonialización” y sus “Diez tesis sobre ´la economía de ficción´ en el pensamiento neoliberal”, en Rojo-amate 1 y 2, respectivamente.
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PATRIMONIALIZACIÓN VERSUS ECONOMÍA NEOLIBERAL Thierry Linck
colectivo de cara a las generaciones futuras, tiene que ser estrechamente implicado en la problemática de la patrimonialización. La patrimonialización convoca a una reflexión sobre el estatuto y las funciones de los bienes inmateriales en el terreno de la información, de los conocimientos y de las representaciones. La producción de la información, tanto en lo que remite a su control y manipulaciones, como a sus efectos sobre la sociedad, encuentra entonces una pertinencia evidente para la ciencia económica. Lo es tanto más en cuanto que la información juega un papel decisivo en la evolución de las sociedades y de las economías contemporáneas. La idea de patrimonio visto en esta perspectiva es el punto de partida de nuestra argumentación: considerar el patrimonio como un recurso complejo, dotado con atributos de bien colectivo y sin embargo sometido a rivalidades de uso. El patrimonio no constituye un bien libre: no todos gozan de las mismas capacidades de acceso y no todos generan el mismo beneficio. La complejidad del patrimonio, su doble anclaje –en el universo del intercambio mercantil y de la construcción del vínculo social–, así como sus temporalidades múltiples, invitan a reformular las hipótesis de comportamiento sobre las cuales la economía formal funda su argumento. En este punto no es necesario poner en duda el principio del interés particular sino, simplemente, el axioma que pretende que éste sólo puede ser satisfecho por el intercambio. Vista así, la patrimonialización reposa sobre una paradoja: se funda en una relación de cooperación y se resuelve con la puesta en escena de conflictos que ponen en balance el interés colectivo –acrecentar las capacidades de acción presentes o futuras del grupo por medio de un incremento de su patrimonio– y el interés particular
El patrimonio constituye con toda evidencia un recurso. Pero se trata de un recurso cuya particularidad es la de poder ser movilizado tanto en la producción de riquezas mercantiles como en la producción de la sociedad. De esta ambivalencia podemos destacar la importancia de las interacciones entre lo que procede del mercado y lo que se supone gratuito: este es un tema tradicionalmente subestimado por la economía y que debe colocarse en el centro del debate. Esto en primer lugar. En segundo lugar, un patrimonio se administra o se maneja, se dilapida o se enriquece; su uso presupone entonces una elección. A diferencia de la economía normativa a la que sólo le interesa la decisión individual, la elección en este caso es colectiva: cuestión cuya dimensión también ha sido subestimada por el pensamiento económico. Los bienes patrimoniales tienen atributos de bienes colectivos, de tal forma que por ello –por su propia esencia de memoria colectiva– no pueden ser apropiados individualmente ¿Cómo enfrentar el tema de su gestión sin poner en cuestión el postulado implícitamente admitido por los economistas formales que apunta que un bien colectivo es por esencia un bien libre? En tercer lugar, un patrimonio hace sistema. Por lo tanto, es potencialmente un objeto de interés para todas las ciencias sociales y desborda las fronteras. Remite a una problemática que rebasa por mucho el campo disciplinario de la economía. Invita a una trasgresión de las fronteras disciplinarias. En el caso, la interdisciplinariedad puede hacerse extensiva a lo que enlaza las ciencias sociales con las ciencias de la vida y con el conjunto de las disciplinas que tienen algo que ver con la problemática del desarrollo sustentable. Fundamentalmente, el patrimonio es una herencia. Por lo tanto, si el desarrollo sostenible abre una reflexión sobre nuestro compromiso
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que empuja a los individuos (sin que ellos sean necesariamente conscientes de ello) a incrementar el beneficio que obtiene del manejo de los recursos comunes. La clave de esa paradoja implica algo que, lógicamente, no ha atraído la atención de la economía formal: la construcción de la apropiación colectiva, es decir, el cuerpo de reglas que plantea, especifica y cuadra (tanto en lo interno como en su relación con “el exterior”) un principio de exclusión fuera del cual la apropiación no tiene ningún sentido.1 Más allá de la crítica de la economía formal, la cuestión de la apropiación constituye la piedra de toque sobre la cual la economía patrimonial debe ser construida. El dogma de la elección racional Según los formalistas –la perspectiva neoclásica–, la economía se interesa en la asignación de bienes y recursos escasos en usos alternativos. En esta perspectiva, la economía se estructura por completo en torno a una teoría de la elección que pone por delante de la escena a individuos totalmente autónomos. De esta forma, el homo economicus de la teoría es un ser perfectamente racional cuyos comportamientos (y por tanto sus elecciones) se explican enteramente por una obsesión: satisfacer su interés particular independientemente de cualquier consideración moral y fuera de todo encuadramiento institucional. Planteadas las cosas así, el principio de racionalidad supone que nadie alcanzará a desviar al individuo de la línea que traza su obsesión: cualquiera que sean las circunstancias que él tenga que afrontar, la elección que haga será siempre, necesariamente, aquello que le aporte el mayor beneficio. Este postulado camina junto con otro presupuesto: el homo economicus es calculador, se encuentra en condiciones de evaluar (y por tanto de comparar) de manera completa, precisa y cierta todas las consecuencias de las elecciones que puede realizar. Esta aptitud implica a su vez otra condición, también planteada bajo la forma de un postulado: el homo economicus se encuentra también perfectamente informado. Y lo está dentro del marco de lo que corresponde al conocimiento de sus propias aspiraciones, tal y como sucede con el empresario, que hace embonar perfectamente el conjunto de las opciones técnicas en función de las cuales organizará la producción. Uno y otro lo son igualmente por lo que respecta al conocimiento de su entorno y, en particular, de las condiciones de acceso a los bienes que su interés les dicta adquirir. En un universo regido enteramente por la búsqueda del interés particular, el homo economicus constituye la unidad alimentaria, y, por tanto, la única del orden social. La sociedad, tal y como la entiende la economía formal, está desprovista de instituciones, de memoria y, por tanto, carece de patrimonio. No constituye en
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definitiva más que un conglomerado informe de individualidades que actúan por egoísmo, por la diversidad de aspiraciones y por comportamientos oportunistas. ¿Quiere ello decir que ese mundo ideal planteado por la economía neoclásica excluye –al mismo tiempo que a las instituciones y a los valores morales– la existencia de toda relación social? De ninguna manera: por el contrario, los neoclásicos plantean como principio la existencia de un orden subyacente, inmanente o “natural” que el concepto mismo de homo economicus tiende a poner en evidencia. Ese vínculo remite a dos principios: 1) El intercambio, por una parte, identificado como el dispositivo –el único– por el cual los individuos pueden llegar a satisfacer su interés particular; 2) La competencia, por otra parte, planteada como modalidad –la única– de ajuste recíproco de los intereses particulares. Esos dos principios adquieren sentido en el mercado, que resulta ser el dispositivo –único, una vez más– de coordinación. Será entonces en función del precio de todos los bienes que los individuos –todos los individuos– construirán su elección y tomarán las decisiones que les aseguren los mayores beneficios posibles. Es precisamente en este específico sentido en el que hay que entender la imagen de “la mano invisible” presentada por Adam Smith en La riqueza de las naciones: el intercambio y la competencia son los garantes de la armonía
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Thierry Linck, “La economía y la política de los territorios”, Revista del alasru, en http://www.gis-syal.agropolis.fr/PDF/TLinck.pdf, 2006.
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A partir de ello se hace posible construir, para cada bien, una curva de demanda individual que vincula las cantidades deseadas con el precio, y agregar esas demandas individuales en una función de demanda definida en el campo económico global, producto por producto en un primer momento, y enseguida para la totalidad de los bienes intercambiados. La teoría de la empresa es construida sobre un modelo muy parecido. En el corto plazo –es decir, el tiempo en que las capacidades de producción pueden considerarse dadas– puede establecerse que la ganancia es máxima para el nivel de producción que iguala el costo marginal de producción con el precio establecido por el mercado. El resultado se basa evidentemente en la hipótesis de la existencia de rendimientos decrecientes: cada unidad suplementaria será producida a un costo más elevado, hasta el momento en que la ganancia obtenida de la última unidad producida sea nula. En el largo plazo –es decir, cuando se incrementan las capacidades productivas, los rendimientos en escala pueden ser crecientes–, esas conclusiones distan mucho de ser evidentes. Pero, es cierto, a los economistas neoclásicos no les gusta proyectarse en el largo plazo... De igual manera que en el caso de la teoría del consumidor, la agregación de curvas de oferta individuales toma sentido en la construcción de una función de oferta colectiva que vincula, para cada bien, luego para la totalidad, nivel de producción y precio. Y, lógicamente, la confrontación de la oferta y la demanda sobre mercados perfectamente competitivos conducirá a la fijación de un sistema de precio único. El mercado es entonces ese dispositivo de coordinación perfecta del que hablábamos antes. Cada individuo construye las elecciones que mejor responden a sus intereses. Por las solas virtudes del mercado, los conflictos se despliegan en una infinidad de confrontaciones elementales que la competencia resuelve en forma mecánica. Y las funciones de oferta y demanda, en la medida en que se fundan sobre un principio de agregación, no son así más que expresiones colectivas de las mejores elecciones posibles. Como lo ha mostrado Léon Walras, la competencia garantiza, en la escala de la economía global, ese equilibrio general que asegura una igualización perfecta de ofertas y demandas. De lo anterior se desprende que el mercado es al mismo tiempo garantía de armonía social. El esquema neoclásico ha sido ampliamente dominante en las últimas décadas, tanto en los círculos universitarios como en los espacios de construcción de las políticas públicas. Sigue presente detrás de las ilusiones neoliberales y en la creencia ingenua sobre las ventajas de la globalización que el discurso dominante difunde por los cuatro puntos cardinales del planeta. Pero muchos son los lados flacos del esquema. Uno de ellos es que el planteamiento neoclásico no toma en cuenta a la historia ni a las instituciones. Colocadas en el contexto de las economías reales, las hipótesis que fundan el principio de competencia (atomicidad, transparencia, homogeneidad de bienes, libre circulación de los productos y de los factores de la producción) pierden toda pertinen-
y del progreso. Para los neoclásicos se trata a su vez de un principio explicativo –planteado en un nivel de abstracción y modelización– y de un ideal a alcanzar que influye determinantemente en las políticas de inspiración liberal. La elección del consumidor depende de la configuración de su función de utilidad, es decir, del orden de preferencias que emerge del perfil psicológico de cada uno y que se encuentra determinado fuera del campo de la economía. En la medida en que se admite que la función de utilidad es continua, creciente, y que cada unidad consumida procura menos placer que la precedente, la maximización de la satisfacción individual presupone la existencia de una restricción: el ingreso o, en términos más amplios, la “dotación inicial” de bienes que posee cada consumidor y que serán intercambiados en el mercado con otros que resulten más deseables. Planteadas así las cosas, puede establecerse que la elección del consumidor es óptima en la medida en que el intercambio permite igualar la relación de las utilidades marginales o, lo que resulta siendo lo mismo, en la medida en que las utilidades marginales ponderadas por los precios de los bienes sean idénticas. En este punto, el sacrificio que supone el abandono de los bienes colocados en el mercado es estrictamente compensado por la satisfacción que procuran aquellos obtenidos en contraparte. 17
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cia. En dicho orden las respuestas neoclásicas dejan de tener sentido. Por lo demás, la autonomía de lo económico con relación a la política es muy relativa, en la medida en que la economía –en la ocurrencia del discurso neoliberal– produce lo político, excluyendo toda posibilidad de debate ciudadano tanto en lo que se refiere a sus criterios de elección como en lo que corresponde a sus objetivos fundamentales. Desde un punto de vista más pragmático, cabe notar que las instituciones –especialmente aquellas que están destinadas a proteger la propiedad intelectual– son dispositivos no mercantiles de los cuales depende en forma marcada el funcionamiento de la economía… Lo que desde un punto de vista más amplio invita a que nos interroguemos sobre el sentido o la pertinencia de una
teoría económica “pura” –es decir, purificada de toda referencia a las contingencias institucionales e históricas–, atada a la idea de aportar una respuesta al problema de la escasez, cuando en realidad la práctica muestra que las transformaciones de las economías reales son más bien conducidas por lógicas de construcción de la escasez. Desde el estricto punto de vista de su coherencia interna, el paradigma neoclásico ostenta una elegancia no desprovista de rudeza que ejerce cierta fascinación. La eliminación de los “ruidos” que pudieran producir los factores históricos o institucionales, las hipótesis de continuidad de las funciones de utilidad o de producción, los postulados de la competencia pura y perfecta simplifican la realidad a tal punto que permiten hacer uso del
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mo sentido, la autonomía del consumidor puede ser cuestionada en la medida en que el orden de sus preferencias, sus gustos particulares, sus expectativas y sus modos de consumo son también la expresión de aprendizajes que evidencian tanto su relación con la sociedad como con la economía. En una perspectiva de largo plazo otro aspecto merece toda nuestra atención. ¿Resulta verosímil la idea de que el mercado –y, por tanto, el intercambio mercantil– sea lo único que permita al individuo maximizar su satisfacción u optimizar su interés? Porque resulta obvio que su bienestar y sus ganancias dependen también del acceso a bienes colectivos y –de una manera general– a valores no mercantiles. El problema se complica si se considera que el acceso a esos bienes colectivos es libre y que no impone a los agentes económicos ninguna restricción; y más aún, también, si se niega la existencia de rivalidades entre usuarios potenciales.
cálculo diferencial. Pero con todo y que ello aparezca como convincente, el planteamiento reposa sobre una paradoja. En la medida en que la totalidad de las interacciones entre los agentes económicos pasa por el mercado, este último puede ser definido como un dispositivo “perfecto” de información. En situación de concurrencia perfecta, los agentes obtienen del mercado la totalidad de la información necesaria para la construcción de su elección: en primer lugar el precio. En la teoría neoclásica, el precio es pues un input, una información; pero para esta misma teoría también es un producto. Cabe entonces la pregunta, ¿cómo es que el precio, en tanto que resultado de transacciones, puede ser el mismo que el que determinan la oferta y la demanda que alimenta esas mismas transacciones? Desde un sentido estrictamente lógico se trata de una aberración: la oferta y la demanda sólo pueden igualarse adoptando la hipótesis de una instantaneidad absoluta… La teoría acomoda las piezas del rompecabezas para plantear aquí la idea de que existen interacciones múltiples concurrentes. En cualquier caso, la cuestión de la incertidumbre se convierte en un punto que ocupa a partir de ello un lugar central en el debate, en el seno mismo incluso de las escuelas próximas a la corriente neoclásica. Pero se trata sin duda de esfuerzos vanos de cuadrar el círculo pues las respuestas aportadas a las situaciones de incertidumbre muestran reiteradamente que hay una especie de “contaminación política” en el asunto (determinando o sobredeterminando lo económico). Por lo pronto, notemos simplemente que la cuestión adquiere un relieve particular, especialmente en el caso de las inversiones dirigidas a la producción de capacidades o al sector agrícola, en la medida en que allí se vuelve imposible hacer abstracción de las incertidumbres derivadas de la existencia de lapsos a menudo prolongados entre el momento en que se decide producir y el momento en que se instituye el precio. Por lo que concierne a la teoría del consumidor, una objeción clásica tiende a la indeterminación del valor de las dotaciones iniciales. Se trata de un aspecto que los neoclásicos consideran como exógeno, lo que puede responderse diciendo que el modo de la repartición de la riqueza no se encuentra desligado del funcionamiento de la economía y del sentido de su evolución. En el mis-
*Traducción de Julio Moguel
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Desangrando América Latina
(un balance de la transferencia de su riqueza) Gian Carlo Delgado
En los albores del siglo xxi, la tendencia a mantener e incluso ahondar proyectos económicos cuyo centro gira en actividades extractivas, primario exportadoras de enclave o aquellas economías enfocadas en la explotación de recursos naturales con pocos (y no relevantes) o nulos encadenamientos productivos endógenos, viene tomando nuevos rasgos y más desgarradoras dinámicas. No sólo se debe a los crecientes ritmos extractivos de recursos naturales que demanda la economía mundial (en particular de ciertos países), sino también a que, a diferencia de los años del modelo económico de sustitución de importaciones, América Latina (al), con la excepción relativa de Brasil y Argentina, pierde cada vez más su capacidad de producir incluso sus propios alimentos pues en pleno modelo neoliberal se enfoca entusiastamente en cultivos no alimentarios o marginales para la dieta básica y en ciertos productos que son netamente de exportación. El proceso convierte a la región en un vasto mercado donde se coloca el excedente productivo de los farmers estadunidenses y el de otros “socios” del agronegocio mundial y que sólo es posible gracias al avance tecnológico del siglo pasado fuertemente basado en insumos químicos y energía fósil. Así que México, por ejemplo, pasa de un escenario de dependencia de alimentos del extranjero, incluyendo maíz y frijol (base de la alimentación mexicana) del orden del 10 por ciento antes de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (nafta –por sus siglas en inglés), a poco más del 40 por ciento al cierre de la primera década del siglo xxi. Colombia igualmente registra una seria dependencia de más del 50 por ciento pues importa casi la totalidad del trigo, lentejas y cebada; dos terceras partes del maíz y una cuarta parte del arroz y frijol. Chile y Venezuela también rondan ese porcentaje de dependencia, siendo ésa más aguda en granos básicos como trigo, maíz y algunas oleaginosas.1
De notarse es que a pesar de la gran capacidad agrícola de Argentina y Brasil, el modelo expansivo de monocultivos de semillas mejoradas y de organismos genéticamente modificados (ogms) los coloca en una posición compleja y en cierto modo desfavorable, pues tiende a homogenizar el grueso de su producción al tiempo que incrementa los costos ambientales y sociales en el mediano y largo plazo, mismos que son, en buena medida, incalculables e irreversibles (desde agua contaminada hasta suelos erosionados, diversidad genética alterada o “contaminada”, propagación de enfermedades relacionadas con el uso de agroquímicos, etcétera). Esto es evidente en el modelo sojero argentino y brasileño, así como en el cañero de ese segundo país enfocado a la producción de biocombustible.2 Aunque, por supuesto, el modelo de monocultivos de soja, caña, piña, palma africana, celulosa, entre otros, no es exclusivo de ese par de países, se replica, pero tal vez hasta ahora con una intensidad relativamente menor en otras zonas de Latinoamérica. Su semblante voraz y depredador (dígase de agua, tierra y trabajo mal pagado) acarrea ya fuertes problemas, no sólo socioambientales, sino de creciente despojo de tierra y agua, así como de violencia y criminalización de la resistencia.3 El carácter extractivista, de economía de enclave, coloca ciertamente a la región en la periferia del sistema, sin alimentos suficientes; ello a pesar de su gran riqueza natural y humana. En tanto tal, se puede sostener que al está subordinada, en un grado u otro, según sea el caso, a los intereses y flujos de capital metropolitanos. Ruy Mauro Marini claramente lo advertía ya desde hace varias décadas al dar cuenta de la dependencia 2 Véase Javiera Rulli, et al. Repúblicas unidas de la soja, Grupo de Reflexión Rural, Uruguay, 2007. 3
Léase sobre diversos casos en Silvia Emanuelli, Jennie Jonsén y Sofía Monsalve Suárez, Azúcar roja, desiertos verdes, hic-al/fian International-fian Suecia/sal, diciembre, 2009. Para una crítica al despojo de tierra en América Latina: Grain, Land grabbing in Latin America, Grain, Barcelona, marzo, 2010; y Grain, World Bank report on land grabbing: beyond the smoke and mirrors, Grain, Barcelona, septiembre, 2010. Consulte el continuo monitoreo de despojo de tierras, entre otras temáticas agrarias, en: http://farmlandgrab.org
1 José Rodríguez Rojas, “Apertura comercial y seguridad alimentaria en los países industrializados de América Latina”, Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales, vol. 13, núm. 3, Caracas, diciembre, 2007; consultar http://faostat.fao.org
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En realidad, eu ha utilizado la ayuda en toda al (y en el mundo) como un arma política para alcanzar sus metas. [...] la ayuda económica ha pasado a ser un instrumento esencial de la estrategia de Norteamérica: tanto para ahogar las economías de gobiernos que no colaboran (como en Chile, antes del golpe de 1973) como para avalar gobiernos al servicio de los intereses norteamericanos, sobre todo después de un golpe o una intervención apoyados por eu (por ejemplo, en Guatemala y en la República Dominicana).6
estructural de la región provocada por una peculiar división internacional del trabajo: “[...] a medida que el mercado mundial alcanza formas más desarrolladas […] la explotación internacional puede descansar progresivamente en la reproducción de las relaciones económicas que perpetúan y amplifican el atraso y la debilidad de esas naciones”.4 Es claro que la soberanía política de las naciones latinoamericanas no llevó ni conduce automáticamente a la independencia económica. La sociología política, o el estudio de las relaciones de poder y del comportamiento, intereses y contradicciones de las clases gobernantes y de poder locales –léase, oligarquía– en al ayudan a explicar en buena medida lo anterior pues sin su actuar no sería posible. Desde luego, también hay que anotar la no menos importante injerencia de intereses y presiones foráneas desde organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio o el Banco Interamericano de Desarrollo, hasta agencias y otras entidades propias del aparato de seguridad y defensa de países como Estados Unidos (eu), agencias de ayuda (de cooperación y desarrollo) de países diversos, incluyendo China, actores empresariales y sus grupos de cabildeo, etcétera.5 Resulta esencial mantener presente en todo momento dicho entramado, sobre todo su parte menos visible, pues como Susanne Jonas lo ha descrito en relación a la difundida aceptación del mito de la ayuda económica de eu: 4
La ayuda económica de eu a México ante la firma del nafta, el permanente bloqueo económico a Cuba, la continuidad de relaciones económico-políticas con Honduras durante y después del golpe de Estado contra el entonces presidente Zelaya, la ayuda humanitaria otorgada a Haití después del terremoto de enero de 2010 acompañada de fuerte presencia militar, o las filtraciones de Wikileaks que ventilan el actuar y el tipo de espionaje estadunidense, ratifican lo antes dicho.
Extractivismo y (neo)extractivismo Típicamente la oligarquía latinoamericana ha asumido como modelo funcional de “desarrollo” aquel que parte de una etapa extractivista (primario exportadora) que, al ser profundizada, pero también acompañada por flujos crecientes de inversión extranjera directa (ied), pueda llevar a una situación de capacidad económica suficiente que permita eventualmente el estímulo de un proceso industrializador (endógeno) que debería culminar en un desarrollo económico. Tal aproximación es simplista, históricamente desatinada e inexacta. No sólo porque desarrollo no es igual a crecimiento económico, ni crecimiento económico es igual al bienestar de toda la sociedad, pues para que exista desarrollo en el sistema capitalista de producción, se supone, como cara
Ruy Mauro Marini, Dialéctica de la dependencia, Era, México, 1973, p. 32.
5
John Saxe-Fernández y Gian Carlo Delgado, Imperialismo y Banco Mundial en América Latina, Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, La Habana, 2004; Lori Wallach y Patrick Woodall, Whose Trade Organization?, The New Press, Nueva York/Londres, 2004; Eric Toussaint, Banco Mundial. El Golpe de Estado permanente, El Viejo Topo, España, 2006; Eric Toussaint y Damien Millet, 60 preguntas, 60 respuestas sobre la deuda, el fmi y el Banco Mundial, Icaria/ Intermón Oxfam Editorial, Barcelona, 2009; Óscar Ugarteche, Historia crítica del fmi, Breviarios de Investigaciones Económicas, Instituto de Investigaciones Económicas, unam, México, 2010; Gian Carlo Delgado y Silvina Romano, “Economía política de la seguridad interna en América Latina: transferencia de excedentes, ‘narco-insurgencia’ y control social”, Revista Espacio Crítico, núm. 13, Colombia, julio-diciembre, 2010, pp. 28-45.
6 Susanne Jonas, “Escaparate de la contrarrevolución”, en David Tobis y Susanne Jonas, Guatemala, una historia inmediata, Siglo xxi, México, 1979, pp. 138-154.
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de la misma moneda, la dependencia o el “subdesarrollo”. Llamativo es sin embargo que tal idea del extractivismo como plataforma para el desarrollo (según el modelo arriba indicado) aún siga teniendo eco en buena parte de las esferas gubernamentales y de poder en América Latina. Por tanto, el asunto sigue siendo de actualidad e incluso punto de debate intenso en el marco de proyectos alternativos de nación como los impulsados por los países integrantes de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (alba), que no pocas veces se encuentran en la disyuntiva de explotar sus recursos naturales como plataforma de sus proyectos económico-políticos y sociales pese a que con ello continúa, al menos en el futuro inmediato, el extractivismo que ha mantenido a la región subordinada y en la periferia del sistema capitalista mundial. El debate sobre lo que se ha calificado como neoextractivismo o aquel impulsado por gobiernos alternativos es valioso no sólo porque pretende explicar la dinámica e implicaciones de la producción primario-exportadora de tales países, sino porque pone además el dedo en un asunto aún no del todo resuelto en las propuestas o experiencias de construcción de alternativas.7 Aunque lo que es cierto es que toda crítica, para no caer en desatinos, debe ser contextualizada pues, pese a todo, el extractivismo petrolero mexicano dista mucho de estar cerca del extractivismo petrolero venezolano o gasero boliviano en términos sociopolíticos y, en tanto tal, como parte de uno u otro proyecto de nación. Ahora bien, desde una perspectiva socioambiental, los clásicos extractivismo y el neoextractivismo ciertamente resultan en una dinámica negativa para los pueblos latinoamericanos en el corto, mediano y largo plazo. Digamos que la explotación de una mina a cielo abierto puede ser tan agresiva en México como en Bolivia, y usualmente lo es. Pero incluso ambos pueden ser un mal negocio, ello en caso de que el neoextractivismo se quede sólo en eso, en extracción de recursos naturales de carácter primario-exportador de enclave y por tanto sin encadenamientos productivos relevantes. Y es que,
al igual que el extractivismo clásico, también se reflejará en un esquema, ciertamente complejo, pero en el fondo atado a la dinámica de los países metropolitanos centrales. Alberto Acosta advierte con toda razón que el modelo económico basado en el extractivismo (y neoextractivismo) es problemático puesto que la riqueza natural y humana de al ha distorsionado la estructura y asignación de sus recursos económicos, redistribuyendo regresivamente el ingreso nacional y concentrando la riqueza nacional en pocas manos, mientras generaliza la pobreza. Esta realidad ha dado paso a crisis económicas recurrentes, al tiempo que consolida, dice Acosta, mentalidades ‘rentistas’ y profundiza la débil y escasa institucionalidad, alentando la corrupción y deteriorando el medio ambiente.8 El extractivismo hace que la lógica de producción de los países periféricos, como los de al, sea motivada por la demanda externa, ya que para operar no requiere del mercado interno e incluso funciona con salarios decrecientes, rasgo que coloca la miseria del grueso de la población como algo circunstancial a la presencia de inmensas cantidades de recursos naturales.9 En resumen, Acosta precisa: “[...] es como si esa riqueza se escurriera entre nuestras manos para perderse más allá de las fronteras, alimentando los ríos del comercio internacional pero sin desencadenar un salto cualitativo en el desarrollo nacional”.10 Tal situación se explica en el hecho de que hoy, como en la Colonia, permanece la continuidad del saqueo de la periferia (desde luego con toda la complejidad y aspectos distintivos de cada momento histórico), así como el fuerte control de los medios estratégicos de producción o de rubros clave de las economías latinoamericanas por parte de capitales extranjeros, pero que dejan a sus “socios menores” (monopolios regionales, también denominados traslatinos) parte del negocio (esencialmente de servicios).11 8 9
7
Ibid., p. 29. Léase también Ruy Mauro Marini, op. cit.
10
Eduardo Gudynas, “Diez tesis urgentes sobre el nuevo extractivismo. Contextos y demandas bajo el progresismo sudamericano actual”, en Extractivismo, política y sociedad, caap/claes, Quito, 2009.
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Alberto Acosta, La maldición de la abundancia, cep/Abya-Yala, Quito, 2009, p. 11.
11
Alberto Acosta, op. cit., p. 11.
Julio Gambina y Jaime Estay (coords.), Economía mundial, corporaciones transnacionales y economías nacionales, clacso, Buenos Aires, 2009.
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El rol estratégico de al como reserva estratégica de recursos naturales clave para la economía mundial queda evidenciado cuando se analiza el imperialismo económico y geopolítico de países como eu en la región, como contracara y respuesta, entre otros factores, a su creciente dependencia de materiales y energía. Se trata de una situación que se agudiza cada vez más, pero con especial acento desde la segunda mitad del siglo xx, momento en que el avance científico-tecnológico permitió acelerar los ciclos de producción-acumulación (y por tanto de transformación de la naturaleza a ritmos que se dibujan cada vez más insostenibles). Es una situación que claramente coloca el acceso, gestión y usufructo de los recursos naturales como aspectos centrales y en disputa, de ahí que una lectura constante desde la ecología política sea útil y necesaria.12 Como es de esperarse entonces, los flujos de recursos naturales hacia afuera de la región y con destino a eu y otros países centrales se mantienen e incluso aumentan. Schatan estima que el volumen de exportaciones de al aumentó de 1980 a 1995 en 245 por ciento. La tendencia sin duda continúa, registrando una mayor profundiza-
ción de la exportación de materia prima como parte de un contexto en que la demanda (y por tanto la disputa por minerales y energía) de parte de China es cada vez mayor. Consistente con este hecho, por ejemplo, al se coloca como el principal destino de gastos en exploración minera a nivel mundial.13 Asimismo, datos de 2010 del Departamento de Comercio de Estados Unidos precisan que el grueso de las importaciones de ese país las constituyen petróleo, gas y minerales en crudo (sin procesar), siendo el primero el de mayor peso.14 Muchos de esos recursos provienen del hemisferio.15 Así, si se observa la balanza comercial estadunidense, no sorprende entonces que el mayor déficit sea con sus principales proveedores de materias primas o de productos maquilados. Me refiero a China, los países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y México. Y, mientras las exportaciones de recursos naturales de al y el resto de la periferia son cada vez más 13 Gian Carlo Delgado (coord.), op. cit., p. 27. La región captó el 25 por ciento del gasto mundial en exploración, siendo México, Perú y Chile los principales receptores. 14
Daniel Yorgason y Paul Farello, “US International Transactions: First Quarter 2010”, bea (Bureau of Economic Analysis), Department of Commerce, eu, junio, 2010.
12
Entendiendo la ecología política de manera general como el estudio o diagnóstico de la complejidad de intereses, estructuras de poder y conflictos existentes en torno a los principales recursos naturales para el funcionamiento de la economía mundial, todo en un contexto de factores biofísicos y límites ambientales específicos que, de transgredirse, agreden e incluso hipotecan el futuro de los pueblos y su entorno natural. Para el caso de la minería en la región, véase Gian Carlo Delgado (coord.), Ecología política de la minería en América Latina, ceiich, unam, México, 2010.
15
Para 2007, los cuatro principales países exportadores de crudo y derivados a eu eran Canadá (19 por ciento), Arabia Saudita (15 por ciento), México (14 por ciento) y Venezuela (12 por ciento). Se suma Brasil (2 por ciento), Ecuador (2 por ciento) y Colombia (1 por ciento). En cuanto a minerales, eu recibió del hemisferio, entre 2005 y 2008, 44 de los 64 minerales que debe conseguir en el exterior.
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con destino a Europa, 229 mdd a al y 3 mdd a África. En servicios profesionales y científicos, la disparidad centroperiferia se confirma nuevamente, pues de 6 mil 545 mdd que invirtió: 3 mil 887 mdd fueron a Europa y sólo 171 mdd a al, 68 mdd a África y mil 680 mdd a Asia. En contraste, la inversión minera de eu, sumando un total de 22 mil 259 mdd, el grueso fue etiquetado para al con 10 mil 795 mdd, mientras Canadá sumó 2 mil 572 mdd, África 5 mil 733 mdd y Asia 3 mil 052 mdd. Europa registró en este rubro números negativos: -576 mdd. De las 500 mayores empresas de al según América Economía,19 el 25 por ciento de sus ventas en 2009 correspondieron al sector de petróleo y gas, el 7 por ciento a la generación de electricidad, el 5 por ciento a la minería, el 4 por ciento a la agroindustria y 2 por ciento al cemento y papel. Esto es: la mitad de los ingresos de al provinieron de recursos naturales y el resto de sectores de bajo contenido tecnológico. Mientras tanto, el grueso de equipo y máquinas, herramientas, incluso gasolina y productos petroquímicos fueron proporcionados en su gran parte por industrias extranjeras con mayor o menor énfasis en un país u otro. El caso mexicano es verdaderamente vergonzoso puesto que siendo un país petrolero importa alrededor del 40 por ciento de la gasolina que consume. Es entonces notorio que a tal comercio desigual se sume el hecho de que al no es sólo reserva estratégica de recursos naturales sino también clave para la realización de excedentes metropolitanos, dígase por medio de la inversión extranjera directa (ied) y la transferencia de tecnología. Al mismo tiempo, al transfiere sus excedentes mediante el pago de la deuda. Así, se observa que mientras la deuda externa latinoamericana se torna impagable –pues se trata de un mecanismo que busca ampliar y ahondar la dependencia de la región–,20 eu y otras potencias metropolitanas mantienen importantes flujos de capital por medio del cual han especulado y se han hecho de los principales activos de las naciones latinoamericanas: desde petróleo y yacimientos mineros hasta puertos y aeropuertos, carreteras, ferrocarriles, etcétera. Los retornos tan sólo de la ied no son menores. Por ejemplo, las 60 corporaciones no financieras más gran-
baratas, tanto socioambiental como económicamente,16 las exportaciones metropolitanas contienen un alto valor agregado. Ésas, para el caso de eu son: computadoras y productos electrónicos (incluyendo de telecomunicaciones y semiconductores), equipo de transporte (motores, partes de camiones ligeros y trailers, aviones civiles y militares), maquinaria, equipo médico, productos metálicos fabricados (fundamentalmente maquinaria diversa), productos químicos (fármacos, medicinas y plásticos) y venta de armamento. He aquí la lógica del comercio socio-ecológica y económicamente desigual y que bien puede verse como saqueo o despojo de recursos pues se paga un valor mínimo por materiales y energía que la naturaleza tarda mucho en producir, además de que tal transferencia se hace usualmente a costa de la naturaleza misma pues no suele ser eventual la devastación, inclusive de ecosistemas enteros, y por tanto la consecuente afectación a la población local que depende de ellos.17 Economías primarizadas, subordinadas y estratégicamente extranjerizadas Los flujos de inversión estadunidense en al permiten visualizar nítidamente la mencionada división internacional del trabajo y el rol de la región. Así, para 2009,18 eu invirtió, en el rubro de químicos, de un total de 15 mil 759 mdd: 11 mil 596 mdd en Europa, sólo mil 898 mdd en al y 152 mdd para África. En el rubro de maquinaria, de un total de 3 mil 627 mdd: 2 mil 035 mdd los canalizó a Europa. Con una tendencia similar, en equipo eléctrico, de un total de mil 316 mdd: 738 mdd fueron 16
Los datos son contundentes. Marini nos recuerda aquellos ofrecidos por Paolo Santi, quien apoyándose en estadísticas del Departamento Económico de las Naciones Unidas respecto a la relación entre los precios de productos primarios y manufacturados, precisó que: “[...] considerando al quinquenio 1876-80 = 100, el índice desciende a 96.3 en el periodo 1886-90, a 87.1 en los años 1896-1900 y se estabiliza en el periodo que va de 1906 a 1913 en 85.8, comenzando a descender, y con mayor rapidez, después de la finalización de la guerra.” Ruy Mauro Marini, op. cit., p. 30. La tendencia se mantiene hoy día con valores reales correspondientes o incluso menores a los de la década de 1970.
17 Para una revisión sobre el concepto de comercio ecológicamente desigual, léase Joan Martínez-Alier y Jordi Roca, Economía ecológica y política ambiental, pnuma/ fce, México, 2000. Es de precisarse que la deuda ecológica que tienen los países metropolitanos con los periféricos en tanto abastecedores de materias primas sobrepasa con creces la deuda externa que los segundos tienen con los primeros. De ahí que desde lo político se abogue por una cancelación de las deudas externas a cambio de las deudas ecológicas. Al respecto, véase: www.quiendebeaquien. org o www.deudaecologica.org
19
América Economía, “Las mayores 500 empresas de América Latina.”, América Economía, núm. 389, julio, 2010.
20
De 1985 al cierre de 2004, la deuda de al pasó de 672 mil millones de dólares a un millón 459 mil millones de dólares. Incluso, si se considera la transferencia financiera neta anual (diferencia entre el pago del servicio de la deuda y la repatriación de beneficios por las multinacionales extranjeras, con respecto a los ingresos exógenos brutos como donaciones, préstamos e inversiones), la transferencia neta ha sido negativa para al prácticamente toda la década de 1980, 1990 y lo que va del presente milenio (Eric Toussaint, op. cit., p. 163).
18 Todos los datos corresponden a los agregados proporcionados por el Departamento de Comercio de eu sobre: “US Direct Investment Abroad: financial outflows without current cost adjustment, 2009”. Disponible en: www.bea.gov/international/xls/fin_09.xls
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des en al –el grueso extranjeras–21 generaron en ventas consolidadas en la región, para el 2007, alrededor de 424 mil 862 mdd. Es decir, poco menos de 4 veces la ied total de ese año que fue de 113 mil 157 mdd.22 He pues aquí un dato sobre el claro efecto de la ied en cuanto a la realización del capital exportado y que permite, desde esta perspectiva, hacer una lectura más a fondo de lo que significa el hecho de que al y el Caribe absorban el 8 por ciento de la ied mundial o la cuarta parte de la ied mundial destinada a países periféricos.23 Es correcto, sin embargo, pensar que la ied en al tiende en general a comportarse de modo diferenciado para el caso de Centroamérica, el Caribe y México, donde eu controla con mucho mayor peso la exportación de capital. En cambio, en Sudamérica la situación es más diversa pues el capital europeo disputa la hegemonía estadunidense en ese rubro pero también en el comercial. Sin embargo, eu no deja de tener, en términos generales, una presencia mayor en el hemisferio. Lo que es más preciso afirmar, en dado caso, es que eu exporta capital de modo más dominante en ciertos países, esto es, en aquellos donde requiere mayor influencia. En este contexto, la ied de eu en al registra un aumento sostenido al pasar del 13 por ciento del total invertido en el exterior en 1982 (207 mil 752 mdd), a 19.3 por ciento.24 De cara a lo indicado, es de advertirse que tanto la ied como la deuda estimulan un mayor y más agudo extractivismo. Mientras la ied busca asegurar la transferencia de excedentes en el menor plazo temporal posible y sin considerar las “externalidades” sociales o ambientales, la deuda externa y sus intereses estimulan una mayor explotación de los recursos propios de la región, es decir, fuerza de trabajo y naturaleza. Así pues, la ied y la deuda son mecanismos que afianzan la dependencia y el imperialismo económico en al mientras que los gobiernos regionales, al aceptar este tipo de esquemas subordinantes, como se dijo, hipotecan el futuro.
mizael sánchez
Desarrollo y proyectos alternativos en al Una de las cuestiones trascendentales para cualquier proyecto de nación o de integración regional es el entendimiento que se tiene sobre desarrollo, lo que desde luego responderá a la propia génesis, naturaleza y estado del sistema de reproducción social que se trate. En tanto tal, es sintomático pero no casual que el desarrollo a principios del siglo xxi tienda a verse casi exclusivamente como desarrollo económico y ése, automáticamente, como crecimiento económico, mismo que al menos normativamente se supone como punto de partida para satisfacer las necesidades sociales. Así, prácticamente todos los pronunciamientos políticos, de derecha como de izquierda, así como los planes de gobierno, abogan sin recato alguno por un crecimiento económico al que identifican como “desarrollo”. En ese sentido, las variantes van desde subordinar al país de modo creciente, hasta la búsqueda de relativa independencia, teniendo desde documentos titulados como Plan Nacional de Desarrollo de México, de Colombia o de Perú, o hasta el denominado Proyecto Nacional Simón Bolívar. Primer Plan Socialista. Desarrollo Económico y Social de la Nación. Lo anterior no debe interpretarse como un argumento que pretende igualar todos los planes de los diversos países latinoamericanos y caribeños, lo que sería absolutamente erróneo pues evidentemente hay distancias entre los proyectos de, por ejemplo, Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador, por un lado, pero aún más en comparación con el de Brasil o los del resto de al, por el otro.
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Según datos de la cepal, de ésas, sólo cuatro eran latinoamericanas y el resto extranjeras. eu se adjudicaba 23, aunque los europeos, si se consideran en conjunto, totalizaban 26. Figuraban también tres japonesas, dos coreanas, una de Singapur y una anglo-australiana. Las latinoamericanas son grandes monopolios: la de telecomunicaciones América Móvil/Telmex (México), la acerera y metalúrgica Techint (Argentina), la estatal Petrobras y la cadena de supermercados chilena Cencosud. (cepal, Foreign Direct Investment in Latin America and the Caribbean, onu Publication, Chile, julio, 2009, p. 56.) 22 23 24
Idem. Ibid., p. 20. http://www.bea.gov/international/ii_web/timeseries7-2.cfm
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alberto millán
Dado el rol de al en la división internacional del trabajo, abogar por mayor crecimiento económico implica, al menos por un buen tiempo, hablar de aumentar las actividades extractivas. Qué tan prolongado sea ese tiempo dependerá de si tales actividades van acompañadas de mayores y más complejos ciclos de su transformación. Pero hay algo más. En el supuesto caso de que se lograse tal industrialización sobre la base de un “nuevo” extractivismo, la cuestión inmediata es cuál es el límite de tal crecimiento económico y hasta dónde se extiende lo que se asume como necesidad social. La interrogante clave sería si tal proyecto alternativo de desarrollo es tan depredador como el neoliberal. En este panorama, se considera entonces como de lo más relevante que, al asumir que la solución de las necesidades pasa por mantener relativamente la misma estructura y lógicas productivas del sistema capitalista de producción (esto es el crecimiento económico por el crecimiento económico como plataforma para un genuino desarrollo) se tiende a desdibujar el conjunto de mecanismos con que cuentan los países metropolitanos para hacer que ese eventual desarrollo no llegue, empantanando dicho proyecto y, en los hechos, prolongando y adaptando la subordinación, saqueo y explotación de tales economías. La visión de cómo solucionar las necesidades sociales no es por tanto un asunto menor pues, como se ha visto, puede llevar a esquemas que están diseñados o que tienen mayores probabilidades de empantanarse o fracasar llegado un cierto punto. Y es que el desarrollo no debería ser entendido como la función de crecer económicamente más, sino como aquel que se aleja de dicha visión y que en cambio opta por un decrecimiento biofí-
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sico, esto es del consumo de materiales y energía tanto en la esfera de la producción como de la circulación y propiamente del consumo (final). Es aquel pues que se visualiza, desde su aspecto económico-biológico, como un subsistema del medio ambiente que está abierto a la entrada de energía y materiales y a la salida de residuos y calor disipado. Y, por el lado social-político-biológico, como uno que se construye –en armonía con la naturaleza– desde la perspectiva de la vida de todos y cada uno de sus individuos, que considera la complejidad de los contextos de cada espacio o región (propia de la metrópolis o la periferia) y que aprovecha y conserva la diversidad, riqueza cultural y de conocimientos ahí existentes. Es, redondeando, una perspectiva que obliga a repensar seriamente cómo se visualiza y proyecta la existencia del ser humano en el futuro, bajo qué costos y para qué finalidad. Tenor en el que la reflexión y propuesta gestada en y desde lo que hoy es el Estado Plurinacional de Bolivia, estructurado en el “buen vivir”, es de gran relevancia. No sólo por lo que significa internamente para ese país, sino por las implicaciones que ello puede tener en el proceso de diálogo y construcción concreta de múltiples y variadas alternativas (incluso de integración regional). Ahora bien, hablar entonces de otros tipos de desarrollo obliga a tratar incluso la cuestión del desarrollismo hacia adentro de la propia izquierda latinoamericana, es decir, la idea del progreso continuo, basado en la técnica y nutrido de las riquezas de la naturaleza como visión que le ha sido heredada. Ello es resultado de una mezcla de viejos y nuevos ingredientes, por lo que, desde la noción de Eduardo Gudynas, el viejo extractivismo y
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el nuevo extractivismo comparten algunos aspectos en común, pero los énfasis, agrega, son distintos. Y es que la izquierda sudamericana, observa Gudynas, no reniega del clásico apego al crecimiento económico basado en la apropiación de los recursos naturales. El extractivismo juega un papel importante en ese nuevo programa, ya que no se lo rechaza. Es, suscribe, uno de los motores para asegurar el crecimiento económico y el propio mantenimiento financiero del Estado, aunque debe ser manejado. Y puesto que contribuye a financiar los programas sociales de tales gobiernos, el neoextractivismo logra una legitimidad inesperada.25 En tal sentido, a pesar de que el neoextractivismo revierte en cierto grado algunas de las contradicciones sobre el extractivismo clásico, a decir de Gudynas, ése sigue siendo funcional a la inserción internacional subordinada; continúa la fragmentación territorial, mantiene las zonas de enclave y reproduce las reglas y el funcionamiento de los procesos productivos atados a la “competitividad”, la eficiencia, la maximización de la renta y la externalización de impactos. Para el autor: “[...] es evidente que el actual progresismo ofrece en muchos casos mejoras sustanciales [pero] persisten limitaciones, resistencias y contradicciones. Esto no es un retroceso al pasado obsesionado con el mercado, pero tampoco ejemplifica un paraíso socialista”.26 Y es que al introducir en el tema del desarrollo la variable ambiental, lo “natural” (desde lo convencional) es encontrar la fórmula que permita seguir creciendo al tiempo que se conserva, de algún modo, el medio am25 26
biente. La apuesta es entonces el desarrollo sustentable, en el que el extractivismo no es cuestionado a fondo; sólo se adapta, se torna “verde”. El concepto es pues funcional para cualquier posición política, aunque por supuesto en tal contexto la izquierda pareciera estar lejos de apostar por un capitalismo verde que asume un positivismo tecnológico inusitado y que considera que sólo desde el mercado se puede dar solución a la crisis medioambiental. Al menos Evo Morales lo dejó claro en el marco de la cop16 celebrada en Cancún (México) en diciembre de 2010 al advertir: “Planeta o Muerte… ¡O muere el capitalismo o muere la Madre Tierra!” El “desarrollo sustentable”, tal y como es usualmente asumido, es pues mero bálsamo dado que el crecimiento económico implica necesaria e inevitablemente la transformación-afectación, en un grado u otro, del entorno natural.27 En tal sentido el concepto se torna un oxímoron o antinomia,28 ello porque el crecimiento requiere no sólo del mantenimiento, sino del aumento, cuantitativo y cualitativo, de la explotación tanto de la fuerza de trabajo, como de los recursos naturales (materiales y energía). Desarrollo sustentable no es pues cero impacto ambiental, pero tampoco deberían ser palabras vacías, sino un esquema justo de reproducción social en el que el impacto es genuinamente lo menos dañino posible en el corto, mediano y largo plazo. 27
Nicholas Georgescu-Roegen, The entropy law and the economic process, Harvard University Press, eu, 1971. Publicado en Español por Fundación Argentaria en 1996.
28
Figura de retórica que consiste en yuxtaponer dos palabras contradictorias. Ver Herman Daly y Kenneth Townsed, Valuing the Earth, Townsend, mit Press, eu, 1993, p. 267.
Eduardo Gudynas, op. cit. Ibid.
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Por lo dicho es evidente para la economía ecológica que los “límites” naturales de cualquier sistema de producción se encuentran en el hecho de que ése es sólo un subsistema de la biosfera pues ésta lo hace posible concreta, material y energéticamente.29 Esto significa que el sistema de producción en cuestión no puede crecer de modo exponencial en un sistema natural que es finito. Se trata de una limitación que O’Connor califica como la segunda contradicción del capitalismo, siendo la primera la tendencia decreciente de la tasa de ganancia,30 misma que a su vez obliga al sistema capitalista de producción a generar mecanismos de contratendencia como lo son una mayor explotación del trabajo y la naturaleza, la innovación tecnológica o la guerra.31 Por lo indicado, para O’Connor: “[...] las amenazas capitalistas a la reproducción de las condiciones de producción [trabajo, infraestructura, naturaleza, etcétera] no sólo son amenazas a la utilidad y la acumulación, sino también a la viabilidad del medio social y natural como medios de vida y vida en sí misma”.32 Y es que la primera y la segunda contradicción están sinérgicamente vinculadas. Mientras la primera es factor de agudización de la segunda, ésta última es limitante de la primera. Y el (neo)extractivismo ciertamente es un elemento clave en el asunto. Así pues, el concepto de desarrollo, en “positivo” y por diferenciarlo de alguna manera, toma relevancia. Ése implica desprenderse de la noción de desarrollo capitalista para desde ahí construir visiones completamente distintas de desarrollo, una que abandone el desarrollismo y que por el contrario piense la vida misma como principal finalidad o “fin del desarrollo”. Esto implica que la noción en positivo del desarrollo debe partir de una fuerte y genuina conciencia socio-ambiental, haciendo valer los aportes culturales de los pueblos, traduciéndose en la mejora de las condiciones materiales e inmateriales de la gente y preservando la diversidad biológica y cultural. En lo concreto, esto conlleva, parafraseando a Ignacy Sachs, a soluciones endógenas y pluralistas sobre 29
James O’Connor, Causas naturales. Ensayos de marxismo ecológico, Siglo co, 2001.
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Es cada vez más evidente la necesidad de idear, debatir y construir nuevos paradigmas, “otros desarrollos”, con profunda mirada histórica y crítica aguda y que en términos básicos sean socio-ambientalmente más armónicos y justos, que se piensen desde el decrecimiento biofísico (del uso de materiales y energía) y que se alejen del extractivismo como fundamento. Ello implica el replanteamiento a fondo de cómo gestionar el territorio, entendido como aquel en el que se plasman concretamente las relaciones de producción, circulación y consumo, así como las contradicciones de tales relaciones. En cualquier caso, lo científico-tecnológico y la industrialización, si bien son imporantes, no deben ser vistos en ningún momento como fines en sí mismos, sino como herramientas relevantes para la construcción de “otros” desarrollos posibles. Lo central de la coyuntura actual es que lo que está en juego ya no sólo es la viabilidad ecosocial de ciertos espacios territoriales, sino que por primera vez en la historia de la humanidad también lo es en cierto sentido el propio marco de referencia de la vida, al menos tal y como la conocemos.
Joan Martínez-Alier y Jordi Roca, op. cit.
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la base de la autonomía, la soberanía de los pueblos y la articulación más selectiva con el mundo exterior.33 Esos “otros desarrollos” que en buena medida toman cuerpo en la construcción de soluciones específicas a nivel local pero en necesario e inevitable vínculo con lo regional y lo global.
xxi,
Méxi-
Léase Paul Baran y Paul Sweezy, El capital monopolista, Siglo xxi, México, 1968.
33 Ignacy Sachs, “Ecodesarrollo: concepto, aplicación, beneficios y riesgos”, en Agricultura y sociedad, núm. 18, España, 1981.
James O’Connor, op. cit., p. 30.
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DE LA LUCHA POR LA TIERRA A LA LUCHA POR LA PATRIMONIALIZACIÓN Julio Moguel
Mucho ha llovido desde que los movimientos campesinos en México establecieron como línea básica de su exigencia el reparto (o la restitución, en no pocos casos) de tierras comunales. Y no estamos hablando de la oleada revolucionaria que quebró la espina dorsal del latifundismo porfirista en el amanecer del siglo xx, sino de las luchas que en la década de 1970 escenificaron miles de productores rurales que por una u otra vía se apropiaron o reapropiaron de terrenos para producir. “Hoy luchamos por la tierra, mañana por el poder”,1 así rezaba la consigna más socorrida de los movimientos rurales de ese tiempo. En los años que siguieron se hizo cada vez más evidente que luchar “por la tierra” era necesario, pero en definitiva insuficiente para dar base a cualquier proceso efectivo de producción-reproducción. ¿De qué servía tener la tierra si el capitalismo mantenía sus estrategias de desposesión por otros medios? ¿De qué servía tener un medio de producción como la tierra si no se contaba con créditos, maquinaria o insumos? ¿Y de qué servía en definitiva tener una porción de tierra si se carecía además de canales propios o amigables de comercialización? El ciclo de “luchas por la tierra” de los años setenta del siglo pasado entró en su fase descendente ya en la segunda mitad de la década: porque el nivel de confrontación que generaba agotó las energías movilizadoras o porque se colmó en determinada medida la demanda, con algunos procesos de expropiación.2 El caso fue que –usando la terminología del momento– se dio un “cambio de terreno” que llevó a las vertientes dominantes de los movimientos rurales de “la lucha por la tierra” a “la lucha por la apropiación del proceso productivo”. El cambio de acentos en la caracterización de la “nueva” lucha implicó toda una revolución conceptual pues quedaba implícito, desde entonces, que “la tierra” –esa maravillosa tangibilidad– sólo sería un bien positivo si se lograba hacerla producir, manteniéndola en el proceso de producción-reproducción –en una perspectiva ampliada– como un bien propio, colectivo, dentro de un esquema de apropiación que también fuera ampliado y colectivo. La formulación entraba entonces de lleno a considerar como decisivo en el análisis de las relaciones sociales el intangible término de posesión colectiva, concepto al que se le imprimieron valores de poder de tipo técnico y de organización (valor proyectado inevitablemente hacia “lo político”).
El denominado “cambio de terreno” de los movimientos rurales que empezó a plantearse desde entonces –ya en los años ochenta– quiso verse por algunos de sus diseñadores y conductores como una variante táctica de lucha, pero pronto se hizo suficientemente claro que la realidad era más cruda que el realismo. Nadie era entonces capaz de imaginarse que el capitalismo –en el plano mundial– había entrado en definitiva en una etapa sin retorno, y que más que un “cambio de terreno” lo que estaban imponiendo las nuevas circunstancias implicaba –en definitiva– un completo cambio de piel. Digámoslo de otra forma: generar autonomías productivas en procesos de producciónreproducción basados en la posesión colectiva del sistema –implicada en la idea de “la apropiación”– no podía ser a la larga más que una nueva quimera, si en el lance dejaba de contarse en definitiva con el componente del “apoyo estatal”. No pasó mucho tiempo para que del propio movimiento campesino y de algunas plumas reconocidas en la materia empezaran a ponerse los puntos sobre las íes, siendo la letra de Armando Bartra la más destacada en el referido proceso de cuestionamiento y valoración. En un corte de caja sobre el tema, Bartra decía: Los aparatos autogestionarios son conquistas, instrumentos de beneficio económico, palancas organizativas y a veces tan apasionantes como juguetes nuevos. Pero pueden transformarse en monstruos, [en un] autócrata que debe crecer a toda costa, ya no por explicables compulsiones financieras, sino por imperativos de organización. La fuerza del agrupamiento campesino ya no está en la cohesión de sus miembros sino en la solvencia de sus empresas.3
Con una sola línea conclusiva en el balance de toda una década de lucha: El saldo de una década de lucha por la “apropiación del proceso productivo” es sin duda extenso, abigarrado y sugerente, pero en cierto modo también es desalentador: algunas organizaciones han desaparecido sin pena ni gloria, muchas padecen severos problemas económicos y administrativos que las tienen al borde de la crisis, y pocas –si es que alguna– pueden presumir de bonanza financiera o siquiera de modesta estabilidad contable.4
3
Armando Bartra, “Pros, contras y asegunes de la apropiación del proceso productivo”, El Cotidiano núm. 39, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco, División de Ciencias Sociales y Humanidades, enero-febrero, 1991, pp. 48-49.
1 Una variante que emergió en esos años fue “Hoy luchamos por la tierra y también por el poder”. 2
4
Recordemos el caso de las “expropiaciones” del periodo echeverrista.
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Ibid., p. 49.
El análisis de Bartra llevaba la crítica hasta el fondo de la cuestión, con el señalamiento llano de que la idea de “apropiarse el proceso productivo” tenía una inocultable y no siempre positiva carga economicista, pues a pesar de pretender, “a la larga”, “apropiarse de la vida social”, quedaba varada en lo fundamental en su perspectiva cortoplacista de “retener el excedente”, tema más referido a una lógica de “rentabilidad empresarial” que a otra de empoderamientos económicos, sociales y políticos progresivos capaces de generar reales procesos globales de transformación. Por lo que, señalaba Bartra:
No podía entonces dejar de aparecer desde el primer momento de esa “lucha por la apropiación de la vida social” la importancia de lo intangible en la disputa por la nación. “La tierra”(o “los instrumentos de producción” considerados como patrimonio colectivo) apareció entonces para quienes tuvieran dos ojos para ver como algo absolutamente natural. El proceso social de lucha por “la apropiación” había operado en su capacidad hermenéutica y logrado, entonces, develar uno de los secretos más caros de “la guerra de clases” y de los procesos capitalistas de reproduccióndesposesión. Lo más tangible de lo tangible no era nada sin esas intangibilidades propias del saber y del hacer colectivo patrimonial. Y se hacía aún más evidente que los procesos de expropiación y expoliación no requerían necesariamente de las demarcaciones formales y jurídicas de propiedad para establecer las fronteras entre los dominados y dominantes, entre los poseedores y los desposeídos. Pero, ¿qué tenía que entenderse por un bien patrimonial? En palabras de Thierry Linck:
El lado oscuro de estas prácticas [las de la “apropiación del proceso productivo”] termina por imponerse sobre los efectos progresivos y luminosos, en la medida en que la apropiación del proceso productivo se queda en la sustitución de actores sociales o estatales por agentes asociativos, sin mayores modificaciones del modelo económico.5
Algunas vertientes del movimiento campesino que habían estado ligadas a procesos de “apropiación del proceso productivo” hicieron sus propios balances críticos para adoptar la idea de “apropiación del proceso productivo y de los circuitos de reproducción de la vida social”. Fórmula que muy pronto quedó resumida en la idea más genérica y comprehensiva de “la apropiación de la vida social”. La ambigüedad y generalidad del enunciado no ayudaba mucho en el necesario proceso de esclarecer el “cómo” y el “hacia dónde” habría que remar, pero dejaba claro que no habría real proceso de asalto campesino “al cielo” si no se llevaba a cabo en definitiva un nuevo y radical cambio de terreno en el plano de las luchas rurales en el país. Pero la idea de “la apropiación de la vida social”, con todo y su obvio nivel de generalidad, reorientaba el planteamiento relativo a la gestión asociativa y deseconomizaba el espacio o el terreno de la disputa hegemónica implicada entre las clases o sectores sociales subalternos y los núcleos o sectores dominantes de la época. Desplazaba también el tangible espacio de “la tierra” por el más ubicuo y pluridimensional espacio de lo territorial. La gestión colectiva en los ámbitos regionales dejaba entonces su anterior credo economicista para hacerse cargo de esa complejísima trama de procesos y relaciones sociales, económicos, culturales y políticos que conforman las reales ecuaciones de poder en el plano local.
5
“Objeto” [que] se encuentra en todas partes y es por tanto inasible. ¿Cómo hacer su inventario si se encuentra presente en cada uno de los objetos del entorno, en las capacidades y saberes que movilizamos en todo momento, y si al mismo tiempo impregna o determina en una buena medida nuestras representaciones, valores, creencias y reglas? ¿Cómo abordarlo entonces? ¿A qué paradigma hay que acercarse para estudiarlo si nos percatamos de que es susceptible de interesar a todos los dominios de las ciencias sociales?6
Los elementos intangibles ligados al bien patrimonial dejaban de aparecer entonces como componentes menores o secundarios de los mecanismos de dominio y expoliación, para presentarse además como piezas importantes de una perspectiva de empoderamiento social. Los procesos de certificación bajo Indicaciones Geográficas (ig) ayudan a aclarar este aparente nudo gordiano de la patrimonialización. Dejamos de nuevo la palabra a Linck: Las certificaciones bajo Indicaciones Geográficas (ig) presentan la ventaja de rehabilitar la importancia de la relación entre la producción y los recursos naturales y estimular el interés que pueden generar los saberes 6 Thierry Linck, “Del patrimonio a la patrimonialización (Refundar el campo epistemológico de la economía)”, en Thierry Linck, Julio Moguel, Alfredo Ramírez (coords.), Economía popular y procesos de patrimonialización, Juan Pablos EditorFundación México Social Siglo xxi, México, 2011.
Ibid., p. 52.
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sólidamente asentadas en concepciones como las que hemos señalado sobre el bien patrimonial. La perspectiva boliviana parece dejar claro más que el impulso renovado de transformaciones que ha sido abierto en el continente –y, de suyo, en el planeta– no puede anclarse más, a riesgo de la muerte global, en valores del asociativismo individualista y hedonista sobre el que ha pretendido hacerse descansar el “pacto” de la democracia ciudadana prototípica del mundo occidental con los valores propios de la competencia mercantil.
particulares (tanto orgánicos como simbólicos) de la tradición. En la medida en que este comercio desarrolla los intercambios y ofrece accesos a nuevas posibilidades productivas y a la emergencia de nuevas capacidades de apreciación (que distinguen al conocedor del consumidor anónimo), no puede quedar duda alguna del valor positivo del principio de certificación. Ésta no puede ser una simple puesta en escena. Puede, en un caso, promover la activación y el desarrollo de recursos medioambientales o cognoscitivos, relanzar actividades en declive, estimular la creación de empleos y el desarrollo local, preservar la diversidad de saberes orgánicos y simbólicos relativos a la alimentación y, por la misma vía, tener una incidencia positiva en la reforestación de las identidades territoriales.7
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Se entiende que los referidos procesos de “certificación” constituyen uno entre otros de los componentes posibles de un proceso de patrimonialización. Se entiende a la vez que la “certificación” es un instrumento o vía “técnica” posible de patrimonialización, y que bajo ninguna circunstancia se identifica o empalma con dicho concepto en sus contenidos y alcances. Se entiende, por último, que la idea de patrimonialización que nosotros adoptamos remite en realidad a un proceso siempre “abierto” de posibilidades “de apropiación”, en ámbitos dentro de los cuales lo económico no es más que una de sus partes. Dicho esto, cabe mencionar que son los pueblos indígenas del continente los que aún tienen la reserva social, cultural y política más significativa en el terreno de la patrimonialización. Muchas de sus relaciones pervivientes aún se rigen por la lógica desindividualizada y desmercantilizada de objetos, cosas, sentires y saberes que se encuentran fundidos en procesos naturales de gestión y apropiación asociativa que poco o nada tienen que ver con el economicismo individualista o con la “manera empresarial” de producir y acumular. No es casual que fuera precisamente en el espacio de los productores cafetaleros mexicanos –indígenas, dominantemente– donde surgiera en la década de 1990 la idea de la “apropiación de la vida social” (frente a la economicista y limitada perspectiva de la “apropiación del proceso productivo”). Y no es tampoco una casualidad que sea en los espacios dominantemente indígenas de Bolivia donde ahora aparezcan relevantes y relativamente exitosas líneas de defensa y transformación cuyas bases ideológicas, políticas y culturales se encuentran
La perspectiva de análisis basada en la idea y conceptos del bien patrimonial y de la patrimonialización permite, desde nuestra manera de ver, revisar otros campos relacionados con los temas sociológicos, históricos, políticos y culturales. No es menor lo que lleva a replantear en el debate en torno a la naturaleza del denominado “sector social de la economía”, esencial como sabemos en la historia del México moderno. La histórica “defensa” de dicho sector emprendida por muchos cuando éste empezó a ser amenazado seriamente por los salvajes procesos de privatización, aun antes del periodo neoliberal, cargó las tintas en torno al aspecto jurídico de la cuestión. Mantener el estatus jurídico y las dimensiones pervivientes de la propiedad ejidal y comunal resultaba sin duda decisivo, pero no eran estos factores, como el tiempo se encargó de mostrar, variables independientes sino dependientes, en su valor profundo y estratégico, de relaciones sociales con expresión regional basadas en las capacidades locales de gestión patrimonial (sustentadas estas mismas capacidades en una cultura de naturaleza patrimonial). No puede entenderse de otra forma que emerjan una y otra vez las magias desde estos espacios sociales y productivos para sorprender a unos y a otros. ¿Cómo sobreviven? ¿Cómo logran volver a la palestra para marcar rutas que en los planchaditos espacios de lo urbano no aparecen ni siquiera en la literatura moderna de ficción? *Versión resumida de un texto más amplio que bajo el mismo título aparece en Thierry Linck, Julio Moguel, Alfredo Ramírez (coords.), Economía popular y procesos de patrimonialización, Juan Pablos Editor-Fundación México Social Siglo xxi.
7 Thierry Linck, “Diez tesis sobre ´la economía de ficción´ en el pensamiento neoliberal”, en Rojo-amate núm. 2, noviembre-diciembre, 2010.
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patrimonios y patrimonialización
ECONOMÍA POPULAR Y POLÍTICAS PÚBLICAS EN EL ESTADO DE MICHOACÁN
(UN MODELO PARA ARMAR)
Alfredo Ramírez Bedolla
Por razones que no viene al caso analizar en este texto, aún no queda suficientemente claro cuál es la matriz de política económica propia de los gobiernos de izquierda en el país. ¿Existe dicha matriz? Creo que ésta aún es difícil de precisar. No pretendemos abrir fuego para actuar como francotiradores en el tema; sólo acompañar la reflexión o análisis que permita abonar a la construcción de esa –tan necesaria– matriz, a sabiendas de que las dificultades para armarla en los hechos resulta ser una tarea colosal. ¿Razones? Seguramente son variadas y en no pocos casos habrá que cargar las tintas críticamente a las estrategias de gestión. Pero no podemos cerrar los ojos a un hecho que resulta en nuestra opinión inobjetable, a saber: las enormes restricciones presupuestales con las que se enfrentan los gobiernos estatales en el país, dentro de un marco de extremo centralismo en el que opera un sistema de “favores” o “castigos y recompensas” para quien, desde la óptica del Centro, “se porte mal o bien”. No deja de haber, sin embargo, un terreno propicio para que las estrategias neoliberales se impongan muchas veces más allá de los sistemas de coacción (o de “estímulo” y “recompensa”), pues se vuelven atractivas al dar u ofrecer “resultados inmediatos” en términos de crecimiento o de “productos visibles”. O, en su defecto, tales estrategias de color neoliberal simple y llanamente se imponen por inercia. ¿Un caso más o menos común? Se piensa por ejemplo que una inversión de capital “es positiva” si es “creadora de empleos”, sin parar en mientes sobre las condiciones de contratación de la fuerza laboral, los –posibles– efectos negativos sobre el medio ambiente, el nivel efectivo de la capacidad “multiplicadora” de la inversión (Keynes) y su condición “nacionalizadora” o de “desnacionalización”. El pragmatismo entra entonces como cuchillo en mantequilla en el discurso político, regularmente dentro de un cortoplacismo que suele resultar tremendamente negativo (si se analiza en una perspectiva más amplia). ¿Qué hacer frente a tales circunstancias? Creemos que ya existen suficientes elementos como para analizar en detalle nuestros esquemas gobernantes y derivar de ellos las “buenas enseñanzas”. Uno de ellos es el que hemos desarrollado desde el gobierno michoacano para abrir cauce a un programa de “economía popular”. Y la presentamos ahora, así sea en sus rasgos generales, con la intención de poner nuestro granito de arena en la construcción del Programa Alternativo de Nación.
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*** Convendría señalar esquemáticamente las diferencias entre dos modelos de intervención, el “modelo neoliberal” y el que provisionalmente denominaremos el “modelo de economía popular”: •
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Modelo “neoliberal”: Se basa en procesos productivos dirigidos a la maximización de ganancias, sin importar de inicio el impacto que dicho objetivo pueda tener sobre la población y los recursos naturales. Sumergido en el espacio aparentemente neutro de “la competencia”, el modelo neolibeal privilegia el empoderamiento del gran capital sobre el mediano y el pequeño, creando niveles o cadenas de dependencia que tienden al sometimiento de “los débiles” y a su final “absorción”. Las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Mipymes) son subsidiarias de la gran empresa “tractora” y terminan siendo empresas empleadas de las grandes, en condiciones en que estas últimas basan su desarrollo en Mipymes más “competitivas” (y que sacrifican una parte de sus –posibles– ganancias al ser subsidiarias de “las grandes”). Modelo de “economía popular”:
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Valores de cooperación y solidaridad. Prioriza la producción de bienes esenciales para la vida, apuntalando entonces nuestra “soberanía alimentaria” y nuestras capacidades propias de producción. Las Mipymes son esencia de la nueva economía, conforman sus propias redes de proveeduría y comercialización y unen sus esfuerzos en cadenas productivas para brindarse servicios propios. Las Mipymes son capaces de establecer financiamientos ajenos al falso paradigma de la “bancarización”. Las Mipymes llegan a buscar, dentro de sus objetivos de desarrollo, el rescate del patrimonio cultural productivo, aprovechando la patrimonialización de nuestros productos para que generen una renta positiva derivada de su monopolio de derechos de uso.
Figura 1. Programa @tienda en Michoacán En nuestra experiencia dentro del gobierno del estado de Michoacán hemos intentado cargar los acentos hacia el modelo de “economía popular”, con algunos programas que, creemos, pudieran ser ejemplares para alcanzar metas significativas de cambio en los rumbos económicos de la región.
En 2009, ante un descenso relativo de las exportaciones a Estados Unidos –debido a las circunstancias de la crisis–, se decidió dar prioridad a la “venta interna” y, con ello, se puso énfasis en el desarrollo del Mercado de Corta Distancia, proyecto dirigido a que las Medianas y Pequeñas Empresas (Mypes) colocaran sus productos en la red de tiendas @tienda. ¿Qué beneficios les reportaba a las referidas Mypes incorporarse al programa Mercado de Corta Distancia? Enormes beneficios, muy visibles cuando se descubre lo falso que es el espejismo en boga de que su liga con las grandes tiendas de autoservicio resulta lo más beneficioso. Y ello, entre otras cosas, porque dichas tiendas grandes de autoservicio basan su fortaleza en el enganche de proveedores que aceptan se les pague a 90 o 120 días, bajo contratos leoninos donde generalmente las Mypes pierden. Al desaparecer el espejismo llega de inmediato la pregunta: ¿por qué no generar la alianza de las Mypes productoras manufactureras con las “tienditas de la esquina”?
El programa @tienda en Michoacán Según los datos más recientes, en el estado de Michoacán se registran 86 mil 137 unidades económicas de comercio detallista, que generan 240 mil 659 empleos.1 El dato es significativo: ninguna empresa genera tanto empleo. El gobierno estatal quedaría en un tercio de esta cifra si sumara en su haber a los activos del sector magisterial. Esta simple y llana constatación llevó al gobierno del estado de Michoacán a diseñar un programa especial para las tiendas de abarrotes, farmacias, tortillerías y panaderías, llamándolo @tienda. En una primera etapa, el programa quedó dirigido, en sus objetivos primordiales, a dotar al comercio detallista de herramientas administrativas y cognoscitivas de las que generalmente carecen. Dicha actividad se concentró en dar servicios de capacitación, consultoría, equipamiento y remozamiento a más de 2 mil comercios detallistas en 44 municipios del Estado. 1
La pregunta que no puede faltar: ¿cómo? La pregunta que quedó claramente planteada frente a la perspectiva señalada fue: ¿cómo colocar los productos michoacanos de las Mypes en las “tienditas de la esquina”? Se trataba, en primera instancia, de construir
(inegi, 2009)
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Figura 2. Líneas Estratégicas de Economía Popular y Fortalecimiento del Mercado Interno
participantes en una relación de 2 a 1. Ya constituida, la bolsa serviría para proveer a las tiendas de abarrotes de productos con crédito del 6 al 9 por ciento anual. Y como el ciclo de crédito para este caso se encontraba en una relación de 15 a 30 días, el precio final del producto no se vería afectado por el flujo crediticio de intermediación. Lo que marcaba sin duda la diferencia frente a lo que venía operando hasta el momento, con altos costos predominantes de intermediación: por el “coyotaje” y los encajes de las grandes tiendas de abarrotes (ver figura 1). El proceso de consulta fue acompañado por una serie de reuniones de información sobre el programa de Mercado a Corta Distancia, con grupos de 20 tiendas en uno de los bloques, y de 20 productores en el otro, lo que enriqueció enormemente la propuesta. Fue más adelante que el proceso requirió el diálogo directo entre unos y otros, en un esfuerzo conjunto de planeación estratégica. En junio de 2010 quedó establecido entonces lo que sería una red de microproductores locales ligada a una red de microcomerciantes locales, sin intermediarios,
un esquema “lógico” en el interés de las partes para conformar un colectivo: se requería, por un lado, que los productores tuvieran asegurada su compra por parte de las tiendas, y, por otro, que las tiendas tuvieran el financiamiento necesario para hacerlo. Considerando en la referida “transacción” un plus de “valor” dentro de la lógica común del “¿y yo qué gano con eso?” Surgió entonces la idea de utilizar el esquema de franquicia con flexibilidad, consistente en ganar el compromiso de las tiendas de colocar productos michoacanos en el 20 por ciento de su piso de venta, en el entendido de que el resto (el 80 por ciento) podía ser completado con productos “externos” o de cualquier otro tipo. A partir de esta posibilidad aplicamos una serie de sondeos entre las tiendas de abarrotes para conocer cuáles eran las tendencias y las “intenciones”. De igual manera hicimos consultas entre las Mypes manufactureras del Estado. Considerar el financiamiento del esquema era vital para garantizar el flujo rápido y fácil de las mercancías, por lo que se optó por conformar una parafinanciera o caja de ahorro colectiva con recursos estatales y de los
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con sus propias fuentes de financiamiento y su propio esquema comercial, el manejo de la franquicia y el funcionamiento de una integradora colectiva como comercializadora. Será en dicho esquema en el que tanto las Mypes productoras como las “tienditas de la esquina” (tiendas de abarrotes) compartan sus votos en la toma de decisiones de lo que será una empresa colectiva. ¿Quiénes participan a la fecha en este tipo de acciones? Entre otros, productores agropecuarios de arroz del Valle del Marqués, del municipio de Gabriel Zamora; lentejeros de Coeneo y Huaniqueo; manufacturas familiares de salsas, tostadas, papas y camote; productores de queso Cotija y de pan de Tingüindín; fabricantes de dulces tradicionales, etcétera. En lo que a las tiendas de abarrotes se refiere, existen de diversas dimensiones, ubicadas entre los 6 y los 70 metros cuadrados, con una media de 18 metros cuadrados.
A manera de conclusión Aún está en el aire la moneda referida a la posibilidad de implantar el modelo de “economía popular” como una sólida estrategia dentro del gobierno del estado de Michoacán. Existen todavía numerosos cabos sueltos que habrá que ver si es posible atar hacia delante. Pero no quisiéramos terminar este breve artículo sin referirnos a nuestra visión global en torno a la forma en que dichos “cabos sueltos” se pueden integrar dentro de una visión estratégica. Nada mejor, para ello, que basarnos en un esquema visual: ver figura 2. Creemos que los elementos integrados en el esquema son suficientemente claros como para que nos exijan una mayor explicación. El lector tiene en sus manos lo que para nosotros representa un importante “modelo para armar”.
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LA BATALLA DEL QUESO COTIJA Esteban Barragán
de Producción Rural (spr), que inició con ocho miembros en 2001 e incorporó a otros 82 en 2004. Dada la dispersión y el aislamiento, la falta de recursos económicos y el hecho de que la región esté repartida en dos entidades y varios municipios con dificultades para convocar a reuniones, lograr acuerdos y darles seguimiento, la organización ha sido más legal que funcional. Con todo, en 2005 obtuvo del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (impi) la Marca Colectiva para el Queso Cotija Región de Origen. Fue la primera marca colectiva otorgada a un producto alimenticio procesado artesanalmente en México. Pese al impulso recibido de algunas entidades académicas y gubernamentales, son constantes las batallas, primero para atraer la atención de dichas instituciones y actualmente para frenar a arribistas que ahora provienen no sólo del ámbito económico, sino también del político (e incluso del académico). Una de las primeras batallas malogradas fue cuando el impi, sin mayores argumentos, le otorgó al queso Cotija una Marca Colectiva en lugar de la Denominación de Origen solicitada. Se devela así la imposibilidad del impi para proteger a los productos a los que les otorga una Marca Colectiva, dado que ésta sólo protege un logotipo y no el nombre del producto y del lugar de origen. Esta imposibilidad se deriva de la Ley de la Propiedad Industrial, en la cual sólo la Denominación de Origen –y ninguna otra figura de las contenidas en dicha ley– protege el nombre del producto y del lugar de producción, en contraste con lo que ocurre en otros países, donde diversas figuras legales dan esa protección. Es, pues, patente la necesidad de actualizar el marco legislativo e institucional a fin de que pueda brindar una protección cabal a los productos artesanales, pues éstos quedan al margen tanto de la protección de la propiedad industrial como de la intelectual. En la comercialización, el camino es lento. Tener la marca para distinguir el producto es un gran avance, pero las dificultades empiezan cuando los productores la quieren usar. Y si no se usa en los primeros tres años, se
La tradición del queso Cotija se remonta a los principios de la Colonia y a las sierras de ocupación mestiza o ranchera del Occidente de México. De aquellos lejanos tiempos y vastos lugares, la tradición se vino disolviendo hasta quedar resguardada en el presente por unas 200 familias que se refugian en igual número de ranchos, aislados y dispersos, entre los pliegues de la sierra donde confluyen los estados de Jalisco y Michoacán (en “la sierra de JalMich”). Conforme transcurrió la segunda mitad del siglo pasado, aun en este último bastión serrano la tendencia a su desaparición parecía inminente: los aproximadamente 900 ranchos de ordeña donde se producían anualmente unas mil toneladas de queso en los años cincuenta, para finales del siglo habían descendido en tres cuartas partes (a 225 ranchos y 250 toneladas). Lo más significativo es que la tendencia se venía acentuando y, se calculaba, para el año 2010 la producción del auténtico queso Cotija sería nula. Para revertir la situación, desde 1998 se fueron conjuntando esfuerzos de académicos, productores y autoridades de los tres niveles de gobierno, hasta echar a andar en 2002 el proyecto titulado “La potencialización del patrimonio cultural en la sierra de JalMich”. Como objetivo general se planteó contribuir al fomento y a la revaloración del patrimonio cultural heredado por los habitantes de los ranchos de la región, impulsando y acompañando el proceso social, organizativo, tecnológico, legal y comercial necesario para lograr la Denominación de Origen (do) del queso Cotija, y un consecuente desarrollo regional integral. El histórico individualismo del ranchero inicialmente fue vencido por la amenaza de un enemigo común, la industria, y también de productores artesanales de otras regiones que han usurpado el nombre de queso Cotija para ponerlo a sus quesos, que en ocasiones ni leche contienen, con lo cual logran bajar los costos y sacar de la competencia a los productores del genuino. Apoyados por investigadores y autoridades locales, los productores de la sierra se constituyeron en la figura legal de Sociedad
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productores de quesos artesanales con el proyecto de Norma Oficial Mexicana 243, por el que en México sólo se podría hacer queso con leche pasteurizada. Al mismo tiempo se frena el proyecto de Norma Mexicana del Queso Cotija artesanal madurado, el cual fue construido por más de 20 instituciones durante más de un año de reuniones, y se deroga otra norma que permitía elaborar queso con leche cruda siempre y cuando proviniera de hatos libres de brucelosis y tuberculosis y que el queso fuera madurado al menos 30 días. En las Reglas de Uso del Queso Cotija, siguiendo la costumbre, se estableció que una pieza de queso no puede partirse antes de los 90 días de maduración. También se estipula que el ganado debe estar libre de brucelosis y tuberculosis. El sustento gubernamental para esa prohibición es que en el país hay estados con alta incidencia de tales enfermedades en el ganado, lo que es cierto. Sin embargo, en la región productora del queso Cotija la incidencia no llega ni al uno por ciento y la prevalencia es cero; lo que significa que los pocos animales que han dado positivo en la muestra, invariable e inmediatamente se han sacado del rancho y enviado al rastro, tal como lo establece el procedimiento legal. Es evidente que en todo esto no se busca la legalidad ni el bien común, sino favorecer a ciertos sectores. De lo contrario, se invertiría en sanear los hatos, mejorar la infraestructura básica y productiva en las regiones ganaderas, en capacitar a los productores en buenas prácticas de manufactura y acceso a los mercados, en lugar de construir su clandestinidad mediante normas improcedentes que sólo volverían más cuesta arriba el camino a los sectores ya de por sí vulnerables.
cancela. Se debe constituir un comité de autorregulación y en definitiva entrar a la economía formal, lo que para los productores es un verdadero laberinto que se complica aún más por problemas legales como el registro en la Secretaría de Hacienda, así como por las concomitantes acciones de facturación, etiquetado, muestreos, etcétera. Al buscar nuevos nichos de mercado, los productores se encuentran o con una demanda pequeña y esporádica, o con pedidos tan grandes a los cuales no se tiene capacidad de responder. Esto se conjuga con falta de financiamiento para acopiar, o con lo perecedero del producto, y con las formas de operar de los acaparadores locales, que buscan el más bajo precio y el más largo plazo, y de las grandes tiendas, que sólo ponen el espacio y es el proveedor quien debe hacerse cargo de la promoción, el acomodo físico, la cobranza, las devoluciones, etcétera. Estas batallas se están dando desde la empresa Mesón del Queso Cotija, que favorece a los productores y tiene el apoyo del gobierno del estado de Michoacán. Otra dificultad es que Hacienda no tiene una categoría de contribuyente para el artesano, y si los productores de queso Cotija artesanal deciden darse de alta en el sistema tributario son considerados como industriales, con la consecuente carga fiscal y la obligación de manejar cuenta de cheques y clave bancaria para las declaraciones por Internet... cuando el 90 por ciento de los productores carece de energía eléctrica. En medio de este incierto panorama, ahora se pretende sacar para siempre del escenario a los 39
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Laicidad, libertad de conciencia y democracia en México
Telón de fondo En el polémico ensayo México: una democracia bárbara, la prosa incisiva de José Revueltas disecciona los acuerdos secretos, la corrupción, los trasfondos ideológicos, apetitos de poder, en fin, el oportunismo característico del sistema político mexicano. Se propone Revueltas “poner al descubierto” las falacias y espejismos de la “democracia a la mexicana”, en una lúcida perspectiva que tiene plena vigencia. En su óptica, nuestra política está cimentada en “un combinado juego de fuerzas y entidades que tiene cada uno su propia órbita de acción y que, hasta cierto punto, disponen de determinada autonomía”. Equipara esta dinámica al juego de Juan Pirulero, en el que cada quien atiende sus intereses, “dentro de la mutua complicidad que desprende el interés común, que todos tienen, en seguir practicando una política ‘a la mexicana’.” Desde luego, no escapa a este examen demoledor el quehacer político de la Iglesia católica, es decir, lo que él llamó su “ambición humana perfectamente real” que constituye el “núcleo racional de la ideología religiosa”.1 El juicio de Revueltas es certero, considerando que las oscilantes relaciones de la jerarquía eclesial y del Estado protagonizan convulsivos momentos de nuestra historia. En este acontecer el rostro político del clero ha asumido diversas expresiones (de la oposición violenta a la complicidad), sin renunciar a un “esfuerzo sostenido […] por constituirse en fuerza hegemónica”, atendiendo las exactas palabras de Guillermo de la Peña.2 Esta interacción es de naturaleza orgánica y remite a las configuraciones ideológicas de ambas entidades, la estructura del poder, la construcción de la laicidad, el quehacer episcopal, etc.
Félix Báez-Jorge
En nuestros días, al hablar del Estado laico en México es necesario superar las concepciones ingenuas que imaginan su base social arraigada en el pueblo y en las clases medias. En realidad, su estructura y orientación articulan y representan, en última instancia, los intereses de la gran burguesía comercial, financiera y terrateniente, vinculadas al capital internacional. En una perspectiva complementaria, deben analizarse las erróneas opiniones de quienes consideran que la laicidad es un tema secundario en el México moderno. Aquí vale la pena recordar lo que Juan Pablo ii expresara al embajador de México ante el Vaticano en febrero de 2004, reafirmando la posición eclesiástica de que “no se debe ceder a las pretensiones de quienes, amparándose en una errónea concepción de la separación Iglesia-Estado y del carácter laico del Estado, intentan reducir la religión a la esfera meramente privada”. La orientación de este pronunciamiento sería retomada por Benedicto xvi en septiembre de 2009 (también ante el embajador mexicano en turno), rechazando todo “tipo de restricción o coacción al sentido religioso de la vida social”.3 Este planteamiento del jefe del Estado Vaticano en contra de los propósitos de la laicidad ha sido reiterado en distintos espacios; una versión se conoció en Inglaterra, al declarar que “hay que resistirse a las formas agresivas del laicismo”, después de reconocer que la Iglesia “respondió con lentitud e indulgencia ante abusos de pederastas”. Con tono semejante Benedicto xvi arremetió contra la laicidad en su reciente viaje a España, en el marco de una significativa manifestación gay.4 Desde cualquier óptica política responsable es evidente que el comportamiento del Estado laico es una cuestión de primordial importancia para el desarrollo de la democracia en nuestro país, y no una mera “jalada”,
1
José Revueltas, México: una democracia bárbara, Obras completas, t. xvi, era, México, 1986, pp. 15 ss, 37. 3 Véase catholic.net/empresarios católicos.484/1382/artículo php2id=25517; y La Jornada, 17 de septiembre de 2010.
2
Guillermo de la Peña, “El campo religioso, la diversidad regional y la identidad nacional en México”, Relaciones, pp. 23-71, vol. xxv, núm. 100, Ciesas Occidente, México, 2004, p. 56.
4
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La Jornada, 2 y 7 de noviembre de 2010. méxico en temas clave: laicidad y medios de comunicación
según la procaz declaración del obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda, formulada meses antes a los medios de comunicación. Como sabemos, la laicidad del Estado mexicano se finca en las Leyes de Reforma y se fortalece en 1872, cuando éstas se incorporan a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, después de que en 1867 fueran derrotados Maximiliano y las fuerzas proclericales que apoyaron su aventura imperial. A partir de esa época, la Iglesia mexicana traslada el foco de su acción política hacia el debate por el control de la sociedad. La jerarquía católica disputó al aparato gubernamental la hegemonía sobre las organizaciones sociales, participando activamente en la formación del Partido Católico Mexicano en 1911, el cual, después de respaldar a Madero, apoya el golpe de Estado de Victoriano Huerta. Las directrices de esta nueva estrategia hegemónica se fundaron en la doctrina del catolicismo social difundida por León xiii en su Encíclica Rerum Novarum, en 1891. La álgida confrontación en torno a la educación laica deviene punto crítico en la disputa de esa época, disenso que hoy acusa nuevos enconos, atizados por posturas dogmáticas contra los contenidos de educación sexual en la escuela primaria, que en la década de los 70 suscitó la quema pública de libros de texto. Grupos de ultraderecha como la Unión Nacional de Padres de Familia, Pro-Vida y la Iglesia católica misma, mantienen una actitud de franca hostilidad hacia los libros de quinto y sexto grado de primaria que a partir de 1998 incorporan cuestiones relacionadas con la sexualidad humana, violencia de género, uso del condón, adicciones, etcétera. En el mismo sentido de oposición a la educación laica (que fortalece la libre conciencia), se manifiestan acerbas críticas del clero político contra la despenalización del aborto en el Distrito Federal, el matrimonio homosexual y el derecho a la adopción legalmente concedido a estas uniones. En todo caso, se trata de un complejo entramado de dinámicas políticas, choque entre la razón y los nuevos y viejos dogmatismos. El telón de fondo de estos pronunciamientos es la creciente embestida clerical contra el Estado laico y la libertad de conciencia, que tiene un último y lamentable ejemplo en el exabrupto protagonizado por un prominente miembro del Estado Vaticano, el cardenal Juan Sandoval Íñiguez: declaración apoyada por la Conferencia del Episcopado Mexicano y por el vocero de la Arquidiócesis de México.
de las verdades reveladas –observa Salazar Ugarte–, “el pensamiento laico reivindica dos cosas: la autonomía moral, o sea la capacidad y el derecho de cada persona para elaborar y adherirse a creencias propias”, lo que implica “darse leyes a sí mismo”.5 El artículo 130 de la Constitución Política que nos rige establece “El principio histórico de la separación del Estado y las iglesias”. Este ordenamiento prohíbe a los ministros religiosos “oponerse a las leyes del país o a sus instituciones”, y regula sus acciones de carácter político. De igual manera, señala el derecho de todas las iglesias y demás agrupaciones religiosas para desarrollar el culto público, que corresponde legislar exclusivamente al Congreso de la Unión. Desde su definición en la Constitución de 1857, la laicidad del Estado mexicano no tuvo un sentido antirreligioso o ateo. Fue concebida para garantizar la libertad de creencias y el desarrollo de todos los cultos religiosos, como un derecho natural. En el artículo 1º de la Ley sobre libertad de cultos (expedida el 4 de diciembre de 1860), se indica: Las leyes protegerán el ejercicio del culto católico y de los demás que se establezcan en el país, como la expresión y efecto de la libertad religiosa, que siendo un derecho natural del hombre, no tiene ni puede tener más límites que el derecho de tercero y las exigencias del orden público.
Laicidad, noción controvertida La polisemia del concepto laicidad se torna aún más compleja cuando es utilizado para calificar cuestiones educativas, partidicias o éticas. En un acucioso ensayo sobre el tema, Pedro Salazar Ugarte ubica el nacimiento del término en los lejanos tiempos de formación de la Iglesia católica; indica que fue “en el siglo xiv cuando la laicidad comenzó a tener un significado moral y político bien determinado: el rechazo a la idea del dogma religioso […] y la batalla por separar el poder político del religioso”. De acuerdo con esta lógica, el moderno proyecto de la razón laica implica “la defensa de la autonomía moral e intelectual”. Frente al dogmatismo méxico en temas clave: laicidad y medios de comunicación
Aun en las épocas de mayor anticlericalismo (durante la Reforma y la Guerra Cristera) no pretendió asumir los objetivos de un Estado ateo, sambenito manejado todavía 5
Pedro Salazar Ugarte, La laicidad: antídoto contra la discriminación, Cuadernos de la igualdad, No. 8, Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, México, 2007, pp. 12-13.
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flagrante la omisión a la normatividad establecida en el artículo 130 constitucional y en el artículo 25 de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público. Socavó la laicidad del Estado mexicano. Aquí la pregunta es obligada: ¿los mexicanos votamos por funcionarios públicos, o elegimos a dignatarios que lo mismo operan en el campo político que en los espacios sagrados? De manera precisa Roberto Blancarte ha observado las nuevas turbulencias entre Estado e Iglesia, provocadas por el llamado “presidente del cambio”: “El gobierno de Fox señaló que acabaría con la simulación. Pero lo que no entendió fue que los mexicanos quieren en efecto acabar con la simulación, pero reforzando la separación y el Estado laico, no manejándolos con más confusión y ambigüedad”.7
alberto millán
Batallas mediáticas y exabruptos clericales Observadas a la luz del complejo proceso que caracteriza las relaciones Estado-Iglesia en México, las mencionadas declaraciones del cardenal Juan Sandoval Íñiguez y de Hugo Valdemar Romero (vocero de la Arquidiócesis de México) son apenas la punta visible de un colosal iceberg que se mueve a distintas velocidades en las profundidades del campo político. Como sabemos, el jerarca eclesiástico de Guadalajara acusó a Marcelo Ebrard (jefe de gobierno del Distrito Federal) de maicear (sobornar, en buen castellano) a los ministros de la Suprema Corte de Justicia para avalar la legislación sobre los matrimonios entre personas del mismo sexo, así como su derecho a la adopción. Por su parte, de manera irresponsable, el vocero episcopal acusaría al prd y al jefe de gobierno capitalino de “causar al país un daño mayor que el narcotráfico”. En otras declaraciones homofóbicas, Sandoval Íñiguez ha considerado a los homosexuales como “personas anormales”, calificando a las parejas del mismo sexo como “aberraciones”. También ha externado opiniones misóginas en apoyo a la violencia de género (el 20 de septiembre de 2003 afirmó sin medias tintas: “las mujeres no deben andar provocando, por eso hay muchas violadas”).8 Si bien las citadas declaraciones son censurables en todo sentido, no constituyen a ciencia cierta algo novedoso. De manera reiterada la pirotecnia verbal eclesiástica enciende el campo político. Sin embargo, no es esto lo más lamentable; lo realmente grave es que este tipo de expresiones no hayan merecido el correspondiente extrañamiento por parte de las autoridades competentes, ni la crítica profunda de la sociedad civil. Debo acotar este apunte recordando el cuestionamiento que el presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados, Juventino Castro, formulara al secretario de Gobernación, Francisco Blake, criticando el no haber intervenido para frenar la “rebeldía del cardenal Íñiguez”, considerando que violó la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público.9
por la Iglesia y los militantes de ultraderecha con terca insistencia, pese a que en el controvertido gobierno de Carlos Salinas de Gortari se restablecieron las relaciones con el Estado Vaticano, posibilitando una mayor participación eclesiástica en la vida social. Más allá del anecdotario, y en una rápida mirada a los embates contra el Estado laico y la libertad de conciencia, es imprescindible mencionar las observaciones de Octavio Rodríguez Araujo respecto a la protagónica presencia de la ultraderecha en el gabinete de Vicente Fox y en su Partido Acción Nacional (pan), referida a la Organización Nacional El Yunque. Rodríguez Araujo fundamenta su aseveración en el libro que sobre esta oscura asociación escribiera el periodista Álvaro Delgado, explicando el apoyo que brindan a El Yunque destacados empresarios del centro de México y obispos y arzobispos de la Iglesia católica. Delgado descubre sus distintas fachadas (Pro-Vida, Movimiento de Renovada Orientación-Muro, Frente Universitario Anticomunista –fua–, etcétera) y hace un pormenorizado recuento de sus controvertidas acciones.6 En este contexto de alianzas ocultas y visibles orientadas a minar la operación del Estado laico en México (de suyo fracturada y limitada en sus alcances), resulta imprescindible recordar la violación a las normas legales en las que incurriera el entonces presidente Vicente Fox al acudir a la ceremonia de canonización de Juan Diego, oficiada por el jefe del Estado Vaticano Juan Pablo ii en la Basílica de Guadalupe el 31 de julio de 2002, por más que, en un alarde de desenfado, haya declarado que concurrió “a título personal”. Fue
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6
Véase Octavio Rodríguez Araujo, Derechas y ultraderechas en el mundo, Siglo xxi, México, 2004, pp. 767-77; y Álvaro Delgado, El Yunque. La ultraderecha en el poder, Plaza&Janes, México, 2007.
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Roberto Plancarte, Sexo, religión y democracia, Fuentes de hoy, México, 2008, p. 61. Véase La Jornada, 18 de agosto de 2010, p. 3. La Jornada, 20 de agosto de 2010. méxico en temas clave: laicidad y medios de comunicación
La laicidad que demanda el desarrollo de la democracia en México no debe limitarse a los intereses de los dirigentes gubernamentales en turno; precisa realizarse más allá de las trampas y barreras ideológicas que pretende imponer la jerarquía católica (que ciertamente no es una entidad monolítica). El referente de este debate es una sociedad profundamente desigual y escindida, en creciente proceso de descomposición que, lamentablemente, arriba a la posmodernidad sin haber logrado lo que Jürgen Habermas llama la determinación autocrítica de la “relación entre fe y conocimiento”, observados en la perspectiva de su cotidianidad. Este planteamiento no implica que la secularización tire por la borda los mensajes religiosos. Es decir, Habermas propone una secularización que no destruya el tejido social y, al mismo tiempo, la construcción de una “memoria política autocrítica”, en la que “los ciudadanos hacen suyos los principios de la Constitución no sólo en su contenido abstracto, sino sobre todo dentro del contexto histórico de su respectiva historia nacional”.11 En suma, el filósofo alemán sugiere una nueva interpretación de la dialéctica de la secularización. Las debilidades del laicismo en México son tan evidentes como las que acusa nuestro oneroso y cuestionado sistema electoral. Remiten a los manejos tras bambalinas de gobernantes (de todos los partidos) beneficiando a destacados miembros de las jerarquías eclesiásticas, así como a clérigos que operan en espacios políticos más allá de los límites legales. Nuestro sistema democrático se mantiene cada día más alejado de los objetivos de la igualdad social en sus definidos ámbitos institucionales y, en sentido contrario, se acerca sin rubor a los proyectos hegemónicos neoliberales que caracterizan al capitalismo deshumanizado. A un desarrollo democrático en crisis corresponde, ciertamente, un laicismo cuestionado. Se trata, como bien lo indica Luis Salazar Carrión, de un “laicismo incompleto”, larvado por la carencia de “una verdadera cultura laica […] de una cultura del debate público fundado en razones, lo que genera una política y una educación de ínfima calidad”. Acaso por estos factores innegables, las parrafadas mediáticas de la clerecía, aunadas a las declaraciones de los modernos Tartufos de la llamada “clase política”, nos recuerdan cotidianamente que la historia de México continúa dividida en bandos irreconciliables, integrados por “liberales de la época terciaria y católicos de Pedro El Ermitaño”, según la exacta caracterización del poeta Ramón López Velarde.
La frágil laicidad del Estado mexicano queda al descubierto en el ámbito de las batallas mediáticas; es más, no cabe duda respecto a que la jerarquía católica actúa de manera frontal contra la libertad de conciencia ante la mirada complaciente de las autoridades responsables. En el acelerado clima de descomposición que enfrenta el país, estas acciones contribuyen a la crisis social y multiplican las dudas respecto a la capacidad operativa y la orientación política del aparato gubernamental. Representan una forma de violencia impune contra las instituciones y alientan los afanes autoritarios y fascistoides de la ultraderecha, frontalmente contrarios a la vida democrática. De acuerdo con la autorizada opinión de Salazar Ugarte, “la democracia es una forma de gobierno que únicamente rinde frutos en ciertas condiciones sociales”. La ciudadanía democrática se sustenta en la tolerancia (“las personas tienen un derecho igual a ser diferentes”), y es en este sentido que la laicidad, además de tener “proyección institucional concreta”, también precisa ser “un valor socialmente vivo y activo”. Solamente en estos términos la laicidad “logra ser un pilar del Estado democrático”.10 10
*Texto presentado en el foro internacional “Los centenarios a debate”. Feria Internacional del Libro Universitario, Universidad Veracruzana, 29 de septiembre de 2010. Agradezco ampliamente la colaboración de Ix-chel Báez Barrera en la elaboración de este apunte.
11
Jürgen Habermas, “¿Fundamentos prepolíticos del Estado democrático de derecho?”, Entre la razón y la fe. Dialéctica de la secularización, fce, México, pp. 18-19, 26 ss.
Pedro Salazar Ugarte, op. cit., p. 41.
méxico en temas clave: laicidad y medios de comunicación
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LA NECESARIA REFORMA MEDIÁTICA EN MÉXICO
Fabiola Sánchez
a la Ley de Radio y Televisión en la Secretaría de Gobernación, en ninguna de las mesas de trabajo donde participaban distintos sectores sociales se planteó o se informó sobre dicho decreto. El 18 de octubre apareció en la prensa un desplegado firmado por Gobernación donde aclaraba que no se eliminaba el impuesto que dio origen al 12.5 por ciento, sino que se abrogaba el acuerdo presidencial que hacía posible el pago de este impuesto en especie; aclaraba a la vez que los tiempos del Estado en radio y televisión eran los mismos pero mejor distribuidos, y que la emisión del decreto y el reglamento no interrumpía los trabajos de la mesa para la revisión integral de la legislación de medios electrónicos.1 La realidad es que desde la aprobación del referido decreto presidencial la compra de espacio para publicidad oficial por parte del gobierno federal a medios electrónicos se ha incrementado. Fernando Mejía Barquera, analista de medios, ilustró recientemente sobre los gastos del gobierno de Felipe Calderón canalizados a propaganda gubernamental.2 Conviene aquí presentar dicha información: 3 mil 425 millones de pesos en 2007; 4 mil 212 mdp en 2008; 3 mil 704 mdp en 2009. Y se estimaron 5 mil 152 mdp para 2010. De acuerdo a cifras oficiales, el sexenio de Vicente Fox gastó 15 mil 776 mdp en publicidad oficial. Hasta 2005, el gasto del gobierno federal se desglosó de la siguiente forma: 2000: 2 mil 638.6 mdp; 2001: 2 mil 547.8 mdp; 2002: mil 461.7 mdp; 2003: 3 mil 10.4 mdp; 2004: 2 mil 18.6 mdp; 2005: 2 mil 238.4 mdp. Tan sólo en sus primeros siete meses de gobierno Felipe Calderón gastó 2 mil 200 mdp por 19 mil 591
Es posible que en este tema específico las fuerzas progresistas en el México de nuestros días encuentren un acuerdo básico común, a saber: que mientras no se concrete la reforma de los medios de comunicación no será posible la reforma que permita la democratización del país. Las razones apenas si conviene esbozarlas, por su obviedad: los medios de comunicación son los principales fabricantes del discurso público en la sociedad contemporánea, funcionando como herramientas estratégicas para conseguir la adhesión de la población a políticas públicas que a menudo se contraponen al bienestar general. Esto, por mencionar sólo un aspecto central de su conocida y bien establecida nocividad. ¿Qué es lo que ha impedido el avance de esa reforma? Agotar la enumeración y descripción de los factores que han impedido el avance de esa reforma rebasa con mucho el objetivo de este artículo. Pero sí cabe señalar cuatro aspectos fundamentales que han sido trabas para echar delante esas reformas: a) El decreto del 10 de octubre de 2002, por el que el Ejecutivo federal derogó el impuesto del 12.5 por ciento en tiempo aire que los concesionarios estaban obligados a otorgar al Estado; b) La estructura de propiedad de los medios de comunicación; c) La forma en que se otorgan las concesiones y permisos para operar radio y televisión; y, d) La asignación de publicidad oficial.
El decreto del 10 de octubre El decreto del 10 de octubre de 2002 (Vicente Fox estaba en la Presidencia) cedió poder del Estado a los concesionarios de los medios electrónicos y enormes cantidades de recursos (anuales) del erario para difundir la tarea gubernamental. Fue diseñado a la manera de un “golpe de mano”, lo cual se hizo evidente en el hecho de que, a pesar de que en esos momentos se discutía la reforma
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Marco Levario Turcott, revista Etcétera, No. 25, noviembre 2002. Milenio, 11 de noviembre de 2009. méxico en temas clave: laicidad y medios de comunicación
spots que difundió, según las cifras de ibope.3 Por la tendencia de gasto se estima que el gobierno actual destinará en su sexenio recursos del erario a publicidad oficial por aproximadamente 22 mil millones de pesos.
de México, y uno de los perdedores de la contienda, que no entendía la lógica de entregar el canal “a un mueblero”. Hay que recordar que en ese momento estaba en su apogeo Radio Red, que popularizaría la radio hablada y los noticieros de larga duración, entre ellos Monitor, conducido por José Gutiérrez Vivó. En 1994 Radio Programas de México vendió sus acciones a Grupo Radio Centro. En 1998, este corporativo firmó contrato con Infored, que posteriormente se convertiría en Grupo Monitor, encabezado por Gutiérrez Vivó. Cuatro años después ambas empresas acudirían a un arbitraje internacional por incumplimiento de contrato, obteniendo Infored el laudo a favor, mismo que posteriormente intentaría anular Radio Centro en las cortes mexicanas. El resultado: en mayo de 2008 Monitor fue sacado de las frecuencias donde estuvo alojado casi 30 años. El Ejecutivo federal contribuyó a ello. Los observadores no dejan de atribuir la medida a que durante varias emisiones el periodista abrió su espacio al ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, quien ha denunciado el cerco informativo al que está sometido desde el inicio del actual sexenio. En contraste, desde 2003 Grupo Radio Centro inició los trámites para dotar a xered-am de mayor cobertura. Para abril de 2004 la Secretaría de Comunicaciones y Transportes autorizó el aumento de su potencia de 50 mil a 100 mil watts diurnos. En el caso de cni, la línea editorial resultó incómoda para el gobierno en turno. Durante su mayor auge, de 1999 a 2003, autoridades tanto de la administración zedillista como foxista reconvinieron en distintos momentos a sus directivos y propietarios por la información que difundía. Hay que recordar que en 1998 el programa Realidades presentó un amplio reportaje con testimonios de las víctimas del fundador de Los legionarios de Cristo, Marcial Maciel. Una de las consecuencias fue que Grupo Bimbo retiró un cheque por 4 millones de pesos que representaba el inicio de la compra de espacio en la televisora por parte de esa empresa, recursos necesarios para el pago de la nómina de los trabajadores y la sobrevivencia del proyecto. Este objetivo llevaría a la alianza con tv Azteca, que actualmente explota la señal sin que hasta la fecha haya obtenido oficialmente la concesión.
Estructura de la propiedad Cuando a finales de la década de 1930 se conformó la legislación para regular los medios electrónicos, la radio mexicana decidió adoptar el modelo norteamericano de propiedad privada mediante concesiones del Estado. Se entiende que difícilmente el Estado puede producir contenidos suficientes y de calidad para cubrir el tiempo aire. La iniciativa privada es fundamental en la explotación de estos medios; sin embargo, puede conseguirse el equilibrio mediante el financiamiento y apuntalamiento de medios del Estado, y el tiempo fiscal que cumplió ocho años de haber sido derogado. Actualmente operan con carácter de medios del Estado el Canal 22, el Instituto Mexicano de la Radio (imer) y Notimex, los cuales no son suficientes para marcar la agenda pública ni equilibrar el manejo tendencioso que la línea editorial de las dos principales televisoras da a la información. La desaparición de Imevisión dejó un vacío importante en ese campo; cabe afirmar que la televisora estatal manejaba contenidos entretenidos sin incurrir en excesos rojos o amarillistas, que son los que ahora abundan en las dos cadenas de televisión privada. Como sea, marcaba pauta. Deshacerse de tan importante herramienta obedece sin duda al modelo económico neoliberal asentado en el país durante el sexenio de Carlos Salinas. Este aspecto se convierte en elemento fundamental para entender la lógica del acomodamiento mediático en los últimos lustros. Es importante señalar que el estudio de la comunicación de masas es relativamente reciente: se remonta a finales de la década de 1970. Hay que recordar que el uso comercial de la televisión inició pocos años antes. Desde entonces se hablaba de cómo la estructura de propiedad de los medios condicionaba contenidos e imponía ideología y modelos culturales, económicos y políticos definidos por la distribución mundial de los recursos; en otras palabras, señalaba cómo era que los países desarrollados utilizaban los medios de comunicación como formas modernas de dominación de los países en desarrollo
Publicidad oficial El otro factor que cierra el círculo perverso del asunto es la asignación de la publicidad oficial. Son decenas los medios impresos vetados de la asignación de recursos públicos, entre ellos Proceso, Forum y Contralínea, cuya línea editorial no es complaciente con la actuación del titular del Ejecutivo. En un análisis de los mecanismos de propiedad, financiamiento y organización de los medios, la doctora Laura Bergés Saura, profesora del Departamento de Medios, Comunicación y Cultura de la Universidad Autónoma de Barcelona, establece que el poder económico
Concesiones Cuando Imevisión se concesionó a particulares, pujaron por el canal empresarios de medios con larga trayectoria y experiencia en el campo. Sorprendió cuando se benefició en condiciones por demás ventajosas a Ricardo Salinas Pliego, socio de la cadena de muebles Salinas y Rocha. El proceso de adjudicación hizo expresar a Clemente Serna Martínez, fundador en 1941 de Radio Programas 3
Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística.
méxico en temas clave: laicidad y medios de comunicación
46
cambiante incide en los medios de comunicación, condicionando (por tanto) la producción del discurso público4. El proceso en México de interrelación entre capital financiero y medios de comunicación se ubica dentro de esas coordenadas: el modelo de propiedad y la discrecionalidad del Ejecutivo para concesionar los canales de difusión lo permiten. Los medios se financian por la publicidad oficial y patrocinadores privados, lo que en la práctica condiciona el contenido: qué y cómo se dice. Pongamos algunos ejemplos. Hace poco seis trabajadoras de la cadena de tiendas Coppel murieron calcinadas al no poder salir del almacén donde realizaban su inventario nocturno dado que las salidas estaban cerradas con cadenas y candados. Los noticieros de Televisa difundieron la noticia sin referirse nunca a la marca. Simplemente afirmaron que se trataba de una cadena de almacenes. Coppel es uno de sus anunciantes.
En el caso de la Guardería abc las televisoras privadas y principales radiodifusoras difundieron poco, o ni siquiera mencionaron, que una de las socias responsables de la tragedia era prima de Margarita Zavala, esposa de Felipe Calderón. Mejía Barquera afirma en el artículo antes citado: La propaganda oficial que actualmente se difunde en los medios no tiene el propósito de informar a la población sobre los actos gubernamentales, sino de justificar decisiones políticas, exaltar logros reales o supuestos y promover la imagen de funcionarios y políticos. Su contenido tiene altas dosis de ficción si se le compara con la realidad del país.
4 Laura Bergés Saura, “Poder político, económico y comunicativo en la sociedad neoliberal”, en http://www.revistalatinacs.org/10/art2/897_UAB/19_Laura.html recuperado el 15 de diciembre de 2010.
47
méxico en temas clave: laicidad y medios de comunicación
refundar el pensamiento econ贸mico
48
EXPEDIENTE ELECTORAL 2011 Enrique Velázquez Zárate
Presentamos al lector de Rojo-amate la información que le permita contar con los antecedentes electorales de algunas de las entidades en las que se desarrollarán comicios en este 2011. No realizamos diagnósticos ni predicciones, pues ello sólo puede hacerse con la valoración y puesta en juego de variados elementos. Dichos antecedentes constituyen la base absoluta de cualquier tipo de aproximación al análisis, de allí la relevancia de su publicación. Nos centramos en los datos de Guerrero, Baja California Sur, Estado de México y Michoacán, en un ejercicio que incluye los procesos electorales de gobernador y los de ayuntamientos.
Elecciones de gobernador (1993-2005) En el periodo el pri cede terreno paulatinamente hasta perder la gubernatura ante el prd. En las elecciones de 1986 el pri obtuvo el 87 por ciento de los votos y la oposición de izquierda (psum/ pmt/prt) el 4 por ciento. El pri empieza a ceder terreno paulatinamente a partir de 1993, cuando en las elecciones para gobernador obtiene el 64 por ciento de los sufragios, contra un 27 por ciento del prd. En 1999 su caída se pronuncia al obtener, en alianza con el prs, el 50 por ciento de los votos, contra el 48 por ciento de la alianza prd/pt/prt. En 2005 se consolida la tendencia y el pri pierde la gubernatura con el 37 por ciento de los sufragios (en alianza con pvm/pt), contra 48 por ciento de la alianza prd/Convergencia/prs.
GUERRERO
El 30 de enero de 2011 se realizarán los comicios para elegir gobernador por un periodo extraordinario de cuatro años, de acuerdo con los siguientes antecedentes comiciales:
*Con la colaboración de Alfonso Dávila, Lizbeth Cruz Cruz y Yonatan Miguel Hernández. 49
expediente electoral 2011
CUADRO 1
GOBERNADOR 1993
GOBERNADOR 1999
VOTOS
%
pan
9 357
3
pri
228 191
64
prd
98 393
27
GOBERNADOR 2005
VOTOS
%
14 227
2
pri/prs
415 877
50
prd/pt/prt
401 635
48
pan
Elecciones de ayuntamientos (2002-2008) En el periodo el pri estabiliza sus municipios ganados. El prd primero amplia y luego reduce notablemente su representación. El pri (con pvem) ganó 40 municipios en 2002, 33 en 2005 y 39 en 2008. El prd ganó 30 en 2002, 40 en 2005 y 22 en 2008. El pan obtuvo 5 en 2002, 3 en 2005 y 4 en 2008. Por su parte, el pt conquistó un ayuntamiento en
VOTOS
%
11 437
1
Todos por Guerrero (pri/pvem/pt)
450 894
37
Por un Guerrero Mejor (prd/pc/prs)
589 074
48
pan
2002 y ninguno en 2005 y 2008. El pvem obtuvo uno en 2005 y 2 ayuntamientos en 2008. Convergencia obtuvo 2 en 2008. El resto son ayuntamientos que se distribuyeron en números reducidos entre partidos que han obtenido hasta 1 por ciento del total de votos en el periodo.
CUADRO 2 AYUNTAMIENTOS 2002 pan
AYUNTAMIENTOS 2005 5
pan
3
pan
4
pri
33
pri
39
pri/pvem
40
prd
30
prd
pri/pvem
40
prd
4 22
pt
0
pt
0
pvem
1
pvem
2
pc
0
pc
2
pc/pt
3
pt
1
AYUNTAMIENTOS 2008
BAJA CALIFORNIA SUR
En las elecciones de 1987 el pri ganó con un rotundo 83 por ciento frente a un 13 por ciento del pan. Para 1993 su votación se redujo a poco más de 50 por ciento, para desplomarse a 37 por ciento en 1999 y a 36 por ciento en 2005. Por su parte, el pan registró el 47 por ciento en 1993, desplomándose a 6 por ciento en 1999 y a 9 por ciento en 2005. A su vez el prd pasó de un mínimo de 1 por ciento en 1993 a 56 por ciento en 1999, para ganar la gubernatura (que retiene en 2005 con el 45 por ciento de los sufragios).
En las elecciones del 6 de febrero se renovarán los siguientes cargos: gobernador, 5 alcaldías y 16 diputaciones locales.
Elecciones de gobernador (1993-2005) Tras una severa disminución en las preferencias electorales, el pri pierde la gubernatura ante el prd, mientras que el pan se desploma.
expediente electoral 2011
50
CUADRO 3 GOBERNADOR 1993
GOBERNADOR 1999
VOTOS
%
pan
45 006
47
pri
49 900
52
460
prd
1
GOBERNADOR 2005
VOTOS
%
pan
9 702
6
pri
57 979
Coalición Democrática y del Trabajo (prd/pt )
86 636
VOTOS
%
pan
14 196
9
37
Alianza Ciudadana (pri/pvem)
58 947
36
56
Coalición Democrática Sudcaliforniana (prd/c)
74 102
45
En 2002 tanto el pri como el pan ganan 1 ayuntamiento, que mantienen en 2005 y que pierden en 2008. En 2002, por su parte, el prd gana 3 ayuntamientos, número que aumenta a 4 en 2005 y a 5 en 2008.
Elecciones de ayuntamientos (2002-2008) En el periodo, el prd gana terreno hasta obtener el total de los municipios.
CUADRO 4 AYUNTAMIENTOS 2002
AYUNTAMIENTO 2005
AYUNTAMIENTOS 2008
1
pan
1
pri
1
pri/pvem
0
pri
0
prd/pt
3
Alianza Ciudadana (prd/pc)
4
Por el bien de Sud California (prd/pt/pc)
5
pvem
0
pt
0
“Para que vivamos mejor” (pan/pvem)
0
psn
0
mprs
0
pas
0
pan
pan
0
51
expediente electoral 2011
ESTADO DE MÉXICO
competidor. Para 1999 el pri retrocedería 20 puntos porcentuales, conservando la gubernatura, pero esta vez con una diferencia de 8 puntos respecto del pan (en alianza con el pvem). Por su parte, la alianza prd/pt logra aumentar el porcentaje de votación de 9 por ciento a 22 por ciento. En 2005 las fuerzas políticas de oposición se equilibran: la alianza pan/pc y la coalición Unidos para Ganar (prd/pt) logran el 25 y el 24 por ciento de los sufragios, respectivamente, contra un 48 por ciento del pri (en alianza con el pvem).
El 3 de julio de 2011 se llevarán a cabo los comicios para elegir gobernador en el Estado de México.
Elecciones de gobernador (1993-2005) En el periodo el pri obtiene y refrenda su triunfo pero cada vez con menos sufragios. El prd y el pan ganan terreno. Las elecciones de gobernador en 1993 ubicaban al pri como el partido hegemónico, con un 62 por ciento de la votación, 44 puntos arriba que su más cercano
cuadro 5 GOBERNADOR 1993
GOBERNADOR 1999
VOTOS
%
pan
557 009
18
pri
1 949 346
62
prd
271 977
9
GOBERNADOR 2005
VOTOS
%
pan/pvem
1 151 514
36
pan /pc
pri
1 379 228
42
714 814
22
prd/pt
VOTOS
%
936 615
25
Alianza por México (pri/pvem)
1 801 530
48
Unidos para Ganar (prd/pt)
918 347
24
En 1996 el pri empeora drásticamente sus resultados, perdiendo 39 municipios, mientras que la participación del pan y prd en la entidad se hace notable con el triunfo, respectivamente, en 23 y 26 ayuntamientos. El pt gana un municipio; el pvem otro. En 2000 el pan obtiene la mayoría de los sufragios (38 por ciento) e incrementa el número de municipios gobernados a 30 mientras que el pri, con el 34 por ciento de los votos, baja a 69 municipios. El prd, por su parte, con el 20 por ciento de los votos, se queda con 21 ayuntamientos. Los 2 municipios restantes los ganan pt y psd.
Elecciones de Ayuntamientos (1993-2009) De un dominio casi absoluto, el pri pierde progresivamente terreno frente al pan y el prd para después recuperarlo de manera sostenida. El claro dominio del pri en las elecciones para gobernador y diputados locales de 1993 se ve reflejado también en las de ayuntamientos, ya que con el 59 por ciento de los votos ganó 110 municipios, mientras que el pan sólo obtuvo 6 ayuntamientos con el 16 por ciento de la votación. Los 6 municipios restantes se distribuyeron entre pt, pvem y pps.
CUADRO 6 AYUNTAMIENTOS 1993
AYUNTAMIENTOS 1996
AYUNTAMIENTOS 2000
pan
6
pan
23
pan
30
pri
110
pri
71
pri
69
prd
0
prd
26
prd
21
pt
3
pt
1
pt
1
pvem
2
pvem
1
pvem
0
pps
1
pps
0
cd
0
pfcrn
0
pc
0
pcd
1
parm
0
ppm
0
parm
0
pdm
0
pdm
0
psn
0
pas
0
ds
0
expediente electoral 2011
52
Para 2003, el pri, en alianza con el pvem, recupera la mayoría de los votos (34 por ciento) y gana en 68 municipios. Con la misma fórmula pierde 13 ayuntamientos en el 2006 y, en alianza con pvem/na/psd/ pfd, gana 97 municipios en los comicios del 2009 (con el 46 por ciento de la votación). Por su parte, en 2003 el pan obtuvo 24 municipios con el 29 por ciento de la votación, manteniendo la misma cantidad de ayuntamientos que en 2006. En 2009
reduce dicha cifra a 12 ayuntamientos, con el 20 por ciento de los votos. (En alianza con Convergencia gana 1 municipio.) En 2003 el prd ganó 23 ayuntamientos con el 24 por ciento de los votos; en 2006 conserva los 23 municipios, resaltando el hecho de que con diversas alianzas tanto con el pt, c, y pan gana otros 15 ayuntamientos. En 2009 gana sólo 6 municipios con el 16 por ciento de los comicios y en coalición con el pt obtiene tres.
CUADRO 7 AYUNTAMIENTOS 2003
AYUNTAMIENTOS 2006
AYUNTAMIENTOS 2009
pan
24
pan
24
pan
12
pri/pvem
68
pri/pvem
55
pri/pvem/na/psd/pfd
97
prd
23
prd
23
prd
6
pt
4
pt
2
pt
2
c
3
c
3
c
2
psn
1
prd/pt/c
1
pan/c
1
pas
1
prd/pt
10
prd/pt
3
pacem
0
2
pt/c
2
pt/c
prd/c
2
pan/prd/pt
1
pan/prd
1
pan/pt
1
MICHOACÁN
Elecciones de gobernador (2001-2007) En el periodo considerado el prd gana y refrenda el triunfo sobre la gubernatura. El pri pasa del segundo al tercer lugar y el pan del tercero al segundo. En 2001, la coalición Unidos por Michoacán (prd/ pt/pvem/pas/psn/pc) ganó la gubernatura con el 42 por ciento de los votos. En 2007 dicha Coalición
El 13 de noviembre de 2011 se renovarán los cargos a gobernador, 113 ayuntamientos y 40 diputados al Congreso del Estado (24 electos por mayoría relativa y 16 electos por representación proporcional), de acuerdo con los siguientes antecedentes comiciales.
CUADRO 8 GOBERNADOR 2001
GOBERNADOR 2007
VOTOS
%
VOTOS
%
pan
247 373
19
pan/panal
485 847
33
pri
492 775
37
pri/prs
353,676
24
Unidos por Michoacán (prd/pt/pvem/ pas/psn/pc)
561 170
42
prd/pt/prt
551 340
38
53
expediente electoral 2011
Elecciones de ayuntamientos (2001-2007) El prd disminuye su representación. El pri, por su parte, la incrementa de manera importante (consiguiendo la mayoría de los ayuntamientos) mientras que el pan pierde terreno. La coalición Unidos por Michoacán (prd/pt/pvem/pas/ psn/pc) obtuvo 65 municipios en 2001; el prd ganó 52 en 2004 y 38 en 2007. El pri tuvo 39 en 2001; 45 en 2004 y 45 en 2007. El pan ganó 9 en 2001; 13 en 2004 y 6 en 2007.
refrendó su triunfo con el 38 por ciento de los sufragios. En 2001, el pri obtuvo el 37 por ciento de las papeletas y en 2007 el 24 por ciento. En 2001 el pan ganó el 19 por ciento y en 2007 (en alianza con el panal) obtuvo el 33 por ciento. El Partido Verde Ecologista de México obtuvo el 2 por ciento.
CUADRO 9 AYUNTAMIENTOS 2001
AYUNTAMIENTOS 2004
AYUNTAMIENTOS 2007
pan
9
pan
13
pan
6
pri
39
prd
52
pri
45
65
pt
1
prd/pc
2
pc
1
pt
2
pvem
1
Fuerza pri/pvem
cd
3
pan/panal
1
pan/panal
4
pan/pri
4
pan/pri/pvem
3
pan/pvem
1
prd/pt/pc
38
pri/pvem
1
pri/pvem/panal
1
Unidos por Michoacán
prd/pt/pvem/pas/psn/pc
expediente electoral 2011
45
54
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m茅xico en temas clave: laicidad y medios de comunicaci贸n
LA DIFERENCIA POLÍTICA Y LA DISPUTA POR LAS SIGNIFICACIONES Raúl Cabrera
En la actualidad es cada vez más evidente que el estatuto de la política como subsistema de la sociedad, es decir, como complejo separado de funciones positivamente determinadas, sólo ha incrementado el divorcio entre, por una parte, las instituciones del Estado, sus representantes y los partidos políticos y, por la otra, las diversas formas de participación social que exceden los modos institucionales de ejercicio de la política.1 El centralismo que ha llegado a ocupar la política partidaria y el juego electoral buscan someter cualquier otra modalidad de disputa en el ámbito público a la inercia del poder político instituido. Me refiero con ello al acceso a ese lugar que Lefort conceptualizó como lugar vacío en las sociedades modernas.2 Esta fractura entre una dimensión instituida de la política y el ejercicio soberano del gobierno de cualquiera, es decir el gobierno de aquel que instaura escenarios públicos como escenarios de debate y decisión sobre el rumbo que éstos deben tomar, lanza continuamente retos a la gobernabilidad hasta ahora poco escuchados. Una de sus manifestaciones más contundentes se expresa como una crisis de legitimidad a la que se enfrentan los gobernantes electos, quienes acceden a puestos de elección bajo fórmulas cada vez menos convincentes. El horizonte pues de este estatuto de la política como subsistema está cada vez más restringido y pone en entredicho el fin mismo de la política, en la medida en que sus límites se han desbordado por diversos cauces. Frente a esta dislocación aparece la posibilidad de examinar el acto político como una experiencia que se inscribe en el ámbito público bajo nuevas nomenclaturas. Una de ellas parte del supuesto de que el acto político es producto de la puesta en escena de espacios colectivos de inscripción de discursos y de disputa por las significaciones que dan sentido al acontecer social. No se trata de espacios de participación determinados territorial o sectorialmente, ni tampoco a través de la representación popular. Más bien son el resultado de la producción de interacciones
entre diversos actores, que a su vez se construyen como espacios de confrontación política haciéndolos emerger en su dimensión pública. En ellos se perturba el orden de las significaciones que prevalecen socialmente y que emanan, sobre todo, de un modo de dominio que se ejerce sobre la sociedad, a través de una imposición semántica, es decir, a través de una manera de significar los acontecimientos y de clasificar el papel de las identidades en ellos, que responde a intereses fundamentalmente oligárquicos. La condición a través de la cual esta imposición semántica se mantiene y se renueva tiene como soporte un uso particular de los medios de comunicación y de las instituciones públicas. Así, estas entidades producen formas de enunciación que delimitan las cualidades a través de las cuales deben ser percibidas las problemáticas públicas y determinan también las competencias y el papel de los sujetos de acuerdo a su lugar social. Con ello dan paso al establecimiento de una estructura jerárquica y a la visibilización de una manera de concebir el mundo, que en principio podríamos denominar como formación de una opinión pública. Con base en lo anterior es posible señalar que la diferencia que funda la política como tal no se encuentra entonces entre las distintas expresiones partidarias que buscan acceder al poder, sino entre el conjunto de estas expresiones y la emergencia, dentro o fuera del orden institucional, de escenarios colectivos capaces de producir y visibilizar otros sentidos y, por tanto, de maneras distintas de actuar y ordenar el campo social. Ahora bien, no basta un reconocimiento acerca de otras modalidades de concepción y ejercicio de la acción política que supongan una mirada capaz de fortalecer el potencial de los actores sociales. A pesar de la crisis en la que ha caído la idea de la política como subsistema de la sociedad, y del descrédito en el que se encuentran los distintos partidos políticos, es necesario vislumbrar alternativas prácticas a través de las cuales las y los actores sociales consigan identificar y abordar sus acciones como parte de esta disputa y emergencia de otras significaciones, así como del espacio público propiamente dicho. Ello daría la pauta para enfocarlas y hacerlas visibles en diversos escenarios como forma de alterar el curso de las modalidades dominantes de producción de sentido, en función de
1
Ver, por ejemplo, Oliver Marchart, El pensamiento político posfundacional, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2009. O también Bejamín Arditi, ¿Democracia post-liberal? El espacio político de las asociaciones, Antrophos, Barcelona, 2005.
2 Lefort plantea como central la idea de que quienes ejercen la autoridad como gobernantes no pueden apropiarse del poder en la medida en que en los sistemas denominados democráticos el ejercicio de gobierno está sometido a procedimientos que lo renuevan periódicamente. Claude Lefort, La invención democrática, Nueva Visión, Buenos Aires, 1990. la política en los bordes y el poder popular
56
experiencias sociales. Sólo así la crisis de legitimidad de las instituciones políticas encontrará, en oposición, formas de expresión y participación que rechazan los significados impuestos por el poder y que no se quedan en formas anómicas de sobrevivencia, obligando a estas instituciones a modificarse. Una de las posibles alternativas responde a la necesidad de reconocer algunos elementos que permiten ordenar la experiencia de las y los actores sociales, con base en categorías que ofrecen márgenes específicos de delimitación y análisis de la acción. La noción de escenario, por ejemplo, permite circunscribir el espacio donde ésta se lleva a cabo –y por tanto la disputa por las significaciones– como un espacio lo suficientemente abierto, que se produce como resultado de las diversas manifestaciones de confrontación semántica, pero también contenido en expresiones localizadas que tienden a confrontar determinados ámbitos de producción de sentido en la vida social. De igual manera la identificación del campo semántico en disputa ordena las significaciones no tanto por la capacidad de hacer emerger nuevos significantes, sino por la de otorgar otras significaciones y argumentos a los mismos significantes que aparecen en el discurso dominante. La temporalidad a través de la cual se distinguen etapas y características de estas etapas en el proceso social, en las cuales se ponen en escena confrontaciones de sentido, constituye otro referente a través del cual es posible construir estos márgenes y posibilidades de la acción. Cabe señalar que un modo particular de vislumbrar y hacer visibles estos escenarios supone una visión de los procesos sociales que contempla la puesta en común de cuatro aspectos sustantivos para la comprensión y análisis de la acción política:
La noción de escenario tiene un referente en la idea de un espacio acotado, no por su dimensión geográfica o jurisdiccional, sino porque su constitución temporal obedece a la producción de interacciones que a su vez lo producen como espacio de confrontación política en el ámbito público.3 Es, por tanto, un espacio de expresión y coexistencia de diferentes relatos, narraciones y producción de argumentos de los actores que enfrentan los distintos acontecimientos históricos en formas contrapuestas.4 El escenario como espacio de disputa no existe entonces de manera cerrada o acabada, sino que se encuentra constantemente abierto a su devenir y a su finitud como producto de las interacciones y los antagonismos que operaran en él. El escenario hace referencia a una disputa semántica, entendida como modo de alteración de las formas dominantes de significación y ejercicio del poder Estas formas utilizan, como lo hemos señalado, la comunicación mediática para imponer perspectivas a través de las cuales se produce una opinión pública sobre el acontecer social. Incluyen también dispositivos institucionales de enunciación que separan y articulan de modos específicos a las identidades socialmente reconocidas: les atribuyen espacios delimitados de participación bajo la tutela de las instituciones o la predominancia del mercado. La disputa de un campo semántico no significa visibilizar diferentes nociones que se enfrentan a aquellas que son dominantes, se trata más bien de otorgarles otros sentidos a las mismas nociones, desclasificar el significado que toman respecto de los lugares reconocidos de enunciación política y el tipo de producciones significantes que le corresponden a esos lugares. Con ello abren la posibilidad de existencia a otras significaciones que ordenan el mundo bajo nuevas perspectivas, que no existen como formas previamente construidas sino que se constituyen en la dinámica misma de desclasificación y emergencia
El escenario donde la acción se produce es concebido como un espacio de inscripción de discursos y disputa por las significaciones que dan sentido al acontecer social Se entiende el escenario como una creación colectiva que puede ocurrir en cualquier esfera donde se oponen significaciones a aquellas que predominan socialmente. No está determinado como espacio territorial o sectorial de participación de un conjunto de actores.
3
En relación al espacio como producto de interacciones ver Leonor Arfuch (coord.), Pensar este tiempo: espacios, afectos, pertenencias, Paidós, Madrid, 2005.
4 Empleo también la noción de espacio con base en Peter Brook, El espacio vacío, Península, Barcelona, 1969.
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cual la experiencia de los actores sociales puede cobrar sentidos distintos respecto de aquel que les atribuye un lugar en la política, sólo en la medida en que establecen alianzas con las entidades formalmente instituidas. Esta oportunidad muestra, sin embargo, un cierto agonismo de la acción política, limitándola a sus momentos de emergencia de escenarios de disputa y visibilidad de las significaciones alternas.6 Pero esta dimensión agónica no resuelve el problema de las formas que puede tomar la predominancia de otras significaciones que adquieran un peso relevante frente a aquellas que son dominantes.7 No desdeñamos la idea de que la acción política se ha vuelto fundamentalmente inestable, y de que tampoco es posible pensar a los sujetos de la política en procesos o sucesiones continuas. Sin embargo, el análisis de la acción política nos lleva a preguntarnos por los modos de representación a través de los cuales los actos se inscriben en una tradición de lucha y las disputas semánticas alimentan una discursividad. Es importante considerar, entonces, que estas formas de representación tienen necesariamente que estar orientadas por estructuras más flexibles que permitan a los actores aprovechar las coyunturas y fortalecer la capacidad de movilización y visibilización de significaciones en torno a ellas. Pero también requieren del impulso de procesos de mediano y largo plazo que busquen la reflexión colectiva sobre las experiencias de confrontación y disputa, así como de producción de conocimiento y aprendizaje al respecto. La combinación de esta capacidad de acción directa y oportuna, con la puesta en marcha de procesos de reflexión sobre la acción con mayor profundidad, permite a los actores detonar modalidades de acción política en diversos escenarios, con la consecuente producción y visibilización de significaciones que hagan frente a los discursos dominantes; y también permite abrir intercambios cuyos ritmos, exigencias y necesidades respondan a otra temporalidad. En el primer plano se imponen intervenciones puntuales con amplia visibilidad cuya radicalidad está orientada por el desmontaje in situ del carácter que tienen los modos de enunciación institucionalmente reconocidos y la aparición de
de significaciones. Es en estos escenarios de disputa semántica donde emerge como posibilidad un proyecto político como horizonte de transformación. Los actores involucrados no son actores políticos como producto de una tradición organizativa o por su participación en espacios reconocidos de lucha política. Lo son en la medida en que participan de actos y crean escenarios de disputa semántica y de desclasificación y reordenamiento de las relaciones sociales con base en modos distintos de nombrar y organizar el mundo En este sentido emergen como sujetos de la política cuando sus acciones interrogan las significaciones que predominan en el espacio público. Su carácter emergente, sin embargo, no excluye la configuración de una trayectoria propia pensada más como encadenamiento de actos políticos que configuran escenarios más amplios de disputa. No es por tanto a través del establecimiento de identidades constituidas y reconocidas como se abren espacios de contienda política. Estos escenarios de producción semántica no pueden ser pensados al margen de un contexto en el cual se examinan y se ponen a prueba continuamente formas nuevas de representación. A través de estas formas se busca, de una u otra manera, alcanzar cierto grado de permanencia y duración. Por ello entran en esferas en las que negocian espacios, que buscan fijar ámbitos específicos de interpretación de las significaciones, plegándose a una forma institucional (lo que Laclau llama sedimentación)5 Ello no significa que la disputa por las significaciones deje de existir al dar paso a formas que adoptan una perspectiva institucional. Existen también en estos escenarios sentidos y significaciones que tienen una idea distinta de la constitución de estas formas más duraderas, que entran también en disputa y ponen en juego concepciones distintas de lo que debe estar presente en dicha constitución. La noción de disputa semántica, atribuida a la acción política, abre entonces un panorama a través del 5
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En el sentido propuesto por Jaques Rancière, El desacuerdo. Política y Filosofía, Nueva Visión, Buenos Aires, 2007.
7 Laclau habla de modos de representación a los que puede dar lugar el no ser tomados en cuenta. Ernesto Laclau, La razón populista, fce, Buenos Aires, 2005, p. 306.
Ernesto Laclau, La razón populista, fce, Buenos Aires, 2005.
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significaciones alternas. En el segundo plano se pone en juego otro aspecto de la experiencia que apunta tanto a compartir y construir una perspectiva común como a realizar esfuerzos constantes de refundación sobre normas concertadas. Si nos atenemos a la definición de acción política que hemos empleado, entendida como producción de escenarios de disputa semántica que permean el acontecer social, es posible señalar que sólo en el primer plano se pone en juego como tal la acción política, mientras el segundo plano corresponde más bien a lo que Ranciére denomina policía (policies).8 Sin embargo, sería ingenuo pensar que estos escenarios de disputa sean solamente producto de una aparición repentina de otras significaciones que toman la forma de algo que se revela sin una elaboración o trabajo previo. Ciertamente, se trata de significaciones que adquieren una cierta densidad en un momento determinado, pero hay un soporte que las sostiene que a mi juicio tiene un carácter no visible, cuya dinámica está inserta en una temporalidad otra que no es la de la visibilidad y protagonismo en la escena pública.
Me refiero a lo que se ha denominado como procesos de larga duración,9 que esencialmente maduran en entramados sociales cuyas relaciones toman un carácter fundamentalmente injusto, agraviando a una parte de la población. Bajo esta perspectiva, ambas esferas de la experiencia pueden suscribirse bajo el signo de la acción política, siempre y cuando se reconozca que los momentos en los que ocurre una puesta en escena que da lugar a la enunciación de otras significaciones cuenta con soportes de la experiencia en los cuales estas significaciones maduran, sin llegar a revelarse y detonar en un escenario público determinado. También es posible señalar que, a posteriori, se convierten en memoria de una huella que orienta a futuro una nueva acción política.
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*Este trabajo resume mi tesis de doctorado titulada Subjetivación y acción política. Posgrado en Ciencias Sociales, Universidad Autónoma Metropolitana, Xochimilco, México, 2010.
Jacques Rancière, op. cit.
Antonio García de León, Fronteras interiores, Océano, México, 2002, p. 24.
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pensar hoy en Poder Popular
(EN TORNO A UN LIBRO DE ADOLFO ORIVE)*
Ma. del Carmen Legorreta
uno de los puntos principales en que ha descansado la concentración y el abuso del poder y todo lo que se deriva de ellos: miseria, marginación, humillación, discriminación, división, desesperanza y falta de futuro, entre otros tantos problemas. Se trata de una práctica que reproducimos fácilmente, o a la que regresamos por costumbre, creyendo que es natural, sin saber de dónde viene y sin ponernos a pensar a dónde nos lleva. De esta creencia y costumbre se deriva ni más ni menos la falta de una amplia democracia social y nuestra histórica falta de ciudadanía. Reconociendo la importancia de estas costumbres, los brigadistas de la línea política reseñada en este libro entendieron la trascendencia de la frase de Marx: “La emancipación del pueblo sólo puede ser obra del pueblo mismo” y la hicieron su bandera. A partir de ello se plantearon como objetivo principal generar procesos organizativos y de lucha en los que los diferentes sectores del pueblo aprendieran a ser sujetos de su historia.
Introducción Presentar un libro siempre es importante. Representa muchas veces el nacimiento de algo nuevo que promete cambios. Pero presentar Poder Popular. Construcción de ciudadanía y comunidad, es algo aún más especial y trascendente. Se trata precisamente de un libro cuyo interés primordial es la transformación social. Posiblemente, los que desconocen los antecedentes del libro pensarán: hay muchos de ellos. Pero éste es muy especial porque contiene ideas e historias verdaderamente excepcionales y sumamente valiosas sobre cómo lograr e impulsar este tan necesitado cambio social que anhelamos en México. Antes de comentar algunas de estas ideas e historias quiero empezar resaltando que una de las virtudes de este libro (y de la línea política que lo inspira) es que reconoce que la dependencia económica, política, social y cultural en la que el paternalismo y el autoritarismo han sumido históricamente a las clases y grupos populares, es una de las principales condiciones para la reproducción de la desigualdad, de la injusticia y de la dominación en México. Esta dependencia tiene varias expresiones, una de ellas (continuamente señalada en el libro) es la pasividad; otra es la creencia de que necesitamos quien nos resuelva los problemas. Debajo está la creencia de que nosotros no podemos hacerlo, porque no nos damos cuenta que siempre somos más grandes que nuestros retos. Y derivada de las mismas costumbres de dependencia se generan las costumbres caciquiles y autoritarias en el seno de las mismas comunidades del pueblo. De esta forma la misma gente del pueblo se convierte en un eslabón de la cadena con la que establece la dominación para todos. Quiero resaltarlo porque en las observaciones y análisis que he tenido oportunidad de hacer he podido confirmar que esta inculcada costumbre de creernos incapaces y dependientes, o como las señala Adolfo Orive, trayecto-dependencias culturales, constituye
Cuerpo De estas ideas centrales se derivan otras ideas igualmente excepcionales e importantes, expresadas por Adolfo Orive y José Luis Torres con claridad y pasión en este libro. La idea de construir bases sociales de apoyo. Una de las más trascendentes. Implica que “no puede haber democracia sin demócratas”. Que para hacer los cambios hay que constituirse en nuevos sujetos. Que la tarea estratégica es generar procesos de cambio social en donde el objetivo principal es la creación de sujetos colectivos que desarrollen las capacidades de trasformar por sí mismos sus condiciones sociales. Esta idea muestra que los protagonistas del cambio son los miembros del pueblo, y es diferente a la idea del subcomandante Marcos de “mandar obedeciendo”, que centra el protagonismo en la parte dirigente. Relacionado con ello, los autores nos insisten en la importancia de
*Adolfo Orive (coord.) y José Luis Torres, Poder Popular. Construcción de ciudadanía y comunidad, Juan Pablos Editor/ Fundación México Social Siglo xxi, México, 2010.
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la acción colectiva, de formar comunidad, su papel real en los procesos de empoderamiento económico, social, político y cultural. La creencia de que un individuo puede desarrollarse solo es desmentida. Método de pretextos y objetivos. Es indispensable que este objetivo estratégico de construirse como nuevos sujetos esté todo el tiempo relacionado con las demandas y resolución de problemas inmediatos y concretos de la gente. Lucha paso a paso. La adaptación de la estrategia vietnamita de los cuatro pasos: 1) Preparar las ideas entre la gente para empezar a construir al sujeto; 2) Preparar las fuerzas: asegurar la fuerza ideológica, política y numérica para alcanzar la victoria; 3) Preparar el terreno de la lucha, dividiendo a los enemigos para enfrentar sólo al principal; y 4) Contraataque, asegurándose el cumplimiento de las acciones planteadas para la ofensiva. Lucha de movimientos. Para asegurar la victoria y alcanzar todos los objetivos, la idea de elegir la lucha de movimientos o “lucha de la pulga”, en vez de dar la lucha de posiciones o “lucha de la garrapata”. Una idea que enseña a controlar el coraje para no caer en situaciones riesgosas. Lucha prolongada y por etapas. Porque la tarea es que las clases populares se transformen a sí mismas para erradicar el peticionismo, el seguidismo, las ideas que alimentan la dependencia y recuperan la confianza en sí mismas (implica que el Poder Popular es proceso no suceso). Cambio de terreno. Evitar lo más que se pueda los enfrentamientos y buscar el tiempo y el terreno que garantizará más la victoria y el fortalecimiento del sujeto.
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Uno de los principales atributos del libro es que éstas y otras ideas centrales (como el método de unidad política-lucha ideológica, error necesario, correlación de fuerzas) están constantemente explicadas en el libro y en un glosario, lo que muestra la deliberada vocación pedagógica de la línea de Política Popular presentada por este libro. Todo ello implica dar una lucha más constructiva y propositiva que opositora; más interna, basándose en las propias fuerzas, desarrollando al máximo las capacidades, en lugar de enfocarse principalmente en la confrontación con actores externos. Implica reconocer que en esencia la autonomía se construye, no se pide, no se demanda. Mostrando la plena vigencia de todas estas ideas, Adolfo Orive presenta en una parte del libro su equivalencia con términos y preocupaciones actuales sobre la democracia y la construcción de ciudadanía, entre otros. Por todas estas ideas y por su vocación pedagógica, este libro forma parte de una escuela, de una efectiva universidad que reúne y renueva lo mejor del pensamiento universal que se ha puesto al servicio del pueblo y del cambio social: para enseñar cómo se ha luchado y se puede seguir luchando contra la corrupción, la pobreza, la enfermedad, la desigualdad, la injusticia, la marginación, la discriminación, el racismo, la división, entre tantos otros problemas. Se trata (en resumen) de una selección de las mejores ideas políticas de izquierda. En este libro se muestra que es tal la importancia de estas ideas-semilla que generaron historias extraordinarias de las que muchos de los aquí presentes forman parte. Por lo pronto nos presentan cinco de estas historias; otras están pendientes de escribirse.
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Historias Una de ellas es la admirable historia de la Unión de Ejidos Colectivos de los valles del Yaqui y Mayo en el Sur de Sonora. Una historia en la que de trabajadores agrícolas pasaron a crear decenas de ejidos colectivos, la unión de crédito más grande del país, un fondo común de aseguramiento y alcanzaron una productividad en el trigo que superó a la de los ejidos parcelados y de propiedad privada, entre otros logros. También se constituyó en un referente fundamental de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (unorca). Otra de ellas es la historia de la Unión Ejidal Bahía de Banderas, en el sur de Nayarit, en la que ejidatarios que producían maíz individualmente decidieron y lograron producir colectivamente hortalizas de exportación y participar en el desarrollo turístico de la Riviera Nayarita, enfrentando la oposición discriminatoria de los funcionarios públicos. Crearon además una escuela primaria de excelencia. Una más es la historia de la Unión de Ejidos Luz de la Montaña, de Guerrero, donde se encontraba, antes de la lucha y la organización, una de las poblaciones con
mayor pobreza extrema del país. Aquí las comunidades tlapanecas aprendieron a quitarse de encima a los coyotes que acaparaban café y la dependencia de los programas asistencialistas, alcanzando como resultado de su propio esfuerzo mayores niveles de productividad y la venta directa a los grandes compradores de la ciudad de México. La historia de la Sección 147 del Sindicato Nacional Minero Metalúrgico, en Monclova, Coahuila, donde se encontraba la siderúrgica más grande del país, perteneciente a Altos Hornos de México. En ella los campesinos pasaron a ser obreros, después a conquistar plazas de planta: se sacudieron la dependencia de los dirigentes sindicales charros. Implicó la organización democrática sin precedentes de 14 mil obreros. Como señalan Adolfo Orive y José Luis Torres, estos obreros demostraron que la competitividad y el aumento de la productividad se consiguen incrementando la capacidad tecnológica y organizacional de los trabajadores, no reduciendo salarios y afectando las condiciones laborales de los trabajadores.
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La historia de la Unión de Uniones Ejidales y Grupos Campesinos de Chiapas. José Luis Torres relata de forma apasionante algunas de las luchas agrarias, la tensa situación que implicaron, como la lucha por la tierra de algunas fincas en Simojovel, en Sabanilla, entre otras. La inteligencia con la que evitaron la represión. La efectividad con la que recuperaron algunas fincas. La lucha contra la brecha en la Selva Lacandona. La historia de la Unión de Ejidos Lucha Campesina de los tojolabales; su lucha por el transporte. La lucha y los logros alcanzados en la producción y comercialización del café. La historia de la construcción de la Unión de Crédito Pajal ya cak tic. La novedosa construcción de la asociación en participación kipaltic y de la Universidad Campesina. En esta narración se puede encontrar la importante participación de compañeros como don Salvador Díaz, Pablo Méndez, de San Miguel, de la zona tzotzil; de Fernando Jiménez, tojolabal de lucha campesina. En la construcción de estas historias establecieron relaciones horizontales de apoyo entre todas ellas y con otras organizaciones populares, como los trabajadores siderúrgicos y mineros de Monterrey, Lázaro Cárdenas, Peña Colorada y la cuenca carbonífera de Coahuila, la Unión Obrera Independiente, el sindicato de telefonistas, el de la industria nuclear, el de la unam, entre otras. Se aprendió también a hacer alianzas coyunturales con instituciones públicas y privadas a partir de la autonomía de las organizaciones sociales. Se sembró y cosechó la costumbre de: hacer juntas chicas y en ellas se aprendió la confianza de poder informarse, saber, comprender más, la confianza de poder opinar, la confianza de poder decidir.
En fin, es un libro que nos relata historias para muchos increíbles, que demuestran lo que son capaces de hacer las comunidades y el pueblo, incluso el más marginado, cuando aprende formas de organización democrática. Historias que contradicen las persistentes ideas de que los indígenas y los grupos sociales subordinados no pueden, son incapaces o no merecen una mejor vida.
Cierre El libro identifica claramente los errores y las dificultades para la construcción del Poder Popular. Nos recuerda las constantemente presentes debilidades internas: a veces gana la división, el oportunismo, la corrupción, la desconfianza, la desesperación, la desesperanza, la prisa, el voluntarismo, el protagonismo: la tentación de convertirnos en eslabones de la dominación y del abuso del poder funcionando con prácticas caciquiles a cambio de algunas migajas de poder o dinero. Cuando eso pasa se pierde confianza en sí mismos, gana la idea de que no se puede y que se depende de condiciones externas. Es bueno regresar a los orígenes de estas historias para reconocer a dónde conducen los caminos del oportunismo e individualismo ególatras y de la desesperación. Adolfo Orive y José Luis Torres también abordan el tema de los enemigos del Poder Popular: el autoritarismo histórico, el neoliberalismo actual. Debido a estos enemigos y a los propios errores algunos de estos movimientos no tuvieron continuidad y otros están actualmente pasando por momentos críticos, enfrentando nuevos retos y esperando mejores tiempos. Por lo pronto, algo trascendente queda en firme: la constatación de que es posible construir el Poder-Poder; que este es un camino seguro para construir ciudadanía, comunidad y una democracia más integral; y que con este poder sí es posible mejorar la calidad de vida del pueblo. Este libro convoca, a partir de estos inspiradores ejemplos y estas grandes ideas e ideales, a seguir las luchas, a pasar a las siguientes etapas, a reencontrar este camino de construcción de Poder Popular, ciudadanía y comunidad, porque posibilita realmente la emancipación, la autonomía, la libertad, la justicia, la igualdad y la dignidad. Por último, para mí es significativo presentar este libro porque tuve la oportunidad de participar en una de estas organizaciones generadas por esta línea, en la aric Unión de Uniones de Ocosingo, Altamirano y Las Margaritas: participar y conocer estas ideas y estas otras historias ha sido la mejor escuela de organización social que haya conocido.
*** Son historias de miles de indígenas, campesinos, obreros, amas de casa, estudiantes y profesores que aprendieron a levantarse con dignidad e inteligencia para demostrar cuánto valen y cuánto son capaces de contribuir al engrandecimiento de sus comunidades y de todo México. Son historias e ideas que nos hablan de grandes valores sociales convertidos en efectiva práctica cotidiana de miles de hombres y mujeres, valores tales como: dignidad, solidaridad, creatividad, productividad, inteligencia, capacidad estratégica, desarrollo, aprendizaje, crecimiento personal y comunitario. Valores que transformaron a fondo sus vidas y que permiten demostrar la trascendencia del Poder Popular. Son historias en las que se demuestra que los protagonistas son los que transformaron el desprecio y la humillación en fuerza, dignidad y desarrollo de capacidades. Son historias que nos muestran que las personas del pueblo pueden ser las verdaderas protagonistas de los cambios sociales, de las más profundas y reales revoluciones.
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*Texto leído el 19 de diciembre de 2010. Teatro Zebadua, San Cristóbal de las Casas, Chiapas. 64
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El Monte Rushmore de Brasil Si hubiese un monte Rushmore en Brasil... así arranca un texto decembrino el columnista Leonardo Attuch, de la revista Istoé, que completa con la obviedad: “el rostro de Luiz Inácio Lula da Silva estaría ahora siendo esculpido en roca”. El fin del gobierno de Lula –que no de la era Lula, dicen los enterados– trae consigo cascadas de interpretaciones y de cifras sobre sus logros. Las últimas se resumen en un dato de diciembre de 2010: 87 por ciento de los brasileños aprueban su gestión (ese ícono mundial llamado Nelson Mandela terminó su mandato con 82 por ciento). Attuch pone las caras de otros dos presidentes brasileños en el inexistente Rushmore brasileño (¿en el Pan de Azúcar?): Getulio Vargas, el primer “padre de los pobres”, y Juscelino Kubitschek, el constructor de Brasilia. La diferencia es, claro, que mientras Vargas y Kubitschek murieron trágicamente, hay Lula para rato. ¿Y lulismo para más?
Oliveira, fundador del Partido de los Trabajadores, lo es– usan referencias regionales para atacar al presidente que se despide con la aprobación más alta de la historia: el “presidente obrero” es el creador de un monstruo que tiene algo del pri mexicano y otro tanto del peronismo. A la hora de poner a Lula en la Historia, sin embargo, sus partidarios prefieren apuntar al Norte. André Singer, vocero de Lula en su primer mandato y reconocido en Brasil como un experto en el lulismo, sugiere líneas paralelas entre Da Silva y otro personaje que bien podría estar en el Rushmore: Franklin D. Roosevelt. Arranca Singer con la evocación de un pasaje de El 18 Brumario de Luis Bonaparte, en el cual “Marx muestra cómo es frecuente que los actores de una determinada época busquen inspiración en los acontecimientos de otra”. Los programas iniciados durante el primer mandato de Roosevelt, para hacer frente a las crisis de 1929 (conocidos en conjunto como New Deal), permitieron “un salto en la calidad de vida de los pobres y propiciaron una mayor igualdad entre los ciudadanos estadunidenses”. Es lo que hizo Lula al propiciar que 32 millones de brasileños saltaran a la clase media –en Brasil le llaman “clase C”– y que 23 millones brincaran la línea de la pobreza.
Roosevelt/Lula El gigante latinoamericano “vive volcado hacia sí mismo”, en la definición del sociólogo paulista Francisco Chico de Oliveira. Quizá por eso no abundan los juegos de espejos con la América Latina. Si acaso los opositores –De
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¡Culpa de Lula! En los atestados aeropuertos de Sao Paulo, Río de Janeiro o Salvador de Bahía es posible mirar algunos efectos, por ejemplo, en los gestos de asco con que las señoras popis miran a los inexpertos viajeros primerizos que no saben ni dónde meter la maleta (entre julio del año pasado y julio del presente, 8.5 millones de brasileños viajarán en avión por primera vez en sus vidas). A carcajadas lo frasea Emiliano José, ex guerrillero y ex diputado, en un restaurante repleto en Salvador de Bahía: “Si hay muchos automóviles, culpa de Lula; si los aeropuertos están llenos, culpa de Lula; si no hay lugar en los restaurantes, ¡culpa de Lula!” En esos lugares se pasea ahora la nueva “clase C”, responsable del 76 por ciento del consumo del país. Nadie dice que Lula hizo una revolución. Apenas puso a Brasil en el camino de “la disminución de las desigualdades, un proceso que recién comenzó”, como dice el sociólogo carioca Emir Sader. Si acaso votaron por él, las señoras con cara de asco no repitieron su error y evitaron sufragar por Dilma Rousseff, la ex guerrillera y técnica eficiente que Lula escogió para sucederlo: “La clase media se apartó del presidente, pero los electores pobres tomaron su lugar”. Igual le pasó a Roosevelt, sostiene Singer en su sugerente artículo “El lulismo y su futuro”.1
Desigual entre los desiguales Omar Garfias, experto mexicano en desarrollo social y asiduo visitante de Brasil, piensa que una de las claves del éxito de las políticas lulistas es la participación ciudadana, que añade la fuerza de la participación popular a los programas gubernamentales. La otra clave es visible aún en la pobreza que salta a la vista en las favelas y el campo brasileños. “Brasil parte de una condición muy atrasada y desigual. Se había hecho muy poco, por lo que cuando este gobierno decidió hacer mucho, de inmediato se vieron los resultados”, dice Garfias. Robinson Almeida, secretario de Comunicación del gobierno de Bahía, asiente cuando se le repite la frase de Emir Sader: “Brasil es el país más desigual del continente más desigual del planeta”. Y pone su parte: “Sí, y aquí estamos en la región más desigual de Brasil”. En el Norte y el Noreste, Rousseff venció a su oponente, José Serra, por amplísimos márgenes (10.7 millones de votos). De ahí salió la familia Da Silva hace varias décadas para buscarse la vida en Sao Bernardo do Campo, a las afueras de Sao Paulo.
1
Revista Piauí, octubre de 2010.
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El anestesista “Hemos permitido el mito de Lula. Pero Lula no es un revolucionario. Procedía de la clase obrera y se comporta como si fuera parte de la vieja elite conservadora”, dice Fernando Henrique Cardoso al Financial Times. “En cierto modo, Lula tiene anestesiado a Brasil”. Eso dice el Cardoso de campaña, porque unos meses antes, en febrero de 2010, afirmaba: “Como ex presidente, creo que el país va bien”. Claro, siempre define con humildad: lo que hice yo es lo que permitió que el país avance.
Lula y la izquierda “moderna” Cierta izquierda latinoamericana adora a Lula tanto como alucina a Hugo Chávez, desprecia a Evo Morales y se pitorrea de Cristina Kirchner. Para ella, Lula es el más acabado ejemplo de la “izquierda moderna”, el modelo a seguir para terminar de una vez por todas con los caudillos. La adoración llega al punto de que a Lula le perdonan incluso –porque nunca mencionan el hecho– que haya elegido a su sucesora mediante un dedazo. En la campaña electoral –la de Rousseff, no la suya– Lula sólo faltó a un par de los actos importantes y era siempre el orador de cierre. Dilma dejó de asistir al primer mitin de la segunda vuelta, a principios de octubre pasado, porque coincidía con un debate televisado. La ausencia fue aprovechada por el presidente para referirse a su selección: “¿Por qué diablos ese Lula, con tantos hombres a su alrededor, tantos hombres cerca de él la vida entera, fue a escoger a una mujer para ser presidente de la República? Yo podría haber escogido un diputado, un senador, un gobernador, ¿no podría? ¿Por qué fui a escoger a Dilma? Hoy estoy convencido que mi decisión fue correcta”. Una frase así, en el contexto digamos mexicano, sería una prueba más de autoritarismo. No para la izquierda “moderna” que adora a Lula.
Las odiosas comparaciones ¿Lula sólo cosechó lo sembrado por Cardoso? Algunas cifras dan luz sobre ese debate que tanto gusta a la “izquierda moderna”. Según el Banco Central de Brasil –dejado en manos de los ortodoxos por órdenes de Lula–, durante los ocho años de mandato de Cardoso, el Producto Interno Bruto per capita disminuyó (en parte debido a la crisis asiática), mientras que bajo el gobierno de Lula ese indicador se triplicó. Conclusiones similares pueden obtenerse de otros indicadores como los que a continuación se enlistan. La mayor tasa de crecimiento de la economía en la época de Cardoso fue de 4.4 por ciento. Con Lula, de 7.5 por ciento. En 2001, los adversarios de Lula lanzaron una dura campaña de miedo que tuvo consecuencias económicas. Se divulgó la idea de que con un gobierno del petista el país caería en un abismo inflacionario y hubo fuga de capitales. Sin embargo, la inflación media anual en los ocho años de Lula fue de 6 por ciento (contra 9.1 por ciento de la era Cardoso). Al finalizar el gobierno de Cardoso, 44.7 por ciento de los brasileños eran considerados pobres. Lula dejó el poder con 29.7 por ciento de sus gobernados en la pobreza. Heredero de un turbulento escenario económico, Cardoso creó 5 millones de empleos. Al dejar el Palacio de Planalto, Lula había creado 15 millones, aunque nunca prometió ser el presidente del empleo.
El comensal Lula es apenas el comensal que disfrutó un banquete gracias a la receta de su antecesor, el arrogante sociólogo Fernando Henrique Cardoso. La idea anterior la repiten hasta el cansancio los convencidos de que los méritos del “tornero mecánico” se reducen a medidas como la reducción presupuestal, el incremento de impuestos y la reforma de las pensiones (“el paquete clásico de las ‘maldades’ neoliberales”, como dice Singer). La primera pregunta que provoca esta idea es: ¿por qué en otros países que han seguido a pie juntillas el recetario neoliberal no ha disminuido la desigualdad y los pobres se multiplican? Ciertamente, Lula mantuvo la ortodoxia y durante sus dos mandatos las ganancias de los banqueros, por ejemplo, fueron estratosféricas. Pero, al mismo tiempo (como explica de nuevo Singer), “hubo un conjunto de iniciativas en dirección contraria a las soluciones neoliberales. El lanzamiento de Bolsa Familia, en octubre de 2003, fue seguido por la expansión del crédito popular [...] y por la valorización del salario mínimo, iniciada en 2004. Las tres medidas fueron el comienzo de la recuperación económica por medio del fortalecimiento de un mercado interno de consumo de masas”. La “plataforma desarrollista”, que no era cosa nueva en Brasil, fue retomada por Lula y se expresa en los llenos totales de aeropuertos, autopistas y restaurantes. En las culpas de Lula, vaya.
La felicidad de los pobres... y de los más ricos Bolsa Familia atiende a 13 millones de familias brasileñas. Cada una recibe un promedio de 85 reales. En zonas enteras del país, el dinero de ese programa es prácticamente el único motor de la economía. Pero el año pasado los poseedores de títulos de la deuda pública se llevaron 23 veces más dinero que los 12.6 millones de familias beneficiarias del programa insignia del lulismo. Un lulista que tiene una espléndida oficina en un rascacielos de la emblemática Avenida Paulista de Sao Paulo, lo pone así: “Lula tiene contentos a los muy ricos y a los más pobres”. El propio Lula lo dijo en el discurso con el cual asumió su segundo mandato: “Nunca los ricos ganaron tanto, nunca los pobres mejoraron tanto su nivel de vida”.
Mata Hari del capitalismo Vladimir Safatle, profesor de la Universidad de Sao Paulo, ve a Lula como “una especie de Mata Hari del capitalismo global”, porque modificó la situación de los pobres “sin colocar en riesgo las ganancias del sistema financiero”. las dos manos de lula
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“Tenemos que ver el 31 de marzo de 1964 como un dato histórico de la nación, con sus pros y contras, más como dato histórico. De la misma forma, los desaparecidos son historia de la nación, de la que no tenemos que avergonzarnos ni vanagloriarnos”, fue la respuesta del ministro de Seguridad Institucional, general José Elito Siqueira, encargado de la protección de Rousseff. “Hay que mirar hacia adelante, para las próximas generaciones, y podemos estar perdiendo tiempo, espacio y velocidad buscando situaciones aisladas del pasado”, se siguió de largo el general. La presidenta Dilma Rousseff, ella misma detenida y torturada durante la dictadura, obligó al general a pedir una disculpa pública. Algunos analistas brasileños ven en el anterior episodio sólo una repetición del estilo Lula, quien consiguió “transplantar los conflictos sociales hacia dentro del Estado”. Así, el conflicto entre el agronegocio y la reforma agraria se convirtió en una batalla entre los ministerios
La chimuela A Dilma Rousseff la dejaron chimuela. A Jacques Warner, el petista que buscaba y consiguió la reelección como gobernador de Bahía, le pusieron cuernos. Así trataba la calle la propaganda electoral. La imagen de Luiz Inácio Lula da Silva, que acompañaba a los anteriores en todos los anuncios, nunca fue tocada por los graffiteros.
El transplante Apenas corría la primer semana de Dilma Rousseff en el gobierno, cuando dos de sus ministros sostuvieron en público posiciones encontradas. “El Estado brasileño tiene que restacar su dignidad en relación con los muertos y desaparecidos de la dictadura”, dijo la ministra de Derechos Humanos, María do Rosario, al anunciar que continuará bregando por la creación de una Comisión de la Verdad que investigue los crímenes de los militares que gobernaron Brasil entre 1964 y 1985.
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Buarque de Hollanda, cantautor y ahora escritor hizo un discurso muy breve que resumió el ánimo de los asistentes: “Esta mujer de fibra, que ya pasó por todo, no tiene miedo de nada. Va a heredar un sentido de justicia social, un hito del gobierno de Lula, un gobierno que no corteja a los poderosos de siempre, que no desprecia a los campesinos sin tierra, a los maestros, a los barrenderos. Un gobierno que habla de igual a igual con todos, que no habla fino con Washington y no habla fuerte con Bolivia y Paraguay”. Ana de Hollanda, hermana de Chico, fue nombrada ministra de Cultura por Dilma Rousseff.
de Agricultura y de la Reforma Agraria. El conflicto entre los grupos de derechos humanos y las viudas de la dictadura militar, una batalla entre el Ministerio de Defensa y la Secretaría de Derechos Humanos; la disputa entre desarrollistas y monetaristas, en una bronca entre el Ministerio de Hacienda y el Banco Central. Una “lógica de trasposición de conflictos”, dicen los analistas. O dicho de otro modo, la actuación de las dos manos de Lula, un hábil negociador desde sus tiempos de sindicalista.
A dos manos Sí, Lula mantuvo “las líneas de conducta del recetario neoliberal”, como dice Singer, pero con su mano izquierda –en la que tiene sólo cuatro dedos, pues perdió uno en un accidente de trabajo cuando era tornero– se lanzó a fondo con una estrategia desarrollista. Y sonreía cuando George W. Bush visitó Brasil en 2007. Mientras Bush hablaba, con el presidente brasileño a su lado, afuera había protestas. Entre los organizadores del rechazo estaba el partido de Lula.
La aristocracia obrera Olvidemos un momento el salario mínimo. Al parecer, Lula entendió con claridad lo que en México hace algunos ayeres enunciaba un gurú del Pronasol (y que en México nunca se hizo realidad): “La mejor política social es pagar mejores salarios”. Los obreros mejor pagados de Brasil son los de la industria paulista, en el cinturón que rodea a la capital económica del país. Hacia fines del año pasado, sus salarios, en dólares, eran 154 por ciento más altos que en junio de 1994, cuando comenzó el Plan Real y la economía se estabilizó.2 Hay otro punto de comparación que subraya la mejora de los ingresos de los obreros que trabajan en la zona donde Lula fue “mecánico tornero”. En septiembre de 2002, las encuestas apuntaban al triunfo de Lula, tal como ocurrió. Una de las reacciones del mercado fue el ataque especulativo contra el Real, que sufrió una seria desvalorización. Si se toma el dólar del inicio de Lula, el aumento de los salarios en la industria paulista llega a 286 por ciento. Por algo será que las importaciones brasileñas de bienes de consumo crecieron 50 por ciento, de enero a septiembre del año pasado.
El regreso de Chico Buarque Uno de tantos videos que circularon en la campaña mostraba a Brasil convertido en una “nueva Venezuela”. Mientras se mostraban imágenes de tanques en las calles, la voz fuera de cuadro decía: “Usando su mayoría en el Congreso, Rousseff va a aprobar proyectos de ley para discriminalizar el aborto y cobrar impuestos a las iglesias [...] Lula se declara traicionado. Dilma contraataca al anunciar que la Policía Federal va a investigar a Lula por indicios de corrupción [...] Dilma envía tropas al Congreso [...] Llegan tropas venezolanas de apoyo”, y así por el estilo. El tufo de Guerra Fría que salía de la campaña de Serra tuvo un efecto boomerang. Muchos artistas e intelectuales que se habían alejado del Lula presidente, volvieron a cerrar filas con el pt, como no sucedía desde la contienda de 1989. El acto más significativo se realizó en Río de Janeiro, en octubre pasado. Un teatro lleno de la inteligencia del país otorgó su respaldo a la candidata de Lula. Ahí le entregaron un documento con las firmas de respaldo de 10 mil artistas e intelectuales, una parte de los cuales habían apoyado a la candidata Marina Silva (Partido Verde) o al aspirante del Partido Socialismo y Libertad, Plinio Arruda, ambos alguna vez miembros del partido de Lula. “Si Lula venció al miedo, Dilma vencerá a la mentira”, dijo en la apertura el teólogo Leonardo Boff. El más ovacionado fue el arquitecto Oscar Niemeyer, uno de los diseñadores de Brasilia, puesto que sus 102 años de edad no le impidieron asistir. Un personaje cuya presencia fue “rara”, según los medios brasileños, fue el segundo más ovacionado. Chico las dos manos de lula
Los porcentajes de la izquierda Los presidentes mejor evaluados al término de sus mandatos han provenido todos de las filas de la izquierda. Lula se fue con 87 por ciento. Le siguen en la lista la chilena Michelle Bachelet (84 por ciento); el sudafricano Nelson Mandela (82 por ciento) y el uruguayo Tabaré Vázquez (80 por ciento).
Un nordestino que no se ahogó “Haga un favor a Sao Paulo: mate un nordestino ahogado”. “Gente, ¿qué estamos haciendo en twitter? A trabajar, para 2
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Datos de la consultora Rosemberg y asociados.
seguir manteniendo la Bolsa Familia de los nordestinos que sólo saben hacer hijos”. Así dicen dos de los miles de mensajes que circulan en las redes sociales apenas Rousseff se impone en la segunda vuelta electoral. “Ahogado” se refiere a las inundaciones que suelen dejar cientos de víctimas. La campaña de odio dura apenas un suspiro pero deja claro su blanco: la población pobre del Norte y del Nordeste del país, la región más atrasada y uno de los bastiones electorales del lulismo. Una parte de la base social opositora dio rienda suelta a sus prejuicios y su odio de clase: cientos de personas propusieron “matar un nordestino”. En realidad, el nordestino que odian se llama Lula, quien siendo niño fue llevado por su madre a Sao Bernardo do Campo, en la periferia de Sao Paulo, donde el joven Lula se hizo “tornero mecánico” en una fábrica automotriz. Pero aunque su base social está cansada de “mantener a los flojos del nordeste”, en la campaña Serra no sólo promete mantener Bolsa Familia, sino también aumentar su número de beneficiarios y, más todavía, ofrece un aumento al salario mínimo que sus propios partidarios consideran inviable. Datos como el incremento salarial, de 50 por ciento por arriba de la inflación (en Brasil equivale a 3 mil 760 pesos, mientras en México, con todo y el reciente aumento, es de mil 794 pesos). El salario sólo es uno de los ingredientes de un conjunto de políticas que, siguiendo la argumentación de Singer, permitieron a Lula “moldear un ‘marco regulatorio’, para usar una expresión del mundo jurídico, en el cual ocurrirán las próximas disputas electorales”. El modelo de país luego de ocho años de Lula en el poder ha ganado patente de continuidad. Singer lo pone así: “Partidos y candidatos divergirán en cuanto a los medios, mas los fines están fijados de antemano”. Y eso, aunque algunos votantes de la oposición digan en las redes sociales que ha llegado la hora de separar al rico Sur brasileño de sus hermanos pobres del Norte mediante “un muro igual al de Berlín”.
La viuda rica y la ruta propia “Si Lula hubiera mantenido la herencia de Cardoso el país habría quebrado”. Habla, en su departamento con vista a una de las hermosas playas de Río de Janeiro, el sociólogo Emir Sader, quien recibe descalzo a sus visitantes y se sumerge, en los días de la recta final de campañas, en el tema de “las bases que sentó Cardoso y que Lula continuó”. No admite Sader la figura: de haber seguido Lula el camino de Cardoso, dice, “el país estaría cercano a México”. Recuerda el sociólogo que, al final de su segundo mandato, Cardoso estaba dando los toques finales del acuerdo de libre comercio (alca) con Estados Unidos, un proceso que se detuvo con Lula mientras se abría paso a la integración regional. Esa decisión permitió a Brasil, dice Sader, salir rápidamente de la crisis más reciente. “Brasil resistió porque hemos diversificado el comercio internacional. El primer socio internacional de Brasil es China, el segundo es América del Sur y el tercero Estados Unidos”. La diversidad de socios comerciales, la “intensificación del comercio interregional” y el crecimiento del mercado interno de consumo personal son los tres ingredientes que permitieron a Brasil, dice el autor de El nuevo topo, librar “una crisis económica internacional generada en el centro del capitalismo. Por primera vez el pueblo no pagó el precio más caro. El gobierno bajó la tasa de interés durante la crisis, mientras que Cardoso elevó la tasa de interés a 48 por ciento en la crisis de 1999”. En cambio México... “México creyó que se había casado con una viuda rica, y resultó una viuda quebrada, fallida”, dice Sader.
La vitalidad ciega de Brasil “El atributo más importante de Brasil es su vitalidad: desmesurada, anárquica, casi ciega. Dar brazos, alas y ojos a esa vitalidad es la tarea del gobierno de Dilma”, escribe Roberto Mangabeira, amigo de Carlos Salinas y Vicente Fox, además de profesor de Harvard y ex ministro de Lula. Mangabeira se sumaba al coro de consejeros del gobierno que arrancó el 1 de enero y sugería, entre otras cosas, que la administración de Dilma trabaje para “sacar de la política la sombra corruptora del dinero” (estableciendo, por ejemplo, el financiamiento público de las campañas electorales), además de dar un “siguiente paso” en lo avanzado por Lula: “No basta popularizar las oportunidades de consumo. Es preciso capacitar a los brasileños y ampliar las oportunidades para aprender, trabajar y producir”.
La lección de Salinas En diciembre pasado, México solicitó al Fondo Monetario Internacional (fmi) la renovación por dos años y la ampliación de 48 mil a 73 mil millones de dólares de la Línea de Crédito Flexible. Al Sur, el país continente pasó de ser rescatado por el fmi (en 2002, a punto de recibir Lula el poder, recibió 30 mil millones de dólares), a ser acreedor con una aportación de cinco mil millones de dólares. De ahí extrajo Carlos Salinas de Gortari una lección que hace poco nos recetó: “Los brasileños utilizaron ese ‘boom’ del crecimiento latinoamericano y sacaron una gran ventaja”.
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El enojo del fraile A Lula no le faltan críticos desde la izquierda. Incluso sus amigos, como el célebre ex dominico Frei Betto, quien participó en el diseño del primer buque insignia del lulismo: el programa Hambre Cero. En una época, Carlos Alberto Libânio Christo, Frei Betto, oficiaba misa los domingos en la casa presidencial. Con el mismo entusiasmo ecuménico, es de suponerse, emprendió la tarea de encabezar un programa para “enseñar a pescar” a los pobres. Hambre Cero, decía el fraile, sumaba un buen número de políticas públicas (educación, salud, infraestructura, y el broche de oro de una reforma agraria) para, luego de dos años, poner a las familias beneficiarias en condiciones de “producir su propio ingreso”. Pero Hambre Cero fue desinflado para dar paso a la Bolsa Familia, un programa que, en opinión de Frei Betto, es de corte más bien asistencialista. “Quienes, dentro del gobierno, gestionaron la muerte del Hambre Cero a cambio del Bolsa Familia cambiaron, según mi parecer, un proyecto de nación por un proyecto de poder”, dijo Frei Betto al diario O Estado de Sao Paulo, en marzo de 2009. Pese a su distancia crítica, Frei Betto respaldó a Dilma. En las filas del lulismo ven sus opiniones como un simple “afán de justificación personal” porque Hambre Cero no funcionó.
Un líder popular, no de izquierda El sociólogo Francisco Chico de Oliveira es un referente de la izquierda brasileña y abandonó el Partido de los Trabajadores en 2003, convencido de que su corrimiento a la derecha no tenía remedio. Con él se da el siguiente intercambio: –Se dice que Lula es el único político brasileño que “conecta” con el pueblo. –Es una media verdad [...] Él se ha hecho muy conservador. Él jamás llamó a la gente para ningún enfrentamiento (con los poderes económicos), ni lo hará. En los últimos 20 años, en Brasil y para el resto del mundo ha pasado como un liberal de izquierda, cosa que no es. Es un líder popular, pero no de izquierda. Él salió de un las dos manos de lula
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movimiento sindical que se enfrentaba con las grandes empresas para negociar. Surge en un momento en que se conjugan varios factores que hacen que el movimiento sindical parezca de izquierda.
ra con lo que puede ganar un pequeño traficante”, dice la alcaldesa del municipio Lauro de Freitas, en Bahía, Moema Gramacho.
“Ustedes pueden” La despedida de Lula fue larga. Desde antes de la primera vuelta electoral, el presidente brasileño hizo, una y otra vez, el balance de su gestión. “No hicimos todo lo que era necesario hacer, mas hicimos mucho más de lo que se haya hecho en cualquier otro momento de la historia de Brasil”, dice, por ejemplo, unas horas antes de ir a depositar su voto en la segunda vuelta, realizada el 29 de octubre pasado. El Día de los Inocentes, a cuatro días de dejar el poder, Lula eligió su tierra, Pernambuco, para despedirse de Brasil. Se dirigió especialmente a los obreros presentes: “Salgo de la presidencia y el legado más importante que quiero dejar es decirles que ustedes pueden llegar. Yo llegué y ustedes pueden. Sólo tienen que luchar e insistir en que ustedes pueden cambiar definitivamente la historia de este país”. Tal es el legado, dijo Lula, de “un tornero mecánico socialista y sin diploma de nivel superior [...] que hizo la mayor operación de capitalización en la historia del capitalismo mundial”.
Respuesta La primera vez que me preguntaron si era comunista, respondí: “Soy tornero mecánico”.3
Los sueños imposibles de la “clase C” Con ingresos mensuales que van de los 655 a los 2 mil 822 dólares, la nueva “clase C” brasileña suma casi 95 millones de personas. Gracias a su ascenso social, tres de cada cuatro brasileños tienen casa propia y muy pronto el número de teléfonos celulares superará al de habitantes. Pese al impresionante brinco, la “clase C” no puede comprar ni en sueños en la calle Oscar Freire, de Sao Paulo, donde es posible adquirir un reloj de 90 mil dólares, una chamarra de 40 mil pesos mexicanos o unos zapatos para dama de 16 mil. A dos cuadras de ahí hay gente que duerme en la calle. Trece millones de brasileños siguen viviendo con menos de un salario mínimo. Camino a ser la quinta economía del mundo y próximo anfitrión de la Olimpiada y la Copa Mundial de Futbol, Brasil está en el lugar 75 en el índice de desarrollo humano.
Corintiano y católico Al dejar Lula el poder, los medios brasileños reseñaron los hechos más significativos de su gobierno y recogieron algunas de sus frases. “Si al final de mi mandato cada brasileño puede comer tres veces al día, habré cumplido la misión de mi vida” (su primer discurso como presidente electo, 2002). “No seré como Getúlio (Vargas), Janio (Quadros) o Joao Goulart. Mi comportamiento será el de jk (Juscelino Kubitschek): paciencia, paciencia, paciencia” (2005). “Hay gente que no gusta de mi optimismo, pero soy corintiano, católico, brasileño y aún soy presidente. ¿Cómo podría no ser optimista? ” (2009). “Cuando deje la presidencia, voy a tener 65 años, y todavía tengo mucho que aportar al país” (2010).
El otro miedo Un estudio divulgado por el Instituto de Investigación Económica Aplicada (ipea –por sus siglas en inglés), dependiente del gobierno, revela que cerca de nueve de cada diez brasileños tienen miedo de sufrir crímenes como homicidio, asalto a mano armada o robo de casa habitación. El miedo a una agresión física alcanza 70 por ciento. Las imágenes de batallas campales en las favelas de Río de Janeiro, que hace unos meses dieron la vuelta al mundo, explican bien ese miedo. “La violencia no es por la pobreza, es por el crack. Es una competencia desigual. Un salario mínimo no se compa3
En el libro Lula, el hijo de Brasil.
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“No hay cosa más fácil que el cuidado de los pobres en Brasil. Con 10 reales, el pobre se contenta; el rico no, por más que se le dé, siempre quiere más, nunca se conforma” (2009).
¿Rey muerto? “A rey muerto, rey puesto”, dice Luiz Inácio Lula da Silva, y sigue hable y hable, mientras a su lado observa, en actitud afable, su sucesora. Dilma Rousseff, ya presidenta electa. Lula ocupa mucho tiempo para hablar de la catarata de versiones que durante dos días han publicado los medios brasileños sobre su papel en la integración del gabinete de Dilma y su influencia en la definición de las políticas del nuevo gobierno. “Un ex presidente de la República no indica ni veta, sólo da consejos, si le los piden”, dice, al salir al paso de esas versiones. Mira de reojo a la mujer que hizo presidenta y sigue: “Su gobierno tendrá la cara de ella”. Cuando a principios de enero Dilma da a conocer a los integrantes de su gabinete, la afirmación se relativiza: 13 de los 37 integrantes han sido ministros con Lula. Dado que Lula estaba impedido constitucionalmente para una segunda reelección consecutiva, muchos aquí hablan de su retorno en 2014. A fines del año pasado decía que era “temerario” pensar en ese tema, y añadía que Rousseff tiene “todo el derecho” de volver a ser candidata. Ella, por su lado, decía: “Un líder como Lula nunca estará lejos de su pueblo. Tocaré mucho a su puerta y tengo la certeza de que la encontraré siempre abierta”. “La gente se lo va a exigir, no es que él quiera”, me dice el petista Emiliano José, tan seguro de ese punto como de quién ha sido el mejor jugador de futbol de la historia.
El enigma Lula “Al que no lo descifra, Lula se lo come”. La frase de Emir Sader vale, dice él, lo mismo para la “ultraizquierda” que para la derecha. “La ultraizquierda dice que traicionó, que es un caso perdido, y le lanza ataques estilo (James) Petras. Y fracasó. Lo mismo que la derecha que creyó que el país iba a explotar con Lula o que él iba a quedar aislado”. En una crítica a la actitud de una parte de la izquierda frente al lulismo, incluida en su libro El nuevo topo, Sader concluye: “Existen dos estrategias posibles ante gobiernos contradictoria e híbridos [...] Una de ellas es la oposición frontal [...] Sus consecuencias son el aislamiento y la reducción a políticas doctrinarias y ultraizquierdistas, sin ninguna capacidad de acumulación de fuerzas y de construcción de proyectos y de bloques alternativos. Es una estrategia comprometida con la concepción de que el gobierno, ya sea el de Lula, el de Kirchner o el de Tabaré, es el enemigo fundamental que debe ser derrotado. Y dado que esos gobiernos serían la nueva derecha, es válido incluso hacer alianzas con la derecha tradicional para derrotarlos. “La segunda estrategia es la alianza con los sectores progresistas de esos gobiernos, con el fin de fortalecer los elementos que concentran el ataque contra la hegemonía del capital financiero, los acuerdos con el agronegocio, la autonomía del Banco Central y otros tantos aspectos negativos”. El Partido Socialismo y Libertad, surgido de una escisión del pt, así como otras expresiones electorales de la izquierda antilulista fueron prácticamente borrados del mapa en los pasados comicios. Los movimientos sociales, como el emblemático Movimiento de los Trabajadores sin Tierra (mst), siguen dando la batalla en la línea que Sader dibuja.
Pelé Uno de los funcionarios que repite en el gabinete es Gilberto Carvalho, jefe de asesores con Lula y secretario de la presidencia con Dilma, cuyas funciones incluyen la relación con los movimientos sociales. “Tengo miedo de hablar y convertir esto en una profecía mala, pero digamos que exista una dificultad en la economía, algún accidente de la economía mundial”, suelta Carvalho, apenas estrena el cargo. Se refiere a la contienda electoral de 2014 y le quiere parar los tacos a la oposición. “Creo que el gobierno de Dilma será muy competente. Si Dios quiere, haremos un gran gobierno y ella será reelecta. Pero si no es así, tenemos un comodín. Le digo a la oposición ‘calma, no se agiten mucho, tenemos carga pesada, tenemos a Pelé en el banco de suplentes’”.
¿Se fue realmente Lula? La pregunta la hace también la revista Veja, enemiga declarada del presidente y autora de algunas de las revelaciones de corrupción que marcaron –al menos en la agenda de los medios– la campaña electoral. La publicación dedica una portada más a Lula. Una caricatura lo muestra panzón y con atuendo playero: “Él saldrá de la presidencia. Pero, ¿la presidencia saldrá de él?”, dice el encabezado. las dos manos de lula
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Ventanas
Mizael sรกnchez
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VENTANA i Presentación como poesía. Sin duda Rulfo lo hubiese incluido entre los Retales que aparecieron en El Cuento de haber continuado con sus colaboraciones. Ofrecemos este texto de Rafael F. Muñoz a los lectores de Rojo-amate con la seguridad de que encontrarán justificada la admiración que sentía Juan Rulfo por su autor.
Juan Rulfo tenía entre sus autores predilectos al chihuahuense Rafael F. Muñoz, uno de los llamados “novelistas de la Revolución”. Escribió sobre él un texto que apenas en 2010 se ha dado a conocer, donde hace un recorrido por su obra y cita completo un breve capítulo de su novela Se llevaron el cañón para Bachimba, que lleva como título “Divagando”: es ejemplo de una prosa tan extraordinariamente trabajada que bien puede calificarse
Víctor Jiménez
Mizael sánchez
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EL MEZQUITAL Rafael F. Muñoz
En una hora de la tarde atravesamos nuevamente el mezquital, ahora perforado por la negra barrena resoplante de la locomotora. Era el mismo mezquital, compacto, invasor, que llegaba hasta los bordes inclinados del terraplén para tocar con sus ramas los discos rodantes y las tablas de los carros. Y al pasar a la carrera ante nuestra puerta, el mezquite me fascinó, me atrajo hacia él, me hizo completamente suyo. Lo había creído agresivo y es humilde. Es un arbusto del campo; nadie lo planta, nadie lo cuida; lo mismo asoma en el arenal que en las arrugas del basalto, donde los vientos han dejado una costra de tierra. Parece no tener sed ni hambre, pues crece donde nunca llueve y donde el suelo es estéril; vive de la luz, vive del viento, corre por el llano, sube por los flancos de los cerros, asoma curioso en la corona de los cantiles y se vuelca locamente por los precipicios. A veces es un solo tronco, grueso como un muslo; en otras son cien ramas que salen en todas direcciones de un mismo hoyo en la tierra, sin cuidarse de ser rectos, despreocupados, versátiles. Los troncos y las ramas son siempre chuecos porque un día quieren crecer para un lado y otro día para otro. No les interesa elevarse; en ocasiones, troncos gruesos como una pierna de hombre se arrastran por el suelo y abanicos de ramas trazan un arco verde como un pompón. Tiene una hoja pequeñita como el blanco de la uña, y cien de ellas salen de una varita alargada como una aguja. Tiene también espinas, pero nada más para proteger unas vainas rojas que se hinchan con la semilla, que caen, que se dejan arrastrar por la fuerza del viento y que van a convertirse en más mezquites, miles de mezquites, millones de mezquites, que no piden agua ni tienen hambre nunca. En algunos lugares llegan a ser más altos que un hombre a caballo; y careciendo de todo, siendo
misérrimos, faltos de don alguno, regalan un bien supremo: la sombra. Los becerros cansados, y las vacas sedientas, van a tumbarse bajo su ramaje a rumiar el pasto escaso; y los burros raquíticos, a calmar la sed con las vainas llenas de jugo. Los pastores y caminantes disfrutan también, dormitando tendidos en el suelo, mientras el sol declina. En otras regiones, el mezquite apenas puede llegar a la altura de la rodilla del hombre, porque sus raíces, por más profundamente que se extiendan, palpan tan sólo arena seca y movediza; impotente para dar sombra, se conforma entonces con aplacar la reverberación del sol sobre el arenal. Envejece cada año y el invierno lo vuelve gris. Después, sus ramas se van quedando calvas, ennegrecidas como por un incendio; se tornan quebradizas, caen en pedazos, se dispersan. Pero del palo duro que quedó enterrado, salen en primavera unos gusanos verdes; ¡el mezquite ha resucitado! No desaparecerá nunca asesinado, como otros árboles, por el hacha, porque sirve para muy poca cosa. Es eterno, como las rocas; es variable, como las ondas que el viento hace en las dunas. Vive sin necesidades, sin preocupaciones, sin cuidados. Se expande, se eleva, se arrastra. Llega confiadamente hasta la puerta misma de la casa del campesino; asoma, tímido, en las primeras calles de las poblaciones. Cuando lo quitan porque estorba, resurge más allá. Servicial, ofrece sus ramas para formar cercados espinosos que protegen a las gallinas contra el coyote voraz. Y cuando nadie lo utiliza ni para vallado, ni para leña ni para sombra, como es libre, como es alegre, como nada le preocupa ni le detiene, como no posee nada ni quiere nada, allá se va el mezquitero correteando por el llano, como un muchacho travieso que persigue la puesta del sol.
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Ventana ii Presentación Siempre que queremos hablar sobre la astucia y el valor humanos en el límite de sus posibilidades de expresión en el espacio-tiempo de la guerra acudimos a pasajes mítico-históricos como el de El Caballo de Troya; mas no tenemos que ir hasta las tierras homéricas de aquella Troya de la infancia humana para descubrir que otras mentalidades –más recientes y menos míticas que
aquellas– lograron pensar y convertir en práctica social concreta la referida mezcla de astucia y valor extrema. Nuestro “caballo de Troya”, indígena, es más reciente: del siglo xvi, cuando los araucanos infligieron a los españoles bárbaros de la Conquista una de las derrotas más sonadas de aquellos tiempos. Aquí la perla.
Julio Moguel
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EL CABALLO DE TROYA EN NUESTRA AMÉRICA Alonso de Ercilla y Zúñiga la Araucana (del “Canto ii”)1
Era en aquella plaza y edificio la entrada a los de Arauco2 defendida, […] y así los cautos bárbaros soldados de feno, yerba y leña iban cargados.
por el ímpetu nuevo enflaquecidos; entran en ellos, hieren y derriban y a muchos de cuidado y vida privan. Siempre los españoles mejoraban haciendo fiero estrago tan sangriento en los osados indios, que pagaban el poco seso y mucho atrevimiento. casi defensa en ellos no hallaban, pierden la plaza y cobran escarmiento; al fin de tal manera los trataron, que a fuerza de los muros los lanzaron.
Sordos a las demandas y preguntas siguen su intento y el camino usado, las cargas en hilera y orden juntas, habiendo entre los haces sepultado astas fornidas de ferradas puntas; y así contra el castillo, descuidado del encubierto engaño, caminaban y en los vedados límites entraban.
Apenas Cayeguán y Talcaguano salían, cuando con paso apresurado asomó el escuadrón caupolicano, teniendo el hecho ya por acabado; mas viendo el esperado efecto vano y el puente del castillo levantado, pone cerco sobre él, con juramento de no dejarle piedra en el cimiento.
El puente, muro y puerta atravesando miserables, los gestos afligidos, algunos de cansados cojeando, mostrándose marchitos y encogidos; pero dentro las cargas desatando, arrebatan las armas atrevidos, con amenaza, orgullo y confianza de la esperada y súbita venganza.
[…]
Los fuertes españoles salteados, viendo la airada muerte tan vecina, corren presto a las armas, alterados de la estraña cautela repentina, y a vencer o morir determinados, cuál con celada, cuál con coracina, salen a resistir la furia insana de la brava y audaz gente araucana.
Los españoles, sin poder sufrillo, dejan el campo y de tropel corriendo se lanzan por las puertas del castillo, al bárbaro la entrada resistiendo, levan el puente, calan el rastrillo, reparos y defensas previniendo; suben tiros y fuegos a lo alto, temiendo el enemigo y fiero asalto.
Asáltanse con ímpetu furioso, suenan los hierros de una y otra parte; allí muestra su fuerza el sanguinoso y más que nunca embravecido Marte. De vencer cada uno deseoso, buscaba nuevo modo, industria y arte de encaminar el golpe de la espada por do diese a la muerte franca entrada.
Pero viendo ser todo perdimiento y aprovecharles poco o casi nada, de voto y de común consentimiento su clara destrucción considerada, acuerdan de dejar el fuerte asiento; y así en la escura noche deseada cuando se muestra el mundo más quieto la partida pusieron en efeto.
[…] Viéndose en tanto estrecho los cristianos, de temor y vergüenza constreñidos, las espadas aprietan en las manos, en ira envueltos y en furor metidos; cargan sobre los fieros araucanos 1
Alonso de Ercilla y Zúñiga, La Araucana, Ensayo introductorio y notas de Ángela Inés Robledo y Betty Osorio, Panamericana, Colombia, 2001, pp. 57-61.
2 Arauco: dicen los presentadores de la obra: “Arauco. Nombre dado por los españoles a los indios que poblaban la zona entre los ríos Itata y Toltén. Se refería principalmente a los indios mapuches y una parte de los picunches. Más tarde, al generalizarse el nombre, se aplicó indistintamente a cualquier nativo que vivía desde la zona central hasta el seno de Reloncaví. Estos indígenas habían resistido primero la invasión de los incas y después la de los españoles.” Ibid., p. 19.
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in memorian 2006–2011 6 de enero
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VENTANA iii Presentación hechura de Alonso de Ercilla y Zúñiga, en las páginas de La Araucana.1 Ya Augusto Monterroso se encargaba de ilustrarnos sobre “El otro Aleph” de este magnífico escritor de tiempos tan remotos, sin pretender con ello quitar mérito alguno a Borges en su maravillosa historia de esa “esfera tornasoleada” que “Borges” se encontró en casa de Carlos Argentino.2 Esta es una posible explicación del fenómeno de esa específica reaparición del “Aleph” de Ercilla desde el “Aleph” de Borges. Pero hay otra que no cabe descartar: el Aleph de Ercilla fue capaz de ver la historia del Aleph de Borges precisamente a través de “su Aleph”, y entonces “la copió”. O viceversa, que no es lo mismo mas sí es igual. Si esta fuera la verdadera historia del asunto entraríamos entonces en un problema mayor: ¿cómo saber quién “copió” a quién? Para regocijo e interés de los lectores de Rojo-amate reproducimos aquí algunas partes del texto de Ercilla, acompañando a éste del fragmento del “Aleph” de Borges que corresponde. Julio Moguel
Hay ideas que provienen de la naturaleza más profunda del Ser (del Dasein, para utilizar la terminología de Heidegger) y reaparecen bajo distintas formas en el curso de la historia. Como cada mundo es específico, epocal, podríamos decir que en cada uno de esos mundos el Dasein genera sus propias y específicas polaridades entre el bien y el mal, sus propios cielos e infiernos, sus diablos y sus dioses. La reaparición epocal de la idea no puede ser entonces sometida a la prueba de la (estricta) originalidad: pues en el eterno retorno de lo mismo dicha originalidad no tiene más sentido que el que impone su (¿leve, grande, mayor?) diferencia, base única y posibilitante del también eterno nacer (torneado por el olvido). Este es el caso de “la idea” del Aleph. Corresponde en muchos sentidos a esa capacidad extraordinaria de la mente humana para captar el todo desde un punto dado del planeta, en el tiempo del no-tiempo al que llamamos instante. Por ello no debe sorprender a nadie que la idea borgiana del Aleph haya aparecido ya en otros aires y tierras, precisamente en el siglo xvi desde la magistral
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Alonso de Ercilla y Zúñiga, La Araucana, Ensayo introductorio y notas de Ángela Inés Robledo y Betty Osorio, Panamericana, Colombia, 2001.
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Augusto Monterroso, “El otro Aleph”, en La vaca, Alfaguara, México, 1998.
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EL ALEPH DE ALONSO DE ERCILLA Y ZÚÑIGA
(LA ARAUCANA: CANTOS XXVI Y XXVII)1
el mundo me mostró, como si fuera en su forma real y verdadera.
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[…]
Pero para decir por orden cuanto vi dentro de la gran poma lucida, es, cierto, menester un nuevo canto y tener la memoria recogida. […]
En un lado secreto y escondido donde no había resquicio de abertura, con el potente báculo torcido blandamente tocó en la peña dura; y luego con horrísono ruido, se abrió una estrecha puerta y boca escura por do tras él entré, erizado el pelo, pisando a tiento el peñascoso suelo.
[…] Era en grandeza tal que no podrían veinte abrazar el círculo luciente, donde todas las cosas parecían en su forma distinta y claramente: los campos y ciudades se veían, el tráfago y bullicio de la gente, las aves, animales, lagartijas, hasta las más menudas sabandijas.
[…] De mi fin y camino me olvidara, según suspenso estuve una gran pieza, si el anciano Fitón no me llamara haciéndome señal con la cabeza. Metióme por la mano en una clara bóveda de alabastro, que a la pieza del milagroso globo respondía, adonde ya otra vez estado había.
El mágico me dijo: “Pues en este lugar nadie nos turba ni embaraza, sin que un mínimo punto oculte reste verás del universo la gran traza: lo que hay del norte al sur, del este al oeste y cuanto ciñe el mar y el aire abraza, ríos, montes, lagunas, mares, tierras famosas por natura y por las guerras.
Quisiera ver la bola, más no osaba sin licencia del mago avecinarme, mas él, que mis designios penetraba, teniendo voluntad de contentarme, asido por la mano me acercaba, y comenzando él mismo a señalarme, 1
Alonso de Ercilla y Zúñiga, La Araucana, Ensayo introductorio y notas de Ángela Inés Robledo y Betty Osorio, Panamericana, Colombia, 2001, pp. 551-566.
EL ALEPH DE BORGES
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vi racimos, nieve, tabaco, vetas de metal, vapor de agua, vi convexos desiertos ecuatoriales y cada uno de sus granos de arena, vi en Inverness a una mujer que no olvidaré, vi la violenta cabellera, el altivo cuerpo, vi un cáncer en el pecho, vi un círculo de tierra seca en una vereda, donde antes hubo un árbol, vi una quinta de Adrogué, un ejemplar de la primera versión inglesa de Plinio, la de Philemon Holland, vi a un tiempo cada letra de cada página (de chico, yo solía maravillarme de que las letras de un volumen cerrado no se mezclaran y perdieran en el decurso de la noche), vi la noche y el día contemporáneo, vi un poniente en Querétaro que parecía reflejar el color de una rosa en Bengala, vi mi dormitorio sin nadie, vi en un gabinete de Alkmaar un globo terráqueo entre dos espejos que lo multiplican sin fin, vi caballos de crin arremolinada, en una playa del Mar Caspio en el alba, vi la delicada osatura de una mano, vi a los sobrevivientes de una batalla, enviando tarjetas
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En la parte inferior del escalón, hacia la derecha, vi una pequeña esfera tornasoleada, de casi intolerable fulgor […] El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño. Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo. Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto (era Londres), vi interminables ojos inmediatos escrutándose en mí como en un espejo, vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó, vi en un traspatio de la calle Soler las mismas baldosas que hace treinta años vi en el zaguán de una casa en Fray Bentos, 1
Jorge Luis Borges, “El Aleph”, en El Aleph, Alianza, Madrid, 2002, pp. 192-194.
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[…]
“Mira al principio de Asia a Calcedonia junto a Bósforo enfrente de la Tracia; a Lidia, Caria, Licia y Licaonia, a Panfilia, Bitinia y a Galacia; y junto al Ponto Euxino a Paflagonia; la llana Capadocia y la Farmacia y la corriente de Éufrates famoso, que entra en el mar de Persia caudaloso. […]
“Mira a Jalisco y Mechoacán, famosa por la raíz medicinal que tiene; y a Méjico abundante y populosa, que el indio nombre antiguo aún no retiene; ves al sur poblada y montuosa tierra, que en punta a prolongar se viene, que los dos anchos mares por los lados le van adelgazando los costados.
“Mira los despoblados arenosos de la desierta y seca Libia ardiente; Garamanta y los pueblos calurosos, donde habita la gruta y negra gente; mira los trogloditas belicosos, y los que baña Gambra en su corriente: mandingas, monicongos, y los feos zapes, biafras, gelofos, guineos.
“Ves las manchas de tierras, tan cubiertas que pueden ser apenas divisadas: son las que nunca han sido descubiertas ni de extranjeros pies jamás pisadas, las cuales estarán siempre encubiertas y de aquellos celajes ocupadas hasta que Dios permita que parezcan, porque más sus secretos se engrandezcan.
[…]
“Y como ves en forma verdadera de la tierra la gran circunferencia, pudieras entender, si tiempo hubiera, de los celestes cuerpos la excelencia, la máquina y concierto de la esfera, la virtud de los astros e influencia, varias revoluciones, movimientos los cursos naturales y violentos.
“Mira al poniente a España, y la aspereza de la antigua Vizcaya, de do es cierto que procede y estiende la nobleza por todo lo que vemos descubierto; mira a Bermeo cercado de maleza, cabezada Vizcaya, y sobre el puerto los anchos muros del solar de Ercilla, solar antes fundado que la villa.
postales, vi en un escaparate de Mirzapur una baraja española, vi las sombras oblicuas de unos helechos en el suelo de un invernáculo, vi tigres, émbolos, bisontes, marejadas y ejércitos, vi todas las hormigas que hay en la tierra, vi un astrolabio persa, vi en un cajón del escritorio (y la letra me hizo temblar) cartas obscenas, increíbles, precisas, que Beatriz había dirigido a Carlos Argentino, vi un adorado monumento en la Chacarita, vi la reliquia atroz de lo que deliciosamente había sido Beatriz Viterbo, vi la circulación de mi oscura sangre, vi el engranaje del amor y la modificación de la muerte, vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, y en la tierra otra vez el Aleph y en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo […] Sentí infinita veneración, infinita lástima.
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BORGES Y “EL ZAHIR”
Marco A. Téllez
El Aleph integra una colección de 17 cuentos publicados en 1949 en Buenos Aires (por Editorial Losada, como parte de la Colección Prosistas de España y América), revisados por Borges para su reedición en 1974. Cuentos todos plenos de la característica prosa y fantasías del escritor argentino, con historias de una calidad literaria insuperable. Valga decir aquí que El Aleph1 es uno de los libros más logrados de la prosa poética del argentino. “El Zahir” es la historia de una moneda común, de 20 centavos, que en manos de “Borges”2 empezó a adquirir cualidades metafísicas, no muy diferentes de las que genera el dinero circulante en sus capacidades de fetichización. La diferencia en el cuento de Borges es que dichas capacidades “mágicas” de fetichización mercantil no se expresan en el dinero en general (o en lo que Marx denominaría “el fetichismo de las mercancías”), sino justamente en la moneda específica, contante y sonante –un disco de níquel, en resumen–, que llega a las manos de “Borges” un “siete de junio”, justo un día después de la muerte de la mujer de quien estaba enamorado, la inefable Teodelina Villar (la moneda le llega en “un cambio” que le dan en un establecimiento –una especie de “almacén”– en el que había consumido una caña de naranja). Y desde el momento en que “Borges” tiene el Zahir en sus manos empieza prácticamente a enloquecer:
1
Insomne, poseído, casi feliz, pensé que nada hay menos material que el dinero, ya que cualquier moneda (una moneda de veinte centavos, digamos) es, en rigor, un repertorio de futuros posibles. El dinero es abstracto, repetí, el dinero es tiempo futuro. Puede ser una tarde en las afueras, puede ser música de Brahms, puede ser mapas, puede ser ajedrez, puede ser café… Es tiempo imprevisible, tiempo de Bergson, no duro tiempo del Islam o del Pórtico…; una moneda simboliza nuestro libre albedrío…3
La moneda, el Zahir, lo obsesiona a tal punto que en un momento dado siente la urgente necesidad de deshacerse de ella: Al otro día resolví que yo había estado ebrio. También resolví librarme de la moneda que tanto me inquietaba… me dirigí al oeste y al sur; barajé, con desorden estudioso, unas cuantas esquinas y en una calle que me pareció igual a todas, entré en un boliche cualquiera, pedí una caña y la pagué con el Zahir. Entrecerré los ojos, detrás de los cristales ahumados; logré no ver los números de las casas ni el nombre de la calle. Esa noche, tomé una pastilla de veronal y dormí tranquilo.4
Pero pasados algunos días, ya liberado de ella, “Borges” descubre que la imagen del Zahir regresa una y otra vez, de manera infinita. Decide entonces consultar a un psiquiatra, a quien dice padecer de insomnio por “un objeto” que lo “persigue” (no se atreve a confiarle su “ridícula historia”, según él mismo declara). Y nada. Obsesionado aún más por el asunto, alcanza entonces a averiguar, en un libro de Julios Barlach,
Jorge Luis Borges, El Aleph, Alianza Editorial, Madrid, 2002. 3
2
Borges, escritor, decide colocarse él mismo como protagonista de la historia; para diferenciarlos, a este último lo nombramos con comillas (“Borges”). borges y “el zahir ”
4
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Jorge Luis Borges, op. cit., p. 123. Ibid., p. 124.
Esta temática vincula directamente el cuento de “El Zahir” con “El Aleph”: a partir de una obsesión particular, Borges llega a puntos reflexivos en los que un instante –en el caso del Aleph– o un objeto –en el caso del Zahir– logran convertirse en microcosmos que reflejan al universo entero. Con una diferencia central: “Borges” de “El Zahir” sabe que el tiempo que le queda de vida estará siempre, ya, bajo el embrujo de la imagen de ese específico disco de níquel (hasta perderse en la locura); por el contrario, “Borges” de “El Aleph” decide –y logra– que “lo trabaje el olvido” (justamente para no volverse loco). Sin duda, de las múltiples facetas de Borges el poeta, prosista, político, amigo, crítico o traductor, la que el argentino más disfrutaba era la de Borges el lector. “Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído”, decía. En ese sentido, no hay mejor manera de honrar su obra que seguir el consejo de Roberto Bolaño, cuando en su ensayo Derivas de la pesada escribió: “Hay que releer a Borges otra vez”.7
[Que] la creencia en el Zahir es islámica y data, al parecer, del siglo xviii… Zahir, en árabe, quiere decir notorio, visible; en tal sentido, es uno de los noventa y nueve nombres de Dios; la plebe, en tierras musulmanas, lo dice de “los seres o cosas que tienen la terrible virtud de ser inolvidables y cuya imagen acaba por enloquecer a la gente”.5
La atracción y seducción propia del Zahir lleva a “Borges” a olvidarse del “universo” y de su mismísima amada, quien, como ya dijimos, viene de morir. Y piensa entonces el protagonista del cuento: “Quizás detrás de la moneda esté Dios”. El desenlace del cuento se vuelve tan extraordinario como embriagador: El tiempo, que atenúa los recuerdos, agrava el del Zahir. Antes yo me figuraba el anverso y después el reverso; ahora, veo simultáneamente los dos. Ello no ocurre como si fuera de cristal el Zahir, pues una cara no se superpone a la otra; más bien ocurre como si la visión fuera esférica y el Zahir campeara en el centro. Lo que no es el Zahir me llega tamizado y como lejano: la desdeñosa imagen de Teodelina, el dolor físico. Dijo Tennyson que si pudiéramos comprender una sola flor sabríamos quiénes somos y qué es el mundo. Tal vez quiso decir que no hay hecho, por humilde que sea, que no implique la historia universal y su infinita concatenación de efectos y causas. Tal vez quiso decir que el mundo visible se da entero en cada representación, de igual manera que la voluntad, según Schopenhauer, se da entera en cada sujeto. Los cabalistas entendieron que el hombre es un microcosmos, un simbólico espejo del universo; todo, según Tennyson, lo sería. Todo, hasta el intolerable Zahir.6 5 6
7
Del libro Entre paréntesis. Colección de artículos y conferencias de Roberto Bolaño, editado post mórtem por Anagrama, España, 2004.
Ibid., p. 127. Ibid., pp. 130-131.
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borges y “el zahir ”
LA PUERTA TRASERA DE UNA REVOLUCIÓN: APROXIMACIÓN A ANTONIO BENÍTEZ ROJO
(Díptico)
Alín Cid Fleitas
I. Juan Rulfo y Antonio Benítez Rojo: puentes (no tan) visibles entre México y Cuba Con el propósito de investigar la presencia de textos sobre Juan Rulfo en Cuba,1 hallé El llano en llamas. Pedro Páramo2 (edición cosida). El “Prólogo” del libro me resultó adelantado a su época; estaba firmado por un tal Antonio Benítez Rojo. Proseguí mi búsqueda y di con Recopilación de textos sobre Juan Rulfo,3 maravillosa antología que recoge 15 textos diversos de autores como Reinaldo Arenas o Emmanuel Carballo. Y nuevamente volvía a repetirse ese nombre, ahora como compilador, pero también con una breve pero sustanciosa presentación de la obra del escritor mexicano. ¿Quién era este “desconocido” Antonio Benítez Rojo? Nació en La Habana en 1931. Durante su niñez transitó de Cuba a Panamá y de Panamá a Cuba, quizás de ahí le vino su idea-imagen sobre ese “subcontinentearchipiélago”. En La Habana vivía en casa de su abuelo, en medio de la miseria, en el barrio de la calle Rodríguez que sale a la Calzada de Jesús del Monte. El abuelo, arruinado –sólo tenía por ingreso su pensión de alférez del Ejército Mambí– sostenía a la familia. Desde niño le interesaron los fantasmas, a ellos se debe su inclinación por determinadas lecturas, entre ellas las de Juan Rulfo. Aficionado a la música, le encantaba el jazz, género que consideraba “la expresión más creativa de la música”. De joven se interesó por la economía. Estudió Ciencias Comerciales pero a punto de terminar la carrera ganó una beca que ofrecía las Naciones Unidas para estudiar Estadísticas y se trasladó a Washington. Con la caída de Fulgencio Batista en 1959 decidió regresar a Cuba. Por su condición de economista ocupó el puesto de Director de Estadísticas en el Ministerio del Trabajo (1965). Luego fue Director de la Casa del Teatro, Consejo Nacional de Cultura (1967), Jefe de redacción de Cuba Internacional (1969). Dirigió tres secciones de la Casa de las Américas: el Centro de Investigaciones Literarias (1970-71), el Departamento Editorial (1974-80) y el Centro de Estudios del Caribe (1979-80). En 1980 radicó en Estados Unidos donde trabajó como catedrático de 1 Véase “Presencia de Juan Rulfo en Cuba”, en Ecos y murmullos en la obra de Rulfo, 2 ed., Julio Moguel y Enrique Saínz (coords.), Casa Juan Pablos y Ediciones Unión, México-Cuba, 2007, p. 179. 2
El Llano en llamas. Pedro Páramo, Colección Literatura Latinoamericana, Casa de las Américas, La Habana, 1968 (primera edición cubana).
3
Antonio Benítez Rojo (comp.), Recopilación de textos sobre Juan Rulfo. Serie Valoración Múltiple, Centro de Investigaciones Literarias Casa de las Américas, La Habana, 1969.
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En 1968 el intelectual cubano Reinaldo Arenas señaló: “El tiempo, no los concursos literarios, realizará las confrontaciones de las cartas y emitirá el veredicto final, que tal vez sea honesto –si es que existe tal veredicto y si los demás jugadores no hicieron trampas”.5 A más de 40 años el tiempo aún no ha podido emitir sentencia, pues el juego del Tute continúa enterrado en los antiguos anaqueles de algunas bibliotecas o en las repisas de pocos lectores. No es objetivo de estas letras analizar causas o entierros, sino convidar a la lectura del misterioso juego contenido en los relatos de Benítez Rojo, en los que se percibe una dimensión particular, donde lo fantástico y lo absurdo tejen una espesa atmósfera de enajenación y fatalismo (familias burguesas o criaturas solitarias escapando de un destino fatal). Un hecho absurdo, un giro imprevisto que desata nuestras conjeturas acerca de lo ambiguo, entre el delirio de una mente o la fantasía de la historia en sí. Pero antes de seguir adelante tenemos que responder así sea mínimamente a la pregunta: ¿quién es Antonio Benítez Rojo? Intentémoslo. Digamos, primero, que al leer sus obras se siente, más que admiración, afecto por el ser humano que hay detrás de esas letras. Sólido ensayista, lúcido novelista y objetivo analista de la cubanidad. El enigma del exilio, las disidencias, ausencias y éxodos enredan la definición de cubano en estos tiempos; Antonio Benítez Rojo fue ante todo un cubano, con todas las letras. Pertenece a la Primera Promoción de la Generación del 54,6 generación revolucionaria que ingresa al mundo literario en la década del sesenta con el inicio del proceso de reestructuración que señala el papel que ha de desempeñar el escritor en la nueva sociedad cubana. Evidentemente Benítez Rojo surge cuando se acelera en la Isla la búsqueda de una literatura revolucionaria.7 Mario Beneddetti8 expresó de él: “[…] es el cuentista más ameno y a la vez profundo de la generación revolucionaria. No obstante se le considera
Literatura Latinoamericana y del Caribe en el Amherst College, Massachussets, y también como profesor visitante de universidades como Harvard o Yale. Falleció en Northampton, Massachusetts, en 2005, a la edad de 74 años. Comentan que tenía muchos sueños y cosas que contar, y que estaba escribiendo ensayos decisivos para una mejor comprensión del Caribe. A lo largo de su vida Benítez Rojo publicó los siguientes textos: Tute de Reyes, cuentos (1967). El escudo de hojas secas, cuentos (1968). Recopilación de textos sobre Juan Rulfo. Serie Valoración Múltiple (1969). 10 Noveletas famosas, comp. y prólogo, (1971). Tres Noveletas mexicanas, comp. y prólogo (1975). Los inquilinos, novela (1976). Heroica, novela (1977). El mar de las lentejas, novela (1979). El enigma de los esterlines, novela para niños (1980). La isla que se repite: el Caribe y la perspectiva posmoderna, ensayo (1989). Mujer en traje de batalla, novela (2001). La influencia de Juan Rulfo en la escritura de Benítez Rojo se me presentó con suficiente evidencia conforme me adentré en la lectura de su obra. Aunque, ciertamente como él mismo señala, Cortázar y Carpentier también estaban ahí.
II. Antonio Benítez Rojo, cuentista
Genio y figura La década de 1960 en Cuba, sobre todo en sus inicios, estuvo marcada por el candor de la revolución de 1959; por el estreno, la iluminación y la esperanza frente a la oscuridad exterior y el pasado ominoso que se había venido de sepultar. Los hechos grandes de la época –como la invasión yanqui por Playa Girón, la Crisis de los misiles nucleares, la Campaña de Alfabetización o las multitudarias zafras azucareras– se convierten en temáticas o recuerdos de lo inmediato con una significativa capacidad de atracción para la literatura y el arte. Pero “la revolución” y sus secuelas también amoldó un tejido para el surgimiento de ciertos temas, ciertos personajes otros, como en los casos de Tute de Reyes y El escudo de hojas secas de Antonio Benítez Rojo.4
5
Reinaldo Arenas, “Benítez entra en el juego”, en Unión, núm. 2, año vi, La Habana, junio, 1968, p. 152.
6 Los nacidos entre 1928 y 1931. El término Generación no debe entenderse como encasillamiento o etiqueta bajo determinado espacio-tiempo; sólo se emplea para ubicar al escritor. 7 Entiéndase “literatura revolucionaria” no como movimiento que revoluciona las letras de esa época, sino como un medio de expresión literaria a favor del nuevo gobierno y de su política radical-socialista.
4
En 1967 publica su primer libro Tute de reyes, integrado por siete cuentos, con el que obtiene el Premio Casa de las Américas; en 1968 aparece su segundo libro, El escudo de hojas secas, de cinco cuentos, Premio Luis Felipe Rodríguez de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (uneac).
8
Beneddetti formó parte del jurado que otorgó el Premio Casa (1967) al libro Tute de reyes.
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que muere al día siguiente de llegar a la mansión –es el “último” abastecedor). Los personajes se dividen en dos grupos: adultos y adolescentes. Los adultos, burgueses sepultados por la catástrofe social, encarnan la decadencia de ese universo. La tía Esther, fanática religiosa, síntoma de los valores de la burguesía en ruinas; la madre de Lucila, alcohólica; y Jorge, apenas una sombra muda “con su cara larga y gris”, sirviente que ayuda en los quehaceres de la casa. Todas las esperanzas se hallan en los futuros jóvenes: Honorata es la menor; Lucila de 16 años, quien sufre el tránsito hacia la juventud de manera abrupta cuando es amenazada por Aurelio y se descubre a sí misma como el sostén que pudiera engendrar, a través del matrimonio, la salvación y permanencia de esa burbuja a punto de implotar; por último, Aurelio, personaje erotizado por su condición de preferido (“[...] queríamos a Aurelio por su porte, por sus vivos ojos negros, y sobre todo por aquel modo especial de sonreír. En la mesa las mayores porciones eran para él […] Y es que Aurelio era nuestra esperanza, nuestro dulce bocado de ilusión; y era él quien nos hacía permanecer serenas dentro de aquellos hierros herrumbrosos, tan hostigados desde afuera”).13 Es así como el universo se vuelca sobre sí. Las estatuas que adornan el jardín, como símbolos dobles: los habitantes, como las figuras, también se han quedado petrificados. Espectadores inmóviles de su propia ruina creen controlar su destino, pero son tan dueños de éste como las viejas estatuas que se encuentran a punto de ser cubiertas por la hierba. Con la aparición de Cecilia, “la niña-mariposa” traída desde afuera por Mohicano en su última noche, se inicia el desenlace. Ella conduce al favorito Aurelio fuera de la casa, tal como señala un grabado que adorna el cuarto del joven. La oscuridad final recalca la atmósfera de ceguera ideológica en la cual se encuentran los moradores de la casa. Sin embargo, la huida de Aurelio no es siquiera el desenlace final, sino un paso hacia otra incógnita más espigada: el joven no es el primero de la familia que ha cruzado hacia el otro lado de la verja... “Estatuas sepultadas” es el gran cuento del libro y, sin duda, uno de los imprescindibles de la literatura cubana. La dimensión la ofrece Reinaldo Arenas: “Por primera vez en nuestra literatura se trata en forma verdaderamente ´literaria´ la enajenación de toda una familia antirrevolucionaria que se encierra en una especie de laberinto, en esa prisión física y espiritual.”14
haber entrado tarde al oficio literario”.9 Sus dos primeros libros Tute de reyes, de 1967, y El escudo de hojas secas, de 1968, resultaron un nuevo aire. Ese par de volúmenes rompía con el maniqueísmo que ya descollaba en la cuentística cubana, con el bullicio “contenidista” que ya se veía venir. Así aportó por esos años lo que luego seguiría creciendo entre los narradores cubanos: una nueva mirada sobre las cosas (a las que sabía hallarle “el lado oscuro”), una visión oblicua que permite discernir que casi nunca lo demasiado recto es lo lógico. Algunos críticos vieron en su primer libro a un discípulo de Cortázar,10 y de Cabrera Infante en el segundo. Cierto o falso, queda claro que este escritor supo asimilar esas huellas y enriquecerlas con su impronta novedosa y sagaz. Entre los narradores cubanos, Antonio Benítez Rojo es el que más sabía del ritmo del cuento largo.
Las estatuas sepultadas de benítez rojo Durante los primeros años que siguieron a la revolución Cuba se había convertido en un reverbero de cambios a favor de las clases más humildes. La utopía de un mundo más justo estaba al alcance de todas las manos. Las banderas ondeaban desde todos los balcones. El enfrentamiento a los opositores y las constantes victorias llenaban de esperanzas al pueblo. La multitud enardecida marchaba unida. Obreros, campesinos, amas de casa, milicianos, estudiantes o profesionistas, animados por el fervor patriótico, clamaban las nuevas consignas y apoyaban al Estado. Sin embargo, todos estos sucesos espectaculares pasan a ser un telón de fondo cuando el auténtico conflicto se halla en el interior de una vieja mansión, donde una familia ha logrado escapar del arrebato nacional y, a través del encierro, sus seis miembros intentan subsistir aislados. Esta es la puerta trasera de la revolución cubana, el caño de desagüe por donde Benítez Rojo nos arrastra, ese conducto que despide el material residual y tóxico, el excremento que destila el proceso revolucionario. Se trata de “Estatuas sepultadas”,11 la parodia de un universo cerrado a otros valores y siempre volcándose sobre sí mismo. Esta familia vive otro tiempo con sus propias reglas: “Al documento que delimitaba las funciones de cada cual y establecía los deberes y castigos, le llamábamos el Código”.12 El exterior sólo llega a través de sonidos. Sus únicas comunicaciones la establece el servil Jorge, quien compra víveres para la familia en cautelosas salidas nocturnas (su contacto es Mohicano, 9
“Situación actual de la cultura cubana” en Literatura y arte nuevo en Cuba, Editorial Castalia, Barcelona, 1971, p. 25 (apareció originalmente en Marcha, No. 1431, 1968). Cuando Antonio Benítez Rojo se da a conocer con su primer libro, ya tenía 36 años de edad.
10
Esta relación Julio Cortázar-Antonio Benítez Rojo, en cuanto al tratamiento de lo absurdo (inexplicable-inevitable), y la inserción de la fantasía y la imaginación en el realismo del hombre moderno, se puede encontrar más allá de su primer libro; por ejemplo, en el relato “Primer Balcón” en El Escudo de hojas secas, cuando el piano continúa escuchándose en la noche luego de la muerte de Marcela.
11
“Estatuas sepultadas”, Antonio Benítez Rojo, Tute de reyes, Casa de las Américas, La Habana, 1967. Este cuento inspiró la cinta Los sobrevivientes, dirigida por Tomás Gutiérrez Alea, guión de Antonio Benítez Rojo-Tomás Gutiérrez Alea, 1979.
12
13 14
Ibid., p. 81.
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Ibid, pp. 81 y 83. Reinaldo Arenas, op. cit.
AUTORRETRATO
Antonio Benítez Rojo
Pienso que entre los escritores contemporáneos que más han influido en mis libros se encuentran, principalmente, Julio Cortázar y Alejo Carpentier. Esto es, un narrador que pudiéramos llamar nocturno, atraído por lo onírico, por lo surreal, y otro interesado en las problemáticas propias de la historia y la identidad cultural. Estas diferencias quedan bien representadas en el poema dramático Los reyes, donde Cortázar reconstruye el mito del laberinto. Sólo que en mi caso me parece advertir un deseo de acercarme a la vez al Minotauro y a Teseo. Así, si mi juicio fuera cierto, mi escritura ocuparía el espacio que existe entre esos dos puntos de tensión. Un buen ejemplo sería mi última novela, donde visto la “monstruosidad” bisexual de Enriqueta Faber con el recto uniforme de un cirujano
militar de la Grande Armée. Al reflexionar sobre esta suerte de paradoja, veo que recurre una y otra vez en mi obra: la niña-mariposa de “Estatuas sepultadas”, el hombre-niño de “Tute de reyes”, el mendigo-orisha de “El escudo de hojas secas”, la corrupta santidad de Felipe ii y la malvada inocencia de Antón Babtista, en El mar de las lentejas, o bien en el rostro desfigurado del protagonista de “La tierra y el cielo”, que se debate entre el mito y la historia, así como en la agonía del insurrecto de “Desde el manglar”, cuya conciencia está atrapada entre el deber militar y la culpa. Claro, también está el Caribe de La isla que se repite, donde inadvertidamente quizá intenté reconciliar al Minotauro con Teseo.
*Antonio Benítez Rojo, en varios, “Carpentier y los otros”, Gaceta de Cuba, núm. 6, noviembre-diciembre, 2004.
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SALNEGRA
David Aburto Carga unas uñas tan negras como costras de chapopote, fuertes y grandes como espátulas, diestras en el oficio de abrir almejas y ostiones; los abre uno tras otro y los traga con fruición... desesperado en su afán por apaciguar los estragos de su desecamiento interior...; y recuerda la ley de su irremediable ciclo venturoso y perverso: “¡el que no cura se agusana!” “¡Salnegra vive nomájpadentro... nadie leaoído palabra luego de su fracaso!” Salnegra amaneció temprano. Con sombrero cuatro pedradas –un tenate roído por el sol y el uso– alzó los jaiberos al hombro, jaló la palanca y se movió rumbo al Paso; de ahí no se quitó hasta que consiguió una chalupa y la carnada...; algunos pescadores viejos que arrebujan la miseria con su contento le rodean con apego y afición... como en conjetural aprensión. Hay un ambiente envuelto en humedad, en miasmas de pudrición mutante y olores de pescado frito; y en la playa larga las gaviotas bailan su danza en evoluciones circulares recurrentes como niños en rondas... y graznidos en vez de canto... “¡Doj mañana dejpué... con lojhombro majcaído y el vientre inflado parecióenlaribera!; ¡lo que no hizo lalcohol lo pudolagua!”... ¡Las mareas lo retienen junto al sauce hermanado...! Salnegra, el último pescador sin apellido yace en el pantano. Amigo ajeno del tiempo se fue cuando quiso, ¡pero vuelve!... ¡viene y va con las mareas!... En su pervivencia el pantano huele y hiede los hálitos de Salnegra... y de tanta querencia... el manglar alberga los restos etílicos de su amigo, los cangrejos limpian sus huesos y nutre la tichinda su minúscula dimensión ancestral.
Sólo el mar en cada ola renace en su inocencia. Como si nada ocultara su vientre…
“¡Salnegra no vive majque en los huesos!”… en la mueca impotente de su sonrisa imposible. Al abrigo de un sauce desgreñado y malayerba, Salnegra: un pescador sin apellido, espera cansinamente el momento preciso de recorrer sus jaiberos; obstinado con esas capturas inciertas y escasas de una pesca devastada y mezquina. Indolente, casi ausente de este mundo a no ser por la cruda que le socava por dentro, no atina siquiera espantarse los zancudos que señorean el pantano. “¡Palpueblo, Salnegra está muerto por fuera... ¿podentro?: yasualma la mantiene prendida lalcohol... la mulaprieta pué!” Curtido de sol y de mareas... de tez verde amarilla muy a tono con su hígado empachado de alcohol, Salnegra se come y caga sus años aparentando menos de los que carga su macilenta figura... Enjuto como un remo de mangle blanco se mimetiza en la sombra protectora del manglar: reptando y camaleónicamente recostado semeja una prolongación empobrecida de esas raíces. “¡Con camisa de mojiganga ultrajada... sólo los nortes y suradas le acompañan!” Papucho, laxo en su amoroso bregar con la laguna, parece procrear media docena de mejillones en esa su costra cicatriz de la mejilla izquierda... de cuando lo arrastró en el banco de ostiones la chalupa a la deriva.
puros cuentos
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EL PIOJO David Aburto
Tan sólo al servicio del gobierno aprenderéis la verdad. La invitación indeclinable para asistir a la presentación de El enemigo del pueblo, más allá del horario normal de trabajo, mantiene ansioso al impaciente gentío: “¡aún no comienza y ya queremos que termine!” Luis, con instruida puntualidad y evidente turbación, llega carraspeando y saluda con recargada formalidad. De rostro huidizo y propenso a las medianías y confeso de la propia, llega perturbado porque el Señordirector personalmente le exigió: “¡asista al evento y mañana presenta opinión concreta al respecto!” Su ansiedad le abruma y aturdido se adelanta a la cuarta fila: “¡casi adelante para no perder detalle y poder informar!... ¡pero qué puedo informar!... ¡y por escrito, santo cielo!”… De él se dice, en el escarnio, casi, que “¡es la muestra fehaciente de que a veces Dios... no sabe lo que hace!” Es verano recién entrando... los rescoldos de la resolana se abren paso en local repleto y el ambiente pesado sobrecoge al exangüe talante de Luis. La voz con micrófono, absoluta, palpita en la acústica del improvisado teatro: “¡segunda llamada, segunda llamada!” Desde el inicio, al sentarse, nuestra personita siente un adormecimiento en la parte superior de la nuca; como quien usa y se libra de un sombrero pesado. Se pasa la mano por la parte trasera de su cabeza, simulando que se peina las amplias entradas de su calva prematura más que la superficie del occipucio. Para cuando la voz con micrófono propaga la tercera llamada Luis sufre ya una segunda angustia: siente que algo le escurre hacia la parte posterior del cuello; con disimulo se pasa el pañuelo como si secara el sudor, repite la acción compulsiva y, por instintivo giro, alcanza a ver al Señordirector, su jefe de mando... y no puede evitar un escalofrío: –¡El Señordirector me observa!, ¿por qué me senté aquí... Dios santo? Para antes del segundo acto le sudan las manos y la frente; los enormes mapas bicolores en su piel, anegados por el sudor, son más relucientes aún; de la sien le resbalan dos gotas que le queman el ojo derecho. La sensación de que algo le camina en la parte baja de la nuca ya no lo abandona... no logra controlarse y la congoja le estruja su poquedad hasta que su circunstancia se le impone, aplastante, como el derrumbamiento de edificios en un terremoto:
–¿Y si es un piojo?, ¿y si el Señordirector se da cuenta?... ¡apenas si está distante dos filas atrás! ¿Qué va a ser de mí?... ¡si mi jefe ve el piojo en mi persona... en mi cuello... sobre mi nuca, me consignará con la Coordinadora de Imagen!... ¡y ésta solicitará a la Autoridad Competente el cese y mi despido!... ¡No puede ser! ¡Ahora que puedo cambiar de coche, no puede ser!... De pronto se escucha un grito de dolor que invade a los espectadores más cercanos –y mientras Luis, aterrorizado, se levanta de un brinco buscándose la oreja derecha; en su auxilio, el espectador más cercano detrás suyo, mostrándole el insecto intenta tranquilizarlo: “¡no te preocupes... las tijerillas no son venenosas...!”
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EN LA VERANDAH Omar Arriaga Garcés
En una estación ferroviaria, Sir Arthur distingue a Mr. Allan entre las sombras que lo circundan y decide hablarle. Lentamente, con paso discreto y hasta algo escrupuloso, haciendo gala de “eso” que correctamente se ha dado en denominar el recato inglés, Sir Arthur se aproxima a donde el otro se encuentra. Casi es la hora en que su tren debe partir, aunque él no lo sabe. Mr. Allan se dirige al pueblo que llaman Equis. Cara a cara, antes de emitir la primera y metódica sílaba que empezaría a tejer una red de afinidades con Mr. Allan, aparece un anciano que se anticipa a sus movimientos. Éste le refiere a Mr. Allan algunos breves capítulos de personas que arribaron a parajes de los que, previa realización de la travesía, ni siquiera tenían conocimiento. Sir Arthur empieza a interesarse en la conversación del viejo guardagujas que, equidistantemente situado entre los dos, por una extensión de tiempo muy amplia, se deshace en anécdotas insólitas de pasajeros que, incluso, han muerto en trayectos que no tienen fin... Como tampoco se sabe el momento en que arribará o partirá el próximo tren, aconseja a los visitantes procedentes de países lejanos, pasen la noche en la fonda para viajeros y, de ser posible, alquilen la habitación por mes: “les resultará más barato y recibirán mejor atención”. Sir Arthur deduce por las advertencias del anciano que es probable que el tren, aun no siendo especial, se descarrile y pierda en alguna de las travesías del olvido. Mr. Allan, que nunca ha abordado un tren, se pregunta el motivo que ahora lo impulsa a hacerlo; no sabe si es a causa de Virginia o porque en Nueva York los inviernos son muy fríos. Lo ha olvidado. Pero ante el recuerdo de la frigidez neoyorquina, le da un trago a su whisky. Cuando Sir Arthur ve la posibilidad de hablar con el otro, sus miradas ya se han encontrado: el viejo no está. En las inmediaciones, se escucha el llamado de un tren y ambos tienen la sensación de que ya ha sucedido “eso” que ahora sucede. No obstante su espera, el tren pasa de largo y desaparece. Es entonces, tras la mala pasada, que los dos viajeros se percatan de que se han equivocado de cuento.
La verandah es el lugar donde los personajes conversan o escuchan a alguien narrar. No hay mujeres ni música, solamente unos cuantos hombres vestidos de drill que fuman, que beben whisky y que escuchan… meditan en silencio sobre el relato que acaban de escuchar o sobre los recuerdos que invocaron, los hechos vistos o interpretados desde la verandah. Signo y vestigio de una forma de civilización y, sobre todo, de una literatura, la verandah convoca de inmediato, cuando menos en mi fantasía, la idea de Imperio y la fotografía de Kipling con su sombrero canotier, su corbata de moño y su bastón de Malaca…
Salvador Elizondo “ Desde la verandah”
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BALADA PARA ADÈLE Omar Arriaga Garcés
Aquel que nunca tuvo herida alguna Se burla alegre de la llaga ajena. Romeo (entrando en el jardín de Capuleto)
Para acabar pronto, ésta es la inconfundible historia de un personaje masculino que conoce al amor adolescente de su vida: ella también se siente sola y empieza a enamorarse de él. Su identificación es tal que sin mayor problema deciden confundirse el uno en el otro y da inicio una tormentosa relación; sin embargo, la intensidad con la que se aman termina por alcanzarlos y los consume como a dos endebles fósforos. Al principio todo iría bien, pero luego discutirían y se maltratarían hasta por detalles que antes les hubieran parecido absurdos: él la haría sufrir demasiado a causa de sus constantes celos y terminaría rompiéndole el corazón1; ella, como en cada buen lugar común, como en todo melodrama occidental, no soportaría el dolor de haberse separado y se quitaría por propia mano la vida. Cuando se enterara de su muerte, el amante, como en cada idílico cuento, como en Romeo y Julieta, la fábula occidental de amor por antonomasia, se suicidaría también. Mas al momento de morir, el personaje masculino desearía fervientemente (con fervor religioso) renacer y vivir su vida tal y como hasta el día en que la conoció para tener de nuevo la oportunidad de hacerla feliz... Real-maravillosamente su deseo se cumpliría y dieciocho años pasarían para él como el intervalo de dieciocho fósforos que se prenden y se apagan. Aun antes de verla ya la amaría, pues en realidad nunca habría dejado de hacerlo. En este punto de nuestra historia nos encontramos, queda sólo una hora para hallarla frente a la puerta principal de la escuela como aquel primer día de clases. El personaje principal está, más que ansioso, desesperado por verla. Entonces, para estar seguro de que ella le reconocerá, decide escribirle este texto.
1 Lector, monstruo hipócrita, hermano mío, perdona la futilidad del narrador y su exigua imaginería, y si no es mucha molestia, también disculpa las expresiones trilladas de este texto.
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VARIACIÓN A UN RELATO MOZÁRABE Omar Arriaga Garcés
Se dice que la llave de cristal abre las puertas de la fuga, y quien la posea tendrá al mundo en la palma de su mano, así como Buda yergue el universo entre los surcos de la suya. Si la historia es verdadera esta llave es la solución. Tendré todo; por fin tendré todo... En ese momento una abeja pica uno de sus oídos. El dolor es tan inesperado y rápido como el intenso zumbido que le precedió. Suelta la llave. El agónico cuerpo de la abeja rebota en el suelo junto con los pedazos de cristal. El hombre mira atónito. Dios está a salvo.
*Del libro inédito La forma de la esfinge.
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concha urquiza: el cantar poético de la nitidez
concha urquiza: el cantar poético de la nitidez Miguel Ángel García ¿Quién es ésta que se muestra con el alba, Hermosa como la luna, Esclarecida como el sol, Imponente como ejércitos en orden? Cantar de los Cantares
UN OCASO EN EL CENIT Desde los primeros poemas resulta evidente el diálogo entre la poíesis de Urquiza y los autores de su agrado. La Biblia será un texto fundamental para nuestra autora y por ello no escatimará referencias a la misma en su devenir poético. En el tenor aludido, los títulos de varios poemas son la muestra fehaciente de lo esgrimido, al igual que la reiterada utilización de personajes y pasajes bíblicos. Berceo y el Romancero, San Juan de la Cruz, Fray Luis de León, Federico García Lorca y algunos autores del humanismo clásico tales como Homero y Esquilo complementan la línea de abrevaderos literarios en los cuales Concha habría de saciar su sed vocacional.3 En un ejercicio hermenéutico en torno a la obra de Urquiza, Margarita León Vega indica:
EL SUEÑO QUE DESPIERTA En la alborada de la adolescencia pocos seres se ocupan en concatenar versos endecasílabos para expresar lo que les acontece, mas existen corazones en cautiverio cuyo anhelo es trascenderse a sí mismos en busca de la comunión con la espiritualidad: el de Concha Urquiza era uno de ellos. A los 11 años demostró que el sendero de las letras sería el que habría de transitar en su residencia terrenal:
Calla cenzontle, calla... No desgranes los mágicos joyeles de tus notas... ¿No ves que duermen todos los sultanes? ¿No ves que las gardenias están rotas?
Así le cantaba sonetos a la vida una mujer que pese a su temprana edad sabía que “al golpe de la luz fluye la vida” y por consecuencia el sueño de redactar era asequible a su existencia.
La poesía urquiziana sigue una línea retrospectiva para lograr una visión a futuro: del presente (romanticismo, modernismo, neoclasicismo) va al pasado (Edad Media, Renacimiento) y desde ahí, en un recorrido por las tendencias más significativas, llega a lo que la autora considera como la poesía de todos los tiempos, la poesía mística española. Ya en su época adulta, reelaborando elementos de esta mística, la escritora se instala de manera definitiva en la poesía moderna.4
CONVERSIÓN EN PRIMAVERA La primavera de 1937 fue fundamental para Urquiza; en dicho lapso decidió terminar con la insatisfacción existencial que le aquejaba para redimirse ante la divinidad que absolvería sus pecados: Cristo. “Ciega de sol y angustia, preñada de agonía”, era la manera en que la poeta clamaba con versos a su creador y se reconocía con una “herida de fuego” provocada por “los astros de afilado firmamento” a quienes su alma acariciaba cada noche. El padre Tarsicio Romo, Misionero del Espíritu Santo, relata la impresión que obtuvo cuando vio a la joven moreliana que recién llegaba a San Luis Potosí: “Ojos de avidez desusada, hambrientos de luz y de inmaterialidad, fatigados de filósofos y de filosofías, de teorías y de explicaciones, lastimados con las desdichas pasadas y agitados por las conmociones recientes”.1 Fue entonces que “[...] se volvió hacia Dios, hizo de Él el centro luminoso de todos sus pensamientos, se enamoró –para siempre– de Cristo.”2 A esta conversión le secundó la época (quizá) más serena y fecunda de su producción poética: los años de San Luis Potosí: 1939-1944.
Siguiendo esa línea interpretativa, Rafael Calderón señala: “[...] los poemas van sorteando distintos momentos, un registro de altitud entre el lenguaje de sonora seducción y búsqueda interior. [...] lo erótico se muestra y se mezcla con la imagen religiosa.”5 Ambas descripciones dan cuenta de una mujer apasionada por la creación, quien no cesaba de escribir y expresarse a sus semejantes, mas en 1945, cuando Urquiza se encontraba plenamente enamorada de la vida, ésta se apartó de su lado para dejarla en brazos de la muerte. Quizá escuchó “la voz del agua” o pretendió beber “el misterio eterno”, lo cierto es que en el mar de Ensenada la michoacana sucumbió y con ella sus latidos de aire: 3
Margarita León Vega, De contrarios principios engendrada. Poesía y prosa de Concha Urquiza, unam, México, 2009, p. 12. Cabe mencionar que la prosa urquiziana está constituida por epístolas y las páginas de su diario, textos donde Concha reafirmó su pesquisa espiritual: situación mejor lograda en los poemas y por ende a éstos se les dedica mayor atención por parte de los investigadores. A decir de Margarita León Vega, en las cartas y el diario “[...] se reitera la cotidiana y dolorosa batalla que Urquiza afrontó para purificar sus pecados, pero sobre todo para entenderse a sí misma como individuo”, ibid., p. 30.
1
En Concha Urquiza. Poesías y prosas, prólogo y selección de Gabriel Méndez Plancarte, El Estudiante, Guadalajara, 1971, p. xxiii.
2
5 Concha Urquiza. Nostalgia de lo presente. [Poemas, 1921-1945], reunidos y presentados por Rafael Calderón, Jitanjáfora, Morelia, 2011, p. 19.
Ibid., p. xxiv.
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Ibid., pp. xii-xx.
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“[...] el mar la quiere suya/ por su nombre y por su perla,/ y la consiente y la arrulla/ para nunca devolverla.”6
LAS ORQUÍDEAS DESPERDIGADAS
Me pusieron a guardar las viñas; Y mi viña, que era mía, no guardé. Cantar de los Cantares
Después de su muerte dio inicio la recolección de su obra: Urquiza fue asidua colaboradora de publicaciones periódicas7 pero nunca publicó un libro. Es aquí donde la figura de Gabriel Méndez Plancarte resulta crucial: gracias a él se editó una antología canónica sobre Urquiza. En 1946, un año después del deceso, con el sello editorial Bajo el Signo de Ábside aparece Obras, antología con prólogo y selección realizados por Méndez Plancarte.8 (Debido a esa primera compilación es que se pudo conservar el legado poético de Concha.) Ulteriormente han aparecido en escena numerosos literatos interesados en complementar el acervo; de tal manera, aunado al trabajo de Méndez Plancarte ahora se encuentra la recuperación de los poemas publicados en revistas, así como los poemas juveniles e inéditos.9
*** A manera de corolario sólo resta agregar que sin importar la existencia de varios títulos antológicos dedicados a la obra de Concha Urquiza, el problema del desconocimiento generalizado de esta poeta radica en que se imprimen pocos ejemplares y la distribución de los mismos es deficiente. “Urgencia de lealtad y de justicia es darla a conocer”.10 Por ello la presente semblanza: para recordar a la mujer cuyas grafías indelebles son un nítido canto de vida con el cual “está aprendiendo a sonreír la muerte”.
URQUIZA DEL VALLE, MARÍA DE LA CONCEPCIÓN
Poeta. Nació en Morelia, Michoacán, el 25 de diciembre de 1910; murió en Ensenada, Baja California, el 20 de junio de 1945. Su padre falleció cuando ella tenía dos años de edad. En 1913 su familia la llevó a la ciudad de México, donde realizó estudios de Filosofía y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México. A los 13 años Jesús Romero Flores, quien fue su profesor en la secundaria, la incluyó en su Antología de Literatura Michoacana. De 1928 a 1932 radicó en Nueva York, donde trabajó en el área de publicidad de la compañía cinematográfica Metro Goldwyn Mayer. A su regreso a México se afilió al Partido Comunista. En 1939 ingresó a la Congregación de Las Hijas del Espíritu Santo, en Morelia, lugar que pronto abandonó para dedicarse a la docencia en San Luis Potosí.
6
Francisco Alday, “A la muerte de Concha Urquiza”, en Concha Urquiza. Poesías y prosas, op. cit., p. xxxiv.
7
Revista de Yucatán, Revista de Revistas, Rueca, Aula, Labor, Ábside, México al día, Juventud, Saber, Logos, entre otras.
8
Se trató de una edición cuidada “[...] con esmero: impresa en papel biblia con pastas de piel e impresa con una fina tipografía”, Margarita León Vega, Hambre del corazón. Poesía y prosa, Concha Urquiza, Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Michoacán, 2010, p. 7.
9
Al respecto se pueden consultar los siguientes compendios de poesía y prosa urquiziana: Antología de la poesía de Concha Urquiza, jus, México, 1975; Nostalgia de Dios, Ricardo Garibay, Delegación Política de Cuajimalpa de Morelos, 1985; El corazón preso, José Vicente Anaya, conaculta, México, 1990; Junio de lluvia vestido, José Antonio Alvarado, Morelia, Red Utopía ac, Jitanjáfora, 2001.
*Diccionario de autores michoacanos, Jitanjáfora, Morelia, 2011.
10
Rebeca Bucheli, “Palabras de amistad”, en Concha Urquiza. Poesías y prosas, op. cit., p. v.
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Nostalgia de lo presente
Poemas [1921-1945]
Concha Urquiza
La canción de Junio Junio, brazada de soles por el campo florecido, ¿qué le dirás a mi alma que quiera prestarte oído? ¿Qué le dirás a mi alma, Junio, de verde vestido?
Job Y vino y puso cerco a mi morada Y abrió por medio della gran carrera.
El amor de los donceles se fue por el monte arriba; el amor de las doncellas siguiendo sus pasos iba; ni un brote abierto dejaron, ni una flor dejaron viva... Pan ha callado el arrullo de su flauta primitiva.
Fray Luis de León Trad. del Libro de Job
Él fue quien vino en soledad callada, y moviendo sus huestes al acecho puso lazo a mis pies, fuego a mi techo y cerco a mi ciudad amurallada.
Junio, mojado de lluvia, Junio, dorado de trigo, rojo de tierra del monte, rostro de sátiro amigo, ¿si creerás que como otrora hoy me embriagaré contigo?
Como lluvia en el monte desatada sus saetas bajaron a mi pecho; Él mató los amores en mi lecho y cubrió de tinieblas mi morada. Trocó la blanda risa en triste duelo, convirtió los deleites en despojos, ensordeció mi voz, ligó mi vuelo,
Casa de olvido me dieron –muros altos, blancas tejas–; mi Amado cercó la entrada del vellón de sus ovejas; la paz me besó en el rostro tras los hierros de las rejas... Por el bosque sosegado Eros olvida sus quejas...
hirió la tierra, la ciñó de abrojos, y no dejó encendida bajo el cielo más que la obscura lumbre de sus ojos.
19 de julio, 1937
Junio, pintado de luna, Junio, de ardores ceñido, ¿qué le dirás a mi alma que quiera prestarte oído? ¿Qué le dirás a mi alma Junio, de lluvia vestido?
13 de junio, 1940
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Yo cantaré mi amor... Yo cantaré mi amor contigo a solas que escuchas en el viento sosegado sobre los vastos campos de amapolas,
Sulamita
pasando por los montes y collado, soplando en las corolas encendidas, acariciando el brote malogrado;
Pues ya si en el exido de hoy más no fuere vista ni hallada, diréis que me he perdido, que andando enamorada...
contigo en las veredas escondidas donde vagan arroyos silenciosos y están las azucenas florecidas;
San Juan de la Cruz Cántico espiritual
contigo en los parajes nemorosos, donde el cansado corazón se entrega por los espesos cedros rumorosos
Atraída al olor de tus aromas y embriagada del vino de tus pechos, olvidé mi ganado en los barbechos y perdí mi canción entre las pomas.
y sombra de dolor el alma aniega; por los ardientes valles dilatados que el sol calienta, que la lluvia riega,
Como buscan volando las palomas las corrientes nacidas en sus lechos, por el monte de cíngulos estrechos buscaré los parajes donde asomas.
donde suenan los vientos derramados; en caminos que suben desde el suelo, rodeando los montes levantados,
Ya por toda la tierra iré perdida, dejando la canción abandonada, sin guarda la manada desvalida,
hasta la faz clarísima del cielo; contigo, Amor, entre las hojas de oro donde toda la luz detiene el vuelo.
desque olvidé mi amor y mi morada, al olor de tus huertos atraída, del vino de tus pechos embriagada.
Allí tendré mi canto, allí mi lloro, allí podré contarte mi desvelo donde todas las aves forman coro.
1939
23 de junio, 1937
*Reunidos y presentados por Rafael Calderón, Jitanjáfora, Morelia, 2011.
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Presentación MULTICULTURALIDAD y apreciación de la minucia conforman el díptico fotográfico presentado por Alberto Millán y Mizael Sánchez: registro sensorial de las facetas humanas que emanan de diversas latitudes y temporalidades.
El fin común se sustenta en un principio: expresar al lecto/espectador una visión permanente de la realidad alterna que se gesta al compás de cada instante.
Alberto Millán ha disparado con maestría la cámara fotográfica durante varias décadas. Actualmente es jubilado del Instituto Nacional de Antropología e Historia, donde trabajó como fotógrafo en la Coordinación Nacional de Museos.
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mizael sánchez fotógrafo y artista visual en cuya obra prepondera el antagonismo de la realidad que concibe. Ha realizado exposiciones individuales de pintura, fotografía y collage en México y Estados Unidos.
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En 2003 trabajó como curador de exposiciones en el Área Latinoamericana del Museo de Antropología Peabody de la Universidad de Harvard.
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hasta siempre comandante samuel 1924–2011
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