Alicia en el país de los sueños Proyecto fotográfico
Rosa Delia Guerrero
Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos. Jorge Luis Borges
Rosa Delia Guerrero. Estudios de fotografía: Casa de Cultura Irapuato. Spéos en París. Jock Sturges. Raúl Touzon fotógrafo de National Geographic. Activa de Fotografía en León. Francisco Mata Rosas. Yolanda Andrade, Ernesto Bazan. Diplomado de Fotografía Contemporánea UAM con Francisco Mata Rosas, Pedro Meyer, Patricia Aridjis, Yvvone Venegas, Jacob Bañuelos, Armando Cristeto, Javier Hinojosa, Gerardo Montiel Klint, Eniac Martínez; Guillermo Soto Curiel; Mariana Dellekamp; De lo Analógico a lo Digital Centro de las Artes Salamanca, Luciano Sánchez Tual y Cannon Bernaldez. Proyectos Fotográficos con Javier Ramírez Limón, Centro de las Artes Salamanca. Antonio Molina Cuesta. Exposiciones: Museos, Casa de Cultura, Instituto de Cultura, Alianza Francesa, ITESM y algunos otros lugares en Irapuato, León, La Aurora en San Miguel de Allende, Guanajuato. Guadalajara, D.F. Morelia tanto en Individuales como Colectivas. Osaka y Tokyo, Japón. Atlanta, USA. Dos Colectivas y dos Individuales de Fotoseptiembre. Ex Convento del Carmen en Guadalajara, Jal. Museo el Clavijero en Moleria, Mich. Alianza Francesa Polanco en la ciudad de México. En París y en Estrasburgo 2011. Mención en el Concurso Nacional Cuarto Oscuro. Selección y Mención en Expresarte Mujer: Maltrato a la mujer 2008. Selección en el concurso internacional 2010: El tiempo y la Agenda Fotográfica de Rendija, Guadalajara, Jal. Seleccionada en el Concorso: “100 persone per 100 viaggi” en Florencia, Italia en Noviembre del 2010. Selección en la Alianza Francesa de Polanco 2010. Colectiva: Visions du Centre du Mexique, París. 2011. Publicación en YSE Barcelona. rosadelia.guerrero@gmail.com
Fotografías y textos: ©Rosa Delia Guerrero
Límites resquebrajados Su mano permanecía sobre el picaporte de bronce. Abrió la puerta y traspasó el muro, justo por debajo del marco imaginario. Allá, atrás, los objetos de cristal. Del otro lado, el infinito desconocido.
Huéspedes urbanos Sin ninguna razón aparente el agujero se instaló en la esquina. Comenzó por ser algo insignificante que poco a poco expandió sus dimensiones. Nadie advirtió lo sucedido. El paisaje acartonado del suburbio se fue rompiendo, una cafetería y el nombre de la calle se desdibujaron. Los transeúntes cuidaban de no acercarse demasiado a la zona de desapariciones. Algunos automovilistas, nada precavidos, caían al vacío sin darse cuenta. Más de un gato callejero, pronunció su último maullido antes de perderse en ese, el territorio mutilado. Aquel día de tormenta, el agua arrugó el papel de lo urbano. Justo donde se erguía la casa azul de la contraesquina, una mecedora se bambolea por el viento en mitad de la nada. El silencio y la duda son los nuevos inquilinos del recién nacido desierto.
Habitación disponible Durante la temporada de lluvias, todo se precipita. Las goteras surgen de forma espontánea, igual que el agujero que apareció, justo arriba de mi cama. Ha ido tomando nuevas dimensiones. Incluso sin que llueva, es necesario que ponga mi taza, después de tomar café, para que contenga el líquido incoloro. A través del orificio, escucho los pasos, el timbre del teléfono y unas voces. El catálogo de ruidos se filtra a través del hoyo negro por el que escurre la vida de los otros inquilinos. Ayer comenzaron por caer: un gato de angora blanco, rosas de color rojo, un avión hecho de papel, un lápiz y el oso de peluche con moño azul que puse sobre la repisa. La pierna derecha de Raúl, mi vecino, asomó en el último instante. Ahora duerme bajo mis sábanas. Mientras, durante mi insomnio, imagino al vacío.
Los árboles tapan el bosque Otro verano más en el acostumbrado hotel de París, ese lugar que formaba ya, parte de la escenografía biográfica de repeticiones memorables. Sobre el espejo de la habitación la silueta desnuda, apenas por instantes, antes de meterse entre lo blanco de las sábanas. A partir de entonces, los territorios se confunden, las manos recorren, paso a paso, cada espacio, luego cambian de ritmo, los labios se abren y encuentran un vértice. Tu mundo penetra al otro, el mío. Bajo la tenue luz, el paisaje desaparece con la vida entera desfilando ante mis ojos.