XX edición de los premios de investigación Rosario de Acuña (2018) Señor consejero de Educación y Cultura, y demás autoridades presentes en este acto, miembros de la comunidad educativa, premiadas y premiados, señoras y señores: Me encuentro aquí como representante de quienes hemos sido galardonadas y galardonados con los premios RdA durante los últimos veinte años, con el fin de dar voz a quienes en sus dos categorías, estudiantes e investigadores, nos hemos visto recompensados con este reconocimiento. El objetivo, sinceramente, me parece difícil de cumplir de manera certera ya que es evidente que resulta imposible poder verbalizar aquí las múltiples motivaciones, emociones y experiencias que esta vivencia ha podido causar en el más de medio centenar de personas que de manera inesperada recibimos en un momento dado la llamada que nos comunicó la concesión de este galardón. En todo caso, e intentando llegar a un punto común, me parece que quizás lo más oportuno sea destacar la existencia de un contexto del que, si no me equivoco, todos somos copartícipes. Peculiarmente estos premios se convocan vinculados geográficamente a nuestro entorno inmediato -Gijón y Asturias- pero están abiertos a un ámbito amplio de conocimiento, sin restricción temática ni cronológica en cuanto a su contenido. Resulta significativo que, durante estas dos décadas de andadura, la mayor parte de los trabajos premiados hayan versado sobre aspectos diversos, pero casi en su totalidad vinculados a las denominadas Humanidades y, en especial, a investigaciones centradas en nuestro pasado reciente en sus múltiples vertientes. Atendiendo a esta realidad podemos decir que para muchos y muchas de nosotros el premio Rosario de Acuña nos ha ofrecido un cobijo grato en un contexto general en el que se nos viene a decir, desde hace décadas, que las Humanidades son algo no prioritario o, incluso, prescindible. Literatura, historia, arte, geografía, música, filosofía… ámbitos de conocimiento que han ido menguando en los contenidos académicos a pesar de ser esenciales para despertar el espíritu crítico, para comprender el mundo, para entender otras formas de vivir y de pensar, para descubrir valores y contravalores, para fomentar la curiosidad y la creatividad, para hacer actual el pasado, para entender más certeramente el presente y para construir el futuro. No olvidemos que relegar las Humanidades no ha traído ni un mundo ni una sociedad mejores, al contrario, en muchas cuestiones estamos ante retrocesos evidentes. Además asistimos hoy a la paradoja de comprobar cómo estando en un contexto de acceso a la información que hace veinte años -cuando se crearon estos mismos premiosera casi ciencia ficción nuestro reto ahora es tener que enfrentarnos, precisamente, a la necesidad de saber buscar, seleccionar, contrastar y valorar ponderadamente esa avalancha informativa. Y a ello ayudan, y mucho, las Humanidades.