Festival Flamenco de Verano 2012

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Palabras del Presidente de la Peña “Miguel Vargas” En esta séptima edición de nuestro festival flamenco de verano homenajeamos a un paradeño comprometido con nuestro pueblo y con nuestra peña, la peña cultural flamenca “Miguel Vargas”: José Suárez Aguilar, José el Pescaero, como todos le conocíamos. Un hombre que fue durante muchos años un ejemplo a seguir dentro de nuestra peña y que nos dejó pronto y de forma sigilosa un verano de 1990. En la historia de nuestra peña, por tanto, estará siempre José al lado de nuestro titular Miguel Vargas, y de otros bienhechores de ella. Porque gracias al esfuerzo de personas como él, la peña sigue viva. Como a él le gustaría.

Fundadores de la Peña Flamenca con Melchor de Marchena y aficionados locales, entre ellos, el presentador Pepe Sánchez (a la izquierda). Al fondo, José “el Pescaero”. Portada: Roberto Suárez Consejo de Redacción: E. Pastor, R. Suárez y P. Parrilla. Fotografías: Archivos de Peña F. Miguel Vargas, Juan José Hurtado y familia de José Suárez Aguilar.

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Edita: Peña Cultural Flamenca Miguel Vargas y Ayuntamiento de Paradas. Imprime: Caligraf Depósito Legal: Pdte. de asignación


VII Festival Flamenco de Verano Hay una cultura llamada oficial, que vive de los grandes acontecimientos, en los que la foto y la crónica son mucho más importantes que el contenido y el significado de las propias actividades. Paralelamente, hay una cultura, hechas del esfuerzo de cada día, de la creación y el trabajo, que compone la realidad última y profunda de la identidad popular.Es en esta última donde José el Pescaero se movía como pez en el agua, nunca mejor dicho. Fue un hombre inteligente, hábil, con don de gentes y muy dado a las relaciones humanas, donde era un auténtico valladar. Hombre que dio siempre la cara por nuestra peña, fue tesorero de ella en su primera época hasta que la peña cambió de aires y paso a tener sede en la Casa de la Cultura a mediados de los años ochenta, donde la tesorería pasó a manos del llorado Miguel González Recacha, otro hombre importante en la más reciente historia de nuestra peña. Por todo ello, la peña cultural flamenca “Miguel Vargas” quiere recordarte y agradecerte lo mucho que hiciste por ella desde su fundación hasta ese día en el que te fuiste sin decir adiós para estar al lado de nuestro padre Jesús Cautivo y Nª Sra. del Mayor Dolor. Gracias, José.

Antonio Rodríguez Vera Presidente

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Semblanza Decía Ortega y Gasset, que cada persona es ella y sus circunstancias. Decía Chiara Lubich, que nada es pequeño si se hace por amor. Decía Jesús de Nazaret, que debemos tratar a los demás de la forma en que a nosotros nos gustaría que nos tratasen. Pienso que estos tres pensamientos son significativos, para ilustrar la personalidad de un hombre bueno y sencillo, de profesión pescadero y de nombre José. Nació el 1 de Mayo de 1928, en la calle Santa Cruz nº 25, al igual que sus hermanos Obdulia, Concha, Ana y Manuel. Sus padres fueron Joaquín y María (aunque en el registro civil aparece con el nombre de Claudio y en su partida de bautismo, Joaquín. En aquella época era algo normal). Su medio de vida era un negocio de pescado que compartía con su hermano Manuel en la Plaza de Abastos (¡dónde quedó el Mercado de Abastos!) y ambos, a su vez, compartían desde el principio, una furgoneta con su sobrino Claudio. Sí, toda la familia eran pescaderos. Contrajo matrimonio con Isabel y fruto del mismo nacieron sus hijos Claudio y Puri, a los que educaron con valores cristianos y humanos.

La vida de una persona no se puede parcelar. La persona es una e, indudablemente, sus actuaciones fueron el reflejo de lo que le dictaba su corazón. Supo hacer suyas las palabras del Cautivo: “el que quiera ser grande entre vosotros, sea vuestro servidor”; Supo hacer hermandad en la familia, en el trabajo y en la calle. Su carácter era abierto, nunca le gustó molestar, es más, prefería hacer las cosas antes que pedirlas. Predicó con el ejemplo: hablar poco y hacer mucho. Se crecía ante las dificultades. Tenía las ideas claras y miraba a la vida con optimismo. Se conformaba con poco. Cualquier detalle cotidiano lo hacía feliz. En una ocasión, me comentaba Amparito “la del Palomar” que hablaban en la Plaza (¡dónde quedó el Mercado de Abastos!) de que nunca les tocaba la lotería; a

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VII Festival Flamenco de Verano lo que él le respondió: “mira Amparo, la Virgen no quiere que pasemos penas, quiere que tengamos lo necesario, pero tampoco quiere que seamos ricos, porque nos volveríamos más egoístas”. Estas palabras se le quedaron grabadas a ella y encierran toda una filosofía y una forma de entender y de enfocar la vida. En su entorno familiar fue un adelantado de su tiempo en lo que se refiere a compartir las tareas; porque lo mismo cocinaba, que hacía cualquier otra tarea y, por supuesto, el pescado que se cocinaba siempre lo arreglaba él. Además, era una persona muy habilidosa y, si a esto le sumamos que durante su servicio militar estuvo en un destacamento de transmisiones, tenía conocimientos de electricidad; por lo que la instalación eléctrica de su casa la realizó él; además de arreglar planchas y pequeños electrodomésticos. En muchas ocasiones acudían las vecinas para que le resolviera algún problema de este tipo, que él siempre realizaba de forma desinteresada. Hizo del servicio su estilo de vida. Así, muchas personas lo requerían cuando llegaban las primeras comuniones, para que les hiciese una paella para la celebración. Incluso hizo un potaje para una boda. Muchos acudían a él para pedirle su paellera y sus útiles de cocina, que él siempre prestaba; pero que no siempre se los devolvían limpios. En alguna ocasión le dije que no podía hacerle una paella a todo el que se lo pedía, a lo que él me respondió: “si me piden que se la haga, ¿le voy a decir que no? Sus guisos eran famosos.

La Peña Flamenca Miguel Vargas en sus albores. Fundadores de la Peña y aficionados locales, acompañados por un joven Miguel Vargas. José “El Pescaero”, agachado, primero por la derecha.


VII Festival Flamenco de Verano Pienso que el más significativo de todos, no sólo por el tamaño, sino por lo humano, fue en el año 1986, cuando el Ayuntamiento de Paradas trajo a nuestro pueblo a muchos paradeños emigrantes en Cataluña. Se celebró una comida en la caseta municipal (que entonces estaba situada en la Plaza de España). Hizo un potaje para unas trescientas personas y lo fue sirviendo él una a una. El entonces Alcalde de Paradas, Alfonso MuñozRepiso le dijo: “José, has hecho lo más difícil”. Ni que decir tiene que todo esto lo realizaba de forma desinteresada. Además, él se encargaba de comprar los ingredientes. Era conocido en el pueblo por varios motivos: porque en su trabajo estaba de cara al público, porque estuvo al frente de una Hermandad y porque estaba muy ligado a la Peña Flamenca. En todos estos ámbitos pudo cultivar las relaciones humanas (que era lo que más le gustaba) con amabilidad y buen humor. Fue uno de los primeros hermanos de la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Cautivo y Ntra. Sra. del Mayor Dolor. No fue fundador de la misma, aunque trabajó incansablemente dentro de ella, porque la llevaba muy dentro de su corazón. Formó parte de su Junta de Gobierno y, seguidamente, el sentido de la responsabilidad hizo que estuviese al frente de la misma, como Hermano Mayor, desde 1967 hasta su muerte, en el año 1990. Durante estos años la hermandad fue creciendo y consolidándose en nuestro pueblo. Pienso que lo que hoy es se debe al estilo que él fue forjando con su buen hacer. Algunos cofrades lo calificaron como “pescador de jóvenes”. Sabía dónde estaba todo, dónde había que colocar cada cosa y cómo había que hacerlo. Siempre que se realizaba cualquier actividad estaba presente. Dispuesto siempre a trabajar y a contagiar a los demás con lo que hacía. Era el primero que llegaba y el último que se marchaba. Disfrutaba haciendo hermandad con las personas y gozaba, con humildad, viendo cómo la hermandad crecía en todos los ámbitos.

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Semblanza Fue uno de los fundadores de la Peña Flamenca Miguel Vargas. En su carnet de socio aparece con el número 1. El germen de la misma estuvo en las reuniones como aficionados que se realizaban en su cochera y en algunas ocasiones, en el comedor de su casa. Recuerdo, principalmente, que se juntaban, además de él, Juan José “el Hortelano”, “Algarín”, “el Talabartero”, “el Rubio” y Rafael Peña como guitarrista. Allí hablaban de flamenco y se tomaban un aperitivo que preparaba él y cantaban. Recuerdo algunos detalles curiosos como un festival que se celebró a beneficio de Cáritas Parroquial y en el que intervino Manuel Gerena. Después de cantar fue requerido por la guardia civil, por las letras que había cantado. Ese festival fue grabado en un magnetofón de Juan José y luego lo estuvieron escuchando en su cochera y comentaban que no veían nada raro en sus letras y consideraban que se trataba de cosas que se decían en el flamenco. También recuerdo que, en una noche de otoño, salían de su casa en la Calle Santa Cruz y, sucedió que al salir, venía entrando en la calle la pareja de la guardia civil cubiertos con su capa y con el fusil al hombro. Al verlos se asustaron (en aquella época estaban prohibidas las reuniones de más de tres personas. Hablamos en torno a 1970). Rafael Peña dijo: “yo me voy” y arrancó su coche a toda prisa. Él se quedó esperando a que llegasen y les explicó que se trataba de una reunión flamenca, que habían estado cantando. El guardia Aquilar, (natural de Arahal) le dijo que no había ningún problema y siguieron su ronda.

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Semblanza Cuando la Peña se constituyó se ubicó en los jardines de Gregorio Marañón y se constituyó la primera Junta Directiva en la que ocupó el cargo de Tesorero hasta el año 1986. Los recibos los emitía en unos cartones perforados, tamaño folio en los que aparecían los meses. Además de llevar las cuentas, él se ocupaba de la cocina, que tanto le gustaba y se le daba tan bien. En las reuniones flamencas solía hacer potajes y paellas, aunque en otras ocasiones también hacía migas y otros guisos. En realidad, a él aunque le gustaban todos los cantes y los conocía; por razones obvias sentía especial predilección por las saetas y, en cuanto a cantaores, sentía admiración por Antonio Mairena, Pepe Marchena y Manolo Caracol; pero disfrutaba más cocinando y alternando con la gente que con el cante en sí. Esta afirmación me la corroboró su hermano Manuel, que también me comentó que en una época en la que la Peña entró en decadencia y se quedó con un número reducido de socios (unos 16) él los reunió y les dijo que tenían que hacer lo necesario, para que el proyecto siguiese adelante. Él, predicando con el ejemplo, aportó 17. 000 pesetas, para pagar deudas. Pasado el tiempo, Miguel Vargas organizó un festival, para recaudar fondos y devolverle el dinero que se le debía. Por tanto, el que hoy exista la Peña Flamenca se debe en parte a él, que supo sostenerla en los momentos difíciles.

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VII Festival Flamenco de Verano En definitiva, en la vida nos podemos encontrar con muchos tipos de personas y todas, por el hecho de serlo tienen un valor incalculable, pero pienso que con sus cualidades, capacidades y espíritu de servicio, hay pocas. Pero la vida es como es y un día emprendió rumbo a la gloria eterna y desde allí estará disfrutando con sus nietos, su Hermandad y su Peña. Es verdad que se quedaron muchas cosas pendientes, porque no dio tiempo. La Casa de Paradas en Cataluña le tenía previsto un homenaje que no se pudo realizar. También teníamos pendientes disfrutar de unas charlas, tomándonos unas cervezas…

José, al recordarte perpetuamos tu memoria y te hacemos presente entre nosotros. Disfruta eternamente junto al Cautivo y la del Mayor Dolor.

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Programa de Actos

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José Suárez Aguilar a través del Pregón de la Semana Santa de Paradas

Y ante esta duda, de con quién te puedo comparar a ti José, que no eres Pescador como San Pedro ni como San Juan, solo eres un “pescaero” de la plaza de “Pará”.

MANUEL IGNACIO MÁRQUEZ BENJUMEA (1987)

Paradeños, llorad la muerte del pescaero que os amaba tanto del que quería a los niños can tanta ternura como quería a la Virgen de la Amargura, del que quería alos jóvenes y mayores como quería a la Virgen de los Dolores.

De aquel que en las calles y los patios, en balcones y azoteas, con macetas de geranios, repartía su testimonio todos los años.

De aquél que siendo tantos años Hermano Mayor Ha querido como nadie a su Virgen del Mayor Dolor.

Y ahora, cuando su virgen va por las callles Va tan bonita, guapa y hermosa, Que a cualquier imaginero le hubiera gustado tallar, Mientras desde el cielo la mira y sonríe JOSÉ SUÁREZ AGUILAR.

JOSÉ MANUEL RAMÍREZ HURTADO (1991)

De aquel que cada Jueves Santo se ponía La capa y antifaz morado y la túnica blanca

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VII Festival Flamenco de Verano

La Virgen del Mayor Dolor. El Jueves Santo subió al cielo, Llamó a las puertas y preguntó:

¿Está José el Pescaero?

Y le contestó San Pedro: No, José ha ido a Paradas, a ver salir a su Virgen, la del Mayor Dolor, a la que encomendó su familia. Cuando al cielo se marchó

Al ver San Pedro su humildad, hombre de gracias y bondad, a la virgen contestó:

Estarán las puertas del cielo, abiertas de para en par para que cuando “el pescaero vuelva”, no tenga ni que llamar.

JOAQUÍN GARCÍA BENJUMEA (1996)

(…) Os traigo aquí el deseo de un niño, que en las vísperas del día de su Primera Comunión, invadido por la emoción propia de una fecha tan importante, y en la que tan presentes están los nervios de los ensayos, las lecturas,… En ese día tan grande, él pidió a su padre, un deseo cargado de sentimiento y emoción que nunca podrá olvidar. Este niño transmitió a su padre, el deseo de estar acompañado del recuerdo de su abuelo en el día de su Primera Comunión, y para ello, le pidió que le trajese el escudo de oro de la Hermandad que tantas veces llevó su abuelo. Cuánto de ti habrá escuchado este niño, cuánto le habrán hablado sobre lo que amabas a tu Hermandad y lo por ella tú has trabajado, que sin haberte conocido, el único deseo de tu nieto en ese día tan especial, fue llevar tu insignia en la solapa junto a su corazón.

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VII Festival Flamenco de Verano Quédate tranquilo, José “el Pescaero”, que tu Hermandad está en buenas manos, que tú sigues siendo ejemplo de muchos en el día a día de nuestra Hermandad, que trabaja incanasable para que la llama de la devoción por el Cautivo y la Virgen del Mayor Dolor, siga ardiendo tan viva como siempre. Y desde ese balcón del cielo, al mirar la dulce cara tu Virgen, podrás apreciar que cuando Ella está en su paso,

Cuando Ella está en su altar Viendo a dos niños inquietos Se aligera su hondo penar, Porque Ella sabe que son tus nietos JOSÉ SUÁREZ AGUILAR.

JESÚS BEJARANO VERA (2007)

(…) Corría, bien avanzada, la década de los sesenta y El Porche, que en otra ocasión estaría sembrado por cientos de almas expectantes ante la inminente aparición de Nuestro Padre Jesús Cautivo, presentaba un aspecto desolador. La torre, más alta que nunca, y a instancias de San Pedro y San Pablo, miraba triste hacia el cielo intentando adivinar un espacio celeste para la esperanza. Hasta las cigüeñas se habían escondido esa tarde. En el interior, la iglesia poco a poco se fue quedando vacía y sólo un reguero de pisadas, que rompían la blanca monotonía de la nave de la Epístola, denotaba la reciente conglomeración de túnicas blancas que, un año más, se quedaban sin poder realizar su ansiada estación de penitencia. Es difícil expresar con palabras los sentimientos ajenos, y máxime cuando las imágenes se difuminan en el calendario del tiempo, pero se me aparece la Sacristía convertida en una especie de capilla de lamentaciones donde la plana mayor de la Hermandad se resistía a abandonar tan pronto a su Cristo Cautivo y a su Santa Madre. Sobre la inmensa piedra de mármol, una decena de nazarenos, desposeídos ya de su antifaz (creo recordar a Antonio Casas, Santiago Montero, Manolito García, Jacinto Cansino, Manuel El Pescaero, José Vera, Victoriano Peralta, Antonio Barrera, Ramón Benjumea, Paco Sánchez...) cuyas caras, desencajadas por la contrariedad, demostraban la frustración e impotencia de una misión inacabada por culpa de las inclemencias del tiempo.

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VII Festival Flamenco de Verano Un poco más apartado, en la mesa pequeña que sirve de escritorio al Sacristán, con la cabeza agachada y las manos sobre las sienes había otro hermano que lloraba desconsoladamente. Entre las frases entrecortadas que a duras penas percibía, hablaba de su Virgen del Mayor Dolor: ¡Qué lástima! -decía. Con lo bonita que va ahora mirando a los paraeños... mi Virgen, la más guapa, tan bien vestía y con esas flores tan bien puestas... ¡Qué pena!, con lo buena que es..., y el pueblo se va a quedar sin verla. Se trataba de José Suárez Aguilar, a quien años más tarde tuve la suerte de conocer y disfrutar como amigo, como compañero en las tareas de la Peña Flamenca, en Asociaciones benéficas, en la Plaza de Abastos, en la organización de actos culturales, en las comidas multitudinarias, en resumen, en la difícil tarea de darse a los demás, y quien de alguna manera despertó en mí la admiración y el reconocimiento a quienes en verdad practican las obligaciones cofrades. Sí, José El Pescaero, ése a quien su Cristo Cautivo tiene reservada una estrella en el cielo para asomarse cada Jueves Santo al paso de su bendita Cofradía y al que Enrique trataba de consolar con un diálogo -no acierto a reproducirlo- entre dos verdaderos hermanos. MÁXIMO LÓPEZ JIMÉNEZ (2009) (…) Y es en este momento donde encuentro a nuestro sacristán, Enrique Ramírez, ejerciendo de auténtico Diputado Mayor de Gobierno, no solo de esta Hermandad, sino de todas, dentro de la iglesia, durante la Semana Santa. No había detalle que escapara a su supervisión: penitentes, costaleros, acólitos, monaguillos, hombres y mujeres que acompañaban con sus cirios y todos los enseres propios y utensilios que se precisaban en la procesión: Cruz de Guía, faroles, bocinas, campanillas, incensarios, navetas, libro de reglas, simpecados, estandartes, candelería de los pasos, carro de cirios, canastos de velas o papeletas de sitio. Un hombre que en palabras de Don Julio Martínez Bernal, “asistió al parto de Nuestra Señora del Mayor Dolor”. Siendo posteriormente acunada por sus mayores devotos, entre ellos, José Suárez Aguilar, un hombre, pescadero de profesión, para el que esta Hermandad ocupó el centro y la prioridad de su existencia, sabiendo transmitir y contagiar de su amor por ella a generaciones posteriores. JOSÉ GONZÁLEZ REINA (2012)

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