P RE GĂ“ N 2 50 A NI VE RSA RI O Hermandad Virge n de lo s Dolor es
P R E G Ă“ N 2 5 0 A N I V E R SA R I O H e r m a n d a d Vi rg e n d e lo s D olo r e s
20 de marzo de 2011 Parroquia de San Eutropio (Paradas)
Diseño y Maquetación: Roberto Luis Suárez Suárez Fotografías: Francisco Javier Arcenegui Rodrigo
Edita: Hermandad Virgen de los Dolores de Paradas Imprime:Imprenta Provincial
Patrocina: Ayuntamiento de Paradas y Diputación de Sevilla. Depósito Legal:
SALUDA DEL HERMANO MAYOR Nuevamente esta Hermandad, cuatro veces centenaria, tiene la ocasión de disfrutar de fechas que sin duda alguna marcarán los recuerdos de cuantos seremos afortunados de vivirlos. Cuando todavía tenemos en la retina el magno Pontifical celebrado el 4 de junio de 2.005 con motivo del IV Centenario de la fundación de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno con la presencia de S.E.R. Cardenal de Sevilla D. Carlos Amigo Vallejo, ahora celebramos una nueva efemérides: el CCL Aniversario de la fundación de la Hermandad de la Santísima Virgen de los Dolores.
Hay que recordar que este aniversario ocupa como parte principal a la Hermandad, pero queremos hacer partícipe de nuestro gozo a todo el pueblo de Paradas, y con él, al resto de Hermandades (así fue transmitido al Ilmo. y Rvdmo. Sr. Arzobispo de Sevilla en la audiencia que concedió a esta Hermandad el pasado 15 de diciembre de 2010), no en vano, la Santísima Virgen de los Dolores procesionó con ellas hasta los años 60. Es por ello que queremos involucrar a la Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Nuestra Señora del Mayor Dolor, así como a la Real y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo, Santísimo Cristo de la Misericordia en su traslado al Sepulcro y Nuestra Señora de la Amargura porque también han sido parte de la historia de la Hermandad de la Santísima Virgen de los Dolores. Para este aniversario la Hermandad constituyó una comisión, formada por más de 40 hermanos, encargada de coordinar cuantos actos (pregón extraordinario, conferencias, cultos, salida extraordinaria, peregrinación a Roma, etc.) se idearán con motivo de la celebración. Muchas han sido las reuniones de coordinación y los preparativos se van haciendo realidad. Es por ello que desde aquí querría aprovechar la ocasión para agradecer de parte de esta Junta de Gobierno el trabajo desinteresado de cuantos hermanos forman parte de esta comisión. Es sus manos tienen la edición del Pregón Extraordinario pronunciado por N.H.D. José Antonio Montero Suárez en la mañana del Domingo 20 de marzo de 2011 al finalizar el Triduo Cuaresmal.
D. José Antonio es hermano de la Hermandad desde 1986. En ella ha ocupado diferentes puestos de responsabilidad entre los que destacan los siguientes: Secretario 2º de la Junta de Gobierno durante el mandato de D. José Cenizo Ramírez (1987-1991); Prioste 1º durante el segundo mandato de D. Manuel Carrión Cansino (1995-1999) y el primero de D. José Juan Carrión Trigueros (1999-2003).
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Hermandad Virgen de los Dolores Como hermano, ha sido costalero de la Santísima Virgen de los Dolores durante el período 1986-1989 siendo sabedor por este motivo de las experiencias únicas de una cuadrilla peculiar y que cada Viernes Santo llena de negro las calles de Paradas.
Igualmente, fue pregonero de la Semana Santa de Paradas de 1990, dejando un sabor que perdura desde entonces por lo elaborado de su redacción, y presentador de los carteles de Semana Santa de 1992 (Cartel del Santo Entierro) y 1997 (Cartel de Nuestro Padre Jesús Nazareno).
Fue también el exaltador de la Saeta del año 2000. Sus contribuciones literarias pueden seguirse, además, en diferentes colaboraciones en el Boletín de Cuaresma de la Hermandad y del Boletín Cruz de Guía del Consejo Local de HH. y CC. de Paradas.
Como pueden imaginar, y con estos antecedentes, la Hermandad no podía poner en mejores manos su confianza para la elaboración del Pregón Extraordinario con motivo del CCL Aniversario de la fundación de la Hermandad de la Santísima Virgen de los Dolores, sabedora de que colmará sobradamente las expectativas creadas desde su nombramiento.
Desde este momento son poseedores de unas páginas que, sin duda alguna, les traerán a la memoria los secretos mejor guardados de la Hermandad, las vivencias de sus costaleros, las confesiones y peticiones de los hermanos y devotos hacia una imagen que cada año, y van ya 250, ve cómo las calles de la Villa se llenan de paradeños y gentes de poblaciones de la Campiña el Viernes Santo a la mañana expectantes ante una Virgen enlutada, aniñada y de cara anacarada. EL HERMANO MAYOR Joaquín Bascón Torres
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PRESENTACIÓN DEL PREGONERO Rvdo. Sr. Cura Párroco, Sr. Hermano Mayor de la Hermandad y Primitiva Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno, Santa Cruz en Jerusalén y Stma. Virgen de los Dolores, Dignísimas Autoridades Locales, Sr. Presidente del Consejo de HH. CC. de la Villa, Sres. Hermanos Mayores de anteriores Juntas de Gobierno, Señoras y Señores. Leía en una ocasión, una historia muy clarificadora de la condición humana, de la actitud positiva y negativa de las personas ante acontecimientos similares.
La fábula se desarrolla una noche de invierno en una misma prisión, dentro de la misma celda y detrás de los mismos barrotes. Uno de los dos reclusos que habitaban aquel minúsculo calabozo, se había asomado a la ventana y había quedado ensimismado y entristecido al contemplar el suelo embarrado, sucio y terrible del patio. El otro, minutos después, había disfrutado en el mismo sitio, ilusionado y feliz, al contemplar las estrellas que dejaban ver las nubes, al ver la inmensidad poética del firmamento. Los pregones tienen el encargo de enseñar esa parte positiva que se nos esconde tantas veces a los sentidos. En este pregón se nos va a contar la magnitud de la efeméride que celebramos este año en nuestra Hermandad; los luceros que dejan ver las nubes, el oro que interesa; lo que justifica que mujeres y hombres de varias generaciones hayan pasado 250 años hablando, trabajando, sufriendo y disfrutando con lo que encierra el amplio y variopinto concepto de devoción y culto a la Stma. Virgen de los Dolores. Miremos pues al cielo y dejemos que quien nos hable sea nuestro pregonero, D. José Antonio Montero Suárez; al que en adelante y de común acuerdo llamaré “Curro”, apelativo cariñoso por el que lo conocemos todos en la Hermandad y en Paradas.
Curro nace un 13 de Junio de 1.963, día de San Antonio y aquel año día de Corpus Christi. Su biografía ha quedado sobradamente puesta de manifiesto en las anteriores ocasiones que ha ocupado esta tribuna. Gran recuerdo guardamos los cofrades del memorable Pregón de Semana Santa que pronunció el 1 de Abril de 1.990, y que decir de la magnifica exaltación de la saeta del año 2.000; amén de la presentación del cartel de la Semana Santa de 1.997, que como solución de urgencia por incomparecencia del anunciado, se ofreció a articular, salvando los muebles a la organización y a algún que otro hermano mayor.
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Hermandad Virgen de los Dolores Desde entonces no lo ha visitado cupido, y si lo ha hecho la semilla no ha llegado a germinar, y a día de hoy, tras la sentida muerte de su padre, sigue conviviendo con su madre Pepa y con su hermana Dolores, abusando de su cariño y de sus cuidados.
Es en la cuaresma de 1.998, siendo prioste de nuestra hermandad, porque varios han sido los cargos que ha desempeñado en juntas de gobierno regidas por algunos de los hermanos mayores que presiden este acto, cuando en su vida y en la de su familia se produce un punto de inflexión.
Aquejado de fuertes dolores de espalda acude al médico, y lo que en un primer momento parece una molesta pero simple hernia discal, termina unos meses después con un diagnóstico fatal: mieloma múltiple con afectación ósea, es decir, cáncer. Empezaba por aquellos días el verano de 1.998.
Inicia en ese momento su particular carrera por la vida, su personal guerra contra la enfermedad. Las innumerables pruebas médicas, las sucesivas hospitalizaciones, los nueve meses de sesiones de quimioterapia, los tratamientos con corticoides, las secuelas,…algo que os sonará a muchos de vosotros. Pero los nubarrones negros fueron pasando y dejaron ver la luz de la esperanza, hasta tal punto, que el equipo médico le sorprende con una buena noticia: la posibilidad de efectuarle un trasplante de médula ósea.
El trasplante se realiza con éxito el 28 de septiembre de 2.000 en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.
Tras la convalecencia en el hospital y después de permanecer tres meses aislado en casa, es cuando empezamos a volver a verlo pasear incansablemente por las calles de nuestro pueblo, todavía con secuelas, pero con la convicción y el ánimo de quien se considera ganador de una batalla, paseando con gallardía el triunfo sobre la enfermedad.
Reconoce el pregonero que es a partir de este momento cuando, según sus palabras, “comienza a ver luz después del túnel”, donde se encuentra la génesis de este pregón.
Con el IV centenario de la fundación de la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno en el horizonte del año 2.005 y el zurrón del alma lleno de esperanza, Curro empieza a pertrechar los primeros párrafos de esta obra, con la ilusión de ser elegido pregonero del IV centenario, pero la comisión delegada a tal efecto, tras varias votaciones, optó por el nombramiento de nuestro hermano José M. Cansino. En un primer mo-
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PRESENTACIÓN DEL PREGONERO mento no llegaste a entender aquella decisión, pero quizás hoy, comprobado el resultado de aquel, e impacientes y confiados en que este rayará a la misma altura, podemos concluir que fuera una sabia decisión.
Los que te conocemos, Curro, sabemos de la devoción que le profesas a la Virgen de los Dolores, el robusto asidero en que se debió convertir, para que nunca cejaras en el empeño de vencer a la enfermedad. Podríamos pensar, por eso, que la Virgen intercediera ante aquel oficial de la junta de gobierno para que con su cambio de voto terminara con los sucesivos empates en aquella elección, y se abriera la posibilidad cierta de que hoy estuvierais aquí juntos: Ella, tu familia y tú.
Me has comentado en alguna ocasión que el esfuerzo empleado en elaborar este pregón ha sido bastante menor que en el de la semana santa de 1.990, como las ideas y los relatos te han fluido a borbotones en tus paseos por el camino de la estación. Sabemos que no te arredra este ambón, porque te sientes con tu pregón bajo el brazo, como el estudiante confiado sabiéndose con el temario bien aprendido y dispuesto a defenderlo.
Háblanos de tu Virgen; háblanos del credo de la hermandad, del credo de los hermanos y del credo del pregonero. Cuéntanos la historia de como era y como es hoy la hermandad. Transpórtanos para que seamos capaces de imaginar con todo lujo de detalle ese diálogo entre Jesús y la Virgen hablando sobre nosotros. Pide grandezas imposibles para tu Virgen y hazle ofrendas soñadas.
Porque al igual que el segundo personaje de la fábula que citaba al principio, has intentado y conseguido ilusionarte y ser feliz, ocupar todo tu tiempo en escribir de lo que te gusta y sientes. Y si además de todo eso, uno tiene facilidad de pluma y es prolijo en la lengua de Cervantes, consigue lo que tú has conseguido y que hoy vamos a compartir. Una magistral pieza literaria estructurada en prosa poética, que contiene más de novecientos versos y con algunos poemas de más de doscientas rimas. Una obra que te elevará a la altura de los grandes pregoneros y que al término de la misma, cuando la concurrencia dicte su veredicto, comprobarás como no exageraba en absoluto, cuando aquella noche te llamé: “el Rodríguez Buzón de Paradas”. Cuando nuestros padres nacieron ya estaba escrita gran parte de esta historia que hoy pregonamos. El culto a una imagen, la devoción de un pueblo; son una abstracción que no conoce tiempo ni sitio; son si acaso un lugar del alma, un rincón en nuestros sueños o, en el peor de los casos, una trampa de la memoria.
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Hermandad Virgen de los Dolores Para hablar de eso, dice un amigo mío, que no hace falta estudiar ni saber tanto, hace falta sentir, y ahí, queridos amigos, sí que llega bien servido el pregonero. Y ese es el pregón que tenemos que oír un millón de veces los cofrades, y que tú nos vas a cantar: el del amor a Dios por María.
Ya lo decía Voltaire de Don Quijote: no es un loco, es un hombre que se inventa pasiones para ejercitarse. Y eso eres tú, Curro, y eso somos, muchas veces, los cofrades. Pregonero, aquí tienes la tribuna y tuya es la palabra. Muchas gracias.
José Eutropio Lara Ramírez Cuaresma 2.011
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Pregón CCL ANIVERSARIO I - EL PRIMER SALUDO Se encontraba Jesús a cinco kilómetros de Jerusalén, en Betania. Todo estaba dispuesto para el sacrificio. Una mujer, con un frasco de alabastro con perfume de nardo, ungía los pies y la cabeza del Señor. Los testigos de la acción se escandalizaron. Entonces, Jesús los dejó a todos mudos cuando dijo: “…a mí no me tendréis siempre”.
Mis muy queridos hermanos de ayer, de hoy y de siempre, vuestro pregonero cambia a Betania por Paradas para derramar en Nuestro Padre Jesús y en su bendita Madre, la Santísima Virgen de los Dolores, el mejor perfume de su palabra, la más cara fragancia que encuentre, porque el pregonero viene a hablaros, a traduciros con la lengua de su boca, la lengua de vuestros corazones y el suyo.
“A mí no me tendréis siempre”, dijo el hombre de la túnica sin costura. Estas palabras de Jesús puede repetirlas cualquiera de nosotros en la seguridad de que cada acto de nuestra existencia es una despedida. Pero, antes que con mi palabra os entregue el corazón, antes que la hora de la despedida nos sorprenda sin avisar, dejadme que el primer saludo sea para la que –en palabras de Cervantes es día de mi noche, gloria de mi pena, norte de mi camino y estrella de mi ventura, y que al contemplarla refulgente bajo la tibia fragancia de esta mañana, el espíritu, en clamor y ofrenda, quiere hacerse oración poética para decirle… Hoy me presento ante Ti con la ilusión estrenada, las alforjas bien repletas y una duda que me embarga: no sé si sabré decirte lo escrito en estas páginas.
Yo sé que Tú eres muy grande, que Tú das sin pedir nada, Torre de marfil bellísima, firme como una muralla, dentro de esta Parroquia el más admirable Alcázar.
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Hermandad Virgen de los Dolores Yo sé que tienes, Dolores, cetro de amor que se canta, que sales toda bendita por el sol de la mañana, que traes a los Viernes Santo ilusiones de esperanza, y yo te llevo en los ojos, hasta que el tiempo se para, mientras nos vas bendiciendo con la luz de tu mirada.
Yo te nombro y me arrebatas, yo te nombro y se me escapan los suspiros en presea por verte aquí Coronada.
Yo me entrego a tu esplendor, yo soy tuyo, lo que pasa, que no sé cómo decirte lo que hoy se guarda en mi alma.
Por eso, quiero pedirte, rendido, humilde, a tus plantas: bendice, Reina Dolores, esta tarde mis palabras. Váleme, Virgen bendita, fuente de preciosas lágrimas.
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Yo vengo con un pregón escrito con toda el alma. Pero aunque yo no trajera ni un verso, ni una palabra, si yo me quedara en blanco, si en un momento dudara, me volvería a mirarte para encontrar el pregón en tu carita aniñada.
Por eso, Niña Dolores, hoy mi corazón te llama para que pueda mirarte y me inspires confianza, pues si fuera pregonero y nada escrito llevara, podría dar el pregón mirándote, Soberana, ¡que hay un pregón escrito en la gloria de tu cara!
Pregón CCL ANIVERSARIO Reverendo Señor Cura Párroco.
Señor Alcalde-Presidente del Ilustrísimo Ayuntamiento de esta Villa.
Señor Hermano Mayor de la Hermandad y Primitiva Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santa Cruz en Jerusalén y Santísima Virgen de los Dolores. Señor Presidente del Consejo Local de Hermandades y Cofradías. Señores Hermanos Mayores. Autoridades Locales.
Queridas Hermanas y Hermanos. Señoras y Señores.
II - EL PREGÓN QUE NUNCA FALTA Pregonar no es más que anunciar la llegada de acontecimientos que, para el que escucha, se presumen de interés. Sin embargo, hay un pregón que nunca falta a su cita de verdores, de aceras alfombradas con flores, de efímeros decorados que despiertan los más aletargados sentidos. Ese pregón perfecto que el Todopoderoso brinda a Paradas cada año y que no es otro que el que dentro de pocas horas comenzará a pasar sus páginas, y se cerrará cuando el sol quiera imponer su rostro más duro. Pregón que tiene perfil de mocita de barrio pretendida por inocentes jardines adolescentes y hechura de tonadillera que ensaya el estreno de la copla más hermosa del mundo. Pregón que lleva nombre de mujer y por el que el paradeño se pone de tiros largos con la impaciencia del primer beso y la disposición de un lazarillo. Pregón puntual de noventa páginas coloristas y risueñas sobre fachadas encaladas, enmarcado en cenefa de enredaderas y damas de noche. Pregón que aun entonándose en tantos escenarios y tantas ocasiones, ninguna vez sonó igual, ni sonará, como suena en Paradas. Pregón que hace un rato, anticipándose a su llegada, me acompañaba hasta las mismas puertas de este templo, y al que quiero invitar a pasar.
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Hermandad Virgen de los Dolores
¡Acércate, vente, pasa…!, cruza el dintel que te espero, como espera el costalero la igualá de su cuadrilla; cálzame tus zapatillas e iguálame en tu costero; fijadores y corrientes serán la fe y el ambiente, y el corazón, el patero. ¡Acércate, vente, pasa…!, ilumina las esquinas, traspasa las bambalinas con el brillo de tus días, que seas la candelería que al sentimiento ilumina, que sean tus velas rizadas luz del alma enamorada reflejada en plata fina.
¡Acércate, vente, pasa…!, borda el manto de los cielos sobre el azul terciopelo que se estrena cada año, que tus tardes sean el paño con que enjugues mis desvelos, que los hilos de la brisa le borden una sonrisa a la emoción y el anhelo.
¡Acércate, vente, pasa…!, que tu corte de vencejos ya ha diseñado el cortejo que va desde San Eutropio a mirarse en los espejos
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que le regalan las fuentes, donde camenas de ensueño dibujan en sus corrientes amores nuevos y viejos.
¡Acércate, vente, pasa…!, no te quedes en la calle, que te espero en este valle donde las duquelas mías son las mismas de María, ven que te abrace del talle y te lleve hasta el altar donde te voy a jurar mi amor, que no hay quien lo calle.
¡Acércate, vente, pasa…!, sabes que estoy deseando, que está mi sangre saltando anhelando tu llegada, que he pasado madrugadas enteras por ti rondando las cuatro esquinas de un sueño, que he desgranado mi empeño en estos versos, rimando. ¡Acércate, vente, pasa…! a esta cita pregonera, verde y azul tu bandera, dorado tu corazón, colores de una ilusión que ser eterna quisiera… Antes que caiga la noche ponle tus flores por broche, a este pregón, primavera.
Pregón CCL ANIVERSARIO III - LA HERMANDAD Hermandad, según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, es relación de parentesco entre hermanos; amistad íntima; correspondencia que guardan varias cosas entre sí. La primera de las acepciones está sobradamente clara, nosotros somos hermanos porque así nos constituyó, antes de su muerte en la Cruz, nuestro Hermano Jesucristo. El mayor ejemplo de amor que jamás se haya contado. No sólo muere por nosotros, sino que nos deja a su Amantísima Madre para que le sirvamos de consuelo en sus Dolores y encontremos siempre refugio bajo su manto. Todos bajo el amparo de María y esperando la salvación que nos llegue de su Hijo Resucitado. Todos en hermandad, parentesco entre hermanos.
La siguiente acepción que nos encontramos es amistad íntima. Ahí ya empieza a complicarse la cosa, ya que aunque sobre el papel suena bien, pero verdaderamente queremos ser amigos de nuestros hermanos. No es que lo dude, pero, a veces, qué trabajo nos cuesta demostrarlo. En una congregación tan nutrida como la nuestra no vamos a ser amigos de todos, porque hasta para la amistad hay que tener tiempo, y en la vida ligera que nos ha tocado vivir sería tarea imposible; pero quizás deberíamos asumir que la amistad que no se haya terciado puede ser lógica y quedar impune, pero nunca deberíamos fomentar la enemistad entre hermanos de una Hermandad porque, lejos de cuestiones personales, lo único que hacemos es desvirtuar el sentido verdadero y único que encierra.
Por último, dice el Diccionario que una Hermandad es la correspondencia que guardan varias cosas entre sí. En cada Hermandad hay muchos puntos comunes que unen a sus miembros, algunos materiales y otros sentimentales o espirituales, que son los que mayor relevancia deben tener. En los espirituales, nuestra Hermandad está unida devocionalmente al culto a nuestros titulares, pero esto no siempre fue así. Hagamos un poco de historia. Cuentan los legajos antiguos que el 25 de marzo del año de 1605, festividad de Ntra. Sra. de la Encarnación, se firmaba en la Parroquial de San Eutropio el acta fundacional de la cofradía de los nazarenos de la villa de Paradas. Sin embargo, no es hasta seis años después cuando la Hermandad adquiere su primera imagen titular. Así, el 29 de julio del año de 1611 el mayordomo de la cofradía contrataba con el maestro escultor y pintor Juan Antonio de Fortez, vecino de la ciudad Sevilla y residente en la villa de Marchena, la figura y hechura de un Cristo Nazareno con Cruz a cuestas. Este Nazareno fue el titular de la Hermandad hasta su desaparición en julio de 1936. En 1938 llega a Paradas la actual imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, obra
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Hermandad Virgen de los Dolores del ceramista y escultor trianero Enrique Orce y Mármol. Imagen que no fue esculpida expresamente para nuestra Hermandad, sino que cuando el mayordomo y donante fue al taller del escultor ya se encontraba hecha, ya que había sido rechazada por otra Hermandad por su elevada estatura y por el color moreno de su tez; otra versión cuenta que la imagen fue encargada por la Hermandad de Jesús Nazareno de Marchena y que ésta la rechazó por su elevado coste. El precio fue de 3.500 pesetas, para lo cual el donante de la misma, José Avecilla González, tuvo que vender una fanega de tierra, por lo que durante años el vulgo lo llamaba el ‘fanegón’ o faneguero. A lo largo de los cuatro siglos de historia que contemplan la andadura de Nuestro Padre Jesús Nazareno por las calles de esta villa, diferentes ha sido los horarios de su estación penitencial, pasando por la madrugada, la mañana y la noche del Viernes Santo. Actualmente, y desde 1975, después de que la aurora, la diosa mitológica de la mañana, la encargada de abrir las puertas del Oriente y de anunciar con su luz velada la inmediata salida del alba, el despertar de los pueblos y la llamada a la gañanía a las labores de los surcos, descorra sus velos por la campiña para alumbrar con sus mejores resplandores, y se despierte la luz en la cal de las fachadas, y cante su primer trino el pajarillo en su jaula, y en su maceta el clavel dé perfume a la ventana, y abra su puerta el balcón, y su cancela la casa, y en el patio las ‘pilistras’, los helechos y la albahaca, con la humedad del rocío, hagan su verde esmeralda, aparece en el pretorio del Porche el rostro angustiado y lloroso de Nuestro Padre Jesús Nazareno, portando su propia Cruz, que es la cruz de todos nosotros, los millones de cruces de todas las muertes que dan las historias. Por esa lección del Nazareno, Paradas se hace cirinea de su Cristo para aliviarle la carga, para consolarle, para hacerse prisionera de su propio sufrimiento y fundirse con Él.
Bien sabéis que Nuestro Padre Jesús Nazareno ha prodigado sus gracias a todos los tiempos y ha sido el Vigía permanente de todas las inquietudes. Por eso, Paradas sabe de memoria que su fe está a salvo porque cuenta con el que dijo que era camino, verdad y vida. Paradas podrá ser azotada como Cristo, podrá ser ultrajada como Cristo, podrá ser maniatada y escarnecida como Cristo y podrá ser crucificada como Cristo, pero Paradas permanecerá tranquila en su fe, limpia en sus costumbres, sin rasgaduras en su propia carne porque hay un Dios que la ampara, porque hay un Jesús Nazareno que vela, como fiel guardián, todos sus instantes. Tanto nos ampara, que hasta le duele a Él mismo que tengamos que ser cirineos de su madero en el clamor de esta saeta: Quiero llevarte la cruz para no verte sufrir, y ante mi angustia, Jesús, ahora resulta que Tú me llevas la cruz a mí.
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Pregón CCL ANIVERSARIO Cuatro siglos de devoción a Jesús Nazareno en esta villa, por la que desfila un día por sus calles y plazas. Pero al igual que aquel cirineo, Paradas está unida a la cruz de su Nazareno todo el año, y mientras Él se aleja y descansa, en cada corazón se abren los cálices del alma para salir por ellos el ungüento de nardo de un cariño entrañable, porque desde 1611… En el alma de Paradas hay un retablo de cielo, un Cristo que ya no puede con el peso del madero. En el alma de Paradas, cascada, fuente y venero, está el amor y la entrega de su Jesús Nazareno.
Dios te salve, Jesús mío, Dios te salve, Jesús bueno. Tú eres la gloria en la tierra, delirio de nuestros sueños, corazón hecho de mieles, brazos para amar abiertos, labios que siempre perdonan, ojos de dulzura llenos, consuelo de nuestras penas, manantial para el sediento, fecundidad de los campos, aire, cielo, tierra, aliento. Pañuelo de nuestro llanto, fiel centinela en acecho, protector de los que sufren, bálsamo de los enfermos, lazo que a la tierra atas con la gloria de tu Reino. Tú lo eres todo, Señor, lo mejor de nuestro pueblo: alma, corazón y vida, Cristo Jesús Nazareno.
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Hermandad Virgen de los Dolores IV - SU HISTORIA Y NUESTRO ANHELO
Pero esta Hermandad es el producto de una fusión entre cristianos que tenían un mismo sentido, una misma fe, un mismo modo de vida. Y así debe seguir siendo. Y no concibo alguien que presuma de hermano de esta Corporación y no comulgue con la idiosincrasia, con el fondo y la forma de sus hombres y mujeres que un día sembraron su semilla de amor quedando marcados con la presencia de un carisma, de una opción, de un estilo que llevaron cada uno de los días de su vida, porque ser nazareno de este Cristo es una llamada al encuentro, a los brazos abiertos, a entregarse sin medida y sin descanso. Hermandad, correspondencia que guardan varias cosas entre sí, dos devociones, dos sentimientos en uno, un solo amor, una sola fe, una verdadera Hermandad.
Si antes os hablaba de la Cofradía de Jesús Nazareno, ahora nos vamos a detener en la Hermandad de la Santísima Virgen de los Dolores, fundada en la desaparecida Ermita de San Juan de Letrán el 24 de Abril de 1761. Al contrario que sucedía con la de Nuestro Padre Jesús, que al momento de su fundación carecía de imagen a la que dar culto, no ocurre así en el caso de la Hermandad de la Virgen de los Dolores ya que sí existía la imagen y la devoción a la Virgen de los Dolores venía de muy atrás, posiblemente entroncada con la devoción a la Virgen de la Soledad, titular de la antigua Hermandad de la Vera+Cruz. Así, en el acta fundacional se recoge que los devotos de la Virgen de los Dolores se deciden a fundar Hermandad “atendiendo al mucho afecto y devoción que a dicha Señora de los Dolores le tienen los de esta villa”. Hablemos brevemente de los orígenes de la Hermandad de la Virgen de los Dolores: Desde mediados del siglo XVI existía una imagen de Nuestra Señora de la Soledad en la Ermita u Hospital de San Juan de Letrán a la que daba culto la Hermandad de la Vera+Cruz. Esta imagen procesionaba con el Santísimo Cristo Crucificado en la tarde del Jueves Santo, y en la tarde del Viernes Santo con la imagen del Santísimo Cristo Yacente de la desaparecida Hermandad del Dulce Nombre de Jesús y Santo Entierro de Cristo. Ya en el siglo XVII hay constancia documental de que la Virgen de la Soledad acompañaba al Nazareno en la procesión del Viernes Santo. Pues bien, en función de la imagen cristífera a la que acompañaba la Dolorosa era llamada Dolores o Soledad. Así va a continuar hasta la fundación de la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores en 1761.
En la primeras Reglas de la Hermandad se recogía la obligación de que la Dolorosa acompañara en sus cultos a las tres Hermandades: Vera+Cruz, Dulce Nombre de Jesús y Santo Entierro de Cristo, y Jesús Nazareno. Esta situación va a seguir hasta bien entrado el siglo XX: La última vez que realiza estación de penitencia con la Hermandad del Dulce Nombre de Jesús y Santo Entierro de Cristo fue en 1930 ó 1931. Con la Hermandad del Santísimo Cristo de la Vera+Cruz va a continuar hasta principios de los años sesenta del siglo pasado. La razón por la que se incluía esta obligación en la Reglas fun-
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Pregón CCL ANIVERSARIO dacionales era que la imagen de la Virgen de los Dolores era propiedad de las tres Hermandades mencionadas.
En cabildo celebrado el 29 de marzo de 1744, al que concurrieron los Rectores, Mayordomos y Diputados de las Cofradías del Santísimo Cristo de la Vera+Cruz, Nuestro Padre Jesús Nazareno y Dulce Nombre de Jesús y Santo Entierro de Cristo, así como devotos de la Santísima Virgen, acordaron en vista de lo defectuosa e imperfecta que se encontraba la imagen de la Soledad, a veces llamada de los Dolores, adquirir otra costeada con las donaciones hechas por las citadas hermandades y limosnas de los fieles, y con el sobrante costear la imagen del Señor San Juan, cuyas dos efigies quedarían de la propiedad de las tres cofradías, y a las cuales la Virgen debía acompañar en los actos de culto. Esa nueva imagen de la Dolorosa, de la que desconocemos su autor, es la que va a dar origen a la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores.
En 1952 se va a producir un cambio de vital importancia para la Hermandad de la Virgen de los Dolores: la fusión con la Hermandad de Jesús Nazareno. El día 10 de febrero del citado año eran aprobadas las Reglas por las que las Hermandades de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la de la Santísima Virgen de los Dolores pasaban a convertirse en una sola titulándose desde entonces como Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santa Cruz en Jerusalén y Santísima Virgen de los Dolores. Fusión que bien pudo no haberse realizado tal como hay la conocemos. Corrían años difíciles para las cofradías en Paradas. En aquel ambiente de mediados del siglo XX, el mayordomo de la Hermandad de la Vera+Cruz iniciaba conversaciones con los rectores de la Hermandad de la Virgen de los Dolores con el fin de que ambas corporaciones se fusionasen en una sola. Por noticias orales, sabemos que dichas negociaciones llegaron a estar muy avanzadas ya que el mayordomo de la Vera+Cruz llegó a pedir presupuesto para la realización de un nuevo paso para el Señor Crucificado. Sin embargo, una fría noche de invierno de 1951, ante unas copas de vino, en Casa Melilla, bar situado en lo que es hoy Plaza de Andalucía, los rectores de la Hermandades de Nuestro Padre Jesús Nazareno y de la Santísima Virgen de los Dolores cerraban el acuerdo de fusión de ambas corporaciones dando lugar a la Hermandad que hoy conocemos. Lo que ocurrió después es de todos conocido. Sin embargo, quiero dejaros la siguiente pregunta para la reflexión: ¿Qué hubiera ocurrido con la Hermandad de Jesús Nazareno de haberse realizado la fusión de las Hermandades de la Vera+Cruz y de la Virgen de los Dolores?
Es tiempo de alegría, la campana de la torre de la Iglesia sabe que es el momento de anunciar el júbilo. La Virgen de los Dolores nos espera como lo hizo siglos atrás y como lo hará nuevos siglos venideros. Hay que celebrar por todo lo alto que su imagen nos ha robado el corazón a generaciones pasadas y presentes. Es el momento de devolverle con creces lo que Ella nos ha dado a nosotros. Es el momento de ataviarse con las
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Hermandad Virgen de los Dolores mejores galas, prepararlo todo con esmero, pensar en mil y un detalles con los que poder sorprenderla y no dejar nada atrás que sea de su agrado. Este pueblo volverá a responder al llamado de la Virgen dejando sus casas vacías y acudiendo a su encuentro por cualquiera de sus calles. Cohetes lanzados al cielo avisarán a los ángeles de tan feliz acontecimiento. Algún sacerdote, ungido por el Espíritu Santo, nos sugerirá que hagamos recogimiento en nuestro ser, que indaguemos en los caminos del corazón antes de acompañar a la Reina de los Cielos con el alma transparente, recurriendo precisamente a Ella, que ha sido Mediadora tanto tiempo de los pesares de sus hijos paradeños delante de Dios. Más de una señora traerá a la Parroquia un ramillete de flores felicitando a la Virgen de los Dolores por el tiempo vivido junto a nosotros. Un hombre, del que dice su familia que no llora nunca, se ha emocionado al entrar en la Iglesia contagiado por las emociones que viven sus hermanos en estos días, y porque ha visto a su nieto balbucear graciosamente el nombre de la Virgen diciéndole guapa, mientras le mostraba dónde se encontraba la que acapara su atención cada vez que acude a la Hermandad. Y es que verdaderamente es emocionante todo lo que se puede vivir y sentir en torno a una imagen mariana.
El coro de la Hermandad ha afinado sus voces para elevarse en honor de la Virgen de los Dolores. También el pregonero quiere hacerle su ofrenda, que en este caso se convierte en una petición a nuestro querido Párroco D. Andrés para que tenga a bien trasladar a nuestro amado Arzobispo, D. Juan José Asenjo, la carta que a continuación paso a leerles. Dice así:
La intención de estas líneas que quiero dedicarle, mi querido D. Juan José, no es otra que la de hacer a modo público, el incontenible deseo que en mi pueblo de Paradas, late y vive como corazón de recién nacido, soñando, anhelando, deseando, y sepa usted que hasta rogando, la petición que yo ahora le traslado de manera oficiosa de Coronación Canónica de la Santísima Virgen de los Dolores.
Sepa que mi voz, hoy pregonera por la gracia de Dios, no es sino volcán que de esta forma estalla, nunca principio y magma de una devoción que trasciende con mucho, muchísimo, mi humilde figura, mi insignificancia en el espacio, lo que en definitiva viene a aseverarnos, que si no hubiera sido yo, hubiera sido cualquier otro hijo de la Virgen de Los Dolores, quien alguna vez se expresase en estos mismos términos. Porque la Virgen de los Dolores es algo más que una Dolorosa, más que la Virgen, más o menos hermosa, de una cofradía, más que el bello tesoro rescatado de los años oscuros. La Virgen de los Dolores, Monseñor Asenjo, es Madre y es Pueblo, es Gracia y es Vida, es Hermandad, y Amor, y Paz, y Cariño…
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Pregón CCL ANIVERSARIO Y por todo ello, y porque además, por Paradas creemos que somos fieles cumplidores de todo lo que exigen las directrices, alzo en público este humilde ruego con anhelos de bendición episcopal, pero lo hago como suelen hacerse las cosas por esta tierra, serena y pausadamente, que es como Dios obra desde el Sagrario con Suprema sabiduría.
No tenemos prisas, como tampoco, lógicamente, deseamos pausas, y es que, hablando en plata, querido Señor Arzobispo, si tenemos que rezar, rezaremos… si tenemos que desear, desearemos… si tenemos que trabajar, trabajaremos…, y si para ver a nuestra Madre, ceñida sus sienes de áurea ilusión, tenemos que esperar, pues sepa entonces, querido Don Juan José, que esperaremos. Porque así es este pueblo, y así son las gentes de por aquí. No sé lo que usted conoce o desconoce de nosotros. Por eso, quisiera invitarle, si sus deberes como Pastor de la Archidiócesis se lo permiten, a que venga el Viernes Santo para ver con sus propios ojos lo que ocurre en este pueblo cuando pisa la calle la Señora más Señora que tienen los paradeños, y cómo, por Ella, se ilumina la mañana. La mañana es… símbolo del nacimiento… campanilla de maitines… saludos a quien te encuentras… … y gracias a Dios por la vida…
La mañana es… cada mañana es… como una eterna letanía de cosas nuevas, siempre un nuevo parpadeo en los ojos de mi Virgen de los Dolores.
Ojalá, querido Don Juan José, sus quehaceres pastorales le permitan venir y saborear el aire de esta tierra que tanto le quiere, le ayude a soñar, como soñamos todos por Paradas… con un sol de oro… coronando de amor a la Virgen de los Dolores… Nada más. Así me despido, pidiéndole, de antemano, perdón por la osadía.
Sinceramente suyo, un cofrade con el alma, por siempre y para siempre, rendida a las plantas benditas de mi Virgen de los Dolores. Pero esta petición de Coronación Canónica trasciende en mucho a cuantos estamos hoy aquí reunidos, porque…
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Hermandad Virgen de los Dolores Desde San Juan de Letrán, llevada en brazos de un ángel, la brisa lleva pellizcos como sólo sabe el aire. Repelucos a deshoras, que no los espera nadie, van y vienen por las plazas acuchillando las calles. Mi corazón desbordado, en estas vísperas arde de atolondrados deseos y nerviosas ansiedades.
Una corona de oro yo pido, aquí, esta tarde para posarla en las sienes de Dolores, nuestra Madre.
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Y no lo pido yo sólo pese a que pueda extrañarles, que lo piden las maderas del coro y de los altares, el óleo del Santo Crisma, la piedad de los misales, el viejo latín de Roma, los salmos responsoriales, los ciclos de la liturgia, los cantos sacramentales, la oración de San Bernardo, los ritos pontificales, la plata de la Custodia, la llama de los ciriales, las dalmáticas de seda con las cruces parroquiales, los inciensos e incensarios en su tic-tac de compases…
Y también lo está pidiendo un maremoto de salves que inunda los adoquines y las piedras de las calles.
Allá por calle Laguna lanza su mensaje el cante de las saetas dormidas que están esperando el aire de la nueva primavera para poder derramarse, y el grito se hace plegaria por coronar a su Imagen.
Lo pide el paso de Cristo, y lo piden los frontales, los costeros, las traseras de los misterios con arte en los que Cristo padece sobre fajas y costales.
Y también lo están pidiendo los llamadores cabales, que a la voz del capataz son clarines del coraje con los que van los valientes llevando a Cristo y su Madre. Y el puro blancor solemne de los cirios verticales, que son llamas de amor viva por los Santos Titulares.
Y lo piden bravamente los cargadores de antes, y las horquillas de siglos, que eran báculos del arte, que de siempre han sostenido tradiciones ancestrales.
Pregón CCL ANIVERSARIO Y lo piden los tambores y los dorados metales de las cornetas que claman por los aires un mensaje: Dulce Nombre de María, Dios te salve, Virgen Madre.
por Ella romance y copla, oración pura y desplante, Madre que a Cristo nos lleva con el fervor de una salve.
Y lo piden los doseles, y la seda del ropaje, y el color nazareno, y la tela de los trajes, y los pañuelos muy blancos, y el bordado rutilante del manto de esta Doncella, predilecta de Dios Padre.
Venid por la calle Larga, por Jardines y Olivares, venid por la calle Huertas y seguid hacia delante que San Eutropio os saluda junto a la calle Don Fraile. Venid vestidos de fiesta, pero poner por delante el fervor que siglo a siglo se amasó con nuestra sangre.
Lo piden los candelabros y lo piden los varales, las peanas de los palios, las maniguetas, encajes, los rostrillos, los pañuelos y hasta el llanto de las madres.
El arcángel San Gabriel lo pide en un Dios te Salve, en recuerdo de aquel día que bajó para anunciarle que iba a ser Madre de Dios como lo profetizaron antes. Saludo más bello y puro del Pentateuco no nace ni conoce más belleza el Cantar de los Cantares.
Por Ella lo pide todo, por Ella el fervor cofrade, por Ella que es la bandera de la gracia y el donaire,
Venid todos hasta el templo donde el metal con el arte quiere posarse en las sienes de belleza inigualable. Venid de todos los barrios, del Centro a los Carrascales, de la fecunda campiña que da su fruto a raudales.
Sea el tiempo quien lo pida con saberes magistrales… Pero dejadme un momento, que si me callo reviento, que voy a cambiar la rima para seguir repitiendo lo que calla la razón y me dicta el sentimiento, que voy a cubrir de flores hasta los diez mandamientos, que están San Lucas, San Juan, San Marcos y San Mateo fileteando de oro las hojas del Evangelio.
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Hermandad Virgen de los Dolores Que San Joaquín y Santa Ana, vestidos de hermosos lienzos, van a bajar a Paradas, a caballo, en dos luceros cuando ese Sí tan ansiado lo dé Monseñor Asenjo. Que hasta lo piden las monjas entre su blanco silencio; las cancelas y los patios, el naranjo y el vencejo; también la cruz de la fuente, muy cerquita del Cañuelo; y la cruz del cementerio se da tres golpes de pecho, porque los fieles difuntos también lo vienen pidiendo.
Las hermanas y devotas, con misal, rosario y velo, piden lo en el septenario que se celebra en el cielo, y los siete fundadores, los que dejaron su sello en aquella acta primera con sangre de su tintero, hoy firman la petición sobre el azul firmamento.
Antonio Heredia lo pide desde el balcón de lo eterno, cantándole a Esta Flamenca para confortar su duelo, y al pasar la venta, Judas le ha ‘dao’ treinta dineros para comprar la corona con que obsequiarla queremos.
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Antonio Pastor Martín, con su voz en el recuerdo, pide la coronación con el quejío flamenco de saetas por tonás con ecos caracoleros, e incluso Enrique Ramírez, nuestro sacristán perpetuo, le ha pedido a San Eutropio que interceda en este anhelo. También Antonio Carrión, cosario de nuestros sueños, la pide a los angelitos con el don de su gracejo, y hasta Manolo Cansino, en un desplante torero, le ha ‘pedío’ la corona al mismísimo San Pedro.
Porque Tú te lo mereces, Madre, por el nacimiento del Hijo de Dios nacido de la dalia de tu seno. Porque te llamas Dolores, y es tu semblante un portento, te queremos coronar de oro y de luceros.
Pregón CCL ANIVERSARIO V - LA INFANCIA
La infancia es la etapa crucial para los cofrades del mañana. Los lazos afectivos que nos unen a nuestra Hermandad toman un carácter superlativo cuando están acentuados por vínculos familiares e inculcados desde la cuna. Por supuesto, no quiero decir con esto que los que están en la Hermandad desde niño estén en otra escala sentimental que los que por decisión propia ingresan en su nómina de hermanos ya crecidos. Pero, sí es verdad que tienen matices distintos. El rito de vestirse de nazareno cuando niño, lo recuerda uno con esa nostalgia violácea de la primera memoria en color. Y es que difícilmente se borran esas sensaciones de cuando uno jugaba a ser mayor imitando a un padre que, quién sabe cuántas veces, había pedido bajo la negra túnica y el morado antifaz la bendición de su Virgen de los Dolores para ver crecer a ese nazarenito que por el Porche jugaba a ser cofrade de su Hermandad. Porque la Semana Santa es de los niños, porque sólo quien es como un niño puede entrar en el Reino de los cielos. Los niños que son y los niños que fuimos. Los niños a los que estamos, siempre, obligados a enseñar y transmitir lo que gracias a otros heredamos de la historia. Íntima vivencia para cada uno de nosotros. Aún con caritas sueño, con cuerpos medio dormidos pero con ojos despiertos, llegan salpicando infancia por las calles hasta el templo.
El Viernes Santo destapa su baúl de barrio viejo y vuelve a sacar un álbum, al que el paso de los tiempos no le amarillea sus hojas aunque vaya envejeciendo.
Aunque cambien las estampas, las personas, los momentos…, nunca cambiará el almíbar de las calles que circundan los muros de nuestro templo.
¡Qué alegre mi cofradía…! cuando el sol viene imponiendo su lección de resplandores, y va dejando en el lienzo de la mañana del Viernes, entre las nubes de incienso, una pátina de luz sobre las calles del pueblo. ¡Qué alegre mi cofradía…! cuando viene presintiendo la alegre chiquillería que fiel acude hasta el templo y la salpica de aromas a colonia y caramelo.
¡Qué alegre mi cofradía....! con tramos que van creciendo
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Hermandad Virgen de los Dolores de pequeñas ilusiones vestidas de nazarenos. Ellos son la melodía alegre que a nuestros cuerpos, cansados ya por los años, le sirven de cirineos con inocentes sonrisas que le dan sentido a eso que llamamos tradición, que va de abuelos a nietos, grabado en túnicas negras y antifaces nazarenos. Detrás de la Cruz de Guía brilla un hermoso riachuelo de promesas encendidas que llevan lumbre de estreno. La llama de nuestra fe, caprichosa como el fuego, unas veces, Don Quijote, y otras, molino de viento.
¡Querubines paradeños…! volver a alzar vuestro vuelo y atravesar las callejas que os conducen hasta el templo, y proclamar esa fe de la que sois herederos, de la que seréis mañana sus pilares, sus cimientos.
¡Nazarenitos de hoy…! decir mañana: sí quiero, cuando os pregunte Paradas sobre vuestros sentimientos, gritar al mundo la gloria de haber nacido en el seno de una familia cofrade,
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y que sean vuestros sustentos: las lágrimas de Dolores y las sangre del Maestro.
¡Infantes de luna llena, cariños de ropón negro…! nunca borréis la memoria que tiene el don de lo auténtico. Y por eso, si podéis, cuando ya seamos viejos, recordad a los que un día fuimos vuestros maestros. ¡Vástagos de la inocencia, estrellas del firmamento…! vosotros sois el futuro donde galopa el deseo de buscar de vuestra mano los caminos y senderos que, por la gracia divina, llevan la gloria por premio.
Ya se va la Cruz de Guía, el sol se eleva en el cielo mientras siguen sus llamitas pentecostando el misterio.
Que Dios nos guarde por siempre la esencia de esos momentos, y que sigan proclamando inocentes mandamientos de sonrisa y de alegría; que sean por siempre requiebros... ¡Qué alegre mi cofradía…! el Viernes por la mañana por las calles de mi pueblo.
Pregón CCL ANIVERSARIO VI - NUESTRO CREDO
Desde la proa de su paso mira Jesús nuestro dolor, y lo abraza; mira la muerte que le acecha, y la vence. Éste es el Dios cuya grandeza cantó su Madre en el primer instante en el que sintió palpitar en su vientre el cuerpo de Jesús, cuando visitaba a su prima Isabel; éste es el Dios que humilla la soberbia, derriba del trono a los poderosos, enaltece a los humildes, colma a los hambrientos y despide vacíos a los ricos.
Por eso, creo en su Evangelio caminante de cada Semana Santa, y creo en quien sabe buscar a Cristo a través de la fe popular de nuestra tierra. Creo en los padres que bautizan a sus hijos, y creo en los que aspiran a perpetuar su apellido en la hoja de inscripción de esta Hermandad. Creo en el último tramo de cirio, aquel que un día lo fue todo en la cofradía, y creo, también, en quienes dan un paso atrás, llegado el momento, y abren camino a la juventud cofrade. Creo en las tertulias de la sacristía, hasta la madrugada, una noche de cuaresma. Creo en quienes trabajan en la Junta de Gobierno; creo en los que sellan, en casa, lotería de Navidad, y creo en quienes un día descubrieron que no habían visto crecer a sus hijos. Creo en el llanto perpetuo de la Virgen de los Dolores. Creo en túnicas negras y antifaces morados. Creo en los niños, la mañana del Viernes Santo, boquiabiertos ante tanta grandeza; creo en los costaleros, celebrantes de la liturgia detrás del respiradero, y creo en quienes un día nos enseñaron a querer a la Virgen de los Dolores, porque así nos ayudaron a encontrar refugio a nuestras soledades. Creo en las convivencias de la Hermandad (jandoca, velón, almuerzo tras la Función Principal de Instituto…). Creo en el Coro de la Hermandad y en sus interminables noches de ensayo. Creo en la capilla de la Virgen de los Dolores, historia enclaustrada de la Hermandad. Creo en la cigüeña que anida en la torre de San Eutropio, a la que un vencejo contó lo que ocurre por el Porche la mañana del Viernes Santo cuando sale la Señora. Creo en quien camina tras Jesús en Semana Santa; creo en quien pide cosas, en quien se santigua, y creo en los que vienen y van y, al llegar al Porche, miran de reojo si está abierta la puerta del templo. Creo en quien espera, sólo espera, se calla y espera, para irse detrás del Nazareno Lirio por las calles de Paradas. Creo en el nazareno que, deprisa y sin entretenerse, como una solitaria presencia que cruza por los adoquines sin hacer ruido, sin que a la calle dé tiempo de envidiarle su túnica y sus guantes, sin que al cielo le quepa desafío por haberlo arañado con el capirote enhiesto, busca raudo la iglesia casi sin posar los pies, siempre de frente y por el camino más corto. Y creo, firmemente creo, porque estoy obligado a creer, que Jesús vive entre nosotros. Creo en su imagen humanizada a través de la historia. Creo en esta Hermandad porque sabe mostrarnos a Dios y creo en Ti, Gitano de San Eutropio, morado Junco con la Cruz a cuestas, paradeño Lirio, paradeño Tronco, Dueño, Tú, del sol y de la luna, Señor del tiempo y del espacio.
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Hermandad Virgen de los Dolores El pregonero recuerda a tantos y tantos cofrades que ya no están con nosotros, y que entregaron su vida a la Hermandad, dándose a Nuestro Padre Jesús y a su bendita Madre, la Santísima Virgen de los Dolores. Pero esos cofrades, vosotros lo sabéis mejor que nadie, no han muerto por completo. Decía un polígrafo andaluz del siglo XIX, D. Adolfo de Castro, que el hombre o la mujer, al morir, no abandona del todo sus espacios vitales, porque una corriente emana de los cuerpos y permanece en el área donde se ha desarrollado su existencia. Así, el próximo Viernes Santo, cuando ya la madrugada le haya cedido sus negras sombras a la luz de la mañana, en la plazuela de la gloria habrá fiesta grande. Allá en las alturas se reunirán los que se nos fueron, formando un cortejo para bajar a la mañana de ese Viernes único, a Nuestro Padre Jesús Nazareno y a su Madre bendita de los Dolores para que los saquemos en procesión. Gloria a Jesús en el cielo, que se vestirá de gala, y desde allí bajarán, formando una caravana, en las carrozas del aire con ruedas de nubes blancas, para dejarnos aquí el Viernes por la mañana, al mismo Dios hecho hombre y a su Madre Inmaculada, todos los que allí se fueron, aquellos que aquí nos faltan.
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Cuando den en el reloj del Viernes por la mañana, las diez en punto, las diez, como diez cantes de fragua, como diez escalofríos, igual que diez puñaladas de primor y de hermosura, como diez torres de alcázar, como diez besos de amante donde sobran las palabras, como diez barcos veleros por el río de las almas con diez nombre en sus quillas:
San Albino, Doña Juana, Las Dueñas, el Palomar, San Eutropio y Doña Blanca, San Juan de Letrán, Carpía, Don Dionís y Paradas; como diez lances muy lentos, tan lentos que nunca acaban, como diez amaneceres o diez repiques de alba…; saldrán del templo a las diez: Jesús con la Cruz cargada, y tras Él, ¡ay de la pena!, Dolores llena de gracia. Así van pasando años y así nuestras vidas pasan, al compás de ese reloj que, como diez alabanzas, da diez toques de martillo a las diez de la mañana. Y así, vengo cada año, revestido desde casa, para buscar la medida de los versos que me faltan, mientras el reloj del tiempo da las vueltas necesarias,
Pregón CCL ANIVERSARIO porque el pregón de mi vida no está en estas hojas blancas, salpicadas de renglones que hoy te traigo hasta tus plantas, que estará escrito ese día en que escuche tu llamada y me vaya a pregonarte a tu celestial morada. Por eso, cuando el poema llegue a la senda soñada no pienso decir: he dicho, porque no habré dicho nada. Pienso seguir pregonando, mi pregón aquí no acaba, que sólo he puesto ante Ti y he dejado ante tus plantas mis desvelos y mi fe, y he intentado que me salgan, del corazón a la boca, un puñado de palabras.
Hoy me iré con el recuerdo de haber rezado en voz alta en el templo, donde siempre, te rezo con la mirada. Por eso, si alguna vez en mi vida te faltara, que Dolores me recoja y, que de sus manos santas, vuelva a llevarme hasta Ti, y que perdones mis faltas.
igual que te pregonó Enrique Orce y Mármol cuando modeló tu cara; igual que José Avecilla cuando te trajo a Paradas; como pregonan las manos de los que limpian la plata, como te pregonan siempre tantos hombres y mujeres, bajo las túnicas negras, a las diez de la mañana… Yo quisiera pregonarte mientras me queden palabras… De niño aprendí a rezar como me enseñó Paradas, hoy me vine hasta este altar, mi fe te abrió las ventanas, y tengo que confesar que después de pregonar mi alma se volvió gitana, al mirarse reflejada en el bronce de tu cara.
Quiero pregonarte siempre… igual que bajo tus andas, tus hermanos costaleros te pregonan cada año los Viernes por la mañana;
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Hermandad Virgen de los Dolores VII - MIRADAS Pero, antes que todo esté consumado y se nos muera la vida en los ojos de Jesús, tendremos la recompensa más cierta para este peregrinaje que nos conduce al eje de los prodigios. Cuando la tarde rompe los moldes de nuestros aires y el sol es prodigio en la Plaza de Porche, un pueblo que sabe estar a la altura de su historia sentirá el escalofrío de la verdad mejor guardada, lo subirá hasta su alma, como aprendió desde niño, y habrá un silencio apiñado como de vida que nace, porque llega la que mira, la que busca con su mirada insistente a cada uno de nosotros, no sea que falte alguien y de nuevo se desborde su llanto de luz de día. Una mujer sencilla me lo dijo una vez con esa rara sabiduría que de pronto nos ilumina los sueños: “Ella viene por la calle buscándome, mirando a un lado y otro, como una madre inquieta, a ver si estoy, como cada año, en el sitio donde siempre la espero. Y, cuando me ve, se le abre una media sonrisa y se queda tranquila al comprobar que yo no he faltado a su cita”.
Faltaremos algún día, pero enredado en los aires translúcidos de la tarde, en las fachadas encaladas de las casas, en las piedras de la calle pisadas por tantos muertos, habrá una lágrima cierta, rescatada del olvido, adonde irán a posarse los ojos que siempre buscan de la Virgen de los Dolores que llega.
Un estremecimiento de emoción y ternura se siente al ver a la Virgen de los Dolores con el pecho atravesado por el dolor materno. Parece una joven princesa judía que hubiera debido subir demasiado pronto al trono, asumir demasiado joven pesadas tareas de gobierno y soportar, siendo aún demasiado frágil, el peso de los símbolos de su poder y realeza. Parece también una joven princesa judía que hubiera preferido una vida sencilla, recogida y santa al esplendor y los honores a los que por su sangre davídica tiene derecho. Tiene manos de amasar pan, brazos de acunar a su Hijo que desearía que no creciera nunca y mirada vigilante y amorosa de madre que ve a su Hijo dar los primeros pasos.
Nuestra Hermandad alumbra con la luz de quienes le rezan hablándole y mirándola: la luz de las vidas sencillas y honradas de las gentes que dieron lo mejor de sí para la Hermandad. La luz de quienes se pasan a verla, le hablan en lo íntimo, la quieren en la distancia, a nada aspiran ni nada le piden más que salir de alguna apretura o, cuando la ven en la calle, salud para verla el año que viene. La luz de quienes hacen la vida y el pueblo viviéndola callada y honradamente.
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Pregón CCL ANIVERSARIO La de la Santísima Virgen de los Dolores, “gracia que nos llega de la raíz, luz que hace que todo sea luminoso, potencia que no nos libera del dolor pero que nos da fuerza para estar con fortaleza y esperanza en medio de él”. Ésta es la imagen ante la que más paradeños rezan, como aquella Ana, madre de Samuel, que oraba interminablemente ante Yahvé “llorando sin consuelo” sin proferir palabra, sólo para sí y para Dios. “Se movían sus labios, pero no se oía su voz”, se dice en el Libro de Samuel, por lo que el sacerdote Elí, creyendo que estaba ebria, le regañó: “¿Hasta cuándo va a durar tu embriaguez blasfema? ¡Echa el vino que llevas!”. Ana le respondió: “No, Señor; ni he bebido vino ni estoy borracha, sino que estoy desahogando mi corazón apesadumbrado ante Yahvé”.
¿Cuántas Ana no habrá entre los cuerpos vacíos porque las almas se les han ido por los ojos, mirándola entre los que pasa la mañana del Viernes Santo, la Virgen de los Dolores como única luz de sus vidas? ¿Cuántos labios no se moverán sin proferir palabra ante Ella, para escándalo de quienes creen que es sólo ruido, embriaguez y fiesta lo que aquí pasa? ¿Cuántos no llorarán sin consuelo, desahogando la pesadumbre de su corazón ante Ella? ¿Cuántos como la Biblia cuenta que le pasó a Ana no volverán a su casa sintiéndose no del todo los mismos, dispuestos a ser mejores sólo por fidelidad a la clara bondad de esta cara? ¿Cuántos no recordarán en horas oscuras esa mañana del Viernes Santo, diciendo despacio su nombre para que la boca se les llene de luz y el corazón de esperanza?
¿Quién es capaz de explicar las promesas a la Virgen de los Dolores, quién le busca su sentido, quién pone coto a la fe, quién descorre los postigos o explica avemarías que brotan entre suspiros? Qué sabe nadie porqué cuando se apaga el destino, el pueblo pide favores con su simple catecismo: Una madre silenciosa con la foto de algún hijo, un anciano nazareno sin túnica y con abrigo, un profesor sin trabajo que sueña clases con niños o una mujer en estado, sin compaña y sin anillo. Un agnóstico en la acera, un estudiante sin libros, alguien que lleva tres noches esperando en un pasillo, un chaquetón arrugado donde duermen tres recibos, una lágrima trazada con sombras de carboncillo… Cuántas cosas, cuántos rezos, cuántos llantos y suspiros, cuántas preguntas a Ella por los siglos de los siglos. Así es la fe, inexplicable, y así es esto de sencillo: una promesa a la Virgen, volvernos con todo dicho y a seguir los mandamientos que nos enseñó su Hijo.
Y ante tanta ofrenda de amor en cada mirada, en cada gesto, en cada beso, en cada palabra no pronunciada, el pregonero ha querido recrear una conversación entre la Virgen de los Dolores y Nuestro Padre Jesús Nazareno cuando se ha hecho de noche, y a la luz de humildes velas ambos hablan de confidencias.
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Hermandad Virgen de los Dolores Cuando la noche se acerca el Hijo y la Madre hablan. Él vuelve a sentirse niño y regresa hasta su falda.
Y aunque es Dios con el madero, Él, recordando su infancia, le pregunta a la Señora de Pureza inmaculada:
al que está lejos lo atraes, al que habla mucho lo callas, y al que calla, Tú consigues arrancarle las palabras.
Mamá,¿ qué tiene ese hombre? Nos mira y no dice nada, le van a doler las piernas de tanto tiempo dobladas.
Para todos tienes siempre la proporción acertada y Yo, a veces, no te entiendo, pero ¿qué quieres que haga?
Detrás de aquella columna hay una mujer sentada, tiene en la mano un rosario y lo repite sin pausa.
Pero, a cambio, dame algo: no me bajes de tu falda, ni me sueltes de estas manos donde anida toda gracia.
Lleva horas de rodillas y sólo le veo lágrimas. ¿Por qué está triste, Señora? ¿Ha perdido la esperanza?
Termina y empieza otro, termina y nunca lo acaba, y viene todos los días a repetir esta hazaña.
Los niños te tiran besos, las madres embarazadas consagran a sus retoños mucho antes de que nazcan.
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No lo comprendo, Mamá, pero Tú nunca te cansas. Al que llora lo consuelas, al que cae lo levantas,
Los hombres parecen niños cuando tus ojos los calman de la mar impetuosa agitándose en sus almas.
Si quieres convierto en vino el agua de sus tinajas; si eres Tú quien me lo pide, no puedo negarte nada.
La Virgen de los Dolores, mirándolo embelesada, va presentando, uno a uno, a los que por Ella pasan.
Te viene buscando a Ti, aunque tu Cruz les desgarra, pues es tu Cruz la que puede con tanta desesperanza. Uno llora porque quiere comida para su casa, y un trabajo que lo ayude a no quedarse sin nada.
Pregón CCL ANIVERSARIO La otra viene porque sufre de enfermedad en el alma, porque le duele estar sola, porque nadie la acompaña.
Y yo sólo soy el río que lleva y trae la barca desde mi falda a tu Cruz, desde tu Cruz a mi falda.
Y la mujer del rosario, sólo viene a dar las gracias porque con la fe que tiene, mueve sus propias montañas.
Descansa, Dolores mía, descansa, mi Bien, descansa, que el milagro siempre llega porque tu amor nunca pasa.
Aquel que ves de rodillas viene todas las mañanas a suplicar la salud que le hace tanta falta.
A cada uno hay que darle el premio a su confianza, y como estos nazarenos son mis hijos de Paradas,
Y Jesús vuelve al madero, y antes de volver la abraza para decirle al oído: Yo haré lo que Tú me mandas.
seguiré buscando en Ti que las puertas se les abran, que los que sufren la crisis puedan pronto superarla, que los que quieren salud tengan salud a mansalva, que los que lloran sus penas sean mañana una alabanza,
porque no hay nada en el mundo que no consiga tu gracia. Tú diste vista a los ciegos, hiciste vino del agua Y dijiste al paralítico: ¡venga, levántate y anda!, y curaste a los leprosos, diste a los mudos el habla…,
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Hermandad Virgen de los Dolores VIII - SIEMPRE LA MISMA PREGUNTA Siempre la misma pregunta: ¿Quién hizo a la Virgen de los Dolores? Una pregunta persistente para un problema irresoluto. ¡Y qué más da! ¿Hay alguien a quién le importe? ¿Quién la hizo, dónde, cuándo, cómo y porqué? La cursilería puede decir que la hicieron los ángeles. Pero no, ¡qué van a ser los ángeles!, ya quisieran los angelitos haberla hecho. De hacerla, tuvo que haberla hecho alguien que está muy por encima de esos decorativos espíritus celestes y que tan bien le sientan a la canastilla del ‘paso’ de Nuestro Padre Jesús. Hasta tal punto llega el misterio, que ni nuestro Santo Patrón sabe quién la hizo. Si no, cómo explicar lo que quien os habla pudo contemplar y escuchar con los ojos y oídos del corazón una tarde de cuaresma. Paseaba, como tantos días, por las calles de nuestro pueblo. Al pasar por la calle de la Iglesia observé que la puerta de la sacristía se encontraba abierta, entré y me dirigí al interior del templo; aquella tarde los priostes colocaban la cera en el altar de cultos. Sentado en un banco donde ahora os halláis vosotros, sucedió: San Eutropio, mirando desde su hornacina a la Virgen de los Dolores, le decía: Contigo hablo, mi Reina: ¿de dónde saliste Tú?, que no hay perla ni tisú que a Ti te hagan más bonita; que hasta la angustia se quita en tu cara ‘enamorá’. Tú, Dolores, me pones ya el corazón en las nubes, si por el Porche Tú subes de una sola chicotá. A lo mejor a Ella no la hizo nadie, se hizo a Sí misma. Pido disculpas por el posible despropósito, que no sería fruto de la irreverencia sino de una enajenación amorosa que se toma esta licencia, pero en otras religiones, por ejemplo la egipcia, es fácil encontrarse con alguna divinidad que se creó a sí misma. Sin embargo, no importa quién esculpió su imagen sino lo que Ella ha transmitido a los hombres y mujeres que se han acercado para hablarle, la huella que ha dejado en nuestra alma desde una tarde o una noche lejana. Puede que en el tránsito que nos lleva desde el misterio de lo ignoto a la avidez de conocimiento se encuentren las respuestas a estas preguntas persistentes: ¿Quién hizo a la Virgen de los Dolores? ¿En qué legajo se guarda con tanto celo el misterio de las manos
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Pregón CCL ANIVERSARIO que tallaron ese perfil de azucena y ese gracioso entrecejo? ¿Quién manchó de nieve de dolor su armiño? ¿Quién alumbró su finura? ¿Quién dio maternal acento a ese caudal de hermosura, transido de sufrimiento? ¿Quién prestó serenidad al dolor que lleva dentro? ¿Quién confortó su pesar? ¿Quién perfumó su soledad sin flores, sin besos y sin voz? ¿Quién aromó de nardo su belleza con la sangre más limpia de Paradas? ¿Quién hizo humana esa pálida piel, esa tristeza? ¿Quién al sol de la tarde, en sus mejillas de niña y en la luz de grana de su boca, bordó tanta pureza? Siempre la misma pregunta: ¿Quién hizo a la Virgen de los Dolores? Sólo conozco un camino al final del cual parece intuirse una respuesta: el del espíritu, porque...
Querer saber más que Dios es querer más de la cuenta, es saber lo que no saben sus vecinas las estrellas, es no ponerse de acuerdo el corazón y la lengua.
Yo puedo saber qué viento ha movido la veleta y cuánto puede tardar desde el Porche a Plazoleta la que a toque de martillo del Viernes Santo es la Dueña; la que por Semana Santa le hace un guiño a la tristeza, y en momentos dolorosos le pide al rosario cuentas.
Pero no puedo saber quién nos hizo a esta Princesa; ni qué edad tiene en la boca si nunca sus labios besan; que si cumple dieciocho, que si a diecinueve no llega...
No lo sé, porque en su cuerpo siempre está la primavera y no la hieren los años porque no pasan por Ella.
Pero entonces, ¿quién lo sabe? Alguien habrá que lo sepa. ¿Los ángeles? No, los ángeles, por mucha alas que tengan, no vuelan a tanta altura como a la que vuela Ella, ni hacer pueden esa cara que a ninguna que se asemeja; ni esos ojos que nos dicen dónde el alma se consuela; ni esas lágrimas que brotan del manantial de su pena; ni el rosal de esas ojeras, carmín de sus horas muertas; ni el candor de esas mejillas, envidia de la azucena; ni el suspiro presentido en su boquita entreabierta; ni el temblor que se adivina en sus labios de canela;
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Hermandad Virgen de los Dolores ni ese cuello de marfil, que a San Eutropio embelesa; ni ese pecho de jazmines, que sus Dolores encierra; ni esa cintura de mimbre, relicario de pureza; ni esas manos que acunaron al Rey del cielo en la tierra; ni el semblante demudado que lleva por calle Iglesia; ni ese perfil cuando pasa que hace hablar hasta las piedras...
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Y os preguntaréis, hermanos: ¿quién resuelve este dilema? Y por mucho que lo pienso sólo encuentro esta respuesta: Yo puedo saber qué manos arreglan a esta Doncella que siendo sólo una Niña, de Paradas es la Reina. Pero no puedo saber quién fue el que la hizo a Ella, porque el que lo sabe es Dios y no quiere que se sepa.
No lo sé, porque en su cuerpo siempre está la primavera y no la hieren los años porque no pasan por Ella.
Pregón CCL ANIVERSARIO IX - LA OFRENDA DE SEVILLA Sí, hermanos, Sevilla con su Giralda de encajes que copia temblando el Guadalquivir; Sevilla con sus rejas y sus cantares, sus cancelas y sus retablos, sus leyendas y sus músicas, sus noches tranquilas y sus siestas de fuego, sus alboradas color de rosa y sus crepúsculos azules. Sevilla con todas las tradiciones que veinte centurias han amontonado sobre su frente, con toda la pompa y la gala de su naturaleza, con toda la poesía que la imaginación presta a los recuerdos...
Me trasladé hasta Sevilla un día de finales del mes de Septiembre luminoso y azul, de esos días en que se respira una atmósfera tibia e impregnada de deseos, en que se oyen en las ráfagas del aire como armonías lejanas, en que los limpios horizontes se dibujan con líneas de oro y flotan ante nuestros ojos como formas transparentes que nos siguen, nos rodean y nos embriagan a un tiempo de tristeza y de felicidad. Al llegar, dejé transcurrir en un largo y solitario paseo por entre sus barrios más antiguos la mayor parte del tiempo de que disponía para mi pequeña expedición, encontrando un verdadero placer en perderme en aquel confuso laberinto de calles morunas, tortuosas y estrechas, en las que aún se cree escuchar el extraño crujido de los pasos del rey justiciero. No sabría decir por qué calles llegué hasta una plaza pequeña, desierta, olvidada y como escondida en uno de sus más apartados rincones. Sentado en la taza de la fuente que allí hay, no sé el tiempo que transcurrió mientras soñaba despierto oyendo el rumor del agua que saltaba con un murmullo incesante y el ruido de las hojas de los naranjos que agitaba la leve brisa de la tarde. Permanecí en silencio y en la firme persuasión de que cuanto creía oír no era más que esa vaga huella del ensueño que queda, al despertar, en la imaginación como queda en el oído la última cadencia de una melodía después que ha expirado temblando la última nota. Absorto en mis pensamientos, quise acudir a la sensibilidad de escritores y poetas sevillanos para que me ayudaran en la búsqueda del regalo para la Virgen de los Dolores, que me había llevado a Sevilla. Por eso, pedí… A Manuel Chaves Nogales, el alma sevillana de su prosa hecha requiebro.
A José Andrés Vázquez, la emoción, la historia, la belleza de una Sevilla en flor a golpes de sentimiento.
A Luis Cernuda, cantor de sus propias renuncias, la recreación de la ciudad vista con sus ojos de niño. A Manuel Machado, el asombro inefable de su infinita dulzura, su costumbrismo poético, su alma de nardo de árabe español…
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Hermandad Virgen de los Dolores A Joaquín Romero Murube, jardinero del Alcázar en los cielos que perdimos, la luz soñada y el aroma de una eterna primavera.
A José María Izquierdo, la ilusión de su seudónimo mientras divaga por la gracia de la ciudad en la niebla de un sueño.
A Rafael Laffón, las razones que no conoce la razón por el laberinto de arrayán de los recuerdos. A Rafael Montesinos, la mirada nostálgica impregnada de tristeza, la sombra acechante del olvido, la dolorosa percepción del tiempo… A Juan Sierra, el aire popular de sus décimas, el surrealismo del verso libre y suelto, la sugerencia y expresividad de sus metáforas.
A Alejandro Collantes de Terán, su sentimentalismo ingenuo, su intimismo y una lección de transparencia. A Rafael de León, una copla impregnada del genio lírico de su poesía.
A Antonio Rodríguez Buzón, el repiqueteo de campana de su rima, su sentido del ritmo, la emoción de sus versos. A Florencio Quintero, el encanto y la gracia que se van perdiendo.
A Manuel Garrido, un paseo por Triana, de la mano de sus versos, entre civiles y gitanos, ceramistas y alfareros.
A Joaquín Caro Romero, el clasicismo y la hondura de su poesía, el sentido, la pasión y la belleza con que brota su palabra.
A Antonio Burgos Belinchón, un recuadro dibujado con su prosa y esculpido con sus versos.
A Antonio García Barbeito, la voz de sus metáforas y el repeluco en el silencio que se esconde al final de su palabra.
A Gustavo Adolfo Bécquer, sevillano huésped de las nieblas, una rima y un te quiero…
El tañido melancólico de unas campanas, volteadas al impulso de una mano invisible, llamando a oración en un convento cercano me sacó de mi abstracción. Cuando me incorporé, el sol arrojaba sus últimos destellos temblorosos sobre las paredes de la plaza. Pesaroso y cabizbajo, con la sensación de haber perdido el tiempo, me despedí de la ciu-
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Pregón CCL ANIVERSARIO dad, de las quimeras y de los sueños. Yo aún no lo sabía, pero aquella tarde Sevilla quiso hacerme el regalo más preciado que pudiera haber soñado, porque aquella tarde, para Ti, Dolores…
Sevilla se hizo presente rezando por sevillanas. Y dio flores de su Parque y del jardín de su Alcázar, y dio su Torre del Oro y su Torre de la Plata, y dio el hechizo torero de su Real Maestranza. El barrio de Santa Cruz dio de sus calles la magia. Y dio su Archivo de Indias con su historia americana… Y el Postigo del Aceite con la Capillita blanca de su Virgen Pura y Limpia…
Y el Arco con las murallas, que a la que es Madre de Dios y del hombre es Esperanza, en su casa de Sevilla en la Macarena guardan.
Dio el embrujo de sus barrios, y sus calles y sus plazas, y la paz de sus conventos en su clausura callada, y la esbeltez de sus torres y sus bellas espadañas. Y el río que por su cauce va uniéndola con Triana, artesana en sus alfares por la gracia de sus cavas, y un cante por soleá desde su fragua gitana. Y Sevilla, jactanciosa de ser ciudad mariana, quiso rematar su ofrenda pidiéndole a la Giralda, que te enviara a Paradas un repique de campanas para ponerlo a tus plantas.
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Hermandad Virgen de los Dolores 10.- LAS MANOS DEL VESTIDOR. Llegó aquí por fe, por curiosidad, por heredada querencia, porque se le iban las manos a los perfiles delicados donde el detalle corrige como una prudente puntada. Llegó porque buscaba, repetida, la imagen de la madre. Llegó por el delicado camino de las flores, como llega la luz y la primavera. Llegó porque en la sangre se le desperezaban muchachas tímidas que le corregían la voz y los gestos.
Hizo de la Parroquia su otra casa, su otro quehacer, y aquí dejaba su tiempo y, sobre todo, su amor, su desmesurado amor. A Él lo miraba como de niño miraba la seria figura de su padre. A Ella la miraba como a la madre, como a la amiga guapa, como al sueño que se le iba por las esquinas de los espejos cuando se miraba buscando la mujer que no era. Todo lo tenía aquí, todo se le completaba en las manos, unas manos que parecen tener una gracia teologal para obrar un milagro, unas manos que en el mundo íntimo de su fe, su devoción, su herencia, su querencia, su debilidad, su locura, eran diez mariposas rozándose por las sedas, los encajes, el terciopelo, los rizos de la plata, las flores…, acariciando con las yemas de sus dedos hasta hacer despertar a las cosas de la muerte y que tomen la forma de lo que él piensa. En tiempo de cultos, cuando la gente llegaba él se quedaba a un lado, estando sin estar, dejando sitio a su obra, en ese no querer estar y no querer irse por si algo hace falta, con una timidez de monaguillo en su primera misa…
Nunca pidió ni reconocimiento ni quiso que su labor la destacara nadie. Silencio y labor, entrega y piropo en voz baja, y cuando veía a la Virgen de los Dolores en la calle siempre guardó una prudentísima distancia, prudentísimo silencio de esquina, prudentísima alegría que se contiene pero que le inunda todos sus adentros… Tiene cara de bondad y optimismo. Camina por las naves de la Parroquia, frágil, leve, simulando el ir de un sueño, con su andar imperceptible. Anda en todo con dulzura y esmero. Mira con cariño. Es respetuoso, con decoro de traje usado. Entre bromas y veras derrama el tesoro de su experiencia. Lleva en su sonrisa, las palmeras y los naranjos, los cristales de colores, las filas de macetas de las azoteas, las campanillas azules, las cancelas, los jazmines y el chapitel de azulejos de la torre de la Iglesia. Su día a día lo lleva dentro y es un día de otros tiempos, que él ha detenido, como Josué al sol, pero sin permiso para seguir rodando, día de permanentes costumbres bellas.
La primera vez que vi a Antonio vistiendo a la Virgen de los Dolores fue una tarde de cuaresma, pero esa visión se va y se pierde en el ocaso de oro de mis sueños. Queda en mi memoria como un ensueño empezado con la tarde y quebrado con el crepúsculo que me trae la realidad en un despertar con alfileres de ensueño. Antonio, tú, tal vez no
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Pregón CCL ANIVERSARIO seas capaz de calibrar la fortuna, la dicha y el gozo de poder tocar el cielo con las manos estos cuarenta años en los que has sido su prioste, camarero, vestidor y custodio de su joyero, y estar a su lado esas sobremesas de alfileres y preseas contándole tus secretos y escuchando sus consejos a la distancia de un suspiro…
Porque vestir a Dolores es como vestir el cielo, más que colgar en los astros sus resplandores pequeños, más que poner en los lirios el morado terciopelo, más que desdoblar la luz en colores y reflejos, más que escalar a la luna y encadenar a los vientos. Vestir de flor a la Flor de los pétalos más bellos, vestir de luz a la Estrella que reina entre los luceros, vestir de madre a la Madre que llora a su hijo muerto.
¿Cómo vistes a Dolores sin tocarla con los dedos…? ¿Como a una novia de cristal, que la mancha hasta el aliento; lo mismo que se amortaja a una Madre, toda en negro…? ¿Cómo le pones la saya que ha de ceñirse a su cuerpo? ¿Cómo arreglas el corpiño para el transparente pecho? ¿Cómo clavas el puñal de, ese, su dolor inmenso? ¿Cómo le cuelgas el manto, oro y seda, tierra y cielo?
Cuéntame, Antonio, ¿de qué manera le pones ese primor de pañuelo, y esa toca y ese velo que proyectan en Dolores los más sublimes reflejos, y un encaje de jazmines y una orla de luceros…!
¿Se lo pusiste llorando, se lo pusiste riendo? ¿Rezabas avemarías con un profundo respeto? ¿Pensabas, tú, que Dolores, dulces ojos, grandes, bellos, es, acaso, tan bonita como la que hay en los cielos? Dinos lo, por Dios, Antonio, todos queremos saberlo: ¿Cómo vistes a Dolores sin tocarla con los dedos…?
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Hermandad Virgen de los Dolores 11 - ORACIÓN FINAL
Y ya termino. He gastado todo el perfume que aquella mujer de Betania derramó en Jesús porque yo lo he empleado, además, en glorificar a su bendita Madre, la Santísima Virgen de los Dolores: guardiana de nuestra fe, relicario donde encontramos sentido a la vida, cobijo de los cofrades, Madre del cielo, Madre de Dios y Madre nuestra.
Al final de todo siempre está la Virgen de los Dolores; final de los rezos, Dios te Salve después de los padrenuestros. Madre Suprema, cuántas cosas a Ti contadas y nunca contadas a las madres por pudor o por quién sabe qué cosas. ¡Qué no hacen las madres por nosotros! Siempre al cuidado de los hijos, siempre en vela de impaciencias, siempre alerta las distancias, siempre entregadas sin descanso. Las que nunca enferman ni faltan, las que siempre están y de las que, muchas veces, sólo nos acordamos cuando ya no están. Todo se olvida, todo se llena en los brazos de las madres. Y, por eso, este pregón va dedicado a las madres y encierra postreras confidencias delante de la Virgen de los Dolores. Todo se ha dicho ya de Ella y a la vez nada, porque siempre faltarán poemas, y rezos, y oraciones, y cantos, y ofrendas y hechos para devolver tanto y tanto recibido.
Es difícil explicar con palabras qué se siente y por qué se siente; qué se vive y por qué se vive así; por qué se llora y por qué se ríe; qué es para nosotros las imagen de la Virgen de los Dolores; qué secretos de cariño, de generosidad, de emoción y de entrega guarda la Hermandad. Sin embargo, es fácil sentir, vivir, llorar, reír, rezar o emocionarse la mañana del Viernes Santo en los que no somos nosotros quienes venimos en busca de recuerdos, sino los recuerdos quienes nos aguardan año tras año en la misma banca, junto a la misma columna o en el mismo tramo de la cofradía; no somos nosotros los que venimos en busca de la Virgen de los Dolores, no es nuestra memoria la que revive los rostros de quienes amamos y ya no están con nosotros, sino que es la imagen de la Virgen de los Dolores, que ellos amaron con un amor que atraviesa la frontera de la muerte, la que nos dice que viven ante Ella, esos que nosotros creemos muertos. Porque Ella es la bandera de la ternura que ofrece siempre segundas oportunidades, renovadas inocencias, interminables amaneceres, inagotables perdones, eternos reencuentros, abrazos, regresos y bautismo purificador en las lágrimas que lloramos mirándola.
La Virgen de los Dolores lava nuestras culpas, consuela nuestras penas, acompaña nuestras soledades, acaricia nuestras memorias y reviste de resurrección la memoria de nuestros muertos como la mañana del Viernes Santo reviste con luz del Tercer Día a su Hijo.
Hoy nos hemos reunido aquí para recordar aquel 24 de abril de 1761, en el que un grupo de paradeños fundaban la Hermandad de la Virgen de los Dolores, aunque su historia se remonta mucho más atrás en el tiempo. Para la Virgen de los Dolores…
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Pregón CCL ANIVERSARIO Todo empezó un mes de marzo, preñado de primavera, cuando el Arcángel Gabriel se hizo novicia presencia.
Son las cosas del Señor y se aceptan como vengan, unas veces frío invierno y otras vuelo de cigüeña.
Una casa pequeñita, una ventana entreabierta y un rayo de fina luna templando luz y existencia.
cuando el llanto del Dios Niño, Rey en cuna de madera, inundaba de esperanzas la primera luna llena.
Entre almendros florecidos, imagino aquella escena aromada de perfumes y ungüentos de la Sabea.
Imagino las cortinas, haciendo turno de vela, mecidas por una brisa suave como la bohemia,
y me imagino a Dolores, humilde y gentil Doncella, recibiendo de los cielos palabras de vida eterna.
Las palabras con que Dios, con sus manos alfareras, modeló la nueva vida desde su fragua materna.
A veces las cosas son como quiere Dios que sean, pero, a veces, la razón no sabe si comprenderlas.
Pues, ¡cómo entender, entonces, tanto dolor y tristeza encerrado en un suplicio de amarguras sempiternas!
La Cruz sobre aquel Calvario puso el sello de la omega a las líneas comenzadas en los llanos de Judea,
La Virgen Madre soñaba, rota en la asolada peña, y abrazaba los recuerdos de aquella infancia tan tierna: las caricias a Jesús y su sonrisa serena, o las canciones de cuna al calor de la candela, derramados sus cabellos como el mar sobre la arena.
Dolores, qué cruz tan grande la Cruz de tu penitencia, cuántos cuchillos, mi Niña, asomando a tu ribera desde que Dios puso en Ti los quejíos de la debla. ¡Cómo contarle a José, que fue Gabriel quien dijera que la forja de tu vientre era de Dios sementera!
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Hermandad Virgen de los Dolores ¡Cómo entender que Dios Padre marcara, de puño y letra, que tu destino en la vida era hacer lo que Él pidiera! Estás sola ante la Cruz, hecha un caudal de pureza, pero no existen más llantos en tu memoria profética,
Por eso, los vestidores y los encajes de seda, y las largas sobremesas de alfileres y preseas.
Y Paradas, hace siglos, tiene la santa certeza de que Dolores es refugio a los vientos y tormentas,
y recibe a los que vienen, como siempre para verla, a depositar sus besos en sus manos nazarenas.
pues sabes bien que tu hijo duerme en un lecho de piedra tres crepúsculos yacentes de divina duermevela.
porque por mucho que el alma, loca fruta tempranera, quiera buscar las razones de su lógica y sus cuentas,
todos debemos saber que en su bendita querencia hallaremos el camino de la infinita grandeza.
Por eso, es siempre Dolores la que ampara y la que ruega, y, por eso, esta Hermandad la quiere y la piropea.
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Y, por eso, los silencios y, también, las marchas lentas, y las manos y gargantas que dan forma a la saeta.
Y, por eso, es su palio, y la música que suena, y los varales de plata, y alpargatas costaleras.
Por eso, todos los años, en su inmensa gentileza, Ella baja del altar, donde los siglos la elevan,
Porque Tú eres, Dolores, perdón del que se confiesa y ese farol encendido que ilumina nuestra senda. Eres lucero del alba y eres cola de cometa, eres luz en el sagrario y eres foto en las carteras.
Eres guitarra y compás, y eres garganta flamenca; eres la fe del mayor, el Santísimo en reserva, los pechos que amamantaron y los rosarios de perlas. Eres nido de cigüeña y eres viento en la veleta;
Pregón CCL ANIVERSARIO eres cruz del campanario y campana que voltea, espadaña en San Albino y torre que señorea.
Eres clavel y geranio junto a una silla de enea, y el sol que llena la aurora de contraluces violetas.
Eres lubricán dormido, aroma de primavera, ilusión de nuestros sueños y voz de nuestra conciencia.
Eres un soplo de vida, relicario de prudencia, la sonrisa de los niños y el candor de la azucena.
Eres del rosal, la rosa, ramita de oliva fresca, semilla recién plantada y espina de penitencia.
Eres, mi Niña Dolores, olor a pan en la mesa, las cuentas a fin de mes y los niños en las escuela, y los mayores que piden poder llegar a cuaresma.
¡Qué suerte tenerte siempre! espigón de nuestras metas, Patrona del galeón que tu candor timonea porque Tú eres ‘pa’ Paradas como una fuente agarena donde calmamos la sed con sorbitos de agua fresca.
Por eso, al llegar aquí, tras los nervios e impaciencias, finalizo este pregón y, ante vosotros, mi venia
Eres la sombra del árbol, eres altar de pureza, eres cristal de las aguas y espejo de la inocencia.
quiere vestirse de amor y convertirse en ofrenda, y trenzar una oración dedicada sólo a Ella, rezo con alma de niño que así dice en su inocencia:
Eres misa de difuntos y el blancor en las banderas de los que piden la paz porque no quieren más guerras.
Por Ti, Torre de marfil, mi Capitana morena, imploro paz y consuelo vistiendo túnica negra.
Eres timón de las almas y eres voto de obediencia, eres regreso al trabajo y eres un día de fiesta.
Por Ti, mi Reina de luto, Madre Santa y Niña buena, hoy dejo aquí mis suspiros, mis angustias y demencias.
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Hermandad Virgen de los Dolores Por Ti nació la mañana el día de Nochebuena, cuando la luz de la historia se hizo carne en Galilea.
Y por Ti la paz del campo renace viva y despierta cada vez que sale el sol tras una noche de estrellas.
Por Ti, bendita Doncella, florecen las amapolas y vuelve el trigo a la era, y se cuaja de claveles el Gólgota de tu siembra.
Por Ti vuelan los suspiros vistiendo las alamedas con los blancos azahares que se acercan a tu vera.
Y por Ti, las oraciones, por Ti, salves y promesas cuando el todo el Viernes Santo se rinde ante tu belleza. Por eso, Reina del cielo, Emperatriz de la tierra, ten seguro que, por siempre, seremos los centinelas que cobijan tus Dolores y confortan tus duquelas, que eres la Madre de Dios… Tú, mi Niña de los Dolores, eres la Madre de Dios…, y por Ti, lo que Tú quieras...
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José Antonio Montero Suárez
DOLORES