Expedición Navarra al Himalaya 79

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Autor: GREGaRIO ARIZ MARTINEZ

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()IlAULAf7IVI S.ll:l A las dos de la tarde del 12 de Mayo de 1979, la Expedición Navarra al Himalaya, ponía pie en la cima del DHAULAGIRI de 8.172 m., consiguiendo uno de los triunfos más resonantes del montañismo. Era la séptima vez en la historia del hombre, sobre una de las cimas más altas de la tierra.


Tftulo del libro: EXPEDICION NAVARRA HIMALAYA -79 Subtitulo: DHAULAGIRI 8.172 m. Autor: GREGORIO ARIZ MARTINEZ Edita : CAJA DE AHORROS DE NAVARRA Colaboradores: Prólogo: ANGEL OLORON LOPEZ Fotografías: GREGORIO ARIZ MARTINEZ JAVIER GARRETA DORD IÑAKI ALDAYA BERROETA JAVIER GARAYOA AIZCORBE GERARDO PLAZA TUÑON JAVIER SOROZABAL OSTOLAZA JUAN M.a EGUILLOR ULZURRUN Mapas y dibujos: GREGORIO JOSE PATON Conc lusiones médicas: JAVIER GARAYOA AIZCORBE TRINIDAD CORNELLANA PUYGARNAU Conclusiones alimentación : AGUSTIN SETUAIN PEREZ JOSE IGNACIO ARIZ MARTINEZ

Maqueta , creación y diseño: INFORME, SA M.o Aberin, 3 - PAMPLONA Imprime: GRAFINASA, Manuel de Falla , 3 - PAMPLONA

ISBN 84-S00-3373-X D.L.N.A. 1-133-79

La edición de este libro se ha realizado bajo el patrocinio de la Caja de Ahorros de Navarra.


INDICE

PAG.

5- PROLOGO 7 - RETORNO AL PASADO 8 - PREPARACION 10- ESTUDIO GEOGRAFICO y CLlMATOLOGIA 12- EL DHAULAGIRI y SU HISTORIA 14 - FINANCIACION y PARTIDA 16- KATHMANDU CAPITAL DEL NEPAL 22 - EL PAIS DE LOS TEMPLOS 30- LOS SHERPAS , UNA RAZA 36- RUMBO A POKHARA 38 - EL PEQUEテ前 EJERCITO EN MARCHA 52- LA CONSULTA MEDICA 58 - AL PIE DEL GIGANTE 60 - ORACIONES AL CIELO 62 - LOS PROBLEMAS 70- UN ESPOLON INTERMINABLE 78 - QUINIENTOS METROS DE CUERDA FIJA 86 - CAMPO V (7.600 m) 92- CITA EN LA CUMBRE 96- TRAGEDIA EN LA EXPEDICION FRANCO-SUIZA 98 - APENDICE: EQUIPO EXPEDICIONARIO RESUMEN CRONOLOGICO ALlMENTACION ASPECTO MEDICO, ACLlMATACION y OXIGENO AGRADECIMIENTOS RECUERDO Y DEDICACION


PROLOGO La Expedición Navarra HIMALAYA-79 alcanzó la cúspide del monte DHAULAGIRI el pasado 12 de Mayo , culminando asl una realización montañera, cerca del techo del mundo, de excepcional envergadura. Poco más o menos así podríamos informar en el caso de ser periodistas deportivos. Pero yo no soy cronista, periodista ni colaborador de diarios o revistas. Unica y simplemente me considero un montañero navarro que se vio muy satisfecho al divulgarse la noticia y pensó con cierta emoción íntima que un grupo de jóvenes navarros hablan llegado, en el Himalaya, muy arr iba , ascendiendo hasta una cota excepcional. Después, transcu rrieron cuatro o cinco semanas a medida que fueron regresando los componentes del grupo exped icionario y pocos días antes de que se in iciaran nuestras Fiestas de San Fermín, un amigo -montañero veterano- me avisó que se habla organizado una Cena-Homenaje a los conqu istadores del Dhaulagiri, que ya hab lan retornado. Asistí a dicho homenaje y celebro mucho haberlo podido hacer, pues fue una reunión muy agradable en todos los aspectos. Aquella noche nos encontrábamos con los del Himalaya otros que no hemos podido ir tan lejos y que seguramente tampoco podremos hacerlo ya, aunque sintamos también la montaña muy hondamente. Un mes más tarde Gregario Ariz me facilitó el original de este libro, a falta de algunos retoques , encargándome al mismo tiempo que hiciese el prólogo. No esperaba este encargo y por lo tanto de momento quedé sorprendido, pero agradecí su gran atención y prometí que lo haría . En esta ocasión, creo yo, que Gregario Ariz , un experimentado montañero aunque sea joven, representando a la exped ición navarra, en la cual impera la juventud , tuvo la delicadeza de acordarse de uno de los amigos que casi eran veteranos cuando él subía por primera vez a Ori , Leyre , An ié... Tras estas consideraciones prelim inares es sencillo y lóg ico a la vez situarnos de nuevo en dicha cena presanferminera y contemplar e incluso establecer , a través de los asistentes a la misma , hasta tres o cuatro promociones del montañismo navarro. todas ellas dentro de una veloz y reciente época, que en definitiva comprende algo más de 35 años de actividades forjadoras de muchos montañeros. Estos años permiten fácilmente delimitar, como si fueran epígrafes, unas fases que al mismo tiempo son algo paralelas a las llamadas promociones: Peña Anchóriz - Aralar - Sayoa - Ori - Pir ineos - Picos de EuropaAlpes

Expedi ciones: Hoggar - Groenlandia - Kenya - Andes Peruanos - Hindu Kush y finalmente el «Ochornil .. del Himalaya.

Todo, en resumen, tan progresivo como satisfactorio y emocionante. En este libro nos dice Gregario Ariz que el acercamiento hasta la base del Dhaulagiri es largo y muy laborioso , siendo preciso superar muchas dificultades. El montañismo navarro tamb ién ha hecho su etapa de acercamiento y tiene que seguir haciéndola. Podemos afirmar que hemos subido un peldaño tras otro sin treguas, aunque a velocidad lenta , desde luego , pero nuestra caminata de aproximación tenía que ser segura y constante. Había y sigue habiendo en las lejanias altas montañas... La Expedición Navarra HIMALAYA-79 culm inó finalmente la parte importante de su proyecto, pero el montañismo navarro, sin embargo, no finaliza etapa alguna, pues debe seguir caminando y superándose para que nuevamente se emprendan otros acercamientos y escaladas finales a cúspides muy lejanas que sin duda se hallan ya en las ilusiones de los montañeros jóvenes de nuestra tierra , esos que han de suceder a los del Himalaya y a los clásicos pirinefstas. Nos hallamos ante el relato de una gran conquista en la cadena montañosa del coloso Himalaya. El gran tesón de unos hombres, sus sacrificios y su magnifica preparación hicieron pos ible esa conquista, logrando situar el montañismo navarro en la cúspide de una montaña superior a 8.000 metros. Solamente hay en nuestro planeta seis cimas superiores a ella en altitud. En 1950 los mejores alpinistas franceses de entonces culminaban Annapurna. Se habían encaramado por vez primera a la decisiva línea de los «ochornn» metros. Este año , casi tres décadas después de lograrse aquel ansiado «Pri mer Ochornil », un grupo navarro ha alcanzado también su " Primer Ochornil ». Segu idamente nos contará el Jefe de la Expedición Navarra HIMALAYA-79 cómo se preparó la misma, el acercamiento, los problemas, la ascensión final , el retorno, etc. Todo ello con detalle, perfección y naturalidad . Se trata de un texto idóneo , ciertamente. El verano avanza y este preámbulo también está algo avanzado. El Himalaya está muy lejos. De él regresaron los miembros de la expedición y ahora están en montañas y peñas más próximas , en las mismas donde in iciaron su andadura. Concluyo saludando y felicitando sinceramente a ese grupo del «ochomil » . Me tomo la libertad de hacerlo en nombre de siete lustros del montañismo navarro. ANGEL OLORON


No te pido Señor de las alturas vida larga y feliz, de honores llena, sino que me conserves la energia, para que volver pueda día tras día a mis viejos caminos de la nieve" .

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Retorno al pasado En el invierno del año 1971, un reducido grupo de montañeros navarros a los que nos un ía el gran afán de la aventura y de los nuevos horizontes, part íamos hacia las lejanas montañas del HOGGAR en pleno desierto del Sáhara. AIIf ascendimos unos grandes monolitos de roca volcánica nacida de las entrañas de la tierra. El Aukenet, Teoulag, Daouda, Garet el Djenoun ; montañas verticales e impresionantes en las que dejamos la huella de nuestro paso con importantes ascensiones y en donde sentimos el placer secreto y profundo de la búsqueda de nuevos itinerarios. Mezclados en este fantástico mundo, conocimos a los Tuareg «hom bres azules del desierto», con su misteriosa forma de vida. La quietud absoluta de aquel ambiente, caló hasta lo más profundo de nuestro ser, y su visión perdura en nuestra memoria como uno de los mejores y nostálgicos recuerdos. El año 1973 cambiamos el marco de las arenas calientes del desierto, por los eternos hielos del Polo Norte. Un buen grupo de montañeros nos dirigimos a GROENLANDIA. Allf en una pequeña isla desierta llamada Upernivik de la costa occidental, pisamos muchas cimas , cuatro de ellas vírgenes de huella humana y a las que tuvimos el derecho y privilegio de ponerles un nombre, porque éramos los primeros hombres de la tierra que llegaban a ellas. En una dejamos constancia del nombre de nuestra tierra y se llama " Cima Navarra" , al fondo del glaciar Sermeq Qiterdleq. También convivimos con los esquimales, gentes de gran amabilidad, pero que viven un progreso más avanzado del que habíamos imaginado. El fantástico mundo de los icebergs, nace precisamente en aquellos glaciares que vierten toneladas de hielo cada día al mar, en un proceso constante. Recuerdo particularmente el hecho insólito de ver como uno de estos caminantes solitarios, tan grande como nuestra catedral de Pamplona, se dio la vuelta por sí mismo en . medio de un estruendo fantasmagórico, produciendo un gran movimiento en el mar , Durante el verano de 1975 nos encaminamos a los gigantes africanos del Kenia y Kilimanjaro. En ellos sentimos un poco más fuerte el mal de altura, al que necesitábamos aclimatarnos de cara a cotas más altas. Aquel hervidero de gente de raza negra que vive bajo las montañas en Kenia y Tanzania es un mundo bien distinto; multicolor y harapiento que ve en el hombre blanco la explotación en casi todos los aspectos. Muy cerca , en Rwanda, uno de los pa íses más pobres del mundo y en donde no pocos navarros comparten su vida, trabajando en las más elementales labores del campo, y la forma más humana de la convivencia con los demás. Son escenas que quedan grabadas profundamente, porque la vida del montañero no es completa si no es capaz de saber captar ese mundo humano, que vive al pie de las montañas y todo lo que rodea a cada una de ellas.

Mientras tanto ya se había forjado la idea de atacar una montaña de siete mil metros y un buen grupo trabajaba durante años en el proyecto. El año 1976 fuimos al HINDU-KUSH en Afganistán y ascendimos al Shakaur de 7.116 m. Fue una empresa de gran envergadura y un gran triunfo para el montañismo de nuestra tierra. Sin embargo, la alegría intensa de la cima se vio rota tras el accidente que sufrimos en el descenso, en donde perdimos al buen amigo Leandro Arbeloa. Con el corazón destrozado, aún tuvimos que hacer un tremendo esfuerzo por salvar a otro compañero, Gerardo Plaza que quedó gravemente herido. Durante cinco días y al límite de nuestras fuerzas , fuimos descendiendo hacia la vida, con la inestimable ayuda de una expedición de Polacos que acudieron tan pronto como supieron lo que pasaba. La lección de humanidad que rec ibimos, perdurará para siempre en nuestra memoria. Desde aquella blanca cima pegada al cielo, vimos lejano en el horizonte un recorte de montañas. Era el Himalaya; nuestro siguiente paso. Y mientras descendíamos valle abajo, no cesábamos de volver la vista hacia la montaña. Su visión resplandeciente arrancaba lágrimas por Leandro, que dejábamos en un trono tan elevado y sublime. Pero el corazón golpeaba con fuerza porque ya otros sueños , más altos, hablan tomado forma en nuestro interior como nubes en el horizonte de nuestras vidas. Para preparar una exped ición a una montaña de ocho mil metros, se requiere bastante tiempo y un buen equipo de personas que colaboren en el proyecto. Fijamos el año 1979 para tan magno acontecimiento y mientras tanto, los años 77 y 78 los dedicamos de una manera particular a mantenernos en forma organizando dos expedic iones al Perú y una al Hindu-Kush. Fueron ascendidos en la Cordillera Blanca el Huascarán de 6.768 m. y el Chopicalqui de 6.400 m. En el Hindu-Kush , muy cerca del escenario del Shakaur, fue subido el Nosaq de 7.498 m. Lo que da sentido a la vida del montañero, debe ser precisamente esa superación constante. Una vez realizada una empresa, necesita pensar en otra de mayor envergadura , cada vez un escalón más alto. Así vimos que nuestra preparación y nuestro equipo pod ía afrontar una expedición a las montañas más altas de la tierra. A una de las 14 cimas que sobrepasan los ocho mil metros taladrando el azul del cielo. A donde según los tibetanos «ningún pájaro puede volar tan alto» . El fantástico sueño de las montañas del Himalaya resuena en nuestra mente como una sinfonía de detalles perfectos. Una nueva vida nace en nuestro interior. Vamos a vivir la mayor aventura de nuestra vida.


¿QUE BUSCAS ALLA ARRIBA? ¿QUE ENCUENTRAS? « ... ¿Qué busco en la montaña? ¿ Qué encuentro? ¿No sabes?... armonía de luces y colores , y melodías de amor entre las flores y en el pinar sinfon ías del viento. Cantos entre rocas de riachuelos, tintinear del clavo y e~ mosquetón, notas de martillo; ton, ton, ton. Y rápidos rápeles como vuelos. Silencios de peligro en la pared... del cuerpo suspendido en el vacío, el ansia de subir, subir..., la sed de un infínito cieto y de armonía de estrellas que tiemblan y sonríen. ¿Qué encuentro allá arriba? Música y Poesía." CARLOS RE

Preparación Preparar una expedición al Himalaya es una labor muy compleja y desde luego no equiparable a las otras expediciones que hablamos organizado. Al principio una labor callada y burocrática, que dura años, se impone. Reunidos los compañeros dél Grupo de Alta Montaña Navarro, se procede a elegir el equipo de personas que trabaje en este cometido. No es difícil saber quiénes son los que mejor pueden representar esta importante misión, pero hay que hacerlo con visión realista para que sean los mejores. Es tan importante la calidad alpinística de cada uno, como sus cualidades humanas. Ante todo hemos de ser un grupo de amigos que sepamos trabajar hermanados en la misma vocación, con la misma ilusión, con el mismo entusiasmo. Todos deben ser sacrificados, pacientes, voluntariosos, trabajadores. Es importante también poder conjugar la veteranía con la fuerza de la juventud y así el grupo se va componiendo de personas trotadas, con experiencia , y elementos que ponen sab ia nueva en ese desgaste lógico de los años . En este aspecto bien podemos decir que la elección no ha podido ser mejor hecha. Este importante punto, quizá el que más, de cuantos componen la expedición, estaba resuelto un año antes de la partida. Entre tanto un equipo dirigente más reducido había tomado contacto con el Gobierno del Nepal a través de embajadas y ministerios oficiales para obtener los permisos necesarios, extremos de vital importancia. Viajes y montones de cartas para ir adquiriendo los conocimientos necesarios de cara a resolver bien el problema. En principio nuestra mirada se había puesto en el Annapurna de 8.078 m. que más tarde tuvo que ser variada y sustituida por el Dhaulagiri de 8.172 m. Cuando obtuvimos definitivamente el permiso, gracias a unos amigos de Barcelona, nos pusimos en contacto con varios jefes de expediciones que habían estado en el Dhaulag iri , ya que su información era decisiva en nuestros planteamientos de ataque. Antes , hablamos barajado las 14 cimas de más de ocho mi l metros que hay en la Tierra y fuimos descartando una por una las restantes. Algunas se encuentran en el Pakistán , país muy complicado y caro , por el momento, para las expediciones. Otras hablan sido subidas por alpinistas de la península y al final quedaban pocas posibilidades. El Dhaulagiri lleva fama de difícil, quizá uno de los más difíciles del Himalaya, pero nuestro entusiasmo borraba dificultades y allanaba caminos. Relatamos aquí por orden cronológico la conquista de los catorce ochomiles con sus fechas, alturas, país y nombre de los que llegaron a la cima.

M. Herzog, L. Lachenal.

ANNAPURNA (8.078 m)

Francia (3-6-50)

EVEREST (8.848 m)

Inglaterra (29-5-53) E. Hillary, Tensing Norkey.

NANGA PARBAT (8.125 m)

Austria (3-7-53)

Hermann Buhl.

K2 (8.611 m)

Italia (31-7-54)

A. Compagnoni, L. Lacedelli.

CHD-OYU (8.189 m)

Austria (19-10-54)

H. Tichy, S. Jochler, Pasang Dawa Lama.

MALAKU (8.481 m) Francia (11-5-55) KANCH ENJONGA (8.597 m)

J. Couzy, L. Terray.

Inglaterra (25-5-55) G. Band, J. Brown.

LHOTSE (8 .501 m) Suiza (18-5-56)

E. Reiss, F. Luchisinger.

GASHERBRUM (11) Austria (7-7-56) (8.035 m)

F. Moravec, S. Larch, H. Willenpart.

BROAD PEAK (8.047 m)

Austria (9-6-57)

M. Schmuck, F. F. Wintersteller.

HIDDEN PEAK (8.068 m)

U.S.A . (3-7-58)

J. Hauffma, P. Schoening .

DHAULAGIRI (8.172 m)

Suiza (13-5-60)

K. Diemberger, Nagwang Dorje, Erst Forrer, Nima Dorje, Albin Schelbert, Peter Diener.

SHISHA PANGMA (8.013 m)

China (2-5-64)

Hsin King, Tebang Kiun- Yen, Wang Fou-Tcheou , Tchen Sanw, Sodman Doje, Tcheng Tien-Long , Migmar Trashi, Doje, Yonten.

La conquista de cada una de ellas ha supuesto un trozo de historié con carácter propio. Algunas realmente dramáticas, pero que grao cias a la tenacidad del hombre que lucha por superarse, al fin h¡ podido poner sus pies en todos los puntos más altos del planeta


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Recorrido de Pamplona a Nepal.


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es más quien mayor altura alcanza, sino aquel que influido por la belleza circundante, más inten samente siente. MAURICE HERZO G

Estudio geográfico y Climatología La cordillera del Himalaya es un arco montañoso que ciñe por el Norte la penfnsula del Indostán; constituye la cordillera más elevada de la tierra. 14 picos superan los 8.000 metros y más de 60 superan los 7.000 metros de altitud, manteniéndose por lo general a más de 6.000 metros. Tiene una longitud de 2.500 Km. y su máxima anchura es de 250 Km. El eje principal está constituido por las cimas más altas del sistema: Nanga Pargat, Nanga Devi, Dhaulagiri, Annapurna, Everest, Kanchenjonga, etc. Los pasos o desfiladeros son escasos y muy elevados, se alzan a más de 5.000 metros. Este eje está cortado transversalmente de Norte a Sur por lo.s estrechos valles de los rfos Indo y Sutjel en el extremo noroccidental y por el Brahamaputra por la parte nordoriental; no constituye, por consiguiente la divisoria de las aguas que está situada más al norte. Los valles altos del Indo y del Brahamaputra no radican al Norte de esta cadena principal, sino de otra de casi igual longitud, pero no tan alta , situada al norte de ella, denominada Transhimalaya y hoy cordillera de Hedin, reborde de hasta 7.200 metros de altitud de la elevada meseta tibetana (4.500 m.) En el extremo oriental , numerosas ramificaciones del Himalaya separan las regiones de la India propiamente dicha de las regiones cas i impenetrables y desconocidas de la alta Birman ia. En el extremo Noroccidental envía hacia el suroeste numerosas cadenas menos elevadas que la principal, las cuales llegan hasta el mar Arábigo; cadenas que definen por occidente el amplio valle del Indo. Más numerosos, bajos y menos difíciles son los pasos que ponen en comunicación la India por esta parte con los países vecinos. Al sur de la cadena principal , o verdadero Himalaya, corren paralelas a ella dos cadenas conocidas por el nombre de Himalaya Menor, de anchura variable entre 10 y 50 Km. a lo largo del Nepal , con una altitud media de 3.500 metros. Estas cadenas son bien acusadas en la región del Cachemira. Gran parte de la cadena permanece cubierta de nieve todo el año , los glaciares son numerosos y de gran área . La cordillera del Himalaya constituye por su altura y continuidad un muro que se opone al paso de los vientos marítimos del Sur o monzones, cargados de humedad; pero ésta no se distribuye con uniformidad en todo el frente de la cordillera. Nepal es un reyno de 140.000 Km 2 situado al norte de la India. Entre los límites de su frontera están asentadas 8 cimas de las 14 que existen en la tierra superando la cota de los ocho mil metros. Es por tanto el país más montañoso del mundo. Tiene en su interior 14 millones de habitantes. La capital es Kathmandu con 250.000 almas. La lengua oficial es el nepalí, pero hay una treintena de dialectos originales de los diferentes valles. No obstante el inglés es

una lengua muy extendida por todo el Nepa!. Es al mismo tiempo el país más elevado del mundo junto con el Tibet. Tiene unos 700 Km. de largo por 200 Km. de ancho.

Climatología Uno de los factores más importantes del éxito en las grandes cumbres Himalayas, es el condicionar el período de la expedición al régimen climático de estas zonas. El clima del Himalaya es primordialmente rítmico, deb ido a la influencia del monzón de invierno que abarca de Noviembre a Febrero. Es el terror de los alpinistas, porque trae consigo de forma inexorable el mal tiempo. Cualquiera que sea su com ienzo, el régimen del monzón se establece muy deprisa y las precipitaciones se extienden con abundancia por todas las zonas. Por encima de los 5.000 metros, las lluvias del monzón se transforman en nieve. La temperatura no es baja y de esta forma, la nieve se adhiere hasta en las superficies más inclinadas, produciendo acumulaciones excesivas, que por una elevación momentánea de la temperatura provocan grandiosos aludes. La alta Montaña es entonces prácticamente inaccesible. Hacia el 15 de Septiembre, cuya fecha puede var iar de un año a otro, las nubes se desgarran; el otoño himalayo sucede al imposible Verano. En algunos días, las condiciones de la alta montaña, sobre todo en las vertientes sur, vuelven a ser excelentes; cielo azul, pendientes de nieve sólida y falta de hielo, salvo en los desniveles abruptos. Algunas expediciones han intentado aprovechar estas buenas condiciones, pero el otoño del Himalaya es corto. A mediados de Octubre se establece el régimen del monzón de invierno. La temperatura media baja rápidamente, los vientos secos y fríos del Tibet soplan cada día con más violencia y sus efectos son duplicados por la altitud. Por eso la mayor parte de las grandes expediciones escoge la primavera. En esta época la sequedad del aire que reina sobre estas regiones es apenas interrump ida por algunas nevadas que pueden ocasionar dificultades en el transporte del equipo en los altos valles y enla instalación de los campos inferiores. Pero en esta época, la duración de los días aumenta, la temperatura sube, la nieve incluso fresca se asienta rápidamente y el viento se suaviza sensiblemente. El mejor conjunto de estas condiciones es la primera quincena de Mayo y todo debe estar dispuesto para que en estas fechas sean realizados los ataques a las cimas. A partir del 20 de Mayo, el monzón de verano puede desencadenarse y sus consecuencias suelen ser brutales. Algunos años también este cálculo falla y algunas expediciones bien preparadas tienen que retirarse sin ver cumplido su objetivo.


El Ohaulagiri es denominado comúnmente como «la montaña de las tormentas" . porque casi siempre está rodeado de un viento fortísimo.


" El impos ible no existe. Donde hay una voluntad, hay un cemino» MUMMERY

Financiación y partida Durante tres años habíamos trabajado para reunir los conocimientos suficientes y el equipo humano de expedicionarios, así como la obtención de los permisos. Sabíamos al dedillo toda la estrategia del ataque, los alimentos que debíamos llevar, sus cantidades, el equipo, las tiendas , las cuerdas y el oxígeno. Por equipos de trabajo teníamos repartidas las diferentes materias y cada uno era responsable de algo en concreto. Sin este trabajo continuo y asfixiante seria imposible sacarlo adelante; y uno de los motivos para mantenernos unidos y estudiar nuestros propios fallos . Todos los minutos fuera del trabajo cotidiano y algunos de dentro del mismo, eran empleados en hacer gest iones , cálculos, cartas, llamadas telefónicas, etc. Tampoco hay que descuidar la forma física y los días de fiesta se emplean en escalar y-subir montañas. Siempre que se puede, y para coger fondo , también se practican otros deportes. Otros aspectos como el médico, fotográfico , cinematográfico , administrat ivo, etc. , ocupan nuestra atención. Porque hemos de pensar que nosotros mismos lo llevamos todo . Desde la pr imera gestión en el Palacio de Navarra para la obtención de fondos, hasta el contacto personal con un conservero de garbanzos de la Ribera, que comeremos en el Campo 11. Nuestro deporte es así y tenemos que aclimatarnos a las labores más insospechadas. Lo cierto es que fuimos atendidos, ya que de otra manera no hubiéramos podido realizar la ascens ión , pero no sabe nadie la cantidad de patadas , viajes, esperas en antesalas de despacho; horas y horas a cientos, empleadas con el mismo fin . Lo nuestro deberla ser subir montañas y sin embargo gran parte del t iempo lo tenemos que gastar en estas labores burocráticas. No obstante , la atención que nos dispensan en organismos oficiales, en empresas de alimentación , de vestido, de equipos de montaña, de medicinas, y de materiales más diversos, es digna de elogio y no se puede expresar con palabras nuestro agradecimiento. Básicamente la decis ión de ponernos en marcha la pudimos tomar gracias a las aportaciones de tres organ ismos: Caja de Ahorros de Navarra, Excma. Diputación Foral de Navarra y Federación Española de Montañismo. Con todo no fue suf ic iente porque el presu puesto se acercaba a los 10 millones de pesetas y hubo que habilitar créditos personales para salir de casa con el dinero necesario. Con todo este 'montó n de cosas, a medida que se va acercando el momento de la partida, los trabajos se agolpan alarmantemente. Ya no somos capaces nosotros solos de sacar adelante el inmenso trabajo de embalar todo en los 250 bidones y pedimos ayuda a

otros montañeros. La Expedición hace participar a muchas personas que quedan en el anonimato y que contribuyen sin lugar a dudas en el éxito. El ambiente cálido y popular en que nos vemos envueltos nos empuja a trabajar sin descanso. En nuestro cuartel general del Errotazar, en la Rochapea, las luces están encendidas hasta altas horas de la madrugada. Unas hormigas trabajan para llegar a tiempo de enviarlo todo a la India en el primer barco de Diciembre. Hay fechas que son importantes para la expedición y una de ellas fue la salida de los 7.000 Kg. que componen nuestro bagaje , desde el puerto de Barcelona por via marítima rumbo a Bombay. A mitades de Enero parte Gerardo Plaza, el primer exped ic ionario que tenía la misión de hacer los trámites en la aduana de Bombay y consegu ir que continuara viaje la mercancía por toda la Ind ia hasta el Nepal. Poco nos podíamos imaginar que un retraso de 60 días en este barco y numerosos contratiempos habrían de sucederse; estando a punto de hacernos fracasar la expedición sin poderla comenzar en Nepal. Las fechas pasaban rápido y por fin llegó el día de la part ida. El 8 de Marzo nos dimos cita por la tarde en el Ayuntam iento de Pamplona en donde nos vimos rodeados de una gran multitud que hab ía acudido a despedirnos. Es un momento de franca emoción para nosotros que no estamos acostumbrados a este tipo de manifestaciones. Después de la corta estancia con los conceja les y los period istas que nos hacen preguntas, hay un pequeño brindis con vino de la tierra y nos es impuesto el pañuelo de San Fermín, que la mayoría llevaremos al cuello durante toda la expedición. Luego en la calle, un poco avergonzados, con el rostro sonriente, las lágrimas escondidas y con el corazón dando brincos dentro del pecho, decíamos adiós a fam iliares y amigos que habían venido en masa a desearnos suerte en ese lejano objetivo de escalar una de las montañas más altas de la Tierra , allá en el Himalaya. Nuestro viaje comienza primero en autobús con el que atravesamos parte de Europa. En Amsterdan tomamos un avión que tras varias escalas nos lleva hasta el centro del continente asiático. Sobrevolamos parte de la India que vemos llena de viviendas sobre una tierra completamente llana . Más tarde , el terreno camb ia de aspecto arrugándose en co linas llenas de vegetación y aparecen como telón de tondo las grandes y blancas montañas del Himalaya. Al sol tímido del atardecer, vamos descendiendo sobre una ciuda d tostada por los últimos rayos. Poco más tarde aterrizamos en e aeropuerto de Kathmandú .


1-

Durante mucho tiempo clasificamos los alimentos y el material.

2 - Al final todo queda metido en cubos, cajas y petates.

3 - En el Ayuntamiento somos despedido s por la Corporaci贸n en nombre de la Ciudad. 4-

2

Desde el autob煤s decimos adi贸s a familiares y amigos.


«Los que corren no saben nada de la vida, están tocos» JULIO VILLA

Kathmandú, capital del Nepal Los trámites de la aduana se complican porque entre nuestro equipaje aparecen unas latas de carne en cuya etiqueta hay una vaca con cuernos y todo. Resulta que aquí las vacas son sagradas y esto es un sacrilegio para ellos . Nosotros, con santa paciencia, tratamos de explicarle al aduanero que se trata de un animal especial que existe en nuestra tierra, que tiene lana y dice beeee..: y todos al unisono haciendo de ovejas, hasta que al final, más bien por aburrimiento, nos dejan pasar no sin antes confiscar los radioteléfonos que necesitan un permiso especial. En dos taxis y una furgoneta nos' vamos al centro de la ciudad y nos instalamos en el Hotel Panorama que es de mediana categorla. Estamos a 12 de Marzo y hoy empiezan los trabajos definitivos para la consecución de los permisos y diversos trámites. Vamos a la agencia Mountain Travel que es a quien hablamos encomendado nuestros asuntos en Nepal y com ienza la lenta carrera burocrática. Tomamos contacto por telex con Gerardo que está en Bombay y las noticias son alarmantes. Al gran retraso del barco hay que sumar un incendio en el muelle en donde estaba descargando, con lo que el barco ha tenido que hacerse a la mar. Han prometido descargarlo en un par de días, pero queda todo el transporte por la India que suele ser muy complicado y empezamos a temer seriamente nuestra continuidad. En nuestras visitas por los diversos ministerios nos vamos tropezando con otros alpinistas de diferentes paises que arreglan sus papeles para sus objetivos. Esta es la meca del gran alpinismo y vemos algunas personas de renombre internacional. Casi todos tienen problemas con su material que no llega o que no pueden sacar de la aduana, ya que se necesita para todo montañas de papeles. Es curioso cómo funciona todo y es casi imprescindible disponer de una máquina de escribir y muchos folios en blanco con membrete de la Federación para hacer in situ el papel solicitado. Todos los retrasos nos hacen temblar porque el buen tiempo en la montaña tiene un límite inexorable. Nos hemos juntado con cuatro catalanes que van a compartir con nosotros la expedición y todos juntos continuamos los trámites. Pagamos los seguros para el Oficial de Enlace y los sherpas. Nuestra agencia nos presenta a Sonam Girmi, nuestro sirdar o jefe de sherpas. Es un hombre de mucha experiencia porque ha participado en 23 expediciones, dos de ellas al Dhaulagiri. A primera vista nos parece un hombre serio. Lleva cartera de mano pero no sabe leer ni escribir; luego veremos que es un hombre fantástico. Esta misma tarde nos presentan a los demás sherpas: Ang Rita, Ang Nima, Lhakpa Dorje y Kami Nuru . El cocinero es Tensing y su ayudante Hari Shanquer. También los dos correos, Son Temba y

Dhane Tamang. Hacemos su seguro por un total de 750.000 rupias y es curioso porque en los papeles están las fotografías de los beneficiarios en caso de accidente y así podemos conocer a sus mujeres. Son todos de origen sherpa que es una raza que vive en aldeas y pequeños pueblos al pie del Everest, constituyendo una etnia privilegiada por su fortaleza e inteligencia. Durante varios días deambulamos por varios ministerios para tener todo en regla . Algunas gestiones duran una semana y hay que tener sobredosis de paciencia en todas partes. Nuestro temperamento nervioso contrasta con la pasividad de esta gente que no se mueve por nada. Algunos despachos son tenebrosos como el del Ministerio de Comunicaciones en el que las mesas se sostienen sobre ladrillos que sustituyen las patas rotas. Los armarios tienen unos candados enormes y los papeles de trámite llenos de polvo, forman montañas sobre el suelo. Nos presentan al Oficial de Enlace que se llama Kamal Bhandari. Es joven y tiene cierta afición a la montaña. Estuvo con los manresanos en el Makalu. Tanto a él como a los sherpas los tenemos que equipar con material personal que se compone de dos mudas, dos camisetas, pantalón , dos pares de medias, botas sencillas, botas dobles, jersey, chaleco de pluma, plumlfero, patucos, gorro, gafas, manoplas, guantes, dos sacos de dormir, piolet, crampones, mochila, saco petate , etc.

El más difícil de todos los trámites es el de los radio-teléfonos. Tienen un miedo horrible de que las expediciones se comuniquen con el exterior antes que ellos sepan las noticias y el control es riguroso. De cualquier forma, tampoco tienen un técnico que entienda de potencias y se tienen que fiar de nosotros. En nuestra declaración de 14 copias habíamos consignado que la potencia de los aparatos es de 5 W. a lo que nos dijeron que era demasiada y que no autorizaban su importación temporal. Todo quedó resuelto al decirles que era graduable y que los pondríamos a sólo 3 W.

El cambio del dinero lo vamos realizando simultáneamente en el Banco para tener algunos cambios oficiales con justificante, y en el Mercado negro con lo que obtenemos un notable beneficio. Entre papeles y trámites también tenemos ocasión de ir conociendo la vida de esta gente que circula a borbotones por las estrechas callejuelas de Kathmandú. 1 - En Kathmandu nos introducimos en un mundo bien diferente al nuestro. 2 - Maternidad en plena calle. 3 - Primitivo molino que sigue funcionando. 4 - Uno de los sistemas de carga para transportar bultos.




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5 - La puerta de un templo a donde acuden a rezar los nepaleses.

6 - El elefante, un legendario sistema de transporte. 7- En Kathmandu y sus alrededores viven mu chos Tibetan os refugiados.

8 - Trabajo de cerámi ca. 9 - Los molinillos de oración que rezan al ser girados. 10- Las niñas aprenden pronto el cuid ado de sus hermanos más pequeños.

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11 - Estos niĂąos apenas conocen los juguete s. 12 - La representaciĂłn de los dioses se ve plasmada de diferentes maneras. 13 - En cualquier parte hay bellos tallados de madera. 14 - Algunos sĂ­mbolos religiosos son muy sencillos y se encuentran en plena calle.



«La sabiduría está en la flor de Loto".

El país de los templos Nos echamos a la calle con las primeras luces de la mañana. La noche fresca de los 1.400 metros de altitud ha barrido los olores penetrantes acumulados en el dla anterior por todas partes. Los nepaleses son amigos de madrugar y al poco rato todo es un hervidero de gentes que van y vienen transportando cosas. La mayorfa acuden de las afueras cargados con verduras, leña y los más diversos materiales. El ruido angustioso de los timbres de las bicicletas y los claxon de los coches se entremezclan con el griterfo de la gente que acude al mercado. Algunos turistas inician sus compras con el inseparable regateo. ¡Sahib, sahib! (Señor, señor) ¡rickshaw, rickshaw! Los rickshaws son una especie de triciclos que circulan a montones a modo de pequeños taxis para una o dos personas. El conductor de pies descalzos pedalea sudoroso bajo un sol que empieza a ser justiciero, y por unas pocas rupias lleva al viajero de una punta a otra de la ciudad. Las vacas sagradas pasean con parsimonia entre el gentfo multicolor sin que sean molestadas. Alguna no obstante recibe un palazo que otro del tendero, al que ha tenido la osad fa de .ir a comerse las verduras. Un enorme elefante camina por la calle y espera paciente el cambio del semáforo que regula el tráfico en la zona más moderna de la ciudad. En esta parte, algunas tiendas de refinada elegancia reciben un turismo más selecto, que se aloja en hoteles de lujo en donde hay toda clase de comodidades. A la hora de comer uno puede elegir, desde los pequeños chiringuitos llenos de mugre y humo en donde una ración de arroz con un plato de carne puede costar 4 rupias (24 Ptas.) hasta el más caro restaurante en el que serán servidos suculentos y remotos manjares a precios desorbitados. Todo es posible en Kathmandu. Lo mejor son los pequeños restaurantes chinos en donde hay variedad de platos a precios normales. Por la tarde el agobio del mercado disminuye y la vida de los templos cobra sentido. Todo el mundo está influenciado por la religión, que es el denominador común de la labor cotidiana. Los rezos y ofrendas a los dioses son constantemente practicados sin el menor disimulo en todas partes y circunstancias. La ciudad entera es un inmenso templo salpicado de estupas, pagodas, santuarios, monasterios, etc., al que acuden a ofrecer sus alimentos, flores y aromáticas hierbas, en una procesión interminable de personas de toda casta social. El constante tañir de las campanas se mezcla con el chirrido de los molinillos de oración que son movidos por los fieles y el intenso olor a sándalo e incienso esparce sus aromas penetrantes en los cerrados recintos a los que nos es vedada la entrada. Los diferentes

dioses de figuras fantasmagóricas relucen su metal por el brillo de las velas y por las millares de manos que tocan sus formas en demanda de protección. Pequeños y grandes, ricos y pobres, circulan durante varias horas musitando oraciones.

Se va haciendo de noche y la luz de los cirios encendidos van dando un aspecto de lejanfa ancestral a estos lugares en donde el silencio comienza a reinar, interrumpido solamente por los sones de unas pequeñas orquestas de organillo, chundas y timbales al que acompaña el coro de voces jóvenes y viejas musitando letanías y canciones religiosas. Alrededor de ellas y sentados en el suelo con las piernas cruzadas al estilo oriental, varios hippies fuman tranquilamente su droga transpasando su vida a otros mundos que se pierden en el túnel del tiempo.

La religión oficial del nepal es el Hinduísmo pero toda la parte norte del pafs practica el Budhismo. Todos tienen un amplio margen de tolerancia y sus creencias se ven entremezcladas sin ninguna complicación aparente. La arquitectura de los templos y pagodas son un auténtico museo de escultura en madera, que están dedicados a los dioses y diosas más diversos. El eje de todos es Shiva que se ve representado de las más diversas formas.

Una de las religiones más antiguas y originaria del Tibet es el Bon, que comprendía sacrificios humanos y que posee una iconograffa muy similar a la budhista.

Entre los dioses más significativos está Bhairava (Dios del mal), la diosa Annapurna (de la abundancia), Yoni, símbolo de la feminidad, Lingam, símbolo de la potencia. Shiva se ve representado frecuentemente en forma de animales; Nandi es el toro sagrado y el dios Ganesh en forma de elefante. Ghairaya es el dios de la muerte.

Para mejor conocer los alrededores de Kathmandu, en donde hay templos y monasterios importantes, hemos alquilado bicicletas y nos vamos de excursión a la vez que hacemos un poco de deporte.

Swayambhunath es la más vieja estupa del valle, fundada poco después del nacimiento de Budha. Es un lugar de peregrinaje muy venerado sobre una pequeña colina. En el interior del santuario se guardan las cenizas y reliquias de los buddhas, mientras los lamas con la cabeza rapada y sus túnicas de color granate, leen en voz alta los manuscritos celosamente guardados durante cientos de 15 - Las puertas de los templos son defendidas por representaciones de animales. 16 - También algunos Dioses tienen forma de animales. 17 - Esta niña se ha teñido el pelo con el polvo de los Dioses. 18 - Durbar Square de Patan, uno de los lugares más interesantes.



años. En la atmósfera flotan aromas silenciosos en tanto que los numerosos ojos de mirada penetrante, vig ilan nuestros movimientos de dentro del templo al que hemos pod ido acceder tras dejar el calzado a la puerta. Un paseo entre arrozales y campos de avena que rodean la vasta llanura de las afueras de Kathmandu, nos conduce a Patan , una bella ciudad cuajada de monumentos y estupas asentadas primordialmente en sus dos plazas principales. Hoyes una fiesta especial y todos los chavales se dedican a un extraño juego. Llenan unos pequeños globos con agua y colorante dentro, y se organ izan batallas campales en plena calle. También se pintan la cara con polvos tintados de intensos colores; rojo , azul , negro, blanco , de los que nosotros quedamos tibios al querer participar en su juego. Un poco más alejado, la ciudad de Bhadgaon antigua capital del Nepal nos vuelve a enseñar en su cerrado recinto, los más bellos monumentos: la estupa más alta del nepal con cinco pisos y una escalinata de acceso con elefantes y leones de piedra; la plaza principal Darbar Square, el palacio de las 55 ventanas, la estatua de oro del rey Malla Bhupatindra , la puerta del león, la puerta de oro, el templo de la diosa Batsala, el templo de Pashupati, el templo a Bhairava (el dios de la destrucción), etc. En sus calles, las primeras mieses recogidas por este pueblo eminentemente agrícola, posan al sol para secarlas antes de iniciar la trilla que se hace por proced imientos muy rud imentarios.

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Pedaleando nos vamos en esta circunvalación del valle con este recorrido religioso-cultural a través de un día magn ífico e inolvidable. A orillas del río Bagmati se asienta Pashupatinalh con su templo dedicado a Shiva y su legión de monos que piruetean por todas partes. Lugar sagrado de peregrinación y purificación. En las frías aguas que provienen de las montañas, baja la sabia limpieza de los dioses. Metidos hasta la rodilla, hombres y mujeres sem idesnudos lavan su cuerpo y sus ropas para quedarse libres de toda inmundicia. Sobre unas hojas colocan velas encendidas que navegan sigilosas hacia el río sagrado, el Ganges , al que van a parar casi todos estos ríos del Himalaya. Sobre un pequeño altar, al borde del agua, unos restos humanos se queman y su humo sube hacia el cielo. Luego echarán las cenizas al río para que vayan con la corriente en su última purificación. Es curioso que los familiares del difunto no muestren su tristeza con lloros y lamentos como hacemos los occidentales. Está claro que su fé es superior a la nuestra y su aceptación de la muerte va más allá que nuestra idea de concebir las cosas. Las incineraciones son aquí frecuentes y muchas personas que sienten cercano el fin de su vida, vienen a pasar los últimos días en este monasterio, dándonos así una lección sobrecogedora sobre la vida y la muerte. Las laderas del 20


19-Rez os y ofrendas a los dioses. 20-Aleros y soportes con bellos tallados en madera. 21- Las figuras sobre elefantes repr esentan el máximo poderio, reservado a los reyes .

22 - Pashupatinalh con el rto Bagmati, lugar de purificación.

monte cercano están salpicadas de pequeños monumentos entre los que hay montones dedicados al «falo», como uno de los fundamentos pr imordiales de la vida . No muy lejos de aquí encontramos la gran estupa de Boudhanath de cuya cúpula penden miles de banderas orantes que desgranan sus oraciones al viento . En el pequeño recinto de orac ión, los lamas to can sus trompetas disonantes acompañados del rítmico tam , tam ; y un enorme molino de plegarias, gira sin parar manejado por un río incesante de personas. Todos adoran al buda con una veneración que raya en el fanatismo y practican una religión de las más sabias, hermosas y profundas que existen en el mundo. Este viejo santuario acoge a refugiados tibetanos que vemos con sus rasgos inconfundibles. Entre los peregrinos hay unas caras conocidas de varias personas que acuden a saludarnos. Son nuestros sherpas que han venido a invocar a sus dioses antes de comenzar la gran aventura del Dhaulagiri.

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23- Templo Krishna Nandir en Peten, de origen hindĂş .

24- El viejo caminante nos deleita con su violin ancestral.

25- NiĂąa nepalesa.


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26- La gran estupa de Boudh anath de cuya c煤pul a penden las banderas orantes.

27- Estatua de Patan. 28- Este gorro de lana nos hace pen sar en la influencia de las expedici ones. 29- Rinc贸n de una casa en Patan.

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" Las puertas de la montaña me abren una vida nueva , que no tendrá fin para mi, sino en la cumbre de aquel monte del que no se vuelve nunca...» RUSKIN

Los sherpas, una raza En el norte del Nepal y al pie del Everest (la diosa madre de la Tierra), junto a las últimas ramificaciones del glaciar Kumbu , está Mamche Bazar . Es la ciudad de los sherpas; una raza de personas que viven en las faldas de las montañas más altas de la Tierra. Desde las pr imeras exploraciones al Everest, aquellos pioneros del Himalaya comenzaron a solicitar los servicios de los sherpas ya que al vivir en alturas superiores a los 3.500 metros tienen una predisposición para aclimatarse, muy superior a lo normal. Su composición de glóbulos rojos en la sangre es adaptada por herencia con una cantidad más alta y como al poco tiempo de nacer su vida se convierte en un continuo camino de carga, parece que son unos seres espec ialmente diseñados para esta labor. La posición de privilegio que obtienen ante el resto de los nepaleses y su constante afán de superación, les han hecho convertirse en verdaderos especialistas y por supuesto imprescind ibles en toda expedición que vaya al Himalaya. Hay una mezcla de profesionalismo en su cometido con un cierto espíritu deportivo y sobre todo un gran pundonor por no defraudar el buen nombre de su raza. Ocurre a veces, según hemos podido leer en las conclusiones de ciertas expediciones , que no han funcionado a su gusto y esto nos había inv itado a un estudio profundo del tema altamente interesante para nosotros. Después de realizada la expedición hemos podido sacar unas conclusiones muy jugosas. A nosotros nos han dado un resultado excelente, mezclándose la suerte de habernos tocado unas personas excepcionales , con el de haber sabido tratarlos ganándonos su con fianza . Quizá lo más importante es haber tenido un buen sirdar (jefe de sherpas), en nuestro caso Sonam que era una persona muy competente, con autoridad, enérgico y con gran influencia moral sobre sus sherpas. También muy hábil para tratar a la ingente masa de coolies (porteadores). Pero es muy significativo , que al término de la expedición y en los discursos de rigor en la celebración del éxito de la cumbre, nos dijera: «Esta es la expedición en la que más a gusto nos hemos sentido de cuantas hemos participado.» Y al preguntarle el fundamento de este resultado nos dijo: «Porque a la hora de trabajar hemos visto que habéis trabajado con nosotros y porque nos hemos sentado a la misma mesa compartiendo los mismos alirnentos.» Esto nos hace llegar a la conclusión terminante de que si se les trata como a personas humanas, compartiendo alegrías y sufrimientos, dan un resultado magnífico que unos y otros recordaremos con agrado. Estadisticamente, la población sherpa está considerada en unas 7.000 personas, que viven en alturas entre los 2.500 y 4.000 m. teniendo cultivos y pastos hasta los 5.000 metros. Están perfectamente familiarizados con el ambiente hostil de la alta montaña, a

donde el resto de nepaleses procuran no llegar porque no están adaptados. Es bastante frecuente ver caravanas de sherpas atravesando los altos pasos del Himalaya por collados de 5.700 metros para hacer contrabando con el Tibet. Van cargados con 50 Kg. durante varios días y con nieve hasta la cintura. Esto, que ya hablamos leído, nos lo han confirmado nuestros propios sherpas . Casi todos forman familias del estilo tradicional monogámico, pero hay algunos casos curiosos, cuyo origen es tibetano , por el que dos hombres están casados con una sola mujer. También ex iste el caso contrario de que un mismo hombre tiene dos o más mujeres. Es un pueblo bastante cerrado y procuran no mezclarse demasiado con otras razas. Los sherpas casi siempre se casan con sherpanis que dicho sea de paso son por lo general muy guapas , y tienen la sonrisa a flor de lab ios . Nosotros tuvimos siempre con nuestras sherpanis, dos bellas mozas, cuya mirada tímida y asustadiza nos hacía una gracia especial. Por otro lado, tampoco son alarmantes las consecuencias de la infidelidad conyugal. Son tolerantes y un adulterio se puede zanjar con una multa de «tchanq » (bebida alcohólica), con el que todos terminarán borrachos. Su alimentación primordial consiste en el «tsarnpa», que es una harina de cebada o maíz que cuecen a modo de papilla y comen con los dedos mezclando una salsa picante que llaman «chill » , También consumen grandes cantidades de arroz que cocinan solo o con verduras y mezclan con «chill». Acompañando a esto comen el «chapati» que es una torta hecha con harina y que sustituye a nuestro clásico pan. De vez en cuando comen una «cu cara- (gallina) o algún trozo de carne de búfalo. Como bebida suelen emplear el «jar» (cerveza de mijo) y sobre todo el té que toman en grandes cantidades solo o mezclado con leche y azúcar. Esta bebida se toma en cualquier lugar y circunstancia. Cualquier motivo es bueno para tomar un té . Excepcionalmente, en fiesta o como estimulante en las grandes marchas, toman el «tchanq» o también otra bebida muy fuerte «takshl l» hecha con alcohol de arroz.

30 - Molino de cereales de rudimentario funcionamiento.



3 1- Tejiendo alfombras.

32 - Con su hermanito a cuestas. 33 - Restaurante tibetano. 34 - Tallado de divinidades, en piedra.

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35 - Acceso a un templo en Kathmand煤.

36 - Construyendo tiestos. 37 - La multiplicidad de manos indica movimiento.

38 - Purificaci贸n en el r铆o sagrado. 39 - Curioso personaje que dedica su vida a la contemplaci贸n.

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«Llegar al más allá de todo»

J. VILLAR

Rumbo a Pokhara Los trámites han terminado en Kathmandú cuando el ministro de Turismo nos ha entregado un pergamino escrito en inglés y sánscrito en que consta nuestra autorización para escalar el Dhaulagiri por el Espolón N.E. Era el último y más codiciado papel para ponernos en marcha. En un pequeño autobús, en el que vamos expedicionarios y sherpas, recorremos los 180 Km. que nos separan de Pokhara. Allí nos instalamos en un hotel mientras esperamos la llegada de Gerardo con los camiones y nuestras cinco cajas. Prevemos que el día 24 de Marzo nos podremos poner en marcha y enviamos emisarios por los pueblos de la comarca solicitando 250 coolies que quieran acompañarnos en la marcha de aproximación a la montaña. Dos días antes a la fecha de la partida, recibimos con júbilo la llegada de nuestro material que ha atravesado la India y la frontera con Nepal en un tiempo récord. Ha sido preciso sobornar todos los puestos de policía del cam ino . Todo ha ido bien con las propinas y un aval extendido por la embajada española en Nueva Delhi bajo el compromiso de que las cajas no sean abiertas en el trayecto . Estamos muy contentos de la ayuda oficial que hemos recibido ya que de otra manera este material no estada aquí, y la expedición se habría ido al traste.

1I0s diarios. Todo esto está reglamentado por el gobierno de Nepal así como los jornales de los sherpas. No obstante tenemos miedo que se produzcan las clás icas huelgas que sufren todas las expediciones, sobre todo cuando hayamos llegado al pie de los glaciares en donde la naturaleza no ofrece hospitalidad. Mientras vayamos pasando por poblados y aldeas en donde podrán comprarse alimentos y guarecerse bajo techo, la armonía reinará ya que además les regalaremos algunas cosas y les atenderemos en sus dolencias por medio de nuestros médicos. Elegimos bien a la gente y si vemos alguno que no nos ofrece garantias por su aspecto, lo desechamos ya que el trabajo ha de ser duro y continuado.

Ahora todo es actividad. En una explanada del hotel extendemos todos los bultos y reorganizamos las cajas . Casi todo viene embalado en bidones de cartón duro con un cierre por la parte de arriba. También hay algunos petates y cajas cuadradas. En total más de 7.000 Kg. de peso. Repartimos los equipos de los sherpas y dividimos toda la expedición en dos partes que sevan a llevar un día de diferencia. De esta manera será más fácil gobernarlos. El día 24 por la mañana, una larga hilera de personas, semidesnudos y la mayoría descalzos, se apiñan en demanda de trabajo. En pleno campo, sobre una caja que hace las veces de mesa y con una libreta de grandes proporciones, vamos tomando nota del número de bultos que ent regamos a cada uno, un adelanto de 30 rupias y su firma consistente en la huella de su dedo índice. Ellos, lo menos piensan que han firmado su sentencia de muerte con aquel acto, pero no saben que a nosotros nos sería imposible distinguir una posible anomalía. Todos llevan colgado al cuello un número que se corresponde con el de su carga que pesa entre 25 y 30 Kg. Por ello percibirán 21 rupias al dfa (126 Ptas.) y las marchas serán de 6 a 8 horas, durante 15 días en que hemos de recorrer unos 200 Km. Algunos han cogido dos cargas para ganar el doble y nosotros dudamos si van a aguantar tanto tiempo con los pies descalzos. Aparte de las rupias, también les tenemos que suministrar 3 cigarri-

40 - En un autobús hacemos el viaje hasta Pokhara con nuestros sherpas. 41 - Recibimos con júbilo la llegada de nuestras cajas que vienen desde Bombay.

42 - La larga fila de porte adores se apiña para ser contratados. 43 - Estampan su huella dactilar para este contrato de trabajo.


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«Caminante no hay camino, se hace camino al andar." A. MACHADO

El pequeño ejército en marcha La aventura que nos disponemos a vivir constituye de por sí misma una gran empresa que bien podría justificar un viaje a Nepal. El Dhaulagiri está alejado de la civilización y es preciso recorrer a pie valles y torrentes,. durante muchas jornadas, para llegar hasta su base. Por fin , después de algunas pequeñas broncas entre los porteadores, nos ponemos en marcha. Hay varias personas que se han quedado sin trabajo y que se tienen que marchar de vacío. Nosotros vamos ligeros de carga . En nuestra mochila llevamos algunas cosas personales, la cámara fotográfica y el saco de dormir. El dinero para pagar constituye un grave problema. Como necesitamos billetes de una, cinco y diez rupias, hacen un bulto de dos sacos llenos de dinero y como esto es delicado, lo repartimos entre nosotros que tenemos la mochila con varios paquetes de rupias . El tabaco también lo tenemos camuflado para evitar sorpresas. Casi todos nos hemos comprado un paraguas para protegernos del sol que a medio día ronda los 45 grados de calor. Nos vamos alejando lentamente de Pokhara, procurando que no se nos despiste ningún porteador. Todas las cargas son de color rojo y podemos controlarlos bastante bien . En el camino vemos mujeres que tejen bellas alfombras en toscos telares y los niños nos piden paisas (una rupia vale 100 paisas) . En un solo día de camino nos hemos alejado de lo que podríamos llamar civilización. Hemos atravesado una inmensa llanura de arrozales y a los lados la exuberante vegetación tropical ganaba altura por las colinas circundantes. Acampamos en Suiket en el lecho de un río seco. Al atardecer nuestros porteadores se reúnen en corros alrededor de sus hogueras y hacen sus comidas. Luego todo se torna silencio y cada uno se acurruca en su rincón para dormir bajo un cielo lleno de estrellas . El segundo día de marcha comienza más temprano que lo habitual. Una fuerte pendiente nos eleva hacia una larga cresta y han comenzado antes para no ser castigados por el sol de la mañana. A medida que ganamos altura, aparece al fondo la silueta inconfundible del Machapuchare (cola de pez), una esbelta cima que está adelantada del gran macizo de los Annapurnas. Vamos pasando por pequeños poblados que se alternan con cultivos de tr igo, cebada y mijo. Hay plátanos y otras pequeñas frutas tropicales. Los niños corren a nuestro encuentro con gran jolgorio, y un ejército de moscas alrededor. Atravesamos un torrente con aguas bastante limpias y aprovechamos para lavarnos bien . Antes que beber , tomamos la precaución de poner un par de gotas de lejía por cada litro de agua. Sabe mal, pero no cogeremos algunas enfermedades. Por la tarde llegamos a un alto collado de 1.700 metros, en donde el

pequeño pueblo de Bhaudaure es la culminación de la etapa de hoy. Nuestra aclimatación ha comenzado, ya que cuando partimos en Pokahara la altura era de 900 metros. El maestro del pueblo se empeña en invitarnos a comer, pero no podemos pasar los alimentos, de olor y gusto penetrantes. Nuestro cocinero prepara la comida principal del día que comemos al aire libre. Hemos acampado en la misma explanada de la escuela, en donde los niños reciben clase, y tenemos los bultos tapados con las lonas para que no nos desaparezca nada. Los sherpas son como nuestra guardia personal y duermen alrededor de las cajas. Hace un poco de frescoI y para nosotros hemos montado algunas tiendas .

Habíamos quedado en comunicarnos los dos grupos al atardecer' con los radio-teléfonos, pero esto no va a ser posible en los doce días que va a durar la marcha hasta el pie del glaciar, porque el terreno que andamos cada día, está lleno de altibajos con profundos valles y montañas con vegetación. Cada día andamos unas ocho horas , pero los porteadores acostumbran a hacer frecuentes paradas para descansar. La tónica es generalmente la misma ya que el terreno que pasamos está bastante poblado. En las pequeñas casas del camino ellos van comprando algunos alimentos. Varias veces tenemos que cruzar ríos por puentes colgantes fabri· cados con sirgas de acero y maderas, y esto nos trae a la memoria el recuerdo de Edmund Hillary conquistador del Everest. Este hombre, después de su ascensión al techo del mundo, se quedó a vivir con los nepaleses y ha dedicado parte de su tiempo a la construcción de este tipo de puentes que tanto benefician al desarrollo de la comunicación entre los pueblos del Nepai. Cimbrean cuando pasamos y la sensación de la impetuosa corriente que vemos debajo con un ruido ensordecedor nos marea un poco.

44 - Recorrido de la marcha de aproximación la vuelta.

a la ida y a


l:k1lP GLACIAR _OIVlSORIA /;:,

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ALTURA PROIlINENTE CAIlPO OE ATERRIZAJE

~ RIOS y LAGOS

DR.HARKA GURUNG, 1976

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PUEBLOS Y ALDE AS

PASOS CARRETERA - - RUTA PRINCIPAL - - RUTA IlENOR RUTA EXPEOICION

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Los porteadores con su carga aceleran el paso y nosotros centrotamos el número de personas para que no haya un exceso de peso. El paisaje es muy agradable y variado pero el fuerte calor del centro del día nos tiene un poco atontados, a pesar del paraguas. En los pueblos que pasamos todo el mundo nos mira con curiosidad . El valle que seguimos no es muy frecuentado por extranjeros. Todo el mundo aqul se dedica al pastoreo y labranza con un sistema de vida muy simple. Cada "familia vive en su casita de aspecto pobre pero no miserable. El trozo de campo que cultiva y algunos animales caseros sirven para su subsistencia. No tienen ningún gasto superfluo y sólo les preocupa el alimento diario. Nos da la impresión de que se alimentan bien. Son musculosos y la vida que llevan en contacto con la naturaleza y el aire libre, les da un aspecto sano . En todo el Nepal , no hay electricidad más que en las grandes poblaciones. Tampoco existe la televisión y no circulan trenes. Las comunicaciones se hacen siempre a pie y son grandes andarines. Siempre que pueden, solucionan las cosas con recursos naturales. Con la caña de bambú, por ejemplo, construyen toda clase de enseres , e incluso casas enteras.

una pena ver como algunos de estos hombres volverán a su casa sin una rupia de sus quince días de trabajo porque las habrán perdido jugando. Hay uno en particular que es auténtico especialista para limpiar a sus compañeros y en la primera ocasión lo despedimos, pensando que hacemos un favor a los demás. Cuál no será nuestra sorpresa, cuando este hombre sigue en la expedición, sin llevar carga ni cobrar nada porque le sale rentable. También hay algunos que no quieren cobrar nada hasta el final, porque asl corren menos peligro de gastarlo.

Unos pocos llevan dos cargas para cobrar el doble y nos parece I mentira que hombres tan pequeños, comiendo un poco de arroz y I con los pies descalzos, puedan caminar todo el día con 50 Kg. encima. También se ha dado el caso de uno que se ha puesto I enfermo y su compañero le ha llevado la carga durante dos dlas, I mientras él iba siguiendo al grupo, con 39 grados de fiebre.

Son muy hospitalarios y no rehuyen nuestra presencia. Todos nos saludan al pasar juntando las manos como en actitud de rezar y nos dicen «na mas te ». Este curioso saludo tiene en su expresión los más variados significados: Hola, bienvenido, salud , que Dios te acompañe... Todos trabajan, hombres y mujeres por igual, e incluso los niños desde muy pequeños ayudan a sus padres en diversos trabajos del campo. Según que zonas , hay escuela al aire libre en donde el maestro les enseña cantando las lecciones más elementales. Tienen una curiosa forma de llevar las cargas. Generalmente usan un cesto ligero de forma irregular que sujetan mediante una tira trenzada que pasan por la frente. Allí transportan de todo; piedras, verduras, patatas, trigo, fiemo, etc. Las tortas de fiemo de animales las emplean como combustible para el fuego cuando están bien secas. Nuestros porteadores llevan la carga de forma similar, con una tira que rodea el bulto y que pasa po r su frente. Cada tres días hacemos un pago de rupias a cuenta. Para ello y antes de iniciar la marcha, elegimos un lugar estrecho como un puente colgante o algo similar en donde la gente se tenga que canalizar. Vamos llamando por los números en inglés que uno de nuestros sherpas se encarga de traducir al nepalí y pagamos lentamente. Cada uno de ellos cuenta sus rupias y nadie nos admite algún billete que esté un poco roto. Es curioso que los días de cobro la marcha pierde su ritmo. Cualquier excusa es buena para parar y jugarse a las cartas los dineros frescos que han cobrado. Es

45 - Comienza la marcha. Al fondo el MACHAPUCHARE (cola de pez). 46 - Cada día un nuevo lugar de campamento. 47 - Nos acompañan dos sherpanis que estarán con nosotros todo el tiempo que dure la exp edición. 48 - Clásíca forma de llevar las cargas con una correa que pasan por la cabeza.


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49 - Los niĂąos de esta escuela estudian al aire libre.

50 - Han venido andando de muy lejos para asistir a clase. 51 - En el recreo confraternizamos con ellos. 52 - A nuestro paso por Naudanda vemos sus sistemas escalonados de cultivo.

53 - A veces seguimos el curso seco de los rĂ­os. 54 - Primitiva forma de arar los campos. 51


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55 - Haciendo papel de arroz. 56 - En las casas no existe el agua corriente . 57 - Vamos pasando por los poblados, eminent emente agrĂ­colas.

58 - Debajo de los ĂĄrboles unos muros sirven para dejar las cargas a la sombra. 59 - Sistema de aserrado de grandes troncos . 56




160- Ense帽amos a los

sherpas nuestra forma de cocinar.

161- Telar primitivo que existe en casi todas las casas.

62- La recolecci贸n del trigo se hace de espiga en espiga.

163 - Algunos

63.

Jugares tienen su encanto.



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64 - Muy lejos al fondo vemos por fin nuestro OhauJagiri. 65 - Por puentes colgantes atravesamos los ríos más caudalosos . 66 - Todavía tendre mos que pasar muchos valles y montañas para Jlegar a nuestro objeti vo.

67 - Varios porteadores llevan dos cargas para cobrar el doble. 67


68 - Los rĂ­os que bajan del Himalaya han horadado profundos val/es. 69 - Sin estos pu entes colgantes la marcha serĂ­a peligrosa. 70 - Hay algunos pueblos importantes y aprovechamos para ver sus rincon es.

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«i t:« vida, ese lujo de la existencis!» G. REBUFFAT

La consulta médica Cada día cuando a la tarde establecemos el campamento, el médico tiene que atender las más curiosas dolencias. Una larga fila de pacientes espera la consulta. Algunos tienen realmente motivo, pero la mayoría vienen porque es gratis, porque les damos medicamentos y sobre todo porque normalmente no tienen ocasión de que les vea un médico. As! que éste, no sabe realmente si el dolor es de verdad o inventado. Como la mayoría van descalzos, siempre aparecen algunos con una buena cortada en un pie. Nosotros bromeamos y le decimos que en vez de ir al médico debe ir a un zapatero ya que tienen en la planta una auténtica suela de zapato. Otros tienen males que no están a nuestro alcance, como cataratas en los ojos que se tienen que conformar con una gota de colirios, o algún tuberculoso al que no podemos hacer absolutamente nada. Lo más importante en la medicación administrada, son las pastillas y su color. Las blancas no les valen y las que mejor efecto surten en el paciente, son las rojas y verdes . Hemos visto como ellos se las cambian y a veces se preguntan unos a otros , «qué color hay que decirle al médico» para que dé la pastilla de color tan vivo. Lo que no les podemos dar son supositorios. Eso de meterse algo por el culo les parece una barbaridad. Se rfen, se rfen, pero no se lo ponen . Un dla tuvimos que poner un supositorio a uno de nuestros sherpas que tenia fiebre alta y fue un espectáculo ver a todos los demás que vinieron a contemplar la operación en medio de grandes juergas. Cuando hay mucha gente varios de nosotros hacemos de médico y as! la consulta se termina antes. En varios dlas de marcha, vamos pasando por algunos pueblos importantes; Kusma , Beni , Dharbang, en donde tenemos que visitar los destartalados puestos de policía y presentar nuestra documentación que consiste en un permiso de trek ing, escrito en inglés y nepal !. Dharbang es un pueblecito encantador a 1.150 metros y sus hab itantes tímidos y asustadizos. Se esconden un poco cuando ven las cámaras , pero no saben que con el tele los atraigo de lejos. Sólo hablan el nepalf y tenemos que recurrir al lenguaje de los mudos que es universal. Con unos molinos primitivos van convirtiendo en harina los cereales aventados y los carpinteros manejan la zuela con habilidad precisa. Compramos carne en un puesto de venta al aire libre en donde se dan cita todas las moscas del pueblo. Llevamos ya seis dlas de marcha de aproximación y nos vamos acl imatando a una vida distinta. Poco a poco nos vamos adentrando en el valle del Myangdi Khola y los últimos vestigios de civilización desaparecen. Seguimos el curso de un rlo con aguas heladas que bajan del gran macizo del Dahulagiri, al que todavía no vemos porque está oculto tras negras montañas. Pequeños pueblos y aldeas nos indican que el clima aquí es más riguroso. Nuestro paso extraña a sus moradores ya que

son pocas las expediciones que han utilizado esta ruta. Aprovechan las pendientes del terreno y se ven cultivos escalonados en las laderas que han sido trabajadas con paciencia de años. En un apartado lugar, un niño semidesnudo se ha aventurado a pedirnos algo. Le hemos dado unas galletas y el gesto de alegria que se ha dibujado en su rostro, ha valido más que mil palabras de agradecimiento. Luego hemos visto que las ha compartido con su hermano más pequeño. Después de Muri el camino sube un fuerte repecho y se retuerce entre un bosque de pinos. El altlmetro marca 2.330 metros cuando por primera vez aparece ante nuestra vista el Dhaulagiri resplandeciente. Aún estamos lejos, pero todos ten!amos verdaderas ganas de contemplarlo. Más a la izquierda, otra larga cadena de montañas blancas señalan otras cumbres . Ahora el cam ino se va haciendo cada vez más estrecho. No hay pueblos donde puedan cobijarse nuestros coolies y comienza a flotar en el aire un ambiente enrarecido por el clima más riguroso y la falta de comodidades . Nuestro sirdar es un hombre de mucha experiencia y cada día no obstante consigue que no haya deserciones. Los grandes bosques de vegetación tropical han quedado más abajo y ahora vivimos entre las últimas cañas secas. Más adelante el suelo de matorral bajo y rododendros, cede su paso a las rocas y primeros neveros. Llevamos doce días de marcha y hemos llegado por fin al pie del glaciar. El Dhaulagiri está a nuestra derecha y desde aquí vemos la imp resionante cara Sur de cuatro mil metros de altura, una de las más altas del mundo. Estamos a 3.600 m., hace fria y nieva ligeramente. Los porteadores se cobijan bajo las lonas tiritando como un rebaño asustado. Nos hemos juntado los dos grupos; ahora somos una gran famil ia difícil de organizar. Hemos traldo con nosotros un pequeño equ ipo que consiste en 100 pares de botas ch irucas, calcetines, gorras, gafas y guantes, para poder equipar a los hombres que han de pasar por el glaciar. Aún con este regalo que puede ser apetitoso para ellos , y de pagarles 30 rupias por carga conseguimos 80 hombres . Los demás, una vez cobrado su sueldo , escapan montaña abajo como si les persiguieran los demon ios . Nos hemos quedado con los más fuertes y voluntariosos. Durante los siguientes días, a pesar de la dureza del clima, la actividad del transporte, lejos de disminuir, se va acelerando por momentos. Cada caja transportada tiene un valor en rupias y los porteadores van tomando un estímulo tal, que muchos llevan dos cargas al mismo tiempo y bajan corriendo para volver a subir con otras dos en el mismo día. Esto de cobrar por caja en vez de jornada diaria, ha creado un incentivo imparable.


7 1- Atravesamos algunas zonas en donde la vegetaci贸n

es exuberante.

72 - En lo m谩s alto de las mo nta帽as prehimalayas viven algunas familias que s贸lo han visto el valle que les rodea. 72


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73 - El camino se pone dificil y pasa por terribles desfiladeros.

74- Al pie de las montaĂąas. la tumba de unos alpinistas iaponeses. 75 - El agua baja limpia de los glaciares del Himalaya.

76- El camino sigue interminable dias y dias. 77- Dejamos atrĂĄs los Ăşltimos pueblos.

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78 - La senda estĂĄ tallada en la falda vettiqinosÂŤ. 79 - Hoy es fiesta y esta bella pastora se ha colocado todas sus joyas.

80 - El profundo valle del Myangdi Khola nos conduce al pie del Dhaulagiri.

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«Cada día hay que emprender el camino, cada día volver a empezar con nuevo entusiasmo y ardor, es una subida más difícil y fatigosa, p ero también más beJJa hacia las cimas...» PIO XII

Al pie del gigante En solo dos días y con ochenta hombres, todo nuestro material se apila en el punto que hemos elegido para la instalación del Cam­ pamento Base a 4.600 metros, al pie de la cara Norte del Dhaulagiri. Estamos a 8 de Abril y la hora de la verdad ha llegado. Por la noche, un porteador que ha debido fumar bastante droga para quitarse el miedo de encima, se convulsiona ante una hoguera y despacha a los malos espíritus del Dhaulagiri, para que los sahibs puedan subir. Nuestro Campo Base se compone de diez tiendas pequeñas, una tienda grande y un barracón de 25 m 2 , que hace servicio de comedor y cuarto de estar. Es casi un diminuto pueblo situado entre montañas. Hacia el Norte el Tukche Peak de casi siete mil metros que se une con el Dhaulagiri por un alto collado de 5.700 m. que está en el camino de nuestra ruta. Esta montaña que tenemos encima y que pretendemos sub ir , tiene unas proporciones tan grandes, que cualquier cálculo que hace­ mos, falla a simple vista . La táctica de ataque tiene que ser medida

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y calculada de muy diferente manera que lo hab itual. Se trata de ir colocando campamentos a diferentes alturas, en los lugares más seguros contra las avalanchas e ir pacientemente equipándolos de todo lo necesario. El primer trabajo que se impone es el descubrir una ruta de acceso lo más segura posible, entre la gran cascada de seracs y torres de hielo, que como un inmenso río se desmorona desde el collado N.E. Pero antes, vamos a ser testigos mudos del gran ritual de los sherpas que se preparan como nosotros a esta aventura gigante.

81- Colocamos un campamento pr ovisional encima del glaciar cubiert o de piedras. 82 - Vista del Dhaulagiri por la cara sur de cuatro mil metros de altura. 83 - Instalamos el campamento base a 4.600 metros sobre el nivel del mar.

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" El que ama la montaña no la terne» G. REBUFFAT

Oraciones al cielo Con paciencia artesana nuestros pequeños hombres del Himalaya, van construyendo, cerca del campamento, un túmulo de piedras, a modo de altar. En su centro colocan un mástil con nuestras ban­ deras y la de ellos del Nepal y desde su punta, un largo cordel hasta otro mástil. Este cordel está lleno de finos paños en los que están inscritas oraciones a sus dioses, que rezan cuando se mueven al viento . Sonam , nuestro sirdar, nos ha pedido los alimentos más significativos y en dos pequeñas bandejas coloca arroz , harina, higos secos, galletas, caramelos y vino. El hace las veces de lama bud ista , e ini cia unos rezos que son contestados por los sherpas. Parece una letanía que resuena con calma en el silencio impresio­ nante de estas montañas. Todos nosotros estamos alrededor de este rústico altar cuyo decorado se pierde en los glaciares. El tono algunas veces adquiere la tonalidad de un cántico y entonces, cogiendo puñados de arroz lo lanzan al cielo y en dirección a la montaña, como si con ello quisieran bendecirla o despachar a los malos espíritus, que deben habitar en forma de aludes y otros peligros. Luego, aquellos alimentos bendecidos son repartidos entre los presentes. Nosotros participamos con agrado de este banquete religioso porque además tenemos hambre. Para terminar, nos im ­ pone a todos un fino cordón rojo , que queda anudado al cuello junto al pañuelo de San Fermín que traíamos desde Pamplona. Las protecciones del cielo se multiplican y nos vamos todos juntos a celebrar nuestra llegada con una buena comida, en donde no falta el vino de la tierra, que a estas alturas resulta aún más bueno. Al día siguiente, sin más tardanza, comenzamos el trabajo. Mientras algunos organizan las raciones de altura y diversos materiales, un pequeño grupo sale de exploración para descubrir la ruta hacia el Campo 1. Va con nosotros un sherpa que no le ha debido bastar el rezo de ayer, porque lleva en la mano una pequeña bolsa con arroz, y cuando sospecha que puede haber una grieta oculta en el suelo, lanza un puñado antes de pasar'. También echa hacia las pend ien­ tes en las que se ven restos de aludes y empezamos a pensar que con tantos rezos, vamos a ver disminuida nuestra despensa. En dos días hemos descubierto la ruta siguiendo más o menos las indicaciones de las expediciones americana e italiana, pero te­ niendo buen cuidado de dirigirnos más a la izquierda para empla­ zar las tiendas del primer campamento, ya que tenemos constancia de varios accidentes ocurridos por avalanchas que han caído por la cara Norte del Dhaulagiri. Al princip io evitamos la barrera de seracs por la parte derecha, caminando a med ia ladera por las pendientes que descienden de la gran mole rocosa llamada Eiger , porque es parecida a esta famosa montaña de los Alpes Suizos. Luego a

bastante altura, pasamos a la margen izqui erda del glaciar, por entre grietas y puentes de nieve . De esta manera podemos instalar dos pequeñas tiendas a una altura de 5.150 metros. No obstante, este campamento lo consideramos como dep ósito y procuraremos dormir lo menos posible.


84 - Nuestros sheroes imploran a sus dioses y ofrecen los alimentos para que podamos subir sin accidentes.


«Si quieres llegar a la cima como joven , sube las cuestas como vieio» (refrán montañero)

Los problemas Llevamos cuadro días aquí y los problemas van a comenzar. Una expedición franco-suiza que dirige Sylvain Saudan , se ha instalado cerca de nosotros y en vez de ir a la ruta N.O. que tiene asignada, según nuestros datos, por el Gobierno del Nepal, empiezan a circular por nuestro camino, aprovechándose incluso de nuestras cuerdas fijas que hemos instalado en los tramos más difíciles. El primer encuentro es desagradable. El alega que tiene permiso aunque no lo exhibe. Tampoco está su Oficial de Enlace como es obligatorio en toda expedición y no podemos aclarar nuestras dudas. Decidimos formular una queja oficial por esta intromisión, ya que el pago que efectuamos como royalti nos da derecho a la pertenencia absoluta de la ruta N.E. Enviamos cartas al Ministerio de Turismo en Nepal, a la embajada española en Nueva Delhi ya la Federación Española de Montañismo para que ésta a su vez la tramite a la U.I.A.A. (Unión Internacional de Asociaciones de Alpi­ nismo) . Y como nuestros asuntos no se resuelven discutiendo, amén de que nuestro objetivo es la ascensión al Dhaulagiri, conti­ nuamos nuestro trabajo. El 15 de Abril alcanzamos el collado N.E. a 5.700 metros, que es uno de los puntos clave de la ascensión. Este lugar es una vasta extensión de nieve adonde tienen que llegar unos 1.200 Kg. de pertrechos, constituyendo en la práctica como un Campamento Base avanzado. Lo denominamos Campo 11 yen él construimos dos espaciosos igloo cavándolos en el hielo y cubriéndolos con unas lonas. Esto lo hacemos para evitar subir una tienda grande con lo que además quedamos más expuestos al viento que ya se empieza a notar con fuerza. En uno de ellos colocamos la cocina yen el otro un almacén que sirve de comedor. Sobre estanterías cavadas en el hielo colocamos los alimentos, que se encuentran como en un inmenso congelador. Hay una temperatura constante de 4 grados bajo cero , no habiendo variaciones aunque en el exterior se han llegado a registrar -25 grados. Unas cuantas tiendas bien ordenadas constituyen el resto del cam­ pamento y una rueda de trabajo se impone para ir porteando todo a esta altura. Todos nos convertimos en porteadores para hacer el trabajo más comunitario. Los sherpas ven que trabajamos con ahinco compartiendo su labor y se muestran muy satisfechos. Durante 12 días recorremos el glaciar que une estos dos puntos importantes subiendo lo que necesitamos. El tiempo se muestra bastante bueno. Por la mañana amanece generalmente raso y aprovechamos el tiempo madrugando mucho. De esta forma a mediodía ya hemos terminado el trabajo y podemos descansar. Por las tardes, las nieblas del valle trepan por la pendiente y nieva durante tres o cuatro horas. El viento y la ventisca helada se cuelan por los resquicios de las tiendas y nos obliga a permanecer inrn ó-

viles . Al anochecer, las estrellas se asoman curiosas entre las nubes y traen consigo un fr ío penetrante. Por encima del Dhaulagiri las nieblas corren empujadas por ráfagas de viento, teñidas de rosa por los últimos rayos del sol y da la impresión de ser una hoguera gigantesca. En este collado ocurrió en el año 1960 un hecho importante. La expedición suiza que consiguió ascender por primera vez al Dhau­ lagiri, estuvo apoyada por una pequeña avioneta llamada <cel Yeti» que aterrizó varias veces en esta vasta planicie, suministrando el material necesario y consiguiendo el récord mundial de aterrizaje en altura. Posteriormente en el año 1973, unos americanos que realizaban la 3.a ascensión , también tuvieron un apoyo de este tipo, aunque en este caso las cosas fueron arrojadas desde el aire en vuelo rasante. Así que los japoneses del año 1970 que hicieron la 2.a y los italianos que hicieron la 4.a el año 1975, junto con nosotros, somos las únicas expediciones que realizamos la ascen­ sión completa desde abajo del todo y con todos los bártulos a cuestas . Aparte hay que contabilizar las dos ascensiones del año 1978 realizadas por las aristas S.E. y s.a. una en primavera y otra en otoño, ambas por los japoneses. Entre estas ascensiones y la nuestra, que va a ser la 7.a absoluta a la montaña, hay que contabi­ lizar 28 expediciones entre éx itos y fracasos.

85 - Situación de todos los campamentos.


TUKUCHA

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N.

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c. B. - 4.600 m. 85

C.I- 5.150 m.

C.II (Collado) - 5.700 m.

C.III- 6.630 m.

2

3

4 I

C.IV -7.180 m.

5

6 I

7

8 Km.

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c. V - 7.600 m.


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86 - Un gran alud se precipita desde lo alto. 87 - Comienza el trabaĂ­o de descubrir una ruta segura.

88 - Al principio, caminamos por la derecha de la gran barrera. 89 - Pendientes al pie de la mole rocosa del EĂ­ger.

90 - Una vez descubierta la ruta, comienza el porte o de las cargas. 87


88 ยก,

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89

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91- Siempre encordados, con piolet y crampones .

92 -Instalamos el Campamento laS. 150 metros. 93 - Nuestra ruta discurre entre las torres de hielo, de equilibrio inestable.

94 - TambiĂŠn hay grietas muy profundas . 95 - La rula que seguimos desde el Campo Base hasta la cima.

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96 - Una cordada, superando un serac de hielo.

97- Nos movemos como hormigas en un mundo

grandioso y sobrecogedor.

98- El porteo de las cargas resulta duro y fatigante.

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". 97

98


" Saluda el primer trino

a la última estrella. La voz del nuevo día ha llamado a la puerta.» FRAN CISCO VIGHI

Un espolón interminable Una fuerte nevada de medio metro nos ha paralizado a todos durante dos días. El vendaval ha amenazado con llevarse las tien­ das del collado y hemos empezado a creer que la furia del Dhaula­ giri nos quiere impedir que sigamos adelante. Cuando sale de nuevo el Sol, truenan los aludes y la nieve fresca se viene abajo en cuestión de horas. Volvemos al trabajo. La expedición de Saudan nos viene pisando los talones y procura­ mos en todo momento ganar la delantera, instalando los campa­ mentos en los mejores lugares, de cara a nuestra seguridad. Nos preocupa la zona superior en donde los emplazamientos para las tiendas son exiguos y comprometidos. Por otra parte, el continuo subir y bajar en donde coincidimos con ellos, hace que nos vaya­ mos amoldando a esta situación, surgiendo la amistad con algunos componentes. Todo ello nos da un entusiasmo suplementario y el 20 de Abril colocamos el Campo 111 a 6.630 metros, al pie de la pendiente de hielo. Nuestro sistema de trabajo consiste en tener siempre unas perso­ nas en la delantera, abriendo ruta y descubriendo el camino. Otro equipo va colocando cuerdas fijas y banderines de señalización, mientras se van montando los campamentos. Finalmente, el grueso de la expedición en compañía de los sherpas, va aprovisionando los mismos con comida, butano, etc. Esta punta de lanza se va renovando constantemente con personas que cambian de posición y de esta manera todos tenemos ocasión de trabajar en todos los puntos . A medida que ganamos altitud, el cuerpo va acusando la falta de oxígeno, aunque unos sufren más que otros. Este es el llamado «mal de altura» , que consiste en dolores de cabeza, cansancio de todo el cuerpo, apatía, falta de apetito, etc. , que se combate a base de bajar a los campos inferiores. Cuanto más arriba , el paso se hace más lento y soportamos peor el peso de las mochilas. Esto unido al frío y al fuerte viento que sopla en la arista, constituye un calvario que sólo es superado por el tesón de continuar adelante. Un poco más arriba del Campo 11, el sendero de la nieve que se ha formado de tanto pasar, hace un pequeño quiebro hacia la derecha y nos conduce a unas fuertes pendientes. Este es el primer mo­ mento en el que nos damos cuenta directa de que lo que estamos subiendo es realmente el Dhaulagiri. Hasta aqu í, todo era deambu­ lar por entre grandes seracs y torres de hielo, en los que dábamos vueltas y más vueltas buscando el mejor camino . Ahora, de repente, todo ha cambiado y cada paso nos lleva directamente hacia nuestro objetivo. Casi de improviso, al ganar altura , aparece cercano el gran macizo del Annapurna, otro «ochornil» vecino, y a nuestros pies el valle del Kali-Gandaki que vemos en un fondo interminable. Precisamente

entre estas dos montañas y este valle se forma la mayor depresión de la Tierra con 5.700 metros de desnivel. Un inmenso abismo nos separa del mundo. Sentado en la nieve para recuperar los latidos desordenados del co razón, contemplo la pequeñez de nuestras personas y sonrío interiormente de las miserias de nuestra lucha. Más arriba, el valle del Mustang, prohibido para el hombre occi­ dental abre sus brazos hacia el Tibet, donde extiende el Sol una alfombrada pú rpu ra. El tirón de cuerda de mi compañero me sobresalta. Hay que continuar la ascensión, y ahora es agradable avanzar, pues casi todas las cimas circundantes se han hundido y a nuestros pies se descubre un mundo maravilloso. Sólo por la visión de este dilatado panorama ha merecido la pena sufrir un poco. La pendiente se empina más y más, y alcanzar cada bandera de señalización cons­ tituye un triunfo. Cuando uno de estos días llegamos al Campo 11I, una sensación de impotencia nos invade. La fuerza del vendaval de la noche anterior, ha destrozado las tres tiendas y con santa paciencia nos tenemos que dedicar a recomponerlas. Luego la niebla nos envuelve y descendemos hacia el Campo 11, buscando los preciados banderines que nos guían. Enormes torbellinos de nieve en polvo nos azotan y deambulamos como fantasmas por un camino que no parece tener fin . Con barbas de anciano y cejas blancas por la ventisca helada, llegamos al campamento muy can­ sados. Un sherpa de cara tostada nos sale al encuentro con dos jarrillos. «Sahib, sahib, té ». y en aquella taza humeante vamos calentando las manos. Luego en la cocina, conversamos con los demás compañeros que discuten diversos temas. El aislamiento que sufrimos hace que añoremos otras cosas que amamos y que ahora están bien lejos. Fuera ruge el vendaval y todos soñamos con un lugar más tranquilo, donde las nubes solamente jueguen con las crestas de las montañas. Somos un grupo numeroso y nos vamos animando mutuamente. Porque hay que ser sincero y decir que en algún momento como éste, en el que todo trabajo parece estéril, ha reinado cierto pesim ismo y sentido de derrota. La tormenta pasó y al día siguiente un sol radiante que no llega a fundir el hielo de la noche, invita a continuar la lucha, para vencer nuestra propia comodidad y seguir ganando metro a metro en esta gran batalla del hombre con el hombre, en una naturaleza hostil, en el techo de la Tierra.

99 - Espolón N.E. desde el Campo " hasta la cima.



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100- Tenemos que escalar algunos tramos verticales de hielo. 101- De los seracs agrietados penden estalactitas de hielo. 102- Poco a poco nuestro cuerpo se va aclimatando a la altitud. 103 - Una vez vencidos los pasos dificiles , colocamos cuerdas fijas para facilitar el paso de nuestros sherpas.

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104 - De vez en cuando una nevada interrumpe nuestra actividad.

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105- El collado N.E. es una vasta planicie de nieve. Estamos a 5.700 metros. 106 - Hemos construido dos igloo que hacen de cocina y comedor. 107 - Arriba, nuestra montaĂąa aĂşn es muy grande.

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108 - Continuamos descubriendo la ruta. 109- El Dhaulagiri es denominado comúnmente como «La montaña de las tormentas», porque casi siempre está rodeado de un viento fortisimo. 110 - Al fondo está el valle del Mustang prohibido para el hombre occidental. 111 - En frente de nosotro s otro ochomil vecino, el Annapurna. 1/0

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«Cuanto más dura es la lucha, cuanto mayor es el peligro, más rica y bella es la recompensa. » MAURICE HERZOG

Quinientos metros de cuerda fija Desde el Campo 111 la pendiente toma una inclinación de 45 grados y la nieve está completamente helada . A medida que vamos ascen­ diendo , los crampones muerden esta costra y nuestro piolet se clava con fuerza. Solamente dependemos de estos pequeños pun­ tos de apoyo para progresar. Si no fuera por la ventisca helada que se cuela por el pasamontañas y la altitud que nos fatiga a cada paso, ascenderíamos a gusto esta línea vertiginosa que se eleva 500 metros por encima de las cabezas . Cada 100 metros colocamos tornillos de hielo que entran a rosca como los sacacorchos o estacas de aluminio que se clavan a martillazos en la nieve endure­ cida. En estos puntos de seguridad colocamos cuerdas fijas y al final una Ifnea de nilón marca la ruta por todo el espolón. El día 2 de Mayo, con un tiempo excepcionalmente bueno, la cordada de cabeza compuesta por tres expedicionarios, consigue llegar al punto en donde hemos de colocar el Campo IV, a 7.180 metros de altura . En un pequeño rellano entre el hielo y la roca, hay vestigios de otras expediciones, que nos han precedido. Tres tien ­ das de campaña completamente destrozadas, unas botellas de oxígeno y bastante cantidad de comida, que pese a llevar aquí varios años, se encuentra en buenas condiciones . El hecho de haber llegado a este punto, nos llena de moral a todos los expedicionarios, que en un lugar u otro de la montaña, trabaja­ mos con el mismo fin. Nos quedan mil metros hasta la cima, pero hemos resuelto uno de los problemas de dificultad técnica con la instalación de las cuerdas en el espolón. Los días que siguen para este avituallamiento son muy duros y están marcados con un notable pesimismo. Día tras día, el vendaval se abate con nosotros y nuestra ilusión se va minando poco a poco. Cada mañana, al amanecer, escrutamos el cielo que se presenta limpio, pero la ventisca lanza torbellinos de nieve helada sobre nosotros impidiéndonos caminar. Con las manos y los pies com­ pletamente helados, caminamos lentamente llevando nuestras co­ sas más arriba. La cámara de 16 mm. sigue filmando la progresión y nuestra lucha , gracias al tesón del que la maneja y porque quere­ mos llevar un buen recuerdo de esta aventura a los que siguen con interés nuestra ascensión. . La sequedad del aire produce afecciones de garganta constante­ mente, que tienen que ser tratadas con antibióticos. La alimenta­ ción es otro problema, ya que a estas alturas son pocos los alimentos que tolera el cuerpo. Todos nos esforzamos en tomar grandes cantidades de líqu ido en forma de sopa , café, té y vitami­ nas con agua fundida de la nieve. La limpieza corporal hace tiempo que es problemática y ahora no podemos pensar en lavarnos. Las condiciones son muy duras y en todo momento se necesita un

espíritu de sacrificio que raya en lo temerario. Esta es una de las cosas más contradictorias con la vida civilizada que pretende que cada día nos hemos de sentar en un sillón más cómodo, y hemos de tener los mejores alimentos en su punto. Pero es uno de los valores más importantes de nuestro deporte. Cuando estamos re­ cluidos en la tienda soportando el huracán que amenaza con llevársela, es imposible entablar conversación con la tienda que está a 4 metros de nosotros y tenemos que utilizar los radio-teléfo­ nos. Las necesidades fisiológicas, como el orinar, tienen que ser resueltas aquí por medio de una lata de conserva que luego se saca por el resquicio de una cremallera. En estas condiciones extremas, llega un día la correspondencia abundante en cartas de familiares y amigos. Es la mejor inyección de moral que podamos recibir. Hay algunas, curiosas, de personas que ni siquiera conocemos, pero que nos envían su saludo y el deseo de que todo termine bien con la cumbre. Nos damos cuenta que tenemos adquirida una gran responsabilidad y que no llegar arriba puede suponer una tremenda decepción para todos . Analizando profundamente las cosas , veo que ni nosotros ni los amigos que con tanto interés nos siguen allá en nuestra tierra estamos preparados para un fracaso. No nos han enseñado a perder, lo cual es perfectamente posible en esta despiadada mon­ taña, que tantos disgustos ha causado . Somos un equipo perfecta­ mente preparado, que necesitamos en este momento unos pocos días de viento más calmado , para poder demostrarnos a nosotros mismos y a tos demás, lo que es posible hacer con empeño y compañerismo. Esta es la gran lección de la vida donde no existen disfraces en que ocultarse. Luego seremos un ejemplo a imitar, pero deberíamos decir desde esta altura incontaminada, que la derrota forma parte del juego, que tan importante es saber renun­ ciar y que hay que saber perder; eso que nunca nos han enseñado.

112 -A 6.630 metros instalamos el Campamento 111.


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113 - Por cualquier parte hay enormes torres de hielo. 114 - A medida que ganamos altura las otras montañas se van quedando más bajas. 115 - El Campo 11/ está al pie de un enorme espolón de

hielo. 116 - Nos comunicamos con los radio-t eléfonos. El frío comienza a ser insoportable. 116


117 - Por el espolón hemos colocado 500 metros de cuerdas fijas, 118 - La falta de oxígeno nos obliga a camínar muy despacio y a efectuar frecuentes paradas, 119 - Por encima del Campamento 1/1 la p endient e sup era los cuarenta y cinco grados,

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120 - Las cuerdas son fijadas a estacas de duraluminio y nos aseguramos con el «iumer» o puño automático. 121 - Es fatigante porte ar por la pendiente de cuerdas fijas. 122 - Encontramos vestigios destroza dos de otras expedic iones anteriore s. 123 - En un paraje abrupto colocam os nuestras tiendas del Campamento IV, a 7. 180 metros.

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«A fuerza de escalar por escalar, ¿No se corre el peligro de olvidar cuál es la montaña que se está subiendo?" G, REBUFFAT

Campo V (7.600 m) El día 9 de Mayo se presenta bueno y una cordada de cuatro expedicionarios junto con un sherpa, salen del Campo IV, para continuarla progresión hacia más arriba. A estas alturas, las cor­ dadas del asalto final se han def inido y dos equipos bien dispuestos están preparados para los dos intentos que pensamos efectuar. Primeramente un espolón de roca en donde es necesario colocar una cuerda fija de 100 metros, conduce hacia una bella arista de nieve en donde se cambia de vertiente para dirigirse hacia el Norte. Muy lentamente van ascendiendo con todos los pertrechos que const ituyen el Campo V. Hay grandes espolones rocosos encima y para evitarlos se dirigen por la derecha mediante una larga travesía ascendente sobre grandes placas de hielo inestable. Tras bastantes horas de esfuerzos, alcanzan un lugar débilmente protegido por un muro rocoso en el que caben dos tiendas en precarias condiciones. El altímetro señala 7.600 metros y deciden instalarlas. El mal tiempo en forma de nubes comienza a hacer acto de presencia mientras la colocación y una ráfaga se lleva una de las tiendas de las mismas manos. Menos mal que se subía una de más y las otras dos pueden ser puestas bien atadas a la roca con varias clavijas y cuerdas. Dejadas las cosas allí, se decide regresar al IV para descansar mejor y favorecer la aclimatación. Seis componentes de la expedición de Saudan han llegado tambien aquí y colocan sus tres tiendas unos 20 metros a la izquierda. Tienen un sistema de aclimatación distinto al nuestro, que consi­ deramos poco aprop iado y se quedan a pernoctar allí. No acostum­ bran a subir y bajar para favorecer la oxigenación del cerebro . Llegado a este punto, hemos de deci r que entretanto, había llegado de Kathmandú una orden del Ministerio paralizando su expedición, pero puestos en contacto llegamos a un arreglo por el que se comprometían en escalar detrás de nosotros e instalar sus campos donde pudieran. Sabíamos positivamente que los emplazamientos del IV y V son muy comprometidos y les hablamos advertido que su instalación, fuera de las déb iles protecciones naturales, constituyen un peligro evidente. Al día siguiente, 10 de Mayo, decidimos el ataque definitivo. El primer equipo que se encuentra en el Campo IV inicia su ascensión hacia el V, mientras que el segundo equipo de ataque y también de apoyo al anterior se adelantará hasta el IV. En el caso de que los primeros fallen, ellos tendrán la misión de intentarlo y, si suben , ellos tienen opción a una segunda ascensión dentro de la misma expedición . En total hay 10 personas en condiciones de pisar la cima y este es un alto porcentaje. Otro equipo está en el Campo 11 para posibles eventualidades. Los radio-teléfonos funcionan muy mal y no podemos coordinarnos demasiado bien.

El aspecto del tiempo es radiante, pero el maldito viento del Dhaulagiri no deja avanzar en buenas condiciones. Esta noche del 10 al 11, los del Campo V enchufan las botellas de oxIgeno a razón de medio litro por hora y persona para hacer un sueño más reparador con vistas al ataque, en donde no se piensa utilizar. Sin embargo; es incómodo dormir con la mascarilla puesta y a la mayoría se le sale de su sitio. Toda la noche transcurre con fuerte viento y es imposible salir en di rección a la cima. Durante el día 11, todos permanecemos enclaustrados en los diferentes campamen ­ tos. El tiempo es bueno, pero el huracán manda ráfagas que sobrepasan los 200 Km. por hora. La impaciencia nos corroe y empezamos a pensar que con todo dispuesto, no nos va a ser posible alcanzar la cima , dado este inconveniente. No se puede retrasar por mucho tiempo el ataque ya que los alimentos son escasos, y la radio ha indicado que el monzón está próximo a desencadenarse por todo el Himalaya. Al caer la tarde los vientos van cediendo paulatinamente de inten­ sidad y una calma desacostumbrada comienza a reinar. Ang Rita ha salido fuera y echa puñados de arroz hacia el cielo, mientras dice convencido «mañana, no hará viento; mañana haremos la cumbre». A las 8 tenemos la últ i ma conversación por el radio-teléfono. Desde el Campo 11 , recomiendo a mis compañeros la máxima prudencia. Dentro de unas horas han de atravesar la «zona de la muerte» que designamos los alpinistas a la cota de los 8.000 y ninguna victoria bastaría para justificar una víctima humana. Con profunda emo­ ción, damos ánimos para este empujón final, a los amigos del Campo V y nos vamos a las tiendas para tratar inútilmente de dormir. Los pensamientos vuelan y la noche cae despacio. En el Campo V no enchufan el oxígeno para reservarlo a los del segundo ataque. A las 12 de la noche com ienzan a desperezarse, Desayunan un poco y tratan de irse equipando con las botas y crampones. Este sencillo trabajo que en condiciones normales lleva poco tiempo, aquí resulta un esfuerzo agotador. Fuera, la luna brilla con fuerza y las estrellas centellean sobre un cielo profundamente negro. A las 3 de la madrugada una última ojeada al termómetro del

124 - Nuestros sherpas también comunican sus impresiones al sirdar o jefe de sherpas. 125 - Tenemos que atar las tiendas fuertemente para que n o se las lleve el viento. 126 - Cada vez, nuestras fuerzas están más disminu idas y hacemos más paradas. 127 - También colocamos banderines de señalización para los casos de niebla.



128


129

campamento señala 38 grados bajo cero , mientras se ponen en acción. Con pasos desordenados, tratando de economizar fuerzas y avaros en palabras, las cinco hormigas hu manas se van elevando lenta­ mente por una fuerte pendiente. Van en dos cardadas y su andar es tan monótono que da la impresión de no avanzar nada . Cada cinco pasos hay que parar para recobrar el ritmo normal de la respira­ ción. Se ha prescindido del oxígeno y su falta se hace sent ir. Durante horas y horas ascienden con movimientos to rpe s en un esfuerzo constante de voluntad . 128 - A nuestros pies se abre un mundo grandioso.

129-lnstalamos las tiendas del Campo V a 7.600 metros. Las tiendas azules que están más abajo serían arrastradas por un alud, 48 horas más tarde.



130 - El mal tiempo reina en las alturas y la temperatura

desciende a 38 grados bajo cero.

131 - La ascensión continúa en pos de la cima.

132- El mal tiempo sigue siendo nuestro compañero.

133 - La p endiente sigue siendo fuerte y nuestro paso

cada vez más lento.

131

132

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«Cada vez se hunden más las otras címas, cada vez se ve mas ancho el cielo azul...» HERBERT TICHY

Cita en la cumbre Los reflejos y la capacidad de razonamiento están disminuidos. Y la mente embotada funciona de una manera maqu inal, según un recurso grabado durante años a la perfección. El cuerpo se ve sometido a un esfuerzo sobrehumano y una voz interior pide con fuerza el abandono. Esta lucha interna es peor que el propio cansancio. Va amaneciendo y el frío se hace más penetrante. Tras muchos sufrimientos, el grupo ha alcanzado la cresta cimera. Son las 10 de la mañana y desde el Campo 11 es lanzado el grito de victoria ya que según nuestra perspectiva aquello es la cumbre. El sirdar nos abraza y los porteadores de altura vienen contentos a felicitarnos. Unas nieblas delgadas ocultan ahora la cima y nos impiden seguir viendo. La realidad de la cima está muy lejos . El equipo que ha alcanzado esta cresta, ve con desilusión que una erizada arista llena de dificultades les separa de la cumbre principal. Deciden descender un poco por la cara Norte y progresar diagonalmente por debajo de esta cresta , siguiendo la ruta utilizada por los italianos. Un empi­ nado couloir de 100 metros de altura les conduce a un hombro suave, en donde comienza a soplar la ventisca. La progresión es cada vez más lenta y son las dos de la tarde de este 12 de Mayo de 1979 cuando por fin ponen sus píes en la cumbre rocosa del Dhaulagiri. Una alegría profundamente íntima rodea este acto sencillo de la llegada. Los sufrimientos han terminado, pero el frío terrible invita a no permanecer demasiado tiempo arriba. Se toman las fotogra­ fías de rigor y unas secuencias de la película cuya cámara ha subido en la mochila de Ang Rita. En el suelo de la cumbre hay una cuerda azul de 100 metros y una carta en japonés junto con dos fotografías envueltas en un plástico. Se recogen algunas piedras de recuerdo y guardan la carta en la mochila. La cuerda también se utiliza colocándola fija para asegurar en el couloir de descenso. Once horas han sido necesarias para sub ir estos 580 metros fina­ les. En los rostros cansados de lñaki Aldaya, Javier Garayoa, Ge­ rardo Plaza, Jordi Pons y Ang Rita, brillan unos ojos húmedos y alegres por la conquista. En ellos se concentra toda la expedición, que en cada punto de la montaña ha trabajado para que este momento se hiciera realidad. La cumbre nos pertenece a todos por igual , incluidos los sherpas. El dilatado panorama que se extiende a sus pies, no es interrumpido por otra cima más alta . En esta parte del Himalaya ninguna otra montaña supera en altitud al Dhaulagiri, que domina solitario todo lo circundante. Tras media hora de estancia, inician el descenso hacia el Campo V, cuyo camino es desandado en tres horas. Es tarde para segu ir bajando y se quedan all í para pasar la noche. En su amable gesto

de dejar el oxígeno para los del segundo ataque, pasan la noche sin utilizarlo a pesar del cansancio. Al día siguiente desc ienden hasta el Campo IV, en donde Mary Abrego, Juan Mary Eguillor, Agustín Setuain y Trini Cornellana, en contacto por radio-teléfono con el Campo 11, estamos tomando la decisión más importante de toda la expedición. Sonam, nuestro sirdar, ha visto al amanecer unas nubes estiradas que le han causado mala impresión . Con voz preocupada nos ha hecho saber que el monzón es inm inente y que en 24 horas el mal tiempo se va a apoderar de la montaña. Nunca se había equivocado hasta ahora en sus previsiones meteorológicas y no podemos echar en saco roto su recomendación. Según su punto de vista, toda la expedición debe descender al Campo Base. Ponemos en una balanza esta previsión amenazante, junto con el hecho patente de que la conquista de la expedición se ha realizado satisfactoriamente y lo contrarrestamos con la terrible ilusión de los que están preparados en el Campo IV. Es terrible renunciar cuando todo está tan cerca , pero la prudencia nos indica que no se debe jugar con cartas tan inseguras y el precio de un error puede ser demasiado caro . La decisión no se hace esperar y todos juntos inician el descenso hacia el Campo 11 . A mediodía llegan al collado y su lento caminar indica el cansancio acumulado. Los abrazos se multiplican y ahora nos damos cuenta real de nuestro triunfo. Todos lloramos emocionados en una explo­ sión de alegría celosamente guardada para este momento. lñaki tiene algunos dedos de la mano con principios de congelación y comienza a bañarlos en agua templada para tratar de recuperar la circulación de la sangre. Es el precio a nuestra osadía. Más tarde iniciamos todos el descenso al Campo Base en donde se repiten las escenas cargadas de emoción, con el contacto humano de sabernos todos sanos y salvos después de tan grande aventura. Los cuerpos están delgados, con 10 y 20 kg . de menos peso que lo habitual. La tez morena de caras flacas con ojos hundidos es la

134 - Hay tramos mixtos de roca y hielo en donde deben tomarse precaucion es. 135 - Hoyes un día propicio y en las alturas reine una calma desacostumbrada. 136 - Caminamos por encima del nivel de todas las

montañas circundantes.

13 7 - Hoy, 12 de Mayo a las dos de la tarde, el hombre pone por séptima vez los pies en la cumbre del Ohaulagíri.


'37


138

tónica general de nuestros rostros, pero en todos los ojos brilla una chispa de alegría. Los sherpas , infatigables compañeros, nos abra­ zan en interminables saludos . Faltan palabras para describir la vivencia de estas horas. O tal vez estas palabras no existen en el lenguaje humano. La amistad que estos pequeños hombres del Himalaya han depositado en nosotros, perdurará para siempre en nuestra memoria. Y nos gustaria sinceramente, que ellos guarda­ sen de nosotros un recuerdo tan grato como el que tenemos de ellos. Arriba quedaron las grandes dificultades. La montaña y los dioses fueron complacientes con nosotros. 138 - El equipo de la cima simboliza el triunfo de todos fas expedicionarios que en una parte u otra de fa montaña han trabajado para que este momento se hiciera realidad.


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...y la tempestad rugió toda la noche.

Tragedia en la expedición franco-suiza Todo se había confirmado y cuando ya estábamos en el Campo Base, la montaña parecía un infierno. Enormes ventiscas amenaza­ ban con llevarse la tíenda comedor que estaba firmemente solidifí­ cada al hielo del suelo. Sin embargo , la tela parecía que se iba a romper. Poco nos imaginábamos la tragedia que estaba ocurriendo a 7.600 metros. Un alud, en medio de la noche, había arrancado una de las tiendas en donde descansaba el doctor Jean Louis Sabarly junto con Eric Poumailloux que se precipitaron por la cara Norte en medio de una gran avalancha. Los cuatro restantes consiguieron refugiarse en el punto donde nosotros habíamos tenido las tiendas del Campo V, que estaba débilmente proteg ido por un muro ro­ coso. Allí realizaron un vivac en precarias condiciones. Al amane­ cer, el tiempo continuaba pésimo y decidieron descender. La nieve en polvo acumulada impedía el paso y en algunos lugares se hundían hasta los hombros. Fueron arrastrados por varios aludes y perdieron una mochila. En todo el día no avanzaron más de treinta metros. Sus manos y pies comenzaron a helarse profundamente. Apenas les quedaban alimentos y su situación estaba al límite de la resistenc ia humana. Un viento de 250 Km. por hora les azotaba sin piedad y sus fuerzas se acababan por momentos. El sherpa Pemba que iba desencordado, patinó y su capacidad de reflejos dismi­ nuida sensiblemente no debió funcionar, porque desapareció por la pendiente. Los tres supervivientes; Sylvain Saudan, Marie José Valencot y Jean Pierre Ollagnier, soportaron un segundo vivac y al día siguiente descendieron al borde mismo de la muerte. Cuando llegaron a nuestro Campo Base con las manos y los pies helados, nos dimos cuenta de su gran tragedia y fuimos los pr imeros en atenderles. Nuestros médicos les prodigaron los primeros auxilios y en un helicóptero, urgentemente pedido por medio de una radio muy potente que llevaban ellos mismos, fueron llevados hasta Kath ­ mandú. En este momento triste nos damos cuenta de que todas nuestras precisiones, se han cumplido. La indebida colocación de sus tien­ das del Campo V y su mala forma de aclimatación vienen a darnos la razón cuando es irremediable.

La resolución de no haber lanzado el segundo ataque a la cumbre haciendo caso de nuestro sirdar cobra sentido como la decisión más sabia e importante de cuantas hemos tomado en el transcurso de la expedición .

La vida nos enseña duramente como hay que guiarse con una conciencia clara de los hechos , con un equilibrio y frialdad de ideas y sus correspondientes realizaciones. Entre tanto , nosotros pensábamos en nuestro destino y en lo cercanos que están en la montaña, el triunfo y el fracaso ; la vida y la muerte. Nuestra gran fiesta de despedida se había celebrado en medio de un jolgorio impresionante. Descorchamos las botellas de vino especialmente guardado para esta ocasión y llenamos nues­ tros estómagos con carne de cabra y patatas cocidas . Algunas botellas de licor hicieron su aparición y la velada fue muy agrada­ ble. Nuestros sherpas contribuyeron con una botella de rakshi que tiene un sabor muy fuerte. Luego vino la hora de los discursos y de las canciones en las que todos participamos. Queda un largo camino para volver a la civilización , pero yo prefiero quedarme al pie de la montaña, en donde las recientes impresiones de la cumbre son ya un grato recuerdo. Un poco mareado po r los efectos de la bebida, salgo al exterior donde empieza a reinar la noche. Ya no hay estrellas y las nieblas tapan el Dhaulagiri como si todo hubiera sido un fantástico sueño. Las risas de mis compañeros resuenan en el impresionante silencio. Los demonios del Dhaulagiri braman y las banderas orantes de nues­ tros sherpas, desgranan sus plegarias al cielo , mientras se van deshilachando por la fuerza del viento.


~

.

ApĂŠndice


Equipo expedicionario Gregor io Ariz Martínez (Jefe de la Expedición) lñak i Aldaya Berroeta (Director Técnico) Javier Garayoa Aizcorbe (Médico) Trinidad Cornellana Puygarnau (Médico) Javier Garreta Dord José Ignacio Ariz Martínez Gerardo Plaza Tuñón Juan M.a Eguillor Ulzurrun Angel Martínez Nieto Mary Abrego Santesteban Agustrn Setuai n Pérez Angel Irigoyen Palacín Javier Sorozábal Ostolaza PHí Ganuza Goñi Jordi Colomer Gallego Ramón Bramona Rams Juan Massons Rabassa Jord i Pons Sanginés

Cara norte del Dhaulagiri con el Eiger a sus pies.

21 MARZO.-V!aje a Pokhara en autobús. 22 MARZO.-L1egada de los camiones con el material. 24 MARZO.-Se inicia la marcha de aproximación con el siguiente recorrido : .

Día

»

El equipo expedicionario de su regreso en Navarra. Faltan en el grupo Angel Irigoyen y los cuatro montañeros catalanes.

Resumen cronológico 15 DICIEMBRE.-Salida del Mater ial del puerto de Barcelona con

destino a Bombay.

15 ENERO.-Salida de un exped icionario a Bombay para hacerse

cargo del mater ial y continuar viaje con la mercancía por tierra

hasta Nepal.

8 MARZO.-Salida de Pamplona de los expedicionarios.

10 MARZO.-Kathmandu. Trámites en los diversos Ministerios.

8 11 15 20 2 9 12 14 28 6

1.° Pokhara-Su ikhet 2.° Suikhet-Bhadaure 3.° Bhadaure-Dobila 4.° Dobila-Baglung 5.° Baglung-Kaunegat 6.° Kaunegat-Dharbang 7.° Dharbang-Muri . . . . . . . . . . . . . . . .. 8.° Muri-Bogara 9.° Bogara-Dhoban 10.° Dhoban-Puchha 11.° Puchha-Campo Glaciar 12.° Campo Glac iar-Campo Intermedio

ABRIL ABRIL ABRIL ABRIL MAYO MAYO MAYO MAYO MAYO JUNIO

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Instalado el Campo Base (4.600 Campo I (5.150 Campo 11 (5.700 Campo 111 (6.630 Campo IV (7.180 Campo V (7.600 Cima Dhaulagiri (8.172 Toda la expedición en el Campo Base

Kathmandú

Pamplona. Fin de la Expedición.

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m.)

m.)

m.)

m.)

m.)

m.)

Estudio realizado de la alimentación al Dhaulagiri (8.172 m.) Todas las condiciones necesarias en un montañero que va a una montaña de 8.000 m., la meticulosa aclimatación , el estudio del equipo, no serían de ninguna utilidad si no dispusiéramos de una adecuada alimentación, que vaya con sus gustos personales,que devuelva al montañero las energías gastadas, le ayude en la lucha contra el frío y le facilite las calorías necesarias para el esfuerzo muscular que desarrolla. .


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En una expedición de este tipo, la dificultad del terreno , las largas jornadas soportando cambios de temperaturas de más de 50° en 24 horas, la necesidad de transportar grandes cargas, precisan de un gasto energético considerable que puede llegar a 500 calorías por hora durante la marcha y a 600 durante la escalada. Estas necesidades calóricas obligan no sólo a estudiar las calorías que pueden aportar los diferentes alimentos de la ración, sino también los glúcidos de reserva (Glucógeno) y sobre todo la grasa corporal. El aumento de las combustiones orgánicas, íntimamente ligado al esfuerzo físico , equ ivale a un aumento en el consumo de oxigeno. Debemos de tener siempre en cuenta , que el esfuerzo se realiza en una altura en donde el oxígeno es escaso, circunstancia que debe valorarse, pues no todos los alimentos consumen para metaboli­ zarse la misma cantidad de oxígeno. Por ello será necesario cono­ cer que los prótidos (Proteínas) consumen un 18% más de oxígeno que los glúcidos (Glucosa) y un 8% más que los lípidos (Grasas). Esto no quiere decir que la alimentación de los montañeros tenga que estar casi exclusivamente formada por glúcidos. Dicho proce­ der constitu iría , a la larga, un gravísimo peligro para la integridad ñslca del montañero. La dieta debe ser equilibrada. No debiendo ser nunca exclusiva­ mente hecha la alimentación a base de un solo princip io inmedaito . Es muy importante cu idar el suministro de líqu ido que se toma. En condiciones normales, el organismo pierde por diferentes formas 2,5 litros de líquido. Pero en montaña, debido al aumento de la frecuencia respiratoria y a la sequedad del aire , se precisa suminis­ trar pra compensar la pérdida 41. de líquido diarios. La alimentación de la expedición se dividía en los siguientes apar­ tados: APROXIMACION y RETORNO CAMPO BASE COLLADO N.E. RACIONES DE ALTURA

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Kg. Kg. Kg. Kg.

2.500 Kg.

Aproximación y retorno Este capítulo es muy importante, sobre todo el de la aproximación, ya que hay que procurar que los expedicionarios lleguen al C.B. en perfectas condiciones f1sicas y para eso hay que tener muy en cuenta este punto. Nosotros, siempre procuramos combinar los alimentos frescos (yak, huevos, cabra, patatas, berzas y gallinas) con los que llevamos de aquí lo cual hacía que dispusiéramos de unos menús muy apetitosos y equilibrados.

Campo Base Se debe de tener en cuenta, que en el C.B. es donde deben recuperarse por completo los componentes de las cardadas. Por ello, los menús deberán ser variados, apetitosos y lo más adecuado al gusto de cada uno. Es muy importante que la despensa sea lo más variada posible, aunque haya alimentos que no tengan mucho poder calórico o proteínico, pero que en cualquier momento puedan ser apetecibles.

Collado N.E. La alimentación, prácticamente era la misma que durante la apro­ ximación y C.B., excepto los alimentos crudos, por el problema que supone la cocción a tan bajas temperaturas, y tan bien por la falta de nuestro cocinero, lo que nos obligaba a nosotros a realizar las faenas de cocina, tan trabajosas y poco apetecibles en estas condi­ ciones. Nada más el deshacer nieve para el consumo diario de agua suponía el estar una persona todo el día trabajando en ello .

Raciones de altura Este apartado es siempre muy complicado y problemático a la hora de componer los menús, debido a que hay que concentrar las calorías y proteínas necesarias en un volumen y peso muy pe­ queño, lo que hace que se analice cada complemento de la ración, así como su forma de envasado, para tratar de disminuir el peso al máximo. A la vez, tiene que ser también sencillo y rápido de preparar y rápidamente asimilable por el organismo. Esto no supone que tengan que ser complejos vitamínicos de laboratorio, si no lo que más o menos estamos acostumbrados a comer en ·Ia alta montaña. El largo asalto a la montaña, nos obligaba a disponer de 150 raciones de altura, lo que permite una autonomía durante 25 días y 6 montañeros. Dispusimos de 3 menús diferentes envasados en bolsas de dife­ rentes colores, para facilitar su selección. Cada bolsa conten ía una ración para dos personas y todo un día. Procuramos que entre los 3 menús no hubiera variaciones sustan­ ciales en cuanto a peso, proteínas y calorfas.

MENU «A.. 4 sobres Nescafé 4 azucarillos 4 sobres de té 2 tubos leche cond. 2 tarrinas mermelada 2 tarrinas miel 2 chocolatinas 6 caramelos refresco 2 meritenes 4 litines 1 sobre de sopa 1 sobre de puré 2 pastillas Starlux 150 gr. frutos secos 2 sandwichs galletas 100 gro turrón 100 gr. queso 100 gr. chorizo 100 gro salchichón 4 servilletas lata de trucha lata de paté

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MENU «C»

4 sobres Nescafé 4 azucarillos 4 sobres de té 2 tubos leche cond. 2 tarrinas mermelada 2 tarrinas miel 2 chocolatinas 6 caramelos refresc o 2 meritenes 4 Iit ines 1 sobre de sopa 1 sobre de puré 2 pastillas Starlux 150 gr. frutos secos 2 sandwichs galletas 100 gro turrón 100 gro queso 100 gro chorizo 100 gr. salchichón 4 servilletas

4 sobres Nescafé 4 azucarillos 4 sobres de té 2 tubos leche cond. 2 tarrinas mermelada 2 tarrinas miel 2 chocolatinas 6 caramelos refresco 2 meritenes 4 litines 1 sobre de sopa 1 sobre de puré 2 pastillas Starlux 150 gro frutos secos 2 sandwichs galletas 100 gr . turrón 100 gr . queso 100 gr . chorizo 100 gro salchichón 4 servilletas

1 lata jamón York 1 lata de atún

1 lata carne en jugo 1 lata de paté 1 lata de atún


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j

Peso 2.697 Gr. Calorías 8.255 Proteínas 327

Los menús "B" y "C" tenían prácticamente las mismas característi­ cas. Aparte de las raciones personales, en cada - campamento había unos alimentos generales como: Ovo Sec; aceite; margarina ; Celac; pan, así como papel higién ico. La voluminosa despensa del Campo Base estaba compuesta de los siguientes alimentos y complementos: ZUMOS (Pera, Melocotón , Limón, Naranja, Albaricoque, Piña, To­ mate). MERMELADAS (Melocotón , Ciruela, Pera, Higo, Naranja, Fresa, Miel). FRUTAS CONSERVA (Piña, Melocotón, Membrillo, Pera, Macedo­ nia). FRUTOS SECOS (Pasas, Higos, Dátiles, Nueces, Cacahuetes, Al­ mendras). CARAMELOS (Refrescantes, Chocolates, Menta, Varios) . GALLETAS (Chiqu ilín, Cremdor, Sandwich, Príncipe, Bizcochos, Saladas, Limón). MANTEQUILLAS (Arias, Natacha, Margarina). QUESOS (Roncal, Enmenthal , Grouyere, Porciones) . TURRONES (Duros , Blandos, Guirlache, Mazapán, Chocolate, Coco). PAPILLAS (Celac, Flan , Natillas, Meritenes, Arroz con Leche). LECHE (Polvo, Descremada, Condensada) CAFES (Descafeinado, Nescafé, Café). CHOCOLATES EN POLVO (Cola Cao, Cacao) TABLETAS (Leche, Avellanas, Cacahuetes). INFUSIONES (Té, Manzanilla, Tila, Menta). INGREDIENTES (Azúcar, Sal, Aceite, Vinagre, Ajos, Perejil , Cebolla, Salsas). COMPLEMENTOS (Tomate, Pimiento, Espárragos, Mahonesa, Gui­ santes). PURES (Starlux, Maggi). SOPAS (Pastillas, Fideos, Maravilla, Letras, Pepita) . PASTAS (Espaguetis, Macarrones, Raviolis). SOPAS SOBRE (Ave con Fideos, Maravilla, Jardinera, Pollo con cabello de Angel , Crema Champiñones, Ave con Arroz, Crema de Espárragos). VERDURAS (Espinacas, Cardo, Borraja, Menestra, J. Verdes , Alca­ chofas, Puerros, Champiñones). APERITIVOS (Alcaparradas, Aceitunas verdes y negras, Banderillas, Pepinillos, Cebolletas, Guindillas). LEGUMBRES (Garbanzos, Lentejas, Alubias, rojas, blancas y pintas, Arroz, Habas, Guisantes, Habas a la Catalana). PESCADOS (Sardinas en aceite y al Limón, Atún, Truchas, Berbere­ chos, Anchoillas, Navajas, Chipirones, Boquerones, Alme­ jas). EMBUTIDOS (Chorizo , Mortadela, Salchichón Salch ichas, Longa­ niza, Manteca) . JAMON (York, Serrano, Bacon). CARNES (Costillas, Solomillo de buey, Lengua de buey, Venado en salsa, Carne en su Jugo, Lomo trufado, Corned Beef). HUEVOS (Ovo sec). PATES (Purlom, Argal, Mina , Louriño, Franceses). PAN (Bimba normal, Bimba tostado) BEBIDAS (Wisky, Cognac, Ron, Cointreau, Pacharán, Quinado, Vino, Cerveza).

Conclusiones sobre la alimentación Nuestro mayor acierto o suerte, como queramos llamarlo, fue el contar entre nuestro equipo de cocina con el sherpa-cocinero Tensing. Su gran fac ilidad para amoldarse a nuestros gustos tan extraordinariamente lejanos a los suyos, su gran espíritu de trabajo, de sacrificio, su honradez y simpatfa, hacen sin duda de él, uno de los mejores cocineros con que pueda contar una expedición. En términos generales diremos que en la alimentación no ha habido fallos cons iderables, lo cual ya supone todo un éxito, aunque también diremos que un poco justa en cuanto a cantidades de algunos productos se refiere. Dentro de los alimentos que mejores resultados nos han dado se encuentra el Meritene, Carne envasada al vacío , Ovo Sec, Verduras, Frutas en conserva, Carne enlatada en Pradejón , Leche en polvo envasada en Botellas de plástico, Pan tostado y normal , Cerveza y Vino. Los productos de los cuales hemos estado escasos son : Verduras, Frutas en conserva, Queso, Tomate, Pimiento, Pescado. Los que contaban con menos aceptación son : Jamón de York en lata, algunos chocolates. Un tipo de carne de buey en lata, y las salchichas. Hay productos con los cuales no contábamos y los hemos echado en falta ; como son el paté de Fruyt y los copos de Avena.

Aspecto médico, aclimatación y oxígeno En la preparación y desarrollo de la expedición hay una serie de capítulos' en los que el médico está altamente comprometido.

Vacunas y profilaxis La obligatoriedad de determinadas vacunas está leg islada y es preciso vacunarse contra el cólera y la viruela para entrar en el Nepal . Es mejor vacunarse en nuestro país y no a la entrada de Nepal pues las condiciones de asepsia son un poco dudosas. Otras vacunas aconsejables son la antitetánica y la trfica. Para informa­ ción completa están los centros oficiales de vacunación . . En cuanto a la profilaxis es interesante hacerla contra el paludismo, siendo peligrosa la afección en zonas por debajo de los 1.000 mts. de altitud y sobre todo en la estación lluviosa del monzón por el estancamiento de las aguas. Consiste en tomar 0,75 a 1 g. de cloroquina por semana (Nivaquine, Resochín) en una sola toma o repartido en 3 tomas dependiendo del estado gástrico personal. Es importante recordar la afectación de la agudeza visual que en algunos casos puede originar y contrapesar el riesgo de la afección palúdica y la pérdida de visión. Será menester tomar una semana antes de entrar en la zona afecta y 4 semanas después de dejarla.

Reconocimientos médicos Se trata de despistar cualquier afección desconocida y averiguar la buena forma de los expedicionarios, conocer sus debilidades para poder seguirlos durante la expedición. La realización fue en un centro oficial deportivo donde se practi­ caron tests de aptitud física. Tests estáticos como el índice de Pignet. Tests respiratorios: Capacidad vital, ventilación pulmonar


máxima e Indice de Tiffeneau. Test de Flack. Tests dinámicos como

el de Pachon-Martineti.

Es curioso como los montañeros no dan índices de buenos atletas

en general.

Preparación del botiquín Es preciso imaginarse la autosuficiencia completa durante un pe­

ríodo de tiempo que oscila entre 45 días y 3 meses. Teniendo

presente que ha de ser un volumen y peso razonable.

Nuestra distribución fue la siguiente: Un gran botiquín de campo

base, compuesto de una caja de med icinas y otra de instrumental y

curas. Otras dos cajas pequeñas de medicamentos y curas e ins­

trumental que colocamos en el collado, algo así como un 2.° campo

base (de altura) a 5.700 mts . Además un pequeño botiquín indivi­

dual.

A continuación veremos la relación de medicamentos más utiliza­

dos:

Antibióticos: Penicilina y Ampicilina , Pantomicina, Tetraciclinas,

Quimioterápicos anti-amebiásicos.

Aclimatación: Axeen , Luncidril, Piracetan Vincamina. Llevamos va­

rios oxigenadores cerebrales con el fin de comparar efectos.

Vitaminas : Complejo polivitamínico, Vitamina C, Complejo B. Es

interesante la toma diaria de complejos vitamín icos en expedicio­

nes de duración de más de 1 mes.

Analgésicos : Tipo aspirina, Nolotil , Tonopan y mortínico . Los 3

primeros muy usados tanto en la montaña como en la marcha de

aproximación para la población indígena. Algún análgesico potente

es importante llevar para una situación extrema.

Sintomáticos faríngeos. Fue un problema más que por su impor­ tancia por la molestia que supone, sin habe r encontrado una medicación efectiva, por otro lado las reservas fueron insuficientes. Antiácidos y sueros orales: Los .sueros orales son muy interesantes para restablecer un equil ibrio en cualquier afectación digestiva. Pomadas y Cremas : Ant ihistamínicas y anti-inflamatorias de pro­ tección solar. Vasodilatadores Antipalúdicos. Otros menos usados pero necesarios como Diuréticos, Digitálicos, Broncodilatadores Corticoides, Anestésicos. Para el uso personal el botiquín ind ividual contenía lo siguiente: Colirio anti-foto-oftalmía, analgésicos, crema corticoide, sintomáti­ cos faríngeos, somníferos , crema de protección solar, lapiz de labios. Durante la estancia en Nepal hasta llegar a la montaña es conve­ niente la filtración y cloración del agua. Utilizábamos lejía concen­ trada a la dosis de 1 ó 2 gotas por litro de agua.

La medicina, de cara a la población indígena En nuestra expe riencia de 13 días de aproximación por los pueblos del valle del Maigandy Kola tuvimos la ocasión de atender a nues­ tros porteadores y también al enterarse del paso de una expedición la gente guardaba colas para consultar y recibir medicinas. Entre los porteadores evidenciamos varios procesos febriles que cedían bien a los antibióticos en condiciones incomprensibles, pues no dejaban su carga a pesar de una temperatura de 39"C. Era frecuente la consulta por disenterías a veces con sangre y de una forma crónica, generalmente de origen amébico siendo la indica­ ción del Metronidazol a la dosis de 1 g. a 1 g. Y 1/2 diario repartido en 4 tomas durante 10 días. Las cefaleas y los dolores articulares eran muy frecuentes sin saber si eran reales o por el hecho de recibir una píldora. Es casi normal una sintomatología de bronquitis crónica en una gran cantidad de población debido al tabaquismo y sobre todo al amb iente de humo que tantas veces respiran en las casas pues la chimenea es prácticamente desconocida. Las heridas son motivo frecuente de consultas. No es raro observar alteraciones tiroideas en forma de bocio, algunos de tamaño espectacular y generalmente asintomáticos tipo carencial. Se puede decir que por los valles que recorrimos no hay una desnutrición importante, por el contrario es gente musculosa y bien nutrida si bien el índice de mortalidad infantil es muy elevado y la vida media corta.

Unos dedos helados. Es el precio a nuestra osadía.

Antidiarréicos: Sobre todo utilizados durante la aproximación y

retorno así como para los nativos.

Para comprenderte con los nativos no es difícil hacerte con un reducido número de frases que te pueda orientar sobre sus dolen­ cias .

Laxantes: Poco utilizados.

Colirios: Chibro-Uvelina (Foto-oftalmía), Antiséptico Sedante y Anti ­

infeccioso.

Problemas médicos durante la aproximación y Campo Base

Somníferos: Usados por algunas personas en caso de insomnio

debido a la altura.

A la llegada al Campo Base hicimos un reconocimiento de los expedicionarios as! como de los sherpas que iban a trabajar con nosotros. Este control es interesante para saber unas constantes

Descongestivos nasales son bastante utilizados.


(TA pulso, grupo sanguíneo, etc.) personales y estar al corriente del estado de salud surgidos durante la aproximación hasta aqui. Hasta este momento el balance fue de ligeros trastornos digestivos (estreñimiento, diarreas) debidos al cambio climático en algunos miembros y que cedió con medicación sintomática. Dos casos de agudización de proceso hemorroidal cediendo en unos días con tratamiento local. El día que iniciamos la aproximación en Pokhara un miembro comenzó con fiebre alta, dolor en costado derecho, esputos he­ moptoicos, fue diagnosticado de neumonía de lóbulo derecho, tratado con Penicilina y sintomáticos se recuperó completamente iniciando la marcha 15 días después y un mes más tarde se encontraba a 7.200 mts. siendo un elemento fuerte de la Expedi­ ción.

Patología en la montaña Cefaleas. Ocasionales y en pocos miembros, dentro del proceso de

aclimatación , tratados con analgésicos.

Epigastralgias . En un miembro diagnosticado de ulcus no activo en

el momento de la expedición y que a pesar de la dieta, medicación

antiácidos y gefarnil fue ditrcil de resolver.

Amigdalitis aguda y febril en un miembro, que cedió con antibióti­

cos fácilmente.

quierdo sin restos de las hemorragias que se habían reabsorbido completamente sin dejar lesión alguna. Un caso de edema agudo de pulmón. En un porteador que vivía habitualmente a la altura de 1.000 mts., acudió al campo base a 4.700 para portear en el descenso, teniendo que pasar un colado de 5.100 el Dampus-Pass. Al llegar al collado presentaba todos los síntomas de mal de montaña, pasó la noche a esta altura y descen­ dió a 4.700 al día siguiente ayudado por sus compañeros. Presen­ taba una respiración disneica importante con expectoración que no tardó en hacerse sanguinolenta y que a la auscultación correspon­ día a los estertores tipicos del E.A.P. Se resolvió rápidamente con oxígeno a 4 litros/minuto y con la administración de diuréticos, tónicos cardíacos y broncodilatadores. Permaneció una noche con oxígeno a 1 lit/m. bajo vigilancia. Al día siguiente pudo descender por su propio pie en buenas condiciones. Disenterias amebianas. Después del descenso a Pokhara se pre­ sentaron en 3 miembros de la expedición un cuadro de deposicio­ nes muco-sanguinolentas y con dolores cólicos importantes. Diagnosticados de D. Amebiana, cedió la sintomatología con trata­ miento de Metromidazol con menor importancia se presentó días más tarde el mismo cuadro en 5 miembros más. Para prevenir esta afección sería interesante la filtración del agua, ya que el cloro no ataca los quistes de amebas.

Faringitis. Una afección frecuente y en algún miembro con laringitis

asociada, dando intensa afonía que no cedieron completamente

hasta el descenso al valle a 2.000 mts. De origen irritativo y no

infeccioso debido a la sequedad del ambiente, fueron tratadas sin

éxito con hibitane, Rocalis y antiinflamatorios. Esta fue la afección

más generalizada y molesta.

Aclimatación

Congelaciones. Varios miembros sufrieron congelaciones de 1.9 '

grado en dedos de manos y pies con pérdidas de sensibilidad,

tratadas con recalentamiento con suaves masajes y calor. Un

miembro sufrió congelaciones más importantes, con flictenas he­

morrágicas , aparición de color morado y más tarde negro en tres

dedos de la mano izq. y 1.9< dedo del pie izquierdo. Tratados con

recalentamiento con agua templada desde el Campo V y posterior­

mente en el Campo Base con vasodilatadores, vasculat y antibiótico

profiláctico. Posteriormente necesitó de las amputaciones distales

de las 3.8 falanges de dichos dedos a su regreso.

La medicación con oxigenado res cerebrales y antijaquecosos sigue siendo a libre elección" pues en nuestro caso hubo de todo sin poder encontrar diferencias notables, los que no se medicaron llegaron a aclimatarse igual y con la misma presencia de sintoma­ tología. Todos utilizaron en mayor o menor grado analgésicos contra las cefaleas.

Hemorragia en zona macular retiniana. Con un precedente de otra

pequeña hemorragia en zona macular de ojo derecho en el des­

censo del Noshaq cumbre de 7.500 mts. el año precedente y que le

dejó una ligera pérdida de visión por la pequeña cicatriz. Estando

en buenas condiciones de salud se apercibió al descender de la

cumbre a la altura del campo 2 a 5.600 mts. de la presencia de una

mancha en el centro de la visión de ambos ojos dejándole un

defecto importante de visión no pudiendo prácticamente ni leer ni

escribir. Mediante el oftalmoscopio se pudo evidenciar la presencia

de una nueva hemorragia en zona macular del ojo derecho y 2

pequeñas hemorragias en zona macular del ojo izquierdo, con un

ligero edema papilar bilateral. Fue tratado con corticoides a la

dosis de 30 mg. por día en 2 tomas; para el día 10 se observaba

con el oftalmoscopio la disminución del tamaño de estas hemorra­

gias.

A los 20 días se le bajó la dosis a 20 mg. que continuó durante un

mes más. A su regreso 2 meses después no presentaba alteración

de la visión del ojo izquierdo y un pequeño defecto en el derecho.

Se podía observar la cicatriz antigua en el ojo derecho y el iz­

La adaptación es lenta y progresiva. En nuestra experiencia siem­ pre hubo sintomatología de cefaleas , ligera somnolencia en mayor o menor grado y que iba desapareciendo con el tiempo. En algunos casos náuseas y vómitos con cansancio intenso.

Para comprender el tiempo de aclimatación en relación con las cotas alcanzadas es muy expresiva la gráfica de un miembro que ascendió a la cumbre y en la que podemos observar las subidas y bajadas antes de alcanzar la cota de los 8.000 rnts., llegando al cabo de 35 días desde el Campo Base. Se dice que a partir de los 7.000 mts. el organismo humano puede adaptarse a vivir un período de tiempo limitado, pero con un balance energético negativo, es decir sin recuperación. Mientras que hasta alcanzar los 7.000 puede haber un equilibrio más o menos precario de recuperación y desgaste. Nosotros realizamos un trabajo duro de porteo en los campos inferiores, dentro de unos Ifmites razonables y siempre subjetivos, consiguiendo unas buenas aclimataciones de todos los miembros sin presentar ningún pro­ blema importante de mal de montaña.

Oxígeno La solución ideal seria poder aportar al organismo la cantidad completa de oxígeno que respira en condiciones de presión nor­ males, pero esto es naturalmente una quimera. Se emplea oxigeno seco de aviación envasado en pequeñas bom­ bonas de 800 litros, con un peso de 6 Kg., 1 regulador enroscado a la botella para controlar el flujo y una mascarilla. Una botella con


un tubo en Y para 2 personas a un flujo de 1/2 I./m. tiene una duración de 8 horas (una noche de sueño conciliador). Alguna mascarilla de balón, más compleja, es interesante para problemas médicos. Para dormir es mejor aceptada la mascarilla simple de plástico por su comodidad aunque se pierda algo de oxigeno.

Es conveniente a partir de 7.500 mts . dormir con oxigeno a razón de 1/2 l/m. para una mejor recuperación y porque según estadlsti­ cas existe una mayor incidencia tromboembólica nocturna. Hay que constatar en nuestra experiencia la sensación de lucidez mental que se consigue durante su inhalación. Ultimamente se cree en la no utilización del oxigeno durante la marcha por encima de los 7.000 mts. debido a dos razones, disminución de peso e incomodi­ dad y por otro lado mayor seguridad al no exponerse a un fallo mecánico que el organismo acostumbrado al oxigeno no se adap­ tarla con la suficiente rapidez a su ausencia dando graves conse­ cuencias. Nosotros utilizamos el oxigeno del Appareil Medical de París donde se puede hallar toda la información oportuna. En cuanto a cantida­ des de éste llevamos 21 botellas. 2 había en cada campamento con su regulador y mascarilla para una emergencia y 6 botellas en el Campo V a 7.600 mts. para utilizarlo 2 cordadas de 4 ó 5 personas antes o después del ataque a la cumbre. En el Campo Base se utilizaron 3 botellas completas para un edema agudo de pulmón en un indlgena y otras 3 que se gastaron en el Campo V siendo 6 botellas en total las que se utilizaron.

Agradecimientos La Expedición Navarra HIMALAYA-79 quiere dejar patente su agra­ , decimiento a las entidades que generosamente nos han ayudado económicamente, sin las cuales no hubiera sido posible su realiza­ ción. Estas fueron : CAJA DE AHORROS DE NAVARRA, EXCMA. DIPUTACION FORAL DE NAVARRA, FEDERACION ESPAÑOLA DE MONTAÑISMO, EXCMO. AYUNTAMIENTO DE PAMPLONA, FEDERACION VASCA DE MONTAÑISMO, DELEGACION NAVARRA DEL CONSEJO SUPE­ RIOR DE DEPORTES, DELEGACION NAVARRA DE MONTAÑISMO Y DIARIO DE NAVARRA Otras colaboraciones recibidas:

Material de montaña, ropa y calzado: Lanas Joaquín Alonso, Industrias Serval, L'lgloo, IIcosa, Yolfersa , Calzados Eya, Deportes Marpún, Deportes Navarcorena, Bost , SA Laprade-Desmaisson, Galivier, Deportes Olimpic, Gonzalo Figuei­ ral.

Alimentación: Arroz La Campana, Autoservicio Sal.toki, Brun bon Iie Bing, Cara­ melos El Avión, Queso Suizo, Cervezas El Aguila, Chocolates Or­ bea, Chocolates Loyola, Conservas El Escolar, Conservas El Encie­ rro, Conservas Garavilla, Conservas Jae, Conservas La Danza, Zu­ zitola, S.L., Conservas San Fermín, Copeleche, Dulces Unzué, El Almendro, Embutidos Goicoa, Embutidos Viter, Embutidos El Pam­ plonica , Galletas Marbú, Galletas Cuétara, Gallina Blanca, Gerdabel Española, SA, Gureola Scot, Ingranasa. Vinos Las Campanas ,

Licorera Blanca de Navarra , Mosto Greip, Sr. Malón, Nocilla, Pan Bimbo, Pastas Urdánoz, Pedro Domecq, Autoservicio Azagra, Vinos Maulsón.

Productos farmacéuticos: Dabur-Chibret, Rhod ia Ibérica, Roche, Abrot, Abello, Antibióticos, Andreus, Boehringer, Bonald, S.A., Cusi , Durban, Elmu, Aurop ­ harma, Hoeschst Ibérica, Hosbon, S.A., Icifarma, Inibsa, Uorente, Merck, Pfizer, SA, Prodes, Latino, Rocador, Soussel Amor, San­ doz, Seid , SA, Schering España, Sterwin , Uquifa, Wander, SA Arístegui , Lorca, Cinfa .

Productos varios: Alca, Cromados Sánchez , Ferreterla Eceiza y Murillo, Gráficas Xa­ bier, Mas, S.A.,Plásticos Bacaicoa, Pirotecnia Oroquieta, Magefesa, Nubiola, Negra Industrial, Rank Xerox, Cointra, S.A., Cegasa- Txl­ mist, Kiwi, Droguería Garbi, Librería Areta, Pinturas Pivana, Climax .

Otras ayudas: Anaitasuna, G.M. Errotazar, G.M. Ori-Mendi, C.D. Navarra, C.D. Amaya, Jesús M.a Soto, Mapsa, Garbi, S.L., Banco de Bilbao, De­ coestudio, Torfinasa, Inasa, Eduardo Cortina, S.A.,Ayuntamiento de Beriain. Asl mismo queremos dejar constancia de nuestro agradecimiento a los Sres: Ignacio Zoco, José Antonio Armendáriz, Daniel Funez, José Paytubí, lñaki Oteiza, Antonio Anguera, José ColI, José M.a Torrabadella, Ramón Juliá, Jaime García Orts, Francesc Santón, Jean Coudrait, Louis Reichardt, Francesc Norera y Masu Nitta.

Recuerdo y dedicación En la cumbre del Dhaulagiri recogimos un preciado documento. Envuelto en un plástico había dos fotograflas de dos montañeros junto con una carta escrita en japonés que un amigo había dirigido a un miembro de la expedición que anteriormente habla subido hasta la cima. La carta traducida al castellano dice entre otras cosas: " Los cerezos están cada día más floridos, el aire se ha tem­ plado y hay una sensación de primavera. Vosotros ¿cómo estáis? Hace casi dos meses que partísteis y creo que vuestra cara estará tan morena como la de vuestros sherpas. ¿ Qué tal vais montando los campamentos? ¿ Y vuestra prepara­ ción física? ¿Coméis mucho y de todo? Las fotografías que pedíais de Tanaka y Nakata, que en paz descansen, te las envío con la carta. Fuimos a pedirlas a sus padres. Cuando los encontramos hubo mucha ..sensación . y emoción. Por favor, subir a lo más alto y allí, en la cima, enterrar sus fotos. El Himalaya había sido siempre su sueño y allí descan­ sarán. Decidnos luego el sitío exacto donde las habéis puesto»

Luego hay una serie de detalles referentes a otro accidente ocu­ rrido en montaña y termina con una poesía que no se puede traducir al pie de la letra, pero que viene a decir lo siguiente:


BU SQUEDA DE LA PRIMAVERA " Hasta la caída del día, deambulé de aquí para allá, písé las nubes, atravesé los mon tes y valles en bus ca de la prímavera, p ero no pude enco ntrarla por níngun a parte. Sin emba rgo al volver a casa, p or casualidad toco la copa de un ciruelo, y con sorpresa, veo qu e los brotes están suttciememenie abíertos por las puntas de las ramas. Enseñan za: La verdad se encuentra en el alma d e uno mismo , sín que haga falta bu scarla fuer a ní lejo s de sí." por TAIEKI

Este bello gesto japonés hacia dos compañeros de afición nos hace pensar inevitablemente en tres nombres: Leandro Arbeloa, Javier Pastor y Juli án Lasterra, que d ieron su vida por la montaña como tantos otros, pero con los cuales soñamos por este «o cho rnil». Sea para ellos nuestra mejor dedicación y recuerdo.

La vivencia de los sherpas que nos han de jado uno de los mejo re­

recuerdos de voluntar iedad y entrega, queda grabada con letras df

oro en nuestro interior como una de las experiencias más gratas.

Al término de este libro queremos tener también una dedicaciór

especial a los montañeros más vetustos que nos enseñaron este

bello cam ino y que con su ejemplo de pe rseverancia, nos incitaron

al mundo de la aventura.

y por último a los más jóvenes que nos siguen. Para que cami nen

por las sendas de la montaña, no impo rta sea fác il o difícil. Nos

daríamos por sat isfechos si con nuestro ejemplo hemos pod ido

hacer surgir nuevas vocaciones o fortalecer otras débiles , aunqu e

sólo sea hacia las montañas sencillas que rodean nuestra geogra­

fía. Hac ia ese contacto con la vida sin grandes art if ic ios, en donde

la am istad del compañero y el sacrificio del esfuerzo , nos hagan

encontrarnos con un deporte sano para . el cuerpo y el espíritu .

Nuest ra aventura ha terminado , pero la vida sigue y el hombre está

hecho para soñar y realiza rse.

Dejemos vagar sin prisas nuestra imaginación por el perf il de

montañas que pueblan la faz del mundo, en busca de otras aven­

turas con que sat isfacer nue stra forma de vivir ...

dI~ . ¡f.¡ l'Im~

~t:f~~ His Majesty's Government ot. Nepal

Ministry of Tourism

F.t%lt :HJ:ili'! ;>o~_:Hí<'!c¡;)<mro--'¡¡,rn:rr ~ Sil jjl ~i<¡"¡ '1'7, ~ c¡;) ~f.'tí!l Qq<illffll~ YO!'llluá"n:i'er1 c:~~_ _ ~ 3'fil1~

iliF'C'l:H q\?¡ffl

Nuestro mejor recuerdo al equipo de sherpas. El primero de la derecha es Ang Rita que subió a la cumbre en representación de todos ellos.

O¿¡Cl&I~I® U'2lJi

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til:lIUl-m;¡' ticmf <1IR~ tJ 1

<1I~C¡;)<'l ~)

This is to certify that Sp..nish Dho\lla~expéd itlon led by Mr. Gr. ClQ[io Ariz of Sp,lin .__ successfully c1imbed ~meter h igh Mt. Dboula<:¡iri"1 1 ~ lq~I¡ ,'9 79 K¡llh mandu

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in the year 1979 :;prin~_. J'\-'"

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SceIC!;"Y

Este es el certificado oficial que extiende el Gobierno del Nepal, reconociendo la ascensión al Dhaulagiri l.

Las bengalas para casos de emergencia sirvieron en nuestra fiesta nocturna de despedida.

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G. U. N Pradh.1It


El proceso de superacion que ha ido marcando los pasos durante los últimos años de nuestro montañismo, ha culmi­ nado en uno de los sueños más altos a que se puede llegar en nuestro deporte; la conquista de una cima de ocho mil metros. El Dhaulagiri es la séptima montaña más alta del mundo y se eleva solitaria en un paraje inhóspito, rodeado de hielos eternos. El constante azote de vientos fortísimos le ha hecho merecedor del sobrenombre de «La montaña de las tormentas". La tenacidad de un equipo bien prepa­ rado, en donde la base es el trabajo comunitario, unido a la colaboración de un magnífico plantel de sherpas y a un tiempo excepcionalmente bueno en el momento preciso, han sido la clave del éxito culminante. Esta apasionante aventura alpinística, se ve complementada con la vivencia de aquella tierra, en donde el tiempo tiene distinto significado; con un pueblo afe­ rrado a sus tradiciones, su religión y su trabajo cotidiano. Este libro es un reflejo vivo de cuanto acontece al equipo expedicionario desde que salió de Pamplona, hasta la cumbre de la montaña; pasando por Kathmandu y sus históricos alrededores, la larga marcha de aproximación para llegar al pie del coloso con la intermina­ ble hilera de porteadores, y el ataque técnico de una expedición de gran en­ vergadura , para superar todas las difi­ cultades del camino .


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