Los espacios con posibilidades de interactuar, pensar y expresarse colectivamente son vitales. Sin embargo, muchos de los lugares de encuentro y pertenencia tradicionales de los barrios, de la ciudad, se han ido desdibujando con el tiempo. El espacio público como natural vehículo de cohesión social, de arraigo, se ha ido retrayendo. Estos espacios están en crisis, mutan, cambian o desaparecen.
Irrefrenable como la pulsión humana de sobrevivir, de jugar, de querer ser, el teatro siempre encuentra la manera de recrearse y ofrecerse, sin distinguir edad, género ni condición social. Con el desafío de crear sentido, de hacernos imaginar. Un juego cómplice que le da una chance a lo posible, a la esperanza.
Este libro nos acerca a una experiencia colectiva. Donde las partes hacen un todo, donde lo individual se funde en lo grupal, creando un hecho cultural más grande, más rico, con mucho de lo propio y la enriquecedora experiencia de lo ajeno.