Gacetilla Psicoanalítica

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N º 1 7 - JU N IO - 20 2 2

GACETILLA PSICOANALÍTICA BIBLIOTECA ANALÍTICA DE JUJUY FUNDACIÓN FREUDIANA

PARA ORIENTARNOS EN EL PSICOANÁLISIS EN JUJUY



N º 1 7 - JU N IO - 20 2 2

GACETILLA PSICOANALÍTICA BIBLIOTECA ANALÍTICA DE JUJUY FUNDACIÓN FREUDIANA

Tiempos

Violentos

ÍNDICE Tiempos violentos

› Pag 1

Ana María Grellet Mabel Sánchez

Toxicóman@s, Sin toxic@s

› Pag 2/3

(Lo tóxico está en el goce). Martín Cuneo

El goce autista › Pag 4/5 en el consumo… las maniobras del analista Sofía Soler

¿Una nueva feminidad?

› Pag 5/6

María José Herrera

Hablo con mi cuerpo, y sin saber

› Pag 7/8

Jorge Luis Luna

› Pag 8 Editorial

ISSN 2 3 6 2 -5 6 8 6

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Todo lo humano me es ajeno – Boogie el aceitoso.

La violencia (Gewalt en alemán), cause obligado a seguir, nos llevó a releer artículos de Freud, referidos a las dos grandes guerras mundiales. Ya en 1914 en la carta al doctor Frederik van Eeden, Freud expresa: “el psicoanálisis ha llegado a la conclusión de que los impulsos primitivos, salvajes y malignos de la humanidad no han desaparecido en ninguno de sus individuos sino que persisten, aunque reprimidos, en el inconsciente”. En 1915 en “La transitoriedad” indica que cuando estalló la guerra (la Primera) “robó al mundo sus bellezas…puso al descubierto nuestra vida pulsional en su desnudez, desencadenó en nuestro interior los malos espíritus que creíamos sojuzgados duraderamente por la educación que durante siglos nos impartieron los más nobles de nosotros”. Mientras que en 1932 en la contestación a la invitación de Albert Einstein acentúa que “la historia humana nos muestra una serie incesante de conflictos entre un grupo social y otro o varios, entre unidades mayores y menores, municipios, comarcas, linajes, pueblos, reinos, que casi siempre se deciden mediante la confrontación de fuerzas en la guerra”. Cuando “los hombres son exhortados a la guerra, puede que en ellos responda afirmativamente a ese llamado toda una serie de motivos, nobles y vulgares, unos de los que se habla en voz alta y otros que se callan. Por cierto entre ellos se cuenta e l p l a c e r d e a g r e d i r y d e s t r u i r, innumerables crueldades de la historia y de la vida cotidiana confirman su existencia y su intensidad”

PARA ORIENTARNOS EN EL PSICOANÁLISIS EN JUJUY

En 1994 Pulp Fiction era aclamada por la crítica. El humor, la violencia y la ironía son los pilares de esta película considerada de culto desde hace algunos años. En nuestras tierras Boogie el aceitoso va a ser presentado a partir de 1972 en la revista Hortensia (hasta 1995). Esta tira gráfica da cuenta de la segregación, el racismo, la violencia, en un estilo impecable: -¿Qué siente cuando mata a un hombre, Boogie? -Si uso silenciador no siento nadacontesta el personaje. Dos años antes, en 1970 Lacan señala en “Radiofonía” el ascenso al cenit social del objeto a. Imágenes y palabras (películas y tiras gráficas) dan a ver y a leer lo que Lacan en su última enseñanza vinculará con lo Real, aquello que escapa a la articulación significante. Desde otra disciplina en 2019, Luciano Floridi escribe: “En un momento de grandes transformaciones sociales y conflictos generalizados”, se cuenta –entre otros- “la inmigración y el terrorismo, la globalización y los mercados financieros, la «burbuja» inmobiliaria y la reforma del sistema bancario, la inflación y la deflación, el hacktivismo y el activismo de sillón, la ciberguerra y la Segunda Guerra Fría, el euro y la Unión Europea, las multinacionales y el colonialismo cultural estadounidense, el PIB de China y la crisis griega...”( actualmente se suma el conflicto Rusia-Ucrania). “La lista es larga, pero puede distraer porque se centra en fenómenos históricos contingentes que no identifican el cambio más profundo en los medios por los cuales se controla o se influye en los acontecimientos y en el comportamiento de la gente”, concluye. Pantallazos del siglo XX y del actual. En este contexto ¿cuáles son algunos de los efectos de la(s) violencia(s) cuando la civilización ya no es regulada por significantes ideales? 1


Freud, al respecto es implacable, “los estados primitivos pueden restablecerse siempre, lo anímico primitivo es imperecedero en el sentido más pleno”. A partir del concepto de ley, lo que en psicoanálisis se entiende como sujeto dividido, sujeto de la falta, sujeto de la castración, fácilmente podemos distinguir, en tiempos actuales, los efectos debilitados del primer concepto en el encuentro con casos clínicos donde el efecto de la palabra no es suficiente y así tanto padres como hijos manifiestan vivir en estado de violencia permanente, sojuzgados y atemorizados por algo que no para. Así es como una mujer, agobiada por problemas con su hijo, de quien lleva la crianza en soledad, se ve sin salida ante la anarquía imperante con este joven de 14 años cuyos modos se reproducen cotidianamente. Goce, claramente perfilado en ese vínculo por el abuso de violencia entre ambos. Sin embargo aquél no se angustia, no manifiesta culpa alguna y rechaza todo tratamiento, mientras la madre vocifera su hartazgo y su anhelo de mandar al hijo a vivir con su padre, mientras, en ocasiones, llegan a las manos de igual a igual. Continuando con las viñetas clínicas, una joven de contextura pequeña es permanentemente violentada por sus compañeros a raíz de su aspecto físico. Por su parte se convierte en una máquina de fantasear respuestas de mucha violencia encontrando en la figura paterna el escenario propicio para la actuación. Por dificultades en el trato lo califica de inmaduro, caracterizándolo como alguien que no respeta sus intereses, sus tiempos, más interesado en los juegos del celular, situándolo como espectador de conductas adjetivadas de abuso por parte de un pariente paterno. Ausencia de validación que acrecenta su odio y el deseo de que desaparezca de su vida. Si bien la madre logra desempeñar alguna función de regulación, la degradación de la figura paterna le dificulta relacionarse con jóvenes encontrándolos estúpidos a todos. En otro escenario una joven consulta por x razones, engañada por una amiga, es invitada a una fiesta donde concurren otros adolescentes, beben, y de pronto comienza a sentirse mareada, ve como a otra de sus amigas la llevan a un cuarto entre varios muchachos, ella entra a la habitación, intentan sobrepasarse con ella, se defiende logrando salir con su amiga. Situación de mucha angustia, al darse cuenta del engaño. Subjetivamente conmovida logra comunicarse con su hermano quien la auxilia. A partir de ese suceso aparece el síntoma anoréxico. El asco por lo experimentado se traslada a la comida por no poder tragar(se) lo ocurrido con la persona que consideraba de su amistad. Por último, el miedo a ser escrachada en redes sociales lleva a una jovencita a iniciar tratamiento. También manifestaba algunos trastornos de la

alimentación. Lo relevante es su entrada permanente en las redes verificando escraches a otros, lo que justamente ella tanto teme. Goce escópico, ver como se insulta o cuentan cosas falsas cautivada por la angustia que le produce la sola idea de ver que su nombre aparezca en esos sitios. Correlato de su forma particular de medir el bien vista y lo mal vista por el Otro social. Conclusión Tanto los hitos históricos (pasados y actuales) como los casos clínicos dan cuenta de que el hombre no ha sido ni es propenso a la benevolencia. Los malos espíritus no fueron ni serán sojuzgados por la cultura, al decir de Freud. Tiempos actuales, tiempos violentos. Ana María Grellet-Mabel Sánchez

Toxicóman@s, Sin toxic@s (Lo tóxico está en el goce) ¿Qué destino queda para los cuerpos toxicómanos cuando los parlantes han dejado de responder a la autoridad del padre quien aseguraba un conjunto cerrado de leyes que regulaban desde la prohibición? Dos dimensiones surgen de entrada a la expresión cuerpos toxicómanos: la primera con relación a un sujeto consumidor de sustancias tóxicas y la segunda a cualquier sujeto que en el goce cifrado en sus síntomas puede tener un carácter adictivo o tóxico. Para comenzar nos vamos a preguntar ¿qué es lo tóxico? Para el diccionario de la real academia de la lengua española, tóxico es: veneno o toxina 1 - Sustancia que incorporada a un ser vivo en pequeñas cantidades es capaz de producir graves alteraciones funcionales, e incluso la muerte. La muerte es solo una posibilidad, así entonces no es seguro que todo veneno mate pero existe la posibilidad de que así sea por lo tanto el veneno goza de la propiedad de mortificación. 2 – Cosa nociva a la salud (organismo) 3 – El veneno (tóxico) puede causar un daño moral. Si bien no es clara la justificación de esta definición, es muy llamativo encontrar tal acepción en la palabra. Si el veneno puede causar daño al organismo y a la moral entonces el veneno es algo que compromete al cuerpo y alma.

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4 – Más sorprendente es encontrar esta definición que dice que el veneno reserva un lugar en los afectos: ira, rencor, u otros considerados malignos. Entonces además de la moral, los afectos también se ven comprometidos Esta combinación de factores: organismo, moral y afectividad arrebatan al veneno (tóxico) del plano eternamente natural, del orden de la biología de cualquier ser vivo y le reserva un lugar en lo que serán susceptible de gozar del tóxico, de una manera particular, los seres hablantes, es por efecto del lenguaje que se hace posible el desarrollo de la afectividad. Por todo ellos si la cosa tóxica (el veneno) es nocivo para la salud, como reza la segunda acepción, es necesario considerar que moral y afectividad sobrepasan el plano de la salud física y nos traslada a una cuestión relacionada con lo psíquico. Siendo así la toxicidad, la intoxicación por veneno, es una cuestión que compromete lo psicosomático (soma y psique) y por este camino arribamos, por los senderos del psicoanálisis a la necesidad de preguntarnos por el goce. ¿Puede ser que el goce conduzca a un destino tóxico? (es decir efecto mortificante para el sujeto independientemente de que se trate de sustancias tóxicas) Para comenzar vamos a trabajar los goces y la toxicomanías, podemos decir, lo que Lacan termina denominando goce no es más que la pulsión de muerte freudiana y lo dice así en las charlas de Sainte-Anne: Dos cosas resultaron puesta en evidencia por Freud y el discurso analítico, es toda la gama del goce. Quiero decir, todo lo que se puede hacer tratando convenientemente a un cuerpo, incluso su cuerpo, todo esto en cierto grado participa del goce sexual. Pero del goce sexual mismo, cuando quieren ponerle la mano encima, si puedo llamarlo así, ya no es para nada sexual y se pierde, no hay síntesis, a menos que ustedes llamen síntesis a que no hay más goce que el de morir, se ve que finalmente lo deja reducido al goce de morir. Freud pone de manifiesto toda la gama del goce, es decir que hay un relación estrecha entre el cuerpo y el goce .Es más, la idea de Lacan es que el lugar del goce es el cuerpo. En esta época, la que tomo como referencia, años 70, Lacan empieza a definir el ser humano como parlêtre, ya no tanto porque es un ser hablante, sino porque es un ser que goza. Así lo enuncia: “La dimensión entera del goce a saber, la relación de este ser parlêtre, con el cuerpo”, ya que no hay otra definición posible. Define el goce como la relación del ser parlêtre, con el cuerpo. Ubica muy bien la cuestión del goce en el punto de la pulsión, ya que se ve muy claramente que la pulsión no es el encuentro del lenguaje con el cuerpo. Acá vamos a tratar de distinguir diferentes tipos de goces, una distinción entre el goce sexual y el goce a secas que lo trabaja en

el seminario XIX. El goce a secas es el goce natural por traducirlo de alguna manera, cuando no tiene ningún condimento de la vida humana, ningún aditivo, simplemente el choque del significante y el cuerpo. Entonces, lo primero que hace Lacan es distinguir el goce a secas, del goce sexual. Retomo la cita que leí anteriormente “El goce sexual mismo cuando quieren ponerle la mano encima, ya no es para nada sexual, se pierde”. Creer que el goce coincide con lo sexual es por excelencia, una idea fálica. El falo entre otras cosas hace creer que el goce y lo sexual van de la mano. Para creer que el encuentro con el otro sexo puede implicar una satisfacción, hace falta hacer del otro sexo la metáfora del objeto perdido. Es decir que hay una operación, hacer que el otro sexo sea aquello que está perdido para uno y uno salga a su encuentro para recuperar eso de lo que está faltado. A esta relación se la conoce también como el goce idiota o goce masturbatorio, es idiota por su repetición, siempre la misma, al alcance de la mano, sin esfuerzo alguno. Este goce es absolutamente solitario, auto-erótico y deja por fuera a cualquier encuentro ya sea homo o heterosexual, es precisamente quedarse centrado en el falo. Tanto falo puede llegar a ser tóxico para el sujeto. Para concluir señala Graciela Brodsky unas líneas en el seminario “Clínica de la sexuación”: hay una diferencia entre la ética del soltero y la de homosexual. Sin bien en ambos caso la relación es estrecha por el falo. Si bien se borra la diferencia castrado/no castrado en la posición del soltero no hay un movimiento hacia el otro, no hay un esfuerzo no se paga nada. En la posición del soltero el otro no cuenta, de alguna manera se asume un posición cínica pues el sujeto allí se basta a sí mismo. Al homosexual le toca hacer el esfuerzo para conquistar su pareja, entra en el plano del amor y el deseo. Por ahora lo que se logra entender del asunto es que, por un lado se tiene un exceso de satisfacción ligado al goce del órgano, y por otro lado, como ruptura de falo, la toxicomanías ofrece también otro exceso de satisfacción a través de un objeto externo. A través del cual el sujeto establece un montaje pulsional lo suficientemente eficiente como para no saber nada del problema sexual, de la castración. Conclusión: el sujeto se las arregla para no saber nada del otro para mantenerse en un goce cerrado, completo y total. Martín Cuneo

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El goce autista en el consumo… las maniobras del analista Tal como lo desarrolla Freud en su texto 'El malestar en la cultura', sabemos que este malestar es inherente a la cultura, que no hay cultura sin malestar. Es un dato estructural y por tanto no es una contingencia de un momento dado o una coyuntura especial. Ubica de manera central un malestar y de allí las diferentes formas de dar respuestas a este sufrimiento, dentro de ellas mencionan los narcóticos, el amor, la religión, el delirio o la sublimación. La respuesta al malestar, cualquiera que sea, es una solución que no elimina el malestar, aunque se intente una y otra vez y con diferentes artilugios escapar al mismo. Naparstek (2005) dice que los narcóticos tienen el riesgo de que, al producir un efecto químico para el organismo, en cada respuesta singular con estos se puede encontrar lo que contiene de beneficioso ante el sufrimiento y a la vez de peligroso. Freud tenía claro en aquel momento, que había un peligro con los narcóticos, aunque no plantea cuál. En el texto 'La tesis freudiana sobre la adicción' Naparstek infiere que este peligro estaba en relación a romper el lazo con la realidad, quedar sustraído de la realidad. Entonces, eso mismo que en un principio es buscado para no estar sometido a las frustraciones de la realidad, es un peligro. En la actualidad, diferente a la época de Freud, nos encontramos con que lo característico de nuestra cultura no es ofrecer un menú de posibles respuestas donde priman lo singular y el lazo con el otro, donde el consumo aparece como un síntoma acotado. Hoy vemos que sucede lo contrario, se busca ofrecer una única respuesta y es por la vía del consumo. Naparstek dice que la globalización entre otras cosas implica esto, que hay una respuesta para todos por igual, para que todos puedan gozar de la misma manera. Sería un goce unitario, intentando barrer con todas las diferencias. Esta es la tendencia actual que lleva a una respuesta única y globalizada, a un solo goce. Hay que gozar como el mercado manda. El consumo generalizado como supuesta y única respuesta al malestar, intenta instalar la idea de que por la vía del consumo uno podría paliar el malestar. Sería como una solución universal ya que borra la respuesta singular y el lazo con el otro. A esta forma actual que es la globalización ya Lacan en La Proposición del 9 de octubre (1967) la enunciaba con lo que llamó 'el advenimiento correlativo a la universalización del

advenimiento correlativo a la universalización del sujeto procedente de la ciencia'. Miller (2005) nombra a la época contemporánea como la 'inexistencia del Otro' y dice “la gran neurosis contemporánea es determinada por la inexistencia del Otro que condena al sujeto a la caza del plus de gozar; predominando el objeto a por sobre el Ideal, quedando socavado el Ideal.” Entonces, el goce del consumo tiene la particularidad y el peligro que rompe el lazo con la realidad y con el otro. Cito a Naparstek cuando dice que la droga genera un desenganche respecto del Otro, el Otro del lenguaje, el Otro social, el Otro sexo. El toxicómano muestra que con su patología prescinde de estos otros y busca una operación que no pase por allí; prescinde del sexo encontrando una respuesta libidinal diferente. Miller (1996-97) presenta a la toxicomanía como un antiamor, ya que sobrepasa al partenaire sexual y se dedica, se concentra al partenaire a-sexuado del plus de goce. Salamone en el curso 'Una Clínica de las Adicciones' habla de un goce autista, autoerótico que no pasa por el otro, que no establece una relación, un lazo con el otro. Es un goce cerrado sobre sí mismo, generando una posición de certeza similar a la psicosis; plantea que el neurótico pierde el goce y no sabe por qué vive en este mundo. Sufre y lo angustia la falta en ser, mientras en la psicosis su razón de ser es el goce y lo sabe. Tiene certeza del goce. Entonces me pregunto ¿Cómo posiciona el sujeto a la droga frente a su estructura? Salamone refiere que el goce pleno está perdido en la neurosis, el sujeto encuentra un límite en el goce, hay una interdicción al goce por medio de la castración, operación que separa el cuerpo del goce. Aquí la economía del goce cambia y como resultado de esta operación es la inscripción del significante fálico que funciona como una reglamentación produciendo una mutación del goce, le pone un límite. Vemos que, lo que separa el goce del cuerpo es el significante. Entonces, cuando uno pierde ese goce -ese real- uno puede hablar algo de eso que vivenció, podemos recuperar ciertas coordenadas de placer. Naparstek sostiene que en la psicosis ese es justamente el problema, no hay significación fijada fálicamente porque no hay metáfora paterna. Por lo tanto, el ideal actual como modalidad de goce no es la neurosis sino la psicosis. Hoy no impera la represión, sino el empuje al goce. Esto es el capitalismo. En este punto el sujeto que consume, dice Salamone, no quiere enfrentarse a la falta y busca llenarla, taparla con ese goce. Frente a la angustia que esta falta le provoca, el adicto retrocede, no la tolera, se le torna insoportable y pretende volver al goce pleno, queriendo lograr esa satisfacción primaria. Pero sabemos que en la neurosis ese goce siempre falla, es una ilusión que no falle porque se trata de un goce pleno abandonado, registro de lo real donde solo se llega a él por rodeos.

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Resumiendo, hoy contamos con las ofertas del mercado capitalista respecto a un goce masivo, globalizado, unificado donde el mandato es que todos van a gozar de igual manera y por el mismo medio: el consumo. De esta manera, se logra borrar el lazo con el otro y las singularidades. La particularidad del goce propuesto por el consumo es que es un goce autista, auto erótico, egoísta, cerrado sobre sí mismo donde el otro no entra en juego. No hay demanda del lazo con el otro. Es aquí donde me pregunto por la labor del analista, labor realizada tanto en consultorio como en instituciones. ¿Qué lugar para el psicoanálisis? ¿Cómo opera un analista ante este goce autista? ¿Cómo generar demanda en el otro cuándo no la hay? Es fundamental saber que la dirección de la cura no va a ser la misma en una estructura que en la otra. Naparstek dice que en la psicosis muchas veces todo el tratamiento es un intento de sostener la identificación del sujeto al ser adicto y, en todo caso, lograr con esto un consumo regulado. Distinto es en la neurosis donde se intenta cuestionar esa identificación ya que esa significación obtura el despliegue asociativo, metonímico. Salamone refiere que no se busca una abstinencia, una cancelación de ese goce, sino un desciframiento. Se trata de ver qué relación tiene el sujeto con su goce y poder mover esa relación. Como analistas se busca poner en marcha diferentes maniobras para que ese goce sea trabajado en el caso a caso y cernir lo específico que tiene; los artificios analíticos apuntan a interrogarlo, descifrarlo y ver qué es lo que mueve esa relación del sujeto con el goce. Se intenta una trasmutación de este. Cito a Salamone (2021) cuando dice, si bien el goce no se doméstica, no se amaestra sí se regula, se logra una metamorfosis. Como analistas apuntamos a otra forma del goce, a un goce cifrado, a una verdadera mutación y cambio de este, para que aparezca algo del sufrimiento subjetivo, de lo sintomático. Operamos sin sancionar, sin pegarnos al discurso yoico, a los mandatos morales y superyoicos. Se busca escuchar y desde allí perturbar la defensa interviniendo, interpretando de manera quirúrgica. Se trata de localizar, aislar, recortar, señalar significantes que conciernan al sujeto, que lo toquen y lo sacudan. Dice Salamone, “en análisis la relación con el otro y con su significante lo va a llevar al sujeto a la falta, al deseo, al síntoma - ahí el consumo falla”. Se intenta que el adicto logre pasar su goce autoerótico por el Otro. Logre ponerse en relación al Otro. Que el sujeto deje de resistirse a poder escuchar su relación con el inconsciente. Es la orientación a lo real en psicoanálisis. Muchas veces esto no implica necesariamente hablar de la adicción, hay que escuchar más allá de las drogas y lograr que el sujeto se esculpa a sí mismo, esto es logar una posición analítica. Sofía Soler

¿Una nueva feminidad?

Me interesa tomar una versión de la feminidad de la época que Coccoz expone en “Las nuevas del malestar en la cultura”. Hay allí en “nuevas feminidades” algo que anuda un tiempo (también podríamos decir, la época) con lo femenino. Decimos con Lacan que La mujer no existe. Si La mujer no existe, no significa que no haya mujer, sino que el lugar de la mujer está vacío. (Miller, 1992, pág. 98) Para fabricar algo allí, en ese vacío, se requiere una invención. Una creación que es en articulación con el Otro. El Otro de la cultura. Basta pensar el lugar y tratamiento que se le da han dado a las mujeres en las diferentes culturas y épocas, tratamientos a ese vacío. La nuestra, en su particularidad, se dice feminizada. Decir feminización no es decir mujeres, sino es aquello que Lacan explica como el goce deslocalizado, infinito, sin límites. Con el exceso como marca del goce contemporáneo, se podría proponer a la violencia como un nombre de ese goce. La tan mentada violencia sin límites que cobra tanto vigor en la actualidad, y que tiene particular sesgo en la llamada “violencia de género” haciendo alusión a la violencia contra la mujer. Víctima. Un modo de nombrar a “La mujer” que no existe. Si ya en 1931, en el texto “la feminidad”, de Freud, se preguntó por el masoquismo femenino, podríamos pensar que el fenómeno es de larga data. Freud se preguntó si era un fantasma femenino. Finamente, Lacan resuelve que el masoquismo femenino es un fantasma masculino; que hoy toma formas en el Otro de la época que homologa feminidad con victimización. Eso quizás pueda ser algo lo nuevo de las feminidades inscriptas en esta época. La feminización generalizada como victimización extendida, dice Marcelo Barros (2020, pág. 47). Que la cuenta de femicidios vaya en aumento y las cifras más elevadas de denuncias de la provincia sean sobre la llamada “violencia de género” no es sinónimo de que el fenómeno hoy sea en mayor cantidad. Lo que es seguro es que en este momento se problematiza, se contabiliza y se viraliza vía medios masivos. En el mismo contexto, la provincia de Jujuy

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proclama la Ley Iara, Declaración de emergencia pública en materia de violencia de género. Entre las medidas de esta ley, resaltan mayor cantidad de Centro de Asistencias a Victimas y más refugios para ellas, campaña de difusión de los medios, educar en “perspectiva de género”, y prioridad a las denuncias de la temática. Si el goce femenino no deja aprehenderse en una categorización o en una ideología, es algo que el discurso capitalista de la época aún intenta absolutizar (Camaly, 2021) ¿Qué lugar darle a la mujer en la cultura? El de víctima es una de las respuestas que ensaya el discurso de la época. Víctima de violencia de género, víctima de abuso sexual, víctima del sexo masculino y del patriarcado. A la vez que los medios masivos muestran el protagonismo del avance de las mujeres en materia de derecho, también presentan un perfil cada vez más victimizado de la mujer. Pero más allá de los aspectos políticos del fenómeno, de las acciones jurídicas y las garantías del Estado para la protección del “género”, el psicoanálisis se orienta por la infinidad de modalidades subjetivas que se desglosan cuando el sujeto tiene lugar. En lo que a las “nuevas feminidades” atañe, pensamos la articulación entre estructural y social. Modalizaciones. Lejos del afán de generalizar, intentemos precisar algunas modulaciones, las más diversas, respecto de ese lugar de victima que hoy se intenta nombrar como genérico de lo femenino. Una de las modalidades más interrogadas es el consentimiento al maltrato de parte de ellas. Denuncian, a veces al primer golpe, otras tras años de maltratos con el partenaire-estrago. La denuncia inicia un circuito que, la mayor de las veces sigue con medidas como “botón antipánico”, encarcelamiento de la pareja, evaluación psicológica y medida restrictiva de alejamiento. Todos intentos de protección a víctimas que, en su mayoría, los visitan en la comisaria, intentan levantar la denuncia o pagan a abogados para su liberación. Todo ello clasificado por la psicología en tipos de violencias y descriptos en ciclo de violencia, que nada dicen sobre el goce infernal que no cesa de repetirse anudando la singular forma de gozar con el campo del Otro de la cultura. Se lo adjudica a una “naturalización”, dejando por fuera la satisfacción. Pero ¿por qué ellas? Lacan dirá que hay dos modos de gozar: macho y hembra, y que es del lado del amor como ellas gozan. Sitúa del lado hembra el sesgo erotómano, la certeza sobre el amor. Los signos del Otro son leídos como signo de amor. Esa condición erotómana, que queda adherida al signo de amor del Otro, se pone en juego en el maltrato. Y aunque signo dañino, el insulto, el golpe o los celos, adoptan la forma un signo del Otro (De Francisco, 2014). Muchas veces

seguido del arrepentimiento y la declaración de amor. Si del lado de ellos sitúa la incapacidad para amar la alteridad, y entonces se ve tentado a violar, degradar o humillar el Otro cuerpo en un intento desesperado por hacerlo suyo; del lado de ellas aparece el sin límite a las concesiones que una mujer puede hacer por un hombre: cuerpo, alma, bienes, etc. A veces, denunciar el maltrato de años ya puede implicar el movimiento hacia la construcción de un límite posible; otras veces, esa instancia se vuelve una más de las secuencias repetitivas del ciclo pulsional. Otro modo, en sintonía con este, es cuando adquiere la forma de nominación. Cuando la voz superyoica del partenaire, bajo la frase “tú eres…”: “tú eres la mujer que me seguirás” o “tú eres la mujer no me abandonarás”, es terreno fértil para hacer de soporte del fantasma en ella. De ese modo, ella es el objeto precioso que él ha elegido para eso. Lo que importa es ser elegida, ya sea para ser intimidada, golpeada o aturdida (Musachi, 2012). Ambos modos, enlazados con el sin límites de la castración y/o la fijación de una identificación en un lugar del Otro (un mal lugar), pero que le permite construir un “ser”. Maticemos. Otras de ellas, por la vía de la víctima ligada al imperativo actual de “debe creérsele” ante todo, hallaron un modo de castigo para la traición del hombre, en la denuncia por violación, por ejemplo. Ese hombre habría perdido, no solo la libertad, sino también la oportunidad de nuevos encuentros amorosos y el desprestigio social que conlleva el “escrache”, cuan agujero difícil de cernir. Entonces, del lado femenino se trata de una serie de singularidades que tienden al infinito. La época pone significaciones, otorga sentidos, pero la singularidad es la que evoca que se hace con ello. Planteamiento ético que no se condiciona en las soluciones estandarizadas. Para finalizar, si bien no se puede hacer de esto una generalización, podríamos decir que no se trataría de la violencia de género, en tanto ligado a lo identificatorio en juego. Parece estar más del lado de la posición sexuada, que del género. Posición respecto del goce. María José Herrera

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Hablo con mi cuerpo, y sin saber “El análisis se distingue entre todo lo producido con el discurso hasta entonces, por enunciar lo siguiente, hueso de mi enseñanza: que hablo sin saber. Hablo con mi cuerpo, y sin saber. Luego, digo siempre más de lo que sé.” (Lacan, 2014, pág. 144) El inconsciente cambió el mundo El psicoanálisis marcó en sus orígenes la diferencia entre lo biológico y el cuerpo. El sufrimiento de la histeria era llamado simulación por no encontrarse su correspondencia en los órganos. Freud inventó el psicoanálisis a partir de escuchar allí algo más, lo cual marcó la diferencia para siempre: existe un cuerpo más allá de lo biológico, un cuerpo a construir. Esto que era rechazado por la medicina en aquella época, Freud lo elevó a la condición de una instancia psíquica, la más determinante en la vida de un sujeto, el inconsciente. Luego Lacan haría de esto un discurso. El inconsciente cambió el mundo (Miller, 2012). Que el cuerpo habla no es ninguna novedad. Hoy se reciben numerosas derivaciones de médicos que luego de realizar todos los estudios desde su ciencia, y comprobar que los parámetros dan normales, les dicen a los pacientes: “Sería bueno que consulte con un psicólogo” o “Lo de usted es psicológico”. Se escucha en muchas de estas derivaciones médicas el reconocimiento de un cuerpo afectado, pero que escapa a sus intervenciones, por lo cual se trata de otro saber. Se puede decir que ya no es sólo el psicoanálisis quien diferencia cuerpo y biología. A esto que escapa a la medicina en tanto tratamiento del organismo, y que es asociado al vivir en el mundo, llamado “estrés” muchas veces – “malestar en la cultura” podríamos decir aquí-, se le ofrece hoy una gran cantidad de tratamientos posibles. Existen incontables ofertas del mercado para el tratamiento del cuerpo (medicación, ejercicios físicos, psicoterapias, entre otras). Todas estas técnicas corporales son técnicas del significante, técnicas del significante Amo, en tanto buscan hacer entrar al cuerpo en un orden. Se basan en “hacer marcar el paso” (Soler, 1987). Ahora bien, si decimos que el mercado sostiene cierta promesa de encausar la buena manera de habitar el mundo con un cuerpo, ¿qué ofrece el psicoanálisis? El psicoanálisis cambia, no es un deseo, es un hecho. Aquí marquemos una diferencia fundamental, estas

técnicas del cuerpo también sostienen que el cuerpo habla, pero, allí la diferencia, hablan a partir de un discurso, de un lenguaje, de un sentido. Se trata entonces de saber descifrarlo. Es esa la clínica que inventó el psicoanálisis, subversiva para su época, descifrar lo inconsciente, hacer consciente el inconsciente, donde Ello era, yo debo devenir (Freud, 1991). Siguiendo la orientación de Miller, podemos decir que ese tipo de clínica, de interpretación, ya pertenece a un sentido que se ha vuelto común (Miller, 2021). Entonces, para seguir siendo un discurso subversivo y no extraviarse entre las ofertas del mercado para el tratamiento del cuerpo, la propuesta debe ser diferente. Para llegar a esto tenemos que hacer resonar la orientación de Lacan, quien finalmente buscaba reemplazar el concepto de inconsciente (el cual remite insistentemente a su relación con la conciencia), por un nuevo concepto, el cual se trata de un neologismo: parlêtre, podríamos decir forzando la traducción, hablante ser o cuerpo hablante. (Miller, 2014). El psicoanálisis cambia, no es un deseo, es un hecho. Supone un esfuerzo permanecer lo más cerca de la experiencia para decirla (Miller, 2014). Miller propone analizar al parlêtre en tanto que analizar el parlêtre no es lo mismo que analizar al inconsciente en el sentido de Freud, ni siquiera el inconsciente estructurado como un lenguaje. No hay verdad que al pasar por la conciencia no mienta Primero está la interpretación de la época del síntoma que se apoya en el sentido y la significación, luego está la que sabe jugar con el equívoco, con lo escrito en la palabra, la única que puede liberar del sinthome. El sinthome, otro concepto propuesto por Lacan, es un acontecimiento del cuerpo, una emergencia de goce, a diferencia del síntoma, no se trata de un efecto de sentido. Lacan ya no habla de los efectos de verdad que liberan el síntoma, sino de los efectos de equívoco que operan, con una declaración perentoria: únicamente a través del equívoco la interpretación opera (Laurent, 2016). En el lugar de la represión –a levantar-, el análisis del parlêtre instala la verdad mentirosa, la verdad es intrínsecamente de la misma esencia que la mentira. Lo que no miente es el goce, el o los goces del cuerpo hablante. Cuando se analiza el inconsciente el sentido de la interpretación es la verdad. Cuando se analiza el parlêtre, el cuerpo hablante, el sentido de la interpretación es el goce. Este desplazamiento de la verdad al goce da la medida de aquello en lo que se convierte la práctica analítica en la era del parlêtre. (Miller, 2014). Cuerpo hablante no es un hablar articulado a un discurso El cuerpo es la única consistencia del parlêtre, a diferencia del sujeto que entra en juego, en calidad de 7


EDITORIAL

variable significante. El cuerpo hablante, habla en términos de pulsiones. La modalidad de la interpretación por el lado del sentido a descifrar muestra sus vicios de caducidad. Sin duda al analista hoy, le toca hacer un nuevo uso del significante que haga resonar algo diferente al sentido, un cierto efecto de agujero, más cerca de una significación vacía, que haga presente la relación sexual que no existe y aún más, que su acto incluya un nuevo manejo de su goce que está fijado al cuerpo, puesto que este ya no dispone de las mediaciones simbólicas que en otro tiempo las referencias al padre se encargaban de sostener (Miller, 2014). La interpretación, entonces, es un decir que apunta al cuerpo hablante, para producir un acontecimiento, para llegar a las tripas, eso no se anticipa, sino que se

Si en lo que sigue hago contribuciones a la historia del movimiento psicoanalítico, nadie tendrá derecho a asombrarse por su carácter subjetivo ni por el papel que en esa historia cabe a mi persona…todavía hoy, cuando hace mucho he dejado de ser el único psicoanalista, nadie puede saber mejor que yo lo que el psicoanálisis es, en qué se distingue de otros modos de explorar la vida anímica, qué debe correr bajo su nombre y qué sería mejor llamar de otra manera (Freud, 1914).

BIBLIOTECA ANALITICA DE JUJUY - COMITÉ DE GESTION Director: Ricardo Peralta / Adjunto: Sebastián Ibáñez / Secretario: Raúl Argüello / Adjunta: María José Autino / Tesorera: Ximena López Villamide / Adjunta: María José Herrera

COMISIONES Docencia: Responsable: Susana Pihuela / Adjunto: Ana Calderón / Colaboradores: Sebastián Ibáñez, Jorge Luna, Valeria Mercado, Laila Quintar Enseñanzas de la clínica: Responsable: Raúl Argüello / Adjunto: Ricardo Peralta / Colaboradores: Graciela Rosso, María José Autino Prensa y Difusión: Responsable: Clelia Cano / Adjunto: Soledad Cortés / Colaboradores: Sebastián Ibáñez

verifica con efecto retroactivo, porque el efecto de goce es incalculable. Todo lo que el análisis puede hacer es concordar con la pulsación del cuerpo hablante para insinuarse en el síntoma. Entonces, sin excluir la clínica anterior, lo que el psicoanálisis puede ofrecer es guiar la experiencia hacia lo real, hasta el punto donde el sujeto se encuentra con la experiencia de goce, que no puede ser pensada, solo es posible encontrarse con ella. Se trata de un goce opaco del síntoma, opaco por excluir el sentido. En el campo del goce existe algún trozo indomeñable, en el que ninguna empresa de dominio hará de él su morada. Jorge Luis Luna

Los trabajos que se publican se presentaron en “Finales y Aperturas del Psicoanálisis en Movimiento” Jornada de la Biblioteca Analítica de Jujuy 30 de abril del 2022.

Equipos Temáticos y Módulos de Investigación: Responsable: Ximena López Villamide / Adjunto: Mabel Sánchez / Colaboradores: Magalí López Biblioteca: Responsable: Graciela Rosso / Adjunto: Laila Quintar / Colaboradores: Clelia Cano GPS: Responsable: Mabel Sánchez / Adjunto: Ricardo Peralta / Colaboradores: Ana María Grellet, María José Herrera, Luciana Tolaba El Prismático: Responsable: Sebastián Ibáñez / Colaboradores: Ricardo Peralta, Laila Quintar Psicoanálisis en la ciudad: Responsables: Laila Quintar / Adjunto: Ana Calderón / Colaboradores: María José Autino, Mabel Sánchez

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