Comentarios a fragmentos de El árbol de la ciencia

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COMENTARIOS A FRAGMENTOS DE EL ÁRBOL DE LA CIENCIA


“Andrés Hurtado, los primeros días de clase, no salía de su asombro. Todo aquello era demasiado absurdo. Él hubiese querido encontrar una disciplina fuerte y al mismo tiempo afectuosa, y se encontraba con una clase grotesca, en que los alumnos se burlaban del profesor. Su preparación para la ciencia no podía ser más desdichada.” Este fragmento corresponde al capítulo II de la primera de siete partes de una novela titulada El árbol de la ciencia de Pío Baroja. La obra fue publicada en 1911 y se inscribe dentro de la trilogía La raza que se completa con La dama errante (1908) y La ciudad de la niebla (1909). Para entonces Pío Baroja era un consumado escritor de novelas, ya había escrito diecisiete. Nace en San Sebastián en 1872. En Madrid estudió Medicina, pero ejerció poco tiempo como médico. Sus contactos con escritores le llevan a entregarse de lleno a su vocación literaria. En 1935 ingresa en la Real Academia. La Guerra Civil le sorprenderá en el País Vasco, desde donde pasa a Francia. En 1940 se instala de nuevo en Madrid. Murió en 1956. En este fragmento observamos uno de los temas que trata la novela, el desengaño o la pérdida de confianza en la educación. Andrés Hurtado está cursando la carrera de medicina en la universidad. Durante los primeros días del curso, éste se asombra por el ambiente grotesco que hay en la clase: los gritos, interrupciones y altercados entre los alumnos, la falta de respeto hacia los profesores, la no reacción de éstos hacia este tipo de burlas... La crítica de este tipo de situaciones era algo característico de la Generación del 98, grupo donde se incluye a Pío Baroja. Son autores que lucharán por la regeneración moral, social y cultural del país. Todas estas características del mundo universitario las observó en persona Baroja en su propia experiencia vital. Como se ha mencionado, la novela tiene mucho de autobiográfica; en este caso el autor se basa en lo vivido como médico en Cestona (actual Zestoa), un pueblo guipuzcoano. Baroja no sólo plasmará estas vicisitudes; el profundo pesimismo vital del protagonista surgido de varios desengaños ante la ciencia, la medicina, la política, etc. es en realidad la actitud vital del propio Baroja; concepción de la vida alentada por sus lecturas filosóficas que lo son también de Hurtado: Kant, Nietzsche y, sobre todo, Schopenhauer, cuya filosofía es un calco de ese profundo pesimismo para el que no se encuentra consuelo. Ante el fracaso vital final, con la muerte de su mujer e hijo, lo único que le había proporcionado un poco de felicidad, opta por el suicidio.


"A Andrés le indignó la indiferencia de la gente al saber la noticia. Al menos él había creído que el español inepto para la ciencia y la civilización, era un patriota exaltado, y se encontraba que no."

Este fragmento pertenece al capítulo primero de la sexta parte de la novela, cuando ocurre la declaración de la guerra de España contra Estados Unidos. la novela comienza con la llegada de Andrés Hurtado a la universidad, donde más tarde vería que todos sus sueños hacia la ciencia y la vida se frustrarían. Esto lo descubre en los viajes que realiza a través de varias localidades españolas y conversando con su tío Iturrioz sobre el sentido de la vida, la ciencia y la filosofía. A la vuelta de sus viaje, cuando llega a Madrid, alcanza en punto de desesperación de sus pensamientos, que explotan con la muerte de Lulú, su amada, provocando también su propio suicidio. Estas líneas explican el acontecimiento que transcurre a los pocos días de llegar Andrés a Madrid, había manifestaciones y música patriota en las calles, en defensa a España tras su declaración de la guerra a los Estados Unidos. En todas partes se hablaba del éxito o del fracaso del país, y en los periódicos se publicaban cálculos totalmente falsos que incrementaba el optimismo en los españoles. Finalmente España fue derrotada, tal y como Iturrioz aseguró a Hurtado que sucedería. Sin embargo, para sorpresa desagradable de Andrés, la gente se mantenía indiferente ante esta noticia, convirtiendo de las previas manifestaciones y gritos acciones sin importancia, lo cual le indignó. Andrés Hurtado era, pues, un hombre con rasgos antisociales, anarquistas y revolucionarios, aunque su personalidad y forma de pensar evolucionan a medida que va teniendo más experiencias, llegando a ser una persona que odia por completo la sociedad, las personas y su forma de vivir y de pensar. Su indignación ante las reacciones escépticas de los españoles tras la derrota de España en la guerra es un acontecimiento más que refuerza la búsqueda de Andrés del sentido de la vida y la existencia, el cual intentó descubrir mediante filósofos pesimistas tales como Schopenhauer y Kant, pero no consigue encontrar ese sentido existencial y termina con su suicidio.


"El mundo le parecía una mezcla de manicomio y de hospital; ser inteligente le parecía una desgracia y solo la felicidad podía venir de la inconsciencia y de la locura." Este fragmento corresponde al capítulo diez de la primera parte de la novela El Árbol de la Ciencia. Éste se considera una de las obras maestras de Pío Baroja. Fue publicada en el año 1911,pero su acción se desarrolla entre los años 1887 y 1898. En esta novela se presenta una visión hostil, áspera y pesimista de la sociedad española a finales del siglo XIX, lo cual encaja con la personalidad de Baroja y con el ambiente dominante de la sociedad española de la época, marcada profundamente por la crisis de fin de siglo que afectó a toda la Europa industrializada de la época. Esta frase de la novela se sitúa en el momento en el que Andrés Hurtado comienza su cuarto año de carrera y a su compañero Aracil se le ocurre asistir a unos cursos en el hospital San Juan de Dios. Invita a Andrés y a Montaner a que vayan con él. La visita al hospital fue un motivo de melancolía para Andrés ya que él creía en el pesimismo de Schopenhauer y el mundo le parecía una mezcla de manicomio y de hospital; ser inteligente le parecía una desgracia , y solo la felicidad podía venir de la inconsciencia y de la locura. Andrés Hurtado es el principal personaje de la novela, tiene rasgos de Pío Baroja. A lo largo de la novela va evolucionando y llega a odiar la sociedad, a las personas y la forma de pensar y de vivir. Por lo que al final se acaba suicidando. Aracil y Montaner son sus compañeros en la carrera de medicina. Andrés ya conocía a Aracil de sus anteriores estudios ,y este , le presento a Montaner, con el cual no compartía la mayoría de sus puntos de vista. Respecto a los temas de la novela y de este fragmento en concreto, se tratan el pesimismo , el desengaño, la frustración y hace una crítica al intelectualismo. En esta época el irracionalismo va en contra del positivismo y niega la razón para explicar la vida de los seres humanos ya que estos se mueven por impulsos irracionales que no pueden explicarse de una manera razonable y tres filósofos que influyeron en esto fueron: Schopenhauer, Kierkegaard y Nietzsche.La idea de Schopenhauer del pesimismo era tener la peor visión de la vida, respecto a lo que Andrés, el protagonista de la novela, estaba de acuerdo.


A los pocos días de frecuentar el hospital, Andrés se inclinaba a creer que el pesimismo de Schopenhauer era una verdad casi matemática. Nos encontramos ante una oración de la novela pesimista El árbol de la ciencia, escrita por Pío Baroja en 1911.Exactamente esta frase aparece en el capítulo X de la primera parte llamada La vida de un estudiante en Madrid, donde se narran las primeras experiencias del protagonista en la universidad. En este capítulo, nuestro protagonista acaba de comenzar su cuarto año de carrera y junto a sus amigos Julio Aracil y Montaner, asisten a un curso de enfermedades venéreas. Esta visita supuso otra decepción a Andrés ya que no fue de su agrado al ver la vida tan desdichada de las enfermas. El árbol de la ciencia narra la vida de Andrés Hurtado que estudia medicina en Madrid.La principal causa de estudiar dicha carrera es que nuestro protagonista busca el sentido de la vida en la ciencia pero sus negativas experiencias en la universidad y en su vida personal le producen un desengaño que le hace perder la ilusión. En esta oración encontramos al protagonista de la novela Andrés Hurtado. Es un joven con muchas ganas de aprender que le lleva a hacerse preguntas filosóficas sobre la vida. Debido a esto, decide encontrar las respuestas en la ciencia estudiando la carrera de medicina en Madrid. Va ilusionado ya que piensa que ahí va a encontrar sus respuestas. Ese afán de la búsqueda del sentido de la vida viene de sus problemas familiares. No se lleva bien con su padre ya que tiene ideas contrarias a las suyas y con sus hermanos tampoco tiene muy buena relación, menos con el menor llamado Luisito. Éste un día cae enfermo y muere, Andrés por lo tanto intenta buscar otro motivo por el que seguir viviendo. Otra influencia que encontramos en la obra es la de Schopenhauer. Es un filósofo del siglo XIX con ideas muy similares a las de Kant, su ideología es el pesimismo existencial. El tema de esta frase es la decepción del sentido de la vida en la ciencia. Esto se debe a que, como he dicho anteriormente, el objetivo de Andrés es la de encontrar el sentido a la vida, un motivo por el que seguir viviendo todos los días. En su familia no lo encuentra ya que se lleva mal con ella y debido a esto, decide encontrarlo en la universidad. Pero al llegar, se encuentra con que los alumnos no se lo toman con seriedad y esto lo toma como un fracaso. Empieza a tener ideas pesimistas y a tener opiniones similares a las de filósofos como Schopenhauer o Nietzsche. En las partes finales de la obra vemos que Andrés es feliz junto a su esposa Lulú embarazada con la que encuentra todo lo que estaba buscando. Desgraciadamente, al morir Lulú y su hijo, Andrés no tiene motivos para seguir con vida y opta por el suicidio.


“La verdad es que si el pueblo lo comprendiese –pensaba Hurtado-, se mataría por intentar una revolución social, aunque ésta no sea más que una utopía, un sueño. Este fragmento corresponde al capítulo V de la sexta de siete partes de una novela titulada El árbol de la ciencia de Pío Baroja. Estas partes se dividen en tres; las tres primeras partes hacen alusión a su comienzo de la carrera de medicina y de cómo sus expectativas de encontrar las respuestas a la existencia de la vida en la ciencia quedan totalmente truncadas, además de la muerte de su hermano Luisito. La siguiente parte, la cuarta parte del libro es la conversación filosófica que mantiene con su tío Iturrioz, en la que destaca sobre todo el pesimismo vital de Schopenhauer y que es el punto de vista que adoptó Baroja en muchas de sus obras. Y por último, la última parte formada por las tres últimas, tras trabajar en diferentes sitios y detectar de manera más clara la injusticia social que se daba en gran parte de España, Hurtado llega a conocer la felicidad de primera mano con el casamiento de Lulú, pero esta queda embarazada y muere, y el sentido a la vida que había encontrado lo lleva al fracaso. La obra fue publicada en 1911 y se inscribe dentro de la trilogía La raza que se completa con La dama errante (1908) y La ciudad de la niebla (1909) Para entonces Baroja era un consumado escritor de novelas, y había escrito 17. Su protagonista es Andrés Hurtado, un estudiante de Medicina que va a iniciar su carrera en Madrid, este hecho y la muerte de su hermano Luisito a temprana edad son tomados de la propia biografía de Baroja; también estudió dicha carrera y sufrió la muerte de su hermano Darío. En este fragmento observamos uno de los temas principales de la obra, la injusticia social en la que vivía España, el contraste brutal entre los ricos y los pobres, y la situación de las mujeres. Andrés Hurtado consigue un trabajo como médico de higiene gracias a un amigo de su padre, empleado de la alta gobernación, pero en cuanto comienza se da cuenta de que ese trabajo no está hecho para él. A este trabajo sólo acuden personas pertenecientes a la clase social más baja de la sociedad, los pobres, las prostitutas… y vivir en ese ambiente hace que su instinto antisocial, ya creado en Alcolea del campo, incremente. Al realizar varias visitas domiciliarias se acentúa su visión acerca del contraste entre la clase alta y la clase baja, viendo a los señoritos aristócratas y a las mujeres con aspecto fatigado y cansado. Ve cómo la gente rica está en una constante evolución progresiva, mientras que el pueblo mantiene una evolución a la inversa, y no hacen nada para cambiar su situación. Todos estos defectos de la sociedad los observó en persona Baroja en su propia experiencia vital. Como se ha mencionado, la novela tiene mucho de autobiográfica; en este caso el autor se basa en lo vivido como médico en Cestona (actual Zestoa), un pueblo guipuzcoano. Baroja no sólo plasmará estas vicisitudes; el profundo pesimismo vital del protagonista surgido de varios desengaños ante la ciencia, la medicina, la política, etc. es en realidad la actitud vital del propio Baroja; concepción de la vida alentada por sus lecturas filosóficas que lo son también de Hurtado: Kant, Nietzsche y, sobre todo, Schopenhauer, cuya filosofía es un calco de ese profundo pesimismo para el que no se encuentra consuelo.


“Andrés adquirió con este primer ensayo de médico un gran escepticismo. Empezó a pensar si la medicina no serviría de nada”

Este fragmento pertenece a “El árbol de la ciencia”. Se ubica en el capítulo nueve de la primera parte. Esta novela fue escrita por Pío Baroja y publicada por primera vez en el año 1911. Tras el desastre que sufrió España en el año 1898 por perder sus colonias (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) y estar más atrasada económicamente y socialmente que los demás países de Europa. Se creó un movimiento cultural a favor de los cambios, llamado la generación del 98. Sus integrantes eran intelectuales que reflexionaban sobre las causas de la decadencia de España y luchaban por la regeneración moral, social y cultural. Azorín fue el que creó este grupo de escritores en el que podemos encontrar a Pío Baroja, Maeztu y Unamuno.

Este fragmento se ubica en el momento que Andrés empieza su nuevo curso y su querido hermano pequeño Luisito enferma. Andrés intenta inútilmente encontrar una cura y desilusionado empezó a sentir que la medicina no sirve para nada. Andrés es el personaje principal. Es solitario y estudioso e intenta buscarle sentido a la vida. Luisito es su hermano pequeño al que a diferencia de los demás familiares, quiere. Pero muere prematuramente y esto hace que Andrés se sienta fracasado por no haber conseguido curarlo.

El tema es el pesimismo hacia la medicina. Aún así, la búsqueda del sentido de la vida es el tema principal. Al principio Andrés intenta buscarle sentido a la existencia en la ciencia, y después en la sociedad. Pero esa búsqueda solo le lleva a la angustia y al pesimismo al ver que las dos opciones no le convencen. Primero pierde la fe en la ciencia al fracasar intentando curar a su hermano, y más tarde en la sociedad al no encontrar nada bueno. Andrés lee a Nietzsche y Schopenhauer, en quien se inspira para aislarse y aplicar la ataraxia. Al final, encuentra el sentido de la creando una familia con Lulú, pero al morir ella pariendo a su hijo, que también muere, Andrés, desesperado y viendo que la vida no tiene sentido, se suicida.


“¿Y esas mujeres vivirán mal? Muy mal: duermen en cualquier rincón amontonadas, no comen apenas; les dan unas palizas brutales” Este fragmento corresponde al capítulo V de la quinta de siete partes de una novela titulada El árbol de la ciencia de Pío Baroja. La obra fue publicada en 1911 y se inscribe dentro de la trilogía La raza que se completa con La dama errante (1908) y La ciudad de la niebla (1909). Para entonces Pío Baroja era un consumado escritor de novelas, ya había escrito diecisiete. Nace en San Sebastián en 1872. En Madrid estudió Medicina, pero ejerció poco tiempo como médico. Sus contactos con escritores le llevan a entregarse de lleno a su vocación literaria. En 1935 ingresa en la Real Academia. La Guerra Civil le sorprenderá en el País Vasco, desde donde pasa a Francia. En 1940 se instala de nuevo en Madrid. Murió en 1956. En este fragmento observamos uno de los temas secundarios de la obra, la crítica feroz a la injusticia social. En concreto, a la situación de la mujer. Andrés Hurtado trabaja como médico en un pueblo manchego, Alcolea del campo, durante varios años y allí es testigo de los vicios de una sociedad que le hacen desarrollar un profundo odio hacia ella: el egoísmo, la envidia, el orgullo absurdo, la soberbia, la corrupción política, la discriminación de la mujer, la iniquidad y la injusticia social que provoca la resignación y sumisión de las clases sociales bajas, la falta de solidaridad entre ellas para levantarse en una revolución social… Profundizando en la situación de la mujer, Hurtado es testigo de los malos tratos, la explotación social, el aislamiento y la falta de oportunidades que sufren las mujeres. La crítica de todo este tipo de situaciones de la sociedad española era algo característico de la Generación del 98, grupo literario donde se incluye a Pío Baroja. Son autores que lucharán por la regeneración moral, social y cultural del país. Todos estos defectos del mundo rural los observó en persona Baroja en su propia experiencia vital. Como se ha mencionado, la novela tiene mucho de autobiográfica; en este caso el autor se basa en lo vivido como médico en Cestona (actual Zestoa), un pueblo guipuzcoano. Baroja no sólo plasmará estas vicisitudes; el profundo pesimismo vital del protagonista surgido de varios desengaños ante la ciencia, la medicina, la política, etc. es en realidad la actitud vital del propio Baroja; concepción de la vida alentada por sus lecturas filosóficas que lo son también de Hurtado: Kant, Nietzsche y, sobre todo, Schopenhauer, cuya filosofía es un calco de ese profundo pesimismo para el que no se encuentra consuelo. Ante el fracaso vital final, con la muerte de su mujer e hijo, lo único que le había proporcionado un poco de felicidad, opta por el suicidio.


“Generalmente el motivo de las discusiones era político, don Pedro se burlaba de los revolucionarios, a quien dirigía todos sus desprecios e invectivas, y Andrés contestaba insultando a la burguesía, a los curas y al ejército.” EL ÁRBOL DE LA CIENCIA DE PÍO BAROJA (Parte I, capítulo IV) Este fragmento corresponde a la primera parte entre las tres de la novela, al cuarto capítulo exactamente. Escrita en 1911 por Pío Baroja y ubicada entre 1887 y 1898, El árbol de la ciencia relata la vida de Andrés Hurtado, y mediante sus experiencias, nos muestra una visión de la sociedad de la época crítica, hostil, pesimista y atrasada. La búsqueda del sentido de la vida, la cual es la principal inquietud de Andrés y el mismo Baroja, también está presente en todo momento: en las relaciones de Hurtado con su familia y amigos, la elección de dedicarse a la medicina, la muerte de su hermano pequeño, la sociedad en la ciudad y en entornos rurales, su aislamiento de la religión, el interés por la filosofía, en el amor, y todas los demás decepciones de su vida que desembocan en la muerte. En la primera parte del libro, se nos presenta a Andrés como un adolescente que pese a haber sufrido algunos desengaños en su vida tales como la muerte de su madre, la soledad y el mutuo desprecio entre su padre y él, todavía se sorprende ante la falta de seriedad en la carrera y el estado estancado de España respecto a Europa. Don Pedro, mencionado en el fragmento, era el padre de Andrés, un hombre egoísta y caprichoso que dirigía la casa como un déspota y le guardaba rencor a su hijo por su independencia. Tal y como dice el fragmento, las discusiones entre padre e hijo solían ser a causa de la política, ya que Don Pedro consideraba que un hombre respetable solo podía ser conservador y el hombre adinerado, virtuoso. En cambio, Andrés criticaba a aquellos que tras recibir una herencia no eran nada más que inútiles. El tema de este fragmento es la crítica hacia la política, injusticia social y vicios de la sociedad española. En el capítulo, el papel de revolucionario o liberal que defiende el progreso lo representa Andrés, mientras que Don Pedro adopta la postura de los conservadores. Al mismo tiempo, Baroja trata de reflejar en él vicios como el egoísmo, capricho, soberbia y defectos como el desprecio por los pobres, excesos como el derroche del dinero, … Los cuales Andrés critica, percatándose de la iniquidad social y comenzando a sentir rechazo por el árbol de la vida en su constante búsqueda del sentido de la existencia. También se pueden ver indicios de la inclinación de Baroja hacia Schopenhauer cuando Margarita, la hermana mayor de Andrés les hace ver más adelante que opinen lo que opinen sobre política, no podrán hacer nada sobre ello.


La visita en San Juan de Dios fue un nuevo motivo de depresión y melancolía para Hurtado. Pensaba que por una causa o por otra el mundo le iba presentando su cara más fea. Este fragmento de la novela El árbol de la ciencia, se encuentra en el capítulo diez de llaprimera parte. La novela está dividida en seis partes principales: Los años de formación de Andrés, Andrés conoce a Lulú, fallecimiento de Luisito y la importancia de la filosofía junto con Iturrioz, el trabajo de Andrés como médico y su decepción y por último la muerte de Lulú y su hijo. La obra se desarrolla durante los últimos años del siglo XIX y narra la vida de Andrés Hurtado un joven hijo de una familia acomodada burguesa, que comienza sus estudios de medicina, en la universidad de Madrid. La relación con su padre y su hermano mayor no es buena, y su madre falleció. Andrés termina desilusionado con sus estudios y esto le hace adoptar un pensamiento más pesimista sobre la vida. Conoce a varios amigos y a Lulú durante sus estudios, quién al final se convierte en su mujer. Andrés comienza a visitar a su tío Iturrioz con el que entabla conversaciones filosóficas. Tras terminar sus estudios, se mueve a Alcolea del Campo, donde comienza a ejercer de médico, pero aquí también se desilusiona porque tiene conflictos con el otro médico del pueblo; durante su estancia allí, Luisito (su hermano menor) enferma y muere, por lo que él se siente decepcionado con el mismo. Andrés vuelve a Madrid donde finalmente se casa con Lulú; pero Lulú se queda embarazada y el bebé nace muerto, trayendo después la muerte de ella. Al final Andrés se suicida el día del funeral de su mujer. En este fragmento de la obra Andrés se decepciona ante la situación de la medicina en España, tras visitar el hospital de San Juan de Dios. El tema de este fragmento es: pesimismo vital por la situación de la medicina en nuestro país. El único personaje que aparece en este fragmento es Andrés. Andrés Hurtado, es el protagonista de la obra, un joven interesado en aprender y en darle un sentido a la vida. Es un personaje antisocial. Le encanta leer y aprender y mediante eso comienza a pensar en cuestiones filosóficas, sobre todo tras la muerte de su querido hermano Luisito. La muerte de su mujer (Lulú) y su hijo, hacen que Andrés entre en una tremenda depresión y se suicide. El tema del fragmento es: Crítica a la situación de la medicina en España. En la novela aparece este tema porque Andrés intenta darle un sentido a la vida mediante los estudios de la ciencia y la medicina, pero esto le decepciona, porque no encuentra una respuesta. Este tema tiene que ver con el tema principal, ya que se basa en los filósofos Schopenhauer y Nietzsche; de Schopenhauer toma el tema de la angustia vital, interrogantes sobre el sentido de la vida y el destino del hombre y el pesimismo. De Nietzsche toma la actitud religiosa ante el cristianismo y la valoración de la vida. Finalmente, la obra termina con el suicidio de Andrés frente a la muerte de su mujer Lulú y su hijo, tras el parto de este. Andrés Hurtado entró en una terrible depresión tras sus muertes y fue lo que le hizo quitarse la vida.


—¿De manera que usted cree que vamos a la derrota? —No a la derrota, a una cacería. Si alguno de nuestros barcos puede salvarse será una gran cosa. Este fragmento pertenece al capítulo 1 de la sexta de siete partes de la novela El árbol de la ciencia publicada por Pío Baroja en 1911 cuya acción se desarrolla entre los años 1887 y 1898 . Baroja nació en San Sebastián en el año 1872. Estudió medicina en Madrid pero ejerció poco como médico ya que sus contactos con escritores le llevaron a entregarse de lleno a su vocación literaria y en 1935 ingresó en la Real Academia. La Guerra Civil le sorprendió en el País Vasco, desde donde pasó a Francia. Volvió a Madrid en 1940 y en 1956 murió. En este capítulo España le declara la guerra a América por Cuba y Filipinas que buscaban la independencia. Aunque el protagonista Andrés Hurtado no está bien informado de lo que ocurre, sale en busca de información y tras hablar con la gente que se posicionaba de lado de la victoria sin esfuerzo de España y leer los periódicos llenos de esperanza, piensa que la victoria de España es posible. A pesar de ello, habla con su tío Iturrioz. Al preguntarle Andrés que es lo que cree que va a pasar, le responde que van a ser vencidos de manera devastadora. Iturrioz le explica que España se encuentra en total desventaja frente al enemigo por la calidad de los barcos que es mucho menor, y por la cantidad que también es inferior. Así pues, los personajes que intervienen en el fragmento son Andrés Hurtado, que es el alter ego de Pío Baroja y su tío, el Dr. Iturrioz. Iturrioz es un hombre muy importante para Andrés ya que habla con el de todos los asuntos posibles buscando consejo e incluso apoyo por su parte, ya que no tenía una buena relación con su padre. En este fragmento observamos uno de los temas principales de la obra, el pesimismo de España. Cuando España le declara la guerra a América en el año 1898, conocido como “El Desastre”, Andrés tiene esperanza sobre España, pero Iturrioz habla de la derrota, que al final fue real. A este gran fracaso de España se le denomina “Desastre del 98” ya que España perdió las últimas colonias que le quedaban en América. El nombre de “Desastre del 98” da paso a la Generación del 98 cuyos miembros (Unamuno, Baroja, Machado, ValleInclán, Maeztu y Azorín) lucharán por la regeneración moral, social y cultural de España. Los autores de esta generación, sienten un gran amor por Castilla, rechazan la estética del Realismo, pertenecen a corrientes filosóficas como el Irracionalismo y apoyan a autores como Schopenhauer y Nietzsche. El pesimismo es la actitud más corriente entre ellos y ofrecen un carácter subjetivo en sus obras. El tema principal de la obra es la búsqueda del sentido de la vida. En la obra lo podemos ver a través de la filosofía que leen tanto Andrés Hurtado como Pío Baroja. Los autores principales son Nietzsche y Schopenhauer quienes comparten un pesimismo vital que le contagiarán a Andrés en la obra.


"Lulú le llevó un día al taller de la Venancia. La Venancia era una de esas viejas secas, limpias, trabajadoras; se pasaba el día sin descansar ni un momento." Este breve fragmento pertenece a la segunda parte de la novela "El árbol de la ciencia" escrita por Pío Baroja, concretamente al capítulo VII. En esta segunda parte de la novela, se narra la relación de amistad que mantienen Andrés y Lulú. La novela se desarrolla entre los años 1887 y 1898, aunque fue publicada en el año 1911, y cabe mencionar que es una novela semiautobiográfica, por lo que narra muchos sucesos de la vida del propio escritor reflejados en otra persona, que en este caso es Andrés Hurtado, el protagonista. Estos sucesos son algunos como por ejemplo que Baroja estudió Medicina, que murió su hermano...

El fragmento en sí se sitúa en el momento en el que Lulú invita a Andrés a ir al taller de planchado de la Venancia. Ésta, era una mujer viuda que vivía con su hija y su yerno, quienes se aprovechaban de ella. Distinguimos los temas de la injusticia social en su vertiente de la situación que soportaban las mujeres de la época. En la obra vemos cómo las mujeres sufrían de falta de oportunidades, malos tratos y explotación sexual, y vivían en muchos casos aisladas. Como dice el fragmento, la Venancia no paraba de trabajar en todo el día; estaba explotada, y esto es consecuencia de la gran diferencia que se marca entre los ricos y los pobres, otra de las injusticias sociales de aquella época. Los ricos eran personas crueles y corruptas, preocupadas únicamente por sus excesos y sus vicios, que explotaban a los menos poderosos; mientras éstos eran sumisos e inactivos, ya que eran personas ignorantes que sufrían muchísimo y pasaban hambre a causa de la falta de solidaridad característica de los ricos.

Estas injusticias sociales, entre otras, ocasionan una gran decepción y angustia vital a Andrés y provocan ese profundo pesimismo existencial alentado por las lecturas de Kant y sobre todo Schopenhauer.El tema central de la novela es la búsqueda del sentido de la existencia pero no se encuentra porque lo único que Andrés observa es injusticia, crueldad, defectos anquilosados en la sociedad española del momento. Panorama que los autores de la Generación del 98, donde incluimos a Baroja, quisieron cambiar con la esperanza de acabar con el retraso y la falta de progreso de este país.


“Aquellos desdichados no comprendían todavía que la solidaridad del pobre podía acabar con el rico, y no sabían más que lamentarse estérilmente por ello.” Este fragmento corresponde al capítulo VIII de la sexta de siete partes de una novela titulada El árbol de la ciencia de Pío Baroja. La obra fue publicada en 1911 y se inscribe dentro de la trilogía La raza que se completa con La dama errante (1908) y La ciudad de la niebla (1909). Para entonces Pío Baroja era un consumado escritor de novelas, ya había escrito diecisiete. Nace en San Sebastián en 1872. En Madrid estudió Medicina, pero ejerció poco tiempo como médico. Sus contactos con escritores le llevan a entregarse de lleno a su vocación literaria. En 1935 ingresa en la Real Academia. La Guerra Civil le sorprenderá en el País Vasco, desde donde pasa a Francia. En 1940 se instala de nuevo en Madrid. Murió en 1956.

En este fragmento observamos como Baroja nos habla de la injusticia social que había en esa época entre ricos y pobre. Nos muestra que los ricos se aprovechaban de que los pobres no sabían que hacer aparte de lamentarse por la vida que llevaban, que había corrupción, crueldad y excesos por parte de la clase social alta. Los ricos sentían resignación ante la situación que se les presentaba en ese momento. Se resignaban por la falta de solidaridad. Y como no, por la escasez de dinero, tenían hambre y sufrían dolor ante esta trágica situación. Baroja nos hace ver su opinión en este fragmento diciendo que si los pobres se juntaran podrían acabar con el rico pero no se daban cuenta de ello, por lo tanto tenían que vivir en un mundo injusto.

Todos estos defectos del mundo rural los observó en persona Baroja en su propia experiencia vital. Como se ha mencionado, la novela tiene mucho de autobiográfica. Baroja plasmará estas ideas ante la concepción desoladora de la vida. Esta concepción de la vida alentada por sus lecturas filosóficas que lo son también de Hurtado: Kant, Nietzsche y, sobre todo, Schopenhauer, cuya filosofía es un calco de ese profundo pesimismo para el que no se encuentra consuelo. Ante el fracaso vital final, con la muerte de su mujer e hijo, lo único que le había proporcionado un poco de felicidad, opta por el suicidio.


“Lo que quería encontrar era una orientación, una verdad espiritual y práctica al mismo tiempo”

Este fragmento pertenece a la pimera parte y el capítulo VIII de siete partes de una novela titulada El árbol de la ciencia de Pío Baroja. La obra fue publicada en 1911 y se inscribe dentro de la trilogía La raza que se completa con La dama errante (1908) y La ciudad de la niebla (1909). Para entonces Pío Baroja era un consumado escritor de novelas, ya había escrito diecisiete. Nace en San Sebastián en 1872. En Madrid estudió Medicina, pero ejerció poco tiempo como médico. Sus contactos con escritores le llevan a entregarse de lleno a su vocación literaria. En 1935 ingresa en la Real Academia. La Guerra Civil le sorprenderá en el País Vasco, desde donde pasa a Francia. En 1940 se instala de nuevo en Madrid. Murió en 1956. En este fragmento observamos uno de los temas principales de la obra, la búsqueda del sentido de la vida. En este caso podemos observar elansia que tiene Andrés por el conocimiento profundo y la necesidad por encontrar una orientación espiritual. Como se ha mencionado, la novela tiene mucho de autobiográfica; en este caso el autor se basa en lo vivido como médico en Cestona (actual Zestoa), un pueblo guipuzcoano. Baroja no sólo plasmará estas vicisitudes; buscando como encontrar el sentido de la vida del protagonista surgido de varios conductos como la lectura filosófica. Es en realidad la actitud vital del propio Baroja; concepción de la vida alentada por sus lecturas filosóficas que lo son también de Hurtado: Kant, Nietzsche y, sobre todo, Schopenhauer, cuya filosofía es un calco de ese profundo pesimismo para el que no se encuentra consuelo. Ante el fracaso vital final, con la muerte de su mujer e hijo, lo único que le había proporcionado un poco de felicidad, opta por el suicidio.


Los dos polos de su alma eran un estado de amargura, de sequedad, de acritud y un sentimiento de depresión y tristeza. Este fragmento corresponde al capítulo VI de la quinta de nueve partes de una novela titulada El árbol de la ciencia de Pío Baroja. La obra fue publicada en 1911 y se inscribe dentro de la trilogía La raza que se completa con La dama errante (1908) y La ciudad de la niebla (1909). Para entonces Pío Baroja era un consumado escritor de novelas, ya había escrito diecisiete. Nace en San Sebastián en 1872. En Madrid estudió Medicina, pero ejerció poco tiempo como médico. Sus contactos con escritores le llevan a entregarse de lleno a su vocación literaria. En 1935 ingresa en la Real Academia. La Guerra Civil le sorprenderá en el País Vasco, desde donde pasa a Francia. En 1940 se instala de nuevo en Madrid. Murió en 1956. En este fragmento observamos uno de los temas principales de la obra, el pesimismo vital. A lo largo de la obra y en concreto en esta parte, Andrés Hurtado se sujeta al pesimismo vital de Schopenhauer. A pesar de ser pesimista, observamos que Andrés Hurtado está en un estado dudoso entre el árbol de la ciencia o el árbol de la vida, es decir, que no sabe si las decisiones las tiene que tomar a través de la ciencia (el árbol de la ciencia) o deducir las decisiones a través de los pensamientos del ser humano (el árbol de la vida). En este fragmento, Andrés Hurtado acaba de recibir el nombramiento de médico de higiene y de comenzar a desempeñar el cargo, pero enseguida se da cuenta que ese cargo no era para él. Todos estos defectos de la sociedad española de ese momento los observó en persona Baroja en su propia experiencia vital. Como se ha mencionado, la novela tiene mucho de autobiográfica; en este caso el autor se basa en lo vivido como médico en Cestona (actual Zestoa), un pueblo guipuzcoano. Baroja no sólo plasmará estas vicisitudes; el profundo pesimismo vital del protagonista surgido de varios desengaños ante la ciencia, la medicina, la política, etc. es en realidad la actitud vital del propio Baroja; concepción de la vida alentada por sus lecturas filosóficas que lo son también de Hurtado: Kant, Nietzsche y, sobre todo, Schopenhauer, cuya filosofía es un calco de ese profundo pesimismo para el que no se encuentra consuelo. La diferencia entre los ricos y pobres, la situación de la mujer, el egoísmo, la envidia, la crueldad, el orgullo, la soberbia... son unos de los muchos factores que influyeron en Andrés Hurtado y al no hallar respuestas, sienten una profunda angustia vital. Por consiguiente, Andrés Hurtado, realiza una crítica a la medicina, el retraso del país, la educación y la universidad... Ante el fracaso vital final, con la muerte de su mujer e hijo, lo único que le había proporcionado un poco de felicidad, opta por el suicidio.


"Su pesimismo le hacía pensar que la calma no iba a ser duradera"

Este fragmento corresponde al capítulo II de la séptima parte de la novela titulada "El árbol de la ciencia" de Pío Baroja. La obra fue publicada en 1911 y se inscribe dentro de la trilogía La raza que se completa con La dama errante (1908) y La ciudad de la niebla (1909). Pío Baroja nació en San Sebastián en 1872. Estudió medicina en Madrid pero dedico poco tiempo al oficio de médico y se integró de lleno en la literatura. En 1935 ingresó en la Real Academia. En el comienzo de la Guerra Civil huyó a Francia y en 1940 vuelve a Madrid donde muere en 1956. En este fragmento encontramos uno de los temas principales de esta obra, el pesimismo. Andrés Hurtado se acaba de casar con Lulú y nota que las cosas le están yendo muy bien. A pesar de eso, el siente que en algún momento esa felicidad va a agotarse y van a volver las cosas malas. Este pesimismo que sufre constantemente es debido a que la sociedad de aquella época le repugna totalmente, ya que siente que en esa época no hay más que egoísmo, discriminación a las mujeres, corrupción, injusticias... Estas críticas eran muy típicas en Pío Baroja y en los escritores de la Generación del 98. Esta novela es muy autobiográfica, ya que muchas de las vivencias que aparecen en el libro son sucesos que le ocurrieron a Baroja. El pesimismo de Pío Baroja sobre la sociedad de aquella época queda muy plasmada en muchos de los libros escritos por él. Al igual que Hurtado, Baroja también sigue a los filósofos Kant, Nietzsche y Schopenhauer en los que queda claro el terrible pesimismo que sufren.


"En casi todos los momentos de su vida Andrés experimentaba la sensación de sentirse solo y abandonado. La muerte de su madre le había dejado un gran vacío en el alma y una inclinación por la tristeza" Este fragmento corresponde al capítulo III de la primera parte de la novela "el arbol de la ciencia" de Pío Baroja. La obra fue publicada en 1911. Pío Baroja nació en San Sebastián en 1872. Estudió medicina en Madrid, pero ejerció poco tiempo como médico. En 1935 ingresa en la Real academia. La guerra civil le sorprenderá en el país vasco, desde donde pasa a Francia. Murió en 1956. Pío Baroja fue representado por un movimiento cultural que asumió un papel fundamental ante los cambios de ese siglo que fue llamado Generación del 98. Este grupo estaba compuesto por escritores, pensadores, científicos, artistas... En 1901 publicaron un manifiesto, en el que Baroja también estaba incluido, en el que daban cuenta de la descomposición moral de la sociedad y la desorientación de la juventud. Pío Baroja buscó innovar en un campo determinado que fue el de un tipo de novela artística. En este fragmento podemos encontrar temas como la abundante tristeza de la pérdida de un ser querido, en este caso la madre de Andrés, y la opción vital que conlleva a la muerte. Andrés Hurtado habla sobre su familia en este capítulo. Su padre, don Pedro, de un egoísmo frenético y de pensamientos aristocráticos, tiene un sinfín de discusiones con su hijo Andrés porque no están de acuerdo en nada y Andrés siente un odio paternal. También habla sobre sus cuatro hermanos, compuesto por dos hermanos mayores, una hermana mayor que él y un hermano pequeño que este último está gravemente enfermo. Margarita, la hermana mayor, atendía las necesidades familiares en casa y se ocupaba ella mayormente de su hermano pequeño Luis. Uno de los hermanos mayores llamado Pedro era viva imagen de su padre y a Andrés también le sacaba de quicio. Alejandro, el otro hermano mayor, iba para abogado y representaba la indiferencia filosófica y la buena pasta. En cuanto a todo esto, Andrés pasaba casi todo el tiempo metido en su cuarto leyendo o la mayoría de las veces, mirando por la ventana pensando en cómo encontrar el verdadero sentido de la vida. La novela tiene mucho de autobiografía; en este caso habla sobre la familia. Baroja plasma un profundo desengaño, desconfianza y amargura y quiere encontrar el sentido de la existencia. Concepción de la vida alentada por sus lecturas filosóficas que lo son también de Hurtado: Kant, Nietzsche y sobre todo Schopenhauer, cuya filosofía es un calco de ese profundo pesimismo para el que no se encuentra consuelo. Desde la muerte de su madre, Andrés experimentaba la sensación de sentirse solo con un gran vacío en el alma.


“Hurtado tuvo una verdadera decepción. Era indispensable tomar la fisiología como todo lo demás, sin entusiasmo, como uno de los obstáculos que salvar para concluir la carrera.” Este fragmento corresponde al capítulo VII de la primera de siete partes de una novela titulada El árbol de la ciencia de Pío Baroja. La obra fue publicada en 1911 y se inscribe dentro de la trilogía La raza que se completa con La dama errante (1908) y La ciudad de la niebla (1909). Para entonces Pío Baroja era un consumado escritor de novelas, ya había escrito diecisiete. Nace en San Sebastián en 1872. En Madrid estudió Medicina, pero ejerció poco tiempo como médico. Sus contactos con escritores le llevan a entregarse de lleno a su vocación literaria. En 1935 ingresa en la Real Academia. La Guerra Civil le sorprenderá en el País Vasco, desde donde pasa a Francia. En 1940 se instala de nuevo en Madrid. Murió en 1956. Hurtado intenta buscarle sentido a la vida por distintos medios y en este caso lo intenta buscar por medio de la ciencia. Esta vez empieza el curso de Fisiología y lo hace con ilusión pero finalmente vuelve a ser una decepción ante la ciencia como respuesta a la búsqueda del sentido de la existencia porque los profesores son muy malos y los libros también Como se ha mencionado, la novela tiene mucho de autobiográfica; en este caso el autor se basa en lo vivido como médico en Cestona (actual Zestoa), un pueblo guipuzcoano. Baroja no sólo plasmará estas vicisitudes; el profundo pesimismo vital del protagonista surgido de varios desengaños ante la ciencia, la medicina, la política, etc. es en realidad la actitud vital del propio Baroja; concepción de la vida alentada por sus lecturas filosóficas que lo son también de Hurtado: Kant, Nietzsche y, sobre todo, Schopenhauer, cuya filosofía es un calco de ese profundo pesimismo para el que no se encuentra consuelo. Ante el fracaso vital final, con la muerte de su mujer e hijo, lo único que le había proporcionado un poco de felicidad, opta por el suicidio.


“Cuando estoy fuera de España-Siguió diciendo Ibarra- quiero convencerme de que nuestro país no está muerto para la civilización; que aquí se discurre y se piensa; pero cojo un periódico español y me da asco; no habla más que de políticos y de toreros” Este fragmento corresponde al capítulo III de la quinta de siete partes de una novela titulada El árbol de la ciencia de Pío Baroja. La obra fue publicada en 1911 y se inscribe dentro de la trilogía La raza que se completa con La dama errante (1908) y La ciudad de la niebla (1909). Para entonces Pío Baroja era un consumado escritor de novelas, ya había escrito diecisiete. Nace en San Sebastián en 1872. En Madrid estudió Medicina, pero ejerció poco tiempo como médico. Sus contactos con escritores le llevan a entregarse de lleno a su vocación literaria. En 1935 ingresa en la Real Academia. La Guerra Civil le sorprenderá en el País Vasco, desde donde pasa a Francia. En 1940 se instala de nuevo en Madrid. Murió en 1856.

En este fragmento observamos uno de los temas principales de la obra, la concepción desoladora de la vida. En concreto, hace una crítica feroz a la política y a las costumbres españolas del momento. A lo largo de la historia, Andrés se va dando cuenta de la realidad en la que España está sumergida, una realidad en la que los políticos son corruptos y egoístas, y las costumbres, mejor dicho vicios, de los españoles son crueles tal y como es la tauromaquia. También hace una crítica del positivismo con el que los españoles ven su país, un país atrasado del resto de Europa, de lo cual no se quieren dar cuenta. Este fragmento, en concreto, es dicho por su amigo, el inventor, Fermín Ibarra, al cual iba a visitar cada domingo a su casa. Andrés, al principio de la novela le toma un poco por loco, pero después cuando ve que sus inventos tienen éxito, y comienza a cambiar de opinión. Finalmente, Ibarra marcha a Bélgica en busca de éxito para sus inventos y le comunica mediante una carta a Andrés que ha conseguido que lo tuvieran. La crítica de todo este tipo de situaciones de la sociedad española era algo característico de la Generación del 98, grupo literario donde se incluye a Pío Baroja. Son autores que lucharán por la regeneración moral, social y cultural del país.

´España entera, y Madrid sobre todo, vivía en un ambiente de optimismo absurdo. Todo lo español era lo mejor´


Este fragmento corresponde al capítulo II de la primera de siete partes de una novela El árbol de la ciencia de Pío Baroja. La obra fue publicada en 1911 y se inscribe dentro de la trilogía La raza que se completa con La dama errante (1908) y La ciudad de la niebla (1909). Para entonces Pío Baroja era un consumado escritor de novelas, para entonces ya había escrito diecisiete las cuales contienen narrativas, lenguaje, multitud de personajes de ficción, biografía, pensamiento filosófico y político . Nace en San Sebastián en 1872. En Madrid estudió Medicina al igual que su personaje Andrés Hurtado en la obra, pero ejerció poco tiempo como médico. Sus contactos con escritores le llevan a entregarse de lleno a su vocación literaria. En 1935 ingresa en la Real Academia. La Guerra Civil le sorprenderá en el País Vasco, desde donde pasa a Francia. En 1940 se instala de nuevo en Madrid. Murió en 1956. En este apartado podemos apreciar el tema principal de la obra que sería el pesimismo ante una sociedad nada igualitaria, egoísta, envidiosa, con el orgullo absurdo español, la soberbia, la corrupción política, la discriminación de la mujer, la iniquidad y la injusticia social que provoca la resignación y sumisión de las clases sociales bajas, la falta de solidaridad entre ellas para levantarse en una revolución social. Además, se trataba de un país atrasado, que en cuanto se trataba de industrialización iba muy por debajo de la media Europea. El sistema político de alternancia no funcionaba porque estaba amañado por el caciquismo y la tasa de analfabetos era en comparación con otros países europeos muy alta.

En esta obra Pío Baroja muestra su crítica de una manera muy filosófica e irónica. Se trataba de un estado muy retrasado en cuanto a industrialización e ideologías sin embargo la sociedad parecía encerrarse en un orgullo patriarca que solo llevaba a continuar en un estado demencial. Pío Baroja sin embargo no quiere mirar a otro lado ni conformarse con ello, por lo que hace una crítica destructiva, ya que no solo quiere mejorar, sino destruir el sistema social que había por entonces y reconstruir uno totalmente distinto. Todos estos problemas los pudo vivir Pío Baroja en persona, la novela tiene mucho de autobiográfica; en este caso el autor se basa en lo vivido como médico en Cestona un pueblo guipuzcoano. El profundo pesimismo vital del protagonista surge de varios desengaños ante la ciencia, la medicina, la política, la familia…. es en realidad la actitud vital del propio Baroja; concepción de la vida alentada por sus lecturas filosóficas que lo son coinciden con las de grandes filósofos de la época :Kant, Nietzsche y, sobre todo, Schopenhauer, cuya filosofía tiene en común características como: la inquietud por la situación del país; temas como la angustia vital, preocupaciones existenciales, dudas sobre el sentido de la vida… y todos compartían el rechazo por el barroquismo y la búsqueda de la claridad. Ante el fracaso vital final, con la muerte de su mujer e hijo, lo único que le había proporcionado un poco de felicidad y esperanza, opta por el suicidio.

Pasaron muchos meses y la paz del matrimonio no se turbó. Andrés estaba desconocido. El método de vida, el no tener que sufrir el sol, ni subir escaleras, ni ver miserias, le daba una impresión de tranquilidad, de paz. Explicándose como un filósofo, hubiera dicho que la


sensación de conjunto de su cuerpo, la “cenesthesia” era en aquel momento pasiva, tranquila, dulce. Su bienestar físico le preparaba para ese estado de perfección y de equilibrio intelectual que los epicúreos y los estoicos griegos llamaron “ataraxia” (P. VII, C. III) Este fragmento corresponde al tercer capítulo de la séptima parte de la novela El árbol de la ciencia, de Pío Baroja. La obra fue publicada en 1911 y el tiempo de ficción transcurre en los años previos al desastre de Cuba y momentos posteriores, hecho mencionado en la propia novela. Es la tercera novela de la trilogía La raza, compuesta por La dama errante (1908), La ciudad de la niebla (1909) y esta novela. Para entonces Baroja era un consumado escritor de novelas, y había escrito 17. Su protagonista es Andrés Hurtado, un estudiante de Medicina que va a iniciar su carrera en Madrid, este hecho y la muerte de su hermano Luisito a temprana edad son tomados de la propia biografía de Baroja; también estudió dicha carrera y sufrió la muerte de su hermano Darío. En este capítulo Andrés se casó con Lulú. Antes de casarse Andrés tuvo una conversación con su tío el doctor Iturrioz, que es su alter ego en la novela, y le contraindicó que tuviera descendencia por los defectos genéticos de ambos. Hurtado fue muy feliz durante este periodo, consiguió un trabajo de traductor de publicaciones sobre medicina y la mercería de Lulú prosperó. No obstante, su tranquilidad terminó cuando Lulú se quedó embarazada. El embarazo no era deseado y, además, era muy problemático; concluyó con la muerte del niño que nació muerto por estar enredado con el cordón umbilical y la muerte de Lulú por las complicaciones en el embarazo y en el parto. Finalmente, Andrés se suicidó ingiriendo un frasco de aconitina. El fragmento hace referencia al momento en el que Andrés era feliz, inactivo y dejándose llevar por las circunstancias en “ataraxia”, aunque se deja ver que algo está a punto de turbar su felicidad: el embarazo. El fragmento no es más que la sensación que le produjeron a Andrés sus primeros años de matrimonio era feliz, siendo pasivo, siguiendo los consejos de su tío y las lecciones de Nietzsche y Schopenhauer. En este fragmento se observa uno de los temas principales de la obra la pasividad ante la vida desoladora. Durante toda la novela Andrés tuvo una actitud activa ante la vida y cuestionó todo aquello con lo que no estaba de acuerdo, pero los continuos desengaños y desilusiones, como la muerte de su hermano Luisito, le hicieron adquirir una actitud pesimista, pasiva e irracionalista. El irracionalismo dicta que no todos los sucesos de la vida pueden ser explicados mediante la ciencia, contrario al positivismo que confiaba absolutamente en la ciencia. Así, Andrés dejó su confianza en la ciencia, por la muerte de su hermano entre otros motivos, y leyendo a Schopenhauer se convirtió al irracionalismo. Así pues, cuando Andrés era relativamente feliz se dejó llevar, pero su felicidad se truncó, para confirmar las teorías irracionalistas. La actitud pesimista de la novela es un rasgo común en las obras de los autores de la generación del 98; nombrada así por la derrota de España en la guerra contra los Estados Unidos y la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas en el 1898, el Desastre del 98. Unamuno, Baroja, Maeztu, Azorín y Valle-Inclán, a veces también Antonio Machado, fueron los componentes de la generación del 98 que se caracterizaron por su apoyo a la regeneración moral, social y cultural de España. Estos autores rechazaron la estética realista. El gusto por Castilla y el irracionalismo y el pesimismo fueron importantes características de este movimiento.


El tema principal de El árbol de la ciencia es la búsqueda del sentido de la vida. En la obra se muestra al estudiante de medicina Andrés Hurtado buscando el sentido de su vida, a lo que quiere dedicarse. Como Pío Baroja, Andrés leía a Nietzsche y a Schopenhauer quienes comparten un pesimismo vital que le contagiaron a Andrés en la obra.

''Sin duda faltaban laboratorios, talleres para seguir el proceso evolutivo de una rama de la ciencia; sobraba también un poco de sol, un poco de ignorancia y bastante de la protección del Santo Padre, que generalmente es muy útil para el alma pero muy perjudicial para la ciencia y para la industria''


Este fragmento corresponde al capítulo VII (la experiencia del hijo) el último, de siete partes de una novela titulada El árbol de la ciencia de Pío Baroja. La obra fue publicada en 1911). Para entonces Pío Baroja era un consumado escritor de novelas, ya había escrito diecisiete. Nace en San Sebastián en 1872. En Madrid estudió Medicina, pero ejerció poco tiempo como médico. Sus contactos con escritores le llevan a entregarse de lleno a su vocación literaria. En 1935 ingresa en la Real Academia. La Guerra Civil le sorprenderá en el País Vasco, desde donde pasa a Francia. En 1940 se instala de nuevo en Madrid. Murió en 1956. En este fragmento observamos dos de los temas principales de la obra, la crítica a la religión católica como enemiga del progreso y la ciencia y la confianza en la ciencia como impulsora del progreso de la sociedad. Andrés Hurtado estaba a favor de la ciencia hasta que se da cuenta de que ésta tampoco tiene respuesta para todos los conflictos y enigmas que se plantean en nuestras existencias y de ahí y de sus lecturas de Schopenhauer surge su irracionalismo. En cuanto a la religión, no sólo rechazaba la religión católica, también la judía era el blanco de sus críticas. Denuncia que las religiones son sólo engaños para los creyentes que les llenan de miedos y supersticiones. Como se puede ver, la novela es en parte una autobiografía de Baroja. Critica la sociedad de aquel entonces, la política y la corrupción, el egoísmo, la envidia, el orgullo absurdo, la soberbia, la discriminación de la mujer, la iniquidad y la injusticia social que provoca la resignación y sumisión de las clases sociales bajas. Podemos ver conversaciones filosóficas con su tío Iturrioz, en las que hablan mucho de los filósofos alemanes Kant, Nietzsche y, sobre todo, Schopenhauer, cuya filosofía es un calco de ese profundo pesimismo para el que no se encuentra consuelo. Ante el fracaso vital final, con la muerte de su mujer e hijo, lo único que le había proporcionado un poco de felicidad, opta por el suicidio.

Tenemos la religión semítica, tenemos sangre semita. De este fermento malsano, complicado con nuestra pobreza, nuestra ignorancia y nuestra vanidad, vienen todos los males. Este fragmento corresponde al capítulo VII de la sexta de siete partes de una novela titulada El árbol de la ciencia de Pío Baroja. La obra fue publicada en 1911 y su acción se desarrolla entre los años 1887 y 1898, se inscribe dentro de la trilogía


La raza que se completa con La dama errante (1908) y La ciudad de la niebla (1909). Para entonces Pío Baroja era un consumado escritor de novelas, ya había escrito diecisiete. Nace en San Sebastián en 1872. En Madrid estudió Medicina, pero ejerció poco tiempo como médico. Sus contactos con escritores le llevan a entregarse de lleno a su vocación literaria. En 1935 ingresa en la Real Academia. La Guerra Civil le sorprenderá en el País Vasco, desde donde pasa a Francia. En 1940 se instala de nuevo en Madrid. Murió en 1956. En esta novela se nos presenta una visión hostil, áspera y pesimista de la sociedad española de finales del siglo XIX, lo cual encaja con la personalidad de Baroja y con el ambiente dominante en la sociedad española de la época, marcada profundamente por lo que se ha denominado crisis de fin de siglo, la cual también afectó a toda la Europa industrializada de la época. En este fragmento podemos observar el odio o el asco del autor hacia los judíos. Andrés habla con Lulú, que es la muchacha con la que el protagonista mantiene más conversaciones durante la obra, y le expresa que tiene la certidumbre de cómo las mujeres son la presa del hombre, la tendencia al engaño, a la mentira... Y acusa a los judíos y moros de que todavía queden españoles con ese pensamiento o defecto. Echa la culpa a esa religión por ser diferente a la nuestra, y ahí se ve reflejado claramente el antisemitismo del protagonista, que coincide con los pensamientos del autor de la obra. Podríamos decir que en este fragmento aparece una crítica destructiva de la impostura semítica. Todos estos defectos acogidos por los judíos, que según el tenían los españoles de la época, coincidían en todo lugar con los pensamientos de Pío Baroja. Pero en realidad Andrés, como Baroja, lo que realmente criticaba era el exceso de influencia de la religión sobre los españoles, lo considera un defecto más de los muchos que tienen. Lo que el propone, siguiendo a Nietzsche, es la supremacía del Hombre, sin ataduras a ninguna religión, ni la judía ni la católica que lo único que hacen es coartar y reprimir la voluntad y la libertad de los seres humanos. Pío Baroja era un escéptico en cuanto a la religión y sus creencias, y por ello en su obra critica la influencia que tiene en su época.


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