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Baches en el camino 3
TABLADA
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Celeste Flores Carrillo Perla Rubí Sánchez Martínez Angélica Vázquez Bello
Baches en el camino 3
MÉXICO UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO Facultad de Filosofía y Letras. Colegio de Letras Hispánicas 2014
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INTRODUCCIÓN
José Juan Tablada, originario de la ciudad de México, nació el 3 de abril de 1871, tuvo su primer acercamiento al mundo de la literatura a través del periodismo: colaborando con El Universal, El Mundo Ilustrado, entre otras publicaciones importantes de la época. Nuestro poeta, a la corta edad de diecinueve años, se coloca entre los autores más importantes de finales del siglo XIX y principios del XX. Durante su vida realizó más de un viaje fuera del país, a Japón (1900), Francia (1911) y Nueva York (1914), por mencionar los más conocidos, en este último lugar, en 1945, fallece. Así mismo, de entre sus viajes, el que resultó más relevante para el artista fue el del país asiático, en éste descubre una fascinación por la cultura originaria del mismo. Estudia los estilos poéticos y adopta los haikús (breves poemas compuestos, originalmente, de diecisiete sílabas, divididas en tres versos: pentasílabo, heptasílabo y pentasílabo), así mismo Tablada adapta esta forma a un estilo más libre, sin perder la esencia de lo que realmente representa este modo de enunciar la vida, en efecto, como dijo Bashoo: "Haikú es lo que está sucediendo en este lugar y en este momento"1. Nuestro literato no respeta la métrica establecida, pero sí deja intacto el precepto de utilizar únicamente tres versos. Es muy acertado decir que la aportación de Tablada es, en palabras de Atsuko Tanabe,2 convertir el haikai en español en un poema sintético.
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BASHO, Matsuo, El árbol de los haikus. 2009 p. 9
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TANABE, Atsuko, El japonismo de José Juan Tablada. 1981 p.109
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Se sabe que, además de ser columnista, Tablada era un crítico del arte (quizás esto se debió a que, muy joven, aprendió pintura mientras cursaba la preparatoria en el Colegio Militar del Castillo de Chapultepec), por lo tanto su acepción de la escritura era de índoles totalmente distintas a la de sus contemporáneos, él buscaba lograr una máxima expresión artística en resumidas palabras. Recordemos también que, con influencias de la literatura francesa, especialmente de Apollinaire, el poeta mexicano toma los caligramas como un recurso estético para muchas de sus poesías. Él consideraba que la presentación del texto era muy importante, la primera imagen podía atraer o repeler, claro que, hoy en día, esto ya no es relevante, “el lector completa el poema y puede enriquecerlo a su albedrio”3, dijo Héctor Valdés en el prólogo de las obras reunidas de Tablada. Precisamente cuando funda La Revista Moderna (1889) lo hace con la finalidad de evolucionar el modernismo mexicano, la revista desaparece en 1911, él afirma que esta corriente ha caído en la rutina y abandono por parte de los humanistas. Si bien este autor no hizo meramente una aportación propia, sí logró imponer una variación significativa en la poesía mexicana: despertar el interés, de quienes lo rodeaban, por transformar la literatura modernista, además de combinar dos culturas muy distintas, la asiática y la latinoamericana. Más adelante, será considerado, por más de un escritor, como un ejemplo influyente, así como su nombré figurará entre los poetas mexicanos más importantes del siglo XX. Ahora, la elaboración de la presente antología deriva del conocimiento de la información anterior, consideramos que este autor, además de haber sido un genio de la
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TABLADA, José Juan, Obras / José Juan Tablada. 1971 p.19
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literatura, forma ya, parte del acervo cultural de los mexicanos, por lo tanto, era necesario hacer que el público se acercara a los textos de este cuentista. Ciertamente sus haikús son la fracción más conocida de su obra, inclusive sus poemas también lograron alcanzar fama, mientras que sus cuentos, han pasado desapercibidos. Durante cada día de búsqueda, en distintas bibliotecas, fuimos notando cuales son, y cuáles no, los escritos más conocidos de Tablada. A partir de ahí, comenzamos a descartar ciertos textos. Un ejemplo de esto fue la constante aparición de específicamente los siguientes haikús: las abejas, el sauz el mono y la araña4, era necesario indagar a mayor profundidad: buscamos los menos populares. Más adelante, y después de consultar ejemplares como El jarro de flores y Quinta Avenida descubrimos, en este último, un nuevo nombre: Arca de Noé, a partir de este hallazgo, encontramos que, más que denominación, es el título de una obra. Ésta es una antología de cuentos y poesías (fechado en 1926, hecho por nuestro ilustre poeta en colaboración con otros escritores como Luis G. Urbina y Jacinto Benavente), unidos por una temática común: el mundo animal. Es prudente, mencionar la observación que realiza Eduardo Chirinos, sobre esta índole: Si en un poema de 1918 Tablada asegura que su corazón era un 'vaso de ónix', en otro, escrito años más tarde a propósito de una jirafa, dirá que su 'corazón en miniatura es como el arca de Noé’… reducida amplitud sólo puede ser descifrada por una mirada humorística y cordial.5 Nos pareció fantástica tal afirmación. También encontremos extraño que tal ejemplar no se mencionara en otros libros. Era necesario que se diera a conocer este nombre: decidimos
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CUESTA, Jorge, Antología de la poesía mexicana moderna. 1985 pp.94-99 CHIRINOS, Eduardo, Los ojos de la máscara, [Antología poética] 2008 p. 16
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difundir el contenido del Arca a través de esta compilación. Y puesto que, el libro tiene, ya, un tema definido, es por eso que decidimos seleccionar poemas y haikús con la misma característica en materia: los animales. Sin ser una tarea sencilla, era prioridad lograr el proyecto, que sin duda mostraría “la pasión de Tablada por los animales”6, descrita por Chirinos quien además afirma que tal sentimiento, en nuestro poeta, es par a su pasión por la economía lingüística y la imagen plástica (características destacables del ensayista mexicano). Más tarde, Valdés volvería a hablar de Tablada, en este caso, de lo que denota, el autor, en sus escritos hacia los animales: “En su simplicidad las imágenes de esos seres llegan hasta nosotros sin más significado que su existencia.”7 Situación muy loable en los breves textos, estos logran describir al personaje, en este caso animal, en pocas palabras. Finalmente, la elaboración de esta obra no fue tan sencilla, la primera dificultad fue conseguir El Arca de Noé: sólo se encontraba en el Instituto de Filológicas (UNAM), y de los dos ejemplares existentes, únicamente puede tenerse acceso a uno, que, por cierto, no se encuentra en buenas condiciones: las hojas se están deshaciendo, por lo mismo no fue posible fotocopiarlo en su totalidad. Otro suceso interesante fue el hallazgo en la biblioteca Vasconcelos de un libro con el mismo título pero que consistía en una edición perteneciente a la colección de “Libros del Rincón” de la SEP. Dicha constaba de haikus del escritor y estaba ilustrada por Carmen Arvizu. Algo que también resultó difícil fue lograr la ilustración de los haikús, esta idea derivó del encuentro con textos que nunca antes habíamos escuchado o leído: por ejemplo,
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Ibídem p.17 TABLADA, José Juan, Obras / José Juan Tablada. 1971 p. 19
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la guacharaca. No sabíamos siquiera qué es una guacharaca, por lo tanto, en un principio no entendimos el breve poema. Y para que el leyente no se enfrentara a este tipo de problemática, consideramos como buen apoyo la colocación de imágenes. Por lo tanto buscamos la ayuda de un buen dibujante, Jair Adrian Torres Gomez el encargado de crear las ilustraciones que aparecen en los distintos haikus. También pensamos en un modo de lograr una lectura más dinámica: no queríamos repetir los típicos esquemas de las demás antologías, las cuales dividen el libro por secciones de poesía, cuento, haikús. La alternancia de estos textos nos pareció más amena y entretenida (colocamos un haiku después de cada cuento y poema). De igual forma, el presente trabajo no espera llegar solamente a un público pueril (como es el caso de Arca de Noé), el objetivo es conseguir lectores de diversas edades: niños, jóvenes y adultos. Como dato a relucir, la mayoría de los haikus y algunos poemas fueron recogidos del libro Los ojos de máscara8, una de las más amplias antologías que existen del autor. Para mayor aclaración al margen de los poemas se aclarará su procedencia y en el caso de los poemas referentes a dicha antología se especificará su libro original. Esperamos que esta publicación despierte, en la gente lectora, un interés por el gran autor que fue José Juan Tablada y por la amplia universalidad de su literatura. Que sirva, para quienes aún no han leído a este mexicano, como un primer acercamiento, un primer paso dentro de este universo fantástico. Bienvenidos…
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TABLADA, José Juan, Los ojos de la máscara [Antología poética], 2008
VIII
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José Juan Tablada en su estudio. Fotografía en blanco y negro. 4 7/8 x 5 3/8” [Ext. sup.: “ANCHO” a lápiz. Al reverso ms. tinta: “Mi Cheki in his/ studio at our home/ in Forest Hills” por Nina Cabrera de Tablada. Arrugada, cortada por el margen inf. y manchas blanquecinas.] Reproducción mate de foto anterior. 5 x 6 15/16”; negativo de la reproducción, 13/8 x 1 ½” Tomada de http://www.tablada.unam.mx/archivovis/fotograf/notas/i107a-30.html
IX
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Los Elefantes
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Los enormes elefantes indiferentes, mueven su cuerpo por con rítmico vaivén de oleaje y hay un vasto flujo de marea en las pizarras palpitantes de su rugosa de piel. Viejos elefantes de la India, que así os movéis durante horas y días… ¿es acaso vuestro lento oscilar un movimiento de adoración, un baile sagrado que os arroba?... ¡De tal modo sugiere aquella danza conque, según el poeta Kabir11, se mueven los mundos ante la faz de Brahma12! Los elefantes son santos. Comen heno seco y beben agua clara. Soportan su cautiverio como viejos emperadores enclaustrados. Su enormidad prehistórica, su omnipotencia antediluviana tiene un hábito gris como el asno, rugoso como el sapo. Su enorme cráneo esconde un cerebro donde las lunas de los siglos rielan sobre la nieve en el Himalaya y el sol de los milenios derrite fuego sobre el Ganges; también duermen allí las albórbolas del pájaro Chakor13 y tiéndese la sombra de la higuera que amparo los arrobos de Budha. Y de la maciza sabiduría de su cerebro, el humilde elefante no deja pasar más que dos gotas de inteligencia por sus ojillos indistintos, apenas perceptibles como dos cuencas de azabache medio enterradas en un surco. Los elefantes son santos. Han renunciado a la libertad, a las gregarias alegrías, a las siestas bajo las baobas14, a los baños a la luz de la luna en las aguas del Tunna15, cuando tras estridente barriteo, las enhiestas trompas jugaban a empinar hacia la luna emperlados surtidores de cristal. Los elefantes son santos. Han renunciado a la cólera. ¡Pensad en la rabia posible de esos colosos adormecidos!... Esa montaña de color de tierra se cambiaría en un terremoto; la trompa en catapulta, el ariete el broquel frontal; los colmillos en rayos y en martillos ciclópeos los cuatro troncos del árbol, los cuatro pilares de granito de las patas poderosas. Y más estridente que los caracoles de guerra y a la vez sordo como los ruidos subterráneos precursores del sismo y vasto como el cóncavo rodar del trueno sería su pavoroso clamor de ira, que rara vez se oye; pero que hace temblar a los corazones de los hombres como a las hojas de los árboles…
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Encontrado en Arca de Noé pp. 17-19 Kabir es el poeta místico más venerado de la India e influenció el movimiento religioso bhakti que significa devoción. 12 Brahma en el hinduismo es el dios creador del universo. 13 Ave mitológica de la India que sigue a la luna durante su trayecto en la noche. 14 De nombre Adansonia, árbol de entre 5 a 30 de altura, ancho y conocido como árbol botella. 15 Puerto en la India, ubicado en la ciudad de Anjar. 11
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Y sin embargo, es santo. Siendo sabio, poderoso, enorme y vetusto, parece tener alma infantil. ¡Oh elefante que llevas sobre tus fuertes lomos a esa miseria que se llama hombre, y la soportas y la sufres con la desdeñosa indiferencia conque yo, sobre mi alma, llevo al Dolor! ¡Oh elefante que oscilas durante horas y días en misterioso y vasto vaivén de adoración, como los mundos ante la faz de Brahma! Yo quisiera consagrarte en un poema que fuera, como tú, vasto, arbóreo, terráqueo, humilde, santo, poderoso y crisoelefantino!
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El burrito
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Mientras lo cargan sueña el burrito amosquilado17 en paraísos de esmeralda.
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Encontrado en Los ojos de la máscara, pp. 99. Pertenece a El Jarro de flores. De mosquil, refiere a la acción de huir de las moscas.
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Parábola del Sapo
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Como el Sapo el poeta oculta un estelión19 en la cabeza.
Se ha de cubrir el Sapo de diamantes el floripondio inverso lo verá unirse en luz al surtido egregio viajero de la estrella errante con la golondrina por madrina, el Sapo- pedazo-de-lodo a lo alto regresará…
El Cristo negro de los indios alzará los ojos entre las flores de papel y el copal y los oros voladores; quizás el pueblo todo eche a volar con él.
Y por el Sapo humilde levantados los ídolos de sangre salpicados y los confesonarios roídos de pecados… El Sapo inválido y gotoso Con gratuita fama de brujo y gastado el inútil resorte de su salto.
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Encontrado en Los ojos de la máscara, pp. 141-144. Pertenece a La Feria, poemas mexicanos. Es una piedra, se cree que se encuentra en la cabeza de los sapos viejos, con virtudes contra el veneno.
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Hermano de la Trapa20 tan humilde que apenas adulto excavó su mansión como sepulcro con el hábito burdo y pardo en su celda-hipogeo emparedado. Espejo de trogloditas; jardinero impecable y gris y devoto de las «Florecitas» como San Francisco de Asís…
Quasimodo de la Esmeralda-Rosa a quien libra de todo mal, voz oruga o caracol; paje de la violeta-Cenicienta para quien, príncipe sombrío, en la floresta matinal hace el escarpín de cristal con una gota de rocío…
Sólo el murciélago de trapo es más que lóbrego el Sapo pero en sus alas --hamaca de seda-hace columpio en las estrellas o ágil «looping-the-loop»21 ; el Sapo sólo se moldea con su celda-alveolo.
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Orden monástica católica, fundada en Francia. Traducido del inglés, repitiendo el ciclo.
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Mi fibra más sentimental hiere al Sapo que asaltos se encamina, ajeno a todo mal al borde de escuela vecina
¡Hacia el probable auto-de-fe de la infantil inquisición!
¡Pobre Sapo! Sólo quisiera ese hueco de tierra en que se abisma, ese agujero en que salvarse espera… Mas de pronto la tierra misma infiel a su depósito, traición al candor animal y arroja al Sapo como un niño expósito ¡al camino real!
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El cocuyo
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Pedrerías de rocío alumbra, cocuyo tu lámpara de Aladino.
Extraído de Un día… p.99 Insecto Pyrophorus, emparentado con las luciérnagas, posee dos órganos fotógenos en el dorso que brillan con luz amarillezca. 22
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Las vacas y el ordeñador
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(Viajando por Venezuela, se descompuso nuestro automóvil, y mientras lo reparaban echáremos a andar a pie por las cercanías, llegamos a una pequeña granja, en cuyo corral un campesino ordeñador a sus vacas. Lo encantador en medio del sereno paisaje crepuscular, era que el ordeñador cantaba al par que cumplía con su rústica tarea, coplas sentidas, al fin de las cuales lanzaba un sonoro grito. Obedeciendo a este grito, de otro corral cercano llegaba una vaca, que era ordeñada, y así sucesivamente lo fueron, entre melancólicos y dulces cantares, tres o cuatro más. Compuesto nuestro automóvil, partimos en rauda carrera, llenándonos el espíritu aquel bello cuatro primitivo, que tenía todo el encanto de una “Geórgica”24 de Virgilio. Las siguientes son las coplas de cantaba el ordeñador.) Mañana por la mañana riega tu patio de flores, que te viene a visitar la virgen de los Dolores. Carro de oro! Carro de oro! Allá arriba, en aquel alto, tengo un pozo de agua clara, donde se lava la virgen los piecitos y la cara Nube blanca! Nube blanca! Estrella de la mañana, claro lucero del día cómo no me despertaste cuando se iba el alma mía Clavelito Clavelito Noche oscura y tenebrosa; ¡quién tuviera claridad para seguirle los pasos a un ingrata que se va! Pavo real! Pavo real! Los poéticos nombres al final de las coplas son los de las vacas, y los vaqueros venezolanos aseguran que éstas son sensibles a la música de la canción, al grado de que si se les llama por su nombre sin haber cantado antes, no acuden.
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Encontrado en Arca de Noé pp. 31-33. Poemas de Virgilio con temas agrícolas.
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Chapulín
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Atrio en la aldea cálida chapulín volador: Abanico y matraca.
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Extraído de El jarro de flores p. 83
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El Loro
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TRÍPTICO SENTIMENTAL I Loro idéntico al de mi abuela, funambulesca27 voz de la cocina del corredor y de la azotehuela.
No bien el Sol ilumina lanza el loro su grito y su áspera canción con el asombro del gorrión que sólo canta ‹‹El Josefito››…
De la cocinera se mofa colérico y gutural y de paso apostrofa a la olla del nixtamal.
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Encontrado en Los ojos de la máscara, pp. 149-154. Pertenece a La feria, poemas mexicanos. Hemos incluido las tres partes que conforman este poema ya que en la mayoría de las antologías sólo se incluye la primera parte. 27 Proviene de funámbulo, sinónimo de acróbata, otra acepción la correcta para el contexto es la que refiere a lo exagerado, extravagante o llamativo.
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Cuando pisándose los pies el loro cruza el suelo de ladrillo, del gato negro hecho un ovillo, el ojo de ámbar lo mira y un azufre diabólico recela contra ese incubo verde y amarillo, ¡la pesadilla de su duermevela28!
¡Más de civilización un tesoro hay en la voz de este super loro de 1922!
Finge del aeroplano el ron-ron y la estridencia del klaxón…
Y ahogar quisiera con su batahola29 la música rival de la victrola…
En breve teatro proyector de oro, de las vigas al suelo, la cocina cruza un rayo solar de esquina a esquina y afoca y nimba30 al importante loro…
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Unión de dormir y velar, hace referencia a un sueño ligero. Vine del italiano battagliola, habla de bulla o ruido. 30 Afocar refiere a centrar, mientras que nimba viene de nimbo que significa aureola, convirtiéndose en el verbo aureolar. 29
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Pero a veces, cuando lanza el jilguero la canción de la Selva en Abril, el súbito silencio del loro parlero y su absorta mirada de perfil, recelan una melancolía indigna de su plumaje verde…
¡Tal vez el gran bosque recuerde y la cóncava selva sombría!
En tregua con la cocinera cesa su algarabía chocarrera, tórnase hosco y salvaje…
¡El loro es sólo un gajo de follaje con un poco de sol en la mollera!
II ORACIÓN FÚNEBRE DEL LORO ¡Ha muerto el lorito real de España y de Portugal…!
Anoche, desde el corredor hasta el patio cayó, preso en su jaula de hojalata y al cayendo, en ansia de naufragio en medio de la sombra gritó: «¡Daca la pata!»
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¡Nadie lo socorrió! Al estrépito se asomó toda la vecindad a las ventanas, mujeres en bata, niños y ancianas, y dijo una voz: « ¡Es el lorito del 302…!»
«Si cayó de cabeza muere». (Dice la gente que cuando el pico se hiere un loro muere irremersiblemente31…)
Aquel decir tan zafiro fue el único responso del loro que bien merecía un epitafio ¡tallado en esmeralda y con letras de oro!
«¡Sic transit…!»32 En vano esperé que el loro resurrecto gritará: «¡Me bajé!»
La escena del siniestro quedó a solas volvieron a sonar las victrolas…
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Sin perdón. Traducción de latín, así pasa.
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Tal vez el viento en la sombra arrastra una pluma verde que se confunde con la hoja de un árbol y se pierde en esa sombra murió el loro en la sombra agorera33 donde un gato nocturno finge el lloro, desesperado, de una plañidera…
III MEDITACIÓN TEOFÍSICA Yo fui loro en la Luna… Me lo ha dicho la Teosofía y aquella que fue una alma inocente y gárrula, es hoy el alma mía.
Aún el recuerdo no se pierde en mí de la Luna y el ave ancestral y los dos flotan como un chalchihuite verde dentro de una esfera de ópalo y cristal…
Tal vez en los dinteles del más allá, me espera de los loros de México la tropa vocinglera; en los planos astrales le darán a mi alma la bienvenida…, y sublimando la voz tenderán en cada ala la curva de una palma ¡y habrán de cantar como los ángeles de Dios!
México, Hotel Ansonia, febrero de 1923
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Del latín augurāre que se convierto en agüero, aquí se usa para referir que predice males.
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Culebra
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¿Adivina mi teosofía la culebra que se asolea y no huye en mí confía?
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Extraído de El jarro de flores p. 83
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A la sombra de una jirafa
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Tarde en el Bronx. Jirafas de avestruces Hacen de su cabeza un ofertorio Ellos –bailarinas hawaianasY ella –telescopios-. Antílopes y gacelas Que miran de soslayo, ¿Quién quiera visto mismos ojos Abrirse en la penumbra del serrallo? En las fiebres en del África La sedienta jirafa, poco a poco, Fue extendiendo su cuello hacia la luna Blancas, helada, redonda, como un coco. El inmóvil rinoceronte En el charco donde se baña, A la niñera suspicaz engaña; Pero los niños, lógicos, Lo toman por un monte. ¡Oh jirafa, te cubre desteñida Gualdrapa36 de archipiélagos canela; Con algo de payaso que anda en zancos Y algo de Don Folías Me llevas, al ritmo de tus trancos, A infantiles jugueterías!...
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Extraído de Arca de Noé pp. 65-66. Para esta antología se decidió incluir éste poema en la categoría de cuento, puesto que así aparece en libro donde se encontró. 36 Cubierta larga, de seda o lana, que cubre y adorna las ancas de la mula o del caballo.
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Atalaya de los paisajes, Antes que elefantes y cíbolos Miras surgir entre celajes El Sol, la Luna y los velívolos. Los inalámbricos mensajes Cuyo arcano no desentrañas, Al dilatarse por el cielo, Hacen que vibren las pestañas De tus ojos de terciopelo… Pero aquí, tu vana altitud Y tus verticales anhelos A nadie admiran ni arrebatan, Aunque te empines, de Manhattan los dos en No alcanzaras los rascacielos! A tu sombre oh jirafa, medité En la vanidad de la altura De que Einstein da fe; Pero, propicio a tu dulzura, Mi corazón en miniatura Es como el Arca de Noé… Parque Zoológico del Bronx. 1923
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Caimán
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El gris caimán sobre la playa idéntica parece de cristal…
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Encontrado en Arca de Noé p.140.
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El gallo magnánimo38 Meditando quizás —“Por mí no queda” gallo, tan viril eres que quisieras pisar a las mujeres y por si acaso..., ¡les haces la rueda! Tu orgullo de gallo tenorio y garañón haría un gallinero del serrallo del mismo Salomón... Audaz, ahogarías con tu grito del “Canto de los Cánticos39” el murmullo exquisito y con la rapidez de los halcones, bajo tu azul plumaje que se esponja y se agita posarías al fin tus espolones ¡en las espaldas de la Sulamita40! Pues tal parece que a los hombres has tolerado sus concubinas provisionalmente, dejándolos en paz mientras no se te acaben las gallinas... Por el copete sobre la cabeza a modo de sombrero y por fondona tal gallina, parece una jamona presumida y francesa... Y aquella polla que en falsete grita zancuda y desgarbada, recuerda a más de una señorita en la precisa edad de la punzada...
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Recabado de El jarro de flores pp. 21-23. Otro nombre dado al Cantar de los Cantares, texto bíblico que cuento la historia de dos amantes que luchan por su amor, al separarse en infinidad de ocasiones. 40 Protagonista junto a Salomón del Cantar de los cantares. 39
19
El celo tus carúnculas colora, tu pupila de ascua es toda uror, ¡pobre de Soledad la Cantadora si fueras de la talla del condor! La atraerías picando onzas de oro, centenarios y aztecas, sabiendo que a reclamo tan sonoro sólo son sordas las gallinas cluecas. ¡Y tras darle de alazo y marear haciéndole la rueda, ya de tus alas presa en el abrazo, te reirías de Júpiter y Leda41! Sacudiendo tu pluma pavonada lanzarías un gran kikirikí indiferente a la mujer violada, como diciendo: “¡aquí no ha pasado absolutamente nada!” Y entonces, bajo el arco triunfal de tu soberbia cola tornasol, en medio del silencio vesperal se pondría el Sol...
41
Personajes de la mitología griega, Júpiter (Zeus) transformado en Cisne se posó sobre Leda y la fecundizó.
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Jaguar
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Luce del jaguar el blas贸n: en campo de oro las manchas del sol.
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Encontrado en Los ojos de la m谩scara, p.100. Pertenece a El jarro de flores.
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Dos ruiseñores
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Plata y perlas de luna hechas canciones Oid… en la caja de música Del kiosco de los ruiseñores. Ese kiosco y esos ruiseñores existen en La Esperanza, un encantador y agreste paraje cercano a Bogotá, donde transcurrió cierta época de mi vida que, por ser la más tranquila, me parece la más feliz. En aquella anfractuosidad de los Andes, que por verde y por luminoso parecer tallada en el corazón de una enorme esmeralda, hay un árbol gigante, no recuerdo si eso un “caucho” o un “cámbulo44,” y al pie de ese árbol, que parece arrancado de un paisaje heroico, está el kiosco rústico, y bajo el techo del kiosco los ruiseñores anidan, surgen al caer la tarde y al salir la luna o las estrellas entre el perfume de azahar de las toronjas, sobre el sordo rumor de un torrente lejano; en aquella soledad paradisiaca, los ruiseñores rompen a cantar… Y parece que sobre aquella divina y frágil música todo el panorama andino se arranca la tierra, sube y flota como una isla en levitación milagrosa, hasta tocar los linderos del cielo y bañarse en la serena luz del Devakán 45 teosófico… Sí, señores críticos, el ruiseñor es algo real… a no ser que sea algo divino.
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Extraído de Arca de Noé p.100 Erythrina poeppigiana, árbol tropical que durante época de sequía muestra un color rojizo en su hojas. 45 Para este vocablo no se encontró referencia alguna, sin embargo nos atrevemos a retomar la siguiente idea propuesta por Roberto Berdeja en Apuntes sobre el hinduismo (Inédito, UNAM, FES Acatlán): El vocablo de origen indoeuropeo Deiwos tiene el significado de Cielo, Trascendencia. Dicha palabra derivará en diversos vocablos emparentados entre diversas lenguas: • Deus, i. Div, Diewas, Tivar, देव (Deva), Ζεύς, Διός, Διί, Διά. De ésta idea podemos retomar el Deva como Dios o Cielo en el idioma hindú, de igual forma se encontró que en el turco-mongólico el sufijo Kan significa “máximo gobernante” por lo cual nos atrevemos a proponer Devakán como: Máximo gobernante divino o máximo gobernante del cielo. 44
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La guacharaca
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¿Asierran un bambú en el guadal ? 47
¿canta la guacharaca? Rac… Rac… Rac…
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Extraído de El jarro de flores. Ave Ortalis ruficauda, galliforme. Su canto es parecido a un instrumento del mismo nombre. 47 Argentinismo que proviene de aguadal y aguada, se refiere a una extensión de arena que cuando llueve se convierte en lodo.
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El pescadito de jabón
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Pescado de colores y dorado; pescadito de jabón súbitamente evocado, sin ton ni son…
¡Del recuerdo entre la niebla, oh pez, tu silueta revive y te miro flotar en el aljibe49 angélico de La Puebla!
Pez volador en el pensil encantado y profundo de mi asombro infantil cuyo kindergarten era el mundo…
Pescado de jabón y de oro volador, para mi total emoción todo era una flor…
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Consultado en Los ojos de la máscara, pp. 155-157. Pertenece a La feria. Poemas mexicanos.
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Mis hermanas eran flores; María era Jazmín, Luz maravilla y entre el vibrante júbilo de tan lindos colores ¡mi madre era una rosa de Castilla!
Pez nadador de las tardes de lluvia en que no había colegio y era sobre el hondo jardín donde diluvia maravilloso acuario de vidriera…
Mágico pez de mi niñez, útil eras, pero te hacía juguete la hogareña economía; y en tu oficio lustral en la tina do era la jícara, piragua, morías por sino fatal como el pez en el agua…
Te disolvías en tu propio elemento en purificadora integración; ¡quién así se integrara a su íntima ilusión!
Y aquí se acaba el cuento del «pescadito de jabón»… Nueva York, marzo, 1926.
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Toninas
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Entre las ondas azules y blancas rueda la natación de las toninas arabesco de las olas y de anchas.
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Encontrado en Los ojos de la máscara, pp. 103. Pertenece a El jarro de flores. Cetáceo Inia Geoffrensis, comúnmente llamada tonina de agua dulce, es una especie de delfín que presenta un color rosado.
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Agradecimientos Agradecemos a la Universidad por las facilidades otorgadas para la presente antología. También agradecemos a Jair Adrian Torres Gomez por el hermoso trabajo hecho en las ilustraciones, sin ellas no sería lo mismo. Así como a Iván Guzmán que fue de gran ayuda en la investigación referencial. Pero sobre todo a la profesora Bache por habernos aproximado a la investigación literaria y a la literatura de José Juan Tablada.
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Bibliografía base TABLADA, José Juan, El jarro de flores. (Disociaciones líricas) Ilustrs. Adolfo Best Maugard. Nueva York, Escritores Sindicados, 1922. TABLADA, José Juan, et al., El arca de Noé. Lecturas sobre animales para niños de las escuelas primarias por José Juan Tablada y otros autores de fama mundial. México, Editorial Premiá, 1982. TABLADA, José Juan, El arca de Noé. México, SEP, CONACULTA, UNAM, 2007. (Libros del Rincón) TABLADA, José Juan, La feria de la vida. México, CONACULTA, 1991. (Lecturas mexicanas. Tercera serie, 22) TABLADA, José Juan. Los ojos de la máscara [Antología poética]. Selec. Y Ed. Eduardo Chirinos. Sevilla, Renacimiento, 2008. TABLADA, José Juan, Un día poemas sintéticos. México, CONACULTA, 2008.
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Bibliografía de referencias BASHO, Matsuo, Sendas de Oku. Trad. de Octavio Paz y Eikichi Hayashima. México, FCE, 2005. BASHO, Matsuo, “El arte de vivir el instante presente” en El árbol de los haikús. Ed. Albert Lieberman, España, Océano Ámbar, 2006. CUESTA, Jorge, Antología de la poesía mexicana moderna, presentación de Guillermo Sheridan. México, FCE, SEP [1985] TABLADA, José Juan, Los mejores poemas, Pról. José Ma. González de Mendoza, presentación, Ed. y notas Héctor Valdés. México, UNAM, Coordinación de Humanidades, 1993 ( Biblioteca del estudiante universitario, 96) TABLADA, José Juan, Obras/José Juan Tablada. México, UNAM, Instituto de Investigaciones Filológicas, 1971. TANABE, Atsuko, El japonismo de José Juan Tablada. México, UNAM, 1981.
30
Bibliografía de consulta CASTRO LEAL, Antonio, Las cien mejores poesías (liricas) mexicanas. México, Porrúa, 1971 (Escritores Mexicanos, 70) CABRERA TABLADA, Nina, De, José Juan Tablada en la intimidad: con cartas y poemas inéditos. México, Imprenta Universitaria, 1954 (Serie letras, 15) LARA VELÁZQUEZ, Esperanza, La iniciación poética de José Juan Tablada (1888-189). México, UNAM, Instituto de Investigaciones Filosóficas, Centro de Estudios Literarios, 1988 (Cuadernos del centro de estudios literarios)
El pequeño Larousse ilustrado, 17ª ed. México, Larousse, 2010.
Diccionario de la lengua española, 22ª ed. Madrid, Real Academia Española, 2001.
TABLADA, José Juan, De Coyoacán a la Quinta Avenida: una antología general. Selec. Ed. Y Est. prel. Rodolfo Mata; ensayos críticos de Esther Hernández Palacios, Serge I. Zaïtzeff. México, FCE, 2007 (Biblioteca americana) TABLADA, José Juan, José Juan Tablada. Selec. Y Pról. Antonio Saborit. México, Cal y Arena, 2008 (Los imprescindibles)
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Índice de primeros veros Los enormes elefantes indiferentes…
1
Mientras lo cargan…
3
Como el Sapo el poeta…
4
Pedrerías de rocío…
7
(Viajando por Venezuela, se descompuso nuestro automóvil...
8
Atrio en la aldea cálida…
9
Loro idéntico al de mi abuela …
10
¿Adivina mi teosofía…
15
Tarde en el Bronx. Jirafas de avestruces…
16
El gris caimán…
18
Meditando quizás —“Por mí no queda”…
19
Luce del jaguar el blasón:
21
Ese kiosco y esos ruiseñores existen…
22
¿Asierran un bambú en el guadal?
23
Pescado de colores y dorado…
24
Entre las ondas azules y blancas…
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Índice general Introducción
IV
Los Elefantes
1
El burrito
3
Parábola del sapo
4
El cocuyo
7
Las vacas y el ordeñador
8
Chapulín
9
El poema del loro
10
Culebra
15
A la sombra de una jirafa
16
Caimán
18
El gran gallo tricolor
19
Jaguar
21
Dos ruiseñores
22
La guacharaca
23
Pescadito de jabón
24
Toninas
26
Agradecimientos
27
Bibliografía base
29
Bibliografía de referencias
30
Bibliografía de consulta
31
Índice de primeros versos
32
33