El origen es este fenómeno habría que buscarlo en una serie de factores geológicos y geomorfológicos recientes. De este modo, la formación de un glacis como final de la etapa sedimentaria neógena en la cuenca de Granada habría definido un plano morfológico con pendientes radiales de dirección Sur y Oeste desde la Sierra de Huétor (cota en torno a 1200 m) hasta la zona central de la cuenca, a unos 700 m. Este glacis tendría una cota entre 1050 y 950 m en la zona de estudio, parte del cual se aprecia hoy en el Llano de la Perdiz. La formación de un plano de glacis ligado al final de la sedimentación neógena en una cuenca no es un fenómeno exclusivo de la depresión de Granada. La depresión de Guadix-Baza (Viseras, 1992; García Aguilar, 1997) y otros muchos lugares de la península ibérica, como algunas zonas de la meseta Norte (Serrano y Gutiérrez, 2003), muestran este fenómeno geológico hoy parcialmente erosionado en casi todos los casos, como testigo del cambio desde un régimen sedimentario a otro erosivo hace unos 10000 años. En este momento tuvo lugar el final de un periodo glaciar desarrollado entre 130000 y 10000 años B.P. (denominado Tardiglaciar) con un máximo desarrollo entre los 40000 y 18000 años B.P. En este periodo, las temperaturas medias en nuestra latitud descendieron de 7 a 9ºC (lo que significaría para nuestra zona una temperatura media anual de 6ºC) y todo el régimen climático se vio alterado hacia condiciones de mayor humedad y menor temperatura, cambiando las condiciones ecológicas y el paisaje en amplias zonas (Serrano y Gutiérrez, 2003). Si la nieve caída durante el invierno y primavera no fundía totalmente en verano, tenía lugar la acumulación efectiva de un manto nival y la formación de un plano morfológico ligado a este glaciar, que se mantuvo hasta el final de este periodo frío. La reconstrucción de este plano de glacis asociado a un glaciar en el borde NE-E de la cuenca de Granada dibujaría una superficie cónica descendente (ver figura 12) desde los relieves exteriores (Sierra Arana, Sierra Nevada y Sierra de Huétor) hasta la zona central de la depresión, con unos saltos de cota cercanos a 500 m.
Fig. 11. Imagen del valle del río Darro a su paso por la zona del Sacromonte. Obsérvese las diferencias geomorfológicas como pendientes y grados de erosión, entre las laderas Norte (a la derecha) y Sur, así como tres de los sectores paisajísticos definidos: thalweg o zona basal del valle asociada al cauce principal, zonas de ladera y zona de glacis (cuadrante superior-derecha de la imagen, correspondiente al Llano de la Perdiz, a una cota media de 1000 m).
Una vez iniciada la etapa erosiva posterior por parte de los cauces fluviales, tras el periodo tardiglaciar hace unos 10000 años B.P y la fusión del manto nival, estos habrían acomodado su trazado a la pendiente original del terreno. En el caso del Darro, cuya cuenca de recepción se halla en la Sierra de Huétor, habría iniciado un curso en dirección Sur con una red de drenaje convergente hacia esa dirección. Esta red de drenaje habría evolucionado desde cauces no organizados jerárquicamente (planos de fluido) hasta un cauce matriz único en zonas inferiores de la cuenca de drenaje primitiva. Posteriormente, su erosión vertical habría creado las diferencias topográficas necesarias para constituir drenajes y barrancos ortogonales de dirección Este y Oeste de orden 2. En un estadio posterior, esta red de drenaje habría desarrollado sucesivamente cauces ortogonales entre sí de orden 3, 4, etc. produciendo los paisajes de cárcavas, barrancos secundarios y bad-lands observados en la actualidad, dentro de un régimen erosivo en dos dimensiones. Mientras tanto, el cauce principal erosionaba verticalmente la base del valle matriz creando unas diferencias de cota cada vez más evidentes respecto a las zonas altas de glacis. Todo este sistema se habría desarrollado hasta un punto donde el control geomorfológico en la dirección del Darro quedaría supeditado a una acción tectónica de una fractura N100E con una probable componente vertical, de modo que el bloque hundido de esta falla habría condicionado un cambio brusco de dirección en el cauce, ajustándolo a un canal tectónico ya preconfigurado. La zona del bloque levantado de esa falla (ladera Sur del valle) habría quedado sin una red de drenaje desarrollada ni jerarquizada debido a su escasa superficie. En esta ladera Sur, los cauces muestran direcciones subparalelas y una convergencia directa hacia el cauce del Darro, desarrollando a lo largo de este proceso una lenta erosión del glacis y la formación de barrancos poco profundos en dirección perpendicular al cauce matriz. Todos estos factores permitirían explicar las grandes diferencias apreciadas entre las laderas Norte y Sur de la cuenca baja del río Darro (fig. 11). La figura 12 propone en este sentido una secuencia gráfica de evolución reciente dentro de la cuenca baja del río Darro, comenzando con la etapa de glacis, hace unos 10000 años B.P. Además de considerar estos factores geológicos y geomorfológicos como origen de la asimetría en la red de drenaje y el paisaje de las laderas del río Darro, habría que tener en cuenta ciertos condicionantes de tipo ecológico como factores de amplificación para tales diferencias. De este modo, la ladera Sur (orientada hacia el Norte) aparece bajo un régimen microclimático de mayor humedad y menor temperatura media debido a un ángulo de insolación y un número de horas de insolación directa mucho menores. Este efecto genera una secuencia causa-efecto que desemboca en un mayor desarrollo de biocenosis vegetal que forma y protege a su vez el suelo favoreciendo la infiltración y una escorrentía laminar incluso en zonas de altas pendientes. Este efecto explicaría la escasez de cauces y los bajos índices de erosión vertical en esta ladera. Por el contrario, la ladera Norte (orientada al Sur), mucho más expuesta a la insolación, habría desarrollado un microclima de mayor aridez y temperatura, con un desarrollo vegetal menor, una menor protección del suelo y un mayor volumen de escorrentía en épocas de lluvia, que habría inducido mayores índices de erosión, menor desarrollo edafológico y mayor desarrollo de la red de drenaje en forma de barrancos, cárcavas y bad-lands. Todos estos efectos se muestran en la fotografía de la figura 13 y el gráfico de la figura 14. Además de estos condicionantes ecológicos naturales cabe considerar una serie de actuaciones antrópicas sobre el paisaje que habrían amplificado a su vez estos efectos naturales. Sabemos que la ladera del Sacromonte ha soportado históricamente una mayor población humana, básicamente en hábitat de cuevas, que la ladera de la Alhambra probablemente debido a estas mejores condiciones microclimáticas. Esta mayor densidad de población induce inevitablemente una mayor alteración medioambiental traducida en deforestaciones, uso abusivo del suelo, actuaciones urbanísticas, pastoreo, etc. que, en último extremo habrían transformado esta ladera hacia unas condiciones ecológicas aún más estrictas de lo esperado.
Fig. 12. Secuencia propuesta sobre el desarrollo de la red de drenaje en la cuenca baja del río Darro. 1paisaje desarrollado hace 10000 años, donde un manto nival cubría toda la zona desde la Sierra de Huétor hasta la actual Vega de Granada. 2-esquema de evolución intermedio una vez fundida la nieve tras el cambio climático e iniciada la escorrentía del río Darro, que habría acomodado su curso al canal tectónico producido por la actuación de una falla normal mediante un giro hacia el Oeste. 3-esquema actual con la formación de una densa red de barrancos en la ladera Norte y una menor erosión en la ladera Sur (bloque levantado de la falla). Referencias: A-Sierra de Huétor, D-Río Darro, L-Llano de la Perdiz. Más explicación de la figura en el texto.
Fig. 13. Imagen de las laderas de orientación Norte (a la izquierda) y Sur del valle del río Darro en el sector Alhambra-Sacromonte. Apreciamos las evidentes diferencias de insolación, humedad, biomasa vegetal, grado de conservación del suelo y paisaje entre ambas laderas.
5-Erosión El cálculo de la tasa de erosión ligada a fenómenos fluviales plantea numerosas dificultades metodológicas. En este sentido, se han planteado numerosas propuestas (MOPT, 1992) que tienen en cuenta esencialmente factores climáticos, clinográficos, litológicos y edafológicos. Muchas de ellas son de tipo cualitativo-descriptivo aportando valores poco fiables en líneas generales. En todo caso, las estimaciones sobre índices de erosión en una zona precisan una caracterización climática preliminar. Los datos climáticos considerados en este caso se refieren a la base aérea de Armilla (www.inm.es). Aún siendo conscientes de las diferencias entre este punto y la cuenca baja del río Darro, con mayor cota y relieve, la ausencia de estaciones climáticas en esta zona y sobre todo de series históricas de datos sobre parámetros climáticos, ha llevado a considerar la estación de Armilla, distante unos 5 km, como referencia. Una vez elaborados los datos y calculadas las medias estadísticas, obtenemos la siguiente tabla: Mes
T
TM
Tm
R
H
DR
DN
DT
DF
DH
DD
I
E F M A M J J A S O N D Media anual
6,8 8,4 10,7 12,6 16,5 21,3 25,3 25,1 21,2 15,7 10,6 7,9
12,2 14,1 17,0 18,8 23,1 28,8 33,5 33,2 28,5 21,9 16,2 13,1
1,3 2,6 4,3 6,4 9,8 13,9 17,1 17,1 14,0 9,5 5,1 2,8
44 36 37 40 30 16 3 3 17 40 46 49
74 69 62 59 55 48 41 42 52 64 73 76
6 6 6 7 5 2 0 1 2 5 6 7
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
0 0 1 1 2 2 1 1 2 1 1 0
3 2 1 1 1 0 0 0 0 1 2 3
13 6 2 0 0 0 0 0 0 0 3 8
9 7 7 5 5 11 22 18 10 7 8 7
161 161 207 215 268 314 348 320 243 203 164 147
15,2
21,7
8,7
361
60
53
2*
12
14
32
115
2751
Página anterior. Valores climáticos de Granada (estación base aérea de Armilla) durante el periodo 19712000. Clave de índices: T (temperatura media mensual o anual en ºC), TM (temperatura media mensual o anual de las máximas en ºC), Tm (temperatura media mensual o anual de las mínimas en ºC), R (precipitación mensual o anual en mm), H (humedad relativa media en %), DR (nº de días con precipitaciones igual o mayor de 1 mm), DN (nº de días con nevadas) *: las precipitaciones de nieve son irregulares dentro del periodo Diciembre-Marzo, DT (nº de días con tormenta), DF (nº de días con niebla), DH (nº de días con heladas), DD (nº de días despejados en su totalidad), I (nº de horas de insolación).
Sierra de Huétor
Sierra Nevada
Sacromonte
Alhambra
Río Darro Temperatura / Insolación
Vegetación / Humedad
+ Clima Mediterráneo Xerófilo
-
Orientación Sur
Clima Mediterráneo Subhúmedo
Orientación Norte
Fig. 14. Esquema representativo de las diferencias ecológicas entre las laderas Norte y Sur de la cuenca baja del río Darro. Más explicación en el texto.
Climograma de Granada 60 50
mm / ºC
40 30 20 10 0 E
F
M
A
M
J
J
A
S
O
N
D
Fig. 15. Climograma de Granada. La línea marcada con cuadrados representa las precipitaciones mensuales en mm y la línea marcada con rombos las temperaturas medias mensuales en ºC
Valores a destacar de la tabla climática anterior son la temperatura media anual (15,2 ºC), las precipitaciones anuales medias (361 mm), número medio de días de lluvia al año (53) y la humedad relativa media anual (60%). Estos valores definen a través de distintos índices (MOPT, 1992) un régimen climático para la zona de tipo mediterráneo continental subárido, con un índice de torrencialidad (R / DR) igual a 6,81 y un periodo de estiaje situado entre comienzos de Junio y mediados de Septiembre, verificándose para precipitaciones mensuales menores de 20 mm. En cuanto a los métodos para estimar cuantitativamente los índices de erosión en la cuenca baja del río Darro, han sido ensayados varios de ellos (MOPT, 1992) con resultados dispares y distinto grado de fiabilidad. De todos ellos, vamos a destacar los siguientes: -Erosión laminar según el U.S National cooperative soil survey. Este método aplicado a la cuenca baja del Darro aporta un diagnóstico catalogado dentro de la categoría 4 (erosión muy severa): paisaje con cárcavas donde los perfiles del suelo se han destruido casi totalmente, no siendo aptos para el cultivo. Los valores de erosión de esta categoría se sitúan en torno a 3200 tm/km2/año, un valor 60 veces menor del calculado a través de la curva hipsométrica. -Índice de protección frente a la erosión. Según el tipo de sustrato (en nuestro caso, conglomerados heterométricos de la Formación Alhambra), pendiente y vegetación (arbustiva degradada y masas arbóreas dispersas). El índice estimado oscila entre 0,2 y 0,6, siendo 0 la protección mínima y 1 la máxima.
-Método de Albaladejo et al. (1988). Estimando diversas características geomorfológicas se define un modelo de erosión traducido cuantitativamente a través de la ecuación universal de pérdida de suelo (EUPS): [ A = R K L S C P ], donde A representa la tasa de erosión en tm/ha/año, R es el factor de lluvia, K el factor de erosionabilidad, L factor de inclinación, S factor de pendiente, C factor de ordenación de cultivos y P control de erosión mediante cultivos. La aplicación de esta fórmula en nuestro caso arroja los siguientes valores:
FACTOR
Valor estimado
R
60
L–S
2,53-3,23
K
0,26-0,43
C
0,28-0,32
P
0
Para ello, se ha definido un factor de cultivo con densidad de cobertura vegetal entre el 2% y el 35% y pendientes medias entre el 5% y el 15%. Estos valores permiten catalogar la zona dentro de la categoría P 2 V 2. Los valores tabulados aportan una oscilación posible en las tasas de erosión (A) comprendidas entre 11,05 y 22,86 tm/ha/año o 1100 a 2286 tm/km 2/año. Estos valores suponen tan solo un 10% de los calculados mediante el método de la curva hipsométrica, como veremos a continuación. -Método Fournier. Este método permite estimar la degradación específica de una cuenca (X) en tm/km2/año aplicando cuatro tipos de ecuaciones de regresión en función del factor Y = ( p 2 / P), siendo p la precipitación del mes mas lluvioso (49 mm en diciembre) y P la precipitación anual (361 mm). En nuestro caso, Y = 6,65. La recta elegida es la “D”, usada para zonas de relieve acentuado en clima semiárido: [ X = 91,78 Y – 737,62 ]. El valor X da -127,28, lo que demuestra una inviabilidad en nuestro caso de este método de estimación erosiva. -Curva Hipsométrica. Este método de cálculo erosivo resulta complejo y necesita un exhaustivo estudio geomorfológico preliminar centrado en la determinación de la curva de frecuencia altimétrica, estimación de superficies en bandas de cota y análisis estadístico de factores altimétricos y clinográficos. Pese a esta complejidad, los resultados obtenidos mediante este método en otras zonas como la cuenca de Guadix (García Aguilar, 1997) han sido catalogados de fiables y ajustados a la realidad. Esta fiabilidad en la aplicación de la curva hipsométrica se explica por su carácter específico en cada zona según diversos factores geomorfológicos. La secuencia metodológica llevada a cabo para aplicar este método parte en primer lugar de la delimitación de la cuenca baja del río Darro, ya establecida en el estudio altimétrico, y el cálculo de la curva de frecuencia altimétrica de modo independiente para cada subcuenca. Una vez calculadas las curvas de frecuencia altimetrica y la superficie de los distintos sectores acotados, correspondientes a las cuatro zonas geomorfológicas ya definidas, se completa una tabla de valores con la superficie total, superficie relativa en tanto por ciento y superficie relativa acumulada en cada sector. El cálculo de las superficies se ha realizado mediante el método de triangulación de zonas en mapa 1:25000, obteniendo un error estimado en las medidas de un 10%.
Intervalo de cotas (m)
Amplitud de intervalo (m)
Marca de clase (m)
Nº de puntos. Subcuenca Norte
Frecuencia (%). Subcuenca Norte
Nº de puntos. Subcuenca Sur
Frecuencia (%). Subcuenca Sur
1200-1060
140
1130
50
12,1
0
0
1050-950
100
1000
145
35,1
106
30,1
940-840
100
890
173
41,9
149
42,3
830-730
100
780
45
10,9
97
27,6
413
100
352
100
SUMA
Marca de clase (m)-Subcuenca
Superficie (km2)
% sobre el total
% acumulado
Valor acumulado (km2)
1130-N
1,180
8,5
8,5
1,180
1000-N
4,061
29,3
37,8
5,241
1000-S
0,620
25,2
25,2
0,620
890-N
6,729
48,5
86,3
11,970
890-S
1,109
44,7
69,9
1,729
780-N
1,900
13,7
100
13,87
780-S
0,731
30,1
100
2,46
SUMA = 16,33 km2
Esta tabla sirve de base para construir la curva hipsométrica a través de una gráfica donde el eje de ordenadas representa cotas en metros y el eje de abcisas el tanto por ciento de superficie acumulada en m 2 (fig. 16). De este modo, la gráfica expresa valores volumétricos en metros cúbicos. Dadas las diferencias entre las laderas Norte y Sur del valle se ha optado por elaborar dos curvas hipsométricas correspondientes a cada ladera. De este modo, será posible cuantificar objetivamente las diferencias sobre erosión ya fijadas desde un punto de vista cualitativo entre ambas márgenes de la cuenca.
CURVA HIPSOMÉTRICA cuenca baja del río Darro-ladera Norte
%sup. acumulado
120 100 80 60 40 20 0 1130
1000
890
780
Cotas (m)
CURVA HIPSOMÉTRICA cuenca baja del río Darro-ladera Sur
%sup. acumulado
120 100 80 60 40 20 0 1130
1000
890
780
Cotas (m)
Fig. 16. Curvas hipsométricas correspondientes a las laderas Norte y Sur de la cuenca baja del río Darro. Más explicación sobre las mismas en el texto.
La forma de los distintos tramos de la curva hipsométrica expresa a su vez distintos grados de evolución geomorfológica en la cuenca (Strahler, 1979). De este modo, la tendencia cóncava indica un estado de madurez y baja energía potencial ligada a una situación donde el volumen erosionado es mayor que el existente. La tendencia recta indica un estado de equilibrio, donde el volumen erosionado es similar al actual y la tendencia convexa indica un paisaje con escaso desarrollo erosivo y elevada energía potencial.
A partir de estos datos es posible establecer los estados energéticos actuales de la cuenca y las zonas altimétricas correspondientes. En todo caso, y previamente al análisis de las curvas hipsométricas cabe efectuar una serie de matizaciones respecto al cálculo de volúmenes y tonelajes erosionados: 1-Las superficies consideradas en las curvas para su estimación en volumen erosionado (situadas a la derecha de las líneas en cada gráfica de la figura 10) son, en el caso de la ladera Norte, a partir de la cota 1100 m ya que por encima de esta altitud no se considera significativo el volumen erosionado en esta zona. En el caso de la ladera Sur, se ha considerado la superficie obtenida desde la cota 1030 m puesto que esta es la cota máxima del glacis en esta ladera y por tanto cotas superiores no están representadas físicamente. 2-El paso de volumen a peso en la estimación erosiva se ha efectuado mediante cálculo de una densidad promedio en las rocas que componen la cuenca baja del río (conglomerados de la Formación Alhambra y margas miocenas). Este cálculo arroja un valor de 2,3 tm/m 3 estimado a partir de las tablas de densidad de rocas tanto en estado seco como parcialmente hidratadas (Jiménez y De Justo, 1975). 3-Las superficies consideradas en cada tramo de la cuenca se refieren a superficies planimétricas, calculadas sobre mapa topográfico escala 1:25000, de ahí que los valores resultantes sean en todo caso menores a los reales. 4-El momento de inicio de la erosión en la zona se ha considerado en 10000 años B.P, teniendo en cuenta los antecedentes bibliográficos al respecto y la propia curva de evolución paleoclimática durante el pleistoceno. 5-Teniendo en cuenta todas las posibles fuentes de error anteriores, se estima un error relativo máximo en los distintos valores sobre tasas de erosión en torno a +/- 10%. Una vez efectuadas las consideraciones anteriores y realizados los cálculos sobre las curvas hipsométricas, se establecen los valores representados en la tabla que figura a continuación. El análisis de las curvas hipsométricas demuestran estados de madurez erosiva por encima de la cota 1000 m, sobre todo en la ladera Norte. En este caso, la exposición de los relieves exteriores a los agentes de modelado durante un periodo prolongado de tiempo ha permitido su desmantelamiento erosivo en gran medida y por tanto una situación de cierta estabilidad donde el volumen erosionado es mucho mayor que el existente en la actualidad. Esta situación se pone especialmente de manifiesto en los tramos cóncavos de las curvas correspondientes al intervalo 1130-1000 m. Dado que la ladera Sur este tramo está muy poco representado, la curva presenta un ángulo muy bajo de inclinación. Los tramos de la curva situados entre las cotas 1000 y 780 m presentan en la ladera Sur una forma pseudorecta interpretada como situación de equilibrio. Este efecto puede comprobarse actualmente en el paisaje de la zona y explicaría los escasos índices erosivos observados en esta ladera. Quizás el tramo de cotas 890-790 m aparece bajo una cierta tendencia convexa, indicativa de un mayor grado de energía y actividad erosiva. En el caso de la ladera Norte, este tramo de cotas aparece bajo una marcada tendencia convexa indicativa de una gran energía potencial y una intensa actividad erosiva, tal y como efectivamente podemos apreciar en el paisaje. La ladera Norte del valle muestra un volumen actual mayor que el erosionado frente a la ladera Sur, caracterizada por una situación de equilibrio al respecto. Este hecho explicaría a su vez la elevada actividad erosiva de la ladera Norte, encaminada a lograr una situación de equilibrio que ya presenta, al menos en términos relativos, la ladera Norte.
Factor
Subcuenca Norte
Subcuenca Sur
Conjunto de la cuenca
Superficie (km2)
13,87
2,46
16,33
Cota superior 1100 considerada (m) Volumen erosionado 1730 · 106 3 (m ) 1,73 km3 Peso erosionado (tm) 3979 · 106
1030
1065
250 · 106
Aprox. 2000 · 106
0,25 km3 575 · 106
2 km3 4554 · 106
Volumen erosionado 173000 anual (m3/año) Peso erosionado anual 397900 (tm / año)
25000
198000
57500
455000
Erosión equivalente total 287 (tm / m2) Erosión equivalente (m3 / km2 / hora) Cota media (m) 945
101
388
Perímetro (km)
11,25
20,50
Pendiente máxima media 14 (%) Pendiente mínima media 6,4 (%) Pendiente media del cauce (%)
1,38 893
921
58 30 1,8
Los valores mostrados en la tabla anterior sintetizan el análisis de las curvas hipsométricas y permiten disponer de datos cuantitativos inéditos que ponen de manifiesto en todo caso la intensidad erosiva que sufre esta cuenca. De estos datos cabe destacarse el volumen total erosionado desde su comienzo hace unos 10000 años (2 km 3), el peso total equivalente (más de 4500 millones de toneladas) y los valores por unidad de tiempo (455000 tm/año) y espacio (388 tm/m2). La tasa equivalente (1,38 m3/km2/hora) expresa de modo muy gráfico esta intensidad erosiva en la zona. Estos valores resultan muy similares a los obtenidos en zonas cercanas, como es el caso de la cuenca de Guadix-Baza con tasas de 1,58 m3/km2/hora y volúmenes totales de 78 millones de m3 al año para el conjunto de la cuenca (García Aguilar, 1997). Con ser estos valores muy elevados, se consideran normales en el ámbito mediterráneo y en concreto para la zona Sur-Sureste de España. Sabemos que el actual clima de tipo semiárido con lluvias escasas y de tendencia torrencial de la región, unido a los graves problemas de deforestación y pérdida de suelo deriva en una intensa actividad erosiva para amplias zonas y en concreto todas aquellas ligadas a la dinámica de ríos y ramblas con caudal estacional que en periodos de tormentas se activan enormemente causando fuertes arrastres y el tallado de cárcavas, barrancos de distinta dimensión y los típicos paisajes de aspecto desértico ( badlands). Estas mismas consideraciones plantean la necesidad de frenar en lo posible estos procesos erosivos a través de planes de reforestación, lucha contra los incendios forestales y cuidado en los usos del suelo. Solo de este modo será posible lograr un entorno natural más amable y respetuoso con las especies tanto animales como vegetales que sustenta este ecosistema y que permiten en definitiva una mejor calidad ecológica de nuestro entorno más cercano.
En cuanto a las tasas de erosión vertical, estas van a ser calculadas a partir de datos obtenidos sobre el propio río Darro, dentro de su zona de thalweg y por tanto dentro del vértice inferior del perfil en “V” del valle. El cálculo de estas tasas constituye uno de los parámetros geomorfológicos más interesantes y la vez difíciles de establecer en un estudio de este tipo. Las implicaciones de estos datos desde el punto de vista histórico, medioambiental y geológico resultan incuestionables, a la vez que permiten obtener un conocimiento real de la dinámica hidrológica del río. Los puntos de partida para elaborar este estudio han sido los siguientes: 1-Estimación del inicio en la actividad erosiva del río Darro en años B.P y reconstrucción del escenario geomorfológico donde se inició esta erosión y por tanto la profundización del valle en su perfil actual. 2-Análisis del escenario geomorfológico actual, referido a posición topográfica y pendiente en el cauce, así como la detección y caracterización de terrazas y paleoterrazas fluviales en la cuenca baja del río. 3-Búsqueda de testimonios gráficos antiguos donde se aprecien imágenes del río Darro en un contexto paisajístico correlacionable con el actual. De este modo tendríamos una referencia cercana en el tiempo acerca de la actividad erosiva del río. Como ya se ha comentado en capítulos anteriores, el inicio en la actividad erosiva del río Darro, al igual que el resto de la red hidrográfica de Granada (y probablemente de buena parte de Andalucía), parece situarse tras la etapa de sedimentación principal en la cuenca de Granada y la formación de una superficie plana de colmatación o glacis, ligada al último periodo glaciar entre 130000 años y 10000 años B.P (Serrano y Gutiérrez, 2003). Esto quiere decir que la formación de la superficie de glacis estaría ligada genéticamente a unas condiciones glaciares y la acumulación de un manto nival (semi)permanente que habría favorecido la formación de esta superficie morfológica y la acumulación de depósitos caóticos de conglomerados heterometricos, tal y como podemos observar en la actualidad en la zona del Llano de la Perdiz. Tras un calentamiento térmico global, la fusión de este manto de nieve habría inducido la formación de un gran volumen de agua, dinamizado mediante una escorrentía a favor de las pendientes originales de este glacis (en nuestro caso en dirección Sur y Oeste). Estas escorrentías, con un gran poder erosivo y de arrastre, habrían iniciado el tallado de valles en “V” a velocidad muy alta en sus comienzos con el objeto de alcanzar los perfiles de equilibrio. En el caso del río Darro, este inicio en su actividad erosiva estaría ligado a un cauce principal en dirección Sur desde la zona de Sierra de Huétor, hasta la zona de giro en su cauce provocado por los efectos tectónicos de la fractura N100E detectada en la zona hacia la dirección Oeste. A partir de esta primera etapa, la jerarquización en la red de drenaje habría sido progresiva con la formación de cauces de orden 2, 3, etc. y barrancos asociados de geometría sucesivamente ortogonal al anterior (fig. 12). Teniendo en cuenta estas consideraciones vamos a fijar de cara a los cálculos cuantitativos, una edad estimada de comienzo en la erosión de la red de drenaje actual de 10000 años B.P. No obstante hay que resaltar el hecho de que la erosión fluvial podría iniciarse en una etapa anterior, ya que los 10000 años se considera el punto final del periodo glaciar y por tanto es lógico plantear el inicio de escorrentías superficiales en momentos anteriores. En todo caso, estos 10000 años representarían el comienzo del drenaje generalizado y continuo para el conjunto de la cuenca como fenómeno geomorfológico. En cuanto al escenario actual, tenemos un desarrollo erosivo bien constituido en la ladera Sur y escasamente contrastado en la ladera Norte (ver figura 9). Los niveles de erosión vertical absolutos se sitúan dentro de la misma vertical entre los 210 y los 270 m, con un aumento en este salto de cotas en sentido EW.
Para ello partimos de la cota actual del glacis en la ladera Sur, mucho menos erosionada, que se sitúa entre 1036 m en el Cerro del Sol y 1000 m del extremo W del Llano de la Perdiz. Hacia esta dirección, y a partir de la cota 1000 m, el glacis muestra una progresiva erosión bidimensional, con toda probabilidad isocrona al tallado vertical del valle, mostrando un plano de inmersión hacia el W con pendientes cercanas al 7%. Considerando una erosión vertical media de 240 m en la zona obtendríamos una tasa anual equivalente a 2,4 cm/año para el valle principal. El resto de barrancos y cauces de orden 2, 3 y 4 muestra índices de erosión vertical mucho menores y valores que oscilan entre los 170 m de los barrancos principales de ladera Sur (por ejemplo, los barrancos del Hornillo y del Teatino) y los pocos metros en el caso de cauces de orden 4 o 5. Naturalmente, existe una relación inversamente proporcional entre el índice de los cauces y su momento de formación e inicio de la actividad erosiva. Así, un cauce de orden 4 presenta una historia erosiva muy posterior a otro de orden 3 por ejemplo. De este modo, y compensando el inicio de la actividad erosiva con los valores de profundización de los barrancos, sería lógico mantener esta tasa de tallado vertical de 2,4 cm/año para el conjunto de la cuenca. En el caso del cauce principal, el río Darro, muestra un salto de cotas en su cuenca baja desde 830 m en la zona de Jesús del Valle hasta 720 m en el punto de desembocadura, a lo largo de 6750 m lineales, lo que supone una pendiente media del 1,6%. Otro factor de interés se refiere a la existencia de paleoterrazas dentro del cauce. Las paleoterrazas constituyen fenómenos habituales en todos los valles y demuestran una actividad erosiva discontinua, de modo que el balance entre sedimentación y erosión puede decantarse hacia tres estados extremos: dominio de la sedimentación, con la consecuente formación de terrazas (depósitos detríticos de arenas, limos y conglomerados a ambos lados del cauce), balance neutro (que supone un periodo de estabilidad en este sentido) o dominio de la erosión, que induce el tallado vertical del valle sobre los depósitos donde se asienta, sean terrazas anteriores o la propia roca del sustrato. La detección de paleoterrazas en la cuenca baja del Darro presenta una serie de problemas derivados de las actuaciones humanas recientes encaminadas a crear zonas de cultivos, caminos y otras obras que suponen el uso de maquinaria pesada y la transformación del escenario natural primitivo. En la zona urbana del cauce (sector del Paseo de los Tristes) se han detectado dos paleoterrazas de escaso desarrollo lateral a una altura de 148 cm y 222 cm respectivamente sobre el cauce actual. Otro posible nivel de paleoterrazas se sitúa en las zonas de Jesús del Valle y el Sacromonte a unos 18 m sobre el cauce actual, aunque en estos casos no se descarta un origen antrópico para estos planos. En cuanto a las terrazas actuales, observamos como su desarrollo es muy limitado en los distintos tramos del río. Rara vez se extienden más de 3-4 en su tramo urbano y algo más en la zona de Jesús del Valle (10-12 m con máximos del orden de 50 m). Este hecho, unido al encajamiento sistemático que muestra el canal del río apunta a un periodo efectivo de erosión actual y un escaso deposito de sedimentos, que en todo caso serían retrabajados y movilizados aguas abajo en la siguiente crecida. Efectuadas estas consideraciones, queda realizar un estudio sistemático sobre erosión vertical basado en criterios objetivos. Estos criterios se refieren a testimonios gráficos de momentos históricos donde se aprecie la posición del cauce en un nivel topográfico distinto al actual. Llevada a cabo esta búsqueda, se han obtenido cuatro imágenes correspondientes a grabados de los siguientes años: -1929 en la zona de la iglesia de San Pedro -1830 en la zona del Paseo de los Tristes -1885 (estimado sobre finales del siglo XIX) bajo la Cuesta de los Chinos (fig. 17) -Siglo XVIII en la zona del Paseo de los Tristes. En este último caso ha sido imposible precisar el año concreto del grabado, considerando una estimación media del año 1750.
Fig. 17. Grabado de finales del Siglo XIX que representa el bateo de oro en el río Darro bajo la Alhambra (zona de la Cuesta de los Chinos). En él ha sido posible efectuar una marca de referencia sobre la posición del río en ese momento y compararla con la posición actual.
En todos estos grabados ha sido posible establecer una serie de puntos de correlación con el escenario actual mediante referencias no alteradas en su posición (básicamente torres del complejo de la Alhambra y construcciones asociadas como muros y sendas principales).
Estos puntos de correlación han permitido fijar la posición de cauce en cada uno de estos momentos históricos y compararlo con la posición actual. Una vez efectuadas las medidas de campo correspondientes llegamos a los datos reflejados en la siguiente tabla: Fecha de la marca
Diferencia temporal (años)
Diferencia de altura Tasa de erosión Observaciones en el cauce (cm) vertical (cm/año)
1929
75
136
1,81
1885 (finales S. XIX)
119
175
1,47
1830
174
264
1,51
1750 (S. XVIII)
254
406
1,60
Marca bien precisada Marca bien precisada Marca de precisión estimada Marca bien precisada
Estos datos permiten calcular una tasa de erosión vertical media de 1,6 cm/año, con una dispersión de valores sobre la media obtenida del 13%. De este modo, se valora positivamente este método de cálculo a partir de imágenes históricas y se establece un índice medio de erosión vertical para el cauce del río Darro de 1,6 cm/año a través de criterios objetivos. Este valor permite realizar una estimación inversa sobre el conjunto del valle desde el momento de su formación de cara a comprobar si este valor habría sido constante a lo largo de esta historia erosiva, iniciada hace 10000 años. Considerando un tallado vertical promedio de 240 metros en la cuenca baja del río Darro y aplicando este valor de 1,6 cm/año, obtenemos un inicio en la erosión de unos 15000 años, 5000 años más que lo hemos tenido en cuenta. Esta diferencia resulta plenamente compatible con el hecho de que al comienzo de la historia erosiva del río las tasas de erosión vertical habrían sido lógicamente mucho mayores (quizás del orden de 2 a 4 veces el valor calculado), como respuesta hacia una situación de máxima energía potencial y una posible actuación de escorrentías con mayor caudal debido a una situación climática distinta. En todo caso, sabemos que el perfil de equilibrio de un río da lugar a una ralentización progresiva en su tasa de erosión vertical conforme se va acercando a su cota de referencia (Strahler, 1979), en este caso correspondiente al punto de desembocadura en el río Genil. Por tanto, la curva de erosión vertical del Darro habría tenido una distribución en el tiempo según una curva negativa en la cual se encontraría actualmente. Realizadas medidas se procedió a efectuar una estimación de la velocidad de flujo en esta zona del Paseo de los Tristes con fecha 17/03/2004 en plena época de escorrentía estacional ligada al periodo de primavera. Las medidas tomadas arrojaron una velocidad media de flujo de 1 m/s y un calado de 28 cm.
6-Cambios recientes en el entorno medioambiental Además de la reconstrucción histórica sobre variaciones en la tasa de erosión vertical del río, es posible extender esta técnica para el conjunto de la cuenca baja. Para ello se han utilizado dos imágenes aéreas de esta zona de Granada. La primera, del año 1956, corresponde al primer vuelo fotográfico realizado en España a una escala 1:33000. La segunda, del año 2000, corresponde al último vuelo fotográfico efectuado, en este caso a una escala 1:30000. Una vez realizado el estudio estereoscópico de estas imágenes se ha procedido a elaborar una cartografía en cada una de estas escenas con el objetivo de compararlas y obtener las conclusiones finales sobre los cambios acontecidos en un periodo de 44 años.
Fig. 18. Cartografías geomorfológicas elaboradas a partir de imágenes aéreas de la zona de Valparaíso en los años 1956 (cartografía superior) Y 2000 (cartografía inferior). Clave de signos: 1-antigua carretera de Murcia, 2-trazado del río Darro, 3-contactos entre zonas, 4-cauces y barrancos de orden menor, a-zonas urbanas, b-monte bajo y zonas de barrancos deforestadas, c-zonas de cultivo y olivar, d-zonas de bosque, e-zonas de glacis desarbolado. Referencias: A-Centro de interpretación del Sacromonte, B-Complejo de la Alhambra, C-Llano de la Perdiz, D-Cementerio de San José.
Si bien parece en principio un periodo escaso para el desarrollo de cambios geológicos, no lo es para los cambios ligados a actuaciones antrópicas sobre el entorno como demuestran las cartografías de la figura 18. El análisis de estas imágenes permiten determinar los siguientes cambios: 1-La extensión del entorno urbano resulta muy importante en estos 44 años sobre todo hacia las direcciones Norte, Oeste y Sur, con valores estimados del 150% dentro de estas imágenes. Esta extensión queda mucho más limitada en dirección Este (Valparaíso), manteniéndose con ligeras variaciones las zonas urbanizadas en los sectores del Albayzin y Sacromonte. 2-Las zonas de bosque aparecen más desarrolladas en la imagen del año 2000 en el Llano de la Perdiz, Cerro de San Miguel y zona NE de Jesús del Valle como resultado de las campañas de reforestación en estas zonas, que en el año 1956 quedaban ocupadas por cultivos agrícolas y monte bajo. Por el contrario, zonas arboladas en la cabecera de cuenca en 1956 han desaparecido, transformándose en zonas de cultivo y monte bajo. 3-El trazado de la red de drenaje no muestra cambios importantes si exceptuamos ligeras variaciones en la dirección de algunas curvas de meandro del río Darro en la zona de Jesús del Valle, en todo caso con desplazamientos estimados no superiores a 30-50 m. La escala de las imágenes no permite una mayor precisión al respecto. En cuanto a la red de barrancos secundarios se aprecian algunas variaciones en el número y forma de los mismos, aunque en estos casos pueden ser causadas por actuaciones antrópicas. Algunas trazas de barrancos en la zona de la Abadía del Sacromonte indicarían una mayor profundización en los mismos y la creación de nuevas cárcavas a lo largo de estos 44 años. 4-Algunas zonas de glacis, monte bajo y cultivo detectadas en la imagen de 1956 en la zona central y NE de la cuenca baja del Darro han sido transformadas. Por ejemplo, zonas de glacis y monte bajo han pasado en el año 2000 a campos de cultivo o monte bajo y algunas zonas de cultivo se han transformado en monte bajo.
7-Conclusiones Como resumen de toda la información anterior pueden ser obtenidas las siguientes conclusiones: 1-El río Darro forma uno de los cauces que compone la red hidrográfica de la ciudad de Granada. Nace el la Sierra de Huétor a unos 1400 m de altura y presenta un recorrido de 22 km hasta su desembocadura en el río Genil, dentro del casco urbano de Granada, a una cota de 720 m. La extensión estimada de su cuenca hidrográfica es de 75 km 2 y su caudal medio en la zona de desembocadura de 5 hm3/año. 2-El trazado del río presenta dos tramos fundamentales: uno de dirección Sur desde su nacimiento hasta el Cortijo de Jesús del Valle y otro de dirección Oeste desde este punto hasta su desembocadura. Ambos trazados se disponen en relación con sendas fracturas tectónicas. 3-Desde el punto de vista geológico este río atraviesa materiales del complejo Alpujárride (rocas carbonatadas de edad triásico) en su cuenca alta y materiales neógenos de la depresión de Granada en sus tramos medio (margas y limos miocenos) e inferior (conglomerados pliocenos de la Formación Alhambra).
4-Desde el punto de vista geomorfológico la cuenca baja del río Darro muestra cuatro zonas de paisaje: relieves positivos de sustrato a cotas entre 1200 y 1060 m, superficie morfológica de glacis (altiplano situado a cotas entre 1050 y 950 m), zonas de ladera, cárcavas y barrancos a cotas entre 940 y 840 m y zona basal del valle, donde discurre el río Darro a cotas entre 830 y 720 m. De estas cuatro zonas, la más ampliamente representada con un 42% de la superficie total es la zona de laderas, barrancos y cárcavas. 5-Se destaca al evidente asimetría entre las laderas Norte y Sur del valle del río en su cuenca baja, referida a la longitud de las propias laderas, pendientes, número y longitud de los barrancos asociados, tipo de ecosistemas existentes e imagen paisajística general. Estas diferencias se explican a partir de la evolución geológica de este valle, con una edad cercana a 10000 años y otros factores secundarios de tipo ecológico, que amplifican este efecto de asimetría morfológica. 6-El clima general de la zona presenta una temperatura media anual de 15,2 ºC y unas precipitaciones de 361 mm anuales. Existe al año una media de 53 de lluvia, 115 días despejados y 2751 horas de Sol. 7-Los distintos métodos ensayados para el cálculo de la erosión en la zona han mostrado valores muy dispares. La elaboración e interpretación de la curva hipsométrica ha permitido obtener datos de cierta fiabilidad desde el comienzo de la historia erosiva del río Darro, hace unos 10000 años. Los valores más importantes deducidos al respecto son: volumen total erosionado: 2 km3, peso total erosionado: 4554 millones de toneladas, tasas equivalentes: casi 200000 m3/año o 1,38 m3/km2/hora. Todos estos valores se consideran bastante ajustados a la realidad, siendo correlacionables a otros obtenidos en zonas cercanas, como es el caso de la depresión de Guadix-Baza, con valores de 1,58 m3/km2/hora. 8-La tasa de erosión vertical en el valle estimada para los últimos 250 años mediante análisis de imágenes y grabados históricos de los últimos dos siglos donde aparece el trazado del Darro, y su posterior comparación con el trazado actual, es de 1,6 cm/año. Si consideramos el conjunto de la historia erosiva del río desde hace 10000 años, esta tasa de erosión vertical se eleva a 2,4 cm/año. 9-Los cambios en el escenario medioambiental de la cuenca baja del río Darro en los últimos 44 años detectados a partir del análisis de fotogramas aéreos con fecha 1956 y 2000 demuestran una gran expansión de las zonas urbanas con incrementos de superficie estimados del 150% y la transformación del Llano de la Perdiz en bosque de repoblación. También se aprecian cambios en los usos del suelo desde zonas de cultivo y monte bajo hacia zonas de monte bajo y cultivos respectivamente según el sector considerado. Se ha detectado un importante proceso de deforestación en las zonas de cuenca alta. Las diferencias en el trazado del río y los principales barrancos son mínimas a esta escala de observación, habiéndose detectado variaciones en las curvas de meandro del Darro de orden métrico en la zona de Jesús del Valle. 10-Se destaca en todo caso la necesidad de llevar a cabo un plan integral de conservación de recursos naturales en la zona de Valparaíso y de reforestación en toda la ladera Norte de cara a evitar los elevados índices de erosión existentes y la acelerada pérdida de suelo. Se sugiere en este sentido la declaración de área protegida frente a actuaciones urbanísticas y de infraestructuras, creando como alternativa un espacio periurbano de uso lúdico y para actividades de bajo impacto ambiental como rutas senderistas, parques botánicos, áreas de acampada, aulas de la naturaleza, etc. Estas actuaciones deben ser acometidas de modo urgente de cara a frenar al rápido proceso de antropización en la cuenca y preservarla de los dos principales problemas ecológicos que sufre en la actualidad: erosión y desertificación.
8-Bibliografía Aldaya, F. (1969). Los mantos alpujárrides al Sur de Sierra Nevada. Tesis Doctoral. Univ. de Granada. 527 pp. Dabrio, C.J., Fernández, J., Peña. J.A, Ruiz-Bustos, A. y Sanz de Galdeano, C.M. (1978). Rasgos sedimentarios de los conglomerados miocénicos del borde noreste de la Depresión de Granada. Estudios Geológicos, 34, pp 89-97. García Aguilar, J.M. (1997). La cuenca de Guadix-Baza (Granada): evolución geodinámica y sedimentaria de los depósitos lacustres entre el turoliense superior y el pleistoceno. Tesis Doctoral. Univ. de Granada. 532 pp. Jiménez, J.A. y De Justo, J.L. (1975). Geotécnia y Cimientos I. Ed. Rueda. Madrid Martín, J.M. (2000). Geología e historia del oro en Granada. Boletín geológico y Minero. Vol. 111-2 y 3, pp 47-60 Martín, J.M. y Braga, J.C. (1987). Alpujarride carbonate deposits (Southern of Spain). Marine sedimentation in a Triassic Atlantic. Palaeogeography, Palaeoclimatology, Paleoecology, 59, pp 243-260 MOPT (Ministerio de Obras Públicas y Transportes). 1992: Guía para la elaboración de estudios del medio físico. Madrid. Serrano Cañadas, E y Gutiérrez Morillo, A. (2003). Las huellas de la última glaciación: el relieve glaciar y el hombre de Campoo. Cuadernos de Campoo, 20. índices. Ed. Digital. Strahler, A. (1979): Geografía física. Omega. Viseras, C. (1991). Estratigrafía y sedimentología del relleno aluvial de la cuenca de Guadix (Cordilleras Béticas). Tesis Doctoral. Univ. de Granada. 327 pp.