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Cuaresm a Año

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Del Éxodo a l a Pascua Ministerio de Paulist Evangelization Ministries 3031 Fourth Street, NE Washington, DC 20017

M i c a m i n a r d i a ri o d u r a nte l a C ua resm a

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ag r a d e c i m i e n to

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Autor n Padre Frank P. DeSiano, CSP El padre Frank DeSiano, CSP, es un conocido conferencista y autor, presidente de Paulist Evangelization Ministries. Varios de sus libros, que incluyen ¿Por qué no considerar convertirse a católico? están disponibles en www.pemdc.org. Editor general n Padre Kenneth Boyack, CSP EDITORA DEL INGLÉS n Sra. Paula Minaert TRAductora n Marina A. Herrera, Ph.D. Diseño y maquetación n Pensaré Design Group, LTD

Del Éxodo a la Pascua Mi caminar Diario durante la cuaresma

IMáGEn de la tapa n © AYImages / iStockphoto.com Nihil obstat: P. Christopher Begg, S.T.D., Ph.D., Censor Deputatus. Imprimatur: Reverendísimo Barry C. Knestout, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Washington, 28 de marzo de 2012. El nihil obstat y el imprimatur son declaraciones oficiales de que un libro o panfleto está libre de errores doctrinales o de moral. No implican de forma alguna que quienes han otorgado el nihil obstat e imprimatur están de acuerdo con el contenido, las opiniones o declaraciones expresadas. Copyright © 2012 de Paulist Evangelization Ministries. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este folleto puede ser reproducida o transmitida en ninguna forma o medio, ya sea electrónico, mecánico, fotocopia, grabación, o por ningún sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso del propietario de los derechos. Las lecturas para la misa del domingo han sido tomadas del Leccionario I © 1976 Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia del Episcopado Mexicano. Todos los derechos reservados. Se usan con permiso. Otras referencias bíblicas son tomadas de la Biblia Latinoamérica © 1972, Ramón Ricciardi y Bernardo Hurault, Sociedad Bíblica Católica Internacional. Se usan con permiso. Las selecciones de la misa se han tomado del Misal Romano © 2006, Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia del Episcopado Mexicano. Todos los derechos reservados. Se usan con permiso.

Pa d r e F r a n k P. D e S i a n o, C S P

Publicado por Paulist Evangelization Ministries 3031 Fourth Street, NE, Washington, DC 20017 www.pemdc.org Imp r es o en a b r i l de 2 0 1 2

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I n t ro d u cc i ó n

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Introducción La Cuaresma ofrece, a los católicos y a todos los cristianos, la invitación más grande de nuestra vida. Cada año, la Cuaresma nos llama al asunto central de nuestra vida espiritual: vivir más plenamente como discípulos radicalmente identificados con Jesucristo, y a abrir nuestro corazón aún más profundamente al Espíritu Santo que Jesús sigue enviándonos. Una manera de pensar acerca de este asunto esencial de nuestra vida espiritual es con la imagen de la peregrinación. En la anti­ güedad, las personas que buscaban la renovación a menudo iban en peregrinación –largos viajes a lugares santos como manera de ponerse totalmente bajo la guía y voluntad directa de Dios. Estas peregrinaciones del pasado no se parecían a los viajes modernos, llenos como sucede a menudo, de muchas comodidades y hoteles cuatro estrellas. En cambio, en aquellas los peregrinos realmente ponían su vida en peligro. Ponían su existencia en manos de Dios, arriesgándose a climas potencialmente desastrosos, enfermedades y ataques de los ladrones del camino. Una peregrinación los ayudaba a ponerse de forma radical, en relación con Dios. Cuaresma y peregrinación están la una conectada con la otra. La Cuaresma refleja la peregrinación de la gente que se está preparando para unirse a la Iglesia Católica en la Pascua. En particular, la Cuaresma es el tiempo en que los “electos”, se preparan intensamente para recibir los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía por primera vez. Los cuarenta días de Cuaresma recuerdan los cuarenta años en que el pueblo hebreo anduvo errante por el desierto, que se reflejan en la vida de Jesús con sus cuarenta días de ayuno en el desierto. 2

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i n tro d u cc i ó n

La Cuaresma también refleja el camino de toda la Iglesia hacia la esperanza Pascual, tan dramáticamente celebrada como el punto culminante y la meta del tiempo de Pascua. Este año los peregrinos serán expuestos, de manera especial, a los desafíos gráficos del Evangelio según San Lucas, que se ven en sus imágenes convincentes de la misericordia divina, el amor desinteresado y el servicio. Estos desafíos servirán de guía para el progreso al que Dios nos llama continuamente en nuestro propio camino. Las reflexiones diarias en este folleto te llevarán al Evangelio del próximo domingo y a diferentes partes de nuestra Eucaristía católica. Te orientarán hacia las celebraciones dominicales, que sirven como señales en nuestro camino cuaresmal. Las reflexiones te invitarán a ver dónde estás en tu vida –y para qué Dios te invita. En las páginas de los seis sábados de Cuaresma, ofrecemos una lista de las lecturas para la misa del domingo siguiente. Por ejemplo, las lecturas del Primer Domingo de Cuaresma en la página 15 lucen así:

Lecturas dEl 1o Domingo de Cuaresma Deuteronomio 26,4-10; Salmo 91,1-2.10-11.12-13.14-15; Romanos 10,8-13; Lucas 4,1-13 responso al Salmo: Acompáñame, Señor, en la

tribulación. Planea leer y rezar con estas lecturas en algún momento durante la semana mientras te preparas para la misa dominical. Muchos católicos han adoptado esta práctica como parte de sus ejercicios espirituales semanales, y encuentran que nutre su alma. Pide al Espíritu Santo que te guíe para hacerlo un hábito del corazón. m i c a m i n a r d i a r i o d u r a n t e l a c u a r esm a

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S e m a n a d e l M i é rc o l e s d e C e n i z a

Lunes

Podemos sentir los músculos de los jugadores flexionarse. Podemos sentir la tensión según la flacidez del invierno se derrite bajo la disciplina de la primavera.

Aunque las celebraciones principales coinciden aproxima­ damente con los cambios estacionales, no necesariamente tenemos esta experiencia. La Navidad, por ejemplo, se alinea con el comienzo del invierno, pero podríamos haber sentido frío muchas semanas antes del 21 de diciembre. La Cuaresma coincide aproximadamente con la primavera, pero su inicio puede no sentirse diferente al frío de las semanas anteriores. Reflexión Ya sea que la primavera llegue temprano o tarde, la Cuaresma se lleva a cabo de todos modos. Desde los tiempos antiguos, los católicos han dedicado estos cuarenta días antes de Pascua como un período de creciente intensidad, una mayor concentración consciente de lo que Dios nos llama a ser y hacer. En Cuaresma se inicia el tiempo más importante del año litúr­ gico. Es la primera parte del Tiempo que va desde el Miércoles de Ceniza hasta el Domingo de Pentecostés –noventa días en total. Los cuarenta días de Cuaresma nos preparan para la Pascua; los cincuenta días después de la Pascua (el Tiempo de Pascua) nos dirigen hacia Pentecostés, cuando la Iglesia expande las implica­cio­ nes de la Muerte y Resurrección de Jesús que cambiaron el mundo. La Cuaresma, al llamarnos a prepararnos para la Pascua concen­trando nuestro corazón, parece ser análoga a lo que sucede en el mundo del deporte. Los medios de comunicación empie­­zan a cubrir las historias de los jugadores de béisbol en el entrenamiento de primavera, un intenso período de concentración en que los jugadores se preparan para la temporada. Leemos acerca de los entrenamientos, los procedimientos especiales de preparación y la condición física de los jugadores. 4

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¿Qué pasa con nuestra condición espiritual? ¿Nuestra debilidad espiritual? ¿Nuestra fuerza interior? La Cuaresma nos llama a nuestro propio entrenamiento primave­ ral. Es un tiempo concentrado para avanzar en el camino que Dios quiere para nosotros, un tiempo para coordinar el esfuerzo personal. Afortunadamente, sin embargo, es también un tiempo en que los católicos, como comunidad, nos ayudamos mutuamente a crecer en el reabastecimiento de nuestra fe. Es un entrenamiento espiritual de primavera. Preparémonos para estar listos.

Pregunta ¿Cómo son la Cuaresma y la Pascua tiempos significativos en tu vida? ¿Piensas que das a este tiempo la atención que merece?

Acción Elije una de tus figuras favoritas de los deportes o las artes. Intenta imaginar lo que esa persona hace con el fin de estar listo para trabajar en su campo. Mira a ver si ese ejemplo te dice algo.

ORAción Señor, ayúdame a prepararme para este nuevo tiempo espiritual. Ayúdame, junto a mi hermana y hermano creyentes, a llevar a cabo los cambios que me llamas a hacer. Ayúdame a enfocarme en tu Hijo, Jesús, quien se prepara para guiarme por los misterios de su muerte y resurrección. Dame la fuerza para seguir su ejemplo. Hazme consciente del poder del Espíritu presente en mi vida. Amén. m i c a m i n a r d i a r i o d u r a n t e l a c u a r esm a

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Martes La Cuaresma empieza siempre en el desierto. Es en el desierto que el pueblo hebreo anduvo errante después de huir de Egipto (el Éxodo). Es el desierto lo que cruzaron al regresar a casa del exilio en Babilonia 750 años más tarde. Es el desierto donde Jesús va y, por nosotros, sufre las tentaciones. La semana del Miércoles de Ceniza nos prepara para el encuentro de Jesús con el tentador.

Solemos pensar que la tentación significa enfrentar algo casi irresistible y luego ver si podemos, de hecho, decir no. Sin duda, la tentación a menudo se presenta de esta manera, en especial cuando está dirigida a nuestros apetitos naturales más fuertes. Pero quizás las tentaciones más profundas que enfrentamos se encuentran debajo de nuestros apetitos naturales. Quizás se encuentran en nuestro corazón y en la imagen del mundo que llevamos en la cabeza: nuestras actitudes básicas en la vida, que guían nuestras acciones. Una tentación, después de todo, puede ser una imagen completamente distorsionada de nosotros mismos y nuestro mundo –la cual adoptamos a pesar de su distorsión– un estilo de vida alternativo. Y podemos ser buenos en contarnos a nosotros mismos muchas mentiras. Las tentaciones de Jesús no parecen similares a las nuestras hasta que reflexionamos en ellas. El Tentador le presenta a Jesús un curso alternativo para su vida. En vez de vivir completamente para el Padre y hacer Su voluntad (es decir, el Reino) el Tentador insta a Jesús a que viva para él mismo, para su fama y seguridad.

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Ésta, por supuesto, es exactamente la tentación fundamental que enfrentamos en la vida. Tan solo mira cómo intentamos inflar nuestra autoestima y cómo intentamos hacer seguras nuestras vidas, que son básicamente inseguras. Por eso la Cuaresma comienza planteando una de las preguntas centrales que debemos responder en la vida: ¿para qué vivimos? O, mejor dicho, ¿para quién vivimos? ¿Para Dios? ¿O sobre todo por nosotros mismos o, lo que es peor, para ilusiones sobre nosotros mismos?

Pregunta

Reflexión

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Si alguien viviera completamente para Dios, ¿cómo crees que sería su vida?

Acción Intenta descubrir a qué aspectos de las noticias les prestas atención. Mientras lees el periódico o revisas los enlaces a las noticias en tu computadora, mira las historias principales. ¿Ves en estos relatos a gente que ha sido tentada? ¿Cómo? ¿Cómo respondieron al desafío?

Oración Señor, tú nos hiciste del polvo de la tierra y soplaste tu Espíritu en nosotros. Sin embargo, nos alejamos de ti por el pecado y las muchas maneras en que te malinterpretamos a ti y a nosotros mismos. Es este tiempo de renovación, ten piedad de nosotros. Llévanos de nuevo a Ti y a la vida de tu Hijo, Jesús. Amén.

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S e m a n a d e l M i é rc o l e s d e C e n i z a

Miércoles de Ceniza Todo el mundo parece despertar cuando se acerca el Miércoles de Ceniza. Todos los católicos sienten algo dentro, algo instintivo. En ciudades y pueblos, jóvenes y viejos, todos se preparan para recibir las cenizas. ¿Qué significan esas cenizas?

La Iglesia da la ceniza con dos oraciones. La oración más antigua dice: “Acuérdate de que eres polvo y al polvo has de volver”. Una segunda oración se introdujo en la década de 1960, y ha ampliado para los católicos el significado de este rito. Las cenizas, esta oración destacó, no solo son un recuerdo de nuestra mortalidad (como se ve en la primera oración). Son más que eso, llaman a los católicos a la conversión. Y por eso la segunda oración dice claramente: “Arrepiéntete y cree en el Evangelio”. Este conjunto de palabras viene directamente de los relatos del Evangelio según San Marcos y San Mateo, durante el primer discurso de Jesús. Esto es lo que le dijo a su sociedad, a sus contemporáneos, a los líderes religiosos, y a la gente común. Hoy en día, si el sacerdote, diácono o ministro laico utiliza la primera o segunda oración, cuando recibimos las cenizas, se trata de una llamada apremiante a la conversión. El arrepentimiento ciertamente es algo más que hacer penitencia. Las cenizas son ciertamente más que un signo ritual. En los tiempos antiguos, las cenizas y el arrepentimiento reflejaban un cambio, un giro radical de una vida. En la historia de Jonás, por ejemplo, la gente se pone las cenizas ella misma como su última oración desesperada por la salvación de la ciudad de Nínive.

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Estas antiguas tradiciones son parte del simple rito que usamos hoy en día de la imposición de las cenizas en la frente, y lo enriquecen mucho. Miles de años de oración por la conversión nos llegan en este simple rito. Una vuelta completa, un cambio radical, una nueva partida, un cambio total de la mente: a esto es a lo que el rito llama a los creyentes hoy. ¿Cómo me llaman a mí?

Reflexión

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Pregunta ¿Qué significa la recepción de la ceniza para ti?

Acción Como parte de tu disciplina de Cuaresma, intenta identificar un área específica de tu vida en que necesitas cambiar las cosas, obviamente no pienses en un área superficial sino en una profunda y significativa. Identifica dónde quiere Dios que crezcas y cambies y los pasos específicos que darás para ir en esa dirección. Escríbelo y piensa cómo realizarás un seguimiento de tu progreso.

Oración Señor, mi conversión nunca termina. Abro el corazón para que me cambies pero siempre parece que necesito realizar más cambios. Ayúdame a no desanimarme. Ayúdame a tener esperanza porque todavía no has terminado conmigo, porque continúas transformando mi vida. Haz de este tiempo de Cuaresma un período de renovación profunda y duradera en mí. Amén.

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Jueves Cada misa tiene una sección llamada la Preparación de las ofrendas. Da comienzo a la segunda parte principal de la misa, a la que llamamos la Liturgia de la Eucaristía (para distinguirla de la primera parte principal de la misa, llamada la Liturgia de la Palabra, que comienza con la primera lectura). La Preparación de las ofrendas incluye llevar al altar las ofrendas de pan y vino y, generalmente en la misa dominical, las ofrendas de los fieles. Reflexión La primera lectura de este Primer Domingo de Cuaresma es del Libro de Deuteronomio, uno de los Libros de la Ley del Antiguo Testamento. En la lectura, Moisés le explica al pueblo hebreo cómo el sacerdote debe hacer una ofrenda, los primeros frutos de la cosecha, que la gente lleva y pone en un cesto. Por muchos siglos, esta antigua actividad se repitió en esta parte de la misa, y los cristianos llevaban ofrendas de distinto tipo –alimentos, animales y otros recursos– para dárselos al sacerdote para los pobres. Nuestra colecta de dinero refleja estos antiguos ritos. La primera lectura pone esta colecta de ofrendas de la cosecha en el contexto de la ayuda salvífica de Dios a los israelitas. El autor recuerda este relato, cómo el pueblo hebreo fue llevado a Egipto y eventualmente se convirtió en esclavo: “… clamamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra humillación, nuestros trabajos y nuestra angustia” (Deuteronomio 26,7). A la luz de este relato, el sacerdote hace la ofrenda a Dios. “Por eso ahora yo traigo aquí las primicias de la tierra que Tú, Señor, 10

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me has dado” (Deuteronomio 26,10). En otras palabras, las ofrendas reconocen el generoso e inmerecido amor que Dios le ofrece a cada persona. Si Dios ha hecho esto por nosotros, entonces ¿qué podemos hacer por Dios? Algunas parroquias (no suficientes) hablan sobre la corresponsabilidad, la cual lamentablemente muchos católicos asocian solo con el dinero. Lamentablemente, los católicos también asocian la colecta dominical de la misma manera: abrir las billeteras para dar dinero. Pero no se trata de dinero. Se trata de nosotros y de nuestra relación con Dios, y de cómo respondemos adecuadamente al asombroso amor de Dios.

Pregunta ¿De qué manera sueles pensar en la colecta de la misa dominical? ¿Donas el dinero que tienes a mano en ese momento o piensas en tu ofrenda con anticipación?

Acción Piensa en los regalos más memorables que has recibido en tu vida. ¿Qué te hace recordarlos? ¿Qué significaron estos regalos para ti? ¿Cómo relacionas el regalo con la persona que te lo dio?

Oración Bendito seas, Señor Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida. Bendito seas, Señor Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación. (De la Preparación de las ofrendas) m i c a m i n a r d i a r i o d u r a n t e l a c u a r esm a

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Viernes

música favorita, el tiempo que pasamos holgazaneando o visitando el refrigerador de noche? ¿Cuál es el valor de privarnos de ellos?

Los católicos mayores recuerdan cuando todos los viernes eran días de abstinencia, lo que significaba que los católicos se abstenían de comer carne. La carne, culturalmente, era un signo de extravagancia para mucha gente, por lo que abstenerse de la carne mostraba nuestra oposición al derroche. Ahora nuestra práctica católica consiste en abstenerse de comer carne solo el Miércoles de Ceniza, el Viernes Santo y los viernes durante la Cuaresma. Reflexión No necesitamos ser vegetarianos para comprender que no comer carne no nos resulta difícil hoy. Mucha gente, después de todo, disfrutaba de la abstinencia de la carne porque le ofrecía una excusa para comer pescado, algo más deseado y caro. Pero la práctica de la abstinencia debe guiarnos a la disciplina personal, es decir, a privarnos de algún deseo en pos de algo más importante. En nuestro mundo, donde los inmensos centros comerciales suelen definir y dominar nuestros vecindarios, todos nuestros deseos parecen llevarnos a alguna manera de satisfacerlos. Una de las razones por la que la gente suele alabar la ciudad de Nueva York es porque, como dicen: “Puedes conseguir lo que quieras, de día o de noche. La ciudad nunca duerme”. ¿Entonces cuál es el valor de privarnos de nuestros caprichos cada tanto? De algunos caprichos –los que son seriamente pecaminosos– sin duda debemos privarnos. Pero ¿qué hay de otros caprichos cotidianos, lo que miramos en TV o nuestra

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¿Podría ser que una de nuestras ilusiones más grandes supone pensar que somos el centro de todo y que la vida nos debe todo lo que queremos? Más allá del egoísmo inherente en este tipo de actitud, no olvidemos nuestra frecuente ceguera a cómo millones de personas se ven privadas de las cosas más mínimas de la vida y anhelan lo que nosotros descartamos o damos por sentado. ¿Podría haber algún valor en que al privarnos de nuestros caprichos, al menos, nos sintamos identificados con la enorme masa de la humanidad que sufre y pasa necesidad? Y no hablamos de gente en el extranjero. ¿Y la clase marginada en nuestra propia sociedad, que vive para comer? ¿Por qué no identificarnos con ellos, como Jesús lo hizo?

Pregunta ¿Alguna vez te privas de algo que te gustaría tener y puedes comprar?

Acción ¿Distribuye tu parroquia una alcancía para recolectar dinero para dar a las misiones o a los pobres al final de la Cuaresma? Procura conseguir una y llénala conscientemente como acto de limosna, y no solo un lugar para colocar el menudo sobrante.

Oración Señor, ayúdame a librarme de mi constante preocupación por mí mismo para que pueda estar libre para cubrir las necesidades de los demás. Amén.

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Sábado

Pregunta

Gran parte de la misa consiste en oraciones rezadas en voz alta. Algunas, sin embargo, son rezadas en silencio por el sacerdote, entre ellas, las hermosas oraciones que el sacerdote reza justo antes de la Comunión. Reflexión “Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de Ti”. Con estas palabras, vemos una de las dimensiones más impor­ tantes de comulgar: cómo sus efectos deben perdurar en nosotros. El acto de comer el pan y recibir el vino pueden parecer momen­ tos completos: los vivimos como momentos silenciosos e inten­ sos. Y luego nos ponemos de pie y nos marchamos de la iglesia. Esto puede hacernos sentir que el momento sagrado es solo aquel en que recibimos la Sagrada Comunión y que, luego, volvemos a ser como antes. Pero el momento en que recibimos la Sagrada Comunión realmente encarna y manifiesta la unión continua que tenemos con Dios por Jesús, una unión que perdura antes, durante y después de la misa. El Evangelio para mañana, la tentación de Jesús, revela exactamen­ te esta cualidad de Jesús: que cumplió siempre los manda­mientos del Padre. Jesús es un ejemplo para sus seguidores del compromiso inquebrantable al que aspiramos en nuestra relación con Dios. La Comunión no es solo recibir al Señor, sino unirse al Señor, una unión que nunca debe romperse, una participación que debe reflejarse en todo nuestra vida. 14

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¿Cuándo, además de durante la misa, notas tu unión con Jesús? ¿Cómo es esta unión?

Acción Durante la semana, hazte el propósito de dedicar tiempo cada día para reafirmar tu unión con Jesucristo. Procura hacerte consciente de la cualidad duradera de la Eucaristía en tu vida. Reza por los que no son firmes ni constantes en su adhesión a Dios. Puedes hacerlo en la Adoración al Santísimo. Si en tu parroquia no la hay , puedes encontrarla en línea: visita www.masstimes.org, ingresa tu código postal y luego pulsa en Adoraciones.

Oración Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo, diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal. Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de ti. (Oración antes de la Comunión recitada por el sacerdote)

Lecturas dEl 1o Domingo de Cuaresma Deuteronomio 26,4-10; Salmo 91,1-2.10-11.12-13.14-15; Romanos 10,8-13; Lucas 4,1-13 responso al Salmo: Acompáñame, Señor, en la

tribulación.

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