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PEDRO LÓPEZ: “LA FORMACIÓN ES EL MOTOR DEL CAMBIO Y DE LA PROFESIONALIZACIÓN”

El equipo humano de una granja es fundamental y esencial para alcanzar el éxito empresarial.

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Contar con personal preparado y motivado es uno de los grandes retos al que actualmente se enfrentan muchas granjas. Para lograrlo, es imprescindible desarrollar programas de formación en los que se transmitan todos los conocimientos necesarios para desarrollar el trabajo en granja, así como la importancia y la magnitud del sector porcino. De estas cuestiones hablamos con Pedro López, ingeniero agrónomo y director de desarrollo de 333 Academy.

En primer lugar, ¿cuál es la importancia del equipo de trabajo dentro de una granja? Las personas son el activo más importante de una granja, ya que ellos son los que llevan a cabo todas las tareas del día a día y el control del buen funcionamiento. El personal ocupa el primer lugar en importancia dentro una granja, incluso antes de diseñarla, ya que tienes que saber con qué equipo de trabajo vas a poder contar. Las personas no solo son importantes, sino que son fundamentales. Cuando se habla de éxito empresarial es esencial poner en primer lugar al personal. Ellos y ellas lo son todo.

¿Cómo influye sobre la productividad de la granja la actitud y formación del personal? La actitud y la formación pueden parecer algo intangible a la hora de valorar cómo influye sobre la productividad de la granja o la importancia de invertir en ellas, pero realmente las personas son las que aportan ventaja competitiva. Es mucho más importante la actitud que la experiencia, porque la actitud se tiene o no se tiene y la experiencia se puede adquirir con el tiempo. El deseo de mejorar y aprender es clave, y eso se consigue a través de la formación continua. Actitud y formación son sinónimos de eficiencia, y eso conlleva a una mejora directa de los resultados.

¿Qué formación debe de tener el personal de una granja porcina? A raíz del nuevo Real Decreto de ordenación de granjas porcinas (RD 306/2020), y dependiendo después de cada comunidad autónoma, el personal de una granja porcina debe tener una formación mínima obligatoria, que consiste en un curso de formación básica de 20 horas. Adicionalmente, cada cinco años, se deberá realizar un curso de diez horas de adecuación de los conocimientos. El personal que acredite una experiencia de más de tres años puede estar exento de la formación básica, pero sí

Pedro López, director de desarrollo de 333 Academy. Foto: Pedro López.

que deberá realizar la formación de adecuación cada cinco años a partir de 2027. Por otra parte, los trabajadores de nueva incorporación deben disponer de esta formación en el plazo máximo de seis meses desde la fecha de inicio de su contrato. Los cursos que deben realizar son los siguientes: Curso de manipulador y aplicador de productos biocidas; Curso de bienestar animal; Curso de sanidad animal, higiene, gestión ambiental y lucha contra el cambio climático.

Más allá de una formación inicial, también es importante desarrollar programas de formación continua. ¿De qué tipo? Si. La formación inicial es importante y normalmente suele ser la mínima obligatoria por ley, pero los programas de formación continua son muy interesantes, ya que el avance tecnológico y los cambios en el entorno de una granja son muy rápidos, y es fundamental estar preparados y adquirir nuevos conceptos, habilidades, destrezas, etc… La formación puede ser de muchos tipos: puede ser tipo progresiva (por ejemplo, pequeñas píldoras formativas de 5-10 horas al mes sobre temáticas muy concretas, como el uso de una nueva tecnología que se ha incorporado a la granja o un cambio en el manejo de las cerdas gestantes, etc..),

o formación cruzada (intercambio de experiencias entre trabajadores, nuevos desafíos, etc.). También existe la formación especializada, vertical, avanzada, de reciclaje o periódica. Cualquiera que sea la que se decida, lo más importante es adecuarla a tus necesidades.

¿Cuáles son los conocimientos y valores que se deben transmitir? En mi opinión, los valores que se deben transmitir en las formaciones son la profesionalidad, el respeto hacia el trabajo y la competencia técnica en la materia. Considero que hay que transmitir siempre la importancia y la magnitud del sector porcino, un sector vocacional, muy dinámico, exigente y en constante evolución. Creo que es fundamental destacar la labor de cuidado de los animales, ya que todo pivota sobre este concepto, que, además, no se pierde con la tecnología (tradición y modernidad no son incompatibles); también que las personas son y serán siempre imprescindibles, y que la formación nos ayuda a ser más eficientes.

¿Es la formación también una herramienta para incrementar la motivación del personal? Sin duda, el compromiso laboral de un trabajador suele sustentarse básicamente en tres pilares: la retribución económica, el equipo humano con el que se trabaja (ambiente laboral) y el agrado con el cual se ejerce la labor (te gusta o no te gusta), y los tres pilares son igual de importantes. Por ello, saber que desde la empresa se apuesta por los trabajadores y se desarrolla un plan de formación, es un elemento de motivación, de enriquecimiento de los puestos de trabajo y de mejora.

Hablar de motivación también supone hablar de participación. ¿De qué manera se puede incentivar la participación? En mi opinión, esto es fundamental. Lo más importante es dar voz a los

Las personas son el activo más importante de una granja. Foto: Pedro López.

trabajadores, darles el protagonismo que se merecen, porque son ellos los que mejor conocen la granja en la que trabajan y son los que cuidan a los animales todos los días del año. La formación cruzada o la vertical, por ejemplo, son un tipo de formación que promueve precisamente esa participación, el intercambio de información y experiencias entre los propios trabajadores, o entre otros compañeros, aunque sean de diferentes granjas y ubicaciones, que se conozcan entre ellos y dejarles explicar sus prácticas. Que puedan hablar de tú a tú, de responsable de una tarea a responsable de una tarea. La frecuencia con la que se realicen las formaciones promoverá la confianza y la participación entre empleados. ¿En qué medida influye la motivación del personal para poder alcanzar los objetivos de una granja porcina? Sin motivación no se pueden alcanzar los objetivos. Debemos pensar que lo más importante en una granja es la constancia diaria y la perseverancia, así es como se consiguen los objetivos marcados. La motivación conlleva una serie de impulsos y de ganas, que inducen a que una persona actúe de una manera más activa, y eso contribuye a alcanzar los objetivos, e incrementar la productividad.

Una de las claves del éxito para que una granja funcione es que cada empleado entienda cuál es su papel dentro del equipo y en el ciclo de producción. ¿Cómo podemos conseguirlo?

Hay que transmitir la importancia y la magnitud del sector porcino, un sector vocacional, muy dinámico, exigente y en constante evolución.

Pedro durante una formación. Foto: Pedro López.

Normalmente, cada trabajador tiene unas tareas concretas asignadas, y esas tareas cada vez se tienden a especializar aún más. La clave es dar valor a esa responsabilidad individual de cada trabajador y, a la vez, hacerles partícipes de la responsabilidad colectiva, porque cada uno es un eslabón que forma una cadena. Si en la fase cubrición no se hace bien el trabajo, la cerda no llegará al parto expresando todo su potencial, y si la cerda no sale con una buena condición corporal del parto, no irá luego bien en la zona de cubrición, etc. Una comunicación fluida y una conexión frecuente entre los trabajadores es la forma de conseguir que todas las partes por separado hagan que funcione bien todo el ciclo en su conjunto.

¿Cuáles son las fases productivas más delicadas que requieren de más formación por parte del personal? Normalmente, en las granjas de reproductoras (fase 1) es donde se han dedicado más esfuerzos en formación, por todo lo que conlleva el ciclo de las cerdas, manejo de cubriciones, partos, control ambiental, tecnología, etc., pero realmente todas las fases son muy importantes. Es sabido que la transición (fase 2) y el engorde (fase 3) juegan un papel trascendental en los costes finales. En mi opinión, el concepto y la parte más delicada y a la que se debería de dedicar más esfuerzo formativo y creación de una cultura, es la bioseguridad externa e interna, a la que debemos considerar como la base inicial, ya que de ahí parte todo lo que pueda suceder en la granja. Por otra parte, el cuidado de los animales está cada vez más vinculado a las herramientas digitales. ¿Es este un aspecto a potenciar en las formaciones? Si, las granjas de porcino absorben con mucha facilidad la tecnología, y las herramientas digitales están siendo de mucha ayuda para la toma de decisiones y ser más eficientes. El principal reto de la ganadería es el control de la desviación de cualquier parámetro (bienestar animal, genética, nutrición, instalaciones, salud, medio ambiente, energías limpias…) y toda herramienta que ayude a conseguir ese control justifica su uso y que se potencie vía formación. Hay que tener en cuenta que las granjas están ubicadas en entornos rurales y es fundamental, en primer lugar, garantizar una conexión a internet segura, ya que esto condicionará la calidad en el trabajo y la implementación de esas herramientas digitales.

En este sentido, la ganadería de precisión cobra cada vez más fuerza. ¿Qué requiere esto a nivel formativo? La ganadería de precisión es ya una realidad en las granjas. A nivel formativo hay que adecuar las formaciones hacia el conocimiento de las nuevas tecnologías, concienciar sobre el proceso de digitalización y automatización, y, a su vez, facilitar la información necesaria para conocer el manejo de los dispositivos más avanzados y utilizados y formar sobre su uso para conseguir los mejores resultados, viéndolos como una oportunidad para tener más control, más información, reducir los tiempos en las tareas y en las decisiones, y, en definitiva, ser más eficientes. Además, puede ayudar a crear nuevas oportunidades de negocio y puestos de trabajo altamente cualificados y, por qué no, incluso más motivados en el mundo rural. Pero pese a toda esta revolución digital siempre debemos tener presente que la tecnología se pasa, pero las personas siguen. La tecnología ayuda, pero lo más importante es que los trabajadores tengan voluntad de usarla y sacarle el máximo rendimiento.

Uno de los retos del sector pasa por conseguir que el oficio de ganadero sea más atractivo como opción laboral. ¿Cómo puede contribuir la formación y la profesionalización a ello? El sector porcino avanza hacia la digitalización y la sostenibilidad, y requiere de nuevos perfiles que estén capacitados y comprometidos. Ser ganadero es un proyecto de vida, cuyo objetivo final es cuidar animales. A través de una formación estructurada, reglada y continua podemos conseguir que el oficio de ganadero sea más atractivo y respetado. Estamos delante de auténticos profesionales de esta labor, y tanto trabajadores como empresa, deben estar abiertos a la formación. La formación es el motor del cambio y de la profesionalización.

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