CENTELLES El municipio está situado en la Catalunya central, entre Barcelona y Vic. Centelles, en el extremo sur de la Plana de Vic, se encuentra a la derecha del Alt Congost. El territorio limita, por el este, con el macizo montañoso del Montseny; por el oeste, con la sierra de la Guàrdia y con el Pla de la Garga y, al sur, con el Tagamanent. Los sectores occidental y oriental del municipio son muy accidentados. La colina del Puigsagordi (972 metros) se encuentra al oeste de la cabecera del Congost. El pueblo nació alrededor de la sagrera de la iglesia de Santa Coloma de Pujolric, que posteriormente se llamó Santa Coloma de Vinyoles. Ya en el siglo XX, aunque siendo un pueblo inminentemente agrícola, tiene un considerable desarrollo comercial e industrial, sobretodo en los sectores de alimentación y téxtil, y también de veraneo por el impulso que supone el paso del ferrocarril por el pueblo.
QUE VER Aquí casi todo tiene un cierto carácter mágico y poético. Hasta las piedras y los árboles tienen nombres curiosos, el Queixal Corcat (la muela con caries), el Cul de la Geganta (el culo de la Giganta) o el Cap de la Tortuga (la cabeza de la tortuga).
Por las calles que rodean el centro, que antiguamente quedaban cerradas detrás de la entrada de Centelles, se pueden ver portales de casas datadas del siglo XVI con información de la gente que habitaba en ellas, como el sastre, el notario o el carpintero, entre otros. Un ejemplo es Cal Comte (1530), una casa señorial que configuró la plaza Nova. Tiene planta cuadrangular, un patio central y una puerta principal donde destaca el gran escudo de los Centelles.
Cal Comte © AMADOR ALVAREZ
Por otro lado, el portal de la Casa de la Vila (1542) es uno de los elementos más emblemáticos del municipio y una muestra de arquitectura urbana defensiva.
La iglesia parroquial de Centelles o Santa Coloma fue construida el 1704 en sustitución de la antigua iglesia del año 898. Consta de una nave principal con capillas dedicadas a diferentes devociones, y tiene un campanario de planta cuadrangular que a media altura se vuelve octogonal.
En las afueras encontramos el Molí de la Llavina, del 1400. En la visita podemos ver el funcionamiento del molino y disfrutar del queso y mató (requesón) que allí elabora. También alejadas del centro, son destacables las ruinas del castillo de Sant Martí de Centelles, situado encima de un pequeño montículo y conocido popularmente como la Agullola de Sant Martí. La muralla tiene una longitud de aproximadamente 200 metros y una anchura de 80 metros en la parte más mayor. Aunque la gran parte de la estructura que se conserva es de los siglos XV y XVI, el castillo ya existía -con el nombre de "castillo de San Martín"- en el año 898. Originariamente, pues, fue un castillo fronterizo, al que corresponde su primera estructura el Castillo soberano, documentado ya en el siglo IX, en un punto más elevado del edificio actual que se conserva. Entre los siglos IX y XV el castillo fue el centro de la poderosa baronía de Centelles y, durante la Guerra Civil Catalana del siglo XV, fue elegido como residencia de Pedro IV de Aragón, llamado «el Condestable de Portugal», rey de los catalanes.
En este periodo se alternaron los enfrentamientos bélicos por el control del castillo con los trabajos de ampliación y ornamentación necesarios para convertirlo en una residencia real. Los poseedores han sido siempre de la familia de los Centelles, originarios de una masía de la zona que se ennobleció y convirtió en feudatarios de los condes de Barcelona. Es el nombre de la familia lo que adoptarán las poblaciones más cercanas al castillo: San Martín de Centellas y Centellas. Posteriormente fue importante como plaza señorial, desde la que se controlaba una extensa baronía que reunía los actuales municipios de Centellas, San Martín de Centellas, Tona y Seva, y que llegaba hasta el Vallés Oriental, controlando la entrada del valle del Congost y la plana de Vic. A lo largo de la historia el castillo fue confiscado a los Centelles y se convirtió en residencia real durante la Guerra Civil Catalana durante el período 1462-1472. Fue, además, punto de reunión de tropas en más de una ocasión durante la Sublevación de Cataluña (1640-1659) y posteriormente, en la Guerra de Sucesión Española (1705) fue la zona desde la que los migueletes vicenses partidarios al archiduque Carlos bloquearon las tropas filipistas del virrey Velasco. Durante la Guerra de la Independencia Española, las tropas francesas, en 1809, ocuparon la población de Centellas y el castillo. En el transcurso de las guerras carlistas, las partidas lo convirtieron en una de las madrigueras desde los que atacaban a las poblaciones vecinas.
El caserío del Cerdà, un exponente de masía catalana del siglo XVIII, rodeado de masoverías. En él, el 1815 vio luz el arquitecto y urbanista Ildefons Cerdá, que heredó la finca en 1848. Plaça Major En este espacio encontramos la fuente que fue donación del conde de Centelles en 1901, coronada por una escultura del Sagrado Corazón de 1957, y el grupo escultórico de la orquesta Baliga-balaga de 2006.
ACTIVIDADES
Ruta de los molinos Desde el Parque del Pla del Mestre en Centelles, seguid la vía principal que marcan las calles Sant Joan, Socós y Nou. Pasad bajo el Portal y subid por la calle de la Font Calenta hasta la Escuela Ildefons Cerdà. Allí, hay que tomar una pista pavimentada en dirección a la Costa. No tardaréis en encontrar el primer molino, los restos del Molí de l’Estrada, el cual funcionaba con el agua del torrente de la Cira. Seguid las marcas azules que os llevarán al bonito rincón de la fuente Grossa, un lugar recuperado recientemente. Desde aquí os dirigiréis al molino de la Llavina, de origen medieval y, sorprendentemente, todavía en funcionamiento. Se trata de un espacio visitable con reserva previa. Desde la Llavina, continuad hacia el pozo Rodó que conduce a la casa del Rossell. Allí encontraréis el molino del Rossell, alimentado por las aguas del río Congost. Desde aquí, volved hacia Centelles pasando por la capilla de Sant Antoni de les Codines y llegaréis al punto de partida de la ruta
©Comarca de Osorna
Vía ferrata En coche por la C-17 dirección Vic, salimos en Centelles. Una vez en el pueblo debemos cruzarlo en busca de la carretera hacia Sant Feliu de Codines. Cogeremos un desvío
indicado a la izquierda hacia el Mas de Banyeres, hasta encontrar un cartel que indica el inicio de la ferrata. Acceso Indicado con puntos amarillos, subiremos por un par de rampas hasta llegar a las primeras grapas. Unos 10 minutos. Recorrido Desde 2021 para evitar las grandes aglomeraciones habituales -es una de las más visitadas de Catalunya- hay que registrarse previamente. Se reserva entrada en franjas de media hora de las 8 de la mañana a las 18:30 de la tarde. Hay cupo de 8 personas por turno con un límite diario de 176 personas
La vía se divide en cuatro tramos, el último inaugurado en 2006, separados por cortas pero pronunciadas caminatas. El primer tramo empieza fuerte, con tres paredes verticales, que nos suben de golpe más de 60 metros y con un par de desplomados pronunciados. Desde aquí ya contemplamos una magnífica vista del Montseny, de Centelles y de todo el valle surcado por el río Congost, que no perderemos en todo el recorrido. Toda la vía está bien señalizada, el camino en
amarillo y la vía ferrata en rojo, pudiendo escoger en todo momento que itinerario tomar. El segundo tramo se inicia dejando atrás una valla para el ganado. Avanzamos lateralmente hasta llegar a una indicación de puente Nepalí, donde podemos subir por la variante difícil, o continuar avanzando de frente, fácil. La variante difícil consta de un tramo muy bonito y aéreo. Le sigue el famoso puente, que de buenas a primeras impresiona por su longitud. Pasarlo toma de 3 a 5 minutos pero parecerán muchos más. El puente se mueve mucho por el efecto de nuestros pasos, lo que incrementa el miedo y la sensación de inseguridad. La llegada es un auténtico alivio. Sin embargo, el puente puede ser una mala experiencia para cualquiera, excepto si eres trapecista... Luego la vía se une y continua en un paseo horizontal de 45', que recorre toda la montaña. Aquí llegamos a una nueva bifurcación. Para abajo tomamos la Variante de la Tosquera, inaugurada el 2006, con dos opciones, una muy fácil y otra muy difícil, el Tram de l'Esperó. Si tomamos esta variante la ruta se incrementa en 25 minutos y el recorrido aumenta en dificultad (K4/K5), con un par de desplomados atléticos y pasos expuestos. Si no tomamos la nueva variante, superamos un último paso vertical ascendemos hasta un llano, donde se une la nueva variante de la Tosquera, cruzamos una carretera asfaltada y después de caminar 15 minutos llegamos a lo que era el símbolo de esta vía ferrata: La escalera. Este cuarto tramo tiene 3 desplomados seguidos y el paso de la escalera que nos llevará a la cima.
FIESTAS Y TRADICIONES Festa Major d'hivern (diciembre): Festa del pi (30 de diciembre)
Cau de bruixes (febrero)
Festa Major d'estiu (agosto)
Gastronomía de la comarca La gastronomía tiene un peso muy importante ya que Osona cuenta con un gran número de restaurantes que elaboran platos con productos propios de gran calidad. La comarca cuenta con más de quinientos restaurantes de todo tipo de gastronomía repartidos por todo el territorio. El Club d’Osona Cuina organiza diferentes iniciativas de promoción a lo largo del año, como catas de vinos y quesos o presentaciones de productos locales. También ofrece la posibilidad de disfrutar de una serie de rutas que combinan el turismo y la experiencia gastronómica. la experiencia de descubrir la gastronomía de Osona se puede sumar a una jornada de deportes de golf o la práctica de turismo activo, con un paseo en globo. La gastronomía de la zona se caracteriza por la elaboración de platos con caza y cerdo. Los embutidos, como el chorizo, son otro de sus rasgos distintivos, al igual que el uso de productos típicos de la zona. Estos incluyen la trufa, la patata buffet y las judías Collsacabra. Los restaurantes Osona Cuina garantizan la experiencia de la auténtica cocina Osona mezclando cocina tradicional e innovación. También se pueden encontrar menús degustación especializados, dedicados a productos como las setas o introducidos en la cocina preparados a la chimenea. En Centelles se celebra la Feria de la trufa en diciembre y de la Ratafia en junio.