Rosario H O J A S D E R U TA
“Un barrio que comenzó a consolidarse con la llegada de los inmigrantes, que albergó verdaderos íconos rosarinos [...] “
Historias que merecen ser recorridas de un tradicional barrio de Rosario.
Arriba Inauguración Avellaneda y Mendoza. Plaza Buratovich. Estación cuando era del ferrocarril. Derecha Iglesia San Francisco Solano.
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Pocos lo conocen como Remedios de Escalada de San Martín y nadie que viva allí lo llama por su nombre oficial. Echesortu esconde más de una historia que merece ser contada y de las que aún quedan huellas en este barrio de la zona oeste que surgió sobre el final del siglo XIX y que justamente eligió el nombre de Ciro Echesortu, uno de los empresarios inmobiliarios que se encargó de la venta de los terrenos que por entonces estaban por fuera de aquella ciudad que apenas llegaba a bulevar Oroño. Un barrio que comenzó a consolidarse con la llegada de los inmigrantes, que albergó verdaderos íconos rosarinos: el mítico cine Palace Echesortu y el bar La Capilla que cerró pese a la pelea que dieron los vecinos, que vio pasar a artistas como la poetisa Alfonsina Storni y la artista plástica Emilia Bertolé, y que tiene su columna vertebral en “la calle Mendoza” y su tradicional centro comercial. Así, pese a estar a casi 40 cuadras del centro de la ciudad, la postal inicial de quintas, hornos de ladrillo y algunos ranchos que formaban parte de la cuadrícula de Francia, Pellegrini, Córdoba y las vías del ferrocarril, se fueron transformaron con la llegada del ferrocarril primero, con las nuevas urbanizaciones, la instalación de entidades sociales y educativas, como clubes y escuelas; y así el barrio cobró una vida social y comercial propia que aún mantiene. La esquina de Mendoza y Avellaneda puede ser el punto de partida de quien quiera conocer el barrio, sea rosarino o visitante. Es que allí conviven dos de sus principales símbolos: la iglesia San Francisco Solano y el bar La Capilla.
La parroquia es parte fundacional del barrio, dado que entre 1891 y 1894 se instaló la orden de los franciscanos y levantó el llamado Hospicio, o convento chico. Todavía hoy en el frente de la parroquia pueden verse las paredes de ladrillo y cal que conformaron aquella primera capilla. Una curiosidad también se levanta en el patio de ingreso: el Monumento de la Inmaculada, terminado en marzo de 1906. La imagen de la Virgen se ubica sobre una pirámide de cinco metros de piedras traídas de Cosquín (Córdoba), y fue llamada por los vecinos “Virgen de la Piedra” o “Virgen Negra”.
Arriba El tradicional Café y Bar La Capilla, hoy reabierto bajo el nombre de Bar Roma. Derecha Hospital Carrasco. Parroquia San Miguel Arcángel. Plaza Buratovich.
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Al frente, en la esquina noroeste, perdura otro de sus íconos: el Café Bar y Casín La Capilla, que fue epicentro del barrio, el mismo que en 2010 dio pelea para evitar su cierre sin poder lograrlo. La resistencia no fue porque sí. El local había sido almacén de ramos generales y ya en la década del 30 era punto de encuentro de choferes de colectivos, de obreros y albañiles, y también de guapos y pendencieros. Y en los días de Carnaval, cuando las comparsas recorrían las calles, el inicio de los bailes de máscaras era anunciado justamente desde sus terrazas. “Sin exageración fue el epicentro de toda actividad ciudadana, algo así como un pequeño Foro Romano o Ateniense”, lo recuerda el historiador Nicolás De Vita en su libro “¡Echesortu!”. Si bien bajó sus persianas un 29 de julio de 2010, poco después reabrió sus puertas ya remodelado y la esquina recuperó así la vida que tuvo durante décadas. De la etapa fundacional, a pocas cuadras y a la altura del 1400
sobre el bulevar Avellaneda está el viejo Lazareto, hoy Hospital Municipal Carrasco, que detrás de su ingreso actual aún esconde el viejo edificio que sirvió de casa de aislamiento para quienes padecían enfermedades como el cólera y la lepra. Echesortu es también el barrio de “La Pestalozzi”. Así la conocen todos, vecinos, alumnos y rosarinos, a la Escuela N°67 Juan Enrique Pestalozzi. Aunque transcurrió sus primeros años en un deteriorado edificio, desde abril de 1928 logró mudarse a Mendoza 3969. El enorme edificio, con su fachada neoclásica tradicional de las escuelas de la época, llamadas por entonces escuelas palacio, se levantó en un barrio por entonces de casas bajas y marcó todo un hito. Ya en agosto de 2001 la ciudad la declaró a través del Concejo Municipal Sitio de Interés Histórico, Arquitectónico y Cultural. Sin embargo, no es la única escuela. Quien quiera desviarse unas pocas cuadras, encuentra la escuela “ San Miguel” como la llaman en Echesortu, funciona junto la Parroquia San Miguel Arcángel construida en 1928, en la esquina de 9 de Julio y Cafferata. No sólo por las características de la iglesia vale la pena llegar hasta allí, sino además porque se ubica frente a otro de los sitios clave de la zona: la plaza Buratovich, uno de los principales espacios verdes y punto de encuentro insoslayable del barrio desde su inauguración en los años 20. El terreno de Mendoza 3945 guarda más de un secreto. A principios del siglo XX funcionaba en ese lugar el Recreo Echesor-
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tu, un espacio donde se realizaban desde obras de teatro hasta bailes y kermeses, y donde la entonces joven poetisa argentina Alfonsina Storni aprovechó para recitar sus primeros poemas.
Arriba El martillero Roullón protagoniza una subasta en el futuro barrio Echesortu. Una publicidad institucional de Echesortu y Casas, con los retratos de los fundadores de la misma, pioneros de los loteos. Aviso aparecido en una Guía comercial de Rosario, editada en 1933.
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También fue en ese punto donde nació el cine en el barrio, primero con la llegada de las películas mudas y funciones al aire libre en verano, que eran musicalizadas en el piano por las hijas de don José Migliorati, un italiano que desde 1925 tuvo la concesión del lugar. La revolución llegó con el sonido en 1930 y por no más de 30 centavos podían verse historias de cow-boys, a mujeres como Greta Garbo y Marlene Dietrich, y de paso fumar a escondidas. Fue el orgullo de Echesortu porque según relatan los vecinos, llegaba gente de otros barrios. Y más aún cuando éste en 1936 cerró sus puertas y reabrió al año siguiente convertido en el Palace Echesortu. Con la proyección de “El campeón de polo”, con Joe Brown, y “Romeo y Julieta”, con Norma Shearer, Leslie Howard y John Barrymore, la mítica sala inauguró el 5 de agosto de 1937 y las entradas, que costaban 70 centavos moneda nacional, se agotaron. Tras 45 años ininterrumpidos de funciones, cerró como cine y la década del 80 lo transformó en una de las discotecas más populares de la ciudad: Space. Sin embargo, los cambios sufridos por el barrio y la ciudad, lo encontró en los 90 convertido en el estacionamiento de un supermercado. El paso de la reconocida poeta argentina Alfonsina Storni por el viejo Recreo Echesortu es apenas uno de los secretos
que guarda el barrio. Es que Alfonsina escribió sus primeros poemas justamente en su casa de Echesortu, en la esquina de Mendoza y Constitución; pasaba los veranos rosarinos en la casona de Avellaneda que pertenece al Atlantic Sportsmen Club; y se inspiró en el viejo ombú de la quinta San Pedro (un espacio de producción de verduras y hortalizas, y de reunión que funcionó hasta entrada la década del 30) para escribir su poema “Anhelos”. Había nacido en 1892 en Lugaggia, Suiza, pasó parte de su infancia en la provincia de San Juan, y desembarcó en Echesortu junto a su familia, en la casa de Mendoza 3699. En esa esquina instalaron un pequeño almacén y despacho de bebidas que se llamó “Almacén y café suizo”. Era 1912, Alfonsina tenía 20 años y aún vivía en esa casa cuando sus primeros trabajos fueron publicados en la revista “Monos y Monadas”. Tras la muerte de su padre, la familia dejó el barrio y la ciudad; con los años la esquina cambió y se instaló un local de la Heladería Río, un clásico de los helados artesanales de la ciudad que aún hoy se puede disfrutar.
“Bajo el ombú, que eleva majestuoso / su verde copa en la llanura pampa / he sollozado un día los recuerdos / que viven en el alma [...]” Alfonsina Storni, ANHELOS
Todos estos espacios consolidaron a lo largo de las décadas a la calle Mendoza como el eje principal de la actividad social y cultural del barrio, pero sobre todo fue la actividad comercial la que le otorgó identidad desde siempre. Todavía subsisten locales que son parte de esa historia. O quién no posó por ejemplo ante el lente de “Foto Elite”, la casa de fotografías de Mendoza 3862 , que lleva más de siete décadas en Echesortu. Otra historia se levanta en la misma cuadra, sobre la esquina de Alsina
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donde funcionó la llamada Galería Mendoza. Este punto habla de los años 70, cuando la cooperativa de comerciantes de la zona Aciso (Asociación de Industriales y Comerciantes de la Seccional Octava) comenzó a hacer historia y marcó un hito convirtiéndose en uno de los bancos cooperativos más importantes. En 1994 los comerciantes de la zona volvieron a pensar en agruparse, y desde 2004 se asociaron para conformar el actual Paseo Echesortu que sigue sumando propuestas. Una de las últimas fue la recuperación de un antiguo edificio de 1926 en la esquina de Mendoza y Castellanos, que se convirtió en la galería “Ciro” que ofrece en 14 locales productos de primera marca en indumentaria y tecnología, y que resguarda en el interior los detalles del antiguo edificio. Los aires franceses e ingleses del barrio están sobre su límite oeste. Allí, el ferrocarril francés dejó su marca en la actual Terminal de Omnibus Mariano Moreno, mientras que a pocos metros también subsisten los rastros del proyecto de un barrio inglés que imaginaron los hermanos Carlos y Eduardo Jewell. La esquina de Cafferata y Santa Fe fue puerta de entrada y salida de la ciudad desde el siglo XIX. En 1828 no existían la zona comercial y la actividad que hoy rodea el lugar, pero ya entonces funcionaba en unos galpones la Estación del Ferrocarril Provincial de Santa Fe que a través de concesionarios franceses brindaban el servicio de tren a la capital provincial. La imagen actual y de características francesas aparecieron en 1928, con la construcción del edificio tal como se lo conoce, diseñado
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por los arquitectos Micheletti y Chanourdie. Una nueva transformación se produjo en diciembre de 1950, cuando empezó a funcionar como terminal de ómnibus del servicio interurbano. Actualmente, con un tránsito promedio de 13 millones de pasajeros, la estación se encuentra en plena remodelación, con una primera etapa ya inaugurada y una segunda fase de obras que sumará servicios para los viajeros. Enfrente, los viejos galpones ferroviarios, también fueron mutando y actualmente forman parte del Patio de la Madera, uno de los principales centro de eventos de la ciudad y espacio verde, que ya tiene proyectadas
Izquierda Paseo comercial a cielo abierto. Calle Mendoza. Fachadas típicas... ................................................................ Arriba Terminal de Ómnibus Mariano Moreno.
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obras de remodelación que le sumarán espacios gastronómicos, comerciales y de entretenimiento. Los ingleses también pasaron por la ciudad y en Echesortu los hermanos Carlos y Eduardo Jewell dejaron su impronta. La familia donó los terrenos de lo que entonces sería la primera entidad deportiva de la zona: el Rosario Cricket Club, que se instaló en el predio de Córdoba al 3300 en 1889 y pasó a llamarse Club Atlético del Rosario, aunque popularmente se lo conoce como Plaza Jewell. Sin embargo, las intenciones de los Jewell iban más allá, y su objetivo era construir un barrio inglés en la zona. Para eso adquirieron los terrenos en 1883 y de ese proyecto, que incluyó la construcción de un hotel, se mantiene parte del conjunto habitacional. Otra de las casas levantadas por los Jewell es la ubicada en Crespo 843, hasta donde hace poco tiempo funcionó un colegio. Sobre el bulevar Avellaneda, entre San Luis y Rioja, quedan otros rastros de las construcciones inglesas. En este caso, se trata de viviendas de estilo inglés construidas entre 1885 y 1890 por el inglés John Wright en terrenos de Domingo Arrillaga para que sean ocupadas por jerárquicos de los ferrocarriles. Dos de ellas, a la altura del 941 y 931, todavía muestran los tradicionales techos con caída a cuatro aguas y son ocupadas por el Jardín de Infantes N°38 y el Club Atlantic Sportsmen. Otra mujer y artista, contemporánea de Alfonsina Storni, fue
“Los ingleses también pasaron por la ciudad y en Echesortu los hermanos Carlos y Eduardo Jewell dejaron su impronta [...] Derecha Patio de la Madera. Arriba Plaza Jewell.
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Izquierda Viviendas inglesas. Emilia Bertolé. Cora, 1927. Museo Urbano Arte a la Vista. Ubicación: Santa Fe y Maipú.
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parte de esta historia: la artista plástica y también escritora Emilia Bertolé. Había nacido en junio de 1896 en El Trébol, pero su infancia tuvo como epicentro la casa de Córdoba 3745, en la esquina del Pasaje Sánchez de Triana. Si bien la madurez de su carrera artística la transitó en Buenos Aires y fue parte indiscutible de la bohemia de la capital, Emilia volvió a la ciudad y al barrio, y lo hizo a la casa de Córdoba 3969. Allí, a apenas dos cuadras del lugar donde había pasado su infancia, la artista continuó trabajando y pintando hasta julio de 1949, cuando murió.
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> Circuito sugerido: 1 | Iglesia San Francisco Solano. Avellaneda y Mendoza.
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8 | Plaza Jewell (ingreso Pasaje Gould 865) y construcciones de Cรณrdoba al 3200.
Redacción: Eugenia Langone. Fotografías: Silvio Moriconi. Fotografías de archivo: Agradecemos la colaboración de La Biblioteca y Archivo Documental del Museo de la Ciudad. Echesortu: Apuntes para su futura historia / Nicolás E. De Vita. Rosario: Amalevi, 1988. - p 383. La conquista del Oeste / Alberto Campazas. Rosario: De aquí a la vuelta, 1992. p 23. (Rosario: Historias de aquí a la vuelta ; 18)
www.rosario.tur.ar