Revista espacios y memorias numero2 previa

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Memorias

REVISTA DE HISTORIA Y GEOGRAFÍA SOCIAL Y CRÍTICA.

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Revista Espacios & Memorias, Nº 2.

Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, Chile. Diseño y diagramación: Simón Carrera Castro Impreso en Imprenta UMCE

Octubre, 2017


Índice Presentación UMCE: Ex Pedagógico, Ex Academia. Memoria y trauma de la universidad. Sergio Estrada A.

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Iquique: cuerpos de policía y sectores populares en la batalla por el control social y el ordenamiento del espacio urbano. Damián Lo Chávez.

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“La tierra pal’ que la trabaja”: La ANUC Y el movimiento campesino colombiano 1967-1977. Erick Andrés Pérez Yáñez

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Un mundo donde quepan muchos mundos: Neozapatismo y el EZLN en México. Felipe Ignacio Moya Ortega y Felipe Andrés Zañartu Toloza

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Ensayos

Autonomía territorial: necesaria para garantizar el derecho a la comunicación de los pueblos indígenas de Colombia. Gloria Stella Mora Mancipe

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Entrevista Reflexiones sobre la memoria social. Hacia la recuperación de lo popular: Entrevista a Mario Garcés Durán Felipe Vera y Sebastián Rojas

77

Memorias del Carbón: Entrevista con Omar Sanhueza Diego Calderón

87

La guerra por la paz: Entrevista con guerrillero Mauricio Gareca, miembro de la Comisión Política de las FARC-EP Fidel Bermello

95

Reseña Gabriel Salazar. Los caminos del pueblo. Reflexiones de prisión y exilio sobre política revolucionaria en Chile (19761984). Carlos Sandoval Ambiado

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Molina, Jorge (ed.). Nuevas Historias de la Población La Pincoya. Seryho Astudillo Espinoza

106

Claude Lacaille. Un Cura Rebelde en Tiempos de Dictadores. Jorge Alejandro Molina Jara

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica.

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Espacios & Memorias |

UMCE: Ex Pedagógico, Ex Academia. Memoria y trauma de la universidad.*

Sergio Estrada A.** Resumen

El presente artículo se enfoca hacia el análisis crítico de la construcción de las memorias y de las identidades al interior de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación dentro del contexto de la intervención por parte de la Dictadura Militar de Pinochet sobre la Universidad de Chile, que termina con el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile para construir la Academia Superior de Ciencias Pedagógicas que posteriormente dará paso a la UMCE. Desde este marco, se pone en cuestión la identidad de la Universidad Metropolitana actual constituyéndola como un espacio de combate de identidades, sustentadas en memorias que persisten y se disputan un mismo espacio institucional aún no solucionado. La investigación asimismo, está desarrollada desde las memorias de sus protagonistas, que dan cuenta de las condiciones y mecanismos en que se vive la imposición de la Dictadura sobre la Universidad. Palabras Clave: UMCE, Universidad, Dictadura, memoria, identidad.

* El presente trabajo constituye una primera investigación, en el marco de un trabajo mayor titulado La Universidad que fue y será: la construcción de identidades en la UMCE, USACH y PUC durante la Dictadura Militar (1973-1989), que será próximamente publicado. ** Profesor de Historia, Geografía y Educación Cívica (UMCE); Magister en Arte, Pensamiento y Cultura Latinoamericanos (USACH); estudiante de Doctorado en Estudios Americanos (USACH). Académico del Departamento de Historia y Geografía UMCE.

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. El grito del Pedagógico, o “el Peda” como se le llama comúnmente, resuena dentro de las marchas que desde hace un buen tiempo hasta esta parte se han tomado la Alameda, para hacer notar su aún vigente presencia dentro de toda manifestación que implique temas de educación. Y es que, tal como queda de manifiesto a través de la sola voz que se levanta de entre las demás universidades que constituyen la movilización, el Peda, aún pretende mantener su rol de ser, ir, ver y entregar la educación que el pueblo chileno le exigiera, manifestando su clara responsabilidad social para con el poder o la clase popular de la que se nutre y a la cual atiende. Y es en ello donde descansa la base misma de su imaginario como Universidad, y que por años ha nutrido a los muchos estudiantes que deciden entrar y transitar por sus aulas y pastos, quienes continúan gritando su nombre dentro de la multitud universitaria chilena, finalizando con el nombre triunfante del Pedagógico de Chile. Sin embargo, legalmente hoy la institución no existe. De hecho, hace varios años que el nombre desapareció y hoy en su lugar se ubica la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE), la que si bien a un nivel físico-espacial ocupa las antiguas dependencias del Pedagógico y educa a los estudiantes que buscan formarse bajo el antiguo nombre de la desaparecida institución, mantiene una existencia complicada. Incluso yendo más allá podríamos hablar de una existencia dudosa, nada más que una simple fachada, un espacio impropio y propio a la vez, donde su débil existencia solo se entiende y sostiene en la herencia que intenta mantener con el Instituto Pedagógico, de cuya identidad se aferra, alimenta y sostiene, situación que resultó del triunfo de la intencionalidad de la Dictadura para con la institución en específico.

Introducción:

¿Somos o no somos? ¡Somos! ¿Vamos o no vamos? ¡Vamos! ¿Vemos o no vemos? ¡Vemos! Somos, vamos, vemos por la Educación ¿Quién la exige? ¡El Pueblo! ¿Quién la entrega? ¡El Peda! ¿Y cómo chucha, compañero? Luchando, creando poder popular

Las afirmaciones anteriores, como ex estudiante de dicha casa de estudios, pueden ser impactantes, e incluso inentendibles considerando el prestigio que aún mantiene en el lugar y que no ha perdido dentro del imaginario social colectivo del mundo universitario nacional, pero es justamente ahí cuando se nos vuelve patente la condición de un espacio sin identidad clara, pues dichos elementos no les son propios a la UMCE sino que son herencias que el Instituto Pedagógico legó a su heredera por continuidad, es decir, la UMCE es lo que es, no por lo que ha

Luchando, creando poder popular ¡Cehachei, CHI Ele-e, LE Chi-chi-chi Le-le-le Pedagógico de Chile!1 1 (UMCE)

Grito de los estudiantes del Pedagógico

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Espacios & Memorias | podido construir de ella, sino por lo que fuese en el pasado. Esta condición también se expresa incluso en lo nominal pues, a pesar de llevar más de 30 años en funcionamiento, el nombre de Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación les es desconocido a la mayoría de la población, quienes incluso la confunden su nombre con otra institución de nombre similar2 y de hecho, de entre las muchas instituciones que cambian de nombre con la dictadura, el Pedagógico es el único que es reticente a reconocer o utilizar, de parte de sus mismos estudiantes, a cabalidad el nombre de UMCE3 en reemplazo del de Pedagógico.

Y esta posición de la UMCE principalmente tiene que ver con lo que sucedió y aún sucede en su interior, pues la institución en su totalidad puede entenderse en esencia como un trauma, una herida abierta que supura lo que fue, quisieron que fuera, lo que perdió, o lo que no ha podido ser, como un espacio ontológico no terminado ni determinado; un lugar difuso y confuso en transición hacia un fin que aún no llega ni que puede siquiera decirse con certeza. La UMCE es un espacio en duda porque es un campo de batalla donde aún combaten dos proyectos de universidad, dos imaginarios contrapuestos que buscan consolidar su identidad en el nombre vacío de la Universidad Metropolitana y es sobre dichos imaginarios y su pugna

2 El nombre de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación es muchas veces confundido con el de la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM). 3 El caso es diferente a otras Universidades que fueron creadas por la Dictadura desde la Universidad de Chile y sus sedes regionales como la Universidad de Tarapacá, La Universidad de Antofagasta, la Universidad Arturo Prat, la Universidad de la Serena, la Universidad de Valparaíso y la Universidad de Playa Ancha (Instituto Pedagógico sede Valparaíso), la Universidad de Talca, la Universidad del Biobío (que nace de la unión de la UTE y la sede regional de la U de Chile) y la Universidad de la Frontera. En el caso de Santiago, la creación de la UMCE y la UTEM (ex Instituto profesional de Santiago de la U. de Chile) fueron parte de las universidades creadas desde la Universidad de Chile, mientras que la Universidad Técnica del Estado pasó a ser la Universidad de Santiago de Chile (USACH) y asimismo su sede en Magallanes pasa a ser la Universidad de Magallanes.

que pretendemos ahondar dentro de la presente investigación, que fundamentalmente se coloca en los cambios y hechos que marcan el paso de la institución durante la dictadura militar de Pinochet, centrándonos específicamente entre 1973 y 1985, años en que se pasará del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, como institución clásica de un pasado ideal de la educación superior, a la Academia Superior de Ciencias Pedagógicas como construcción autoritaria y destructiva de dicha noción de universidad. La implementación de la Dictadura y su política sobre la Universidad. Desde la mirada de Dominik Lacapra, el trauma podría definirse como:

“… una experiencia perturbadora que irrumpe en – o incluso amenaza destruir – la experiencia, en el sentido de vida integrada o al menos articulada de una manera viable. Hay un sentido en que el trauma es una experiencia fuera-de-contexto que perturba las expectativas y desestabiliza la comprensión de los contextos históricos” (Lacapra, D. 2006: 171-172)

El trauma es una experiencia perturbadora o desorientadora, un golpe que confunde y extraña, y que por lo tanto, impide la reacción inmediata de los sujetos contra el hecho que traumatiza. Y en Chile como en América Latina en general, el trauma y sus características traumatizantes, han tomado lugar en innumerables ocasiones a lo largo de su historia, siendo el evento más contemporáneo las dictaduras militares que tuvieron lugar desde la década de los 70`s hasta entrados los 90`s, y que funcionan como el trauma capital para la comprensión de nuestro presente inmediato. No obstante, más allá de cada uno de los eventos traumáticos que ha vivido el continente, la forma en que operan los hechos traumáticos tienen un punto general que los ha caracterizado como experiencia perturbadora: el despojo.

El despojo, actitud colonial por excelencia aplicada a lo largo y ancho del continente desde la conquista, lo entendemos como la supresión o el arrebato de una condición, elemento, vínculo, modo de vida o relación política, social y cultural, que opera básicamente en beneficio de quien lo utiliza al lograr confundir y desorien-

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. tar a quienes sufren dicha experiencia radical, lo que genera la inmediata anulación del sujeto y su proceso histórico-social, reorientando sus esfuerzos hacia la búsqueda o recuperación de lo perdido. Y durante la Dictadura militar, dicho mecanismo funcionó a través de la pérdida de la libertad, la instalación del autoritarismo y la marginación, la pérdida de la participación, la represión, la desintegración, la desaparición y el asesinato sistemático sobre la sociedad chilena y latinoamericana. De tal manera, reorientando el esfuerzo de la sociedad hacia la búsqueda de aquello que le fue arrebatado, los regímenes pueden funcionar o transformar a su gusto las condiciones políticas, sociales, económicas y culturales. Pero para que el despojo funcione tiene que también acompañarse de un discurso y un actuar que lo haga patente y permanente dentro de la sociedad, y por ende debe anular la posibilidad de elaborar el trauma, en palabras de Lacapra, o comprender el quiebre en su totalidad, lo cual se logra al recordarlo y constituyéndolo como un hecho totalizante, fundacional o de quiebre radical, es decir, sacralizar el despojo como un hecho incluso vital.

Y en el caso de las universidades y del Pedagógico en particular, el despojo funcionará a través del quiebre con una tradición universitaria anterior y la instalación de un modelo completamente diferente de universidad, que justamente profundiza el trauma dentro de quienes son parte de dicha realidad.

El periodo anterior a la Dictadura militar estuvo marcado por la presencia de la Universidad como un espacio clave desde donde se desarrollaba la política desde la misma creación de la Universidad de Chile durante la primera mitad del siglo XIX, donde, al igual que desde aquella época, era la juventud que pasaba por las universidades la que le daba sentido y vida a una universidad a la vanguardia de la crítica, la reflexión o incluso la revolución, pues, como dijese Salvador Allende: “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”.

Durante la segunda mitad del siglo XX el papel que cumplirá la universidad dentro de la sociedad estuvo marcado por las discusiones e ideologías que dominaban el panorama político chileno, los cuales tendrán como un gran hito

dentro de la historia universitaria chilena las tomas y movimientos que se producen entre 1967 y 1968, donde casi la totalidad de los planteles universitarios del país comenzarán un proceso de huelga generalizada buscando y logrando una democratización que se tradujo principalmente en la participación del estudiantado en la elección del rector, cargo que era escogido directamente por el Presidente de la República o autoridades al interior de cada campus. Dicha movilización formaba parte de un largo y acelerado proceso de empoderamiento de parte del estudiantado chileno dentro de la sociedad, comprometiéndose y participando en los proyectos nacionales que se estaban gestando y desarrollando durante el periodo, donde alternativas políticas como el MIR o el MAPU no podrían entenderse sin el rol que jugaron los estudiantes universitarios en su conformación. En la Unidad Popular y en medio de la fuerte politización y lucha partidista generalizada a lo largo de todo el país, en las universidades se reprodujeron a escala los conflictos políticos desarrollándose múltiples manifestaciones, huelgas y tomas al interior de los campus, a la vez que duros enfrentamientos entre bandos contrarios, donde la mayor parte de las universidades de Chile y la capital eran cercanas a la posición ideológica del gobierno o al menos compartían una visión revolucionaria de izquierda. Por ello, el golpe militar del 11 de Septiembre de 1973 que derrocó al gobierno de Salvador Allende tendría también un impacto dentro de las universidades chilenas, las que al igual que todas las organizaciones e instituciones del país fueron intervenidas inmediatamente por el régimen de facto, instaurando en todo nivel una política en extremo autoritaria y represiva.

Dentro de dicha política, la universidad debía de ser devuelta al orden y a su función (el estudio exclusivamente), del que durante el periodo anterior al golpe, al politizarse e ideologizarse, se había desviado y donde, peor aún, habían funcionado como núcleos de corrupción de la juventud chilena al comprometerse con ideales “erróneos” del gobierno marxista, los cuales debían de ser extirpados de la sociedad, desde las palabras de Leigh, “hasta las últimas consecuencias” (Hunneus, C. 2000: 100) La intervención de los militares comenzó con

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Espacios & Memorias | la designación de rectores delegados para cada plantel universitario, lo que terminó inmediatamente con el triunfo logrado por el estudiantado a fines de la década del 60, acompañado de fuertes transformaciones a nivel directivo y académico, tal como plantea José Joaquín Bruner conforme: “Se procedió asimismo a suprimir unidades académicas consideradas conflictivas, especialmente en el campo de las ciencias sociales. Académicos de mérito, en un número que alcanza varios centenares, fueron expulsados o exonerados, en un proceso de depuración ideológico-burocrática que, con altos y bajos, se ha prolongado a lo largo del tiempo. De modo similar se produjo una expulsión masiva de alumnos y de funcionarios administrativos, y se impuso la disolución de los organismos representativos de profesores, estudiantes y del personal no académico”. (Bruner, José J. 1986: 141)

Con dichas políticas y a través de las nuevas autoridades delegadas, cada uno de los campus cayó bajo el autoritarismo y la represión que el régimen implementaba a nivel general sobre toda la sociedad chilena, comenzando así con las “universidades vigiladas” de las que hablase Jorge Millas, en referencia a la clara presencia de la dictadura al interior de las instituciones, donde se transformó en pena de castigo cualquier tipo de manifestación política, actividad cultural independiente o incluso la lectura de ciertos autores ahora prohibidos. La discusión teórica tuvo que realizarse de manera vedada e íntima, pues se mantenía una fuerte censura sobre ciertos temas y autores, apoyados por los cuerpos de académicos, también impuestos por el régimen, que velaban por una educación a fin a las intenciones y la ideología de la dictadura militar de Pinochet. A la universidad le tocaba confrontar su mayor desafío: seguir siendo universidad. El Imaginario Pedagógico. De entre todos los planteles universitarios existentes en el país y específicamente en la capital, el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile figuraba como uno de los más movilizados e ideologizados del panorama. No por nada se ganó el nombre de “Piedragógico”, en refe-

rencia a las piedras que lanzaban sus estudiantes contra la policía. Para la Dictadura se transformaría en una amenaza a erradicar, un antro de violentismo izquierdista.

Fundado en 1889 bajo la administración de José Manuel Balmaceda, y por medio del interés de Valentín Letelier, el Instituto Pedagógico tendría la ardua misión de formar a los profesores para un país aún en pañales, transformándose en una de las instituciones más significativas dentro del panorama educacional chileno, desde donde surgieron y pasaron figuras notables desde el ámbito artístico e intelectual que hoy figuran entre los grandes nombres del panteón nacional. Y desde ahí comenzó a gestarse el imaginario cultural y sensorial que marcase a las generaciones que pasaron por sus aulas, de entre las cuales, Neruda, ex estudiante de francés le dedica las siguientes palabras:

“Mis recuerdos recorren tiernamente la vieja escuela universitaria, el Pedagógico, en que conocí la amistad, el amor, el sentido de la lucha popular; es decir, el aprendizaje de la conciencia y de la vida. De aquella escuela y de mis alojamientos sucesivos de estudiante pobre salieron a las imprentas mis primeros libros (…) Aquellos amores gozosos, lancinantes y efímeros, todo esto condicionó mi existencia”. (Citado en Rubilar, Luis. 2012: 120)”.

En sus inicios, el Instituto Pedagógico se ubicó en la esquina de Alameda con Cumming desde donde fue trasladado hacia la mitad en 1950 al campus ubicado en Macul, durante el decanato de Juan Gómez Millas, debido principalmente a la necesidad de espacio que demandaba el crecimiento de la institución. La llegada al nuevo espacio permitió al Pedagógico adquirir nuevas dimensiones y formas en la relación entre sus estudiantes, pues ocupando las que fueran instalaciones del Colegio Inglés, el nuevo campus ofrecía amplios jardines y pasajes que eran acompañados por glorietas de concreto que permitían la conversación y la distención. El nuevo campus ocupaba toda la manzana contando con múltiples entradas como símbolo del libre acceso y paso a lo público. La entrada principal, ubicada en Macul 774, era coronada por un edificio central bordado de enredaderas que lo pintaban de verde, que se transformó en

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. la cara institucional y sobre el cual se podía leer, en letras doradas de metal, el nombre del Pedagógico.

No obstante el cambio de campus no solamente trajo consigo la transformación del espacio físico, sino que permitió el desarrollo de nuevos vínculos de quienes transitaban al interior del Instituto con el nuevo espacio, desde donde se construyó un imaginario que reposaba en el tipo de vida y actividades que se podían realizar en el llamado campus-parque del Pedagógico, a través de las cuales el estudiantado se manifestaba libremente dándole vida e identidad a la institución, ocupando sus glorietas y pastos con la discusión no solo académica, sino también política y social, en palabras del profesor Luis Rubilar: “… desde siempre el Pedagógico significó un privilegiado espacio didáctico, creativo, erótico y lúdico, en el ámbito de la educación y la convivencia nacional” (Rubilar: 42). Por ello el Pedagógico es recordado con cariño por quienes se formaron al interior de sus aulas. El investigador Miguel Espinosa recuerda que:

“Desde el primer día, desde el día de la recepción a mi curso, tuve la sensación de entrar a una etapa superior en que la cultura se abría para mi joven espíritu. Nos recibieron con un recital de poemas leídos ni más ni menos que por Pablo Neruda, María Maluenda y Roberto Parada. Un día inolvidable. Todo un símbolo”4

El Peda significaba un mundo nuevo y atractivo para quienes entraban y se formaban ahí, conformando un vínculo cercano entre los estudiantes y académicos, donde el conocimiento y su construcción era una tarea colectiva y dialógica.

tamiento ideológico. Significó también un estímulo a mi carrera de escritor, que se había iniciado en el liceo. Profesores como el humanista Eugenio González, como César Bunster, Roque Esteban Scarpa, Rodolfo Rojo, me adelantaron en la comprensión de la literatura universal. Todos fueron importantes, cada uno dejó su huella”.5

Y en el caso anterior también se expresa un elemento importante dentro de la vida al interior del Pedagógico y que contribuyó a su persecución por parte de la Dictadura, conforme la institución, como campo de conocimiento y discusión, también se consolido como un campo de manifestación y activismo político, donde, de manera evidente, los partidos de izquierda tenían gran presencia entre los jóvenes que militaban al interior del campus.

De tal manera se construyó el imaginario sobre la Institución como un espacio de saber y creación artística e intelectual pero además como una experiencia sensorial completa. El Instituto Pedagógico, dentro del discurso, aparece como una institución gloriosa y llena de lo que significa el ser universidad y es justamente dicho imaginario lo que alimenta y atiza el trauma en quienes sienten la pérdida del paraíso perdido, configurando también un imaginario del despojo. Y es ello a nuestro juicio lo que significa el triunfo de las intenciones de la Dictadura para con la sociedad chilena, conforme al desarrollar, permitir y alimentar un discurso de despojo anulan las posibilidades de la superación de un trauma o del avance hacia adelante, limitando la actividad a la recuperación de lo quitado. Y ello está directamente relacionado con lo que Dominik Lacapra llama la tendencia a sacralizar el trauma conforme: “La elaboración [del trauma] contrarresta la tendencia a sacralizar el trauma o convertirlo en un acontecimiento fundante o sublime: un momento traumático sublime o transfigurado de percepción interna o abyección reveladora que provoca una avasallante y hasta incapacitante sensación de traición si nos apartamos de la “fidelidad” que le debamos, o al menos debemos a quienes fueron destruidos por los acontecimientos relacionados con el

Esta condición queda de manifiesto aún más claramente en las palabras del escritor Poli Delano, quien estudiase desde 1954 hasta 1960:

“Como en el resto de la sociedad, se expresaba ahí la lucha de clases, pero a través de las ideas, la polémica, el enfren-

4 En “Ex alumnos y docentes reivindican legado del Instituto Pedagógico”, a través de la Radio U.Chile y disponible en: http://radio.uchile.cl/2014/04/30/a125-anos-de-su-creacion-ex-alumnos-y-docentesreivindican-legado-del-instituto-pedagogico.

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Ibíd.


Espacios & Memorias | trauma” (Lacapra, D. 2006: 169)

Es decir, la configuración y sacralización de un imaginario pedagógico glorioso y evidentemente perdido, también ayuda a la sacralización del despojo como un hecho del que no se puede escapar y condena a la Universidad Metropolitana a la inexistencia, conforme esta intenta, por necesidad y por el sentimiento de despojo que mantiene, sostenerse sobre una memoria, de la que si bien es heredera, no le es propia al transformarse en una institución diferente incluso en un plano nominal, pues de hecho, la memoria que reclama que le fue despojada debe de compartirla con la Universidad de Chile a la cual pertenece en un plano institucional. La UMCE como una entidad vacía de significado busca en el Instituto Pedagógico la gloria que necesita para poder existir y sostenerse dentro del ámbito universitario, y es ello la manifestación del acabado intencional que tuvo la Dictadura para con el Pedagógico, la creación de una Universidad que busca su lugar en las cenizas de otra como razón existencial. La UMCE ha sido incapaz de elaborar su trauma. Volveremos sobre ello más adelante. Por ello la instalación de la Dictadura de Pinochet al interior del campus buscaba remarcar la pérdida y la transgresión que se hacía al Pedagógico y su cotidianeidad, buscó romper y despojar a sus estudiantes y académicos del sentido y espacio que les generaba tanta comodidad, instalando en su lugar una gran batería represiva con un tinte claramente militar y así anular la posibilidad de recuperación. La instalación de la dictadura en el Pedagógico. El Golpe Militar sorprendió a muchos aquella mañana del martes 11 de septiembre, pues si bien se sabía y manejaba la posibilidad, el imaginario de un Chile excepcional sin dictaduras largas ni inestabilidades políticas significativas operó para instalar la idea de la imposibilidad de un quiebre de tamaña magnitud. Por ello el Pedagógico abrió sus puertas como todas las mañanas, recibiendo a los funcionarios, académicos y estudiantes para iniciar la jornada académica, pero a las pocas horas ya comenzaban a escucharse los bombarderos que sobrevolaban Santiago. En pocas horas en el campus se instaló la intranquilidad, las noticias que llegaban desde el

centro de Santiago, con Allende apostado en la Moneda y dispuesto a resistir el embate militar, comenzaron a cundir entre las personas que se encontraban dentro del campus, las cuales al poco tiempo se percataron que el mismo parque donde funcionaba el Instituto estaba rodeado de fuerzas militares. La decana de la Facultad de Historia de aquel entonces, la señora María Eugenia Horvitz, relata a través de su testimonio el silencio y el miedo que se sintió al interior de toda la Universidad, conforme llegaban las noticias de que el golpe ya comenzaba a marchar y la resistencia no daba señales de contrarrestarlo. Ante ello la decana junto a otros académicos y ayudantes que estaban en el campus pactaron con el general a cargo del asedio a lo cual este accedió dejando la posibilidad de que el Pedagógico se desalojase inmediatamente6. Una gran parte de los estudiantes lograron salir mientras que otros prefirieron quedarse a combatir y en un par de horas la avenida Macul se llenó de cadáveres. A los pocos días después fueron convocados al campus solamente los directivos de cada una de las facultades que funcionaban en su interior, pues debían de estar presentes en el ingreso y violación que los militares hicieron de la casa de estudios. El fin del operativo era encontrar y eliminar cualquier tipo de material que fuese considerado marxista o contrario al régimen, por lo que se llevó a cabo el allanamiento de todos los edificios, salas y oficinas. En el departamento de Historia y Geografía los militares confiscaron una gran cantidad de libros considerados comunistas e incluso incineraron en el lugar un cuadro de Andrés Bello a quien consideraron que debía ser uno de los tantos teóricos de izquierda que eran venerados en dicho “antro de subversión”7

Junto al allanamiento y ocupación del campus, comenzó inmediatamente a operar el aparato represivo de la dictadura, expulsando tanto a académicos como estudiantes que tuviesen vinculaciones o cercanía con la izquierda, disminuyendo considerablemente el plantel docente del Instituto Pedagógico. Otros con menos suerte fueron detenidos y llevados prisioneros a los 6 Horvitz, María Eugenia. Testimonio recogido de su participación en el seminario “11 versiones del 11 de septiembre” realizado el 28 de Agosto del 2013 en dependencias de la UMCE. 7 Ibíd.

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. campos de detención que empezaron a operar o lisa y llanamente fueron asesinados por los militares (Rubilar: 45).

de dos personas, ellos intervenían pegando bastonazos en las espaldas y piernas. De igual manera se advertía por parlantes, instalados en todo el campus, que a quienes se les sorprenda en reuniones políticas o formado grupos serán sancionados. Los gurkas contaban con una sala que se ubicaba como en el subterráneo de lo que hoy es la administración y que en aquel tiempo era el casino de estudiantes. Cuando existía resistencia por parte de los estudiantes, estos eran llevados a dicha sala donde se le pegaba entre varios de los gurkas. La política instalada era la del miedo y el temor. El pedagógico tenía varias glorietas hermosas, las que fueron destruidas con el propósito de evitar que los estudiantes se reunieran, aún quedan vestigios de ellas frente al departamento de Diferencial”.8

Al igual que en la totalidad de las universidades del país, en cada uno de los planteles se instaló un rector delegado proveniente desde las mismas FF.AA quien comandaba la intervención y “limpieza” de cada una de las facultades y sus departamentos, donde los cargos académicos vacantes fueron llenados con intelectuales que militaban expresamente con la dictadura militar cuya misión sería reorientar el desarrollo de cada una de las disciplinas hacia la visión que el régimen buscaba implementar y asimismo fundamentar las acciones que se llevaban a cabo. Dentro de dicho proceso de depuración de parte de la dictadura las federaciones fueron extinguidas por el nuevo régimen, quienes quitaron al estudiantado cualquier tipo de representación o participación en la dirección de las universidades, censurando cualquier tipo de manifestación contraria a sus absolutas decisiones. Si bien el proceso de intervención universitaria afectó de manera general y similar a cada una de las instituciones de educación superior, el caso del Instituto Pedagógico se transformó en un caso particular de intervención e implementación de un aparato represivo interno cuyo funcionamiento buscó desintegrar el imaginario de la institución.

El Pedagógico estuvo cerrado por un año luego del golpe, reabriendo sus puertas solamente cuando el nuevo orden interno ya se había implementado y se encontraba listo para recibir estudiantes luego de la purga inicial, ante lo cual nuevamente comenzó a recibir matriculados que esperaban por entrar a sus legendarias aulas. Sin embargo el Pedagógico con el cual se encontraron era absolutamente diferente al anterior a 1973. Según recuerda el profesor Patricio Escorza, estudiante de biología durante la época: “El pedagógico era como un campo de concentración de estudiantes. No se podía caminar en grupos de tres estudiantes, los guardias, que llamamos gurkas, se encontraban en todo el campus, vestían de azules y se paseaban entre los estudiantes con lumas en las manos. Cada vez que observaban que se armaban grupos de más

En tal sentido el Pedagógico se diferenció de la realidad de otras universidades, conforme se implementó en su interior un aparato represivo formal e institucional, que operaba con uniforme propio y con atribuciones específicas como figura legal dentro de la Universidad, donde cumplían la función de mantener el orden dentro del estudiantado a través la identificación, persecución y detención de estudiantes dentro del campus. Con ello se instaló la política de limitar el ingreso a la universidad a través de la exigencia de la credencial y del carnet para la “verificación de datos”. Pero la labor de los Gurkas no terminaba en el campus, sino que operaban directamente como un brazo de la DINA dentro del Pedagógico9. Muchos de sus funcionarios tenían turnos rotativos dentro de dicho cuerpo represor. En 1974 era el mismísimo Guatón Romo quien estaba a cargo de los gurkas dentro de la universidad.10 La creación de la Unidad de administración de los servicios comunes en 1976 fue el departamento encargado de administrar y coordinar los esfuerzos de la represión en el Pedagógico (Rubilar:

8 Escorza, Patricio. Testimonio recibido el 31 de Agosto de 2014 en la comuna de Ñuñoa, en la ciudad de Santiago de Chile. 9 Castro, Guillermo. Entrevista realizada el 5 de Diciembre de 2014 en la comuna Ñuñoa, en la ciudad de Santiago de Chile. Entrevistador: Sergio Estrada A. 10 Escorza, Patricio. Testimonio.

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La conexión de los gurkas con la DINA no era lo único que funcionaba dentro del campus como aparato represor, sino que también se apoyó en una extensa red de espionaje y soplonaje, por medio de infiltrados entre las filas de los académicos y entre los estudiantes, responsables de la identificación y posterior detención de centenares de alumnos que fueron apresados, torturados y asesinados por el régimen. Los espías que provenían desde la misma DINA mantenían nombres falsos, mientras que otros tipos de “sapos” utilizaban sus nombres de pila, confiando en que sus coartadas o actividades impedirían que se notase su verdadera militancia. La ratzia de 1975 fue una de las tantas operaciones de detención masiva de estudiantes, la cual fue organizada a través de una manifestación general de estudiantes contra la dictadura gestada por “dirigentes” de izquierda como el llamado “Lolo Marambio” o Francisco Vidal. Estos a través de dicha manifestación ayudaron a la identificación y posterior persecución de muchos militantes de izquierda y de la DC que aún permanecían en el campus, tal como Martín Pascual o Raúl Garrido, quienes tuvieron que salir del país. 11

Esta situación colocaba en tela de juicio el deber ser y la función de la Universidad, al transformarla en un campo de detención vedado que funcionaba al interior del sistema represivo chileno como lugar de identificación, vigilancia e incluso detención, que estaba en permanente conexión con centros de tortura inmediatos como Villa Grimaldi, Venda Sexy o José Domingo Cañas. El caso del hijo de la profesora Malva Hernández, Rodrigo Medina Hernández, estudiante de castellano dentro del Pedagógico refleja claramente la función del campus dentro del circuito, siendo identificado dentro de la universidad 11 Sujetos como Francisco Vidal hoy en día mantienen un discurso totalmente diferente, conforme ha intentado convencer de su postura de izquierda y su transformación desde la derecha al interior del Pedagógico a pesar de su condición como cadete retirado de la escuela militar y como militante de la juventud del Partido Nacional. Dentro de la ratzia del 75, Vidal o Marambio, quienes supuestamente eran cabecillas del partido socialista y comunista respectivamente, no tuvieron las consecuencias que otros sufrieron después de la manifestación, pudiendo permanecer en la Universidad y terminar sus carreras.

a través de una manifestación de la Agrupación Cultural Universitaria, para luego ser detenido en su domicilio, desde donde fue trasladado a Villa Grimaldi para finalmente ser asesinado12. De tal manera, el Pedagógico se convirtió en una boca de lobo, donde los estudiantes que se formaban en él prácticamente vivían bajo el riesgo de una posible detención, un espacio medio entre la libertad y la desaparición, que daba cuenta que todo Chile podría ser un campo de terror. A pesar de todo el aparato instalado por la dictadura de Pinochet, el Instituto Pedagógico y su imaginario persistieron a través de los estudiantes que mantenían la lucha por la recuperación de su carácter universitario y abierto a la comunidad, desde donde surgió la Agrupación Cultural Universitaria (ACU) en 1977, la cual si bien tuvo representación de todas las universidades chilenas, tenía en el Pedagógico una cuna desde donde se nutría, peleaba y se alimentaba13.

La ACU surgió como una organización propiamente cultural, teniendo como antecedente a la Agrupación Folclórica universitaria, también creada durante 1977, cuya actividad pudo desarrollarse debido al gusto y tolerancia que la dictadura tenía por la música y actividades que apuntasen a un Chile tradicional. La demanda de participación de parte de las diferentes escuelas dio como resultado la creación de una agrupación mayor, que aglutinó a diferentes tipos de expresiones artísticas pasando el Folclor a ser solamente una de entre muchas, donde destacó el teatro como una de las principales vertientes y manifestaciones de un resurgimiento cultural en medio de un supuesto “apagón”. En palabras de quienes fueron sus partícipes: “Lentamente y contra todo, empezamos a recuperarnos, a recomponer ideas, a crear, inventar y participar. Había que descubrir cómo hacerlo, nada fácil, reinaban sombras y sospechas.

Después de pequeños eventos en distintas escuelas y luego de presentaciones aisladas de algunos conjuntos folclóricos sobrevivientes, surgió la idea de invitar a

12 El caso puede ser consultado en: http://www. memoriaviva.com/Desaparecidos/D-M/rodrigo_alejandro_medina_hernand.htm 13 Escorza. Op cit.

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. estudiantes-artistas de otras facultades a un encuentro mayor… en diciembre de 1977 nacía la Agrupación Cultural Universitaria (ACU); primera organización estudiantil universitaria bajo la dictadura”. (LIBRACU. 1997: 9)

La ACU funcionó bajo la represión y logró impulsar una organización estudiantil mayor disfrazada bajo la capa de grupos meramente culturales. En palabras de sus participantes:

“Nuestra principal motivación (aunque no la única), era la de rebelarnos en cada gesto, en cada reunión, en cada obra de teatro, en cada festival, en cada evento. Rebelarnos y construirnos a nosotros mismos en esa rebeldía. A la amenaza opusimos inteligencia y osadía, a la persecución agilidad y desprecio. Desde el arte, la cultura y la belleza enfrentábamos al orden existente. Gracias a la existencia de la ACU, compartimos una buena vida común en tiempos de oscuridad, nos dimos aliento y confianza, expandimos juntos la chata línea del horizonte universitario. Nos cantamos y encantamos unos a otros, pudimos sentir la alegría semiclandestina de esa diversidad naciente. La ACU fue lucha, descanso, oasis, desahogo. Hicimos en la práctica nuestra propia Universidad, creamos una especie de cátedra humanista desjerarquizada en la acción, una escuela de sensibilidad social en movimiento, allí conocimos a futuros ingenieros que bailaban, enfermeras que cantaban, agrónomos que pintaban, arquitectos escultores y médicos que hacían teatro, sociólogos que escribían, veterinarios que eran músicos y profesores que hablaban del misterio de la poesía.” (LIBRACU: 10-11)

A través del discurso anterior podemos ver las intenciones de la ACU, la resistencia estudiantil contra una dictadura que reprime y a la que se responde con creación y humanismo, con cultura y con arte. La ACU más que ser una expresión de un resurgimiento estudiantil era también la expresión de un imaginario universitario que persistía, una idea e imagen de universidad que quería ser recuperada desde los escombros a las que intentó ser minimizada. Por ello las universidades se transformaron en campos de batalla,

donde lucharon los imaginarios de una universidad reprimida frente a un imaginario, que persistió, por sobre todo en su estudiantado, de una universidad abierta, creadora y liberadora.

Y en el Pedagógico ocupado y reprimido, donde la ACU tuvo gran presencia, hacia fines de la década del 70`s el grupo teatral que tomó las riendas de esa lucha cultural por la universidad o por el Instituto Pedagógico y su recuperación fue el grupo “El Anillo”, el cual, también bajo la fachada de una agrupación meramente cultural incluso consiguió recursos y permiso desde la institución14.

Sin embargo, conforme la ACU crecía y se manifestaba, la represión sobre el grupo comenzó a hacerse más fuerte y cruenta. La ACU ya había dado claras señales de una juventud rebelada y de una universidad que intentaba ser recuperada, por lo que el régimen comenzó a perseguirlos y a reprimir cualquier tipo de manifestación por muy meramente cultural que fuese. Así fue como en el Pedagógico al grupo “El Anillo” se le prohibió expresamente su funcionamiento, lo que desencadenó una masiva protesta al interior del campus en 1979, lo que se repitió con el llamado “Gran Paro de Octubre” ocurrido en 1980 por el caso de Rodrigo Medina15, ante lo cual la dictadura instalada respondió con una severa represión que termino con varios detenidos y estudiantes expulsados16. El Pedagógico al parecer no había logrado ser anulado del todo. Desde ahí, la dictadura entendió que para acabar con la universidad no bastaba el instalarle el miedo y la represión de forma expresa, al contrario, si se quería eliminar y golpear a las instituciones haría falta un golpe mucho más fuerte y violento, se debían remover las mismas bases que permitían y aseguraban su funcionamiento. La Universidad debía de ser refundada desde sus cimientos. El Pedagógico refundado. Hasta 1981, el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile siguió existiendo, con todo y represión, y manteniendo su posición dentro del imaginario universitario chileno. Sus estudiantes seguían queriendo estudiar en sus aulas, y ahora 14 15 16

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Escorza. Op. Cit. Castro. Op. Cit. Escorza. Op. Cit.


Espacios & Memorias | más, luchar por la liberación de la institución de las garras castrenses, que habían logrado instalar en él todo un aparato represivo formal e institucional que operaba directamente con la DINA. Por ello, para las intenciones de la Dictadura, el hito o ícono que constituía la Facultad de Educación no había logrado ser destruido del todo y pese a todo resistía como estandarte y recordatorio de una universidad aún gloriosa e histórica. Ante eso la operación esta vez debía de ser total y Chile debía de ser refundado a nivel general. El comienzo de la década del 80 trajo consigo un acto refundacional completo, pues a través de un plebiscito de dudosa aplicación se había logrado firmar una nueva carta constitucional que no solamente venía a entregarle legalidad al régimen de facto que operaba desde 1973, sino que también entregaba la figura, evidentemente menos autoritaria y mucho más institucional, de Presidente de la República a Augusto Pinochet. Junto a ello operó también una serie de nuevas transformaciones para la sociedad chilena, instalándose junto al régimen político que gobernaba un nuevo modelo económico neoliberal con base en una sociedad reprimida y temerosa de cualquier tipo de manifestación social. Las universidades dentro de dicho proceso no quedaron fuera, sino que se transformaron en un objetivo a atacar directamente dentro del nuevo proceso y dicho golpe se realizó a través de la “Nueva Legislación Universitaria Chilena” firmada en febrero de 1981, en plenas vacaciones de verano. La nueva legislación entregaba amplios poderes a Pinochet para hacer y deshacer con las universidades, incluyendo expresamente a la Universidad de Chile. El documento afirmaba:

“Art. Único. Dentro del plazo de un año contado desde la vigencia del presente Decreto Ley, el Presidente de la República podrá reestructurar las universidades del país, incluida la Universidad de Chile, pudiendo dictar todas las disposiciones que fueren necesarias al efecto y, en especial aquellas destinadas a fijar su régimen jurídico y a regular el establecimiento de corporaciones de esta naturaleza, pudiendo en ejercicio de estas atribuciones, dictar normas estatuarias o de procedimientos para regular su estructura orgánica”(Nue-

va Legislación. 1980: 3)

Con estas facultades Pinochet transformaría completamente el sistema universitario, marcándolo de manera permanente hasta el día de hoy, y uno de los principales golpes fue el referido al financiamiento de las casas de estudio de naturaleza estatal, que quedó firmado en el Decreto con Fuerza de Ley Nº4, donde se estableció un aporte fiscal que debía ser repartido entre todas las universidades existentes después de 1980 y cuyo monto iría bajando llegando solamente a recibir como aporte la mitad del dinero entregado en 1980 para el año 1985 (Nueva Legislación: 18-19). Esto conllevó que las universidades tuviesen la necesidad de cobrar aranceles debido al bajo aporte que recibían, considerando que durante ese mismo año aparecieron desde la U. de Chile, la U. Católica y la UTE nuevas instituciones provocando que la repartición de fondos fuese aún más precaria. Otros fondos públicos a los que podían acceder eran a aportes directos por los alumnos destacados que se matriculasen a través de la PAA, así como a la posibilidad de acceder a un crédito fiscal. Con ello las universidades públicas comenzaron un rápido proceso de desfinanciamiento que las hizo entrar en una profunda crisis cuyo déficit las acompañan hasta la actualidad.

Para el Pedagógico el golpe sería aún más fuerte, pues la Nueva Ley también establecía un número limitado de carreras cuya licenciatura permitía obtener el grado de título profesional, en el cual no figuraban las carreras de pedagogía, las cuales, al no ser comprendidas en la lista, “podrían otorgaros también otras instituciones de enseñanza superior no universitarias” (Nueva Legislación: 8).¿Qué pasaba entonces con una Institución universitaria que desde 1974 únicamente podía enseñar pedagogías?, claramente no se sustentaba su rango universitario y por ende ni siquiera podía ser considerada una institución con un nivel superior, sino que perfectamente podía ser rebajada a un nivel técnico-profesional y eso es justamente la bomba que se le tenía preparada. En 1981 se termina por ley el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile y en su lugar de instala la denominada Academia Superior de Ciencias Pedagógicas de Santiago, como: “Instituto de formación de profesionales de la edu-

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. cación en sus diversas especialidades”17. Junto a esta nueva denominación, la Academia aparecía con una personalidad jurídica propia, con patrimonio propio y domicilio definido, lo que luego sería ratificada con el DFL Nº7 del mismo año, cuando la Academia recién creada dejase de ser oficialmente de la Universidad de Chile. La ley que cercenaba uno de los brazos más insignes de la tradicional cada de estudios declaraba lo siguiente: “Artículo primero.- Créase, a contar del 1° de Marzo de 1981, un Instituto Profesional, de aquellos a que se refiere el D.F.L. N° 5 de 1981, denominado “Academia Superior de Ciencias Pedagógicas de Santiago”, institución de educación superior independiente, autónoma, con personalidad jurídica.

D.F.L. N° 4, de 1981. El Rector de la Universidad de Chile dispondrá de todas las facultades necesarias para efectuar dicha transferencia.” (D.F.L Nº7 del Ministerio de Educación Pública 1981)

El traspaso violentaba, se despojaba al Pedagógico, ahora extinto, de su principal afiliación y una de las bases desde donde se construyó su imaginario como parte de la U. de Chile. Ahora contaba como campus independiente y autónomo, con un rector propio y una figura legal diferente, pues ya ni siquiera era universitaria, y junto a ello mantenía la seguridad y aparato represor que se había construido en los últimos años, que por lo demás terminó de expulsar a todos aquellos profesores que se mantenían dentro del aún Pedagógico. En palabras de Humberto Gianinni:

“El día mismo del Golpe ya vi destruir Sociología, materialmente. Fui al Pedagógico a ver qué pasaba, estaban los aviadores encima del techo y otros destruyendo la sede de Sociología, que tenía entrada propia, también por Macul. Y en el año 81 o 82, volví al Pedagógico –me había ido a Medicina– y cuando llego veo unos carteles en las palmeras que decían “los profesores tales y tales, ya no pertenecen el Pedagógico, se van arriba allá a la montaña”. Filosofía, Psicología, a la montaña [se refiere al Campus La Reina, ubicado en Avenida Larraín a los pies de la cordillera]. Eso significó una separación de muchas cosas: la Universidad [de Chile] perdió las pedagogías, se dividió a las ciencias de la cuestión social… Quedó muy claro lo que querían, además de tener a la vista a los piedreros del Pedagógico para reprimirlos. Pinochet ese año declaró a la pedagogía ¡preuniversitaria! Todo eso te muestra qué estamos pagando también ahora.”18

Sus fines son los propios de los Institutos Profesionales que se señalan en los artículos 1° y 2° del D.F.L. indicado en el inciso anterior. Su domicilio es la Región Metropolitana y su representante legal será el Rector.

Artículo segundo.- Para todos los efectos legales, la Academia Superior de Ciencias Pedagógicas de Santiago será la sucesora y continuadora legal de la Academia Superior de Estudios Pedagógicos de la Universidad de Chile en la ciudad de Santiago, incluso en todos los convenios o contratos que dicha entidad o la Universidad hubiese celebrado a su respecto. Los actuales alumnos y funcionarios docentes, administrativos y demás personal de la Academia Superior de Estudios Pedagógicos de la Universidad de Chile en Santiago, continuarán siéndolo de la Academia que se crea en el artículo 1°.

Artículo tercero.- La Universidad de Chile transferirá aquellos bienes de su dominio que fueren necesarios para el funcionamiento de la Academia Superior de Ciencias Pedagógicas de Santiago, los cuales constituirán su patrimonio, sin perjuicio de los aportes fiscales que le correspondan de acuerdo a lo dispuesto en el 17 Contraloría General de la República. Recopilación de leyes, tomo 79. Pág. 663.

De parte de quienes resistían y resisten a perder al Pedagógico, el imaginario sobre la Academia Superior de Ciencias Pedagógicas tiende a ser leído como un periodo de decadencia y sin sentido, un periodo de navegación a la deriva durante los casi 5 años que funcionó (Rubilar: 18 The Clinic, Última conversación con Humberto Giannini: “Sigo pensando en Sócrates, padre del diálogo callejero”, publicada el 11 de Diciembre de 2014.

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Espacios & Memorias | 47), una época de oscurantismo en espera de un renacimiento que devolviese al periodo inmediatamente anterior. Sin embargo, a nuestro juicio, las sombras que se disipan sobre la Academia son también parte del trauma y un elemento que impiden su comprensión o elaboración. Es decir, mientras no seamos capaces de comprender y entender el peso de lo construido a través de la Academia no se podrá entender la condición que tiene la UMCE como su sucesora.

El cambio nominativo que sufre el Pedagógico es absolutamente significativo, pues ahora la referencia permanente en el lenguaje de quienes se negaban a abandonar su imaginario, no tenía una existencia formal, es decir, lo que realizó la dictadura fue un proceso de desaparición de la institución, tanto nominal como espacial, similar a lo que hacía con sus centros de detención y tortura, de manera de dificultar la construcción de la memoria sobre cada uno de esos espacios. La Academia era un nuevo significante para un significado anterior, al cual intentaba eliminar a partir de la superposición de instituciones, que se reflejó en cada una de las decisiones que tomó respecto del Pedagógico: el espacio que utilizaba estaba ocupado ahora por otra institución, a la cual incluso se le blanqueó literalmente pintando de ese color el edificio insignia ubicado en la puerta principal y al que se le quitaron todas las enredaderas que formaban un ícono anterior del golpe, es decir, hasta en un plano físico e instrumental el espacio era algo nuevo y diferente; las carreras que enseñaba ya no eran tales pues no tenían la figura ni el valor profesional de antaño; los estudiantes se matriculaban en una institución diferente que aparecía en sus documentos universitarios; los profesores icónicos que habían pasado por sus aulas ya no estaban ahí ni le pertenecían, por el contrario, ahora nominalmente, eran propiedad de la Universidad de Chile, pues los títulos sobre los cuales estos habían construido su carrera tenían el nombre de dicha universidad; todos y cada uno de esos elementos formaban parte del proceso de supresión de la antigua entidad universitaria. Y de tal manera, la Academia Superior, por muy sucesora que fuese, era ahora una institución diferente de manera formal, y por ello los estudiantes en quienes seguía vigente el imaginario del Pedagógico tenían la difícil tarea de conservar para la institución una memoria que debía

ser forzadamente recalcada como propia, cuyo mayor signo, y que se vivencia hasta el día de hoy, es el apellido que se le colocó en el paréntesis necesario, símbolo identitario y vínculo de memoria con la desaparecida institución: ASCP o UMCE (Ex Pedagógico).

La Academia Superior sin embargo no solamente en el ámbito legal e institucional se configuró como una entidad diferente, sino también en el ámbito académico e intelectual. A los profesores instalados por el régimen se le sumaron un cuerpo docente completo que vino a llenar las vacantes dejadas con las constantes expulsiones de docentes que fuesen contrarios a la dictadura, los cuales en su mayoría provenían de Talca, a fin de que no tuviesen ningún tipo de vínculo con el Pedagógico y la capital19. Los rectores delegados durante el funcionamiento de la Academia fueron el técnico agrícola Fernándo González desde 1981 a 1982, para luego ser reemplazado por el capitán de fragata Mariano Sepúlveda hasta 1985 (Rubilar: 47). El primero de ellos, incluso yendo más allá en la refundación, bautizó al campus Macul del Pedagógico con el nuevo nombre del “Campus Lircay”, en clara referencia a la batalla en que los Conservadores, bajo la influencia de Portales, se instalaron en el poder terminando con “la anarquía” en 183020.

En los campos académicos y disciplinares se habían instalado desde 1973 ideólogos de derecha y miembros fuertes del conservadurismo académico como Juan de Dios Vial Larraín quien asumió como Rector de la Universidad de Chile y quien impregnó sus lógicas al desarrollo de la filosofía21 o Gonzalo Vial que reinstaló la escuela conservadora en la historiografía como Decano de la Facultad de Humanidades y a su vez como Director de la Escuela de Historia en el Pedagógico y la Academia. Los aportes intelectuales para la reconstrucción de un Chile “reordenado” tuvieron su lugar en revistas como Academia (1981-1989), la que en palabras de Rubilar: “(…) recoge la ideología, la política educacional y los

19 Castro, Guillermo. Entrevista realizada el 5 de Diciembre de 2014 en la comuna Ñuñoa, en la ciudad de Santiago de Chile. Entrevistador: Sergio Estrada A. 20 Ibíd. 21 Un análisis más completo de esta situación puede encontrarse en el artículo “Uniforme, eurocéntrica y conservadora. Un perfil de la enseñanza universitaria de la Filosofía en Chile de José Santos Herceg.

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. hechos oficiales más relevantes acaecidos durante esta malhadada y casi letal década, sobrevivida por el legendario pedagógico de Chile” (Rubilar: 48).

Con ello la Academia Superior no solamente seguía sirviendo a la dictadura como un centro de identificación y detención administrado por la DINA o CNI, sino también como un centro de producción intelectual y filosófica que fundamentaba las acciones del nuevo régimen. Es todo este proceso de usurpación y violencia lo que ayudó a enterrar aún más al Instituto Pedagógico y a conformar un imaginario crítico y autoritario sobre el campus, el cual buscará persistir al igual que el imaginario propiamente estudiantil y entre los cuales se abrirá la intensa lucha por la consolidación en el espacio.

Y es que a pesar de la instalación de una nueva institución, muchos de los estudiantes que ingresaron a la Academia Superior de Ciencias Pedagógicas entraron buscando al Pedagógico que aún persistía bajo las capas blancas de pintura22. Al entrar con lo primero que se encontraban era con el aparato de seguridad instalado dentro del campus como un primer método de intimidación, pues con el tiempo se habían modernizado y ahora utilizaban cámaras fotográficas para evidenciar las prácticas ilícitas en que pudiesen incurrir los estudiantes dentro del campus (Rubilar: 49), junto al recibimiento por parte de los profesores militantes con la Dictadura, quienes, a través de un discurso a suerte de clase magistral daban las señas de lo que debían de ser los estudiantes y el conocimiento dentro de la nueva universidad23.

La represión ahora operaba con más fuerza y violencia apegada a las facultades que le entregaba la nueva institucionalidad conforme:

“En la Academia no se podrá ejercer actividades ajenas al quehacer académico o prohibidas por el artículo 6º del decreto con fuerza ley q de 1980, del Ministerio de Educación. Las infracciones a estas normas darán lugar a hacer efectiva la responsabilidad estudiantil o funcionaria, previa la investigación sumaria de rigor. A los estudiantes se les podrá aplicar las medidas disciplinarias de amonestación,

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Castro. Op. Cit. Ibíd.

suspensión de actividades académicas, y de expulsión. A los funcionarios se les podrá aplicar las sanciones de amonestación, suspensión de empleo, petición de renuncia y destitución.”24

El profesor Guillermo Castro recuerda hechos que manifestaban dicha represión legitimada, conforme los gurkas muchas veces hacían seguimientos de cualquiera que pegase algún cartel y que una vez que terminase su labor (cuando ya no le quedaban árboles) era detenido y golpeado al interior de la sala que tenían dispuesta para dicha práctica en lo que hoy es el subterráneo de los laboratorios LISIM, así como también se acercaban a los grupos de estudiantes para escuchar y grabar sus conversaciones25. Y es que la instalación de una nueva institución y la legitimidad con que funcionaba el cuerpo de seguridad al interior del campus también trajeron consigo una suerte de virtual “legalidad” de las prácticas que estos realizaban, pues al institucionalizarse las sanciones estas debían de ser sostenidas en pruebas o documentos. De alguna manera, dentro de una reorganización completa de la sociedad, también se instaló una suerte de “orden justo” que operaba al interior del campus, en el cual incluso se dejó abierta la posibilidad de organizaciones estudiantiles llamadas “asociaciones estudiantiles” cuyo fin era mantener una representación en base a los intereses comunes de los estudiantes (básicamente deportivos o de esparcimiento) bajo la administración del Centro de Asuntos Estudiantiles. Dicha asociación estaba evidentemente controlada por parte de la institucionalidad castrense, a fin de que a través de dicha línea se impidiese la necesidad de representatividades y/u organizaciones políticamente reales. Otro de los elementos que recuerda el profesor Castro es que los funcionarios al interior de la Academia utilizaban como medio de control el mojar los pastos del campus a fin de evitar cualquier tipo de actividad o reuniones en ellos. Esto claramente tenía que ver con la extinción de los modos de vida al interior de la institución y que habían marcado el tipo de vínculo y sociabilidad del antiguo Pedagógico, de modo que el control físico del espacio era un hecho manifies-

24 Contraloría General de la República. Recopilación de leyes, tomo 79. Pág. 659-660. 25 Castro. Op. Cit.

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Espacios & Memorias | tamente intencional.

A pesar de la represión y las lógicas con que operaba la Academia Superior, los estudiantes que ingresaban al campus al poco tiempo comenzaron a recoger las experiencias anteriores de quienes aún seguían siendo estudiantes del pedagógico (y que saldrían con títulos de la Universidad de Chile) y a alimentar su propia idea sobre el mismo, por lo cual se desarrolló lo que desde la perspectiva de Dominik Lacapra sería la “traumatización secundaria” conforme: “La posmemoria es la memoria adquirida por quienes no experimentaron de manera directa un acontecimiento límite como el holocausto o la esclavitud, y la transmisión intergeneracional del trauma refiere a la manera como aquellos que no vivieron directamente un acontecimiento no obstante pueden experimentar y manifestar síntomas postraumáticos” (Lacapra: 149)

Por lo tanto podríamos incluso considerar el imaginario anterior del Pedagógico como un trauma que se transmite a lo largo de las generaciones y que justamente gatilla el sentimiento de despojo, conforme al entrar como estudiantes de la Academia Superior podríamos considerar que como una institución nueva o diferente sus lógicas le son propias como plantel educativo creado con dichas características, pero fue justamente la pervivencia del despojo de la universidad anterior lo que provoca el quiebre con dicho modelo de institución y alimenta la necesidad por la recuperación de la experiencia perdida, que finalmente se tradujo en la reorganización de la FECH y la búsqueda por la recuperación de la memoria predictatorial.

Dentro de esta lucha que comienza a manifestarse en 1982 y conforme entran los primeros estudiantes a la Academia Superior, surgen desde los grupos de izquierda al interior del campus dos posiciones con miras a la conformación de una organización estudiantil, la Unión Nacional de Estudiantes Democráticos (UNED) que aglutinaba al activo democrático con una identidad de izquierda que representaba a la sensibilidad del MIR, que estaba dispuesta a dar una pelea mayor, en palabras del profesor Castro, y que comenzaron a manifestarse de manera directa contra la dictadura en fechas claves como

el 1º de Mayo o el natalicio de Allende26. En la UNED figuraron personas como la Chica Marisol y Eduardo Vergara Toledo, quien sería detenido en varias ocasiones por carabineros y los gurkas al interior del mismo campus y desde donde comenzó un sumario que terminaría con su persecución a manos de la CNI, que finalmente sería acribillado junto a su hermano Rafael en uno de los tantos “enfrentamientos” el 29 de marzo 1985, siendo por quienes se celebra el día del joven combatiente, un recuerdo icónico dentro de la memoria del Pedagógico27. Junto a la UNED la JJ.CC creó en paralelo la Coordinación de Talleres, que buscaba organizar al activo democrático por carreras, desde donde el profesor Castro fue elegido para integrar a la ACU la cual estaba estrechamente vinculada con dichas organizaciones estudiantiles pero que ya estaba decayendo debido a la figuración que tenía la Universidad de Chile que comenzaba un proceso de reorganización de su Centro de Estudiantes. Ante ello los estudiantes de la Academia buscaron organizar centros de alumnos que pudiesen coordinar una representación dentro del proceso que estaba viviendo la Universidad de Chile, como manifestación del grado de pertenencia que sentían con dicha cada de estudios, cuyo principal enfoque era restituir el despojo que por medio de la fuerza había separado al Pedagógico de la Universidad.28

En 1984, los estudiantes de la Academia Superior constituyeron un CEP (Centro de Estudiantes del Pedagógico) cuya primera Presidenta fue Andrea Palma y a la que le siguieron Marcos Fuentes y Manuel Gajardo (Rubilar: 49). Andrea Palma, de la JJ.CC ocupó de hecho un sillón dentro de los 14 miembros que componían el Consejo de Presidentes de la FECH, como muestra del vínculo que a un nivel estudiantil permanecía entre la Universidad de Chile y el Instituto del que fue privada, donde la Academia Superior de Ciencias Pedagógicas, hasta 1990, votó dentro de las elecciones de la Federación de estudiantes de la U. de Chile alcanzando incluso la Pre26 Castro. Op. Cit. 27 El caso de los Hermanos Vergara Toledo puede consultarse a través de los documentos del Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo disponible en la página web de Archivo Chile. 28 Castro. Op. Cit.

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. sidencia con Arturo Barrios desde 1992 a 199329.

tivo de dicha Academia a la fecha de la vigencia de esta ley a la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación. Los Conservadores de Bienes Raíces respectivos efectuarán las inscripciones, subinscripciones o anotaciones que fueren procedentes, a petición del Rector de la Universidad y con el sólo mérito del decreto supremo en el cual se individualicen los bienes correspondientes.

De tal manera, se desarrolló la persistencia de una memoria y un imaginario por parte del Instituto Pedagógico que sobrevivió a la implementación de la dictadura en la institución cuya mayor manifestación fue la creación de la Academia Superior de Ciencias Pedagógicas, que a nivel estudiantil logró recuperar el vínculo perdido con la Universidad de Chile pero cuyo triunfo no lograría cambiar del todo la suerte de la universidad, sino que también contribuyó a la pervivencia del trauma.

Para todos los efectos legales, la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación será sucesora y continuadora legal de la Academia Superior de Ciencias Pedagógicas de Santiago en el dominio de todos sus bienes raíces y en sus derechos y obligaciones.”31

La UMCE, vivir con la memoria repartida. A modo de cierre. La presión estudiantil, en paralelo al proceso de reactivación de la protesta a nivel nacional contra la dictadura de Pinochet, provocó la desestabilidad al interior de la Academia Superior de Ciencias Pedagógicas. Sus rectores delegados y los gurkas no eran capaces de controlar los esfuerzos de la UNED y la Coordinación de Talleres por la democratización, la restitución del Pedagógico a la Universidad de Chile y por sobre todo la devolución a su histórico lugar dentro de las universidades chilenas. En varias ocasiones se desataron manifestaciones generales dentro del campus que derivaron en batallas campales entre el estudiantado y los gurkas30, como manifestación de la batalla entre los dos imaginarios que chocaban dentro del campus.

La decisión tomada por la dictadura fue extremadamente impensable, una tercera línea de fuga entre los dos proyectos de universidad que combatían dentro del campus Macul, creándose así la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación en 1985 a través de la Ley Nº18.433/86. Según el documento: “ARTICULO 3º: Suprímase la Academia Superior de Ciencias Pedagógicas de Santiago, creada por el decreto con fuerza de ley 7, de 1981 del Ministerio de Educación Pública.

Transfiéranse los bienes, de cualquier naturaleza que sean, que integren el ac29 Ibíd. 30 Castro. Op. Cit. De hecho en una de ellas el profesor fue detenido y castigado al interior del campus.

En el Nº 15 de la revista Academia, Ariel Leporati, último Rector de la dictadura diría al respecto:

“Felizmente, el clamor del pueblo y las voces de los estudiantes, movieron a nuestras Fuerzas Armadas y de Orden a enfrentar la crisis y a instalar un orden nuevo, que también lo fue en lo pedagógico (…) La Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, heredera legal, moral y cultural del antiguo Instituto Pedagógico, ha vuelto, bajo la actual filosofía educacional del gobierno de las Fuerzas Armadas a recuperar el antiguo prestigio perdido (…) Nada ni nadie podría discutir, si no es en forma temeraria, el rango universitario que los estudios pedagógicos deben tener.” (citado en Rubilar: 50)

La Universidad Metropolitana era un triunfo a medias para ambas partes, quizás una muestra de los caminos que comenzaba a tomar la dictadura en dirección a la negociada transición, pues por un lado era un logro dentro de la recuperación por la que luchaba el sector estudiantil al devolvérsele a la Academia el rango universitario del que habían despojado al Instituto Pedagógico, pero en su lugar se creaba, otra vez, una nueva institución con nombre propio, autónoma e independiente de la Universidad de Chile. En la Universidad Metropolitana y su creación se 31 Ley Nº18.433/86 disponible en la página web de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación.

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Espacios & Memorias | consolidaba el gatopardismo propio de los años que seguirían a la dictadura de Pinochet, un que todo cambie para que a la vez nada cambie.

La Universidad Metropolitana consolidaba y cristalizaba el campo de lucha entre los dos imaginarios, pues el grado universitario devolvió a las pedagogías a su lugar como carrera profesional pero a su vez seguían funcionando en ella todos los mecanismos e instituciones de la Academia Superior, conservando en ella hasta el día de hoy a muchos docentes y funcionarios impuestos por la dictadura y manteniendo el aparato represor de los gurkas, de entre quienes, una vez que sale Pinochet del gobierno, muchos se quedaron como guardias y porteros en la Institución. La memoria forzada que la vincula con el Instituto Pedagógico continúa manteniéndose a través de la permanente referencia al campus y a la herencia por continuidad que mantiene con la Universidad Metropolitana, la cual, para ser sincero, es más cercana en su administración y figura legal a la Academia Superior.

del despojo y su consolidación como espacio sin identidad impiden que esta sea capaz de elaborar y comprender su propio pasado y actual realidad. Si la Universidad Metropolitana desea existir, debiese terminarse y volver a ser el Instituto Pedagógico o en caso contrario reinventarse autónomamente desde su propia historia y realidad: lo conflictivo es que cualquiera de las dos vías comprometerá el triunfo necesario de un imaginario sobre el otro.

Y es en ello que la UMCE es la manifestación del trauma más patente y lo que la imposibilita de tener existencia real. Es el significante vacío que no posee existencia propia sino como recipiente de los imaginarios que contiene aun en pugna dentro de sus aulas. Cuya memoria respecto de la gloria pasada, como ancla con el Instituto Pedagógico que le da identidad debe ser compartida con la Universidad de Chile quien tiene en el plano nominal los personajes históricos que la caracterizan como institución. Ello se hace patente de manera permanente con casos como Pablo Neruda y Nicanor Parra, cuyos aniversarios o premios son celebrados por ambas casas pero en la prensa nacional figuran, obviamente, bajo el nombre de la U. de Chile lo que le entrega a esa casa y no a la UMCE la cobertura de sus ceremonias. Y es que el ancla que se esfuerza en mantener con el Instituto Pedagógico es la lucha por desvincularse también de la Academia Superior, a pesar de que, insistimos, directamente sigue manteniendo fuertes conexiones con dicho pasado traumático, que al negarse a asumir la estanca como proyección vital. Para finalizar, insistimos en que la Universidad Metropolitana es la manifestación del triunfo de la Dictadura de Pinochet sobre el Instituto Pedagógico, conforme la consolidación del trauma

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Espacios & Memorias |

Iquique: cuerpos de policía y sectores populares en la batalla por el control social y el ordenamiento del espacio urbano. Damián Lo Chávez.* Resumen

Este artículo se centra en el rol de los Cuerpos de Policía de Tarapacá, en tanto dispositivos de control social y vigilancia desplegados por el Estado y las clases dominantes para vigilar, perseguir y reprimir hechos de violencia y criminalidad en los sectores populares tarapaqueños en función de un orden urbano funcional al modo de producción capitalista. Estos sectores populares, tuvieron una marcada tendencia a formas varias de desobediencia, violencia y criminalidad en el marco de la cuestión social, la transición a la modernidad y la proletarización masiva en función del modo de producción capitalista basado en la producción y exportación de salitre ante las cuales, la elite del periodo, no contó con dispositivos adecuados de vigilancia y control. Palabras clave: Tarapacá, policía, vigilancia, disciplinamiento, criminalidad, control social, sectores populares.

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Licenciado en Historia (UCH). Candidato a Magister en Historia (UTA).

Contacto: damianernesto.lo@gmail.com.

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica.

El miedo, la intransigencia, la construcción de una figura de alteridad peligrosa en el imaginario de las elites son factores que, en nuestra opinión, contribuyeron a la decisión, por parte de las autoridades, de marcar el 21 de diciembre de 1907, como un día trágico en la historia del movimiento obrero chileno. ¿Cómo se gesta esta dimensión de alteridad amenazante en el espacio-tiempo estudiado? ¿Qué mecanismos de vigilancia y control social tiene la elite para con los sectores populares en dicho espacio-tiempo? ¿Funcionan estos mecanismos o eran cuerpos inútiles para defender el orden de la elite? Varios autores que se han dedicado a la historia social de los sectores populares chilenos coinciden en apuntar hacia las provincias salitreras, particularmente a Tarapacá, como escenarios claves de la transición de dichos sectores a la modernidad, la proletarización y finalmente la politización Julio (Pinto, 1998; Grez, 2000 y Artaza, 2002). De sus mismas lecturas, se desprende que la transición hacia la modernidad y la disciplina laboral no fue fácil, y es un proceso de largo aliento que va desde la pequeña minería en el denominado norte chico (Illanes, 1990), hasta la consolidación del proceso de proletarización en las faenas salitreras y también portuarias, ferroviarias y otras, tras la anexión de Tarapacá y Antofagasta por parte del Estado Chileno. Los sectores populares, protagonistas de esta transición, exhibieron comportamientos socialmente extendidos catalogados como rebeldía peonal o formas primitivas de resistencia frente a la disciplina laboral y aún más allá: contra el conjunto de normas relativas a moralidad de la elite, la vida urbana reglamentada, la salubridad pública etc. Estos comportamientos tuvieron dimensiones individuales: peleas entre trabajadores, violencia doméstica, faltas diversas en torno al

alcohol, prostitución, aseo y criminalidad; y dimensiones colectivas: grupos grandes de obreros cuyo malestar ante las condiciones laborales impuestas por los empleadores estallaba en movimientos violentos, por largo tiempo carentes de pliegos formales y organizadores visibles. Estos últimos, caracterizaron un periodo de temprana infancia formativa de la clase obrera que se prolongó hasta los primeros años del siglo XX, cuando, según los autores antes nombrados, la clase trabajadora comenzaría a politizarse y pasar a formas cualitativamente superiores de lucha y conciencia.

Frente a esta realidad, se organizaron las primeras policías en Tarapacá que tenían una amplia gama de funciones: aprehender acusados de delitos y crímenes, controlar y arrestar huelguistas o amotinados, comprobar la presencia de enfermos de enfermedades contagiosas, en puerto y pampa, y de accidentes laborales en las faenas salitreras. Incluso la moral sexual y el aseo domestico eran vigilados. Esta poli función de los primeros cuerpos de policía de Tarapacá, nos ha legado en su documentación una valiosa fuente para la historia social del periodo, particularmente en lo referente a aquellos sujetos populares ajenos a la prensa obrera y que casi no dejan testimonios propios de sus conductas y formas de vida. Son el primer dispositivo del Estado para ejercer el control y la vigilancia directa sobre los cuerpos y cotidianidad de los sectores populares para verificar a que se dedican, hacia donde se dirigen, su estado de salud, el aseo de sus viviendas, donde viven etc. Sus funciones son tan diversas como los sectores populares con los cuales deben lidiar: obreros pampinos, trabajadores urbanos, comerciantes ambulantes, delincuentes, prostitutas etc. Un amplio espectro social que tiene por común denominador sufrir carencias materiales y dominación política (Pinto y Salazar, 1999: 98).

Inmediatamente tras la ocupación de Antofagasta, Tarapacá y Arica, se organizaron cuerpos de policía a partir del elemento del mismo ejército chileno encargado de vigilar el orden en la retaguardia que se iba constituyendo a medida que los territorios del ejército aliado se retiraba. Una de las primeras misiones de estos cuerpos era reprimir todo tipo de actividades anti-chilenas allí donde la población peruana se negaba a aceptar pasivamente la ocupación. Siete años

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Espacios & Memorias | después del fin de la guerra, en 1891, estos cuerpos pasaron a control de las municipalidades y de los alcaldes. Eran dirigidos por un prefecto que a su vez debía informar de su accionar al intendente de la joven provincia chilena de Tarapacá. Tuvieron varios teatros de operaciones: la pampa salitrera, la pre-cordillera, las guaneras, los puertos de embarque y la ciudad de Iquique.

El periodo estudiado se enmarca en el denominado Ciclo de Expansión del Salitre (Muñoz, 1977) que tiene su origen en la implementación del sistema shanks en la producción de nitrato, masificando la producción y la mano de obra necesaria para ella a partir de 1870. El periodo termina en 1918, con la pérdida del dominio del mercado mundial por parte del salitre natural chileno después de la Primera Guerra Mundial (González, 2015). Por otro lado, existe un estado de cosas que envolvió a todos los actores involucrados en el problema estudiado: la cuestión social. Este estado de cosas se caracterizó por una sobreexplotación de los trabajadores, la ausencia de mecanismos significativos de mediación y protección laboral, la ausencia de políticas públicas estructuradas para atenuar la extrema miseria y en que vivían los sectores populares del periodo. Según Grez, tendría su más remoto origen en estructuras coloniales que sobrevivieron a la independencia (1995), y de acuerdo con Morris, se daría por terminado con el primer gobierno del Frente Popular, 1938, y la aparición sistemática de políticas y organismos estatales para mejorar las condiciones de vida y trabajo de la población (1967). Estos factores, el desarrollo acelerado de relaciones capitalistas en torno a la producción y exportación de salitre, y el estado de miseria material y desprotección social de los sectores populares, son parte del proceso de tránsito a la modernidad, mediante la experiencia de la modernización, preconizada por el Estado liberal decimonónico y las clases dominantes en su conjunto. La transición a la modernidad, es decir al capitalismo, al mercado y a las relaciones laborales salariales, estuvo acompañada del perfeccionamiento de cárceles, policías y códigos penales en toda América Latina como parte del proyecto de las oligarquías criollas gobernantes tras las guerras de independencia. El desarrollo de esta experiencia tuvo como rasgo más importante el desarraigo de los sujetos de las antiguas relaciones basadas en la comunidad

y la tradición, y su inserción en relaciones sociales mediadas por el salario y el dinero ya sea en las oficinas salitreras o en el anonimato de las ciudad y el puerto de embarque. El resultado de ese proceso, para el sujeto popular, podía ser degenerar en muchedumbre anómica y peligrosa o en clase obrera compacta y militante, ambos procesos temidos par las clases dominantes (Pinto, 2002). Ambos procesos tuvieron un escenario privilegiado en Tarapacá durante el Ciclo de Expansión del Salitre. El más importante para nosotros, en función de este trabajo, es el primer proceso que de-genera a los sectores populares en muchedumbre peligrosa dado que de ella, principalmente, proviene la problemática de los cuerpos de policía en el periodo. Tanto el orden público de la ciudad de Iquique, como el orden laboral y productivo al interior de las oficinas salitreras requirieron de la adaptación de los sectores populares mencionados a una serie de normas: laborales, sanitarias, morales como parte de un proceso de normalización de la disciplina que separase al normal del anormal (Foucault, 2004:75-76). Normas cuya observación diferenciaban al trabajador honrado del amotinado, a la mujer decente de la mujer publica, al ciudadano respetable del rufián. Nuestra propuesta es que los Cuerpos de Policía fueron un dispositivo de control social fracasado, debido a la indisciplina, corrupción y precariedad material. Los cuerpos de Policía no fueron una entidad ajena al conjunto de los sectores populares, si no que formaron parte de su misma realidad, y por ende, de sus mismas problemáticas en el espacio y tiempo estudiados. Los sectores populares urbanos y el proyecto de ciudad de la elite Iquique, recibió durante el Ciclo de Expansión del Salitre a una masa de sectores populares poco acostumbrados a la disciplina laboral, al orden urbano de la modernidad y a la moral de la elite: la clase obrera en formación y aquella ajena a la ilustración obrera, a la cual hay que agregar, comerciantes ambulantes, vagabundos, ladrones, prostitutas, habitantes de conventillos y una amplia gama de individuos de identidad en permanente transformación: los sectores populares urbanos (Romero, 1990). Trabajadores no calificados, de empleo inestable y sub-ocu-

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. pados, sin un límite específico con el mundo de los trabajadores calificados ni con el de la marginalidad, la delincuencia y la prostitución. “Fueron llamados rotos, gañanes o simplemente pobres sin que las tres denominaciones se superpusieron con exactitud” (Romero, 1997:82).

La vida de estos sectores en el puerto durante el Ciclo de Expansión del Salitre, 1870-1930, consistió en una verdadera guerra de guerrillas contra el orden de las autoridades y la elite en casi todos los aspectos de la vida urbana. Desde comienzos del dominio chileno hasta el final del periodo estudiado, 1906, podemos observar una serie de conductas conflictivas relativas a criminalidad, prostitución, alcoholismo, falta de aseo, etc. Muchos de los habitantes de este nuevo Iquique chileno provenían de diversos puntos del país, de la zona centro y sur donde eran comunes las economías domésticas basadas o complementadas con animales de granja. Frecuentemente las autoridades tenían que lidiar con situaciones inverosímiles en la época del capitalismo y la modernidad. Un parte policial, en enero de 1883, debió incluir entre los detenidos a dos caballos y un chancho que deambulaban por las calles de la ciudad, probablemente huidos de su dueño. Los cargos contra el porcino y sus cómplices equinos fueron “por vagos y mal entretenidos”1. Dos décadas después, en 1904, la modernidad aún no era parte de la idiosincrasia de todos los iquiqueños: “Se nos informa que la rotura de un grifo en calle Arturo Fernández entre Serrano i Tarapacá, ocurrido ante ayer, se debe a que una persona tuvo la peregrina idea de amarrar un toro suelto a un grifo. Como es de esperar, el animal, al tratar de huir, rompió el grifo i de ahí el derrame de agua. ¿Quién sería la persona que tuvo la feliz idea de ocupar la calle publica como corral i a los grifos como poste de amarra?”2.

El alcoholismo generalizado fue otro drama social permanente en el puerto en el periodo estudiado. En 1851, un visitante chileno del Iquique peruano acusaba al alcoholismo endémico del pueblo iquiqueño como causante de: “la corrupción de costumbres, atraso intelectual i frecuentes epidemias que allí se notan” (Stojic, 2014: 19). 1 2

Fue un problema tanto para elites, que veían en el alcoholismo desenfrenado el acelerador de gran parte de la criminalidad en el puerto, como para los predicadores obreros de la redención social, que encontraban en la botella un gran obstáculo entre su palabra de ilustración y las masas populares iquiqueñas (Pinto, 2007: 115). En 1889, Iquique tenía 70 cantinas, mientras que en Santiago no pasaban de 40 en la misma fecha. En 1897, junto con el ascenso de la asociatividad mutual obrera, se formó la sociedad “El Chupín”, que tenía como único objeto dedicarse a la borrachera consuetudinaria “en la pampa de Cavancha”. Tres años después en 1900 aparece otra de estas sociedades. Entre sus estatutos principales esta, “como medida mínima, una damajuana, que tienen, que nó, echarse, entre pecho y espalda”3. El precio y calidad del agua potable es una explicación que se esgrimió en más de una ocasión, junto con el clima. Este último era responsable, en opinión de otro testigo de la época, de que las cantinas de la ciudad fueran más concurridas que las de Valparaíso y Santiago4. El célebre medico higienista, Alejandro del Rio, consideró en su diagnóstico todas las causas anteriores, a las que agregó el “contajio moral”, de tal modo que la población adulta bebía a todas horas y el agua se reservaba solo para los niños (del Rio, 1903: 41). El alcohólico era percibido por el higienismo en boga promovido las elites como un no-ciudadano, desprovisto de facultades mentales, enfermo y peligroso (Labbé, 2012). Como era de esperar, una ciudad pujante en lo económico atraía a delincuentes de oficio de toda clase. En septiembre de 1897 arribaron al puerto, a bordo del vapor “Itata”, un grupo de bandidos cuyos antecedentes les precedían. La sección de investigaciones o pesquisas de la policía siguió a los individuos hasta una cantina. Al llegar, les solicitaron acompañarlos al cuartel, ante lo cual los bandidos respondieron disparando contra los policías. Tras una balacera que dejó un bandido herido y la llegada de refuerzos a caballo, pudieron ser traslados finalmente al cuartel los sospechosos, comandados por un individuo apodado “El Borrado Rata”, un “antiguo huésped de la cárcel de esta ciudad”. Ese mismo día, 23 de septiembre de 1897, “El Chuchampa”, que había sido hace tres meses expulsado de

El 21 de mayo, Iquique, 13 de enero de 1883. El Tarapacá, Iquique, 23 de febrero de 1904.

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La Patria, Iquique, 3 de marzo de 1900. El Nacional, Iquique, 21 de octubre de 1902


Espacios & Memorias | Iquique por el juez del crimen, era interrogado por el sub-inspector de policía cuando un cómplice agredió éste dejándolo inconsciente. Solo “El Chuchampa” fue detenido.

El decreto de la Intendencia sobre prostitución con número 627, del 2 de noviembre de 1894, señalaba que “todas las mujeres públicas deben vivir en los barrios alejados, al oeste de calle de Vivar”. Sin embargo, la expulsión de la prostitución del núcleo central de la elite, la administración y los lugares de trabajo hacia los sectores marginales no fue fácil. La policía y las prostitutas, mujeres que eran la negación de lo femenino de la época, violentas y dadas al alcohol, se enfrascaron en una permanente batalla casa por casa, cuadra por cuadra. Se aferraron con uñas y dientes a la céntrica calle de Patricio Lynch, al punto que los vecinos señalaban a la prensa que “es imposible vivir en esta calle, agregan, si la policía no hace entrar en vereda a esas mujerzuelas”5. En La Patria, de marzo de 1902, señala, a raíz de la detención de un grupo de prostitutas que infringían el decreto ejerciendo dentro del centro, que: “Ya que se ha empezado a barrer con toda esa gangrena social, ruina de hombres y familias, es necesario no tener compasión con nadie. Todo el mundo sabe que en la calle de P. Lynch no viven solamente las cuatro mugeres notificadas. Desde Plaza Brasil hasta Tarapacá por la calle citada, viven no menos de 50 hijas de la noche, que son el terror de cuanto transeúnte honrado, sea hombre o muger, se le ocurra pasar por ese barrio de las Injurias”6.

Las prostitutas fueron un permanente foco de conflicto debido a dos factores: el desorden público, en términos de violencia y consumo de alcohol en torno a ellas y las casas de tolerancia, y las enfermedades venéreas que hacían estragos en la población masculina del puerto, principalmente entre obreros y militares. En la mirada higienista de la elite, aquello degeneraba la raza, afectando la productividad y la defensa nacional. Estos elementos generales en torno a las prostitutas durante el periodo salitrero y sus conflictos con el control social sanitario y policial 5 6

La Patria, Iquique, 25 de abril de 1900. La Patria, Iquique, 4 de febrero de 1902

del periodo, han sido trabajados en extenso por Rodrigo Hernández (2004).

La lucha por normar el espacio urbano y dividirlo en zonas permitidas y prohibidas para el ejercicio de la prostitución, es un botón de muestra del pensamiento de las clases dominantes respecto de las ideas de civilización versus barbarie en la distribución del espacio de la ciudad. La policía sería la encargada de expulsar la barbarie, es decir, el ejercicio de la prostitución con todo el alcohol, violencia y escándalo que le rodea, del núcleo de la “ciudad propia”, sinónimo de civilización. La madrugada del 24 de septiembre 1897, la policía frustró un incendio premeditado, mecanismo que se usaba en el antiguo Iquique de madera para saldar riñas personales y de diversa índole. “Como se ve, hoy la población está más intranquila que nunca. Por una parte, los bandidos atacando a la policía en pleno día, y por otra, los incendiarios, que después de la suspensión del alumbrado eléctrico de gas traen justamente alarmados a todos los habitantes. No nos cansaremos de recomendar mayor vigilancia a la policía, sobre todo en las calles apartadas del centro que son las que escogen los criminales para campo de sus fechorías”7.

Con “calles alejadas del centro” se refiere al otro Iquique, es decir, alejadas del núcleo central de la ciudad, centro que albergaba las viviendas de la elite, la administración pública y las casas comerciales más prestigiosas. A grandes rasgos, se trataba del sector al oriente de calle Bartolomé Vivar, que debía, por ordenanza municipal, concentrar las Casas de Tolerancia y era, además, el sector de la ciudad que concentraba gran parte de los conventillos. Estos últimos, muy numerosos en casi toda la ciudad, fueron, en el imaginario de la elite, el hogar de la corrupción moral y el desaseo atribuido al bajo pueblo que los habitaba. Calle Bartolomé Vivar será la frontera divisoria en este espacio urbano socialmente controlado. Al comparar la realidad social y urbana de la segunda mitad del siglo XIX de Iquique y Santiago podemos observar patrones comunes de desarrollo: una cintura de control policial y una frontera que separaba a elites civilizadas de los 7

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La Patria, Iquique, 5 de febrero de 1902


| Revista de Historia y Geografía social y crítica. pobres urbanos (Espinoza, 1988: 21-22). El alumbrado público, como señala el párrafo citado, fue un servicio precario hasta muy avanzando el siglo XX y motivo de permanentes pleitos entre Municipalidad y la Compañía de Alumbrado y Gas. En el periodo estudiado solo se encendía unas pocas horas con escasos faroles desigualmente distribuidos. A veces, si había cielo despejado y luna llena, simplemente no se hacía uso de él. Precisamente en ese sector, al este de la frontera social de calle Vivar, es donde ocurrieron crímenes de toda índole y la inseguridad fue permanente. En mayo de 1904, a raíz de una violación colectiva instigada por un padrastro en contra de su hijastra, en Latorre, entre 21 de mayo y 18 de septiembre, La Patria señaló que, en esos sectores: “a diario se forman desordenes de regular magnitud, debido más que nada al desamparo en que esas calles permanecen. Muy rara vez se ve por esas calles la respetabilísima figura de un guardián (…)” 8 .

La gran concentración obrera en la ciudad fue fuente de numerosos conflictos con el orden público en el periodo estudiado, ya sea por las costumbres de la clase trabajadora o por las tensiones propias de las contradicciones de clase entre empleadores y obreros. La ciudad de Iquique contaba con numerosas industrias y faenas que, en su conjunto, estaban en íntima relación con la industria salitrera de su hinterland: fundiciones, fábricas de alimentos varios, estaciones de ferrocarril y maestranzas, entre otras. Las más relevantes sin duda eran las labores portuarias en los diversos muelles salitreros con los que contó la ciudad hasta la construcción del actual puerto entre 1930 y 1932. Los estibadores portuarios fueron uno de los principales actores sociales de la ciudad dado que su función era estratégica en una economía de enclave centrada en la extracción y exportación de salitre (González, 2002). Fueron pioneros en la organización obrera de la provincia y protagonistas de la huelga general de 1890. Eran una clase obrera aguerrida, que conquistó a pulso derechos inimaginables en otros rubros de la economía, como “la redondilla”, sistema mediante el cual, eran los mismos gremios los que organizaban el trabajo en los muelles. Si bien eran una clase 8

trabajadora urbana con un importante componente ilustrado, organizado y mancomunado, un sector importante de ella compartía características con la clase obrera salitrera de la pampa respecto de resabios peónales y tendencia a la violencia y al consumo de alcohol en detrimento del orden público. Diversas noticias de prensa del periodo ilustran esta realidad. Bajo el título de “Dramas del alcohol”, La Patria de marzo del año 1900 da cuenta de un grupo de “jornaleros y cargadores de salitre” que se encontraban borrachos en la habitación de un conventillo ubicado en calle Tacna 188, actual Obispo Labbe. Los celos en torno a “una joven muchacha a quien inducen al vicio su propia familia”, un obrero, “bestia sedienta de sangre”, apuñaló a otro ante lo cual todo el vecindario debió intervenir para evitar la muerte del herido9. La misma prerrogativa de los trabajadores portuarios de organizar las faenas no estaba exenta de dificultades. Bajo el título de “Crimen”, La Patria de marzo de 1900, relata que un grupo de aproximadamente 30 obreros portuarios se encontraban en calle Bolívar eligiendo, de entre ellos, a quien sería el capataz. Al no poder decidir entre dos candidatos, los partidarios de uno y de otro se trenzaron en una pelea callejera que tuvo como saldo un herido muy grave y otros con lesiones menores. La policía se hizo presente cuando los disturbios ya habían terminado10. Los muelles ubicados en sectores populares de la ciudad, El Morro, El Colorado y La Puntilla eran constantemente escenario de robos, generando un espacio de peligrosidad y una constante delincuencia organizada en torno a ellos. A principio del 1900, La Patria llamaba la atención sobre “la falta de vijilancia” y los robos en los muelles. Herramientas, sacos de carbón, bidones de aceite, etc. eran sustraídos tanto en muelles y lanchas. En total, los robos sumaban una considerable cantidad de dinero perdido por las casas embarcadoras y las compañías navieras. Junto con denunciar lo anterior, se llamaba la atención al pequeño comercio de la ciudad para no cometer receptación con herramientas y carbón robados11. Por lo visto, en la ciudad, al igual que en la pampa, era peligroso, pero relativamente viable intentar escapar a la proletarización y la disciplina laboral viviendo de los “oficios” de los bajos fondos 9 10 11

La Patria, Iquique, 2 de mayo de 1900

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La Patria, Iquique, 26 de enero de 1900 La Patria, Iquique, 22 de marzo de 1900. La Patria, Iquique, 9 y 14 de abril de 1900


Espacios & Memorias | de la sociedad del puerto. En 1905, la situación no había cambiado en lo más mínimo y la empresa Locket Bros & Co. solicitaba al intendente el permiso “por el mayor tiempo posible” para que sus guardianes privados en el puerto cargaran armas de fuego, “los repetidos robos que vienen sucediéndose con demasiada frecuencia a bordo de las lanchas que quedan cargadas con mercaderías nos obligan a esta solicitud”12. Estos permisos también se solicitaban con motivo de las huelgas y tensiones entre obreros portuarios y patrones.

nativas de supervivencia mientras la crisis pasara. Fue una dinámica característica del Ciclo de Expansión del Salitre que alcanzó proporciones masivas y alarmantes, en términos de salubridad y orden público, a medida que los periodos de crisis fueron haciéndose más intensos después de la Primera Guerra Mundial. El 7 de julio de 1896, las masas de cesantes protagonizaron disturbios, saqueos y destrozos en pleno centro de Iquique. En su parte, el prefecto de Iquique relata que:

“Anoche, como a las 7 P.M. un grupo numeroso de gente de la llegada del interior se amotinó en la calle de Barros Arana, frente al circo bravo, tratando de saquearlo, logrando llevarse varios útiles y la bandera que acompaño. De la misma manera intentaron saquear el almacén de Antonio Narancich, Barros Arana N°226, lo que no alcanzaron a efectuar por el oportuno auxilio de la policía. En seguida la misma poblada se dirigió a la Plaza Condell, de donde repartida en varios grupos saqueó la pulpería de Nicanor Castro y el café de José Montero, Vivar N°131 y N°58 respectivamente. El café de Mariano Campos, Barros Arana N°99, ocasionando perjuicios de consideración en la Botica Española de Víctor Resczynsky, Tarapacá N°149. Otro grupo numeroso trató de asaltar la casa de préstamos “La Bola de Oro” de don Carlos Marchesse, Serrano N°112, sin lograr su intento. De la azotea de una de las casas se disparó un tiro de revolver que hirió a uno de los asaltantes (…) Los amotinados después de haber destrozado muchas vidrieras de casas de comercio y vidrios de viviendas particulares, fueron dispersados por tropas de linead e la guarnición”.14

El sector ubicado al final de calle Bolívar, en las cercanías de la aduana e inmediaciones del puerto, atraía las denuncias por ser escenario de la ebriedad cotidiana en torno al puerto y su numerosa clase obrera. “El triángulo de las Bermudas” fue llamado por la facilidad que tenía el sujeto popular para extraviarse en las cantinas del sector, cuya fama pervive en la memoria popular hasta la fecha. Así era descrito el sector en el año 1900: “En la continuación de calle Bolívar por la esplanada, acera sur, existen unos negocios de licores que pueden calificarse sin ninguna exageración como guaridas de pillos. Ahí se ven siempre unos mismos hombres siempre borrachos. Para ellos no sale ni se pone el sol. Da asco pasar por esos lugares y ver esos rostros patibularios y sifilíticos que sentados muchas veces en las veredas se entregan a diversiones obcenas propias de corrompidos y beodos”.13

Los sectores ubicados al norte de la ciudad, barrio La Puntilla y El Colorado, albergaban una numerosa clase obrera ferroviaria y portuaria. Formaban parte de la ciudad bárbara como evidencian noticias de asesinatos, riñas, robos y solicitudes de incrementar la poca vigilancia policial de ellos.

A veces, ocurrían las llamadas bajadas de gente de la pampa a la ciudad. El año 1896, del cual ya hablamos, fue un año convulso de contracción del mercado salitrero y de consiguiente cesantía. En dichas coyunturas, los cesantes bajaban al puerto de Iquique esperando recibir auxilios del Estado, re-embarcarse de vuelta a la zona centro y sur del país o buscar fuentes alter12 13

Oficios varios, ITAR-627, 203. La Patria, Iquique, 25 de abril de 1900

El prefecto dio la orden de cerrar los expendios de alcohol y suspender las funciones de los circos. La barbarie entró en la capital de la provincia, en desmedro de la seguridad y propiedad de los locatarios del comercio, parte de la elite de la sociedad salitrera del periodo. El terror en el imaginario de clase de las elites a la clase obrera salitrera se mantendría por un largo periodo, aun cuando esta diera muestras de haber completado, en gran medida, su transición a la modernidad dejando atrás el periodo infantil 14

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Ministerio de Justicia, ITAR-636, 100.


| Revista de Historia y Geografía social y crítica. formativo de la violencia peonal de masas. Los cuerpos de policía en Tarapacá: un instrumento fallido de control social El repaso que hemos hecho a través de diversos hechos de criminalidad, violencia y conflictos varios, ha tenido por objeto ilustrar la naturaleza de la labor esperada de los guardianes por parte de la elite y las autoridades del periodo. Estas funciones debían ejercerse en los complejos terrenos sociales y espaciales en los cuales debieron actuar los policías repartidos por Iquique, la pampa salitrera y otros puntos de la provincia. Orígenes y distribución de la policía en el periodo Como señalamos al principio, los primeros cuerpos de policía de la provincia recién ocupada militarmente surgieron para asegurar un mínimo orden y reprimir todo tipo de resistencia a la ocupación en los territorios que iban constituyendo la retaguardia del ejército chileno. Se improvisaron a partir de unidades compuestas por soldados de infantería y caballería. En el caso de la ciudad de Iquique, el primer antecedente de una “policía” distinta a la Guardia Civil peruana, fueron las compañías de bomberos integradas por la elite extranjera de la ciudad, que organizaron patrullas armadas frente a la posibilidad de saqueos durante el breve vacío de poder vivido entre el abandono de las autoridades peruanas y la llegada de Rafael Sotomayor con un batallón del Regimiento Esmeralda. Las tropas desembarcadas con Sotomayor se hicieron cargo de la seguridad de la población con la orden de azotar a ladrones y fusilar a incendiarios (Bulnes, 1911: 642-643). Poco tiempo después de la ocupación de facto, Patricio Lynch, el comandante político del territorio, organizó en Iquique, una policía “en excelente pie, superior al de la generalidad de las ciudades chilenas de ese entonces” (Bulnes, 1911, p.720). En la pampa y la cordillera destacamentos militares se dedicaban a corridas “más policiales que militares” que tenían por objetivo, decomisar armas y detener soldados aliados fugitivos para que no pudiesen organizar montoneras “que impidiesen el trabajo de las salitreras que eran la principal fuente de entradas de la Nación para continuar la guerra” (Bulnes, 1911: 724). Hacia 1880 y 1883, la Junta Municipal de Iquique requirió de fondos adicionales para sa-

tisfacer la necesidad de policía de la población. Dicha subvención la dieron la Intendencia por un lado, y la Nitrate Railways por el otro (Valdés, 1884: 39). Entre 1882 y 1883, se construyó la que fue, durante varias décadas, la cárcel de Iquique, y junto a ella, el Cuartel de Policía en el sector de Plaza Brasil. El mantenimiento del cuartel, la caballada, los equipos y salarios de los 94 individuos y del prefecto al mando, demandaban la mayor parte de los recursos municipales, en desmedro de otras necesidades relevantes de la ciudad (Valdés, 1884: 55). Una medida preventiva tomada por el jefe político Valdés Vergara para asegurar la disciplina del cuerpo fue asignar una remuneración adecuada a los integrantes del cuerpo para evitar “esponerse a reunir en la policía a los individuos de peor conducta, dejando a merced de ellos a la población” (Valdés Vergara, 1884: 55). A ese total de guardianes y oficiales hay que sumarle un médico, destacado en Iquique, y los individuos que componen la sección de pesquisas: policías de civil que normalmente se encargaban de detener criminales ocultos entre la población, lejano antecedente de la actual Policía de Investigaciones. Estaba constituida por 24 agentes y 2 oficiales. Estos agentes constituían la “Sección de Pesquisas” que se diferenciaba de la tropa común agrupada en la “Sección de Seguridad”, separación establecida en 1896 (Hernández y Salazar, 1994:55). TOTAL: 203 Los archivos existentes en el Archivo Regional de Tarapacá no dan cuenta de la cantidad y distribución de la policía dependiente de la gobernación de Pisagua, pero un oficio del prefecto de policía de Pisagua al gobernador del departamento, solicitando aumentar presupuesto para la policía, con fecha de abril de 1905, delata que su estado era precario:

“Las razones que hai para solicitar este aumento tanto por que la guarnición de ahora no es suficiente para cubrir la guarnición de esta ciudad, Negreiros, Dolores, Catalina, Zapiga i Junin como por que el próximo año se abrirán dos nuevas oficinas que demandaran naturalmente un aumento de servicio”15.

El servicio era un desastre en un puerto que 15

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Gobernación de Pisagua, ITAR-616, 275.


Espacios & Memorias | ha vivido entre grandes catástrofes: En 1903, un incendio generalizado, que destruyó el cuartel y gran parte de la ciudad, y en 1905, una agresiva epidemia de peste bubónica que diezmó a la población y puso en fuga a las autoridades. La tropa era tan poca, que trabajaba turnos extenuantes para atender los pueblos mencionados en el oficio arriba citado, quedándose sin tiempo para la instrucción, clave en el mejoramiento de la disciplina. 1905 y 1906 fueron años difíciles para el control social de la pampa: a la criminalidad y violencia endémica del mundo pampino debe sumarse, como factor de trastorno del orden, la presencia de la viruela, epidemia que se manifestó con fuerza a lo largo de todo Chile, dejando más de 14 mil muertos. Los policiales se vieron obligados a controlar el uso de los lazaretos, el establecimiento de cordones sanitarios en torno a focos, tareas todas que tensionaban la contradicción entre la gama de obligaciones, y la calidad y cantidad de los recursos humanos y materiales disponibles. En junio de 1905, con motivo de un brote de viruela en oficina Alianza, el subdelegado de Lagunas solicitaba a la guarnición de Alianza prohibir la salida de gente de dicha oficina16. Incluso entre el cuerpo hubo víctimas demostrando que los policiales no escapaban del conjunto de los problemas que aquejaban a los sectores populares durante la cuestión social.

mucho que fuese uno de los ítems presupuestarios más importantes del periodo, el dinero no alcanzaba para un funcionamiento adecuado. El desorden administrativo era otro problema asociado al déficit monetario. A mediados de 1905 se aumentó la dotación policial de Iquique con el mismo presupuesto asignado al principio de aquel año. Ello generó una “situación crítica y embarazosa” que se tradujo en una gran deuda de la policía con el comercio de la ciudad, deuda que solo pudo pagarse con el auxilio extraordinario de la Intendencia18.

La falta de recursos humanos, en relación al tamaño de la población y del espacio a controlar, es otra constante. Hacia el final del periodo estudiado, en noviembre de 1906, era el mismo prefecto de la policía de Iquique, el que confesaba al intendente, las limitaciones impuestas por la falta de hombres en el cuerpo. A raíz de “unas fiestas populares” en Pica, el alcalde de dicha comuna, solicitó refuerzos policiales al intendente. A partir de la ley de comuna autónoma, de diciembre de 1891, cada municipalidad financiaba su policía y la organizaba de acuerdo a sus necesidades. Por ende, para satisfacer la solicitud, el intendente debía, a su vez, solicitar a la municipalidad de Iquique él envió de refuerzos a la municipalidad de Pica. El prefecto objetó la solicitud señalando que:

Las guarniciones debían constantemente auxiliarse las unas a las otras con motivo de desórdenes graves y huelgas. En abril de 1906, “a solicitud de los señores Gibbs y Cia.”, eran enviados desde Iquique cuatro guardianes armados y un oficial a oficina Alianza con motivo de haberse declarado en huelga los trabajadores de dicha oficina17. A voluntad de las compañías salitreras, se debilitaba la vigilancia policial del puerto en pro de los intereses patronales. Los principales problemas que podemos inferir de la lectura de los diversos informes y memorias de la Policía son la permanente falta de recursos materiales y humanos para controlar adecuadamente la totalidad del espacio asignado. Las solicitudes de subvenciones extraordinarias son una constante en la historia de los cuerpos de policías de la provincia hasta su reemplazo definitivo por Carabineros en 1927. Por 16 17

Subdelegados, ITAR-652, 90-91 Subdelegados, ITAR-652, 99-100

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18 19

“Para atender esta petición, habría necesidad de debilitar alguna de las guarniciones de la pampa, de sí muy reducidas, o distraer tropa del servicio de ciudad, hoy malamente atendido con escaso personal con que cuenta dado el número de vacantes pendientes en la actualidad. La comuna de Pica cuenta con fuertes entradas y es justo que atienda el servicio de policía que le encomienda la ley. Actualmente la policía de Iquique atiende las guarniciones de Gallinazos, Alianza, Lagunas, Punta de Lobos y Collahuasi (…) guarniciones que debían ser cubiertas por la policía de Pica pues se encuentran dentro del territorio de esa municipalidad. Las guarniciones dependientes de esta prefectura serían impotentes para contender cualquier desorden por el insignificante numero de que se componen (…)”19. Ministerio de Justicia, ITAR-636, 84 Ministerio de Justicia, ITAR-636, 159


| Revista de Historia y Geografía social y crítica. Esta carencia de personal en la provincia de Tarapacá debió de ser subsanada por el ejército. En 1902, el Regimiento de Caballería Húsares destinaba dos escuadrones con 1 capitán, 2 oficiales y 56 individuos a funciones netamente policiales. Dichos elementos pasaron a constituir un Regimiento de Gendarmes, que en febrero de 1906 fue convertido en Regimiento de Carabineros (Miranda, 1997: 223-224). De acuerdo a la Ley de Comuna Autónoma de diciembre de 1891, el prefecto, era nombrado por el Presidente de la República a propuesta del alcalde y podía ser removido por dos tercios de los municipales (regidores o actuales concejales). Dicho sistema era empleado para poner al servicio de los intereses partidistas de cada alcalde, al cuerpo policial y ejercer toda clase de atropellos policiales contra la oposición en periodo de elecciones. Funciones: policía de la moral y la higiene El orden en la pampa era una prioridad que se atendía con ahínco concentrándose especialmente en las oficinas. En más de una ocasión, hemos comentado la simbiosis entre la administración de las oficinas y las autoridades establecidas en la pampa. En un gran esfuerzo organizativo, en marzo de 1904, los obreros de la pampa salitrera tarapaqueña escogieron un comité de representantes que se reunió con el ministro del interior, Rafael Sotomayor, quien presidió la célebre Comisión Parlamentaria que visitó Tarapacá para dar a conocer al gobierno de la época las condiciones de vida y trabajo de los obreros de la pampa y de la costa. Los trabajadores señalaron que en las oficinas había prohibición de reunión, y que aunque estas fueran pacíficas, “son disueltas con el sable y el caballazo por la policía, a indicación de los salitreros, a cuyas cargas, ciudadanos indefensos, resultan constantemente muertos y heridos de gravedad”. Además, agregaron que, “las policías desatienden en absoluto las guarniciones de los pueblos, estando siempre al servicio de los salitreros, constituyendo cada oficina una verdadera jefatura, de donde se imparten las ordenes, siempre arbitrarias y tiránicas para el obrero de la pampa”20. 20 Varios autores. (1908). Trabajos y antecedentes presentados al supremo gobierno de Chile por la comisión consultiva del norte recopilados por encargo del Ministerio del Interior por Manuel Salas Lavanqui.

Las funciones más evidentes de la policía tarapaqueña, la represión de la criminalidad y de la huelga y motín obrero fueron solo una fracción de sus amplias labores. “Es un aparato que debe ser coextensivo al cuerpo social entero, y no solo por los límites que alcanza sino por la minucia de los detalles de que se ocupa” (Foucault, 1976:197). Una permanente cruzada por disciplinar moralmente a los sectores populares fue desplegada por las elites y autoridades. La escuela y la Iglesia católica eran herramientas de dicha cruzada junto con la policía del periodo. Estas se encargaban del control y persecución de hechos que en ese entonces suponían crímenes o delitos. El adulterio femenino, el abandono femenino del hogar conyugal, sin importar razones, eran delitos punibles cuyas hechoras debían ser detenidas y conducidas ante un juez. Los adolescentes que dejaban el hogar familiar sin permiso para sostener relaciones de pareja eran otros infractores de la moral dominante hecha ley. Un caso referente al rol de guardianes de la moralidad del cuerpo policial, tuvo lugar en enero de 1902. Una joven de 15 años, Ana González abandonó el hogar materno para ir a convivir con un hombre mayor. Sin éxito para traer a su hija de vuelta, y ante las amenazas del “raptor”, la mujer acudió a la policía que “redujo a prisión a la rebelde e inhumana hija”21. Un parte policial de diciembre de 1905, llama la atención por las detenciones relacionadas con prostitución forzada, moralidad y sexualidad en la ciudad:

“Adela Rojas Valdés, Aurora Ortiz Valenzuela y Astroberto Quiñonez Castro acusados por Cecilia Vega por corrupción de su hija menor de edad María Sánchez a la cual secuestraron a las 4 p.m. del día 6 del presente en la casa de tolerancia que tiene establecida la Rojas en la calle de Amunategui N. 266. María Contreras Bueno por cometer actos inmorales a la vista del público con el dueño de la casa No.123 de la calle Esmeralda encontrándose ambos en manifiesto estado de ebriedad. – Dicho individuo, además de negar el nombre intentó agredir con un martillo al guardián que lo notificó”22.

El suicidio como transgresión a la moral cris-

Imprenta Cervantes. Santiago: 578-579. 21 La Patria, Iquique, 21 de enero de 1902. 22 Policía, ITAR-619, 46.

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Espacios & Memorias | tiana también era perseguido y frustrado de ser posible. En enero de 1906, en Pozo Almonte, una mujer pública y un hombre fueron aprehendidos por dos guardianes al interior de una casa de tolerancia tras haber ingerido “pastillas de sublimato corrosivo”23. Los guardianes llevaron a los suicidas donde un farmacéutico quien les administró auxilios que frustraron “su acceso trágico a la historicidad” (Fernández, 2004).

Las elites chilenas debieron, desde la segunda mitad del siglo XIX en adelante, imponer a los sectores populares normativas en torno a la higiene, el aseo público, la salubridad, el control sanitario, etc. durante un largo periodo caracterizado por las epidemias y la mortalidad infantil. En la lógica productivista de las clases dominantes, las epidemias eran flagelos que constantemente quitaban brazos al mundo laboral. De esta lógica, se deriva el higienismo, corriente de pensamiento médico, ético y social que buscaría la reglamentación del aseo urbano y personal, la moralización de las costumbres y la implementación de incipientes políticas públicas al respecto (Salinas, 1983). Sin embargo, la aceptación por parte de los sectores populares de un control sanitario de sus cuerpos y vidas cotidianas no fue fácil. El periodo de la cuestión social, se caracterizó por la resistencia por parte de los sectores populares contra las normas sanitarias y los espacios como el lazareto y el hospital, herramientas de control de los cuerpos de la población por parte de las autoridades (Illanes, 1993). Los cuerpos de policía serían el brazo armado de la política sanitaria, particularmente en tiempos de epidemia en los cuales la ciudad y sus habitantes son fuertemente normados, catalogados, organizados y controlados (Focault, 1976: 181-182). Iquique enfrentó numerosos brotes epidémicos de diversa gravedad a lo largo de su historia, dada su condición de puerto y la poca higiene de la ciudad, tanto en términos de políticas públicas como de costumbres a nivel de masas. Un brote que tuvo cierta relevancia en el periodo abarcado es la epidemia de peste bubónica de mayo a agosto de 1903. La epidemia no dejó un saldo masivo de muertos, pero puso en tensión las contradicciones sociales y los dispositivos de control y vigilancia. La policía de Iquique debió añadir a sus labores de vigilancia del aseo el control de los enfermos. Fue común la 23

Notas de la Policía, ITAR-634, 7.

resistencia al traslado al lazareto, incluso amenazando con cuchillos a los médicos encargados de ir domicilio por domicilio constatando la presencia de la enfermedad. Los conventillos numerosos en la ciudad eran el hogar del desaseo y la corrupción moral, factores que sumados en el imaginario de la elite hacían del pobre la victima predilecta del flagelo. Fue necesario en todo momento, supervisar la desinfección de hogares e incluso la quema de los mismos ante posibles resistencias y controlar el efectivo aislamiento del lazareto (Lo, 2014). La policía de la que nos hemos ocupado en este trabajo, “de seguridad” era respaldada en estas labores por otro cuerpo auxiliar que merecería un trabajo aparte, la policía de aseo, que en ocasión de la epidemia de 1903, constituyó, junto con funcionarios de la Junta de Beneficencia, una Policía Sanitaria. Los policías tampoco escaparon a la peste, registrándose dos muertes de policiales, uno de los cuales además era alcohólico. Corrupción e indisciplina Entre todos los factores que hacen de este cuerpo, en nuestra opinión, un instrumento fracasado de control social, los más relevantes son la corrupción y la indisciplina. Los guardianes eran reclutados de entre los mismos sectores populares y protagonizaron las mismas problemáticas de indisciplina laboral, tendencia a la violencia, al crimen y a vicios reñidos con la moral dominante de la elite. Por mucho que, en un principio, Valdés Vergara haya deseado incentivar la buena conducta con salarios adecuados, los guardianes de policía vivieron su propio proceso de disciplinamiento y transición a la modernidad, desde la vereda opuesta a los sectores populares y bajo el amparo de la autoridad. Este proceso sería largo, y recién con la creación del Carabineros de Chile en 1927, habría un punto de inflexión en términos de eficiencia y disciplina de la policía. Diversas iniciativas se desplegaron desde la prefectura para reforzar la disciplina de la tropa, entre ellas, los premios en dinero y la incorporación de formas militares. En 1897, El nacional informó que la policía de Iquique otorgó premios en dinero a los guardianes con impecable hoja de servicio. 100 pesos, una cantidad no menor en la época, fueron otorgados por el prefecto Alberto Molfino al guardián Fortunato Canales. El acto solemne,

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. consistió en un discurso frente a toda la tropa, guardianes y oficiales, formados en el patio del cuartel. Junto con conminar a todos a imitar al guardián premiado, el prefecto levanto el castigo a varios guardianes detenidos en los calabozos del cuartel por faltas diversas24. ¿Por qué había policías detenidos?, ¿Porque era necesario reforzar la disciplina constantemente entre los policiales?

En abril de 1900, un guardián estuvo a punto de asesinar a golpes a un joven ebrio que dormía al interior de una lancha, dejándolo mal herido. La intervención de gente que pasaba evitó un desenlace más grave. Esta clase de hechos fueron señalados por la prensa como “abusos incalificables de algunos guardianes, que contribuyen aumentar más y más el grado de resentimiento y rencor que hacia ellos tienen nuestro pueblo”25. La intervención de las masas será otra constante en el freno del abuso policial infraganti. En mayo de 1900, un grupo de policías de franco, “individuos indignos de cargar el hábito de guardianes del orden público”, se emborracharon el día de pago en una pescadería ubicada en los barrios populares de Iquique. Armaron tal escándalo, que unos muchachos se asomaron al interior a ver que sucedía, motivo por el cual un guardián agredió con repetidos golpes de puño a un niño, y pronto se generó una batalla campal entre transeúntes que defendían a los niños y el grupo de policías. La prensa aseguró que, tras ser detenidos por otros policías en servicio, no quedó registro del hecho en parte oficial alguno. La posibilidad del disturbio y la borrachera con motivo del día de pago no era exclusiva del centro minero, y cual obreros con uniforme, los policiales también eran susceptibles de caer en dicha situación de indisciplina social. El problema del consumo desenfrenado de alcohol e incluso del alcoholismo en la tropa no era extraño. No por nada, la ley de alcoholes de 1902 señalaba que los expendios de alcohol debían ubicarse a más de 100 metros de diversos edificios públicos, colegios, iglesias y también de los cuarteles policiales. En marzo de 1906, era expulsado, previa detención de 10 días en el calabozo del cuartel, el guardián Pablo Sánchez Flores por “repetidas faltas de embriaguez en el servicio, ser vicioso 24 1897. 25

é incorrejible”26. Fermín Aguirre, joven obrero “modelo de buena conducta y seriedad”, se encontró en la madrugada con el guardián Manuel de la C. Meza, quien se encontraba borracho. Meza increpó a Aguirre por andar en la calle a esas horas y al verse ignorado por este último, lo atacó, hiriéndolo de tres puñaladas27. “A la larguísima lista de crímenes y abusos cometidos por los guardianes tenemos que agregar uno de ellos. La desmoralización que va en aumento en la tropa de policía revela a la clara que sus jefes poco y nada se cuidan de ella. Parece que la disciplina y el orden no se les enseñara”

Los policiales tampoco eran ajenos a las casas de tolerancias y al ambiente propio de ellas. En octubre de 1906, dos guardianes debieron detener al agente de pesquisas Isaías Calderón. Fue sorprendido intentando ahogar a una prostituta en una tina al interior de una casa de tolerancia. Los gritos de las demás asiladas dieron la alarma. Ambos, el agente y su víctima, se encontraban en estado de ebriedad28. La pampa salitrera exhibe en ese mismo periodo, una larga lista de indisciplina y vicios en los cuerpos de policía cuyo derrotero es similar al de sus colegas urbanos. Conclusiones

La presencia de amplios sectores populares urbanos en transición a la modernidad representó un desafío de envergadura para una elite que aspiraba a la implementación de un orden urbano funcional al modo de producción capitalista basado en la extracción y venta de salitre más una amplia gama de servicios relacionados. Esta violencia y criminalidad era parte de una síntesis de dos fenómenos, resistencia y transición a la vez: resistencia y transición a la disciplina laboral proletaria, resistencia y transición al modo de vida urbano fuertemente reglamentado en todos sus aspectos por autoridades liberales agentes de la modernidad y la civilización. Si bien los estallidos más graves fueron disminuyendo, aquello no impidió que las autoridades de la época siguiesen considerando al conjunto de los sectores populares como un sujeto poten-

El Nacional, Iquique, 16 de septiembre de

26 27 28

La Patria, Iquique, 30 de abril del 1900.

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Ministerio de Justicia, ITAR-636, 81. La Patria, Iquique, 6 de febrero de 1906. Policía, ITAR-619, 69.


Espacios & Memorias | cialmente peligroso, al que había que vigilar permanentemente y adaptarlo mediante múltiples herramientas a ocupar su lugar en la sociedad tarapaqueña, chilena y salitrera del periodo. Entre estas herramientas, destacan a nuestro juicio los Cuerpos de Policía. La vigilancia policial, con los cuerpos de policía como protagonistas, era la principal herramienta de control social que resguardaba las normas del orden y de la frágil convivencia en los múltiples espacios donde ambas partes de la sociedad se encontraban: las calles de Iquique, las oficinas y poblados de la pampa. Este dispositivo, la policía, llamado por las autoridades y las elites a custodiar en la práctica y cotidianeidad el complejo proceso de disciplinamiento social de los sectores populares, tuvo una serie de falencias: disciplina, presupuesto y recursos humanos. La modernización y el disciplinamiento conformaron un mismo proceso y experiencia sobre los sectores populares tarapaqueños. Dicho proceso, contó con numerosas disidencias en el periodo estudiado y a lo largo de la cuestión social y el Ciclo de Expansión del Salitre. Los disidentes de la modernidad, de la disciplina laboral y de orden en general, se transformaron en parias, temidos y numerosos. La sombra de amenaza que proyectaban los sujetos populares reacios al orden era más latente, en ciertos periodos, como durante las contracciones del mercado salitrero, o en ciertos lugares, como las oscuras calles de Iquique al este de calle Vivar o las tabernas ubicadas en torno al puerto.

Las falencias de los cuerpos de policía son la causa del fracaso en sus objetivos en tanto dispositivo de control social. El primer factor, la disciplina, fue el más relevante, demostrando que los guardianes atravesaron el mismo proceso de disciplinamiento y transición a la modernidad que el conjunto de los sectores populares, expuestos frecuentes a castigos y expulsiones del cuerpo. Diversas opiniones del periodo, a nivel local y nacional, expresan un malestar generalizado de la opinión pública contra la policía debido a los abusos y la falta de disciplina. Un ejemplo es la demoledora crítica que hace a la policía el abogado y jurista Robustiano Vera en 1899. La falta de recursos humanos y materiales, fue sin lugar a dudas, otro freno que experimento este cuerpo para convertirse en un eficiente dispositivo de vigilancia y control social.

La prensa jugó un rol clave en el periodo, ya que fue el vehículo de información mediante el cual los ciudadanos considerados respetables, tanto del puerto de Iquique como de la pampa, denunciaban focos de delincuencia y situaciones consideradas inmorales y perjudiciales para la seguridad y el orden público cumpliendo así con un rol de vigilancia adicional. La prensa se constituyó en un elemento normalizador de la vigilancia policial y a la vez estimulante del desarrollo de esta en todos sus niveles. La provincia de Tarapacá experimentó un proceso de chilenización y construcción de Estado desde cero, en medio de una población que en un comienzo no tenía mayores vínculos concretos de lealtad y obediencia para con el Estado chileno, y con un constante aumento demográfico de complejas características. En la provincia de Tarapacá, durante las primeras décadas que siguieron a la ocupación chilena observaremos un Estado con “débil e insuficiente legitimidad social por la base, sobre todo en lo popular” (Garcés, 2003: 81), que debió ensayar diversos mecanismos de control social y disciplinamiento. Los constantes conflictos y rebeldías que caracterizaron el periodo, y la ineficiencia de los mecanismos inmediatos y elementales de control, los cuerpos de policía, son elementos que se alojarán por un largo periodo histórico en el imaginario de las clases dominantes, quienes no vacilarían en ocupar la fuerza militar, en nombre del orden y la seguridad, contra los sectores populares cuando todo mecanismo alternativo de sujeción y control se mostrase insuficiente. Ante la inexistencia de una fuerza policial eficiente en el periodo, la fuerza militar sería clave en la compleja tarea de mantener en su lugar al roto peligroso.

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“LA TIERRA PAL’ QUE LA TRABAJA”: LA ANUC Y EL MOVIMIENTO CAMPESINO COLOMBIANO, 1967-1977.*

Erick Andrés Pérez Yáñez** Resumen

En las décadas de 1960-1970, América Latina vivía procesos de movilización social, iniciados simbólicamente con la Revolución Cubana de 1959 y la consecuente intervención de Estados Unidos en la región a través de la llamada Alianza para el Progreso, desde la cual surgen iniciativas de Reforma Agraria que buscaban solucionar el problema de tenencia de tierras en los sectores rurales, con el fin de evitar la agitación de las masas campesinas. En el caso de Colombia, esta política se implementó a partir de 1967 bajo la presidencia del liberal Carlos Lleras Restrepo, y originó una organización que buscaba que la conducción política del campesinado estuviera en manos del Ministerio de Agricultura: la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC). El elemento innovador de la ANUC es que permitió que por primera vez la organización campesina lograra una articulación a escala nacional, y si bien en un principio esta dependió del aparato estatal, muy pronto fue asumida por los mismos campesinos como una plataforma para luchar por sus demandas históricas, bajo la consigna “tierra pal’ que la trabaja”. La organización se desprendió de las directrices impulsadas por el gobierno y adoptó otras estrategias de lucha, destacando (entre otras) las tomas de tierras. Hacia finales de los años 70s, factores internos y externos marcaron la pauta para que la ANUC se fragmentara y cambiara su orientación política. A través la revisión de fuentes escritas y testimonios de sus protagonistas, la presente investigación busca generar un balance de los años que vieron nacer al movimiento campesino colombiano. Palabras clave: Asociación Nacional de Usuarios Campesinos ANUC, Reforma Agraria, Campesinado colombiano, Organización campesina, Movimiento Social. * La presente investigación no podría haberse realizado sin la cooperación de los académicos de la Universidad Pedagógica Nacional de Colombia, Pablo Nieto Ortiz y Jonathan Caro Parrado a quienes agradezco su ayuda y excelente trato como docentes y personas; agradecer también a las y los campesinos de los Montes de María quienes nos recibieron en sus hogares; y finalmente, agradecer a la Universidad Pedagógica Nacional y a todas las compañeras y compañeros con quienes tuve la oportunidad de discutir y reflexionar en torno a la realidad campesina de nuestra América Latina. ** Estudiante de Licenciatura en Educación con mención en Historia o Geografía, 8vo semestre, Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (ex – Instituto Pedagógico), Santiago de Chile.

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«Para mí la ANUC fue importante no solamente en Sucre sino en toda Colombia porque transformó la mentalidad de muchos campesinos; se convirtió en un instrumento de lucha que de sirvientes de los ricos pasamos a ser propietarios de las tierras. La Asociación de Usuarios nos unió en base de unos lineamientos políticos “tierra pal’ que la trabaja”…»

Introducción Hacia los años 60s-70s, América Latina enfrentó una serie de procesos de carácter reformista y/o revolucionarios: la Revolución Cubana de 1959 había marcado un precedente que parecía iluminar la posibilidad del socialismo en la región, tan próxima a Estados Unidos, principal exponente del capitalismo en medio de la tensión provocada por la Guerra Fría. Colombia no escapó al contexto latinoamericano, y ante el estallido del período conocido como “la Violencia” se aplicaron políticas reformistas ligadas a los principios esbozados por la política regional que conducía Estados Unidos, plasmados en la Alianza para el Progreso. En lo que respecta a la estructura productiva rural, se establecieron las bases para la implantación de una Reforma Agraria, cuya expresión organizativa más trascendental fue la creación de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos, la ANUC, que permitió articular al movimiento campesino a nivel nacional.

A pesar de que surgió como una respuesta del

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. capitalismo para contener la movilización social que atravesaba el continente en aquel entonces, la Asociación superó la conducción estatal que le originó, y comenzó a actuar como una organización al servicio de las necesidades del campesinado: desde la consigna, “tierra pal’ que la trabaja” articularon una lucha nacional que utilizó las tomas de tierra (recuperaciones, o “invasiones” como les llamó la reacción) como medida de presión y de lucha directa contra los terratenientes y el problema de la propiedad. Veremos entonces que la ANUC marcó un antes y un después en el campesinado de Colombia: le constituyó como sujeto político, y como un movimiento social de carácter nacional, y que logró vincular a otros actores sociales que se plegaron a las demandas del campesino: la “tierra pal’ que la trabaja” es una consigna que incluso hoy en día mantiene su vigencia en el territorio colombiano y latinoamericano. Antecedentes: la situación del campesinado colombiano hasta la década de los 60s Hacia la primera mitad del siglo XX, el campesinado colombiano vivía en condiciones muy similares a las de siglos anteriores: las transformaciones políticas como la independencia poco había afectado a la estructura productiva del mundo rural. Si bien Colombia se encontraba en un proceso de expansión hacia un capitalismo comercial de exportación, las relaciones sociales de producción en las que se encontraba el sector agropecuario seguían siendo tradicionales. «La economía se desarrolla ciertamente, se vincula a mercado mundial, pero ello no da como resultado una transformación interna que articule en una sola unidad las relaciones de producción con las relaciones de circulación que se desarrollan a partir del mercado mundial»1. Encontramos entonces una contradicción entre un modo de producción tradicional al servicio de una economía que modernizaba sus relaciones comerciales para integrarse al capitalismo inter1 Jesús Antonio Bejarano, Campesinado, luchas agrarias e historia social: notas para un balance historiográfico, pp.265. Disponible en http://www.bdigital. unal.edu.co/31950/1/31272-113249-1-PB.pdf , consultado el 16 de junio de 2017.

nacional. Las primeras movilizaciones campesinas se dan en las décadas de 1920-1930s como síntesis de cambios estructurales de largo plazo en la economía y la sociedad, y que se manifiestan en la crisis demográfica que afecta el equilibrio entre población y tierra, la integración de la producción campesina a circuitos comerciales internacionales, y la crisis de la autoridad de las élites tradicionales.2

Resultado en parte de estas primeras movilizaciones, se promulga en 1936 la «Ley 200», conocida como la primera ley de Reforma Agraria del país. Con esta, se buscaba fortalecer la economía rural nacional a través de la creación de instituciones como la Caja Agraria (Banco Agrario) que otorgaba financiamiento al sector rural sin apuntar a un gremio específico (como era la tendencia de aquellos años), y el Instituto de Mercadeo Agropecuario (IDEMA) entre las más destacadas. En términos prácticos, lo que permitió esta ley fue legalizar la propiedad de la tierra producto del proceso de colonización antioqueña sobre terrenos baldíos3, y en cuanto a la propiedad nunca afectó a los terratenientes: todo lo contrario, terminó por afectar al campesinado, ya que dejaba la amenaza latente a posibles invasiones de tierras, lo que movió a los terratenientes a expulsiones masivas de campesinos y a la extensión de la ganadería en las tierras de la hacienda. La movilización campesina se apaciguará de momento, hasta el período conocido como «la Violencia» entre 1948 y 19584.

No es propósito de esta investigación indagar en torno al origen, desarrollo, y desenlace del período histórico que en Colombia se enseña como «la Violencia». Para el caso basta aclarar 2 Respecto al proceso de “crisis de la oligarquía”, consultar: Marcello Carmagnani, Estado y sociedad en América Latina, 1850-1930, Editorial Crítica, Barcelona, 1984. 3 Los procesos de colonización sobre los baldíos llevados a cabo por diversos actores durante la segunda mitad del siglo XIX e inicios del siglo XX (en los que se involucra la mencionada población antioqueña) se encuentran muy bien desarrollados por Catherine LeGrand, en Colonización y protesta campesina en Colombia, 1850-1950, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. 4 Las temporalidades varían en distintos autores: algunos la extienden hasta 1966, dependiendo de las distintas interpretaciones.

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Espacios & Memorias | que fue un conflicto político entre conservadores y liberales, que desencadenó enfrentamientos armados, originará grupos guerrilleros insurgentes, y movilizó a una gran parte de la población, incluyendo a las masas campesinas.

«Si las consecuencias en el plano económico son discutibles, en el plano político parecen ser mucho más claras. En el proceso mismo de la lucha, el campesinado adquirió conciencia organizativa y percibió la posibilidad de romper parcialmente el sistema de dominación (Sánchez, 1978) pero también enseñó a los sectores dominantes –al igual que en los años treintas- los peligros que encierra convocar al campesinado y a los sectores populares a la lucha partidista por la amenaza que ello representa como posibilidad de desborde de la lucha de clases.»5

El conflicto se resolvió con un golpe de Estado encabezado por Gustavo Rojas Pinilla, que aplicó una represión policial sistemática al campesinado y los sectores populares urbanos movilizados, tal como había ocurrido en las décadas de los años 20-30s.

Estas movilizaciones campesinas, ¿eran fruto de una organización, o simplemente reproducían los conflictos partidistas y urbanos que se estaban desarrollando? Antes de la constitución de la ANUC, existían organizaciones agro-ganaderas de expresión local o gremial6, como la Federación Agraria Nacional (FANAL) o el Sindicato de Tabacaleros. En cuanto a la administración del mundo rural colombiano, el Ministerio de Agricultura se encontraba en una fase que Absalón Machado ha denominado como los “inicios de la red institucional del sector”, en medio de un clima de “espontaneidad y desorden”, en el que las políticas gubernamentales respondían a las demandas de organizaciones gremiales y locales7. Existían ciertas expresiones de organización 5 Jesús Antonio Bejarano, Campesinado, luchas agrarias e historia social: notas para un balance historiográfico, pp.272. 6 Respecto a las organizaciones gremiales, ver Absalón Machado C. y Henry Samaca P, Las organizaciones del sector agropecuario. Un análisis institucional, Bogotá, CEGA en coedición con Colciencias y Tercer Mundo Editores, año 2000. 7 Absalón Machado C, Cambios organizacio-

campesina, como la práctica de la minga, entendida como “mano de vuelta” o “mano prestada”, instancias colaborativas en las que un grupo de campesinos trabajaba la tierra de alguno de ellos, sin esperar pago o retribución en especies, pues confiaban que en momentos de necesidad la comunidad respondería con una “mano de vuelta”8. Incluso, antes de la ANUC el concepto nales en el sector público agropecuario: El caso del Ministerio de Agricultura, Bogotá, Editorial Unibiblos, año 2000. 8 Autores como George M. Foster han desarrollado la idea de que la conducta del campesinado puede explicarse como función de la ‘Imagen de Bien Limitado’: «[…] si los campesinos ven su universo como un mundo en el que las cosas buenas de la vida están en cantidades limitadas no susceptibles de aumento, de modo que la ganancia personal tenga que operarse a expensas de otros, hemos de suponer que las instituciones sociales, la conducta personal, los valores y la personalidad exhibirán todos ellos modalidades que pueden considerarse como función de esta orientación cognoscitiva. La conducta preferida, puede sostenerse, será aquella que maximiza a los ojos del campesino su seguridad, preservando su posición relativa en el orden de cosas tradicional. La gente que se ve a sí misma en circunstancias de “amenaza”, como implica la imagen de bien limitado, reacciona normalmente […] (con) individualismo extremo.» George M. Foster, El carácter del campesino, en Revista de Psicoanálisis, Psiquiatría y Psicología, México, Nº 1, año 1965, pp. 9394. La práctica de la minga rompería con este tipo de explicaciones que buscan caracterizar al sujeto campesino como individualista y con un reducido o nulo sentido de comunidad. Al respecto, nos parece más convincente lo expuesto por Eric Wolf, quien respecto a las coaliciones campesinas y el orden social señala: «En nuestra explicación del campesinado, dos características de organización social aparecen: primero, la vigorosa tendencia a la autonomía por parte de las haciendas campesinas; segundo, la tendencia igualmente fuerte a formar coaliciones sobre bases más o menos inestables para fines poco importantes. Al entrar en la coalición, la hacienda no puede comprometerse a sí misma. Al operar dentro de una coalición muestra una tendencia a subordinar los amplios intereses a largo plazo a los menos importantes y a plazo corto. Esta combinación de estructuras ha sido claramente subrayada por las figuras políticas modernas que realizan el poder potencial del campesinado cuando excitan a la acción común, pero son igualmente conscientes de su

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. de campesino se diluye en varias expresiones de modos de vida rurales, como nos señaló Ramiro Chamorro: «antes de la ANUC, existían sobre todo jornaleros, arrendatarios, campesinos sin tierra… entonces antes de que esta organización existiera resulta difícil hablar de movimiento campesino.» 9

Al respecto, Manuel Aguas, dirigente campesino de Villa Colombia, sector Montes de María (Municipio de Ovejas, Departamento de Sucre, Colombia) nos señala que «nosotros éramos andariegos, hoy estábamos aquí donde este señor que tenía la tierra, y mañana nos echaba de allí, nos echaba el ganado, nos reubicaban… entonces desde esas décadas, nació una organización que fue la ANUC. Nos dieron una oportunidad en las décadas de los 60s y los 70s, donde el pueblo colombiano, con todos los sectores populares, logra organizarse.»10

Ambos relatos coinciden en que antes de la ANUC no es posible hablar de un movimiento campesino en Colombia. Para comprender a esta organización, debemos adentrarnos en lo que fue la política de Reforma Agraria en los años 60s. Reforma Agraria y el origen institucional de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC)

Los orígenes institucionales de la ANUC los podemos rastrear en una serie de políticas, leyes y decretos promulgados entre 1967 y 1970 bajo la presidencia del liberal Carlos Lleras Restrepo. La primera de estas medidas es el Decreto nº755 promulgado en mayo de 1967, el cual fue resistido en parte por importantes sectores de la población rural: cuando se inició la inscripción de aparceros y arrendatarios para conformar la ANUC, muchos de estos se negaron por temor inhabilidad para permanecer en la acción y después, cuando los frutos de la acción ya han sido recogidos.» Eric Wolf, Los campesinos, 1976, pp.121. 9 Entrevista a Ramiro Chamorro Romero, dirigente campesino de los Montes de María, realizada el 30 de mayo del 2017, en “La Coquera”, Municipio de Ovejas, Departamento de Sucre, Colombia. 10 Entrevista a Manuel Aguas, dirigente campesino de los Montes de María, realizada el 29 de mayo del 2017, en “Villa Colombia”, Municipio de Ovejas, Departamento de Sucre, Colombia.

a que los propietarios de la tierra les liquidaran los contratos verbales. Ante esta situación surge la Ley I de 1968, que prorroga los contratos de arrendamiento y aparcería por diez años. En febrero de este mismo año se decreta la Resolución 061, que crea la división de organización campesina del Ministerio de Agricultura11, con 15 funcionarios que empezaron la campaña de preparación de 75 promotores para llevar a cabo el programa de organización campesina a nivel nacional y local. Hacia 1969 se produce la primera toma de hecho en la finca Camajones por los Usuarios Campesinos de San Pedro, Sucre, preludio de lo que será la lucha agraria en esta región; se crea la Asociación Departamental de Usuarios del Departamento de Sucre12, y se crea el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (en adelante INCORA). En agosto del mismo año llegó a Sincelejo el presidente Lleras Restrepo a ratificar la Junta Directiva de la Asociación Departamental, instancia en la que declaró:

«Aspiro que al dejar la presidencia de Colombia estén desencadenadas y en acción fuerzas suficientes vigorosas, en la ciudad y en el campo para que ese cambio no pueda volver atrás. Naturalmente hay que proceder con métodos, pero de manera acelerada porque las necesidades son urgentes y no dan espera.»13

Al parecer el presidente sospechaba que podía sucederle en el poder un conservador, razón por la cual ameritaba acelerar los procesos de transformación del agro colombiano. El año 1969 terminará con un programa de educación y formación de líderes campesinos desarrollado a través de seminarios en Bogotá, entre el 12 y

11 Hacia 1967, Absalón Machado C. señala que se produce un cambio de orientación en las políticas del Ministerio de Agricultura, asumiendo una concepción «funcionalista y proteccionista del sector», basada en «criterios de racionalidad y eficiencia». Ver Absalón Machado C, Cambios organizacionales en el sector público agropecuario: El caso del Ministerio de Agricultura. 12 Los procesos que conformarán posteriormente a la ANUC se inician en el Departamento de Sucre, con una tendencia productiva de carácter más tradicional, y en Valle del Cauca, con una estructura productiva más modernizada. 13 Discurso citado en Jesús María Pérez, Luchas campesinas y reforma agraria. Memorias de un dirigente de la ANUC en la costa caribe, pp.28.

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Espacios & Memorias | el 23 de diciembre. Será finalmente la resolución 649 de julio de 1970 expedida por el Ministerio de Agricultura la que otorgará a la ANUC su personalidad jurídica, instancia legal con la que se termina por consolidar la construcción institucional de la Asociación. Toda esta serie de medidas legales no son muy decidoras si no se tiene en cuenta el contexto en el que se produjeron. Debido tanto a procesos internos como externos es que el gobierno de Lleras Restrepo impulsa una nueva política de Reforma Agraria. Existen distintas interpretaciones sobre los intereses que existían tras esta medida: Jesús María Pérez (el “chucho” Pérez), dirigente campesino del Departamento de Sucre señala al respecto que la Reforma Agraria respondía a:

«Propósitos económicos, sociales y políticos de la gran burguesía industrial y comercial colombiana, que necesitaba ampliar la franja del campesinado propietario para evitar su migración a las ciudades, pero manteniendo la propiedad privada sobre la tierra, base del sistema capitalista, al igual que de su control político. […] En ningún momento se quería que la ANUC buscara la transformación política, económica, social y cultural. La Asociación no era un aparato revolucionario, sino que operó como un instrumento para la aplicación de las políticas de la Alianza para el Progreso desde el punto de vista de una concepción liberal.» 14

que se hicieran reformas que impidieran el estallido revolucionario en los países latinoamericanos. Pero la reforma apuntó más a funcionar como paliativo de los conflictos que como factor transformador de la realidad agraria. […] En otras palabras, ANUC surgía como instrumento de una alianza de clases dentro de la cual la iniciativa, hegemonía y dirección del proceso corresponden a la burguesía reformista.» 15

Las interpretaciones expuestas rompen con el discurso que ostentaban los propulsores de esta política agraria: interpelan el carácter reformista de la misma, y cuestionan el verdadero impacto en la transformación de la situación del campesinado colombiano de aquellos años. Desde una perspectiva marxista, Eric Wolf es bastante claro con respecto a lo que implican las políticas de reforma agraria, en relación al proyecto revolucionario del socialismo:

«El marxismo se ha enfrentado con otro problema creado por la organización social campesina: su tendencia a invertir su aquiescencia en cuanto ha alcanzado su objetivo; la adquisición de tierras a través de la reforma agraria y la redistribución. Hemos visto, tanto en la URSS como en la China comunista, muchos intentos por substituir las haciendas campesinas por granjas colectivas dirigidas según un control centralizado exteriormente. […] Las mismas razones, sin embargo, que han llevado a los revolucionarios a controlar y subyugar al campesinado, han hecho que los tradicionalistas sigan favoreciendo el mantenimiento de la granja familiar y la continuación de un campesinado conservador en las tierras. Por esto, la reforma agraria y los esquemas para redistribuir la tierra son descritos, frecuentemente, como lo más contrario a los efectos que desean lograr los revolucionarios.» 16

El análisis realizado por los miembros del Centro Nacional de Memoria Histórica de Colombia que participaron en la elaboración de La tierra en disputa guarda directa relación con lo enunciado por Jesús María Pérez, cuando señalan que:

«La reforma agraria era un componente dentro de un conjunto programático que apuntaba a establecer la armonía de las clases sociales bajo la hegemonía de los mismos sectores dominantes que habían sido responsables por la violencia desatada a mediados del siglo XX. A ello se agregó la presión de Estados Unidos en el contexto de la Alianza para el Progreso, para

14 Jesús María Pérez, Luchas campesinas y reforma agraria. Memorias de un dirigente de la ANUC en la costa caribe, pp.13-14.

Como veremos, Wolf no se alejaba mucho de la realidad, e independiente del proyecto socialista al cual no todos los campesinos se adscri15 CNMH, La tierra en disputa. Memorias del despojo y resistencias campesinas en la costa caribe 1960-2010, pp.213-214. 16 Eric Wolf, Los campesinos, pp.122.

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. bieron, si muchos adoptaron incluso actitudes reaccionarias contra la ANUC en el momento que consiguieron el acceso a la propiedad de la tierra; también veremos cómo esta Reforma Agraria no consiguió apaciguar la movilización campesina, sino que se volvió el punto de partida para la organización de un movimiento campesino con capacidad de articulación nacional.

Nuestra interpretación sobre la ejecución de esta política agraria es muy cercana a las expuestas, pues consideramos que se trató de una de las respuestas que otorgó el capitalismo a la inevitable problemática social originada por una de sus características permanentes (independiente de las distintas expresiones que adopte este sistema económico): la necesidad del desarrollo de una desigualdad, expresada en términos de intercambio desigual a nivel internacional, y en términos nacionales generando que importantes sectores de la población colombiana se encontraran en condiciones de vida precarias, las que impulsaron o agudizaron las movilizaciones sociales que se venían dando desde inicios del siglo XX. Ante esta problemática, el capitalismo se encontró frente a dos escenarios posibles: o propiciaba procesos reformistas que no afectaran mayormente su estructura productiva; o se arriesgaba a que la población de América Latina se plegara al proyecto socialista revolucionario, el cual tenía el importante antecedente regional del triunfo de la Revolución Cubana de 1959. La Reforma Agraria entonces era el “mal menor” al que se plegaba la burguesía industrial y comercial de Colombia para asegurar la permanencia del sistema productivo, base para consolidar su ascenso político a través del liberalismo político y económico. La Reforma Agraria continuó desarrollándose, y el 7 de Julio de 1970 se realiza el primer Congreso Nacional de Usuarios Campesinos de Colombia, en Bogotá, inaugurado por el mismo presidente Lleras Restrepo. En este se constituyó formalmente la ANUC, designando una Junta Directiva Nacional. En esta primera instancia de organización nacional, quedó de manifiesto un discurso que afirmaba el carácter independiente y no subversivo de la Asociación:

«Reafirmamos nuestro criterio de independencia partidista. El objetivo o esencia de nuestro movimiento es la defensa de

nuestros intereses campesinos, la Asociación de Usuarios no estará al servicio de ningún partido ni de ninguna persona. Son los partidos y los dirigentes quienes deben estar al servicio de los campesinos organizados. […] No se trata de estimular una lucha de clases, estamos ante una realidad: en nuestro país existe una lamentable diferencia entre un grupo minoritario que todo lo tiene y un sector mayoritario que de todo carece.» 17

Los criterios enunciados permiten comprobar qué en el momento de su creación, la ANUC estaba bastante distanciada de postulados revolucionarios. Veremos cómo esta primera línea de acción se va transformando conforme la organización crece, y el gobierno pierde el control directo sobre la misma. Durante el mismo año se realizan cursos de capacitación a campesinos, los que aplican las enseñanzas de los seminarios desarrollados en Bogotá en 1969. Cabe destacar que los cursos utilizaban el método de Paulo Freire para la alfabetización de adultos18.

El proceso de Reforma Agraria se vio interrumpido por la elección presidencial que puso en el poder a Misael Pastrana, del partido conservador. Con la llegada de éste, se inició un retroceso en las políticas agrarias. Un primer signo del cambio de orientación por parte del Ejecutivo fue la creación de nuevas asociaciones mu-

17 Discurso pronunciado por Francisco Barrios Gómez en respuesta al discurso de instalación dictado por Carlos Lleras Restrepo, citado en Jesús María Pérez, Luchas campesinas y reforma agraria. Memorias de un dirigente de la ANUC en la costa caribe, pp.32-33. 18 «Se comenzó a trabajar en varias veredas buscando primero socializar y complementar los principales ejes temáticos […] porque no se enseñaba a leer la «i» con iglesia. Empezamos a enseñar a leer y escribir desde los temas propios de la cotidianidad de la región; enseñamos la «j» con jaguey, por poner un ejemplo.», testimonio de una profesora universitaria y ex funcionaria del INCORA, citado en CNMH, La tierra en disputa, Memorias del despojo y resistencias campesinas en la costa caribe 1960-2010, pp. 215. Se puede mencionar también que el proceso de Reforma Agraria impulsado en Chile en el gobierno de Salvador Allende (Socialista, representante de la Unidad Popular) contó con el mismo programa de alfabetización para adultos, con la participación del mismo Paulo Freire, quien se encontraba exiliado por la dictadura brasileña.

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Espacios & Memorias | nicipales en octubre de 1970, buscando ampliar las bases de la ANUC, con el fin de que la conducción de la misma perdiera peso, en favor de los dictámenes del gobierno. La nueva orientación impulsada por Pastrana buscó modernizar el sector productivo agro-ganadero a través de políticas que incentivaran la producción en fincas de gran extensión: las reformas en el sector rural ya no apuntaban al campesinado, sino a los terratenientes. La reacción campesina no se hizo esperar.

«Entonces se analiza que, en el 71, la Reforma Agraria que había prometido el presidente Lleras no se veía por ningún lado. Se habían atravesado los terratenientes y se habían atravesado los políticos a nivel nacional, las elites en el Congreso también se atravesaron y no dejaban progresar. Entonces, los campesinos nos damos cuenta de la necesidad de aglutinarnos. Pasa el período de Carlos Lleras, entra el período de Misael Pastrana, una persona conservadora y de derecha totalmente, se opone y determina que la vía campesina no es la vía para desarrollar la Reforma Agraria. Inmediatamente los campesinos tomamos la determinación de tomarnos las tierras. Llamaban a eso “invasiones de tierras”; nosotros [lo] llamábamos la ocupación de las fincas para presionar la adquisición de tierras. […] Entonces llegan los dirigentes y dicen ‘Hermano, aquí hay que tomar la tierra por la vía de hecho si queremos tenerla’. Entonces se cuadran un solo día 800 tomas de tierra en el país…» 20

«La tierra pal’ que la trabaja» En medio de este cambio de políticas, se desarrolla en Bogotá (enero de 1971) la primera reunión de la Junta Directiva Nacional de la ANUC, la que propuso la invasión masiva de tierras como forma de presionar al gobierno para la continuidad de los programas de adquisición de tierras. Este acontecimiento será clave para comprender el desarrollo del movimiento campesino y el futuro de la Asociación. Respecto a cómo se dieron los hechos, “Chucho” Pérez señala:

«Estas invasiones o recuperaciones, como se les tituló, se acordaron para el día 28 de febrero de 1971. Sin embargo, en el momento en que los miembros de la junta directiva regresaron a la oficina de la Asociación del Ministerio de Agricultura, ya el ministro estaba informado de tal determinación y los miembros del Comité Ejecutivo tuvieron que desmentir el hecho. Una vez se descubrió al informante, y antes de que los demás miembros de la junta directiva se trasladaran de Bogotá a sus respectivas regiones, secretamente se les impartieron instrucciones a los líderes para que pudieran anticipar las tomas de tierras para el día veintiuno, fecha en que se produjeron las recuperaciones reales. […] El total de predios invadidos en este día fue de 645.» 19

Ramiro Chamorro señala que el problema en cuanto a las políticas venía desde antes del cambio de mando presidencial, y que esto solo fue el acontecimiento final para motivar a los campesinos a las tomas de tierras: 19 Jesús María Pérez, Luchas campesinas y reforma agraria. Memorias de un dirigente de la ANUC en la costa caribe, pp.38-39.

En entrevista Manuel Aguas nos relató, en torno al proceso en el Departamento de Sucre, específicamente en Ovejas: «Aquí en esta región sacamos a más de un terrateniente… ¡Más de uno! Aquí el municipio de Ovejas adquirió, si mal no estoy, 6300 hectáreas de tierra…» 21

Las interpretaciones en torno a este acontecimiento de impacto nacional son diversas. Primero que todo (y de acuerdo con Ramiro Chamorro), las tomas de tierra significaron una ruptura con la administración estatal. Fueron también bastante decidoras del grado de articulación nacional que poseía la ANUC, pues, aunque las tomas impactaron sobre todo en la región de la costa caribe, lograron por primera vez articular al sujeto campesino a nivel país: desde aquí estamos en presencia de un movimiento social, pues ya no se trataba de luchas aisladas desde lo regional o gremial, sino que era el campesinado colombiano actuando como sujeto político en pos de las transformaciones 20 Entrevista a Ramiro Chamorro Romero, 30 de mayo del 2017. 21 Entrevista a Manuel Aguas, 29 de mayo del 2017.

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. que la Reforma Agraria les había prometido. La movilización campesina ya no estaba al servicio de los intereses urbanos o partidistas: se luchaba por “la tierra pal’ que la trabaja”. El movimiento campesino debía su organización inicial al impulso estatal con la creación de la ANUC, pero ya se había desligado de su administración y en un plazo de tiempo realmente corto superó la conducción ministerial para volcarse a la defensa de sus intereses, siendo el acceso a la tierra el primero de ellos.

de dirección política al movimiento campesino.» 23

El Mandato es una manifestación explícita de que ya se estaba en presencia de un movimiento organizado, que además articulaba la lucha con otros actores sociales, y llama la atención la presencia de conceptualizaciones e interpretaciones de claro carácter marxista:

«La Asociación Nacional de Usuarios Campesinos de Colombia es una organización autónoma, de campesinos asalariados, pobres y medios, que luchan por una reforma agraria integral y democrática; por la reivindicación del trabajo agrícola, por la elevación de su nivel de vida económica, social, cultural y el desarrollo pleno de sus capacidades. Esta organización entiende que para superar el atraso económico del país y lograr el bienestar general del pueblo colombiano es necesario romper las actuales estructuras de dominación interna y externa que han beneficiado a una reducida clase explotadora. Esto solamente se logrará mediante la lucha organizada permanente del campesinado colombiano con la clase obrera y demás sectores populares comprometidos con el cambio estructural y la liberación total de nuestra patria de toda forma de dominación o coloniaje.» 24

«Para algunos dirigentes las recuperaciones se debieron a la radicalidad y fortaleza organizativa del movimiento campesino en reacción al bajo impacto de la tan anhelada reforma agraria; otros pensaban que «las recuperaciones de tierras eran orquestadas por los mismos funcionarios del INCORA»; y otros dirigentes sostienen que fueron el mayor escenario de formación política para los campesinos. Para otros fue una clara manifestación de autonomía de los Usuarios frente al gobierno de turno, los grandes propietarios y las políticas agrarias. No obstante estas distintas interpretaciones la mayoría coincide que con las recuperaciones la organización campesina tuvo por primera vez poder de decisión sobre sus destinos.» 22

Ante la intromisión estatal para la elección de los delegados encargados de organizar el II Congreso de la ANUC, el 5 de junio (1971) se montó la Plataforma Ideológica como respuesta al gobierno; el gobierno promulga el Acuerdo de Chicoral, expresión del cambio de orientación en las políticas agrarias en favor de los terratenientes. Ante este pronunciamiento, el 22 de agosto la ANUC publica el Mandato Campesino, documento que sintetizaba las políticas que el campesinado consideraba necesarias para el desarrollo rural. «La importancia de la Plataforma y del Mandato Campesino radicó en la ratificación de una posición política de independencia frente al Estado. Ese fue el aspecto más importante. Pero el otro punto que nos ocupaba era ofrecerle un instrumento

22 CNMH, La tierra en disputa, Memorias del despojo y resistencias campesinas en la costa caribe 1960-2010, pp. 206-207.

Las confrontaciones no solo eran externas, sino también internas. Existía al interior de la Asociación un grupo de directivos nacionales que estaban contra lo expuesto en el Mandato Campesino, y además estaban a favor de participar en las siguientes elecciones de Consejo y Asamblea que se realizarían en marzo de 1972. La mayoría de los Usuarios Campesinos era de la idea de no participar de estas instancias, en claro rechazo a la conducción ministerial y estatal. Producto de esta división interna es que la ANUC se fragmenta: “Este pequeño grupo de dirigentes campesinos, en asocio con los ejecu-

23 Jesús María Pérez, Luchas campesinas y reforma agraria. Memorias de un dirigente de la ANUC en la costa caribe, pp.43. 24 Extracto del Mandato Campesino, citado en Jesús María Pérez, Luchas campesinas y reforma agraria. Memorias de un dirigente de la ANUC en la costa caribe, pp.41.

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Espacios & Memorias | tivos Leonel Aguirre y Carlos Ancízar Rico, conformaron el grupo de apoyo del ministerio y del Gobierno para montar el comité preparatorio del susodicho Congreso de Armenia en donde se crearía la ANUC línea Armenia”.25 A partir de entonces, convivirán dos organizaciones que se adjudicarán el título de ANUC: la mencionada línea Armenia, de carácter gobiernista y seguidora de las políticas ministeriales, y la ANUC línea Sincelejo, que estaba en contra de la conducción estatal y abogaba por las propuestas políticas establecidas en el Mandato Campesino: «Se crea entonces una primera reunión nacional que se desarrolla en Sincelejo, Sucre, y se da la determinación de tomarnos las tierras. […] una parte del Comité Ejecutivo de la ANUC a nivel nacional no está de acuerdo. Se entera el gobierno de eso y nos convoca a una reunión en Armenia, y entonces crearon una organización de bolsillo. Entonces ahí le prestan toda la atención a esta ANUC (línea Armenia), porque esta ANUC era gobiernista, y les dieron representantes en todos los organismos del Estado […] a nosotros (línea Sincelejo) se nos quitan todos los beneficios…» 26

En medio de estas divisiones se desarrolla el II Congreso de la ANUC. En este no se pudo debatir con la fracción de la línea Armenia porque estos no asistieron. Si pudieron tratarse temas con los voceros de sectores políticos socialistas y comunistas, quienes ya habían colaborado en la redacción del Mandato Campesino (aportando por ejemplo la idea de “tierra sin patronos”). La declaración de este Congreso es bastante decidora de la orientación política que asumía la ANUC línea Sincelejo: se evidencia una crítica al imperialismo estadounidense y a las clases dominantes locales: «Si nuestro pueblo permanece en una situación de miseria que cada día se agrava, y si el imperialismo norteamericano hace lo que se le antoja con nuestro país, esto se debe a que hay unas clases domi-

25 Jesús María Pérez, Luchas campesinas y reforma agraria. Memorias de un dirigente de la ANUC en la costa caribe, pp.50. 26 Entrevista a Ramiro Chamorro Romero, 30 de mayo del 2017.

nantes que viven de la explotación, pues no les importa entregar nuestra patria al capital extranjero. La clase terrateniente es la más atrasada y retardataria, monopoliza la mayor parte de la tierra buena y sus latifundios permanecen, en la mayoría de los casos, sin una adecuada explotación agrícola o ganadera. Son ellos los enemigos más directos de los campesinos, y se oponen resueltamente a que éstos tengan derecho a la tierra.»27

Se manifiesta además la consigna de lucha “la tierra pal’ que la trabaja” y la articulación con otros actores sociales: «Ratificamos la consigna de “la tierra es pa’l que la trabaja”, porque contribuye a acelerar el rompimiento del poder terrateniente, interpretando así el querer de las masas campesinas de Colombia. Los obreros y los campesinos nos apoyaremos mutuamente y haremos realidad la consigna que a los comuneros dio José Antonio Gaitán.» 28

Finalizado el Congreso, y en su regreso a Bogotá el Comité Ejecutivo de la ANUC línea Sincelejo fue bloqueado en todas sus actividades. Se les dejaron de suministrar viáticos, lo que generó (entre otras cosas) que se detuviera la edición del periódico “Carta Campesina”. 1972 fue un año en que se organizaron varias marchas campesinas que vincularon a la clase obrera, sectores universitarios, el magisterio de secundaria y primera, entre otros, prueba de que se estaba frente a un movimiento social campesino. Además, la ANUC solicitó la ayuda internacional, recibiendo apoyo económico sobre todo por parte de organizaciones religiosas. Además de cortar los suministros, el gobierno aplicó una represión sistemática al movimiento campesino, a través de la fuerza pública, sumado al encarcelamiento de varios dirigentes: «Entonces el gobierno toma la decisión de atacar a esta ala de la ANUC y empezar a decir que estaba ligada a grupos gue-

27 Declaración del Segundo Congreso de la ANUC, 1972, citado en Jesús María Pérez, Luchas campesinas y reforma agraria. Memorias de un dirigente de la ANUC en la costa caribe, pp.187. 28 Declaración del Segundo Congreso de la ANUC, 1972, citado en Jesús María Pérez, Luchas campesinas y reforma agraria. Memorias de un dirigente de la ANUC en la costa caribe, pp.191.

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. rrilleros, a la Liga Comunista, cosas así, ¿no? Y que portábamos la idea subversiva, y que las comunidades eran una guarida de bandoleros y esas cosas. Allí viene la represión, empiezan primero metiendo a la policía atacando las recuperaciones de tierra, tirando gases lacrimógenos sacaban a la gente, cogían a algunos campesinos y los golpeaban, y luego vino las detenciones masivas de los campesinos: las cárceles se llenaron. Pero también los campesinos tuvimos que hacer muchas cosas como las tomas de los parques, las tomas de las Iglesias, bloqueos de carreteras, en fin, muchas cosas para poder presionar la libertad de los campesinos, y lo conseguíamos. Y además en esas grandes concentraciones metíamos las reivindicaciones de los campesinos como la luz, el agua. Aquí no nos han regalado nada, aquí todo lo que ha venido ha venido por la lucha y el sacrificio de las masas campesinas organizadas. Cómo eso no lo pudieron acabar, comienzan con los asesinatos selectivos. […] Nos llevaban a los sitios, como los coliseos de ferias en Sincelejo, donde la gente tenía que comer sobre el excremento, y tu tenías que presenciar que la gente ensuciara ahí, y comer ahí, no tenías otra. Hombres, mujeres y niños estábamos detenidos en esos lugares…» 29

A pesar de estas circunstancias, la lucha nacional por la tierra se acrecentó. La acción estatal gestionada a través del INCORA, principalmente el fomento a las Empresas Comunitarias Campesinas era criticado, y a estas se les señalaba como iniciativas capitalistas que desviaban al campesino de la lucha real. En este sentido, el gobierno fue capaz de interpretar el contexto, y encontró la forma de dividir al movimiento campesino a través del acceso a la propiedad privada por sobre las formas asociativas de producción: «Luchamos por la tierra, indivisa: nadie sabía dónde tenía una parcela, donde terminaba una… pero el Estado creó un elefante blanco, el INCORA. El Estado nos puso a pelear de nuevo, pues a cada uno le dio un pedacito: ‘no que no es por acá, es por acá’...» 30 Ramiro Chamorro nos relató, frente 29 Entrevista a Ramiro Chamorro Romero, 30 de mayo del 2017. 30 Entrevista a Manuel Aguas, 29 de mayo del

a la misma problemática:

«Pero en ese momento había intereses, ¿Cuáles eran esos intereses? Que había mucha gente que no tenía tierra, y vio que el otro consiguió, y estábamos en común y pro-indiviso, no había parcela individual: tú sabías que estabas trabajando aquí tu podías hacer 40 hectáreas si querías, el otro hacía 10, el otro hacía 1 y no había problema, pero tú no tenías derecho a ninguna, pero no te negaban ninguna. Cuando el INCORA plantea la parcelación, es que la gente empieza a dividirse, inmediatamente le entrega la propiedad al campesinado, y el campesinado dice “bueno ya tengo todo y ahora qué hago, tengo mi tierra pa’ trabajar” y el man se abre de la ANUC (la abandona), y muchas veces, muchas de esas personas se volvieron enemigas de la organización…» 31

“Chucho” Pérez nos ofrece una interpretación bastante acertada respecto a esta iniciativa estatal: «Las formas asociativas de producción o empresas comunitarias campesinas, como se les llama en Colombia, no son una forma socialista de producción, sino que hacen parte de una estrategia capitalista. […] Dicho de otro modo, las formas asociativas de producción son formas idealizadas de organización económica y política para los campesinos, cuyo objetivo real es el impedir su lucha contra la falta de desarrollo general del campo, imposibilitando además que estos grupos de campesinos organizados puedan resistir la competencia en una economía de mercado a la que son lanzados.» 32

El problema no era simplemente un conflicto ideológico entre quienes avalaban las parcelas privadas y quienes tenían un concepto de propiedad orientado a la producción comunitaria. Así, por ejemplo, las Empresas Comunitarias Campesinas fueron un fracaso en términos pro-

2017. 31 Entrevista a Ramiro Chamorro Romero, 30 de mayo del 2017. 32 Jesús María Pérez, Luchas campesinas y reforma agraria. Memorias de un dirigente de la ANUC en la costa caribe, pp.58.

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Espacios & Memorias | ductivos y de competencia: esto no se debía a una mala gestión por parte de los campesinos, sino que el Estado garantizó tierras, pero no calidad, así como tampoco insumos para ponerla a producir. En palabras de Ramiro Chamorro, “no se puede progresar trabajando miserias”. Al respecto, un campesino de Sucre declara: «Cuando lucharon tierras de buena calidad es precisamente donde hubo muertos […] Las tierras que los terratenientes negociaron eran los predios de más mala calidad, ellos las tierras buenas no las vendieron […] Nosotros les hicimos el favor a los terratenientes en la medida en que pudieron negociar y vender al INCORA esas tierras que no eran tan buenas, salvo unos pocos casos.» 33

El testimonio de Ramiro Chamorro confirma esta realidad:

«En el gobierno de Lleras se dan unas cosas, unas pequeñas entregas de tierra, e hicieron negocios con los campesinos, les entregaron algunas fincas, unos huesos, tierras que los terratenientes no querían porque eran tierras malas, a eso le llamamos nosotros los huesos, lo que hicieron con ese intento de Reforma Agraria fue negocios, los terratenientes…» 34

El relato de Manuel Aguas evidencia que la problemática de que el acceso a la tierra sin medios para producirla conlleva a la pobreza, problemática que se extiende hasta la actualidad:

«Entonces el Estado nos dio la tierra, pero no nos dio los elementos para trabajarla, para explotarla. Los bancos siempre se han mantenido al margen de los créditos a los campesinos […] Nosotros en esa época no teníamos esa pobreza que hoy estamos viviendo. Hoy si somos pobres. Hoy, de pobres pasamos a la miseria, porque tenemos la tierra, pero, ¿con qué la alimentamos, con que la ponemos a pro-

33 Testimonio de un campesino de Sucre, citado en CNMH, La tierra en disputa, Memorias del despojo y resistencias campesinas en la costa caribe 1960-2010, pp.208. 34 Entrevista a Ramiro Chamorro Romero, 29 de mayo del 2017.

ducir?» 35

Además de estas problemáticas externas, la ANUC debió lidiar con las divisiones políticas de la izquierda al interior de sus bases, divisiones que debilitaron a la Asociación: «Las fracciones de la ANUC Línea Sincelejo no sólo parcelaron la organización, sino que también la debilitaron, por lo que sus enemigos aprovecharon la coyuntura para golpear a los sectores por separado, logrando desacreditar y aislar a los que ya habían avanzado en las mesas de trabajo.» 36 La interpretación que entrega “Chucho” Pérez, es que la izquierda quiso negar la pluralidad de los Asociados de la ANUC, lo que guarda estrecha relación con el problema de la diferenciación campesina37. A pesar de estos conflictos, el movimiento campesino siguió avanzando, las tomas de tierra continuaron, y podemos ver una ANUC 35 Entrevista a Manuel Aguas, 29 de mayo del 2017. 36 Jesús María Pérez, Luchas campesinas y reforma agraria. Memorias de un dirigente de la ANUC en la costa caribe, pp.60. 37 El tema de la definición, conceptualización y especificidad del sujeto campesino ha sido un debate que no se ha profundizado en demasía desde los sectores marxistas. Teodor Shanin nos entrega un interesante análisis al respecto de la caracterización y constitución del campesinado, al señalar que el campesino está en una constante relación dialéctica con la estructura social, y no es una simple reproducción de la misma: «Lo que en realidad significa es que los campesinos representan una especificidad económica y social de las características que reflejarán en todos los sistemas sociales en los que operen. Significa también que la historia del campesinado está relacionada con otras historias societales más amplias, no como simple reflejo suyo, sino con medidas importantes de autonomía. […] Los campesinos han ingresado en el parlamento marxista como la prehistoria analítica del capitalismo, como su proveedor pasivo dentro del proceso de «acumulación primitiva», pero particularmente como clases históricas para «ellas mismas» con un bajo grado de clase, como si dijéramos, explicable a su vez en términos de especificidad campesina.», Teodor Shanin, Definiendo al campesinado: conceptualizaciones y desconcesptualizaciones, pasado y presente en un debate marxista, pp.41-43 disponible en http://www. mapama.gob.es/ministerio/pags/biblioteca/revistas/ pdf_ays/a011_01.pdf , consultado el 16 de junio del 2017.

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. consolidada y relativamente estable hasta 1975.

En medio de este clima, se desarrolló entre el 31 de agosto y el 4 de septiembre de 1974 el III Congreso de la ANUC. Ante la represión que vivía el movimiento campesino, se solicitó que no solo asistieran los delegados, sino también todas las personas que pudieran hacerlo: la presencia de mucha gente era la única manera de impedir la represión, a falta de garantías por parte del gobierno. En palabras de “Chucho” Pérez, «fue el más representativo y masivo de los que se organizaron: más que un Congreso Campesino, el III Congreso de la ANUC fue uno popular», esto debido a que había presencia de otros actores sociales. En el desarrollo de esta instancia, la tendencia anarquista sufrió el más rotundo rechazo por las masas. Hubo conflictos también con los sectores comunistas: muchos de ellos proclamaron que no hubo democracia, y que existió maquinaria política, como publicó el periódico Voz Proletaria. Con todo, este Congreso consolidó la necesidad de la acción de tomas de tierras: «El III Congreso permitió consolidar y argumentar en la región la necesidad de las recuperaciones de tierra. […] Desde esta época [1974] la toma de tierras no tiene como objetivo demostrar la ineficacia del INCORA sino de enfrentar directamente a los terratenientes. Si bien desde 1974 las tomas de tierra ha descendido la lucha ha sido por mantener las tierras conquistadas por los campesinos en las tomas anteriores; nuestra lucha ha sido la lucha contra los desalojos.» 38

La declaración del III Congreso de la ANUC es bastante decidora sobre la orientación política que seguía la Asociación: se plantea el problema general sobre la tenencia de la tierra y las formas de explotación que abusan del campesinado, se critica la situación de los créditos, del mercadeo, de las Empresas Comunitarias Campesinas, la ejecución de la Reforma Agraria y la acción del INCORA; mantiene como documentos bases la Plataforma Ideológica y el Mandato Campesino, y la consigna de “tierra pal’ que la trabaja”: «Nuestro programa de reforma agraria fue aprobado por las amplias masas y está 38 CNMH, La tierra en disputa, Memorias del despojo y resistencias campesinas en la costa caribe 1960-2010, pp.219.

consignado en la Plataforma Ideológica, en el Primer Mandato Campesino y en las conclusiones del II y del III Congreso Campesino: Crear las condiciones bajo la consigna de “tierra pa’l que la trabaja”, cambiar la estructura del campo colombiano mediante un proceso de reforma agraria.» 39

En 1975, bajo la presidencia de Alfonso López Michelsen se realizaron dos transformaciones institucionales que debilitarían a la ANUC, al movimiento y la organización campesina: la Ley de Aparcería y la instalación del plan de Desarrollo Rural Integrado (en adelante, DRI). Ambas fueron parte de una estrategia gubernamental para generar impedimentos formales a la Reforma Agraria. La Ley de Aparcería benefició directamente a los terratenientes, y generó la segunda ola de invasiones y recuperaciones de tierras, y sumada a la Ley IV y V, se legalizó la evacuación de los campesinos, produciendo más terrenos disponibles y a menor precio, a costa de sus aparceros. Por su parte, el DRI funcionó como una instancia de integración de pequeños y medianos propietarios al control del Estado, y maniobraba para que los campesinos se desvincularan de la ANUC y otras organizaciones, y apoyaran a la burguesía intermedia y los capitalistas del campo. Esa integración estatal sobre pequeños y medianos propietarios guio a varios al endeudamiento, descomposición social y la ruina económica. Con la creación del DRI, todos los campesinos parceleros se fueron pasando a éste sin darse cuenta de que la política de fondo de esta organización pretendía fortalecer a los mismos terratenientes y debilitar a las organizaciones campesinas: se instaló entonces como una organización gubernamental paralela a la ANUC. Al respecto, “Chucho” Pérez señala:

«La labor del INCORA se concentró sólo en resolver la situación jurídica de las tierras en poder de los campesinos, por lo que no hicieron nada para adquirir más tierras para los mismos. Dentro de los objetivos del DRI, una de sus metas más buscadas fue buscar el aumento de la pro-

39 Declaración del Tercer Congreso de la ANUC, 1974, citada en Jesús María Pérez, Luchas campesinas y reforma agraria. Memorias de un dirigente de la ANUC en la costa caribe, pp.197.

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Espacios & Memorias | ducción de cultivos y alimentos de origen animal, pues para el gobierno esa era la forma más lógica de abastecer el mercado interno. […] Esta labor la debían realizar los campesinos, mientras que el formato de aquellos cultivos con posibilidades de competir en el mercado externo, junto con los productos ganaderos, sería exclusivamente dirigido a los capitalistas agrarios y terratenientes. Por tal razón, los estímulos tributarios y recursos financieros se canalizaron hacia ellos.» 40

El cambio de orientación institucional vino de la mano de una ola de represión, que llevó a la ANUC a emitir un “Documento de denuncia pública” en Bogotá. La violencia ejercida sobre el campesinado involucraba a bandas de pájaros, nombre que se les daba a sicarios y matones contratados por los terratenientes, además de oficiales del ejército y la policía nacional.

A esta voluntad política por reprimir al movimiento campesino, sumada a las problemáticas internas que sufría la ANUC, se sumó un nuevo hecho que terminó por destruirla: el congreso de FEDEGAN (Federación Colombiana de Ganaderos) de 1975 en Barranquilla: «Fue en el congreso de FEDEGAN en Barranquilla […] que se trazó la política de destruir a la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos de forma violenta. Para los terratenientes, tal estrategia era la garantía que mantendría su monopolio sobre una tierra explotada a medias, terrenos que además habían sido conseguidos con títulos falsos.» 41 Asistimos así, al principio del fin de la ANUC. El IV Congreso Campesino desintegración de la ANUC

y

el sector 21 de febrero de la ANUC Línea Sincelejo, aspecto bastante aclarador de la crisis que atravesaba la Asociación: crisis que no fue capaz de superar. Este Congreso vino a ser el último esfuerzo de unificar a la ANUC alrededor de una plataforma única a nivel nacional. Distintas son las interpretaciones en torno a la desintegración de la Asociación: algunos culpan al cambio generacional que atravesó el Comité Ejecutivo, que no tuvo los resultados esperados: «Para algunos viejos dirigentes fue la pretensión de convertir a la ANUC en un partido campesino; para otros el problema fue la selección del nuevo Comité Ejecutivo después del Congreso de Tomala; y para una buena parte de la dirigencia se trató de una traición del Comité.»42 Con todo lo revisado, ya nos podemos hacer una idea de los conflictos externos e internos que atravesaba el movimiento campesino, por lo que buscar una única causal sería poco acertado. Al respecto, Ramiro Chamorro señala:

«En el IV Congreso se divide la ANUC. La mayoría se armó con una guardia cívica a garrote para expulsar a los otros, y así aprobar sus propósitos… Había una contradicción interna, ya venía ¿no? (En) la ANUC a sus inicios habían, al interior, varios puntos de vista políticos, por el manejo de la cuestión. Entonces los sectores de izquierda pretendían exponer su programa político en la ANUC, era el lugar de expresión, y los otros también, entonces eso creo cierta pugna que fue aprovechada por los terratenientes. Se en infiltran y en el IV Congreso le quitan el nombre prácticamente a la ANUC y le ponen el nombre de Democracia Popular, y en ese tiempo ocurre algo que asesinan a una vieja, y tiran una bandera de este grupo, esto fue un montaje, pero logró que muchos campesinos no quisieran tener nada que ver con este sector…» 43

la

El 21 de febrero (fecha simbólica por lo que fueron las primeras tomas de tierra) de 1977, en Tomala, se lleva a cabo el IV Congreso Campesino. En este se agudizaron los factores de división ya existentes: el Sector Consecuente y Clasista (SECCA) se retiró del Congreso y de la ANUC, y el resto de los otros sectores pasaron a conformar 40 Jesús María Pérez, Luchas campesinas y reforma agraria. Memorias de un dirigente de la ANUC en la costa caribe, pp.82. 41 Jesús María Pérez, Luchas campesinas y reforma agraria. Memorias de un dirigente de la ANUC en la costa caribe, pp.96.

42 CNMH, La tierra en disputa. Memorias del despojo y resistencias campesinas en la costa caribe 1960-2010, pp.221. 43 Entrevista a Ramiro Chamorro Romero, 30 de mayo del 2017. En este punto, la versión de Ramiro difiere de la entregada por “Chucho” Pérez, quien señala que la presencia de actores armados de garrotes respondía únicamente a la necesidad de seguridad ante posibles amenazas a la realización del Congreso.

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. Sería erróneo pensar que el IV Congreso Campesino fue el acontecimiento que generó la división de la ANUC: se trató de la instancia donde quedaron de manifiesto procesos que se venían dando desde antes, de tipo políticos, institucionales, sociales e incluso violentos (como la represión a la que estaba constantemente sometido el campesinado que integraba la Asociación). La lucha política campesina en Colombia continuará, pero ya no articulada a nivel nacional, sino con una orientación local y gremial, sumado esto a la entrada de nuevos actores y procesos que cambiarán la realidad colombiana: el aumento de la presencia de las guerrillas en las zonas rurales, el surgimiento del paramilitarismo, y los consecuentes procesos político-institucionales que esto desencadenará. La organización campesina después de la ANUC A pesar de la desarticulación de la ANUC, el campesinado colombiano continuo activo, aunque ya no con el mismo nivel de organización y coordinación. En 1979, a partir de la Conferencia Campesina de ese año una parte importante de lo que quedaba de la ANUC se desvincula pues el Comité Ejecutivo se había vinculado a la línea de la ANUC línea Armenia, y crean el Consejo de Unidad Campesina (CUC), el cual termina participando en la lucha electoral a través del Movimiento Democracia Popular (MDP). Las tomas de tierra ya estaban en casi total extinción, pues muchos campesinos se habían integrado al DRI y se habían sumado al proyecto de las Empresas Comunitarias Campesinas.

que la trabaja”: en Sucre y Córdoba se ocuparon más de 25 terrenos por campesinos sin tierras.

La década de los 90s vera la intensificación del conflicto entre guerrilleros, paramilitares y el ejército. El gobierno se desentendió de varias regiones, las que quedaron a la merced del conflicto. Se dio el fenómeno de que muchas veces los mismos terratenientes, al sentirse amenazados por la violencia, ofrecieron sus tierras en venta. La organización campesina estaba muy debilitada, y solo había expresiones locales de movilización. El crecimiento de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC, paramilitarismo) coincidió con acercamientos de paz entre el gobierno y las guerrillas: era la respuesta de poderes locales que buscaban impedir transformaciones en el sistema político que pudieran comprometer su status quo. En estos años, Ramiro Chamorro continuaba (y continúa) con su labor como dirigente campesino de los Montes de María, y nos relata:

«Nosotros cometimos un error. Comenzamos a observar que esto no podía seguir así, con pedazos pa’ allá, y empezamos a buscar en Sucre procesos de unidad con algunos sectores de la ANUC oficial, […] y bueno, llegamos a la unidad, desaparecieron los sectores y confluimos con la ANUC oficial. Yo siempre he dicho que fue un error porque eso no sirvió para nada, y hasta el momento no ha servido para nada. No han hecho una primera convocatoria, mataron a los campesinos, vino toda esta engranada después de paramilitares y todas esas cosas y esa ANUC no se pronunció. Cuando yo me encontraba con alguno de ellos les decía “vamos a hacer esto, con restituciones”, y no. Entonces, empezaron a esconderse, y no representaron a ninguno. O sea, mataron a los campesinos y eso no tuvo un pronunciamiento oficial de la ANUC en defensa de los campesinos. Hasta el punto que hoy no es la ANUC la que lidera los procesos de restitución de tierras.»44

El avance de los grupos guerrilleros generó que en 1982 se pusiera en vigencia la Ley XXX para dar cumplimiento a los acuerdos de paz concertados con las FARC, lo que reactivó momentáneamente el movimiento de lucha por la tierra.

En 1987 se celebró el V Congreso de la ANUC, en el que se desarticulan totalmente los sectores que la integraban. La importancia de la realización de este Congreso radica en que a este asistieron personas de las Ligas Campesinas Independientes, siendo rescatable la capacidad de movilizar a sectores que tradicionalmente no habían participado de la ANUC. Se generaron nuevas tomas de tierras, aún bajo el lema “tierra pal’

En la actualidad, las problemáticas que sufre el campesinado colombiano guardan relación con nuevos procesos propios de la integración 44 Entrevista a Ramiro Chamorro Romero, 30 de mayo del 2017.

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Espacios & Memorias | económica a los mercados internacionales, y la aparición de nuevos actores como las agroindustrias45. Conclusiones: balances y perspectivas sobre la ANUC desde el tiempo presente La Asociación Nacional de Usuarios Campesinos marcó un precedente en la organización del campesinado colombiano: gracias a ella se pasó de organizaciones locales y gremiales, a la posibilidad de articular la lucha a nivel nacional. Es más, esta institución inauguró un movimiento social campesino, pues integró a una diversidad de actores que llevaron la lucha a horizontes mucho más amplios que las demandas gremiales de los pobres del campo.

Como señalamos anteriormente, definir los factores que llevaron a la desintegración de la Asociación es tarea difícil, y las interpretaciones son múltiples, desde la academia como desde los mismos campesinos46: sin embargo, se pue45 Tuve la oportunidad de conocer el caso de la Vereda “Las Palmas”, ubicada en San Alberto, Departamento de Cesar. Allí los campesinos viven literalmente asechados por la acción de una agroindustria dedicada al cultivo de palma, llamada INDUPALMA. Esta empresa presiona a los campesinos para que vendan sus terrenos utilizando seguridad privada, muchas veces ex paramilitares, han intervenido un río que utilizaban como medio de transporte y para labores de regadío. El monocultivo de palma ha provocado que el suelo pierda su fertilidad, perdiéndose la diversidad de cultivos que caracterizaba a la zona. El control de INDUPALMA en la zona es tal, que para acceder a la Vereda es necesario entregar los datos personales, así como el motivo de la visita en una caseta de seguridad privada: ellos administran los espacios “públicos” que son las únicas vías de acceso y salida desde la carretera principal hacia la Vereda (y viceversa). Así también, en la zona de Villa Colombia (Municipio de Ovejas, Departamento de Sucre) la acción de las agroindustrias ha generado que la población viva literalmente sin agua: esta existe, pero es utilizada exclusivamente por las agroindustrias, privando a los campesinos de su consumo, lo que ha generado actos de resistencia y lucha como el sabotaje a las cañerías que conducen el agua desde su origen hacia los monocultivos de palma, teca, y otras especies. 46 En nuestra primera entrevista, realizada el 29 de mayo del 2017, Ramiro Chamorro Romero señaló

de criticar la falta de unidad ante las amenazas externas que vivió la organización, dando demasiada cabida a los debates ideológicos por sobre el sentido práctico que entregaba contar con una institución con capacidad de articulación nacional. “Chucho” Pérez señala que el gran aporte de la ANUC al campesinado colombiano fue el “cambio de mentalidad” que generó: permitió al campesino comprenderse por primera vez como sujeto político y actor transformador del sector rural del país. La consigna “tierra pal’ que la trabaja” no aludía exclusivamente al acceso a la propiedad sobre el territorio, así como tampoco las recuperaciones o tomas de tierra: «no pueden ser analizadas solamente como luchas por el acceso a la tierra, pues si bien miles de campesinos en todo el territorio nacional pudieron tener tierra gracias a estas acciones, detrás de ello estaba la creación del campesinado colombiano como sujeto político y actor transformador del sector rural del país.» 47

Más allá de las interpretaciones que se puedan hacer sobre la ANUC de los años 70s, es bastante enriquecedor la significación que, desde la memoria y el presente le dan sus protagonistas. El testimonio al respecto de Ramiro Chamorro es bastante aclarador, cuando señala: «A nosotros nos parece que lo más lindo de esto fue el movimiento campesino. Eso era grande, la solidaridad, las comunidades, el pueblo, la clase obrera, los sindicatos, el magisterio, que fue lo que transformó a ese campesinado en movimiento campesino porque lo que es movimiento es la parte política, es una vaina política, en que el campesino tomó la decisión, tomó conciencia de que había que hacer esa transformación. Imagínate que en los años 70 hasta el 73-74 habían muchos campesinos que no querían saber nada de esas cosas: se oponían, nos chiflaban, se burlaban de nosotros, nos decían los roba tierras. Y

en un momento que «el error de la ANUC fue caer en el gremialismo, no se hablaba de política, se quedaron solo en el interés por acceso a la tierra.» 47 CNMH, La tierra en disputa. Memorias del despojo y resistencias campesinas en la costa caribe 1960-2010, pp.202.

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. posteriormente esos mismos campesinos tuvieron que acudir a la organización y se dieron cuenta de que esto era importante: conseguimos las tierras. Y yo creo que fue glorioso el movimiento campesino… creemos que lo más grande estuvo desde 1970 hasta el IV Congreso.» 48

La experiencia organizativa de la ANUC debe representar un ejemplo de unidad y lucha campesina para todo el continente latinoamericano. Hacia el tiempo presente, el tema de la propiedad rural aún no ha sido confrontado, y a pesar de ciertos elementos de cambio (el ingreso de nuevos actores, como las agroindustrias), permanece un sistema productivo capitalista que no soluciona, ni puede solucionar, por sus dinámicas intrínsecas, la problemática social de la desigualdad y la pobreza de nuestros campos. Una Reforma Agraria significativa y real, y “la tierra pal’ que la trabaja”: viejas consignas que en la actualidad conservan su validez, y que deben transformarse en experiencias políticas y sociales que nutran las luchas de los campesinos y campesinas de nuestra América Latina.

48 Entrevista a Ramiro Chamorro Romero, 30 de mayo del 2017.

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica.

Un mundo donde quepan muchos mundos: Neozapatismo y el EZLN en México.*

Felipe Ignacio Moya Ortega** y Felipe Andrés Zañartu Toloza***

Resumen: Dentro de los movimientos antisistémicos actuales de la región latinoamericana, una de las realidades más significativas e interesantes para analizar es la desarrollada por los neozapatistas en México-Chiapas y su Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), quienes se han constituido en una propuesta concreta y vigente de rebeldía frente al sistema capitalista-neoliberal. El Neozapatismo y el EZLN, se destacan, en primer lugar, por la obtención de la autonomía y el autogobierno en sus territorios, en los cuales ya han comenzado a construir formas totalmente contrarias al capitalismo, tanto para organizarse como para relacionarse. En sus formas de organización destacan la visión crítica frente al carácter monótono y de inamovilidad de la política tradicional y su forma delegativa, selectiva y autoritaria de ejercer el poder. Es por ello que proponen una “Otra Política”, la cual se basa en una nueva forma de entender el poder, donde su intención no es apoderarse de él, sino que revolucionar su relación con quienes lo ejercen y con quienes lo padecen.

En segundo lugar, este movimiento se destaca por la importancia y reivindicación que realizan de su propia identidad y cultura indígena. Por lo que plantean una modernidad alternativa y de resistencia a la versión europeo-occidental mediterránea de la modernidad capitalista que se les ha intentado implantar durante tantos años. Modernidad alternativa en la que mezclan y sintetizan elementos de su propia identidad, generando una modernidad con elementos muy diferentes, entre los que se destaca, por ejemplo, una “Otra Economía”. Palabras Clave: Sindicalismo Revolucionario, Anarcosindicalismo, Comunismo anárquico, Confederación General de Trabajadores. * Este artículo se conformó a partir del trabajo realizado para la cátedra “Monográfico de Chile: Las Izquierdas Armadas en Chile”, impartida por el profesor Carlos Sandoval Ambiado en la UMCE, el primer semestre del 2016. ** Estudiante egresado de Licenciatura en Pedagogía con mención en Historia, Geografía y Educación Cívica, UMCE. E-mail: felipe.moya.ortega@gmail.com *** Estudiante egresado de Licenciatura en Pedagogía con mención en Historia, Geografía y Educación Cívica, UMCE. E-mail: felipezato@gmail.com

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Introducción Dentro del contexto latinoamericano, la influencia que han obtenido en este territorio los distintos movimientos de izquierda reivindicativos y revolucionarios, ha generado un impacto tremendo para su devenir político. Si comprendemos la realidad a la cual se enfrenta este territorio, como zona de explotación y proliferación del sistema económico neoliberal, se evidencian los distintos sesgos que la estructura económica ha generado a nivel general, pero sobre todo a nivel político y social. América Latina se presenta como una zona de explotación dentro del régimen neoliberal, entendiendo esto como un territorio que tiende a sufrir más las desventajas que impone el sistema, que los beneficios que se pueden desprender de él. Dentro de ellas, se encuentra la permeabilidad del sistema político por parte de la estructura económica. Esta situación ha llevado a que los gobiernos de turno, elegidos periódicamente, se sintonicen con el sistema económico operante, independiente de su condición de derecha o izquierda, haciendo casi nulo el poder de decisión que tienen los Estados para plantear una postura diferente, alternativa al modelo imperante. La clase política dirigente ha gozado de sus beneficios, y, por tanto, se ha generado una total compenetración con el sistema neoliberal, lo que se traduce en que independiente del gobierno de turno que administre el poder Ejecutivo, los planes de gobiernos, en la práctica, tienden a homogenizarse, manteniéndose siempre en los márgenes del sistema capitalista democrático bajo el que estamos insertos. Esto se ve reflejado de manera clara en México, país en el que a pesar de que en el año 2000 se haya cambiado en el gobierno al PRI, partido político que gobernaba desde 1929, la situación se mantiene de una forma similar o incluso peor, en términos sociales y políticos, de lo que se estaba durante gran parte del siglo XX. En este contexto, surgen grupos que plantean posibilidades diferentes, siendo el caso de los neozapatistas en Chiapas, los cuales han construido un proyecto alternativo al sistema de gobierno estatal, basándose en el planteamiento de que no necesitan del Estado para poder vivir y realizarse

como seres humanos, desistiendo del organismo como base para la vida en sociedad. Este distanciamiento del Estado, se genera a raíz del diagnóstico que realizan en torno a la crisis política que se manifiesta en el siglo actual, proceso que se viene gestando desde hace varios años, por lo menos desde las últimas tres décadas.

Bajo este contexto, los neozapatistas proponen un modelo de vida y de gobierno autónomo, basándose en las condiciones que se manifiestan en los distintos grupos sociales, ajustándose a las necesidades y pretensiones de cada uno de ellos, construyendo “un mundo donde quepan muchos mundos”1. Un proyecto político y de vida que se construye posicionándose desde abajo y a la izquierda, que sea capaz de mantenerse en el tiempo y prolongarse por los distintos rincones de Chiapas, de México, América Latina y del resto de los continentes en el largo plazo, constituyéndose con un carácter modélico para los demás movimientos2. Los orígenes del Neozapatista y el EZLN

movimiento

El movimiento Neozapatista tiene antecedentes de larga duración histórica, ya que al ser un movimiento esencialmente indígena sus raíces pueden remontarse desde el enfrentamiento y resistencia que estos debieron llevar tras la llegada de los europeos al continente americano. Así lo afirma Carlos Aguirre cuando señala que “el neozapatismo mexicano es producto de 500 años de resistencia y rebeldía llevada a cabo por los indígenas chiapanecos, y desplegada durante cinco siglos, desde los comienzos mismos de la conquista española de América y hasta nuestros días”3.

Pero su origen como movimiento político militar, y con características más similares a las que posee actualmente, se remonta a años más cercanos. Es en octubre de 1974 cuando, convocados por la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, se reúnen más de 500 delegados de cuatro de los principales Pueblos Indígenas de Chiapas (Ch’ol, Tseltal, Tsotsil, Tojolabal), para analizar y 1 Carlos Aguirre, Mandar Obedeciendo (Santiago de Chile: Quimantú, 2015), 65. 2 Carlos Aguirre, Mandar Obedeciendo, 65. 3 Carlos Aguirre, Mandar Obedeciendo, 106.

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. dados. Es por eso que el movimiento neozapatista sigue su legado y hacen suya las mismas causas, pero actualizándolas a las necesidades de los tiempos presentes. La primera aparición pública del EZLN es en la madrugada del 1 de enero de 1994, día que entraba en vigor el TLC entre Estados Unidos y Canadá. Aquella madrugada 4.500 indígenas, liderados por el Subcomandante Marcos (hoy en día Subcomandante Galeano), tomaron el control de siete cabeceras municipales.

discutir por sí mismos, los graves problemas que les aquejan: tierra, educación, salud y comercio.

En 1983 seis personas, tres mestizas y tres indígenas, se instalaron en la selva Lacandona, con la idea de crear un foco revolucionario con el referente de las guerrillas de los sesenta y los setenta. Encontrándose con unas comunidades indígenas fuertemente radicalizadas y concientizadas tras años de trabajo organizativo influido por diversos grupos maoístas, pero sobre todo por la teología de la liberación, representada en Chiapas por el obispo Samuel Ruiz y la ya mencionada Diócesis de San Cristóbal4.

En noviembre de 1983 se establece el primer campamento del Ejercito Zapatista de liberación Nacional (EZLN), llamado La Garrapata. Es así como tras algunos años de aprendizaje y convivencia en las comunidades, la propuesta política del EZLN se había convertido en una síntesis entre el marxismo, renovado tras la revolución cultural mundial de 1968, y la cosmovisión y las prácticas indígenas. El nombre de los neozapatistas está inspirado en Emiliano Zapata, quien fue uno de los líderes militares y campesinos más importantes de la Revolución mexicana y un símbolo de la resistencia campesina en México. Se transforma en un gran referente en cuanto fue un ideólogo e impulsor de las luchas sociales y las demandas agraristas, así como de justicia social, libertad, igualdad, democracia social, propiedad comunal de las tierras y el respeto a las comunidades indígenas, campesinas y obreras de México, víctimas de la oligarquía y el latifundismo de los hacen-

4 Martín Cúneo y Emma Gascó, Crónicas del estallido (Barcelona: Icaria, 2013), 371-3.

Cuarenta y seis rebeldes cayeron en los doce días que duró el combate. En las filas del Ejército, murieron veintisiete soldados y 180 militares fueron hechos prisioneros, entre ellos el exgobernador de Chiapas, el odiado general Absalón Castellanos Domínguez. Pero fueron liberados al poco tiempo. Los indígenas se empeñaban en marcar las diferencias: nada de robos, ni secuestros, ni muertes fuera del combate. Querían marchar a la capital y derrocar al usurpador, Carlos Salinas de Gortari, que había llegado al poder a través de un fraude electoral en 1988, y volver a desatar “la bola”, como se le llama a la Revolución mexicana5.

Con esto, no se daba paso a la última guerrilla del siglo XX como se dijo en un primer momento, era más bien el primer movimiento social antisistémico del siglo XXI y que marcaría la pauta para otros movimientos antisistémicos del continente. Fundamentos políticos, ideológicos y éticos del neozapatismo 1. Crítica a la política tradicional Lo primero que se cuestiona de la vieja política es su carácter monótono y de inamovilidad de una forma específica para ejercer el poder, en la cual “puede fácilmente cambiarse el gobierno, cambiando al presidente […] e incluso pueden cambiar también los Partidos […] y, sin embargo, seguir igual o casi igual el conjunto de las políticas estatales”6, situación que nos expresa una 5 Martín Cúneo y Emma Gascó, Crónicas del estallido, 371-3. 6 Carlos Aguirre, Antimanual del buen rebelde (Santiago de Chile: Quimantú, 2015), p.129.

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Espacios & Memorias | sintonía entre los distintos gobiernos que se han posicionado en la cúspide del poder político, no existiendo mayor diferencia entre un presidente y otro. Esta situación podría, incluso, llegar a ser comprendida fácilmente si entendemos que México estuvo gobernado durante mucho tiempo bajo el PRI, pero aquella forma de hacer política trascendió incluso a la caída de este partido. “En el año 2000 [se] vivió el cambio de gobierno del dominio del Partido Revolucionario Institucional al Partido Acción Nacional, y también la sucesión del gobierno de Ernesto Zedillo al gobierno de Vicente Fox, pero en el cual ambos gobiernos siguieron una prácticamente idéntica política económica neoliberal”7, generando una continuidad en la forma de ejercer el poder político, lo cual se evidenciaba en la forma autoritaria para tomar resoluciones y en la exclusividad con que se concibe el sistema de participación política, reducido para una casta específica. Esta situación explica el descontento y proliferación de los movimientos sociales en México, y sobre todo de los neozapatistas mexicanos, quienes tras ver por fin la caída del PRI, esperaron que cambiaran muchas de las condiciones sobre las que se había desarrollado la política mexicana. “En todos los casos podemos hablar de un Estado que se encontraba cada vez más en crisis, y que vivía un clarísimo proceso de deterioro político”8, descontextualizado de las necesidades de la población y de las exigencias de los movimientos sociales. Esta situación se genera a raíz de como “la política tradicional concibe a la actividad política como un mecanismo de promoción, ascenso y enriquecimiento de los propios políticos”9, desligándola de su papel de servicio al pueblo y de procurar satisfacer las necesidades de la sociedad civil, reduciéndola a una actividad individual y personalista, que propone como principal meta los fines individuales bajo falsas promesas de progreso colectivo.

na, plantea la postura del “Hoy decimos ¡Basta!”, haciendo un llamado a la población para que el pueblo despierte y se transforme en el verdadero forjador de la nacionalidad mexicana: “llamamos a todos nuestros hermanos a que se sumen a este llamado como el único camino para no morir de hambre ante la ambición insaciable de una dictadura de más de 70 años”10, refiriéndose precisamente a esta vieja política caracterizada en un primer momento por el PRI. Posteriormente, el primero de enero de 1994 realiza un nuevo llamado a nivel nacional, donde revela una crítica profunda al sistema político que se desarrolla en México, en él llama a “los poderes Legislativo y Judicial a asumir su responsabilidad constitucional para que impidieran la política genocida que el poder Ejecutivo Federal impone a nuestro pueblo”11, situación que perfectamente se puede plantear como un elemento transversal a la política mexicana, por lo menos, en las últimas décadas, sobreviviendo al cambio de coalición en el gobierno el año 2000, situación que se hace visible en la actualidad con casos tan dolorosos como fueron los 43 desaparecidos de Ayotzinapa el año 2014.

7 129. 8 129. 9 140.

10 1° Declaración de la Selva lacandona (Chiapas, 1993). 11 2° Declaración de la Selva Lacandona (Chiapas, 1994). 12 2° Declaración de la Selva Lacandona. 13 2° Declaración de la Selva Lacandona.

Este diagnóstico realizado por los neozapatistas se formula previo a su aparición en público el 1 de enero de 1994, ya que un año antes, en 1993, en la Primera Declaración de la Selva LacandoCarlos Aguirre, Antimanual del buen rebelde, Carlos Aguirre, Antimanual del buen rebelde, Carlos Aguirre, Antimanual del buen rebelde,

El llamado tiene un carácter ético importante, siendo dirigidos hacia los mexicanos honestos, quienes deben luchar y hacerse cargo de esta situación, uniéndose a la lucha contra este sistema que degrada a la sociedad civil. Por otra parte, la crítica se dirige hacia aquellos que “han basado su éxito en el robo al erario público, los que protegen, prostituyendo a la justicia, a los traficantes y asesinos, a los que recurren al asesinato político y al fraude electoral para imponerse”12, atacando no sólo a aquellos que participan de la actividad política propiamente tal, sino quienes ejercen actividades deshonestas que generan una degradación del pueblo en todos los ámbitos. Continúa planteando que “sólo esos fósiles políticos planean de nuevo dar marcha atrás a la historia de México y borrar de la conciencia nacional el grito que hizo suyo todo el país desde el primero de enero del 94: ¡Ya basta!”13.

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. ración de guerra15, promoviendo una postura frontal contra el Ejército federal mexicano, generando un enfrentamiento directo que permita doblegar el brazo armado del Estado que pretenden dominar, teniendo los resguardos necesarios de no dañar a la población civil, y tomando en cuenta todas las garantías que implica el desarrollo de una guerra en términos institucionales, es decir, solicitando la ayuda a los organismos correspondientes según sea el caso, como por ejemplo entregar a los heridos a la Cruz Roja16. Posteriormente comprenderá que esto se debe hacer mediante un proceso gradual y estratégico para poder conquistar esos horizontes a nivel macro, de lo contrario podría significar un rotundo fracaso.

2. Propuesta inicial En un primer momento, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional se basa en el artículo 39 de la Constitución mexicana para sustentar su postura a organizarse libremente y justificar su posición contra las políticas gubernamentales. En aquel artículo se especifica que “la soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo el poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene, en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”14. Bajo este argumento se justifica legalmente la postura asumida por el EZLN, mediante la cual reivindican su derecho como pueblo a generar una modificación, si lo creen pertinente, de la forma de gobierno asumida. Es por esto que hace la proclamación hacia el pueblo mexicano, para ganar importancia en un contexto nacional, superando las fronteras de Chiapas y constituirse así, como un movimiento que vaya en aumento, tratando de incorporar a las masas mexicanas a la lógica planteada por los neozapatistas. En un primer momento plantea una Decla-

Mientras el movimiento neozapatista alzaba con mayor fuerza sus banderas de lucha y hacía ver las condiciones de desigualdad que se presentaban tanto en el territorio de Chiapas como a nivel nacional, recibían la respuesta más dura por parte del Estado mexicano, la cual generó una gran represión, siendo muchos chiapanecos encarcelados y asesinados. “Se nos trató de obligar a deponer nuestras banderas a cambio de dinero y puestos gubernamentales, se trató de quitar legitimidad a nuestra lucha diluyendo la problemática nacional en el marco local indígena”17, pasando totalmente por alto las denuncias realizadas por este movimiento, dejando a un lado sus demandas mediante el soborno, el cual por supuesto no iba a funcionar con la postura intransigente asumida por los neozapatistas frente al poder del Estado mexicano.

Ante esta respuesta miserable que otorgaba el sistema político mexicano se plantea la ofensiva por parte de los neozapatistas. Así, en “diciembre de 1994, el EZLN buscó mostrar, a México y al mundo, su orgullosa esencia indígena y lo irresoluble de la situación social local si no se acompaña de cambios profundos en las relaciones políticas, económicas y sociales en todo el país”18. Lo que planteaban al Estado mexicano era el reconocimiento de su autonomía y derecho a dotarse por sí solos de un modelo político considerado como acorde a sus necesidades, situación que, como se expresó anteriormente,

14 Extracto Constitución mexicana en 1° Declaración de la Selva Lacandona.

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1° Declaración de la Selva Lacandona. 1° Declaración de la Selva Lacandona. 3º Declaración de la Selva Lacandona. 3º Declaración de la Selva Lacandona.


Espacios & Memorias | estaba sustentada dentro de la misma Constitución mexicana según la cual supuestamente se rige el poder político tradicional. Según los neozapatistas, la forma exclusiva en que se debe integrar “a los indígenas de la Nación es reconociendo las características propias en su organización social, cultural y política. Las autonomías no son separación, son integración de las minorías más humilladas y olvidadas en el México contemporáneo”19, una propuesta bastante interesante desde la postura neozapatista de construir un mundo donde se puedan integrar todos los mundos. Bajo este contexto de crisis política, los neozapatistas amplían sus pretensiones programáticas y abogan por un cambio a nivel nacional, que permita vincular el diagnóstico realizado y las demandas exigidas con las de los demás movimientos sociales, forjando las bases para un movimiento común que pueda catalizar las principales pretensiones que a nivel de esos movimientos se poseen. Para ello proponen lo siguiente: “¡NUESTRA LUCHA ES NACIONAL! ¡PARA TODOS TODO, NADA PARA NOSOTROS! (…) llamamos al pueblo de México a luchar por todos los medios, en todos los niveles y en todas partes, por la democracia, la libertad y la justicia.

Llamamos (…) a la formación de un Movimiento para la liberación nacional. Luchará de común acuerdo, por todos los medios y en todos los niveles, por la instauración de un gobierno de transición, un nuevo constituyente, una nueva carta magna y la destrucción del sistema de partido de Estado”20. 3. Una “Otra política” Los neozapatistas plantean que es necesario construir una nueva cultura política. Esta nueva cultura política puede surgir de una nueva forma de ver el poder. No se trata de tomar el poder, sino de revolucionar su relación con quienes lo ejercen y con quienes lo padecen21. Este discurso, a todas luces constituye una novedad para los movimientos antisistémicos a nivel latinoameri19 3º Declaración de la Selva Lacandona. 20 3º Declaración de la Selva Lacandona. 21 Subcomandante Insurgente Marcos, Invitación al Encuentro Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo (Chiapas, mayo de 1996).

cano, ya que su planteamiento no nace desde la mera necesidad de tomar el poder, sino que constituye una verdadera revolución ideológica de los significados y sentidos que tiene ejercer el poder y de llevar a cabo un proyecto político revolucionario. Este discurso se plantea desde la postura de desaprender las formas preconcebidas en torno al ámbito político. ¿Por qué se plantea esta necesidad de desaprender para generar una transformación de las ideas políticas manifestadas en la práctica? Porque lo que se pretende es no reproducir las mismas lógicas una vez hecha la toma del poder, revolucionando la forma sobre la que se concibe el poder político y su ejercicio. Es por ello que los neozapatistas plantean una reformulación a nivel ideológico en la que primero se desaprenda las formas anteriores que se tienen en torno a la esfera de lo político, para poder aprender una nueva forma. Esto permitiría que desde el nacimiento del proyecto político se puedan perfilar las condiciones y características que tendrá aquél y su ejercicio. Se plantea con ello evitar los vicios de la política actual, en la cual los gobiernos están al servicio del sistema económico capitalista, generando las condiciones propicias para la irrupción del capital y la explotación de los recursos naturales y de los ciudadanos.

Carlos Aguirre establece una relación clara entre la visión que tienen los neozapatistas mexicanos sobre el poder político y su forma de ejercerlo, con la realidad que se vive a nivel latinoamericano, plantea que “ciertos movimientos sociales […] han logrado llevar al gobierno y al poder a varios Presidentes”22. Pero Aguirre argumenta que “una vez llegados al poder se dedican a cooptar, marginar o administrar de distintas maneras la relación con esos mismos movimientos sociales que los llevaron al poder, o que ayudaron a encumbrarlos, llegando incluso en ciertos casos extremos a reprimir a estos mismos movimientos”23.

Por lo cual se puede decir que muchas de estas experiencias desarrolladas por movimiento sociales de izquierda, parten como una muy 22 124. 23 125.

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Carlos Aguirre, Antimanual del buen rebelde, Carlos Aguirre, Antimanual del buen rebelde,


| Revista de Historia y Geografía social y crítica. buena iniciativa antisistémica, pero a medida que logran la conquista del poder se corrompen y transforman en algo totalmente contrario a como empezaron, al nivel de que actúan a favor del sistema político tradicional y al modelo económico imperante, lo cual se constituye como una contradicción respecto a sus orígenes. Ante esta situación, Raúl Zibechi afirma que: “Nos guste o no, la democracia electoral ha sido creada para blindar los intereses de los grandes propietarios y garantizar la centralidad del Estado ante la sociedad, no para dar cauce a las necesidades de los oprimidos”24. Es por ello esta visión novedosa de los neozapatistas por plantear una reformulación en la forma de concebir el poder político, evitando caer en los vicios explicados anteriormente.

Ante ello, surge la siguiente pregunta ¿cómo se posicionan los neozapatistas en relación al Estado y al poder político tradicional? Lo primero que se debe señalar es la discusión que se plantean a sí mismos en un principio sobre “si ellos deben luchar por “conquistar” ese Estado o deben “presionarlo”, (…) [o] simplemente ignorarlo”25, definición que se constituye como un elemento fundamental y fundante de la política a ejercer y del proyecto a formular. Si bien existe una crítica ardua hacia como se viene desarrollando la política en las últimas décadas y el papel que el Estado mexicano ha cumplido en ello, definir cómo se concebirá al Estado se hace muy necesario para saber qué camino tomar, y con ello, hacia donde orientar sus acciones.

Ante esta situación los neozapatistas proponen que “más que de Estado de lo que aquí se trata es de la autogestión por parte de los propios colectivos, de sus principales asuntos comunes o públicos, […] lo que los neozapatistas han llamado “otro modo de hacer política””26. Esta es una muy otra forma de concebir la política, ya que hoy en día muchos movimientos sociales, plantean exigencias hacia el Estado para conseguir sus demandas, ocurre con los movimientos estudiantiles, sobre todo, quienes esperan del Estado una postura benefactora que permita 24 Raúl Zibechi, Cambiar el mundo desde arriba (Santiago de Chile: Quimantú, 2016), 16. 25 Carlos Aguirre, Antimanual del buen rebelde, 123. 26 Carlos Aguirre, Antimanual del buen rebelde, 138-9.

darle respuesta a sus consignas de lucha. Por su parte los neozapatistas plantean prescindir del Estado en todo ámbito, lo que constituye una alternativa bastante novedosa a la vez que arriesgada, si consideramos lo que deja de lado por ello. Es tan radical este cambio, que Aguirre plantea que “ya no podría ni debería llamarse “política”, en la medida en que expresa el proceso de la verdadera muerte de la política”27, encontrándose en un lugar totalmente opuesto a la política tradicional.

Mientras que la política tradicional, entendida desde tiempos de la antigüedad clásica incluso, “se basa en el principio y en la lógica de autonomizarse y separarse de lo propiamente social, en cambio esta […] otra política, está orientada precisamente en el sentido [de] revincularla lo más posible con su fundamento, su entorno y su núcleo social en que ella se sostiene”28, por lo cual se puede decir que es una “política” planteada desde la base, desde el sustrato social que demanda y exige participación política. Una base que encuentra ella misma su propio camino para encontrar la participación anhelada, y que no espera que sea el Estado quien determine y defina esos caminos y espacios políticos, ya que históricamente ha fracasado en ello. “La contrapolítica u otra política, se basa fundamentalmente en una visión ética de la actividad política, siempre basada en claros y muy bien establecidos principios, lo que la lleva a afirmar que los medios deben ser tan nobles y tan defendibles como los propios fines”29, lo cual rompe con la tradición de la política moderna heredada por Niccolo Machiavelli, en la que mantiene su influencia en varios aspectos de la política contemporánea, bajo la cual los fines justificarían los medios para conseguirlos, llevando a muchos excesos por parte de los “líderes” políticos. Es así como los neozapatistas definen esta otra política como un verdadero “servicio a la comunidad, a los otros, a veces incluso al precio del propio sacrificio, como en el caso de las Juntas de Buen Gobierno neozapatistas, en donde los miembros que las componen no reciben como

27 139. 28 139-40 29 140.

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Carlos Aguirre, Antimanual del buen rebelde,

Carlos Aguirre, Antimanual del buen rebelde, Carlos Aguirre, Antimanual del buen rebelde,


Espacios & Memorias | remuneración por parte de su trabajo absolutamente ningún dinero”30, por lo cual el único fin es “mandar obedeciendo” siempre, poniendo por delante la voluntad colectiva mediante la acción individual, promoviendo una forma de participación política que no se incentive de ninguna otra forma que no sea el servicio mismo a la comunidad, evitando los vicios generados desde la política tradicional. “En cambio, están dispuestos a sacrificar parte de su bienestar material en aras de tener, como compensación, “la satisfacción del deber cumplido””31 y no beneficios extras. Esta forma de concebir la política, es consecuente con las demandas que se plantean como movimiento, por lo cual, la participación de este sistema de operar debe ser absoluta en el largo plazo, lo que quiere decir, que todos los integrantes de la comunidad están capacitados para ocupar algún cargo, y que la rotación de los puestos de gobierno debería permitir que todos individuos ocupen alguna vez algún cargo.

El que cualquiera puede ocupar un cargo político se concibe bajo la idea de que la actividad política en sí misma es “muy simple, […] que no requiere de ninguna formación especial, ni tampoco de ser realizada por ningún tipo de personajes singulares, sino que para desarrollarse requiere […] un poco de sentido común y buena disposición para gestionar y resolver con inteligencia los asuntos públicos de la comunidad”32. Todos están capacitados porque todos forman parte de la comunidad, lo cual coincide con una crítica planteada por Bakunin a la actividad política, quien expresa que las elites conciben un lenguaje sofisticado y abstracto que impida a las masas su completo entendimiento, generando un desinterés en la población a raíz de la falta de comprensión del lenguaje técnico, generando un distanciamiento y quiebre entre la base social y el sistema político33. Así se supera ese quiebre entre quienes mandan y entre quienes obedecen, concibiendo la política como un constante “mandar obedeciendo”. 30 Carlos Aguirre, Antimanual del buen rebelde, 140. 31 Carlos Aguirre, Antimanual del buen rebelde 141. 32 Carlos Aguirre, Antimanual del buen rebelde, 141. 33 Mijaíl Bakunin, Dios y el Estado (Francia: Manuscrito, 1882).

De esta forma se concibe una “nueva hegemonía […] que no es otra cosa que el ejercicio directo de la autonomía por parte de los sectores subalternos, oprimidos, explotados, discriminados y humillados de la sociedad”34, donde las directrices del mando político nacen desde la base y se mantienen en ella, no generándose un distanciamiento entre distintos sectores. Lo que se pretende con ello no sólo es generar otra política que se constituya como una actividad limpia y con valores, sino que se concibe como la base para crear un nuevo mundo, el cual se caracterice por poseer una “otra cultura, y de otra economía, otro comercio, otra justicia, pero también otro arte, otra educación, otras relaciones de género, otras relaciones sociales en general, y más en general otro mundo, […] en donde verdaderamente “quepan muchos mundos”35. Para que muchos de estos preceptos se lleven realmente a cabo se deben reformular todos los aspectos que incluyen el ámbito político, sin los cuales el proceso de transformación de lo que se concibe como política no podría verse completo. Dentro de estos conceptos encontramos dos que son fundamentales: “Otro Gobierno” y “Otra Democracia”, los cuales serán trabajados a continuación.

34 145. 35 145.

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Carlos Aguirre, Antimanual del buen rebelde, Carlos Aguirre, Antimanual del buen rebelde,


| Revista de Historia y Geografía social y crítica.

3. 1. Un “Otro Gobierno” La forma específica en que se manifiesta esta “Otra Política” o nueva forma de concebir la política no puede ser otra que una nueva forma de concebir su puesta en práctica, es decir, mediante una nueva forma de concebir también los gobiernos que van a practicar los conceptos elaborados por el neozapatismo. Esta situación permite consolidar en la práctica esta reformulación teórica-ideológica, sin la cual dichas concepciones no tendrían una aplicación concreta y quedarían en palabras vanas de un mundo utópico. Este “Otro Gobierno” se concibe bajo siete puntos que se conciben como fundamentales para todos los miembros de la comunidad, es decir, para quienes ejercen la labor política de forma directa como para aquellos a los que ya les ha tocado ejercer alguna función específica o espera por realizarla en el futuro. En definitiva, es una nueva forma de concebir el gobierno para todos los integrantes del mundo neozapatista.

El primer punto que se plantea es uno que ya se ha venido trabajando de forma profunda en este trabajo, correspondiente al “Obedecer y no mandar” o “Mandar Obedeciendo” que hace referencia a esta particularidad que posee la política neozapatista en la cual los funcionarios políticos, por llamarlos de una forma que permita su identificación para efectos de este trabajo, deben ejercer sus funciones bajo los designios que el pueblo ha planteado, lo que no quiere decir que tiene la representatividad de la política tradicional por parte del pueblo para ejercer sus funciones de forma independiente, sino que su labor se debe por entero al pueblo, debiendo acatar los planteamientos que de aquél emanen.

Un segundo elemento corresponde al de “Representar y no suplantar”, bajo el cual se busca diferenciarse de “los malos gobernantes de los gobiernos capitalistas, que en lugar de representar, suplantan a sus electores, rompiendo la conexión ente la base social y su proyección política”36, por lo cual una vez que el gobernante y/o funcionario se instala en el poder a través de la elección que el pueblo le ha designado, se genera una ruptura entre éste y aquella persona, si es que alguna vez existió algún vínculo concreto. 36

Con ello se podría plantear que lo que se pretende en la política neozapatista es una continuidad entre lo que plantea la base social y las acciones emprendidas por el funcionario político, que se mantengan en el tiempo de manera irrefutable. La viabilidad y fiabilidad de un gobierno depende de la continuidad del vínculo entre lo que el pueblo plantea y lo que el gobierno ejecuta. Un tercer elemento es el de “Unir y no dividir”, consigna bajo la cual se plantea que mientras que los neozapatistas pretenden unir a todos los pueblos, “los malos gobiernos capitalistas, en cambio, persiguen más bien destruir a sus enemigos políticos y avasallar, someter y vencer a los ciudadanos y a las clases populares”37. Esto se debe a que pretenden construir un “mundo donde quepan muchos mundos”, adoptando la heterogeneidad como concepto fundamental para respetar las libertades y capacidades de autonomía de cada pueblo o de cada mundo. El fin no es plantear la actividad política como una lucha de intereses basada en la competencia política y económica de sus funcionarios, lógica que se enmarca dentro del sistema económico neoliberal, basado en la idea de “libre competencia” que, a fin de cuentas, termina permeando a toda la población. Ante ello, los neozapatistas proponen una ruptura con esta idea, pretendiendo apuntar a la cohesión de los pueblos y no a su competencia, siendo la política una actividad de la cual todos pueden ser partes y contribuir a aquella unión.

Directamente con lo planteado se relaciona el cuarto eje de esta nueva forma de concebir el gobierno, el cual se define como una actitud de “Convencer y no vencer”, entendida como una actividad en la que no se pretende derribar a una coalición de partidos que se plantean como oposición al gobierno, ni se trata de ganar la mayoría en el parlamento mediante las peores artimañas, sino que lo que se busca es convencer mediante el discurso y su práctica sobre las mejores alternativas, de tal manera que si un programa o idea política no funciona o genera ciertos problemas al momento de llevarla a la práctica, se pueden ocupar las distintas propuestas que han nacido desde la comunidad, probando cual contribuye a satisfacer las necesidades de la población38.

Carlos Aguirre, Mandar Obedeciendo, 40.

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Carlos Aguirre, Mandar Obedeciendo, 40. Carlos Aguirre, Mandar Obedeciendo, 41.


Espacios & Memorias | Un quinto elemento hace referencia a la acción de “Servir y no servirse”, precepto bajo el cual se pretenden que la acción política se constituya bajo los valores del servir a la comunidad dando “curso a su verdadera vocación de servicio, poniendo siempre por delante el “nosotros” colectivo sobre el “yo” individual o del pequeño grupo”39. Con ello se pretende eliminar las posibilidades que pudiesen generar la creación de facciones al interior de la comunidad o especie de caudillismos, planteando la posibilidad de que la política debe servir a la comunidad en su totalidad, apuntando siempre hacia el fortalecimiento de la idea de lo colectivo como base para ejercer las labores que demanda la comunidad. El penúltimo elemento sobre el cual se desarrolla esta concepción del actuar político se describe bajo la fórmula de “Bajar y no subir”, planteando que “frente a la pretensión de subir y de distinguirse de mil maneras del pueblo, […] los neozapatistas reivindican en cambio el afán de “bajar” […] y de mantenerse junto al pueblo, con el pueblo, dentro del pueblo”40 siempre y en todo momento. No se busca quedar en los cuadros de honores o en los libros de historia, sino que se pretende cumplir la voluntad popular, pero no desde una lógica populista y asimétrica, sino desde una óptica concreta, siendo parte del mismo pueblo, no distanciándose de este mediante una relación desigual.

El último y séptimo eje que se desarrolla es el de “Proponer y no imponer”, el cual constituye la tarea de “despojar al gobierno de su carácter autoritario y unilateral frente a los “gobernados”, […] que en lugar de decretar medidas, sugiere posibles salidas y soluciones de los problemas, las que somete al consenso popular”41, las cuales, como se señalaba anteriormente, pretenden satisfacer las demandas en su máxima posibilidad, permitiendo que todos los mundos que componen este nuevo mundo puedan sentirse reflejados por el actuar político. Bajo esta lógica, es el pueblo quien toma las decisiones de una forma mucho más directa, siendo el funcionario relegado al papel de ejecutor de las decisiones que como pueblo se decidan. 3.2. Una “Otra Democracia” 39 40 41

Carlos Aguirre, Mandar Obedeciendo, 40-1. Carlos Aguirre, Mandar Obedeciendo, 41-2. Carlos Aguirre, Mandar Obedeciendo, 42.

El sistema político que por parte de muchos movimientos antisistémicos se anhela es el de la Democracia, la cual responda a las demandas y necesidades que plantea cada uno. Ésta no es la excepción de los neozapatistas, quienes pretenden reivindicar este concepto mediante la reformulación ideológica que los caracteriza, transformación conceptual que nace de un diagnóstico claro de cómo se ha concebido ésta en el contexto político local, latinoamericano y mundial.

El diagnóstico realizado por parte de los neozapatistas en torno al concepto de democracia, es que ha a lo largo de los siglos, su aplicación ha manifestado un “divorcio progresivo de ese supuesto gobierno del pueblo respecto del pueblo mismo, y de la constante usurpación del ejercicio directo del autogobierno popular, por la constitución de gobiernos de minorías y de elites”42, las cuales bajo el discurso de “representar al pueblo” han escudado sus verdaderos intereses de ascenso socio-económico, generando riquezas a costa de la creación de pobreza en el pueblo, quien ve anuladas sus opciones de conseguir sus demandas mediante la vía electoral. En este sentido, y considerado la siempre referenciada experiencia griega de la democracia directa, los neozapatistas plantean, “que en el punto de partida de su nacimiento pudo ser efectivamente y por un muy breve período un real gobierno del pueblo, [pero] se fue convirtiendo en una democracia delegativa”43 con el pasar de los años, por lo cual cada vez con mayor intensidad fue respondiendo menos a los fines del pueblo y reorientando sus intereses hacia una pequeña elite que realmente ejercía una participación directa dentro del sistema democrático. De aquel sistema político, los chiapanecos reivindican como estandarte de su accionar, la “Asamblea Popular, que es el órgano máximo del autogobierno zapatista, y que entonces elimina de golpe toda desviación delegativa de la democracia, devolviéndole al pueblo su propia función de gobierno y de autogobierno”44, siendo el mismo quien se autogobierna, designando delegados, como ya se ha expuesto, sólo tienen por función hacer cumplir el veredicto que el pueblo estableciera, estando todos capacitados 42 43 44

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Carlos Aguirre, Mandar Obedeciendo, 59-60. Carlos Aguirre, Mandar Obedeciendo, 60. Carlos Aguirre, Mandar Obedeciendo, 62.


| Revista de Historia y Geografía social y crítica. para generar una opinión o para ejecutarlas. La cualidad que le otorgan a este sistema de gobierno, es el de una “democracia cualitativa y siempre atenta a la diversidad […]. Orientada hacia la búsqueda del consenso y también hacia el respeto y esfuerzo de recuperación de los distintos puntos de vista de las minorías”45, de tal manera que todos se sienta integrados dentro de la comunidad neozapatista, y que sus mundos se sientan incorporados dentro de este mundo mayor. Bajo este presupuesto es muy importante la crítica que plantean a la concepción actual que posee el concepto de Democracia:

“Si en torno de un problema fundamental cualquiera, una mayoría del 51% tiene un punto de vista y una posición muy diferente de la minoría del 49%, resulta absurdo y ridículo, además de catastrófico e irracional, el imponerle mecánicamente a esa mitad del colectivo o de la comunidad la opinión y decisión de la otra mitad […]. Lo que produce simplemente es una comunidad desgarrada, donde la mitad de sus miembros acatará de manera descontenta, reluctante y decepcionada una decisión que no comparte y que no le convence para nada”46.

Según ello, la mirada actual plantea una característica cuantitativa de la Democracia, lo cual genera divisiones innatas desde el punto de vista del consenso, que en verdad no se constituiría como tal, y que por ende generaría las condiciones para que se produzcan diferencias al interior de la sociedad. “Para los neozapatistas, y ellos lo han proclamado reiteradamente, es igualmente importante el punto de vista de las “mayorías” que el de las “minorías”, pues ambos son puntos de vista de la comunidad y de sus miembros”47, permitiendo una integración verdadera de todas las posturas que se puedan desarrollar en torno a una discusión, instancias que pueden durar varios días, siendo muy valorada para comprender el punto de los otros, y no sólo para rebatirlos, ya que todos se orientan en pos de un bien común. 4. Una modernidad alternativa El movimiento neozapatista se conecta con procesos y realidades de una verdadera larga duración histórica. Así lo declaran ellos mismos en su Primera declaración de la Selva Lacandona: “Somos producto de 500 años de luchas”48. Con esto se asumen como herederos conscientes y auto asumidos de la digna resistencia y rebeldía llevada a cabo por los indígenas chiapanecos desde los comienzos de la conquista española de América hasta nuestros días.

Resistencia exitosa frente al intento de negar totalmente la identidad y la cultura indígena, y frente al proyecto de modernizar a estos pueblos imponiéndoles la versión europeo-occidental mediterránea de la modernidad capitalista. Donde no solo rechazan asumir pasivamente este modelo, sino que lo retrabajan desde su interior y lo modifican sustantivamente, para crear un verdadero y muy diverso modelo híbrido, igualmente moderno, pero radicalmente distinto de su versión o matriz original. Esta modernidad de resistencia va a sufrir una profunda mutación durante las últimas décadas con la formación del movimiento neozapatista y el EZLN. Esta modernidad de resistencia de cinco siglos se convierte en una nueva y evidente modernidad alternativa a la modernidad capitalista en su conjunto, mediante el paso que significa 45 46

Carlos Aguirre, Mandar Obedeciendo, 62. Carlos Aguirre, Mandar Obedeciendo, 62-3.

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Carlos Aguirre, Mandar Obedeciendo, 64. 1° Declaración de la Selva Lacandona.


Espacios & Memorias | transitar desde una posición de insubordinación y rebeldía, pero todavía esencialmente defensiva, a una nueva postura ahora ofensiva y más radical, de crítica global y total de la modernidad capitalista dominante, y de oferta e inicio de construcción inmediata de un modelo diverso, muy otro y alternativo a esa misma modernidad capitalista aún hoy hegemónica. Esta modernidad alternativa basada en un modelo muy otro, tiene sus raíces en la modernidad de resistencia señalada anteriormente, la cual resistió con éxito la imposición pura y directa del modelo europeo-mediterráneo en toda una serie de renglones y dimensiones, donde se destaca principalmente una “otra economía”. 4.1. Una “Otra Economía” Una de las dimensiones de esta modernidad de resistencia es la esfera económica, pero que también se relaciona con la propia concepción de los hombres frente a su propio entorno natural, sobretodo en su concepción y actitud hacia la tierra. Una actitud que contrasta radicalmente con la cosmovisión de la modernidad capitalista europea que ha degradado a esta tierra a la vulgar condición de mercancía. Frente a esto los indígenas chiapanecos mantuvieron durante quinientos años una concepción de la tierra como la “Madre Tierra”, a la que miran con gran respeto y profundo cariño, y a la que reconocen como el origen primero y la fuente general de la vida. Una visión no instrumental ni mercantilizada de la tierra, sino cuidadosa y respetuosa, que en esta misma vía se prolonga también hacia toda la naturaleza, la que a veces y por extensión es también llamada “Madre Naturaleza”, y a la que se concibe no como oponente o como rival a vencer y a dominar, sino más bien como un mundo y realidad a respetar, con la que hay que armonizar y desarrollar relaciones equilibradas de trato y de mutua retroalimentación. La conservación de esta visión profunda sobre la Madre Tierra y la Madre Naturaleza no se da de una manera anacrónica o reverencial hacia un pasado precapitalista o premoderno, sino más bien a partir de un proceso complejo, activo y dinámico, en el que los pueblos indígenas se

modernizaban igualmente y adoptaban las nuevas tecnologías agrícolas, o los nuevos cultivos, o los nuevos métodos de trabajo de esa tierra, pero dentro de ese esquema general de una relación respetuosa, cariñosa y agradecida. Bajo este contexto se explica el profundo agravio, que más que económico es vital y general, que representa para ellos ser despojados de esa Madre Tierra, lo cual también explica que aquel despojo haya sido uno de los catalizadores principales para el importante estallido del 1 de enero de 1994.

Dentro de esta lógica, no forma parte de la concepción neozapatista ni de la tradición indígena de la modernidad de resistencia, la de repartir la tierra individualmente a cada campesino, sino que sólo es posible compartirla unitariamente, por ello la tierra entre los neozapatistas se comparte y se trabaja siempre de manera colectiva. Con ello se le da una reivindicación al trabajo colectivo, el cual no solo se da en la tierra, sino que en general, ya que forma parte de las propias tradiciones y rasgos importantes de la identidad indígena, de su modo de ser en el mundo. Este trabajo colectivo posee un complemento idóneo que es un producto colectivo. Es decir, que aquel trabajo productivo generara un reparto equitativo de esos mismos frutos del trabajo, o de lo que se obtiene de la venta de los mismos. Incluso a veces, aquellos que están más necesitados reciben un poco más que los menos necesitados, basado en el principio “de cada quien según sus necesidades, a todos por igual”. Lo cual, como señala Aguirre “funciona igualmente como un dique importante frente a la lógica capitalista del individualismo en general, y de la obtención del mayor beneficio individual en particular”49. Conclusiones El neozapatismo posee una serie de elementos políticos, éticos e ideológicos que lo sitúan en la vanguardia de los movimientos sociales tanto a nivel latinoamericano como a nivel mundial, llamando la atención por una serie de características que lo destacan por sobre otros movimien-

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. tos y que le dan una especial singularidad.

Una de estas características es el ser un movimiento principalmente indígena. Y como tal, reivindica muchos conceptos que para nuestra forma de pensar, más occidentalizada, constituyen elementos muy novedosos, donde destacan sus lógicas comunitarias y de solidaridad, la revalorización de los saberes populares y de su propia identidad, así como también su cariño y respeto por la tierra y la naturaleza en general. Este último punto cobra hoy en día gran significancia, ya que vivimos una época en la que el capitalismo es cada vez más destructivo con nuestro planeta, donde el uso desmedido de sus recursos nos lleva cada vez más cerca de una crisis ambiental a nivel mundial. Por lo mismo, aprender de esta cosmovisión que tienen los neozapatistas con la “Madre Naturaleza”, podría sernos de gran ayuda para tomar lecciones, a nivel de sociedad, sobre el trato y la forma que tenemos de relacionarnos con el ecosistema y los recursos que nos otorga. Otra característica de los neozapatistas es su postura autónoma y de autogestión, promoviendo el “hacerlo nosotros mismos” más que exigir hacia alguna institución como el Estado. Diferenciándose así, de la mayoría de los movimientos antisistémicos de América Latina que han sido cooptados por el Estado, siendo desplazados por proyectos políticos de partidos institucionalizados, en donde se disuade la acción popular en pos de delegar el poder en una figura caudillista, que como hemos visto en estos últimos años no han estado a la altura de las expectativas (tal es el caso de Bolivia con Evo Morales, de Argentina con los Kirchner, de Brasil con Lula y Dilma Rousseff, de Ecuador con Lucio Gutiérrez y Rafael Correa y hasta en cierta medida de Venezuela con Chávez y Maduro). Por lo que más que exigir o tomarse el poder del Estado, lo que proponen los neozapatistas es crear contrapoderes desde abajo y a la izquierda, que permitan revolucionar ese Estado y a todo el poder político, para instaurar en su lugar gobiernos que sepan “Mandar Obedeciendo” y que funcionen bajo las lógicas de la “Otra Política”, la “Otra Democracia” y el “Otro Gobierno”. Lo cual no significa, en lo inmediato, ignorar al poder vigente hegemónico, sino que, por el contrario, invita a confrontar este poder, e incluso y cuando sea necesario negociar frente a él, pero sin perder nunca la autonomía.

Una tercera característica es el gran vínculo que han logrado alcanzar sus integrantes entre teoría y praxis, destacando la coherencia ideológica con la cual se desarrollan sus actividades en todo ámbito. Sus principios éticos e ideológicos permean casi todos los aspectos de la vida, desde lo más general a lo más cotidiano, permitiendo que los miembros de la comunidad no sean sólo revolucionarios en el discurso y en prácticas específicas, sino que en cada relación y vínculo que establezcan con la comunidad y consigo mismo.

Por último, otra característica a destacar de los neozapatistas es la valentía y capacidad de decisión que poseen tanto para levantarse en armas, como para ejecutar su programa político-ideológico, tratando de extender sus alcances a todos los rincones del país, haciendo un llamado constante, desde tierras chiapanecas, a todo el pueblo mexicano que se sienta amenazado por el sistema político y económico imperante. Nivel

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Espacios & Memorias | de decisión que ha permitido mantener una resistencia ardua hacia las presiones constantes de parte del Estado mexicano por décadas, quienes pretenden aplicar el rigor de su poder para aplacar los intentos de consolidación de los gobiernos autónomos desarrollados por los neozapatistas. Este característica cobra mayor validez si se considera que se enfrentan en condiciones bastante desiguales a un poder que tiene todos los recursos materiales para acallar las voces que se levantan desde el sureste mexicano, pero cuya férrea resistencia ha permitido mantener vivo un proyecto que ha dado frutos significativos, y que permite generar una gran luz de esperanza hacia los demás movimientos antisistémicos, manteniendo viva la idea de que un nuevo mundo es posible. Es por todas estas características, y muchas más, que el neozapatismo y su EZLN son en la actualidad un movimiento antistémico digno de ser analizado y del cual se pueden desprender una gran cantidad de aprendizajes para quienes buscan alternativas al sistema capitalista y su faceta neoliberal, para quienes buscan un mundo nuevo y diferente en el que no rijan las lógicas de la acumulación de capital y la búsqueda de la mayor ganancia económica, las cuales generan un individualismo, una competitividad y una desigualdad extrema. Un mundo en que no exista la política corrupta, elitista y autoritaria, ni tampoco la justicia comprada y degradada que hoy predominan por todos lados.

El llamado no es a transformar la experiencia zapatista en una receta que se deba llevar a cabo de igual manera en todas partes del mundo, sino que la invitación es a analizarla, discutirla y tomarla como herramienta. Ya que, como los mismos zapatistas señalan, su idea no es imponer sus pensamientos y prácticas al resto, sino que, por el contrario, lo que buscan es “un mundo donde quepan muchos mundos”.

Bibliografía

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ENSAYO

Autonomía territorial: necesaria para garantizar el derecho a la comunicación de los pueblos indígenas de Colombia. Gloria Stella Mora Mancipe*

Las diferentes acepciones que se apropian acerca del concepto de territorio, por diferentes identidades que conviven en el estado colombiano, generan conflictos por el control del espacio, sus significados y estructuras sociales que sobre este se construyen y reproducen.

La disputa por el territorio es una lucha milenaria entre dominados y dominadores, que traspasa el conflicto por el control de la tierra, entendiendo esta como un concepto de carácter exclusivamente económico; disputándose la pervivencia de pueblos y comunidades enteras, su historia y cultura.

Dentro de la multiplicidad de pueblos, grupos y asociaciones que hoy en día mantienen un conflicto latente con el Estado colombiano por el control de su territorio, este ensayo aborda el caso de algunos pueblos y comunidades indígenas quienes al concebir el espacio aéreo como parte de su territorio y por lo tanto enunciarse a sí mismos como propietarios milenarios del mismo, se rehúsan a verlo como un elemento meramente físico propiedad del Estado. Esto, visto en el marco de la pervivencia de las emisoras indígenas, herramientas que fortalecen los procesos políticos, comunicativos y organi* Licenciada en Educación Básica con Énfasis en Ciencias Sociales de la Universidad Distrital FJC de Bogotá, Colombia, Miembro del comité editorial de la revista académica Jícara. Correo: moragloria@hotmail.com

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zativos al interior del movimiento indígena, las cuales para su funcionamiento requieren el uso del espectro electromagnético, del cual el Estado colombiano se erige como su único propietario y administrador, desconociendo la autonomía que sobre este tienen los pueblos. Territorio

Para empezar se hace prudente acercarnos al concepto de territorio, que se apropia desde el Estado nación.

Para este, el territorio “es el elemento físico o material en donde se asienta la población y constituye el ámbito espacial, o geográfico, dentro del cual se ejerce el poder del Estado. De acuerdo con la Constitución Política (artículo 101), además del territorio continental (...) también son parte de Colombia -entre otros- los siguientes elementos. Espacio aéreo: parte del territorio constituida por la columna de aire que se levanta sobre la superficie continental y marítima del Estado y que tiene como límite superior el espacio ultraterrestre o exterior (es decir, el espacio por fuera de la superficie del planeta Tierra).

Espectro electromagnético: parte del territorio constituida por el conjunto de las ondas electromagnéticas (Las ondas electromagnéticas son las propagaciones de los campos eléctricos y magnéticos a través del espacio), en el cual se da el fenómeno de las telecomunicaciones (transmisiones y emisiones de sonidos, datos e información de cualquier naturaleza, etc.).”1

En contraposición a la limitación de este concepto las comunidades indígenas entienden el territorio como un espacio multidimensional donde no solamente se produce económicamente, sino también histórica, social, cultural y políticamente. 1 Dirección de Desarrollo Territorial, Grupo de Gestión Pública Territorial, Elementos Básicos sobre el Estado Colombiano (Bogotá, D. C., Colombia: Departamento Nacional de Planeación,2010) pág.12 .

“Para los yanaconas del sur de Colombia el territorio vendría siendo la concatenación entre el mundo y el entorno, y la tierra, el medio de trabajo donde se ponen en evidencia no sólo relaciones económicas, sino también roles sociales, lazos de parentesco, y ciertos rituales que implican como ellos dicen, “amansar” o domesticar.”2

La profesora Béatriz Nates Cruz, quien ha profundizado en el concepto de territorio, señala que este no es solamente multiescalonado, en la medida que se puede ubicar en distintas escalas, con diferentes proporcionales, para efectos de su estudio o administración, pasando del territorio regional al nacional o global por ejemplo. Además de multiescalonado, el territorio es multidimensional. “Es multidimensional porque participa de tres órdenes distintos: en primer lugar de la materialidad de la realidad concreta de “esta tierra”. En segundo lugar de la psiquis individual. Sobre este plano el territorio se identifica en parte con una relación a priori, emocional y pre-social del hombre con la tierra. En tercer lugar, el territorio participa del orden de las representaciones colectivas, sociales y culturales.” 3

Paralelo a estas concepciones, el Estado reconoce cierta autonomía a las entidades territoriales indígenas, las cuales se constituyen como un espacio jurídico y político, que para el caso de los pueblos indígenas, se organiza por medio de los planes de vida, con el fin de administrar y gobernar sus territorios. Amparados en esta autonomía que

2 Béatriz Nates Cruz, Soportes Teóricos y Etnográficos sobre conceptos de Territorio (Medellín, Colombia: Revista Co-herencia , vol. 8, 2010) pág. 210. 3 Béatriz Nates Cruz, Soportes Teóricos y Etnográficos sobre conceptos de territorio, pág. 212.

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se estipula en los artículos 2864 y 2875 de la constitución política de Colombia, las comunidades defienden el legítimo derecho a administrar el espacio aéreo y el espectro electromagnético.

Sin embargo al ser estas dos dimensiones del espacio, propiedad del Estado, es este el que otorga licencias para su uso y reglamenta gran parte de las características técnicas, esto a través del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. Es así como en la práctica hay una superposición de normatividades que desplazan la autonomía territorial y ponen en vilo las emisoras indígenas. Clasificación de las emisoras en Colombia

De conformidad con el decreto 2805 del 31 de julio de 2008, las emisoras en Colombia se clasifican en: comerciales, de interés público, y comunitarias. En este orden de ideas las comerciales son aquellas emisoras privadas, que tienen un fin lucrativo y tienen derecho a hacer pauta publicitaria. Las emisoras comunitarias por su parte tienen el objetivo de satisfacer las necesidades específicas de una comunidad organizada, no se les permite pautar y su financiación depende de la misma comunidad, las mismas restricciones las tienen las emisoras de interés pú4 “Son entidades territoriales los departamentos, los distritos, los municipios y los territorios indígenas. La ley podrá darles el carácter de entidades territoriales a las regiones y provincias que se constituyan en los términos de la Constitución y de la ley.” (Constitución política de Colombia, 1991) 5 Las entidades territoriales gozan de autonomía para la gestión de sus intereses, y dentro de los límites de la Constitución y la ley. En tal virtud tendrán los siguientes derechos: Gobernarse por autoridades propias, Ejercer las competencias que les correspondan, Administrar los recursos y establecer los tributos necesarios para el cumplimiento de sus funciones, Participar en las rentas nacionales.” (Constitución política de Colombia,1991)

blico, las cuales tienen como finalidad elevar el nivel académico y cultural de la población, dentro de estas se encuentran las emisoras indígenas, en las cuales la responsabilidad de administración y financiación recae sobre los cabildos.

Visto así, la falta de financiación estatal, sumada a la prohibición frente a la pauta publicitaria y el cobro de la licencia de funcionamiento, que permite el uso del espectro electromagnético, se convierten en amenazas que han llevado a varias emisoras a cesar su funcionamiento. Frente a esta problemática, el movimiento indígena viene promoviendo desde el año 2012 una propuesta de política pública de comunicación indígena, con la cual se busca fortalecer la unidad, la autonomía y la cultura en los territorios indígenas.

Esta propuesta enfatiza en cuatro ejes fundamentales, el primero Formas Propias de Comunicación, es quizás el más importante al considerarse la base para el desarrollo de la comunicación indígena, plantea como punto de partida el territorio, ya que a partir de allí se produce, reproduce y conserva la simbología, los saberes y significados colectivos. En este eje se argumenta que las emisoras son herramientas, pero la comunicación para los pueblos indígenas es un conjunto de prácticas y sentires ligadas al territorio que parten de la comunidad y regresan a esta. Los otros tres ejes hacen referencia a:

Plan de Formación, con el cual se busca estimular la formación de comunicadores propios, que tengan directa relación con el territorio y sean capases de orientar los procesos comunicativos en este. Componente de Medios Apropiados, este eje busca hacer claridad en que el uso de elementos tecnológicos de origen externo a las comunidades, son solo herramientas, pero el objetivo y los medios más importantes para llevar a feliz término los procesos

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comunicativos, se encuentran en el territorio, oscilando desde las tradiciones, lenguas y practicas propias de un lugar hasta la significación y sabiduría y purificación que se le atribuye a lugares sagrados, como los cerros o las lagunas.

Componente de derechos y garantías, “Su principio fundamental es la coexistencia de los tres sistemas jurídicos que constitucionalmente se establecen para Colombia: el Derecho Propio de los pueblos indígenas, las leyes especiales y el derecho general de la nación. Mediante este componente, se pretende dar respuesta al tratamiento especial que requiere la política para pueblos indígenas, lo que debe reflejarse en los instrumentos para la regulación, evaluación, seguimiento, participación, sostenibilidad y financiación de la política.”6 Así mismo, dicha propuesta apela a la necesidad del reconocimiento total del territorio, haciendo énfasis en la necesidad que tienen los pueblos indígenas de estar en constante comunicación con el cosmos y la madre tierra. “Esa es la principal diferencia con la comunicación occidental. Por ello son necesarias las garantías para la defensa, protección y el acceso a los espacios especiales del territorio; espacios dónde se practican ejercicios y rituales comunicativos, fundamentales para la pervivencia de un pueblo y su cultura. Son notorios los casos de afectación, irrespeto, despojo, desalojo y usurpación de los sitios sagrados de los pueblos indígenas, casos como los ocurridos en la Sierra Nevada de Santa Marta, las montañas del Cauca y las selvas de la Amazonía lo recuerdan trágicamente; así como la explotación desmedida e incontrolable de los recursos y riquezas minerales, flora y fauna que se encuentra en los territorios indígena.

6 Coordinación de comunicaciones OPIAC, OPIAC, Política Publica de Comunicación Indígena. http://www.opiac.org.co/programas/comunicaciones/382-comunicaci%C3%B3n-ind%C3%ADgena.html (revisado: 20/06/2017)

La prevalencia de lo humano en lo comunicativo, la actitud que considera al hombre como único poseedor de inteligencia y conocimiento, poniéndolo por encima de la naturaleza y reduciendo la relación espiritual a la relación mediática, pone en riesgo a todos los seres de este planeta. Por ello, son urgentes las estrategias que permitan recuperar y fortalecer espacios y modos de comunicación cultural e intercultural, que fomenten el sentido del Buen vivir y el diálogo con la naturaleza.”7 La comunicación como herramienta de resistencia en el movimiento indígena colombiano

La anterior disputa por el territorio por parte de las comunidades indígenas, frente al Estado, como forma de proteger la comunicación propia, no sé puede leer como un conflicto solamente cultural y económico: como ya se señaló también es político.

La comunicación como herramienta de resistencia en Colombia, se reformula en el contexto de los proceso organizativos que emprenden los pueblos y nacionalidades del Abya-Yala al finalizar el siglo XX, en búsqueda de reconstruir sus instituciones económicas, jurídicas, políticas, sociales, culturales, espirituales y normarlas para restablecer el orden violentado por la colonización de más de cinco siglos; manifiesta no solo durante la conquista Europea, sino también durante los periodos independentistas y republicanos caracterizados por procesos excluyentes y dominantes. Es así que en la década del 70 del siglo anterior, empiezan a surgir en Colombia las

7 Coordinación de comunicaciones OPIAC, OPIAC, Política Publica de Comunicación Indígena. http://www.opiac.org.co/programas/comunicaciones/382-comunicaci%C3%B3n-ind%C3%ADgena.html (revisado: 20/06/2017)

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primeras organizaciones indígenas, luego de la separación entre el movimiento indígena y la ANUC (Asociación de Usuarios Campesinos) debido a que esta última no recoge los intereses del movimiento indígena, por lo que se crean diferentes organizaciones que agrupan pueblos de distintas regiones, cada una con una agenda propia , pero con el fin común de recuperar, defender y preservarse como pueblos autónomos con un proyecto económico, cultural y político propio.

Las primeras experiencias de comunicación comunitaria indígena, emergen paralelamente al desarrollo de dichas organizaciones, como respuesta a la invisibilización o visibilización negativa por parte de los medios masivos de comunicación y como estrategia de movilización y organización interna, es así que desde 1974 hasta la creación de la ONIC (1984), el CRIC (Consejo Regional Indígena del Cauca8) edita el periódico Unidad Indígena, que surge como una herramienta importante para llevar a las comunidades información sobre los acontecimientos nacionales y locales además de ser un referente para el desarrollo de medios de comunicación desarrollados posteriormente como el periódico Unidad Avaro Ulcué. Estos proyectos comunicativos permiten el fortalecimiento, visualización y defensa de los Planes de Vida de los distintos pueblos, además de ser entendidos como un mecanismo de participación y desarrollo integral. Debido a que cada organización indígena plantea su agenda propia para el programa de comunicaciones, no podemos mencionar aquí los objetivos generales para todos los pueblos indígenas, sin embargo podemos señalar los puntos en los cuales coinciden y estos son:

Informar: aportando elementos de análisis que promuevan y faciliten la comprensión de diferentes temáticas de interés local, regional, nacional y global, generando además opinión pública.

Educar: con este objetivo se busca generar procesos comunicativos de doble vía promoviendo espacios que permitan la puesta en común de diferentes puntos de vista, dando a conocer distintos focos de la realidad social del país y generando procesos de reflexión sobre la misma. Movilizar: se busca en este aspecto incidir y promover la movilización de pueblos indígenas y otros actores sociales se movilicen en pro del desarrollo de propuestas y proyectos enfocados al fortalecimiento organizativo cultural y político. Conclusiones

La lucha por el reconocimiento del territorio como forma de garantizar el derecho a la comunicación en las comunidades indígenas, es una apuesta que si bien desafía el poder ejecutivo del Estado frente a la administración del espacio físico, va mucho más allá y se disputa la pervivencia cultural de las comunidades. La lucha por el reconocimiento estatal del territorio como categoría multidimensional, es más que una disputa económica o administrativa es una disputa por la vida misma de los pueblos. Su negación implica un ataque político a su plataforma de lucha y sus planes de vida, a largo plazo a su pervivencia como pueblos originarios autónomos.

8 El CRIC, es pionero en experiencias escritas, y audiovisuales de comunicación indígena en Colombia, si bien no es la única organización indígena que cuenta con experiencias de este tipo, si ha logrado consolidar varias de ellas, razón por la cual se convierte en referente nacional e internacional.

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ENTREVISTA

Reflexiones sobre la memoria social. Hacia la recuperación de lo popular: Entrevista a Mario Garcés Durán* Felipe Vera** y Sebastián Rojas***

El historiador Mario Garcés es Doctor en Historia por la Pontificia Universidad Católica de Chile y Director de la ONG ECO, Educación y Comunicaciones, donde forma parte del área de Educación Popular. Actualmente es académico del Departamento de Historia de la Universidad de Santiago de Chile. Se destaca por su labor como educador popular y por su contribución al estudio del Movimiento de Pobladores, destacando su importancia para el desarrollo de los procesos sociales en Chile durante el siglo XX.

Entre sus publicaciones se encuentran: Tomando su sitio: El movimiento de los pobladores en Santiago, 1957 - 1970 (2002); Crisis social y motines populares en el 1900 (2003); y El golpe en la Legua. Los caminos de la historia y la memoria (2005), en coautoría con Sebastián Leiva; El despertar de la sociedad. Los movimientos sociales de América Latina y Chile (2012) * Entrevista realizada el día Martes 03 de Junio en la cafetería de la Vicerrectoría de Vinculación con el Medio, Universidad de Santiago de Chile. ** Estudiante de Tercer año de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales, Universidad de Santiago de Chile. Encargado de Comunicación y Difusión “Proyecto Chuchunco: Memoria Social de la población Santiago (19662016)”. felipe.vera.c@usach.cl, www.poblacionsantiago.cl *** Estudiante de Primer año de Licenciatura en Historia y Ciencias Sociales, Universidad de Santiago de Chile. Encargado de Recopilación Patrimonial “Proyecto Chuchunco: Memoria Social de las mujeres nogalinas (1947-2016)”. sebastian.rojas.h@usach.cl, www.poblacionlosnogales.cl

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Espacios & Memorias | Chile después del golpe, es la memoria justamente, de la Unidad Popular, de las luchas populares. De hecho yo empecé a trabajar los temas de memoria en ese campo, pero en los noventa, con la transición se instala más fuertemente la memoria de la violación de los derechos humanos, y creo que en realidad la temática de derechos humanos también se va constituyendo asociado a la memoria.

EL “BOOM” DE LA MEMORIA ACTUAL ¿Qué significa, en el contexto actual del boom de la memoria, y de los nuevos actores sociales, cómo podría explicarlo en base a una de las últimas publicaciones1 que hizo sobre esto?

Dije antes “memoria histórica nacional”, pero la verdad es que uno puede hablar de un boom porque, coincidentemente, también en Europa a fines de los noventa se empieza a reescribir, a repensar, el impacto del Shoah -el holocausto judío- y, por lo tanto, los temas de memoria también empiezan a circular en las academias europeas y norteamericanas. Me parece que en el caso europeo y norteamericano la emergencia de la memoria tiene que ver también, sobre todo en los noventa después de la caída del muro de Berlín con una suerte de presentismo que se instala en la sociedad, es decir, pareciera que no es claro el futuro que se constituye después de la caída del muro de Berlín; o sea, esta idea del “fin de la historia” efectivamente generaba ciertas clausuras del tiempo histórico y, por lo tanto, hay una tendencia a mirar hacia atrás. Por otro lado ciertas preguntas sobre las identidades nacionales, identidades sociales, identidades políticas, empezaron a ser miradas todas con perspectiva de memoria. Entonces, insisto, por estas distintas razones el tema se va instalando.

Yo me acuerdo, hará unos tres o cuatro años, en el museo de la memoria se hizo una actividad que me invitaron y yo hablaba justamente del boom de la memoria. Yo en ese momento hacía referencia a algo que estaba ocurriendo, a algo que estaba aconteciendo y que yo estaba viendo a mí alrededor. Digamos que habían más publicaciones, más seminarios, rutas de memoria, diplomados de memoria, mayor producción editorial en temas de memoria y la propia fundación del museo2, digamos era como que casi esto cerraba un ciclo de iniciativa de memoria. Creo que las razones son diversas, yo creo que hay una razón nacional -o endógena- que tiene que ver como en el tiempo los chilenos hemos ido elaborando la experiencia de la dictadura y de la represión, de la violación a los derechos humanos, etc., y las huellas que eso fue dejando en la sociedad, yo creo que ese es un nudo fuerte. Pero este es un nudo histórico que es antiguo, no es propio de los noventa o el dos mil, yo creo que la memoria se instala con el propio golpe.

Quizás, volviendo a Chile, el boom tiene que ver con que hay una mayor productividad de la memoria y este es un tema interesante, y volviendo a Vezzetti, escribió en una oportunidad de que en realidad la memoria, para constituirse, requiere de soportes materiales, es decir, se requiere que se escriba, que hayan documentales, películas, libros, eventos, que convoquen a la memoria, de lo contrario sin esos soportes materiales, tampoco se constituye la experiencia misma de la memoria. Yo creo que en Chile, justamente sobre todo a fines de los noventa y los dos mil, se empiezan a multiplicar esos soportes y la memoria deja de ser -bueno, nunca fue un tema propiamente- de historiadores, compromete a distintos grupos sociales, y compromete a distintas disciplinas, compromete a distintas formas del saber, a distintos géneros literarios o artísticos, etc.

Hay un problema, como diría Vezzetti3, el psicoanalista argentino, de ruptura con los regímenes de memoria; la memoria que se instala en 1 Mario Garcés. “La memoria histórica chilena. Actores, etapas y “nudos convocantes””. Córdoba, 2013. 2 El entrevistado hace alusión al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, este fue inaugurado en el año 2010. 3 Hugo Vezzetti. Sobre la violencia revolucionaria. Memoria y olvidos. Siglo XXI. Buenos Aires, 2009.

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. una orientación estatista, es decir, separada de la sociedad, y por lo tanto, la memoria es también memoria del Estado; entonces, las memorias de la sociedad civil prácticamente no cuentan, están en un lugar extremadamente secundario.

¿Cree usted que efectivamente en la actualidad, se requiere más memoria que antes, pensando en que es necesario generar las condiciones, quizás, como un nuevo rol del historiador para que la sociedad civil, el movimiento social y el movimiento popular -de lo general a lo particular- comience a recordarse a sí mismo, a pensarse a sí mismo en su pasado?

Ahora, quizás es por esta misma razón que tenemos déficit de memoria, porque en definitiva en la medida en que la transición se organiza sobre la base de una gran operación en el Estado que separa la política de la sociedad civil, la sociedad civil claramente queda subordinada. Mientras no reestablezcamos y no trabajemos la memoria de la sociedad civil, difícilmente vamos a disputar la hegemonía o el predominio de la memoria estatal. Esto que parece un poco abstracto, tiene traducciones muy concretas, por ejemplo, si bien en el Informe Rettig las protestas son mencionadas, el tema de la protesta social en dictadura es un tema que prácticamente desaparece en la transición e incluso hasta ahora, muchas de las memorias que publican los notables: Lagos, Valdés, Escalona u otros; la transición empieza con ellos, o sea, empieza con las operaciones políticas que ellos lideraron en función de lo que fue la transición, y por lo tanto, toda la energía, todos los esfuerzos, todas las militancias, todas las víctimas asociadas a la protesta prácticamente desaparecen y desaparecen incluso en la propia memoria popular y adquiere más fuerza la memoria del plebiscito, de los primeros pasos de la transición, etc.

Sí, yo creo que sí, pero voy a explicar por qué. Yo recuerdo que en los años noventa, en medio de los claros, y sobre todo en los oscuros de la transición, mucha gente decía “bueno, pero no hay memoria”, “este es un país sin memoria”, “aquí no se recuerda”, etc., y yo siempre discrepé de esa postura porque me parecía que lo que ocurría en los noventa es que la memoria se constituye en un asunto de Estado, y al Estado le importaba tanto más que nosotros mismos configurar su propia memoria. En el fondo el Informe Rettig4 cumple un poco esa función, cumple varias funciones, yo diría dos al menos: (1) hacer una primera historia general de la represión, pero por otro lado, (2) también instalar los primeros dispositivos de memoria estatal. En el sentido de que un grupo de notables avalados por el Estado nos dice que fue lo que aconteció en Chile, por lo tanto claramente ahí se configuró una primera lectura interpretativa de la Historia de Chile y un primer gran dispositivo de memoria: “esto es lo que tenemos que recordar”, por decirlo de alguna manera. Y todavía en ese contexto, las otras memorias, las memorias populares, poblacionales, sindicales, incluso estudiantiles, eran todas memorias que estaban un poco clausuradas, ignoradas, debilitadas en el contexto estatista de la transición y yo creo que hay un dato fuerte: la transición se constituye básicamente con un enfoque estatista, con

Entonces yo creo que los desafíos de memoria tienen que ver con varios temas: tienen que ver con la identidad popular, pero sobre todo, yo diría tienen que ver con las posibilidades de recrear las bases de proyectos políticos social-populares con base social. Incluso lo podríamos decir de otra manera: tienen que ver con las posibilidades de recrear la transición en un sentido más social que político y, por lo tanto, más asociado a la idea de democratización de la sociedad que de recreación de un sistema político que por lo demás ha sido bastante anti-democrático: binominal, con [senadores] designados, en fin, hasta ahora complicado.

4 El entrevistado hace referencia a la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, creado en Chile en el gobierno de Patricio Aylwin (1990), con el propósito de esclarecer la verdad sobre las violaciones a los derechos humanos cometidos durante la Dictadura cívico-militar (1973-1990).

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Espacios & Memorias | Unas manifestaciones, quizás, como marchas, carnavales, etc., tanto a nivel de “la Alameda” o como a nivel local, poblacional, como puede ser el aniversario de la población Los Nogales, por ejemplo, ¿ pueden ser una forma, según usted de recrear la memoria?

biliza lo social; lo social desaparece de lo público y si aparece, aparece en la televisión como delincuencia, como narcotráfico, como lo menos deseable de lo popular; y si no, como expresión de humor en el festival de viña, entonces lo popular no tiene lugar en el espacio público, lugar propio, que no sea sus expresiones humorísticas o delictivas. Entonces que el pueblo aparezca con expresión propia en el campo del arte, de la expresión, a mí me parece notable como puede ser notable un foro poblacional, como el proceso que están haciendo ustedes de memoria5 , las conversaciones del barrio, los cultos cristianos, cuando son capaces de conectarse con la teología de la liberación.

A mí me impresionó mucho hace dos años, no este verano que pasó si no que el anterior, que fui al Barrio Yungay al carnaval, festival, en fin, carnaval es en realidad, asociados al Roto Chileno. Me quedé muy impresionado primero porque era una actividad muy masiva, con mucha participación, mucho ruido, mucho espectáculo, muchos colores, etc. y yo pensaba “que impresionante”, porque en realidad el carnaval en Chile desapareció y aparentemente como que nunca habría existido. La verdad es que existió, y el carnaval fue inhibido, reprimido, en fin, se le hizo retroceder en los albores de la república: primero con algunas indicaciones de O’Higgins y después con Portales, y en los treinta, el carnaval desaparece. Y el carnaval tenía un doble significado: el sentido clásico del carnaval que es previo a la cuaresma cristiana, pero más en el caso de Chile coincidía con la declaración de la independencia, el 12 de Febrero de 1818 y Portales estimó que alteraba el orden, que generaba problemas y se privatizó por un lado, en el sentido de que si habían festividades debían ser en las casas; y segundo lo público quedó en manos del Estado que haría unos cañonazos en honor de la independencia el día 12 de Febrero, pero en definitiva el carnaval va desapareciendo.

Otra pregunta, también con directa relación a lo que mencionó anteriormente sobre los soportes materiales de la memoria. ¿Existe alguna re definición quizás de lo que se entiende por patrimonio en base a las expresiones de la memoria, algo así como un puente entre la memoria y el patrimonio cultural inmaterial?. Lo que pasa es que yo creo que se está constituyendo de a poco una relación entre memoria y patrimonio, porque patrimonio primero está asociado históricamente a las élites y a la producción material de las élites: edificios, esculturas, y eso recién se empieza a modificar en Chile en los años 80’, 90’ cuando la UNESCO modifica la noción de patrimonio e incorpora la noción que distingue entre patrimonio tangible y patrimonio intangible. Yo creo que hay una apertura a la DIBAM que después en los 90’ incorpora también estos principios. Entonces hay una modificación primero de lo tangible y lo intangible, pero en segundo lugar se requería un segundo ejercicio que está a medio camino, que son los sujetos de patrimonio porque podría ser tangible o intangible, pero podría seguir perteneciendo a las élites, entonces cuando hay un giro hacia lo popular -los procesos del pueblo en relación a

Empieza a reemerger en los años 2000, a fines de los 90’, que tal vez está insinuado ya con las murgas a fines de los ochenta, el recurso de los tambores, a los figurines, todo eso empieza a tomar más forma a fines de los 80’, los 90’ y finalmente logra tener expresiones públicas. Entonces yo pensaba cuando estaba en el Barrio Yungay “¿estos jóvenes sabrán que están recreando la memoria ancestral de hace doscientos años, en que el pueblo tenía expresión callejera?”, me imagino que no, que nadie está enterado de eso, pero me parecía muy interesante.

5 El entrevistado hace alusión a “Memorias de Chuchunco”, proyecto del cual participan ambos entrevistadores. Este proyecto busca rescatar y poner en circulación la memoria social de las y los pobladores de Los Nogales y Santiago, ambas poblaciones ubicadas en el “Chuchunco histórico”, actual comuna de Estación Central.

Yo creo que es un acto de memoria y es un acto sobre todo de expresividad pública, y es muy importante porque en realidad cuando la transición separa lo político de lo social, invisi-

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. una ciudadanía más amplia- efectivamente ahí empieza a emerger otra noción de patrimonio y otras memorias.

de la memoria poblacional en general? Y ¿por qué esos y no otros? Por ejemplo, igual se puede distinguir una fase heroica sobre la gestación de la población, también la resistencia a la dictadura, ¿por qué por ejemplo se identifican esos nudos convocantes y no otros como el período de la UP?

Yo estuve el sábado6 en una actividad en las Rejas en donde se hacía una presentación sobre los barrios patrimoniales o estos barrios que recuperan la condición de barrios típicos, y me parece interesante que haya en distintos lugares como la Villa Portales, Villa Frei, el sur de Avenida Matta, bueno, Barrio Yungay. Las comunidades empiezan a conversar y frente a la amenaza sobre todo de las inmobiliarias, las amenazas de destrucción, de construcción de obras públicas que pasen por encima del barrio, se empieza a generar esta demanda de protección patrimonial y claramente ahí es patrimonio material e inmaterial, claro está.

Bueno yo creo que primero la memoria no sólo es histórica, sino que tiene historia, por lo tanto se va modificando según las coyunturas, según las preguntas que la sociedad se está realizando, etc. Yo recuerdo que en ECO10, el año 92’, hicimos un primer Seminario de Historias Locales, y lo que percibimos y registramos ahí es que el nudo, que el eje – que era como le decíamos – recurrente, siguiendo un poco a Marc Bloch, era el eje del origen, la pregunta por el origen. Y yo creo que claramente ese es un nudo, y no es un nudo inocente. Porque en realidad, en la medida que gran parte de las poblaciones de Santiago surgieron de tomas de sitio o de operaciones sitio, que también significaba organizarse frente al Estado, digamos organizarse por una acción directa u organizarse para ejercer presión sobre el Estado, implicaba un protagonismo bastante importante de los afectados por la falta de vivienda. O sea, en el fondo, la ciudad de Santiago se expande en el contexto de la crisis de la vivienda popular, crisis en el sentido de déficit, ausencia de vivienda popular y de la capacidad general de los sujetos para organizarse y enfrentar ese déficit, y eso empieza en los 50’.

Por otro lado creo que la carrera que ustedes estudian acá en la USACH, gestión socio-cultural7, también hay otros diplomados8 en socio-cultural, o sea el tema de la producción cultural y la gestión de la cultura empieza a ser un tema que paulatinamente se va instalando en la sociedad, y cuando ese tema se instala, comienzan a surgir las preguntas por el pasado, o sea, la memoria no está ausente del debate patrimonial ni del debate cultural. Yo creo que ahí hay una línea que hay que seguir trabajando.

NUDOS DE MEMORIA POBLACIONAL

En ese sentido el caso de La Victoria es emblemático en el 57’, siempre cuando hemos trabajado en La Legua desde ECO, ellos nos reclamaban que ellos eran de antes, que eran del 47’ y que es cierto. Lo que pasa es que la toma de La Legua en el 47’, se hace en un contexto en que el intendente de Santiago es un comunista, pero cuando se produce la ruptura con Videla, y viene la Ley de Defensa Permanente de la Democracia,

Cada población posee su historia local y su identidad propia, pero ¿cuáles son efectivamente los “nudos convocantes”9

6 27 de Mayo de 2017 7 Licenciatura en Historia, con mención en gestión socio-cultural, USACH. 8 Diplomado en Patrimonio Cultural: Ciudadanía y Desarrollo local; Diplomado en Museos y Museología: Nuevos Enfoques para la educación, el pensamiento crítico y la transformación social. Instituto de Estudios Avanzados, USACH. 9 Steve Stern. Recordando el Chile de Pinochet en víspera de Londres 1998. Santiago, Ediciones Diego Portales, 2001. En: Garcés, Mario. “La memoria históri-

ca…”. 10 Educación y Comunicaciones. ONG fundada por Mario Garcés durante los años 80’. Su principal campo de acción eran los talleres de nueva historia, la educación popular y las comunicaciones populares con organizaciones sociales de base.

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Espacios & Memorias | se cierra muy rápido ese ciclo. A diferencia de La Victoria que se abre en el 57’ y no se cierra hasta el Golpe de Estado en el 73’, o sea, es un ciclo bastante más largo. Entonces yo creo que el origen es un nudo clave, porque tiene que ver, bueno con lo que yo trabajé en mi libro Tomando su sitio11, con la modificación de la posición de los pobres en la ciudad, y básicamente con dejar atrás conventillos, callampas, allegados, en fin, y comenzar a vivir en la casa propia, de vivir en lo propio, por eso yo creo que ese es un nudo fuerte.

consumo en general, efectivamente permite un acceso a bienes que en otras épocas era bastante más difícil. Entonces es interesante que ahí en el fondo, podemos sugerir nudos en un sentido amplio, pero la verdad es que los nudos los van a sugerir siempre los propios protagonistas. De todos modos, en todo momento vamos a tener que preguntarles a los pobladores qué recuerdan y por qué recuerdan determinadas cosas. Relacionado con eso y la pregunta anterior, si bien las poblaciones poseen sus propias historias locales y que también poseen similitudes en los nudos convocantes, generalmente estas historias locales entre población y población no dialogan, ¿podría dar alguna aproximación a una explicación sobre la segmentación de la identidad poblacional?

Después claro, hay un nudo que tiene que ver con los procesos políticos vividos, en los cuales ciertamente para algunos sectores la Unidad Popular es importante, eso es dependiendo de los grupos con los que uno conversa. Las memorias de la represión son importantes en lo referido a la dictadura. En algunos casos, yo creo que es menor, pero están presentes las memorias de las protestas, pero aquí también depende con el grupo social con el cual uno conversa. Yo en principio respondería que está la memoria del origen, la memoria de la UP, la memoria de la represión, y está la memoria de la protesta social, como cuatro o cinco relatos. Sin embargo, hace dos años tuve una estudiante de magister de la Santa Adriana que quiso trabajar memoria y represión, pero cuando fue a indagar, porque ella es de ahí, con su propia familia, sus propios vecinos, etc., emergía con mucha fuerza otro nudo de memoria que a lo mejor hay que atender, que son las memorias de la pobreza, las memorias de las necesidades, las memorias de la carencia.

Es un gran tema fíjate, yo creo que ahí hay varios factores, probablemente hay factores socio-políticos de este tiempo que no favorecen la mayor intercomunicación o comunicación entre los propios sectores populares. Esto es de un carácter más subjetivo, pero en etapas de mayor movilización social, los pobladores necesitan mirar a sus vecinos, es decir necesitan aliados, necesitan conversar, se producen mayores intercambios, en fin. En períodos de menor movilización y de invisibilización de los sectores populares, no sólo no se ven en los espacios públicos, sino que tampoco se ven a sí mismos, entre sí mismos, a veces incluso hasta en el propio barrio se van perdiendo las relaciones entre los vecinos. Entonces, yo creo que hay factores de orden socio-políticos que dificultan la mayor visibilización de las distintas experiencias de asociación popular, de agrupamiento, de movilización incluso, etc.

Y probablemente esa memoria hoy día esté un poco activada, porque en la fase neoliberal de mayor acceso a los consumos, se hace evidente la diferencia de esas épocas en que no se podía acceder a esos bienes básicos de consumo. Y esto es interesante porque por otra parte, revela uno de los soportes materiales del éxito neoliberal en Chile, que hoy día nuestra población no está sufriendo de hambre, por supuesto siempre van a haber quienes estén carenciado, pero los niveles de calidad material para la existencia de los pobres es menos aguda que en otras épocas. Porque efectivamente tanto la mayor estabilidad económica, la invención del dinero plástico y del

Por otra parte, yo tengo la impresión también de que tenemos déficit historiográfico, porque así como la historia refuerza las lógicas del Estado y nos implica y nos mandata desde el Estado lo que debemos recordar, del punto de vista de las clases populares, sino participamos de un relato colectivo sobre nuestro pasado, es muy difícil que se refuerce los vínculos dentro de los

11 Garcés, Mario. Tomando su sitio. El movimiento de pobladores de Santiago, 1957 - 1970. Santiago LOM. 2002.

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. distintos grupos de pobladores. Entonces, ¿qué es lo que ocurre?, hasta los años 60’ tuvimos débilmente algunas historias del movimiento obrero, y el obrero logró una cierta posición dentro de la sociedad, y le dio más visibilidad, pero obviamente después de la dictadura se debilita, el país se desindustrializa, disminuye la clase obrera, disminuyen sus organizaciones, se mantienen algunas, pero dejó de ser el factor de referencia de lo popular, y lo popular se empieza asociar más a lo poblacional. Pero lo poblacional tiene pocos trabajos generales que muestren la dinámica global del movimiento, o sea tenemos más historias locales y va a ser necesario que produzcamos más historias locales, pero nos faltan síntesis que nos den una mirada de totalidad, más del conjunto.

uno empieza a reconocer ahí qué elementos en común hay en esos momentos.

Después he estado tratando de mirar como el trabajo de la Vicaría, que tuvo un alcance impresionante, en los 80’ se dice que la Vicaría alcanzaba sobre 150.000 personas en Santiago, y esos eran redes de comedores populares, de bolsas de cesantes, grupos de apoyo escolar, grupos culturales, en fin, bueno ahí se empieza a gestar también las primeras identidades culturales juveniles, Festival de la Canción en Huechuraba, en Renca, en Villa Francia, en Herminda de la Victoria, pero hay que juntar eso, necesitamos producir, después de haber producido Historias Locales, necesitamos generar ensayos, historias generales que nos hagan también más visibles que tienen en común este mundo poblacional. Porque si no, predomina la dispersión y la fragmentación, y la fragmentación es absolutamente funcional al neoliberalismo, mientras más disperso y fragmentado este mundo popular, mejor opera el mercado. Entonces, en el fondo, todo esfuerzo de comunicación popular, en el sentido de encuentros, conversaciones, reconocimientos y visibilización, colabora en la posibilidad de reconfigurar al pueblo como un actor político.

Yo estoy trabajando un poco en este tema, porque yo tengo la hipótesis de que en realidad el movimiento poblacional es uno de los movimientos sociales más relevantes en la segunda mitad del siglo XX, el que tiene más logros, y el que participa por lo menos de dos grandes ciclos de movilización, que es el ciclo de movilización por la casa, que va del 57’ al Golpe, y el ciclo de la dictadura que va del 76’ al 86’, el 76’ con la primera reorganización, con la Vicaría12, con las parroquias, en fin, y el 83’ con las protestas hasta el fracaso del año decisivo, hay diez años de fuerte activación poblacional. Y claramente, si en los 60’ el tema fue ocupar un lugar en la ciudad, en los 80’ fue expulsar a la dictadura. Y claramente la dictadura va a ser expulsada por la movilización de la protesta, pero va a ser liderada, va a ser hegemonizada por los partidos políticos que vuelven al Estado y que son la base de la exclusión y el licenciamiento de los movimientos sociales populares. Pero esta percepción hay que construirla y para eso necesitamos Historia. Entonces yo les contaba que estoy trabajando en los 80’, entonces empecé con el Golpe, y traté de buscar material que me diera una imagen de cómo vivieron el día del Golpe en Santa Adriana, en La Legua, en Villa Francia, en La Victoria, en Huechuraba, en cinco, seis poblaciones. Porque

MEMORIA E HISTORIA LOCAL ¿Cómo llegan a ese tema? ¿Cómo surge su trabajo de la memoria en los años 80? ¿Desde su experiencia? Por ejemplo, nosotros encontramos que en la actualidad el trabajo, la universidad, la producción académica historiográfica, no está respondiendo a las dinámicas que nosotros observamos en nuestro territorio: desvinculación de la universidad con el territorio. He hecho historia después del golpe. Yo estudié antropología durante la UP, y conversando con compañeros militantes llegamos a la conclusión de que no conocíamos la historia de Chile, que parte de la derrota de la Unidad Popular tenía que ver con un débil conocimiento histórico

12 Hace referencia a la “Vicaría de la Solidaridad” (1976-1992). Fue un organismo de la Iglesia Católica que jugó un rol importante en la defensa de los Derechos Humanos violentados durante dictadura, prestando apoyo legal y social a víctimas del régimen militar.

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Espacios & Memorias | de nuestra propia sociedad, en el fondo, la izquierda era deficitaria del saber histórico nacional, eso fue un primer estímulo y eso me llevó a estudiar Historia. Cuando entré a estudiar Historia en el año 78, me vinculé al programa formativo en la Vicaría Zona Oeste, que tenía un equipo de educación popular -programa de la pastoral juvenil- que daba formación a los jóvenes, y me invitaron a participar en algunas actividades.

como una línea de se hace historia moderna, como se hace teoría o método de la historia; es opcional y si es que hay otros profesores estén dispuestos a hacerlo. Mi primera aproximación a la memoria fue histórico y fue contextual, fue respondiendo a una propia necesidad que estaba instalada en la sociedad popular, que se interrogaba por su propio pasado, que necesitaba leer su pasado y leer su derrota.

Yo me empecé a dar cuenta de que muchas de las preguntas que la gente se hacía y que los jóvenes se hacían, eran preguntas sobre el pasado, eran preguntas sobre el pueblo, la acción colectiva de nuestra época. Y me di cuenta además, que el saber histórico efectivamente era deficitario. Es decir, efectivamente la historia del movimiento obrero que en el mejor de los casos alcanzaba a la Santa María de Iquique, ni siquiera había una narrativa histórica de la Santa María de Iquique, entonces claramente la experiencia de exclusión, de represión, en fin, instaló preguntas por la memoria histórica en el campo popular.

En torno a la situación actual y la situación universitaria, yo creo que ustedes están rompiendo una situación un poco deseable a mi juicio de que así como el Estado se separa de la sociedad, así en cierto sentido también la universidad se separa de la sociedad. En un sentido menos explícito porque los temas de la universidad son los temas de la sociedad y en el caso de historia, particularmente nos interesa la historia social, pero en la medida que la institución no tiene una relación orgánica con la sociedad y con el medio y en este nombre que no termina de convencer, la “vinculación con el medio”, te das cuenta de la desvinculación, o sea ¿por qué tener un programa de vinculación? Porque al parecer es tener una especie de autoconciencia y porque las dinámicas corporativas universitarias efectivamente no invitan a producir para las clases populares, ni a establecer relaciones más periódicas con las clases populares.

En ese momento no hablábamos de ONG, hablábamos de centro de apoyo popular. ECO se concibió como un centro de cultura popular y quiso trabajar en temas de educación, comunicación, de religiosidad, y también se enfrentó muy pronto con la memoria. Entonces ECO quería construir material educativo, y el primer material educativo que se construyó, fue un programa sobre la historia del movimiento obrero, que lo llevamos a estudiantes de Historia del taller “Nueva Historia”. Entonces la vinculación, base social, educación popular, ONG, nos llevó a empezar a elaborar materiales sobre la historia popular, esto nos permitió organizar los talleres sobre memoria popular, entonces respondimos a esa necesidad de memoria.

La carrera de un académico en la universidad hoy en día consiste en que tenga productos de investigación, que viaje a congresos y que publique artículos en revistas científicas, o sea, la carrera académica no se mide por la formación de su estudiante y por la relación que establece con la sociedad, las veces que visita los barrios, los sindicatos o los artículos que publica en revistas masivas o los libros que elabora que puedan servir para que los sectores populares se reconozcan de su propia historia. O sea, los cánones que miden la productividad académica e incluso el prestigio académico no son los que te ponen en relación directamente con la sociedad. Por lo tanto creo que hay un tema ahí.

Pero desde el punto de vista académico, inventamos la categoría porque no estaba instalada; entonces, yo aprendí más de la memoria desde el campo de la educación popular que desde el propio campo de la historiografía, es decir, ninguna universidad chilena hacía Historia Oral en esos años y tomó muchos años que las universidades incorporaran cursos de Historia Oral, incluso todavía no existe un curso regular ni está regularmente en las mallas académicas en la historiografía chilena la historiografía oral

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. Nosotros hemos hablado de Historia Local, pero hasta el 96 identificamos la última publicación de ECO sobre Historia Local, de ahí en adelante se empieza hablar de Memoria, ¿existe alguna explicación para el cambio conceptual entre historia local y memoria?

legislación más participativa, más de lógica de gobierno local y que por lo tanto, y con la escuela en los municipios, que el municipio se abriera a un espacio del cual se pusiera en valor la historia local, y la verdad es que pasó en un grado muy precario con la municipalidad de Maipú. Con la corporación de educación logramos hacer un mini proyecto, invitamos a profesores a trabajar historia local pero después tuvimos un gran lío de publicación, queríamos publicar, pero el alcalde quería que el libro fuese precedido con su foto, que fuera parte casi de su campaña electoral. Tuvimos grandes dificultades al final. Hace unas dos semanas no más con Fauré14 estuvimos reunidos con gente de San Joaquín que comenzaron a recuperar y trabajar historia del cual han pasado entre 20 y 25 años. Estos trabajos de historia local lo propusimos en el año 92’, 94’. Estábamos haciendo visible que este era un tema de la escuela y que había que estimular el desarrollo de la historia local e incorporarlo a los currículum y empezar el debate incluso repensar la formación en historia partiendo la historia del barrio y que la historia del universal venga después, es decir, invertir el orden del saber, partir por el saber local, pensar el propio, los estudiantes, su familia, y que ese saber fuera incrementado por ese saber histórico regional, nacional, universal, pero había poca sensibilidad en esos tiempos.

Nos pasó por un problema de financiamiento básicamente, nosotros nos dábamos cuenta que hacer historia local implicaba equipos de trabajo, implicaba inserción en las localidades, entrevistas, transcripciones, fuentes; implicaba un grado de profesionalización importante, para lo cual prácticamente no teníamos recurso. Sin embargo, los temas de memoria podían todavía tomar un proyecto Fondart13, podíamos encontrar recursos que nos permitieran animar y responder a las comunidades que nos preguntaban sobre la memoria.

Yo creo que en ese plano, sobre historia local, todavía teníamos la apuesta de que el Estado podía tener mayor sensibilidad frente al tema, y en un momento nos pareció que iba a ser así porque un amigo historiador, que iba a ser jefe de gabinete de Arrate cuando fue ministro de educación en cierto momento, nos llama y nos dice que Arrate había sido interpelado en el norte del país porque la historia local no era parte del currículum, en fin, y quedó muy interpelado por esto, entonces quería saber si en Chile había alguien que sabía hacer estas cosas y él le dijo “sí, hay un grupo que lo hace” entonces nos llamaron, incluso yo recogí una cantidad de materiales que entrega el ministerio, pero finalmente el Estado no se hizo cargo. Nos apoyaron en un proyecto Fondart que queríamos para recuperar fuentes, pero no se tradujo en políticas públicas. Creo que después algo se hizo, pero mi fama de izquierdista hizo que nunca me invitaran del Ministerio por más que usaran mis materiales, pero a mí me da lo mismo no me genera problemas.

Asumiendo el rol de los movimientos sociales actuales, efectivamente con estas características de que están muy territorializados, arraigados a un espacio físico, por ejemplo el papel que puede cumplir ahí la memoria, yendo al caso de Freirina, Aysén, Chiloé, quizás estas experiencias territoriales de movilización popular y social frente al Estado. Tendríamos que decir que sin memoria no hay movimiento social, o sea que los movimientos sociales tienen un anclaje de memoria, el pro-

Y el otro campo que también fue otro tanto más frustrante, fue el campo de los municipios, que nosotros en ECO pensamos en alguna etapa que podía haber una reforma municipal -la dictadura le había dado más atributos a los municipios-, que esto se normalizara con una nueva 13

14 Daniel Fauré. Doctor en Historia y educador popular. Académico Universidad de Santiago de Chile y Universidad Alberto Hurtado. Miembro de “Caracol”, colectivo de sistematización popular.

Fondos de Cultura y Artes

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Espacios & Memorias | blema es que esto lo hemos estudiado poco, entonces sabemos que hasta ahora los movimientos tienen oportunidades políticas, repertorios de acción, que tienen cierta estructura. Claro, la operatoria que es la lógica de sociología norteamericana que nos ha impactado mucho en este campo, pero yo creo que falta mucho más una sociología latinoamericana o una historiografía más latinoamericana que nos digan que los movimientos en Latinoamérica son memoria y son portadores de memoria y en este sentido por varias razones, pero quizás una que es fundamental, es porque estos movimientos locales como Freirina, son movimientos que tienen cierta base comunitaria y no hay comunidad sin memoria.

“latencia”, como los movimientos se van configurando, pero la expresión pública del movimiento normalmente constituye un hecho expresivo que refuerza el movimiento, que instala y enriquece la propia memoria del movimiento, o sea que en Chile mañana tengamos un movimiento estudiantil está muy bien, pero nadie ha inventado la pólvora. Está el movimiento estudiantil del 2010, pero también está la reforma universitaria, está la de los 20’, además está la fundación de la Fech15. Con el movimiento obrero pasa algo parecido.

Con el movimiento de pobladores esas memorias están en constitución porque además son movimientos más nuevos, son movimientos de la segunda mitad del siglo xx y por lo tanto son memorias más frescas y todavía tienen dificultad para dialogar al nivel local y nacional, menos referencias continentales. Y por supuesto que existen, si la pobreza urbana se instaló en toda Latinoamérica en los años 40’, 50’ y tomó distintos nombres; acá eran “poblaciones callampa, en Argentina “villa miseria”, en Brasil eran “favelas”, en Uruguay eran “cantegriles”, ahí tienes varios nombres para nombrar un mismo fenómeno: la urbanización precaria y defectuosa de la ciudades de Latinoamérica de los años 50’. Entonces si el efecto va a tener que ver con su propio desarrollo, con la capacidad de asociación de coordinación de presión por sobre el Estado, pero admitiendo que la falta del poder no está en el Estado sino en los propios territorios.

Uno se siente comunidad cuando uno participa en una memoria común porque la gente se siente de ahí, comparten un pasado en común, saben cómo llegar, cómo se casaron entre ellos, cómo arrancaron de los pacos, es decir, hay una serie de experiencias en común que le dan sentido de comunidad. Entonces en Chile la comunidad territorial es un dato poderoso, digamos que se va revelando cada vez más poderoso; es el contexto de los territorios, se han gestado, desarrollado, constituido experiencias colectivas que permiten hablar de comunidad y esa experiencia colectiva que se configura en comunidad, se configura en tanto cuanto los sujetos recuerdan, es decir, participan de una memoria colectiva. Otro problema, es la capacidad de efecto que tenga por sobre el Estado estos movimientos. Por ahora, el movimiento tiene efecto limitado, tiene que ver esto con la capacidad del Estado de poder maniobrar cuando la situación es específica, por ejemplo el caso de Chiloé fue un ejemplo clásico del año pasado ante la crisis por el tema de las mareas, finalmente el gobierno discute cuánto es el monto del bono y termina dándote el bono, o sea termina de comprar una cierta pacificación de la región chilota, pero obviamente eso sigue instalado ahí.

Entonces yo pienso que en la medida que los movimientos se van multiplicando y van poniendo en cuestión al Estado, esto puede tener más efecto político y efecto por sobre los movimientos porque también sostengo la idea que en realidad, por una parte es cierto, el estado de

15 Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, fundada en 1906

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ENTREVISTA

Memorias del Carbón: Entrevista con Omar Sanhueza*

Diego Calderón**

Omar Sanhueza, quien al momento de la entrevista tenía 78 años de edad, es un antiguo dirigente sindical de la ciudad de Lota, de los tiempos cuando la minería del carbón y sus trabajos asociados daba empleo a prácticamente todos los habitantes de la ciudad. Esta gran concentración de trabajadores asalariados hizo que, desde fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, Lota se convirtiera en una de las grandes cunas del movimiento obrero chileno, desarrollando una gran organización y capacidad de movilización, de lo cual poco se conoce, ya que la historiografía y las Ciencias Sociales al momento de investigar el movimiento obrero chileno, se han centrado principalmente en la zona salitrera, dejando un vació en la historia de los trabajadores organizados.

* Esta entrevista fue realizada en diciembre de 2015 en la ciudad de Lota, en el marco de la investigación realizada para la cátedra monográfica “Historia Social del Carbón”, impartida por el profesor Carlos Sandoval en el Departamento de Historia y Geografía de la UMCE. ** Estudiante tesista de Pedagogía en Historia, Geografía y Educación Cívica (UMCE). Miembro del Equipo Directivo de la revista “Espacios & Memorias”

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Espacios & Memorias |

De izquierda a derecha, José Oyarce, Salvador Allende, Omar Sanhueza y Juan Bautista Bravo (sin fecha). Fotografía extraída de la galería digital del portal http:// www.lalistadelschindlerchileno.cl.

En la fotografía, la persona que se encuentra a la izquierda del Compañero Presidente es don Omar, quien, siguiendo la herencia de su padre y su abuelo, desde muy joven ingresó a trabajar en la mina, donde rápidamente se convirtió en dirigente del área juvenil del sindicato, ingresando a militar en el Partido Comunista y participando activamente en las movilizaciones y huelgas obreras desde la década del 60. Esta activa participación en calidad de dirigente sindical fue suficiente para que luego del Golpe de Estado de septiembre de 1973, pasara 14 meses en campos de concentración en calidad de preso político, al igual que muchos de sus compañeros. Hoy, don Omar se encuentra desilusionado de la política nacional –con justa razón por lo demás-, la cual además de estar profundamente corrompida, no ha hecho más que administrar la herencia que dejó la dictadura, la misma que desarticulo el movimiento popular, eliminó sus conquistas e implementó un modelo profundamente desigual que impacta fuertemente a los sectores populares, de lo cual saben muchos los lotinos. En la actualidad, loca es una de las comunas que posee el mayor índice de desempleo en el país, según los informes del Instituto Nacional de Estadística (INE). Todas estas circunstancias solo han confirmado las convicciones de don Omar Sanhueza, quien a su larga edad aún conserva una memoria envidiable, a la cual tuvimos el placer de acceder y poder reconstruir, aunque fuese solo un fragmento, de las memorias del carbón.

Primero que todo don Omar, me gustaría que nos pudiera contar sobre la huelga larga de 1960, y en general, sobre esta forma de movilización. Hay diferentes versiones sobre la huelga larga de algunos que fueron dirigentes, que participaron y otros simplemente que no estuvieron ni cerca. Yo participé.

En 1960 empezó la huelga larga, el 27 de marzo si no me equivoco… la huelga en general duró 87 días, es la huelga más larga en la historia del carbón en Chile, porque también hubo otras huelgas, la primera huelga larga1 aquí en la zona del carbón se realizó desde la provincia de Arauco hasta aquí a Schwager y duró 86 días, 87 me decía mi viejo, pero la historia la cuenta como 86 días, pero nunca se vuelve a trabajar al tiro, por eso fueron 87 días. Esa era la huelga más larga que existía aquí en la historia del carbón, y eso ocasionó persecución, cierre de mina, muchos

1 Posiblemente hace referencia a la llamada “Huelga grande” de 1920, la cual siendo acompañada directamente por la Federación Obrera de Chile (FOCH), generó un gran impacto en los obreros por las grandes conquistas logradas, entre ellas: el fin del pago en fichas, la eliminación de las guardias privadas de la compañía y la tan anhelada jornada laboral de 8 horas, siendo esta zona la primera en conseguirla, marcando un precedente para los obreros de todo el país.

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. de los trabajadores tuvieron que salir arrancando de Plegarias, Curanilahue, Lebu, y se vinieron algunos para Lota y otros se fueron para Schwager, mis viejos se vinieron para Schwager y ellos trabajaban en Plegaria, mi hermano mayor igual, y los viejos fueron perseguidos. Las huelgas acarrean lucha por peticiones económicas, pero no solo por eso, porque las peticiones económicas ayudan bastante a cambiar la situación social de la gente, entonces a los viejos los perseguían como delincuentes.

Para la huelga larga, por ejemplo, a nosotros hasta nos llovió, tuvimos dos terremotos, el del 21 de mayo como a las 6:10 de la mañana el primer terremoto grande que sucedió aquí en esta región y el segundo el 22 de mayo, que hundió gran parte de los pueblos aledaños, Valdivia quedo en la ruina. O sea con dos terremotos en Chile, en una huelga de más de 80 días, y aun así aguantamos el chaparrón, seguimos la huelga, hasta que vimos que ya no era necesario. Nosotros teníamos espíritu de seguir luchando, porque la zona del carbón siempre ha sido una zona de luchadores, no de aventureros, de luchadores por cambiar la sociedad, por cambiar el estándar de vida de la gente, por lograr todas las conquistas que debe tener un trabajador, y que nuestros hijos tuvieran toda la posibilidad que tenían los hijos de los ricos, sobretodo la educación, nosotros siempre luchamos porque la educación fuera gratis, si antes la educación era gratis, que la salud sea gratis, y aún no la tenemos, por eso que hay cosas que a mí personalmente me indignan cuando hay personas que hablan de que estamos bien. No, no estamos bien. ¿Y por qué luchaban en la Huelga Larga? Luchábamos no solo por la mejora económica, porque aquí mientras más ganaran los mineros, Lota más progresaba porque aparte existía, y todavía sigue existiendo, la feria libre todos los días del año, así que toda la platita quedaba aquí, en los comerciantes de aquí en la zona del carbón, que también ayudaron mucho a la huelga, la feria ayudo mucho, el comercio ayudo mucho, o sea, nosotros éramos un pueblo de hermanos. Pero después llego Pinochet y dejo la cagá no más po´. La huelga larga fue cuando Jorge Alessandri era presidente, un perro con

los mineros del carbón, aquí los niños por ejemplo, cuando se enfermaban, no teníamos donde llevarlos, no habían hospitales, se hacía poco el que estaba, y todavía se sigue haciendo poco, desgraciadamente la salud en la zona del carbón siempre ha sido mala, entonces los trabajadores cuando luchábamos con las huelgas no era por llevar a la ruina a la empresa, era para despertarles la conciencia humana si es que la tenían los hueones que dirigían la empresa y como no la tenían, teníamos que aguantar la huelga, seguir en huelga, porque aquí a los trabajadores del carbón, a ningún minero, a ninguna mujere, nunca nos dieron nada gratis, todo está lleno de sacrificio, de sufrimiento, de dolores. ¿Cómo era la participación de los mineros en esa época? Cuando se hacían las elecciones sindicales ellos veían quienes eran los hombres que dirigían su futuro, su presente, y pensaban más largo el porvenir, y elegían la mayoría dirigentes comunistas, aunque habían dirigentes de otros partidos y algunos aventureros se tiraban al sindicato porque creían que era la papa, pero no todos luchan por principios, no todos luchan porque la gente se mejore.

Mire, en esos años participaba hasta el alcalde con las huelgas, los regidores participaban, nunca tuvieron sueldo, los alcaldes nunca tuvieron sueldo y ahora estos hueones ganan millones. Esa cagá de Alcalde que tenemos aquí por ejemplo nunca ha agarrado una pala, nunca ha agarrado un serrucho pa` cortar un palo creo yo, pero se llenan los bolsillos y siguen engatusando a tontos para que sigan provocando a quienes luchamos antes, a nosotros nos tira mucho barro ese desgraciado, “que los comunistas aquí”, “que los comunistas allá” y si no hubiera sido por los comunistas ni el hueón se hubiera podido educar. Si fuimos los dirigentes sindicales y especialmente los comunistas los que luchamos por la educación gratis para todo el mundo, ahora después han aparecido otros que se las dan de más inteligentes, como que ellos la hacen toda y nunca han hecho nada, son oportunistas aprovechadores, en cambio la gente que luchó, que sufrió, sigue luchando y sigue sufriendo.

Nosotros hemos tenido 4 gobiernos, 5 con el de ahora con Bachelet. Nosotros cantábamos la

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Espacios & Memorias | canción la alegría ya viene, en la clandestinidad o en cualquier lugar, cuando se escribió esa canción, se formó esa canción y se echó a conocer al pueblo, todo el mundo cantábamos que la alegría ya viene y yo siempre me pregunto ¿y dónde está esa hueá de alegría que no la veo por ningún lado? En torno a las manifestaciones, organizaciones y movilizaciones de los obreros, ¿qué papel jugó el sindicato y los dirigentes sindicales en la zona del carbón? Los dirigentes sindicales aunaban todas las fuerzas de los trabajadores, los unificaban para poder presentar los pliegos de peticiones, lograr conquistas económicas y cambiar un poco la situación social de la gente. La empresa siempre se oponía, o sea, a los empresarios nunca le gustaron las organizaciones sindicales, y ahora, ustedes son testigos que no les gusta que hayan cambios en el código del trabajo, ¿cierto?, no les gusta que los trabajadores se organicen porque es la única forma que ellos tienen para lograr peticiones, lograr mejorar la situación económica y social que vive.

En esos tiempos era mucho más duro que ahora, entonces se les perseguía por su condición de obreros, muchos de ellos tenían ideas políticas-ideológicas, la mayoría era comunista y dicho sea de paso, en esta zona del carbón, sin ofender a ningún otro partido, el único partido que defendía la clase obrera carbonífera era el Partido Comunista, nunca hubo otro partido que haya defendido con más entusiasmo, con más valor, con más decisión a todos los mineros de la zona del carbón. Nunca existió otro partido así, porque fue el primer partido obrero, fundado por Luis Emilio Recabarren en el norte, entonces, su ideología política llegó aquí a la zona del carbón, porque todos le decían comunista al que reclama, aunque nunca hubiera pisado el local de un Partido Comunista, o nunca hubieran tenido idea de algún libro que les dijera que es lo que significaba ser comunista. Acá se perseguía a todos los dirigentes comunistas o a todo trabajador que tuviera esa idea de comunista y el que reclamaba era comunista, el que protestaba era comunista, el que marchaba era comunista, entonces la burguesía que dirigía en esos años la política nacional y aquí en

la zona del carbón igual, los Cousiño, o los otros empresarios que eran los dueños de las minas de Curanilahue, esos siempre trataron de perjudicar a los comunistas, perseguirlos, para poder hacer lo que quisieran con los trabajadores y eliminar las organizaciones sindicales y como decía, el único partido que organizó los mineros fue el Partido Comunista y el 10 de octubre de 1926 se formo por primera vez el más grande de los sindicatos mineros del carbón en Chile, aquí en esta zona, en este pueblo, el Sindicato Industrial Minero de Lota2.

El sindicato ahora semi destruido con terremotos, temporales, con todo3. Durante el gobierno de Allende se iba a terminar la construcción de ese sindicato, el 74, pero el golpe fue el 73, entonces la plata que el presidente, que el gobierno de Allende iba a entregar al proletariado del carbón para terminar su hogar desaparecieron, no hubo ayuda, hasta la fecha no hay ayuda, llevamos cuantos gobiernos, 5 gobierno con el que estamos. Nosotros, todos los trabajadores chilenos, cantamos y formamos la canción la alegría ya viene, y a éste pueblo desgraciadamente nunca llego la alegría y yo veo muy difícil que llegue, con esta manga de hueones de políticos que tenemos ahora es difícil, porque aquí el que no es Senador, Diputado, Intendente, Gerente de empresas, no es nada, pero todos pertenecen a las clases altas de la sociedad, ahí no hay ningún proletario del carbón, no hay ningún 2 Si bien el Sindicato Industrial Minero era una instancia organizativa de los trabajadores, era mucho más que eso, ya que desde un comienzo fue pensado también como un Centro Cultural abierto a la comunidad carbonífera, el cual llego a convertirse en un verdadero símbolo de la cultura y el arte popular en la zona, convirtiéndose en un gran espacio de sociabilidad. 3 Durante el golpe de Estado y los posteriores gobierno de la Concertación, el local del sindicato se fue deteriorando más y más, lo que llevo a que un grupo de ex dirigentes sindicales se organizaran para exigir que se le diera el grado de Monumento Histórico, lo cual se consiguió en el año 2009. Lamentablemente este grado de reconocimiento patrimonial pareciera ser solo una tipología abstracta, ya que no se ha hecho nada para mejorar el estado del edificio. En la actualidad, agrupaciones de jóvenes han comenzado a reutilizar este gran espacio mediante intervenciones artísticas que buscan rescatar la identidad lotina.

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. obrero, no hay ningún pescador, no hay ningún hombre ni mujeres de la clase baja.

Por decirlo de alguna forma, dividiendo las clases sociales que estén gobernando Chile, ¿quién gobierna?, la burguesía, los hijos de los empresarios o familiares de los empresarios, entonces ellos vienen a pedir los votos y nosotros claro votamos por ellos, llevamos 4 gobierno, 5 con éste, ¿ y cómo nos tienen los hueones?, todos cagaos de hambre en muchos casos, todavía hay gente que mendiga el pan en las calles, hay muchos jóvenes que están completamente desilusionados porque todas las perspectivas que hubo durante el gobierno de Allende, todas las destruyo Pinochet, ese viejo desgraciado, miserable, asesino el hueón, que destruyo Chile, se robó chile pa` la familia, repartió todas las riquezas entre los ricos más ricos y los convirtió en más ricos todavía y a los pobres los convirtió en más pobres, porque comenzaron a eliminar conquistas económicas y sociales que teníamos los trabajadores chilenos y en forma especial aquí en el carbón, ¿para qué? para humillarnos más, para tenernos de la geta y para eso usaron las armas, las metralletas, para encarcelar a y torturar a los dirigentes y eliminar la organización sindical. Pinochet eliminó los sindicatos, el fuero sindical, a todos los dirigentes los encarceló y al que no lo torturó, lo mató. Todavía hay decenas de dirigentes sindicales desaparecidos en Chile, hay cientos de compatriotas muertos y nadie sabe dónde están sepultados, y la mayoría de ellos pertenecen a organizaciones sindicales. Y las organizaciones sindicales se forman para eso, para presentar los pliegos de peticiones en una empresa, y lograr mejoras económicas y sociales que permitan una situación de vida más decente, más humana para el hombre y la mujer del trabajo, ¿y qué es lo que pedimos los trabajadores? Aumento de salario, si las cosas suben, ¿y quiénes venden las cosas?, los grandes magnates dueños de las tierras, los grandes terratenientes de antes, o los grandes latifundistas, términos que hoy día no se usan pero que existen igual, porque la tierra está ahí y los pobres estamos aquí todavía.

En cuando al trabajo mismo en la mina, ¿cómo eran las condiciones laborales? Bueno, el derecho a vivir lo tenemos todos, todos, aquí la Constitución Política del Estado decía bien clarito, “todo hombre, toda mujer o todo ser humano en sí que nazca en Chile tiene derechos y deberes”, pero a los trabajadores siempre nos han dicho los deberes que tenemos que cumplir. Tú tienes que ir a trabajar y producir y así lo dicen a todo el mundo y nosotros sabemos esto, ¿pero quién nos enseña nuestros derechos?, ¿quién dice que ese trabajo debe ser estudiado, buscando la fórmula que económicamente le permita al hombre que produce, que trabaja para el engrandecimiento de la patria, tener los medios económicos, como sobrevivir decente y humanamente? Eso no lo enseñan los hueones, eso lo enseña la lucha, por eso que a aquí los sindicatos, cuando nosotros presentábamos pliego de peticiones siempre hacíamos estudios generales de todas las materias que encierra el conjunto del trabajo del carbón, porque no solo se trata del minero que arranca el carbón a la madre tierra, sino que hay lugares en superficie que trabajaban compañeros en pleno invierno, con su ropita escuálida como la tuvieran, muchos con zapatillas ni siquiera usaban zapatos, a la intemperie. Sufrían igual que los que estaban en el interior de la mina, quienes no se mojaban pero traspiraban y hacían el esfuerzo físico más grande que puede hacer un ser humano. Para mí, personalmente, no hay ningún trabajo en el mundo, por lo menos que yo sepa, más peligroso que el de la mina del carbón, no porque estas sean las únicas minas del carbón en el mundo, sino porque son minas submarinas, o sea son minas que están debajo de la profundidades del mar, nosotros tenemos todo el mar encima, y ahí tirábamos los balazos a las vetas de carbón. Yo digo los balazos cuando se hacían los hoyitos en la mina, así a puño, a puño limpio, nuestros antepasados primero. Después se fue modernizando, se trabajaba con martillos de aire, se sacaba el carbón y se disparaban las vetas de carbón para explotarlas, entonces todo eso remecía el fierro raso del frente del carbón y podía ocasionar muchos derrumbes, incendios e incluso explosiones de gas grisú, que hubo muchas veces, tanto aquí en Lota como en Schwager.

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Espacios & Memorias | Tomando en cuenta las grandes transformaciones que se dieron durante el gobierno de Allende, ¿considera que una de las más importantes fue la nacionalización del carbón4? La estatización del carbón, porque la nacionalización ya estaba. Significó que por primera vez en la historia de este país, los trabajadores dirigieran su industria, igual que las industrias que les quitaron a los Yarur5 por ejemplo, y a los grandes magnates que tenían grandes empresas, tanto textiles como de otro tipo, y las dirigían los trabajadores. Mademsa6 por ejemplo, el mismo cobre cuando se nacionalizó; entonces a la burguesía, a las cúpulas de los ricos eso los asustó, por eso es que persiguieron a Allende, por eso le hicieron la vida imposible y por eso lo asesinaron, muchos dicen se suicidó. Sí, el hombre se suicidó pero no porque él hubiera querido, sino que la circunstancia, la situación vivida en el momento lo obligó, probablemente no quiso que un soldado se manchara las manos de sangre y se hubiera convertido en su propio asesino, como paso aquí en Lota. A nosotros nos mataron cuatro dirigentes co-

4 El 31 de diciembre de 1970, el presidente Salvador Allende da un discurso en Lota, en el cual anuncia que “¡Desde hoy la Carbonífera Lota-Schwager pasa a ser una empresa del área social de la propiedad, vale decir, una empresa del pueblo de Chile!” (Allende, 1970), quedando en ese entonces la mayoría de las acciones en manos de la CORFO. 5 Hace referencia a la familia Yarur, quienes siendo inmigrantes palestinos desarrollaron principalmente la industria textil en Chile desde la primera mitad del siglo XX. Gracias a la fuerte movilización de los trabajadores de dichas empresas, durante la UP estas comenzaron a ser tomadas por los trabajadores, logrando que fueses estatizadas y puestas bajo control obrero. Luego del golpe de Estado la empresa volvió a sus dueños, siendo actualmente este grupo económico es uno de los más potentes a nivel nacional. 6 El 22 de febrero de 1972 se abre un poder comprador, a través de la CORFO, para adquirir acciones de 13 empresas, para ingresarlas al área de propiedad social o mixta de la economía. Las empresas eran Fanaloza, Madeco, Carozzi, Cristalerías Chile, Cervecerías Unidas, Caupolicán Chiguayante, Oveja Tomé, Indo, Eperva, Fensa, Rayonhil, Compañía Chilena de Vapores y Mademsa.

munistas y ¿quiénes los mataron?, uniformados, ¿y quiénes eran esos uniformados que apretaron el gatillo?, hijos de obreros, de otro obrero, o sea estos hueones nos hacen matarnos unos con otros, porque los generales son caca en Chile, son pura mierda. No hace mucho se suicidó uno de los hueones asesinos y después se suicidó otro más, esos eran los grandes generales que ganaban las guerras, claro, ganaban las guerras contra el pueblo desarmado, asesinaban a su propia gente, a la gente que trabaja para que ellos coman, se vistan bien, eduquen a sus hijos, tengan bien vestidas a sus mujeres y tengan buenos salarios, porque la riqueza la produce el hombre de trabajo, o la mujer de trabajo, ellos no la producen, ¿entonces el pago que le dan?, meterle bala. Con la llegada de la dictadura, luego del Golpe de Estado, se instala una política altamente represiva que desarticula el movimiento sindical persiguiendo a los sindicatos y suprimiendo las conquistas de los trabajadores. ¿Qué nos puede decir al respecto? Pinochet pronunciaba que se permitían todos los derechos y los sindicatos, pero eran mentiras no más, eso fue para engañar a toda la chusma, y desgraciadamente aquí en el carbón como en todo el país y en muchas organizaciones sindicales, naturalmente, hubieron trabajadores que apoyaron el golpe, todavía hay algunos que lloran de lo que hizo Pinochet, ¿por qué?, porque nosotros teníamos conquistas valiosísimas que nunca se habían logrado y después Pinochet las quitó, hicieron un nuevo código del trabajo y eliminaron muchas cosas, y actualmente todavía están así.

Aquí el sindicato logro que en 1940 se reconocieran todos los años de servicio, si tú trabajabas 10, 15, 20, 30 o 40 años o más, y tu dejabas de trabajar, te pagaban esos 40 años y la causa principal, era que tú tenías derechos a eso porque trabajabas, y porque tú no tenías casa, porque la empresa hizo una población acá en Lota Alto y los demás vivían como podían. Los que no tenían casas vivían entre los cerros como ahora, pero ahora por lo menos tienen más modernización, en esos tiempos había un pilón de agua para cien o doscientas familias en diferentes lugares.

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. Entonces cuando el viejo se retiraba se le pagaban esos años de servicio, le permitían construir su propia casa o comprarse una casita. Ahora no, le quitaron los años de servicio, quitaron muchas conquistas. Por ejemplo, Pablo era minero, tenía 5 hijos, y tú eras empleado, tu tenías 5 hijos igual, pero tú trabajando la empresa te pagaba asignación familiar porque tu organización sindical había logrado eso, igual que él, ¿pero cuál era la diferencia que se producía? Que tú como empleado recibías 200 pesos mensuales de asignación familiar, pero el que era trabajador y se sacaba más la cresta que tú en el fondo de la mina, le pagaban cien pesos nomás, por cada hijo, o sea los hijos tuyos valían el doble que el hijo de él y él se sacrificaba más, sin desmerecer el trabajo del empleado. Eso en el gobierno de Allende lo igualamos, esa es una de las grandes conquistas, ¿y qué logramos con eso?, igualamos que el hijo del obrero fuera igual, recibiera el mismo pago que el hijo del empleado, igual que la esposa cierto, porque la mujer del empleado recibía también los 200 pesos y la mujer del obrero los 100, entonces, nosotros logramos el año 72 que esa asignación familiar fuera igual. ¿Y esas conquistas gracias a quién? A los que dirigían los sindicatos, ¿y quiénes dirigían el sindicato?, los del partido comunista.

Aquí hubieron durante muchos años, entre ellos la finá7 de mi madre, mujeres que trabajaron en la empresa y todas eran consideradas empleadas domésticas, empleadas domésticas y vestían el uniforme de enfermera en el hospital de la empresa, no tenían cursos de primeros auxilios claro, pero ahí aprendían como curar una herida, que se yo, como vendar y nosotros logramos que todas fueran reconocidas como trabajadoras de la empresa, y se eliminó el asunto de empleadas domésticas. Había jóvenes, niños que tenían 16, 17, 18 años que los empleaban como mozos. Había compañeras que las mandaban a dejar, por ejemplo, una carpeta de una oficina a otro, al hospital, a los piques, a entregar documentos a los jefes y todos eran mozos y no estaban en casas particulares, eran trabajadores y logramos eso también, esa gente ganaba menos que el mínimo, así que al incluirlo en el pliego, nosotros logramos que su salario, se igualara al de trabajador de superficie, pero nosotros lo7 Palabra que hace referencia a una persona difunta.

gramos también en los pliegos de peticiones de ese año 72, que los salarios de la gente de superficie que, suponte que en el interior del amina ganaban 130 pesos por obrero y en superficie te ganaban 100 pesos, que a la gente de superficie se le igualara el pago, porque aunque no corrían tanto peligro. Aquí por ejemplo, nosotros no teníamos agua, no teníamos luz, no teníamos nada en las casas, o sea nosotros vivíamos en una casa en donde no había una ampolleta, no había nada, había que comprar velas, o las viejitas hacían chunchones en las noches para alumbrar sus casas, y una de las cosas que logramos nosotros en ese tiempo fue que se pusieran luz, todos teníamos luz después en las casas, una ampolleta, pero era luz, eliminamos las velas.

Nuestras casas nunca tuvieron baños, a excepción los empleados, entonces tú tenías que ir a hacer tus necesidades fisiológicas, o por decirlo más rotamente, o más proletariamente, tenías que ir a cagar a un wáter colectivo donde habían 3 hoyos separados por una puerta o una división de ladrillos, una aquí, y otra allá, ahí tenías que hacer tus necesidades porque no había otra parte, entonces, en las casa no existían los baños, no teníamos agua, no teníamos luz, no teníamos nada hombre, pero la lucha sindical logro todo eso, después logramos que en algunas casas de la empresa, de los obreros se le pusiera baño al laito de afuera y se le pusiera agua. A las viejitas nuestras se les hizo un lavadero, cierto, había lavaderos en todos los barrios y ahí iban con una paleta de madera a pegarle a la ropa encima, darla vuelta pegarle de nuevo, para sacar la mugre que el trabajador traía pegada de la mina y nos bañábamos en un lavatorio nomás, llegábamos a la casa, la vieja tenía agua acarriá y nos bañábamos igual como Dios nos hecho a este mundo y por la espaldita nos pasaba el trapo la viejita. La mujer aquí fue importantísima en la lucha sindical también, no solo el hombre minero, aparte de la mujer los hijos, aquí toda la lucha se llevaba en conjunto con la familia, si aquí las que dirigían las ollas comunes en las huelgas eras las mujeres, a ellas se le entregaban las ayudas que llegaban de otras organizaciones, de sindicatos cuando estábamos en huelga nosotros, sobretodo en la huelga larga el año 60, aquí las muje-

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Espacios & Memorias | res marchaban con los mineros del carbón a sus sindicatos, a las asambleas todos los días y con sus hijos en brazos, para la huelga larga del año 60, algunos calculan que fueron 20 mil, 18 mil personas, pero no, entre lota y coronel se juntaron cerca de 40 mil personas. En ese tiempo yo era presidente de la comisión juvenil, habíamos formado una comisión para co ayudar a la directivas sindicales a suplir las cosas donde ellos no podían estar. Y ahí estábamos nosotros y organizábamos campeonatos deportivos de futbol, de rayuela, y así varias entretenciones. Había compañeras que tocaban la guitarra, yo nunca me he olvidado de la señora Mercedes, esposa de un compañero, Belmar, vivía en el pabellón 57, yo vivía en el Chiflón, toda mi vida viví en el Barrió Chiflón, y siempre le dije el barrio heroico, porque por ahí no pasaba ningún carnero pa` abajo pa` trabajar en la mina durante las huelgas, porque el que pasaba tenía que pasar por al medio de la calle y por ambos lados estaban los pabellones, ahora no, cambió, le cambiaron hasta el nombre, le pusieron Villa Los Héroes, está bien que la llamen Villa Los Héroes, ¿pero a quién tratan de héroes? ¿A los asesinos o a las víctimas?, Pinochet le puso ese nombre y claro pensando en su gente, que ellos eran los héroes, nosotros éramos los villanos, o sea, los que trabajamos aquí en Chile y en esta zona del carbón para que comieran todo el mundo, éramos asesinos y ellos eran los patriotas, entonces por eso es que nos mandaban a matar a nosotros,

Pinochet fue el criminal más grande en la historia de Chile y grandes generales que dirigieron grandes ejércitos eran una tropa de hueones asesinos, porque ellos defendieron el capital monetario del rico, que les pagaban sus chauchitas de oro o en dólares para robarles a los trabajadores. Usted ha hablado que la alegría nunca llegó, en ese sentido, ¿Cuál fue el verdadero impacto que vivió esta zona con la vuelta a la democracia? Se consolida el modelo nomás pu`, si aquí no hay nada hombre. Aquí se habla mucho de que se van a construir casas, por ejemplo, hay dos planos para casas, hay dos lugares destinados y todas las elecciones sacan eso, que van a hacer casas, es propaganda para los carajos que llegan a ocupar la alcaldía, Luego no hay casas, no

tenemos terreno. Se dijo que se iba a construir un hospital ¿y donde lo van a construir?, no hay terreno dijeron, y yo creo que sí se puede ubicar un terreno por ahí, se puede comprar, hay que comprarlo, pero eso depende del gobierno que lo haga, no depende del trabajador, del lotino o de la lotina, y nosotros siempre hemos dicho, los que seguimos en la lucha, siempre hemos dicho que Pinochet fue lo peor que ha tenido Chile.

Y los gobiernos que hemos elegido desgraciadamente son gobiernos débiles, que llegan a arreglines con los grandes magnates. Si ahora mismo está saliendo publicado en los diarios, en la tele, pero como no va a dar vergüenza que hay elementos que fueron de la concertación que le andaban pidiendo ayuda al yerno de Pinochet, hueón, ayuda económica a todos los grandes magnates, que los ayudaron para ser diputados para ser senadores, sí, sí esta clase política está podrida, por fuera y por dentro, pero mientras haya conciencia de clase del pueblo, quienes son los que realmente luchan por ellos, vamos a seguir igual, porque aquí el poder económico de los grandes magnates es tan grande, y tienen a nivel internacional el apoyo de todos los imperialistas del mundo y especialmente los Estados Unidos que ayudó al golpe militar para derrocar a Allende, si Estados Unidos mete las narices en cualquier parte para derrocar gobiernos democráticos, y la derecha aquí son iguales, son los lacayos de ese imperio y desgraciadamente cuando se formó la Concertación nosotros soñábamos que la alegría ya venía, pero como llegaron éstos de afuera, llegaron todos arreglados, hicieron componenda con el imperialismo yankee, hicieron componenda con los grandes magnates de aquí de Chile y les dijeron “bueno si nosotros logramos las conquistas políticas, logramos el gobierno, nosotros haremos lo que podamos por no tocar el pelo a ustedes” y nos siguen humillando a los trabajadores. Si aquí hay grupos familiares que desde que llegaron son intendentes, son gobernadores, son ministros, son grandes profesionales y de los hijos del obrero nunca llega nadie y más peor, en Chile las fuerzas armadas están todas apoyando a los hueones ricos, las fuerzas armadas nunca van a apoyar a los trabajadores, porque ellos defienden el capital monetario que creen que es quienes les pagan, pero no, a ellos les pagan con la plata que producen todos los trabajadores chilenos en todo orden de cosas.

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ENTREVISTA

LA GUERRA POR LA PAZ:

Entrevista con guerrillero Mauricio Gareca* , miembro de la Comisión Política de las FARC-EP

Fidel Bermello**

Las FARC-EP firmaron un acuerdo de paz el día 27 de noviembre del 2016 con el Gobierno de Colombia. Después de cinco años de conversaciones que comenzaron en Noruega y finalizaron en La Habana, se sentaron finalmente en Bogotá, la capital colombiana, para sellar todo lo acordado. La guerrilla más antigua del mundo, con más de 52 años activamente en conflicto con las fuerzas armadas de Colombia y con los paramilitares finalmente pactaba dejar las armas a un lado y aceptaba integrarse a la vida política y civil colombiana. Durante décadas lucharon encarnizadamente por sus postulados, el Marxismo Leninismo y vieron pasar los levantamientos populares en Latinoamérica y el Caribe, el alza del comunismo, la consolidación de la guerra fría hasta los tiempos actuales de plena dominación capitalista. Y siguieron existiendo y creciendo a pesar de perder a varios de sus líderes más valiosos (Manuel Marulanda, Alfonso Cano, Raúl Reyes, Mono Jojoy, Iván Ríos). 6.900 guerrilleros salían el 31 de enero desde sus refugios en la selva y montañas para movilizarse a los 26 campamentos de paz (19 Zonas Veredales de Transición y Normalización y 7 Puntos Transitorios de Normalización) repartidos en * Entrevista realizada el día viernes 17 de marzo del 2017 en la Zona Veredal Transitoria de Normalización (ZVTN) “Heiler Mosquera”, en el pueblo de La Carmelita, en el bajo Putumayo Colombiano. Aquí, desde el 31 de enero se encuentran 400 guerrilleros del Bloque Sur de las FARC-EP. ** Escritor. Contacto: cienciadeclase@gmail.com

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Espacios & Memorias | todo el país. Cumpliendo con los acuerdos, deberán permanecer seis meses en estos campamentos preparándose para su retorno a los espacios civiles. Acá aprenderán oficios, regularizarán estudios, recibirán visitas de sus familiares y contarán con la observación de la ONU y grupos de monitoreo del gobierno para que los acuerdos se cumplan de ambas partes. Por otra parte, cordones militares protegen estas zonas de posibles ataques de grupos paramilitares y sicarios. El conflicto –que era uno de los terceros conflictos abiertos más grandes después del conflicto palestino y la guerra entre las dos coreas– dejó hasta el momento un estimado de 220.000 muertos y más de siete millones de víctimas, entre desplazados, desaparecidos, secuestrados, torturados. En mi visita de tres días al campamento de paz de las FARC en La Carmelita (sur de Colombia, próximo a Puerto Asís) tuve la oportunidad de entrevistar al guerrillero Mauricio Gareca, 56 años, miembro de la comisión política del Bloque Sur y quien lleva 37 años en las FARC. ¿Qué es lo que espera las FARC de este proceso de paz? Primero que todo, lo que esperamos es una apertura democrática que nos permita a los colombianos un ambiente distinto, que genere una atmósfera política distinta a la que hemos tenido siempre: la existencia de un régimen antidemocrático, antipopular, excluyente, que margina a las mayorías del país desde el punto de vista socioeconómico; que no da garantías a la oposición, que a la oposición se le persigue, se le allana, se le detiene, se le tortura, se le desaparece, se le asesina selectiva y masivamente. Entonces nosotros esperamos una serie de transformaciones en relación a los cumplimientos de lo acordado en La Habana. Por ejemplo, en términos del campo, en el acuerdo sobre la reforma rural integral, que nosotros llamamos reforma agraria democrática integral, esperamos que eso se cumpla y eso seguramente va a generar la superación de la crisis que habido en nuestros campos colombianos, que se encuentra en una situación de postración, de crisis, de atraso. No hay infraestructura, no hay una dinámica productiva importante. Lo que hay son muchas regiones del país dedicadas al cultivo de la coca,

de cultivos ilícitos. Entonces estamos muy seguros y convencidos que si se cumple con lo pactado en La Habana en términos agrícolas con la reforma rural integral seguramente van a generarse unas nuevas condiciones socioeconómicas para el campo, pero también eso va a influir y va a dinamizar la economía del país. ¿Cuál es su labor específica en este proceso?

Mi labor es de pedagogía de paz. Como constructores que somos de la nueva Colombia, de la nueva sociedad, pues nos dedicamos a eso: al trabajo político, organizativo, a trabajar con las comunidades, a organizar talleres, capacitación, a fin de hacer que el conocimiento no sea exclusivamente de unos pocos sino que ese conocimiento progresista, democrático, también llegue a las comunidades para que éstas se integren en los procesos con causa de conocimiento y se pueda entonces fortalecer la lucha social y los movimientos de liberación. ¿Entonces ustedes van a trabajar directamente con las organizaciones sociales? Sí. La actividad nuestra es de relacionamiento político y en ese trabajo incluimos a todos los sectores de la sociedad: a los gremios económicos, a la iglesia, a los artistas y cultores; hacemos intercambios con los estudiantes, con las mujeres, con movimientos juveniles, con los indígenas, con los afros, con el movimiento sindical, inclusive hasta con las prostitutas. Con muchos sectores. Hacemos pedagogía, hacemos intercambio, en torno de cuál es la visión que tenemos nosotros del país, en torno del proyecto político que tenemos, de lo que representamos nosotros como organización democrática y revolucionaria. Entonces esa es la idea. Sobre todo de articular a la gente, de integrarlas a ese torrente de la lucha popular, que la gente se integre, se involucre, se apersone de estos procesos sociales que al fin y al cabo los necesitamos todos ¿no?, la reconciliación, la reconstrucción del país, pero también las transformaciones socioeconómicas reales, concretas que nos permitan a todos vivir en una Colombia más justa, más amable y más democrática.

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¿Cree usted que será posible encantar al pueblo colombiano y que éste cambie la mala visión que le han otorgado a las FARC algunos medios de comunicación? Sí. Dos de las tareas principales que tenemos guardan relación con eso. Una: proteger y defender todo lo que tenemos hasta ahora, nuestra retaguardia política. Es decir, las áreas donde hemos tenido siempre influencias, donde hemos hecho trabajo social, donde tenemos bases sociales, tenemos que protegerlas porque igual el adversario político va a querer entrar a quitarnos ese apoyo social, porque es una lucha política, es una confrontación política y la pelea es por ganarse el corazón de las masas, del pueblo, el apoyo, el respaldo del pueblo. Y el segundo reto es llegar a la gente que nunca pudimos llegar debido a nuestra condición de clandestinidad. Porque la lucha clandestina dificulta el acceso a las grandes mayorías que se encuentran en lo grandes centros urbanos, en las grandes ciudades, entonces contra nosotros aquí se ha desarrollado una campaña sistemática, permanente, de los medios masivos de comunicación que nos han tendido un cerco mediático con el cual se les ha ofrecido a las comunidades una imagen distorsionada, una imagen que nos desprestigia, que es falsa, mentirosa, que nos pinta a nosotros como criminales, como bandidos, como malhechores, como delincuentes, como gente mala. Y resulta que no. Nosotros somos revolucionarios, ante todo somos humanistas. Aquí el que ha llegado a las FARC ha asumido el compromiso de luchar por la causa de los pobres y de los humildes, por la causa de la democracia, de la paz con justicia social, de la soberanía popular, de la soberanía nacional y por lograr un desarrollo económico independiente, que genere equidad, que genere justicia con las mayorías. Esa campaña la desarrollaron durante muchos años. Y fue mucha la plata que invirtió ahí la oligarquía colombiana a través de los medios de comunicación, de Caracol, de RCN y otros medios oficialistas y el mismo gobierno norteamericano. Entonces nosotros estamos seguros y convencidos que vamos a derribar ese muro de calumnias, esa campaña mentirosa y manipuladora de los grandes medios de comunicación aquí en Colombia.

¿Las FARC están preparadas para el regreso a la vida civil? Sí. Nosotros estamos efectivamente preparados porque nosotros hemos sido una guerrilla agraria, un movimiento agrario, campesino, pero también a nuestras filas ha llegado mucha gente de las ciudades, de la clase obrera, del estudiantado, de las capas medias, intelectuales, profesionales; de muchos sectores, entonces igual nuestra lucha como se circunscribe a todo el país nacional en todos los ámbitos de la vida de la sociedad necesariamente nos toca luchar en todos los campos, en todos los ámbitos, con el compromiso que tenemos. Porque lo que estamos cambiado ahora es solamente la forma de lucha. Vamos a dejar la lucha armada para dedicarnos solamente a la lucha política, a dar esa pelea en el plano político. Ese es el compromiso nuestro. Ahora la lucha armada como tal, como forma de lucha, no la determinamos nosotros sino las circunstancias. Y bien, podemos decir con completa seguridad que en estos momentos la lucha armada no ha perdido vigencia porque las causas que dieron origen al levantamiento en armas están vigentes, solo que miramos una nueva oportunidad. Nosotros somos conscientes que el dialogo es una salida civilizada, es una salida inteligente. Y si hay acuerdos para que esas causas que originaron el levantamiento en armas se erradique, pues bienvenida las luchas por las vías democráticas, que es a lo que estamos apostando a raíz de lo que acordamos con el gobierno de Juan Manuel Santos en La Habana. Vamos a apostar a esa lucha política y esperamos que el gobierno nos cumpla, que sea serio, que sea responsable, que tengan en cuenta el momento histórico que está viviendo nuestro país para que doblemos la página de la violencia, para que las armas jamás vuelvan a interferir en asuntos de la vida política, de la controversia política de nuestro país, para que las armas no se utilicen jamás y nunca más en la política colombiana. Pero de parte y parte. ¿Qué es lo más difícil que les ha tocado vivir en este proceso de paz? Bueno, todavía es prematuro decir que el gobierno no ha cumplido. Porque el gobierno tramitó ya la ley de amnistía. Ya se tramitó la ley de jurisdicción especial para la paz, estamos traba-

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Espacios & Memorias | jando en la construcción de las zonas Veredales. Pero sí uno mira que hay una demora, que hay algunos incumplimientos. Hay como una dilación que uno no sabe si es calculada o premeditada, pero igual uno sabe que los trámites legislativos no son de la noche a la mañana, son lentos, sin embargo nosotros estamos presionando para que por lo menos estas Zonas Veredales se adecuen lo más pronto posible a fin de que nosotros podamos desarrollar los planes, las actividades que tenemos programadas en materia de salud, de educación, de ver cómo preparamos al guerrillero para que se reincorpore en las mejores condiciones a la vida civil. Estamos pensando también en cómo vamos a crear los mecanismos para que las comunidades a través de sus organizaciones, inclusive los entes gubernamentales, las autoridades civiles, eclesiásticas también se integren, a ver cómo creamos mecanismos muy representativos para que haya un seguimiento y verificación de la implementación de los acuerdos. Porque al fin y al cabo los acuerdos que firmamos con el gobierno no eran para beneficiar al movimiento guerrillero sino al conjunto de la población colombiana, particularmente a la gente de campo, aun cuando la reforma política sí beneficia al conjunto de la sociedad colombiana. Entonces como es el pueblo el beneficiado de todos estos acuerdos, porque al fin y al cabo nosotros como Ejército del Pueblo luchamos en función de los intereses del pueblo colombiano, pues ya es hora que ese fruto de esos 52 años de confrontación, el pueblo coseche, el pueblo se apropie, que el pueblo se beneficie, que el pueblo usufructúe de los resultados de esos acuerdos. Que el pueblo sea el que se beneficie con mayor participación, con mayor presencia de las comunidades y organizaciones en los asuntos públicos, en la política nacional, departamental, regional, municipal, del poder local. Queremos que el pueblo que ha estado marginado históricamente sea el que pueda cosechar ese triunfo que hemos logrado en esa mesa de dialogo en La Habana. ¿Cuál va a ser el trabajo del guerrillero en la vida civil? ¿Cómo se va a desenvolver? Tan pronto pasen los seis o siete meses que están acordados con el gobierno para la dejación de armas, pues todos vamos a pasar a la condición de vida civil. Vamos a dejar de inte-

grar un ejército armado para entrar a ser parte de la ciudadanía común y corriente, es decir nos vamos a incorporar a la vida civil. Entonces cada uno va a tener la posibilidad de determinar a su libre albedrio donde se ubicará en el trabajo. Lo que buscamos es que el compromiso con la lucha social, con la lucha por los cambios y las transformaciones de nuestro país sea de todos, que no haya un desmembramiento, ni una retirada masiva del proceso, sino por el contrario que nos mantengamos cohesionados, unidos en torno a un programa, en torno a un partido, a unos postulados, a unas plataformas, a una estructura organizativa desde el punto de vista político. Queremos continuar siendo esa fuerza, ese poder que hemos sido, ese poder que hemos estructurado, que hemos configurado con nuestra lucha con tanto sacrificio durante 52 años de confrontación. Nosotros vamos a mantener esa estructura de poder que tenemos, vamos a consolidar nuestra fuerza, vamos a fortalecer nuestra fuerza, la vamos a dinamizar, como te decía, vamos a ir a muchos sectores donde nunca fuimos. Entonces eso va a implicar un mayor respaldo popular, eso va a implicar una presencia política muy respetable en la vida nacional, porque al fin y al cabo en la medida en que el pueblo nos conozca y hagamos la política como la sabemos hacer nosotros, desde las bases, en democracia, siempre en función de los intereses de nuestro pueblo, habrá mucha gente que se va a plegar, que se va a unir a nuestro proyecto político. ¿Es una prueba de cohesión, de fortaleza para las FARC este proceso de regresar a la vida civil? Pues sí, o sea, de todas maneras, en este proceso de confrontación clasista, de lucha política, pues se presentan diversas situaciones, complejas, difíciles. Por ejemplo a nosotros el desarrollo del Plan Patriota y la confrontación militar nos golpeó con la muerte de varios dirigentes. Ahora es un reto, claro, es un reto y una prueba bastante seria que las FARC hemos demostrado en función de los acuerdos esa disciplina, esa obediencia, digamos, esa subordinación de todas la estructuras a una dirección central, a un mando colegiado, a una dirección colectiva. Así vamos a demostrar que las FARC no se van a desarticular, que no va a haber desmembramiento, que

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. no va a haber una retirada masiva de nuestra estructura, sino que vamos a mantenernos cohesionados, vamos a estar unidos que es lo ideal para nosotros porque esa unidad es la que nos hace fuerte, es lo que nos hace una fuerza sólida y consolidada. ¿Las FARC mueren con este proceso de dejación de armas? Haber, nosotros no morimos. Nosotros pasamos de un nivel a otro nivel. Pasamos de unas formas de luchas, donde utilizábamos la táctica de combinar todas las formas de luchas, la política, la ideológica, la propagandística y la armada de guerrillas pasamos a una lucha abierta, amplia, dentro del marco de la institucionalidad colombiana. Entonces nosotros no vamos a desparecer. Lo que va a desaparecer es la utilización de las armas. Pero es que las armas no hacen al revolucionario, a nosotros los revolucionarios lo que nos hacen son las ideas, el pensamiento, nuestra ideología, el proyecto de vida que tenemos, el proyecto de sociedad que tenemos que es una sociedad justa, amable, democrática para todos. Entonces lo que vamos a vivir es un cambio de la forma de lucha, pero para nosotros no hablamos del post-conflicto, sino del post-acuerdo porque el conflicto continúa. El conflicto social, económico, la lucha política eso va a continuar, es más lo que tenemos claro hacia el horizonte, lo que visionamos es que se va a agudizar más la confrontación. Los conflictos socioeconómicos y políticos se van a agravar más, van a elevarse a nuevos niveles, van a escalar y nosotros vamos a ser protagonistas fundamentales de esa confrontación, de ese escalamiento de la lucha de clases de nuestro país. ¿Existe alguna posibilidad de que las FARC vuelvan a tomar las armas? Nosotros hemos apostado todo a este proceso, inclusive siempre hemos levantado la consigna de no repetición. En el cuarto punto de los acuerdos hablamos de la “verdad, justicia, reparación”, del compromiso que no haya repetición. Pero en esto uno tiene que ser muy claro también, y vuelvo y repito: el levantamiento en armas, o sea la lucha armada como forma de lucha, es un derecho que tienen los pueblos del mundo a levantarse en armas cuando en un país determinado no hay democracia sino que hay

una tiranía despótica, hay una tiranía antidemocrática y antipopular que viola sistemáticamente los derechos humanos del pueblo, entonces a ese pueblo le asiste el derecho de levantarse en armas. Ahora, nosotros esperamos que el gobierno cumpla con los acuerdos para que realmente jamás, jamás de los jamases, se vuelvan a utilizar las armas en política. Eso no depende de nosotros, eso depende de la realidad. Si a la vuelta de mañana se vuelve a dar un fenómeno como el que pasó con la Unión Patriótica donde nos asesinaron a 5.000 activistas y dirigentes comunistas y revolucionarios, demócratas, entonces bueno, el pueblo es sabio, el pueblo en su sabiduría, en un momento dado de las circunstancias, donde se le ha obligado nuevamente a empuñar las armas, muy seguramente ese pueblo, sabiamente va a tomar también decisiones. Es que el problema es ese, si vos vivís en una sociedad y tenés unas ideas que defender, una ideología, un proyecto político para defender, una propuesta política, pero si a vos te callan las ideas con plomo… entonces hay gente que dice no, yo no renuncio a las ideas, si me combaten con violencia, con violencia también respondo. Si desde el estado se utilizan las armas de la república y la institucionalidad usa las armas para combatirnos políticamente a nosotros, al pueblo, ¿entonces qué?, al pueblo también le tocará tomar decisiones serias porque lo contrario sería una pelea de tigre contra gato amarrado. ¿Cuál es el cambio sustancial entre la vida en la guerra y ahora? Pues es un cambio que uno puede mirarlo desde varios puntos de vistas. Es un cambio que abarca muchas esferas, muchos campos. Por ejemplo el cambio de la guerra a la acumulación del conflicto, una cosa es estar en guerra y otra cosa es estar en una situación de no confrontación armada. Tu duermes con tranquilidad que es un cambio que desde el punto de vista psicológico influye mucho, claro, porque cuando estábamos en guerra uno se acostaba a descansar y al ratico llegaban los aviones a bombardear o a rafaguear entonces el descanso no es lo mismo porque uno ya estaba preparado a que al irse a acostar, a una o a las dos horas ya tenía que levantarse a tirarse detrás de un palo grueso para proteger tu vida. Desde el punto de vista personal es importante porque uno vuelve al seno

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Espacios & Memorias | de su familia, volver a reencontrarse con los seres queridos, por ejemplo, yo personalmente en 37 años me he mirado sólo dos veces con mi mamá. Dijo el camarada (Manuel Marulanda), la guerra es el peor castigo que puede vivir la especie humana. Es la guerra se mueren los hombres, a veces los mejores, la guerra deja mutilados, muertos, viudas, tierras asoladas. La guerra influye negativamente hasta en la cultura de los pueblos. Por eso nosotros miramos con mucho agrado, como muy positivo a que superemos esta página de la violencia política en nuestro país y podamos entonces vivir en una Colombia sin que se tenga que utilizar las armas para hacer política. De parte y parte. ¿Cómo usted cree que se va a alcanzar la libertad en Colombia? La libertad es una categoría bastante amplia porque la libertad no solamente implica podernos movilizar por cualquier parte del país, el tener derecho a la locomoción. No, la libertad es mucho más que eso. Es más que no estar dentro de una cárcel. La libertad es el pensamiento crítico, la libertad es el derecho a opinar, a expresarse, a organizarse, a movilizarse en función de unos derechos políticos, económicos, sociales. Libertad es generar, construir espacios, de liberación comunitaria, colectiva, es construir espacios de encuentro entre las comunidades, entre los miembros de la sociedad, para que podamos abordar los temas, los procesos que tienen que ver con nuestra vida en la sociedad. Y ponernos de acuerdo para ver cómo es que vamos a construir o vamos a generar consensos con esos políticos, consenso de la economía, de la cultura, del medio ambiente, sobre lo ético, sobre lo moral, se trata de eso, que todos tengamos derecho a participar, a pensar, a decidir, que todos tengamos derecho a ser libres. La libertad radica en ello. Y es algo que también tiene mucha relación con la palabra dignidad. La libertad tiene que ver con la dignidad, con las condiciones materiales de la vida del pueblo. Uno no puede ser libre cuando se es esclavo de un salario de hambre. ¿Temen represalias de parte del gobierno y de grupos paramilitares una vez se integren a la vida civil? Los temores existen en la medida que ellos

todavía existen. Porque lo complicado y difícil es que cuando el gobierno dice que desconoce la existencia del fenómeno paramilitar en Colombia, de estructuras criminales. Aquí este proceso de paz tiene enemigos que están enquistados en el gobierno, de la ultraderecha militarista que todavía se sueña con la solución militar, que no quiere ceder a sus privilegios, una oligarquía renuente a cambios, a transformaciones democráticas, están aferrados a su status quo, que les garantiza privilegios, la corrupción, inmoralidad, enriquecimiento, la súper explotación del pueblo para que ellos puedan disfrutar de toda la riqueza que le corresponden al pueblo colombiano. Son muy poquitos pero tienen mucho poder. Son enemigos de la paz. Entonces nosotros estamos tratando de construir, de forjar, de jalonar un gran movimiento de la Unidad Popular, esa que trabajara también en su tiempo Salvador Allende, como una fuerza dinamizadora, potenciadora de las transformaciones que necesita el país. ¿Qué opina de que el ELN se esté sumando a las conversaciones de paz? Eso es importante porque una paz sin otras organizaciones en armas no es paz completa. Entonces nosotros sí damos todos nuestros votos para que ese proceso también salga adelante, porque ese proceso también se pueda materializar y llegue a buen término, que tenga una terminación feliz. Que se pueda llegar a un acuerdo de paz lo más pronto posible con los compañeros del Ejército de Liberación Nacional para el bien de Colombia. Porque si no logramos un acuerdo con los Elenos entonces eso va a ser una justificación para que la ultra derecha mantenga esa actitud militarista y agresiva y sobre todo justificación para violar derechos humanos. ¿Y las FARC estarían dispuestos a conversar con el ELN una vez ellos también vuelvan a la vida civil y política? Sí, de hecho nosotros ya tenemos conversaciones y acuerdos. Hemos hecho acuerdos del punto de vista político-militar. Ahora ya, seguramente, llegando a un acuerdo de paz ellos, vamos a tratar de construir una unidad política, una unidad de acción. Ellos seguramente se van a transformar en un movimiento político y noso-

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. tros también, entonces vamos a poder llegar a acuerdos programáticos. A ver cómo logramos cohesionarnos y generar un campo de acción política mucho más amplia, un espacio político mucho más amplio y más representativo de todos los sectores de la sociedad colombiana. Un proyecto de convergencia. Para finalizar, ¿algún mensaje al pueblo chileno? Al pueblo chileno que retome y conquiste el poder de la Unidad Popular, de Salvador Allende a quien recordamos con mucho cariño, con mucho aprecio como figura, como personalidad, como humanista y revolucionario. Él nos dio muchas lecciones de firmeza, de compromiso revolucionario. Así que nosotros quisiéramos que más temprano que tarde haya un nuevo Allende en el poder, en el gobierno chileno. A los comunistas chilenos decirles que somos una fuerza hermana que como ellos enarbolamos el principio del internacionalismo proletario, de la solidaridad, que estamos prestos a compartir las experiencias nuestras con ellos y también quisiéramos aprender de su experiencia allá en Chile. Que somos una fuerza hermana. Estamos para marchar de la mano con ellos.

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Espacios & Memorias | RESEÑA

Gabriel Salazar. Los caminos del pueblo. Reflexiones de prisión y exilio sobre política revolucionaria en Chile (1976-1984). Editorial Universitaria. Santiago de Chile, 2017.* Carlos Sandoval Ambiado**

Buenas noches.

Quiero confesarles que he dado varias vueltas preguntándome cómo presentarles o, mejor dicho, comentarle este trabajo de Gabriel. Hoy, recién después de dos semanas, tengo una aproximación a comentarios. Pasa que no es fácil leer casi mil páginas; más complicado es cuándo se trata de ideas y reflexiones que tocan a la vida nacional y personal de una historia reciente.

Y, antes de iniciar esta exposición, debo hacer una segunda confesión. Cuando Gabriel me pidió que participara del lanzamiento de este texto, me sentí muy HONRADO; al momento de verlo no dejé de quedar ABRUMADO; pero a medida que avancé en la lectura me sentí ALIVIADO.

Ustedes ven que el libro es bastante voluminoso. Son aproximadamente mil páginas que dan cuenta de la visión del autor, no sólo del quehacer mirísta en la cárcel y en el exilio. Sino además de otros aspectos, necesarios para haber comprendido mejor la realidad y, fortalecido un trabajo revolucionario.

A medida que se avanza en la lectura nos percatamos que toca aspectos de las teorías económicas, a las tensiones inter-clases, a las propuestas educativas, a la situación internacional de aquellos años e incluso nos entrega algunas proposiciones sociológicas para estudiar los efectos del destierro.

La pregunta eje que me hice fue cómo abordo este desafío; ¿cómo ex militante o cómo historiador? No fue fácil tomar un camino; no obstante, opté por una mixtura de ambas visiones; espero haber tomado una buena decisión. Estas reflexiones de Gabriel, vienen a incrementar la larga zaga de debates en las múltiples crisis que han vivido las izquierdas chilenas y, en particular, las repetidas pugnas vividas en el MIR entre el día de su fundación y el año del inicio de la diáspora: 1986. Por recordar solo algunas

La expulsión o marginación de los trotskistas en 1967. La crisis de 1969 que fue resuelta con un documento llamado “Sin lastre avanzaremos más rápido”. La intervención vertical del Regional Concepción en 1973. La expulsión de la lla-

* El presente texto fue realizado por el autor con motivo de la presentación del libro de Gabriel Salazar, la cual se realizó el día 8 de junio en la Casa Central de la Universidad de Chile. ** Doctor en Historia (Universidad Los Lagos), Magíster en Educación. Actualmente trabaja como académico del Departamento de Historia y Geografía de la UMCE. Contacto: carlossandoval@vtr.net

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. mada “Colonia Valparaíso” en 1974. La expulsión de Melinka Toro, Gabriel y otros, a fines de los setenta…es mejor no seguir porque me ha llevado creer que es la impronta de los revolucionarios: estar en permanentes purgas.

Por ello diré que, aunque el libro no fue escrito para ser publicado, sino para “aportar a la discusión” interna del mirísmo en el exilio, hoy viene a aportar al enriquecimiento de la historia de un importante movimiento revolucionario de Sudamérica como fue el MIR. Cualquiera, que busque explicarse la diáspora de esta organización o los enormes dolores humanos de los sobrevivientes, deberá tener a la vista estas reflexiones. Meditaciones que fueron hechas por un militante que había experimentado la derrota, no sólo militar, sino también política, que lo obligaron a vivir la cárcel, la tortura y el exilio. Este triángulo represivo no era fácil explicárselo después de haber vivido tantas certezas de triunfos y visiones históricas siempre ascendentes. La realidad no explicaba ni justificaba aquella frase mega-optimista que nos advirtió a la militancia mirísta que el Golpe de Estado había derrotado al reformismo, pero no al socialismo.

Había transcurrido sólo algunos meses cuando el autor de estas palabras, el más importante dirigente del MIR, caía abatido por las balas castrenses y decenas de dirigentes y militantes atiborraban los centros de torturas, campos de concentración y cárceles. Aquella realidad, esta realidad, dieron y dan por el suelo las centenas de consignas que cruzaron los aíres en innumerables marchas, plagadas de banderas, cascos de seguridad en las cabezas y coligües en las manos.

¿Qué había ocurrido en la historia de los explotados, que empezaba a vivir una reversa en su (supuesta) enhiesta historia?; ¿en qué había fallado, al igual que en otros países, la vanguardia de los pobres del campo y la ciudad, que vivía aciagos momentos? Son preguntas que permanecerán mucho tiempo más en nuestros pensamientos y preocupaciones. En un orden cronológico el texto nos permite conocer aspectos de la crisis política, ideológica e incluso axiológica que afectó a buena parte de

la militancia mirísta. Asimismo, nos adentra en la forma y fondo que este trance fue resuelto por la dirigencia de esta organización. Pero no sólo en esto se centran estas reflexiones. También elabora acuciosamente una crítica a la forma de hacer política, no solo de la izquierda revolucionaria, sino de toda la izquierda chilena.

Estas críticas fueron hechas en modo militante. No se lanzaron desde un cómodo e envidiable escritorio. Para el año 1979, como aporte a una escuela de cuadros, realizada en Alemania por el MIR, a mi entender Gabriel devela la debilidad del discurso político de la izquierda al no construir sus fundamentos en la historicidad de los sectores sociales que alega representar o ver como opuestos a sus intereses. Es decir, edificar un discurso político asentado en el quehacer pretérito, real y holístico de nuestro país. ¿Cómo se lee en el autor?

“la deshistorización del análisis político después de 1960 habría sido un fenómeno completamente irrelevante si ambos discursos (desarrollistas y de la teoría de la dependencia) hubiesen sido, en los hechos, históricamente exitosos”.

Claramente nos damos cuenta que las propuestas sesenteras del discurso político fueron fracasados y, una vez derrotados, sus creadores cayeron en un aggiornamento ideológico que llevó a muchos intelectuales y dirigentes de izquierda a establecer sus proposiciones en el campo capitalista. El exilio y contacto con “renovadas” visiones europeas, ayudaron copiosamente a esta conversión, cuyo producto político lo hemos visto actuando en los últimos treinta años. Nuestro autor nos dice que, al revés de lo anterior, la historia muestra un poderoso discurso izquierdista cuando éste se funda en categorías analíticas que hablan de la historia propia.

Pero ello no ocurrió, ni antes ni después del Golpe de Estado. Al menos en lo que al discurso mirísta se refiere. Y, entenderemos por discurso no sólo a las locuciones de un valiente, ardoroso y rebelde tribuno o, a los escritos del “diario del Partido”; sino a todo el proceso de socialización que afectaba al reclutado hasta convertirlo en militante revolucionario.

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Los debates y discusiones, las investigaciones,


Espacios & Memorias | publicaciones y lecturas, versaban del “Renegado Kaustky”; de las “Actas” sean Tupamaras o Bolcheviques; de la Insurrección de Cantón; o del papel de las Dumas y los planes quinquenales en la Rusia revolucionaria, eclipsando --- por ejemplo --- la preocupación por el origen, el papel y la legitimidad del sindicalismo chileno. O, en su defecto, avalándose con abstracciones y principios poco sustantivos o derechamente irreales. Y nuevamente encontramos en estas reflexiones sugerencias de cómo la historia ayuda a superar las dificultades en la construcción política. El autor nos dice que la izquierda avanzó cualitativamente entre la década del cuarenta y el cincuenta gracias a que actuó y construyó acción política “sobre las ideas sustancialmente más específicas acerca del estado chileno”

Pero no sólo la lectura nos invita a construir desde la historia propia. También nos regala algunas pautas de la coyuntura post golpe y no sólo nacional, sino ésta inserta en el plano internacional. Explican estas meditaciones que resultaba imposible descifrar el Golpe de Estado chileno, separándolo de otras movidas castrenses en América Latina y en específico en el llamado Cono Sur.

Creyó el autor que era innecesario volcar toda la preocupación acusadora y opositora sobre Pinochet, porque éste no pasaba ser más allá de un “simple monigote” de sus mentores y del Imperialismo. Más allá del legítimo derecho a discrepar del calificativo que da Gabriel al dictador (porque ofende a los monos) no hay lugar para desconocer lo acertado que estuvo al pensar que el problema chileno era de carácter internacional porque espacialmente el Imperialismo había integrado al Conos Sur y por tanto los análisis de la izquierda chilena debían cruzar fronteras. O sea, transitar hacia un internacionalismo desde lo propio con visión latinoamericanista que hoy está muy vigente. Con frecuencia escuchábamos (o leíamos) en los recovecos mirístas la frase “posiciones correctas” y tal fue su recurrencia que la terminamos incorporando hasta en nuestro lenguaje cotidiano. Y, la repetíamos una y otra vez, sin percatarnos de su contenido potentemente descalificatorio. Nosotros, el mirísmo, había llegado a la verdad, todos los demás estaban equivocados, estaban en posiciones “incorrectas”, y ello nos obligaba a

corregirlas o a borrarlas. Esa era una de las razones por las que debíamos ser una vanguardia.

No obstante, la derrota del 73 que nos hizo pasar miles de peripecias, incluyendo el exilio, sitio donde disminuyó el frenesí pre-revolucionario, desapareció la monotonía de la clandestinidad solo rota por las tercianas de la tortura y la cárcel y, pudimos (muchos a tientas) retomar una vida que nos obligaba, en primer lugar, a explicar y explicarnos las razones de la derrota y de la profunda crisis que vivíamos y; (en segundo lugar) reconstruir nuestras vidas.

Pero evidentemente se cometieron otros errores. Muchos creímos que la derrota se podía superar, revertir, reconstruyendo el partido y con esta reconstrucción rearmábamos nuestras vidas. Era como una carambola: Partido funcionando hacía que nuestras vidas se reconstruyeran. Para lograr este proceso se efectuaron decenas de reuniones y conferencias; se elaboraron informes políticos y orgánicos. Se editaron revistas con reportajes y editoriales que en más de una ocasión regalaban imágenes de heroísmo o de avances de la “clase obrera y el pueblo” en su lucha anti-dictatorial. O sea, había que levantar, nuevamente las “posiciones correctas”; las verdades definitivas. Todo ello respaldado exclusivamente por la voluntad y, por consiguiente, la “consecuencia revolucionaria”.

Pero cuál fue la actitud de Gabriel. Nuevamente y con poco reparo cae en la irreverencia al desear que, en una de las reuniones a las que fue convocado, que no se alcanzara el éxito que todo militante disciplinado deseaba. El autor, en carta enviada a sus camaradas les expresa que no sería bueno acuerdos expeditos y totales, porque el pasado muy reciente enseñaba que tales productos políticos no eran otra cosa que “esquemas” utilizados “mecánicamente” y que terminaban siendo verdades finales.

Al revés, el autor en su carta hace votos porque quede el sabor de problema “no resuelto”, pero que quede planteado como desafío para hacer germinar una teoría y práctica revolucionaria acorde con la realidad. Dicho de forma distinta, que quedara el recelo a los axiomas y se estimulara a la indagación permanente en el pensamiento de la militancia.

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. Sin duda que una propuesta de este calibre colocó a contrapié una cultura partidista cuyo lenguaje oficial se llenaba con frases como “viene de arriba”; “lo dijo la CP” o “es la postura del CC” y que coloquialmente la militancia de base decía tener “la papa”. Es decir, la “verdad absoluta”. Pero en honor a la verdad histórica, esta seducción por la duda, por procesar las realidades, por armonizar el relato con los contextos sociales y por ser dialéctico fue que un pequeño grupo de militantes y no militantes del MIR, invitados por el profesor Patricio Sobarzo, asesinado más tarde por la CNI, constituyeron un colectivo de nombre “AMARANTA” con el fin de discutir y reflexionar la realidad chilena. Este grupo al querer publicar sus ideas, debió soportar la censura del discurso oficial acá en Chile. Por lo dicho, resulta sorprendente que, en situaciones tan distintas, en lo geográfico y político, emergiera una misma forma de enfrentar la construcción de un discurso y una acción político-revolucionaria.

En definitiva, el texto que comento, no son solo recuerdos y reflexiones. En mi opinión es un texto que viene a contribuir a rearmar un pensamiento revolucionario; a re-historiar a las izquierdas chilenas y al MIR. Y, de paso, regala algunas razones del por qué ha costado tanto edificar un discurso y un movimiento revolucionario. Tarea que no está sucumbida, sino solo retrasada. Y, además viene a explicar por qué Gabriel fue expulsado del MIR. Por ello y mucho más recomiendo leerlo desapasionadamente. Muchas gracias

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Espacios & Memorias | RESEÑA

Molina, Jorge (ed.). Nuevas Historias de la Población La Pincoya. Municipalidad de Huechuraba, Santiago de Chile, 2016. Seryho Astudillo Espinoza*

El sábado 10 de junio de 2017, se realizó el lanzamiento del libro “Nuevas Historias de La Población La Pincoya”, en el Centro Cultural de dicha población. A esta actividad asistieron decenas de vecinas, vecinos y organizaciones sociales de dicho territorio, además de otras organizaciones de otros sectores, que se interesaron por el trabajo. Este lanzamiento vino a coronar el proceso de trabajo que se había iniciado un año atrás; en marzo de 2016, el editor del libro, Jorge Molina (historiador, profesor universitario y poblador pincoyano), realizó una convocatoria a quienes estuviesen interesados en rescatar la memoria popular de la población La Pincoya, para formar, -con quienes respondiesen a dicha convocatoria-, un grupo de historiadores e historiadoras locales, que se dedicaran a investigar diversos aspectos de la memoria pincoyana. La convocatoria tuvo buena acogida, llegando más de diez personas, quienes pasaron por algunas jornadas de formación colectiva antes de iniciar el trabajo investigativo. En estas jornadas, se les capacitó brevemente en torno a los aspectos teóricos y metodológicos más relevantes para la *

Historia Oral. Dichas jornadas estuvieron a cargo de los profesores Mario Garcés (Doctor en Historia y académico de la Universidad de Santiago de Chile), Freddy Timmermann (Doctor en Historia y académico de la Universidad Católica Cardenal Raúl Silva Henríquez) y el propio Jorge Molina (Magíster en Historia y académico de la Universidad Católica del Maule). Una vez concluidas esas jornadas, cada una de las personas asistentes escogió un tema en el cual trabajaría y lo desarrolló durante los cinco meses siguientes, tiempo en el que hubo reuniones colectivas para compartir los avances, dudas y aportes que el grupo pudiese tener, además de reuniones personales con el editor, quien revisó los borradores finales para hacer las últimas correcciones. Si bien fueron varias personas (hombres y mujeres) quienes comenzaron el proceso, sólo cinco de ellas lo terminaron y pudieron plasmar sus investigaciones en el libro presentado. La producción del libro fue compartida entre el grupo de investigadores,-quienes realizaron las investigaciones propiamente tal y costearon los trabajo de diseño y diagramación-, y la Muni-

Egresado de Licenciatura en Historia, Universidad de Chile. Correo: seryho1014@gmail.com

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. cipalidad de Huechuraba, la cual gestionó a través de su Departamento de Cultura, los recursos necesarios para la impresión de una gran cantidad de ejemplares en alta calidad. Las copias impresas fueron repartidas entre los colegios públicos de la comuna, la biblioteca municipal, los autores del libro y las organizaciones sociales que asistieron al lanzamiento (la revista Espacios y Memorias, entre ellas). Este último criterio de distribución se decidió en función de dos variables; la primera, es que no había una cantidad suficiente de ejemplares del libro para repartir de manera individual a todas las personas que estaban interesadas en él, y; en segundo lugar, la asignación de ejemplares a las organizaciones sociales fomentaría que éstos rotasen entre los miembros de éstas y la comunidad con la que se relaciona, dándole vida permanente a las páginas que componen el libro y evitando así que termine apilado y encerrado en la biblioteca personal de cada persona.

No obstante, debido a la enorme cantidad de personas que han manifestado su interés por tener un ejemplar propio, se decidió que durante el segundo semestre de este año se imprimirá una segunda edición del libro, la que sí estará a la venta para que cualquier persona interesada pueda adquirirlo. A diferencia de la primera edición, la segunda no será financiada por la Municipalidad de Huechuraba, sino que se decidió concretarla de manera autogestionada, para así no depender de la burocracia que implica trabajar con fondos públicos. Además, el dinero recaudado servirá no sólo para costear la propia edición, sino que también permitirá financiar parte del segundo libro, que se pretende lanzar entre fines de 2017 y principios de 2018 y en cuyas investigaciones ya está trabajando una decena de pobladoras y pobladores de La Pincoya, para así darle continuidad al trabajo que comenzó con el libro aquí reseñado y que el resguardo y la divulgación de la memoria comunitaria del barrio, se transformen en un trabajo permanente en el tiempo. El libro está compuesto por cinco investigaciones donde se tratan distintos aspectos de la memoria popular de los habitantes del territorio pincoyano. El primero de los artículos es el del editor del libro, Jorge Molina Jara, quien investigó sobre el origen del nombre de la población La Pincoya, ya que existen distintas versiones

sobre ello, -incluso entre los vecinos más antiguos-. Para dicho fin, el autor recopiló y expuso cuáles eran las distintas versiones que existen sobre el origen del nombre de la población y las contrastó con distintos tipos de fuentes (algunas de ellas, inéditas), lo que le dio mayor o menor respaldo a las diferentes tesis preconcebidas, terminando por proponer una nueva tesis sobre el origen del nombre de la población La Pincoya. En segundo lugar, encontramos el texto de Jonathan “Lalo” Araya, quien es un poeta pincoyano, miembro del periódico El Pincoyazo y del colectivo Letras Pincoyanas. Jonathan, quien no había tenido ninguna formación en torno a la investigación histórica, a partir de las jornadas de formación obtuvo las herramientas que le permitieron desarrollar una importante investigación en torno al origen del estigma negativo que pesa sobre La Pincoya y sus habitantes. Para ello, realizó un impresionante trabajo en el archivo de prensa de la Biblioteca Nacional, que lo llevó hasta 1972, fecha en la que un horrendo crimen cometido en los cerros que envuelven a la población, marcaría el inicio del pesado estigma que cubre a La Pincoya hasta nuestros días y que el autor, entre archivos de prensa y poesía, se encarga de describir.

El tercer artículo tiene por autor a Leonardo González Cortés, quien es poblador de la población Última Hora (parte de La Pincoya) y trabaja como portero de una Fundación, por lo que el aporte de su investigación es mucho más valorable cuando se releva el hecho de que su vida no ha transitado por los pasillos de la Academia. A pesar de lo anterior, debido a una gran afición por la Historia, Leonardo ha recopilado material sobre la población Última Hora durante años, lo que le permitió contar con un valiosísimo conjunto de artículos de prensa. Este autor escribe sobre el proceso de fundación de la población en la cual vive y por la que siente un profundo cariño, proceso en el que las pobladoras y pobladores tuvieron el papel protagónico, pero donde también tuvieron participación los trabajadores del desaparecido diario “Última Hora”. Alternando sus propias memorias y distintos escritos periodísticos que aluden a la construcción inicial de su población, el autor reconstruye con romántica pluma, esos lejanos parajes de la memoria pincoyana.

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Espacios & Memorias | La cuarta investigación fue realizada por Óscar Gormaz Flores, que es el único que no es oriundo de La Pincoya, pero fue durante varios años profesor de Historia en un liceo existente en el territorio pincoyano, por lo que conoce bien la población y a sus habitantes. Debido a ello, Óscar decidió investigar sobre la cancha de fútbol que alguna vez estuvo donde actualmente se encuentra el liceo donde hizo clases. Esta cancha aparece reiteradamenteen los relatos de los pobladores, aunque hayan pasado casi cuarenta años desde que fue destruida. En su investigación, Óscar da cuenta de los cambios que ha tenido dicho espacio en el tiempo, en tanto símbolo de identificación para quienes viven en sus alrededores. Para el autor, la significación que los propios pobladores le dan a dicho espacio, tiene como fecha de inflexión el año 1973, particularmente debido al Golpe de Estado, pues la cancha de fútbol cambió de significado para quienes solían visitarla.

Por último, cerrando el libro, aparece el artículo de Seryho Astudillo Espinoza, quien es poblador del territorio pincoyano y egresado de Licenciatura en Historia de la Universidad de Chile. Basándose en la investigación realizada para su tesis de grado, el autor describe las características que adquiere la organización social de la población La Pincoya en distintos contextos históricos. Con una mirada panorámica y basándose en distintos testimonios de pobladoras y pobladores, el autor da cuenta de cómo las y los pobladores hicieron frente a las dificultades, durante el poblamiento inicial a fines de los sesenta, de cómo combatieron el hambre y el terrorismo de Estado de la dictadura cívico-militar, de cómo se reagruparon comunitariamente luego de la traición política de la Concertación de Partidos por la Democracia, hasta cómo ha sido el mantenimiento de la lucha organizada por un mejor vivir durante la última década. Esto le permite rastrear un hilo conector entre las experiencias de organización popular durante distintos momentos históricos, evidenciando una permanencia en la capacidad que tienen los habitantes de La Pincoya de ser agentes históricos. El libro “Nuevas Historias de la Población La Pincoya” se convierte así en un importante aporte historiográfico para la recuperación y mantención de la memoria popular de nuestro país, particularmente del territorio donde se enmar-

can las investigaciones que lo componen. Disciplinariamente, los artículos vienen a alimentar el conocimiento existente sobre el movimiento de pobladores de Santiago, no sólo en su fase inicial, sino que también en su desenvolvimiento durante las décadas más recientes, entregando interesantes planteamientos desde un territorio emblemático. Además, a lo largo de todo el libro se encuentran plasmadas una gran cantidad de fuentes de distinta índole (testimonios, fotografías, extractos de prensa, entre otras), las que no sólo sirvieron para darle consistencia argumentativa a las investigaciones, sino que también se presentaron para que quienes lo lean, puedan utilizarlas en los distintos quehaceres de las Ciencias Sociales. A pesar del aporte que significa para la disciplina histórica, este libro no es un conjunto de investigaciones que necesariamente, puedan ser publicadas en alguna revista internacional, pues su objetivo central, es que el producto de las investigaciones deba ser difundido principalmente, entre los y las pobladoras.

En el libro se encuentran distintos tipos de fuentes, las que permiten a los pobladores apreciar de distintas maneras el trabajo realizado, y no solamente a través de la palabra escrita.

El lenguaje utilizado está adaptado para que cualquier persona sin formación académica pueda disfrutar tranquilamente de la lectura. De hecho, una gran cantidad de ejemplares fue destinado a los colegios públicos de la comuna, para que los estudiantes de esos recintos puedan usar el libro como material de trabajo en la sala de clases. Finalmente, el que hayan sido casi en su totalidad, los mismos pobladores quienes hayan investigado sobre su propia historia como comunidad, es un acontecimiento importante en dos sentidos; en primer lugar, marca un precedente al interior de la población, al demostrar que no son imprescindibles los contratos a “expertos” externos al territorio local, para desarrollar investigaciones historiográficas con respecto a la población, sino que dentro de la comunidad pincoyana, existen personas altamente capacitadas para desarrollar tareas investigativas en el área de la historiografía. El hecho de que sean los mismos vecinos de La Pincoya quienes están trabajando para rescatar la memoria colectiva

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. del barrio, motiva a que muchas personas, -sobre todo las más antiguas-, quieran compartir sus experiencias y con ésto, puedan aportar en el proceso de recuperar, devolver y fortalecer la memoria popular pincoyana, así como también su gran densidad identitaria.

En segundo lugar, la construcción de este libro como ejercicio de recuperación de la memoria, es importante debido a que es un aporte más, -entre otros similares que se están concretando-, en diversas partes de la ciudad.

Este ejercicio de recuperación de la memoria histórica, también se está realizando en La Legua, en Los Nogales, en Puente Alto, Conchalí y varios otros barrios de origen popular del Gran Santiago, cuyos trabajos apuntan en la misma dirección: rescatar, divulgar y fortalecer la memoria social de los distintos barrios populares, y que ese ejercicio contribuya a alimentar el trabajo organizativo que se está haciendo en esos mismos barrios, en el presente. La recuperación de la memoria histórica popular, no debe servir únicamente para el recuerdo nostálgico, sino que debe convertirse en herramienta de aprendizaje, que permita a los sectores populares de La Pincoya y demás poblaciones, enfrentar de manera colectiva los desafíos del presente.

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Espacios & Memorias | RESEÑA

Claude Lacaille. Un Cura Rebelde en Tiempos de Dictadores*, Montreal, Canada, 2016

Jorge Alejandro Molina Jara*

La Iglesia Católica es una de las organizaciones más antiguas e influyentes que ha existido en América, debido a su extensa presencia en casi todos los rincones del continente. Al ser una institución que antecede al nacimiento de las repúblicas, se vinculó con ésta desde su génesis, para buscar sumar feligreses y orientar sus creencias. Para asegurar que sus doctrinas copen transversalmente los países, disfrutaron desde el siglo XIX de una estrecha relación con la institucionalidad del Estado, pero también mantuvieron activa presencia en zonas donde el Estado prácticamente no llegaba, a través de los sacerdotes misioneros. La doble presencia de la Iglesia, tanto en la institucionalidad como en comunidades marginadas, le ha permitido incidir en distintos procesos históricos, teniendo un poderoso rol social y

político, por ello, el conocer desde adentro las doctrinas del catolicismo, las tensiones internas y el comportamiento de sus integrantes, permiten una comprensión más profunda del pasado de la región.

Cuando sacerdotes cuentan su experiencia, develan una parte de la historia que es necesario revisar con detención, pues dan a conocer pasajes poco conocidos para los lectores que no participan de la institución católica. Si bien existe una amplia bibliografía sobre la historia de la Iglesia en Chile, nunca deja de ser novedoso que religiosos transparenten y expongan sus memorias, pues aportan información relevante tanto de su vida pastoral, su trabajo con la comunidad y de las orientaciones de la Iglesia en distintos contextos. En Chile, en las últimas décadas, distintos sacerdotes han socializado sus memorias, des-

* Esta edición en español corresponde a una traducción realizada por Susana Merino. El titulo original se llama Rebel Priest in The Time of Tyrants: Missión to Haití, Ecuador and Chile, y fue publicada en el año 2014 por la Editorial Baraka Books ** Profesor y Magister en Historia, académico de la Universidad Católica del Maule. Correo: jmolina@ucm.cl

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| Revista de Historia y Geografía social y crítica. de el Cardenal Raúl Silva Henríquez (Carvallo, 1991) hasta sacerdotes de parroquias (Morales, 1997; Jordá, 2000) o personas interesadas en investigar y resaltar el legado de la Iglesia (Carrier, 2014; Cancino, 1997; Hoyl, 2003; Velásquez, 2003; Vidal, 2005; entre otras). En esta línea de memorias aparece el sacerdote misionero Claudio Lacaille, con “Un Cura Rebelde en Tiempos de Dictaduras”.

La versión original del libro, fue publicada en inglés, el año 2014, bajo el título “Rebel Priest in The Time of Tyrants. Mission to Haití, Ecuador and Chile”, pero debido a su éxito1 , el autor recibe numerosas solicitudes para que desarrolle una versión en español, pensando en el interés que podría despertar su testimonio como misionero en distintas partes de América: Canadá, Haití, Ecuador y en Chile. La traducción se materializa el año 2016, gracias al trabajo de la argentina Susana Merino. Una vez traducido el texto, es impreso en español y lanzado en enero de 2017, en poblaciones de Santiago.

En el libro, Claude Lacaille, intenta presentar su vida y su compromiso misionero en los 23 capítulos que componen la publicación que está secuenciada cronológicamente. En él, narra el despertar de sus inquietudes teológicas como escolar, en su natal Quebec (Canadá) que lo llevarán a ingresar al sacerdocio, espacio en el que define su interés por llegar a los sectores más marginados y excluidos de la sociedad, cautivado con las orientaciones del Concilio Vaticano II y posteriormente con la Teología de la Liberación. Como sacerdote perteneciente a la versión masculina de las Oblatas Misioneras de la Inmaculada Concepción, se incorpora como misionero en Haití, en Ecuador y en Chile, siendo este último país, el lugar que más impactó al autor, particularmente lo vivido en la poblaciones de Santiago. En el libro, de 216 páginas, se pueden apreciar tres grandes ejes que articulan el relato de Lacaille: en primer lugar, las experiencias de vida y la formación sacerdotal que van configurando su mirada; en segundo lugar, una postura crítica 1 El libro fue traducido también al francés y la televisión canadiense realizó un documental que fue exhibido en la televisión pública, inspirado en el libro de Lacaille, titulado: “Petites et grandes histoires d´ un homme libre”, dirigido por Pauline Voisard.

de la jerarquía de la Iglesia Católica y su ánimo reivindicativo de la Teología de la Liberación. En este apartado expone las divergencias que tuvo - y tiene- con la línea doctrinal llevada adelante por los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, describiendo episodios poco conocidos de la cúpula chilena del catolicismo, particularmente del Cardenal Raúl Silva Henríquez, Monseñor Francisco Fresno y el Cardenal Jorge Medina y de su relación con el poder en el contexto de dictadura y transición a la democracia. Finalmente, en esta obra se puede apreciar como tercer eje, el cariño por los marginados y excluidos de América y la admiración por las luchas que han llevado adelante.

De los cuatro lugares de América que relata el sacerdote Lacaille: Canadá, Haití, Ecuador y Chile, será este último el que se extiende y profundiza con mayor detalle, pues vivió hacia fines de los años setenta y los ochenta en los populares sectores de La Bandera y La Pincoya, donde participó organizando a los pobladores, vinculándose con organizaciones políticas en clandestinidad y luchando por la defensa de los derechos humanos. Críticas y aportes

Al ser un libro de memorias que se acerca a ser autobiográfico, transita permanentemente en estilos de escritura propios de narrador protagonista y testigo (y viceversa), buscando contextualizar al lector para introducirlo en sus recuerdos y en la realidad político social latinoamericana, lo que hace que en reiterados pasajes, su relato tenga algunos saltos temáticos que no están vinculados entre sí, sobre todo entre los capítulos, dificultando en momentos la mantención de un hilo conductor. Esta problemática se vuelve recurrente en este tipo de literatura, quizás, porque la memoria opera de manera selectiva y diacrónica y no sigue la estructura de una temporalidad lineal y monotemática.

Lacaille en su obra se muestra como un sacerdote que observa críticamente lo que vive. De ahí emana un juicio personal que cuestiona el actuar de un sector (conservador) de la cúpula de la Iglesia Católica chilena, que impone sus posturas pro-dictador al interior de la institución en los años ochenta. No obstante, esa misma mirada no se observa con respecto a las estrategias

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Espacios & Memorias | políticas y sociales populares de cómo enfrentar y terminar con la dictadura, mostrándose más bien obsecuente y sin juicio crítico al respecto.

El libro se convierte en una fuente relevante para conocer la realidad social que vivió y aun viven distintos sectores de América Latina, gracias al crudo relato que hace Lacaille de la pobreza y precariedad de Haití, del mundo indígena en Ecuador y de las poblaciones en Santiago de Chile. Además, describe desde adentro las “dos almas” con las que vivió la Iglesia en la segunda mitad del siglo XX; una orientada hacia el mundo popular y sus reivindicaciones y otra más conservadora y cercana a los poderosos de turno. En esta tensión interna, postula que sectores conservadores llevan a Juan Pablo II a dirigir el catolicismo en plena Guerra Fría, para poner atajo internamente, al trabajo de sacerdotes empapados con la Teología de la Liberación en América Latina.

La Iglesia Católica giró entonces 180 grados y fue reingresada a la sacristía. Juan Pablo II, Papa estrella, llevó hábilmente en todo el planeta su campaña de evangelización a través de grandes shows religiosos, que eclipsaban a los obispos de las iglesias locales. La Iglesia de los pobres tomaba el camino de las catacumbas. (Lacaille, 2017, pág.46).

Finalmente, el libro es un aporte, pues permite conocer la mirada de un sacerdote empapado del compromiso avanzado con el mundo social, que tuvo parte de la Iglesia Católica. Por ello, quienes lean este texto, visualizarán en el relato de Lacaille a cientos de sacerdotes y monjas misioneras que se la jugaron por apoyar y defender a los más postergados.

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CONSEJO EDITORIAL EQUIPO DIRECTIVO:

DIEGO CALDERÓN OLATE ERICK PERÉZ YAÑEZ EDITOR GENERAL:

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MARIO GARCES DURÁN. Doctor en Historia (PUC), Magíster Artium en Historia (USACH), Licenciado en Historia (PUC). Actualmente es académico de la Universidad de Santiago de Chile y Director de la organización ECO, Educación y Comunicación. CARLOS SANDOVAL AMBIADO. Doctor en Historia (Universidad Los Lagos), Magíster en Educación. Actualmente trabaja como académico del Departamento de Historia y Geografía de la UMCE. DANIEL FAURÉ POLLONI. Doctor en Historia (UCH). Magíster en Historia (USACH). Licenciado en Historia (UCH). Trabaja como académico de la Universidad Alberto Hurtado y la USACH. RODRIGO ROCHA PÉREZ. Magíster (C) de Estudios Culturales (Universidad ARCIS), Licenciado en Geografía y Geógrafo (UCH). Actualmente es académico del Departamento de Historia y Geografía de la UMCE. PAULO ÁLVAREZ BRAVO. Magíster en Antropología (UAHC), Profesor de Historia, Geografía y Educación Cívica (UMCE). Actualmente es académico de la UMCE. CRISTIAN OLIVARES GATICA. Profesor de Historia, Geografía y Educación cívica, y licenciado en educación (UMCE). Actualmente es académico del Departamento de Educación Básica de la UMCE. DAMIAN LO CHÁVEZ. (c) Magíster en Historia (UTA). Licenciado en Historia (UCH). Actualmente trabaja en el Museo Regional de Iquique. DIEGO PINTO VEAS. Magíster en Educación mención Currículum y Comunidad Educativa (UCH).Licenciado en Geografía y Geógrafo (UCH). Actualmente es académico de la UMCE





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