Las poblaciones indígenas representan el 4,5% de la población mundial total y el 10% de la población en condición de pobreza en el mundo. Aproximadamente 48 millones de indígenas viven en América Latina y El Caribe, y la mayoría de los pueblos indígenas en América Latina (89%) viven en Bolivia, Guatemala, Perú, Ecuador y México. El VIH es un problema en estos pueblos, que adquiere mayor gravedad por las condiciones socioeconómicas en que se encuentran, el menor acceso a servicios de salud y a la información, así como a métodos e infraestructuras que son necesarias para la detección, el tratamiento y la prevención de esta enfermedad, y a campañas públicas pertinentes a esta población. Por otro lado, a pesar de que las ITS y el VIH/SIDA, se constituyen en un problema de salud pública emergente en estas comunidades, los datos sobre la presencia de esta enfermedad en las comunidades indígenas son limitados, y muy pocos países tienen antecedentes de vigilancia de nivel nacional y desagregado respecto a estos grupos, siendo a menudo invisibles en las estadísticas. La investigación sobre ITS y VIH/SIDA en las comunidades indígenas a nivel mundial se ha concentrado en los países desarrollados, omitiendo a más de la mitad de las poblaciones indígenas del mundo, que viven en los países en desarrollo. Los datos disponibles muestran que la prevalencia de ITS y VIH/SIDA está aumentando entre las comunidades indígenas y, en varios casos, las tasas de estas infecciones son más altas que entre la población no indígena. Por ello, es necesario tomar medidas que den respuesta a la situación específica que viven los pueblos indígenas en cada país, promoviendo acciones pertinentes para la prevención y abordaje del VIH/SIDA en ellos1. 1
La información presentada en este párrafo y los precedentes se encuentra en Análisis de la situación epidemiológica de la situación del VIH/SIDA en el Perú – 2013. Ministerio de Salud del Perú.
1. Antecedentes generales de Bolivia El Estado Plurinacional de Bolivia ocupa la parte central de América del Sur, y está rodeada por Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Perú. Según el Censo Nacional de Población y Vivienda (CNPV) 20122, su población es de 10.027.254 de habitantes, la que mayormente se concentra en tres de los nueve departamentos del país: La Paz, Santa Cruz y Cochabamba. Es uno de los países más pobres de la región: un 80% vive en situación de pobreza y un 35% en extrema pobreza según datos del CNPV 2001 del INE. En la población, se presenta una importante diversidad étnica y cultural. Actualmente, existen 36 pueblos indígenas3 reconocidos por la Constitución. De acuerdo al CNPV 2001, un total de 5.064.992 personas de 15 años o más edad, se autoidentificaban con pueblos originarios o indígenas; un 31% con el pueblo Quechua y un 25% con el pueblo Aymara principalmente. Considerando los datos arrojados por el CNPV 2011, para la población que se autoidentifica con algún pueblo indígena del país, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Banco Internacional de Desarrollo (BID) Ver: Bolivia. Características de población y vivienda. Censo Nacional de Población y Vivienda 2012. INE. Bolivia. 3 Siendo los siguientes: Araona, Ayoreo, Baure, Canichana, Cavineño, Cayubaba, Chácobo, Chimané, Chiquitano, Ese Ejja, Guarasugwe, Guarayo, Itonama, Joaquiniano, Lecos, Machineri, Reyesanos o Maropa, Moré, Mosetén, Movimas, Moxeño, Nahua (etnia), Pacahuara, Sirionó, Takana, Toromona, Yaminahua, Yuqui, Yuracare, Guaranies o Chiriguanos, Tapiete, Weenhayek, Aymara, Chipaya, Kallawaya, Quechua (Base de Datos del Ministerio de Cultura: http:// 36-etniasde-bolivia-pueblos-indigenas.html). 2
señalan “de los datos censales se pone en evidencia que subsisten situaciones de rezago y de acceso desigual a los frutos del desarrollo (…) Así por ejemplo, a pesar de los avances de los programas de educación intercultural bilingüe, el abandono escolar y el rezago es más elevado entre las y los jóvenes indígenas, solamente un 37% de la población de 2024 años edad tiene la secundaria completa frente a un 54% de los no indígenas. En materia de salud, la mortalidad infantil de los niños indígenas es de 76 por mil nacidos vivos y la de los no indígenas de 52 por mil”4.
2. Antecedentes del VIH en Bolivia Persiste un serio desconocimiento del verdadero impacto del VIH/Sida entre la población del país. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) estima que sólo mil de las aproximadamente once mil personas viviendo con VIH en Bolivia, saben que viven con el virus. Diversos estudios indican que las tasas de trasmisión del VIH están aumentando. De acuerdo al Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA)5, para el año 2011 Bolivia presentaba una prevalencia estimada de VIH de un 0,20%, con un total de 6.835 personas viviendo con VIH/sida notificadas en el sistema de salud, lo que significaría que 6 de cada 10.000 personas en el país habrían sido notificadas como casos de VIH/sida.
Ver: Los pueblos indígenas de Bolivia: diagnóstico sociodemográfico a partir de Censo del 2001. CEPAL, BID. 2005. En: http://www.cepal.org/publicaciones/xml/3/ 23263/bolivia.pdf 5 Ver: http://onusida-latina.org/es/americalatina/bolivia.html 4
Por otra parte, el sistema de vigilancia muestra una epidemia predominantemente joven, principalmente en la población masculina. Por cada 10 mujeres viviendo con VIH, existen 18 hombres viviendo con VIH, concentrándose en los departamentos de mayor proporción poblacional, aunque en los últimos años entre 15% y 20% de los casos son referidos del área rural. La principal vía de transmisión del VIH es la sexual, con más del 90% de los casos. Los estudios de vigilancia de segunda generación realizados en los últimos años permiten a ONUSIDA inferir que la epidemia en Bolivia es de tipo concentrada en las poblaciones vulnerables: se presentan prevalencias del orden del 12% en la población gay, bisexual y transexual (GBT) y en hombres que tienen sexo con hombres (HSH), y 0.6% en trabajadoras sexuales; sin embargo se ha registrado un incremento considerable en la población general con una prevalencia de 0.12% en las mujeres embarazadas de 15 a 24 años.
3. Pueblos originarios de Bolivia y VIH De acuerdo a los antecedentes del estudio Infecciones de transmisión sexual, VIH y Sida: una aproximación a conocimientos, actitudes y prácticas de poblaciones adultas y jóvenes indígenas en las tierras bajas de Bolivia6, ONUSIDA estima que la prevalencia en el área rural del país oscila entre 0.025% y 0.05%.
Cristina Puig y Pilar Montalvo. En: Desacatos, núm. 35, enero – abril 2011, pp. 41-58. La Paz, Bolivia. 6
A pesar de que el 65% de la población boliviana se autoidentifica como indígena (CPNV 2001), el gobierno boliviano no dispone de programas de prevención, atención y tratamiento del VIH diseñados para responder a las necesidades, valores e idiosincrasias de los diversos pueblos indígenas que habitan el país. Las barreras culturales, lingüísticas, geográficas y económicas limitan severamente el acceso de hombres y mujeres indígenas a servicios e información integrales de salud sexual y reproductiva, lo que explica parcialmente el bajo registro de casos de VIH en las regiones rurales del país.
Por ello, las autoras del estudio agregan a la ausencia de programas específicos para la población indígena, la falta de contextualización de la problemática en torno a las concepciones de roles de género, sexualidad y autocuidado. En este sentido, el Informe pueblos indígenas originarios y objetivos de desarrollo del milenio 2007, destaca la brecha significativa de conocimiento del uso del condón como medida preventiva entre hombres y mujeres indígenas: mientras el 70% de los varones conoce los beneficios del uso del condón, sólo un 29% de las mujeres lo sabe. Por otra parte, el Programa Nacional del Ministerio de Salud en el año 2011 emprendió una prueba piloto incorporando la autoidentificación en la ficha de notificación de casos nuevos, como parte de la vigilancia regular del Programa Nacional. El año 2011 y 2012, 550 personas se identificaron como pertenecientes a pueblos indígenas del total de 2544 personas registradas en dicha ficha. Mientras que en ese período la notificación total de personas viviendo
con VIH se incrementó en un 16%, la notificación de quienes se autoidentificaron como indígenas fue en un 90%. De cada diez personas identificadas como indígena, ocho son quechuas o aymaras y dos de otras etnias; el mayor número de notificaciones a personas indígenas se presenta en La Paz, luego Cochabamba y finalmente, Santa Cruz. El alto número de casos en las ciudades capitales hace referencia a los procesos migratorios y también reflejarían mayor estigma y discriminación en otros contextos. Un estudio realizado por una antropóloga indígena en comunidades aymara y quechua incluyó un análisis de las percepciones y prácticas indígenas relacionadas a las ITS (infecciones de transmisión sexual). Si bien la transmisión a través de relaciones sexuales era reconocida por algunos entrevistados, muchos relacionaban la principal fuente de transmisión de ITS (“jatun unquy” o “wanthi”) erróneamente con otras actividades como sentarse en lugares calientes después de una lluvia. Adicionalmente, se identificó conceptos erróneos respecto al tratamiento de las ITS, así se encontró a miembros de una comunidad identificando como el mejor tratamiento el tener relaciones sexuales con alguien “saludable”. En relación a programas de prevención de ITS y VIH, en el Encuentro sobre prevención y otros servicios de ITS y VIH dirigidos a pueblos originarios indígenas y amazónicos de Bolivia y Perú realizado en 2013, se identificó la experiencia de los servicios de salud de la provincia de Guarayos (Santa Cruz), donde se ha desconcentrado e incrementado notablemente la realización de pruebas así como la identificación de casos en etapas tempranas de la adquisición, mediante: conformación de grupos de ayuda mutua; capacitaciones a todo el
personal; trabajo con los médicos del servicio rural obligatorio; análisis de la información de los casos; sensibilización continua; monitoreo de las pruebas rápidas por establecimiento; documentación de los acuerdos; ferias, campañas, festivales, marchas y visitas domiciliarias a casos de riesgo. Respecto al acceso a medicinas para el tratamiento de ITS y VIH, uno de los mayores tropiezos, con el que se enfrenta el Programa Nacional de ITS VIH/Sida, es que su cobertura, todavía, esta ceñida a algunas ciudades, imposibilitando el acceso a los servicios a amplios sectores, particularmente a los pueblos indígenas, originarios y afrodescendientes, de acuerdo a sus asentamientos. Asimismo, en el sistema de salud se advierte falta de sensibilización y educación de los funcionarios en VIH/Sida y en particular hacia las personas indígenas que viven con el virus. Así, muchas veces la población indígena no recibe una buena atención y trato, por tanto, prefiere no adherir al tratamiento y buscar en la medicina tradicional una alternativa.
4. Relación entre la ausencia de trabajo decente y vulnerabilidad de VIH De acuerdo a CEPAL y BID (2005), el 18.7% de los varones indígenas que viven en zonas urbanas tiene como actividad principal el comercio, el 18.4% trabaja en la industria manufacturera. El 33.8% de mujeres indígenas de áreas urbanas también tiene el comercio como actividad principal, seguido por el de servicios a los hogares y servicios domésticos, con un 15.8%. La preponderancia de la ocupación en el comercio hace destacar el efecto de la población migrante rural, que llega “sin
las calificaciones necesarias para acceder a los empleos urbanos típicos, y al mismo tiempo al no haber la suficiente capacidad de generación de empleos productivos, la migración es uno de los factores que estimula la terciarización de muy baja productividad (el germen del sector informal)”4 A ello, se agrega aquella población indígena y rural que migra por trabajo temporal agrícola a centros altamente poblados como Cobija y Riberalta y a países limítrofes como Brasil y Perú. En este sentido, la precariedad laboral y el trabajo temporal que implica la movilidad y distanciamiento familiar, pueden comprenderse como factores de vulnerabilidad al VIH. Muchas de las políticas gubernamentales tanto de Bolivia, de Brasil y Perú no han contemplado trabajar la temática del VIH. Erróneamente, se consideran a menudo a los pueblos indígenas de frontera “protegidos” del VIH, pues se considera que la transmisión es una cuestión urbana.
organizaciones indígenas de tierras altas y tierras bajas estaban articuladas en el Pacto de Unidad. En 2011, esta alianza se quebrantó y el gobierno ha alentado la conformación de organizaciones paralelas que son afines al MAS (Movimiento al Socialismo). Actualmente hay organizaciones paralelas, por lo que se recomienda trabajar con todas. c.
Estrategias culturalmente sensibles o culturalmente adecuadas en la respuesta al VIH: considerando la posibilidad de replicar la experiencia de los servicios de salud de la provincia de Guarayos en Santa Cruz anteriormente descrita.
d.
Acceso a tratamiento por ITS y VIH: se debe considerar las dificultades de acceso de las personas de los pueblos indígenas, originarios y afrodescendientes ubicadas en sectores rurales a tratamientos y medicinas. Así también, se debe sensibilizar al personal de salud para entregar una buena atención y trato hacia las personas indígenas que viven con el virus.
e.
Crear políticas públicas focalizadas en los pueblos indígenas en fronteras y fomentar el trabajo decente digno en trabajadores rurales y altamente móviles, propiciando colaboraciones con los propios pueblos indígenas afectados.
5. Acción requerida en la respuesta al VIH a.
Información desagregada de prevalencia de VIH por pueblos indígenas: actualmente, se cuenta con registro que incluye la variable de autoidentificación. Sin embargo, la información obtenida no está cumpliendo el objetivo de orientar las políticas y recursos del sector salud.
b.
Información/participación por pueblos indígenas: a nivel nacional, los pueblos indígenas están agrupados a través de organizaciones que a su vez se agrupan en organizaciones de nivel regional y local. Hasta hace algunos años, las