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Una ruta por tierra castellana

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Quietud, paz, tranquilidad; reposo de los días de entre semana sin turistas ni visitantes ni estudiantes que vuelven al hogar los fines de semana.

Visitamos la Abadía, cojo unas cuartillas que tienen impresos los cantos diarios en latín, los monjes comienzan a situarse en sus sitiales, personas que me impresionan por su avanzada edad centradas en lo que hacen, sin distraerse con los visitantes.

Canto gregoriano, auténtico, cantado sólo con las voces de los monjes.

Resonancia de las voces que te envuelven en un abrazo sonoro que te hace vibrar.

Ya estamos en Covarrubias, con su Torreón de Fernán González, sus balistas en las murallas recuerdos de la defensa de la plaza.

Un alto en el camino, hay que reponer fuerzas y la oferta gastronómica era limitada por ser un día poco turístico.

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