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LUIS CROVETTO

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FÉLIX ARRIETA

FÉLIX ARRIETA

LA LIBERTAD DE LOS OTROS

VICEPRESIDENTE DEL BANCO DE ALIMENTOS DE BIZKAIA

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La sociedad actual está azotada por una pandemia desconocida para todos. Debido a su alcance mundial nos ha cambiado la concepción del mundo, porque se ha llevado por delante la seguridad con la que vivíamos los habitantes del Primer Mundo, donde el bienestar y la salud nunca iban a correr peligro. Al mismo tiempo, otro aspecto que viene unido a la misma es la profunda crisis económica, cuyo alcance todavía está por determinar y con un final que parece no estar cerca. El Covid-19 está poniendo en peligro la estabilidad económica de muchas personas que nunca pensaron necesitar la ayuda de instituciones solidarias para hacer frente a sus necesidades más básicas. La actual crisis económica tiene unos efectos más devastadores que la sufrida, y aun no superada, de 2008, y pone de manifiesto un hecho que desde el Banco de Alimentos venimos observado estos últimos años: el desarrollo de la solidaridad, tanto a nivel personal como institucional y empresarial.

En esta nueva realidad social el papel del Tercer Sector se ha convertido en el motor de la solidaridad, porque aúna iniciativas de las Administraciones, Empresas, Fundaciones y Particulares, creando una red de apoyos a las personas vulnerables, que de otra forma sería muy difícil de sostener.

Los que estamos viviendo en el siglo XXI hemos de tener muy claro que el futuro lo construimos entre todos o no habrá futuro, porque las desigualdades sociales extremas no son admisibles en una sociedad justa y democrática. Todos somos responsables y estamos implicados en la justicia social y en el justo reparto de los bienes. Mientras una persona no tenga una situación que le permita mantenerse con su trabajo, los demás no podemos mirar hacia otro lado, porque estaríamos conculcando el derecho de todo ser humano a una vida digna. Este derecho no deriva de un sentimiento voluntarista y solidario exacerbado en un contexto de especial dificultad, sino de la propia dignidad del ser humano y de ciudadanos de una sociedad justa en la que todos somos responsables. No podemos

escudarnos en las Administraciones públicas. En el Banco de Alimentos somos conscientes de que nuestra actividad no soluciona el problema de la pobreza, pero también sabemos que nuestro trabajo es indispensable para aquellas personas que han perdido su medio de vida, están en riesgo de exclusión y necesitan ayuda básica para su alimentación, hasta que puedan solucionar su situación laboral.

Muestra de que nuestra labor es necesaria es el respaldo que en Euskadi recibe la actividad de los Bancos de Alimentos, demostrado por el hecho de que la Gran Recogida 2020, llevada cabo sin voluntarios en los establecimientos de alimentación, tuvo un resultado superior en un 30% al del año anterior. La explicación de este hecho no puede ser debida solo a un sentimiento producido por un contexto de especial dificultad, que es cierto, sino también al convencimiento de que no podemos permitir que más de 30.000 personas que viven en Bizkaia lo hagan por debajo del umbral de pobreza porque formamos una sociedad que considera que los derechos básicos no son un regalo: son inherentes a la persona y por lo tanto, todos dentro de nuestras posibilidades somos responsables del Bien Común y esta labor atañe a todos los individuos no sólo a las Administraciones públicas. Como conclusión y corroborando la idea de que no estamos ante un movimiento de opinión emocional y transitorio podemos aportar el dato de que, desde que los Banco de Alimentos de todo el Estado llevan a cabo la Gran Recogida: Álava, Bizkaia, Gupuzcoa y Navarra son los territorios donde más kilos por habitante se consiguen; la reiterada generosidad de nuestra sociedad año tras año indica que no estamos ante un sentimiento transitorio sino en una forma de entender la vida pensando que mientras haya personas con carencias, los demás tenemos el compromiso de estar a su lado mientras lo necesiten La experiencia de mis años en el BAB me permite aplicar a tantas y tantas personas de nuestra tierra esta frase de William Shakespeare: “Hemos venido a este mundo como hermanos; caminemos, pues, dándonos la mano y uno delante de otro”.

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